Mayo de 2009 - El Pitic

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Hermosillo, Son., Mayo del 2009
La Calle REVOLUCION
Hablar de las calles de Hermosillo es un tema muy amplio que requiere de conocimientos
de la historia de nuestra ciudad y además se tendría que separar por etapas, cada
una correspondiente al crecimiento y desarrollo de nuestra capital del Estado.
Y es así como por ejemplos, la inolvidable avenida Serdán (con su cauda de nombres),
la Sufragio Efectivo, la No Reelección, la Rosales, la de la Reforma, la Matamoros, la Veracruz,
la Vildósola, la Elías Calles, etc., en fin un sinnúmero de calles llenas de historia,
de pasos, de baches, nombres, hombres y sobre todo hechos aún no contados, cuentos
empolvados y que todas en su momento nos sirven de referencia para contar la vida de
nuestra ciudad.
En esta ocasión me voy a referir con mucho gusto a una calle que en la descripción de
Hermosillo, jamás podrá pasar desapercibida, la calle REVOLUCIÓN que marcó toda una
época y en su larga permanencia ha significado un capítulo preponderante en el desarrollo
social, económico, industrial, ganadero, agrícola y comercial de la localidad.
Su extensión no creo que rebase los 10 kilómetros y actualmente es una vía rápida,
de sur a norte, pero que en tiempos pasados fue una calle con tránsito en los dos sentidos,
con una circulación muy considerable. Paso obligado de todo transporte que cruzara la
ciudad, de sur a norte así como norte a sur, fue el eje principal y ÚNICA vía para llevar
a cabo el transitar a través de nuestro Estado; Así como también, el trayecto obligado de
todo residente en el Noroeste de la Ciudad de Hermosillo en su diario trajinar para cumplir
con las obligaciones de trabajo, escuela o simplemente en la adquisición de bienes de
consumo en el centro de la ciudad, en el que se concentraban la mayoría de las actividades
comerciales, educativas y bancarias.
Todo vehículo en tránsito con necesidad de trasladarse al Norte o al Sur, forzosamente
tenía que utilizar la calle Revolución antes llamada Rosales y que, creo que injustamente
lleva dos nombres: partiendo desde su nacimiento al pie del Cerro de la Campana hacia
el norte y hasta llegar al cruce con el Boulevard Transversal se denomina JESÚS GARCÍA
CORONA y de allí en adelante es REVOLUCIÓN y digo injustamente porque todo sonorense
bien nacido tiene una deuda con nuestro héroe JESÚS GARCÍA CORONA, un héroe
civil que se merece que una calle completa lleve su ilustre nombre y no el pedazo que le
hemos otorgado.
En fin, esta es sólo mi personal opinión y sé que algún día le haremos justicia, cuando
las autoridades reconozcan la magnitud del acto heroico llevado a cabo por el iluminado
GARCÍA y le otorguemos el lugar que se merece en nuestra historia.
Partiendo de sur a norte, estas calles nacen en las faldas del Cerro de la Campana,
se continúa hacia el norte y nos encontramos con uno de los más notables monumentos
edificados en la antigua PITIC, la Capilla del Carmen, de Nuestra Señora del Carmen,
erigida a iniciativa de la distinguida familia ÍÑIGO. Más adelante y ocupando más de
dos cuadras se localiza el Parque Madero un poco venido a menos, frente a este parque se
ubica o ubicaba la imprenta Córdova, más adelantito nace la famosa Avenida Serdán que
tantos nombres ha llevado, en la primera cuadra iniciaron su negocio de supermercados
los güeros Durazo con su famoso Mercado Insurgentes, pocos pasos más y nomás pasando
la Vildósola o Elías Calles se localizaba el Hospital del Estado (hoy “Jardín de Niños
El Mundito”, viejo edificio desaparecido al frente de la Calle Monterrey una hermosa y
cantarina fuente con lirios acuáticos gigantes y franqueada por 4 sapos enormes que proyectaban
chorros de agua a presión por su hocico hacia el centro de la fuente, ya todo esto
sucumbió ante la piqueta del progreso.
En la siguiente cuadra se localizaba la casa de Eduardo García Mejía y su distinguida
familia, más adelante la Ferretería de Don Manuel Puebla antes situada frente al Mercado
Municipal en la esq. Poniente. Enfrente de Don Manuel Puebla estaba la fábrica de baterías
ORION del Sr. Cervantes, adelantito la Funeraria del Prof. Uriarte y de Samaniego.
Un negocio de refrigeradores y vitrinas comerciales con el nombre de Comercial del Norte
y a la siguiente cuadra el Sanatorio del Dr. Licona y pasando la calle las instalaciones de
la fábrica de velas y Molino la Fama, todo esto frente a las instalaciones que fueron de la
Cruz Roja y los Bomberos y finalmente un negocio que significa un recuerdo para todos
los sedientos residentes de esta ciudad, los Root Beer de Gil, los más renombrados y famosos
con su ferrisodato y el tamarindo bien helados.
Hasta aquí terminamos con la Calle JESÚS GARCÍA C., y atravesando el puente que
cubría el canal que venía de la presa bordeando la curva del ferrocarril, precisamente allí
empezaba la calle REVOLUCION, en una esquina en algún tiempo se localizó la Estación
del Ferrocarril que fue consumida por las llamas, al igual que la estación que tiempo después
se construyó más adelante casi frente a la calle Juárez y la Oaxaca, enfrente la Casa
de Huéspedes Santa Clara, propiedad de Clara Escoboza, popular mujer residente del
rumbo.
