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Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava

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MIURA - 2002<br />

7<br />

<strong>Algunos</strong> <strong>Diestros</strong> <strong>que</strong> <strong>Lidiaron</strong> <strong>Miuras</strong><br />

RANA y Carmona (Antonio).<br />

Matador de toros, nacido en<br />

Sevilla el (09-04-1868). Fue su<br />

primer oficio de marmolista,<br />

bien pronto cambiado por el<br />

taurino. El 26 de julio de 1886<br />

ejecutó por primera vez la suerte de matar,<br />

en Bollullos del Condado, sufriendo una grave<br />

cogida <strong>que</strong> le retuvo dos meses en cama.<br />

En 1888 y en Ayamonte (Huelva) figuró por<br />

primera vez en una cuadrilla de cartel, en la<br />

del Espartero, y visto su buen arte ingresó en<br />

la de Fernando Gómez (el Gallo), con quien<br />

toreó la temporada de 1889 y parte de la del<br />

90. Con el Gallo fue a La Habana y a México,<br />

y su jefe le cedió algún toro para <strong>que</strong> lo matara.<br />

Debió encontrarlo fácil, pues se decidió a<br />

tomar la alternativa, tras unas breves<br />

temporadas de fulminante fortuna novilleril.<br />

El (12-10-1890) le dio la alternativa en<br />

la plaza de Sevilla su antiguo jefe y amigo,<br />

con toros de Miura, <strong>que</strong> confirmó en Madrid el<br />

26 del mismo mes, alternando con<br />

Mazzantini. Las temporadas de 1892 y 1893<br />

figuró en el cartel de abono de la plaza de<br />

Madrid. El 4 de junio de ese último año, un<br />

toro de Féliz Gómez le volteó ocasionándole<br />

dos heridas en el muslo izquierdo y una en el<br />

escroto, graves, <strong>que</strong> apagaron notablemente<br />

sus arrestos.<br />

Cada vez más distantes de la atención<br />

del público y empresas, como tantos<br />

otros, buscó mejor fortuna en América, sin<br />

con-seguirlo. El (20-02-1910), toreando en<br />

Montevideo, estuvo tan desgraciado, <strong>que</strong> al<br />

acabar la corrida aseguró <strong>que</strong> no volvería a<br />

ponerse más el traje de luces. Volvió a torear,<br />

pese a ello, en el beneficio de Antonio Fuentes.<br />

Completamente olvidado murió en Sevilla,<br />

su ciudad natal, el (09-05-1928).<br />

BELMONTE García (Juan Bautista).<br />

A) Resumen Biográfico:<br />

Famoso matador de toros, nacido en<br />

Sevilla el (14-04-1892), en la casa número 72<br />

de la calle de la Feria y fue bautizado en la<br />

iglesia parroquial de Omnium Sanctorum,<br />

cuya partida de nacimiento dice textualmente:<br />

«En la ciudad de Sevilla, a diez y siete<br />

de abril de mil ochocientos noventa y dos, con<br />

licencia del infrascrito cura ecónomo de la iglesia<br />

parroquial de Omnium Sanctorum, de la<br />

misma, bauticé solemnemente en ella a Juan<br />

Bautista José de la Santísima Trinidad, <strong>que</strong><br />

nació el catorce del expresado mes y año, a<br />

las cinco de la mañana, en calle Feria, número<br />

setenta y dos, hijo legítimo de José<br />

Belmonte y Peña, natural de Prado del Rey,<br />

en la provincia de Cádiz, y de María de la<br />

Concepción García e Ibáñez, de Sevilla,<br />

casados en esta misma parroquia. Abuelos:<br />

Juan, de Algo-donales y Ana, de Borno, ambos<br />

de la provincia de Cádiz; y los maternos, José<br />

y María de las Aguas, de Sevilla. Fueron sus<br />

padrinos Juan Belmonte y Peña y Concepción<br />

Peña y Mancilla, casados y feligreses de esta<br />

parroquia, a quienes advertí el parentesco<br />

espiritual y obligaciones contraídas, siendo<br />

testigos don Ignacio Jiménez y don Antonio<br />

Castañeda...»<br />

La biografía de Juan Belmonte ha sido<br />

trazada muchas veces y a ella se han dedicado<br />

libros voluminosos, como los de Gómez<br />

Hidalgo, Antonio de la Vila y Chavez Nogales.<br />

Todo ello debido a la merecida popularidad<br />

del diestro y el justo entusiasmo por su arte<br />

condensaron alrededor de su vida una<br />

atmósfera casi mítica. Así <strong>que</strong> aun<strong>que</strong> sólo<br />

