Pedagogia e historia Zuluaga.pdf - Webnode
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BIBLIOTECA UNIVERSITARIA<br />
Ciencias Sociales y Humanidades<br />
Pedagogía<br />
Pedagogía e <strong>historia</strong><br />
La historicidad de la pedagogía.<br />
La enseñanza, un objeto de saber<br />
Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong> Garcés<br />
Prólogo<br />
Pedro Santana R.<br />
Editorial Universidad de JA¡ ANTHROPO* Siglo del Hombre Editores<br />
Anlioquia
<strong>Zuluaga</strong> Carees, Olga Lucía<br />
Pedagogía e <strong>historia</strong>: la historicidad de la pedagogía, la enseñanza,<br />
Un objeto de saber / Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong> Garcés. - Santaíé de Bogotá :<br />
Siglo del Hombre Editores, Anthropos, Editorial Universidad de<br />
Antioquia, 1999.<br />
212 p. ; 21 cm.<br />
ISBN 958-665-017-0<br />
1 .Pedagogía - Historia - Colombia 2. Prácticas de la enseñanza -<br />
Historia - Colombia I. Tít.<br />
370.9 cd 19 ed.<br />
AGC4859<br />
CEP - Biblioteca Luis-Angel Arango<br />
La presente edición, 1999<br />
© Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong> Carees<br />
© Anthropos Editorial<br />
Tel. y Fax: (93) 697 2296<br />
Apdo. Correos 224<br />
08191 Rubí (Barcelona)<br />
© Editorial Universidad de Antioquia<br />
Tel.: 210 5010 Fax: 263 8282<br />
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© Siglo del Hombre Editores<br />
Cra. 32 No. 25-46/50<br />
Santafé de Bogotá D.C.<br />
Tel.: 337 7700 Fax: 337 7665<br />
siglohom@openway.com.co<br />
Diseño de colección y portada<br />
Mauricio Meló González<br />
design@mauriciomelo.com<br />
ISBN: 958-665-017-0<br />
Panamericana Formas e Impresos S.A.<br />
Calle 65 No. 94-72<br />
Santafé de Bogotá<br />
Impreso en Colombia - Printed in Colombia<br />
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni<br />
registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún<br />
medio sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el<br />
permiso previo por escrito de la editorial.<br />
Trabajo producido en el proyecto "La práctica pedagógica del siglo<br />
XIX en Colombia". Financiado por Colciencias y la Universidad de<br />
Antioquia. Componente del proyecto interuniversitario Hacia una<br />
<strong>historia</strong> de ¡a práctica pedagógica en Colombia<br />
Proyectos:<br />
"La práctica pedagógica de la Colonia". Alberto Martínez B. Universidad<br />
Pedagógica Nacional.<br />
"Los Jesuítas como maestros". Stella Restrepo. Universidad Nacional.<br />
"La práctica pedagógica del siglo XIX". Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong> G. y Jesús<br />
Alberto Echeveny S.<br />
"La práctica pedagógica del siglo XX'. Humberto Quiceno C. y Guillermo<br />
Sánchez M. Universidad del Valle.<br />
Coordinación y asesoría metodológica: Universidad de Antioquia.
EL TRABAJO HISTÓRICO Y LA RECUPERACIÓN<br />
DE LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA*<br />
(Notas metodológicas)<br />
Desde hacía mucho tiempo el concepto de práctica pedagógica<br />
había sido desterrado del ámbito de la enseñanza por<br />
el alud de las ciencias de la educación. Dos pedagogos notables,<br />
Herbart y Claparéde, hicieron uso de tal concepto indicando<br />
el ejercicio de la enseñanza. He recogido esa tradición<br />
para reivindicar la enseñanza como lo sustancial de la Pedagogía.<br />
Y para indicar el contexto de la recuperación de la práctica<br />
pedagógica, como su rescate, quiero traer a cuento unas<br />
ideas acerca de la Pedagogía y del maestro, en sus condiciones<br />
institucionales de existencia, que han estado presentes<br />
en el trabajo que emprendí desde 1975 1<br />
y que en la actualidad<br />
encuentra nuevos desarrollos en el proyecto "La práctica<br />
• Este documento fue presentado al Seminario sobre Educación y Pedagogía organizado<br />
por el Foro Nacional por Colombia en Medellin y Manizales en agosto y<br />
octubre de 1984: al Seminario Latinoamericano sobre Alternativas para la Enseñanza<br />
de la Historia de las Ciencias y la Tecnología. Cali, noviembre de 1984.<br />
Imbricado en el Boletín de la Asociación de Profesores de la Universidad de<br />
Antioquia. No. 17 (diciembre de 1984) y en Educación y Cultura, revista, de<br />
Eccode. No. 3 (marzo de 1985). Finalmente, en el desarrollo del trabajo metodológico<br />
se han hecho modilicaciones. ampliaciones y aclaraciones.<br />
1 En el Proyecto Filosofía y Pedagogía. Centro de Investigaciones Educativas,<br />
Facultad de Educación. Universidad de Antioquia.
pedagógica del siglo XIX en Colombia" 2<br />
. El maestro es el designado<br />
en la <strong>historia</strong> como soporte del saber pedagógico.<br />
Sin embargo, otros le han hurtado su palabra y las instituciones<br />
actuales del saber pedagógico no sólo han reducido la<br />
Pedagogía a un saber instrumental sino que también al desconocer<br />
la historicidad de la Pedagogía han atomizado a tal<br />
punto su discurso que otros sujetos de las ciencias humanas<br />
se han repartido, a la manera de un botín, el complejo saber<br />
de la Pedagogía. Queda como secuela que el maestro sigue<br />
siendo un peregrino de su saber y que su destino de peregrino<br />
es aprendido paradójicamente en las propias instituciones<br />
del saber pedagógico. Como si los conocimientos estuvieran<br />
hechos de una sustancia maleable y fuese preciso modelarlos,<br />
como si el lenguaje de los conocimientos tuviera que<br />
ser mirado y enunciado a través de una rejilla, al maestro se<br />
le provee de un método para transformar el discurso del conocimiento<br />
en contenidos para la enseñanza.<br />
La Pedagogía no es sólo un discurso acerca de la enseñanza,<br />
sino también una práctica cuyo campo de aplicación<br />
es el discurso. El médico, por ejemplo, enfrenta los conocimientos<br />
médicos a la enfermedad y los instrumentos de indagación<br />
de la misma se aplican al cuerpo. El maestro enfrenta<br />
sus conocimientos pedagógicos al discurso de las "teorías"<br />
o de las "ciencias" y el instrumento que utiliza para<br />
ellos es el método de enseñanza.<br />
En nuestra sociedad se ha destinado al maestro la adecuación<br />
del discurso de los manuales de ciencias, según la edad<br />
de los sujetos que aprenden, para hacerlo asequible, graduarlo<br />
y calificarlo y desde estas formas de trabajo cotidiano en la<br />
enseñanza, se ha instituido para el maestro, una forma de<br />
relación con los discursos de las ciencias o de los saberes.<br />
Esta situación hace que el vínculo de los maestros con los<br />
conocimientos sea a través de la práctica pedagógica. Hablo de<br />
adecuación del discurso de los manuales, por parte del maestro,<br />
porque en nuestras prácticas pedagógicas los manuales<br />
de ciencias son el recurso didáctico más usado. Aun para la<br />
tecnología educativa, los manuales son los contenidos que se<br />
2 Los antecedentes de este proyecto de investigación, que hace parte del proyecto<br />
interuniversitario Hacia una <strong>historia</strong> cíe la práctica pedagógica en Colom<br />
10<br />
bia, se encuentran en los siguientes documentos: Olga L. <strong>Zuluaga</strong>: Filosofía y<br />
Pedagogía, 1976; Didáctica y conocimiento, 1977; Colombia: dos modelos de<br />
su práctica pedagógica durante el siglo XIX, 1978.<br />
procesan en objetivos instruccionales, reduciendo la enseñanza<br />
de las ciencias a procesos de aprendizaje.<br />
Mientras más inferior sea la situación cultural del maestro<br />
le es confiado en mayor medida su oficio metodológico.<br />
Entre otros sujetos que de una u otra manera se relacionan<br />
con el discurso de las ciencias o de los conocimientos, hay<br />
uno de ellos cuya forma de relación designa una opresión<br />
cultural y se establece a través del método: ese es el maestro.<br />
Esta situación del maestro es reforzada por el estatuto de<br />
saber instrumental que difunden las Facultades de Educación<br />
para el saber pedagógico.<br />
Pero a pesar de esa existencia instrumental de la Pedagogía<br />
en nuestra sociedad hay que empezar a arriesgarse, en la<br />
investigación y en este largo proceso de diálogo, a una conceptualización<br />
aproximada de Pedagogía. Entiendo por Pedagogía<br />
la disciplina que conceptualiza, aplica y experimenta<br />
los conocimientos referentes a la enseñanza de los saberes<br />
específicos, en las diferentes culturas.<br />
Esta definición comporta cuatro características:<br />
1. Es una herramienta para la polémica cuya intención<br />
es criticar la apropiación que reduce la Pedagogía a una concepción<br />
instrumental del método de enseñanza.<br />
2. Busca responder, inicialmente, a las acertadas demandas<br />
que la <strong>historia</strong> de las ciencias le hace hoy a la Pedagogía<br />
para plantear pluralidad de métodos de enseñanza de acuerdo<br />
con las particularidades históricas de formación de cada<br />
saber. Está impregnada de un deber ser más que de una<br />
realidad actual.<br />
3. Se ha formulado con base en la historicidad de la Pedagogía:<br />
en la permanente presencia práctica o conceptual<br />
de la enseñanza en las diferentes opciones de Pedagogía o de<br />
Educación.<br />
4. Reconoce la adecuación social de los saberes en las<br />
diferentes culturas.<br />
Ahora bien, en este contexto amplio de Pedagogía y de su<br />
horizonte conceptual, ¿qué significa rescatar la práctica pedagógica,<br />
teniendo presente que partimos de una consideración<br />
de la Pedagogía como saber y como disciplina en formación?<br />
11
RESCATAR LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA<br />
Rescatar la práctica pedagógica significa en su sentido<br />
más amplio: recuperar la historicidad de la Pedagogía, tanto<br />
para analizarla como saber, como para analizar sus procesos<br />
de formación como disciplina, trabajar con la discursividad<br />
de la Pedagogía y analizar la práctica del saber pedagógico en<br />
nuestra sociedad. Entiendo por historicidad de la Pedagogía,<br />
el carácter positivo tanto de las fuentes como de la discursividad<br />
acerca de la enseñanza. Discursividad que registra no<br />
sólo objetos de saber sino también nociones, conceptos y<br />
modelos que dan cuenta de la búsqueda de sistematicidad<br />
de la Pedagogía.<br />
Distingo entre el análisis de la Pedagogía como saber y el<br />
análisis de sus procesos de formación como disciplina, para<br />
indicar que el saber no está referido solamente al pasado<br />
sino también al presente; en este sentido cubre la cotidianidad<br />
de la enseñanza, del maestro y de la escuela, en la actualidad.<br />
El análisis de la Pedagogía como disciplina designa<br />
el estudio histórico de las modificaciones que han dado lugar<br />
a los procesos de epistemologización de la Pedagogía. "Así, la<br />
consideración histórica es la que rectifica las perspectivas<br />
restringentes propias de la consideración sistemática abstracta;<br />
ella libera las formas actuales de la educación del<br />
aislamiento consistente en la mera toma de datos y las restituye<br />
al contexto operante de pasado y futuro" 3<br />
. En los momentos<br />
que vive la Pedagogía, el trabajo histórico de orientación<br />
epistemológica debe ser parte constitutiva de sus conceptualizaciones<br />
permitiendo que la vuelta al pasado la coloque<br />
en una apertura hacia nuevas posibilidades.<br />
Definir la Pedagogía como saber y como disciplina la capacita,<br />
la potencia para vivir la crisis en que está imbuida,<br />
porque le da mayor polivalencia y le permite establecer múltiples<br />
interdisciplinariedades sin perder mínimos principios<br />
de agrupamiento, ni dejar de llevar a cabo, en determinadas<br />
regiones, nuevas reconceptualizaciones.<br />
El proyecto actual de la <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica<br />
que tiene sus raíces en el Proyecto Filosofía y Pedagogía, se<br />
inscribe en esta tarea de rescate, en un sentido más restringido,<br />
pero hace parte de aquel sentido más amplio. Significa<br />
3 F. Nicolin. Historia de la Pedagogía, p. 359.<br />
12<br />
en su proyección social una lucha por rescatar, para el<br />
maestro y a través del trabajo histórico, la práctica pedagógica.<br />
Es <strong>historia</strong> de un saber en nuestra formación social y<br />
como <strong>historia</strong> de un saber tiene su nexo conceptual y metodológico<br />
con la Pedagogía como saber historizado en su práctica.<br />
Es una investigación histórica acerca de la práctica pedagógica,<br />
pero no está realizada al margen de la Pedagogía,<br />
ya que ella es su condición fundamental, pues al abordar el<br />
análisis de un discurso y de su práctica (práctica pedagógica),<br />
en su condición de saber (modalidad del análisis), la<br />
delimitación del sujeto de saber (el maestro) y del saber apropiado,<br />
no se puede plantear por fuera del saber (¡a Pedagogía),<br />
porque ella involucra tanto al sujeto de saber como al<br />
saber mismo. Esta aprehensión nos permite especificar los<br />
procesos de institucionalfzación del saber.<br />
Lo anterior indica las particularidades que adquieren el<br />
sujeto y el saber en las prácticas de saber de las formaciones<br />
sociales, en nuestro caso la práctica pedagógica. La discursividad<br />
y su práctica son, pues, dos campos diferentes y a la<br />
vez relacionados, de necesario deslinde al hacer <strong>historia</strong> de<br />
los saberes. Para nuestro trabajo de invesügación, estos<br />
principios se traducen en efectos prácticos, proporcionándonos<br />
la advertencia metodológica de que no hay que confundir<br />
Pedagogía con práctica pedagógica, tampoco Pedagogía<br />
con Educación. En suma, hacemos <strong>historia</strong> de un saber en<br />
nuestra formación social y como <strong>historia</strong> de un saber tiene<br />
su nexo conceptual y metodológico con la Pedagogía.<br />
Hacer la <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica no es asumir la<br />
práctica como la suma de las disposiciones legales o normativas<br />
sobre la educación o sobre la enseñanza, ni como la<br />
práctica de cualquier sujeto que haya enseñado; hacemos<br />
<strong>historia</strong>:<br />
a) De un saber que conlleva en su discurso una normatividad<br />
propia para su práctica, pero que también está sujeto<br />
a la normatividad que le llega de la política de los saberes.<br />
b) De un saber que posee un sujeto históricamente definido:<br />
el maestro, como portador de un saber, pero que ha<br />
sido socialmente marginado, como portador y como productor<br />
de saber. Tanto la condición de la Pedagogía entre las<br />
disciplinas como la condición del maestro entre los intelectuales,<br />
son subalternas.<br />
13
Convencidos de que el pensamiento es acción, queremos<br />
agitar la consigna de recuperar la práctica pedagógica; lo<br />
cual no es gratuito, ya que la noción de práctica pedagógica<br />
fue acuñada en el Proyecto Filosofía y Pedagogía, no sólo con<br />
un espíritu metodológico, sino también con una intención<br />
polémica y estratégica.<br />
¿POR QUÉ HISTORIA DE LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA?<br />
En el centro del proceso de enseñanza es necesario colocar<br />
al maestro y su saber para reconocer todos los elementos<br />
que componen este proceso, de por sí complejo, y para devolver<br />
a la enseñanza el estatuto de práctica de saber entre<br />
prácticas. Sabemos que en nuestro medio, la enseñanza se<br />
ha asumido como un evento de enseñanza-aprendizaje, pero<br />
la naturaleza de esta práctica es pedagógica. Por eso en vez<br />
de invocar para el estudio de la enseñanza la pareja enseñanza-aprendizaje,<br />
como el lugar teórico de esta práctica, se<br />
rescata la Pedagogía como el discurso que posibilita al maestro<br />
ser el soporte de un saber específico circunscrito a las<br />
prácticas que tienen lugar en las prácticas de saber, y como<br />
el lugar teórico que conceptualiza tanto acerca de la enseñanza<br />
como de las múltiples relaciones conceptuales y prácticas<br />
con las cuales entra en relación la enseñanza. Relaciones<br />
escuela-sociedad; enseñanza-ciencia; enseñanza-cultura;<br />
formación del hombre-conocimiento y cultura; formación<br />
del hombre-conocimiento-sociedad, etc. La Pedagogía, lugar<br />
teórico o de saber, que tiene su propia historicidad.<br />
Los conocimientos, cuyo modo de existencia cultural<br />
pasa por la prácüca de la enseñanza, encuentran en el<br />
maestro su primer depositario. Pero allí en la cotidianidad<br />
de la escuela los conocimientos parecen a simple vista dotados<br />
de un inocente e intrascendental destino, a tal punto<br />
que el maestro es pensado como el que "transmite" los conocimientos<br />
a la manera de un intermediario "neutro" que<br />
opera con su palabra "metódica" en los procesos de enseñanza-aprendizaje.<br />
Pero esta concepción transmisionista no es más que un<br />
mecanismo de exclusión que expulsa al maestro y a su saber<br />
de la enseñanza y que permite saltar de las puertas de la<br />
escuela a los "aparatos ideológicos" o al "sistema educativo",<br />
14<br />
reduciendo a un asunto de segunda importancia la naturaleza<br />
de los procesos de saber que ocurren en la enseñanza.<br />
Una de las consecuencias que ha tenido en nuestro medio<br />
la concepción transmisionista (léase instrumental) de la enseñanza,<br />
es que bajo el término educación se engloban la<br />
escuela, la enseñanza y los sujetos que en ella participan,<br />
como objetos de análisis, ya sea de carácter político, social o<br />
histórico. Esas generalizaciones han impedido el análisis de<br />
especificidades dentro de procesos complejos, y cuando se<br />
trata de estudios históricos los "hechos educativos" acaban<br />
por ser el recuento cronológico de otras prácticas que, al fin<br />
y al cabo, todo lo explican y lo envuelven.<br />
Las <strong>historia</strong>s de la educación producidas en nuestra sociedad<br />
no son en su enfoque y en su objeto, para no hablar<br />
ahora del método, producto o ausencia de una posición frente<br />
a la <strong>historia</strong> de las ideas o la <strong>historia</strong> de los saberes, sino<br />
principalmente el resultado de concepciones generalizadoras<br />
de la enseñanza donde siempre es posible localizar la "evolución"<br />
como guía de periodizaciones que provienen del orden<br />
jurídico, del orden político o del orden económico, y la preeminencia<br />
de la sociología como el marco del análisis y de la<br />
definición de los objetos de análisis. Esta operación con marcos<br />
teóricos y objetos de análisis menoscaba la importancia<br />
de la concepción histórica. En suma, cualquier objeto es declarado<br />
suscepüble de historiografiar y, así las cosas, esos<br />
objetos resultan como si no tuviesen <strong>historia</strong> propia dentro<br />
de otras <strong>historia</strong>s, y como si fuesen carentes de su propia<br />
discursividad. El universal y despóüco discurso de la educación<br />
les presta identidad para recorrer los espacios de otros<br />
acontecimientos y de otras prácticas, sumiendo a su paso,<br />
en la marginalidad, el saber pedagógico.<br />
Al contrario de lo que antecede, la <strong>historia</strong> de la práctica<br />
pedagógica se efectúa sobre su propia discursividad, sobre el<br />
propio régimen al cual estuvo sujeta, no necesita interrogar<br />
otras prácticas para conferirse identidad porque ella está inmersa<br />
entre otras prácticas sin que por ello se borre su especificidad,<br />
y tiene así sus límites bien demarcados por el saber<br />
pedagógico y por la práctica de ese saber en nuestra sociedad.<br />
La <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica posibilita el análisis<br />
de las "formas de lo dicho", ya que en las prácticas de saber<br />
en la enseñanza, la Pedagogía produce "formas" de enunciación<br />
de los saberes. Esta aproximación permite la apropia-<br />
15
ción de un capítulo de nuestra <strong>historia</strong> cultural, al convertir<br />
en objeto de análisis la memoria del saber institucionalizado<br />
y de los sujetos que mediante él participan de una práctica.<br />
Tratamos entonces de indagar en su funcionamiento institucional<br />
la interioridad del discurso pedagógico y de su práctica,<br />
lo cual implica considerar la Pedagogía no en sí misma,<br />
sino en un complejo de relaciones que posee su propia historicidad<br />
y que reencontramos en su condición de saber pedagógico.<br />
Sólo un estudio de carácter histórico puede mostrar<br />
el lugar que ha ocupado la práctica pedagógica entre las<br />
prácticas de saber.<br />
LA METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN<br />
La recuperación de la práctica pedagógica debe apoyarse<br />
ante todo en trabajos históricos que permitan, por una parte,<br />
establecer el estatuto epistemológico de la Pedagogía y por<br />
otra, las condiciones en que se le apropia como saber. Para<br />
estos fines el trabajo debe apoyarse:<br />
a) En la <strong>historia</strong> de los discursos que nos enseña a reconocer<br />
en la práctica social espacios de formación o de bloqueo<br />
epistemológico para una disciplina, asimismo nos permite el<br />
análisis de los procesos de epistemologización de un saber.<br />
b) En la Pedagogía como un saber que puede ser analizado<br />
en su actual ejercicio cotidiano dentro del marco de un<br />
saber meramente normativo que crea una escisión radical<br />
entre teoría y práctica.<br />
c) En la <strong>historia</strong> epistemológica, no para disponer de una<br />
normatividad que permita realizar la recurrencia sino para<br />
analizar los actuales problemas señalados por la crítica desde<br />
diferentes disciplinas o teorías.<br />
La Pedagogía como disciplina y su ejercicio en nuestra<br />
sociedad colombiana, forma dos campos obligados en el trabajo<br />
para mantener la exigencia metodológica de que toda<br />
práctica de saber tiene su propia discursividad, y que en ella<br />
se localiza el registro de los procesos de institucionalización<br />
a los cuales estuvo sujeta esa práctica de saber.<br />
Entiendo por proceso de institucionalización el conjunto<br />
de reglas que para la institución, el sujeto y el discurso de<br />
16<br />
un saber específico, delimitan la práctica del mismo saber en<br />
una formación social dada.<br />
El modelo metodológico en marcha puede nombrarse como<br />
el análisis de los saberes institucionalizados, para nuestro<br />
caso, la Pedagogía en Colombia. Las tres instancias metodológicas<br />
que precisan el objeto histórico de la investigación<br />
son la institución, el sujeto y el saber pedagógico, seguidas<br />
estas instancias en su proceso de institucionalización; a su<br />
vez, esta noción se vincula, a nivel de la institución y del discurso,<br />
a la noción de práctica pedagógica que comprende: los<br />
modelos pedagógicos, tanto teóricos como prácticos, utilizados<br />
en los diferentes niveles de enseñanza; una pluralidad de conceptos<br />
pertenecientes a campos heterogéneos de conocimientos<br />
retomados y aplicados por la Pedagogía; las formas de funcionamiento<br />
de los discursos en las instituciones educativas<br />
donde se realizan prácticas pedagógicas; y las características<br />
sociales adquiridas por la práctica pedagógica, en las instituciones<br />
educativas, de una sociedad dada, que asigna unas<br />
funciones a los sujetos de esa práctica 4<br />
.<br />
Del sentido tan vago que asigna la educación a la Pedagogía.<br />
Nombrándola de manera indeterminada como "lo pedagógico"<br />
y refiriéndola de manera exclusiva al método, entendido<br />
como meras operaciones, se distancia la noción de<br />
práctica pedagógica, al retomar la Pedagogía en su historicidad<br />
y dotar lo pedagógico de un nuevo sentido: lo pedagógico<br />
como saber y como práctica, lo pedagógico como lo que permite<br />
a los maestros entrar en relación con el conocimiento;<br />
lo pedagógico como acontecimiento social susceptible de ser<br />
descrito en su especificidad histórica.<br />
En tina palabra la Pedagogía tiene su <strong>historia</strong> y no es "lo<br />
pedagógico" que considera la educación actualmente.<br />
Entre nuestra intelectualidad existe la tradición equívoca<br />
de considerar la educación como la ciencia y como la práctica<br />
que dan cuenta de la relación escuela-sociedad y de los<br />
diferentes aspectos de la enseñanza. Poco se ha pensado sobre<br />
este extraño significado que agota la Pedagogía en el instrumentalismo<br />
del aprendizaje. Pero esta posición desconoce<br />
4 "Propuesta para orientar la investigación acerca de la Pedagogía en Colombia<br />
en el siglo XIX", en: Olga L. <strong>Zuluaga</strong>, Colombia: dos modelos de su practica pedagógica<br />
durante el siglo XIX, Proyecto Filosofía y Pedagogía, Centro de Investigaciones<br />
Educativas, Facultad de Educación, Universidad de Antioquia. Medcllín,<br />
1978.<br />
17
que la Pedagogía ha pensado la enseñanza como práctica de<br />
conocimientos en una sociedad determinada, y como el concepto<br />
integrador entre conocimiento, sociedad y cultura, que<br />
la Pedagogía ha producido, históricamente, en el devenir de<br />
sus procesos de formación como disciplina. No existe, pues,<br />
si nos atenemos a la historicidad de la Pedagogía, la dualidad<br />
Educación-Pedagogía, porque la Pedagogía acoge el conocimiento<br />
para la formación del hombre en el contexto de la<br />
cultura y para la transformación de la sociedad. Y en este<br />
sentido Pedagogía comprende la educación al indicar que si<br />
el hombre se forma (educación) en la escuela, esa formación<br />
tiene lugar a través de la enseñanza de los conocimientos y<br />
de la relación maestro-alumno.<br />
La noción de práctica pedagógica es una noción estratégica<br />
en la metodología, no es todavía una definición de prácüca<br />
pedagógica, es lo que caracteriza el objeto de análisis como un<br />
objeto histórico complejo, para abordar el análisis de la Pedagogía,<br />
en la perspectiva de la <strong>historia</strong> de los saberes.<br />
Como <strong>historia</strong> del saber incluye el discurso de la Pedagogía<br />
con "pretensión teórica"; como <strong>historia</strong> de un proceso de<br />
insütucionalización acoge los discursos de la Pedagogía<br />
apropiados en nuestra sociedad. No se trata de una estructura,<br />
se trata de un proceso susceptible de abordar, desde<br />
diferentes modalidades, en la perspectiva de la <strong>historia</strong> de<br />
los saberes.<br />
Tratándose de un objeto histórico-múltiple, el discurso de<br />
las prácticas en las cuales ha tenido su existencia es también<br />
múltiple, de ahí la pluralidad de documentos que registran<br />
el acontecer histórico de esa práctica. Una práctica de<br />
saber se encuentra dispersa en los registros que la han normatizado,<br />
en los que la han difundido, en los que la han<br />
enunciado bajo modalidades justiñcatorias o explicativas, en<br />
los que le han dado existencia operativa, en los que la han<br />
controlado, en los que la han textualizado.<br />
Este enfoque para analizar las prácticas de saber acoge los<br />
documentos, no tanto como fuente, sino como Registro de<br />
prácticas; el documento no es una fuente para hacerla hablar<br />
desde otra discursividad, es un registro donde ya se ha hablado<br />
