Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
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En 1865 preside y es testigo de la<br />
compe-tencia <strong>que</strong> sostuvieron dos jóvenes<br />
diestros <strong>que</strong> aspiraban a la supremacía del<br />
arte: Tato y Gordito. El 15 de octubre de dicho<br />
año confirió la alternativa en Madrid a Lagartijo.<br />
La temporada siguiente de 1866 alterna con<br />
Tato, Gonzalo Mora, Manuel Domínguez y<br />
otros espadas, en distintas arenas de<br />
España. Igual ocurre en 1867 y 68, con triunfos<br />
señalados en varias ocasiones.<br />
En 1869 dice Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez<br />
«<strong>que</strong> Cayetano es de los lidiadores <strong>que</strong> mejor<br />
conservan sus facultades, quizá por<strong>que</strong> no<br />
prodiga sus esfuerzos, y en el coso gaditano<br />
pude convencerme de <strong>que</strong> aún no se marca<br />
en él ese periodo de descenso <strong>que</strong> en otros<br />
toreadores de su época y de menos briega<br />
precisamente.»<br />
En 1870 y 71, unas veces en Madrid y<br />
otras en plazas provincianas, repite sus<br />
triunfos. Un poco viejo ya, no es desmerecedora<br />
su labor de aplauso a pesar de<br />
enfrentarse con lidiadores jóvenes, más tarde<br />
famosos, como Rafael Molina (Lagartijo) y<br />
Salvador Sánchez (Frascuelo. Igual ocurre en<br />
la temporada de 1872 y en las posteriores <strong>que</strong><br />
la siguen.<br />
El (27-05-1877), achacoso y sin facultades<br />
físicas, toreó en Málaga la penúltima<br />
corrida seria de su vida. Reemplazó a Salvador<br />
Sánchez (Frascuelo), herido en Madrid<br />
por un toro de don José Antonio Adalid.<br />
Cayetano mató con dificultades a su primero,<br />
y al llegar al quinto toro de la tarde, de<br />
Murube, el torero; ya con cincuenta y seis<br />
años, tuvo <strong>que</strong> cederle el esto<strong>que</strong> a José Lara<br />
(Chicorro), <strong>que</strong> alternaba con él, para <strong>que</strong> se<br />
encargase de matarle.<br />
Retirado de los toros y alejado de la<br />
mundana vida en su finca de Villamantilla,<br />
pueblecito de la provincia de Madrid, posesión<br />
confortable <strong>que</strong> le proporcionara su trabajo<br />
honesto y desvelos ahorrativos, volvió a torear<br />
en las fiesta reales celebradas el año 1878.<br />
Cuentan algunos de sus biógrafos<br />
<strong>que</strong> en el pueblo de su retiro se organizó una<br />
corrida de novillos en la cual participaron<br />
MIURA - 2002<br />
varios maletillas de Madrid. Asistió a ella<br />
Cayetano y durante la función se oyeron entre<br />
todas algunas voces <strong>que</strong> aconsejaban a los<br />
toreros la forma más lucida y práctica de<br />
burlar al toro. Encorajinado el jefe de los<br />
lidiadores, dirigiéndose al consejero, exclamó:<br />
«Tio viejo, ¿cómo no baja usted a hacerlo?»<br />
Bajó inmediatamente el anciano al<br />
ruedo, y quitándole el capote de las manos le<br />
dio al bicho, sin apenas moverse, varias<br />
navarras y verónicas <strong>que</strong> le rindieron<br />
completamente.<br />
Estalló en este momento una gran<br />
ovación en honor de a<strong>que</strong>l improvisado torero,<br />
y entonces el espada contratado, mohíno,<br />
preguntó <strong>que</strong> quién era a<strong>que</strong>l señor. Al decirle<br />
<strong>que</strong> Cayetano Sanz, acudió solícito al palco<br />
donde estaba a pedirle perdón y darle las<br />
gracias, acogiéndole bondadosamente el gran<br />
torero. Fue ésta probablemente la última vez<br />
<strong>que</strong> actuó delante de un toro. Poco tiempo<br />
después, el (21-09-1891), murió en<br />
Villamantilla. Cayetano Sanz y Pozas fue<br />
maestro indiscutible en los lances de capa a<br />
la navarra, verónica, de tijera, y sobre todo de<br />
frente por detrás. En esta especialidad, a decir<br />
verdad, no tenía rivales en su tiempo... Luis<br />
Miguel Dominguín, el (27-08-1958), alternando<br />
con Rafael Ortega en la plaza de toros del El<br />
Puerto de Santa María, se llevó con el capote<br />
a un toro de Miura de un lado a otro de la plaza,<br />
toreándolo de frente con la tela a la espalda.<br />
Muerto Redondo, de quien aprendió<br />
muchas elegancias, ni Cúchares, ni Juan<br />
León, ni el Tato, nadie, daba al toreo de capa<br />
la finura y solera del más puro sabor clasicista<br />
<strong>que</strong> Cayetano Sanz imprimía a esta suerte.<br />
En los pases de muleta al natural y de pecho,<br />
lucía sobremanera, ayudado de su estatura y<br />
gallardía.<br />
A la hora de la muerte, como ya <strong>que</strong>dó<br />
dicho, fla<strong>que</strong>aba y estropeaba en ocasiones<br />
mag-níficas faenas. Tardo y lento en decidirse,<br />
en la suerte de recibir logró buenas<br />
estocadas, aun<strong>que</strong> no con mucho valor, sí<br />
con el primor de un Chi-clanero. Sin embargo,<br />
su escuela no era puramente defensiva<br />
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