pretenda hacer unas trazas de tan rica<br />

121


MIURA - 2002<br />

biografía humana y torera, es tarea bien difícil<br />

de condensar, por ello he <strong>que</strong>rido incluir una<br />

de las pocas entrevistas <strong>que</strong> le hicieron y una<br />

parte sobre los últimos días de su vida.<br />

De importancia es decir, en honor a la<br />

verdad, <strong>que</strong> Belmonte fue un aunténtico<br />

autodidac-ta, como tantos otros hombres<br />

famosos, en todos los campos del saber<br />

humano. Su infancia con dificultades económicas<br />

no le permitió dedicarse a su pasión<br />

favorita: la lectura, <strong>que</strong> le incitó a tener un<br />

espíritu inquieto y aventurero... el de saltar de<br />

Cádiz al Norte de África a cazar leones...,<br />

pero su padre terminó enviándolo a Huelva. A<br />

poco comenzó a torear becerros en Camas<br />

y en la venta de Cara-Ancha, para pasar a<br />

incursionar en los corrales de Tablada (Sevilla)<br />

y todo para desahogar ya su profunda afición,<br />

<strong>que</strong> apuntaba ya una gran habilidad para<br />

torear.<br />

El (06-05-1909), se presentó en la<br />

plaza portuguesa de Elva, destacando entre<br />

los torerillos <strong>que</strong> le acompañaron, «pese a lo<br />

desastrado y poco airoso de su perjeño físico.»<br />

En a<strong>que</strong>llos días se presentaron serias<br />

dificultades económicas en su casa y él<br />

mismo reconocería años después <strong>que</strong><br />

a<strong>que</strong>lla «situación» le impulsó a tantear el<br />

camino del toreo.» Lo cierto es <strong>que</strong> era<br />

compadre e íntimo amigo del señor José<br />

Belmonte, el banderillero José María Calderón<br />

<strong>que</strong> desde la muerte de su jefe, Antonio<br />

Montes, andaba suelto por Sevilla... el cual<br />

terminó convencido del porvenir torero de<br />

Juan, ayudándole a esquivar la negativa de<br />

su padre.<br />

Juan comenzó a asistir a los<br />

tentaderos.. y en una «prueba» realizada por<br />

cierto ante Emilio Bomba, fue presenciada<br />

también por Luis Castillo, el entonces<br />

conocido empresario de la plaza de<br />

Barcelona, <strong>que</strong> cuando pasó por Madrid no<br />

cesó de contar el arte de Juan Belmonte, hablándose<br />

de él en las peñas taurinas de la<br />

Corte. Mientras, en Sevilla, su amigo Calderón<br />

le ayudó a trabar muchas y buenas amistades,<br />

quienes le organizaron una corrida mixta<br />

122<br />

en el Arahal (Sevilla), para <strong>que</strong> toreara Juan,<br />

la cual se celebró el (24-07-1910). El primero<br />

de los novillos, del señor Pérez, de Coria,<br />

embistieron bien. El primero le dio ocasión<br />

de un gran triunfo a Juan, pero en un derrote<br />

el toro le hizo una herida en la ceja, cuyo<br />

recuerdo llevó siempre.<br />

Poco después le prepararon una encerrona<br />

con un lote de toracos enormes, <strong>que</strong><br />

no quiso Calderón <strong>que</strong> Juan torease... pero el<br />

pueblo, temiéndoselo, armó un alboroto...;<br />

pero Juan se aventó y fue cogido recibiendo<br />

una cornada en una pierna. Para colmo no<br />

cobraron un centavo, ni Juan ni el otro<br />

alternante, Paco Madrid, <strong>que</strong> también fue cogido,<br />

así como Calderón y otro novillero.<br />

Poco después toreó en Constantina,<br />

en cuya corrida cobró 25 duros (125pesetas).<br />

Su trabajo fue excelente, <strong>que</strong>dando<br />

contratado para la feria del año siguiente. Se<br />

presentó en otros muchos festejos con<br />

notable éxito, algunos de ellos ya en Sevilla.<br />

Pero tuvo un tiempo en <strong>que</strong> sus escasas<br />

facultades físicas le detuvieron en el camino<br />

<strong>que</strong> se había trazado. Hasta <strong>que</strong> el primavera<br />

