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BIBLIOTECA UNIVERSITARIA<br />

Ciencias Sociales y Humanidades<br />

Pedagogía<br />

Pedagogía e <strong>historia</strong><br />

La historicidad de la pedagogía.<br />

La enseñanza, un objeto de saber<br />

Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong> Garcés<br />

Prólogo<br />

Pedro Santana R.<br />

Editorial Universidad de JA¡ ANTHROPO* Siglo del Hombre Editores<br />

Anlioquia


<strong>Zuluaga</strong> Carees, Olga Lucía<br />

Pedagogía e <strong>historia</strong>: la historicidad de la pedagogía, la enseñanza,<br />

Un objeto de saber / Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong> Garcés. - Santaíé de Bogotá :<br />

Siglo del Hombre Editores, Anthropos, Editorial Universidad de<br />

Antioquia, 1999.<br />

212 p. ; 21 cm.<br />

ISBN 958-665-017-0<br />

1 .Pedagogía - Historia - Colombia 2. Prácticas de la enseñanza -<br />

Historia - Colombia I. Tít.<br />

370.9 cd 19 ed.<br />

AGC4859<br />

CEP - Biblioteca Luis-Angel Arango<br />

La presente edición, 1999<br />

© Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong> Carees<br />

© Anthropos Editorial<br />

Tel. y Fax: (93) 697 2296<br />

Apdo. Correos 224<br />

08191 Rubí (Barcelona)<br />

© Editorial Universidad de Antioquia<br />

Tel.: 210 5010 Fax: 263 8282<br />

Apartado Aereo 1226 Medellín<br />

ediudea@catios.udea.edu.co<br />

© Siglo del Hombre Editores<br />

Cra. 32 No. 25-46/50<br />

Santafé de Bogotá D.C.<br />

Tel.: 337 7700 Fax: 337 7665<br />

siglohom@openway.com.co<br />

Diseño de colección y portada<br />

Mauricio Meló González<br />

design@mauriciomelo.com<br />

ISBN: 958-665-017-0<br />

Panamericana Formas e Impresos S.A.<br />

Calle 65 No. 94-72<br />

Santafé de Bogotá<br />

Impreso en Colombia - Printed in Colombia<br />

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni<br />

registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún<br />

medio sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el<br />

permiso previo por escrito de la editorial.<br />

Trabajo producido en el proyecto "La práctica pedagógica del siglo<br />

XIX en Colombia". Financiado por Colciencias y la Universidad de<br />

Antioquia. Componente del proyecto interuniversitario Hacia una<br />

<strong>historia</strong> de ¡a práctica pedagógica en Colombia<br />

Proyectos:<br />

"La práctica pedagógica de la Colonia". Alberto Martínez B. Universidad<br />

Pedagógica Nacional.<br />

"Los Jesuítas como maestros". Stella Restrepo. Universidad Nacional.<br />

"La práctica pedagógica del siglo XIX". Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong> G. y Jesús<br />

Alberto Echeveny S.<br />

"La práctica pedagógica del siglo XX'. Humberto Quiceno C. y Guillermo<br />

Sánchez M. Universidad del Valle.<br />

Coordinación y asesoría metodológica: Universidad de Antioquia.


EL TRABAJO HISTÓRICO Y LA RECUPERACIÓN<br />

DE LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA*<br />

(Notas metodológicas)<br />

Desde hacía mucho tiempo el concepto de práctica pedagógica<br />

había sido desterrado del ámbito de la enseñanza por<br />

el alud de las ciencias de la educación. Dos pedagogos notables,<br />

Herbart y Claparéde, hicieron uso de tal concepto indicando<br />

el ejercicio de la enseñanza. He recogido esa tradición<br />

para reivindicar la enseñanza como lo sustancial de la Pedagogía.<br />

Y para indicar el contexto de la recuperación de la práctica<br />

pedagógica, como su rescate, quiero traer a cuento unas<br />

ideas acerca de la Pedagogía y del maestro, en sus condiciones<br />

institucionales de existencia, que han estado presentes<br />

en el trabajo que emprendí desde 1975 1<br />

y que en la actualidad<br />

encuentra nuevos desarrollos en el proyecto "La práctica<br />

• Este documento fue presentado al Seminario sobre Educación y Pedagogía organizado<br />

por el Foro Nacional por Colombia en Medellin y Manizales en agosto y<br />

octubre de 1984: al Seminario Latinoamericano sobre Alternativas para la Enseñanza<br />

de la Historia de las Ciencias y la Tecnología. Cali, noviembre de 1984.<br />

Imbricado en el Boletín de la Asociación de Profesores de la Universidad de<br />

Antioquia. No. 17 (diciembre de 1984) y en Educación y Cultura, revista, de<br />

Eccode. No. 3 (marzo de 1985). Finalmente, en el desarrollo del trabajo metodológico<br />

se han hecho modilicaciones. ampliaciones y aclaraciones.<br />

1 En el Proyecto Filosofía y Pedagogía. Centro de Investigaciones Educativas,<br />

Facultad de Educación. Universidad de Antioquia.


pedagógica del siglo XIX en Colombia" 2<br />

. El maestro es el designado<br />

en la <strong>historia</strong> como soporte del saber pedagógico.<br />

Sin embargo, otros le han hurtado su palabra y las instituciones<br />

actuales del saber pedagógico no sólo han reducido la<br />

Pedagogía a un saber instrumental sino que también al desconocer<br />

la historicidad de la Pedagogía han atomizado a tal<br />

punto su discurso que otros sujetos de las ciencias humanas<br />

se han repartido, a la manera de un botín, el complejo saber<br />

de la Pedagogía. Queda como secuela que el maestro sigue<br />

siendo un peregrino de su saber y que su destino de peregrino<br />

es aprendido paradójicamente en las propias instituciones<br />

del saber pedagógico. Como si los conocimientos estuvieran<br />

hechos de una sustancia maleable y fuese preciso modelarlos,<br />

como si el lenguaje de los conocimientos tuviera que<br />

ser mirado y enunciado a través de una rejilla, al maestro se<br />

le provee de un método para transformar el discurso del conocimiento<br />

en contenidos para la enseñanza.<br />

La Pedagogía no es sólo un discurso acerca de la enseñanza,<br />

sino también una práctica cuyo campo de aplicación<br />

es el discurso. El médico, por ejemplo, enfrenta los conocimientos<br />

médicos a la enfermedad y los instrumentos de indagación<br />

de la misma se aplican al cuerpo. El maestro enfrenta<br />

sus conocimientos pedagógicos al discurso de las "teorías"<br />

o de las "ciencias" y el instrumento que utiliza para<br />

ellos es el método de enseñanza.<br />

En nuestra sociedad se ha destinado al maestro la adecuación<br />

del discurso de los manuales de ciencias, según la edad<br />

de los sujetos que aprenden, para hacerlo asequible, graduarlo<br />

y calificarlo y desde estas formas de trabajo cotidiano en la<br />

enseñanza, se ha instituido para el maestro, una forma de<br />

relación con los discursos de las ciencias o de los saberes.<br />

Esta situación hace que el vínculo de los maestros con los<br />

conocimientos sea a través de la práctica pedagógica. Hablo de<br />

adecuación del discurso de los manuales, por parte del maestro,<br />

porque en nuestras prácticas pedagógicas los manuales<br />

de ciencias son el recurso didáctico más usado. Aun para la<br />

tecnología educativa, los manuales son los contenidos que se<br />

2 Los antecedentes de este proyecto de investigación, que hace parte del proyecto<br />

interuniversitario Hacia una <strong>historia</strong> cíe la práctica pedagógica en Colom­<br />

10<br />

bia, se encuentran en los siguientes documentos: Olga L. <strong>Zuluaga</strong>: Filosofía y<br />

Pedagogía, 1976; Didáctica y conocimiento, 1977; Colombia: dos modelos de<br />

su práctica pedagógica durante el siglo XIX, 1978.<br />

procesan en objetivos instruccionales, reduciendo la enseñanza<br />

de las ciencias a procesos de aprendizaje.<br />

Mientras más inferior sea la situación cultural del maestro<br />

le es confiado en mayor medida su oficio metodológico.<br />

Entre otros sujetos que de una u otra manera se relacionan<br />

con el discurso de las ciencias o de los conocimientos, hay<br />

uno de ellos cuya forma de relación designa una opresión<br />

cultural y se establece a través del método: ese es el maestro.<br />

Esta situación del maestro es reforzada por el estatuto de<br />

saber instrumental que difunden las Facultades de Educación<br />

para el saber pedagógico.<br />

Pero a pesar de esa existencia instrumental de la Pedagogía<br />

en nuestra sociedad hay que empezar a arriesgarse, en la<br />

investigación y en este largo proceso de diálogo, a una conceptualización<br />

aproximada de Pedagogía. Entiendo por Pedagogía<br />

la disciplina que conceptualiza, aplica y experimenta<br />

los conocimientos referentes a la enseñanza de los saberes<br />

específicos, en las diferentes culturas.<br />

Esta definición comporta cuatro características:<br />

1. Es una herramienta para la polémica cuya intención<br />

es criticar la apropiación que reduce la Pedagogía a una concepción<br />

instrumental del método de enseñanza.<br />

2. Busca responder, inicialmente, a las acertadas demandas<br />

que la <strong>historia</strong> de las ciencias le hace hoy a la Pedagogía<br />

para plantear pluralidad de métodos de enseñanza de acuerdo<br />

con las particularidades históricas de formación de cada<br />

saber. Está impregnada de un deber ser más que de una<br />

realidad actual.<br />

3. Se ha formulado con base en la historicidad de la Pedagogía:<br />

en la permanente presencia práctica o conceptual<br />

de la enseñanza en las diferentes opciones de Pedagogía o de<br />

Educación.<br />

4. Reconoce la adecuación social de los saberes en las<br />

diferentes culturas.<br />

Ahora bien, en este contexto amplio de Pedagogía y de su<br />

horizonte conceptual, ¿qué significa rescatar la práctica pedagógica,<br />

teniendo presente que partimos de una consideración<br />

de la Pedagogía como saber y como disciplina en formación?<br />

11


RESCATAR LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA<br />

Rescatar la práctica pedagógica significa en su sentido<br />

más amplio: recuperar la historicidad de la Pedagogía, tanto<br />

para analizarla como saber, como para analizar sus procesos<br />

de formación como disciplina, trabajar con la discursividad<br />

de la Pedagogía y analizar la práctica del saber pedagógico en<br />

nuestra sociedad. Entiendo por historicidad de la Pedagogía,<br />

el carácter positivo tanto de las fuentes como de la discursividad<br />

acerca de la enseñanza. Discursividad que registra no<br />

sólo objetos de saber sino también nociones, conceptos y<br />

modelos que dan cuenta de la búsqueda de sistematicidad<br />

de la Pedagogía.<br />

Distingo entre el análisis de la Pedagogía como saber y el<br />

análisis de sus procesos de formación como disciplina, para<br />

indicar que el saber no está referido solamente al pasado<br />

sino también al presente; en este sentido cubre la cotidianidad<br />

de la enseñanza, del maestro y de la escuela, en la actualidad.<br />

El análisis de la Pedagogía como disciplina designa<br />

el estudio histórico de las modificaciones que han dado lugar<br />

a los procesos de epistemologización de la Pedagogía. "Así, la<br />

consideración histórica es la que rectifica las perspectivas<br />

restringentes propias de la consideración sistemática abstracta;<br />

ella libera las formas actuales de la educación del<br />

aislamiento consistente en la mera toma de datos y las restituye<br />

al contexto operante de pasado y futuro" 3<br />

. En los momentos<br />

que vive la Pedagogía, el trabajo histórico de orientación<br />

epistemológica debe ser parte constitutiva de sus conceptualizaciones<br />

permitiendo que la vuelta al pasado la coloque<br />

en una apertura hacia nuevas posibilidades.<br />

Definir la Pedagogía como saber y como disciplina la capacita,<br />

la potencia para vivir la crisis en que está imbuida,<br />

porque le da mayor polivalencia y le permite establecer múltiples<br />

interdisciplinariedades sin perder mínimos principios<br />

de agrupamiento, ni dejar de llevar a cabo, en determinadas<br />

regiones, nuevas reconceptualizaciones.<br />

El proyecto actual de la <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica<br />

que tiene sus raíces en el Proyecto Filosofía y Pedagogía, se<br />

inscribe en esta tarea de rescate, en un sentido más restringido,<br />

pero hace parte de aquel sentido más amplio. Significa<br />

3 F. Nicolin. Historia de la Pedagogía, p. 359.<br />

12<br />

en su proyección social una lucha por rescatar, para el<br />

maestro y a través del trabajo histórico, la práctica pedagógica.<br />

Es <strong>historia</strong> de un saber en nuestra formación social y<br />

como <strong>historia</strong> de un saber tiene su nexo conceptual y metodológico<br />

con la Pedagogía como saber historizado en su práctica.<br />

Es una investigación histórica acerca de la práctica pedagógica,<br />

pero no está realizada al margen de la Pedagogía,<br />

ya que ella es su condición fundamental, pues al abordar el<br />

análisis de un discurso y de su práctica (práctica pedagógica),<br />

en su condición de saber (modalidad del análisis), la<br />

delimitación del sujeto de saber (el maestro) y del saber apropiado,<br />

no se puede plantear por fuera del saber (¡a Pedagogía),<br />

porque ella involucra tanto al sujeto de saber como al<br />

saber mismo. Esta aprehensión nos permite especificar los<br />

procesos de institucionalfzación del saber.<br />

Lo anterior indica las particularidades que adquieren el<br />

sujeto y el saber en las prácticas de saber de las formaciones<br />

sociales, en nuestro caso la práctica pedagógica. La discursividad<br />

y su práctica son, pues, dos campos diferentes y a la<br />

vez relacionados, de necesario deslinde al hacer <strong>historia</strong> de<br />

los saberes. Para nuestro trabajo de invesügación, estos<br />

principios se traducen en efectos prácticos, proporcionándonos<br />

la advertencia metodológica de que no hay que confundir<br />

Pedagogía con práctica pedagógica, tampoco Pedagogía<br />

con Educación. En suma, hacemos <strong>historia</strong> de un saber en<br />

nuestra formación social y como <strong>historia</strong> de un saber tiene<br />

su nexo conceptual y metodológico con la Pedagogía.<br />

Hacer la <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica no es asumir la<br />

práctica como la suma de las disposiciones legales o normativas<br />

sobre la educación o sobre la enseñanza, ni como la<br />

práctica de cualquier sujeto que haya enseñado; hacemos<br />

<strong>historia</strong>:<br />

a) De un saber que conlleva en su discurso una normatividad<br />

propia para su práctica, pero que también está sujeto<br />

a la normatividad que le llega de la política de los saberes.<br />

b) De un saber que posee un sujeto históricamente definido:<br />

el maestro, como portador de un saber, pero que ha<br />

sido socialmente marginado, como portador y como productor<br />

de saber. Tanto la condición de la Pedagogía entre las<br />

disciplinas como la condición del maestro entre los intelectuales,<br />

son subalternas.<br />

13


Convencidos de que el pensamiento es acción, queremos<br />

agitar la consigna de recuperar la práctica pedagógica; lo<br />

cual no es gratuito, ya que la noción de práctica pedagógica<br />

fue acuñada en el Proyecto Filosofía y Pedagogía, no sólo con<br />

un espíritu metodológico, sino también con una intención<br />

polémica y estratégica.<br />

¿POR QUÉ HISTORIA DE LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA?<br />

En el centro del proceso de enseñanza es necesario colocar<br />

al maestro y su saber para reconocer todos los elementos<br />

que componen este proceso, de por sí complejo, y para devolver<br />

a la enseñanza el estatuto de práctica de saber entre<br />

prácticas. Sabemos que en nuestro medio, la enseñanza se<br />

ha asumido como un evento de enseñanza-aprendizaje, pero<br />

la naturaleza de esta práctica es pedagógica. Por eso en vez<br />

de invocar para el estudio de la enseñanza la pareja enseñanza-aprendizaje,<br />

como el lugar teórico de esta práctica, se<br />

rescata la Pedagogía como el discurso que posibilita al maestro<br />

ser el soporte de un saber específico circunscrito a las<br />

prácticas que tienen lugar en las prácticas de saber, y como<br />

el lugar teórico que conceptualiza tanto acerca de la enseñanza<br />

como de las múltiples relaciones conceptuales y prácticas<br />

con las cuales entra en relación la enseñanza. Relaciones<br />

escuela-sociedad; enseñanza-ciencia; enseñanza-cultura;<br />

formación del hombre-conocimiento y cultura; formación<br />

del hombre-conocimiento-sociedad, etc. La Pedagogía, lugar<br />

teórico o de saber, que tiene su propia historicidad.<br />

Los conocimientos, cuyo modo de existencia cultural<br />

pasa por la prácüca de la enseñanza, encuentran en el<br />

maestro su primer depositario. Pero allí en la cotidianidad<br />

de la escuela los conocimientos parecen a simple vista dotados<br />

de un inocente e intrascendental destino, a tal punto<br />

que el maestro es pensado como el que "transmite" los conocimientos<br />

a la manera de un intermediario "neutro" que<br />

opera con su palabra "metódica" en los procesos de enseñanza-aprendizaje.<br />

Pero esta concepción transmisionista no es más que un<br />

mecanismo de exclusión que expulsa al maestro y a su saber<br />

de la enseñanza y que permite saltar de las puertas de la<br />

escuela a los "aparatos ideológicos" o al "sistema educativo",<br />

14<br />

reduciendo a un asunto de segunda importancia la naturaleza<br />

de los procesos de saber que ocurren en la enseñanza.<br />

Una de las consecuencias que ha tenido en nuestro medio<br />

la concepción transmisionista (léase instrumental) de la enseñanza,<br />

es que bajo el término educación se engloban la<br />

escuela, la enseñanza y los sujetos que en ella participan,<br />

como objetos de análisis, ya sea de carácter político, social o<br />

histórico. Esas generalizaciones han impedido el análisis de<br />

especificidades dentro de procesos complejos, y cuando se<br />

trata de estudios históricos los "hechos educativos" acaban<br />

por ser el recuento cronológico de otras prácticas que, al fin<br />

y al cabo, todo lo explican y lo envuelven.<br />

Las <strong>historia</strong>s de la educación producidas en nuestra sociedad<br />

no son en su enfoque y en su objeto, para no hablar<br />

ahora del método, producto o ausencia de una posición frente<br />

a la <strong>historia</strong> de las ideas o la <strong>historia</strong> de los saberes, sino<br />

principalmente el resultado de concepciones generalizadoras<br />

de la enseñanza donde siempre es posible localizar la "evolución"<br />

como guía de periodizaciones que provienen del orden<br />

jurídico, del orden político o del orden económico, y la preeminencia<br />

de la sociología como el marco del análisis y de la<br />

definición de los objetos de análisis. Esta operación con marcos<br />

teóricos y objetos de análisis menoscaba la importancia<br />

de la concepción histórica. En suma, cualquier objeto es declarado<br />

suscepüble de historiografiar y, así las cosas, esos<br />

objetos resultan como si no tuviesen <strong>historia</strong> propia dentro<br />

de otras <strong>historia</strong>s, y como si fuesen carentes de su propia<br />

discursividad. El universal y despóüco discurso de la educación<br />

les presta identidad para recorrer los espacios de otros<br />

acontecimientos y de otras prácticas, sumiendo a su paso,<br />

en la marginalidad, el saber pedagógico.<br />

Al contrario de lo que antecede, la <strong>historia</strong> de la práctica<br />

pedagógica se efectúa sobre su propia discursividad, sobre el<br />

propio régimen al cual estuvo sujeta, no necesita interrogar<br />

otras prácticas para conferirse identidad porque ella está inmersa<br />

entre otras prácticas sin que por ello se borre su especificidad,<br />

y tiene así sus límites bien demarcados por el saber<br />

pedagógico y por la práctica de ese saber en nuestra sociedad.<br />

La <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica posibilita el análisis<br />

de las "formas de lo dicho", ya que en las prácticas de saber<br />

en la enseñanza, la Pedagogía produce "formas" de enunciación<br />

de los saberes. Esta aproximación permite la apropia-<br />

15


ción de un capítulo de nuestra <strong>historia</strong> cultural, al convertir<br />

en objeto de análisis la memoria del saber institucionalizado<br />

y de los sujetos que mediante él participan de una práctica.<br />

Tratamos entonces de indagar en su funcionamiento institucional<br />

la interioridad del discurso pedagógico y de su práctica,<br />

lo cual implica considerar la Pedagogía no en sí misma,<br />

sino en un complejo de relaciones que posee su propia historicidad<br />

y que reencontramos en su condición de saber pedagógico.<br />

Sólo un estudio de carácter histórico puede mostrar<br />

el lugar que ha ocupado la práctica pedagógica entre las<br />

prácticas de saber.<br />

LA METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN<br />

La recuperación de la práctica pedagógica debe apoyarse<br />

ante todo en trabajos históricos que permitan, por una parte,<br />

establecer el estatuto epistemológico de la Pedagogía y por<br />

otra, las condiciones en que se le apropia como saber. Para<br />

estos fines el trabajo debe apoyarse:<br />

a) En la <strong>historia</strong> de los discursos que nos enseña a reconocer<br />

en la práctica social espacios de formación o de bloqueo<br />

epistemológico para una disciplina, asimismo nos permite el<br />

análisis de los procesos de epistemologización de un saber.<br />

b) En la Pedagogía como un saber que puede ser analizado<br />

en su actual ejercicio cotidiano dentro del marco de un<br />

saber meramente normativo que crea una escisión radical<br />

entre teoría y práctica.<br />

c) En la <strong>historia</strong> epistemológica, no para disponer de una<br />

normatividad que permita realizar la recurrencia sino para<br />

analizar los actuales problemas señalados por la crítica desde<br />

diferentes disciplinas o teorías.<br />

La Pedagogía como disciplina y su ejercicio en nuestra<br />

sociedad colombiana, forma dos campos obligados en el trabajo<br />

para mantener la exigencia metodológica de que toda<br />

práctica de saber tiene su propia discursividad, y que en ella<br />

se localiza el registro de los procesos de institucionalización<br />

a los cuales estuvo sujeta esa práctica de saber.<br />

Entiendo por proceso de institucionalización el conjunto<br />

de reglas que para la institución, el sujeto y el discurso de<br />

16<br />

un saber específico, delimitan la práctica del mismo saber en<br />

una formación social dada.<br />

El modelo metodológico en marcha puede nombrarse como<br />

el análisis de los saberes institucionalizados, para nuestro<br />

caso, la Pedagogía en Colombia. Las tres instancias metodológicas<br />

que precisan el objeto histórico de la investigación<br />

son la institución, el sujeto y el saber pedagógico, seguidas<br />

estas instancias en su proceso de institucionalización; a su<br />

vez, esta noción se vincula, a nivel de la institución y del discurso,<br />

a la noción de práctica pedagógica que comprende: los<br />

modelos pedagógicos, tanto teóricos como prácticos, utilizados<br />

en los diferentes niveles de enseñanza; una pluralidad de conceptos<br />

pertenecientes a campos heterogéneos de conocimientos<br />

retomados y aplicados por la Pedagogía; las formas de funcionamiento<br />

de los discursos en las instituciones educativas<br />

donde se realizan prácticas pedagógicas; y las características<br />

sociales adquiridas por la práctica pedagógica, en las instituciones<br />

educativas, de una sociedad dada, que asigna unas<br />

funciones a los sujetos de esa práctica 4<br />

.<br />

Del sentido tan vago que asigna la educación a la Pedagogía.<br />

Nombrándola de manera indeterminada como "lo pedagógico"<br />

y refiriéndola de manera exclusiva al método, entendido<br />

como meras operaciones, se distancia la noción de<br />

práctica pedagógica, al retomar la Pedagogía en su historicidad<br />

y dotar lo pedagógico de un nuevo sentido: lo pedagógico<br />

como saber y como práctica, lo pedagógico como lo que permite<br />

a los maestros entrar en relación con el conocimiento;<br />

lo pedagógico como acontecimiento social susceptible de ser<br />

descrito en su especificidad histórica.<br />

En tina palabra la Pedagogía tiene su <strong>historia</strong> y no es "lo<br />

pedagógico" que considera la educación actualmente.<br />

Entre nuestra intelectualidad existe la tradición equívoca<br />

de considerar la educación como la ciencia y como la práctica<br />

que dan cuenta de la relación escuela-sociedad y de los<br />

diferentes aspectos de la enseñanza. Poco se ha pensado sobre<br />

este extraño significado que agota la Pedagogía en el instrumentalismo<br />

del aprendizaje. Pero esta posición desconoce<br />

4 "Propuesta para orientar la investigación acerca de la Pedagogía en Colombia<br />

en el siglo XIX", en: Olga L. <strong>Zuluaga</strong>, Colombia: dos modelos de su practica pedagógica<br />

durante el siglo XIX, Proyecto Filosofía y Pedagogía, Centro de Investigaciones<br />

Educativas, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia. Medcllín,<br />

