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Número 167 / año xv<br />
1 M
2 M
Año XV - Nº Vete tú a saber Junio2009 Dirige: El primero que pilla<br />
La meditación ayuda a crecer<br />
a los tomates<br />
«Yo practico mucho el zen y el tao, me paso el día<br />
zentao» Declaraba el individuo.<br />
Último y sorprendente descubrimiento de un hombre ya mayor de la<br />
vega de Motril. Para tener buenos tomates no bastará con hablarle a<br />
las plantas, también habrá que transmitirle buen rollo, liberarlas de<br />
cargas estresantes y recargarlas de energías positivas. No vaya a<br />
ser que se inunden de chacras negativos. También puedes acercarte<br />
a tu vivero habitual a comprar cuarto y mitad de chacras positivos,<br />
claro que siempre te pueden mandarte a que te abran el tercer ojo.<br />
El enano más alto del<br />
mundo visita Motril<br />
Se rumorea que próximamente vendrá<br />
el gigante más bajito del mundo<br />
El enano más alto del mundo se paseó por las<br />
calles de Motril rodeado por centenares de<br />
curiosos motrileños. Curiosos porque mostraban<br />
curiosidad y porque iban muy limpios.<br />
La zona azul se en Almuñécar<br />
se extenderá<br />
este verano aún más<br />
No suficiente con ponerla desde las 11 de<br />
la mañana a las 11 de la noche, se aumentará<br />
el número de ellas.<br />
Dándose un baño de multitudes por la Calle Nueva Usuarios retirando el coche al grito de «¡¡Agua!!»<br />
«Quien vive de esperanzas, morirá de hambre» (Franklin) 3 M
Detectada nueva enfermedad en las palmeras<br />
La costa está siendo víctima de<br />
la deforestación de las palmeras.<br />
DEPORTES<br />
Continúa la<br />
labor de los<br />
árbitros motrileños,<br />
esta<br />
vez en Roland<br />
Güarros<br />
Benji y Óliver / Enviados especiales<br />
Los abucheos a Rafa<br />
Nadal en Roland Güarros<br />
no eran tales, sino<br />
saludos de los motrileños<br />
asistentes al evento.<br />
El jardinero fiel / Los Tablones<br />
Como no era suficiente con las larvas del<br />
escarabajo trompudo ese que va dejando las<br />
palmeras secas por dentro hasta acabar con<br />
ellas, aparece una nueva y extraña enfermedad<br />
que las retuerce y las deja echas un ocho.<br />
No se sabe si será una enfermedad sicológica<br />
provocada por los retorcidos dirigentes. Y<br />
es que hay que hablarles más y cargarlas de<br />
chacras positivos como dice el viejecillo de la<br />
vega de Motril.<br />
4 M «No, yo no puedo quedarme aquí. Si tú quieres quédate tú, esta vida no es para mí. Yo quiero vivir con amor, con mi<br />
4 M
gente abajito del sol, con las olas y el amanecer, como un niño jugando otra vez sin parar de correr» (Los Delinquentes)<br />
5 M
El boato Manuel<br />
Fernández Olvera<br />
El l 21 21 de de Mayo Mayo Mayo del del año año de de Gracia Gracia de<br />
de<br />
2.009, 2.009, 2.009, siendo siendo siendo el el el Rey Rey Rey de de de las las<br />
las<br />
Españas, Españas, su su su Alteza Alteza Real Real D. D. Juan<br />
Juan<br />
Carlos Carlos Carlos I; I; Presidente Presidente del del Gobierno Gobierno de de la<br />
la<br />
Nación, Nación, D. D. José José José Luis Luis Rodríguez Rodríguez Zapatero;<br />
Zapatero;<br />
Presidente Presidente del del Gobierno Gobierno de de la la Junta Junta de<br />
de<br />
Andalucía, Andalucía, D. D. D. José José A. A. Griñán Griñán Griñán y y Alcalde Alcalde Alcalde de<br />
de<br />
Motril, Motril, D. D. D. Carlos Carlos Carlos Rojas Rojas Rojas García; García; y y siendo siendo<br />
siendo<br />
justojustojusto el el el día día en en que que termina termina el el plazo plazo para para popoderder<br />
inaugurar inaugurar eventos, eventos, el el Ministro Ministro de de FomenFomenFomen- to, to, D. D. Pepiño Pepiño Blanco, Blanco, (acompañado (acompañado (acompañado de de la<br />
la<br />
pléyade pléyade habitual habitual de de de «alzacolas», «alzacolas», «lameculos»<br />
«lameculos»<br />
yy «mamporreros»), «mamporreros»), inauguró inauguró el el tramo tramo que que queque-<br />
daba daba pendiente pendiente de de de terminar, terminar, (desde (desde los los años<br />
años<br />
dede la la epidemia epidemia del del cólera cólera -morbo), -morbo), de de la la autoauto-<br />
vía vía Motril- Motril- Granada.<br />
Granada.<br />
¡Alabado ¡Alabado sea sea el el el Señor Señor Señor y y todos todos los<br />
los<br />
Santos Santos Santos del del Cielo!<br />
Cielo!<br />
(Por si las moscas, y dada la serie de desgracias y la impericia<br />
demostrada por los ejecutores de las obras, yo esperaré<br />
un poco a pasar por el «puente» que se torció, no vayamos a<br />
pollas)<br />
6 M «El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer lo que se hace» (Tolstoi)
7 M
El próximo 13 de junio, en el<br />
parque El Majuelo, habrá una Gala<br />
Benéfica a favor de Daniela<br />
Daniela Medina es una niña de<br />
4 años que vive en Almuñécar y<br />
padece ‘Agenesia parcial del<br />
cuerpo calloso’, una de las denominadas<br />
‘enfermedades raras’,<br />
por lo que presenta serios<br />
problemas de movilidad, psicomotricidad<br />