de 1912 volvió a tentarle la afición taurina,<br />

rever-deciéndose sus ilusiones... y la de su<br />

apoderado Calderón, <strong>que</strong> consiguió del empresario<br />

de Castellón, don Vicente Calvo le<br />

incluyera en un cartel, en corrida <strong>que</strong> se celebraría<br />

en el mes de marzo, con seis toros del<br />

Raso de Portillo, para Torerito de Valencia y<br />

Va<strong>que</strong>rito, ocupando Belmonte el puesto de<br />

Mestizo, herido en Manella, pero como el empresario<br />

no tuviera información de <strong>que</strong> Juan<br />

había salido de Sevilla, puso en su lugar a<br />

Torerito de Valencia..., y cuando apareció<br />

Belmonte, el señor Calvo lo puso de sobresaliente;<br />

pero herido Torerito, alternó Juan<br />

en quites, entre las ovaciones de una parte<br />

del público.<br />

Y se dió la primera anécdota. Juan se<br />

retrasó en llegar a Castellón de la Plana<br />

por<strong>que</strong> sin dinero no podía comprar ni siquiera<br />

pagar el alquiler del traje, los gatos del viaje...,<br />

pero fue cuando entró en la escena don<br />

Antonio Conde, quien con gesto heroico de


<strong>que</strong>mar sus naves, vendió dos burros, con<br />

los <strong>que</strong> se ayudaba portando loza de Triana a<br />

la Estación de Córdoba... y el resultado<br />

favorable de su actuación le abrió las puertas<br />

de Valencia el 26 de mayo de ese año, en<br />

una corrida de toros con mucho peso y<br />

mansos, a los <strong>que</strong> se enfrentó muy decidido,<br />

si bien uno le hirió en una pantorrilla, cobrando<br />

en esta corrida 80 pesetas.<br />

Fue contratado Juan Belmonte para<br />

dos novilladas en Valencia, la última el (29-<br />

06-1912), alternando con Antonio Rosales y<br />

Bernardo Gallardo (Gaona II), con toros de<br />

Amalio Martín, como la novillada anterior.<br />

Juan, <strong>que</strong> iba creciendo en su arte, obtuvo en<br />

esta segunda novillada un resonante éxito,<br />

pues cortó las dos orejas y rabos de sus enemigos...<br />

y el aire taurino de Valencia se llenó<br />

con su nombre y saltó hasta Sevilla, donde<br />

fue de inmediato contratado para el 21 de julio<br />

con una novillada seria y con picadores.<br />

Organizó la referida novillada en Sevilla<br />

la Hermandad de San Bernardo, y toreó<br />

novillos del du<strong>que</strong> de Tovar, alternando con<br />

Larita y Francisco Posadas. Su triunfo fue<br />

rotundo, especialmente en su faena con el<br />

último... y la multitud enardecida le llevó a<br />

hombros hasta Triana. Desde aquél memorable<br />

día las contratas le llovieron al par <strong>que</strong><br />

los éxitos y todos los revisteros, casi de forma<br />

unánime, airearon sus actuaciones <strong>que</strong> sería<br />

muy largo enumerar.<br />

Sin embargo, no es una exageración<br />

decir <strong>que</strong> cada en <strong>que</strong> toreaba le tropezaban<br />

