Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
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habilidad de la madre los <strong>que</strong> se impusieran<br />
en la dirección de la casa.<br />
En Sevilla vive la familia en la calle del<br />
Relator, y asiste Joselito a un colegio de<br />
párvulo en la calle de la Feria, donde nació<br />
Juan Belmonte. Una fotografía suya se<br />
conserva de esta época infantil. Acudió a ver<br />
torear a su hermano Rafael, aun novillero, a<br />
Cádiz, y en la terraza de un café aparece<br />
vestido de marinero con su hermano y aficionados<br />
y parientes gaditanos. Este suceso, extraordinario<br />
en la vida de un niño de sólo seis<br />
añosde edad, decide su afición.<br />
Comenzó a faltar al colegio, y acompañado<br />
de otros chiquillos de su edad<br />
frecuenta la huerta de La Bar<strong>que</strong>ta, <strong>que</strong><br />
llamaban «del médico», por ser propiedad del<br />
facultativo don José Sánchez Mejías, padre<br />
del <strong>que</strong> había de ser matador de toros, Ignacio<br />
Sánchez Mejías, y allí se desahogaba<br />
jugando al toro, simulando suertes con las<br />
vacas y becerros de raza lechera, <strong>que</strong> nunca<br />
faltaban en la finca. Por otra parte, la Alameda<br />
de Hércules era escuela taurina al aire libre,<br />
donde toda la chiquillería del barrio lucía sus<br />
habilidades; pero desde muy niño era Joselito<br />
el <strong>que</strong> con temprana vocación mandona se<br />
imponía a todos.<br />
Toreaba a una perrilla con tanto garbo<br />
y seriedad <strong>que</strong> era espectáculo de ver. Llevaba<br />
ya entonces su coleta, <strong>que</strong> echaba sobre<br />
la oreja derecha y ocultaba con una gorrilla<br />
cuidadosamente ladeada hacia ese lado. Este<br />
rasgo precoz de casticismo y la seriedad y<br />
carácter <strong>que</strong> le otorgaba una autoritaria<br />
superioridad sobre sus compañeros eran<br />
brotes primeros de una idiosincrasia <strong>que</strong> el<br />
tiempo había de afianzar y definir rotundamente.<br />
A los ocho años asiste por primera vez<br />
con sus hermanos a un tentadero de<br />
becerras, en la finca de Palmete, de don<br />
Valentín Collantes, y toreó una becerrilla <strong>que</strong><br />
le atropelló, asustándole hasta el punto de<br />
negarse a seguir toreando.<br />
Me demoro en todos estos pueriles<br />
detalles, nos dice Cossío, por<strong>que</strong> una vida<br />
taurina <strong>que</strong> tuvo carácter, por lo cumplida, de<br />
MIURA - 2002<br />
milagrosa, parece <strong>que</strong> exige al narrarla un<br />
tono de hagiografía complacido en<br />
reveladoras niñerías. El mismo año y en el<br />
tentadero de Anastasio Martín, en el cortijo El<br />
Quintillo, recibió una lección práctica de Enri<strong>que</strong><br />
Vargas (Minuto), <strong>que</strong> asistía. Toreó<br />
llevándole el matador los brazos desde detrás,<br />
y parece ser <strong>que</strong> <strong>que</strong>dó más satisfecho de<br />
a<strong>que</strong>lla prueba <strong>que</strong> de la desgraciada de<br />
Palmete.<br />
Al siguiente año acudió a una capea<br />
en Coria del Río (Sevilla). Presenciaba desde<br />
una carreta el espectáculo, cuando vio <strong>que</strong><br />
un banderillero no encontraba manera de<br />
clavar las banderillas a la res. Joselito, sin<br />
poderse contener, le gritó: «Donde tú estás<br />
no se arranca el novillo; ven y ponte aquí.»<br />
Y uniendo el ejemplo al consejo se<br />
arrojó a la plaza y clavó brillantísimamente un<br />
par de banderillas cortas <strong>que</strong> llevaba<br />
prevenidas. Fueron a<strong>que</strong>llos aplausos los<br />
primeros <strong>que</strong> oyó del público en su vida. La<br />
intuición taurina, <strong>que</strong> había de ser base<br />
fundamental de su toreo, comenzó a manifestarse,<br />
pues, precocísimamente.<br />
Contaba tan sólo diez u once años<br />
cuando, valiéndose de las facilidades <strong>que</strong> le<br />
proporcionaba el ser hermano de toreros e<br />
hijo de uno tan estimado de los ganaderos<br />
andaluces, comenzó a frecuentar los<br />
tentaderos. La primera vez <strong>que</strong> asistió al de<br />
Miura, don Eduardo I, <strong>que</strong> no le conocía,<br />
maravillado de su disposición preguntó quién<br />
era. Al saberlo habló afectuosamente con él,<br />
y le autorizó desde a<strong>que</strong>l momento para <strong>que</strong><br />
toreara a todas las vaquillas <strong>que</strong> se tentaran.<br />
El mismo de 1905 conoció Joselito a<br />
don Felipe de Pablo Romero y a otros muchos<br />
señores del campo andaluz, con quienes<br />
había de unirle después tan afectuosa<br />
amistad, y desde entonces comenzó a<br />
susurrarse en los mentideros taurinos de<br />
Sevilla <strong>que</strong> un hijo del Gallo parece <strong>que</strong> tiene<br />
arran<strong>que</strong> de gran torero. Su afición al campo<br />
data de entonces, y ella y su acusada<br />
formalidad hace <strong>que</strong> se capte la simpatía de<br />
a<strong>que</strong>llos ganaderos y sea frecuentador<br />
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