desde un ejercicio de saber, cruzado por instituciones, discursos,<br />
sujetos y prácticas diferentes; de ahí que se asuma el<br />
documento, visto desde su discurso, como un tejido relacional<br />
que permite una reescritura metódica de lo dicho.<br />
18<br />
LA INVESTIGACIÓN ACERCA DEL SABER PEDAGÓGICO<br />
Y DE LA PEDAGOGÍA. EL TRABAJO PARA LOS PRÓXIMOS AÑOS<br />
Es imprescindible para la recuperación de la práctica pedagógica,<br />
convertir las Facultades de Educación en instituciones<br />
del saber pedagógico, y por ello me permito aquí nombrarlas<br />
como un lugar ideal para el trabajo histórico que<br />
demanda la recuperación de la práctica pedagógica.<br />
En las Facultades de Educación la investigación debe perseguir,<br />
como objetivo central, la ubicación de las necesida<br />
des 5<br />
tanto teóricas como experimentales y de observación<br />
que demandan los replanteamientos exigidos, hoy, a la Pedagogía,<br />
desde muy diversos ámbitos. El trabajo para responder<br />
a tales exigencias debe ser asumido por los intelectuales<br />
cuya identidad se deriva del saber pedagógico, es decir, los<br />
maestros.<br />
El avance en los mencionados frentes de trabajo, a largo<br />
plazo, daría cuenta de la complejidad tanto de la práctica<br />
pedagógica como de la Pedagogía en su condición de disciplina<br />
que, en la actualidad, tiende a conceptualizar acerca de la<br />
enseñanza en sus más diversas dimensiones. La investigación<br />
acerca del proceso histórico de formación de la Pedagogía<br />
como disciplina, es la base, quizás la más firme para<br />
abordar las exigencias y perspectivas que le están planteando<br />
hoy, las teorías sobre el aprendizaje y el conocimiento, y<br />
la <strong>historia</strong> de las ciencias. Si las facultades de educación<br />
como instituciones del saber pedagógico no asumen, desde<br />
la interioridad propia de la Pedagogía, tales perspectivas, volveremos<br />
a caer en el círculo vicioso de reducir la Pedagogía a<br />
los procedimientos, es decir, se abre paso a nuevas teorías de<br />
las cuales sólo circulan los procedimientos y de manera muy<br />
restringida los conceptos.<br />
Tal ubicación de necesidades exige un acercamiento in<br />
tensivo 6<br />
de la institución (Facultad de Educación - políticas<br />
de investigación y de capacitación de profesores) a las disciplinas<br />
(teorías) que más propicien la identificación, el análisis<br />
y la discusión de tales necesidades o espacios de trabajo<br />
por construir, entendiendo que es tarea histórica a que he-<br />
5 O espacio de trabajo por construir.<br />
6 Se dice intensivo porque es un trabajo que requiere de muchos recursos<br />
teóricos, documentales c intelectuales.<br />
19
mos sido convocados los maestros y las Facultades de Educación.<br />
Los cursos de Epistemología y Pedagogía, de Historia de la<br />
Pedagogía, de Investigación Educativa y de Didáctica, deben<br />
ocupar un lugar preferencial, por ser el terreno propicio para<br />
'tal ubicación. Pensadas como bloque de disciplinas pedagógicas<br />
deberán incluir, entre otras, como una línea de reflexión<br />
plasmada en sus objetivos y contenidos, la apropiación<br />
por parte del estudiante de una <strong>historia</strong> de la Pedagogía<br />
como disciplina y del saber pedagógico, no para invadir de<br />
Pedagogía todas las disciplinas necesarias en la formación<br />
del futuro docente, sino para construir herramientas conceptuales<br />
y metodológicas que le permitan al maestro articular y<br />
a la vez diferenciar la "teoría pedagógica" (prefiero decir las<br />
conceptualizaciones de la Pedagogía) y la enseñanza de los<br />
saberes específicos.<br />
Hacer esto, es trazar el espacio de las articulaciones tanto<br />
de la Pedagogía con los saberes específicos, como de la Pedagogía<br />
con los saberes que contribuyen al análisis de la enseñanza,<br />
desde diferentes ángulos, para explicar o plantear su<br />
compleja constitución; es también, y fundamentalmente,<br />
mostrar si existe y cuál es el espacio discursivo (conceptos,<br />
nociones, modelos, métodos) qiie ha permitido al saber pedagógico<br />
realizar reconceptualizaciones en sus propios dominios<br />
de saber, considerado en su individualidad y no como<br />
un agregado de partes provenientes de otras disciplinas. Al<br />
decir que hay saberes específicos que contribuyen al análisis<br />
de la enseñanza, de ningún modo se quiere significar que la<br />
Pedagogía es una suma de conocimientos.<br />
La Pedagogía posee un dominio discursivo (horizonte conceptual)<br />
para redefinir, especificar y reordenar conceptos,<br />
modelos, justificaciones, aplicaciones e interrogantes que<br />
provienen de otros campos del conocimiento o que se elaboran<br />
en el interior de su saber: en suma, la Pedagogía posee<br />
un dominio capaz de reconceptualizar.<br />
Entiendo por dominio de reconceptualización la región<br />
discursiva, los conceptos, el campo práctico o los métodos de<br />
una disciplina o de un saber que se requieren para tomar<br />
posesión de conceptos, modelos o métodos de otra disciplina<br />
o práctica. Este proceso se puede dar de la Pedagogía hacia<br />
afuera, y de modo inverso, de otras disciplinas o prácticas<br />
hacia la Pedagogía.<br />
20<br />
Si la Pedagogía no tuviera un campo práctico que es la<br />
enseñanza, si enseñar y aprender no fuesen los dos conceptos<br />
que sirven de base al método de enseñanza, la escuela<br />
nueva, por ejemplo, no hubiera conservado para la didáctica<br />
el lugar de los procedimientos de enseñanza 7<br />
.<br />
Todo conocimiento que quiera llegar hasta la Pedagogía<br />
tiene que pasar su prueba ante la didáctica 8<br />
, es decir, debe<br />
ser capaz de plantear conceptos con eficacia práctica, aunque<br />
esto no quiere decir que ella sólo tolera conceptos prácticos.<br />
Herbart le confirió el valor de teoría de la instrucción 9<br />
, y<br />
aunque no se plantee la vuelta a los conceptos de Herbart<br />
para aplicarlos hoy, sí hay que reivindicar que para él la<br />
didáctica no es un simple procedimiento, sino que ella se<br />
inserta en los conceptos de la Pedagogía.<br />
La reconceptualización puede realizarse desde diferentes<br />
enfoques, pero no desde cualquier enfoque, pues esta tiene<br />
sus límites tal como se acaba de señalar. Así Aracelli de Tezanos<br />
plantea que a través del concepto de trabajo es posible<br />
"generar una teoría (acerca) de la educación que atraviesa<br />
también una lectura critica de la tradición pedagógica con<br />
referencia a este concepto y a las diferencias entre trabajo<br />
manual e intelectual" 10<br />
. La recuperación del concepto de trabajo<br />
conlleva la reconsideración de la didácüca, "[...] ella<br />
puede resurgir en los procesos de interpretación de la realidad<br />
escolar, cuando abandonemos la concepción metodologicista<br />
y/o taxonómica de objetivos, y repensemos el quehacer<br />
de la escuela desde el trabajo, sus condiciones, formas y<br />
contenidos, y desde allí podemos re-conceptualizar la relación<br />
entre el enseñar y el aprender..." 11<br />
.<br />
De otro lado, la Pedagogía alemana presenta una reconceptualización<br />
antropológ ica. Así, en 1964 J. Derbolav, a la<br />
pregunta acerca de qué progreso ha hecho la Pedagogía en<br />
los últimos decenios, contesta, entre otras cosas, aunque<br />
7 Véase E. Claparéde, Psicología del niño y pedagogía experimental.<br />
8 Cuando Ilans Aebli aplica la psicología de Jean Piaget a la didáctica empieza<br />
por preguntarse "¿Qué es, en realidad, la didáctica? Es una ciencia auxiliar<br />
de la pedagogía en la que ésta delega, para su realización en detalle, tareas<br />
educativas más generales". Hans Aebli, Una didáctica Jimdada en la psicología<br />
de Jean Piaget, p. 7.<br />
9 Véase Herbart, Bosquejo para un curso de Pedagogía.<br />
10 Aracelli de Tezanos, "Maestros, Pedagogía, Cultura", en: Educación, Pedagogía<br />
y Cultura, Foro Nacional por Colombia, 1984, p. 27.<br />
11 7bi
con toda cautela, que: 'la Pedagogía ha comenzado a meditar<br />
sobre sus fundamentos antropológicos...' por el hecho de<br />
buscar un contrapeso al peligro interno y externo que para la<br />
Pedagogía significaban las interpretaciones biológico-psicológicas<br />
de la existencia humana..." 12<br />
.<br />
En todo este trajinar por la historicidad de la Pedagogía<br />
hasta aquí esbozado, encontraríamos un beneficio inmenso,<br />
y es el de superar la <strong>historia</strong> de la Pedagogía como <strong>historia</strong><br />
de los autores, pues ni una <strong>historia</strong> del saber pedagógico, ni<br />
una <strong>historia</strong> de la Pedagogía como disciplina, podrán tomar<br />
como fundamento, en detrimento de la <strong>historia</strong> de los conceptos,<br />
el análisis de los "aportes" de las figuras sobresalientes<br />
en la <strong>historia</strong> de la Pedagogía. La <strong>historia</strong> propuesta posibilitaría<br />
el análisis, a nivel micro, de su condición de disciplina<br />
y el conocimiento de las condiciones de su posibilidad<br />
como saber. En esos análisis deben ser reubicados los autores.<br />
En suma, utilizar la recurrencia, no para hacer el recuento<br />
de lo que dijeron los autores, sino para <strong>historia</strong>r los<br />
conceptos, modelos, nociones, obstáculos, reordenamientos<br />
discursivos presentes en los procesos de formación de la Pedagogía<br />
como saber y como disciplina.<br />
Comprender los procesos de formación del saber pedagógico,<br />
analizar los procesos de su formación como disciplina,<br />
comprender cuál es la naturaleza de la Pedagogía como disciplina<br />
y superar la <strong>historia</strong> de los autores y de las ideas<br />
pedagógicas, son trabajos que necesitamos emprender en los<br />
próximos años. Una de sus principales consecuencias para<br />
el maestro será convertir en objeto de análisis su práctica<br />
(docencia), gracias a la aprehensión de la naturaleza conceptual,<br />
aplicada y experimental de la Pedagogía y gracias al<br />
conocimiento de la historicidad de la Pedagogía. ¿De qué serviría<br />
a un maestro, dados los retos que en la actualidad se le<br />
plantean a la Pedagogía, a sus intelectuales y a sus instituciones,<br />
conocer un método de enseñanza, un saber específico<br />
para enseñar (con sus características epistemológicas) y<br />
unas teorías sobre el aprender? 13<br />
Precisamente, superar ese agregado de disciplinas y abrir<br />
paso a la Pedagogía, es la tarea más urgente para generar la<br />
12 Karl Dienelt, Antropología pedagógica, p. 12.<br />
13 Uso deliberadamente, en vez del término aprendizaje, el término aprender<br />
acuñado en el saber pedagógico.<br />
22<br />
especificidad, la diferencia y la articulación entre los saberes<br />
específicos, las teorías del aprender y la Pedagogía. No<br />
hay que olvidar que estos tres campos de conocimiento se<br />
conjugan en el acontecimiento cultural y de saber que es la<br />
enseñanza, Y la lectura, por así decirlo, de ese acontecimiento,<br />
la debe hacer la Pedagogía. A este punto debemos llegar,<br />
pues hasta ahora no ha existido tal lectura, sino la instrumentación<br />
de los saberes en el aula mediante procedimientos<br />
de aprendizaje, celebrados en un contexto que todo parece<br />
explicarlo cuando invocamos el universal y despótico término<br />
educación.<br />
Y no es que se pretenda sustituir o borrar el término educación<br />
del campo del saber pedagógico, lo que se plantea es<br />
la necesidad de reubicarlo, pues en nuestra sociedad se ha<br />
convertido en principio de exclusión del saber pedagógico y<br />
en legitimador de la concepción instrumental de la enseñanza.<br />
Es también una antigua bisagra que une lo que las Ciencias<br />
Humanas pueden decir hoy a propósito de la sociedad y<br />
la escuela, mas no a propósito de la enseñanza como objeto<br />
del saber pedagógico.<br />
Teniendo en cuenta los planteamientos anteriores sobre la<br />
importancia de los diferentes análisis históricos de la Pedagogía,<br />
la investigación en los próximos años debe abordar<br />
conceptos, nociones, aplicaciones y experimentos (ensayos)<br />
como posibles campos de investigación que requieren el concurso,<br />
no de una única teoría, ni de un único modelo de la<br />
llamada "investigación científica" en nuestro medio, sino que<br />
la heterogeneidad metodológica y de enfoque son condiciones<br />
necesarias, pero que siempre deben fundamentarse en la<br />
historicidad de la Pedagogía.<br />
La orientación de la investigación para lograr la articulación<br />
entre conceptualización pedagógica y práctica de la enseñanza,<br />
debería orientarse a la definición de problemas<br />
acordes con los interrogantes por trabajar acerca de la naturaleza<br />
de la Pedagogía como disciplina y como saber. Es decir,<br />
de la naturaleza tanto del saber pedagógico como de la<br />
Pedagogía y de la enseñanza, se debe derivar la naturaleza<br />
de los objetos de investigación con el fin de colocar la formulación<br />
de objetos de investigación, en el trabajo teórico demandado,<br />
tanto por sus formas de existencia en la práctica<br />
pedagógica, como por el tipo de análisis que pueden soportar<br />
tales objetos. Esto implica comprender la forma como esos<br />
23
problemas se insertan en los interrogantes que he enunciado<br />
y comprender que la formulación de problemas de investigación<br />
no es un trabajo operativo, sino un trabajo conceptual<br />
que debe inscribirse en el horizonte conceptual de la Pedagogía<br />
asumida como disciplina y como saber. Para que el trabajo<br />
de investigación supere la hermenéutica que brindan<br />
los marcos teóricos, externos, a la naturaleza conceptual de<br />
los objetos.<br />
Entiendo por naturaleza conceptual de los objetos, aquellas<br />
condiciones que debe reunir un objeto de investigación<br />
para inscribirse en un marco de posibilidades, a la vez internas<br />
y a la vez relaciónales, circunscritas al espacio más<br />
abierto de un conocimiento (discurso) que es su espacio de<br />
saber. Corresponderá posteriormente analizar, en otra dimensión<br />
de la investigación, si esas investigaciones se pueden<br />
inscribir en las búsquedas de ese saber como disciplina,<br />
de acuerdo con las preguntas que trabaje la recurrencia a<br />
partir de problematizar la actualidad del saber pedagógico.<br />
Así, la investigación histórica que demanda la recuperación<br />
de la prácüca pedagógica, en los próximos años, acogería<br />
la historicidad de la Pedagogía, como norma fundamental<br />
para sus elaboraciones.<br />
Esa norma debería ser representativa de la comunidad<br />
intelectual, "de la cual debe hacer parte el maestro", que<br />
invesüga en cualquiera de los campos internos y relaciónales<br />
de la enseñanza.<br />
En conclusión, el trabajo de los próximos años, no debe<br />
emprenderse con la elaboración de marcos teóricos explicativos;<br />
deberá abordarse desde conceptualizaciones y nociones<br />
pedagógicas ancladas en la historicidad de la Pedagogía,<br />
conceptualizaciones y nociones que lejos de despreciar<br />
lo concreto, lo operativo y lo aplicado, cumplen una función de<br />
construcción y de reconceptualización en el horizonte de la Pedagogía.<br />
24<br />
EL SABER PEDAGÓGICO Y SU ARCHIVO<br />
En toda sociedad el discurso se produce mediante la interacción<br />
de unas reglas que configuran una práctica discursiva<br />
como regularidad ajena a las determinaciones del sujeto<br />
parlante. Dichas reglas no son dadas a la conciencia de los<br />
hombres, así como tampoco "su <strong>historia</strong>, su economía, sus<br />
prácücas sociales, la lengua que hablan, la mitología de sus<br />
antepasados, hasta las fábulas que les contaban en su infancia,<br />
obedecen a unas reglas que no han sido dadas todas<br />
ellas a su conciencia..." 1<br />
.<br />
El discurso como práctica reglada y no como realización<br />
de los sujetos, constituye el saber en la sociedad. "Los conocimientos,<br />
las ideas filosóficas, las ideas cotidianas, así como<br />
las instituciones, las prácticas comerciales y policíacas, las<br />
costumbres, todo se refiere a un saber implícito propio de<br />
esta sociedad" 2<br />
.<br />
El saber 3<br />
se encuentra disperso en los diferentes registros<br />
1 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 354.<br />
2 Michel Foucault, en: Raymond Bellour, El libro de los otros, p. 9.<br />
3 "No es necesario subrayar la importancia antropológica de este saber implícito,<br />
importancia que no es exagerado suponer que excede en mucho a la de la<br />
misma ciencia, ya que es, tal como lo caracteriza Foucault, una de sus condiciones<br />
de posibilidad, y también, aunque Foucault no lo destaque, el punto de<br />
retomo por el que la ciencia (o las extrapolaciones de teorías científicas) irradia<br />
y embebe el cuerpo social: su forma habitable", Miguel Morey, Lectura de<br />
Foucault, p. 20.<br />
25
que su práctica genera y "es diferente de los conocimientos<br />
que se pueden encontrar en los libros científicos, las teorías<br />
filosóficas, las justificaciones religiosas, pero es el que hace<br />
posible, en un momento dado, la aparición de una teoría, de<br />
una opinión o de una práctica" 4<br />
. Al analizar la práctica de un<br />
saber debe este asumirse "como condición de la posibilidad<br />
de conocimientos, de instituciones y de prácticas" 5<br />
.<br />
EL SABER PEDAGÓGICO<br />
Para hacer <strong>historia</strong> del saber pedagógico es necesario realizar<br />
un análisis enunciativo de los discursos objeto de estudio.<br />
Decimos saber pedagógico porque hemos asumido la Pedagogía<br />
como saber. El saber es el espacio más amplio y<br />
abierto de un conocimiento, es un espacio donde se pueden<br />
localizar discursos de muy diferentes niveles: desde los que<br />
apenas empiezan a tener objetos de discurso y prácticas<br />
para diferenciarse de otros discursos y especificarse, hasta<br />
aquellos que logran una sistematicidad que todavía no obedece<br />
a criterios formales. Es decir, el saber nos permite explorar<br />
desde las relaciones de la práctica pedagógica hasta<br />
las relaciones de la Pedagogía, así: primero de la práctica<br />
pedagógica con la educación, la vida cotidiana de la escuela<br />
y el entorno sociocultural que la rodea, pasando por las relaciones<br />
con la práctica política. Segundo de la Pedagogía con<br />
la Didáctica, su campo de aplicación y de articulación con<br />
los saberes enseñados; con las Ciencias de la Educación;<br />
con la <strong>historia</strong> de la educación y de la Pedagogía que los<br />
<strong>historia</strong>dores de las ideas toman como <strong>historia</strong> de su "progreso";<br />
y con las teorías que le han servido de modelo o de<br />
apoyo para su conformación.<br />
Con la adopción del término saber para la Pedagogía, se<br />
busca destacar la movilidad que brinda al investigador para<br />
desplazarse desde las regiones más sistematizadas hasta los<br />
espacios más abiertos que están en permanente intercambio<br />
con las ciencias humanas y otras disciplinas y prácticas.<br />
Dados los diferentes niveles de los discursos que se encuentran<br />
en un saber y de acuerdo con el estado de los<br />
4 Michel Foucault, en: Raymond Bcllour, op. cit. p. 9.<br />
5 Ibíd.<br />
26<br />
conocimientos en diversos períodos, se localiza gran variedad<br />
de documentos tales como: manuales, ensayos, teorías, reglamentos,<br />
informes. Así en una <strong>historia</strong> del saber pedagógico<br />
se pueden incluir, y no por capricho —sino por razones<br />
del método histórico—, el Manual del sistema de enseñanza<br />
mutua de Lancaster, compuesto de un cúmulo de prescripciones,<br />
el Bosquejo para un curso de Pedagogía de Herbart<br />
que buscó la sistematicidad, un reglamento de una escuela<br />
Normal elaborado por una entidad administrativa y un manual<br />
de enseñanza de lectura. El archivo contiene los discursos<br />
de los registros a que da lugar el ejercicio de un saber.<br />
Con esos registros se efectuará un análisis enunciativo siempre<br />
y cuando sea posible determinar para las actuaciones<br />
verbales sus condiciones de existencia.<br />
ENUNCIADO Y FUNCIÓN ENUNCIATIVA<br />
Toda vez que el análisis enunciativo es el soporte de la <strong>historia</strong><br />
del discurso, en la Arqueología del saber Foucault se ocupa<br />
de delimitar la noción propia de enunciado para la arqueología,<br />
al diferenciarlo de otros análisis próximos pero desplazados,<br />
por el nuevo estatuto que le asigna como acontecimiento<br />
de discurso. La proposición que reconocen los lógicos, la frase<br />
que aceptan los gramáticos y el speech act que definen los<br />
analistas anglosajones, no aportan directrices para identificar<br />
los enunciados. "Para el análisis lógico es lo que 'queda cuando<br />
se ha extraído y definido la estructura de la proposición;<br />
para el análisis gramatical, es la serie de elementos lingüísticos<br />
en la que se puede reconocer o no la forma de una frase;<br />
para el análisis de los actos del lenguaje aparecen como el<br />
cuerpo visible en que estos se manifiestan" 6<br />
.<br />
No es nuestro objetivo seguir el hilo de la exposición de<br />
Foucault sobre las diferencias del enunciado con la frase, la<br />
proposición y el speech act Buscamos conformar un marco<br />
de vocabulario que nos aclare las nociones de saber y de<br />
archivo. Por encontrarse el enunciado involucrado en frases<br />
y en proposiciones, debemos preguntarnos: no siendo una<br />
unidad reducible a la frase o a la proposición, ¿de qué manera<br />
está presente en ellas?<br />
6 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 140.<br />
27
"Si se acepta llamar actuación verbal a todo conjunto de<br />
signos producidos a partir de una lengua natural (o artificial)<br />
se podrá llamar formulación al acto individual (o en rigor,<br />
colectivo) que hace aparecer sobre una materia cualquiera y<br />
de acuerdo con una forma detemiinada ese grupo de signos"<br />
7<br />
. Para comprender qué es un enunciado debemos observar<br />
que el discurso de los registros está construido a partir<br />
de un conjunto de signos. "Se llamará frase o proposición<br />
las unidades que la gramática o la lógica pueden reconocer<br />
en un conjunto de signos [...] Se llamará enunciado a la modalidad<br />
de existencia propia de este conjunto de signos" 8<br />
.<br />
Los discursos producidos y acumulados por una sociedad<br />
conforman un archivo de enunciados que es diferente a la<br />
suma de frases o proposiciones contenidas en los registros y<br />
que está conformado por grupos de enunciados que son ante<br />
todo portadores de una función enunciativa. El enunciado es<br />
el "átomo del discurso" 9<br />
y como portador de una función se<br />
apoya en frases y proposiciones a las cuales confiere contenidos<br />
concretos en el tiempo y en el espacio 10<br />
.<br />
El enunciado está siempre involucrado en frases y proposiciones<br />
"o incluso en secuencias de signos que no obedecen<br />
a sus leyes (y que pueden ser listas, series al azar, cuadros)"<br />
11<br />
. Una lista de enseres para la escuela, los cuadros<br />
estadísticos de estudiantes por región, no están construidos<br />
por normas gramaticales y sin embargo son enunciados. El<br />
estar involucrado en frases o proposiciones no quiere decir<br />
que el enunciado cobre identidad a partir de las reglas de<br />
construcción que la gramática y la lógica prescriben. El<br />
enunciado es una función que se ejerce verticalmente con<br />
relación a tales unidades; "más que un elemento entre otros<br />
[...] se trata más bien de una función [...] que permite decir,<br />
a propósito de una serie de signos, si están presentes en<br />
ella o no" 12<br />
.<br />
7 Ibid. P- 179.<br />
8 Ibid. P- 180.<br />
9 Ibid. P- 133.<br />
10 Ibid. P. 145.<br />
11 Ibid. P. 187.<br />
12 Ibid. P- 144.<br />
28<br />
REGLAS DE FORMACIÓN<br />
Se habrá realizado un análisis enunciativo del saber pedagógico<br />
si se describen las condiciones históricas de formación<br />
del discurso que cruza los registros del Archivo Pedagógico.<br />
Pero el archivo no se compone del amontonamiento<br />
de los enunciados en toda su extensión. Aunque se clasificaran<br />
los registros por épocas o por materia, no podríamos<br />
decir por ello que tenemos un criterio histórico de agrupación<br />
de los discursos superando así la idea del amontonamiento.<br />
El archivo, más allá de la masa de textos que contiene,<br />
se forma mediante reglas que permiten ubicar en él,<br />
no un discurso general, sino grupos de discurso diferentes y<br />
a la vez articulables. Para un trabajo arqueológico se dispone<br />
de "cuatro criterios que permiten reconocer unidades<br />
discursivas que no son las unidades tradicionales (ya sea el<br />
'texto', la 'obra', la 'ciencia'...). Estos cuatro criterios no sólo<br />
no son incompatibles, sino que se requieren unos a otros: el<br />
primero define la unidad de un discurso por la regla de formación<br />
de todos sus objetos" 13<br />
, el segundo por las reglas de<br />
formación de las enunciaciones, el tercero por las reglas<br />
de formación de los conceptos, el cuarto por las reglas de<br />
formación de las elecciones temáticas. Tales reglas son "las<br />
condiciones a que están sometidos [...] los objetos, las enunciaciones,<br />
los conceptos y las elecciones temáticas" 14<br />
. Sobre<br />
estos cuatro criterios se tratará en los subtítulos que siguen<br />
al presente.<br />
Las reglas de formación "son condiciones de existencia<br />
(pero también de coexistencia, de conservación, de modificación<br />
y de desaparición)" 15<br />
. Si se elabora una arqueología de<br />
la Pedagogía Experimental de la Escuela Nueva, la encontraremos<br />
ligada a las <strong>historia</strong>s de la Psicología del niño, de<br />
la Biología y de la Medicina, pero también a las condiciones<br />
de la infancia después de la Primera Guerra Mundial. La<br />
Pedagogía Experimental desplazó el discurso de las facultades<br />
como centro de la enseñanza, conservó la Didáctica entre<br />
las disciplinas de la educación y mantuvo los elementos<br />
13 Michel Foucault, "Respuesta al círculo de epistemología", en: P. Burgelin y<br />
otros, Análisis de Michel Foucault, pp. 252-253.<br />
14 Michel Foucault, La arqueología del saber, pp. 62-63.<br />
15 Ibid., p. 63.<br />
29
del campo práctico de la Pedagogía: el maestro, el niño, la<br />
escuela, el conocimiento enseñado y los procedimientos; a<br />
la vez, en este mismo campo introdujo modificaciones; por<br />
ejemplo, en la relación del maestro y del niño con los conocimientos.<br />
Si se pueden establecer conjuntos de discurso es porque<br />
las reglas de formación constituyen los instrumentos para <strong>historia</strong>rlos<br />
de tal manera que permiten relacionarlos con historicidades<br />
diversas de discurso y de prácticas. Las agrupaciones<br />
del archivo no dependen de criterios encontrados en los mismos<br />
textos; por el contrario, las reglas de formación, al cruzar<br />
los textos, los vuelven susceptibles de pertenecer a un conjunto<br />
de discurso.<br />
LA FORMACIÓN DE LOS OBJETOS<br />
