Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
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MIURA - 2002<br />
dominador caracteriza desde el principio su<br />
arte. «Le mató un toro, pero no le afligió<br />
ninguno», se dijo de él después de muerto. Y<br />
así no es posible recordar los toros difíciles<br />
<strong>que</strong> dominó con facilidad en su vida, y la crítica<br />
adversa durante ella recordaba algunos<br />
pocos (un Saltillo, en Madrid, un Moreno<br />
Santamaría, en Valencia) <strong>que</strong> habían conseguido<br />
darle <strong>que</strong> hacer. Ese número ínfimo de<br />
toros entre los centenares de ellos <strong>que</strong> mató<br />
fueron la mejor ejecutoria de su dominio incomparable.<br />
Es indudable <strong>que</strong> el arte de Joselito<br />
se depuró y perfeccionó con los años, y es<br />
de justicia reconocer <strong>que</strong> la compañía y el<br />
ejemplo de un torero de la perfección estilística<br />
de Belmonte le fueron ventajosísimas,<br />
pero en la brega eficaz con el capote apareció<br />
perfecto desde becerrista. No toreaba<br />
entonces con perfección a la verónica. En su<br />
primer año de alternativa se le veía ensayar<br />
todas las maneras de los mejores practicantes<br />
de la suerte en su tiempo para asimilar<br />
un estilo <strong>que</strong> cuadrara a las cualidades de su<br />
toreo.<br />
Hacia 1916 le encuentra, y sus lances<br />
de capa rivalizan en perfección con los del<br />
torero <strong>que</strong> más templadamente haya lanceado<br />
con ella. Cambiaba de rodillas, cultivando con<br />
frecuencia esta tradición familiar; recortaba<br />
con el capote al brazo, y en quites y en toda<br />
especie de lances con la capa era su repertorio<br />
inagotable. Ni el don genial de improvisar<br />
las suertes, forzando las circunstancias, le<br />
fue negado. En banderillas fue desde el principio<br />
extraordinario, tanto en la preparación<br />
como en la ejecución de la suerte.<br />
Tenía preferencia en banderillear por<br />
el lado derecho, y sobre todo en los últimos<br />
años, combatió esta limitación banderilleando<br />
excelentemente por el otro lado. En esta<br />
suerte, desde Guerrita, no ha tenido rival. Su<br />
dominio con la muleta fue insuperable desde<br />
el principio, y sus maneras de dominar tan<br />
variadas como las condiciones de los toros.<br />
Al claro y apto para el lucimiento le toreaba<br />
con perfección y adornos.<br />
186<br />
Gustaba de torear al natural en redondo,<br />
y en estos pases acostumbraba a<br />
ayudarse ligeramente apoyando el esto<strong>que</strong> en<br />
la muleta. Esta circunstancia, en a<strong>que</strong>llos<br />
años de apasionamiento, le fue echada en<br />
cara como defecto. Todo aficionado <strong>que</strong> de<br />
buena fe lo considerara había de convenir en<br />
<strong>que</strong> no era sino costumbre adquirida, según<br />
Cossío le oyó decir cuando le instábamos a<br />
<strong>que</strong> la abandonara, por creer <strong>que</strong> componía<br />
así mejor la figura.<br />
Recuerda don José María <strong>que</strong> toreando<br />
en Santander toros del marqués del Saltillo,<br />
cree <strong>que</strong> en el verano de 1915, un grupo de<br />
conocidos aficionados le increpó al dar un<br />
natural en esta forma. Joselito se echó<br />
entonces la mano del esto<strong>que</strong> a la espalda y<br />
dio tres más admirables. Fue la primera<br />
corrida, tal vez, en <strong>que</strong> toreó así por naturales,<br />
y así siguió toreando hasta su muerte. El<br />
resto de su repertorio de muleta era el total<br />
de todos los pases conocidos, más el trasteo<br />
por delante, <strong>que</strong> en los toros inaptos para<br />
pasarles prodigaba siempre con gracia y variedad<br />
inagotables.<br />
Se le consideraba como mediano matador,<br />
y es preciso antes de asentir a ello precisar<br />
este juicio. Es cierto <strong>que</strong> Joselito no fue<br />
un matador de toros de estilo depurado, aun<strong>que</strong><br />
mató muchos toros irreprochablemente;<br />
pero matador más rápido y seguro es posible<br />
<strong>que</strong> no se encuentre en los anales de la tauromaquia,<br />
aún entrando a la parte los profesionales<br />
de la estocada. Solía montar alto el<br />
brazo del esto<strong>que</strong>, y entrar rapidísimamente,<br />
soltándole más o menos según la reacción<br />
del toro. Éste recibía generalmente parado la<br />
estocada, y así las de Joselito entraban en el<br />
género del genuino volapié mejor <strong>que</strong> en el<br />
de la estocada arrancando, <strong>que</strong> practican los<br />
estilistas depurados de esta suerte.<br />
Mató muchos toros recibiendo, y en<br />
esto ocupa un lugar singular en su época. De<br />
sus dotes de mando en la plaza, de la disciplina<br />
de su cuadrilla, del aprovechamiento feliz<br />
de las aptitudes de sus subordinados ha <strong>que</strong>dado<br />
el recuerdo, pero no la sucesión. Tal este