Descarga Versión Completa - Universidad Manuela Beltran

[Revista
Humanizarte
Año
5
No
8





ISSN:
2145‐129X]
visita a Colombia del vice de Franklin Delano Roosevelt. Allá, definió ese
continente como el “mayor dolor” de la gente negra americana, dado que “allá la
tierra se ha hecho con coágulos de su sangre” (El Tiempo, 22 de abril de 1943). La
segunda referencia está contenida en otro artículo del mismo Natanael Díaz, el
“Discurso de un negro colombiano sobre la discriminación racial”, publicado en la
revista El Sábado en 1948, donde África es definida como la “tierra añorada”, de
donde llegaron los esclavos “desposeídos de todo atributo humano porque así
convenía mejor a sus dueños crudelísimos” (El Sábado, 10 de abril de 1948).
Finalmente, es importante destacar la referencia a África contenida en el nombre
del grupo de estudios fundado en 1947, en el cual la definición de “afro-
colombiano” remitía al origen africano de sus miembros. Contrariamente a lo que
ocurrió en los movimientos negros de otros países, que construyeron sus
identidades también a través de la referencia a África como continente de origen y,
en algunos casos, elaboraron planes de regreso, concreto o metafórico, a ella
(Clarke, 1974; Martin, 1983; Pisano, 2002), en el caso colombiano ésta no parece
representar una referencia importante.
Más bien, la identidad de la población negra colombiana fue puesta en relación
con los fundamentos ideológicos de la nación, que se basaban en una ciudadanía
supuestamente igualitaria, expresada en la ideología del mestizaje, que
garantizaría la igualdad de los ciudadanos sin importar su pertenencia étnico-
racial. A raíz de esto, las diferencias raciales eran consideradas como un rezago
del pasado colonial y del sistema de castas que lo había caracterizado, o como la
manifestación del racismo de algunos países que se habían fundado en la
supremacía de los blancos sobre las minorías raciales, como los Estados Unidos.
Es decir, el racismo representaba un problema del pasado o de algunos países
extranjeros, pero no de Colombia (Pisano, 2010). En los movimientos negros de
los años cuarenta, y particularmente en el Club Negro de Colombia, todo eso se
tradujo en una afirmación contundente de la nacionalidad colombiana como
elemento igualador de la gente negra al resto de la población. Así, es emblemático
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