1978.<br />

17


que la Pedagogía ha pensado la enseñanza como práctica de<br />

conocimientos en una sociedad determinada, y como el concepto<br />

integrador entre conocimiento, sociedad y cultura, que<br />

la Pedagogía ha producido, históricamente, en el devenir de<br />

sus procesos de formación como disciplina. No existe, pues,<br />

si nos atenemos a la historicidad de la Pedagogía, la dualidad<br />

Educación-Pedagogía, porque la Pedagogía acoge el conocimiento<br />

para la formación del hombre en el contexto de la<br />

cultura y para la transformación de la sociedad. Y en este<br />

sentido Pedagogía comprende la educación al indicar que si<br />

el hombre se forma (educación) en la escuela, esa formación<br />

tiene lugar a través de la enseñanza de los conocimientos y<br />

de la relación maestro-alumno.<br />

La noción de práctica pedagógica es una noción estratégica<br />

en la metodología, no es todavía una definición de prácüca<br />

pedagógica, es lo que caracteriza el objeto de análisis como un<br />

objeto histórico complejo, para abordar el análisis de la Pedagogía,<br />

en la perspectiva de la <strong>historia</strong> de los saberes.<br />

Como <strong>historia</strong> del saber incluye el discurso de la Pedagogía<br />

con "pretensión teórica"; como <strong>historia</strong> de un proceso de<br />

insütucionalización acoge los discursos de la Pedagogía<br />

apropiados en nuestra sociedad. No se trata de una estructura,<br />

se trata de un proceso susceptible de abordar, desde<br />

diferentes modalidades, en la perspectiva de la <strong>historia</strong> de<br />

los saberes.<br />

Tratándose de un objeto histórico-múltiple, el discurso de<br />

las prácticas en las cuales ha tenido su existencia es también<br />

múltiple, de ahí la pluralidad de documentos que registran<br />

el acontecer histórico de esa práctica. Una práctica de<br />

saber se encuentra dispersa en los registros que la han normatizado,<br />

en los que la han difundido, en los que la han<br />

enunciado bajo modalidades justiñcatorias o explicativas, en<br />

los que le han dado existencia operativa, en los que la han<br />

controlado, en los que la han textualizado.<br />

Este enfoque para analizar las prácticas de saber acoge los<br />

documentos, no tanto como fuente, sino como Registro de<br />

prácticas; el documento no es una fuente para hacerla hablar<br />

desde otra discursividad, es un registro donde ya se ha hablado<br />

desde un ejercicio de saber, cruzado por instituciones, discursos,<br />

sujetos y prácticas diferentes; de ahí que se asuma el<br />

documento, visto desde su discurso, como un tejido relacional<br />

que permite una reescritura metódica de lo dicho.<br />

18<br />

LA INVESTIGACIÓN ACERCA DEL SABER PEDAGÓGICO<br />

Y DE LA PEDAGOGÍA. EL TRABAJO PARA LOS PRÓXIMOS AÑOS<br />

Es imprescindible para la recuperación de la práctica pedagógica,<br />

convertir las Facultades de Educación en instituciones<br />

del saber pedagógico, y por ello me permito aquí nombrarlas<br />

como un lugar ideal para el trabajo histórico que<br />

demanda la recuperación de la práctica pedagógica.<br />

En las Facultades de Educación la investigación debe perseguir,<br />

como objetivo central, la ubicación de las necesida­<br />

des 5<br />

tanto teóricas como experimentales y de observación<br />

que demandan los replanteamientos exigidos, hoy, a la Pedagogía,<br />

desde muy diversos ámbitos. El trabajo para responder<br />

a tales exigencias debe ser asumido por los intelectuales<br />

cuya identidad se deriva del saber pedagógico, es decir, los<br />

maestros.<br />

El avance en los mencionados frentes de trabajo, a largo<br />

plazo, daría cuenta de la complejidad tanto de la práctica<br />

pedagógica como de la Pedagogía en su condición de disciplina<br />

que, en la actualidad, tiende a conceptualizar acerca de la<br />

enseñanza en sus más diversas dimensiones. La investigación<br />

acerca del proceso histórico de formación de la Pedagogía<br />

como disciplina, es la base, quizás la más firme para<br />

abordar las exigencias y perspectivas que le están planteando<br />

hoy, las teorías sobre el aprendizaje y el conocimiento, y<br />

la <strong>historia</strong> de las ciencias. Si las facultades de educación<br />

como instituciones del saber pedagógico no asumen, desde<br />

la interioridad propia de la Pedagogía, tales perspectivas, volveremos<br />

a caer en el círculo vicioso de reducir la Pedagogía a<br />

los procedimientos, es decir, se abre paso a nuevas teorías de<br />

las cuales sólo circulan los procedimientos y de manera muy<br />

restringida los conceptos.<br />

Tal ubicación de necesidades exige un acercamiento in­<br />

tensivo 6<br />

de la institución (Facultad de Educación - políticas<br />

de investigación y de capacitación de profesores) a las disciplinas<br />

(teorías) que más propicien la identificación, el análisis<br />

y la discusión de tales necesidades o espacios de trabajo<br />

por construir, entendiendo que es tarea histórica a que he-<br />

5 O espacio de trabajo por construir.<br />

6 Se dice intensivo porque es un trabajo que requiere de muchos recursos<br />

teóricos, documentales c intelectuales.<br />

19


mos sido convocados los maestros y las Facultades de Educación.<br />

Los cursos de Epistemología y Pedagogía, de Historia de la<br />

Pedagogía, de Investigación Educativa y de Didáctica, deben<br />

ocupar un lugar preferencial, por ser el terreno propicio para<br />

'tal ubicación. Pensadas como bloque de disciplinas pedagógicas<br />

deberán incluir, entre otras, como una línea de reflexión<br />

plasmada en sus objetivos y contenidos, la apropiación<br />

por parte del estudiante de una <strong>historia</strong> de la Pedagogía<br />

como disciplina y del saber pedagógico, no para invadir de<br />

Pedagogía todas las disciplinas necesarias en la formación<br />

del futuro docente, sino para construir herramientas conceptuales<br />

y metodológicas que le permitan al maestro articular y<br />

a la vez diferenciar la "teoría pedagógica" (prefiero decir las<br />

conceptualizaciones de la Pedagogía) y la enseñanza de los<br />

saberes específicos.<br />

Hacer esto, es trazar el espacio de las articulaciones tanto<br />

de la Pedagogía con los saberes específicos, como de la Pedagogía<br />

con los saberes que contribuyen al análisis de la enseñanza,<br />

desde diferentes ángulos, para explicar o plantear su<br />

compleja constitución; es también, y fundamentalmente,<br />

mostrar si existe y cuál es el espacio discursivo (conceptos,<br />

nociones, modelos, métodos) qiie ha permitido al saber pedagógico<br />

realizar reconceptualizaciones en sus propios dominios<br />

de saber, considerado en su individualidad y no como<br />

un agregado de partes provenientes de otras disciplinas. Al<br />

decir que hay saberes específicos que contribuyen al análisis<br />

de la enseñanza, de ningún modo se quiere significar que la<br />

Pedagogía es una suma de conocimientos.<br />

La Pedagogía posee un dominio discursivo (horizonte conceptual)<br />

para redefinir, especificar y reordenar conceptos,<br />

modelos, justificaciones, aplicaciones e interrogantes que<br />

provienen de otros campos del conocimiento o que se elaboran<br />

en el interior de su saber: en suma, la Pedagogía posee<br />

un dominio capaz de reconceptualizar.<br />

Entiendo por dominio de reconceptualización la región<br />

discursiva, los conceptos, el campo práctico o los métodos de<br />

una disciplina o de un saber que se requieren para tomar<br />

posesión de conceptos, modelos o métodos de otra disciplina<br />

o práctica. Este proceso se puede dar de la Pedagogía hacia<br />

afuera, y de modo inverso, de otras disciplinas o prácticas<br />

hacia la Pedagogía.<br />

20<br />

Si la Pedagogía no tuviera un campo práctico que es la<br />

enseñanza, si enseñar y aprender no fuesen los dos conceptos<br />

que sirven de base al método de enseñanza, la escuela<br />

nueva, por ejemplo, no hubiera conservado para la didáctica<br />

el lugar de los procedimientos de enseñanza 7<br />

.<br />

Todo conocimiento que quiera llegar hasta la Pedagogía<br />

tiene que pasar su prueba ante la didáctica 8<br />

, es decir, debe<br />

ser capaz de plantear conceptos con eficacia práctica, aunque<br />

esto no quiere decir que ella sólo tolera conceptos prácticos.<br />

Herbart le confirió el valor de teoría de la instrucción 9<br />

, y<br />

aunque no se plantee la vuelta a los conceptos de Herbart<br />

para aplicarlos hoy, sí hay que reivindicar que para él la<br />

didáctica no es un simple procedimiento, sino que ella se<br />

inserta en los conceptos de la Pedagogía.<br />

La reconceptualización puede realizarse desde diferentes<br />

enfoques, pero no desde cualquier enfoque, pues esta tiene<br />

sus límites tal como se acaba de señalar. Así Aracelli de Tezanos<br />

plantea que a través del concepto de trabajo es posible<br />

"generar una teoría (acerca) de la educación que atraviesa<br />

también una lectura critica de la tradición pedagógica con<br />

referencia a este concepto y a las diferencias entre trabajo<br />

manual e intelectual" 10<br />

. La recuperación del concepto de trabajo<br />

conlleva la reconsideración de la didácüca, "[...] ella<br />

puede resurgir en los procesos de interpretación de la realidad<br />

escolar, cuando abandonemos la concepción metodologicista<br />

y/o taxonómica de objetivos, y repensemos el quehacer<br />

de la escuela desde el trabajo, sus condiciones, formas y<br />

contenidos, y desde allí podemos re-conceptualizar la relación<br />

entre el enseñar y el aprender..." 11<br />

.<br />

De otro lado, la Pedagogía alemana presenta una reconceptualización<br />

antropológ ica. Así, en 1964 J. Derbolav, a la<br />

pregunta acerca de qué progreso ha hecho la Pedagogía en<br />

los últimos decenios, contesta, entre otras cosas, aunque<br />

7 Véase E. Claparéde, Psicología del niño y pedagogía experimental.<br />

8 Cuando Ilans Aebli aplica la psicología de Jean Piaget a la didáctica empieza<br />

por preguntarse "¿Qué es, en realidad, la didáctica? Es una ciencia auxiliar<br />

de la pedagogía en la que ésta delega, para su realización en detalle, tareas<br />

educativas más generales". Hans Aebli, Una didáctica Jimdada en la psicología<br />

de Jean Piaget, p. 7.<br />

9 Véase Herbart, Bosquejo para un curso de Pedagogía.<br />

10 Aracelli de Tezanos, "Maestros, Pedagogía, Cultura", en: Educación, Pedagogía<br />

y Cultura, Foro Nacional por Colombia, 1984, p. 27.<br />

11 7bi


con toda cautela, que: 'la Pedagogía ha comenzado a meditar<br />

sobre sus fundamentos antropológicos...' por el hecho de<br />

buscar un contrapeso al peligro interno y externo que para la<br />

Pedagogía significaban las interpretaciones biológico-psicológicas<br />

de la existencia humana..." 12<br />

.<br />

En todo este trajinar por la historicidad de la Pedagogía<br />

hasta aquí esbozado, encontraríamos un beneficio inmenso,<br />

y es el de superar la <strong>historia</strong> de la Pedagogía como <strong>historia</strong><br />

de los autores, pues ni una <strong>historia</strong> del saber pedagógico, ni<br />

una <strong>historia</strong> de la Pedagogía como disciplina, podrán tomar<br />

como fundamento, en detrimento de la <strong>historia</strong> de los conceptos,<br />

el análisis de los "aportes" de las figuras sobresalientes<br />

en la <strong>historia</strong> de la Pedagogía. La <strong>historia</strong> propuesta posibilitaría<br />

el análisis, a nivel micro, de su condición de disciplina<br />

y el conocimiento de las condiciones de su posibilidad<br />

como saber. En esos análisis deben ser reubicados los autores.<br />

En suma, utilizar la recurrencia, no para hacer el recuento<br />

de lo que dijeron los autores, sino para <strong>historia</strong>r los<br />

conceptos, modelos, nociones, obstáculos, reordenamientos<br />

discursivos presentes en los procesos de formación de la Pedagogía<br />

como saber y como disciplina.<br />

Comprender los procesos de formación del saber pedagógico,<br />

analizar los procesos de su formación como disciplina,<br />

comprender cuál es la naturaleza de la Pedagogía como disciplina<br />

y superar la <strong>historia</strong> de los autores y de las ideas<br />

pedagógicas, son trabajos que necesitamos emprender en los<br />

próximos años. Una de sus principales consecuencias para<br />

el maestro será convertir en objeto de análisis su práctica<br />

(docencia), gracias a la aprehensión de la naturaleza conceptual,<br />

aplicada y experimental de la Pedagogía y gracias al<br />

conocimiento de la historicidad de la Pedagogía. ¿De qué serviría<br />

a un maestro, dados los retos que en la actualidad se le<br />

plantean a la Pedagogía, a sus intelectuales y a sus instituciones,<br />

conocer un método de enseñanza, un saber específico<br />

para enseñar (con sus características epistemológicas) y<br />

unas teorías sobre el aprender? 13<br />

Precisamente, superar ese agregado de disciplinas y abrir<br />

paso a la Pedagogía, es la tarea más urgente para generar la<br />

12 Karl Dienelt, Antropología pedagógica, p. 12.<br />

13 Uso deliberadamente, en vez del término aprendizaje, el término aprender<br />

acuñado en el saber pedagógico.<br />

22<br />

especificidad, la diferencia y la articulación entre los saberes<br />

específicos, las teorías del aprender y la Pedagogía. No<br />

hay que olvidar que estos tres campos de conocimiento se<br />

conjugan en el acontecimiento cultural y de saber que es la<br />

enseñanza, Y la lectura, por así decirlo, de ese acontecimiento,<br />

la debe hacer la Pedagogía. A este punto debemos llegar,<br />

pues hasta ahora no ha existido tal lectura, sino la instrumentación<br />

de los saberes en el aula mediante procedimientos<br />

de aprendizaje, celebrados en un contexto que todo parece<br />

explicarlo cuando invocamos el universal y despótico término<br />

educación.<br />

Y no es que se pretenda sustituir o borrar el término educación<br />

del campo del saber pedagógico, lo que se plantea es<br />

la necesidad de reubicarlo, pues en nuestra sociedad se ha<br />

convertido en principio de exclusión del saber pedagógico y<br />

en legitimador de la concepción instrumental de la enseñanza.<br />

Es también una antigua bisagra que une lo que las Ciencias<br />

Humanas pueden decir hoy a propósito de la sociedad y<br />

la escuela, mas no a propósito de la enseñanza como objeto<br />

del saber pedagógico.<br />

Teniendo en cuenta los planteamientos anteriores sobre la<br />

importancia de los diferentes análisis históricos de la Pedagogía,<br />

la investigación en los próximos años debe abordar<br />

conceptos, nociones, aplicaciones y experimentos (ensayos)<br />

como posibles campos de investigación que requieren el concurso,<br />

no de una única teoría, ni de un único modelo de la<br />

llamada "investigación científica" en nuestro medio, sino que<br />

la heterogeneidad metodológica y de enfoque son condiciones<br />

necesarias, pero que siempre deben fundamentarse en la<br />

historicidad de la Pedagogía.<br />

La orientación de la investigación para lograr la articulación<br />

entre conceptualización pedagógica y práctica de la enseñanza,<br />

debería orientarse a la definición de problemas<br />

acordes con los interrogantes por trabajar acerca de la naturaleza<br />

de la Pedagogía como disciplina y como saber. Es decir,<br />

de la naturaleza tanto del saber pedagógico como de la<br />

Pedagogía y de la enseñanza, se debe derivar la naturaleza<br />

de los objetos de investigación con el fin de colocar la formulación<br />

de objetos de investigación, en el trabajo teórico demandado,<br />

tanto por sus formas de existencia en la práctica<br />

pedagógica, como por el tipo de análisis que pueden soportar<br />

tales objetos. Esto implica comprender la forma como esos<br />

23


problemas se insertan en los interrogantes que he enunciado<br />

y comprender que la formulación de problemas de investigación<br />

no es un trabajo operativo, sino un trabajo conceptual<br />

que debe inscribirse en el horizonte conceptual de la Pedagogía<br />

asumida como disciplina y como saber. Para que el trabajo<br />

de investigación supere la hermenéutica que brindan<br />

los marcos teóricos, externos, a la naturaleza conceptual de<br />

los objetos.<br />

Entiendo por naturaleza conceptual de los objetos, aquellas<br />

condiciones que debe reunir un objeto de investigación<br />

para inscribirse en un marco de posibilidades, a la vez internas<br />

y a la vez relaciónales, circunscritas al espacio más<br />

abierto de un conocimiento (discurso) que es su espacio de<br />

saber. Corresponderá posteriormente analizar, en otra dimensión<br />

de la investigación, si esas investigaciones se pueden<br />

inscribir en las búsquedas de ese saber como disciplina,<br />

de acuerdo con las preguntas que trabaje la recurrencia a<br />

partir de problematizar la actualidad del saber pedagógico.<br />

Así, la investigación histórica que demanda la recuperación<br />

de la prácüca pedagógica, en los próximos años, acogería<br />

la historicidad de la Pedagogía, como norma fundamental<br />

para sus elaboraciones.<br />

Esa norma debería ser representativa de la comunidad<br />

intelectual, "de la cual debe hacer parte el maestro", que<br />

invesüga en cualquiera de los campos internos y relaciónales<br />

de la enseñanza.<br />

En conclusión, el trabajo de los próximos años, no debe<br />

emprenderse con la elaboración de marcos teóricos explicativos;<br />

deberá abordarse desde conceptualizaciones y nociones<br />

pedagógicas ancladas en la historicidad de la Pedagogía,<br />

conceptualizaciones y nociones que lejos de despreciar<br />

lo concreto, lo operativo y lo aplicado, cumplen una función de<br />

construcción y de reconceptualización en el horizonte de la Pedagogía.<br />

24<br />

EL SABER PEDAGÓGICO Y SU ARCHIVO<br />

En toda sociedad el discurso se produce mediante la interacción<br />

de unas reglas que configuran una práctica discursiva<br />

como regularidad ajena a las determinaciones del sujeto<br />

parlante. Dichas reglas no son dadas a la conciencia de los<br />

hombres, así como tampoco "su <strong>historia</strong>, su economía, sus<br />

prácücas sociales, la lengua que hablan, la mitología de sus<br />

antepasados, hasta las fábulas que les contaban en su infancia,<br />

obedecen a unas reglas que no han sido dadas todas<br />

ellas a su conciencia..." 1<br />

.<br />

El discurso como práctica reglada y no como realización<br />

de los sujetos, constituye el saber en la sociedad. "Los conocimientos,<br />

las ideas filosóficas, las ideas cotidianas, así como<br />

las instituciones, las prácticas comerciales y policíacas, las<br />

costumbres, todo se refiere a un saber implícito propio de<br />

esta sociedad" 2<br />

.<br />

El saber 3<br />

se encuentra disperso en los diferentes registros<br />

1 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 354.<br />

2 Michel Foucault, en: Raymond Bellour, El libro de los otros, p. 9.<br />

3 "No es necesario subrayar la importancia antropológica de este saber implícito,<br />

importancia que no es exagerado suponer que excede en mucho a la de la<br />

misma ciencia, ya que es, tal como lo caracteriza Foucault, una de sus condiciones<br />

de posibilidad, y también, aunque Foucault no lo destaque, el punto de<br />

retomo por el que la ciencia (o las extrapolaciones de teorías científicas) irradia<br />

y embebe el cuerpo social: su forma habitable", Miguel Morey, Lectura de<br />

Foucault, p. 20.<br />

25


que su práctica genera y "es diferente de los conocimientos<br />

que se pueden encontrar en los libros científicos, las teorías<br />

filosóficas, las justificaciones religiosas, pero es el que hace<br />

posible, en un momento dado, la aparición de una teoría, de<br />

una opinión o de una práctica" 4<br />

. Al analizar la práctica de un<br />

saber debe este asumirse "como condición de la posibilidad<br />

de conocimientos, de instituciones y de prácticas" 5<br />

.<br />

EL SABER PEDAGÓGICO<br />

Para hacer <strong>historia</strong> del saber pedagógico es necesario realizar<br />

un análisis enunciativo de los discursos objeto de estudio.<br />

Decimos saber pedagógico porque hemos asumido la Pedagogía<br />

como saber. El saber es el espacio más amplio y<br />

abierto de un conocimiento, es un espacio donde se pueden<br />

localizar discursos de muy diferentes niveles: desde los que<br />

apenas empiezan a tener objetos de discurso y prácticas<br />

para diferenciarse de otros discursos y especificarse, hasta<br />

aquellos que logran una sistematicidad que todavía no obedece<br />

a criterios formales. Es decir, el saber nos permite explorar<br />

desde las relaciones de la práctica pedagógica hasta<br />

las relaciones de la Pedagogía, así: primero de la práctica<br />

pedagógica con la educación, la vida cotidiana de la escuela<br />

y el entorno sociocultural que la rodea, pasando por las relaciones<br />

con la práctica política. Segundo de la Pedagogía con<br />

la Didáctica, su campo de aplicación y de articulación con<br />

los saberes enseñados; con las Ciencias de la Educación;<br />

con la <strong>historia</strong> de la educación y de la Pedagogía que los<br />

<strong>historia</strong>dores de las ideas toman como <strong>historia</strong> de su "progreso";<br />

y con las teorías que le han servido de modelo o de<br />

apoyo para su conformación.<br />

Con la adopción del término saber para la Pedagogía, se<br />

busca destacar la movilidad que brinda al investigador para<br />

desplazarse desde las regiones más sistematizadas hasta los<br />

espacios más abiertos que están en permanente intercambio<br />

con las ciencias humanas y otras disciplinas y prácticas.<br />

Dados los diferentes niveles de los discursos que se encuentran<br />

en un saber y de acuerdo con el estado de los<br />

4 Michel Foucault, en: Raymond Bcllour, op. cit. p. 9.<br />

5 Ibíd.<br />

26<br />

conocimientos en diversos períodos, se localiza gran variedad<br />

de documentos tales como: manuales, ensayos, teorías, reglamentos,<br />

informes. Así en una <strong>historia</strong> del saber pedagógico<br />

se pueden incluir, y no por capricho —sino por razones<br />

del método histórico—, el Manual del sistema de enseñanza<br />

mutua de Lancaster, compuesto de un cúmulo de prescripciones,<br />

el Bosquejo para un curso de Pedagogía de Herbart<br />

que buscó la sistematicidad, un reglamento de una escuela<br />

Normal elaborado por una entidad administrativa y un manual<br />

de enseñanza de lectura. El archivo contiene los discursos<br />

de los registros a que da lugar el ejercicio de un saber.<br />

Con esos registros se efectuará un análisis enunciativo siempre<br />

y cuando sea posible determinar para las actuaciones<br />

verbales sus condiciones de existencia.<br />

ENUNCIADO Y FUNCIÓN ENUNCIATIVA<br />

Toda vez que el análisis enunciativo es el soporte de la <strong>historia</strong><br />

del discurso, en la Arqueología del saber Foucault se ocupa<br />

de delimitar la noción propia de enunciado para la arqueología,<br />

al diferenciarlo de otros análisis próximos pero desplazados,<br />

por el nuevo estatuto que le asigna como acontecimiento<br />

de discurso. La proposición que reconocen los lógicos, la frase<br />

que aceptan los gramáticos y el speech act que definen los<br />

analistas anglosajones, no aportan directrices para identificar<br />

los enunciados. "Para el análisis lógico es lo que 'queda cuando<br />

se ha extraído y definido la estructura de la proposición;<br />

para el análisis gramatical, es la serie de elementos lingüísticos<br />

en la que se puede reconocer o no la forma de una frase;<br />

para el análisis de los actos del lenguaje aparecen como el<br />

cuerpo visible en que estos se manifiestan" 6<br />

.<br />

No es nuestro objetivo seguir el hilo de la exposición de<br />

Foucault sobre las diferencias del enunciado con la frase, la<br />

proposición y el speech act Buscamos conformar un marco<br />

de vocabulario que nos aclare las nociones de saber y de<br />

archivo. Por encontrarse el enunciado involucrado en frases<br />

y en proposiciones, debemos preguntarnos: no siendo una<br />

unidad reducible a la frase o a la proposición, ¿de qué manera<br />

está presente en ellas?<br />

6 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 140.<br />

27


"Si se acepta llamar actuación verbal a todo conjunto de<br />

signos producidos a partir de una lengua natural (o artificial)<br />

se podrá llamar formulación al acto individual (o en rigor,<br />

colectivo) que hace aparecer sobre una materia cualquiera y<br />

de acuerdo con una forma detemiinada ese grupo de signos"<br />

7<br />

. Para comprender qué es un enunciado debemos observar<br />

que el discurso de los registros está construido a partir<br />

de un conjunto de signos. "Se llamará frase o proposición<br />

las unidades que la gramática o la lógica pueden reconocer<br />

en un conjunto de signos [...] Se llamará enunciado a la modalidad<br />

de existencia propia de este conjunto de signos" 8<br />

.<br />

Los discursos producidos y acumulados por una sociedad<br />

conforman un archivo de enunciados que es diferente a la<br />

suma de frases o proposiciones contenidas en los registros y<br />

que está conformado por grupos de enunciados que son ante<br />

todo portadores de una función enunciativa. El enunciado es<br />

el "átomo del discurso" 9<br />

y como portador de una función se<br />

apoya en frases y proposiciones a las cuales confiere contenidos<br />

concretos en el tiempo y en el espacio 10<br />

.<br />

El enunciado está siempre involucrado en frases y proposiciones<br />

"o incluso en secuencias de signos que no obedecen<br />

a sus leyes (y que pueden ser listas, series al azar, cuadros)"<br />

11<br />

. Una lista de enseres para la escuela, los cuadros<br />

estadísticos de estudiantes por región, no están construidos<br />

por normas gramaticales y sin embargo son enunciados. El<br />

estar involucrado en frases o proposiciones no quiere decir<br />

que el enunciado cobre identidad a partir de las reglas de<br />

construcción que la gramática y la lógica prescriben. El<br />

enunciado es una función que se ejerce verticalmente con<br />

relación a tales unidades; "más que un elemento entre otros<br />

[...] se trata más bien de una función [...] que permite decir,<br />

a propósito de una serie de signos, si están presentes en<br />

ella o no" 12<br />

.<br />

7 Ibid. P- 179.<br />

8 Ibid. P- 180.<br />

9 Ibid. P- 133.<br />

10 Ibid. P. 145.<br />

11 Ibid. P. 187.<br />

12 Ibid. P- 144.<br />

28<br />

REGLAS DE FORMACIÓN<br />

Se habrá realizado un análisis enunciativo del saber pedagógico<br />

si se describen las condiciones históricas de formación<br />

del discurso que cruza los registros del Archivo Pedagógico.<br />

Pero el archivo no se compone del amontonamiento<br />

de los enunciados en toda su extensión. Aunque se clasificaran<br />

los registros por épocas o por materia, no podríamos<br />

decir por ello que tenemos un criterio histórico de agrupación<br />

de los discursos superando así la idea del amontonamiento.<br />

El archivo, más allá de la masa de textos que contiene,<br />

se forma mediante reglas que permiten ubicar en él,<br />

no un discurso general, sino grupos de discurso diferentes y<br />

a la vez articulables. Para un trabajo arqueológico se dispone<br />

de "cuatro criterios que permiten reconocer unidades<br />

discursivas que no son las unidades tradicionales (ya sea el<br />

'texto', la 'obra', la 'ciencia'...). Estos cuatro criterios no sólo<br />

no son incompatibles, sino que se requieren unos a otros: el<br />

primero define la unidad de un discurso por la regla de formación<br />

de todos sus objetos" 13<br />

, el segundo por las reglas de<br />

formación de las enunciaciones, el tercero por las reglas<br />

de formación de los conceptos, el cuarto por las reglas de<br />

formación de las elecciones temáticas. Tales reglas son "las<br />

condiciones a que están sometidos [...] los objetos, las enunciaciones,<br />

los conceptos y las elecciones temáticas" 14<br />

. Sobre<br />

estos cuatro criterios se tratará en los subtítulos que siguen<br />

al presente.<br />

Las reglas de formación "son condiciones de existencia<br />

(pero también de coexistencia, de conservación, de modificación<br />

y de desaparición)" 15<br />

. Si se elabora una arqueología de<br />

la Pedagogía Experimental de la Escuela Nueva, la encontraremos<br />

ligada a las <strong>historia</strong>s de la Psicología del niño, de<br />

la Biología y de la Medicina, pero también a las condiciones<br />

de la infancia después de la Primera Guerra Mundial. La<br />

Pedagogía Experimental desplazó el discurso de las facultades<br />

como centro de la enseñanza, conservó la Didáctica entre<br />

las disciplinas de la educación y mantuvo los elementos<br />

13 Michel Foucault, "Respuesta al círculo de epistemología", en: P. Burgelin y<br />

otros, Análisis de Michel Foucault, pp. 252-253.<br />

14 Michel Foucault, La arqueología del saber, pp. 62-63.<br />

15 Ibid., p. 63.<br />

29


del campo práctico de la Pedagogía: el maestro, el niño, la<br />

escuela, el conocimiento enseñado y los procedimientos; a<br />

la vez, en este mismo campo introdujo modificaciones; por<br />

ejemplo, en la relación del maestro y del niño con los conocimientos.<br />

Si se pueden establecer conjuntos de discurso es porque<br />

las reglas de formación constituyen los instrumentos para <strong>historia</strong>rlos<br />

de tal manera que permiten relacionarlos con historicidades<br />

diversas de discurso y de prácticas. Las agrupaciones<br />

del archivo no dependen de criterios encontrados en los mismos<br />

textos; por el contrario, las reglas de formación, al cruzar<br />

los textos, los vuelven susceptibles de pertenecer a un conjunto<br />

de discurso.<br />

LA FORMACIÓN DE LOS OBJETOS<br />

La unidad que un objeto confiere a un discurso, no individualiza,<br />

paradójicamente, un objeto único, sino que describe<br />

una dispersión de objetos. Aunque los enunciados se refieran<br />

a un mismo objeto, en los diferentes conjuntos de discursos<br />

o de prácticas que lo nombran, lo utilizan, lo definen<br />

o lo excluyen, no se trata de un mismo objeto. Así, la unidad<br />

de un discurso es "el espacio común en que diversos objetos<br />

se perfilan y transforman continuamente" 16<br />

. Pero ese espacio<br />

común es múltiple: está compuesto por prácticas, discursos<br />

e instituciones en los cuales el objeto emerge en superficies<br />

heterogéneas hasta recibir un estatuto que lo haga nominable<br />

y descriptible; recibe delimitación desde diferentes instancias;<br />

recibe especificación en su pluralidad mediante diferentes<br />

prácticas y discursos que le imprimen diferencias, relaciones<br />

o exclusiones entre sí.<br />

La unidad de los discursos sobre la locura fue analizada<br />

(en su dispersión) en la <strong>historia</strong> de la locura por Foucault.<br />