los toros más de una vez, lo <strong>que</strong> le dió a sus<br />

actuaciones un cierto tinte de próxima tragedia,<br />

<strong>que</strong> una parte de la afición veía como<br />

inevitable, y pudo presentarse en cualquiera<br />

de los centenares de cogidas <strong>que</strong> sufrió en<br />

los primeros años, pero se rodeó de una<br />

aureola extra taurina <strong>que</strong> plasmó en el<br />

entusiasmo de algunos hombres de letras y<br />

de artes, <strong>que</strong> le convirtieron en su ídolo, trazaron<br />

toda una teoría patético-estética <strong>que</strong><br />

nada tenía <strong>que</strong> ver con el arte del toreo, pero<br />

<strong>que</strong> contribuyó a difundir la popularidad de Juan<br />

en los ambientes más alejados del toreo. La<br />

MIURA - 2002<br />

frase <strong>que</strong> don Ramón del Valle Inclán solía<br />

repetir al diestro: No te falta más <strong>que</strong> morir<br />

en la plaza, puede resumir cuanto acabamos<br />

de señalar. A la <strong>que</strong> él, con gracia infinita,<br />

contestó: Se hará lo <strong>que</strong> se pueda, don<br />

Ramón.<br />

En Madrid toreó dos veces y en septiembre<br />

estaba listo para la alternativa, pero<br />

una serie de circunstancias la atrasaron hasta<br />

el (16-10-1912), anunciándose en Madrid<br />

con toros de Bañuelos, y actuando de padrino<br />

Machaquito y de testigo Rafael (el Gallo).<br />

La corrida fue un perfecto y más <strong>que</strong> sonado<br />

desastre, <strong>que</strong> apenas salvaron unas<br />

verónicas de Belmonte, fue cuando salieron<br />

al ruedo hasta 11 bichejos y cuya corrida ya<br />

el lector conoce.<br />

En el invierno de 1912 fue contratado<br />

Juan para torear , donde toreó en varias<br />

corridas, al parecer, nueve en México y otras<br />

nueve en los Estados de la República... pero<br />

ninguna en la plaza de San Pedro en la ciudad<br />

de Zacatecas. En esas corridas fue alcanzado<br />

por varios toros mexicanos, una por uno de<br />

Tepeyahualco, teniendo <strong>que</strong> matar Gaona su<br />

lote; otra cogida en la plaza de Nogales... pero<br />

en todas sus actuaciones causó una impresión<br />

profundísima.<br />

En 1913 y 1914, como podrá<br />

ver el lector en el último Capítulo de esta obra,<br />

toreó en Sevilla con toros de Miura, en<br />

Barcelona, y en plazas de otras capitales de<br />

provincia en España, logrando ese año torear<br />

hasta 72 corridas, pese a las innumerables<br />

veces <strong>que</strong> fue tropezado por los toros. Y así<br />

estuvo toreando con ganado de las más diferentes<br />

ganadería. Por ejemplo, el (25-04-<br />

1915), con un toro de Murube realizó en Madrid<br />

una faena cumbre, en la <strong>que</strong> por rarísimo<br />

acaso en su vida taurina toreó al natural en<br />

redondo y de modo insuperable; faena tal vez<br />

muy superior a la del toro de Concha y Sierra<br />

de 1917, <strong>que</strong> para Juan fue la mejor de su<br />

vida. A estas alturas, comenzado desde 1915,<br />

ya Juan Belmonte es una figura consumada,<br />

siendo el año 1917 el <strong>que</strong> marca el cénit del<br />

hombre y del torero.<br />

123


MIURA - 2002<br />

Dando un salto llegamos al día (20-<br />

11-1918) en <strong>que</strong> Juan embarcó en Santander<br />

con rumbo al Perú, y en Lima hizo su presentación<br />

el 20 de diciembre. Le acompañaban<br />

los diestros españoles Fortuna, Chiquito<br />

de Begoña y Alcalareño. Nueve corridas toreó<br />

en Lima esa temporada, <strong>que</strong> dió por terminada<br />

el 12 de febrero. Sus actuaciones fueron<br />

brillantísimas. En esa ciudad conoció a la <strong>que</strong><br />

había de ser su esposa. Hubiera celebrado<br />

su boda inmediatamente, pero tenía el<br />

compromiso de actuar en Venezuela; pasó a<br />

Panamá y allí le organizaron una corrida <strong>que</strong><br />

toreó con Chiquito de Begoña, y toreó en Caracas<br />

tres corridas, pasando la mayor parte<br />

del tiempo en el rancho del general Juan<br />

Vicente Gómez, el famoso dictador, y dejó allí<br />

amistades y recuerdos imborrables.<br />

En Panamá, Juan se reunió con su<br />

esposa y emprendieron su viaje de novios a<br />

Buenos Aires, y de allí a Nueva York. No<br />

regresó a España hasta el otoño del año<br />

siguiente. Y el (02-02-1919) comenzó su<br />

campaña en España, pero ya Juan no era el<br />

mismo, por<strong>que</strong> el público y él perdieron el<br />

necesario calor para <strong>que</strong> se dieran a<strong>que</strong>llas<br />

