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—Qué te pasa, gorda golosa, le vamos a dar entre todos —dijo otro 22 ,<br />

mientras intentaba recuperar un poco de aire.<br />

Castelli no lo podía creer. Además de perder el partido, la salud y la dig-<br />

nidad inmaculada de un culo sano, también tendría que ser testigo directo<br />

del abuso salvaje a un menor de edad. Ningún jugador, en realidad, podía<br />

imaginar la paliza que le iban a dar a un chico tan rubiecito e inocente<br />

como Morenito.<br />

Los policías que no participaban del partido le arrancaron violentamente la<br />

remera; después le ajustaron las esposas y lo cachetearon un poco, le tocaron<br />

el culo. El chico dejó de llorar recién cuando pisó la cancha. Hasta ese momen-<br />

to no había podido recibir ninguna señal de apoyo de sus compañeros.<br />

Cuando se reanudó el juego alcanzó a capturar la primera pelota con<br />

el empeine, durmiéndola en el aire. La bajó con muchísima delicadeza y<br />

encaró hacia el arco rival con un movimiento etéreo, flotador, sumamente<br />

ágil. Todos en la cancha se quedaron quietos. Marianito Moreno cortó el<br />

terreno con gambetas cortas (pareció tocar mil veces la pelota) hasta que un<br />

policía, envidioso como él solo, le tiró una guadaña artera y silenciosa desde<br />

atrás. Entonces sucedió lo inexplicable. El chico pegó un salto velocísimo,<br />

transparente, y el uniformado pasó de largo pelando una franja de césped y<br />

tierra (debajo había más tierra), y la pelota quedó mansa en el mismo lugar,<br />

junto a su pequeño botín, dándole piquitos a su tobillo derecho 23 .<br />

Los futbolistas se miraron.<br />

—Es él —se dijo Castelli.<br />

Por primera vez la esperanza comenzó a brillar en algunos ojos. El brillo<br />

podría haberse interpretado como una sensibilidad aguda, o como llantos<br />

contagiosos, pero no: era ilusión. Algunos sintieron la protección del talento<br />

juvenil recién llegado y mientras lloraban, también esbozaban sonrisas, tra-<br />

tando de no separar mucho los maxilares para no descubrir piezas dentarias<br />

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