Tal unidad no se establece sobre la "existencia" del objeto<br />

locura, "sería el juego de las reglas que hacen posible durante<br />

un período determinado la aparición de objetos, objetos<br />

recortados por medidas de discriminación y de represión, objetos<br />

que se diferencian en la práctica cotidiana, en la jurisprudencia,<br />

en la casuística religiosa, en el diagnóstico de los<br />

16 Michel Foucault. "Respuesta al círculo de epistemología", en: op. cit, p. 242.<br />

30<br />

médicos, objetos que se manifiestan en descripciones patológicas,<br />

objetos que están como cercados por códigos o recetas<br />

de medicación, de tratamiento, de cuidados" 17<br />

.<br />

En la <strong>historia</strong> de la locura escrita por Foucault la dispersión<br />

mayor se presentó en los objetos. En primer lugar, los<br />

enunciados que se refieren a la locura no presentan "todos el<br />

mismo nivel formal (están lejos de responder a los criterios<br />

requeridos para un enunciado científico)" 18<br />

. En segundo lugar,<br />

los campos semánticos en que se inscriben son diferentes,<br />

"unos dependen de la semántica médica, otros de la semántica<br />

jurídica o administrativa; otros utilizan un léxico<br />

literario" 19<br />

. Pero todos designan, aunque de diferente manera,<br />

la locura.<br />

LA FORMACIÓN DE LAS MODALIDADES ENUNCIATIVAS<br />

Esta vez la agrupación de un discurso no presenta una<br />

modalidad única de enunciación; enunciados dispersos y<br />

heterogéneos coexisten, sin obedecer a un encadenamiento<br />

único y lineal. Tenemos, entonces, una dispersión de formas<br />

de enunciación que hacen entrar en relación elementos<br />

diferentes: unos se refieren al estatuto de los sujetos que<br />

enuncian y usan el discurso, otros se refieren a las condiciones<br />

técnicas e institucionales de su aplicación y de su<br />

verificación, otros se refieren a las posiciones que un sujeto<br />

puede tomar en relación con los objetos. Las reglas de formación<br />

darán cuenta de los nexos del sujeto con el discurso<br />

que enuncia desde reglas que él no determina y a las cuales<br />

"está subordinado todo sujeto desde que toma parte en el<br />

discurso" 20<br />

.<br />

Acerca de la enunciación en la <strong>historia</strong> de la clínica, Foucault<br />

anota: "En realidad la unidad del discurso clínico no es<br />

una forma determinada de enunciados, sino el conjunto de<br />

las reglas que hicieron simultánea o sucesivamente posibles<br />

descripciones puramente perceptivas, pero también observaciones<br />

mediatizadas por instrumentos, protocolos de expe-<br />

17 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 53.<br />

18 "Respuesta al círculo de epistemología", en: op. cft, p. 240.<br />

19 ¡bid.<br />

20 Annie Guedez, Lo racional y lo irracional. Introducción al pensamiento de Mi­<br />

chel Foucault, p. 70.<br />

31


iendas de laboratorio, cálculos estadísticos, comprobaciones<br />

epidemiológicas o demográficas, reglamentos institucionales<br />

y decisiones políticas" 21<br />

.<br />

LA FORMACIÓN DE LOS CONCEPTOS<br />

Existe en una formación discursiva un grupo de conceptos<br />

dispares cuyas relaciones conforman una "red teórica", la<br />

cual no debe entenderse como "un grupo de conceptos fundamentales<br />

que reagruparían a todos los demás y permitirían<br />

reubicarlos en la unidad de una arquitectura deductiva,<br />

sino más bien la ley general de su dispersión, de su heterogeneidad,<br />

de su incompatibilidad (ya sea simultánea o sucesiva):<br />

la regla de su insuperable pluralidad" 22<br />

. Esta vez, las<br />

reglas permitirían "describir la organización del campo de<br />

enunciados en el que aparecen y circulan" 23<br />

los conceptos.<br />

Tal organización se da en un nivel "preconceptual" que no se<br />

pregunta por las estructuras ideales ni por la coherencia de<br />

los conceptos; tal organización se plantea al nivel del discurso<br />

mismo como "lugar de emergencia de los conceptos" 24<br />

.<br />

LA FORMACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS<br />

A partir de ciertos grupos de objetos, de ciertas organizaciones<br />

conceptuales y de ciertos tipos de enunciación, un<br />

discurso específico puede dar lugar a temas o teorías que<br />

convencionalmente Foucault llamó "estrategias". Al interior<br />

de un saber existen posibilidades, es decir, opciones de discurso<br />

que se presentan en el espacio de la misma formación<br />

discursiva, en sus nexos con otras formaciones discursivas y<br />

en relaciones con las prácticas no discursivas. Así, en el análisis<br />

de las riquezas se encuentran dos opciones diferentes<br />

para explicar la formación del valor: la una a partir del intercambio,<br />

la otra a partir de la retribución de la jornada de<br />

trabajo. Pero estas dos opciones, la de los fisiócratas y la<br />

21 Michel Foucault, "Respuesta al círculo de epistemología", p. 245.<br />

22 Ibid., p. 249.<br />

23 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 92.<br />

24 Ibid., p. 101.<br />

32<br />

inversa formulada por los utilitaristas, parten de un mismo<br />

juego de conceptos no muy amplio y aceptado por las posiciones<br />

en conflicto: se definía la moneda como un signo (representación<br />

del valor), se explicaba el precio por el mecanismo<br />

del trueque y por la cantidad de trabajo necesaria para la<br />

obtención de la mercancía, se fijaba el precio del trabajo por<br />

el costo del mantenimiento de un obrero y su familia durante<br />

el tiempo de la obra 25<br />

. Es éste el caso de opciones teóricas<br />

dentro de un mismo discurso.<br />

En cuanto a la relación del análisis de las riquezas con las<br />

prácticas no discursivas, Foucault anota que desempeñó "un<br />

papel, no sólo en las decisiones políticas y económicas de los<br />

gobiernos, sino en las prácticas cotidianas, apenas conceptualizadas,<br />

apenas teorizadas, del capitalismo naciente, y en<br />

las luchas sociales y políticas que caracterizaron la época<br />

clásica" 26<br />

.<br />

DISCURSO Y FORMACIÓN DISCURSIVA<br />

Siendo el saber el espacio más abierto y amplio de un<br />

conocimiento, los discursos producidos no son estrictamente<br />

científicos, por lo tanto no tienen un objeto único alrededor<br />

del cual se construyen proposiciones, ni tienen un orden deductivo<br />

sus conceptos. En el discurso de los saberes encontramos<br />

pluralidad de objetos y heterogeneidad de conceptos.<br />

Se trata entonces de dispersiones que se localizan en registros<br />

muy diversos.<br />

Cuando el análisis enunciativo describe las condiciones<br />

de existencia de una dispersión, el conjunto logrado se denomina<br />

formación discursiva, la cual es, en sentido estricto, un<br />

grupo de enunciados 27<br />

. Debemos ahora disponer de la definición<br />

de discurso: "conjunto de enunciados que dependen<br />

de un mismo sistema de formación" 28<br />

. Es decir, el discurso<br />

"es un conjunto de enunciados en tanto que dependan de la<br />

misma formación discursiva" 29<br />

.<br />

En la <strong>historia</strong> de los saberes las unidades que se individua-<br />

25 Michel Foucault, "Respuesta al círculo de epistemología", p. 251.<br />

26 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 111.<br />

27 Ibid.. pp. 194-195.<br />

28 Ibid.. p. 181.<br />

29 íbíd., p. 198.<br />

33


lizan se llaman formaciones discursivas, "evitando así palabras<br />

demasiado preñadas de condiciones y de consecuencias, inadecuadas<br />

por lo demás para designar semejante dispersión<br />

como 'ciencia, o 'teoría', o 'dominio de objetividad' " 30<br />

. A propósito<br />

del saber pedagógico, las <strong>historia</strong>s que realicemos darán<br />

lugar a descripciones de formaciones discursivas. Así, el archivo<br />

pedagógico está escondido por las formaciones discursivas<br />

que en él sea posible particularizar.<br />

Los elementos de las dispersiones que recogen las formaciones<br />

discursivas son: los objetos, las enunciaciones, los<br />

conceptos y las elecciones temáticas. "Este sistema de cuatro<br />

niveles que rige una formación discursiva y debe dar cuenta,<br />

no de sus elementos comunes sino del juego de sus separaciones,<br />

de sus intersticios, de sus distancias —en cierto<br />

modo de sus blancos, más que de sus superficies cubiertas—,<br />

esto es lo que se llama su positividad" 31<br />

.<br />

Si el concepto de formación discursiva indica la unidad de<br />

una dispersión y si las reglas de formación constituyen las<br />

herramientas para describirlas, ¿cómo están ligados entre sí<br />

los registros del archivo? "Las obras diferentes, los libros dispersos,<br />

toda esa masa de textos que pertenecen a una misma<br />

formación discursiva [...] todas esas figuras y esas individualidades<br />

diversas no comunican únicamente por el encadenamiento<br />

lógico de las proposiciones que aventuran, ni<br />

por la recurrencia de los temas, ni por la terquedad de una<br />

significación transmitida, olvidada, redescubierta; comunican<br />

por la forma de positividad de su discurso" 32<br />

.<br />

La positividad define para un discurso un espacio limitado<br />

de comunicación puesto que su sistema fija el campo de<br />

acción de la práctica discursiva. Por esto, analizar positividades<br />

es establecer de acuerdo con qué reglas una práctica<br />

discursiva puede dar lugar a grupos de objetos, conjuntos<br />

de enunciados, juegos de conceptos, series de elecciones<br />

teóricas.<br />

30 Ibid., p. 62.<br />

31 Michel Foucault. "Respuesta al circulo de epistemología", en: op. cit. p. 253.<br />

32 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 215.<br />

34<br />

PRÁCTICA DISCURSIVA<br />

El concepto de función enunciativa nos sirve de puente<br />

para comprender el concepto de práctica discursiva, y con<br />

ello se demuestra que la función enunciativa no es una forma<br />

ideal que viniera a moldear los discursos; ella está gobernada<br />

por una prácüca: la práctica discursiva, noción que se<br />

define como el "conjunto de reglas anónimas, históricas,<br />

siempre determinadas en el tiempo y el espacio que han definido<br />

en una época dada, y para un área social económica,<br />

geográfica o lingüística dada, las condiciones de ejercicio de<br />

la función enunciativa" 33<br />

.<br />

Ahora bien, el conjunto de discursos formado a partir del<br />

sistema de positividad que actúa a través de la práctica discursiva,<br />

y manifestado en la unidad de una formación discursiva<br />

es un saber. Una formación discursiva se analiza como<br />

un saber cuando se consideran los objetos, las formas de<br />

enunciación, los conceptos y las elecciones teóricas, "tales<br />

como están Investidos en una ciencia, en una receta técnica,<br />

en una institución, en un relato novelesco, en una práctica jurídica<br />

o política, etcétera" 34<br />

.<br />

ARCHIVO<br />

El discurso no es una producción a voluntad del sujeto<br />

parlante, ni es una expresión de las ideas; es una práctica y<br />

en tanto que práctica lo aprehendemos en el archivo porque<br />

éste "hace aparecer las reglas de una práctica que permite a<br />

la vez a los enunciados subsistir y modificarse regularmente"<br />

35<br />

. El Archivo "es el sistema general de la formación y de la<br />

transformación de los enunciados" 36<br />

.<br />

De la trama del archivo, la <strong>historia</strong> de las cosas dichas se<br />

reescribe con herramientas de la arqueología. Esta estrategia<br />

de análisis, "designa el tema general de una descripción que<br />

interroga lo ya dicho al nivel de su existencia: de la función<br />

enunciativa que se ejerce en él, de la formación discursiva a<br />

33 Ibid., p. 198.<br />

34 Michel Foucault. "Respuesta al círculo de epistemología", en: op. cit, p. 258.<br />

35 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 221.<br />

36 Ibid.<br />

35


que pertenece, del sistema general de archivo de que depende.<br />

La arqueología describe los discursos como prácticas especificadas<br />

en el elemento del archivo" 37<br />

.<br />

Porque el archivo no puede ser una masa inerte que guarde<br />

la memoria de lo dicho, tan pronto como se interroga saca<br />

a luz las reglas de las prácticas discursivas. Es "la ley de lo<br />

que puede ser dicho" 38<br />

.<br />

Así concebido, el archivo no contiene lo dicho superpuesto<br />

a los documentos 39<br />

, ya sabemos que el discurso lo encontramos<br />

en los registros pero lo reconocemos según criterios que<br />

no aparecen en los textos y que son a la vez reglas de producción<br />

del discurso y de individualización del mismo en las<br />

formaciones discursivas.<br />

Ahora bien, una vez reconstruida, una formación discursiva<br />

no copa la extensión del archivo. Los elementos de<br />

aquella (objetos, enunciaciones, conceptos y elecciones temáticas)<br />

pueden encontrarse en otros discursos y ser posibles<br />

de reunir en otra formación discursiva.<br />

Las formaciones discursivas que se describan no son totalizaciones<br />

del archivo, ni totalizaciones de discursos. En un<br />

mismo saber se pueden encontrar varias formaciones discursivas,<br />

seguramente algunas de ellas articulables entre sí<br />

o con formaciones discursivas de otros saberes. Así, en la<br />

enseñanza objetiva (Colombia, segunda mitad del siglo XLX)<br />

basada en la relación entre las palabras y los objetos como<br />

medio de preparar la clase y de ordenar la exposición del<br />

maestro, una vez descrita su formación discursiva, seguramente<br />

encontraremos que es articulable a la formación discursiva<br />

de la gramática general: el proceso que va del enseñar<br />

al aprender copia el proceso que va del nombre a la<br />

proposición. Asimismo no es difícil vislumbrar que el discurso<br />

sobre la instrucción pública y la articulación de éste a la<br />

práctica políüca tendría también su articulación al discurso<br />

sobre la escuela y a la concepción del hombre que se planteaba<br />

en la enseñanza objetiva.<br />

Tenemos entonces para la segunda mitad del siglo XLX una<br />

práctica discursiva que da lugar a varias formaciones discursi-<br />

37 Ibid., p. 223.<br />

38 Ibid.. p. 219.<br />

39 "Lo dicho" está incorporado a los registros, pero no es aprehensible sino a<br />

36<br />

partir de las reglas que rigen la formación del discurso.<br />

vas; una que se aprehende en su relación con el discurso de la<br />

enseñanza objetiva y la gramática, y otra que se capta en su<br />

nexo con la práctica política. Esto porque las prácticas discursivas<br />

no son ajenas a la práctica políüca y a la práctica económica.<br />

Así, la arqueología describe con relación al discurso no<br />

sólo configuraciones interdiscursivas, sino también las correlaciones<br />

del discurso con "un campo institucional, un conjunto<br />

de acontecimientos, de prácticas, de decisiones políticas, un<br />

encadenamiento de procesos económicos..." 40<br />

.<br />

EL SABER PEDAGÓGICO Y SU ARCHIVO<br />

El archivo del saber pedagógico está conformado por los<br />

diferentes discursos a propósito de la enseñanza entendida<br />

en sentido práctico o conceptual. Reúne los temas referentes<br />

a la educación, la instrucción, la Pedagogía y la enseñanza.<br />

En el archivo del saber pedagógico se distinguen dos regiones,<br />

cada una compuesta por múltiples sistemas de relaciones.<br />

Una región está constituida por los diferentes objetos,<br />

conceptos y elecciones temáticas producidos a propósito<br />

de la enseñanza; y con el fin de ordenar, proponer o sistematizar<br />

conocimientos, se denomina en general región conceptual.<br />

La otra región consta de los objetos, conceptos, formas<br />

de enunciación y elecciones estratégicas, producidos o delimitados<br />

a propósito de la institucionalización del saber, se<br />

denomina en general región estratégica.<br />

La región conceptual y la región estratégica interactúan, a<br />

través de las prácticas discursivas, dando lugar a saberes<br />

históricamente determinables en el tiempo y en el espacio.<br />

Las formaciones discursivas que se pueden localizar en el<br />

saber pedagógico y que son asequibles a la descripción, son<br />

múltiples, es decir, no existe una única formación discursiva<br />

descriptible porque la <strong>historia</strong> del discurso no reconstruye<br />

totalizaciones ni sistemas de relaciones válidos para todas<br />

las culturas.<br />

La caracterización del saber pedagógico en una sociedad<br />

dada, se efectúa a partir del conjunto de relaciones 41<br />

asequibles<br />

a la descripción histórica.<br />

40 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 263.<br />

41 Las prácticas discursivas están regidas por "un haz complejo de relaciones<br />

37


Cuando se demarca el saber pedagógico en una sociedad<br />

específica, a partir de la práctica pedagógica, el saber y la<br />

práctica se comprometen en los procesos de institucionalización<br />

42<br />

.<br />

La institución, el sujeto y el discurso son las instancias<br />

metodológicas 43<br />

que pueden aprehender, en la práctica pe­<br />

dagógica, los procesos de institucionalización del saber pedagógico.<br />

El saber de la Pedagogía como práctica pedagógica en<br />

nuestra formación social está regido por el conjunto de reglas<br />

de la práctica discursiva que involucra la institución, el<br />

sujeto y el discurso de la Pedagogía. Así, la Normal, el maestro<br />

y la enseñanza mutua en sus nexos con la práctica política,<br />

la moral y la religión fueron objeto de una práctica discursiva<br />

asequible a la descripción histórica 44<br />

.<br />

La práctica pedagógica como prácüca discursiva está cruzada<br />

por relaciones interdiscursivas y políticas que imprimen<br />

al discurso pedagógico y a su ejercicio en las instituciones<br />

una forma específica de vincularse como saber a las prácticas<br />

sociales.<br />

La producción y el ejercicio del saber pedagógico están<br />

involucrados en los registros que conservan los archivos y<br />

bibliotecas históricas sobre los estudios, la instrucción, la<br />

enseñanza, la educación y la Pedagogía. El saber pedagógico<br />

también atraviesa otros textos: literarios, filosóficos, religiosos,<br />

políticos, etc., de manera directa o indirecta.<br />

El archivo pedagógico en nuestra formación social está<br />

que funcionan como regla", al cual llamó Foucault "sistema de formación",<br />

ibid., p. 122.<br />

42 Se reconoce la institución como uno de los espacios de la existencia social del<br />

discurso. Pero también las instituciones invisten de poderes al discurso y a la<br />

vez ejercen poderes sobre él. "El deseo dice: no querría tener que entrar [...]<br />

en este orden azaroso del discurso |..,| Y la institución responde: no hay por<br />

qué tener miedo de empezar; todos estamos aquí para mostrarte que el dis­<br />

curso está en el orden de las leyes, que desde hace mucho tiempo se vela por<br />

su aparición; que se le ha preparado un lugar que le honra pero que le<br />

desarma, y que, si consigue algún poder, es de nosotros y únicamente de<br />

nosotros de quien lo obtiene", Michel Foucault, El orden del discurso, p. 10.<br />

43 En el proyecto interuniversitario Hacia una <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica<br />

en Colombia estas instancias, conjuntamente con la noción de práctica peda­<br />

gógica, han delimitado el objeto de análisis histórico. En el proyecto "La prác­<br />

tica pedagógica del siglo XIX en Colombia", han permitido captar las relacio­<br />

nes (internas y externas a la prácüca pedagógica) entre la Normal y la Escuela<br />

Primaria, el maestro como sujeto de saber y el saber pedagógico.<br />

44 Véase Olga Lucia <strong>Zuluaga</strong>, El maestro y el saber pedagógico en Colombia,<br />

38<br />

1821-1848.<br />

constituido por el conjunto de registros en los cuales toma<br />

cuerpo la práctica discursiva que rige el saber pedagógico y<br />

los procesos de institucionalización a los cuales es sometido.<br />

Los registros del archivo son agrupables según conjuntos<br />

de relaciones que involucran la producción, la apropiación y<br />

el ejercicio del saber pedagógico. Las reglas que rigen estos<br />

procesos permiten reordenar el discurso de los textos a pesar<br />

de la multiplicidad de las enunciaciones.<br />

Siendo los registros del archivo, producto del ejercicio del<br />

saber pedagógico, no se establecen diferencias o jerarquías<br />

de valor entre los documentos que hacen parte del archivo;<br />

lo grandioso y lo marginal, lo original y lo trivial, lo popular 45<br />

y lo aristocrático, lo autorizado y lo ilegal no son nociones<br />

diferenciadoras para trabajar los registros. Este principio posibilita<br />

hacer entrar en el análisis documentos pertenecientes<br />

a la región conceptual y a la región estratégica del archivo.<br />

En la metodología, tal principio significa que el documento,<br />

para la <strong>historia</strong> del discurso, no existe gracias al autor o a<br />

la verdad que porta o al acto legislativo que lo materializa, su<br />

existencia procede del conjunto de reglas de formación que<br />

atraviesan tanto unos textos teóricos como aquellos que reglamentan,<br />

difunden, comentan, o aplican el saber.<br />

El discurso del saber pedagógico se encuentra disperso en<br />

registros que recogen:<br />

a) Los conceptos propios de la historicidad de la Pedagogía<br />

y los que pertenecen a otros dominios del conocimiento<br />

pero que hacen parte de su discursividad. Están presentes<br />

en fuentes primarias de la Pedagogía, las obras de Rousseau,<br />

Pestalozzi, Comenio y Herbart, por ejemplo.<br />

b) La difusión llevada a cabo por los organismos del Estado<br />

(la dirección de instrucción pública en el siglo XIX reproducía<br />

en la prensa ciertos autores y no otros); las sociedades<br />

de discurso (la sociedad didascálica cuyo fin era vigilar y<br />

difundir las primeras letras, en la primera mitad del siglo<br />

XIX); y el saber popular (los padres de familia y los maestros<br />

45 El discurso popular tiene lugar en una práctica discursiva y está ligado a un<br />

saber. En el estudio que hizo Foucault del parricidio cometido por Pierre<br />

Riviére, en el siglo XIX, anota que el discurso de Riviérc sobre su propio<br />

crimen se encontraba "profundamente comprometido con las reglas del saber<br />

popular". Véase la traducción de Luis Alfonso Palau de Moi, Pierre Riuiérc,<br />

París. Gallimard/Julliard, pp. 265-275, s.p.i.<br />

39


son autores de hojas volantes donde fijaron sus posiciones<br />

frente a planes de enseñanza).<br />

c) La adecuación social a que es sometido el discurso<br />

para efectos del poder político o económico (sabido es que la<br />

alianza entre el Estado y la Iglesia en la época de la Regeneración<br />

acentuó la adopción de discursos sobre la moral y la<br />

religión en los manuales de Pedagogía).<br />

d) La producción de saber por los sujetos de saber que<br />

delimita para las instituciones de la práctica pedagógica el<br />

proceso de institucionalización. (En 1845, José María Triana<br />

fue designado para reformar el manual del sistema de enseñanza<br />

mutua, adoptado en 1826; el resultado de esta reforma<br />

fue la curiosa inclusión en el manual de enseñanza mutua,<br />

del método de Pestalozzi para enseñar aritmética y gramática.)<br />

e) Las adecuaciones que producen en el saber pedagógico<br />

otros saberes hegemónicos, a nivel de sus objetos, conceptos,<br />

formas de enunciación o elecciones estratégicas. (Como efecto<br />

del benthamismo, durante la vigencia del Plan Santander, el<br />

maestro debía "formar" ciudadanos que obedecieran en primer<br />

lugar al Estado y en segundo lugar a la Iglesia.)<br />

f) Los registros propios de las instituciones donde se realizan<br />

prácticas pedagógicas con base en las anotaciones que<br />

requiere la utilización de una o varias opciones de enseñanza.<br />

g) Las normas que provienen del propio saber (procedimientos<br />

de enseñanza y de disciplina escolar) y las que le<br />

son asignadas por instituciones estatales (sanciones, disciplina,<br />

requisitos). Un manual de Pedagogía en el siglo XIX y<br />

un reglamento contienen, respectivamente, las normas indicadas.<br />

h) Las posiciones de sujeto de saber que puede asumir<br />

un maestro en nuestra formación social. (Con respecto a la<br />

forma de aprender del alumno, a la enunciación del conocimiento,<br />

al reconocimiento del aprendizaje, a la manera de<br />

"educar" a los alumnos, en fin, lo que debe hacer el maestro<br />

como sujeto que opera mediante un saber.)<br />

Historiar el discurso de la Pedagogía requiere el análisis<br />

de las actuaciones verbales, efectivamente producidas para<br />

establecer sus condiciones de existencia entre discursos,<br />

prácticas e instituciones. Esta labor demanda una descripción<br />

de "lo dicho" en tanto que ha sido dicho, en un aconte-<br />

40<br />

cer histórico. Acontecer que inscribe lo dicho en los dominios<br />

de la práctica discursiva y que lo sitúa en el saber al cual<br />

está ligado.<br />

La <strong>historia</strong> de lo dicho no interpreta el pasado a la luz de<br />

un pensamiento científico actual. Las prácticas discursivas y<br />

los saberes que éstas forman üenen su propia contemporaneidad;<br />

es ahí donde se aprehenden los discursos como<br />

práctica regulada por unas reglas. Asumir en este sentido<br />

una <strong>historia</strong> del saber pedagógico implica un trabajo críüco<br />

que consiste en "renovar desde nuestro presente provisional<br />

de saber, una relación con el pasado que dé a tal pasado su<br />

propia configuración" 46<br />

.<br />

Concierne a la práctica discursiva que rige el saber pedagógico,<br />

abordado a través de la práctica pedagógica, formar o<br />

reubicar: los objetos que designa el discurso producido o<br />

apropiado; las posiciones de los sujetos de saber que lo utilizan<br />

en las instituciones de enseñanza; las relaciones que<br />

mantiene con otros saberes y las regiones de discurso que se<br />

incorporan a las prácticas de saber; las estrategias de poder<br />

en las cuales se le inscribe mediante el proceso de institucionalización.<br />

La descripción de la Pedagogía (su análisis enunciativo) en<br />

la práctica discursiva que la regula en nuestra sociedad, implica<br />

una reescritura según una transformación metódica de<br />

"lo dicho" —de lo que se ha producido, se ha adecuado, de lo<br />

que se ha apropiado— en nuestra práctica pedagógica. Como<br />

"lo dicho" requiere la intervención de un sujeto (autor) que el<br />

análisis enunciativo no acoge como principio de producción<br />

del discurso 47<br />

, la vinculación del sujeto al discurso pedagógi-<br />

46 Luis Alfonso Palau, "Caldas: autor de un pequeño tratado pascaliano de an-<br />

tropo-geografia", en: Revista de Extensión Cultural (Universidad Nacional de<br />

Colombia), No. 16-17, pp. 27-37.<br />

47 A propósito de la arqueología y su posición frente al sujeto, Foucault plantea:<br />

"Si he suspendido las referencias al sujeto parlante no ha sido para descubrir<br />

unas leyes de construcción o unas formas que fueran aplicadas de la misma<br />

manera por todos los sujetos parlantes, no ha sido para hacer hablar el gran<br />

discurso universal que fuese común a todos los hombres de una época. Se<br />

trataba, por el contrario, de mostrar en qué consistían las diferencias, cómo<br />

era posible que unos hombres, en el interior de una misma práctica discursi­<br />

va, hablen de objetos diferentes, tengan opiniones opuestas, hagan elecciones<br />

contradictorias; se trataba también de mostrar en qué se distinguían las unas<br />

de las otras prácticas discursivas; en suma, he querido no excluir el problema<br />

del sujeto, he querido definir las posiciones y las funciones que el sujeto podía<br />

ocupar en la diversidad de los discursos", Michel Foucault, La arqueología del<br />

saber, pp. 335-336.<br />

41


co se asume como una subordinación de los sujetos a las<br />

reglas que rigen su decir en la institución educativa. Todos<br />

los sujetos de saber que tomen parte en el discurso están<br />

inscritos en las mismas reglas. Desaparece, entonces, el autor<br />

como principio de análisis y es la institución en su régimen<br />

de producción, utilización y adecuación del discurso pedagógico<br />

lo que constituye el objeto de análisis. Es así como<br />

se aprehende el saber y su práctica pedagógica.<br />

El análisis enunciativo no reescribe "lo dicho" en agrupaciones<br />

discursivas totalizadoras o ajenas al paso de la <strong>historia</strong>.<br />

