Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava

poderle pegar los pases, que son: Miuras,
Pablo Romero y Victorino. El astado de Miura
no te perdona ni un error»... y menos si lo
recibes a portagayola, según Juan José
Padilla, entonces sólo un milagro puede salvarte,
como le ocurrió en la corrida de Miura
del (07-05-2000) en la Real Maestranza de
Sevilla, cortando la única oreja de la tarde.
«Aun siendo bueno, es muy difícil,
porque tiene veinte pases y hay que andar
muy espabilado para podérselos dar. Hay que
perderle muchos más pasos, colocarse muy
cruzado, dejar la muleta muy planchada por
delante, y esperar a que meta la cara sin
descomponerte. El secreto es que el toro
choque en la muleta y que no la enganche.
Como le separes la muleta de la cara una
cuarta, se te vuelve y te ve. Hay que estar
muy pendiente de las reacciones y de los
cambios. Y cuando montas la espada debes
asegurarlo, porque como lo pinches puede
ser un calvario.Yo he entrado a matar un toro
de Miura y he tenido que salir para atrás, no
he cruzado, no había forma, veía que no tenía
sitio por donde irme.»
«De todas las faenas a toros de Miura
me quedo con una de Pamplona, a un toro
castaño, el año 1983, al que corté dos orejas.
Fue un gran toro, extraordinario, al que le pude
hacer el toreo templado y despacio. Recuerdo
otro en Palencia, que le corté el rabo, que fue
buenísimo. Otro en Lima, un flor de gamón
en Nimes, otro en Valencia, uno más en
Sevilla y otro en Mont-de-Marsán.»
Campuzano asegura que «poniendo
el toro un porcentaje alto, para que haya
estética, con el de Miura tiene que haber una
necesidad de triunfo muy grande por parte del
torero. Y lo digo porque sentí, en Pamplona,
cuando tenía que romper en el toreo como
fuera, y el toro colaboró. Pero también me
salió otro en Sevilla, en los años fuertes míos,
que me volvió loco, me quitó el sitio para veinte
tardes más.» Lo que se dice, pues, sobre el
Miura bueno y el malo, es muy relativo, ya que
puede darse con toros de cualquier ganadería,
con la diferencia de que triunfando con un
MIURA - 2002
miureño el éxito no es comparable con el
logrado con astados de otras vacadas.
Los toros de Miura, por otro lado, presentan
reacciones extrañas más acusadas
que los restantes, ya que su poder conlleva
casi simpre la posibilidad de desarrollar con
prontitud más sen-tido y es éste el que tiene
en su mano la presentación de las más
variadas reacciones. Para José Antonio
Campuzano el miureño «es un toro también
difícil para descabellarlo porque echa el hocico
para delante y se tapa. Una vez le pegué
a uno dos descabellos, se dio la vuelta, puso
los pitones en el estribo y dijo:
«Aquí no me da éste ni uno más. Y
tuve que descabellarlo por detrás. O cuántas
veces un banderillero lo toca y se tapa, y el
toro, por lo alto del burladero, hace así y lo
mira. O le da la vuelta y lo está esperando por
el otro lado.»
En resumen, Campuzano refiere:
«Cuando yo rompí el muro, en el año 1982,
salí con fuerza y podía elegir; seguí toreando
las de Miiura y Victorino. Ahora pienso que fue
un error. Aunque también tengo el gran orgullo
de haberlo hecho con profesionalidad y de que
a mí, hasta ahora, no me ha quitado ningún
toro el sueño. Cuando se torean corridas de
las otras no se sufre apenas.
Allí también sale el toro complicado,
pero lo que se sufre con la de Miura, desde
que estás en el hotel hasta que la matas, no
se puede comparar. Un torero que mate todas
las temporadas ocho o diez corridas de Miura,
a los cinco o seis años, seguro que está
canoso o sufre del hígado. Ese toro pasando
por la vera tuya, cuatro o cinco veces... es
que cuando sales de su cara no tienes aire
ninguno, no puedes con tu alma. Ahora, cuando
se cuaja uno, el triunfo te deja tremendamente
satisfecho.»
CARMONA Luque (Antonio), Gordito.
Nos cuenta don José María de Cossío que,
en entre los papeles que disfrutó para
componer su magistral obra enciclopédica,
procedentes de la colección del señor Ortiz
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