y lenguaje.<br />
Existe un tratamiento con células<br />
madre bastante fiable y adecuado<br />
a la enfermedad de Daniela<br />
en una clínica alemana,<br />
‘Xcell-Center’, en la ciudad de<br />
Colonia, pero el coste de este<br />
tratamiento es de unos 12.000<br />
euros, a lo que hay que sumarle<br />
los gastos que suponen el desplazamiento<br />
y la estancia de los<br />
familiares de Daniela durante el<br />
tratamiento en Alemania, por lo<br />
que Mónica y Luís solicitan todo<br />
el apoyo posible para que su hija<br />
pueda tener una mayor calidad<br />
de vida. Cantidad no excesivamente<br />
elevada para alguna gente,<br />
pero muy difícil de reunir a los<br />
padres de la niña, en estos tiempos<br />
tan difíciles.<br />
Se va a realizar una Gala Benéfica<br />
con el fin de recaudar fon-<br />
dos. ‘Daniela te necesita’, el<br />
próximo 13 de junio, en el parque<br />
El Majuelo de Almuñécar,<br />
donde toda persona que desee<br />
ayudar a esta familia puede participar.<br />
Del mismo modo, es posible<br />
aportar algún regalo para la rifa<br />
que se hará el mismo día del<br />
desfile, o hacer un donativo en<br />
la cuenta bancaria abierta a favor<br />
de Daniela, en Unicaja, en el<br />
número de cuenta 2103-0907-<br />
31-0040004042.<br />
«Toda la ayuda es mucha. Desde<br />
10 euros hasta lo que cada<br />
8 M «Nada tan dificil como decidirse» (Napoleón Bonaparte)<br />
uno pueda. Sabemos que a algunas<br />
personas les gustaría<br />
poder darno más, pero que no<br />
se preocupen, porque el simple<br />
hecho de saber que quieren ayudar<br />
a nuestra hija es suficiente y<br />
muy grande», declara Mónica, la<br />
madre de Daniela. Contacto;<br />
plataforma.daniela@hotmail.com<br />
Entre otras muchas cosas la<br />
gala que presenta Efrén Reyero<br />
contará con los monólogos de<br />
los humoristas Jesús Cañete,<br />
Manolo Doña y Andrés Manzano.<br />
Y varias actuaciones musicales<br />
en directo. Les esperamos allí.
«Cuando siento una una terrible necesidsd de religión salgo de noche para pintar las estrellas» (Van Gogh)<br />
9 M
http:manuelfernandezolvera.blogspot.com<br />
Las cosas tienen la importancia que<br />
cada uno quiera darle. Cierto. Para algunos,<br />
el detalle que he percibido puede<br />
parecerle algo intrascendental. Pero si<br />
en algún medio de comunicación de Motril<br />
tuviésemos algún programa tipo «Salsa<br />
Rosa», tipo «Sé lo que hicisteis...», o<br />
alguno parecido, con comentaristas puntillosos<br />
que lo escudriñan todo de todos,<br />
Carlos Rojas hubiese sido la figura<br />
de la semana.<br />
No porque Rojas haya sido el único<br />
alcalde del PP que fue a salir en la foto<br />
del corte de cinta en la inauguración de<br />
la autovía, cuando su partido había dado<br />
instrucciones de que «pasaran» y no<br />
fuera ninguno. No. No por eso. Que también<br />
podía haber sido. Pero no. No por<br />
eso.<br />
El fallo lo tuvo, precisamente, en la<br />
inauguración de la exposición del III<br />
Certamen de «Ramón Portillo». Ayer<br />
mismo. Ayer por la tarde, sobre las 8´30.<br />
Rojas, estuvo sentado junto a Nicolás<br />
Navarro, en la Plaza de la Libertad, justo<br />
tres filas delante de mí. Por supuesto,<br />
en el lado de mi derecha. Y yo, por<br />
supuesto, a su izquierda.<br />
Y una cosa me llamó la atención. Como<br />
estaba de espaldas, pensé que «su parte<br />
delantera» iría en consonancia. Pero<br />
cuando le tocó el turno y salió al estrado,<br />
comprobé que no, que iba haciendo<br />
un «perfecto y elegante ridículo».<br />
Por Mauel Fernández Olvera<br />
Mal Mal gusto<br />
gusto<br />
Carlos Rojas iba con chaqueta,<br />
camisa, corbata y zapatos... pero...<br />
sin calcetines.<br />
Cuando lo vi por detrás, sentado, me<br />
fijé que iba con mocasines, sin calcetines.<br />
«Irá sin corbata», pensé. Pero luego,<br />
cuando salió al estrado, vi que iba<br />
todo encorbatado, pero...sin calcetines.<br />
Y eso, por mucha «capullada» sin importanica<br />
que tenga, dice mucho del<br />
buen gusto, del asesoriamiento de imagen<br />
que tiene y de Fátima, su esposa.<br />
La mía, jamás me dejaría pisar la calle<br />
con corbata y sin calcetines. Y yo<br />
soy un «rojo descamisado». Él -en cam-<br />
bio- es un señorito de ideas y sangre azúl. ¡A<br />
ver si ahora va a resultar un «haragán» de<br />
derechas, cuando a él se le supone -como el<br />
valor en la mili- un tío con clase!<br />
Me da la sensación que estábamos -como en<br />
otras tantas cosas- equivocados con este «arcarde».<br />
«Arcarde» que está -últimamente- descuidando<br />
el buen gusto, no solo en elegir las<br />
compañías, sino hasta en el vestir.<br />
Que esos fallos los cometa un «rojete descamisao»<br />
que pasa de protocolo y clase, pase.<br />
Pero, ¿un «arcardín de derechas y señorito»?<br />
Malo, malo, malo.<br />
¡Con zapatos, corbata y sin calcetines! ¡A<br />
Rubiales le iba a pasar eso!<br />
Vaya, vaya, vaya...<br />
10 M « Vino la guardia civil y levantó apestsdo del accidente» (Terelu Campos)