El análisis establece, entre discursos y prácticas, sistemas<br />

de relaciones que han articulado el campo del discurso<br />

de la Pedagogía y que han estado sujetos a modificaciones en<br />

algunos de sus elementos o en el régimen regeneral que regula<br />

la práctica pedagógica.<br />

En el Archivo Pedagógico se pueden individualizar sistemas<br />

de relaciones entre los discursos que lo constituyen,<br />

sistemas y no totalizaciones. Pero también sus propios sistemas<br />

o redes, en algunos de sus elementos, son articulables a<br />

sistemas que pertenecen a otros campos de discurso 48<br />

. Así,<br />

la relaciónPedagogía, gramática, moral que en la segunda<br />

mitad del siglo XIX circuló por nuestra práctica pedagógica,<br />

sería en otro análisis, articulable a las relaciones moral-política-gramática<br />

que por esa misma época se debatía en diversas<br />

corrientes políticas. En algunos de sus puntos un sistema<br />

se cruzaría con otro. Sabido es que la forma de conocer<br />

del hombre y los mecanismos pedagógicos basados en ella,<br />

se discutían en la práctica política e implicaban estrategias<br />

de saber comprometidas con planteamientos morales sobre<br />

la formación del hombre.<br />

Una formación discursiva no representa un sistema válido<br />

para todas las relaciones que implica una práctica discursiva.<br />

Así, la práctica pedagógica que estamos abordando en la<br />

investigación actual no agota todas las posibilidades de análisis<br />

en el juego de las relaciones entre institución, sujeto y<br />

48 "El número de estas redes no está, pues, determinado de antemano; sólo la<br />

prueba del análisis puede demostrar si existen, y cuáles existen (es decir<br />

cuáles son susceptibles de ser descritas). Además, cada formación discursiva<br />

no pertenece (en todo caso, no pertenece necesariamente) a uno solo de esos<br />

sistemas, sino que entra simultáneamente en varios campos de relaciones en<br />

los que no ocupa el mismo lugar ni ejerce la misma función", Michel Foucault,<br />

La arqueología del saber, p. 267.<br />

42<br />

discurso. Existen en la práctica discursiva que regula la<br />

prácüca pedagógica otras relaciones aprehensibles. La <strong>historia</strong><br />

del maestro y el saber pedagógico en Colombia, 1821-<br />

1848, no representa una totalidad que dé cuenta de todos<br />

los acontecimientos pedagógicos y de los que entraron en<br />

relación con ellos. La institución (normal), el sujeto (maestro)<br />

y el discurso (la enseñanza mutua y el método de Pestalozzi)<br />

tienen su nexo con otros discursos y prácticas. Por ejemplo<br />

el análisis de la instrucción pública 49<br />

puso al descubierto los<br />

enfrentamientos entre el Estado, la Iglesia y sectores de intelectuales<br />

que planteaban sus diferentes concepciones del<br />

hombre en relación con la moral y los saberes. Tales discursos<br />

y las estrategias de poder a que pertenecían se articulan<br />

a las funciones asignadas al maestro en torno a la religión y<br />

a la moral, y se materializan en la inserción de la sociedad<br />

civil, a través de las juntas curadoras, en los mecanismos de<br />

vigilancia del Estado para la instrucción primaria.<br />

49 Véase Jesús Alberto Echeverry S., Proceso de constitución de la Instrucción<br />

Pública, ¡819-1835.<br />

43


PEDAGOGÍA, PRACTICA PEDAGÓGICA<br />

Y SUJETOS DE LA ENSEÑANZA*<br />

Debemos diferenciar entre Pedagogía y práctica pedagógica<br />

o práctica de la enseñanza para formular preguntas epistemológicas<br />

a la historicidad del saber pedagógico. Así mismo para<br />

pensar un modelo pedagógico, es decir, la enseñanza en las<br />

instituciones, necesitamos conceptos y problematizaciones extraídos<br />

tanto de la Pedagogía como de la práctica pedagógica.<br />

El espacio que convoca la relación de la Pedagogía y de la<br />

práctica pedagógica es un espacio de saber en el cual unas<br />

regiones de conceptos de una disciplina o teoría tienen una<br />

forma de existencia social en las instituciones. Pero el saber<br />

apropiado por las instituciones no se puede reconstruir u<br />

organizar en corpus de conceptos que representen una disciplina,<br />

por lo cual es necesario tomar un campo de conceptos<br />

más amplio que el apropiado.<br />

La apropiación recorta, selecciona, adecúa, excluye y hace<br />

efectivos los saberes. Antes de que los sujetos, que representan<br />

un saber en una sociedad, lo apliquen, lo piensen y lo<br />

hablen, la institución ha delimitado el espacio del saber y las<br />

44<br />

Parte de este documento fue publicado en la revista de la Asociación de Profesionales<br />

de la Educación APE, No. 19 (segundo semestre de 1983), bajo el<br />

titulo "Notas para una reflexión epistemológica sobre la enseñanza". En el<br />

curso del trabajo metodológico se le han hecho precisiones, sustituciones y<br />

acotaciones.<br />

prácticas que tales sujetos pueden y deben efectuar mediante<br />

ese saber.<br />

Así entonces, para el análisis con orientación epistemológica<br />

es necesario recurrir a los discursos que representan las<br />

regiones de conocimiento de mayor fecundidad. Se trata de<br />

aquellas regiones donde se observan inicialmente cambios<br />

en uno o varios de los siguientes elementos: conceptos, métodos,<br />

modelos de aplicación, formas de aprehensión de los<br />

problemas, y objetos de saber.<br />

Igualmente, ya que la apropiación comporta las limitaciones<br />

señaladas, la <strong>historia</strong> de un saber apropiado no puede<br />

prescindir de una región de conceptos más amplia que la<br />

puesta en circulación por las instituciones.<br />

Las discusiones actuales sobre la enseñanza demandan,<br />

no tanto una reflexión sobre los problemas prácticos y especializados<br />

de la enseñanza, cuanto un trabajo epistemológico<br />

acerca de la Pedagogía que acoja su historicidad, es decir,<br />

una vuelta a las fuentes. Plantear los modelos pedagógicos<br />

como el espacio de la discusión es plantear una salida falsa.<br />

La Pedagogía nombra una disciplina que enfrenta en la<br />

actualidad un reto decisivo para reconceptualizar áreas de la<br />

Didáctica, de tal manera que pueda llegar a plantear métodos<br />

y no un método para la enseñanza. Para ello recurre a la<br />

utilización de modelos y conceptos de otras disciplinas. En<br />

ese sentido se habló de "disciplina en formación"; pero para<br />

evitar ambigüedades, en adelante prescindiremos de tal expresión<br />

y simplemente hablaremos de las reconceptualizaciones<br />

que en ella tengan lugar.<br />

Aunque el soporte de la Pedagogía como saber concreto es<br />

el método, éste no debe pensarse como un simple procedimiento,<br />

pues está sustentado, y las fuentes de la Pedagogía<br />

dan cuenta de ello, por una trama de nociones que se refieren<br />

a la formación del hombre, al conocimiento, al lenguaje,<br />

a la selección del saber, a la escuela y su función social, a la<br />

concepción del maestro.<br />

Si la didáctica en la actualidad acoge la discusión que cuestiona<br />

un método único de enseñanza y se orienta hacia la<br />

diferenciación de métodos para los saberes particulares, es<br />

porque ella tiene potencia para hacerlo. En un punto reside, a<br />

nuestro juicio, su potencia: en la permanencia, a través de la<br />

<strong>historia</strong>, de la enseñanza como problema del saber pedagógico.<br />

Permanencia no debe entenderse como invariable, pues las<br />

45


soluciones al problema han generado transformaciones en los<br />

conceptos, métodos y objetos de saber. Pero urge una advertencia,<br />

una cosa es la potencia de la Didáctica y otra la capacidad<br />

de decisión de las Facultades de Educación para responder<br />

a las investigaciones que demandan las actuales discusiones<br />

sobre la Didáctica. Nos hemos convencido de que el problema<br />

ya rebasó las "reformas" curriculares como medio para<br />

responder a los problemas de la Didáctica.<br />

La práctica pedagógica nombra los procesos de institucionalización<br />

del saber Pedagógico, es decir, su funcionamiento<br />

en las instituciones educativas. Pero también comprende las<br />

formas de enunciación y de circulación de los saberes enseñados<br />

en tales insütuciones. Los procesos de institucionalización<br />

normalizan tanto a la Pedagogía como a cualquier otro saber.<br />

En estos procesos la Pedagogía se ejerce en los niveles de saber<br />

enseñados en las Facultades de Educación, pero existen<br />

otros niveles en los cuales no incide la Pedagogía de manera<br />

directa sino las formas de enunciación que acogen los sujetos<br />

que representan esos saberes, a veces siguiendo el eco de normas<br />

pedagógicas, a veces pedagogizando otros saberes que les<br />

sirven de guía para la enseñanza. Debemos hacer esta última<br />

distinción para evitar dos errores:<br />

1. Confundir Pedagogía con algo tan amplio como todas<br />

las prácticas de enseñanza, es decir, confundir docencia con<br />

Pedagogía. Profundizar la distinción entre estos dos términos,<br />

nos permitirá entender que la Pedagogía va más allá de<br />

la manera de enseñar; quienes piensan lo contrario, cometen<br />

un nuevo error que consiste en atribuir a la Pedagogía todos<br />

los males de la enseñanza. Como consecuencia de lo anterior,<br />

algunos lectores de Bachelard, en nuestros círculos universitarios,<br />

piensan que la reconceptualización de la Pedagogía<br />

es imposible porque su función única, según ellos, es la<br />

producción de "obstáculos epistemológicos". Para afirmar<br />

esto se valen de la relación que plantea Bachelard entre los<br />

obstáculos epistemológicos y la práctica de la enseñanza 1<br />

y<br />

por esto confían el porvenir de la enseñanza a la epistemología.<br />

Así las cosas, desconocen que los obstáculos epistemo-<br />

1 "La noción de obstáculo epistemológico puede ser estudiada en el desarrollo<br />

histórico y en la práctica de la educación...". G. Bachelard, La formación del<br />

espíritu científico, p. 19.<br />

46<br />

lógicos, son el producto de diversos factores que involucran,<br />

entre otros, las formas de difusión de la cultura científica 2<br />

,<br />

los métodos de enunciación y adecuación de los saberes y la<br />

práctica de la enseñanza. Es necesario tener en cuenta que<br />

algunos vicios propios de la cultura científica pueden ser incorporados<br />

a un método de enseñanza. Por eso, cuando Bachelard<br />

relaciona los obstáculos epistemológicos con la práctica<br />

de la enseñanza, no sólo queda en el banquillo la enseñanza,<br />

sino también las formas de enunciación que la cultura<br />

científica alcanza cuando se adentra en la vida cotidiana,<br />

es decir, cuando se inserta en el saber cotidiano.<br />

2. Confundir la práctica científica con la práctica de la enseñanza.<br />

Naturalmente que esto tiene relación con la difusión<br />

de la cultura científica, pero es necesario pensar que ambas<br />

prácticas tienen por una parte finalidades sociales diferentes, y<br />

por otra que el estatuto de su discurso es muy diferente. A un<br />

estudiante es necesario a veces hablarle mediante metáforas o<br />

comparaciones para buscar que los conceptos se prendan, por<br />

así decirlo, a significados de niveles más sencillos; en cambio,<br />

entre científicos, ese mismo concepto puede ser hablado en su<br />

sentido más estricto. Otro ejemplo, un científico, cuando emprende<br />

una investigación acerca de un tema, debe estar al tanto<br />

del estado actual de las investigaciones sobre el tema en<br />

cuestión; en cambio un profesor, usualmente, está enterado de<br />

la salida científica que en la actualidad parece más segura y<br />

eficaz para garantizar el ingreso, a la práctica social, de un<br />

concepto o de un método, en general del conocimiento. Puede<br />

decirse que la práctica de la enseñanza se nutre de la práctica<br />

científica y no a la inversa, y que la práctica de la enseñanza es<br />

lenta para transformar sus contenidos y las formas de enseñarlos<br />

en relación con los avances de la práctica científica.<br />

Estas alusiones anteriores se hacen para indicar brevemente<br />

unas diferencias entre esas dos prácticas, diferencias<br />

generadas por los procesos de institucionalización de los saberes,<br />

pero sobre todo para indicar la diferenciación de por lo<br />

menos tres discursos (el de la Pedagogía, el de la práctica de<br />

2 "el adolescente llega al curso de física con conocimientos empíricos ya consti­<br />

tuidos; no se trata, pues, de adquirir una cultura experimental, sino de cambiar<br />

una cultura experimental, de derribar los obstáculos amontonados por la<br />

vida cotidiana", ibid., p. 21.<br />

47


la enseñanza y el de la práctica científica), como el lugar de<br />

la discusión que debe dar luces a replanteamientos no sólo<br />

para la práctica de la enseñanza sino también para la Pedagogía.<br />

Volveremos a este punto al hablar de Juan Amos Comento<br />

y del horizonte conceptual que abrió a la Pedagogía<br />

con su gran obra Didáctica magna.<br />

Cualquier tipo de discusión sobre la Pedagogía que la confunda<br />

con la docencia y desconozca su historicidad, es una<br />

discusión estéril; se tiene la costumbre de aplicar en un campo<br />

de saber para resolver problemas concretos, modelos teóricos<br />

de otros campos del saber, sin recurrir a la trama conceptual e<br />

histórica del saber al que corresponde tal problema concreto;<br />

pero cuando se trata de resolver un problema tan complejo<br />

como el de la enseñanza de las diferentes ciencias, problema<br />

que involucra a la Pedagogía y que incumbe tanto a los maestros<br />

como a los profesores, no queda otra salida que volver a la<br />

Pedagogía, asumiéndola en su historicidad, de lo contrario las<br />

preguntas y soluciones carecerían de territorialidad. Para los<br />

maestros se trata del saber que les confiere identidad intelectual,<br />

para los profesores se trata de la Pedagogía como una<br />

disciplina auxiliar en la enseñanza de una ciencia o disciplina.<br />

Entre los intelectuales dedicados a la docencia se conoce la<br />

Pedagogía de manera limitada y confusa; se confunde la Pedagogía<br />

con la docencia sin tener en cuenta que desde 1632, con<br />

la Didáctica magna de Comento, se individualizó por primera<br />

vez un saber, acerca de la enseñanza, que se llama Didáctica.<br />

Posteriormente a esta elaboración de Comento se han dado elaboraciones<br />

que han buscado diferentes alternativas para la enseñanza.<br />

Si no se sitúan los interrogantes aquí mencionados,<br />

en la historicidad de la Pedagogía se terminaría por aplicar, a<br />

los problemas que actualmente afronta la enseñanza en nuestra<br />

sociedad, algún modelo teórico de mayor eficacia crítica que<br />

epistemológica, quedándonos con los ojos cerrados frente al<br />

acontecimiento más importante que vivimos en esta época, y es<br />

que los maestros reivindican para ellos, y están reclamando a<br />

las Facultades de Educación, un saber que defina su identidad<br />

intelectual para relacionarse con los saberes enseñados. Entonces,<br />

es una necesidad con una doble fundamentación:<br />

1. Intentar resolver esas discusiones como problemas prácticos<br />

que no necesitan acoger la historicidad de la Pedagogía es<br />

situarse en un terreno muy movedizo para la discusión.<br />

48<br />

2. La demanda cultural que están haciendo los maestros<br />

de Colombia por rescatar un saber que les confiera identidad<br />

intelectual para relacionarse con la ciencia y con los intelectuales<br />

de otros saberes.<br />

Debemos, también, hacer una distinción entre los sujetos<br />

de la enseñanza. Existen dos sujetos de la enseñanza. Por<br />

una parte aquel que se relaciona con las ciencias o con los<br />

saberes a partir de un método, es decir, el maestro, porque el<br />

ejercicio de su saber está completamente fetichizado desde<br />

una concepción instrumental del método de enseñanza. Socialmente<br />

se reconoce como maestro a quien se supone muy<br />

claro, muy sencillo y muy simple para exponer, porque tiene<br />

como herramienta fundamental el método. Mientras más desarraigado<br />

del saber está el maestro en una formación social,<br />

y mientras mayor sea su desarraigo cultural, más se enfatiza<br />

en su oficio metodológico; de esto último tenemos una muestra<br />

muy clara en la forma como existe la Pedagogía, hoy día,<br />

en las Facultades de Educación.<br />

Pero existe por otra parte otro sujeto que también enseña y<br />

al que se llama docente. Este sujeto de la enseñanza es reconocido<br />

como tal, no a partir del método de enseñanza, sino del<br />

saber que transmite; él puede ser profesor de matemáticas,<br />

profesor de física, profesor de filosofía, profesor de sociología,<br />

es decir, su estatuto como docente, en la sociedad se le reconoce<br />

desde otro saber que no es la Pedagogía. Sin embargo,<br />

los dos sujetos enseñan, pero la diferencia entre esos dos sujetos<br />

es una resultante de la forma de institucionalización y de<br />

la adecuación social de los saberes, mas no es una distinción<br />

que se derive de la naturaleza de la Pedagogía.<br />

Quedó precisado en los análisis precedentes que la diferencia<br />

entre Pedagogía y práctica de la enseñanza nombra<br />

también una relación entre ellas porque la práctica pedagógica<br />

se sustenta en el saber pedagógico. Asimismo, la distinción<br />

entre el sujeto del saber pedagógico (maestro) y los otros<br />

sujetos de la enseñanza (profesores), recién establecida, pasa<br />

por delimitaciones efectuadas desde el saber pedagógico y<br />

desde la apropiación de los saberes. Pero la localización de<br />

una práctica de saber (práctica pedagógica) y de la existencia<br />

de un sujeto de saber no son suficientes para reconstruir un<br />

saber, trátese de una <strong>historia</strong> de un proceso de institucionalización<br />

o de una <strong>historia</strong> arqueológica con orientación epis-<br />

49


temológica. En el primer caso se acude a un campo de conceptos<br />

más amplio que el de los conceptos apropiados para<br />

no caer en posiciones ahistóricas. En el segundo caso, se<br />

requiere ese campo amplio de conceptos con el fin de fundamentar<br />

los interrogantes epistemológicos y de localizar los<br />

períodos históricos que ofrecen mayores relaciones e hipótesis<br />

para el trabajo arqueológico.<br />

Ahora bien, hechas estas distinciones para indicar la necesidad<br />

de trabajar con base en la historicidad de la Pedagogía,<br />

preguntémonos cuál es el punto de partida que hemos explorado<br />

para iniciar la reflexión epistemológica sobre la enseñanza.<br />

Cuando Comenio escribió su Didáctica magna planteó los<br />

siguientes niveles de escuela: la escuela materna, la escuela<br />

de letras o escuela común, la escuela latina y la academia 3<br />

.<br />

Para estos niveles habla de un método de enseñanza diferenciado<br />

en orden a la edad y al desarrollo de los alumnos,<br />

exceptuando este criterio para la enseñanza en la academia;<br />

el porqué lo veremos más adelante.<br />

Antes de continuar es preciso hacer una aclaración: esta<br />

alusión a Comenio es una alusión epistemológica, no se pretende<br />

indicar que las posiciones de Comenio frente a la enseñanza<br />

sean rescatadas tal como fueron formuladas. Se trata<br />

de reivindicar que hay en su obra un horizonte conceptual que<br />

debe ser retomado en la <strong>historia</strong> arqueológica de la Pedagogía.<br />

Por horizonte conceptual enüendo en su acepción más<br />

amplia, el conjunto de objetos producidos en el discurso pedagógico,<br />

cuando éste alcanza un estatuto de saber así delimitado:<br />

un conjunto de objetos a los cuales se refieren sus<br />

elaboraciones ya teóricas, ya prácticas, alcancen o no un<br />

estatuto de "cientificidad"; las diversas formas de enunciación<br />

por parte de los sujetos que entran en relación con éstos<br />

de manera directa o indirecta; un conjunto de nociones<br />

que también circulan por otros dominios de saberes pero<br />

que se agrupan o reagrupan a propósito de aquellos objetos<br />

y de las formas de enunciarlos; los procesos de adecuación y<br />

apropiación social para su existencia y control institucional y<br />

para la selección de sujetos reconocidos socialmente como<br />

sujetos portadores de ese saber 4<br />

.<br />

3 Comenio. Didáctica magna, p. 159.<br />

4 Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong>. El maestro y el saber pedagógico en Colombia, 1821-<br />

1848, p. 15.<br />

50<br />

Dilthey afirma que de Comenio a Herbart (siglo XVII - siglo<br />

XIX) se produjo el progreso de una didáctica científica a una<br />

Pedagogía científica 5<br />

. Este análisis de Dilthey queremos retomarlo<br />

para nuestro trabajo pero en un territorio diferente al<br />

de la cientificidad. Proponemos reubicarlo en el campo del<br />

saber, y entonces asumir el lapso entre Comenio y Herbart<br />

como el período de conformación del horizonte conceptual de<br />

la Pedagogía.<br />

Volvamos al punto de partida propuesto 6<br />

: existen en el<br />

discurso de Comenio sobre la enseñanza, formulaciones que<br />

todavía no han sido resueltas por la Pedagogía para afrontar<br />

los problemas didácticos ya nombrados que la definen como<br />

tal y cuya solución apoyaría su búsqueda de sistematicidad.<br />

Comenio plantea varios métodos: método para las diferentes<br />

ciencias, método para la enseñanza de las costumbres,<br />

método para la enseñanza de las lenguas. Pero advierte que<br />

el método de enseñanza no llega hasta la Academia, la cual<br />

estaría conformada por los sabios que conocen profundamente<br />

un saber, y porque lo conocen pueden hablar de él.<br />

Pero a ese conjunto de sabios les llama una sociedad didáctica<br />

que debería entrar en una profunda relación con los otros<br />

maestros, llamados por él, maestros y preceptores que enseñaban<br />

en los otros niveles (la escuela materna, la escuela de<br />

letras y la escuela latina) 7<br />

.<br />

Hay en esta advertencia de Comenio algo muy importante<br />

que debe ser reconceptualizado con base en la historicidad<br />

de la Pedagogía para que al elaborar nuevas formulaciones,<br />

se haya logrado un juicio epistemológico que permita dirigir<br />

la reconceptualización, no sólo a los conceptos y métodos<br />

5 Wilhelm Dilthey, Fundamentos de un sistenut de Pedagogía, pp. 15-16.<br />

6 Comenio escribió su Didáctica Magna para dar solución a un problema de la<br />

enseñanza. Existía como práctica todo un trabajo sobre la erudición. En esta<br />

época se estudiaban y se repetían los autores, porque se les consideraba<br />

como el receptáculo del saber. Para enseñar a los niños existían los preceptores<br />

privados y algunas escuelas donde los maestros enseñaban a grupos de<br />

niños, sin tener la posibilidad de enseñar simultáneamente a todos debido a<br />

la carencia de un método que permitiera uniformar la enseñanza. Decía Comenio<br />

que más o menos hacía cien años se estaba buscando una solución<br />

para ese problema. Presentó entonces como solución su didáctica, que es un<br />

tratado metódico para enseñar y aprender,<br />

7 Dice Comenio: "No llega, en verdad, nuestro método hasta este punto; pero se<br />

nos ha de permitir que expongamos aquí nuestra opinión respecto a las mate­<br />

rias que en él se contienen. Ya dijimos antes que debía reservarse a las Academias<br />

el más elevado conocimiento y desarrollo de todas las ciencias y todas<br />

las superiores enseñanzas", Didáctica magna p. 178.<br />

51


directamente implicados, sino también hacia aquellos de naturaleza<br />

antropológica y social que puedan ser afectados.<br />

Lo que insinúa Comenio sin formularlo directamente, es<br />

que cada saber tendría en la Academia su método propio de<br />

enseñanza y esto sería didáctica, aunque en ese nivel de la<br />

Academia, la didáctica por él propuesta no ofrecía un método.<br />

Pero atención, la sociedad de sabios para la enseñanza<br />

en la Academia es una sociedad didáctica que debía establecer<br />

relaciones con los otros sujetos de la enseñanza. Estos<br />

problemas de la relación entre el método de enseñanza y las<br />

diferentes ciencias, y del alcance del método de enseñanza,<br />

basado en normas para aprender, no se han cerrado todavía<br />

en las elaboraciones de la Pedagogía. Esos problemas forman<br />

parte del horizonte conceptual abierto por Comenio, y en la<br />

actualidad se esbozan de nuevo como un reto desde otras<br />

disciplinas y conceptos, en la dirección de diversificar la didáctica,<br />

en orden a las ciencias y no en orden al aprendizaje.<br />

Con todas las diferencias que de una opción pedagógica a<br />

otra se hayan formulado, puede observarse que hasta comienzos<br />

de este siglo en lo concerniente al método de enseñanza,<br />

la Pedagogía era una búsqueda de un lenguaje y de<br />

un método 8<br />

, adecuados para la enseñanza 9<br />

, ya dirigido a las<br />

diferentes edades hasta llegar a la adolescencia 10<br />

, ya en especial<br />

al niño como es el caso de la Escuela Nueva 11<br />

.<br />

La Tecnología Educativa es el primer intento de unlversalizar<br />

un método para todos los diferentes tipos de saberes, es<br />

decir, una respuesta a esa pregunta que deja abierta Comenio<br />

desde 1632 y que la Pedagogía apenas había abarcado<br />

8 "Me he detenido largo rato sobre el lenguaje considerado como medio de<br />

esclarecer gradualmente nuestras ideas. Pero también es el primero de esos<br />

medios. Mi método de enseñanza se distingue particularmente en que hace<br />

del lenguaje un uso mayor que el que hasta aquí se ha hecho como medio<br />

para elevar al niño de las instituciones oscuras a las nociones claras...", J.E.<br />

Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, p. 172.<br />

9 "Sea como fuere, mi método es independiente de mis ejemplos; se funda en la<br />

medida de las facultades del hombre en sus distintas edades y en la elección<br />

de las ocupaciones que convienen a estas facultades", J.J. Rousseau, Emilio o<br />

la educación, p. 280.<br />

10 "Dividimos estos años de crecimiento en cuatro distintos periodos: Infancia,<br />

