Corpus Christi - Diócesis de Pereira

Corpus Christi
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Preparado por el P. Behitman A. Céspedes (Diócesis de Pereira), con el apoyo del P. Emilio Betancur M. (Arquidiócesis de
Medellín). Cf. Servicio Bíblico Latinoamericano.
Entrada: La fiesta que la Iglesia intitula del santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
es el único día consagrado a honrar exclusivamente su persona adorable y su
presencia real y viva entre nosotros. Por este sacratísimo Cuerpo nos ponemos en
contacto inmediato con Jesucristo, que se convierte en nuestro alimento, que se hace
nuestro Hermano y nuestro Huésped.
Primera Lectura: El Señor Dios, con la sangre de una víctima inmolada, hace
alianza con su Pueblo elegido (Éx 24,3-8).
Salmo responsorial: Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor
(Sal 115).
Segunda Lectura: Es la Sangre de Cristo la que purifica nuestras conciencias y
nos obtiene una redención eterna (Heb 9,11-15).
Evangelio: Cristo en la Última Cena nos dio a comer su Carne y a beber su Sangre
como alianza perpetua, memorial de su Pasión (Mc 14,12-16.22-26).
Evangelio: «Tomen, esto es mi Cuerpo; ésta es mi Sangre» (Mc 14,12-16.22-26)
El primer día de la fiesta de los panes ácimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los
discípulos dijeron a Jesús: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?»
Él envió a dos de sus discípulos, diciéndoles:
«Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un
hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y
díganle al dueño de la casa donde entre: El
Maes­tro dice: "¿Dónde está mi sala, en la que voy
a comer el cordero pascual con mis discípulos?"
Él les mostrará en el piso alto una pieza grande,
arreglada con almohadones y ya dispuesta;
prepárennos allí lo necesario».
Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad,
encontraron todo como Jesús les había dicho y
prepararon la Pascua.

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Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos,
diciendo: «Tomen, esto es mi Cuerpo».
Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: «Ésta
es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos. Les aseguro que no beberé
más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios».
Orientaciones para la homilía
1. Contexto bíblico
«Esta es la sangre de la alianza que el Señor hace con ustedes». Las relaciones entre Dios y su pueblo se
realizan en términos de alianza, pacto de amor. «Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo». Entre Dios e Israel
hay ahora una alianza de sangre: la sangre une a Dios y al pueblo en comunión.
La alianza se establece a través del rito de la sangre y a través de la aceptación de la Palabra de Dios. La
sangre es signo de vida, por lo tanto este pacto implica toda la existencia, comporta el compromiso vital de
un Dios que no abandona a su pueblo y da la vida y de un pueblo que asume la vida que Dios le ofrece.
Pero requiere un gesto de aceptación, de asentimiento, que el pueblo expresa con su voluntad de someterse
en todo a la voluntad de Dios, llevar a la vida su Palabra.
«Esta es mi sangre de la alianza que es derramada por muchos». La nueva y definitiva alianza también se
sella con un pacto de sangre, la de Cristo en la cruz. El es el verdadero cordero que se sacrifica para sellar
definitivamente el pacto de amor entre Dios y los hombres, para sellar la comunión de vida entre el Dios de
nuestros padres y el Dios de nuestro Señor Jesucristo, quien se ha ofrecido al Padre como hostia vida y
agradable, para reconciliarnos definitivamente con Él. «El Cáliz que bendecimos es comunión con la
sangre de Cristo».
2. Contexto situacional
«Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos». Con esta expresión el pueblo de Israel se
comprometía a vivir en fidelidad de amor con el Dios de la alianza. Dios hace la promesa y llama a la
comunión, el hombre responde con la obediencia, este es el nombre de la fidelidad por parte de los seres
humanos que aceptan la invitación del Señor.
El mundo de hoy quiere saber muy poco de obediencia, de sumisión; todos queremos ser señores y
dominadores. Lo más grave, hemos querido siempre someter a Dios a nuestros pobres criterios, a nuestros
intereses y a nuestros caprichos. Una vez más se hace evidente el pecado de origen, el orgullo, la

