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<strong>Revolución</strong> y <strong>Cultura</strong> 8<br />
Y es que cuando un hombre grandioso desaparece<br />
de la tierra, deja tras de sí claridad pura, y apetito<br />
de paz, y odio de ruidos. Templo semeja el Universo<br />
[…] Se vive como a la luz de una estrella, y<br />
como sentado en llano de flores blancas. Una<br />
lumbre pálida y fresca llena la silenciosa inmensa<br />
atmósfera.<br />
[…]<br />
La muerte de un justo es una fiesta, en que la<br />
tierra toda se sienta a ver como se abre el cielo.<br />
(OC, XIII: [17])<br />
NOTAS<br />
1 Esta novela tiene una edición mexicana anterior, de 1975.<br />
2 Precisamente uno de los libros de María Zambrano lleva por título<br />
Filosofía y poesía (1939).<br />
3 Fragmento de la entrevista concedida a Ciro Bianchi Ross por Cintio Vitier,<br />
citada por Pedro de la Hoz en el periódico Granma, del 2 de octubre de 2009.<br />
4 Este libro tuvo una edición mexicana anterior, de 1975 exactamente.<br />
BIBLIOGRAFÍA CITADA<br />
García Marruz, Fina: «Juan Ramón» en Ensayos, La Habana: Ed. Letras<br />
Cubanas, 2008.<br />
Lezama Lima, José: «Asedio a Lezama Lima» (Entrevista de Ciro Bianchi Ross)<br />
en Diarios, La Habana: Ediciones UNIÓN, 2001.<br />
Martí, José: «Emerson» en Obras Completas, La Habana: Ed. Ciencias Sociales,<br />
1975.<br />
Vitier, Cintio: «Homenaje a Juan Ramón Jiménez» en Poética, Obras 1, La<br />
Habana: Ed. Letras Cubanas, 1997.<br />
————: «El violín» en Poética, Obras 1, La Habana: Ed. Letras Cubanas, 1997.<br />
————: «Martí en la hora actual de Cuba» en Resistencia y Libertad, La<br />
Habana: Ediciones UNIÓN, 1999.<br />
————: «Gloria a Juan Ramón» en Crítica 2. Obras 4, La Habana: Ed. Letras<br />
Cubanas, 2001.<br />
————: «De las cartas que me envió Lezama» en Crítica 2 . Obras 4, La Habana:<br />
Ed. Letras Cubanas, 2001.<br />
————: «Coloquio Internacional “Cincuentenario de Orígenes”» en Crítica 2 .<br />
Obras 4, La Habana: Ed. Letras Cubanas, 2001.<br />
————: «Palabras liminares» en Medardo Vitier, Las ideas en Cuba. La filosofía<br />
en Cuba, La Habana: Ed. Ciencias Sociales, 2002.<br />
————: (2002 b): «De Peña Pobre» en Narrativa. Obras 5, La Habana: La<br />
Habana: Ed. Letras Cubanas, 2002.<br />
————: (2002 c): «La <strong>Revolución</strong> ha sido y es el horizonte de todos nuestros<br />
caminos» en <strong>Revista</strong> de la BNJM, año 93, n. 3-4, julio-diciembre de 2002.<br />
La sociedad siempre trata, de un modo o de otro,<br />
de aplastarte, trata de controlarte…<br />
Pedro Juan Gutiérrez<br />
Acaso sea «La muerte y la brújula», el relato<br />
de Jorge Luis Borges que mejor nos ilustra<br />
la estrategia del libro como trampa, pues<br />
es la historia de un asesino que utiliza un libro<br />
para atrapar a un lector. En el ensayo de Nara<br />
Araújo, La isla de Cuba: viaje, imagen y deseo, 1 se<br />
refieren una serie de textos que de algún modo reproducen<br />
–para los lectores extranjeros–, la idea<br />
borgeana (de Scharlach) de la lectura como trampa;<br />
libros en los que se promete una imagen de<br />
Cuba como icono, es decir, de la isla como un codiciado<br />
y siempre ya imposible objeto de deseo. Tal<br />
es el caso del relato de viaje de la sueca Frederika<br />
Bremer, Cartas desde Cuba, del inglés Walter<br />
Goodman, La perla de las Antillas. Un artista en Cuba,<br />
así como de los estadounidenses Samuel Hazard,<br />
Cuba a pluma y lápiz, y Joseh Hergesheimer, San Cristóbal<br />
de La Habana. Publicados los tres primeros en<br />
el siglo XIX y el último, en la segunda década del<br />
siglo pasado, contribuyen al diseño de una Cuba<br />
romántica.<br />
La Isla es entonces, el objeto del deseo imperial:<br />
icono y promesa por excelencia, concentración<br />
hiperestésica. Pero, a la vez que esto ocurre, comienza<br />
a saberse de la existencia de libros que<br />
narran otra realidad: he seleccionado sólo dos<br />
de ellos, el primero es Memorias de una isla, de<br />
Calvert Casey, mientras que el segundo es Trilogía<br />
sucia de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez. Este<br />
último no fue publicado en Cuba, y circula de<br />
manera clandestina, al tiempo que pertenece a<br />
un gabinete mayor de lecturas. Ahí están Hombres<br />
sin mujer, novela de Carlos Montenegro, y<br />
algunos entre los mejores relatos de Reinaldo<br />
Arenas y Carlos Victoria –por sólo mencionar<br />
ejemplos notables–, donde también hay necesidad<br />
de contar otra historia, la «real», lo que se<br />
opone al espejismo. Hay pues –en esa difracción<br />
entre realidad y espejismo– una teoría de la escritura<br />
que trae implícita toda una hipótesis<br />
sobre la literatura. En el caso de Pedro Juan<br />
Gutiérrez y su Trilogía sucia de La Habana, la escritura<br />
retoma la más pura fabulación catóptrica<br />
–y allí radica su complot–: en la estrategia de<br />
mostrarnos la Historia desde su reverso, esto<br />
es, un sacar a la luz lo sucio y lo oculto.<br />
Cuando a propósito de «Hacia una comprensión<br />
total del siglo XIX», de Calvert Casey, Víctor<br />
Fowler apunta que «la propuesta de una nueva<br />
escritura que nos hace Casey se vale de continuo<br />
de la metáfora de la mirada como si los<br />
textos pudiesen ser divididos, según la intención<br />
o limitación de quien escribe, en el grupo<br />
de los que se deciden a “ver” y los que ocultan en<br />
su escritura lo que observan», 2 el ensayista confirma<br />
la sospecha de una antiquísima relación<br />
entre escritura y espejismo, pues con frecuencia<br />
la escritura –como el espejo del El jardín de las<br />
delicias, de Jerónimo Bosch–, oculta al pavoroso