«Que los marrones llegan solos y el placer hay que buscarlo» (Doctor Deseo)<br />
11 M
http://elkokoparrilla.blogspot.com/<br />
12 M «El amor es como el fuego; cuando te acercas te quemas, y si te alejas el calor no llega» (Mártires del compás)
«El vicio de pagar es bueno, no perderlo» (El camarero de un bar)<br />
13 M
http://intentareirte.blogspot.com/<br />
14 M «No hay camino que no se acabe si no se le opone la pereza» (Miguel de Cervantes)
15 M
Lecturas Lecturas primaverales<br />
primaverales<br />
La La lista lista negra<br />
negra<br />
Por José Cruz Cabrerizo<br />
Nuevos culpables del policial español<br />
Edición y prólogo de Álex Martín Escribá y Javier Sánchez Zapatero<br />
Editorial Salto de página<br />
Es fácil hacerme cantar, lo reconozco, por tanto le ruego que no me dirija<br />
el flexo a los ojos, o no podré decir, mejor dicho, escribir, que esta colección<br />
de relatos me ha deslumbrado. Aunque en mi contra no le van a valer<br />
esos intentos suyos de desmontar mi coartada, sus argumentos a propósito<br />
de que mi sorpresa es fruto de mi ignorancia, y del hecho de que he<br />
transitado poco los bajos fondos del género negro. Mi declaración no<br />
puede ser otra que la que atestigüe que Álex Martín Escribá y Javier<br />
Sánchez Zapatero han acertado de pleno en la realización del trabajo sucio<br />
de selección.<br />
Los dos culpables citados son también<br />
autores del corto pero ilustrativo prólogo<br />
que concreta el también corto y no siempre<br />
fácil panorama que la novela negra ha<br />
tenido en España. Y supongo que si en el<br />
prólogo de un libro de relatos sólo se cita<br />
el transcurso de la novelística, es porque<br />
el relato breve de género negro ha tenido<br />
menos presencia aún en el panorama editorial.<br />
Si estuviera diciendo la verdad (en<br />
el sentido de que estuviera en lo cierto),<br />
entonces esta recopilación de veinte autores<br />
y dieciocho relatos, supone un importante<br />
intento de reparar o compensar esa<br />
carencia. Y si no estoy en lo cierto y hay<br />
mucha producción de relato breve negro,<br />
de todas formas esta colección de dieciocho<br />
relatos ofrece una visión enriquecedora,<br />
múltiple y caleidoscópica del género,<br />
que contrariamente a lo que siempre nos<br />
han hecho creer (quizá sus detractores),<br />
va más allá de la figura del mero detective<br />
duro que sostiene la colilla en la comisura<br />
de los labios con su rubia platino incluida<br />
en el lote. Me parece que el negro español<br />
goza de una salud creativa envidiable: el<br />
crimen sangriento (incluida la variante pasional),<br />
la droga, la prostitución, las mafias<br />
de la inmigración, lo macabro, la figura<br />
del detective, la enfermedad mental, la<br />
metaliteratura… Y la variedad de puntos<br />
de vista, que iremos desgranando en algunos<br />
comentarios a los relatos que componen<br />
esta antología integrada por autores,<br />
según dicen, consagrados los unos, recién<br />
bautizados, los otros.<br />
El presente volumen se abre con Las<br />
hojas secas de Domingo Villar. Ya he<br />
advertido de mi condición de lector poco<br />
cultivado (algo de Vázquez Montalbán, un<br />
poco de Juan Madrid, y «El sueño eterno»<br />
de Chandler), es por eso que esperaba un<br />
relato impactante, correoso, acorde a mi<br />
idea preconcebida. Fue muy agradable<br />
encontrarse todo lo contrario: una composición<br />
cuyo nudo es un crimen, pero que<br />
por momentos roza el lirismo poético (p.<br />
19 «… contempleé los surcos que el caminante<br />
abría en la broza, como la estela de<br />
un barco al zarpar hacia América»), que<br />
hace uso de los recursos literarios (p. 24<br />
«…mirando la estela del barco me sorprendí<br />
imaginando que eran surcos en la<br />
hojarasca»), y que se cierra con un final<br />
sorpresivo. Es un relato impecable, que<br />
abre expectativas en el lector que no quiere<br />
abandonar la historia, pero que ve cómo<br />
esta se resuelve quizá demasiado rápido<br />
en sólo seis páginas, lo que le deja un mal<br />
sabor de boca.<br />
Pedro de Paz juega en «Mala suerte»<br />
a llevar la contraria, y sirviéndose del típico<br />
«despiste» de un kilo de coca, ironiza<br />
(«Parecía un modelo recién salido del<br />
Macarra’s Digest.») y exagera la nota del<br />
género, con un lenguaje controlado como<br />
sacado de un tesauro o un índice de términos<br />
normalizados sobre escritura negra:<br />
«tipos», «Aquellos hijos de puta eran auténticos<br />
profesionales…», «lúgubre cuartucho».<br />
El autor durante todo el rato juega<br />
muy bien con el lector al gato y al ratón,<br />
pues uno no sabe en qué va a quedar la<br />
cosa, a favor de quién se va a resolver, si<br />
la sangre se va a mezclar con la risa.<br />
La verdad es que no conocemos mucho<br />
de los engaños y abusos que nuestros<br />
emigrantes pudieron sufrir de manos de<br />
otros compatriotas. Las historias del puerto<br />
de Nueva York o de la Argentina que<br />
recién nacía hablaban de italianos que sí<br />