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autosuficiencia, «queremos ser como dioses», la tentación sigue presente y por consiguiente, sus
consecuencias fatales no se dejan esperar. Un mundo de rivalidades, de desengaños, de explotación, de
irrespeto por la dignidad de los seres humanos, es decir, un mundo contrario a la propuesta de Dios con
su alianza, un mundo sin sentido de comunión, de integración, de fraternidad y de familiaridad.
En esta fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es importante renovar la alianza, el pacto de amor con
Dios, que se sella en la eucaristía y nos compromete a cumplir en todo la voluntad de Dios y así implantar
en el mundo el espíritu de familiaridad y comunión propio de los creyentes.
«La eucaristía, comunión con Cristo y entre nosotros». Nos unimos a la celebración del quinquagésimo
Congreso Eucarístico Internacional que se inicia hoy, justamente comprendiendo que la eucaristía que
celebramos trae como consecuencia una íntima comunión con el Señor y un serio compromiso de vivir
como verdaderos hermanos, alimentados del mismo pan y redimidos por la misma sangre del Cordero,
derramada en la cruz.
3. Contexto celebrativo
«Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor». Para nosotros los creyentes, el
sacrificio por excelencia es la Eucaristía. En esta solemnidad tratemos de reconocer la importancia y el
valor de este sacramento.
Esta realidad sublime compromete al celebrante, quien debe presidir con mucha dignidad, respeto, buena
preparación y asumiendo lo que se nos dijo en la ordenación sacerdotal: «Considera lo que realizas e imita
lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor».
También es la oportunidad para que cada discípulo misionero que participa en la eucaristía la viva como
«la fuente, el centro y el culmen» de su vida de creyente. Que ella sea igualmente nuestro sacrificio
agradable al Padre por mediación de su Hijo Jesús.

Comentario 2
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Del Crucificado al bautismo, la comunidad, la eucaristía y la solidaridad
1. De Yahvéh al Crucificado
- Yahvéh el Dios de la Ley le cambia a Pablo por un Crucificado-Resucitado. Él ya conocía crucifixiones y
por esto reconoció en el Resucitado al Crucificado (heridas-cicatrices) San Agustín.
- El encuentro de Damasco fue una experiencia mística (visión) en la que medió la Palabra y la respuesta
(Yo soy Jesús a quien tú persigues, me amó y se entregó por mí).
- El encuentro fue una ocasión que le exigió leer de nuevo (Primera Alianza-Tres (3) culturas: la judía, la
griega y grecorromana). La cruz fue el ¡No! al Imperio, por eso lo resucitó Dios y lo hizo “Señor”… el César
no es Dios (Crucificado). Su vida personal (la cruz tenía poder de salvar), ahora en esta vida y
transformación del mundo actual de acuerdo a la escatología judía, “primicia de los que han muerto”.
- La Nueva Evangelización y la Misión Continental deben a la Cultura Moderna una lectura kerigmática,
desde el Crucificado-Resucitado sobre la modernidad.
2. ¿Cómo accedió Pablo al Crucificado-Resucitado?
- Pablo aceptó el trasplante. Por el trasplante del Espíritu que se da en el Bautismo. El Espíritu lucha en mi
interior contra el mal (signo de la muerte). La lucha es interior (Rm 8 y Gálatas).
- Tenemos por anticipado la victoria. El viviente (Espíritu) vence la muerte, y me da una vida nueva, “vivir
para Dios”.
- La lucha es el Culto: “Os exhorto hermanos a que os ofrezcáis por la misericordia de Dios a vosotros
mismos como sacrificio vivo, santo y aceptable a Dios, que es vuestro culto espiritual (Rm 12, 1).

