Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
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engrosando, y alguna tarde-noche fue un<br />
verdadero parnaso taurino. Belmonte mismo<br />
la honró con su presencia alguna vez... «Una<br />
anécdota típicamente belmontina de la<br />
primeras noches del <strong>que</strong> llamábamos Movimiento<br />
Nacional los españoles. La tertulia<br />
estaba muy animada y no se hablaba de toros.<br />
Otras cosas importantes ocupaban la<br />
atención de los reunidos. Apenas hacía una<br />
semana <strong>que</strong> se había iniciado la sagrienta<br />
guerra fratricida española. De pronto se<br />
acercó a la tertulia una señora menudita,<br />
vestida de negro, muy digna, y pidió una limosna<br />
con humildad. Belmonte sacó del<br />
bolsillo una cantidad de dinero <strong>que</strong> no contó,<br />
y lo alargó a la pobre señora. Esta, un poco<br />
emocionada, balbució: ¡Salud...! Y Juan, con<br />
su característica tartamudez, le dijo<br />
sonriendo: Váyase, señora; <strong>que</strong> nos van a<br />
detener a todos...<br />
Por la noche, hablando del resultado<br />
de la corrida con Vila, éste le dijo:<br />
-Me parece una auténtica barbaridad<br />
lo de esta tarde. No tienes necesidad de<br />
hacerlo. Estás rico, eres famoso. En una pelea<br />
de esas puedes dejar girones de las dos<br />
cosas. El Litri I, habiendo escuchado esas<br />
palabras y con su característico gesto de escepticismo,<br />
contestó:<br />
-A mi no me da ningún miedo. César<br />
Girón, cuando se le preguntó un día en tono<br />
de amistosa sorna cuándo pensaba retirarse,<br />
dijo: Nunca. Voy a torear con la misma<br />
tranquilidad <strong>que</strong> usted -se refería a Enri<strong>que</strong><br />
Vila- puede ir al periódico. Por contrapartida,<br />
se le atribuye a Cagancho esta frase genial:<br />
Todos los toreros tienen miedo. Pero yo tengo<br />
más <strong>que</strong> ninguno.<br />
La gimnasia a <strong>que</strong> se refiere dicho<br />
rumor, era la disposición por parte de don<br />
Eduardo I de <strong>que</strong> el ganado anduviera cada<br />
mañana unos kilómetros antes de la hora del<br />
pienso. E igualmente por la tarde. Nadie pudo<br />
demostrar esta aseveración. Es más, nos<br />
refiere don Enri<strong>que</strong> Vila: «La Casa Miura,<br />
como todas las vacadas donde los toros de<br />
lidia son tratados con una técnica rigurosa,<br />
MIURA - 2002<br />
mantiene el criterio de <strong>que</strong> todos los toros de<br />
salida no deben estar juntos nunca, sino separados<br />
en pe<strong>que</strong>ños hatos -no debe decirse<br />
«piara»- por<strong>que</strong> los toros de lidia no son<br />
cerdos-, <strong>que</strong> permitan más fácil y escrupulosamente<br />
la observación. Sin embargo, el<br />
crítico taurino señalado nos asegura <strong>que</strong> «tuvo<br />
la suerte de ver una vez toda la camada de<br />
Miura, es decir, unos ochencta toros impresionantes.<br />
Fue un espectáculo <strong>que</strong> don<br />
Eduardo I Miura quiso proporcionarnos a Jean<br />
Coau y a él, una mañana <strong>que</strong> estuvieron en<br />
Zahariche...» Por cierto <strong>que</strong> ese<br />
«espectáculo», también se lo ofreció a este<br />
autor don Eduardo II, cuando tranquilicé toros<br />
en Zahariche,y le pudo costar muy caro<br />
al ganadero, por<strong>que</strong> sabiendo del temperamento<br />
de sus animales, pudieron presentarse<br />
seria y trágicas peleas entre ellos.<br />
___________________________<br />
La ironía de Belmonte, traducida a<br />
otro lenguaje, fue especie muy admitida por<br />
personas al parecer sensatas. Vila -el escritor,<br />
no el jefe de los Servicios Médicos de la<br />
Maestranza- dice haber oido a una de ellas<br />
«<strong>que</strong> a los toros de Pablo Romero los<br />
transportaban con los cajones invertidos, para<br />
quitarles el poderío.» El rumor del saco terrero<br />
a la salida por los chi<strong>que</strong>ros, era creencia<br />
acérrima entre los detractores del toreo<br />
moderno, hasta <strong>que</strong> alguien aventuró <strong>que</strong> era<br />
punto menos <strong>que</strong> imposible dar con el saco<br />
al toro en el sitio justo cuando emprendía la<br />
salida hacia la plaza.<br />
Después se puso de moda el drogado<br />
de los toros. «Ya ha salido una voz sensata,<br />
en artículos razonadísimos, explicando de<br />
manera técnica <strong>que</strong> es prácticamente<br />
imposible drogar de manera eficiente a un<br />
toro. Y <strong>que</strong> si alguien había descubierto el<br />
sistema, lejos de ser anatematizado, debería<br />
ser objeto de un homenaje; por cuanto habría<br />
puesto en manos de la Zootecnia la llave para<br />
desentrañar problemas hasta ahora insolubles.»<br />
Lástima <strong>que</strong> don Enri<strong>que</strong> Vila, no<br />
hubiese dicho <strong>que</strong> uno de esos artículos era<br />
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