Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
en la <strong>que</strong> los apasionados del «Tato» le<br />
preparaban una ovación con carácter apoteósico,<br />
repartiendo versos por todas las localidades<br />
del circo y arrojándose a la arena una<br />
corona de flores y dos de plata.»<br />
La temporada de 1865 la abre en<br />
Madrid toreando con Cayetano Sanz y el<br />
Gordito, señalándose claramente las preferencias<br />
del público de la Corte por el toreo del<br />
Tato, y sobre todo, por su manera de matar a<br />
volapié, <strong>que</strong> por entonces empiezan a notar<br />
los críticos, sobre los quiebros y jugueteos<br />
del toreo del Gordito, <strong>que</strong> el público rechaza<br />
como poco serio.<br />
En cambio, en Cádiz, donde tantos<br />
aplausos lograra el año anterior, las cañas se<br />
volvieron lanzas, prefiriéndose señaladamente<br />
a su rival. Aumentaron las simpatías<br />
de éste al negarse el Tato a ceder el quinto<br />
toro al entonces banderillero Rafael Molina<br />
(Lagartijo), como el público lo reclamaba, y<br />
acceder a ello espontáneamente el Gordito<br />
en el sexto toro.<br />
Empezó por señalarse un gran sector<br />
del público contra el peón del Gordito, José<br />
Cineo (Cirineo), y acabó por tratar al matador<br />
con excesiva violencia y saña injustificables.<br />
Atizaba estas pasiones un célebre periódico<br />
recién aparecido, El Mengue, fundado y dirigido<br />
por Mariano Garisuain, según Peña y<br />
Goñi:<br />
«Aficionado inteligentísimo, terne y<br />
feroz, <strong>que</strong> arremetía con furia contra todo bicho<br />
viviente y no dejaba coleta sana en toda<br />
la taurómaca nación.»<br />
Fue Gordito el blanco principal de sus<br />
iras, e influyó de modo decisivo en la actitud<br />
agresiva del público. En esta temporada -<br />
1864- y la siguiente, de 1865, presenció la<br />
plaza de Madrid los espectáculos más<br />
vergonzosos, Carmona, a quien la suerte no<br />
acompañaba, sufría las protestas más violentas,<br />
subrayadas con cencerros, pitos y lluvias<br />
de naranjas y otros objetos arrojadi-zos.<br />
La rivalidad en la Corte acabó el 12 de julio.<br />
He aquí como narra Peña y Goñi el<br />
lamentable espectáculo:<br />
MIURA - 2002<br />
«El Gordito estuvo fatal en la muerte<br />
del primer toro, y fue objeto de una espantosa<br />
silba. Llegó la muerte del segundo y los<br />
pinchazos <strong>que</strong> propinara Antonio al animal<br />
fueron tantos, <strong>que</strong> el presidente ordenó la salida<br />
de la media luna, pero desacatando el<br />
mandato de la autoridad, siguió el «Gordito»<br />
acribillando al toro, hasta <strong>que</strong>, entre un infernal<br />
griterío, fue llevado por dos aguaciles al palco<br />
de la presidencia, siendo multado con 500 reales<br />
y rota su escritura con la empresa.»<br />
Así salió Antonio Carmona de Madrid<br />
y así parecía tener término su competencia<br />
con el Tato. Pero éste no había de encontrar<br />
en las demás plazas de España las mismas<br />
facilidades pa-ra sus triunfos. La Prensa<br />
andaluza, en especial, reaccionó violentamente<br />
contra las apasionadas campañas de<br />
la de Madrid, y fue en Cádiz donde, trece días<br />
después, volvieron a encontrarse los diestros,<br />
pero respaldado Gordito con la simpatía del<br />
a<strong>que</strong>l entendido público. Campañas de Prensa,<br />
propagandas intentísimas y continuadas,<br />
prepararon el ambiente. Al salir a matar<br />
Carmona cayeron sobre el público hojas con<br />
versos, hechas por algunos amigos:<br />
«Hoy, sin temor de mentir,<br />
y tras afán singular,<br />
bien puede el labio decir<br />
<strong>que</strong> Cádiz vuelve a gozar,<br />
por<strong>que</strong> te vuelve a aplaudir.<br />
Disípese tu dolor,<br />
si de la Corte trama<br />
pudo inspirarte temor;<br />
eso te da más valor<br />
y acreciente más tu fama.<br />
Pues por tan infame ardid<br />
no pasastes tu el primero,<br />
<strong>que</strong> en desaprobada lid<br />
hizo lo mismo Madrid<br />
con Montes y «el Chiclanero.»<br />
La corrida fue un escándalo continuado,<br />
y las colisiones entre los partidarios<br />
de uno y otro diestro llegaron a punto de hacer<br />
intervenir a la fuerza armada, llegando al<br />
221