3. Pablo y la comunidad
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- Para Pablo “la vida en Cristo” fue siempre un asunto comunitario; su pasión fue formar comunidades
alternativas a la vida del mundo, el cuerpo de Cristo en el que fuimos bautizados (1Cor12, 13): “Porque en
un sólo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos,
esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un sólo Espíritu”.
- La comunidad para Pablo no es un grupo de servicios múltiples, así sean pastorales; la Comunidad es el
sitio donde se construyen las personas llenándose del Espíritu Santo. Servir puede ser el medio pero no es
la finalidad.
- La palabra clave de la evangelización en Pablo es la Vida de la comunidad dónde se construyen las
personas. El “Cómo” es el servicio. Darse es hacer comunidad y la comunidad es de origen divino porque es
el Espíritu quien impulsa y nos mantiene como don. Nadie se da por sí mismo.
- Si la comunidad es familia es porque en ella Dios corrige los vicios de la familia natural como el apego al
dinero, etc. Pablo con la comunidad muestra cómo debe ser la familia, lo mismo que hizo Jesús; son las
comunidades, las familias, las que hacen la Iglesia.
- De su experiencia en las comunidades Pablo produce textos con temas de su experiencia (1Cor 12,12-26.
Rm 12). Éstos y otros textos no tienen la finalidad de ser la parte teórica de grandes proyectos futuros, sino
para afianzar la experiencia primera. Pablo se siente cuerpo con “Mi vivir es Cristo”, y cuerpo es el ser
humano entero, el Espíritu es el Resucitado.
- El amor de Dios soy yo cuando me doy y doy lo que Dios me da; yo soy la verdad de Dios para el otro,
Dios se sirve de mí para amar. Esto lo relativiza todo. Dios se vale de mí para amar y quiere que yo tenga
esa responsabilidad.
- Pablo formó más las comunidades “Conversando” que predicando. Si la Iglesia no pudiera conversar se
moriría, conversar es la manera correcta de “dar vida”, comunicándonos persona a persona, así formó
Jesús a sus discípulos hasta convertirlos en comunidad de Apóstoles (enviados).

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- La comunidad no es una organización o movimiento, esa ha sido la mayor experiencia de la Iglesia en la
cristiandad, pero uno organiza a un movimiento y nunca termina en comunidad, simplemente porque el
proceso es distinto.
- La misión comunitaria más urgente y la más original es ser transparencia de Jesús, como Él es del Padre-
Dios.
4. Comunidad y compartir
- El pan (en todas sus dimensiones), era tan importante que él mismo se lo proveía con el trabajo.
- Corinto era una ciudad dividida en todos los niveles (1Cor 1,26ss).
- En este contexto enfatizando los ágapes Pablo habla de la “Cena del Señor”; Pablo relata la tradición que
recibió: “En la noche que era entregado, tomó pan, dio gracias y dijo: Este es mi cuerpo que se entrega por
vosotros. Hagan esto en memoria mía. Lo mismo después de cenar, tomó la copa y dijo: Esta copa es la
Nueva Alianza sellada por mi sangre. Hagan esto cada vez que beban en memoria mía. Siempre que
coman este pan y beban esta copa, anuncian la muerte del Señor hasta que vuelva. Por tanto, quien come
el pan y beba la copa indignamente, es reo del cuerpo y la sangre del Señor…” (1Cor11, 17-34).
- Ante el conflicto social de Corinto, Pablo considera que la tradición que ha recibido es la mejor forma de
asumir el conflicto: “Tomad esto es mi cuerpo que se entrega…” En Arameo original, sería: “Tomad este soy
yo”, ofrecer el cuerpo es ofrecer la persona. La sangre es la misma persona en cuanto entregada a la muerte
como alianza para toda la humanidad.
- Pan y vino frutos de la tierra y del trabajo del hombre, resume todas las energías, asimilan sol, lluvia, luz,
calor, todo el universo antes de convertirse en don.