Puericia, Adolescencia y Juventud, Ajando en seis años la duración de cada<br />

periodo, y asignándole una escuela peculiar...", J.A. Comenio, Didáctica magna,<br />

p. 159.<br />

11 "Que la Pedagogía debe reposar sobre el estudio del niño |...] es una verdad<br />

que parece elemental", E. Claparéde, Psicología del niño y pedagogía experimental,<br />

p. 11.<br />

52<br />

hasta la adolescencia con elaboraciones que adecuaban el<br />

lenguaje de las ciencias a un lenguaje más sencillo, según el<br />

estado del desarrollo mental y del lenguaje de los niños y de<br />

los adolescentes. La Tecnología Educativa tiene una respuesta<br />

desde un método que se aplica indiscriminadamente a<br />

cualquier tipo de saber y a cualquier tipo de discurso; lo<br />

esencial en la enseñanza, según esta alternativa, está definido<br />

desde el aprendizaje.<br />

Hay otra salida que se presenta en esta pregunta sobre el<br />

método. Es la que buscó John Dewey y consiste en llevar<br />

el método científico del modelo positivista, a la enseñanza<br />

para convertir sus postulados en formas cotidianas de vida<br />

(método de observación, experimentación y razonamiento<br />

matemático), enseñando minuciosamente al niño a observar,<br />

a hacer hipótesis, a sacar conclusiones y a tener una actitud<br />

de medición para emprender el análisis de todos los problemas<br />

que se le presenten en el conocimiento.<br />

Una de las críticas de Dewey a la forma de enseñar la ciencia<br />

en lo que él llamó la educación tradicional, es el descuido<br />

del método de observación controlada y de comprobación; así<br />

la enseñanza de la ciencia "se convierte en un cuerpo de verdades<br />

confeccionadas sobre hechos y principios [...] y se divorcia<br />

de las experiencias cotidianas de las que surge la ciencia y<br />

a las que vuelve" 12<br />

. Según Dewey, las materias científicas expresaban<br />

en la escuela tradicional "los hábitos de una era<br />

precientífica" 13<br />

, su propuesta es que todas las materias escolares<br />

deben estar impregnadas por "la ciencia como método" 14<br />

.<br />

Entonces tenemos tres salidas que se ha planteado la Pedagogía<br />

para la enseñanza: una elaboración que cubre las<br />

edades y que adecúa los discursos según la edad y la forma<br />

de conocer del hombre; la salida de John Dewey que busca<br />

trasladar el método científico como una metáfora operativa<br />

dentro de la enseñanza; y la salida de la Tecnología Educativa<br />

que busca hacer un diseño universal para cualquier tipo<br />

de saber. Ahí están las tres opciones, pero hay una cuarta<br />

que ya no se plantea directamente en el discurso de la Pedagogía<br />

sino que resulta de la adecuación que tiene lugar en<br />

un saber al ser institucionalizado.<br />

12 John Dewey. La ciencia de la educación, p. 100.<br />

13 Ibid., p. 101.<br />

14 Ibid.<br />

53


En ese proceso pueden resultar pedagogizados métodos o<br />

planteamientos que no son directamente elaboraciones de la<br />

Pedagogía. Tales adecuaciones circulan como un método de<br />

enseñanza; es lo que sucede en las formas de docencia de los<br />

profesores. Esta situación es aún inadvertida. Volver a la<br />

Didáctica magna y a los problemas que plantea, permitirá<br />

pensar si nos dirigimos hacia un replanteamiento de la enseñanza<br />

como algo circunscrito a cada saber en particular, o si<br />

estamos realizando pedagogizaciones y por ende confundiendo<br />

docencia con Pedagogía.<br />

Observemos un caso de pedagogización en el siglo XLX.<br />

En 1870, durante la Reforma Instruccionista en Colombia,<br />

fue difundido ampliamente Pestalozzi, al lado de los ideales<br />

de una educación laica y gratuita por la cual lucharon los<br />

liberales radicales.<br />

En esa época se encuentran en universidades, colegios y<br />

escuelas normales, grupos de conceptos referentes a la relación<br />

entre objetos, palabras y proposiciones que circulan de<br />

manera diferenciada:<br />

a) En la universidad se localizan dichos enunciados con<br />

un estatuto teórico, en posesión de la intelectualidad más<br />

destacada de la época con toda movilidad para las discusiones<br />

teóricas y políticas y con capacidad de utilizarlos en decisiones<br />

políticas y administratívas.<br />

b) En los colegios existen como una síntesis de conocimiento,<br />

y allí los catedráticos los enuncian como un ideal<br />

según el cual debe pensar el hombre; no aparecen en manuales<br />

propiamente de Pedagogía, sino en textos que tienen<br />

un estatuto un poco más teórico, como es el caso de los<br />

compendios. Estos últimos tienen algunos preceptos en común<br />

con los manuales de Pedagogía.<br />

c) En la escuela normal y en la escuela primaria el maestro<br />

no tiene acceso a la discusión teórica ni a la discusión política.<br />

Sólo le es dado usar estos enunciados como método de enseñanza<br />

y relacionarse con ellos de manera instrumental.<br />

Así pues, un mismo conjunto de enunciados de acuerdo<br />

con su circulación en diferentes superficies del saber, recibe<br />

delimitaciones para su estatuto (teórico-prácüco, político) y<br />

para los sujetos que pueden enunciarlo y utilizarlo.<br />

54<br />

¿HISTORIA EPISTEMOLÓGICA DE LA PEDAGOGÍA<br />

O HISTORIA DEL SABER PEDAGÓGICO?<br />

La pregunta ¿<strong>historia</strong> epistemológica o <strong>historia</strong> arqueológica?,<br />

presenta la posibilidad de elección de un título para<br />

este análisis; pero una reflexión detenida permite replantear<br />

el interrogante así: ¿<strong>historia</strong> epistemológica o <strong>historia</strong> del saber?<br />

Sabemos que para formular preguntas epistemológicas<br />

a la Pedagogía se requiere la elaboración de un análisis histórico<br />

con herramientas tomadas de la <strong>historia</strong> de las ciencias.<br />

Sin embargo, las preguntas epistemológicas no necesariamente<br />

deben responderse con una <strong>historia</strong> epistemológica,<br />

ya que no es ésta la única modalidad de <strong>historia</strong> de las<br />

ciencias. Y para el caso de la Pedagogía, la <strong>historia</strong> epistemológica<br />

sería una herramienta inadecuada, puesto que el upo<br />

de <strong>historia</strong> se elige de acuerdo con el nivel alcanzado por un<br />

discurso. Ahora bien, la sustitución del término arqueología<br />

por el término saber indica que el saber configura un dominio<br />

que se puede <strong>historia</strong>r con herramientas tanto de la arqueología<br />

como de la genealogía, tal como fueron planteadas<br />

por Michel Foucault.<br />

Sin embargo, la <strong>historia</strong> epistemológica 1<br />

nos alerta acerca<br />

de la importancia y de la necesidad del presente de una ciencia<br />

para realizar la recurrencia. Aunque no trabajamos con<br />

1 Planteada por Georgcs Canguilhem.<br />

55


el supuesto de que la Pedagogía es una ciencia, sino una<br />

disciplina, se puede tomar la norma de la <strong>historia</strong> epistemológica<br />

para la recurrencia 2<br />

y problematizar el presente de la<br />

Pedagogía (su estatuto epistemológico, las críticas que le han<br />

sido formuladas y las limitaciones y obstáculos que le impone<br />

la escisión entre la teoría y la práctica) para formular<br />

preguntas que se podrán elaborar en la propia historicidad<br />

de la Pedagogía, acudiendo a regiones del pasado. La <strong>historia</strong><br />

arqueológica nos alerta a reconocer la contemporaneidad de<br />

los saberes pero sin olvidar, como el propio Foucault lo anota,<br />

que existen regiones en el pasado de un saber cuyo análisis<br />

puede dar origen a nuevos conocimientos, "reasumida,<br />

colocada e interpretada en una nueva constelación, una formación<br />

discursiva determinada puede hacer que aparezcan<br />

posibilidades nuevas [...] se trata de una modificación en el<br />

principio de exclusión y de posibilidad de elecciones; modificación<br />

debida a la inserción de una nueva constelación discursiva"<br />

3<br />

.<br />

La modalidad de <strong>historia</strong> escogida está sujeta, pues, a las<br />

apreciaciones hechas en el punto de partida sobre el estatuto<br />

del saber en cuestión. ¿Se efectuará el análisis en una<br />

ciencia o en una disciplina? Un punto esclarecedor para haber<br />

seleccionado el análisis del saber es la consideración<br />

acerca de la imposibilidad actual en el discurso pedagógico<br />

de un objeto y de un método para la construcción de un<br />

discurso científico.<br />

2 Conviene advertir que el presente sólo lo utilizamos para problematizar la<br />

Pedagogía y no para extraer un principio de juzgamiento del pasado a la luz<br />

del presente tal como lo hace la recurrencia epistemológica. La problematización<br />

del presente nos abre la posibilidad de reconocer en regiones del pasado<br />

y no en un pasado lineal, el planteo de nociones que nos sirvan para formular<br />

las problematizaciones usando el discurso propio de la Pedagogía o quizás<br />

para reconocer elementos que permanecieron invariables a lo largo de varias<br />

formaciones discursivas y que pueden indicar la existencia de un problema;<br />

particularmente debe interesamos el hecho de que el sujeto de saber que<br />

toma posesión de la práctica de la enseñanza, se delimita por instancias de<br />

saber y de poder que no le confieren a su práctica ninguna palabra ni posibilidad<br />

de saber. Esto hace que la escuela ya no sea un lugar de elaboración de<br />

la Pedagogía. Es como si la escuela misma se encargara de borrar de generación<br />

en generación la historicidad de la Pedagogía.<br />

3 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 111.<br />

56<br />

IMPOSIBILIDAD DE UNA HISTORIA EPISTEMOLÓGICA<br />

Sabemos que el objeto de una ciencia no es dado sino<br />

construido mediante un método, y que en la definición de<br />

una ciencia, objeto y método son dos instancias inseparables.<br />

La realidad por sí misma no se constituye en objeto<br />

científico, para ello media un proceso de conceptualización<br />

que construye un discurso con pretensión de cientificidad.<br />

"Es la ciencia la que constituye su objeto a partir del momento<br />

en que ella inventa un método para formar, con proposiciones<br />

capaces de ser compuestas íntegramente, una<br />

teoría controlada por la preocupación de tomarla errónea­<br />

mente" 4<br />

. Con base en este principio de la Epistemología de<br />

Georges Canguilhem podemos analizar la conveniencia o no<br />

de una <strong>historia</strong> epistemológica para la Pedagogía que las<br />

Ciencias de la Eckicación incorporan al conjunto de las diferentes<br />

ciencias que las conforman.<br />

¿Por qué no elegir las "Ciencias de la Educación"?<br />

Las corrientes que defienden las Ciencias de la Educación<br />

presentan el "hecho educativo" inscrito en un "contexto" llamado<br />

"situación educativa" 5<br />

, como el objeto de estudio de las<br />

Ciencias de la Educación 6<br />

. Pero si los hechos y las situaciones<br />

edLicativas son un objeto científico, tales ciencias deben<br />

presentar un método para la construcción de su discurso.<br />

"Si la educación constituyera propiamente hablando un 'objeto'<br />

de ciencia ella deberá pues remitir a un método determinado<br />

que le corresponde. Además si ella tratara de constituir<br />

un objeto único, este método debería ser único y la pluralidad<br />

no se justificaría; habría una ciencia de la edticación y<br />

no varias" 7<br />

.<br />

4 Georges Canguilhem, El objeto de la ¡listona de las ciencias, p. 11.<br />

5 Gastón Mialaret, Ciencias de la educación, pp. 30-31.<br />

6 "[...] un estudio completo del fenómeno social educación' debe recurrir a todas<br />

las disciplinas susceptibles de captar este fenómeno en todas sus dimensiones<br />

y bajo todos sus aspectos. Es, pues, en relación con su objetivo que las<br />

ciencias de la educación encuentran su principio de rcagrupación en una<br />

familia Gastón Mialaret, op. cit, p. 78.<br />

7 Nicolc Mosconi, "Les scicnces de teducation du point de vue de leur objet, de<br />

leur unité et de leurs rapports á la pratique", p. 79.<br />

57


Anota N. Mosconi que la pluralidad de hechos (sociológicos,<br />

sicológicos, culturales, históricos) que acogen las Ciencias<br />

de la Educación ha sido una justificación para requerir<br />

un conjunto de "ciencias" que a partir de métodos diferentes<br />

conceptualicen, cada una en particular sobre tales hechos.<br />

Se constituyen así, una pluralidad de objetos para esas diferentes<br />

ciencias: economía, psicología, sociología, antropología.<br />

Ante diferentes objetos y diferentes métodos, la unidad<br />

de las Ciencias de la Educación queda puesta en tela de<br />

juicio.<br />

Se podría argumentar, dice N. Mosconi, que en el interior<br />

de cada una de esas ciencias se producen transformaciones<br />

teóricas y metodológicas por la construcción "de un nuevo<br />

objeto recortado en el campo de la educación [...] pero es en<br />

su cuadro donde se efectuará esta evolución" 8<br />

. Y ninguna de<br />

esas disciplinas podría dar cuenta de la totalidad de los fenómenos<br />

que comprende la educación, de suerte que ninguna<br />

de ellas, a pesar de que se constituyan por la confluencia de<br />

hechos comunes con la educación, podría "representar la<br />

disciplina capaz de constituir esta ciencia autónoma que sería<br />

la ciencia de la educación" 9<br />

.<br />

Para el caso de la Pedagogía que las Ciencias de la Educación<br />

han incorporado como parte de ellas, planteamos que<br />

presentaría el mismo problema respecto a la definición de su<br />

objeto. Así, Mialaret habla de ciencias pedagógicas "para<br />

abordar los problemas concretos de la educación-proceso", y<br />

entre ellas coloca: la psicología de la educación, la fisiología<br />

de la educación, la sicosociología de los grupos reducidos, la<br />

ciencia de la comunicación, las Didácticas, la teoría de los<br />

programas, las ciencias de los métodos y de las técnicas pedagógicas<br />

y las ciencias de la evaluación 10<br />

. Sería muy difícil<br />

encontrar la unidad de ciencias tan diferentes en torno a un<br />

solo objeto. Como en el caso de las "Ciencias de la Educación",<br />

habría pluralidad de objetos y de métodos, ya se considere<br />

la Pedagogía en el subconjunto educación-proceso,<br />

ya se tome en relación con la totalidad de las Ciencias de la<br />

Educación.<br />

Carecemos, entonces, de un discurso científico que nos<br />

8 Ibid., p. 81.<br />

9 Ibid.<br />

10 Gastón Mialaret. Ciencias de la educación, p. 56.<br />

58<br />

permita aplicar el método de la <strong>historia</strong> epistemológica tal<br />

como lo plantea Georges Canguilhem: la recurrencia entendida<br />

como "jurisdicción crítica sobre el pretérito de un presente<br />

científico" 11<br />

.<br />

En efecto, este tipo de <strong>historia</strong> toma como norma la ciencia<br />

constituida, ya que busca dar cuenta de los obstáculos,<br />

de las rectificaciones, de lo científico y lo no-científico a propósito<br />

de los conceptos. En la Epistemología practicada por<br />

Canguilhem el análisis no se practica haciendo "teoría sobre<br />

las teorías lo cual sólo equivaldría a inventariar cierto número<br />

de resultados sino que se procederá a una conceptualización<br />

sobre los conceptos" 12<br />

.<br />

Bajo esta perspectiva, es de la actualidad de una ciencia<br />

de donde se extrae para un concepto la normatividad que<br />

requiere la recurrencia, así es como un concepto "encierra<br />

una norma operativa o judicatoria, que no puede variar en<br />

su extensión sin rectificación de su comprensión" 13<br />

.<br />

Si para las "Ciencias de la Educación" argumentáramos<br />

que es en cada una de las ciencias que las conforman en<br />

donde encontraríamos la normatividad, esta respuesta no<br />

sería precisa, ya que sería en su propia interioridad donde<br />

cada ciencia construye su propia verdad; se trataría entonces<br />

de un principio de juzgamiento extraído de otro campo<br />

de conocimiento que no permitiría por tanto dar cuenta del<br />

progreso de los conceptos propios de la Educación. No existen<br />

criterios universales o exteriores a una ciencia para juzgar<br />

su verdad.<br />

Ahora bien, sabemos que los conceptos se relacionan entre<br />

sí tanto en una misma teoría como entre una teoría y<br />

otra. Si la <strong>historia</strong> epistemológica concede preeminencia al<br />

concepto, ello "no significa que se limite en el interior de<br />

determinada ciencia. Los conceptos no conocen fronteras<br />

epistemológicas. Se pueden situar en diferentes ciencias [...]<br />

El concepto de regulación es situado por el análisis de Canguilhem,<br />

primero, como un concepto de mecánica, en segui-<br />

11 Georgcs Canguilhem, "El papel de la epistemología en la historiografía científi­<br />

ca contemporánea", en: ECO (Bogotá), No. 247 (mayo 1982), p. 12.<br />

12 Pierre Macherey, "La filosofía de las ciencias de Georges Canguilhem", en:<br />

ECO (Bogotá). No. 106 (febrero 1969), p. 403.<br />

13 Georges Canguilhem, "El objeto de la <strong>historia</strong> de las ciencias", en: Sociología.<br />

Revista de la Facultad de Sociología de UNAULA (Medellín), No. 1 (octubre<br />

1978), p. 8.<br />

59


da, como un concepto de Biología, tornándose finalmente en<br />

concepto cibernético. El concepto de normal es analizado en<br />

el campo de la fisiología, de la patología, pero también en la<br />

clínica y en la sociología" 14<br />

.<br />

Por eso cuando anotamos que no existe un discurso científico<br />

unitario del cual podríamos tomar la normatividad, no<br />

queremos indicar que las ciencias o teorías no se relacionen<br />

entre sí a través de sus conceptos; queremos anotar que en<br />

la Epistemología, sin contar con el estado actual de una<br />

ciencia, no podemos realizar la recurrencia.<br />

Una teoría está conformada por un conjunto coherente de<br />

conceptos, "una ciencia es un discurso normado por su rectificación<br />

crítica" 15<br />

. Para el caso de las Ciencias de la Educación<br />

o de la Pedagogía que éstas definen ¿será posible señalar<br />

cuál es el último lenguaje normado 16<br />

que muestre los<br />

criterios de cientificidad que posibilitan la recurrencia? ¿Tendrán<br />

éstas un cuerpo conceptual cuya verdad se haya establecido<br />

a través de la formación, deformación y rectificación<br />

de sus conceptos? La respuesta seguirá siendo negativa<br />

mientras no exista una primera condición: la formación de<br />

un discurso científico unitario en torno a un objeto.<br />

Pero es cierto que las "Ciencias de la Educación" y la Pedagogía,<br />

han estado en contacto con la cientificidad de diversas<br />

maneras: ellas han utilizado modelos, conceptos y métodos<br />

de otras "ciencias" para tender hacia la sistemaücidad,<br />

por tanto es posible, a propósito de su devenir, realizar <strong>historia</strong><br />

de las ciencias. Nos parece que los análisis por emprender<br />

serán más fecundos si nos alejamos, en un principio, del<br />

bloque de las "Ciencias de la Educación"; cualquier pregunta<br />

se atomiza y se puede volver estéril ante esa pluralidad de<br />

ciencias.<br />

14 Roberto Machado, Ciencia e saber, p. 26.<br />

15 Georges Canguilhem, "El papel de la epistemología en la historiografía contemporánea",<br />

p. 11.<br />

16 "Pero he aquí una diferencia evidente: para el pensamiento científico el progreso<br />

está demostrado, es demostrable, su demostración es incluso un elemento<br />

pedagógico indispensable para el desarrollo de la cultura científica.<br />

Dicho de otro modo, el progreso es la dinámica misma de la cultura científica,<br />

y es esta dinámica la que la <strong>historia</strong> de las ciencias debe describir. Debe<br />

describirla juzgando, valorizando, quitando toda posibilidad de un regreso a<br />

nociones erróneas", Gastón Bachelard, La actividad racionalista de la física<br />

contemporánea, p. 33.<br />

¿Por qué elegir la Pedagogía?<br />

La Pedagogía como saber será nuestro frente de trabajo<br />

porque, si suprimiéramos una a una las otras ciencias de la<br />

Educación y dejáramos la Pedagogía y la Didácüca podríamos<br />

de todas maneras pensar la enseñanza. La Didácüca se<br />

conformó como un discurso para enseñar: "Comencemos [...]<br />

a investigar sobre qué, a modo de roca inmóvil, podemos<br />

establecer el método de enseñar y aprender" 17<br />

. Y a través de<br />

la <strong>historia</strong>, la didáctica no ha cesado de abrir su discurso a<br />

conceptos y métodos sobre la enseñanza.<br />

Pestalozzi mantuvo unidos en su trabajo la enseñanza y el<br />

aprendizaje a través del método, planteando como finalidad<br />

de la enseñanza la educación. Así relata sus experiencias:<br />

"Busqué largo tiempo un principio psicológico común a todos<br />

esos procedimientos [...] de enseñanza, convencido de que<br />

era el único medio de descubrir la forma de perfeccionamiento<br />

asignada al hombre por su propia naturaleza" 18<br />

. Cuando<br />

Herbart intentó sistematizar la Pedagogía incluyó en ella la<br />

Didáctica. La Pedagogía general comprende "los tres conceptos<br />

capitales del gobierno, la instrucción y la disciplina [...] la<br />

teoría de la instrucción" es "la llamada Didáctica" 19<br />

. Posteriormente,<br />

cuando se fue conformando un discurso sobre las<br />

"Ciencias de la Educación", la Pedagogía permaneció en el<br />

seno de la enseñanza.<br />

Para Claparéde la Pedagogía es una "ciencia aplicada que<br />

reposa sobre el conocimiento del niño" 20<br />

. La ciencia del niño<br />

comprende para él la paidología o "ciencia pura", y la paidotecnia,<br />

"ciencia aplicada". Entre las subdivisiones de esta última<br />

coloca la Pedagogía científica y la define como "el conocimiento<br />

o la investigación de las circunstancias favorables<br />

al desarrollo del niño y de los medios de educarle y de instruirle<br />

en vista de un fin determinado" 21<br />

. A pesar de asignar<br />

a la Pedagogía un estatuto práctico, reservó para la Didáctica<br />

el papel de llevar a cabo los procedimientos de enseñanza:<br />

"Entre los problemas psicotécnicos, existe una categoría que<br />

desde el punto de vista de la práctica pedagógica tiene una<br />

17 Comenio, Didáctica magna, p. 52.<br />

18 J.E. Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus lujos, p. 132.<br />

19 J.F. Herbart, Bosquejo para un curso de Pedagogía, pp. 35-36.<br />

20 E. Claparéde, Psicología del niño i; pedagogía experimental, p. 103.<br />

21 Jbíd., p. 100.<br />

61


importancia especial: aquellos que conciernen a los procedimientos<br />

de enseñanza y que se han agrupado bajo el nombre<br />

de Didáctica" 22<br />

.<br />

Sean estas alusiones a Comenio, Pestalozzi, Herbart y<br />

Claparéde unos indicadores significativos acerca de la permanencia<br />

de la enseñanza como campo conceptual u operativo<br />

donde se concretan los conceptos prácticos del saber<br />

pedagógico. Planteamos entonces que la Pedagogía está más<br />

cerca de la enseñanza que cualquiera otra de las llamadas<br />

"Ciencias de la Educación".<br />

HISTORIA DEL SABER PEDAGÓGICO<br />

Proponemos el análisis de la Pedagogía como saber dadas<br />

las dificultades, ya anotadas, para disponer de un discurso<br />

científico en torno a un objeto de ciencia, abordado por un<br />

método propio para la construcción de proposiciones coherentes<br />

que presenten la actualidad de las Ciencias de la<br />

Educación o de la Pedagogía como ciencia.<br />

Nos situaremos, entonces, en el discurso de la Pedagogía,<br />

advirtiendo como ya se anotó en el capítulo sobre el saber<br />

pedagógico y su archivo, que un discurso está regido por la<br />

regularidad de una práctica discursiva. El discurso "es una<br />

práctica compleja y diferenciada que obedece a unas reglas y<br />

a unas transformaciones analizables" 23<br />

. El hecho de situarnos<br />

en la práctica discursiva nos ubica de entrada en el territorio<br />

del saber.<br />

El saber y las prácticas sociales<br />

El análisis de un saber 24<br />

permite reconocer regiones de<br />

saber que se han fonnado ya en el interior de las prácticas<br />

sociales, ya dentro de las prácticas discursivas. "Las prácti-<br />

22 Ibid., p. 107.<br />

23 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 355.<br />

24 La noción de saber nos permite situarnos en el interior y en el exterior de la<br />

verdad. "[...] hay dos tipos de <strong>historia</strong> de la verdad. La primera es una especie<br />

de <strong>historia</strong> interna de la verdad, que se corrige partiendo de sus propios<br />

principios de regulación: es la <strong>historia</strong> de la verdad tal como se hace en o a<br />

partir de la <strong>historia</strong> de las ciencias. Por otra parte, creo que en la sociedad, o<br />

al menos en nuestras sociedades, hay otros sitios en los que se forma la<br />

62<br />

cas sociales pueden llegar a engendrar dominios de saber<br />

que [...] hacen que aparezcan nuevos objetos, conceptos y<br />

técnicas" 25<br />

. Para el caso del saber pedagógico es de especial<br />

importancia, por ejemplo, el análisis de las controversias que<br />

suscitó durante el siglo XVIII la diferencia entre educación e<br />

instrucción referidas, primero a la formación del hombre, y<br />

luego a la formación del ciudadano mediante la instrucción<br />

pública. El siglo XIX se caracterizó por dos intensas luchas a<br />

propósito de la instrucción pública; primero, la de "los partidos<br />

políticos, conservadores y progresivos, reaccionarios y<br />

liberales por apoderarse de la educación y de la escuela para<br />

sus fines" 26<br />

. Segundo, la que tuvo lugar entre la Iglesia y el<br />

Estado que concluye con el dominio del Estado sobre la educación<br />

y la consiguiente constitución en cada país de la instrucción<br />

pública nacional.<br />

En el orden del saber, estas luchas imprimieron particularidades,<br />

en el seno del saber pedagógico, a ciertos objetos de<br />

discurso, como el de instrucción que alcanzó connotaciones<br />

suficientes para oponerse al de educación, así: educar significaba<br />

formar; instruir significaba impartir conocimientos.<br />

Antes de posarse sobre la placidez de una opción pedagógica,<br />

el concepto de instrucción recibió ciertas delimitaciones<br />

en la práctica política.<br />

Con anterioridad a su asentamiento en una práctica científica,<br />

un objeto, un concepto o un método pueden haberse<br />

formado en dominios del poder y después figurar "decantados<br />

en el interior de dominios epistemológicos definidos" 27<br />

.<br />

Esta posibilidad de análisis del saber, en relación con el poder,<br />

puede arrojar conocimientos epistemológicos a propósito<br />

de las disciplinas.<br />

En Vigilar y castigar, Foucault analiza el proceso de formación<br />

del examen como forma de saber apoyada en el panopüsmo.<br />

También demuestra la incidencia epistemológica<br />

del examen en la Medicina, la Pedagogía, la Psiquiatría y<br />

la Psicología. Para el caso de la Medicina fue condición esen-<br />

verdad, alli donde se definen un cierto número de reformas de subjetividad,<br />

dominios de objeto, tipos de saber y, por consiguiente, podemos hacer a partir<br />

de ello una <strong>historia</strong> extema, exterior, de la verdad", Michel Foucault, La ver­<br />