añoradas actuaciones, especialmente de los<br />

<strong>que</strong> habían hecho de él un legendario protagonistas<br />

de una tragedia, <strong>que</strong> cada vez<br />

amenzaba más, como felizmente acaeció,<br />

con el desenlace de una feliz comedia<br />

burguesa.<br />

El año 1920 le impresionó fuertemente<br />

la tragedia de Talavera, donde murió Joselito,<br />

<strong>que</strong> le dio sombra a toda la temporada y<br />

desvió la atención de todo lo <strong>que</strong> no fuera el<br />

recuerdo del gran torero muerto. Para<br />

Belmonte, su constante com-pañero y, sobre<br />

todo, su compartidor de riesgos y violencias<br />

en el ruedo, la desgracia fue enormemente<br />

sensible. Y aún así se presentó Juan en la<br />

Feria de Abril de Sevilla, donde ya se vio con<br />

más responsabilidad, pero acompañada de<br />

un deseo de demostrar <strong>que</strong> la impresionante<br />

desgracia no había amilanado su espíritu.<br />

Toreó esa temporada 68 corridas y esto<strong>que</strong>ó<br />

140 toros.<br />

124<br />

El (20-10-1920) salió de nuevo para<br />

Lima (Perú), para cumplir contratos verdaderamente<br />

espléndidos: 30.000 pesetas por<br />

corrida. Cuatro toreó en Perú, desde donde<br />

pasó a México para torear seis corridas con<br />

escasa fortuna. En Sevilla comenzó la<br />

temporada de 1921, donde una vez terminado<br />

sus compromisos, en los <strong>que</strong> toreó 69<br />

corridas, volvió a México contratado para<br />

torear cinco corridas... pero a ambos lados<br />

del océano Atlántico el publicó comenzó a enfriarse...<br />

tal vez por<strong>que</strong> ya no ofrecía esa<br />

sensación de patetismo, anunciando al volver<br />

a Lima nuevamente, su deseo de retirarse.<br />

Dicho retiro, él lo justificó así: «Había<br />

llegado en el toreo a un momento de crisis.<br />

Los públicos eran cada vez más duros para<br />

conmigo, y yo sentía un cansancio y un<br />

desánimo <strong>que</strong> me incitaban a abandonar<br />

a<strong>que</strong>lla lucha en la <strong>que</strong> ya llevaba tantos<br />

años.» Su retirada no produjo la impresión <strong>que</strong><br />

hubiera sido justa. «Procuré apartarme todo<br />

lo posible de las sugestiones toreras», dijo<br />

poco tiempo después.<br />

En 1924, como un dato curioso, se<br />

presentó en varias plazas como rejoneador.<br />

El 26 de agosto de ese año toreó en Zumaya,<br />

en una fiesta organizada por el pintor Ignacio<br />

Zuloaga, gran amigo del diestro. El ganado,<br />

de don Antonio Pérez Tabernero, fue nervioso<br />

y duro, y Belmonte fue cogido y resultó<br />

con una cornada <strong>que</strong> tardó en curar dos meses.<br />

En noviembre de 1924 volvió<br />

Belmonte a embarcar con dirección a Lima.<br />

Se celebraba a<strong>que</strong>l año las fiestas del<br />

Centenario de la Independencia del Perú, y el<br />

contrato era tan saludable <strong>que</strong>, según<br />

confesó, alejó su escrúpulo de <strong>que</strong> le acusaran<br />

por la falta de seriedad de reaparecer<br />

como torero precisamente en la ciudad donde<br />

había anunciado su retirada. Sus honorarios<br />

fueron de 500.000 pesetas por siete corridas.<br />

Toreó ocho... dejando aquí su biografía; si bien<br />

en 1926 toreó 45 corridas, con grande éxito,<br />

incluyendo algunas en la plaza de toros de<br />

Madrid.