que hacían su agosto a base de explotar a<br />
otros italianos recién desembarcados. Antonio<br />
Jiménez Barca es autor de «Villancico»,<br />
un relato de atmósfera muy lograda<br />
que supura soledad, añoranza del<br />
tiempo pasado (policía) y desvalimiento<br />
16 M «Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una» (Camilo José Cela)
(chinos extorsionados por los suyos,<br />
defendidos por el policía).<br />
No siempre conviene remover el<br />
pasado. Pero si nos viene Ricardo<br />
Bosque con su «Remover el<br />
pasado», eso ya es harina de otro<br />
costal. Un hombre tiene que reconsiderar<br />
si quiere seguir teniendo un<br />
pasado «normal», cuando se descubren<br />
dos cadáveres en el jardín<br />
de la casa que acaba de heredar.<br />
Bien interesante, por aquello de que<br />
el lector se plantea los mismos interrogantes<br />
que el protagonista, y<br />
por la inquietud que logra crear con<br />
la figura de la vecina, que naturalmente<br />
sólo al final cobra sentido.<br />
Mi consejo es que se deje emborrachar<br />
con el «Tinto» de Carlos<br />
M. Ortega Vilas, uno de mis favoritos<br />
(el relato, no el vino). Aquí<br />
se narra el final de un hombre y el<br />
principio de un asesino. También el<br />
principio de un periodista. Y lo mejor<br />
es que uno no sabe que la narración<br />
que estaba leyendo, la del asesino<br />
Tomás de Sousa, la del sicario que<br />
innecesariamente descerraja un tiro en la<br />
nuca de sus víctimas después de estrangularlas,<br />
el Estrangulador de Setúbal, es<br />
escalofriante. Se entera en la última línea.<br />
Igual que si cortara una chulla de magro<br />
tocino y al llegar al final uno se corta en el<br />
dedo con la navaja: «El matafire que ya no<br />
necesita ocultarse de las iras del hombre,<br />
porque esa a la que tan bien cebó en el<br />
pasado nunca pierde el apetito, ni es leal,<br />
ni gratifica los favores.»<br />
«Harlem» de Luis Gutiérrez Malvenda<br />
es otro homenaje al género en forma<br />
de guiño irónico protagonizado por el duro<br />
de Mike Winowsky, en el que por supuesto<br />
no faltan un par de muertos bien despachados.<br />
Lo del aparatoso incendio de aquel coloso<br />
madrileño llamado Windsor queda ya<br />
como muy lejano en la memoria, y es de<br />
esos episodios que al volverse a citar, uno<br />
se pregunta en qué quedaron. Que se<br />
eche para un lado Iker Jiménez que Nacho<br />
Faerna en «Los fantasmas del Windsord»<br />
nos da la explicación, y una novedad:<br />
además de ex guardias civiles pirados,<br />
también hay bomberos corruptos. Y<br />
otra óptica del relato breve negro: la de<br />
unos personajes retratados en cinco «capítulos»<br />
no desde el tremendismo moral<br />
(la Fanny es una dependienta y ladrona<br />
ocasional de la mano de la gran superficie<br />
que la alimenta a tiempo parcial en navidades<br />
y promociones, y el bombero hace<br />
«trabajillos» calientes para pagar cuanto<br />
antes la entrada de una unifamiliar), sino<br />
desde el humor disimulado, y que expuestos<br />
a esa luz dan un juego pero que<br />
muy logrado.<br />
Óscar Urra consigue en «Resumen»<br />
retratarnos un detective privado anti-gé-<br />
«Se toma tanta drogaina que ha de morir de una dobledosis» (Malena Gracia)<br />
nero. Un trabajador por cuenta propia<br />
con piso y esposa, que ve cómo<br />
los casos van menguando, que sin<br />
hacer bilis ni falsetes de duro cuadra<br />
el balance de lo que ha sido su<br />
vida, y que se plantea lo poco que<br />
quizá le podría quedar por vivir si le<br />
da un algo repentino que lo quite de<br />
en medio, como a su suegro al que<br />
acaban de enterrar. Tiene unas descripciones<br />
gustosas «Crujieron las<br />
escaleras de madera y cuando alcanzó<br />
la calle, en el cielo temblaba<br />
un disco amarillento, tibio, que pugnaba<br />
por taladrar el muro de mercurio<br />
del horizonte», y un final muy<br />
bien abierto.<br />
«Temor de hijo», de Juan Aparicio<br />
Belmonte luce de bueno<br />
aparte del trazado del relato, esa<br />
conexión macabra con el miedo que<br />
mucha gente siente (entre la que<br />
me podría incluir) a ser enterrado<br />
en estado catatónico. Una historia<br />
redonda donde ese tópico típico temor<br />
ha sido inteligentemente puesto<br />
al servicio de un excelente relato.<br />
Y para dar más riqueza aún al libro, pero<br />
siguiendo en esa línea anterior de conectar<br />
con lo «popular», del relato que tiene<br />
algún componente como de cuento tradicional<br />
o etnográfico, el de José Luis<br />
Correa, «La maestra de cocina», que incide<br />
sobre esa forma tan sencilla y sustanciosa<br />
de deshacerse del cuerpo del delito<br />
que usted descubrirá leyendo esta receta<br />
de buena cocina.<br />
Javier Puebla. Jugando con la muerte<br />
y la desgracia ajena. Me aventuraría a decir<br />
que es el relato que más hace reflexionar<br />
de todos, y que aunque literariamente intachable,<br />
es moralmente incómodo: el<br />
miedo a enamorarse de la persona equivocada,<br />
