Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava

MIURA - 2002
Sánchez Pastor, al reseñar en El
Toreo la corrida celebrada el (07-09-1894) en
que alternó Mazzantini con Lagartijo y Paco
Frascuelo, escribió:
«El G. A. D. U, le conserve a usted
por muchos años la serenidad que ayer reveló
para matar toros, y ya usted me
entiende, señor don Luis.» Eduardo López
Bago, novelista que por entonces gozaba de
buena nombradía, escribió una obra titulada:
Luis Martínez, el espada, en la cual la figura
central con su toreo, sus mundanas andanzas
y vida, era la de Luis Mazzantini.
El (31-05-1885) sufrió un puntazo en
la Corrida de Beneficencia en Madrid. En
Albacete, el 7 de octubre, fue cogido por el
toro, llamado Finito, retinto, de don Antonio
Fernández de Heredia, que le produjo un
puntazo en el muslo derecho. Estos
pequeños accidentes sufrió Luis en toda la
temporada, brillante y con la sonriente
característica de los aplausos y la gloria en
la mayoría de sus actuaciones. Al terminar
sus contratas en la Península se embarcó
para La Habana (Cuba), llevando de segundo
espada a Cuatrodedos, que le cedió su
antigüedad, y una brillante cuadrilla de banderilleros
y piqueros.
El buen éxito que tuvo en las 16
funciones que toreó es difícil que le
sobrepase torero alguno. Al marcharse de
aquella isla fue despedido como un triunfador,
entre aclamaciones y cohetes. Desde allí se
embarcó para México, donde toreó también
con acierto. A su vuelta a España, con el solo
dolor de haber dejado muerto en Cuba a su
buen banderillero el Barbi, se empezó a
murmurar nuevamente de que los masones
habían alentado la excursión, que había
servido para estrechar lazos de amistad
entre los componentes de las logias
americanas y españolas, citándose esta vez
nombres de prestigiosas personas, como
alentadoras y conocedoras del asunto.
El toro de nombre Bandolero, de la
ganadería española de don Juan Sánchez,
de Carreros (Salamanca), lidiado en Mádrid
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el (26-09-1886), que produjo una herida al picador
José Bayard (Badila), siendo
estoqueado magistralmente por Luis
Mazzantini.
«Don Luis» Mazzantini perfilado para
matar inauguró la temporada altemando con
Rafael (Lagartijo) y Salvador (Frascuelo) en
Madrid el (10-04-1887), alcanzando grandes
aplausos. Al ir a Sevilla aquel año, parte del
público que le era ya hostil desde las últimas
corridas de la temporada anterior, a pesar de
haberle aplaudido antes tanto, empezó a meterse
con él de forma excesiva e injustificada.
El 8 de abril ya le habían tirado, sin
tener la menor culpa, algunos naranjas y botellas,
cayendo una cerca de él; Luis
Mazzantini vio al individuo que la había
arrojado, y en unión de Badila se dirigió al
asiento que aquél ocupaba. No produjo buen
efecto esto, y en las corridas siguientes, de
los días 15 y19 de mayo, se volvieron a sacar
las campanillas que anteriormente tanto habían
dado que hacer a Rafael Molina Sánchez,
Lagartijo.
El (19-05-1887), un astado del ganado
bravo español de don Joaquín Pérez de la
Concha, que llevó el nombre de Zapatero,
fue lidiado en Real Maestranza de Sevilla el
día señalado. Cogió al diestro Luis Mazzantini
al pasar de muleta y le infirió una cornada de
gravedad en el vientre y otra en el escroto. La
cogida se debió cuando Luis se volvió,
dándole la espalda al toro para mirar a un espectador
que le había insultado, de lo que se
dio cuenta el astado para lanzarse sobre él,
produciéndole un puntazo en el pene y bajo
vientre, que en un principio se creyó gravísimo.
Repuesto de las lesiones, toreó en Madrid en
corrida del (22-06-1887), siendo muy aplaudido.
A pesar de la inquina que le habían demostrado
en mayo los sevillanos, en
septiembre, en las ferias de San Miguel, que
toreó en unión de Frascuelo y Hermosilla, estuvo
menos afortunado que entonces y fue
tratado con más consideración, atribuyéndolo
muchos al acto de buen efecto diplomático