La unidad que un objeto confiere a un discurso, no individualiza,<br />
paradójicamente, un objeto único, sino que describe<br />
una dispersión de objetos. Aunque los enunciados se refieran<br />
a un mismo objeto, en los diferentes conjuntos de discursos<br />
o de prácticas que lo nombran, lo utilizan, lo definen<br />
o lo excluyen, no se trata de un mismo objeto. Así, la unidad<br />
de un discurso es "el espacio común en que diversos objetos<br />
se perfilan y transforman continuamente" 16<br />
. Pero ese espacio<br />
común es múltiple: está compuesto por prácticas, discursos<br />
e instituciones en los cuales el objeto emerge en superficies<br />
heterogéneas hasta recibir un estatuto que lo haga nominable<br />
y descriptible; recibe delimitación desde diferentes instancias;<br />
recibe especificación en su pluralidad mediante diferentes<br />
prácticas y discursos que le imprimen diferencias, relaciones<br />
o exclusiones entre sí.<br />
La unidad de los discursos sobre la locura fue analizada<br />
(en su dispersión) en la <strong>historia</strong> de la locura por Foucault.<br />
Tal unidad no se establece sobre la "existencia" del objeto<br />
locura, "sería el juego de las reglas que hacen posible durante<br />
un período determinado la aparición de objetos, objetos<br />
recortados por medidas de discriminación y de represión, objetos<br />
que se diferencian en la práctica cotidiana, en la jurisprudencia,<br />
en la casuística religiosa, en el diagnóstico de los<br />
16 Michel Foucault. "Respuesta al círculo de epistemología", en: op. cit, p. 242.<br />
30<br />
médicos, objetos que se manifiestan en descripciones patológicas,<br />
objetos que están como cercados por códigos o recetas<br />
de medicación, de tratamiento, de cuidados" 17<br />
.<br />
En la <strong>historia</strong> de la locura escrita por Foucault la dispersión<br />
mayor se presentó en los objetos. En primer lugar, los<br />
enunciados que se refieren a la locura no presentan "todos el<br />
mismo nivel formal (están lejos de responder a los criterios<br />
requeridos para un enunciado científico)" 18<br />
. En segundo lugar,<br />
los campos semánticos en que se inscriben son diferentes,<br />
"unos dependen de la semántica médica, otros de la semántica<br />
jurídica o administrativa; otros utilizan un léxico<br />
literario" 19<br />
. Pero todos designan, aunque de diferente manera,<br />
la locura.<br />
LA FORMACIÓN DE LAS MODALIDADES ENUNCIATIVAS<br />
Esta vez la agrupación de un discurso no presenta una<br />
modalidad única de enunciación; enunciados dispersos y<br />
heterogéneos coexisten, sin obedecer a un encadenamiento<br />
único y lineal. Tenemos, entonces, una dispersión de formas<br />
de enunciación que hacen entrar en relación elementos<br />
diferentes: unos se refieren al estatuto de los sujetos que<br />
enuncian y usan el discurso, otros se refieren a las condiciones<br />
técnicas e institucionales de su aplicación y de su<br />
verificación, otros se refieren a las posiciones que un sujeto<br />
puede tomar en relación con los objetos. Las reglas de formación<br />
darán cuenta de los nexos del sujeto con el discurso<br />
que enuncia desde reglas que él no determina y a las cuales<br />
"está subordinado todo sujeto desde que toma parte en el<br />
discurso" 20<br />
.<br />
Acerca de la enunciación en la <strong>historia</strong> de la clínica, Foucault<br />
anota: "En realidad la unidad del discurso clínico no es<br />
una forma determinada de enunciados, sino el conjunto de<br />
las reglas que hicieron simultánea o sucesivamente posibles<br />
descripciones puramente perceptivas, pero también observaciones<br />
mediatizadas por instrumentos, protocolos de expe-<br />
17 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 53.<br />
18 "Respuesta al círculo de epistemología", en: op. cft, p. 240.<br />
19 ¡bid.<br />
20 Annie Guedez, Lo racional y lo irracional. Introducción al pensamiento de Mi<br />
chel Foucault, p. 70.<br />
31
iendas de laboratorio, cálculos estadísticos, comprobaciones<br />
epidemiológicas o demográficas, reglamentos institucionales<br />
y decisiones políticas" 21<br />
.<br />
LA FORMACIÓN DE LOS CONCEPTOS<br />
Existe en una formación discursiva un grupo de conceptos<br />
dispares cuyas relaciones conforman una "red teórica", la<br />
cual no debe entenderse como "un grupo de conceptos fundamentales<br />
que reagruparían a todos los demás y permitirían<br />
reubicarlos en la unidad de una arquitectura deductiva,<br />
sino más bien la ley general de su dispersión, de su heterogeneidad,<br />
de su incompatibilidad (ya sea simultánea o sucesiva):<br />
la regla de su insuperable pluralidad" 22<br />
. Esta vez, las<br />
reglas permitirían "describir la organización del campo de<br />
enunciados en el que aparecen y circulan" 23<br />
los conceptos.<br />
Tal organización se da en un nivel "preconceptual" que no se<br />
pregunta por las estructuras ideales ni por la coherencia de<br />
los conceptos; tal organización se plantea al nivel del discurso<br />
mismo como "lugar de emergencia de los conceptos" 24<br />
.<br />
LA FORMACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS<br />
A partir de ciertos grupos de objetos, de ciertas organizaciones<br />
conceptuales y de ciertos tipos de enunciación, un<br />
discurso específico puede dar lugar a temas o teorías que<br />
convencionalmente Foucault llamó "estrategias". Al interior<br />
de un saber existen posibilidades, es decir, opciones de discurso<br />
que se presentan en el espacio de la misma formación<br />
discursiva, en sus nexos con otras formaciones discursivas y<br />
en relaciones con las prácticas no discursivas. Así, en el análisis<br />
de las riquezas se encuentran dos opciones diferentes<br />
para explicar la formación del valor: la una a partir del intercambio,<br />
la otra a partir de la retribución de la jornada de<br />
trabajo. Pero estas dos opciones, la de los fisiócratas y la<br />
21 Michel Foucault, "Respuesta al círculo de epistemología", p. 245.<br />
22 Ibid., p. 249.<br />
23 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 92.<br />
24 Ibid., p. 101.<br />
32<br />
inversa formulada por los utilitaristas, parten de un mismo<br />
juego de conceptos no muy amplio y aceptado por las posiciones<br />
en conflicto: se definía la moneda como un signo (representación<br />
del valor), se explicaba el precio por el mecanismo<br />
del trueque y por la cantidad de trabajo necesaria para la<br />
obtención de la mercancía, se fijaba el precio del trabajo por<br />
el costo del mantenimiento de un obrero y su familia durante<br />
el tiempo de la obra 25<br />
. Es éste el caso de opciones teóricas<br />
dentro de un mismo discurso.<br />
En cuanto a la relación del análisis de las riquezas con las<br />
prácticas no discursivas, Foucault anota que desempeñó "un<br />
papel, no sólo en las decisiones políticas y económicas de los<br />
gobiernos, sino en las prácticas cotidianas, apenas conceptualizadas,<br />
apenas teorizadas, del capitalismo naciente, y en<br />
las luchas sociales y políticas que caracterizaron la época<br />
clásica" 26<br />
.<br />
DISCURSO Y FORMACIÓN DISCURSIVA<br />
Siendo el saber el espacio más abierto y amplio de un<br />
conocimiento, los discursos producidos no son estrictamente<br />
científicos, por lo tanto no tienen un objeto único alrededor<br />
del cual se construyen proposiciones, ni tienen un orden deductivo<br />
sus conceptos. En el discurso de los saberes encontramos<br />
pluralidad de objetos y heterogeneidad de conceptos.<br />
Se trata entonces de dispersiones que se localizan en registros<br />
muy diversos.<br />
Cuando el análisis enunciativo describe las condiciones<br />
de existencia de una dispersión, el conjunto logrado se denomina<br />
formación discursiva, la cual es, en sentido estricto, un<br />
grupo de enunciados 27<br />
. Debemos ahora disponer de la definición<br />
de discurso: "conjunto de enunciados que dependen<br />
de un mismo sistema de formación" 28<br />
. Es decir, el discurso<br />
"es un conjunto de enunciados en tanto que dependan de la<br />
misma formación discursiva" 29<br />
.<br />
En la <strong>historia</strong> de los saberes las unidades que se individua-<br />
25 Michel Foucault, "Respuesta al círculo de epistemología", p. 251.<br />
26 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 111.<br />
27 Ibid.. pp. 194-195.<br />
28 Ibid.. p. 181.<br />
29 íbíd., p. 198.<br />
33
lizan se llaman formaciones discursivas, "evitando así palabras<br />
demasiado preñadas de condiciones y de consecuencias, inadecuadas<br />
por lo demás para designar semejante dispersión<br />
como 'ciencia, o 'teoría', o 'dominio de objetividad' " 30<br />
. A propósito<br />
del saber pedagógico, las <strong>historia</strong>s que realicemos darán<br />
lugar a descripciones de formaciones discursivas. Así, el archivo<br />
pedagógico está escondido por las formaciones discursivas<br />
que en él sea posible particularizar.<br />
Los elementos de las dispersiones que recogen las formaciones<br />
discursivas son: los objetos, las enunciaciones, los<br />
conceptos y las elecciones temáticas. "Este sistema de cuatro<br />
niveles que rige una formación discursiva y debe dar cuenta,<br />
no de sus elementos comunes sino del juego de sus separaciones,<br />
de sus intersticios, de sus distancias —en cierto<br />
modo de sus blancos, más que de sus superficies cubiertas—,<br />
esto es lo que se llama su positividad" 31<br />
.<br />
Si el concepto de formación discursiva indica la unidad de<br />
una dispersión y si las reglas de formación constituyen las<br />
herramientas para describirlas, ¿cómo están ligados entre sí<br />
los registros del archivo? "Las obras diferentes, los libros dispersos,<br />
toda esa masa de textos que pertenecen a una misma<br />
formación discursiva [...] todas esas figuras y esas individualidades<br />
diversas no comunican únicamente por el encadenamiento<br />
lógico de las proposiciones que aventuran, ni<br />
por la recurrencia de los temas, ni por la terquedad de una<br />
significación transmitida, olvidada, redescubierta; comunican<br />
por la forma de positividad de su discurso" 32<br />
.<br />
La positividad define para un discurso un espacio limitado<br />
de comunicación puesto que su sistema fija el campo de<br />
acción de la práctica discursiva. Por esto, analizar positividades<br />
es establecer de acuerdo con qué reglas una práctica<br />
discursiva puede dar lugar a grupos de objetos, conjuntos<br />
de enunciados, juegos de conceptos, series de elecciones<br />
teóricas.<br />
30 Ibid., p. 62.<br />
31 Michel Foucault. "Respuesta al circulo de epistemología", en: op. cit. p. 253.<br />
32 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 215.<br />
34<br />
PRÁCTICA DISCURSIVA<br />
El concepto de función enunciativa nos sirve de puente<br />
para comprender el concepto de práctica discursiva, y con<br />
ello se demuestra que la función enunciativa no es una forma<br />
ideal que viniera a moldear los discursos; ella está gobernada<br />
por una prácüca: la práctica discursiva, noción que se<br />
define como el "conjunto de reglas anónimas, históricas,<br />
siempre determinadas en el tiempo y el espacio que han definido<br />
en una época dada, y para un área social económica,<br />
geográfica o lingüística dada, las condiciones de ejercicio de<br />
la función enunciativa" 33<br />
.<br />
Ahora bien, el conjunto de discursos formado a partir del<br />
sistema de positividad que actúa a través de la práctica discursiva,<br />
y manifestado en la unidad de una formación discursiva<br />
es un saber. Una formación discursiva se analiza como<br />
un saber cuando se consideran los objetos, las formas de<br />
enunciación, los conceptos y las elecciones teóricas, "tales<br />
como están Investidos en una ciencia, en una receta técnica,<br />
en una institución, en un relato novelesco, en una práctica jurídica<br />
o política, etcétera" 34<br />
.<br />
ARCHIVO<br />
El discurso no es una producción a voluntad del sujeto<br />
parlante, ni es una expresión de las ideas; es una práctica y<br />
en tanto que práctica lo aprehendemos en el archivo porque<br />
éste "hace aparecer las reglas de una práctica que permite a<br />
la vez a los enunciados subsistir y modificarse regularmente"<br />
35<br />
. El Archivo "es el sistema general de la formación y de la<br />
transformación de los enunciados" 36<br />
.<br />
De la trama del archivo, la <strong>historia</strong> de las cosas dichas se<br />
reescribe con herramientas de la arqueología. Esta estrategia<br />
de análisis, "designa el tema general de una descripción que<br />
interroga lo ya dicho al nivel de su existencia: de la función<br />
enunciativa que se ejerce en él, de la formación discursiva a<br />
33 Ibid., p. 198.<br />
34 Michel Foucault. "Respuesta al círculo de epistemología", en: op. cit, p. 258.<br />
35 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 221.<br />
36 Ibid.<br />
35
que pertenece, del sistema general de archivo de que depende.<br />
La arqueología describe los discursos como prácticas especificadas<br />
en el elemento del archivo" 37<br />
.<br />
Porque el archivo no puede ser una masa inerte que guarde<br />
la memoria de lo dicho, tan pronto como se interroga saca<br />
a luz las reglas de las prácticas discursivas. Es "la ley de lo<br />
que puede ser dicho" 38<br />
.<br />
Así concebido, el archivo no contiene lo dicho superpuesto<br />
a los documentos 39<br />
, ya sabemos que el discurso lo encontramos<br />
en los registros pero lo reconocemos según criterios que<br />
no aparecen en los textos y que son a la vez reglas de producción<br />
del discurso y de individualización del mismo en las<br />
formaciones discursivas.<br />
Ahora bien, una vez reconstruida, una formación discursiva<br />
no copa la extensión del archivo. Los elementos de<br />
aquella (objetos, enunciaciones, conceptos y elecciones temáticas)<br />
pueden encontrarse en otros discursos y ser posibles<br />
de reunir en otra formación discursiva.<br />
Las formaciones discursivas que se describan no son totalizaciones<br />
del archivo, ni totalizaciones de discursos. En un<br />
mismo saber se pueden encontrar varias formaciones discursivas,<br />
seguramente algunas de ellas articulables entre sí<br />
o con formaciones discursivas de otros saberes. Así, en la<br />
enseñanza objetiva (Colombia, segunda mitad del siglo XLX)<br />
basada en la relación entre las palabras y los objetos como<br />
medio de preparar la clase y de ordenar la exposición del<br />
maestro, una vez descrita su formación discursiva, seguramente<br />
encontraremos que es articulable a la formación discursiva<br />
de la gramática general: el proceso que va del enseñar<br />
al aprender copia el proceso que va del nombre a la<br />
proposición. Asimismo no es difícil vislumbrar que el discurso<br />
sobre la instrucción pública y la articulación de éste a la<br />
práctica políüca tendría también su articulación al discurso<br />
sobre la escuela y a la concepción del hombre que se planteaba<br />
en la enseñanza objetiva.<br />
Tenemos entonces para la segunda mitad del siglo XLX una<br />
práctica discursiva que da lugar a varias formaciones discursi-<br />
37 Ibid., p. 223.<br />
38 Ibid.. p. 219.<br />
39 "Lo dicho" está incorporado a los registros, pero no es aprehensible sino a<br />
36<br />
partir de las reglas que rigen la formación del discurso.<br />
vas; una que se aprehende en su relación con el discurso de la<br />
enseñanza objetiva y la gramática, y otra que se capta en su<br />
nexo con la práctica política. Esto porque las prácticas discursivas<br />
no son ajenas a la práctica políüca y a la práctica económica.<br />
Así, la arqueología describe con relación al discurso no<br />
sólo configuraciones interdiscursivas, sino también las correlaciones<br />
del discurso con "un campo institucional, un conjunto<br />
de acontecimientos, de prácticas, de decisiones políticas, un<br />
encadenamiento de procesos económicos..." 40<br />
.<br />
EL SABER PEDAGÓGICO Y SU ARCHIVO<br />
El archivo del saber pedagógico está conformado por los<br />
diferentes discursos a propósito de la enseñanza entendida<br />
en sentido práctico o conceptual. Reúne los temas referentes<br />
a la educación, la instrucción, la Pedagogía y la enseñanza.<br />
En el archivo del saber pedagógico se distinguen dos regiones,<br />
cada una compuesta por múltiples sistemas de relaciones.<br />
Una región está constituida por los diferentes objetos,<br />
conceptos y elecciones temáticas producidos a propósito<br />
de la enseñanza; y con el fin de ordenar, proponer o sistematizar<br />
conocimientos, se denomina en general región conceptual.<br />
La otra región consta de los objetos, conceptos, formas<br />
de enunciación y elecciones estratégicas, producidos o delimitados<br />
a propósito de la institucionalización del saber, se<br />
denomina en general región estratégica.<br />
La región conceptual y la región estratégica interactúan, a<br />
través de las prácticas discursivas, dando lugar a saberes<br />
históricamente determinables en el tiempo y en el espacio.<br />
Las formaciones discursivas que se pueden localizar en el<br />
saber pedagógico y que son asequibles a la descripción, son<br />
múltiples, es decir, no existe una única formación discursiva<br />
descriptible porque la <strong>historia</strong> del discurso no reconstruye<br />
totalizaciones ni sistemas de relaciones válidos para todas<br />
las culturas.<br />
La caracterización del saber pedagógico en una sociedad<br />
dada, se efectúa a partir del conjunto de relaciones 41<br />
asequibles<br />
a la descripción histórica.<br />
40 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 263.<br />
41 Las prácticas discursivas están regidas por "un haz complejo de relaciones<br />
37
Cuando se demarca el saber pedagógico en una sociedad<br />
específica, a partir de la práctica pedagógica, el saber y la<br />
práctica se comprometen en los procesos de institucionalización<br />
42<br />
.<br />
La institución, el sujeto y el discurso son las instancias<br />
metodológicas 43<br />
que pueden aprehender, en la práctica pe<br />
dagógica, los procesos de institucionalización del saber pedagógico.<br />
El saber de la Pedagogía como práctica pedagógica en<br />
nuestra formación social está regido por el conjunto de reglas<br />
de la práctica discursiva que involucra la institución, el<br />
sujeto y el discurso de la Pedagogía. Así, la Normal, el maestro<br />
y la enseñanza mutua en sus nexos con la práctica política,<br />
la moral y la religión fueron objeto de una práctica discursiva<br />
asequible a la descripción histórica 44<br />
.<br />
La práctica pedagógica como prácüca discursiva está cruzada<br />
por relaciones interdiscursivas y políticas que imprimen<br />
al discurso pedagógico y a su ejercicio en las instituciones<br />
una forma específica de vincularse como saber a las prácticas<br />
sociales.<br />
La producción y el ejercicio del saber pedagógico están<br />
involucrados en los registros que conservan los archivos y<br />
bibliotecas históricas sobre los estudios, la instrucción, la<br />
enseñanza, la educación y la Pedagogía. El saber pedagógico<br />
también atraviesa otros textos: literarios, filosóficos, religiosos,<br />
políticos, etc., de manera directa o indirecta.<br />
El archivo pedagógico en nuestra formación social está<br />
que funcionan como regla", al cual llamó Foucault "sistema de formación",<br />
ibid., p. 122.<br />
42 Se reconoce la institución como uno de los espacios de la existencia social del<br />
discurso. Pero también las instituciones invisten de poderes al discurso y a la<br />
vez ejercen poderes sobre él. "El deseo dice: no querría tener que entrar [...]<br />
en este orden azaroso del discurso |..,| Y la institución responde: no hay por<br />
qué tener miedo de empezar; todos estamos aquí para mostrarte que el dis<br />
curso está en el orden de las leyes, que desde hace mucho tiempo se vela por<br />
su aparición; que se le ha preparado un lugar que le honra pero que le<br />
desarma, y que, si consigue algún poder, es de nosotros y únicamente de<br />
nosotros de quien lo obtiene", Michel Foucault, El orden del discurso, p. 10.<br />
43 En el proyecto interuniversitario Hacia una <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica<br />
en Colombia estas instancias, conjuntamente con la noción de práctica peda<br />
gógica, han delimitado el objeto de análisis histórico. En el proyecto "La prác<br />
tica pedagógica del siglo XIX en Colombia", han permitido captar las relacio<br />
nes (internas y externas a la prácüca pedagógica) entre la Normal y la Escuela<br />
Primaria, el maestro como sujeto de saber y el saber pedagógico.<br />
44 Véase Olga Lucia <strong>Zuluaga</strong>, El maestro y el saber pedagógico en Colombia,<br />
38<br />
1821-1848.<br />
constituido por el conjunto de registros en los cuales toma<br />
cuerpo la práctica discursiva que rige el saber pedagógico y<br />
los procesos de institucionalización a los cuales es sometido.<br />
Los registros del archivo son agrupables según conjuntos<br />
de relaciones que involucran la producción, la apropiación y<br />
el ejercicio del saber pedagógico. Las reglas que rigen estos<br />
procesos permiten reordenar el discurso de los textos a pesar<br />
de la multiplicidad de las enunciaciones.<br />
Siendo los registros del archivo, producto del ejercicio del<br />
saber pedagógico, no se establecen diferencias o jerarquías<br />
de valor entre los documentos que hacen parte del archivo;<br />
lo grandioso y lo marginal, lo original y lo trivial, lo popular 45<br />
y lo aristocrático, lo autorizado y lo ilegal no son nociones<br />
diferenciadoras para trabajar los registros. Este principio posibilita<br />
hacer entrar en el análisis documentos pertenecientes<br />
a la región conceptual y a la región estratégica del archivo.<br />
En la metodología, tal principio significa que el documento,<br />
para la <strong>historia</strong> del discurso, no existe gracias al autor o a<br />
la verdad que porta o al acto legislativo que lo materializa, su<br />
existencia procede del conjunto de reglas de formación que<br />
atraviesan tanto unos textos teóricos como aquellos que reglamentan,<br />
difunden, comentan, o aplican el saber.<br />
El discurso del saber pedagógico se encuentra disperso en<br />
registros que recogen:<br />
a) Los conceptos propios de la historicidad de la Pedagogía<br />
y los que pertenecen a otros dominios del conocimiento<br />
pero que hacen parte de su discursividad. Están presentes<br />
en fuentes primarias de la Pedagogía, las obras de Rousseau,<br />
Pestalozzi, Comenio y Herbart, por ejemplo.<br />
b) La difusión llevada a cabo por los organismos del Estado<br />
(la dirección de instrucción pública en el siglo XIX reproducía<br />
en la prensa ciertos autores y no otros); las sociedades<br />
de discurso (la sociedad didascálica cuyo fin era vigilar y<br />
difundir las primeras letras, en la primera mitad del siglo<br />
XIX); y el saber popular (los padres de familia y los maestros<br />
45 El discurso popular tiene lugar en una práctica discursiva y está ligado a un<br />
saber. En el estudio que hizo Foucault del parricidio cometido por Pierre<br />
Riviére, en el siglo XIX, anota que el discurso de Riviérc sobre su propio<br />
crimen se encontraba "profundamente comprometido con las reglas del saber<br />
popular". Véase la traducción de Luis Alfonso Palau de Moi, Pierre Riuiérc,<br />
París. Gallimard/Julliard, pp. 265-275, s.p.i.<br />
39
son autores de hojas volantes donde fijaron sus posiciones<br />
frente a planes de enseñanza).<br />
c) La adecuación social a que es sometido el discurso<br />
para efectos del poder político o económico (sabido es que la<br />
alianza entre el Estado y la Iglesia en la época de la Regeneración<br />
acentuó la adopción de discursos sobre la moral y la<br />
religión en los manuales de Pedagogía).<br />
d) La producción de saber por los sujetos de saber que<br />
delimita para las instituciones de la práctica pedagógica el<br />
proceso de institucionalización. (En 1845, José María Triana<br />
fue designado para reformar el manual del sistema de enseñanza<br />
mutua, adoptado en 1826; el resultado de esta reforma<br />
fue la curiosa inclusión en el manual de enseñanza mutua,<br />
del método de Pestalozzi para enseñar aritmética y gramática.)<br />
e) Las adecuaciones que producen en el saber pedagógico<br />
otros saberes hegemónicos, a nivel de sus objetos, conceptos,<br />
formas de enunciación o elecciones estratégicas. (Como efecto<br />
del benthamismo, durante la vigencia del Plan Santander, el<br />
maestro debía "formar" ciudadanos que obedecieran en primer<br />
lugar al Estado y en segundo lugar a la Iglesia.)<br />
f) Los registros propios de las instituciones donde se realizan<br />
prácticas pedagógicas con base en las anotaciones que<br />
requiere la utilización de una o varias opciones de enseñanza.<br />
g) Las normas que provienen del propio saber (procedimientos<br />
de enseñanza y de disciplina escolar) y las que le<br />
son asignadas por instituciones estatales (sanciones, disciplina,<br />
requisitos). Un manual de Pedagogía en el siglo XIX y<br />
un reglamento contienen, respectivamente, las normas indicadas.<br />
h) Las posiciones de sujeto de saber que puede asumir<br />
un maestro en nuestra formación social. (Con respecto a la<br />
forma de aprender del alumno, a la enunciación del conocimiento,<br />
al reconocimiento del aprendizaje, a la manera de<br />
"educar" a los alumnos, en fin, lo que debe hacer el maestro<br />
como sujeto que opera mediante un saber.)<br />
Historiar el discurso de la Pedagogía requiere el análisis<br />
de las actuaciones verbales, efectivamente producidas para<br />
establecer sus condiciones de existencia entre discursos,<br />
prácticas e instituciones. Esta labor demanda una descripción<br />
de "lo dicho" en tanto que ha sido dicho, en un aconte-<br />
40<br />
cer histórico. Acontecer que inscribe lo dicho en los dominios<br />
de la práctica discursiva y que lo sitúa en el saber al cual<br />
está ligado.<br />
La <strong>historia</strong> de lo dicho no interpreta el pasado a la luz de<br />
un pensamiento científico actual. Las prácticas discursivas y<br />
los saberes que éstas forman üenen su propia contemporaneidad;<br />
es ahí donde se aprehenden los discursos como<br />
práctica regulada por unas reglas. Asumir en este sentido<br />
una <strong>historia</strong> del saber pedagógico implica un trabajo críüco<br />
que consiste en "renovar desde nuestro presente provisional<br />
de saber, una relación con el pasado que dé a tal pasado su<br />
propia configuración" 46<br />
.<br />
Concierne a la práctica discursiva que rige el saber pedagógico,<br />
abordado a través de la práctica pedagógica, formar o<br />
reubicar: los objetos que designa el discurso producido o<br />
apropiado; las posiciones de los sujetos de saber que lo utilizan<br />
en las instituciones de enseñanza; las relaciones que<br />
mantiene con otros saberes y las regiones de discurso que se<br />
incorporan a las prácticas de saber; las estrategias de poder<br />
en las cuales se le inscribe mediante el proceso de institucionalización.<br />
La descripción de la Pedagogía (su análisis enunciativo) en<br />
la práctica discursiva que la regula en nuestra sociedad, implica<br />