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- Para el Eucaristía Dios no escoge frutos naturales sino elementos que hay que hacer y saber hacer; es
decir, que escoge inteligencia, imaginación y perfección. La Eucaristía requiere más de creadores que de
consumidores.
- Pan y vino son también trabajadores con sus penas y alegrías: sembrar, cosechar, amasar.
- En el pan y el vino está incluida la injusticia de quienes los transportan y venden incrementando
desconsideradamente el valor del producto, siendo inequitativos con el productor que generalmente es un
campesino.
- El pan y el vino (vendimia pisada), tienen un camino de muerte para poder nutrir la vida. Sobre este
proceso significado en el pan y el vino Jesús dice: “Este es mi cuerpo, ésta es mi sangre, que será entregado
por vosotros”. Así la Eucaristía asume los conflictos.
- Cuando Jesús pone su cuerpo en manos de los discípulos, experimenta el culmen de vulnerabilidad: Ya
que uno lo había vendido, otro lo había negado y ahora los otros huyen.
- El Amor del Crucificado liberó a Pablo de exageradas dependencias frente a los demás. No permite
escándalos, tener celos; el amor humano fracasa por las exigencias que hacemos a los otros. Las
decepciones son didácticas porque corrigen el amor humano como absoluto. Los celos son un problema
mal planteado. La Eucaristía de Pablo entrega el cuerpo.
5. Una comida compartida en fiesta y para ser enviados
- Tomad y comed, tomad y bebed. Los animales se alimentan en rivalidad, el hombre en fraternidad.
Eucaristía es compartir (reconocimiento en fraternidad).
- Se vive biológicamente de comer y beber. Humanamente de comer y beber en amistad. Cristianamente de
comer en Eucaristía. La devoción reemplazó la participación, procesiones, bendiciones y exposiciones a
expensas de “la comunión”.

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- La presencia real (Contrarreforma) por el Tomad y Comed. La Eucaristía no es sólo para alimentar, sino
para reunir. En Oriente no se puede matar a quien se invita (judíos).
- La fiesta es para reír, conversar, compartir; es Amistad.
- El Pan es para los discípulos, pero la sangre es derramada por muchos. Toda Eucaristía reúne para ser
enviados “Item missa est”.
- El Crucificado quiso que Pablo perteneciera más a la dispersión que a la comunión.
6. Algunas propuestas
- ¿Cuáles son los cambios que se requieren para hablar de la Eucaristía cómo el eje primordial de la Nueva
Evangelización de la Cultura y la Misión Continental?
- Eucaristía, devociones, compromisos sociales y privados, que se solucionan con la “misita”, la vida en
comunidad resuelve muchos problemas pastorales porque no exige misas y sacramentos privados. Somos
más cuidadosos con lo moral y lo ideológico que con los sacramentos.
- La Eucaristía de la Nueva Evangelización no podrá abstraerse de la realidad social, política, económica y
religiosa. Esto se puede hacer extensivo a los demás sacramentos. ¿Por qué no ocurrirá lo mismo con la
Penitencia?
7. Eucaristía y solidaridad
- Relación entre Eucaristía y Solidaridad: La evangelización es pago hasta que toque el bolsillo. La colecta
no es un tema económico, sino Cristológico.
- Roma había empobrecido a Macedonia quitándole su riqueza natural de minerales y maderas. Así la
solidaridad es un milagro espiritual. Sólo cuando la fe pasa por apuros se revela su tesoro escondido y se
libera del dinero.