el doble juego del periodista (también<br />
el lector), que quiere erigirse en redentor<br />
pero al que repulsa la idea de la<br />
enfermedad de la prostituta… Hasta aquí<br />
17 M
puedo escribir porque el relato merece no<br />
ser revelado.<br />
Sería un bellaco si dijera que he leído de<br />
Laura Malasaña «Oh, Vinnie Kansas, ¿No<br />
harías tú lo mismo?», porque lo cierto es<br />
que no lo he leído. Pero también sería una<br />
bellaquería no citarlo porque Laura Malasaña<br />
es tan autora como el resto y su<br />
creación merece el mismo respeto. Lo que<br />
ocurre es que a mí personalmente me ha<br />
parecido que es un texto que exige demasiado<br />
del lector, es como si la escritora<br />
me lo hubiera puesto demasiado duro, lo<br />
que no deja de ser una opinión personal e<br />
intransferible, y por tanto no la única posible.<br />
«Una fosa poco común» es un juego de<br />
palabras y una verdad contenida en el relato.<br />
Luis García Jambrina arma un excelente<br />
relato con la Guerra Civil española<br />
en la trastienda. Es cierto que la venganza<br />
es un plato que se sirve frío, que la venganza<br />
se podría trazar en el infinito, y<br />
también es cierto que en este libro de tan<br />
amplias miras conviven ejemplos novedosos<br />
de relato negro y otros más académicos<br />
como este que nos ocupa, lo que<br />
desde luego no le hace perder su gran<br />
pulso narrativo, su final casi sorpresivo, y<br />
esa reflexión/cuestión técnica procedimental<br />
que queda en la mente del lector: ¿y<br />
ahora qué hace el guardia civil depositario<br />
de esa confesión, con esa verdad desvelada<br />
pero que carece del soporte de la<br />
prueba? ¿Hay ocasiones en que realmente<br />
conocer la verdad no sirve de nada? Un<br />
camino común pero que según mi criterio<br />
desemboca en uno de los mejores relatos<br />
del volumen.<br />
Una de los aspectos que más llama la<br />
atención de este libro es la gran capacidad<br />
para titular de que hacen gala los autores.<br />
El de Empar Fernández y Pablo Bonell Goytisolo<br />
(«La vida antes de la muerte») es<br />
otro de esos ejemplos del título como verdadero<br />
resumen de lo que uno va a encontrar<br />
líneas abajo. Dos mujeres de vidas<br />
distantes geográficamente, distintas en<br />
cuanto al proceso por el que desembocan<br />
en el callejón sin salida de la prostitución,<br />
que al final se cruzan en el barrio chino de<br />
Barcelona, para encontrar la muerte. Una<br />
colaboración (la de la escritora y el escritor)<br />
que consigue amasar un relato excelente.<br />
La riqueza de esta antología ya lo adelantábamos,<br />
también es temática. En este<br />
sentido Juan Ramón Biedma en «Además<br />
de Reinfeld» da la vuelta a la tortilla de la<br />
enfermedad mental y la sorpresa está servida.<br />
Aunque el lector debe estar muy atento<br />
al relato porque este es uno de esos en<br />
18 M «Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla» (Confucio)<br />
los que el efecto está en el mecanismo, y<br />
fácilmente podría pasarle desapercibido (a<br />
la segunda lectura se me desveló y entendí<br />
el sentido).<br />
Al detective de «Resumen» (relato ya<br />
comentado de Óscar Urra) se le ocurre<br />
que podría escribir una autobiografía «y<br />
dándole un toque novelesco a los casos<br />
verídicos, que es lo que al público le gusta».<br />
Yo no sé si el relato de Carles Quílez<br />
«Del amor al infierno» pertenece a esta<br />
tipología, es decir, que intencionadamente<br />
el autor ha «literaturizado» hechos reales.<br />
Desde luego si es así, una vez más la<br />
realidad supera a la ficción. Y si no, pues<br />
el Carles Quílez ha «fabricado» una noticia<br />
excelente.<br />
Siempre se ha dicho que los escritores<br />
tienen la ventaja de que si alguien les cae<br />
mal lo pueden matar sobre el papel. Conozco<br />
algunos casos de crímenes negro<br />
sobre blanco. José Ángel Mañas y Antonio<br />
Domínguez Leiva. La muerte del crítico.<br />
¿Podría decirme a quién matan estos dos<br />
chicos en la hilarante y disparatada narración?<br />
Y la traca final, el trueno gordo, el «catetos<br />
a su pueblo» a este que ha resultado<br />
un magnífico libro, lo pone Joaquín Guerrero-Casasola<br />
con «Los perros hablan poco».<br />
De entre las dos tendencias que se observan,<br />
es decir, la más libre y creativa y la<br />
más «académica» (vuelvo a repetirme), el<br />
autor elige esta última. Pero vuelvo también<br />
a repetir que eso no quiere decir que<br />
el relato esté constreñido ni encauzado en<br />
unos límites que lo asfixien o lo acartonen.<br />
Un México de 1956 con buenos, malos,<br />
maldad, ambición, venganza, deseo… Un<br />
México de 1974 con buenos, malos, maldad,<br />
ambición, venganza, deseo… Es un<br />
relato rico y perfectamente ensamblado (a<br />
ello ayuda claro está lo generoso de su<br />
extensión), que pone broche de oro al volumen.<br />
Y ahora que ya he desembuchado, que<br />
ya sabe lo que quería saber, ¿Por qué no<br />
me deja marchar?
