Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
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MIURA - 2002<br />
en 1966, y otro percance grave le apartó<br />
nuevamente de los ruedos y ya de forma<br />
definitiva, aun<strong>que</strong> estuvo hasta sus últimos<br />
días dentro del ambiente.<br />
Este autor tuvo la oportunidad de saludarle<br />
frecuentemente a lo largo de dos<br />
décadas -1950-1970), especialmente cuando<br />
me desplazaba a mi pueblo natal, hoy ciudad<br />
de Puerto Real (Cádiz), vecina de San<br />
Fernando. Solía verlo en la Peña Taurina<br />
Mondeño, de la <strong>que</strong> era presidente mi tío don<br />
Ramón Zaldívar Muñoz. Esa Peña estaba ubicada<br />
junto al viejo Casino, a la entrada de la<br />
calle Larga. La Peña duró casi dos décadas<br />
funcionando activamente. El inesperado giro<br />
«afectivo» de Juan García Mondeño, <strong>que</strong> tanto<br />
hizo sufrir a su buenos y honrados padres,<br />
<strong>que</strong> formaban una modesta familia campesina,<br />
desorientó a muchos componentes de<br />
la Peña, cuando el hecho es también cosa<br />
<strong>que</strong> sólo le sucede a los hombres.<br />
Ya hacía muchos años <strong>que</strong> dejé de ver<br />
a quien siempre fue mi buen amigo Juan, un<br />
diestro extraordinariamente fino y elegante en<br />
su toreo y modales, de exquisita educación y<br />
atento trato personal, hasta <strong>que</strong> le ví estando<br />
en la Feria de Abril sevillana de 2000, en un<br />
programa de «TVE» realizado en una caseta<br />
del ferial. Me dió mucho gusto verle, con su<br />
pelo abundante y canoso, siempre mejor <strong>que</strong><br />
el de este servidor de ustedes, <strong>que</strong> ya brilla<br />
por su ausencia...<br />
En sus años de novillero le acompañé<br />
algunas veces, pero le perdí la pista y, cuando<br />
llegué a residir en México, concretamente a<br />
la ciudad de Zacatecas, en 1980, un taurino<br />
mexicano me aseguró <strong>que</strong> Mondeño vivía en<br />
la Ciudad de México, pero nunca logré darme<br />
el gusto de saludarle, hasta <strong>que</strong> le vi en el<br />
citado programa televisivo.<br />
De él, <strong>que</strong> fue muchos años un joven<br />
ejemplar, recuerdo el día en <strong>que</strong> fui a visitarlo<br />
a su finca de recreo en la provincia de Sevilla.<br />
Si lée estas líneas debe acordarse de cómo<br />
logró <strong>que</strong> un perro de su hacienda se comiera,<br />
aun estando ya satisfecho, un pan grande, a<br />
base de estimularle la salivación,<br />
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enseñándole repetidas veces pe<strong>que</strong>ños<br />
trozos del mismo. Así nos debe tentar a la<br />
concus-picencia y otros «desvíos» sexuales,<br />
a los más abyectos pecados de la carne, el<br />
mismísimo diablo... y terminamos cayendo.<br />
Esas debilidades están en la mente de los<br />
hombres, pero unos caemos más bajos <strong>que</strong><br />
otros. Pero Dios las conoce y siempre las perdona.<br />
Así es la vida.<br />
Otra de la anécdotas de Juan García<br />
(Mondeño) -es mi paisano y debo incluirlo a<br />
como de lugar en esta publicacion- me la<br />
relató mi viejo y entrañable amigo y<br />
empresario taurino, con el <strong>que</strong> practicamos<br />
el arte de Cúchares, don Antonio Morales, en<br />
el ya célebre Restaurante «Curro el Cojo»,<br />
ubicado en Vistahermosa, en El Puerto de<br />
Santa María, estando presente mi hijo el Ing.<br />
Juan Luis Zaldívar Abreu, don Alfonso Terry, el<br />
Lic. Jaime Abreu De la Rosa, J. Prado<br />
Domecq, y el periodista José Antonio Tejero,<br />
entre algunos otros amigos, como el<br />
comisario de la Policía, Cañitas, hermano del<br />
diestro del mismo apodo:<br />
Don Antonio Morales, «conocedor<br />
social y taurino de primer nivel», nos comentó:<br />
«Aquél día, Juan García Mondeño, estaba en<br />
una tienta en la finca Los Derramaderos, de<br />
don Carlos Núñez, junto con Antonio Ordóñez<br />
y Francisco Rivera (Paquirri). Cuando habían<br />
tentado una decena de añojas, los tres se<br />
sentaron al borde de la pared interior de la<br />
placita apoyando su espalda en la misma,<br />
mientras dejaban a unos aficionados dar unos<br />
lances. Una de las becerras más desarrolladas,<br />
se fue hacia ellos y éstos salieron<br />
corriendo a protegerse en el burladero más<br />
próximo.<br />
Pero Mondeño no se movió, paralizó<br />
la respiración y el movimiento de las<br />
pestañas... la añoja se le acercó, le husmeó<br />
el pecho y le dejó la baba de su lógico<br />
cansancio corporal en el rostro del diestro<br />
de Puerto Real, retirándose después.» Para<br />
don Antonio Morales, <strong>que</strong> tiene planta de un<br />
distinguido Monseñor, Mondeño fue siempre<br />
muy valiente o entendía muchísimo de lo suyo,