una reescritura según una transformación metódica de<br />
"lo dicho" —de lo que se ha producido, se ha adecuado, de lo<br />
que se ha apropiado— en nuestra práctica pedagógica. Como<br />
"lo dicho" requiere la intervención de un sujeto (autor) que el<br />
análisis enunciativo no acoge como principio de producción<br />
del discurso 47<br />
, la vinculación del sujeto al discurso pedagógi-<br />
46 Luis Alfonso Palau, "Caldas: autor de un pequeño tratado pascaliano de an-<br />
tropo-geografia", en: Revista de Extensión Cultural (Universidad Nacional de<br />
Colombia), No. 16-17, pp. 27-37.<br />
47 A propósito de la arqueología y su posición frente al sujeto, Foucault plantea:<br />
"Si he suspendido las referencias al sujeto parlante no ha sido para descubrir<br />
unas leyes de construcción o unas formas que fueran aplicadas de la misma<br />
manera por todos los sujetos parlantes, no ha sido para hacer hablar el gran<br />
discurso universal que fuese común a todos los hombres de una época. Se<br />
trataba, por el contrario, de mostrar en qué consistían las diferencias, cómo<br />
era posible que unos hombres, en el interior de una misma práctica discursi<br />
va, hablen de objetos diferentes, tengan opiniones opuestas, hagan elecciones<br />
contradictorias; se trataba también de mostrar en qué se distinguían las unas<br />
de las otras prácticas discursivas; en suma, he querido no excluir el problema<br />
del sujeto, he querido definir las posiciones y las funciones que el sujeto podía<br />
ocupar en la diversidad de los discursos", Michel Foucault, La arqueología del<br />
saber, pp. 335-336.<br />
41
co se asume como una subordinación de los sujetos a las<br />
reglas que rigen su decir en la institución educativa. Todos<br />
los sujetos de saber que tomen parte en el discurso están<br />
inscritos en las mismas reglas. Desaparece, entonces, el autor<br />
como principio de análisis y es la institución en su régimen<br />
de producción, utilización y adecuación del discurso pedagógico<br />
lo que constituye el objeto de análisis. Es así como<br />
se aprehende el saber y su práctica pedagógica.<br />
El análisis enunciativo no reescribe "lo dicho" en agrupaciones<br />
discursivas totalizadoras o ajenas al paso de la <strong>historia</strong>.<br />
El análisis establece, entre discursos y prácticas, sistemas<br />
de relaciones que han articulado el campo del discurso<br />
de la Pedagogía y que han estado sujetos a modificaciones en<br />
algunos de sus elementos o en el régimen regeneral que regula<br />
la práctica pedagógica.<br />
En el Archivo Pedagógico se pueden individualizar sistemas<br />
de relaciones entre los discursos que lo constituyen,<br />
sistemas y no totalizaciones. Pero también sus propios sistemas<br />
o redes, en algunos de sus elementos, son articulables a<br />
sistemas que pertenecen a otros campos de discurso 48<br />
. Así,<br />
la relaciónPedagogía, gramática, moral que en la segunda<br />
mitad del siglo XIX circuló por nuestra práctica pedagógica,<br />
sería en otro análisis, articulable a las relaciones moral-política-gramática<br />
que por esa misma época se debatía en diversas<br />
corrientes políticas. En algunos de sus puntos un sistema<br />
se cruzaría con otro. Sabido es que la forma de conocer<br />
del hombre y los mecanismos pedagógicos basados en ella,<br />
se discutían en la práctica política e implicaban estrategias<br />
de saber comprometidas con planteamientos morales sobre<br />
la formación del hombre.<br />
Una formación discursiva no representa un sistema válido<br />
para todas las relaciones que implica una práctica discursiva.<br />
Así, la práctica pedagógica que estamos abordando en la<br />
investigación actual no agota todas las posibilidades de análisis<br />
en el juego de las relaciones entre institución, sujeto y<br />
48 "El número de estas redes no está, pues, determinado de antemano; sólo la<br />
prueba del análisis puede demostrar si existen, y cuáles existen (es decir<br />
cuáles son susceptibles de ser descritas). Además, cada formación discursiva<br />
no pertenece (en todo caso, no pertenece necesariamente) a uno solo de esos<br />
sistemas, sino que entra simultáneamente en varios campos de relaciones en<br />
los que no ocupa el mismo lugar ni ejerce la misma función", Michel Foucault,<br />
La arqueología del saber, p. 267.<br />
42<br />
discurso. Existen en la práctica discursiva que regula la<br />
prácüca pedagógica otras relaciones aprehensibles. La <strong>historia</strong><br />
del maestro y el saber pedagógico en Colombia, 1821-<br />
1848, no representa una totalidad que dé cuenta de todos<br />
los acontecimientos pedagógicos y de los que entraron en<br />
relación con ellos. La institución (normal), el sujeto (maestro)<br />
y el discurso (la enseñanza mutua y el método de Pestalozzi)<br />
tienen su nexo con otros discursos y prácticas. Por ejemplo<br />
el análisis de la instrucción pública 49<br />
puso al descubierto los<br />
enfrentamientos entre el Estado, la Iglesia y sectores de intelectuales<br />
que planteaban sus diferentes concepciones del<br />
hombre en relación con la moral y los saberes. Tales discursos<br />
y las estrategias de poder a que pertenecían se articulan<br />
a las funciones asignadas al maestro en torno a la religión y<br />
a la moral, y se materializan en la inserción de la sociedad<br />
civil, a través de las juntas curadoras, en los mecanismos de<br />
vigilancia del Estado para la instrucción primaria.<br />
49 Véase Jesús Alberto Echeverry S., Proceso de constitución de la Instrucción<br />
Pública, ¡819-1835.<br />
43
PEDAGOGÍA, PRACTICA PEDAGÓGICA<br />
Y SUJETOS DE LA ENSEÑANZA*<br />
Debemos diferenciar entre Pedagogía y práctica pedagógica<br />
o práctica de la enseñanza para formular preguntas epistemológicas<br />
a la historicidad del saber pedagógico. Así mismo para<br />
pensar un modelo pedagógico, es decir, la enseñanza en las<br />
instituciones, necesitamos conceptos y problematizaciones extraídos<br />
tanto de la Pedagogía como de la práctica pedagógica.<br />
El espacio que convoca la relación de la Pedagogía y de la<br />
práctica pedagógica es un espacio de saber en el cual unas<br />
regiones de conceptos de una disciplina o teoría tienen una<br />
forma de existencia social en las instituciones. Pero el saber<br />
apropiado por las instituciones no se puede reconstruir u<br />
organizar en corpus de conceptos que representen una disciplina,<br />
por lo cual es necesario tomar un campo de conceptos<br />
más amplio que el apropiado.<br />
La apropiación recorta, selecciona, adecúa, excluye y hace<br />
efectivos los saberes. Antes de que los sujetos, que representan<br />
un saber en una sociedad, lo apliquen, lo piensen y lo<br />
hablen, la institución ha delimitado el espacio del saber y las<br />
44<br />
Parte de este documento fue publicado en la revista de la Asociación de Profesionales<br />
de la Educación APE, No. 19 (segundo semestre de 1983), bajo el<br />
titulo "Notas para una reflexión epistemológica sobre la enseñanza". En el<br />
curso del trabajo metodológico se le han hecho precisiones, sustituciones y<br />
acotaciones.<br />
prácticas que tales sujetos pueden y deben efectuar mediante<br />
ese saber.<br />
Así entonces, para el análisis con orientación epistemológica<br />
es necesario recurrir a los discursos que representan las<br />
regiones de conocimiento de mayor fecundidad. Se trata de<br />
aquellas regiones donde se observan inicialmente cambios<br />
en uno o varios de los siguientes elementos: conceptos, métodos,<br />
modelos de aplicación, formas de aprehensión de los<br />
problemas, y objetos de saber.<br />
Igualmente, ya que la apropiación comporta las limitaciones<br />
señaladas, la <strong>historia</strong> de un saber apropiado no puede<br />
prescindir de una región de conceptos más amplia que la<br />
puesta en circulación por las instituciones.<br />
Las discusiones actuales sobre la enseñanza demandan,<br />
no tanto una reflexión sobre los problemas prácticos y especializados<br />
de la enseñanza, cuanto un trabajo epistemológico<br />
acerca de la Pedagogía que acoja su historicidad, es decir,<br />
una vuelta a las fuentes. Plantear los modelos pedagógicos<br />
como el espacio de la discusión es plantear una salida falsa.<br />
La Pedagogía nombra una disciplina que enfrenta en la<br />
actualidad un reto decisivo para reconceptualizar áreas de la<br />
Didáctica, de tal manera que pueda llegar a plantear métodos<br />
y no un método para la enseñanza. Para ello recurre a la<br />
utilización de modelos y conceptos de otras disciplinas. En<br />
ese sentido se habló de "disciplina en formación"; pero para<br />
evitar ambigüedades, en adelante prescindiremos de tal expresión<br />
y simplemente hablaremos de las reconceptualizaciones<br />
que en ella tengan lugar.<br />
Aunque el soporte de la Pedagogía como saber concreto es<br />
el método, éste no debe pensarse como un simple procedimiento,<br />
pues está sustentado, y las fuentes de la Pedagogía<br />
dan cuenta de ello, por una trama de nociones que se refieren<br />
a la formación del hombre, al conocimiento, al lenguaje,<br />
a la selección del saber, a la escuela y su función social, a la<br />
concepción del maestro.<br />
Si la didáctica en la actualidad acoge la discusión que cuestiona<br />
un método único de enseñanza y se orienta hacia la<br />
diferenciación de métodos para los saberes particulares, es<br />
porque ella tiene potencia para hacerlo. En un punto reside, a<br />
nuestro juicio, su potencia: en la permanencia, a través de la<br />
<strong>historia</strong>, de la enseñanza como problema del saber pedagógico.<br />
Permanencia no debe entenderse como invariable, pues las<br />
45
soluciones al problema han generado transformaciones en los<br />
conceptos, métodos y objetos de saber. Pero urge una advertencia,<br />
una cosa es la potencia de la Didáctica y otra la capacidad<br />
de decisión de las Facultades de Educación para responder<br />
a las investigaciones que demandan las actuales discusiones<br />
sobre la Didáctica. Nos hemos convencido de que el problema<br />
ya rebasó las "reformas" curriculares como medio para<br />
responder a los problemas de la Didáctica.<br />
La práctica pedagógica nombra los procesos de institucionalización<br />
del saber Pedagógico, es decir, su funcionamiento<br />
en las instituciones educativas. Pero también comprende las<br />
formas de enunciación y de circulación de los saberes enseñados<br />
en tales insütuciones. Los procesos de institucionalización<br />
normalizan tanto a la Pedagogía como a cualquier otro saber.<br />
En estos procesos la Pedagogía se ejerce en los niveles de saber<br />
enseñados en las Facultades de Educación, pero existen<br />
otros niveles en los cuales no incide la Pedagogía de manera<br />
directa sino las formas de enunciación que acogen los sujetos<br />
que representan esos saberes, a veces siguiendo el eco de normas<br />
pedagógicas, a veces pedagogizando otros saberes que les<br />
sirven de guía para la enseñanza. Debemos hacer esta última<br />
distinción para evitar dos errores:<br />
1. Confundir Pedagogía con algo tan amplio como todas<br />
las prácticas de enseñanza, es decir, confundir docencia con<br />
Pedagogía. Profundizar la distinción entre estos dos términos,<br />
nos permitirá entender que la Pedagogía va más allá de<br />
la manera de enseñar; quienes piensan lo contrario, cometen<br />
un nuevo error que consiste en atribuir a la Pedagogía todos<br />
los males de la enseñanza. Como consecuencia de lo anterior,<br />
algunos lectores de Bachelard, en nuestros círculos universitarios,<br />
piensan que la reconceptualización de la Pedagogía<br />
es imposible porque su función única, según ellos, es la<br />
producción de "obstáculos epistemológicos". Para afirmar<br />
esto se valen de la relación que plantea Bachelard entre los<br />
obstáculos epistemológicos y la práctica de la enseñanza 1<br />
y<br />
por esto confían el porvenir de la enseñanza a la epistemología.<br />
Así las cosas, desconocen que los obstáculos epistemo-<br />
1 "La noción de obstáculo epistemológico puede ser estudiada en el desarrollo<br />
histórico y en la práctica de la educación...". G. Bachelard, La formación del<br />
espíritu científico, p. 19.<br />
46<br />
lógicos, son el producto de diversos factores que involucran,<br />
entre otros, las formas de difusión de la cultura científica 2<br />
,<br />
los métodos de enunciación y adecuación de los saberes y la<br />
práctica de la enseñanza. Es necesario tener en cuenta que<br />
algunos vicios propios de la cultura científica pueden ser incorporados<br />
a un método de enseñanza. Por eso, cuando Bachelard<br />
relaciona los obstáculos epistemológicos con la práctica<br />
de la enseñanza, no sólo queda en el banquillo la enseñanza,<br />
sino también las formas de enunciación que la cultura<br />
científica alcanza cuando se adentra en la vida cotidiana,<br />
es decir, cuando se inserta en el saber cotidiano.<br />
2. Confundir la práctica científica con la práctica de la enseñanza.<br />
Naturalmente que esto tiene relación con la difusión<br />
de la cultura científica, pero es necesario pensar que ambas<br />
prácticas tienen por una parte finalidades sociales diferentes, y<br />
por otra que el estatuto de su discurso es muy diferente. A un<br />
estudiante es necesario a veces hablarle mediante metáforas o<br />
comparaciones para buscar que los conceptos se prendan, por<br />
así decirlo, a significados de niveles más sencillos; en cambio,<br />
entre científicos, ese mismo concepto puede ser hablado en su<br />
sentido más estricto. Otro ejemplo, un científico, cuando emprende<br />
una investigación acerca de un tema, debe estar al tanto<br />
del estado actual de las investigaciones sobre el tema en<br />
cuestión; en cambio un profesor, usualmente, está enterado de<br />
la salida científica que en la actualidad parece más segura y<br />
eficaz para garantizar el ingreso, a la práctica social, de un<br />
concepto o de un método, en general del conocimiento. Puede<br />
decirse que la práctica de la enseñanza se nutre de la práctica<br />
científica y no a la inversa, y que la práctica de la enseñanza es<br />
lenta para transformar sus contenidos y las formas de enseñarlos<br />
en relación con los avances de la práctica científica.<br />
Estas alusiones anteriores se hacen para indicar brevemente<br />
unas diferencias entre esas dos prácticas, diferencias<br />
generadas por los procesos de institucionalización de los saberes,<br />
pero sobre todo para indicar la diferenciación de por lo<br />
menos tres discursos (el de la Pedagogía, el de la práctica de<br />
2 "el adolescente llega al curso de física con conocimientos empíricos ya consti<br />
tuidos; no se trata, pues, de adquirir una cultura experimental, sino de cambiar<br />
una cultura experimental, de derribar los obstáculos amontonados por la<br />
vida cotidiana", ibid., p. 21.<br />
47
la enseñanza y el de la práctica científica), como el lugar de<br />
la discusión que debe dar luces a replanteamientos no sólo<br />
para la práctica de la enseñanza sino también para la Pedagogía.<br />
Volveremos a este punto al hablar de Juan Amos Comento<br />
y del horizonte conceptual que abrió a la Pedagogía<br />
con su gran obra Didáctica magna.<br />
Cualquier tipo de discusión sobre la Pedagogía que la confunda<br />
con la docencia y desconozca su historicidad, es una<br />
discusión estéril; se tiene la costumbre de aplicar en un campo<br />
de saber para resolver problemas concretos, modelos teóricos<br />
de otros campos del saber, sin recurrir a la trama conceptual e<br />
histórica del saber al que corresponde tal problema concreto;<br />
pero cuando se trata de resolver un problema tan complejo<br />
como el de la enseñanza de las diferentes ciencias, problema<br />
que involucra a la Pedagogía y que incumbe tanto a los maestros<br />
como a los profesores, no queda otra salida que volver a la<br />
Pedagogía, asumiéndola en su historicidad, de lo contrario las<br />
preguntas y soluciones carecerían de territorialidad. Para los<br />
maestros se trata del saber que les confiere identidad intelectual,<br />
para los profesores se trata de la Pedagogía como una<br />
disciplina auxiliar en la enseñanza de una ciencia o disciplina.<br />
Entre los intelectuales dedicados a la docencia se conoce la<br />
Pedagogía de manera limitada y confusa; se confunde la Pedagogía<br />
con la docencia sin tener en cuenta que desde 1632, con<br />
la Didáctica magna de Comento, se individualizó por primera<br />
vez un saber, acerca de la enseñanza, que se llama Didáctica.<br />
Posteriormente a esta elaboración de Comento se han dado elaboraciones<br />
que han buscado diferentes alternativas para la enseñanza.<br />
Si no se sitúan los interrogantes aquí mencionados,<br />
en la historicidad de la Pedagogía se terminaría por aplicar, a<br />
los problemas que actualmente afronta la enseñanza en nuestra<br />
sociedad, algún modelo teórico de mayor eficacia crítica que<br />
epistemológica, quedándonos con los ojos cerrados frente al<br />
acontecimiento más importante que vivimos en esta época, y es<br />
que los maestros reivindican para ellos, y están reclamando a<br />
las Facultades de Educación, un saber que defina su identidad<br />
intelectual para relacionarse con los saberes enseñados. Entonces,<br />
es una necesidad con una doble fundamentación:<br />
1. Intentar resolver esas discusiones como problemas prácticos<br />
que no necesitan acoger la historicidad de la Pedagogía es<br />
situarse en un terreno muy movedizo para la discusión.<br />
48<br />
2. La demanda cultural que están haciendo los maestros<br />
de Colombia por rescatar un saber que les confiera identidad<br />
intelectual para relacionarse con la ciencia y con los intelectuales<br />
de otros saberes.<br />
Debemos, también, hacer una distinción entre los sujetos<br />
de la enseñanza. Existen dos sujetos de la enseñanza. Por<br />
una parte aquel que se relaciona con las ciencias o con los<br />
saberes a partir de un método, es decir, el maestro, porque el<br />
ejercicio de su saber está completamente fetichizado desde<br />
una concepción instrumental del método de enseñanza. Socialmente<br />
se reconoce como maestro a quien se supone muy<br />
claro, muy sencillo y muy simple para exponer, porque tiene<br />
como herramienta fundamental el método. Mientras más desarraigado<br />
del saber está el maestro en una formación social,<br />
y mientras mayor sea su desarraigo cultural, más se enfatiza<br />
en su oficio metodológico; de esto último tenemos una muestra<br />
muy clara en la forma como existe la Pedagogía, hoy día,<br />
en las Facultades de Educación.<br />
Pero existe por otra parte otro sujeto que también enseña y<br />
al que se llama docente. Este sujeto de la enseñanza es reconocido<br />
como tal, no a partir del método de enseñanza, sino del<br />
saber que transmite; él puede ser profesor de matemáticas,<br />
profesor de física, profesor de filosofía, profesor de sociología,<br />
es decir, su estatuto como docente, en la sociedad se le reconoce<br />
desde otro saber que no es la Pedagogía. Sin embargo,<br />
los dos sujetos enseñan, pero la diferencia entre esos dos sujetos<br />
es una resultante de la forma de institucionalización y de<br />
la adecuación social de los saberes, mas no es una distinción<br />
que se derive de la naturaleza de la Pedagogía.<br />
Quedó precisado en los análisis precedentes que la diferencia<br />
entre Pedagogía y práctica de la enseñanza nombra<br />
también una relación entre ellas porque la práctica pedagógica<br />
se sustenta en el saber pedagógico. Asimismo, la distinción<br />
entre el sujeto del saber pedagógico (maestro) y los otros<br />
sujetos de la enseñanza (profesores), recién establecida, pasa<br />
por delimitaciones efectuadas desde el saber pedagógico y<br />
desde la apropiación de los saberes. Pero la localización de<br />
una práctica de saber (práctica pedagógica) y de la existencia<br />
de un sujeto de saber no son suficientes para reconstruir un<br />
saber, trátese de una <strong>historia</strong> de un proceso de institucionalización<br />
o de una <strong>historia</strong> arqueológica con orientación epis-<br />
49
temológica. En el primer caso se acude a un campo de conceptos<br />
más amplio que el de los conceptos apropiados para<br />
no caer en posiciones ahistóricas. En el segundo caso, se<br />
requiere ese campo amplio de conceptos con el fin de fundamentar<br />
los interrogantes epistemológicos y de localizar los<br />
períodos históricos que ofrecen mayores relaciones e hipótesis<br />
para el trabajo arqueológico.<br />
Ahora bien, hechas estas distinciones para indicar la necesidad<br />
de trabajar con base en la historicidad de la Pedagogía,<br />
preguntémonos cuál es el punto de partida que hemos explorado<br />
para iniciar la reflexión epistemológica sobre la enseñanza.<br />
Cuando Comenio escribió su Didáctica magna planteó los<br />
siguientes niveles de escuela: la escuela materna, la escuela<br />
de letras o escuela común, la escuela latina y la academia 3<br />
.<br />
Para estos niveles habla de un método de enseñanza diferenciado<br />
en orden a la edad y al desarrollo de los alumnos,<br />
exceptuando este criterio para la enseñanza en la academia;<br />
el porqué lo veremos más adelante.<br />
Antes de continuar es preciso hacer una aclaración: esta<br />
alusión a Comenio es una alusión epistemológica, no se pretende<br />
indicar que las posiciones de Comenio frente a la enseñanza<br />
sean rescatadas tal como fueron formuladas. Se trata<br />
de reivindicar que hay en su obra un horizonte conceptual que<br />
debe ser retomado en la <strong>historia</strong> arqueológica de la Pedagogía.<br />
Por horizonte conceptual enüendo en su acepción más<br />
amplia, el conjunto de objetos producidos en el discurso pedagógico,<br />
cuando éste alcanza un estatuto de saber así delimitado:<br />
un conjunto de objetos a los cuales se refieren sus<br />
elaboraciones ya teóricas, ya prácticas, alcancen o no un<br />
estatuto de "cientificidad"; las diversas formas de enunciación<br />
por parte de los sujetos que entran en relación con éstos<br />
de manera directa o indirecta; un conjunto de nociones<br />
que también circulan por otros dominios de saberes pero<br />
que se agrupan o reagrupan a propósito de aquellos objetos<br />
y de las formas de enunciarlos; los procesos de adecuación y<br />
apropiación social para su existencia y control institucional y<br />
para la selección de sujetos reconocidos socialmente como<br />
sujetos portadores de ese saber 4<br />
.<br />
3 Comenio. Didáctica magna, p. 159.<br />
4 Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong>. El maestro y el saber pedagógico en Colombia, 1821-<br />
1848, p. 15.<br />
50<br />
Dilthey afirma que de Comenio a Herbart (siglo XVII - siglo<br />
XIX) se produjo el progreso de una didáctica científica a una<br />
Pedagogía científica 5<br />
. Este análisis de Dilthey queremos retomarlo<br />
para nuestro trabajo pero en un territorio diferente al<br />
de la cientificidad. Proponemos reubicarlo en el campo del<br />
saber, y entonces asumir el lapso entre Comenio y Herbart<br />
como el período de conformación del horizonte conceptual de<br />
la Pedagogía.<br />
Volvamos al punto de partida propuesto 6<br />
: existen en el<br />
discurso de Comenio sobre la enseñanza, formulaciones que<br />
todavía no han sido resueltas por la Pedagogía para afrontar<br />
los problemas didácticos ya nombrados que la definen como<br />
tal y cuya solución apoyaría su búsqueda de sistematicidad.<br />
Comenio plantea varios métodos: método para las diferentes<br />
ciencias, método para la enseñanza de las costumbres,<br />
método para la enseñanza de las lenguas. Pero advierte que<br />
el método de enseñanza no llega hasta la Academia, la cual<br />
estaría conformada por los sabios que conocen profundamente<br />
un saber, y porque lo conocen pueden hablar de él.<br />
Pero a ese conjunto de sabios les llama una sociedad didáctica<br />
que debería entrar en una profunda relación con los otros<br />
maestros, llamados por él, maestros y preceptores que enseñaban<br />
en los otros niveles (la escuela materna, la escuela de<br />
letras y la escuela latina) 7<br />
.<br />
Hay en esta advertencia de Comenio algo muy importante<br />
que debe ser reconceptualizado con base en la historicidad<br />
de la Pedagogía para que al elaborar nuevas formulaciones,<br />
se haya logrado un juicio epistemológico que permita dirigir<br />
la reconceptualización, no sólo a los conceptos y métodos<br />
5 Wilhelm Dilthey, Fundamentos de un sistenut de Pedagogía, pp. 15-16.<br />
6 Comenio escribió su Didáctica Magna para dar solución a un problema de la<br />
enseñanza. Existía como práctica todo un trabajo sobre la erudición. En esta<br />
época se estudiaban y se repetían los autores, porque se les consideraba<br />
como el receptáculo del saber. Para enseñar a los niños existían los preceptores<br />
privados y algunas escuelas donde los maestros enseñaban a grupos de<br />
niños, sin tener la posibilidad de enseñar simultáneamente a todos debido a<br />
la carencia de un método que permitiera uniformar la enseñanza. Decía Comenio<br />
que más o menos hacía cien años se estaba buscando una solución<br />
para ese problema. Presentó entonces como solución su didáctica, que es un<br />
tratado metódico para enseñar y aprender,<br />
7 Dice Comenio: "No llega, en verdad, nuestro método hasta este punto; pero se<br />
nos ha de permitir que expongamos aquí nuestra opinión respecto a las mate<br />
rias que en él se contienen. Ya dijimos antes que debía reservarse a las Academias<br />
el más elevado conocimiento y desarrollo de todas las ciencias y todas<br />
las superiores enseñanzas", Didáctica magna p. 178.<br />
51
directamente implicados, sino también hacia aquellos de naturaleza<br />
antropológica y social que puedan ser afectados.<br />
Lo que insinúa Comenio sin formularlo directamente, es<br />
que cada saber tendría en la Academia su método propio de<br />
enseñanza y esto sería didáctica, aunque en ese nivel de la<br />
Academia, la didáctica por él propuesta no ofrecía un método.<br />
Pero atención, la sociedad de sabios para la enseñanza<br />
en la Academia es una sociedad didáctica que debía establecer<br />
relaciones con los otros sujetos de la enseñanza. Estos<br />
problemas de la relación entre el método de enseñanza y las<br />
diferentes ciencias, y del alcance del método de enseñanza,<br />
basado en normas para aprender, no se han cerrado todavía<br />
en las elaboraciones de la Pedagogía. Esos problemas forman<br />
parte del horizonte conceptual abierto por Comenio, y en la<br />
actualidad se esbozan de nuevo como un reto desde otras<br />
disciplinas y conceptos, en la dirección de diversificar la didáctica,<br />
en orden a las ciencias y no en orden al aprendizaje.<br />
Con todas las diferencias que de una opción pedagógica a<br />
otra se hayan formulado, puede observarse que hasta comienzos<br />
de este siglo en lo concerniente al método de enseñanza,<br />
la Pedagogía era una búsqueda de un lenguaje y de<br />
un método 8<br />
, adecuados para la enseñanza 9<br />
, ya dirigido a las<br />
diferentes edades hasta llegar a la adolescencia 10<br />
, ya en especial<br />