19 M
20 M «Seguro que se pasan todo el día fumando pitris y echándole porros a las bebidas» (La madre del Bute)
«La única máxima absoluta que hay, dice, es que no existe nada absoluto» (Auguste Comte)<br />
21 M
Historia Niverzal<br />
Fue un día mu calurozo de primavera cuando el Cigismundo iba a hacer el descubrimento más<br />
importante de nuestra era, pué estaba el paizano en mitá la era cuando zucedió. Allí ce encontraba<br />
cuando ce cintió mu apretao de vientre, acín que viendo la que ce le venía encima y notando<br />
contriciones pérvicas, zalió pitando a aliviar entre unas matas que cubrían una gruta que no había<br />
cío descubierta por naide ya que, curiozamente, era desconocía. Como el aliviamento le duró un<br />
rato (las habas con chorizo ce las cirvió zu mujé en palangana de cinz de metro y medio de ancho de<br />
boca) tuvo tiempo de entretenece mirando alrreor. Y de esta forma digo yo que empieza la Historia<br />
Niverzal de por aquí, con un apretón.<br />
Cí, en aquella gruta inota había cienes y cienes de pintarrajos premitivos y mu rupestres, zalvo<br />
uno que ponía «Franco cabrón» que paece era menos rupestre.<br />
Avizao al maestro escuela, éste rápidamente avizó acínmimo a unos amigos nivercitarios pa que<br />
vinieran en perzona. Pazó un día largo hasta que los cintíficos dijeran de internace en la cueva, toa<br />
vez que el montante que dejó el Cigismundo obligaba a aguantarce la rispiración. Acín, entrando y<br />
zaliendo pa cogé aire ce pazaron tol día, y apuntaban en una libreta los dibujicos que veían. Finarmente<br />
dicidieron que allí había habío por lo menos una pila de hombres premitivos y que ci no eran<br />
los más premitivos de Uropa era por excazos tres mil años.<br />
Acto ceguío el alcarde, luego de anunciar que iba a abrir un muceo arcológico, vino lo más importante,<br />
invitó a cañas a tol pueblo. Y claro, como enceguía a este hombre ce le calienta la boca, pos<br />
allá que ma encargao que recopile toa la Historia Niverzal del pueblo dende el mismo momento que<br />
empezó la Pristoria hasta la final de la Champion que vimos el otro día en la caza el pueblo.<br />
Capítulo 1<br />
Premitivos<br />
Hace munchos años, los primeros<br />
poblaores del pueblo ya estaban<br />
aquí jugando tan ricamente a tirarce<br />
piedras cuando apaecieron otros<br />
que venían de Africa. Esto ce zabe<br />
porque a na que le cayó la primera<br />
pedrá a uno, empezó a quejarce.<br />
Como no zabían hablar, inventaron<br />
rápidamente el lenguaje pa poder inzultarce,<br />
ciendo el primer inzulto<br />
ece que hace mención a la putez<br />
de la madre de uno, que en aquellos<br />
tiempos ya era la profeción más<br />
antigua del mundo. Por lo visto iban<br />
de pazo con la intención de evolucioná,<br />
ezos que aluego llegaron a<br />
convertirce en uropeos lectores de<br />
libros, turistas con calcetines y<br />
chanclas o joligans del fúrgol. Hubo<br />
de to.<br />
La vía trascurría normalmente hasta<br />
que ce vino un nubarrón y co-<br />
rrieron tos a meterce en la cueva y<br />
allí ce quearon un mes haciéndoce<br />
cavernícolas. Viendo que era mu<br />
aburrío cin televición, el más payazo<br />
de tos ce puzo a dibujá cozas<br />
en la paredes pa que ce rieran los<br />
zagales inventando acín la pintura<br />
rupestre y los tebeos.<br />
Zólo zalían de la caverna pa cazá<br />
conejos y cogé moras, hasta que<br />
un avispao ce le ocurrió meté a las<br />
bestias y que allí criaran pa luego<br />
hacé la matanza. Una vez inventá<br />
la ganadería, el mismo listillo dijo de<br />
plantar árboles pa no tener que trasponer<br />
mu lejos a por las frutas. Gracias<br />
a este anónimo de nombre desconocío,<br />
eciste la agricultura y medio<br />
pueblo cobra hoy la zubvención.<br />
Pero claro, con tos los animales<br />
metíos en la cueva aquello era un<br />
ambiente irrespirable, por lo que dicidieron<br />
zalirce tos los de dos patas,<br />
anque ciguió goliendo mu mal<br />
por lo que al final ce zalieron toicos,<br />
acabándoce acín el Palolítico.<br />
No tardaron muncho en empezá a<br />
poner piedras pa cepararce unos<br />
de otros y acín empezaron las peleas<br />
por los terrenos, zurgiendo de<br />
esta manera los primeros necionalistas<br />
que duran hasta nuestros<br />
días.<br />
