Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Natalia Sedova y<br />
Frida Kahlo junto<br />
a Trotski<br />
Trotski, Diego<br />
Rivera, y André<br />
Breton en 1938,<br />
fotografía de<br />
Fritz Bach.<br />
<strong>Revolución</strong> y <strong>Cultura</strong> 16<br />
Visité varios de esos lugares. Para mí fue fundamental<br />
ir a Moscú. No había estado allí, y describía<br />
el lugar a partir de referencias librescas. Después<br />
de conocerlo tuve que reescribir todo el Moscú<br />
que aparecía en la novela. Porque lo que uno se<br />
imagina que es gigantesco y monstruosamente<br />
feo, al llegar comprende que es mucho más grande<br />
y mucho más feo. Estuve en la casa de Trotski<br />
en Barbizon, había estado en Coyoacán y en la<br />
Casa Azul de Frida y Diego. No pude ir por supuesto<br />
a las Islas Prínkipo donde Trotski vivió los primeros<br />
años de su exilio, pero hay muchas descripciones<br />
que me facilitaron tener una idea de<br />
cómo era este lugar, y un fiordo y un bosque noruegos<br />
es algo un poco más fácil de imaginar para<br />
alguien que haya visto tres o cuatro películas suecas,<br />
finlandesas o noruegas. En el caso de Barbizon,<br />
igual que en el de Moscú, uno se da cuenta de<br />
hasta qué punto las palabras no siempre reflejan<br />
la realidad. Siempre que leí sobre esta casa donde<br />
vivió tres, cuatro meses, se decía que estaba junto<br />
al bosque de Fontainebleau. Cuando llegué, me<br />
di cuenta de que está frente al bosque, hay una<br />
pequeña carreterita por la que entraban carruajes<br />
primero, ya después algunos automóviles, y<br />
tras ella inmediatamente comienza el bosque. Es<br />
decir, lo que veía Trotski cuando abría la ventana<br />
era el bosque de Fontainebleau. Si salía caminando,<br />
que de hecho lo hizo varias veces, llegaba al<br />
castillo de Fontainebleau. Por lo tanto, a veces<br />
tener ese conocimiento preciso del lugar te ayuda<br />
mucho, pero cuando no puedes, la imaginación<br />
es la que salva.<br />
¿Y vio el hotel monstruoso que Kotov le muestra a Mercader?<br />
Vi fotos, porque cuando llegué a Moscú el hotel<br />
que estaba a cien metros de la Plaza Roja ya había<br />
sido demolido. Había dos lugares de Moscú<br />
que tenía especial interés en conocer, uno era la<br />
casa donde había vivido Mercader frente al Malecón<br />
Frunze, y el otro, el Salón de las Columnas<br />
donde se hicieron los juicios. La casa no la pude<br />
localizar, pero llegué a un lugar donde supongo<br />
que uno de los apartamentos que vi debió haber<br />
sido donde vivió Mercader, por lo que su hermano<br />
Luis cuenta que se veía desde el balcón. Y me fue<br />
imposible entrar en el Salón de las Columnas. Los<br />
rusos siguen teniendo veinte años después de la<br />
desaparición de la Unión Soviética, el síndrome<br />
del misterio y el silencio. Cuando me paraba a