al niño como es el caso de la Escuela Nueva 11<br />
.<br />
La Tecnología Educativa es el primer intento de unlversalizar<br />
un método para todos los diferentes tipos de saberes, es<br />
decir, una respuesta a esa pregunta que deja abierta Comenio<br />
desde 1632 y que la Pedagogía apenas había abarcado<br />
8 "Me he detenido largo rato sobre el lenguaje considerado como medio de<br />
esclarecer gradualmente nuestras ideas. Pero también es el primero de esos<br />
medios. Mi método de enseñanza se distingue particularmente en que hace<br />
del lenguaje un uso mayor que el que hasta aquí se ha hecho como medio<br />
para elevar al niño de las instituciones oscuras a las nociones claras...", J.E.<br />
Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, p. 172.<br />
9 "Sea como fuere, mi método es independiente de mis ejemplos; se funda en la<br />
medida de las facultades del hombre en sus distintas edades y en la elección<br />
de las ocupaciones que convienen a estas facultades", J.J. Rousseau, Emilio o<br />
la educación, p. 280.<br />
10 "Dividimos estos años de crecimiento en cuatro distintos periodos: Infancia,<br />
Puericia, Adolescencia y Juventud, Ajando en seis años la duración de cada<br />
periodo, y asignándole una escuela peculiar...", J.A. Comenio, Didáctica magna,<br />
p. 159.<br />
11 "Que la Pedagogía debe reposar sobre el estudio del niño |...] es una verdad<br />
que parece elemental", E. Claparéde, Psicología del niño y pedagogía experimental,<br />
p. 11.<br />
52<br />
hasta la adolescencia con elaboraciones que adecuaban el<br />
lenguaje de las ciencias a un lenguaje más sencillo, según el<br />
estado del desarrollo mental y del lenguaje de los niños y de<br />
los adolescentes. La Tecnología Educativa tiene una respuesta<br />
desde un método que se aplica indiscriminadamente a<br />
cualquier tipo de saber y a cualquier tipo de discurso; lo<br />
esencial en la enseñanza, según esta alternativa, está definido<br />
desde el aprendizaje.<br />
Hay otra salida que se presenta en esta pregunta sobre el<br />
método. Es la que buscó John Dewey y consiste en llevar<br />
el método científico del modelo positivista, a la enseñanza<br />
para convertir sus postulados en formas cotidianas de vida<br />
(método de observación, experimentación y razonamiento<br />
matemático), enseñando minuciosamente al niño a observar,<br />
a hacer hipótesis, a sacar conclusiones y a tener una actitud<br />
de medición para emprender el análisis de todos los problemas<br />
que se le presenten en el conocimiento.<br />
Una de las críticas de Dewey a la forma de enseñar la ciencia<br />
en lo que él llamó la educación tradicional, es el descuido<br />
del método de observación controlada y de comprobación; así<br />
la enseñanza de la ciencia "se convierte en un cuerpo de verdades<br />
confeccionadas sobre hechos y principios [...] y se divorcia<br />
de las experiencias cotidianas de las que surge la ciencia y<br />
a las que vuelve" 12<br />
. Según Dewey, las materias científicas expresaban<br />
en la escuela tradicional "los hábitos de una era<br />
precientífica" 13<br />
, su propuesta es que todas las materias escolares<br />
deben estar impregnadas por "la ciencia como método" 14<br />
.<br />
Entonces tenemos tres salidas que se ha planteado la Pedagogía<br />
para la enseñanza: una elaboración que cubre las<br />
edades y que adecúa los discursos según la edad y la forma<br />
de conocer del hombre; la salida de John Dewey que busca<br />
trasladar el método científico como una metáfora operativa<br />
dentro de la enseñanza; y la salida de la Tecnología Educativa<br />
que busca hacer un diseño universal para cualquier tipo<br />
de saber. Ahí están las tres opciones, pero hay una cuarta<br />
que ya no se plantea directamente en el discurso de la Pedagogía<br />
sino que resulta de la adecuación que tiene lugar en<br />
un saber al ser institucionalizado.<br />
12 John Dewey. La ciencia de la educación, p. 100.<br />
13 Ibid., p. 101.<br />
14 Ibid.<br />
53
En ese proceso pueden resultar pedagogizados métodos o<br />
planteamientos que no son directamente elaboraciones de la<br />
Pedagogía. Tales adecuaciones circulan como un método de<br />
enseñanza; es lo que sucede en las formas de docencia de los<br />
profesores. Esta situación es aún inadvertida. Volver a la<br />
Didáctica magna y a los problemas que plantea, permitirá<br />
pensar si nos dirigimos hacia un replanteamiento de la enseñanza<br />
como algo circunscrito a cada saber en particular, o si<br />
estamos realizando pedagogizaciones y por ende confundiendo<br />
docencia con Pedagogía.<br />
Observemos un caso de pedagogización en el siglo XLX.<br />
En 1870, durante la Reforma Instruccionista en Colombia,<br />
fue difundido ampliamente Pestalozzi, al lado de los ideales<br />
de una educación laica y gratuita por la cual lucharon los<br />
liberales radicales.<br />
En esa época se encuentran en universidades, colegios y<br />
escuelas normales, grupos de conceptos referentes a la relación<br />
entre objetos, palabras y proposiciones que circulan de<br />
manera diferenciada:<br />
a) En la universidad se localizan dichos enunciados con<br />
un estatuto teórico, en posesión de la intelectualidad más<br />
destacada de la época con toda movilidad para las discusiones<br />
teóricas y políticas y con capacidad de utilizarlos en decisiones<br />
políticas y administratívas.<br />
b) En los colegios existen como una síntesis de conocimiento,<br />
y allí los catedráticos los enuncian como un ideal<br />
según el cual debe pensar el hombre; no aparecen en manuales<br />
propiamente de Pedagogía, sino en textos que tienen<br />
un estatuto un poco más teórico, como es el caso de los<br />
compendios. Estos últimos tienen algunos preceptos en común<br />
con los manuales de Pedagogía.<br />
c) En la escuela normal y en la escuela primaria el maestro<br />
no tiene acceso a la discusión teórica ni a la discusión política.<br />
Sólo le es dado usar estos enunciados como método de enseñanza<br />
y relacionarse con ellos de manera instrumental.<br />
Así pues, un mismo conjunto de enunciados de acuerdo<br />
con su circulación en diferentes superficies del saber, recibe<br />
delimitaciones para su estatuto (teórico-prácüco, político) y<br />
para los sujetos que pueden enunciarlo y utilizarlo.<br />
54<br />
¿HISTORIA EPISTEMOLÓGICA DE LA PEDAGOGÍA<br />
O HISTORIA DEL SABER PEDAGÓGICO?<br />
La pregunta ¿<strong>historia</strong> epistemológica o <strong>historia</strong> arqueológica?,<br />
presenta la posibilidad de elección de un título para<br />
este análisis; pero una reflexión detenida permite replantear<br />
el interrogante así: ¿<strong>historia</strong> epistemológica o <strong>historia</strong> del saber?<br />
Sabemos que para formular preguntas epistemológicas<br />
a la Pedagogía se requiere la elaboración de un análisis histórico<br />
con herramientas tomadas de la <strong>historia</strong> de las ciencias.<br />
Sin embargo, las preguntas epistemológicas no necesariamente<br />
deben responderse con una <strong>historia</strong> epistemológica,<br />
ya que no es ésta la única modalidad de <strong>historia</strong> de las<br />
ciencias. Y para el caso de la Pedagogía, la <strong>historia</strong> epistemológica<br />
sería una herramienta inadecuada, puesto que el upo<br />
de <strong>historia</strong> se elige de acuerdo con el nivel alcanzado por un<br />
discurso. Ahora bien, la sustitución del término arqueología<br />
por el término saber indica que el saber configura un dominio<br />
que se puede <strong>historia</strong>r con herramientas tanto de la arqueología<br />
como de la genealogía, tal como fueron planteadas<br />
por Michel Foucault.<br />
Sin embargo, la <strong>historia</strong> epistemológica 1<br />
nos alerta acerca<br />
de la importancia y de la necesidad del presente de una ciencia<br />
para realizar la recurrencia. Aunque no trabajamos con<br />
1 Planteada por Georgcs Canguilhem.<br />
55
el supuesto de que la Pedagogía es una ciencia, sino una<br />
disciplina, se puede tomar la norma de la <strong>historia</strong> epistemológica<br />
para la recurrencia 2<br />
y problematizar el presente de la<br />
Pedagogía (su estatuto epistemológico, las críticas que le han<br />
sido formuladas y las limitaciones y obstáculos que le impone<br />
la escisión entre la teoría y la práctica) para formular<br />
preguntas que se podrán elaborar en la propia historicidad<br />
de la Pedagogía, acudiendo a regiones del pasado. La <strong>historia</strong><br />
arqueológica nos alerta a reconocer la contemporaneidad de<br />
los saberes pero sin olvidar, como el propio Foucault lo anota,<br />
que existen regiones en el pasado de un saber cuyo análisis<br />
puede dar origen a nuevos conocimientos, "reasumida,<br />
colocada e interpretada en una nueva constelación, una formación<br />
discursiva determinada puede hacer que aparezcan<br />
posibilidades nuevas [...] se trata de una modificación en el<br />
principio de exclusión y de posibilidad de elecciones; modificación<br />
debida a la inserción de una nueva constelación discursiva"<br />
3<br />
.<br />
La modalidad de <strong>historia</strong> escogida está sujeta, pues, a las<br />
apreciaciones hechas en el punto de partida sobre el estatuto<br />
del saber en cuestión. ¿Se efectuará el análisis en una<br />
ciencia o en una disciplina? Un punto esclarecedor para haber<br />
seleccionado el análisis del saber es la consideración<br />
acerca de la imposibilidad actual en el discurso pedagógico<br />
de un objeto y de un método para la construcción de un<br />
discurso científico.<br />
2 Conviene advertir que el presente sólo lo utilizamos para problematizar la<br />
Pedagogía y no para extraer un principio de juzgamiento del pasado a la luz<br />
del presente tal como lo hace la recurrencia epistemológica. La problematización<br />
del presente nos abre la posibilidad de reconocer en regiones del pasado<br />
y no en un pasado lineal, el planteo de nociones que nos sirvan para formular<br />
las problematizaciones usando el discurso propio de la Pedagogía o quizás<br />
para reconocer elementos que permanecieron invariables a lo largo de varias<br />
formaciones discursivas y que pueden indicar la existencia de un problema;<br />
particularmente debe interesamos el hecho de que el sujeto de saber que<br />
toma posesión de la práctica de la enseñanza, se delimita por instancias de<br />
saber y de poder que no le confieren a su práctica ninguna palabra ni posibilidad<br />
de saber. Esto hace que la escuela ya no sea un lugar de elaboración de<br />
la Pedagogía. Es como si la escuela misma se encargara de borrar de generación<br />
en generación la historicidad de la Pedagogía.<br />
3 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 111.<br />
56<br />
IMPOSIBILIDAD DE UNA HISTORIA EPISTEMOLÓGICA<br />
Sabemos que el objeto de una ciencia no es dado sino<br />
construido mediante un método, y que en la definición de<br />
una ciencia, objeto y método son dos instancias inseparables.<br />
La realidad por sí misma no se constituye en objeto<br />
científico, para ello media un proceso de conceptualización<br />
que construye un discurso con pretensión de cientificidad.<br />
"Es la ciencia la que constituye su objeto a partir del momento<br />
en que ella inventa un método para formar, con proposiciones<br />
capaces de ser compuestas íntegramente, una<br />
teoría controlada por la preocupación de tomarla errónea<br />
mente" 4<br />
. Con base en este principio de la Epistemología de<br />
Georges Canguilhem podemos analizar la conveniencia o no<br />
de una <strong>historia</strong> epistemológica para la Pedagogía que las<br />
Ciencias de la Eckicación incorporan al conjunto de las diferentes<br />
ciencias que las conforman.<br />
¿Por qué no elegir las "Ciencias de la Educación"?<br />
Las corrientes que defienden las Ciencias de la Educación<br />
presentan el "hecho educativo" inscrito en un "contexto" llamado<br />
"situación educativa" 5<br />
, como el objeto de estudio de las<br />
Ciencias de la Educación 6<br />
. Pero si los hechos y las situaciones<br />
edLicativas son un objeto científico, tales ciencias deben<br />
presentar un método para la construcción de su discurso.<br />
"Si la educación constituyera propiamente hablando un 'objeto'<br />
de ciencia ella deberá pues remitir a un método determinado<br />
que le corresponde. Además si ella tratara de constituir<br />
un objeto único, este método debería ser único y la pluralidad<br />
no se justificaría; habría una ciencia de la edticación y<br />
no varias" 7<br />
.<br />
4 Georges Canguilhem, El objeto de la ¡listona de las ciencias, p. 11.<br />
5 Gastón Mialaret, Ciencias de la educación, pp. 30-31.<br />
6 "[...] un estudio completo del fenómeno social educación' debe recurrir a todas<br />
las disciplinas susceptibles de captar este fenómeno en todas sus dimensiones<br />
y bajo todos sus aspectos. Es, pues, en relación con su objetivo que las<br />
ciencias de la educación encuentran su principio de rcagrupación en una<br />
familia Gastón Mialaret, op. cit, p. 78.<br />
7 Nicolc Mosconi, "Les scicnces de teducation du point de vue de leur objet, de<br />
leur unité et de leurs rapports á la pratique", p. 79.<br />
57
Anota N. Mosconi que la pluralidad de hechos (sociológicos,<br />
sicológicos, culturales, históricos) que acogen las Ciencias<br />
de la Educación ha sido una justificación para requerir<br />
un conjunto de "ciencias" que a partir de métodos diferentes<br />
conceptualicen, cada una en particular sobre tales hechos.<br />
Se constituyen así, una pluralidad de objetos para esas diferentes<br />
ciencias: economía, psicología, sociología, antropología.<br />
Ante diferentes objetos y diferentes métodos, la unidad<br />
de las Ciencias de la Educación queda puesta en tela de<br />
juicio.<br />
Se podría argumentar, dice N. Mosconi, que en el interior<br />
de cada una de esas ciencias se producen transformaciones<br />
teóricas y metodológicas por la construcción "de un nuevo<br />
objeto recortado en el campo de la educación [...] pero es en<br />
su cuadro donde se efectuará esta evolución" 8<br />
. Y ninguna de<br />
esas disciplinas podría dar cuenta de la totalidad de los fenómenos<br />
que comprende la educación, de suerte que ninguna<br />
de ellas, a pesar de que se constituyan por la confluencia de<br />
hechos comunes con la educación, podría "representar la<br />
disciplina capaz de constituir esta ciencia autónoma que sería<br />
la ciencia de la educación" 9<br />
.<br />
Para el caso de la Pedagogía que las Ciencias de la Educación<br />
han incorporado como parte de ellas, planteamos que<br />
presentaría el mismo problema respecto a la definición de su<br />
objeto. Así, Mialaret habla de ciencias pedagógicas "para<br />
abordar los problemas concretos de la educación-proceso", y<br />
entre ellas coloca: la psicología de la educación, la fisiología<br />
de la educación, la sicosociología de los grupos reducidos, la<br />
ciencia de la comunicación, las Didácticas, la teoría de los<br />
programas, las ciencias de los métodos y de las técnicas pedagógicas<br />
y las ciencias de la evaluación 10<br />
. Sería muy difícil<br />
encontrar la unidad de ciencias tan diferentes en torno a un<br />
solo objeto. Como en el caso de las "Ciencias de la Educación",<br />
habría pluralidad de objetos y de métodos, ya se considere<br />
la Pedagogía en el subconjunto educación-proceso,<br />
ya se tome en relación con la totalidad de las Ciencias de la<br />
Educación.<br />
Carecemos, entonces, de un discurso científico que nos<br />
8 Ibid., p. 81.<br />
9 Ibid.<br />
10 Gastón Mialaret. Ciencias de la educación, p. 56.<br />
58<br />
permita aplicar el método de la <strong>historia</strong> epistemológica tal<br />
como lo plantea Georges Canguilhem: la recurrencia entendida<br />
como "jurisdicción crítica sobre el pretérito de un presente<br />
científico" 11<br />
.<br />
En efecto, este tipo de <strong>historia</strong> toma como norma la ciencia<br />
constituida, ya que busca dar cuenta de los obstáculos,<br />
de las rectificaciones, de lo científico y lo no-científico a propósito<br />
de los conceptos. En la Epistemología practicada por<br />
Canguilhem el análisis no se practica haciendo "teoría sobre<br />
las teorías lo cual sólo equivaldría a inventariar cierto número<br />
de resultados sino que se procederá a una conceptualización<br />
sobre los conceptos" 12<br />
.<br />
Bajo esta perspectiva, es de la actualidad de una ciencia<br />
de donde se extrae para un concepto la normatividad que<br />
requiere la recurrencia, así es como un concepto "encierra<br />
una norma operativa o judicatoria, que no puede variar en<br />
su extensión sin rectificación de su comprensión" 13<br />
.<br />
Si para las "Ciencias de la Educación" argumentáramos<br />
que es en cada una de las ciencias que las conforman en<br />
donde encontraríamos la normatividad, esta respuesta no<br />
sería precisa, ya que sería en su propia interioridad donde<br />
cada ciencia construye su propia verdad; se trataría entonces<br />
de un principio de juzgamiento extraído de otro campo<br />
de conocimiento que no permitiría por tanto dar cuenta del<br />
progreso de los conceptos propios de la Educación. No existen<br />
criterios universales o exteriores a una ciencia para juzgar<br />
su verdad.<br />
Ahora bien, sabemos que los conceptos se relacionan entre<br />
sí tanto en una misma teoría como entre una teoría y<br />
otra. Si la <strong>historia</strong> epistemológica concede preeminencia al<br />
concepto, ello "no significa que se limite en el interior de<br />
determinada ciencia. Los conceptos no conocen fronteras<br />
epistemológicas. Se pueden situar en diferentes ciencias [...]<br />
El concepto de regulación es situado por el análisis de Canguilhem,<br />
primero, como un concepto de mecánica, en segui-<br />
11 Georgcs Canguilhem, "El papel de la epistemología en la historiografía científi<br />
ca contemporánea", en: ECO (Bogotá), No. 247 (mayo 1982), p. 12.<br />
12 Pierre Macherey, "La filosofía de las ciencias de Georges Canguilhem", en:<br />
ECO (Bogotá). No. 106 (febrero 1969), p. 403.<br />
13 Georges Canguilhem, "El objeto de la <strong>historia</strong> de las ciencias", en: Sociología.<br />
Revista de la Facultad de Sociología de UNAULA (Medellín), No. 1 (octubre<br />
1978), p. 8.<br />
59
da, como un concepto de Biología, tornándose finalmente en<br />
concepto cibernético. El concepto de normal es analizado en<br />
el campo de la fisiología, de la patología, pero también en la<br />
clínica y en la sociología" 14<br />
.<br />
Por eso cuando anotamos que no existe un discurso científico<br />
unitario del cual podríamos tomar la normatividad, no<br />
queremos indicar que las ciencias o teorías no se relacionen<br />
entre sí a través de sus conceptos; queremos anotar que en<br />
la Epistemología, sin contar con el estado actual de una<br />
ciencia, no podemos realizar la recurrencia.<br />
Una teoría está conformada por un conjunto coherente de<br />
conceptos, "una ciencia es un discurso normado por su rectificación<br />
crítica" 15<br />
. Para el caso de las Ciencias de la Educación<br />
o de la Pedagogía que éstas definen ¿será posible señalar<br />
cuál es el último lenguaje normado 16<br />
que muestre los<br />
criterios de cientificidad que posibilitan la recurrencia? ¿Tendrán<br />
éstas un cuerpo conceptual cuya verdad se haya establecido<br />
a través de la formación, deformación y rectificación<br />
de sus conceptos? La respuesta seguirá siendo negativa<br />
mientras no exista una primera condición: la formación de<br />
un discurso científico unitario en torno a un objeto.<br />
Pero es cierto que las "Ciencias de la Educación" y la Pedagogía,<br />
han estado en contacto con la cientificidad de diversas<br />
maneras: ellas han utilizado modelos, conceptos y métodos<br />
de otras "ciencias" para tender hacia la sistemaücidad,<br />
por tanto es posible, a propósito de su devenir, realizar <strong>historia</strong><br />
de las ciencias. Nos parece que los análisis por emprender<br />
serán más fecundos si nos alejamos, en un principio, del<br />
bloque de las "Ciencias de la Educación"; cualquier pregunta<br />
se atomiza y se puede volver estéril ante esa pluralidad de<br />
ciencias.<br />
14 Roberto Machado, Ciencia e saber, p. 26.<br />
15 Georges Canguilhem, "El papel de la epistemología en la historiografía contemporánea",<br />
p. 11.<br />
16 "Pero he aquí una diferencia evidente: para el pensamiento científico el progreso<br />
está demostrado, es demostrable, su demostración es incluso un elemento<br />
pedagógico indispensable para el desarrollo de la cultura científica.<br />
Dicho de otro modo, el progreso es la dinámica misma de la cultura científica,<br />
y es esta dinámica la que la <strong>historia</strong> de las ciencias debe describir. Debe<br />
describirla juzgando, valorizando, quitando toda posibilidad de un regreso a<br />
nociones erróneas", Gastón Bachelard, La actividad racionalista de la física<br />
contemporánea, p. 33.<br />
¿Por qué elegir la Pedagogía?<br />
La Pedagogía como saber será nuestro frente de trabajo<br />
porque, si suprimiéramos una a una las otras ciencias de la<br />
Educación y dejáramos la Pedagogía y la Didácüca podríamos<br />
de todas maneras pensar la enseñanza. La Didácüca se<br />
conformó como un discurso para enseñar: "Comencemos [...]<br />
a investigar sobre qué, a modo de roca inmóvil, podemos<br />
establecer el método de enseñar y aprender" 17<br />
. Y a través de<br />
la <strong>historia</strong>, la didáctica no ha cesado de abrir su discurso a<br />
conceptos y métodos sobre la enseñanza.<br />
Pestalozzi mantuvo unidos en su trabajo la enseñanza y el<br />
aprendizaje a través del método, planteando como finalidad<br />
de la enseñanza la educación. Así relata sus experiencias:<br />
"Busqué largo tiempo un principio psicológico común a todos<br />
esos procedimientos [...] de enseñanza, convencido de que<br />
era el único medio de descubrir la forma de perfeccionamiento<br />
asignada al hombre por su propia naturaleza" 18<br />
. Cuando<br />
Herbart intentó sistematizar la Pedagogía incluyó en ella la<br />
Didáctica. La Pedagogía general comprende "los tres conceptos<br />
capitales del gobierno, la instrucción y la disciplina [...] la<br />
teoría de la instrucción" es "la llamada Didáctica" 19<br />
. Posteriormente,<br />
cuando se fue conformando un discurso sobre las<br />
"Ciencias de la Educación", la Pedagogía permaneció en el<br />
seno de la enseñanza.<br />
Para Claparéde la Pedagogía es una "ciencia aplicada que<br />
reposa sobre el conocimiento del niño" 20<br />
. La ciencia del niño<br />
comprende para él la paidología o "ciencia pura", y la paidotecnia,<br />
"ciencia aplicada". Entre las subdivisiones de esta última<br />
coloca la Pedagogía científica y la define como "el conocimiento<br />
o la investigación de las circunstancias favorables<br />
al desarrollo del niño y de los medios de educarle y de instruirle<br />
en vista de un fin determinado" 21<br />
. A pesar de asignar<br />
a la Pedagogía un estatuto práctico, reservó para la Didáctica<br />
el papel de llevar a cabo los procedimientos de enseñanza:<br />
"Entre los problemas psicotécnicos, existe una categoría que<br />
desde el punto de vista de la práctica pedagógica tiene una<br />
17 Comenio, Didáctica magna, p. 52.<br />
18 J.E. Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus lujos, p. 132.<br />
19 J.F. Herbart, Bosquejo para un curso de Pedagogía, pp. 35-36.<br />
20 E. Claparéde, Psicología del niño i; pedagogía experimental, p. 103.<br />
21 Jbíd., p. 100.<br />
61
importancia especial: aquellos que conciernen a los procedimientos<br />
de enseñanza y que se han agrupado bajo el nombre<br />
de Didáctica" 22<br />
.<br />
Sean estas alusiones a Comenio, Pestalozzi, Herbart y<br />
Claparéde unos indicadores significativos acerca de la permanencia<br />
de la enseñanza como campo conceptual u operativo<br />
donde se concretan los conceptos prácticos del saber<br />
pedagógico. Planteamos entonces que la Pedagogía está más<br />
cerca de la enseñanza que cualquiera otra de las llamadas<br />
"Ciencias de la Educación".<br />
HISTORIA DEL SABER PEDAGÓGICO<br />
Proponemos el análisis de la Pedagogía como saber dadas<br />
las dificultades, ya anotadas, para disponer de un discurso<br />
científico en torno a un objeto de ciencia, abordado por un<br />
método propio para la construcción de proposiciones coherentes<br />
que presenten la actualidad de las Ciencias de la<br />
Educación o de la Pedagogía como ciencia.<br />
Nos situaremos, entonces, en el discurso de la Pedagogía,<br />
advirtiendo como ya se anotó en el capítulo sobre el saber<br />
pedagógico y su archivo, que un discurso está regido por la<br />
regularidad de una práctica discursiva. El discurso "es una<br />
práctica compleja y diferenciada que obedece a unas reglas y<br />
a unas transformaciones analizables" 23<br />
. El hecho de situarnos<br />
en la práctica discursiva nos ubica de entrada en el territorio<br />
del saber.<br />
El saber y las prácticas sociales<br />
El análisis de un saber 24<br />
permite reconocer regiones de<br />
saber que se han fonnado ya en el interior de las prácticas<br />
sociales, ya dentro de las prácticas discursivas. "Las prácti-<br />
22 Ibid., p. 107.<br />
23 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 355.<br />
24 La noción de saber nos permite situarnos en el interior y en el exterior de la<br />
verdad. "[...] hay dos tipos de <strong>historia</strong> de la verdad. La primera es una especie<br />
de <strong>historia</strong> interna de la verdad, que se corrige partiendo de sus propios<br />
principios de regulación: es la <strong>historia</strong> de la verdad tal como se hace en o a<br />
partir de la <strong>historia</strong> de las ciencias. Por otra parte, creo que en la sociedad, o<br />
al menos en nuestras sociedades, hay otros sitios en los que se forma la<br />
62<br />
cas sociales pueden llegar a engendrar dominios de saber<br />
que [...] hacen que aparezcan nuevos objetos, conceptos y<br />
técnicas" 25<br />
. Para el caso del saber pedagógico es de especial<br />
importancia, por ejemplo, el análisis de las controversias que<br />
suscitó durante el siglo XVIII la diferencia entre educación e<br />
instrucción referidas, primero a la formación del hombre, y<br />
luego a la formación del ciudadano mediante la instrucción<br />
pública. El siglo XIX se caracterizó por dos intensas luchas a<br />
propósito de la instrucción pública; primero, la de "los partidos<br />
políticos, conservadores y progresivos, reaccionarios y<br />
liberales por apoderarse de la educación y de la escuela para<br />
sus fines" 26<br />
. Segundo, la que tuvo lugar entre la Iglesia y el<br />
Estado que concluye con el dominio del Estado sobre la educación<br />
y la consiguiente constitución en cada país de la instrucción<br />
pública nacional.<br />
En el orden del saber, estas luchas imprimieron particularidades,<br />
en el seno del saber pedagógico, a ciertos objetos de<br />
discurso, como el de instrucción que alcanzó connotaciones<br />
suficientes para oponerse al de educación, así: educar significaba<br />
formar; instruir significaba impartir conocimientos.<br />
Antes de posarse sobre la placidez de una opción pedagógica,<br />