Y ya solo resta ofrecer algunos puntos<br />

de vista sobre el toreo de Belmonte. Hasta su<br />

llegada, el toreo era de carácter exclusivamente<br />

defensivo. Todos los movimientos y<br />

esfuerzos estaban encaminados a matar al<br />

toro, a a<strong>que</strong>llos animales prácticamente<br />

silvestres, poderosísimos, de mucho peso,<br />

trapío y sentido, <strong>que</strong> había <strong>que</strong> lidiar, por<strong>que</strong><br />

no eran aptos para un arte de dominio, sin<br />

<strong>que</strong> los lidiadores pudieran presentar finas<br />

figuras, por<strong>que</strong> había <strong>que</strong> estar atentísimos<br />

de todos los movimientos e intenciones de<br />

los animales. Ese tipo de lidia, en las <strong>que</strong> los<br />

capotes grandes eran fundamentales para<br />

vencer a las reses, re<strong>que</strong>ría de unas fuertes<br />

piernas por parte de los toreros. Era el único<br />

y más seguro recurso.<br />

Después, cuando los toros fueron permitiendo,<br />

debido a una constante selección,<br />

un toreo ligeramente más artístico, comenzó<br />

la lidia a mostrar más efectos plásticos y con<br />

estos los toreros aparecieron con mayor<br />

majestad o gallardía ante los toros, donde<br />

fueron esenciales el movimiento de unos<br />

brazos fuertes. El arte de dominar a los toros<br />

pasó de las piernas a los brazos, apareciendo<br />

la lidia del toro con mayor belleza. El toro<br />

se va acercando más a la figura del torero.<br />

Con Belmonte la lidia del toro, de un<br />

toro ya más altamente seleccionado, pasó del<br />

brazo al movimiento ágil y virtuoso de las<br />

muñecas, <strong>que</strong> ya permitió, colocando los<br />

brazos próximo al cuerpo del torero, ceñirse<br />

el toro a la figura del torero, en aproximaciones<br />

inverosímiles, entrando las faenas en el<br />

campo de lo patético y de la más espectacular<br />

emoción. El codilleo, el torear con los brazos<br />

muy próximos al cuerpo, como acabo de<br />

decir, lo llevó Belmonte a tal depuración y técnica,<br />

<strong>que</strong> de defecto pasó a ser virtud. No era<br />

ya el movimiento instintivo de defensa del<br />

torero, <strong>que</strong> en lo <strong>que</strong> cree ventaja encuentra<br />

el mayor riesgo, sino el meditado sistema de<br />

tener siempre al toro a la menor distancia<br />

posible del cuerpo en el momento central de<br />

las suertes. Esa increíble aproximación le provocó<br />

muchos achuchones y muy pocas<br />

MIURA - 2002<br />

cogidas graves, especialmente con los toros<br />

de Miura.<br />

De esas suertes, la verónica y la<br />

media verónica son las típicas <strong>que</strong> Juan<br />

practicaba con la capa, y, sobre todo, esta<br />

última sigue esperando aún quién la mejore,<br />

y puede <strong>que</strong>dar como canon de la realización<br />

de este remate. Con la muleta, el pase natural<br />

y el de pecho los dio Juan irreprochablemente,<br />

si bien rara vez toreó en redondo<br />

y al natural. En los molinetes, hizo la innovación<br />

de darles como remate del pase<br />

cambiado por bajo, con personalidad inconfundible<br />

y efecto extraordinario en el público.<br />

En adornos, sin excluir de ellos estas suertes<br />

últimas, solía pecar por subrayar su aspecto<br />

melodramático; pero no es dudoso <strong>que</strong> arrebataba<br />

al público con sus alardes.<br />

Belmonte demostró <strong>que</strong> la plástica del<br />

toreo no era estática, sino dinámica, y en el<br />

ritmo de ese dinamismo creemos <strong>que</strong> está el<br />

verdadero secreto del estilo de Belmonte. La<br />

lentitud con <strong>que</strong> practicaba las suertes, el<br />

temple con <strong>que</strong> las llevaba a cabo eran<br />

admirables y nadie le ha superado en este<br />

aspecto. Le dio a las suerte una esencia<br />

espiritual. Su gran triunfo consistió en influir<br />

en este aspecto de su arte de modo<br />

extraordinario en Joselito, <strong>que</strong> en los últimos<br />

años de su vida llegó a emular a Juan,<br />

toreando con su temple incomparable.<br />

Resumiendo al modo <strong>que</strong> los hizo don<br />

José María de Cossío, sobre el arte de<br />

Belmonte, el arte depurado y magistral de sus<br />

últimos años, <strong>que</strong> es el <strong>que</strong> debe contar para<br />

