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<strong>Revolución</strong> y <strong>Cultura</strong> 32<br />
en Moscú y la Unión Soviética, sino incluso en el<br />
continente europeo. Y fungió, además, como embajada<br />
artística y jalón en las relaciones culturales<br />
entre Cuba y la URSS.<br />
A esa experiencia trató de dársele continuidad, pero<br />
con un sentido de exhibición accesible a un público<br />
numeroso y heterogéneo. Con ese propósito, el Instituto<br />
de Intercambio <strong>Cultura</strong>l Cubano Soviético<br />
(IICCS) organizó la Exposición Cubana de Urbanismo,<br />
que incluiría dos piezas escultóricas: un busto de<br />
Martí, realizado por Juan José Sicre, Presidente de la<br />
Sección de Artes Plásticas del IICCS; y la talla en<br />
madera Ritmo, de Teodoro Ramos Blanco, que ocuparía<br />
el centro de la sala expositiva en Moscú. 11<br />
El IICCS, presidido por Fernando Ortiz y fundado<br />
poco después de concluida la Segunda Guerra Mundial,<br />
convocó luego a una selección de obras cubanas<br />
con destino al Museo de Arte Occidental Moderno<br />
de Moscú, interesado en fomentar su colección<br />
de arte contemporáneo latinoamericano. Se<br />
podía participar con dos o tres obras en las manifestaciones<br />
de pintura, dibujo, grabado y escultura.<br />
Las piezas escultóricas debían presentarse en<br />
«material definitivo» como piedra, madera o metal.<br />
Aunque se hizo notar que las tallas serían más<br />
apreciadas en la URSS, por su tradición artesanal.<br />
El tema era libre; pero se excluyó el retrato, por ser<br />
muy específico y personal.<br />
Se sugirió que las creaciones debían testimoniar<br />
la existencia de un arte específicamente antillano,<br />
sensual, rítmico, colorido y tropical que se destacara<br />
en aquel clima gélido. 12 Con esos rasgos de<br />
producto cultural tipificado y exportable, que se<br />
querían acuñar para la llamada Escuela de La Habana,<br />
se pretendía dar a conocer la valía de la plástica<br />
cubana en la URSS, cuyo Museo de Arte Moderno<br />
en Moscú tenía gran afluencia de público. El<br />
seguro de la obra, fijado por el artista, sería el mismo<br />
precio de la compra en caso de interesarle a esa<br />
institución museal.<br />
La muestra de aspirantes, que sin sectarismo artístico<br />
debía definir un jurado compuesto por Guy<br />
Pérez Cisneros, Juan José Sicre, Juan David y Luis<br />
G. Wanguemert, se expuso primero en el Lyceum<br />
del Vedado. La revista Cuba y la URSS reprodujo algunas<br />
imágenes de esculturas y pinturas que integraron<br />
la exposición, en la cual se tuvo nuevamente<br />
en cuenta a los artistas jóvenes. 13 Con los auspicios<br />
de la Sociedad de Relaciones <strong>Cultura</strong>les de la<br />
URSS con los Países Extranjeros (VOKS), se exhibiría<br />
luego en Moscú y después en las ciudades más<br />
importantes de la URSS, antes de la selección final.<br />
De ese modo, el arte cubano figuraría junto a lo<br />
más granado del arte occidental expuesto en ese<br />
reconocido Museo, que atesoraba obras maestras<br />
de las vanguardias francesas y de otros países europeos.<br />
También se abriría el camino para el movimiento<br />
artístico cubano en ese país, cuya superficie<br />
territorial ocupaba la sexta parte del planeta. A<br />
través de esta iniciativa del IICCS, se difundían las<br />
artes visuales cubanas contemporáneas en un ámbito<br />
diferente a las Américas.<br />
Como órgano de difusión del IICCS, Cuba y la URSS<br />
divulgó otras exposiciones de artistas cubanos en<br />
La Habana; así como el arte popular soviético, que<br />
se expuso en Cuba y sobre el cual llegó a disertar el<br />
Sicre escultor. Esa revista, realizada por intelectuales<br />
criollos, publicó noticias y artículos de autores<br />
cubanos y soviéticos sobre múltiples campos<br />
de la vida en la URSS. Entre otras secciones,<br />
tuvo una dedicada al conocimiento de las repúblicas<br />
que conformaban la geografía política, económica<br />
y social de ese país.<br />
En esa publicación periódica, la cubana Editorial<br />
Páginas promovió el método Linguaphone para aprender<br />
ruso. Un idioma que, por cierto, empezó a enseñar<br />
en el IICCS la rusa Sonia Jakobson, esposa de<br />
Marcelo y madre de Graziella Pogolotti. La misma<br />
casa editora publicitó también un catálogo de libros y<br />
folletos sobre la URSS, que incluía<br />
novelas de escritores del<br />
Realismo socialista(Gorki,<br />
Sholojov, Ostrovski); así<br />
como libros sobre el presente<br />
y el pasado heroicos de ese<br />
país, escritos por autores extranjeros<br />
o soviéticos (entre<br />
estos, Stalin y Ehrenburg). El<br />
género de biografía contemplaba<br />
acercamientos monográficos<br />
a Lenin y al<br />
propio Stalin.<br />
En Cuba y la URSS, Ravenet<br />
era miembro de la junta<br />
directiva pero también<br />
emplanador, director artístico<br />
e ilustrador. Y quizá<br />
puso a contribución el<br />
repertorio de fotografías y<br />
fotomontajes soviéticos<br />
expuestos en el Capitolio<br />
en 1943. La revista, que<br />
tuvo una existencia efímera<br />
(1945-1946), no alcanzó<br />
a reflejar la suerte<br />
de aquel proyecto de exposición<br />
cubana en la<br />
Unión Soviética. La emergente<br />
política de la Guerra<br />
Fría y las presiones de<br />
la Embajada de EUA en<br />
Cuba, incidieron en la extinción<br />
de la entidad ma-<br />
Portada revista Cuba y la<br />
URSS, octubre de 1945.<br />
(Cortesía de Mariana<br />
Ravenet).<br />
triz de esa publicación mensual e ilustrada en blanco<br />
y negro.<br />
Segunda fijeza: arte y pedagogía<br />
Después del triunfo de la <strong>Revolución</strong> cubana, se<br />
exhibieron en la URSS otras muestras artísticas<br />
de la «Isla de la Libertad», como se designaba a<br />
Cuba en la prensa soviética. Una exposición pionera<br />
fue la colectiva de pintura cubana que<br />
Graziella Pogolotti, Servando Cabrera y Raúl Oliva<br />
acompañaron en 1962, y durante siete meses, por<br />
varias capitales de países socialistas europeos. En<br />
un local céntrico de Moscú, cuyas pequeñas dimensiones<br />
parecían no dar abasto para los grandes<br />
formatos de algunas pinturas, fue dislocada la<br />
muestra. Conformada por noventa y nueve obras<br />
de veintitrés artistas, era una representación ma-