Más curiozo fue el descubrimiento<br />
del fuego. Rezurta que como había<br />
tiempo pa to, un grupo de premitivos<br />
dijo de jugar a la petanca con<br />
cantos rodaos. Y mira tú por aonde<br />
uno con muncho tino fue a chocar<br />
dos piedras y zalieron chispas que<br />
enceguía prendieron la yerba ceca.<br />
Tras comprobar que aquello quemaba,<br />
el homo zapiens penzó quel fuego<br />
era una coza maravilloza que lo<br />
mimo cervía pa azar un pollo que pa<br />
quemá montes pa aluego urbanizalos.<br />
Tos los días descubrían cozas. Por<br />
ejemplo, un día iba una de nuestras<br />
ancetras al río a por agua cuando<br />
resbalizó y ce cayó de cara en tol<br />
barro. Cuando la vieron apaecer,<br />
22 M «La irracionalidad adulta es a menudo el resultado de las frustraciones infantiles» (Mihaly CsiKszentmihalyi)
Carpetovetónica<br />
después de apedreala por ci era<br />
otra, ce fijaron que el barro al cecarce<br />
ce ponía duro. Aquello cuajó<br />
y tos ce embadurnaban en lodo toa<br />
la cara y cuando cecaba ce lo quitaban<br />
y hacían platos con la cara<br />
de ca uno, por lo que era mu difícil<br />
equivocarce y comerce la comía de<br />
otro. Acín nació la cerámica.<br />
La mecanización del campo zurgió<br />
cuando uno descubrió que aquello<br />
de tirarce debajo un olivo tol año<br />
esperando a que ce cayece zola la<br />
acituna era un atrazo. Fue de cazualidá,<br />
por culpa de una ráfaga de<br />
aire que le quitó la hoja de parra y<br />
ce le encaramó a lo alto el árbol. Al<br />
verce en pelota (también habían<br />
aprendío a reirce de los demás, o<br />
cea, el humor ibérico) agarró una<br />
vara larga y ce lió a varazos. Vinticinco<br />
kilos de acituna le cayeron encima<br />
y, aunque perdió la vida, la re-<br />
cogía ce hizo a partir de entonces<br />
más moerna.<br />
Como agradecimiento, a éste lo enterraron.<br />
Esto de enterrar ce puzo<br />
de moda y a na que veían a uno que<br />
ce movía poco lo metían bajo tierra,<br />
que más de uno apaeció a los pocos<br />
días. Pa evitá estos dezagradables<br />
errores, empezaron a ponele<br />
encima una piedra bien gorda. Con<br />
el nacimiento de la envidia, la gente<br />
empezó a aparentar, y ci a uno le<br />
ponían una loza, a otro le ponían dos<br />
y acín con la tontería construyeron<br />
los meñires y los dolmenes. No nos<br />
extrañe que con la coza de prezumir,<br />
a algunos le pucieran tantas piedras<br />
en lo alto que al final cunstruyeran<br />
pirámides grandiozas.<br />
Pero pazaban los años y no evolucionaban,<br />
hasta que otra vez la<br />
cazualidad hizo de las zuyas. Estaban<br />
los premitivos clacificando pie-<br />
«Cuando estoy entre locos, me hago el loco» (Diógenes)<br />
dras (porque era aconcejable destinguir<br />
las de punta pa hacer lanzas<br />
que las de canto romo pa limpiace<br />
después de obrar) cuando apaece<br />
alguien con un pedrusco deferente.<br />
Enceguía lo probaron en la cabeza<br />
de uno, y fue darle un par de<br />
viajes y comprobar que aquello cambiaba<br />
de forma (me refiero a la piedra).<br />
Total que empezaron a darce<br />
golpes y descubrieron dos cozas:<br />
que aquello era metal y ce podía trabajar<br />
y que hasta que ce inventara<br />
la aspirina, era conveniente buscarce<br />
otro lugar de trabajo que no fuera<br />
una cabeza.<br />
Aquello cauzó furor y raro era el<br />
varón que no le decía a la parienta<br />
«nena, que me voy a coger metales»<br />
y no apaecía en un mes. A ver,<br />
no conocían el tabaco.<br />
El hombre empezó a trabajar los<br />
metales de manera decigual, pue ci<br />
a uno le zalía una espada, ce tiraba<br />
tol día con ella en la mano, no ce la<br />
fueran a quitar. Ahora, ci le zalía<br />
una hazá, allá que la podía dejar en<br />
mitá del poblao que naide ce le ocurría<br />
ni acercarce.<br />
Hartos ya de cer premitivos, un<br />
antepazao ce cabreó y dijo que ya<br />
era hora de entrar en la Edad Antigua,<br />
acín que ce hizo lector pa darce<br />
más importancia. Claro que como<br />
naide zabía escribir pos ce pazaba<br />
tol tiempo dale que dale con que no<br />
tenía na que leer. Cómo ce pondría<br />
de cancino que ya uno, por tal de<br />
no oirlo, inventó la escritura pa que<br />
ce cayara.<br />
Acín acabó la Era Prihistórica y<br />