el concepto de instrucción recibió ciertas delimitaciones<br />
en la práctica política.<br />
Con anterioridad a su asentamiento en una práctica científica,<br />
un objeto, un concepto o un método pueden haberse<br />
formado en dominios del poder y después figurar "decantados<br />
en el interior de dominios epistemológicos definidos" 27<br />
.<br />
Esta posibilidad de análisis del saber, en relación con el poder,<br />
puede arrojar conocimientos epistemológicos a propósito<br />
de las disciplinas.<br />
En Vigilar y castigar, Foucault analiza el proceso de formación<br />
del examen como forma de saber apoyada en el panopüsmo.<br />
También demuestra la incidencia epistemológica<br />
del examen en la Medicina, la Pedagogía, la Psiquiatría y<br />
la Psicología. Para el caso de la Medicina fue condición esen-<br />
verdad, alli donde se definen un cierto número de reformas de subjetividad,<br />
dominios de objeto, tipos de saber y, por consiguiente, podemos hacer a partir<br />
de ello una <strong>historia</strong> extema, exterior, de la verdad", Michel Foucault, La ver<br />
dad y (as formas jurídicas, p. 17.<br />
25 Jbíd., p. 14.<br />
26 Lorenzo Luzuriaga, Historia de la educación y de la pedagogía, p. 181.<br />
27 Citado por Miguel Morcy en: Lectura de Foucault, p. 247.<br />
63
cial para su "desbloqueo epistemológico" hacia finales del siglo<br />
XVIII, "la organización del hospital como aparato de 'examinar'<br />
" 28<br />
. La visita del médico al hospital se tornó más regular<br />
y rigurosa, los reglamentos incrementaron el tiempo de<br />
duración de su visita y la inspección que antes era eventual<br />
y rápida se convirtió en situación constante de examen. Este<br />
proceso acarreó dos consecuencias: por una parte el médico<br />
adquirió mayor importancia sobre el personal religioso y le<br />
fue confiado un papel específico aunque subordinado en la<br />
técnica del examen; por otra parte el hospital, antes de carácter<br />
asistencial, se convierte 29<br />
en "lugar de formación y de<br />
confrontación de conocimientos [...] El hospital bien 'disciplinado'<br />
constituirá el lugar adecuado de la 'disciplina' médica;<br />
ésta podrá perder su carácter textual, y tomar sus referencias<br />
menos en la tradición de los autores decisivos que en un<br />
dominio de objetos perpetuamente ofrecidos al examen" 30<br />
.<br />
Otro tanto ocurre en la Pedagogía del siglo XVIII con la<br />
aplicación de las técnicas del examen, cambia el papel del<br />
maestro: "el examen permite al maestro, a la par que transmite<br />
su saber, establecer sobre sus discípulos todo un campo<br />
de conocimientos" 31<br />
. En cambio en la tradición corporativa,<br />
el maestro reconocía una aptitud adquirida en la "obra<br />
maestra" que corroboraba una transmisión de saber ya realizada<br />
32<br />
. "Y así como el procedimiento del examen hospitalario<br />
ha permitido el desbloqueo epistemológico de la medicina, la<br />
época de la escuela 'examinatoria' ha marcado el comienzo<br />
de una Pedagogía que funciona como ciencia" 33<br />
.<br />
No quiere decir esto que el examen haya sido la práctica<br />
que siguió definiendo la Pedagogía; sin duda fue decisivo<br />
para transformar la función del maestro en la producción de<br />
un saber sobre los alumnos. Pero es igualmente importante<br />
el papel que jugó el método de enseñanza en la aplicación de<br />
la psicología a la Pedagogía. En busca del conocimiento de<br />
las leyes que guiaban el desarrollo del hombre para orientar<br />
la enseñanza, Pestalozzi acudió a la psicología, con el propósito<br />
de "establecer la educación del pueblo sobre fundamen-<br />
28 Michel Foucault, Vigilar y castigar, p. 190.<br />
29 Ibid.<br />
30 Ibid., p. 191.<br />
31 Ibid.<br />
32 Ibid.<br />
33 Ibid.<br />
64<br />
tos sicológicos" 34<br />
. Para la <strong>historia</strong> de la Pedagogía como saber,<br />
debemos considerar tanto los factores externos como las<br />
relaciones entre diferentes conocimientos en sus procesos de<br />
formación.<br />
Aunque la <strong>historia</strong> recurrencial debe fundamentarse en la<br />
actualidad de una ciencia, el análisis histórico se practica,<br />
también, tomando en cuenta las prácticas sociales. "La <strong>historia</strong><br />
que Canguilhem defiende, la <strong>historia</strong> epistemológica<br />
que temaüza las relaciones conceptuales, no se limita al interior<br />
de una ciencia, pero tampoco se agota siguiendo las<br />
filiaciones conceptuales en ciencias diferentes o explicitando<br />
sus relaciones con saberes no científicos: debe relacionar los<br />
conceptos con las prácticas sociales y políticas" 35<br />
. Canguilhem<br />
ilustra la relación de la ciencia con la práctica social en<br />
el análisis de las condiciones para que la estatura humana y<br />
las aptitudes intelectuales se convirtieran en objeto de estudio<br />
de Quetelet y de Binet, respectivamente. "La estatura humana<br />
supone el establecimiento de los ejércitos nacionales,<br />
del reclutamiento y el interés por las reformas. Las aptitudes<br />
intelectuales [...] suponen la institución de la escolaridad primaria<br />
obligatoria y el interés por el problema del retraso. Por<br />
consiguiente, la <strong>historia</strong> de las ciencias [...] no tiene solamente<br />
relación con un grupo de ciencia sin cohesión intrínseca<br />
sino también con la no-ciencia, con la ideología, con la<br />
práctica políüca y social" 36<br />
.<br />
Como al analizar un saber no solamente encontramos su<br />
formación vinculada a las prácticas sociales, sino también<br />
como habíamos dicho, a las prácticas discursivas, ocupémonos<br />
ahora de analizar el saber en sus dominios más internos<br />
pero de ninguna manera desligados de la exterioridad social.<br />
El saber y la <strong>historia</strong> de las ciencias<br />
En los análisis precedentes quedó indicado que ni las Ciencias<br />
de la Educación ni la Pedagogía que éstas definen será<br />
nuestro objeto de estudio. Se escoge entonces el saber pedagógico<br />
como el espacio, ahora, de nuestras aproximaciones his-<br />
34 J.E. Pestalozzi. Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, p. 33.<br />
35 Roberto Machado. Ciencia e saber, pp. 28-29.<br />
36 Georges Canguilhem, "El objeto de la <strong>historia</strong> de las ciencias", p. 11.<br />
65
toncas y metodológicas a la enseñanza; después, como el espacio<br />
de un campo de investigaciones por emprender.<br />
Si en el campo del saber es posible efectuar <strong>historia</strong> de las<br />
ciencias, es porque a partir de las prácticas discursivas se<br />
despliega una modalidad de <strong>historia</strong> cuyo cometido no es el<br />
análisis de las ciencias. Y no porque el saber amontone los<br />
conocimientos que casi llegaron a ser ciencia, "procedentes<br />
de experiencias, de tradiciones o de descubrimientos heterogéneos,<br />
y unidos solamente por la identidad del sujeto que<br />
los guarda" 37<br />
. El saber está formado por la regularidad de<br />
una práctica susceptible de <strong>historia</strong>r.<br />
Sobre un fondo de saber aparecen los discursos, tanto<br />
aquellos que alcanzan las normas de la cientificidad o su<br />
paso a la formalización, como aquellos cuya organización<br />
conceptual comporta niveles heterogéneos o cuyo objeto de<br />
saber aún está disperso en pluralidad de objetos. Sin embargo,<br />
no todos estos discursos son analizados por la <strong>historia</strong><br />
del saber, como veremos luego.<br />
Una práctica discursiva forma saberes que pueden o no<br />
estar desuñados a generar ciencias pero que son necesarios<br />
para su constitución. Un saber acoge una práctica discursiva<br />
especificada por sus objetos, sus formas de enunciación,<br />
sus conceptos y sus elecciones estratégicas. "Existen saberes<br />
que son independientes de las ciencias (que no son ni su<br />
esbozo histórico ni su reverso vivido), pero no existe saber<br />
sin una práctica discursiva y toda práctica discursiva puede<br />
definirse por el saber que forma" 38<br />
.<br />
En la interioridad del saber las formaciones discursivas<br />
emergen, se transforman y se modifican. Pero el discurso<br />
que ellas alojan no es un germen de una verdad creciente<br />
que finalmente se materializa en una ciencia 39<br />
o en una disciplina.<br />
Haya dado o no lugar a una ciencia o a una discipli-<br />
37 Michel Foucault, IJX arqueología del saber, p. 305.<br />
38 Ibid., p. 307.<br />
39 "Si no se reconoce en la ciencia más que la acumulación lineal de verdades o<br />
la ortogénesis de la razón, si no se reconoce en ella una práctica discursiva<br />
que tiene sus niveles, sus umbrales, sus rupturas diversas, no se puede<br />
describir más que una sola división histórica cuyo modelo se reconduce sin<br />
66<br />
cesar a lo largo de los tiempos, y para cualquier forma de saber: la división<br />
entre lo que no es todavía científico y lo que lo es definitivamente. Todo el espesor<br />
de los desgajamicntos, toda la dispersión de las rupturas, todo el desfase<br />
de sus efectos y el juego de su interdependencia se encuentran reducidos<br />
al acto monótono de una fundación que es preciso repetir constantemente",<br />
ibid., pp. 316-317.<br />
na el saber es también objeto de la <strong>historia</strong> de las ciencias.<br />
La <strong>historia</strong> arqueológica se ocupa de los procesos de formación<br />
de los saberes.<br />
Es entonces el saber el territorio propio de la arqueología,<br />
en el sentido de que la ciencia no es su objeto propio de<br />
estudio. El centro de atención de la arqueología son las formaciones<br />
discursivas en la medida en que en ellas a través<br />
del sistema de positividad se particulariza el saber. Las formaciones<br />
discursivas no son "ni ciencias actuales en vía de<br />
gestación, ni ciencias antes reconocidas como tales y luego<br />
obsoletas y abandonadas [...] Son unidades de una naturaleza<br />
y de un nivel diferentes de lo que hoy se llama (o de lo que<br />
pudo llamarse) una ciencia. Para caracterizarlas no es pertinente<br />
la distinción entre lo científico y lo no científico, son<br />
epistemológicamente neutrales" 40<br />
. El sistema de relaciones<br />
entre los elementos que conforman un saber es "menos es<br />
tricto" 41<br />
que el de las ciencias pero en todo caso obedecen a<br />
una práctica regulada como condición de posibilidad de los<br />
discursos, así estos sean o pretendan llegar a ser científicos.<br />
En cambio en una ciencia el sistema que la rige es bien<br />
definido, "para que haya ciencia es necesario que los discursos<br />
obedezcan a detemiinadas leyes de construcción de las proposiciones,<br />
reglas que dan a los discursos el carácter distintivo<br />
de ciencia. La cuestión de la cientificidad del conocimiento<br />
científico es la propia razón de ser de la Epistemología" 42<br />
.<br />
Al no ser la ciencia el objeto de estudio de la arqueología,<br />
podría pensarse que son las disciplinas su campo más propicio,<br />
toda vez que estas aún no han alcanzado la cienüficidad.<br />
A este supuesto es preciso responder negativamente. Pero<br />
dado el interés que representa la relación entre disciplinas y<br />
formaciones discursivas para la <strong>historia</strong> del saber pedagógico,<br />
observemos qué es una disciplina y cuál es su situación<br />
en la <strong>historia</strong> arqueológica.<br />
Las disciplinas son discursos "que copian su organización<br />
de unos modelos científicos que tienden a la coherencia y a<br />
la demostraüvidad, que son admitidos, institucionalizados,<br />
transmitidos y a veces enseñados como unas ciencias" 43<br />
. En<br />
40 Michel Foucault. Respuesta al círculo de Epistcnwlogia, p. 257.<br />
41 Michel Foucault, La arqueología del saber, p. 305.<br />
42 Roberto Machado, Ciencia e saber, p. 172.<br />
43 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 299.<br />
67
vez de disponer de un objeto único con su correspondiente<br />
método, una disciplina "se define por un ámbito de objetos,<br />
un conjunto de métodos, un corpus de proposiciones consideradas<br />
como verdaderas, un juego de reglas y de definiciones,<br />
de técnicas y de instrumentos" 44<br />
.<br />
No es difícil distinguir, a propósito de las Ciencias de la<br />
Educación y de la Pedagogía, la pluralidad de objetos y de<br />
métodos para conceptualizar. La educación 45<br />
es para unos el<br />
objeto de la Pedagogía 46<br />
; en cambio para otros la educación<br />
como fenómeno social complejo es el objeto de las Ciencias<br />
de la Educación 47<br />
; el aprendizaje es la razón de ser de la<br />
enseñanza 48<br />
para no pocas corrientes pedagógicas, y para<br />
otras lo es el conocimiento. Pero en todo caso entre enseñar<br />
y aprender o enseñar y conocer giran las definiciones.<br />
En un contexto más amplio y en la perspectiva de una<br />
futura <strong>historia</strong> de la enseñanza, habrá que aprehender ía<br />
enseñanza como objeto de saber y dar cuenta, a través de las<br />
prácticas discursivas que el análisis pueda ubicar, de sus<br />
dispersiones, de sus transformaciones, de sus enrarecimientos,<br />
de sus rupturas. Un análisis previo indica como guía<br />
para un punto de partida las siguientes superficies de discurso<br />
en las cuales aparece: como un objeto de un discurso<br />
(la Didáctica magna de Comenio), como método de enseñanza<br />
(Pestalozzi), como un mecanismo disciplinario (la enseñanza<br />
mutua de Bell y Lancaster), como estrategia de educación<br />
(Rousseau), como una teoría de la instrucción (Herbart),<br />
como una práctica (la práctica pedagógica en Claparéde). El<br />
análisis histórico sacaría a la luz las relaciones, las distancias,<br />
las exclusiones, las continuidades entre esos diferentes<br />
objetos de discurso que, con el derecho al riesgo que conceden<br />
las hipótesis, conforman un objeto de saber.<br />
44 Michel Foucault, £1 orden del discurso, p. 27.<br />
45 "El saber técnico sobre la educación es la 'Didáctica', la 'organización escolar'<br />
y la Tecnología Educativa; el saber científico es la 'Pedagogía' o 'Ciencia de la<br />
educación'", Paciano Fcrmoso, Teoría de la Educación, p. 22.<br />
46 "El objeto de la Pedagogía es la Educación". Émilc Planchare!, Orientaciones<br />
actuales de la Pedagogía, p. 12.<br />
47 Todas estas disciplinas, que a menudo no son más que una parte de una<br />
disciplina más genera] (<strong>historia</strong> de la educación, psicología de..., planificación<br />
de...), tienen en común un objetivo muy preciso: el estudio de las situaciones<br />
y de los hechos educativos", Gastón Mialaret, Ciencias de la Educación, p. 76.<br />
48 "Enseñar es disponer de cierto modo las condiciones o contingencias de reforzamiento<br />
en que los estudiantes aprenden", B.J. Skinner, Tecnología de la<br />
68<br />
enseñanza, p. 78.<br />
En cuanto a los métodos, es también amplio el conjunto<br />
de disciplinas en que se apoyan las Ciencias de la Educación<br />
y la Pedagogía; entre las más utilizadas por las diversas corrientes<br />
están la psicología, la sociología, la biología, la antropología,<br />
la estadística, la lingüística, la cibernética. La pluralidad<br />
de objetos es tan amplia o el objeto definido es tan<br />
vasto, que en cada articulación de la Pedagogía o de las<br />
Ciencias de la Educación con otra disciplina, aflora un objeto<br />
al cual se le aplica un método diseñado en tal disciplina para<br />
llevar a cabo conceptualizaciones y aplicaciones. Será preciso,<br />
más adelante, cuando la <strong>historia</strong> del saber pedagógico<br />
avance, recoger bajo el término de saberlos discursos acerca<br />
de aquellos objetos y métodos, con las implicaciones metodológicas<br />
de tal noción, así: la pluralidad y la heterogeneidad<br />
de los discursos hacen parte de su campo de análisis. Por<br />
ahora consideremos la relación de las disciplinas con las positividades<br />
en el campo del saber.<br />
Pero si en un saber no emerge una disciplina, ¿entonces<br />
de qué hacer <strong>historia</strong>? A esta pregunta hay que responder en<br />
dos sentidos: primero, de todos modos en una práctica discursiva<br />
se encuentran positividades y formaciones discursivas<br />
accesibles a la descripción; segundo, en una formación<br />
discursiva y en las transformaciones de su positividad puede<br />
emerger una disciplina.<br />
Una positividad no es un amontonamiento de conocimientos<br />
de segunda clase que la evolución de las ideas ha<br />
ido depositando a su paso. No, una positividad posee una<br />
regularidad para sus objetos, conceptos, enunciaciones y<br />
elecciones temáticas. Si una formación discursiva no proviene<br />
de un saber cuya positividad haya generado una disciplina,<br />
proviene de un saber cuya positividad se aloja en una<br />
formación discursiva.<br />
Los comienzos de una práctica discursiva constituyen<br />
una positividad y se aprehenden en la formación de sus objetos,<br />
fundamentalmente 49<br />
. Pero una positividad no desaparece<br />
cuando sufre una transformación. Siempre que haya<br />
saber existe positividad, y esta se individualiza, a pesar de<br />
su dispersión, en una formación discursiva.<br />
Se presentan varios casos en las positividades: en primer<br />
lugar si existe positividad no necesariamente existe discipli-<br />
49 Michel Foucaula La arqueología del saber, p. 79.<br />
69
na. Así, en el discurso que precedió en los siglos XVII y XVIII<br />
a la formación de la disciplina psiquiátrica, no existía otra<br />
disciplina previa. Sin embargo, existía una práctica discursiva<br />
que actuaba en los objetos, conceptos, formas de enunciación<br />
y estrategias teóricas a propósito de la locura. "En la<br />
época clásica se tiene, pues, una formación discursiva y una<br />
positividad absolutamente accesible a la descripción, a las<br />
cuales no corresponde ninguna disciplina definida que se<br />
pueda comparar a la psiquiatría" 50<br />
. No siempre que se tiene<br />
una positividad se tiene también una disciplina.<br />
En segundo lugar, en una formación discursiva y en las<br />
transformaciones de su positividad puede emerger una disciplina.<br />
La práctica discursiva, en estos casos, no actúa solamente<br />
en la disciplina, sino también "en textos jurídicos, en<br />
expresiones literarias, en reflexiones filosóficas, en decisiones<br />
de orden político, en frases cotidianas, en opiniones" 51<br />
. Así,<br />
la formación discursiva en la cual se localiza la disciplina<br />
psiquiátrica que apareció a principios del siglo XIX, es más<br />
amplia que el discurso de la psiquiatría, lo desborda y lo<br />
rodea por todas partes.<br />
En este punto del trabajo ya es hora de preguntarnos: si la<br />
arqueología no describe disciplinas sino saberes, y si las positividades<br />
son más amplias que las disciplinas, ¿cómo se abordaría<br />
el estudio de la Pedagogía como disciplina? Se trata en<br />
esta pregunta de los procesos de formación de la Pedagogía<br />
como disciplina. A lo cual es necesario responder: esta <strong>historia</strong><br />
arqueológica deberá llevarse a cabo mediante el análisis de la<br />
práctica discursiva en la cual se supone que ha emergido una<br />
formación discursiva en la cual se localiza la Pedagogía cuando<br />
ella alcanza un estatuto de disciplina. La descripción cubrirá,<br />
entonces, la reescritura metódica de la positividad que aloja<br />
dicha disciplina. Todo indica, pues, que el punto de partida<br />
se debe situar cronológicamente allí donde se vislumbra que<br />
hubo una positividad acerca de la enseñanza, una modificación<br />
tal que permitió la emergencia de la Pedagogía como un<br />
discurso con pretensión de sistematicidad.<br />
Ahora bien, en los territorios del saber y en la interioridad<br />
de las formaciones discursivas emergen discursos cuyo estatuto<br />
es diferente de acuerdo con el nivel alcanzado por sus<br />
50 Ibid., p. 301.<br />
51 Ibid., p. 300.<br />
70<br />
conceptualizaciones. Pero ¿cómo reconocer el nivel alcanzado?<br />
A partir de identificar diferentes üpos de emergencias a<br />
propósito de las formaciones discursivas. Esas emergencias<br />
marcan diversos umbrales, así: cuando una formación discursiva<br />
surge en una práctica discursiva y alcanza individualidad<br />
y autonomía, opera en consecuencia un único sistema<br />
de formación de los enunciados. Este momento o el de<br />
transformación de tal sistema recibe el nombre de umbral de<br />
positividad. "Cuando en el juego de una formación discursiva<br />
un conjunto de enunciados se recorta, pretende hacer valer<br />
(incluso sin lograrlo) unas normas de verificación y de coherencia<br />
y ejerce, con respecto al saber, una función dominante<br />
(de modelo, de crítica o de verificación), se dirá que la<br />
formación discursiva franquea un umbral de epistemologización"<br />
52<br />
; en este umbral se ejerce la <strong>historia</strong> arqueológica,<br />
para la cual, "la cientificidad no sirve de norma, lo que se<br />
intenta dejar al desnudo son las prácticas discursivas en la<br />
medida en que dan lugar a un saber y en que ese saber toma<br />
el estatuto y el papel de ciencia [...] Se trata [...] de perfilar la<br />
<strong>historia</strong> de las ciencias a partir de una descripción de las<br />
prácticas discursivas" 53<br />
. El umbral de epistemologización se<br />
ubica en el punto que estraüfica las formaciones discursivas,<br />
diferenciando las que se definen por su positividad de las<br />
que alcanzaron estatuto de figuras epistemológicas, "que no<br />
todas son forzosamente ciencias (y que, por lo demás, jamás<br />
llegarán quizá a serlo)" 54<br />
.<br />
Los otros umbrales que se pueden localizar en las formaciones<br />
discursivas no son objeto de la <strong>historia</strong> arqueológica y<br />
corresponden a discursos que han alcanzado la cientificidad.<br />
Cuando la figura epistemológica que había logrado un umbral<br />
de epistemologización, "obedece a cierto número de criterios<br />
formales, cuando sus enunciados no responden solamente<br />
a reglas arqueológicas de formación, sino además a<br />
ciertas leyes de construcción de las proposiciones, se dirá<br />
que ha franqueado un umbral de cientificidad' 55<br />
. En este<br />
umbral se practica la <strong>historia</strong> epistemológica, la cual, como<br />
habíamos dicho antes, toma como norma la ciencia consü-<br />
52 Ibid.. p. 314.<br />
53 Ibid., p. 321.<br />
54 Ibid.<br />
55 Ibid.. p. 314.<br />
71
tuida para juzgar, a partir de su actual verdad, el pasado; la<br />
<strong>historia</strong> a este nivel, distingue la verdad y el error, el obstáculo<br />
y el progreso, lo científico y lo no científico; pero este<br />
análisis no necesita situarse en el interior de la misma ciencia<br />
para desplegar el análisis. "Se trata, por lo tanto, de seguir<br />
la <strong>historia</strong> desde fuera de la ciencia misma, lo cual es<br />
una forma de expresar que esta <strong>historia</strong> es de hecho un paso<br />
de vin 'no se sabe' a un 'se sabe'. Debe decirse además que<br />
es el esfuerzo de pensar la ciencia en su cuerpo real, el con<br />
cepto" 56<br />
. De esta <strong>historia</strong> han dado los modelos Gastón Ba<br />
chelard y Georges Canguilhem.<br />
Distinto es el umbral de formalización, franqueado por un<br />
discurso científico, cuando este "pueda definir los axiomas que<br />
le son necesarios, los elementos que utilizan, las estructuras<br />
preposicionales que son para él legítimas y las transformaciones<br />
que acepta, cuando pueda así desplegar, a partir de sí<br />
mismo, el edificio formal que constituye" 57<br />
. Corresponde a este<br />
umbral del discurso el análisis recurrencial que no puede realizarse<br />
sino en el interior de la ciencia constituida.<br />
Ahora bien, para los diferentes tipos de discursos (positividades,<br />
figuras epistemológicas y ciencias), el saber es su<br />
condición de posibilidad, pero solamente el umbral de epistemologización<br />
es objeto de la <strong>historia</strong> arqueológica, a la localización<br />
de este umbral y a su descripción histórica debe dirigirse<br />
la investigación acerca del saber pedagógico. A título de<br />
hipótesis (y sin renunciar al derecho de modificaciones eventuales),<br />
se propone la realización de trabajos (tal vez dos o<br />
tres <strong>historia</strong>s y varios trabajos monográficos) que permitan<br />
por comparación entre varias positividades describir el proceso<br />
de epistemologización que corresponde a la formación de<br />
la Pedagogía como disciplina. Se podría llamar a este trabajo<br />
una <strong>historia</strong> del saber pedagógico centrada en la enseñanza.<br />
A propósito de la localización del umbral de positividad<br />
que servirá de punto de comparación, podrían servir de guía<br />
las siguientes proposiciones:<br />
a) La emergencia de una positividad acerca de la enseñanza<br />
es el momento de mayor dispersión de sus objetos y<br />
conceptos que se encuentran muy diseminados entre discur<br />
so Pierre Machcrey. "La filosofía de las ciencias de Georges Canguilhem", p. 414.<br />
57 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 314.<br />
72<br />
sos y prácticas heterogéneas. Debe servirnos como una señal*<br />
el momento en que la instrucción elemental se va perfilando<br />
como una prácüca que ya no hace parte del sistema de<br />
estudios superiores, en el siglo XVI.<br />
b) La transformación de la posiüvidad acerca de la enseñanza,<br />
sería el momento en que se localizan objetos que por<br />
su nuevo nivel de elaboración pueden llamarse objetos de<br />
saber. Debe servirnos aquí como señal la aparición de un<br />
discurso positivo sobre la Didácüca en el siglo XVII. Sin duda<br />
es el momento más sistemático de la positividad; las transformaciones<br />
que han tenido lugar permiten ya ubicar un sujeto<br />
de saber, una institución de enseñanza que opera con<br />
ese saber y una práctica en torno al mismo que le otorga<br />
mayor complejidad discursiva. A este estado del discurso sobre<br />
la enseñanza propongo llamarlo saber pedagógico. Las<br />
prácticas, los discursos y los puntos de comparación entre la<br />
emergencia de una positividad acerca de la enseñanza y su<br />
transfonnación en saber pedagógico, se presentan en el<br />
aparte denominado "Dominios de investigación histórica".<br />
Más de una razón existe para denominar a tal transformación<br />
saber pedagógico. Saber pedagógico es la noción metodológica<br />
que más discursos heterogéneos puede agrupar<br />
en torno a la enseñanza. Cuando aparece la didáctica, la<br />
dispersión acerca de la enseñanza adquiere un discurso metódico,<br />
y la enseñanza como objeto de saber es el centro de la<br />
didáctica. En los discursos acerca de la educación de Rousseau<br />
y Pestalozzi, la enseñanza es una estrategia para educar.<br />
La Pedagogía planteada por Herbart agrupa los discursos<br />
acerca de la educación, la instrucción (didáctica) y la<br />
enseñanza. Y considerada entre las Ciencias de la Educación,<br />
la Pedagogía se encuentra en el grupo de ciencias que<br />
tratan conceptual u operativamente la enseñanza. En suma,<br />
entre Pedagogía y enseñanza existen unos nexos históricos,<br />