dad y (as formas jurídicas, p. 17.<br />

25 Jbíd., p. 14.<br />

26 Lorenzo Luzuriaga, Historia de la educación y de la pedagogía, p. 181.<br />

27 Citado por Miguel Morcy en: Lectura de Foucault, p. 247.<br />

63


cial para su "desbloqueo epistemológico" hacia finales del siglo<br />

XVIII, "la organización del hospital como aparato de 'examinar'<br />

" 28<br />

. La visita del médico al hospital se tornó más regular<br />

y rigurosa, los reglamentos incrementaron el tiempo de<br />

duración de su visita y la inspección que antes era eventual<br />

y rápida se convirtió en situación constante de examen. Este<br />

proceso acarreó dos consecuencias: por una parte el médico<br />

adquirió mayor importancia sobre el personal religioso y le<br />

fue confiado un papel específico aunque subordinado en la<br />

técnica del examen; por otra parte el hospital, antes de carácter<br />

asistencial, se convierte 29<br />

en "lugar de formación y de<br />

confrontación de conocimientos [...] El hospital bien 'disciplinado'<br />

constituirá el lugar adecuado de la 'disciplina' médica;<br />

ésta podrá perder su carácter textual, y tomar sus referencias<br />

menos en la tradición de los autores decisivos que en un<br />

dominio de objetos perpetuamente ofrecidos al examen" 30<br />

.<br />

Otro tanto ocurre en la Pedagogía del siglo XVIII con la<br />

aplicación de las técnicas del examen, cambia el papel del<br />

maestro: "el examen permite al maestro, a la par que transmite<br />

su saber, establecer sobre sus discípulos todo un campo<br />

de conocimientos" 31<br />

. En cambio en la tradición corporativa,<br />

el maestro reconocía una aptitud adquirida en la "obra<br />

maestra" que corroboraba una transmisión de saber ya realizada<br />

32<br />

. "Y así como el procedimiento del examen hospitalario<br />

ha permitido el desbloqueo epistemológico de la medicina, la<br />

época de la escuela 'examinatoria' ha marcado el comienzo<br />

de una Pedagogía que funciona como ciencia" 33<br />

.<br />

No quiere decir esto que el examen haya sido la práctica<br />

que siguió definiendo la Pedagogía; sin duda fue decisivo<br />

para transformar la función del maestro en la producción de<br />

un saber sobre los alumnos. Pero es igualmente importante<br />

el papel que jugó el método de enseñanza en la aplicación de<br />

la psicología a la Pedagogía. En busca del conocimiento de<br />

las leyes que guiaban el desarrollo del hombre para orientar<br />

la enseñanza, Pestalozzi acudió a la psicología, con el propósito<br />

de "establecer la educación del pueblo sobre fundamen-<br />

28 Michel Foucault, Vigilar y castigar, p. 190.<br />

29 Ibid.<br />

30 Ibid., p. 191.<br />

31 Ibid.<br />

32 Ibid.<br />

33 Ibid.<br />

64<br />

tos sicológicos" 34<br />

. Para la <strong>historia</strong> de la Pedagogía como saber,<br />

debemos considerar tanto los factores externos como las<br />

relaciones entre diferentes conocimientos en sus procesos de<br />

formación.<br />

Aunque la <strong>historia</strong> recurrencial debe fundamentarse en la<br />

actualidad de una ciencia, el análisis histórico se practica,<br />

también, tomando en cuenta las prácticas sociales. "La <strong>historia</strong><br />

que Canguilhem defiende, la <strong>historia</strong> epistemológica<br />

que temaüza las relaciones conceptuales, no se limita al interior<br />

de una ciencia, pero tampoco se agota siguiendo las<br />

filiaciones conceptuales en ciencias diferentes o explicitando<br />

sus relaciones con saberes no científicos: debe relacionar los<br />

conceptos con las prácticas sociales y políticas" 35<br />

. Canguilhem<br />

ilustra la relación de la ciencia con la práctica social en<br />

el análisis de las condiciones para que la estatura humana y<br />

las aptitudes intelectuales se convirtieran en objeto de estudio<br />

de Quetelet y de Binet, respectivamente. "La estatura humana<br />

supone el establecimiento de los ejércitos nacionales,<br />

del reclutamiento y el interés por las reformas. Las aptitudes<br />

intelectuales [...] suponen la institución de la escolaridad primaria<br />

obligatoria y el interés por el problema del retraso. Por<br />

consiguiente, la <strong>historia</strong> de las ciencias [...] no tiene solamente<br />

relación con un grupo de ciencia sin cohesión intrínseca<br />

sino también con la no-ciencia, con la ideología, con la<br />

práctica políüca y social" 36<br />

.<br />

Como al analizar un saber no solamente encontramos su<br />

formación vinculada a las prácticas sociales, sino también<br />

como habíamos dicho, a las prácticas discursivas, ocupémonos<br />

ahora de analizar el saber en sus dominios más internos<br />

pero de ninguna manera desligados de la exterioridad social.<br />

El saber y la <strong>historia</strong> de las ciencias<br />

En los análisis precedentes quedó indicado que ni las Ciencias<br />

de la Educación ni la Pedagogía que éstas definen será<br />

nuestro objeto de estudio. Se escoge entonces el saber pedagógico<br />

como el espacio, ahora, de nuestras aproximaciones his-<br />

34 J.E. Pestalozzi. Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, p. 33.<br />

35 Roberto Machado. Ciencia e saber, pp. 28-29.<br />

36 Georges Canguilhem, "El objeto de la <strong>historia</strong> de las ciencias", p. 11.<br />

65


toncas y metodológicas a la enseñanza; después, como el espacio<br />

de un campo de investigaciones por emprender.<br />

Si en el campo del saber es posible efectuar <strong>historia</strong> de las<br />

ciencias, es porque a partir de las prácticas discursivas se<br />

despliega una modalidad de <strong>historia</strong> cuyo cometido no es el<br />

análisis de las ciencias. Y no porque el saber amontone los<br />

conocimientos que casi llegaron a ser ciencia, "procedentes<br />

de experiencias, de tradiciones o de descubrimientos heterogéneos,<br />

y unidos solamente por la identidad del sujeto que<br />

los guarda" 37<br />

. El saber está formado por la regularidad de<br />

una práctica susceptible de <strong>historia</strong>r.<br />

Sobre un fondo de saber aparecen los discursos, tanto<br />

aquellos que alcanzan las normas de la cientificidad o su<br />

paso a la formalización, como aquellos cuya organización<br />

conceptual comporta niveles heterogéneos o cuyo objeto de<br />

saber aún está disperso en pluralidad de objetos. Sin embargo,<br />

no todos estos discursos son analizados por la <strong>historia</strong><br />

del saber, como veremos luego.<br />

Una práctica discursiva forma saberes que pueden o no<br />

estar desuñados a generar ciencias pero que son necesarios<br />

para su constitución. Un saber acoge una práctica discursiva<br />

especificada por sus objetos, sus formas de enunciación,<br />

sus conceptos y sus elecciones estratégicas. "Existen saberes<br />

que son independientes de las ciencias (que no son ni su<br />

esbozo histórico ni su reverso vivido), pero no existe saber<br />

sin una práctica discursiva y toda práctica discursiva puede<br />

definirse por el saber que forma" 38<br />

.<br />

En la interioridad del saber las formaciones discursivas<br />

emergen, se transforman y se modifican. Pero el discurso<br />

que ellas alojan no es un germen de una verdad creciente<br />

que finalmente se materializa en una ciencia 39<br />

o en una disciplina.<br />

Haya dado o no lugar a una ciencia o a una discipli-<br />

37 Michel Foucault, IJX arqueología del saber, p. 305.<br />

38 Ibid., p. 307.<br />

39 "Si no se reconoce en la ciencia más que la acumulación lineal de verdades o<br />

la ortogénesis de la razón, si no se reconoce en ella una práctica discursiva<br />

que tiene sus niveles, sus umbrales, sus rupturas diversas, no se puede<br />

describir más que una sola división histórica cuyo modelo se reconduce sin<br />

66<br />

cesar a lo largo de los tiempos, y para cualquier forma de saber: la división<br />

entre lo que no es todavía científico y lo que lo es definitivamente. Todo el espesor<br />

de los desgajamicntos, toda la dispersión de las rupturas, todo el desfase<br />

de sus efectos y el juego de su interdependencia se encuentran reducidos<br />

al acto monótono de una fundación que es preciso repetir constantemente",<br />

ibid., pp. 316-317.<br />

na el saber es también objeto de la <strong>historia</strong> de las ciencias.<br />

La <strong>historia</strong> arqueológica se ocupa de los procesos de formación<br />

de los saberes.<br />

Es entonces el saber el territorio propio de la arqueología,<br />

en el sentido de que la ciencia no es su objeto propio de<br />

estudio. El centro de atención de la arqueología son las formaciones<br />

discursivas en la medida en que en ellas a través<br />

del sistema de positividad se particulariza el saber. Las formaciones<br />

discursivas no son "ni ciencias actuales en vía de<br />

gestación, ni ciencias antes reconocidas como tales y luego<br />

obsoletas y abandonadas [...] Son unidades de una naturaleza<br />

y de un nivel diferentes de lo que hoy se llama (o de lo que<br />

pudo llamarse) una ciencia. Para caracterizarlas no es pertinente<br />

la distinción entre lo científico y lo no científico, son<br />

epistemológicamente neutrales" 40<br />

. El sistema de relaciones<br />

entre los elementos que conforman un saber es "menos es­<br />

tricto" 41<br />

que el de las ciencias pero en todo caso obedecen a<br />

una práctica regulada como condición de posibilidad de los<br />

discursos, así estos sean o pretendan llegar a ser científicos.<br />

En cambio en una ciencia el sistema que la rige es bien<br />

definido, "para que haya ciencia es necesario que los discursos<br />

obedezcan a detemiinadas leyes de construcción de las proposiciones,<br />

reglas que dan a los discursos el carácter distintivo<br />

de ciencia. La cuestión de la cientificidad del conocimiento<br />

científico es la propia razón de ser de la Epistemología" 42<br />

.<br />

Al no ser la ciencia el objeto de estudio de la arqueología,<br />

podría pensarse que son las disciplinas su campo más propicio,<br />

toda vez que estas aún no han alcanzado la cienüficidad.<br />

A este supuesto es preciso responder negativamente. Pero<br />

dado el interés que representa la relación entre disciplinas y<br />

formaciones discursivas para la <strong>historia</strong> del saber pedagógico,<br />

observemos qué es una disciplina y cuál es su situación<br />

en la <strong>historia</strong> arqueológica.<br />

Las disciplinas son discursos "que copian su organización<br />

de unos modelos científicos que tienden a la coherencia y a<br />

la demostraüvidad, que son admitidos, institucionalizados,<br />

transmitidos y a veces enseñados como unas ciencias" 43<br />

. En<br />

40 Michel Foucault. Respuesta al círculo de Epistcnwlogia, p. 257.<br />

41 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 305.<br />

42 Roberto Machado, Ciencia e saber, p. 172.<br />

43 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 299.<br />

67


vez de disponer de un objeto único con su correspondiente<br />

método, una disciplina "se define por un ámbito de objetos,<br />

un conjunto de métodos, un corpus de proposiciones consideradas<br />

como verdaderas, un juego de reglas y de definiciones,<br />

de técnicas y de instrumentos" 44<br />

.<br />

No es difícil distinguir, a propósito de las Ciencias de la<br />

Educación y de la Pedagogía, la pluralidad de objetos y de<br />

métodos para conceptualizar. La educación 45<br />

es para unos el<br />

objeto de la Pedagogía 46<br />

; en cambio para otros la educación<br />

como fenómeno social complejo es el objeto de las Ciencias<br />

de la Educación 47<br />

; el aprendizaje es la razón de ser de la<br />

enseñanza 48<br />

para no pocas corrientes pedagógicas, y para<br />

otras lo es el conocimiento. Pero en todo caso entre enseñar<br />

y aprender o enseñar y conocer giran las definiciones.<br />

En un contexto más amplio y en la perspectiva de una<br />

futura <strong>historia</strong> de la enseñanza, habrá que aprehender ía<br />

enseñanza como objeto de saber y dar cuenta, a través de las<br />

prácticas discursivas que el análisis pueda ubicar, de sus<br />

dispersiones, de sus transformaciones, de sus enrarecimientos,<br />

de sus rupturas. Un análisis previo indica como guía<br />

para un punto de partida las siguientes superficies de discurso<br />

en las cuales aparece: como un objeto de un discurso<br />

(la Didáctica magna de Comenio), como método de enseñanza<br />

(Pestalozzi), como un mecanismo disciplinario (la enseñanza<br />

mutua de Bell y Lancaster), como estrategia de educación<br />

(Rousseau), como una teoría de la instrucción (Herbart),<br />

como una práctica (la práctica pedagógica en Claparéde). El<br />

análisis histórico sacaría a la luz las relaciones, las distancias,<br />

las exclusiones, las continuidades entre esos diferentes<br />

objetos de discurso que, con el derecho al riesgo que conceden<br />

las hipótesis, conforman un objeto de saber.<br />

44 Michel Foucault, £1 orden del discurso, p. 27.<br />

45 "El saber técnico sobre la educación es la 'Didáctica', la 'organización escolar'<br />

y la Tecnología Educativa; el saber científico es la 'Pedagogía' o 'Ciencia de la<br />

educación'", Paciano Fcrmoso, Teoría de la Educación, p. 22.<br />

46 "El objeto de la Pedagogía es la Educación". Émilc Planchare!, Orientaciones<br />

actuales de la Pedagogía, p. 12.<br />

47 Todas estas disciplinas, que a menudo no son más que una parte de una<br />

disciplina más genera] (<strong>historia</strong> de la educación, psicología de..., planificación<br />

de...), tienen en común un objetivo muy preciso: el estudio de las situaciones<br />

y de los hechos educativos", Gastón Mialaret, Ciencias de la Educación, p. 76.<br />

48 "Enseñar es disponer de cierto modo las condiciones o contingencias de reforzamiento<br />

en que los estudiantes aprenden", B.J. Skinner, Tecnología de la<br />

68<br />

enseñanza, p. 78.<br />

En cuanto a los métodos, es también amplio el conjunto<br />

de disciplinas en que se apoyan las Ciencias de la Educación<br />

y la Pedagogía; entre las más utilizadas por las diversas corrientes<br />

están la psicología, la sociología, la biología, la antropología,<br />

la estadística, la lingüística, la cibernética. La pluralidad<br />

de objetos es tan amplia o el objeto definido es tan<br />

vasto, que en cada articulación de la Pedagogía o de las<br />

Ciencias de la Educación con otra disciplina, aflora un objeto<br />

al cual se le aplica un método diseñado en tal disciplina para<br />

llevar a cabo conceptualizaciones y aplicaciones. Será preciso,<br />

más adelante, cuando la <strong>historia</strong> del saber pedagógico<br />

avance, recoger bajo el término de saberlos discursos acerca<br />

de aquellos objetos y métodos, con las implicaciones metodológicas<br />

de tal noción, así: la pluralidad y la heterogeneidad<br />

de los discursos hacen parte de su campo de análisis. Por<br />

ahora consideremos la relación de las disciplinas con las positividades<br />

en el campo del saber.<br />

Pero si en un saber no emerge una disciplina, ¿entonces<br />

de qué hacer <strong>historia</strong>? A esta pregunta hay que responder en<br />

dos sentidos: primero, de todos modos en una práctica discursiva<br />

se encuentran positividades y formaciones discursivas<br />

accesibles a la descripción; segundo, en una formación<br />

discursiva y en las transformaciones de su positividad puede<br />

emerger una disciplina.<br />

Una positividad no es un amontonamiento de conocimientos<br />

de segunda clase que la evolución de las ideas ha<br />

ido depositando a su paso. No, una positividad posee una<br />

regularidad para sus objetos, conceptos, enunciaciones y<br />

elecciones temáticas. Si una formación discursiva no proviene<br />

de un saber cuya positividad haya generado una disciplina,<br />

proviene de un saber cuya positividad se aloja en una<br />

formación discursiva.<br />

Los comienzos de una práctica discursiva constituyen<br />

una positividad y se aprehenden en la formación de sus objetos,<br />

fundamentalmente 49<br />

. Pero una positividad no desaparece<br />

cuando sufre una transformación. Siempre que haya<br />

saber existe positividad, y esta se individualiza, a pesar de<br />

su dispersión, en una formación discursiva.<br />

Se presentan varios casos en las positividades: en primer<br />

lugar si existe positividad no necesariamente existe discipli-<br />

49 Michel Foucaula La arqueología del saber, p. 79.<br />

69


na. Así, en el discurso que precedió en los siglos XVII y XVIII<br />

a la formación de la disciplina psiquiátrica, no existía otra<br />

disciplina previa. Sin embargo, existía una práctica discursiva<br />

que actuaba en los objetos, conceptos, formas de enunciación<br />

y estrategias teóricas a propósito de la locura. "En la<br />

época clásica se tiene, pues, una formación discursiva y una<br />

positividad absolutamente accesible a la descripción, a las<br />

cuales no corresponde ninguna disciplina definida que se<br />

pueda comparar a la psiquiatría" 50<br />

. No siempre que se tiene<br />

una positividad se tiene también una disciplina.<br />

En segundo lugar, en una formación discursiva y en las<br />

transformaciones de su positividad puede emerger una disciplina.<br />

La práctica discursiva, en estos casos, no actúa solamente<br />

en la disciplina, sino también "en textos jurídicos, en<br />

expresiones literarias, en reflexiones filosóficas, en decisiones<br />

de orden político, en frases cotidianas, en opiniones" 51<br />

. Así,<br />

la formación discursiva en la cual se localiza la disciplina<br />

psiquiátrica que apareció a principios del siglo XIX, es más<br />

amplia que el discurso de la psiquiatría, lo desborda y lo<br />

rodea por todas partes.<br />

En este punto del trabajo ya es hora de preguntarnos: si la<br />

arqueología no describe disciplinas sino saberes, y si las positividades<br />

son más amplias que las disciplinas, ¿cómo se abordaría<br />

el estudio de la Pedagogía como disciplina? Se trata en<br />

esta pregunta de los procesos de formación de la Pedagogía<br />

como disciplina. A lo cual es necesario responder: esta <strong>historia</strong><br />

arqueológica deberá llevarse a cabo mediante el análisis de la<br />

práctica discursiva en la cual se supone que ha emergido una<br />

formación discursiva en la cual se localiza la Pedagogía cuando<br />

ella alcanza un estatuto de disciplina. La descripción cubrirá,<br />

entonces, la reescritura metódica de la positividad que aloja<br />

dicha disciplina. Todo indica, pues, que el punto de partida<br />

se debe situar cronológicamente allí donde se vislumbra que<br />

hubo una positividad acerca de la enseñanza, una modificación<br />

tal que permitió la emergencia de la Pedagogía como un<br />

discurso con pretensión de sistematicidad.<br />

Ahora bien, en los territorios del saber y en la interioridad<br />

de las formaciones discursivas emergen discursos cuyo estatuto<br />

es diferente de acuerdo con el nivel alcanzado por sus<br />

50 Ibid., p. 301.<br />

51 Ibid., p. 300.<br />

70<br />

conceptualizaciones. Pero ¿cómo reconocer el nivel alcanzado?<br />

A partir de identificar diferentes üpos de emergencias a<br />

propósito de las formaciones discursivas. Esas emergencias<br />

marcan diversos umbrales, así: cuando una formación discursiva<br />

surge en una práctica discursiva y alcanza individualidad<br />

y autonomía, opera en consecuencia un único sistema<br />

de formación de los enunciados. Este momento o el de<br />

transformación de tal sistema recibe el nombre de umbral de<br />

positividad. "Cuando en el juego de una formación discursiva<br />

un conjunto de enunciados se recorta, pretende hacer valer<br />

(incluso sin lograrlo) unas normas de verificación y de coherencia<br />

y ejerce, con respecto al saber, una función dominante<br />

(de modelo, de crítica o de verificación), se dirá que la<br />

formación discursiva franquea un umbral de epistemologización"<br />

52<br />

; en este umbral se ejerce la <strong>historia</strong> arqueológica,<br />

para la cual, "la cientificidad no sirve de norma, lo que se<br />

intenta dejar al desnudo son las prácticas discursivas en la<br />

medida en que dan lugar a un saber y en que ese saber toma<br />

el estatuto y el papel de ciencia [...] Se trata [...] de perfilar la<br />

<strong>historia</strong> de las ciencias a partir de una descripción de las<br />

prácticas discursivas" 53<br />

. El umbral de epistemologización se<br />

ubica en el punto que estraüfica las formaciones discursivas,<br />

diferenciando las que se definen por su positividad de las<br />

que alcanzaron estatuto de figuras epistemológicas, "que no<br />

todas son forzosamente ciencias (y que, por lo demás, jamás<br />

llegarán quizá a serlo)" 54<br />

.<br />

Los otros umbrales que se pueden localizar en las formaciones<br />

discursivas no son objeto de la <strong>historia</strong> arqueológica y<br />

corresponden a discursos que han alcanzado la cientificidad.<br />

Cuando la figura epistemológica que había logrado un umbral<br />

de epistemologización, "obedece a cierto número de criterios<br />

formales, cuando sus enunciados no responden solamente<br />

a reglas arqueológicas de formación, sino además a<br />

ciertas leyes de construcción de las proposiciones, se dirá<br />

que ha franqueado un umbral de cientificidad' 55<br />

. En este<br />

umbral se practica la <strong>historia</strong> epistemológica, la cual, como<br />

habíamos dicho antes, toma como norma la ciencia consü-<br />

52 Ibid.. p. 314.<br />

53 Ibid., p. 321.<br />

54 Ibid.<br />

55 Ibid.. p. 314.<br />

71


tuida para juzgar, a partir de su actual verdad, el pasado; la<br />

<strong>historia</strong> a este nivel, distingue la verdad y el error, el obstáculo<br />

y el progreso, lo científico y lo no científico; pero este<br />

análisis no necesita situarse en el interior de la misma ciencia<br />

para desplegar el análisis. "Se trata, por lo tanto, de seguir<br />

la <strong>historia</strong> desde fuera de la ciencia misma, lo cual es<br />

una forma de expresar que esta <strong>historia</strong> es de hecho un paso<br />

de vin 'no se sabe' a un 'se sabe'. Debe decirse además que<br />

es el esfuerzo de pensar la ciencia en su cuerpo real, el con­<br />

cepto" 56<br />

. De esta <strong>historia</strong> han dado los modelos Gastón Ba­<br />

chelard y Georges Canguilhem.<br />

Distinto es el umbral de formalización, franqueado por un<br />

discurso científico, cuando este "pueda definir los axiomas que<br />

le son necesarios, los elementos que utilizan, las estructuras<br />

preposicionales que son para él legítimas y las transformaciones<br />

que acepta, cuando pueda así desplegar, a partir de sí<br />

mismo, el edificio formal que constituye" 57<br />

. Corresponde a este<br />

umbral del discurso el análisis recurrencial que no puede realizarse<br />

sino en el interior de la ciencia constituida.<br />

Ahora bien, para los diferentes tipos de discursos (positividades,<br />

figuras epistemológicas y ciencias), el saber es su<br />

condición de posibilidad, pero solamente el umbral de epistemologización<br />

es objeto de la <strong>historia</strong> arqueológica, a la localización<br />

de este umbral y a su descripción histórica debe dirigirse<br />

la investigación acerca del saber pedagógico. A título de<br />

hipótesis (y sin renunciar al derecho de modificaciones eventuales),<br />

se propone la realización de trabajos (tal vez dos o<br />

tres <strong>historia</strong>s y varios trabajos monográficos) que permitan<br />

por comparación entre varias positividades describir el proceso<br />

de epistemologización que corresponde a la formación de<br />

la Pedagogía como disciplina. Se podría llamar a este trabajo<br />

una <strong>historia</strong> del saber pedagógico centrada en la enseñanza.<br />

A propósito de la localización del umbral de positividad<br />

que servirá de punto de comparación, podrían servir de guía<br />

las siguientes proposiciones:<br />

a) La emergencia de una positividad acerca de la enseñanza<br />

es el momento de mayor dispersión de sus objetos y<br />

conceptos que se encuentran muy diseminados entre discur­<br />

so Pierre Machcrey. "La filosofía de las ciencias de Georges Canguilhem", p. 414.<br />

57 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 314.<br />

72<br />

sos y prácticas heterogéneas. Debe servirnos como una señal*<br />

el momento en que la instrucción elemental se va perfilando<br />

como una prácüca que ya no hace parte del sistema de<br />

estudios superiores, en el siglo XVI.<br />

b) La transformación de la posiüvidad acerca de la enseñanza,<br />

sería el momento en que se localizan objetos que por<br />

su nuevo nivel de elaboración pueden llamarse objetos de<br />

saber. Debe servirnos aquí como señal la aparición de un<br />

discurso positivo sobre la Didácüca en el siglo XVII. Sin duda<br />

es el momento más sistemático de la positividad; las transformaciones<br />

que han tenido lugar permiten ya ubicar un sujeto<br />

de saber, una institución de enseñanza que opera con<br />

ese saber y una práctica en torno al mismo que le otorga<br />

mayor complejidad discursiva. A este estado del discurso sobre<br />

la enseñanza propongo llamarlo saber pedagógico. Las<br />

prácticas, los discursos y los puntos de comparación entre la<br />

emergencia de una positividad acerca de la enseñanza y su<br />

transfonnación en saber pedagógico, se presentan en el<br />

aparte denominado "Dominios de investigación histórica".<br />

Más de una razón existe para denominar a tal transformación<br />

saber pedagógico. Saber pedagógico es la noción metodológica<br />

que más discursos heterogéneos puede agrupar<br />

en torno a la enseñanza. Cuando aparece la didáctica, la<br />

dispersión acerca de la enseñanza adquiere un discurso metódico,<br />

y la enseñanza como objeto de saber es el centro de la<br />

didáctica. En los discursos acerca de la educación de Rousseau<br />

y Pestalozzi, la enseñanza es una estrategia para educar.<br />

La Pedagogía planteada por Herbart agrupa los discursos<br />

acerca de la educación, la instrucción (didáctica) y la<br />

enseñanza. Y considerada entre las Ciencias de la Educación,<br />

la Pedagogía se encuentra en el grupo de ciencias que<br />

tratan conceptual u operativamente la enseñanza. En suma,<br />

entre Pedagogía y enseñanza existen unos nexos históricos,<br />

a nivel de la práctica y de los discursos, que nos autorizan<br />

a formular el saber pedagógico, en sentido metodológico**<br />

como el saber que ha tenido por "referencial" la enseñanza.<br />

Esta definición no sugiere de ninguna manera una continuidad<br />

progresiva; por el contrario, delimita una dispersión<br />

Señal pero no clcllnición.<br />

No como método de enseñanza sino como guía de trabajo.<br />

73


acerca de la enseñanza como objeto de investigación en el<br />

cual deben ser localizadas las prácticas discursivas que den<br />

cuenta de sus modificaciones, enrarecimientos, desniveles o<br />

rupturas. Pero tampoco sugiere una <strong>historia</strong> totalizadora de<br />

lo que fue dicho acerca de la enseñanza a lo largo de los<br />

siglos; saber pedagógico es una estrategia de análisis que<br />

nos posibilita <strong>historia</strong>r las prácticas discursivas que han delimitado<br />

como sujeto de saber al maestro.<br />

Dominios de investigación histórica<br />

Se trata de esbozar un dominio para <strong>historia</strong>r la enseñanza.<br />

Un sondeo previo de las fuentes delimita como campo de<br />

análisis la enseñanza en el siglo XVI, a partir del proceso por<br />

el cual ella se refiere a la enseñanza de la lectura, la escritura<br />

y la religión. Esto es, el proceso mediante el cual la instrucción<br />

elemental ya no es "Considerada únicamente como<br />

preparación para los estudios superiores, sino como fin en<br />

sí" 58<br />

. Encontraremos que esta práctica está precedida y<br />

acompañada de prácticas de enseñanza heterogéneas: la enseñanza<br />

impartida por los sacristanes, en el seno de la igle­<br />

sia 59<br />

; la enseñanza de los artesanos cuando el maestro era a<br />

la vez un trabajador manual; la enseñanza particular de los<br />

maestros que iban de casa en casa. Asimismo, en ese punto<br />

de partida debemos incluir los textos metódicos a propósito<br />

de la enseñanza.<br />

El punto de comparación lo situaríamos en el siglo XVII<br />

en el cual emerge, por una parte, una crítica al desorden que<br />

reinaba en la enseñanza, decía Ratke 60<br />

: "cada uno hace lo<br />

58 Ernesto Codignola, Historia de la Educación y de la Pedagogía, p. 141.<br />

59 La ordenanza escolar de 1580 dice: 'Todos los custodes o sacristanes rurales<br />

deben dar escuela y cuidar de ella diariamente con toda aplicación, y en ella<br />

enseñar a los niños a leer, escribir y los cantos cristianos que en la iglesia<br />

deben usarse, a lo cual el párroco debe dirigir su celosa atención, y amoneslar<br />

al pueblo con seriedad sobre ello", citado por W. Dilthcy, en: Historia de la<br />