La calle REVOLUCIÓN sufría un deterioro inusual debido más que nada al enorme
y constante tráfico y que requería de reparación frecuentemente, la raza la bautizó con el
nombre de la “Calle Rebotación” y en su tiempo los pobladores del Hermosillo viejo de
por rumbos del Centenario vieron que este era un lugar acorde para fundar sus hogares
dándoles un acento campirano o casas de descanso, craso error, al poco tiempo fue de las
más agitadas.
Infinidad de personas en su tránsito obligado por nuestra ciudad, ya sea como pasajeros
de los diferentes camiones de Transportes Norte de Sonora que daban el servicio
o a bordo de sus medios de transporte, en sus únicas o frecuentes incursiones por estos
lares recuerdan únicamente de Hermosillo los parajes de la calle Revolución o de la Jesús
Por: Fernando Andrade Domínguez
García, calles que la ruta de paso obligado las incluía.
Como establecimos anteriormente la calle Revolución se iniciaba en la Casa de Huéspedes
Santa Clara y se continuaba con las residencias familiares de las familias: Durazo,
Orozco, Félix, Enciso, Turnbull de los Monteros y su famosa “Botiquita Americana” en
la esquina de Jalisco y Revolución, en la otra esquina el Restaurante “El Rosareño”, la
familia Rogel, familia Balbastro Montoya, la inolvidable familia del Sr. Isidro Salcido, la
Escuela Rebsamen y en donde posteriormente se fundó la Escuela Ángel Arreola, frente
al Café Mejor, propiedad en un principio de Comerciantes Unidos y tiempo después del
Sr. Salcido que desapareció a raíz de un incendio que recuerdo muy bien, porque el olor a
café nos inundó por más de dos días. En la otra esquina los Güeros Durazo establecieron
el primer abarrotes de autoservicio que marcaron el inicio de la Cadena MINSA, regados
por todos los rincones de Hermosillo; la familia del Sr. Lugo de gratos recuerdos, la familia
de los Coronel, Sr. y Sra. Armendáriz, el abarrotes de Gabriel Perla y Hermanos, la
tortillería “La Indita” que hasta la fecha da magnífico servicio, la familia Landavazo, la
familia del amigo Gustavo Ruiz de los valores artísticos del rumbo, Taller de los Báez, Los
Molina, los Álvarez, la familia del general Armenta, los Hermanos Antúnez y el sobrio
caserón de Don Arnoldo Salazar Robles padre del inolvidable amigo, recientemente fallecido,
Don Arnoldo Salazar Woolfolk, que en aquellos locos años de los sesentas estableció
su negocio “Azulejos y Sanitarios” al final de la cuadra de la Funeraria San Francisco, más
adelante Nacional de Drogas, la farmacia Revolución, la familia de los Acedo Valenzuela
sahuaripeños de cepa, casa después ocupada por la familia del prominente agricultor don
Herminio Ciscomani; la familia Lohr, la familia del peluquero del barrio Sr. Valenzuela, la
familia del servicial Sr. Urrutia, en la esquina de San Luis y Revolución la residencia del
Dr. Ramón Ángel Amante, enfrente la casa de Don Chico Rivera, adelantito la casona tipo
gringo de la carpintería del Sr. Lerma (donde actualmente se encuentran los talleres de
“El Auténtico” que edita PRIMERA PLANA, seno materno de El Pitic; familias Verduzco,
Valenzuela, Oloño, Alessi, Pompa, López, Ruvalcaba, Lemas, Salas Barragán, Ing. Avalos,
Don Abel Salazar; García de León, las Escuelas Heriberto Aja y Crl. J. Cruz Gálvez, familias
Orozco, Loustaunau, una privadita con residencias de maestros: Melitón Galindo,
Prof. Estrada y algunos más. Al finalizar se encontraba la Gasolinera del Sr. Araque y
en sus terrenos se instaló por primera vez la clínica del IMSS y no me pregunten quién
autorizó la clínica pegada al expendio de gasolina. En este lugar finalizaba la calle y se
continuaba como Carretera Internacional hacia el Oriente y posteriormente hacia el Norte
en su ruta a Nogales, Sonora.
La calle en sí no tenía mucha extensión pero su utilidad fue primordial porque significó
el eje principal para cruzar la ciudad, colaborando para el desarrollo social y económico
de la capital del estado, obteniendo los beneficios que traen aunados el rápido tránsito
y el consumo de los pasajeros, tanto en alimentos como en energéticos. Además de que
de hecho para los habitantes de las colonias del noroeste fue el afluente natural hacia el
centro de la ciudad en la que se localizaban la mayoría de los comercios, bancos, escuelas,
transportes, sitios de trabajo, cines y lugares de reunión, principalmente la Estación del
Ferrocarril.
Creo que en su momento la calle REVOLUCIÓN fue de las más importantes y fue la
primera vía rápida con que contamos, antes de que el Guaty y su polémica mancha roja
nos otorgara los beneficios de las muchas con que contamos en la actualidad.
P.D.- Aparte, posteriormente comentaré los tremendos nudos de tráfico que ocasionaba
en la confluencia de las Calles Jesús García y la Revolución cuando el tren realizaba
maniobras de enganche de carros o descarga adicional en los andenes. Largas esperas
para poder atravesar este crucero.
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