a nivel de la práctica y de los discursos, que nos autorizan<br />
a formular el saber pedagógico, en sentido metodológico**<br />
como el saber que ha tenido por "referencial" la enseñanza.<br />
Esta definición no sugiere de ninguna manera una continuidad<br />
progresiva; por el contrario, delimita una dispersión<br />
Señal pero no clcllnición.<br />
No como método de enseñanza sino como guía de trabajo.<br />
73
acerca de la enseñanza como objeto de investigación en el<br />
cual deben ser localizadas las prácticas discursivas que den<br />
cuenta de sus modificaciones, enrarecimientos, desniveles o<br />
rupturas. Pero tampoco sugiere una <strong>historia</strong> totalizadora de<br />
lo que fue dicho acerca de la enseñanza a lo largo de los<br />
siglos; saber pedagógico es una estrategia de análisis que<br />
nos posibilita <strong>historia</strong>r las prácticas discursivas que han delimitado<br />
como sujeto de saber al maestro.<br />
Dominios de investigación histórica<br />
Se trata de esbozar un dominio para <strong>historia</strong>r la enseñanza.<br />
Un sondeo previo de las fuentes delimita como campo de<br />
análisis la enseñanza en el siglo XVI, a partir del proceso por<br />
el cual ella se refiere a la enseñanza de la lectura, la escritura<br />
y la religión. Esto es, el proceso mediante el cual la instrucción<br />
elemental ya no es "Considerada únicamente como<br />
preparación para los estudios superiores, sino como fin en<br />
sí" 58<br />
. Encontraremos que esta práctica está precedida y<br />
acompañada de prácticas de enseñanza heterogéneas: la enseñanza<br />
impartida por los sacristanes, en el seno de la igle<br />
sia 59<br />
; la enseñanza de los artesanos cuando el maestro era a<br />
la vez un trabajador manual; la enseñanza particular de los<br />
maestros que iban de casa en casa. Asimismo, en ese punto<br />
de partida debemos incluir los textos metódicos a propósito<br />
de la enseñanza.<br />
El punto de comparación lo situaríamos en el siglo XVII<br />
en el cual emerge, por una parte, una crítica al desorden que<br />
reinaba en la enseñanza, decía Ratke 60<br />
: "cada uno hace lo<br />
58 Ernesto Codignola, Historia de la Educación y de la Pedagogía, p. 141.<br />
59 La ordenanza escolar de 1580 dice: 'Todos los custodes o sacristanes rurales<br />
deben dar escuela y cuidar de ella diariamente con toda aplicación, y en ella<br />
enseñar a los niños a leer, escribir y los cantos cristianos que en la iglesia<br />
deben usarse, a lo cual el párroco debe dirigir su celosa atención, y amoneslar<br />
al pueblo con seriedad sobre ello", citado por W. Dilthcy, en: Historia de la<br />
Pedagogía, p. 166.<br />
60 Wolfgang Rattich (Ratichius o Ratke) (1571-1655). Contemporáneo de Comenio.<br />
Las principales ideas en las cuales se apoyaba su método eran: "1. gue el<br />
método ha de seguir a la naturaleza, yendo de lo simple y sencillo a lo complicado<br />
y superior, y de lo fácil a lo difícil. 2. No debe aprenderse más que<br />
74<br />
una cosa a la vez y no pasar a otra hasta haberla comprendido por completo.<br />
3. Debe repetirse lo aprendido. 4. Todo debe enseñarse primero en la lengua<br />
materna, y después pasar a las lenguas extranjeras. 5. Deben aprenderse<br />
gustosamente sin coacción por el maestro. 6. No deben imponerse reglas y<br />
que quiere en sus estudios, sin orden definido" 61<br />
. Por otra<br />
parte, emerge un discurso metódico en la Didáctica: "Comencemos<br />
[...] a investigar sobre qué, a modo de roca inmóvil,<br />
podemos establecer el método de enseñar y aprender 52<br />
.<br />
No es difícil observar que durante ese lapso, la enseñanza<br />
no tenía en sus comienzos un lugar definido, ni un sujeto<br />
(maestro) que se dedicase a enseñar para ser reconocido como<br />
tal, ni un discurso unificado de definiciones y procedimientos<br />
de enseñanza. Seguramente en cada una de esas prácticas, la<br />
enseñanza es nombrada de manera diferente; no es igual la<br />
justificación para impartirla como parte de la educación de las<br />
élites o como instrucción para los "pobres". Asimismo, "el escribir<br />
y contar, en los siglos XVI y XVII, no fueron por regla<br />
general, cuando menos en el campo, asignaturas obligatorias"<br />
63<br />
; en cambio, la enseñanza de la religión era la norma<br />
general, a tal punto que el libro más usado era el catecismo.<br />
En el sistema de enseñanza protestante-humanista según<br />
la ordenanza escolar para Sajonia, en 1528, "la materia a<br />
enseñar en las escuelas latinas debía consistir únicamente<br />
en leer y escribir la lengua latina (ninguna más), y doctrina<br />
cristiana" 64<br />
. Por el contrario, en la segunda mitad del siglo<br />
XVII, los "hermanos" de la orden fundada por Juan Bautista<br />
de la Salle, "no necesitaban saber latín porque se consagraron<br />
exclusivamente a la enseñanza gratuita del pueblo" 65<br />
.<br />
Sabido es que del siglo XVI al siglo XVII el latín va siendo<br />
desplazado hasta llegar a preferirse la lengua materna en la<br />
enseñanza.<br />
Desde una práctica dispersa, la enseñanza se modificó<br />
hasta convertirse en un discurso metódico que debía contar<br />
con un maestro, procedimientos específicos, un lugar delimitado<br />
(la escuela), unos contenidos uniformes y una caracterización<br />
de la forma de aprender.<br />
menos aprenderlas de memoria, sino obtenerlas por sí mismos o de buenos<br />
autores. 7. Primero la cosa misma, después los nombres de las cosas. 8. Todo<br />
debe aprenderse por experiencia e inducción. 9. El maestro debe sólo instruir;<br />
la disciplina escolar y la doméstica", en: Lorenzo Luzuriaga, Historia de la<br />
educación y de la Pedagogía, p. 141.<br />
61 Ratichius, Introduction á l'art d'cnscigner, citado por M. Dcbesse y G. Mialaret<br />
en: Historia de la Pedagogía, II, p. 59.<br />
62 Comenio, Didáctica magna, p. 52.<br />
63 Ilermann Weimar, Historia de la Pedagogía, p. 72. t<br />
64 Ibid., p. 57.<br />
65 Ibid.. p. 73.<br />
75
Discursos diferentes tendríamos que considerar: como<br />
sermones, ordenanzas, catecismos, ensayos, libros metódicos.<br />
Autores como Lutero, Calvino, Melanchton, Erasmo, Vives,<br />
Montaigne, Ratke, Comenio, y seguramente otros, vendrían<br />
a ocupar un lugar en la práctica discursiva que da<br />
cuenta de los mencionados procesos de enseñanza.<br />
En la práctica discursiva donde localizamos el saber metódico<br />
de la didáctica encontramos estos autores que seguramente<br />
hablaron de objetos diferentes y a través de conceptos<br />
de niveles heterogéneos. En todo caso es difícil establecer de<br />
antemano cómo se agruparían tales autores; pero tendremos<br />
que observar cuidadosamente los escritos de Vives, Bacon,<br />
Montaigne y Ratke, señalados con insistencia por la <strong>historia</strong><br />
de la Pedagogía como hitos fundamentales en la emergencia<br />
de la didácüca. Asimismo acontecimientos políücos y<br />
religiosos como la reforma protestante, la contrarreforma, la<br />
estrategia de los estados para la educación popular, la formación<br />
de las naciones, tuvieron su nexo particular con la<br />
práctica de la enseñanza y deberán ser considerados.<br />
Habría que aplicar las reglas de formación para hacer<br />
aflorar los diversos objetos que se referían a la enseñanza (a<br />
través de las prácticas de doctrina religiosa, de los artesanos,<br />
de los preceptores privados y del maestro). Localizaríamos<br />
una dispersión de conceptos sobre la educación de la nobleza,<br />
la educación de los pobres, el cultivo de las facultades, la<br />
disciplina como estrategia de educación, el entendimiento y<br />
su relación con el aprender, los métodos para lograr la erudición,<br />
y la Didáctica como un discurso reglado para enseñar y<br />
aprender. Asimismo veríamos una dispersión de "posiciones<br />
de sujeto" de parte de los diferentes maestros que enseñaban<br />
y de acuerdo con la estrategia de educación y de instrucción<br />
en que ellos se encontraban inscritos: o la disciplina como<br />
fundamento de la educación y la virtud, o el método para<br />
alcanzar la virtud, el conocimiento y la utilidad.<br />
¿Qué importancia tendría esta <strong>historia</strong>? Primero que todo,<br />
localizar y describir la positividad acerca de la enseñanza y<br />
su transformación a partir de la didáctica, es decir, ensayar<br />
la hipótesis de que el discurso de la Didáctica, en el siglo<br />
XVII, es la regularidad que agrupa la dispersión de la enseñanza<br />
y define un sujeto de saber (el maestro), que hasta<br />
nuestros días, y a pesar de la Pedagogía y de las Ciencias de<br />
la Educación, sigue teniendo una misma forma de relación<br />
76<br />
con los conocimientos que enseña: el método, los procedimientos,<br />
llámense estos enseñanza objetiva, centros de interés,<br />
tecnología o instrucción. Creemos que para hacer una<br />
crítica a la Pedagogía y a la Didáctica debemos trabajar la<br />
<strong>historia</strong> de la enseñanza. No sólo en la práctica discursiva<br />
que acabamos de anotar, sino también en otras que nos proporcionarían<br />
valiosos temas de discusión y de investigación.<br />
igualmente interesante y complejo es el sistema de relaciones<br />
que debemos comparar con la positividad en la cual<br />
emerge el saber pedagógico. Encontraremos en tal sistema,<br />
como hitos fundamentales, los discursos de Rousseau, Pestalozzi<br />
y Herbart. La pregunta por la enseñanza continúa en<br />
el centro de esta investigación.<br />
Pero esta vez la dispersión que está investida encuentra<br />
un sistema institucional más definido. Entre los siglos XVIII<br />
y XIX se desarrolla la educación estatal llegando a ser la<br />
instrucción pública, objeto del saber y del poder. Se inicia el<br />
laicismo en la enseñanza; la instrucción pública se plantea<br />
como unidad orgánica desde la escuela primaria a la universidad;<br />
la instrucción del pueblo se convierte en un asunto<br />
político. Igualmente la preparación del maestro, que en el<br />
siglo XVII fue objeto de la iniciaüva religiosa (Ch. Démia,<br />
1624; J.B. de la Salle, 1685), desde el siglo XVIII se incorpora<br />
al ámbito estatal con la creación de las Escuelas Normales<br />
para la formación de maestros.<br />
En el siglo XIX se crean los sistemas nacionales de educación<br />
y se promulgan destacadas leyes sobre instrucción pú<br />
blica 06<br />
. Países como Francia, Inglaterra, Alemania, España,<br />
Estados Unidos y las repúblicas hispanoamericanas (una vez<br />
consolidada su independencia, y en la segunda mitad del<br />
siglo XIX), difundieron en su territorio la enseñanza primaria<br />
y buscaron hacerla universal, gratuita y obligatoria; "se puede<br />
decir que la educación pública, en su grado elemental,<br />
queda firmemente establecida durante este siglo, con la adi-<br />
66 "La Ley 6 de agosto de 1821, autorizó al Poder Ejecutivo para establecer Escuelas<br />
Normales de Enseñanza Mutuas en las principales ciudades de Colombia. El<br />
Decreto 20 de enero de 1822 las sitúa en las ciudades de 'Bogotá. Caracas y<br />
güilo luego que se halle libre' y las reglamenta para que en ellas 'un joven u otra<br />
persona de talento que bajo las órdenes del intendente de la capital, y enseñanza<br />
del maestro, se instruya en el método lancastcriano'. Así nace la escuela normal<br />
como una institución para difundir el 'método de enseñanza mutua, el cual<br />
aplicarían los maestros en las escuelas de primeras letras", Olga Lucía <strong>Zuluaga</strong>,<br />
El maestro y el saixr pedagógico en Colombia, 1821-1848, p. 76.<br />
77
ción de dos nuevos elementos: las escuelas de párvulos para<br />
la primera infancia y las escuelas normales para la preparación<br />
del magisterio" 67<br />
.<br />
En el saber pedagógico encontraríamos temas ampliamente<br />
tratados, tales como la educación del niño 68<br />
, la educación<br />
del pueblo 69<br />
, la instrucción, el método de enseñanza, las<br />
formas de conocer (mediante las facultades y las representaciones),<br />
la relación entre moral y política 70<br />
, y la relación entre<br />
disciplina y educación 71<br />
. Temas que atravesaron los discursos<br />
de Rousseau, Pestalozzi, Herbart y otros pedagogos, pero<br />
que también estuvieron presentes, y algunos de ellos emergieron,<br />
en la práctica política.<br />
En la positividad que rige los discursos que serían objeto<br />
de nuestro estudio, encontraremos que la forma de conocer y<br />
la forma de aprender se corresponden en el saber pedagógico,<br />
y que desde los enunciados acerca de las facultades hasta<br />
la representación, se derivan procedimientos de enseñanza<br />
y concepciones sobre la educación. Así, Rousseau anota<br />
que "el desenvolvimiento interno de nuestros órganos y de<br />
nuestras facultades es la educación de la naturaleza; el uso<br />
que aprendemos a hacer de este desenvolvimiento o desarrollo<br />
por medio de sus enseñanzas, es la educación humana y<br />
la adquirida por nuestra propia experiencia sobre los objetos<br />
que nos afectan, es la educación de las cosas" 72<br />
, pero la buena<br />
educación es la que armoniza estas tres clases de educación.<br />
Para Pestalozzi, "el hombre puede imprimir a la evolución<br />
de sus facultades la dirección más precisa y más general<br />
y la marcha más rápida, porque la naturaleza solamente<br />
le ha dado para su desarrollo facultades y medios<br />
mas no le ha trazado ninguna dirección" 73<br />
. En cambio en<br />
67 Lorenzo Luzuriaga, Historia de la educación y de la Pedagogía, p. 181.<br />
68 "La humanidad tiene su puesto en el orden de las cosas; la infancia posee<br />
también el suyo en el orden de la vida humana; es indispensable considerar<br />
al hombre en el hombre, y al niño en el niño", J.J. Rousseau, Emilio o la<br />
educación, p. 123.<br />
69 Pestalozzi trató de "establecer la educación del pueblo sobre fundamentos<br />
psicológicos", J.E. Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, p. 33.<br />
70 "Hay que estudiar la sociedad por los hombres y los hombres por la sociedad;<br />
los que quieran tratar por separado la política y la moral no entenderán<br />
palabra ni de una ni de otra", J.J. Rousseau, Emilio o la educación, p. 338.<br />
71 "La instrucción tiene con la disciplina de común que ambas laboran por la<br />
educación", I Icrbart, Bosquejo para un curso de Pedagogía, p. 47.<br />
72 J.J. Rousseau, Emilio o la educación, p. 68.<br />
73 J.E. Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, p. 152.<br />
78<br />
Herbart hay ya un distanciamiento de las facultades; la educabilidad,<br />
dice, "no depende de una relación entre varias facultades<br />
del alma originariamente diferentes; sino de una<br />
relación de las masas de representaciones ya adquiridas (en<br />
parte entre sí mismas, en parte con la organización corporal.<br />
Todo alumno ha de ser observado en este doble aspecto)" 74<br />
.<br />
Interesa considerablemente el análisis de los conceptos<br />
enseñar y aprender, con el fin de distinguir en ellos la presencia<br />
de discursos provenientes, ya del saber pedagógico,<br />
ya de otros saberes; Pestalozzi, por ejemplo, trató de basar<br />
en principios psicológicos la enseñanza, y sabido es que Herbart<br />
buscó fundamentarla en la psicología y en la filosofía.<br />
Los conceptos que en cada uno de ellos propician la articulación<br />
entre enseñanza y psicología, y los procedimientos que<br />
de éstos se derivaron como aplicaciones para la práctica de<br />
la enseñanza, deben ser distinguidos cuidadosamente en el<br />
análisis, con el fin, en primer lugar, de ir caracterizando el<br />
campo de reconceptualización de la Pedagogía, y en segundo<br />
lugar, para describir en su positividad la relación educación<br />
e instrucción, relación que suscitó métodos de enseñanza,<br />
prácticas disciplinarias, opciones de formación, y políticas de<br />
difusión de las ciencias. Para estudios posteriores sobre la<br />
aparición de las Ciencias de la Educación, los conocimientos<br />
que arrojaría el análisis de la relación entre educación e<br />
instrucción posibilitarían comprender por qué la <strong>historia</strong> de<br />
la educación es, entre otras cosas, una <strong>historia</strong> política de la<br />
enseñanza de las ciencias, si se reconoce en ella una práctica<br />
discursiva.<br />
Otro tema clave, que está presente en la práctica discursiva<br />
que trataríamos de describir, son las delimitaciones que<br />
recibe el maestro como sujeto de saber pedagógico, delimitaciones<br />
que provienen de la práctica social a través de las<br />
políticas para la difusión de los saberes y para la disciplina<br />
escolar, pero que también se derivan de la normatividad del<br />
propio saber pedagógico.<br />
El sujeto de saber que perfiló tal práctica discursiva se<br />
modificó desde su identidad con base en el método de enseñanza,<br />
o en la estrategia de educación hasta su redefinición<br />
por la posesión, ya no tanto de un método como de una<br />
ciencia para él y una ciencia para enseñar. Así, Pestalozzi<br />
74 J.F. 1 lerbart. Bosquejo para, un curso de Pedagogía, p. 26.<br />
79
consideraba que en la "educación del pueblo" no sería posible<br />
avanzar sin encontrar previamente las "formas de enseñanza"<br />
que hiciesen del maestro, "por lo menos hasta la conclusión<br />
de los estudios elementales, el simple instrumento<br />
mecánico de un método cuyos resultados deben hacer por la<br />
naturaleza de sus formas y no por la habilidad del que lo<br />
practica. Doy por sentado que un libro de estudio no sea<br />
bueno sino cuando puede ser usado tan bien por un maestro<br />
sin instrucción como por un maestro instruido" 75<br />
. En<br />
cambio, para Herbart el maestro debe contar con una ciencia<br />
para la enseñanza y la ciencia para enseñar, "la Pedagogía es<br />
la ciencia que necesita el educador para sí mismo. Pero también<br />
debe poseer la ciencia para comunicarla. Y debo confesarlo<br />
aquí, yo no puedo concebir la educación sin la instrucción,<br />
e, inversamente, no reconozco [...] instrucción alguna<br />
que no eduque" 76<br />
.<br />
Sea el caso de la enseñanza mutua a comienzos del siglo<br />
XIX. Al hacer el análisis de sus condiciones históricas de<br />
existencia, encontraríamos que no fue simplemente una modalidad<br />
de enseñanza donde los niños más avanzados enseñan<br />
a los menos avanzados, ni tampoco fue una manera de<br />
favorecer a las clases pobres. Seguramente el saber a que da<br />
lugar esta práctica discursiva, mostraría la presencia de discursos<br />
sobre las clases pobres, sobre el trabajo y sobre la<br />
moral; discursos y prácticas sobre la disciplina, la vigilancia<br />
y las facultades. Todos esos discursos y todas esas prácticas<br />
tomaron cuerpo en los procedimientos de enseñanza (vigilancia,<br />
repetición, imitación, control y castigo), procedimientos<br />
que se repartían entre el maestro y los niños.<br />
Lancaster y Bell, la revolución industrial y la situación de<br />
las clases pobres, prácticas de vigilancia y de casügo ajenas<br />
a la escuela, y ciertas prácticas religiosas, fueron objeto de la<br />
práctica discursiva que produjo el saber sobre la enseñanza<br />
mutua. Esa práctica discursiva, sin duda, estuvo articulada<br />
con el surgimiento de la sociedad disciplinada.<br />
En lo referente a la sociedad disciplinaria nos apoyaríamos<br />
en las elaboraciones de M. Foucault, presentes en La<br />
verdad y las formas jurídicas y en Vigilar y castigar. La "sociedad<br />
disciplinaria" inició su formación en el siglo XVIII y se<br />
75 J.E. Pestalozzi, Cómo enseña Gertrudis a sus hijos, pp. 64-65.<br />
76 J.F. Herbart, Pedagogía general derivada del fin de la educación, pp. 60-61.<br />
80<br />
convirtió en una forma de relación política interna de la sociedad<br />
del siglo XIX; todavía vivimos en ella. Está basada en<br />
el panopüsmo que "ha sido una invención tecnológica, en el<br />
orden del poder, como la máquina de vapor en el orden de la<br />
producción. Esta invención tiene esto de particular: que ha<br />
sido utilizada en un principio en niveles locales: escuelas,<br />
cuarteles, hospitales. En ellos se ha hecho la experimentación<br />
de la vigilancia integral. Se ha aprendido a confeccionar<br />
<strong>historia</strong>les, a establecer anotaciones y clasificaciones, a hacer<br />
la contabilidad integral de estos datos individuales" 77<br />
.<br />
Tal vez sea necesario localizar hacia atrás discursos y<br />
prácticas disciplinarias en la enseñanza, para aprehender la<br />
trayectoria de la disciplina hasta llegar a ser un concepto<br />
que forma parte de la Pedagogía de Herbart.<br />
He ahí tres dominios de investigación que se relacionan<br />
entre sí, y no por la continuidad de un germen de verdad que<br />
poco a poco se va perfeccionando, sino a través de sus elementos<br />
(objetos, conceptos, enunciaciones y estrategias); éstos<br />
se modifican cuando sus reglas de formación se modifican.<br />
Pero a partir de "esas nuevas reglas, se pueden describir<br />
y analizar unos fenómenos de continuidad, de retorno y<br />
de repetición" 78<br />
. Puede suceder que alguno o varios de estos<br />
elementos puedan permanecer idénticos pero en fonnaciones<br />
discursivas diferentes; unos elementos que aparecen y se<br />
modifican en una formación discursiva, se estabilizan al fin<br />
en otra; unos elementos que se forman tardíamente ocupan<br />
un primer lugar en una formación discursiva posterior; unos<br />
elementos reaparecen después de haber sido abandonados,<br />
invalidados o criticados; y finalmente, elementos interrogados<br />
desde la actualidad pueden generar nuevas posibilidades<br />
de conocimiento.<br />
Esos dominios de investigación deben ser apoyados con<br />
trabajos monográficos que vayan estableciendo por comparación<br />
identidades y diferencias entre los elementos presentes<br />
en discursos regionales (por autores o por temas) que al<br />
final serán incorporados al saber pedagógico como figura<br />
compleja de relaciones interdiscursivas, y entre discursos y<br />
prácticas. Esta labor sólo puede llevarse a cabo a largo plazo<br />
y requiere de mucha paciencia porque se cuenta con pocas<br />
77 Preguntas a Michel Foucault sobre la geografía, en: Microfisica del poder, p. 118.<br />
78 Michel Foucault. La arqueología del saber, p. 291.<br />
81
fuentes secundarias elaboradas con la orientación propuesta,<br />
y porque la obra directa de los pedagogos no existe sino<br />
parcialmente en nuestras bibliotecas, o hace muchos años<br />
que no se editan y es preciso localizarlas en bibliotecas de<br />
países extranjeros.<br />
El estudio de la formación de la Pedagogía como disciplina<br />
necesita de todos esos trabajos. Quizás en Herbart hallaremos<br />
el punto crucial para una nueva pregunta o el territorio<br />
donde empieza la respuesta.<br />
Ante la impaciencia con que la academia demanda respuestas<br />
acabadas, debemos asumir una actitud filosófica<br />
para permanecer en el ámbito del pensamiento. "Poder preguntar<br />
significa poder esperar aunque fuese la vida entera<br />
[...] pero una época para la cual sólo es real lo que pasa<br />
rápidamente y se puede asir con ambas manos, estimará<br />
que el preguntar es ajeno a la realidad, y no lo tendrá en<br />
cuenta. Mas lo esencial no es el número, sino el tiempo justo,<br />
es decir, el justo instante y la justa duración" 79<br />
.<br />
79 Martin Ilcidegger, citado por Guillermo Cabrera Infante en: Arcadia todas las<br />
noches, p. 155.<br />
82<br />
PRÁCTICAS Y DISCURSOS<br />
La pregunta por las formas de existencia del saber en una<br />
sociedad implica la pregunta por las condiciones de existencia<br />
del discurso en las instituciones y en otras prácticas que<br />
de una u otra manera delimitan su producción y su uso.<br />
La producción del discurso con base en reglas que definen<br />
las condiciones de ejercicio de la función enunciativa para<br />
los sujetos posibles, y la utilización del discurso como estrategia<br />
de poder, hacen que la <strong>historia</strong> del saber no conciba en<br />
una institución o en una práctica únicas, el movimiento y la<br />
producción del discurso, en una palabra, su materialidad.<br />
Existe un juego complejo entre instituciones, prácticas y estrategias<br />
que hacen del discurso una práctica entre prácticas<br />
que sitúan el discurso en superficies de saber y de poder.<br />
En un trabajo concreto de investigación sobre la práctica<br />
de un saber, para la aprehensión de las relaciones entre insütuciones,<br />
prácticas y estrategias, se parte del discurso de la<br />
práctica objeto de análisis, es decir, del discurso más interno<br />
producido a propósito del objeto de investigación. Esta ha<br />
sido la experiencia del trabajo en el proyecto "Hacia una <strong>historia</strong><br />
de la práctica pedagógica en Colombia", para realizar<br />
un seguimiento en los registros discursivos de las relaciones<br />
entre prácücas y discursos.<br />
Reconocemos que con base en un discurso específico (cercado<br />
hipotéticamente, mediante un objeto de investigación), se<br />
83
ealizan prácticas en las instituciones de saber, es decir, procedimientos<br />
por parte de los sujetos que un saber implica. A<br />
estos procedimientos que realiza un sujeto con un saber (cómo<br />
lo usa), es a lo que llamamos prácticas de discurso, y por la<br />
razón anotada es la región más prescriptiva de un saber.<br />
Una lectura metodológica de las relaciones entre prácticas<br />
y discursos, en algunos pasajes de la obra de Michel Foucault,<br />
y el análisis metodológico de la experiencia investigativa<br />
acerca de la práctica pedagógica, en función de la mencionada<br />
relación y de sus implicaciones para el trabajo documental,<br />
han suscitado las notas siguientes que pueden servir<br />
para allanar el camino de futuros investigadores interesados<br />
en hacer <strong>historia</strong> de la práctica de un saber.<br />
LOS DISCURSOS TRADUCEN LAS PRÁCTICAS Y LAS ESTRATEGIAS<br />
No es posible concebir, desde un punto de vista arqueológico<br />
o genealógico, el discurso por una parte, y las prácticas<br />
por otra. No es posible situarse por fuera del discurso para<br />
analizar las prácticas.<br />
A través de los discursos se conocen las prácücas, es decir,<br />
se hacen accesibles. Las estrategias a las cuales se encuentra<br />
vinculado un discurso, se localizan reconociendo<br />
otras prácticas en sus correspondientes registros discursivos,<br />
prácticas que están en relación con la práctica objeto del<br />
análisis histórico pero que son de naturaleza diferente. Por<br />
ejemplo, la práctica pedagógica del siglo XIX, en lo que se<br />
refiere al método de enseñanza y a la concepción del hombre<br />
que debía fonnar la escuela, se definió siempre en la práctica<br />
políüca a partir de una toma de posición frente a la religión,<br />
la moral y la forma de conocer del hombre; en estos aspectos<br />
las Normales no tenían posibilidad de decisión.<br />
Para ilustrar la relación entre discurso y práctica, Foucault<br />
plantea en La verdad y las formas jurídicas que sería<br />
necesario vérselas con el discurso, si se quiere hacer una<br />
<strong>historia</strong> del establecimiento y los efectos de la explotación<br />