Pedagogía, p. 166.<br />

60 Wolfgang Rattich (Ratichius o Ratke) (1571-1655). Contemporáneo de Comenio.<br />

Las principales ideas en las cuales se apoyaba su método eran: "1. gue el<br />

método ha de seguir a la naturaleza, yendo de lo simple y sencillo a lo complicado<br />

y superior, y de lo fácil a lo difícil. 2. No debe aprenderse más que<br />

74<br />

una cosa a la vez y no pasar a otra hasta haberla comprendido por completo.<br />

3. Debe repetirse lo aprendido. 4. Todo debe enseñarse primero en la lengua<br />

materna, y después pasar a las lenguas extranjeras. 5. Deben aprenderse<br />

gustosamente sin coacción por el maestro. 6. No deben imponerse reglas y<br />

que quiere en sus estudios, sin orden definido" 61<br />

. Por otra<br />

parte, emerge un discurso metódico en la Didáctica: "Comencemos<br />

[...] a investigar sobre qué, a modo de roca inmóvil,<br />

podemos establecer el método de enseñar y aprender 52<br />

.<br />

No es difícil observar que durante ese lapso, la enseñanza<br />

no tenía en sus comienzos un lugar definido, ni un sujeto<br />

(maestro) que se dedicase a enseñar para ser reconocido como<br />

tal, ni un discurso unificado de definiciones y procedimientos<br />

de enseñanza. Seguramente en cada una de esas prácticas, la<br />

enseñanza es nombrada de manera diferente; no es igual la<br />

justificación para impartirla como parte de la educación de las<br />

élites o como instrucción para los "pobres". Asimismo, "el escribir<br />

y contar, en los siglos XVI y XVII, no fueron por regla<br />

general, cuando menos en el campo, asignaturas obligatorias"<br />

63<br />

; en cambio, la enseñanza de la religión era la norma<br />

general, a tal punto que el libro más usado era el catecismo.<br />

En el sistema de enseñanza protestante-humanista según<br />

la ordenanza escolar para Sajonia, en 1528, "la materia a<br />

enseñar en las escuelas latinas debía consistir únicamente<br />

en leer y escribir la lengua latina (ninguna más), y doctrina<br />

cristiana" 64<br />

. Por el contrario, en la segunda mitad del siglo<br />

XVII, los "hermanos" de la orden fundada por Juan Bautista<br />

de la Salle, "no necesitaban saber latín porque se consagraron<br />

exclusivamente a la enseñanza gratuita del pueblo" 65<br />

.<br />

Sabido es que del siglo XVI al siglo XVII el latín va siendo<br />

desplazado hasta llegar a preferirse la lengua materna en la<br />

enseñanza.<br />

Desde una práctica dispersa, la enseñanza se modificó<br />

hasta convertirse en un discurso metódico que debía contar<br />

con un maestro, procedimientos específicos, un lugar delimitado<br />

(la escuela), unos contenidos uniformes y una caracterización<br />

de la forma de aprender.<br />

menos aprenderlas de memoria, sino obtenerlas por sí mismos o de buenos<br />

autores. 7. Primero la cosa misma, después los nombres de las cosas. 8. Todo<br />

debe aprenderse por experiencia e inducción. 9. El maestro debe sólo instruir;<br />

la disciplina escolar y la doméstica", en: Lorenzo Luzuriaga, Historia de la<br />

educación y de la Pedagogía, p. 141.<br />

61 Ratichius, Introduction á l'art d'cnscigner, citado por M. Dcbesse y G. Mialaret<br />

en: Historia de la Pedagogía, II, p. 59.<br />

62 Comenio, Didáctica magna, p. 52.<br />

63 Ilermann Weimar, Historia de la Pedagogía, p. 72. t<br />

64 Ibid., p. 57.<br />

65 Ibid.. p. 73.<br />

75


Discursos diferentes tendríamos que considerar: como<br />

sermones, ordenanzas, catecismos, ensayos, libros metódicos.<br />

Autores como Lutero, Calvino, Melanchton, Erasmo, Vives,<br />

Montaigne, Ratke, Comenio, y seguramente otros, vendrían<br />

a ocupar un lugar en la práctica discursiva que da<br />

cuenta de los mencionados procesos de enseñanza.<br />

En la práctica discursiva donde localizamos el saber metódico<br />

de la didáctica encontramos estos autores que seguramente<br />

hablaron de objetos diferentes y a través de conceptos<br />

de niveles heterogéneos. En todo caso es difícil establecer de<br />

antemano cómo se agruparían tales autores; pero tendremos<br />

que observar cuidadosamente los escritos de Vives, Bacon,<br />

Montaigne y Ratke, señalados con insistencia por la <strong>historia</strong><br />

de la Pedagogía como hitos fundamentales en la emergencia<br />

de la didácüca. Asimismo acontecimientos políücos y<br />

religiosos como la reforma protestante, la contrarreforma, la<br />

estrategia de los estados para la educación popular, la formación<br />

de las naciones, tuvieron su nexo particular con la<br />

práctica de la enseñanza y deberán ser considerados.<br />

Habría que aplicar las reglas de formación para hacer<br />

aflorar los diversos objetos que se referían a la enseñanza (a<br />

través de las prácticas de doctrina religiosa, de los artesanos,<br />

de los preceptores privados y del maestro). Localizaríamos<br />

una dispersión de conceptos sobre la educación de la nobleza,<br />

la educación de los pobres, el cultivo de las facultades, la<br />

disciplina como estrategia de educación, el entendimiento y<br />

su relación con el aprender, los métodos para lograr la erudición,<br />

y la Didáctica como un discurso reglado para enseñar y<br />

aprender. Asimismo veríamos una dispersión de "posiciones<br />

de sujeto" de parte de los diferentes maestros que enseñaban<br />

y de acuerdo con la estrategia de educación y de instrucción<br />

en que ellos se encontraban inscritos: o la disciplina como<br />

fundamento de la educación y la virtud, o el método para<br />

alcanzar la virtud, el conocimiento y la utilidad.<br />

¿Qué importancia tendría esta <strong>historia</strong>? Primero que todo,<br />

localizar y describir la positividad acerca de la enseñanza y<br />

su transformación a partir de la didáctica, es decir, ensayar<br />

la hipótesis de que el discurso de la Didáctica, en el siglo<br />

XVII, es la regularidad que agrupa la dispersión de la enseñanza<br />

y define un sujeto de saber (el maestro), que hasta<br />

nuestros días, y a pesar de la Pedagogía y de las Ciencias de<br />

la Educación, sigue teniendo una misma forma de relación<br />

76<br />

con los conocimientos que enseña: el método, los procedimientos,<br />

llámense estos enseñanza objetiva, centros de interés,<br />

tecnología o instrucción. Creemos que para hacer una<br />

crítica a la Pedagogía y a la Didáctica debemos trabajar la<br />

<strong>historia</strong> de la enseñanza. No sólo en la práctica discursiva<br />

que acabamos de anotar, sino también en otras que nos proporcionarían<br />

valiosos temas de discusión y de investigación.<br />

igualmente interesante y complejo es el sistema de relaciones<br />

que debemos comparar con la positividad en la cual<br />

emerge el saber pedagógico. Encontraremos en tal sistema,<br />

como hitos fundamentales, los discursos de Rousseau, Pestalozzi<br />

y Herbart. La pregunta por la enseñanza continúa en<br />

el centro de esta investigación.<br />

Pero esta vez la dispersión que está investida encuentra<br />

un sistema institucional más definido. Entre los siglos XVIII<br />

y XIX se desarrolla la educación estatal llegando a ser la<br />

instrucción pública, objeto del saber y del poder. Se inicia el<br />

laicismo en la enseñanza; la instrucción pública se plantea<br />

como unidad orgánica desde la escuela primaria a la universidad;<br />

la instrucción del pueblo se convierte en un asunto<br />

político. Igualmente la preparación del maestro, que en el<br />

siglo XVII fue objeto de la iniciaüva religiosa (Ch. Démia,<br />

1624; J.B. de la Salle, 1685), desde el siglo XVIII se incorpora<br />

al ámbito estatal con la creación de las Escuelas Normales<br />

para la formación de maestros.<br />

En el siglo XIX se crean los sistemas nacionales de educación<br />

y se promulgan destacadas leyes sobre instrucción pú­<br />

blica 06<br />

. Países como Francia, Inglaterra, Alemania, España,<br />

Estados Unidos y las repúblicas hispanoamericanas (una vez<br />

consolidada su independencia, y en la segunda mitad del<br />

siglo XIX), difundieron en su territorio la enseñanza primaria<br />

y buscaron hacerla universal, gratuita y obligatoria; "se puede<br />

decir que la educación pública, en su grado elemental,<br />

queda firmemente establecida durante este siglo, con la adi-<br />

66 "La Ley 6 de agosto de 1821, autorizó al Poder Ejecutivo para establecer Escuelas<br />

Normales de Enseñanza Mutuas en las principales ciudades de Colombia. El<br />

Decreto 20 de enero de 1822 las sitúa en las ciudades de 'Bogotá. Caracas y<br />

güilo luego que se halle libre' y las reglamenta para que en ellas 'un joven u otra<br />

persona de talento que bajo las órdenes del intendente de la capital, y enseñanza<br />

del maestro, se instruya en el método lancastcriano'. Así nace la escuela normal<br />

como una institución para difundir el 'método de enseñanza mutua, el cual<br />

aplicarían los maestros en las escuelas de primeras letras", Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong>,<br />

El maestro y el saixr pedagógico en Colombia, 1821-1848, p. 76.<br />

77


ción de dos nuevos elementos: las escuelas de párvulos para<br />

la primera infancia y las escuelas normales para la preparación<br />

del magisterio" 67<br />

.<br />

En el saber pedagógico encontraríamos temas ampliamente<br />

tratados, tales como la educación del niño 68<br />

, la educación<br />

del pueblo 69<br />

, la instrucción, el método de enseñanza, las<br />

formas de conocer (mediante las facultades y las representaciones),<br />

la relación entre moral y política 70<br />

, y la relación entre<br />

disciplina y educación 71<br />

. Temas que atravesaron los discursos<br />

de Rousseau, Pestalozzi, Herbart y otros pedagogos, pero<br />

que también estuvieron presentes, y algunos de ellos emergieron,<br />

en la práctica política.<br />

En la positividad que rige los discursos que serían objeto<br />

de nuestro estudio, encontraremos que la forma de conocer y<br />

la forma de aprender se corresponden en el saber pedagógico,<br />

y que desde los enunciados acerca de las facultades hasta<br />

la representación, se derivan procedimientos de enseñanza<br />

y concepciones sobre la educación. Así, Rousseau anota<br />

que "el desenvolvimiento interno de nuestros órganos y de<br />

nuestras facultades es la educación de la naturaleza; el uso<br />

que aprendemos a hacer de este desenvolvimiento o desarrollo<br />

por medio de sus enseñanzas, es la educación humana y<br />

la adquirida por nuestra propia experiencia sobre los objetos<br />

que nos afectan, es la educación de las cosas" 72<br />

, pero la buena<br />

educación es la que armoniza estas tres clases de educación.<br />

Para Pestalozzi, "el hombre puede imprimir a la evolución<br />

de sus facultades la dirección más precisa y más general<br />

y la marcha más rápida, porque la naturaleza solamente<br />

le ha dado para su desarrollo facultades y medios<br />

mas no le ha trazado ninguna dirección" 73<br />

. En cambio en<br />

67 Lorenzo Luzuriaga, Historia de la educación y de la Pedagogía, p. 181.<br />

68 "La humanidad tiene su puesto en el orden de las cosas; la infancia posee<br />

también el suyo en el orden de la vida humana; es indispensable considerar<br />

al hombre en el hombre, y al niño en el niño", J.J. Rousseau, Emilio o la<br />

educación, p. 123.<br />

69 Pestalozzi trató de "establecer la educación del pueblo sobre fundamentos<br />

psicológicos", J.E. Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, p. 33.<br />

70 "Hay que estudiar la sociedad por los hombres y los hombres por la sociedad;<br />

los que quieran tratar por separado la política y la moral no entenderán<br />

palabra ni de una ni de otra", J.J. Rousseau, Emilio o la educación, p. 338.<br />

71 "La instrucción tiene con la disciplina de común que ambas laboran por la<br />

educación", I Icrbart, Bosquejo para un curso de Pedagogía, p. 47.<br />

72 J.J. Rousseau, Emilio o la educación, p. 68.<br />

73 J.E. Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, p. 152.<br />

78<br />

Herbart hay ya un distanciamiento de las facultades; la educabilidad,<br />

dice, "no depende de una relación entre varias facultades<br />

del alma originariamente diferentes; sino de una<br />

relación de las masas de representaciones ya adquiridas (en<br />

parte entre sí mismas, en parte con la organización corporal.<br />

Todo alumno ha de ser observado en este doble aspecto)" 74<br />

.<br />

Interesa considerablemente el análisis de los conceptos<br />

enseñar y aprender, con el fin de distinguir en ellos la presencia<br />

de discursos provenientes, ya del saber pedagógico,<br />

ya de otros saberes; Pestalozzi, por ejemplo, trató de basar<br />

en principios psicológicos la enseñanza, y sabido es que Herbart<br />

buscó fundamentarla en la psicología y en la filosofía.<br />

Los conceptos que en cada uno de ellos propician la articulación<br />

entre enseñanza y psicología, y los procedimientos que<br />

de éstos se derivaron como aplicaciones para la práctica de<br />

la enseñanza, deben ser distinguidos cuidadosamente en el<br />

análisis, con el fin, en primer lugar, de ir caracterizando el<br />

campo de reconceptualización de la Pedagogía, y en segundo<br />

lugar, para describir en su positividad la relación educación<br />

e instrucción, relación que suscitó métodos de enseñanza,<br />

prácticas disciplinarias, opciones de formación, y políticas de<br />

difusión de las ciencias. Para estudios posteriores sobre la<br />

aparición de las Ciencias de la Educación, los conocimientos<br />

que arrojaría el análisis de la relación entre educación e<br />

instrucción posibilitarían comprender por qué la <strong>historia</strong> de<br />

la educación es, entre otras cosas, una <strong>historia</strong> política de la<br />

enseñanza de las ciencias, si se reconoce en ella una práctica<br />

discursiva.<br />

Otro tema clave, que está presente en la práctica discursiva<br />

que trataríamos de describir, son las delimitaciones que<br />

recibe el maestro como sujeto de saber pedagógico, delimitaciones<br />

que provienen de la práctica social a través de las<br />

políticas para la difusión de los saberes y para la disciplina<br />

escolar, pero que también se derivan de la normatividad del<br />

propio saber pedagógico.<br />

El sujeto de saber que perfiló tal práctica discursiva se<br />

modificó desde su identidad con base en el método de enseñanza,<br />

o en la estrategia de educación hasta su redefinición<br />

por la posesión, ya no tanto de un método como de una<br />

ciencia para él y una ciencia para enseñar. Así, Pestalozzi<br />

74 J.F. 1 lerbart. Bosquejo para, un curso de Pedagogía, p. 26.<br />

79


consideraba que en la "educación del pueblo" no sería posible<br />

avanzar sin encontrar previamente las "formas de enseñanza"<br />

que hiciesen del maestro, "por lo menos hasta la conclusión<br />

de los estudios elementales, el simple instrumento<br />

mecánico de un método cuyos resultados deben hacer por la<br />

naturaleza de sus formas y no por la habilidad del que lo<br />

practica. Doy por sentado que un libro de estudio no sea<br />

bueno sino cuando puede ser usado tan bien por un maestro<br />

sin instrucción como por un maestro instruido" 75<br />

. En<br />

cambio, para Herbart el maestro debe contar con una ciencia<br />

para la enseñanza y la ciencia para enseñar, "la Pedagogía es<br />

la ciencia que necesita el educador para sí mismo. Pero también<br />

debe poseer la ciencia para comunicarla. Y debo confesarlo<br />

aquí, yo no puedo concebir la educación sin la instrucción,<br />

e, inversamente, no reconozco [...] instrucción alguna<br />

que no eduque" 76<br />

.<br />

Sea el caso de la enseñanza mutua a comienzos del siglo<br />

XIX. Al hacer el análisis de sus condiciones históricas de<br />

existencia, encontraríamos que no fue simplemente una modalidad<br />

de enseñanza donde los niños más avanzados enseñan<br />

a los menos avanzados, ni tampoco fue una manera de<br />

favorecer a las clases pobres. Seguramente el saber a que da<br />

lugar esta práctica discursiva, mostraría la presencia de discursos<br />

sobre las clases pobres, sobre el trabajo y sobre la<br />

moral; discursos y prácticas sobre la disciplina, la vigilancia<br />

y las facultades. Todos esos discursos y todas esas prácticas<br />

tomaron cuerpo en los procedimientos de enseñanza (vigilancia,<br />

repetición, imitación, control y castigo), procedimientos<br />

que se repartían entre el maestro y los niños.<br />

Lancaster y Bell, la revolución industrial y la situación de<br />

las clases pobres, prácticas de vigilancia y de casügo ajenas<br />

a la escuela, y ciertas prácticas religiosas, fueron objeto de la<br />

práctica discursiva que produjo el saber sobre la enseñanza<br />

mutua. Esa práctica discursiva, sin duda, estuvo articulada<br />

con el surgimiento de la sociedad disciplinada.<br />

En lo referente a la sociedad disciplinaria nos apoyaríamos<br />

en las elaboraciones de M. Foucault, presentes en La<br />

verdad y las formas jurídicas y en Vigilar y castigar. La "sociedad<br />

disciplinaria" inició su formación en el siglo XVIII y se<br />

75 J.E. Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, pp. 64-65.<br />

76 J.F. Herbart, Pedagogía general derivada del fin de la educación, pp. 60-61.<br />

80<br />

convirtió en una forma de relación política interna de la sociedad<br />

del siglo XIX; todavía vivimos en ella. Está basada en<br />

el panopüsmo que "ha sido una invención tecnológica, en el<br />

orden del poder, como la máquina de vapor en el orden de la<br />

producción. Esta invención tiene esto de particular: que ha<br />

sido utilizada en un principio en niveles locales: escuelas,<br />

cuarteles, hospitales. En ellos se ha hecho la experimentación<br />

de la vigilancia integral. Se ha aprendido a confeccionar<br />

<strong>historia</strong>les, a establecer anotaciones y clasificaciones, a hacer<br />

la contabilidad integral de estos datos individuales" 77<br />

.<br />

Tal vez sea necesario localizar hacia atrás discursos y<br />

prácticas disciplinarias en la enseñanza, para aprehender la<br />

trayectoria de la disciplina hasta llegar a ser un concepto<br />

que forma parte de la Pedagogía de Herbart.<br />

He ahí tres dominios de investigación que se relacionan<br />

entre sí, y no por la continuidad de un germen de verdad que<br />

poco a poco se va perfeccionando, sino a través de sus elementos<br />

(objetos, conceptos, enunciaciones y estrategias); éstos<br />

se modifican cuando sus reglas de formación se modifican.<br />

Pero a partir de "esas nuevas reglas, se pueden describir<br />

y analizar unos fenómenos de continuidad, de retorno y<br />

de repetición" 78<br />

. Puede suceder que alguno o varios de estos<br />

elementos puedan permanecer idénticos pero en fonnaciones<br />

discursivas diferentes; unos elementos que aparecen y se<br />

modifican en una formación discursiva, se estabilizan al fin<br />

en otra; unos elementos que se forman tardíamente ocupan<br />

un primer lugar en una formación discursiva posterior; unos<br />

elementos reaparecen después de haber sido abandonados,<br />

invalidados o criticados; y finalmente, elementos interrogados<br />

desde la actualidad pueden generar nuevas posibilidades<br />

de conocimiento.<br />

Esos dominios de investigación deben ser apoyados con<br />

trabajos monográficos que vayan estableciendo por comparación<br />

identidades y diferencias entre los elementos presentes<br />

en discursos regionales (por autores o por temas) que al<br />

final serán incorporados al saber pedagógico como figura<br />

compleja de relaciones interdiscursivas, y entre discursos y<br />

prácticas. Esta labor sólo puede llevarse a cabo a largo plazo<br />

y requiere de mucha paciencia porque se cuenta con pocas<br />

77 Preguntas a Michel Foucault sobre la geografía, en: Microfisica del poder, p. 118.<br />

78 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 291.<br />

81


fuentes secundarias elaboradas con la orientación propuesta,<br />

y porque la obra directa de los pedagogos no existe sino<br />

parcialmente en nuestras bibliotecas, o hace muchos años<br />

que no se editan y es preciso localizarlas en bibliotecas de<br />

países extranjeros.<br />

El estudio de la formación de la Pedagogía como disciplina<br />

necesita de todos esos trabajos. Quizás en Herbart hallaremos<br />

el punto crucial para una nueva pregunta o el territorio<br />

donde empieza la respuesta.<br />

Ante la impaciencia con que la academia demanda respuestas<br />

acabadas, debemos asumir una actitud filosófica<br />

para permanecer en el ámbito del pensamiento. "Poder preguntar<br />

significa poder esperar aunque fuese la vida entera<br />

[...] pero una época para la cual sólo es real lo que pasa<br />

rápidamente y se puede asir con ambas manos, estimará<br />

que el preguntar es ajeno a la realidad, y no lo tendrá en<br />

cuenta. Mas lo esencial no es el número, sino el tiempo justo,<br />

es decir, el justo instante y la justa duración" 79<br />

.<br />

79 Martin Ilcidegger, citado por Guillermo Cabrera Infante en: Arcadia todas las<br />

noches, p. 155.<br />

82<br />

PRÁCTICAS Y DISCURSOS<br />

La pregunta por las formas de existencia del saber en una<br />

sociedad implica la pregunta por las condiciones de existencia<br />

del discurso en las instituciones y en otras prácticas que<br />

de una u otra manera delimitan su producción y su uso.<br />

La producción del discurso con base en reglas que definen<br />

las condiciones de ejercicio de la función enunciativa para<br />

los sujetos posibles, y la utilización del discurso como estrategia<br />

de poder, hacen que la <strong>historia</strong> del saber no conciba en<br />

una institución o en una práctica únicas, el movimiento y la<br />

producción del discurso, en una palabra, su materialidad.<br />

Existe un juego complejo entre instituciones, prácticas y estrategias<br />

que hacen del discurso una práctica entre prácticas<br />

que sitúan el discurso en superficies de saber y de poder.<br />

En un trabajo concreto de investigación sobre la práctica<br />

de un saber, para la aprehensión de las relaciones entre insütuciones,<br />

prácticas y estrategias, se parte del discurso de la<br />

práctica objeto de análisis, es decir, del discurso más interno<br />

producido a propósito del objeto de investigación. Esta ha<br />

sido la experiencia del trabajo en el proyecto "Hacia una <strong>historia</strong><br />

de la práctica pedagógica en Colombia", para realizar<br />

un seguimiento en los registros discursivos de las relaciones<br />

entre prácücas y discursos.<br />

Reconocemos que con base en un discurso específico (cercado<br />

hipotéticamente, mediante un objeto de investigación), se<br />

83


ealizan prácticas en las instituciones de saber, es decir, procedimientos<br />

por parte de los sujetos que un saber implica. A<br />

estos procedimientos que realiza un sujeto con un saber (cómo<br />

lo usa), es a lo que llamamos prácticas de discurso, y por la<br />

razón anotada es la región más prescriptiva de un saber.<br />

Una lectura metodológica de las relaciones entre prácticas<br />

y discursos, en algunos pasajes de la obra de Michel Foucault,<br />

y el análisis metodológico de la experiencia investigativa<br />

acerca de la práctica pedagógica, en función de la mencionada<br />

relación y de sus implicaciones para el trabajo documental,<br />

han suscitado las notas siguientes que pueden servir<br />

para allanar el camino de futuros investigadores interesados<br />

en hacer <strong>historia</strong> de la práctica de un saber.<br />

LOS DISCURSOS TRADUCEN LAS PRÁCTICAS Y LAS ESTRATEGIAS<br />

No es posible concebir, desde un punto de vista arqueológico<br />

o genealógico, el discurso por una parte, y las prácticas<br />

por otra. No es posible situarse por fuera del discurso para<br />

analizar las prácticas.<br />

A través de los discursos se conocen las prácücas, es decir,<br />

se hacen accesibles. Las estrategias a las cuales se encuentra<br />

vinculado un discurso, se localizan reconociendo<br />

otras prácticas en sus correspondientes registros discursivos,<br />

prácticas que están en relación con la práctica objeto del<br />

análisis histórico pero que son de naturaleza diferente. Por<br />

ejemplo, la práctica pedagógica del siglo XIX, en lo que se<br />

refiere al método de enseñanza y a la concepción del hombre<br />

que debía fonnar la escuela, se definió siempre en la práctica<br />

políüca a partir de una toma de posición frente a la religión,<br />

la moral y la forma de conocer del hombre; en estos aspectos<br />

las Normales no tenían posibilidad de decisión.<br />

Para ilustrar la relación entre discurso y práctica, Foucault<br />

plantea en La verdad y las formas jurídicas que sería<br />

necesario vérselas con el discurso, si se quiere hacer una<br />

<strong>historia</strong> del establecimiento y los efectos de la explotación<br />

capitalista. Y anota que si bien la explotación se ejerció "sobre<br />

la vida de las personas, sus cuerpos, sus horarios de<br />

trabajo, su vida y su muerte" 1<br />

, la explotación capitalista se<br />

1 Michel Foucault, La verdad y ¡as formas jurídicas, p. 163.<br />

84<br />

encuentra traducida en los discursos. Y no porque el discurso<br />

sea el único elemento analizable. "Un ejemplo muy simple<br />

es que la explotación capitalista se realizó sin que su teoría<br />

hubiese sido jamás formulada directamente en un discurso.<br />

En efecto, esta teoría se reveló posteriormente por un discurso<br />

analítico, discurso histórico o económico" 2<br />

.<br />

Del análisis de Foucault, acerca de la relación entre prácticas<br />

y discursos para posibles estudios de la explotación<br />

capitalista, se pueden desprender conclusiones importantísimas<br />

para localizar los registros a propósito de un discurso<br />

cuyo análisis se emprende a partir de prácticas. Una práctica<br />

se encuentra traducida en tres tipos de discursos:<br />

a) En sentido amplio. Se encuentra en los registros más<br />

alejados del centro de la práctica: decisiones, reglamentos,<br />

informes, relatos, discusiones, etc.;<br />

b) En sentido estricto. En los registros localizados en el<br />

centro de la práctica, en los cuales o se aplica la normatividad<br />

que viene del exterior a la práctica, o se realizan los<br />

procedimientos propios de una práctica, o se encuentra consignado<br />

un discurso de tipo analítico;<br />

c) En sentido estratégico. En los registros localizados en<br />

otras prácücas, cuyo nexo con la práctica objeto del análisis<br />

es estratégico.<br />

Con estos tipos de discurso nos referimos a trabajos similares<br />

al que realiza el proyecto "Hacia una <strong>historia</strong> de la<br />

práctica pedagógica en Colombia", donde las prácticas se localizan<br />

en relación con una institución de saber y con las<br />

prácticas sociales. Esta localización es válida para los proyectos<br />

sobre el siglo XIX y el siglo XX que analizan las Normales<br />

y las Facultades de Educación como instituciones del<br />

saber pedagógico. Durante la Colonia, en la que todavía no<br />

han emergido las Escuelas Normales, el proyecto toma la<br />

práctica de la enseñanza de las primeras leüas como punto<br />

de referencia. No es, pues, necesario que en rigor exista una<br />

institución, basta la existencia de una prácüca delimitada.<br />

Pero también, esos üpos de discurso indican que el discurso<br />

no está localizado en un solo punto. Tenemos entonces<br />

dispersiones de discurso en prácücas heterogéneas. No<br />

2 Ibid., pp. 162-163.


hay un discurso único, él está disperso en los registros. Es<br />

necesario tener en cuenta que los discursos no son una memoria<br />

de los hechos, ellos son efectivamente acontecimientos<br />

y su materialidad toma cuerpo en diferentes tipos de registros<br />

que se localizan en las instituciones y prácticas donde<br />

se usa, produce y circula el discurso.<br />

Cuando se trate de localizar los registros en los cuales se<br />

encuentra disperso un discurso, es preciso distinguir los discursos<br />

que se localizan en instituciones y los que se localizan<br />

en prácücas. Obviamente, el discurso en una institución es<br />

una prácüca, pero aquí la distinción opera para pensar las<br />

superficies de los registros.<br />

1. En una institución dedicada a la práctica de un saber,<br />

las prácticas específicas que genera ese saber, no están alejadas<br />

del discurso "positivo" que las nutre. Por ejemplo, en las<br />

Normales el método de enseñanza no está alejado del discurso<br />

positivo que lo nutre, en este caso el saber pedagógico.<br />

2. Pero existen otras prácticas a propósito de un saber<br />

alejadas del discurso positivo, en la medida en que no son<br />

instituciones del saber, pero entran en relación con el saber,<br />

a través de otras prácticas. Es el caso, en el proyecto Hacia<br />

una <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica en Colombia, de los<br />

