Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
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MIURA - 2002<br />
extremo de hablar de tales apasionamientos<br />
en el Parlamento, y con indignación don<br />
Abelardo López de Ayala. La Prensa profesional<br />
andaluza tomó su desquite en esta ocasión.<br />
El Látigo, revista taurina de Cádiz, se<br />
expresaba así: El público de Cádiz ha dado<br />
una severa lección al de la Villa y Corte de<br />
Madrid. Los gaditanos no se dejan arrastrar<br />
por el espíritu de pandillaje, no secundan las<br />
miras de los <strong>que</strong> por fin determinado <strong>que</strong>rían<br />
ensañarse con algún diestro con objeto de<br />
hundir su reputación bien adquirida.<br />
Sobriamente han <strong>que</strong>dado indicadas<br />
las características del toreo de ambos rivales.<br />
Entre variabilidad en la última y desastrosa<br />
fase en los años siguientes de 65 y 66, en<br />
<strong>que</strong> es más enconada la división de las<br />
preferencias del público, en las <strong>que</strong> según las<br />
plazas y la fortuna prevaleció en uno u otro<br />
diestro.<br />
En 1866 hicieron las paces ambos toreros,<br />
por las gestiones de amigos influyentes<br />
y bien intencionados. El año 1867 fueron<br />
contratados por la empresa de Madrid los dos<br />
Antonios, en unión de Salvador Sánchez<br />
(Frascuelo). La campaña contra el Gordito en<br />
la plaza de la Corte comenzó a tener<br />
caracteres verdaderamente sañudos.<br />
. Aun podría citar otras represalias de<br />
los públicos andaluces, especialmente los indignados<br />
desahogos del público de la plaza<br />
de Sevilla contra dos peones de la cuadrilla<br />
de Cúchares, muy afectos al yerno del viejo<br />
espada. En el año 1869 tuvo término decisivo<br />
esta competencia. Habían sido contratados<br />
por la plaza de Madrid, jun-tamente con el<br />
Tato, Lagartijo y Frascuelo. Transcurrían las<br />
corridas sin cosa digna de notarse hasta <strong>que</strong><br />
la del 7 de junio, en <strong>que</strong> organizara una extraordinaria<br />
la Diputación Provincial para solemnizar<br />
la promulgación de la Constitución.<br />
Habían de jugarse seis toros por la<br />
mañana y seis por la tarde, esto<strong>que</strong>ados<br />
todos ellos por el Tato y Lagartijo. El cuarto<br />
toro de la tarde, Peregrino, de don Vicente<br />
Martínez, castaño y bien colocado, cogió al<br />
Tato al entrar a matar por tecera vez, y con el<br />
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cuerno derecho le suspendió y volteó, infiriéndole<br />
una cornada de cuatro centímetros de<br />
longitud por tres de profundidad en el tercio<br />
superior de la pierna derecha. Peña y Goñi<br />
transcribe una carta <strong>que</strong> a don José Pérez<br />
de Guzmán, distinguido escritor taurino, dirigió<br />
el du<strong>que</strong> de Veragua explicándole la cogida.<br />
He aquí el interesante documento:<br />
«Querido amigo: Mucho he agradecido<br />
el recuerdo de amistad enviándome el<br />
grupo <strong>que</strong> contenía su grata del (23-06-1969.<br />
La cuadrilla me parece corresponde en su<br />
apariencia al justo crédito <strong>que</strong> goza.<br />
Únicamente sería de desear rellenara el banderillero<br />
un poco de las taleguillas sobrantes.<br />
Con gusto reuniré para enviar a ustedes<br />
cuanto se publi<strong>que</strong> de la cogida del Antonio<br />
Sánchez (Tato).»<br />
Y continuó diciéndole: «Hasta ahora<br />
sólo tengo noticias de la adjunta hoja suelta,<br />
escrita muy en tonto, según verá. He encargado<br />
a Antonio Carmona me envíe lo <strong>que</strong> él<br />
conozca acerca del particular; no hago mérito<br />
de lo publicado por el antiguo Enano, pues<br />
no dudo en considerar a usted como<br />
suscritor; y por cierto <strong>que</strong> como detalles y<br />
escrupulosidad en reunir partes facultativos,<br />
no puede mejorarse.<br />
En cuanto al juicio y observaciones<br />
<strong>que</strong> un aficionado debe sugerir la cogida, crea<br />
usted <strong>que</strong> no ha habido más <strong>que</strong> lo siguiente:<br />
el toro era muy noble, estaba menos aburrido<br />
de lo <strong>que</strong> generalmente llegan a la muerte los<br />
toros del Colmenar, y nada tenía <strong>que</strong> inspirase<br />
cuidado, pues su condición de blando alejaba<br />
aún más todo peligro. El pobre Tato lo había<br />
toreado sin ninguna dificultad a pesar de su<br />
poca defensa; y habiéndole cogido los huesos<br />
(pinchado) dos veces, quiso asegurarle<br />
con uno de esos volapiés <strong>que</strong> le valían tantos<br />
aplausos y <strong>que</strong> ponían simpre a riesgo su vida.<br />
En a<strong>que</strong>lla ocasión no intervino el primer<br />
elemento <strong>que</strong> le salvaba, y era el dolor<br />
de la estocada, pues resultó un poco al lado<br />
contrario y fuera de la cavidad. El motivo de<br />
estar la estocada ida, fue haber hecho el toro<br />
un poco más de lo <strong>que</strong> el matador creía, a