ya nada fue igual, porque en cuantico<br />
ce enteraron, inventaros los dineros<br />
y a la na, apaecieron unos<br />
que pucieron el primer mercaíllo en<br />
el pueblo. Los finicios.<br />
23 M
24 M «No he cometido ningún delito. Lo que hice fue no cumplir con la ley» (Jennifer López)
«Es mejor estar callado y parecer estúpido, que hablar y despejar toda duda» (Julius,Groucho Marx)<br />
25 M
Capítulo 46.<br />
«En polvo se convertirá»<br />
Esto de ser explorador<br />
empieza a cansarme,<br />
llevo tres años fuera de<br />
casa y no veo a mi mujer<br />
más que a través del<br />
Messenger ese de las<br />
narices, estoy de los<br />
emoticones y de las<br />
tonterías que se escriben<br />
en el chat hasta la<br />
mismísima cocorota. Y<br />
es que yo no soy de<br />
piedra, como casi todo<br />
lo que descubro, que<br />
por cierto no me rinde<br />
nada de nada. El otro<br />
día, sin ir más lejos, voy<br />
y descubro en todo el<br />
medio de Palestina un<br />
templo Neo-andino del<br />
siglo V A.C., creo que se<br />
hacen una idea de la<br />
envergadura del hallaz-<br />
26 M «Lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro» (Les luthiers)<br />
go, y eso que no les he<br />
contado la de horas<br />
que me pasé excavando.<br />
Bueno, pues voy a<br />
avisar a las autoridades<br />
competentes del<br />
país para que levanten<br />
acta del hecho, me ausento<br />
sólo media hora<br />
y cuando vuelvo, ¿qué<br />
me encuentro?, ¡se lo<br />
han cargado!, una batería<br />
de tanques israelíes<br />
han pasado por encima,<br />
camino de los<br />
objetivos palestinos, y<br />
me lo han dejado todo<br />
hecho polvo. Menos<br />
mal que saqué unas<br />
fotos antes, que me<br />
sirvieron de justificante<br />
para cobrar las dietas.
27 M
Mic... Mic... relat...<br />
relat...<br />
28 M<br />
José Cruz Cabrerizo<br />
Adam Adam Smith<br />
Smith<br />
Soy el pedigüeño habitual de este<br />
barrio tan elegante. Naturalmente no<br />
recibo limosna con tal de que no me<br />
apoltrone en las mieles de la holganza<br />
y todo lo gaste en vino. Pero<br />
no todo está perdido para el ser humano:<br />
son tan generosos que siempre<br />
me ceden sus celulares para<br />
que pueda llamar al Teléfono de la<br />
Esperanza.<br />
«No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón:
Todo el mundo está convencido de tener suficiente» (Descartes)<br />
29 M
30 M<br />
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F. Javier Martín<br />
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Bié + J.P<br />
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Depósito legal: Gr-311-95<br />
Hola batracieros…<br />
Francisco Francisco Javier<br />
Javier<br />
Martínez Martínez,<br />
Martínez<br />
«o sea Don Paco, VUESTRO ARZOBISPO»<br />
Y tengo que deciros que no<br />
uséis más el preservativo, no<br />
sólo porque pecáis contra el sexto<br />
mandamiento, sino porque<br />
como son de goma se pegan al<br />
glande y se os infecta todo el<br />
aparato genital masculino. Si<br />
encima se lo prestáis a un amigo,<br />
la cosa puede ser casi mortal,<br />
pues es posible que al amigo<br />
le de una traqueotomía intestinal<br />
de no te menees, sobre todo<br />
si el matrimonio es del mismo<br />
sexo. Y si vuestra novia os pide<br />
que se lo deis para comérselo,<br />
el preservativo, no lo consintáis,<br />
por el Amor de Dios, que también<br />
se infecta y luego se lo puede<br />
pegar a su abuela cuando la<br />
La importancia de explicar bien las cosas<br />
de un beso o a su hermana pequeña,<br />
o sea la niña de Rajoy,<br />
simplemente con llevarla de la<br />
mano. Lo digo esto muy en serio,<br />
por el bien de la Juventú. E<br />
insisto, en el nombre de Dios y<br />
del Papa: No vayáis a las farmacias<br />
a comprar condones, que<br />
los farmacéuticos están conchabaos<br />
con la cuñada de Zapatero,<br />
que es farmacéutica y los ha<br />
infectado todos y claro, no sólo<br />
no arregla lo del SIDA, sino que<br />
transmite el paludismo, la disentería,<br />
el dengue, la rabia y el<br />
ictus cerebral, ya digo es cosa<br />
muy mala para la fornicación y<br />
mucho peor para la automasturbación,<br />
aunque sea mental.<br />
«Se me debe exigir que busque la verdad, pero no que la encuentre» (Diderot)<br />
SOY
31 M
32 M