Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
MIURA - 2002<br />
constante de serenidad y confianza, <strong>que</strong> bien<br />
se conoce <strong>que</strong> es real y efectiva, son de<br />
mucho mérito (Madrid). De los toreros me<br />
gusta el «Tato», pero le faltan dos cosas: no<br />
bailar tanto delante del toro, <strong>que</strong> es impropio<br />
de un matador de sus facultades y<br />
conocimientos, y más aplomo para dirigir la<br />
cuadrilla, <strong>que</strong> lleva en sus toreros antiguos y<br />
respetables (Granada).»<br />
La temporada de 1860 afirma de<br />
modo definitivo las buenas condiciones <strong>que</strong><br />
en años anteriores eran promesa segura.<br />
Sufrió diversos percances, pero sus triunfos<br />
fueron resonantes, especialmente en Sevilla,<br />
toreando miuras el 17 de mayo, con Manuel<br />
Domínguez, y en Córdoba, Cáceres, Badajoz,<br />
y especialmente en Valladolid, en las ferias<br />
de septiembre, en cuatro corridas en <strong>que</strong><br />
alternó con Cúchares y Mariano Antón.<br />
En 1861 comenzó para el Tato con un<br />
suceso fausto en su vida: su matrimonio. El<br />
día 5 de enero tiene lugar su unión con María<br />
de la Salud Arjona y Reyes, hija de su antiguo<br />
maestro Cúcha-res, quien consiente gustoso<br />
en la boda, pese al disgusto <strong>que</strong>, según<br />
íntimos, le ocasionara al separarse de su<br />
cuadrilla, aun<strong>que</strong> no sin prevenir cautamente<br />
a su hija, diciéndola:<br />
«Hija, no creas <strong>que</strong> todos los toreros<br />
son como tu padre, <strong>que</strong> os dice vuelvo y<br />
vuelve; <strong>que</strong> casi todos suelen volver en carta<br />
o por alambre.» La boda fue de rumbo. Todas<br />
las clases sociales de Sevilla participaron del<br />
regocijo. El propio conde del Águila ofreció un<br />
suntuoso ban<strong>que</strong>te en su palacio a los nuevos<br />
esposados, <strong>que</strong> fue concurridísimo en<br />
extremo. La temporada taurina fue la más<br />
brillante de cuantas hasta entonces había<br />
concluido. El 1 de abril, y en el circo madrileño,<br />
un toro le arrolló y puso en riesgo, y aun<br />
llegaron a tropezarle las reses en dos ocasiones<br />
más en la misma plaza esa temporada.<br />
Fue de estos percances el de más<br />
consideración el del (08-07-1861), toreando<br />
astados de don Felipe Gómez.<br />
El segundo toro, de nombre Dorado,<br />
colorado y bien puesto, a pesar de no haber<br />
218<br />
demostrado poder en la suerte de varas, llegó<br />
difícil y peligroso al último tercio, defendiéndose,<br />
cortando terreno y alargando el<br />
cuello. El Tato lo toreó valientemente de<br />
muleta, y tras dos puntillazos y media<br />
estocada, agarró una superior hasta la mano,<br />
estrechándose tanto <strong>que</strong> el astado de Colmenar<br />
Viejo (Madrid) le alcanzó con el pitón<br />
derecho por el pecho, volteándole. El Tato se<br />
levantó sonriente, y a pesar de la oposición<br />
de Cayetano Sanz, <strong>que</strong> le vio herido, volvió a<br />
la cara del toro, hasta verle doblar, y después<br />
se retiró a la enfermería, con tanta serenidad<br />
<strong>que</strong> iba recogiendo los cigarros <strong>que</strong> le<br />
arrojaban de los tendidos y contestando con<br />
saludos de la montera a los aplausos <strong>que</strong> le<br />
prodigaban. En un ademán de buen gusto e<br />
intuitiva elegancia se cubría con el capote la<br />
camisa para <strong>que</strong> la sangre <strong>que</strong> la empapaba<br />
no denunciara la herida. En la enfermería fue<br />
curado de un puntazo largo, oblícuo e irregular<br />
en profundidad.<br />
Sin hallarse repuesto de su lesión volvió<br />
a torear en Madrid el (21-07-1861). Su actuación<br />
fue excelente. El siguiente, día 22, y<br />
por lesión <strong>que</strong> sufriera Cayetano Sanz, tuvo<br />
<strong>que</strong> matar cinco colmenareños de don Antero<br />
López, alcanzándole el sexto toro con un<br />
varetazo.<br />
La frecuencia de estos percances,<br />
herido en el pecho o en el costado derecho,<br />
debido, según los técnicos, a <strong>que</strong> hacía muy<br />
alto el cruce y no vaciaba con la debida eficacia,<br />
llegaron a preocuparle hasta el punto de<br />
pensar en cubrirse estas partes del cuerpo<br />
con una especie de media coraza de acero,<br />
sujetas al tronco con correas, y aún llegó a<br />
hacérselas, si bien desistió del propósito de<br />
usarlas ante el temor de <strong>que</strong> le silbaran el<br />
lógico miedo.<br />
Siguió la temporada siguiente, de<br />
1862, triunfalmente. En mayo ya tenía<br />
escrituradas 35 plazas, en algunas con cuatro<br />
corridas. A las contratas correspondía el éxito,<br />
mereciendo especial menció los aplausos <strong>que</strong><br />
obtuvo en Palencia, Gijón -donde fue muy<br />
agasajado por el general Prim-Valladolid y