capitalista. Y anota que si bien la explotación se ejerció "sobre<br />
la vida de las personas, sus cuerpos, sus horarios de<br />
trabajo, su vida y su muerte" 1<br />
, la explotación capitalista se<br />
1 Michel Foucault, La verdad y ¡as formas jurídicas, p. 163.<br />
84<br />
encuentra traducida en los discursos. Y no porque el discurso<br />
sea el único elemento analizable. "Un ejemplo muy simple<br />
es que la explotación capitalista se realizó sin que su teoría<br />
hubiese sido jamás formulada directamente en un discurso.<br />
En efecto, esta teoría se reveló posteriormente por un discurso<br />
analítico, discurso histórico o económico" 2<br />
.<br />
Del análisis de Foucault, acerca de la relación entre prácticas<br />
y discursos para posibles estudios de la explotación<br />
capitalista, se pueden desprender conclusiones importantísimas<br />
para localizar los registros a propósito de un discurso<br />
cuyo análisis se emprende a partir de prácticas. Una práctica<br />
se encuentra traducida en tres tipos de discursos:<br />
a) En sentido amplio. Se encuentra en los registros más<br />
alejados del centro de la práctica: decisiones, reglamentos,<br />
informes, relatos, discusiones, etc.;<br />
b) En sentido estricto. En los registros localizados en el<br />
centro de la práctica, en los cuales o se aplica la normatividad<br />
que viene del exterior a la práctica, o se realizan los<br />
procedimientos propios de una práctica, o se encuentra consignado<br />
un discurso de tipo analítico;<br />
c) En sentido estratégico. En los registros localizados en<br />
otras prácücas, cuyo nexo con la práctica objeto del análisis<br />
es estratégico.<br />
Con estos tipos de discurso nos referimos a trabajos similares<br />
al que realiza el proyecto "Hacia una <strong>historia</strong> de la<br />
práctica pedagógica en Colombia", donde las prácticas se localizan<br />
en relación con una institución de saber y con las<br />
prácticas sociales. Esta localización es válida para los proyectos<br />
sobre el siglo XIX y el siglo XX que analizan las Normales<br />
y las Facultades de Educación como instituciones del<br />
saber pedagógico. Durante la Colonia, en la que todavía no<br />
han emergido las Escuelas Normales, el proyecto toma la<br />
práctica de la enseñanza de las primeras leüas como punto<br />
de referencia. No es, pues, necesario que en rigor exista una<br />
institución, basta la existencia de una prácüca delimitada.<br />
Pero también, esos üpos de discurso indican que el discurso<br />
no está localizado en un solo punto. Tenemos entonces<br />
dispersiones de discurso en prácücas heterogéneas. No<br />
2 Ibid., pp. 162-163.
hay un discurso único, él está disperso en los registros. Es<br />
necesario tener en cuenta que los discursos no son una memoria<br />
de los hechos, ellos son efectivamente acontecimientos<br />
y su materialidad toma cuerpo en diferentes tipos de registros<br />
que se localizan en las instituciones y prácticas donde<br />
se usa, produce y circula el discurso.<br />
Cuando se trate de localizar los registros en los cuales se<br />
encuentra disperso un discurso, es preciso distinguir los discursos<br />
que se localizan en instituciones y los que se localizan<br />
en prácücas. Obviamente, el discurso en una institución es<br />
una prácüca, pero aquí la distinción opera para pensar las<br />
superficies de los registros.<br />
1. En una institución dedicada a la práctica de un saber,<br />
las prácticas específicas que genera ese saber, no están alejadas<br />
del discurso "positivo" que las nutre. Por ejemplo, en las<br />
Normales el método de enseñanza no está alejado del discurso<br />
positivo que lo nutre, en este caso el saber pedagógico.<br />
2. Pero existen otras prácticas a propósito de un saber<br />
alejadas del discurso positivo, en la medida en que no son<br />
instituciones del saber, pero entran en relación con el saber,<br />
a través de otras prácticas. Es el caso, en el proyecto Hacia<br />
una <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica en Colombia, de los<br />
documentos legislaüvos (leyes, decretos, circulares, acuerdos).<br />
El discurso de estas prácticas no tiene estatuto teórico,<br />
son discursos normativos. Puesto que excluyen enunciados<br />
teóricos, es necesario como principio metodológico ir del discurso<br />
de la práctica legislativa al discurso de la institución, y<br />
del discurso de la institución al discurso con estatuto teórico.<br />
Así, el análisis permanece en el nivel del saber.<br />
Los registros normativos en torno a un saber aprehenden<br />
el discurso en los dominios de la ley, transformándolos en<br />
enunciados para el uso: prohibiciones, procedimientos, sanciones,<br />
contenidos seleccionados. Se puede entonces decir<br />
que la ley es una superficie de producción y registro de las<br />
prácticas discursivas.<br />
3. Existen, además, otras prácticas que no üenen un foco<br />
de discurso teórico propio, ni cerca de ellas ni distante de<br />
ellas. Estas prácticas no se posan en un discurso elaborado<br />
sobre ellas; su discurso está en el mayor grado de dispersión<br />
y sólo con el tiempo se amplía. Es posible que no se llegue a<br />
producir en esa práctica un discurso analítico.<br />
86<br />
Canguilhem plantea que los conceptos pueden nacer en<br />
otros territorios teóricos, diferentes de aquel en el que finalmente<br />
se alojan haciendo parte de un sistema. En forma<br />
similar, Foucault analiza prácticas que nacen en prácücas o<br />
en discursos diferentes de aquellas prácücas o discursos en<br />
los que finalmente se inscriben como elementos de una discursividad.<br />
Los saberes pueden llegar o no a alcanzar un nivel analítico<br />
para sus discursos. Los primeros objetos de saber en una<br />
sociedad dada se pueden localizar en registros legislativos;<br />
tal hecho es un modo de ser de la práctica discursiva, es<br />
decir, hace parte de las condiciones de existencia de ese saber.<br />
El trabajo histórico del investigador Alberto Martínez B.<br />
acerca de la enseñanza de las primeras letras durante la<br />
Colonia intenta reconstruir un saber cuyas superficies de<br />
registro son, en amplia medida, legislativas.<br />
Ahora bien, la relación teoría y práctica debe ser, también,<br />
pensada en orden a su relación en el tiempo, con el fin de no<br />
caer en el error de concluir que donde se encuentra una<br />
práctica se origina una teoría. Precisamente, la noción de<br />
saber "permite evitar todo problema de anterioridad de la<br />
teoría en relación con la práctica y viceversa. De hecho, trato<br />
en un mismo plano y siguiendo los mismos isomorfismos,<br />
las prácücas, las instituciones y las teorías, y busco el saber<br />
común que las ha hecho posibles, la base del saber constitutivo<br />
e histórico" 3<br />
.<br />
A propósito de la prisión, Foucault anota que en el siglo<br />
XIX aparece la idea de una penalidad cuya función es prevenir<br />
la peligrosidad potencial de los individuos, corregir su<br />
comportamiento, vigilar sus actitudes y sus disposiciones; la<br />
función de responder a una infracción ya no está en su mira.<br />
A las virtualidades del individuo se dirige esta nueva forma<br />
de penalidad, que procura la corrección por medio de la reclusión<br />
y la internación; esta penalidad "no pertenece en realidad<br />
al universo del Derecho, no nace de la teoría jurídica del<br />
crimen ni se deriva de los grandes reformadores como Beccaria.<br />
La idea de una penalidad que intenta corregir metiendo<br />
en prisión a la gente es una idea policial, nacida paralelamente<br />
a la justicia, Juera de ella, en una práctica de los con-<br />
3 Michel Foucault, entrevista, en: Raymond Dcllour, El libro de los otros, p. 10.<br />
87
troles sociales o en un sistema de intercambio entre la demanda<br />
del grupo y el ejercicio del poder" 4<br />
.<br />
La prisión se origina en la práctica parajudicial de la lettre-de-cachet<br />
que no era una ley ni un decreto, sino una<br />
orden del rey cuya función principal era el castigo consistente<br />
en el arresto. Si bien era utilizada arbitrariamente por el<br />
rey, también la utilizaba la comunidad como instrumento de<br />
control para sancionar lo que ella estimaba como falta contra<br />
la moralidad y la religión. "La lettre-de-cachet era por consiguiente<br />
una forma de reglamentar la moralidad cotidiana de<br />
la vida social, una manera que tenían los grupos —familiares,<br />
religiosos, parroquiales, regionales, locales— de asegurar<br />
su propio mecanismo político y su propio orden" 5<br />
. A finales<br />
del siglo XVIII, los controles sociales creados por el Estado, la<br />
clase industrial y propietaria, se apoderaron de los controles<br />
de origen popular (entre ellos la lettre-de-cachet) y los adecuaron<br />
para el poder estatal.<br />
De la anterior elaboración de Foucault, puede desprenderse<br />
la siguiente precaución para el análisis de la relación<br />
entre teoría y práctica, en la <strong>historia</strong> del saber.<br />
Una práctica que en un momento histórico deterniinado se<br />
corresponde con una teoría, pudo haber nacido por fuera de<br />
tal teoría, existir paralelamente a ella, y, por un efecto externo<br />
a la propia práctica, más adelante inscribirse en la teoría. Así,<br />
la práctica de la prisión no nace en el siglo XIX, de la teoría<br />
jurídica sobre el crimen; nace de la práctica de los controles<br />
sociales en los siglos XVII y XVIII, y es el poder político el que<br />
se apropia de la prisión como forma de castigo.<br />
El origen de un discurso no es el mismo de una práctica<br />
que coexista con él en un determinado momento; la existencia<br />
simultánea de ambos no implica que la misma práctica<br />
sea una superficie de proveniencia de la teoría, ni tampoco la<br />
certeza de volver al pasado de tal práctica para establecer los<br />
antecedentes de tal teoría.<br />
Por el hecho de que en un saber estén presentes instituciones,<br />
prácticas y teorías, no todo está sincronizado en un<br />
origen común.<br />
Cuando decimos en el proyecto Hacia una <strong>historia</strong> de la<br />
4 Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas, p. 111 (los subrayados son<br />
míos).<br />
5 Ibid., p. 109.<br />
88<br />
práctica pedagógica en Colombia que la ley es una superficie<br />
de emergencia 6<br />
, esto no quiere decir que la ley sea causa de<br />
los discursos que normatiza; puede ser una superficie de<br />
proveniencia o de apropiación y adecuación.<br />
La precaución anotada es de consecuencias epistemológicas<br />
muy importantes: al hacer <strong>historia</strong> de la práctica de un<br />
saber o de su formación con miras a localizar si se conformó<br />
en él una disciplina, no se debe ser inmediatista para forzar,<br />
como proveniente de una práctica, el surgimiento de una<br />
teoría o de un saber. En amplia medida, las <strong>historia</strong>s de la<br />
educación y de la Pedagogía (aun las que tienen una orientación<br />
epistemológica), se inician desde la educación en Grecia;<br />
ellas parten del supuesto de que allí donde se localiza<br />
prácüca se localiza teoría.<br />
Los griegos pensaron la educación, ante todo, como una<br />
políüca de la formación. Sólo al precio de homogeneizar educación<br />
y Pedagogía se puede plantear que una <strong>historia</strong> de la<br />
Pedagogía tiene sus "antecedentes" en la filosofía griega. Las<br />
mismas palabras no son las mismas cosas, ha dicho Canguilhem.<br />
Se pueden proponer unas observaciones iniciales para diferentes<br />
<strong>historia</strong>s, hasta ahora hatadas de manera indiferenciada<br />
en la <strong>historia</strong> üadicional de la educación y la Pedagogía.<br />
Aunque en varios puntos se podrían articular, es posible plantear<br />
<strong>historia</strong>s diferenciales de la educación, de la enseñanza,<br />
de la Pedagogía, y de la didácüca. Seguramente, la <strong>historia</strong> de<br />
la didácüca sería subsumida por la <strong>historia</strong> de la Pedagogía, y<br />
a la vez, como se ha dicho en otra parte, la enseñanza de las<br />
primeras letías podría servir de punto de comparación para el<br />
análisis de las condiciones de emergencia de la didácüca para<br />
enseñar y aprender, en el siglo XVII. Pero una <strong>historia</strong> de<br />
la enseñanza es la que puede soportar la mayor dispersión<br />
de objetos (educación, Pedagogía, didácüca). Y si el objeto de<br />
estudio es la educación, es muy probable que sea necesario ir<br />
hasta los griegos. El punto de partida se sitúa en orden al<br />
objeto de invesügación que en la <strong>historia</strong> del saber se üata de<br />
un "referencial" consütuido por diferentes objetos de saber en<br />
tanto que están ligados por las mismas reglas de existencia.<br />
No existe, pues, una <strong>historia</strong> global que dé cuenta de todos los<br />
objetos, cada una de las histerias aquí mencionadas üene su<br />
6 Emergencia en sentido de adoración pero no de nacimiento.<br />
89
especificidad y sus relaciones con las prácticas y los discursos<br />
en los cuales se encuentran inmersos los otros objetos.<br />
INSTITUCIONES, DISCURSOS Y ESTRATEGIAS<br />
La <strong>historia</strong> del saber demanda el establecimiento de un<br />
campo relacional de prácticas y discursos. Lo mismo requieren<br />
los estudios monográficos sobre instituciones.<br />
Una de las dificultades para realizar <strong>historia</strong> del saber en<br />
nuestra sociedad es la escasez de estudios monográficos que<br />
liguen discursos, prácticas y estrategias. Por esta razón consideramos<br />
importante recoger algunas observaciones de<br />
Foucault a propósito de las monografías. Si el proyecto "Hacia<br />
una <strong>historia</strong> de la práctica pedagógica en Colombia" hubiese<br />
contado con estudios monográficos, su campo relacional<br />
hubiese sido mayor. Por ejemplo, fue notorio para el proyecto<br />
"La práctica pedagógica del siglo XIX en Colombia", la<br />
carencia de estudios particulares sobre las oposiciones de<br />
las provincias al Plan Santander.<br />
Sobre la prisión, dice Foucault, existen discursos pronunciados<br />
sobre ella y discursos que salen de la prisión misma,<br />
decisiones, reglamentos; pero también existe el funcionamiento<br />
de la prisión "que tiene sus estrategias, sus discursos<br />
no fonmilados, sus ardides que no son finalmente los de<br />
nadie, pero que sin embargo, son vividos, aseguran el funcionamiento<br />
y la permanencia de la institución. Todo eso es lo<br />
que hay que recoger y hacer aparecer. Y el trabajo, en mi<br />
opinión, consiste más en evidenciar esos discursos en sus<br />
conexiones estratégicas, más bien que constituirlos con exclusión<br />
de los demás discursos" 7<br />
. Para el análisis de la prisión,<br />
vista en este complejo de relaciones, el campo documental<br />
no debía limitarse a los discursos sobre la prisión.<br />
De estas afirmaciones pueden derivarse algunas observaciones<br />
metodológicas para orientar el análisis del discurso en<br />
las instituciones:<br />
a) Existen discursos formulados sobre un objeto o práctica,<br />
y discursos no formulados a propósito de ese objeto o de<br />
7 Michel Foucault, "Los juegos del poder", entrevista en: Dominique Grisoni.<br />
90<br />
Políticas de laFilosofia, pp. 177-178.<br />
esa práctica. Ambos pueden ser objeto de estudios monográficos<br />
con orientación arqueológica y genealógica.<br />
b) Los discursos no formulados hacen parte de las estrategias<br />
institucionales de funcionamiento, que a su vez hacen<br />
parte de un dispositivo de poder-saber, no presente en los<br />
registros institucionales sino más allá de la institución, y es<br />
necesario hacer emerger esos discursos que, como lo plantea<br />
Foucault en la arqueología, están en otra parte (no subyacentes),<br />
pero se han incorporado al funcionamiento.<br />
c) A propósito de una institución y para hacer un estudio<br />
monográfico sobre ella, es necesario tener en cuenta: los discursos<br />
(documentos) que existen acerca del objeto en torno<br />
al cual la sociedad ha instituido una práctica; los discursos<br />
que produce la práctica en torno a ese objeto en una institución;<br />
las estrategias de funcionamiento de la institución, que<br />
son discursos no formulados pero que se encuentran alejados<br />
del foco de su uso, y formulados en otros discursos, pero<br />
como efecto de la capilaridad institucional pueden encontrarse<br />
en otra institución y a propósito de otros objetos; por<br />
eso es necesario hacerlos emerger para evidenciar esos discursos<br />
en sus conexiones estratégicas. Se entiende que se<br />
trata de los disctirsos en la institución.<br />
d) Abandonar la idea de constitución de un discurso total,<br />
exhaustivo 8<br />
, al analizar una institución, pero tener siempre<br />
presente en la selección del archivo (documentos representativos)<br />
los documentos sobre el objeto, los documentos<br />
producidos en la práctica, los documentos que evidencian la<br />
estrategia. En una palabra, trabajar manteniendo la unidad<br />
entre discurso y estrategia. Foucault plantea, refiriéndose a<br />
la <strong>historia</strong> monográfica de los hospitales, que se debe sacar el<br />
archivo de esas instituciones "en el movimiento mismo de su<br />
formación, como un discurso en curso de constitución y<br />
mezclándose al movimiento mismo del hospital, a las instituciones,<br />
influyendo en ellas, reformándolas. Lo que se trata de<br />
reconstruir sería el enmarañamiento del discurso en el proceso,<br />
en la <strong>historia</strong>" 9<br />
.<br />
e) Observar y asumir que la <strong>historia</strong> monográfica acoge el<br />
8 Nunca se logrará constituir el conjunto de los discursos pronunciados acerca<br />
de un (objeto), aun limitándose a una época dada y en un país dado, plantea<br />
Foucault.<br />
9 Michel Foucault, "Los juegos del poder", op. cft, p. 177.<br />
91
discurso en las instituciones como un discurso "en curso de<br />
constitución", es decir, que existe y se mueve entramado al<br />
movimiento de la institución. Se deben considerar en el mismo<br />
objeto de estudio discurso y proceso de institucionalización.<br />
Foucault insiste en la "materialidad del discurso", en su<br />
carácter táctico, para combatir la idea de que el discurso es<br />
una memoria. Que se reescriba el discurso, en el curso de su<br />
constitución, quiere decir el proceso del discurso, la trama<br />
de acontecimientos de la cual él hace parte.<br />
PRÁCTICAS, OBJETOS HISTÓRICOS Y OBJETOS DE INVESTIGACIÓN<br />
En el proyecto "Hacia una <strong>historia</strong> de la prácüca pedagógica<br />
en Colombia", se estudian la prácüca y el discurso del saber<br />
pedagógico en nuesüa sociedad, a tíavés de un objeto de invesügación<br />
denominado prácüca pedagógica. La amplia cobertura<br />
del üabajo, que abarca desde la Colonia hasta el siglo XX,<br />
hace que el objeto de investigación sea un objeto macro.<br />
Pero, también, en cada período histórico encontramos objeto<br />
macro, es decir, dispersión de objetos puestos en juego<br />
por un discurso; se trata de un referencial localizado mediante<br />
el objeto de invesügación. Se puede decir que el proyecto<br />
"La prácüca pedagógica durante la Colonia" localizó, a<br />
propósito de la prácüca pedagógica, dos objetos macro: los<br />
estudios y la enseñanza, y que a propósito de esos objetos<br />
localizó dos prácücas positivas a nivel histórico: la práctica<br />
de los estudios y la práctica de la enseñanza. Anoto primero<br />
los objetos, y luego sus prácücas, para indicar que "prácüca"<br />
se usa como un concepto general que indica un campo de<br />
producción de discurso a propósito de un objeto, y en tal<br />
senüdo es como podemos hablar de práctica; por ejemplo, de<br />
práctica jurídica, y localizar en ella el examen y el interrogatorio.<br />
Por ejemplo, de la práctica de la enseñanza, y localizar<br />
en ella el examen, el castigo, la repetición.<br />
Así, entonces, un objeto macro puede designar una práctica<br />
que por ser múlüple y heterogénea sea, también, macro;<br />
lo importante para la metodología es la conveniencia de<br />
nombrar una prácüca macro por el objeto macro 10<br />
, con el fin<br />
10 Este objeto macro es histórico pero no es el único que se localiza en la forma<br />
92<br />
ción discursiva.<br />
de delimitar "objetos de descripción" particulares en períodos<br />
más o menos establecidos.<br />
Los objetos de descripción se sitúan mediante las nociones<br />
metodológicas. Enüe los objetos positivos formulados<br />
efectivamente, existen unos que üenen mayor capacidad de<br />
relacionar elementos que ha ubicado inicialmente un objeto<br />
de investigación. Distinguimos las nociones metodológicas<br />
por su capacidad relacional; tales nociones son las que permiten<br />
establecer los objetos descriptibles, los cuales son ya<br />
particularizaciones del objeto de investigación y, a la vez, objetos<br />
específicos de una trama histórica individualizable, en<br />
una formación discursiva.<br />
Obviamente, los objetos particulares pueden permanecer<br />
en obro sistema descripüble o permanecer en otias "relaciones<br />
menores", y en el interior del mismo sistema descripüble,<br />
a partir de una transformación o de una modificación 11<br />
.<br />
Una prácüca particular, en el interior de una macropráctica,<br />
en una fomiación discursiva, se puede convertir en una<br />
práctica macro, derivada de un objeto macro, si su especificidad<br />
llega a recorrer amplios dominios. Por ejemplo, examen<br />
lo nombramos en singular cuando él se da como objeto de<br />
una macropráctica: el examen en la práctica de los estudios.<br />
Pero examen se puede volver una macropráctica en la medida<br />
en que el objeto examen se convirtiese en una práctica<br />
común, localizada en varios campos de discurso. Así, la práctica<br />
del examen: en el discurso jurídico, en el discurso sobre<br />
la enseñanza, en el discurso sobre los ejercicios espirituales.<br />
En este caso, se tratará de una formación discursiva que<br />
involucra un sistema de relaciones, diferente de aquel, en el<br />
cual localizamos el examen en la práctica de la enseñanza.<br />
En consecuencia con lo anotado, sólo conviene llamar<br />
práctica a la correspondiente al objeto de invesügación, y la<br />
que designa un objeto macro de carácter posiüvo e histórico.<br />
Así, prácüca pedagógica es objeto de investigación en la Colonia,<br />
y prácüca de la enseñanza corresponde al objeto macro-enseñanza<br />
localizado en una posiüvidad específica.<br />
Debemos observar que práctica se usa en dos sentidos; el<br />
uno se refiere a la forma de abordar el saber y sus elementos<br />
internos; el obro remite a las prácticas situadas por fuera de<br />
la institución del saber. Observemos:<br />
11 Debe observarse la diferencia entre transformación y modificación.<br />
93
El primero, indica la modalidad de aprehensión de un saber<br />
y los elementos internos reconocidos mediante las instancias<br />
metodológicas. Así, en el proyecto Hacia una <strong>historia</strong><br />
de la práctica pedagógica en Colombia, se trata de una <strong>historia</strong><br />
de la prácüca pedagógica, y no de la Pedagogía, que asume<br />
el proceso de institucionalización del saber pedagógico en<br />
nuestra sociedad. Los elementos internos que individualizan<br />
la práctica del saber son la institución, el sujeto y el discurso,<br />
todos ellos, del saber pedagógico. Esta modalidad se refiere<br />
al objeto de investigación y a la forma de aprehensión<br />
del mismo. Una guía para esta delimitación fue en primer<br />
lugar la elección de la Pedagogía como objeto principal que<br />
de todas maneras tiene su nexo con otros objetos (educación,<br />
instrucción, enseñanza), que a través de la <strong>historia</strong> cobrarían<br />
diferentes posiciones en sus correspondientes prácticas<br />
discursivas. En segundo lugar, la elección de la manera<br />
de <strong>historia</strong>r la Pedagogía en nuestra sociedad por la práctica<br />
de su saber.<br />
El segundo, indica una red de acontecimientos que configuran<br />
una práctica en tanto que ella discurre a propósito de<br />
objetos y sujetos de saber inmersos en prácücas no discursivas,<br />
y en tanto que existen unas instancias metodológicas<br />
para cercar el espacio de análisis (insütución, sujeto y discurso).<br />
La enseñanza, por ejemplo, podría localizarse en una<br />
<strong>historia</strong> de los conüoles sociales de la Colonia, no ya como<br />
práctica correspondiente a un macro objeto (como sucede en<br />
el proyecto "Hacia una <strong>historia</strong> de la prácüca pedagógica en<br />
Colombia"), sino como una prácüca específica de otro gran<br />
conjunto histórico.<br />
Ahora bien, se ha hecho la distinción entie objeto de<br />
investigación (por ejemplo, práctica pedagógica) y objeto de<br />
descripción histórica (por ejemplo, práctica de la enseñanza),<br />
pero el objeto de invesügación nombra las complejas<br />
relaciones de una práctica que se describe. Sin embargo, al<br />
avanzar el trabajo histórico, y por tanto, aparecer o visualizar<br />
la red de relaciones descriptibles, se deben combinar,<br />
para la descripción, el uso de los dos términos: el correspondiente<br />
al objeto de invesügación, y el correspondiente al<br />
objeto de descripción. El primero porque es el espacio y la<br />
estrategia del análisis, y el segundo porque es en senüdo<br />
histórico el objeto de descripción. Un objeto de investiga-<br />
94<br />
ción nos permite, en una descripción histórica, indicar el<br />
espacio del análisis construido, como lugar estratégico que<br />
involucra un conjunto de relaciones, escogido este conjunto,<br />
de una red muy amplia en la cual se sitúan los acontecimientos.<br />
Cuando se localiza hipotéticamente una red descripüble,<br />
puede suceder que el objeto de invesügación y el objeto de<br />
descripción estén más o menos ubicados. Pero el análisis<br />
debe individualizar objetos de descripción que aparentemente<br />
estaban unidos al comenzar la invesügación. Así, en el<br />
proyecto nos preguntamos si la prácüca de la enseñanza o la<br />
prácüca de los estudios üenen articulaciones tales, que permitan<br />
establecer un solo conjunto descripüble, o si esos dos<br />
macro objetos, cada uno, forman un sistema descripüble;<br />
definir esto üene numerosas consecuencias; por una parte,<br />
para la integración de resultados históricos (que debe entenderse<br />
como trabajo histórico y como tiabajo metodológico); y<br />
por oüa, para un estudio epistemológico de la Pedagogía:<br />
¿dónde se sitúa el lugar primero de discurso del objeto enseñanza?<br />
La delimitación de la noción "práctica pedagógica" como<br />
un objeto de investigación es a la vez positiva, esüatégica y<br />
metodológica. Positiva en tanto nombra un objeto de discurso<br />
a propósito de una prácüca discursiva, por ejemplo, Pedagogía;<br />
estratégica, porque involucra una toma de posición, de<br />
parte del invesügador, acerca de por qué ese objeto y no otro,<br />
y también, porque involucra una visualización de las consecuencias<br />
del análisis histórico, en relación con un discurso y<br />
sus insütuciones; metodológica, porque ya en la definición<br />
del objeto, a nivel metodológico, se trazan las direcciones del<br />
análisis (qué niveles se combinarán): objeto, conceptos, modalidades<br />
enunciativas y esüategias, en un proceso de institucionalización.<br />
Al formular como "objeto metodológico" práctica pedagógica,<br />
el hecho de delimitarlo como "práctica!' nos indica que el<br />
análisis se situará en los procesos de institucionalización. La<br />
segunda delimitación coloca ese objeto metodológico en la<br />
Pedagogía y no, por ejemplo, en la educación o en la enseñanza.<br />
En suma, la definición de práctica pedagógica cercó<br />
los niveles del análisis.<br />
Hay que entender que los objetos metodológicos no son<br />
"objetos históricos de discurso" durante un tiempo largo y<br />
95
continuo 12<br />
; por ejemplo, a propósito de la práctica pedagógica,<br />
se localizan en la Colonia, en nuestra sociedad, dos "objetos<br />
históricos de discurso": el de los estudios y el de la enseñanza;<br />
pero en la segunda mitad del siglo XIX se localizan la<br />
Pedagogía y la instrucción, también, como objetos históricos<br />
posiüvos. Los objetos metodológicos posibilitan la localización<br />
de objetos históricos de discurso.<br />
Una <strong>historia</strong> del saber no se propone cambiar los nombres<br />
posiüvos de los objetos de discurso; en ningún momento<br />
Alberto Martínez ha hablado de la Pedagogía de los planes<br />
de escuelas, ni ha dicho que la enseñanza de las primeras<br />
letras es la Pedagogía de las primeras letras. Tampoco Stella<br />
Resüepo ha nombrado la Raüo Studiorum como la Pedagogía<br />
de los estudios. Asimismo, en el proyecto del siglo XIX,<br />
no se ha llamado Pedagogía de la enseñanza mutua al sistema<br />
de enseñanza lancasteriano.<br />
Es de consecuencias decisivas para la <strong>historia</strong> del discurso,<br />
conservar la posiüvidad de los objetos, no para hacer<br />
inventario de ellos, sino porque en la <strong>historia</strong> del saber se<br />
tíata de conocer cuándo una misma palabra, usada en lapsos<br />
diferentes, es un mismo objeto; o cuándo diferentes palabras<br />
hablan o designan lo mismo.<br />
12 Pero pueden llegar a serlo en un lapso de la red de relaciones.<br />
96<br />
CONCEPTOS METODOLÓGICOS<br />
SABERES Y ESTRATEGIAS*<br />
A lo largo de este tíabajo han quedado consignadas conceptualizaciones<br />
acerca de la enseñanza, sobre las cuales es<br />
preciso volver, para colocarlas como premisas de la reflexión<br />
que nos ocupa sobre el saber pedagógico y las estrategias de<br />
instrucción:<br />
a) El saber pedagógico es la noción metodológica que más<br />
discursos heterogéneos puede agrupar en torno a la enseñanza,<br />
aunque en sentido estricto, Pedagogía como ideal de<br />
una "teoría", sólo se da a partir de Herbart en el siglo XIX.<br />
b) Se denomina saber pedagógico al conjunto de conocimientos<br />
sobre la enseñanza que de una u otra manera recogió,<br />
reubicó o desplazó la Didácüca en el siglo XVII. La Didácüca<br />
y los discursos sobre la educación y la instrucción<br />
que tuvieron lugar en el siglo XVIII, fueron retomados por la<br />
Pedagogía en el siglo XLX, en un proceso que conoce desplazamientos,<br />
redefiniciones, olvidos, üansformaciones y ruptu-<br />
Este capítulo tiene por objetivo el análisis metodológico de los trabajos realizados<br />
por los investigadores Alberto Martínez B. y Jesús Alberto Echeverry S..<br />
durante la ejecución del proyecto interuniversitario ¡lacia una <strong>historia</strong> de la<br />
práctica pedagógica en Colombia. Tales trabajos se encuentran citados en las<br />
siguientes páginas.<br />
97