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Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava

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Y ya solo resta ofrecer algunos puntos<br />

de vista sobre el toreo de Belmonte. Hasta su<br />

llegada, el toreo era de carácter exclusivamente<br />

defensivo. Todos los movimientos y<br />

esfuerzos estaban encaminados a matar al<br />

toro, a a<strong>que</strong>llos animales prácticamente<br />

silvestres, poderosísimos, de mucho peso,<br />

trapío y sentido, <strong>que</strong> había <strong>que</strong> lidiar, por<strong>que</strong><br />

no eran aptos para un arte de dominio, sin<br />

<strong>que</strong> los lidiadores pudieran presentar finas<br />

figuras, por<strong>que</strong> había <strong>que</strong> estar atentísimos<br />

de todos los movimientos e intenciones de<br />

los animales. Ese tipo de lidia, en las <strong>que</strong> los<br />

capotes grandes eran fundamentales para<br />

vencer a las reses, re<strong>que</strong>ría de unas fuertes<br />

piernas por parte de los toreros. Era el único<br />

y más seguro recurso.<br />

Después, cuando los toros fueron permitiendo,<br />

debido a una constante selección,<br />

un toreo ligeramente más artístico, comenzó<br />

la lidia a mostrar más efectos plásticos y con<br />

estos los toreros aparecieron con mayor<br />

majestad o gallardía ante los toros, donde<br />

fueron esenciales el movimiento de unos<br />

brazos fuertes. El arte de dominar a los toros<br />

pasó de las piernas a los brazos, apareciendo<br />

la lidia del toro con mayor belleza. El toro<br />

se va acercando más a la figura del torero.<br />

Con Belmonte la lidia del toro, de un<br />

toro ya más altamente seleccionado, pasó del<br />

brazo al movimiento ágil y virtuoso de las<br />

muñecas, <strong>que</strong> ya permitió, colocando los<br />

brazos próximo al cuerpo del torero, ceñirse<br />

el toro a la figura del torero, en aproximaciones<br />

inverosímiles, entrando las faenas en el<br />

campo de lo patético y de la más espectacular<br />

emoción. El codilleo, el torear con los brazos<br />

muy próximos al cuerpo, como acabo de<br />

decir, lo llevó Belmonte a tal depuración y técnica,<br />

<strong>que</strong> de defecto pasó a ser virtud. No era<br />

ya el movimiento instintivo de defensa del<br />

torero, <strong>que</strong> en lo <strong>que</strong> cree ventaja encuentra<br />

el mayor riesgo, sino el meditado sistema de<br />

tener siempre al toro a la menor distancia<br />

posible del cuerpo en el momento central de<br />

las suertes. Esa increíble aproximación le provocó<br />

muchos achuchones y muy pocas<br />

MIURA - 2002<br />

cogidas graves, especialmente con los toros<br />

de Miura.<br />

De esas suertes, la verónica y la<br />

media verónica son las típicas <strong>que</strong> Juan<br />

practicaba con la capa, y, sobre todo, esta<br />

última sigue esperando aún quién la mejore,<br />

y puede <strong>que</strong>dar como canon de la realización<br />

de este remate. Con la muleta, el pase natural<br />

y el de pecho los dio Juan irreprochablemente,<br />

si bien rara vez toreó en redondo<br />

y al natural. En los molinetes, hizo la innovación<br />

de darles como remate del pase<br />

cambiado por bajo, con personalidad inconfundible<br />

y efecto extraordinario en el público.<br />

En adornos, sin excluir de ellos estas suertes<br />

últimas, solía pecar por subrayar su aspecto<br />

melodramático; pero no es dudoso <strong>que</strong> arrebataba<br />

al público con sus alardes.<br />

Belmonte demostró <strong>que</strong> la plástica del<br />

toreo no era estática, sino dinámica, y en el<br />

ritmo de ese dinamismo creemos <strong>que</strong> está el<br />

verdadero secreto del estilo de Belmonte. La<br />

lentitud con <strong>que</strong> practicaba las suertes, el<br />

temple con <strong>que</strong> las llevaba a cabo eran<br />

admirables y nadie le ha superado en este<br />

aspecto. Le dio a las suerte una esencia<br />

espiritual. Su gran triunfo consistió en influir<br />

en este aspecto de su arte de modo<br />

extraordinario en Joselito, <strong>que</strong> en los últimos<br />

años de su vida llegó a emular a Juan,<br />

toreando con su temple incomparable.<br />

Resumiendo al modo <strong>que</strong> los hizo don<br />

José María de Cossío, sobre el arte de<br />

Belmonte, el arte depurado y magistral de sus<br />

últimos años, <strong>que</strong> es el <strong>que</strong> debe contar para<br />

su gloria, siendo un deber proclamar su<br />

personalidad excelsa de torero, renovador de<br />

estilo de ejecutar las suertes, al par <strong>que</strong><br />

reconocer su influencia desgraciada en los<br />

de más aspectos de la lidia. Y ciertamente, si<br />

sus imitadores o influídos han renunciado a<br />

salvar sus propias personalidades y sólo<br />

pueden aspirar a miméticamente representar<br />

el arte único de Juan, no es temerario afirmar<br />

<strong>que</strong> el arte taurino, para lo <strong>que</strong> así le conciben,<br />

se encuentra en un callejón sin salida, del <strong>que</strong><br />

sólo podría salvarles, y ello lo reconoció el<br />

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