Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
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El (31-05-1891) hizo su presentación<br />
en Madrid como banderillero, y hubo de matar<br />
el séptimo toro, de Udaeta, sustituyendo a<br />
Bonarillo. En las novilladas madrileñas de<br />
aquél otoño y en las verificadas en 1892 toreó<br />
como matador, alternando muchas veces con<br />
Emilio Torres (Bombita). A mediados de 1892<br />
ingresó en la cuadrilla de Francisco Arjona<br />
Reyes (Currito), hijo de Cúchares, y más<br />
tarde en la de José Sánchez del Campo<br />
(Cara-Ancha), su permanencia junto a este<br />
famoso matador le fue de gran beneficio;<br />
aprendió mucho y mató otros toros cedidos<br />
por su maestro en las plazas de Pamplona,<br />
Ciudad Real, León y otras.<br />
El (11-11-1892) banderilleó ante la<br />
afición madrileña y llamó la atención extraordinariamente<br />
su manera elegante de poner<br />
banderillas. Sánchez de Neira escribió:<br />
«Fue un banderillero andaluz, de<br />
cuyos méritos puede decirse mucho, por su<br />
aplicación y buen estilo. Es un chico <strong>que</strong>, sin<br />
desplantes ni aceleramientos, va donde otro<br />
vaya, y cuando ha tomado en sus manos los<br />
trastos de matar, casi ha demostrado poseer<br />
más aptitudes para ello <strong>que</strong> para las banderillas;<br />
su valor va en aumento, y promete<br />
hacernos ver a su tiempo un buen matador<br />
de toros; es paradito y se va derecho a la<br />
suerte sin titubear.»<br />
En la primera temporada de 1893<br />
toreó a las órdenes de Cara-Ancha, se separó<br />
de éste, al fin, el 17 de septiembre tomando<br />
la alternativa en Madrid, de manos de<br />
Fernando Gómez (Gallo), <strong>que</strong> le cedió el<br />
primer toro, de nombre Corredor, de la<br />
ganadería de don José Clemente. El nuevo<br />
matador recibió a<strong>que</strong>lla tarde grandes<br />
ovaciones por la brillante labor <strong>que</strong> llevó a<br />
cabo. En 1894, Fuentes ya figuraba en el<br />
abono de Madrid, y el 27 de mayo toreó en la<br />
corrida en <strong>que</strong> el toro de nombre Perdigón<br />
arrebató la vida a Manuel García (Espartero).<br />
En sus primeros tiempos de matador,<br />
Fuentes no lograba sobresalir entre sus<br />
compa-ñeros; no se mostraba muy certero<br />
con el esto<strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> su natural elegancia<br />
MIURA - 2002<br />
y su valentía encubrían con el capote a<strong>que</strong>lla<br />
deficiencia. Sobrevino la muerte de<br />
Espartero, y la afición comen-zó a adivinar el<br />
torero de gran porvenir <strong>que</strong> había en Fuentes...<br />
y no se equivocó. La misma fatal tarde del<br />
(27-05-1894) se reveló el magnífico torero <strong>que</strong><br />
más tarde fue. En Sol y Sombra se describió<br />
así su labor:<br />
«Tercero, Zurdito, negro bragado,<br />
asti-negro y bizco del derecho. Se arrancaba<br />
a los peones como una flecha y sembró el<br />
pánico en el ruedo. El toro remataba en las<br />
tablas con gran codicia. No la tuvo así para<br />
los picadores -típicas aptitudes de los mansos<br />
peligrosos-; acosándoles, les acometió cuatro<br />
veces, topando y sin ningún poder. Blanquito<br />
clava un par desigual, cuarteando. El Americano<br />
dejó un palo caído, y repite el primero<br />
con otros dos de cualquier manera.<br />
Al salir Fuentes a matar es aplaudido.<br />
El joven espada pasó cerca, solo y confiado,<br />
y entrando bien y saliendo mejor, dio un<br />
magnífico volapié <strong>que</strong> tumbó a Zurdito<br />
(Ovación). Sexto, Sabino, cárdeno bragado,<br />
gordo y cornalón. En una de las siete varas<br />
<strong>que</strong> admite voltea a un picador, el cual resulta<br />
ileso. Fuentes, al quite con mucha<br />
oportunidad. Sabino mató cuatro caballos. Le<br />
pusieron cinco banderillas, y fue a la muerte.<br />
Fuentes toreó cerca y confiado,<br />
aun<strong>que</strong> con muchas coladas, y se deshizo<br />
del toro de varios pinchazos y un metisaca,<br />
después de un terrible achuchón. Fuentes<br />
conquistó ayer por completo las simpatías de<br />
nuestro público. Fue el único <strong>que</strong> conservó la<br />
serenidad, el único <strong>que</strong> estuvo en todas partes,<br />
el único <strong>que</strong> toreó con algún aplomo, sin<br />
acobardarse por la terrible desgracia de su<br />
compañero. Y no es <strong>que</strong> no la sintiera; le vimos<br />
llorar desesperadamente cuando llegó<br />
a conocer su magnitud. Los antiguos<br />
aficionados recordaron a<strong>que</strong>lla trágica tarde<br />
en otra <strong>que</strong> murió Pepete, y lo <strong>que</strong> en ella hizo<br />
Cayetano Sanz, y comparaban con éste al<br />
novel espada...»<br />
De la biografía de este diestro, <strong>que</strong><br />
apareció publicada en la biblioteca Sol y<br />
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