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- La Solidaridad no se manifiesta en lo que tenemos sino en el amor que demostramos. “Si uno no se
incomoda no le ayuda a nadie”, no es un deber sino un privilegio, que tiene fuente en la Cruz. Darnos en el
don, es lo que lo hace aceptable y efectivo.
- La solidaridad fundamentada en la Cruz es lo único que afronta en profundidad la inequidad: “A quien
recogía mucho no le sobraba y a quien recogía poco no le faltaba”; “A siembra mezquina cosecha mezquina
y a siembra generosa, cosecha generosa”.
- La solidaridad es la condición para que la sociedad sea comunidad.
- La fe es solución si la solidaridad está en su camino. Así la fe es una verdad espiritual y por la solidaridad
un hecho económico: “Arroja tu pan sobre las aguas porque lo encontrarás después de muchos días”
(Eclesiastés11, 1).
- A Pablo aunque no las rechaza, no le interesan Iniciaciones filantrópicas sino que nazcan de la fe, él las
distingue. Basta la paz y la alegría como reconocimiento a la solidaridad, el agradecimiento es el
crecimiento en la capacidad de amar. “Recogemos lo que sembramos”, sólo le sobra al que comparte, de lo
contrario siempre le faltará.
- Toda victoria de la solidaridad sobre el egoísmo hace creíble a Dios para los pobres.
CONCLUSIÓN
- Pablo termina dando gracias por el don inefable de la “Solidaridad”.
- “Nosotros demos gracias a Dios por la Cruz, cuyo memorial es la Eucaristía y su extensión la solidaridad;
“La cruz gloriosa del Señor Resucitado, es el árbol de la Salvación; de él yo me nutro, en él me deleito, en
sus raíces crezco, en sus ramas yo me extiendo. Su rocío me da fuerza, su Espíritu como brisa me fecunda;
a su sombra he puesto yo mi tienda. En el hambre es la comida, en la sed es Agua Viva, en la desnudez es
mi vestido. Angosto sendero, mi puerta estrecha, escala de Jacob, lecho de amor dónde nos ha desposado el

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Señor. En el temor es mi defensa, en el tropiezo me da fuerzas, en la victoria la corona, en la lucha ella es el
premio. Árbol de Vida Eterna, Misterio del universo. Columna de la tierra, tu cima toca el cielo y en tus
brazos abiertos, brilla el amor de Dios” (Himno).
EUCARISTÍA Y NUEVA EVANGELIZACIÓN
En la época de Pablo, Corinto tenía toda clase de divisiones: Religiosas, económicas, políticas y sociales
(1Cor1, 26ss).
En el contexto de la inequidad de los ágapes (comidas comunitarias), signos de la división de la ciudad;
Pablo propone la Eucaristía como solución de los conflictos, particularmente, el de las asambleas, que no
eran recomendables porque no eran “Verdaderas cenas del Señor”; “pues unos se adelantan a consumir su
propia cena y, mientras uno pasa hambre, otro se emborracha, menospreciando la asamblea de Dios y
avergonzando a los que nada poseen. En esto no los alabo, pues yo recibí del Señor lo que transmití: Que el
Señor, la noche en que era entregado, tomó pan, dando gracias lo partió y dijo: Este es mi cuerpo que se
entrega por vosotros. Hagan esto en memoria mía. Lo mismo después de cenar, tomó el Cáliz y dijo: Esta
copa es la Nueva Alianza sellada con mi sangre. Hagan esto cada vez que beban en conmemoración mía.
En efecto, siempre que comen este pan y beben esta copa anuncian la muerte del Señor hasta que vuelva.
Por tanto, quien come el pan y bebe la copa del Señor indignamente, es reo del cuerpo y la sangre del
Señor. En consecuencia, que cada uno se examine antes de comer y beber la copa…” “si, pues, hermanos
míos, cuando se reúnan para comer esperen unos a otros” (1Cor 11,17ss).
Discernir implica preguntarnos sobre las Eucaristías que avergüenzan a los pobres. Discernir el cuerpo se
refiere a las comunidades “Como cuerpo de Cristo”; que todos tengan lo suficiente hace parte de la “Cena
del Señor”.
En la Eucaristía de la Nueva Evangelización y la Misión Continental no está permitido abstraerse de la
realidad social, y ésta actitud es extensiva a todos los demás sacramentos.

