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Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava

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-El segundo toro era francamente<br />

bueno. El primero, no. Fue esta, sin duda<br />

ninguna, la jornada más brillante de toda la<br />

crónica del belmon-tismo. Antonio Ruiz<br />

comentaba a la salida de la plaza:<br />

-¡Cualquiera va esta noche a «La Perla»...!<br />

La Perla era un antiguo café sevillano,<br />

ya desaparecido, donde solían reunirse cada<br />

noche del año aficionados de todas las<br />

tendencias. Se discutían con calor, pero de<br />

buena fe. Gallistas y belmontistas en<br />

beligerante promiscuidad defendían sus<br />

banderas titulares, un pugilato de intención y<br />

de gracia. La Perla desapareció como tantas<br />

instituciones de este tipo. La última tertulia<br />

eminentemente taurina <strong>que</strong> yo recuerdo en<br />

Sevilla, aparte la del Aero Club, citada en la<br />

nota anterior, fue la de La Casa de la Montaña,<br />

muy parecida a la de La Perla. En La Casa<br />

de la Montaña llevaron la voz cantante durante<br />

años enteros Domingo Ruiz, Juanito Balbontín<br />

y Manuel Baena. Balbontín era un gallista de<br />

este calibre. Cierta mañana de una corrida<br />

madrileña, en la <strong>que</strong> alter-naban Gaona, José<br />

y Juan, le preguntaron en el café Lion d’or, de<br />

Madrid: ¿Quién toreaba?, y contestó de mesa<br />

a mesa, con una voz bien clara y potente:<br />

Joselito y otros dos. Se hizo famoso.<br />

C) La Entrevista a Belmonte.<br />

Juan Belmonte, en su época<br />

profesional y después en su retiro, solía hablar<br />

de toros y de toreros muy pocas veces. Él<br />

mismo dice <strong>que</strong> fue siempre un torero «un<br />

poco fuera del toreo.» Sin embargo, por una<br />

vez, con amabilidad y atención -cosa <strong>que</strong> le<br />

agradecerá siempre don Enri<strong>que</strong> Vila- accedió<br />

a platicar mucho rato sobre los toros de Miura.<br />

De dicha conversación traemos a los lectores<br />

las contestaciones <strong>que</strong> el famoso matador<br />

sevillano les dio a las preguntas del periodista:<br />

-¿Cuáles son, a su juicio, las notas<br />

esen-ciales del toro de Miura?<br />

-No es problema fácil definirlas de<br />

manera concreta. Si he de serle franco, no<br />

MIURA - 2002<br />

me había parado jamás a pensar en ese tema.<br />

Después <strong>que</strong> usted me dio cuenta del<br />

propósito <strong>que</strong> tenía, con ocasión del primer<br />

centenario de Miura, he meditado para formar<br />

un juicio exacto. En mi opinión, el toro de Miura<br />

<strong>que</strong> se lidiaba en mi época se distinguía de<br />

todos los demás por estas dos cualidades<br />

esenciales: el poder y el sentido. El primero<br />

fácilmente explicable, conocida, como es de<br />

todo el mundo, la escrupulosidad con <strong>que</strong> la<br />

casa Miura trató siempre el ganado.<br />

Además no tiene nada de extraño.<br />

Tanto don Antonio I como don Eduardo I<br />

trataron de hacer el toro a gusto de a<strong>que</strong>llos<br />

tiempos, y debemos de reconocer <strong>que</strong> los<br />

consiguieron plenamente. El toro de Miura de<br />

entonces podía ser más o menos bravo; más<br />

o menos bonito, pero siempre sosteniendo<br />

una pelea fuerte. Por lo <strong>que</strong> al sentido se<br />

refiere, tengo la seguridad absoluta de <strong>que</strong><br />

ningún toro ha medido jamás con más<br />

excatitud su capacidad ofensiva y defensiva<br />

ante el torero. Era, además, el <strong>que</strong> más pronto<br />

reaccionaba fieramente contra la tiranía del<br />

lidiador.<br />

(Habiendo estudiado largamente ese<br />

sentido de los toros, encontré referencia de<br />

astados <strong>que</strong> su conducta resabiada<br />

impresionaron incluso al públicos en los<br />

tendidos. Uno de esos toros fue rejoneado en<br />

Madrid el año 1658, por don Tomás Melgarejo,<br />

en las fiestas reales celebradas con motivo<br />

del nacimiento y bautizo del príncipe Felipe<br />

Próspero. Ese toro, desde <strong>que</strong> salió a la plaza,<br />

no le interesó para nada el caballo, pues al<br />

llegar a él levantaba la cabeza y corneaba al<br />

rejoneador, infiriéndole a don Tomás una cornada<br />

<strong>que</strong> le atravesó la pierna de parte a parte,<br />

tratando de cornear igualmente a otros rejoneadores,<br />

como lo hizo con Pernia. La gente<br />

sintió en los tendidos <strong>que</strong> el toro aplicaba su<br />

ferocidad, «tirándole a la persona sin hacer<br />

caso del caballo» (Relación de don Rodrigo<br />

Méndez Silva).<br />

-Según eso ¿el toro de Miura era difícil<br />

en todos los momentos de la lidia...?<br />

-Por lo menos nunca era inofensivo.<br />

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