documentos legislaüvos (leyes, decretos, circulares, acuerdos).<br />

El discurso de estas prácticas no tiene estatuto teórico,<br />

son discursos normativos. Puesto que excluyen enunciados<br />

teóricos, es necesario como principio metodológico ir del discurso<br />

de la práctica legislativa al discurso de la institución, y<br />

del discurso de la institución al discurso con estatuto teórico.<br />

Así, el análisis permanece en el nivel del saber.<br />

Los registros normativos en torno a un saber aprehenden<br />

el discurso en los dominios de la ley, transformándolos en<br />

enunciados para el uso: prohibiciones, procedimientos, sanciones,<br />

contenidos seleccionados. Se puede entonces decir<br />

que la ley es una superficie de producción y registro de las<br />

prácticas discursivas.<br />

3. Existen, además, otras prácticas que no üenen un foco<br />

de discurso teórico propio, ni cerca de ellas ni distante de<br />

ellas. Estas prácticas no se posan en un discurso elaborado<br />

sobre ellas; su discurso está en el mayor grado de dispersión<br />

y sólo con el tiempo se amplía. Es posible que no se llegue a<br />

producir en esa práctica un discurso analítico.<br />

86<br />

Canguilhem plantea que los conceptos pueden nacer en<br />

otros territorios teóricos, diferentes de aquel en el que finalmente<br />

se alojan haciendo parte de un sistema. En forma<br />

similar, Foucault analiza prácticas que nacen en prácücas o<br />

en discursos diferentes de aquellas prácücas o discursos en<br />

los que finalmente se inscriben como elementos de una discursividad.<br />

Los saberes pueden llegar o no a alcanzar un nivel analítico<br />

para sus discursos. Los primeros objetos de saber en una<br />

sociedad dada se pueden localizar en registros legislativos;<br />

tal hecho es un modo de ser de la práctica discursiva, es<br />

decir, hace parte de las condiciones de existencia de ese saber.<br />

El trabajo histórico del investigador Alberto Martínez B.<br />

acerca de la enseñanza de las primeras letras durante la<br />

Colonia intenta reconstruir un saber cuyas superficies de<br />

registro son, en amplia medida, legislativas.<br />

Ahora bien, la relación teoría y práctica debe ser, también,<br />

pensada en orden a su relación en el tiempo, con el fin de no<br />

caer en el error de concluir que donde se encuentra una<br />

práctica se origina una teoría. Precisamente, la noción de<br />

saber "permite evitar todo problema de anterioridad de la<br />

teoría en relación con la práctica y viceversa. De hecho, trato<br />

en un mismo plano y siguiendo los mismos isomorfismos,<br />

las prácücas, las instituciones y las teorías, y busco el saber<br />

común que las ha hecho posibles, la base del saber constitutivo<br />

e histórico" 3<br />

.<br />

A propósito de la prisión, Foucault anota que en el siglo<br />

XIX aparece la idea de una penalidad cuya función es prevenir<br />

la peligrosidad potencial de los individuos, corregir su<br />

comportamiento, vigilar sus actitudes y sus disposiciones; la<br />

función de responder a una infracción ya no está en su mira.<br />

A las virtualidades del individuo se dirige esta nueva forma<br />

de penalidad, que procura la corrección por medio de la reclusión<br />

y la internación; esta penalidad "no pertenece en realidad<br />

al universo del Derecho, no nace de la teoría jurídica del<br />

crimen ni se deriva de los grandes reformadores como Beccaria.<br />

La idea de una penalidad que intenta corregir metiendo<br />

en prisión a la gente es una idea policial, nacida paralelamente<br />

a la justicia, Juera de ella, en una práctica de los con-<br />

3 Michel Foucault, entrevista, en: Raymond Dcllour, El libro de los otros, p. 10.<br />

87


troles sociales o en un sistema de intercambio entre la demanda<br />

del grupo y el ejercicio del poder" 4<br />

.<br />

La prisión se origina en la práctica parajudicial de la lettre-de-cachet<br />

que no era una ley ni un decreto, sino una<br />

orden del rey cuya función principal era el castigo consistente<br />

en el arresto. Si bien era utilizada arbitrariamente por el<br />

rey, también la utilizaba la comunidad como instrumento de<br />

control para sancionar lo que ella estimaba como falta contra<br />

la moralidad y la religión. "La lettre-de-cachet era por consiguiente<br />

una forma de reglamentar la moralidad cotidiana de<br />

la vida social, una manera que tenían los grupos —familiares,<br />

religiosos, parroquiales, regionales, locales— de asegurar<br />

su propio mecanismo político y su propio orden" 5<br />

. A finales<br />

del siglo XVIII, los controles sociales creados por el Estado, la<br />

clase industrial y propietaria, se apoderaron de los controles<br />

de origen popular (entre ellos la lettre-de-cachet) y los adecuaron<br />

para el poder estatal.<br />

De la anterior elaboración de Foucault, puede desprenderse<br />

la siguiente precaución para el análisis de la relación<br />

entre teoría y práctica, en la <strong>historia</strong> del saber.<br />

Una práctica que en un momento histórico deterniinado se<br />

corresponde con una teoría, pudo haber nacido por fuera de<br />

tal teoría, existir paralelamente a ella, y, por un efecto externo<br />

a la propia práctica, más adelante inscribirse en la teoría. Así,<br />

la práctica de la prisión no nace en el siglo XIX, de la teoría<br />

jurídica sobre el crimen; nace de la práctica de los controles<br />

sociales en los siglos XVII y XVIII, y es el poder político el que<br />

se apropia de la prisión como forma de castigo.<br />

El origen de un discurso no es el mismo de una práctica<br />

que coexista con él en un determinado momento; la existencia<br />

simultánea de ambos no implica que la misma práctica<br />

sea una superficie de proveniencia de la teoría, ni tampoco la<br />

certeza de volver al pasado de tal práctica para establecer los<br />

antecedentes de tal teoría.<br />

Por el hecho de que en un saber estén presentes instituciones,<br />

prácticas y teorías, no todo está sincronizado en un<br />

origen común.<br />

Cuando decimos en el proyecto Hacia una <strong>historia</strong> de la<br />

4 Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas, p. 111 (los subrayados son<br />

míos).<br />

5 Ibid., p. 109.<br />

88<br />

práctica pedagógica en Colombia que la ley es una superficie<br />

de emergencia 6<br />

, esto no quiere decir que la ley sea causa de<br />

los discursos que normatiza; puede ser una superficie de<br />

proveniencia o de apropiación y adecuación.<br />

La precaución anotada es de consecuencias epistemológicas<br />

muy importantes: al hacer <strong>historia</strong> de la práctica de un<br />

saber o de su formación con miras a localizar si se conformó<br />

en él una disciplina, no se debe ser inmediatista para forzar,<br />

como proveniente de una práctica, el surgimiento de una<br />

teoría o de un saber. En amplia medida, las <strong>historia</strong>s de la<br />

educación y de la Pedagogía (aun las que tienen una orientación<br />

epistemológica), se inician desde la educación en Grecia;<br />

ellas parten del supuesto de que allí donde se localiza<br />

prácüca se localiza teoría.<br />

Los griegos pensaron la educación, ante todo, como una<br />

políüca de la formación. Sólo al precio de homogeneizar educación<br />

y Pedagogía se puede plantear que una <strong>historia</strong> de la<br />

Pedagogía tiene sus "antecedentes" en la filosofía griega. Las<br />

mismas palabras no son las mismas cosas, ha dicho Canguilhem.<br />

Se pueden proponer unas observaciones iniciales para diferentes<br />

<strong>historia</strong>s, hasta ahora hatadas de manera indiferenciada<br />

en la <strong>historia</strong> üadicional de la educación y la Pedagogía.<br />

Aunque en varios puntos se podrían articular, es posible plantear<br />

<strong>historia</strong>s diferenciales de la educación, de la enseñanza,<br />

de la Pedagogía, y de la didácüca. Seguramente, la <strong>historia</strong> de<br />

la didácüca sería subsumida por la <strong>historia</strong> de la Pedagogía, y<br />

a la vez, como se ha dicho en otra parte, la enseñanza de las<br />

primeras letías podría servir de punto de comparación para el<br />

análisis de las condiciones de emergencia de la didácüca para<br />

enseñar y aprender, en el siglo XVII. Pero una <strong>historia</strong> de<br />

la enseñanza es la que puede soportar la mayor dispersión<br />

de objetos (educación, Pedagogía, didácüca). Y si el objeto de<br />

estudio es la educación, es muy probable que sea necesario ir<br />

hasta los griegos. El punto de partida se sitúa en orden al<br />

objeto de invesügación que en la <strong>historia</strong> del saber se üata de<br />

un "referencial" consütuido por diferentes objetos de saber en<br />

tanto que están ligados por las mismas reglas de existencia.<br />

No existe, pues, una <strong>historia</strong> global que dé cuenta de todos los<br />

objetos, cada una de las histerias aquí mencionadas üene su<br />

6 Emergencia en sentido de adoración pero no de nacimiento.<br />

89


especificidad y sus relaciones con las prácticas y los discursos<br />

en los cuales se encuentran inmersos los otros objetos.<br />

INSTITUCIONES, DISCURSOS Y ESTRATEGIAS<br />

La <strong>historia</strong> del saber demanda el establecimiento de un<br />

campo relacional de prácticas y discursos. Lo mismo requieren<br />

los estudios monográficos sobre instituciones.<br />

Una de las dificultades para realizar <strong>historia</strong> del saber en<br />

nuestra sociedad es la escasez de estudios monográficos que<br />

liguen discursos, prácticas y estrategias. Por esta razón consideramos<br />

importante recoger algunas observaciones de<br />

Foucault a propósito de las monografías. Si el proyecto "Hacia<br />

una <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica en Colombia" hubiese<br />

contado con estudios monográficos, su campo relacional<br />

hubiese sido mayor. Por ejemplo, fue notorio para el proyecto<br />

"La práctica pedagógica del siglo XIX en Colombia", la<br />

carencia de estudios particulares sobre las oposiciones de<br />

las provincias al Plan Santander.<br />

Sobre la prisión, dice Foucault, existen discursos pronunciados<br />

sobre ella y discursos que salen de la prisión misma,<br />

decisiones, reglamentos; pero también existe el funcionamiento<br />

de la prisión "que tiene sus estrategias, sus discursos<br />

no fonmilados, sus ardides que no son finalmente los de<br />

nadie, pero que sin embargo, son vividos, aseguran el funcionamiento<br />

y la permanencia de la institución. Todo eso es lo<br />

que hay que recoger y hacer aparecer. Y el trabajo, en mi<br />

opinión, consiste más en evidenciar esos discursos en sus<br />

conexiones estratégicas, más bien que constituirlos con exclusión<br />

de los demás discursos" 7<br />

. Para el análisis de la prisión,<br />

vista en este complejo de relaciones, el campo documental<br />

no debía limitarse a los discursos sobre la prisión.<br />

De estas afirmaciones pueden derivarse algunas observaciones<br />

metodológicas para orientar el análisis del discurso en<br />

las instituciones:<br />

a) Existen discursos formulados sobre un objeto o práctica,<br />

y discursos no formulados a propósito de ese objeto o de<br />

7 Michel Foucault, "Los juegos del poder", entrevista en: Dominique Grisoni.<br />

90<br />

Políticas de laFilosofia, pp. 177-178.<br />

esa práctica. Ambos pueden ser objeto de estudios monográficos<br />

con orientación arqueológica y genealógica.<br />

b) Los discursos no formulados hacen parte de las estrategias<br />

institucionales de funcionamiento, que a su vez hacen<br />

parte de un dispositivo de poder-saber, no presente en los<br />

registros institucionales sino más allá de la institución, y es<br />

necesario hacer emerger esos discursos que, como lo plantea<br />

Foucault en la arqueología, están en otra parte (no subyacentes),<br />

pero se han incorporado al funcionamiento.<br />

c) A propósito de una institución y para hacer un estudio<br />

monográfico sobre ella, es necesario tener en cuenta: los discursos<br />

(documentos) que existen acerca del objeto en torno<br />

al cual la sociedad ha instituido una práctica; los discursos<br />

que produce la práctica en torno a ese objeto en una institución;<br />

las estrategias de funcionamiento de la institución, que<br />

son discursos no formulados pero que se encuentran alejados<br />

del foco de su uso, y formulados en otros discursos, pero<br />

como efecto de la capilaridad institucional pueden encontrarse<br />

en otra institución y a propósito de otros objetos; por<br />

eso es necesario hacerlos emerger para evidenciar esos discursos<br />

en sus conexiones estratégicas. Se entiende que se<br />

trata de los disctirsos en la institución.<br />

d) Abandonar la idea de constitución de un discurso total,<br />

exhaustivo 8<br />

, al analizar una institución, pero tener siempre<br />

presente en la selección del archivo (documentos representativos)<br />

los documentos sobre el objeto, los documentos<br />

producidos en la práctica, los documentos que evidencian la<br />

estrategia. En una palabra, trabajar manteniendo la unidad<br />

entre discurso y estrategia. Foucault plantea, refiriéndose a<br />

la <strong>historia</strong> monográfica de los hospitales, que se debe sacar el<br />

archivo de esas instituciones "en el movimiento mismo de su<br />

formación, como un discurso en curso de constitución y<br />

mezclándose al movimiento mismo del hospital, a las instituciones,<br />

influyendo en ellas, reformándolas. Lo que se trata de<br />

reconstruir sería el enmarañamiento del discurso en el proceso,<br />

en la <strong>historia</strong>" 9<br />

.<br />

e) Observar y asumir que la <strong>historia</strong> monográfica acoge el<br />

8 Nunca se logrará constituir el conjunto de los discursos pronunciados acerca<br />

de un (objeto), aun limitándose a una época dada y en un país dado, plantea<br />

Foucault.<br />

9 Michel Foucault, "Los juegos del poder", op. cft, p. 177.<br />

91


discurso en las instituciones como un discurso "en curso de<br />

constitución", es decir, que existe y se mueve entramado al<br />

movimiento de la institución. Se deben considerar en el mismo<br />

objeto de estudio discurso y proceso de institucionalización.<br />

Foucault insiste en la "materialidad del discurso", en su<br />

carácter táctico, para combatir la idea de que el discurso es<br />

una memoria. Que se reescriba el discurso, en el curso de su<br />

constitución, quiere decir el proceso del discurso, la trama<br />

de acontecimientos de la cual él hace parte.<br />

PRÁCTICAS, OBJETOS HISTÓRICOS Y OBJETOS DE INVESTIGACIÓN<br />

En el proyecto "Hacia una <strong>historia</strong> de la prácüca pedagógica<br />

en Colombia", se estudian la prácüca y el discurso del saber<br />

pedagógico en nuesüa sociedad, a tíavés de un objeto de invesügación<br />

denominado prácüca pedagógica. La amplia cobertura<br />

del üabajo, que abarca desde la Colonia hasta el siglo XX,<br />

hace que el objeto de investigación sea un objeto macro.<br />

Pero, también, en cada período histórico encontramos objeto<br />

macro, es decir, dispersión de objetos puestos en juego<br />

por un discurso; se trata de un referencial localizado mediante<br />

el objeto de invesügación. Se puede decir que el proyecto<br />

"La prácüca pedagógica durante la Colonia" localizó, a<br />

propósito de la prácüca pedagógica, dos objetos macro: los<br />

estudios y la enseñanza, y que a propósito de esos objetos<br />

localizó dos prácücas positivas a nivel histórico: la práctica<br />

de los estudios y la práctica de la enseñanza. Anoto primero<br />

los objetos, y luego sus prácücas, para indicar que "prácüca"<br />

se usa como un concepto general que indica un campo de<br />

producción de discurso a propósito de un objeto, y en tal<br />

senüdo es como podemos hablar de práctica; por ejemplo, de<br />

práctica jurídica, y localizar en ella el examen y el interrogatorio.<br />

Por ejemplo, de la práctica de la enseñanza, y localizar<br />

en ella el examen, el castigo, la repetición.<br />

Así, entonces, un objeto macro puede designar una práctica<br />

que por ser múlüple y heterogénea sea, también, macro;<br />

lo importante para la metodología es la conveniencia de<br />

nombrar una prácüca macro por el objeto macro 10<br />

, con el fin<br />

10 Este objeto macro es histórico pero no es el único que se localiza en la forma­<br />

92<br />

ción discursiva.<br />

de delimitar "objetos de descripción" particulares en períodos<br />

más o menos establecidos.<br />

Los objetos de descripción se sitúan mediante las nociones<br />

metodológicas. Enüe los objetos positivos formulados<br />

efectivamente, existen unos que üenen mayor capacidad de<br />

relacionar elementos que ha ubicado inicialmente un objeto<br />

de investigación. Distinguimos las nociones metodológicas<br />

por su capacidad relacional; tales nociones son las que permiten<br />

establecer los objetos descriptibles, los cuales son ya<br />

particularizaciones del objeto de investigación y, a la vez, objetos<br />

específicos de una trama histórica individualizable, en<br />

una formación discursiva.<br />

Obviamente, los objetos particulares pueden permanecer<br />

en obro sistema descripüble o permanecer en otias "relaciones<br />

menores", y en el interior del mismo sistema descripüble,<br />

a partir de una transformación o de una modificación 11<br />

.<br />

Una prácüca particular, en el interior de una macropráctica,<br />

en una fomiación discursiva, se puede convertir en una<br />

práctica macro, derivada de un objeto macro, si su especificidad<br />

llega a recorrer amplios dominios. Por ejemplo, examen<br />

lo nombramos en singular cuando él se da como objeto de<br />

una macropráctica: el examen en la práctica de los estudios.<br />

Pero examen se puede volver una macropráctica en la medida<br />

en que el objeto examen se convirtiese en una práctica<br />

común, localizada en varios campos de discurso. Así, la práctica<br />

del examen: en el discurso jurídico, en el discurso sobre<br />

la enseñanza, en el discurso sobre los ejercicios espirituales.<br />

En este caso, se tratará de una formación discursiva que<br />

involucra un sistema de relaciones, diferente de aquel, en el<br />

cual localizamos el examen en la práctica de la enseñanza.<br />

En consecuencia con lo anotado, sólo conviene llamar<br />

práctica a la correspondiente al objeto de invesügación, y la<br />

que designa un objeto macro de carácter posiüvo e histórico.<br />

Así, prácüca pedagógica es objeto de investigación en la Colonia,<br />

y prácüca de la enseñanza corresponde al objeto macro-enseñanza<br />

localizado en una posiüvidad específica.<br />

Debemos observar que práctica se usa en dos sentidos; el<br />

uno se refiere a la forma de abordar el saber y sus elementos<br />

internos; el obro remite a las prácticas situadas por fuera de<br />

la institución del saber. Observemos:<br />

11 Debe observarse la diferencia entre transformación y modificación.<br />

93


El primero, indica la modalidad de aprehensión de un saber<br />

y los elementos internos reconocidos mediante las instancias<br />

metodológicas. Así, en el proyecto Hacia una <strong>historia</strong><br />

de la práctica pedagógica en Colombia, se trata de una <strong>historia</strong><br />

de la prácüca pedagógica, y no de la Pedagogía, que asume<br />

el proceso de institucionalización del saber pedagógico en<br />

nuestra sociedad. Los elementos internos que individualizan<br />

la práctica del saber son la institución, el sujeto y el discurso,<br />

todos ellos, del saber pedagógico. Esta modalidad se refiere<br />

al objeto de investigación y a la forma de aprehensión<br />

del mismo. Una guía para esta delimitación fue en primer<br />

lugar la elección de la Pedagogía como objeto principal que<br />

de todas maneras tiene su nexo con otros objetos (educación,<br />

instrucción, enseñanza), que a través de la <strong>historia</strong> cobrarían<br />

diferentes posiciones en sus correspondientes prácticas<br />

discursivas. En segundo lugar, la elección de la manera<br />

de <strong>historia</strong>r la Pedagogía en nuestra sociedad por la práctica<br />

de su saber.<br />

El segundo, indica una red de acontecimientos que configuran<br />

una práctica en tanto que ella discurre a propósito de<br />

objetos y sujetos de saber inmersos en prácücas no discursivas,<br />

y en tanto que existen unas instancias metodológicas<br />

para cercar el espacio de análisis (insütución, sujeto y discurso).<br />

La enseñanza, por ejemplo, podría localizarse en una<br />

<strong>historia</strong> de los conüoles sociales de la Colonia, no ya como<br />

práctica correspondiente a un macro objeto (como sucede en<br />

el proyecto "Hacia una <strong>historia</strong> de la prácüca pedagógica en<br />

Colombia"), sino como una prácüca específica de otro gran<br />

conjunto histórico.<br />

Ahora bien, se ha hecho la distinción entie objeto de<br />

investigación (por ejemplo, práctica pedagógica) y objeto de<br />

descripción histórica (por ejemplo, práctica de la enseñanza),<br />

pero el objeto de invesügación nombra las complejas<br />

relaciones de una práctica que se describe. Sin embargo, al<br />

avanzar el trabajo histórico, y por tanto, aparecer o visualizar<br />

la red de relaciones descriptibles, se deben combinar,<br />

para la descripción, el uso de los dos términos: el correspondiente<br />

al objeto de invesügación, y el correspondiente al<br />

objeto de descripción. El primero porque es el espacio y la<br />

estrategia del análisis, y el segundo porque es en senüdo<br />

histórico el objeto de descripción. Un objeto de investiga-<br />

94<br />

ción nos permite, en una descripción histórica, indicar el<br />

espacio del análisis construido, como lugar estratégico que<br />

involucra un conjunto de relaciones, escogido este conjunto,<br />

de una red muy amplia en la cual se sitúan los acontecimientos.<br />

Cuando se localiza hipotéticamente una red descripüble,<br />

puede suceder que el objeto de invesügación y el objeto de<br />

descripción estén más o menos ubicados. Pero el análisis<br />

debe individualizar objetos de descripción que aparentemente<br />

estaban unidos al comenzar la invesügación. Así, en el<br />

proyecto nos preguntamos si la prácüca de la enseñanza o la<br />

prácüca de los estudios üenen articulaciones tales, que permitan<br />

establecer un solo conjunto descripüble, o si esos dos<br />

macro objetos, cada uno, forman un sistema descripüble;<br />

definir esto üene numerosas consecuencias; por una parte,<br />

para la integración de resultados históricos (que debe entenderse<br />

como trabajo histórico y como tiabajo metodológico); y<br />

por oüa, para un estudio epistemológico de la Pedagogía:<br />

¿dónde se sitúa el lugar primero de discurso del objeto enseñanza?<br />

La delimitación de la noción "práctica pedagógica" como<br />

un objeto de investigación es a la vez positiva, esüatégica y<br />

metodológica. Positiva en tanto nombra un objeto de discurso<br />

a propósito de una prácüca discursiva, por ejemplo, Pedagogía;<br />

estratégica, porque involucra una toma de posición, de<br />

parte del invesügador, acerca de por qué ese objeto y no otro,<br />

y también, porque involucra una visualización de las consecuencias<br />

del análisis histórico, en relación con un discurso y<br />

sus insütuciones; metodológica, porque ya en la definición<br />

del objeto, a nivel metodológico, se trazan las direcciones del<br />

análisis (qué niveles se combinarán): objeto, conceptos, modalidades<br />

enunciativas y esüategias, en un proceso de institucionalización.<br />

Al formular como "objeto metodológico" práctica pedagógica,<br />

el hecho de delimitarlo como "práctica!' nos indica que el<br />

análisis se situará en los procesos de institucionalización. La<br />

segunda delimitación coloca ese objeto metodológico en la<br />

Pedagogía y no, por ejemplo, en la educación o en la enseñanza.<br />

En suma, la definición de práctica pedagógica cercó<br />

los niveles del análisis.<br />

Hay que entender que los objetos metodológicos no son<br />

"objetos históricos de discurso" durante un tiempo largo y<br />

95


continuo 12<br />

; por ejemplo, a propósito de la práctica pedagógica,<br />

se localizan en la Colonia, en nuestra sociedad, dos "objetos<br />

históricos de discurso": el de los estudios y el de la enseñanza;<br />

pero en la segunda mitad del siglo XIX se localizan la<br />

Pedagogía y la instrucción, también, como objetos históricos<br />

posiüvos. Los objetos metodológicos posibilitan la localización<br />

de objetos históricos de discurso.<br />

Una <strong>historia</strong> del saber no se propone cambiar los nombres<br />

posiüvos de los objetos de discurso; en ningún momento<br />

Alberto Martínez ha hablado de la Pedagogía de los planes<br />

de escuelas, ni ha dicho que la enseñanza de las primeras<br />

letras es la Pedagogía de las primeras letras. Tampoco Stella<br />

Resüepo ha nombrado la Raüo Studiorum como la Pedagogía<br />

de los estudios. Asimismo, en el proyecto del siglo XIX,<br />

no se ha llamado Pedagogía de la enseñanza mutua al sistema<br />

de enseñanza lancasteriano.<br />

Es de consecuencias decisivas para la <strong>historia</strong> del discurso,<br />

conservar la posiüvidad de los objetos, no para hacer<br />

inventario de ellos, sino porque en la <strong>historia</strong> del saber se<br />

tíata de conocer cuándo una misma palabra, usada en lapsos<br />

diferentes, es un mismo objeto; o cuándo diferentes palabras<br />

hablan o designan lo mismo.<br />

12 Pero pueden llegar a serlo en un lapso de la red de relaciones.<br />

96<br />

CONCEPTOS METODOLÓGICOS<br />

SABERES Y ESTRATEGIAS*<br />

A lo largo de este tíabajo han quedado consignadas conceptualizaciones<br />

acerca de la enseñanza, sobre las cuales es<br />

preciso volver, para colocarlas como premisas de la reflexión<br />

que nos ocupa sobre el saber pedagógico y las estrategias de<br />

instrucción:<br />

a) El saber pedagógico es la noción metodológica que más<br />

discursos heterogéneos puede agrupar en torno a la enseñanza,<br />

aunque en sentido estricto, Pedagogía como ideal de<br />

una "teoría", sólo se da a partir de Herbart en el siglo XIX.<br />

b) Se denomina saber pedagógico al conjunto de conocimientos<br />

sobre la enseñanza que de una u otra manera recogió,<br />

reubicó o desplazó la Didácüca en el siglo XVII. La Didácüca<br />

y los discursos sobre la educación y la instrucción<br />

que tuvieron lugar en el siglo XVIII, fueron retomados por la<br />

Pedagogía en el siglo XLX, en un proceso que conoce desplazamientos,<br />

redefiniciones, olvidos, üansformaciones y ruptu-<br />

Este capítulo tiene por objetivo el análisis metodológico de los trabajos realizados<br />

por los investigadores Alberto Martínez B. y Jesús Alberto Echeverry S..<br />

durante la ejecución del proyecto interuniversitario ¡lacia una <strong>historia</strong> de la<br />

práctica pedagógica en Colombia. Tales trabajos se encuentran citados en las<br />

siguientes páginas.<br />

97

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