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Hay una tal demanda de Eucaristías no sólo para las devociones, sino para la solemnización de eventos
particulares y sociales, que da la impresión de que ella tuviera sitios o parroquias preferidas.
EUCARISTÍA Y CUERPO
En la medida en que la Nueva Evangelización ofrezca a los feligreses el don de Dios de vivir la fe en
comunidad, se solucionarán problemas y costumbres pastorales que ahora nos parecen irreversibles.
Normalmente quién tiene la Eucaristía en comunidad no requiere de misas privadas. El campo
sacramental es el más golpeado en la época de la cristiandad debido a las exigencias particulares y
reticencias ante la vida de la fe en comunidad. La Nueva Evangelización no resiste unas pastorales a la
carta, sobre todo con relación a la Eucaristía.
La totalidad de Jesús aparece manifestada en su cuerpo. Todos los sacramentos están enraizados en
nuestra vida corporal, nacimiento, muerte, comida, enfermedad, pecado. Para ser creyentes participamos
en el cuerpo de un Cuerpo, el de Jesús. El cuerpo es lo que Jesús le ofrece a los discípulos y ellos
experimentan su intimidad, pero también su vulnerabilidad.
El Pan y el Vino pasan por la muerte antes de llegar a la consagración; para convertirse en el pan, los
granos son molidos; lo mismo pasa con los racimos. Este pan y este vino, frutos de la tierra y del trabajo del
hombre, están destinados a ser compartidos: “Tomad y comed, tomad y bebed”.
Compartir, comulgar con el cuerpo de Jesús es de igual importancia que la presencia real en la Eucaristía.
La participación y comunión en el sacramento no puede ser reemplazada por la devoción a la presencia
real, a causa de la negación de la Reforma Protestante.
El pan es dado a los discípulos y el cáliz de su sangre es derramada por muchos; ambos nos reúnen en
Asamblea litúrgica para ser enviados; así la Eucaristía no toma el nombre de la “Comunión”, sino de la
“Dispersión”. “Itte Missa est”: Fue el Crucificado quien quiso que Pablo perteneciera más a la dispersión,
que a la comunión.

~ 12 ~
Demos con Pablo, gracias a Dios por la Cruz, cuyo memorial es la Eucaristía y su extensión la Solidaridad
(2Cor8, 1ss).
Recomendaciones prácticas:
1. Insistir en el sentido de las palabras: Alianza, Comunión, Sacrificio de alabanza, Cuerpo y Sangre de
Cristo.
2. En este día se da inicio en Dublin (Irlanda) al 50º Congreso Eucarístico Internacional, con el tema: «La
Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros». Sería muy oportuno unirse a la celebración del
Congreso programando encuentros eucarísticos durante la semana; así como resaltar la hora santa
vocacional el jueves en la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Igualmente se pueden hacer
algunas catequesis aprovechando el material ofrecido en la primera parte de esta publicación.
3. El formulario de la Misa es propio. El Prefacio puede ser escogido entre el I y el II de la Sagrada
Eucaristía, pp. 393 y 394 del Misal Romano.
4. Se recomienda vivamente realizar la procesión con el Santísimo Sacramento, como es tradición en
muchas partes, recordando que: «conviene hacerla después de la Misa en la cual se consagra la hostia que
será llevada en procesión. Sin embargo, nada impide que dicha procesión se haga después de una pública
y prolongada adoración que siga a la Misa. Si la procesión se hace después de la Misa, terminada la
Comunión de los fieles, el ostensorio en que está puesta la Hostia consagrada, se coloca sobre el altar.
Dicha la oración después de la Comunión, omitidos los ritos de conclusión, se da inicio a la procesión»
(Rubrica del Misal). Durante el recorrido de la procesión se deben entonar cantos eucarísticos y de acción
de gracias.
5. Recordar que esta semana:
- El jueves 14 de junio, se celebra en Colombia la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
- El viernes 15 de junio, es la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús: jornada mundial de oración por la
santificación de los sacerdotes y fiesta nacional de acción de gracias. Se recomienda la consagración al
Sagrado Corazón de Jesús.
- El sábado 16 de junio, es la memoria obligatoria de El Inmaculado Corazón de Santa María Virgen..