Cintio Vitier: la luz de una estrella Alain Serrano Rivero <strong>Revolución</strong> y <strong>Cultura</strong> 4 Dios mío, tu semblante lo copia en mi silencio la hermosura del otoño en la tierra. Una noche me hablarás desde el centro de la nada y saldrás a tu cauce sin fin, río esencial de lo que amo. Y veré mi figura claramente nacer como la estrella que se hunde en tu pecho. C. V., Luz ya sueño (1938)
Cintio Vitier (Cayo Hueso, 21 de septiembre de 1921 - La Habana, 1 de octubre de 2009), siempre estuvo incansablemente entregado a dos pasiones: la Poesía y la Patria. Fue también un hombre lleno de amor humano y de amor a Dios. Desde muy pequeño le fueron naciendo muchos de estos amores por la savia educadora y humanista de su padre, Medardo Vitier, quien realizara en la República uno de los primeros estudios sobre la obra de José Martí, iniciándole así en otra de sus grandes vocaciones. Tal fue el amor de Cintio Vitier hacia el Martí que le descubrió su padre, que escribió en las «Palabras liminares» a la más reciente edición de Las ideas en Cuba y La filosofía en Cuba de don Medardo: A pesar de que mi padre se adelantó notablemente en el examen de la concepción del mundo del fundador del Partido Revolucionario Cubano con su folleto José Martí: su obra política y literaria (1911), se echa de menos un estudio mayor de su pensamiento en Las ideas en Cuba, y sorprende su casi total ausencia en La filosofía en Cuba (Vitier: 2002, s.p.), Luego añade: «Cinco años después, en su Martí, estudio integral […] reconoció su error» (Vitier: 2002, s.p.). Por ello incorpora en esta edición, como filial enmienda, el capítulo XVI de dicho estudio integral, a manera de Anexo. Del padre también recibió otro regalo del espíritu que lo marcaría en sus primeros años de juventud y acaso más allá: El librito azul, […] que le había revelado un mundo radiante y coherente, donde cada cosa, distinta y única, sin mezcla de caos, estaba en su lúcido lugar. […] El librito azul empastado en azul y negro, la Segunda Antología Poética de Juan Ramón Jiménez, parecía un talismán sobre la mesa construida por el abuelo carpintero. (Vitier: 2002a: 38-39) Cuando en 1936 llega el andaluz a La Habana, la poesía suya y él mismo se convierten en «la atmósfera ideal» de la vida de Cintio Vitier. Años después diría el autor de Luz ya sueño, cuaderno poético al que regalaría el propio J. R. Jiménez un sentido autógrafo, que Fina García Marruz y él se hicieron novios en Juan Ramón. Fina se había leído de este poeta, antes de su llegada a La Habana, «aquel libro grande, Canción, de tapas de un oro nuevo» (García Marruz, 2008: [57]). A este segundo maestro de su vida le dedicaría Cintio muy elogiosas palabras siempre que hablara de él. Así en «Gloria a Juan Ramón», en que escribe: «Porque Juan Ramón Jiménez fue, mucho más allá de la literatura, de las influencias y de la pobre historia de lo que hayamos escrito, nuestro padre poético cabal, el que nos abrió las puertas reales de la vida» (Vitier, 2001: 64). Por esos mismos años también se hallaba en La Habana María Zambrano, la discípula de Ortega y Gasset. A esta filósofa, igualmente andaluza, le oyó Vitier muy enjundiosas lecciones, de las que recuerda en su memoria-novela De Peña Pobre (1980), 1 el Nacimiento y desarrollo de la idea de la libertad, de Descartes a Hegel (La Habana, ¿1944?), y en la que agudamente muestra su estampa: La voz lejanísima, […] la voz más hecha de silencio que de sonido, la voz sibilina de sirena interior de la profesora andaluza, peregrina de la guerra civil española, sacaba la filosofía del marco didáctico para mostrarla viva […] No sólo en ella se aliaban sentir y pensar, sino también creer y pensar, pensar y sufrir. (Vitier, 2002a: 53-54) Muchas otras enseñanzas recibiría de María Zambrano, pero una de las más indelebles y directas fue la que, a raíz de la publicación de su antología Diez poetas cubanos (1948), publicara la profesora andaluza bajo el título de «La Cuba secreta» en Orígenes, el mismo año de 1948. De este ensayo cita Vitier un fragmento en las páginas finales de Lo cubano en la poesía (1958) como una verdad felizmente encontrada e irrefutable, y años después diría que llegó a ser para él «la segunda página más esencial de Orígenes» (Vitier, 2001: 502), luego de «Secularidad de José Martí», de José Lezama Lima. Para no decir más, así de influyente fue María Zambrano en los ensayos de Cintio, que se les ve el mismo entrelazamiento de filosofía y poesía que solía exhibir la española. 2 Por supuesto, otras influencias, como las coterráneas, llevaría en la mano Cintio Vitier al escribir en este género: las de Medardo Vitier, Fina García Marruz y José Lezama Lima, y acaso las de Fernando Ortiz y Jorge Mañach, para solo nombrar a algunos de los más sobresalientes. A este último, el autor de Sedienta cita (1943) tuvo la suerte de escucharle un Curso de filosofía en la Universidad de La Habana. De Mañach recuerda Vitier: El nuevo profesor parecía estar estrenándolo todo: la cátedra recién ganada en buena lid, el repertorio de explicaciones del ser, la dicción apretada, veteada de inflexiones catalanas y sajonas, el traje de dril ajustado al torso ágil, los espejuelos destellantes sobre la nariz aquilina, la frente huesuda, los labios escépticos bajo el bigote tan cuidado como la corbata sobria. (Vitier: 2002a: 50) Poco más o menos estos fueron los primeros años de aprendizaje de Cintio Vitier, en los que no faltaron las trivialidades: «las dos Escuelas en que […] se había matriculado: descreída y cínica la de Derecho, con sus clases espesas y aburridas […] más ingenua y «filomática» la de Filosofía y Letras, aunque de clases no menos aburridas» (Vitier, 2002a: 42-43). También tuvo que trabajar el poeta, primero como mecanógrafo en el Consejo Corporativo agregado al Ministerio de Educación, y luego como profesor de francés en la Escuela Normal de Maestros de La Habana. Hasta que se convirtieron sus palabras, sin dejar de llevar en sí lo mejor de sus maestros, en verdaderas Lecciones, cuando en 1958 aparecie- 5 Licenciado en Letras (2009) con una tesina sobre Ese sol del mundo moral, de Cintio Vitier. Ha comenzado a trabajar en <strong>Revolución</strong> y <strong>Cultura</strong>. <strong>Revolución</strong> y <strong>Cultura</strong>