su gloria, siendo un deber proclamar su<br />

personalidad excelsa de torero, renovador de<br />

estilo de ejecutar las suertes, al par <strong>que</strong><br />

reconocer su influencia desgraciada en los<br />

de más aspectos de la lidia. Y ciertamente, si<br />

sus imitadores o influídos han renunciado a<br />

salvar sus propias personalidades y sólo<br />

pueden aspirar a miméticamente representar<br />

el arte único de Juan, no es temerario afirmar<br />

<strong>que</strong> el arte taurino, para lo <strong>que</strong> así le conciben,<br />

se encuentra en un callejón sin salida, del <strong>que</strong><br />

sólo podría salvarles, y ello lo reconoció el<br />

125


MIURA - 2002<br />

propio Juan, una desigualdad en los estilos<br />

de embestir de los toros <strong>que</strong> obligaría a volver<br />

a cánones de lidia <strong>que</strong> nunca debieron olvidarse<br />

y <strong>que</strong> a Juan Belmonte nunca<br />

interesaron. Juan Belmonte, hay <strong>que</strong> decir<br />

para terminar, merece <strong>que</strong> se agoten todos<br />

los adjetivos en su loor; pero su escuela, su<br />

influencia, en realidad se concepción de la<br />

lidia, no pueden aceptarse sin discusión.<br />

B) La Jornada más Espléndida y Triunfal<br />

del Belmontismo.<br />

Siguiendo fiel y textualmente la crónica<br />

de don Enri<strong>que</strong> Vila, transcribo lo <strong>que</strong> dejó<br />

escrito en las páginas 102 a la 111 de su<br />

interesante libro: MIURA: Cien años de<br />

gloria y de tragedia:<br />

«Ya hemos hecho mención en otras<br />

páginas de la memorable corrida del toros de<br />

Miura <strong>que</strong> se corrió en la plaza de Sevilla, el<br />

día (21-04-1914). Y decimos <strong>que</strong> esta función<br />

marcó en a<strong>que</strong>lla época auténticamente<br />

gloriosa la Fiesta Nacional, el mayor<br />

exponente de emoción <strong>que</strong> aportó a la misma,<br />

la lucha entre gallismo belmontismo (5). Juan<br />

<strong>que</strong> había resultado cogido cinco días antes<br />

en la plaza de Murcia, faltó a las tres corridas<br />

de la feria celebradas con anterioridad, dos<br />

de las cuales, debería haber toreado él mismo.<br />

Ningún gallista creyó en la herida de Murcia,<br />

a pesar de <strong>que</strong> se sabía ciertamente <strong>que</strong><br />

el trianero estaba enfermo en la capital de España.<br />

Se hizo por toda Sevilla una campaña<br />

realmente feroz sobre el miedo de Belmonte<br />

a los toros de Miura, en el cual se hacía basar<br />

la ausencia de Juan de a<strong>que</strong>lla feria famosa.<br />

La tarde del día 20, mientras se jugaba en La<br />

Maestranza el lote de Santa Coloma, para el<br />

<strong>que</strong> Paco Madrid sustituyó a Belmonte, un<br />

126<br />

amigo íntimo de éste hizo circular por el<br />

tendido la especie de <strong>que</strong> «Terremoto», -ya<br />

había empezado Juan a ser llamado entre el<br />

pueblo de esta manera-, venía al día siguiente<br />

para torear la corrida de Miura. En la misma<br />

plaza se inició la lucha entre partidarios y<br />

adversarios de Juan. Los belmontistas batían<br />

palmas atronadoras a medida <strong>que</strong> la noticia,<br />

cual «reguero de pólvora», iba prendiendo en<br />

todos los sectores de la plaza. De forma <strong>que</strong><br />

la ansiedad se adueñó de todos. Unos para<br />

aplaudir; otros para denostar. «¡Mentira,<br />

mentira...!» gritaban hasta enron<strong>que</strong>cer los<br />

grupos de gallistas como <strong>que</strong>riendo poner con<br />

sus exclamaciones un di<strong>que</strong> al propósito de<br />

Juan Belmonte.<br />

Ahora bien, el día <strong>que</strong> Belmonte<br />

toreaba un toro no había quien contuviera la<br />

avalancha mantenida a raya por las irregularidades<br />

de Belmonte hasta <strong>que</strong> fue definitivamente<br />

consolidada la teoría de hacer el toreo.<br />

El día <strong>que</strong> Belmonte toreaba un toro, dijo una<br />

vez el Gallo: Nos llegaba a todos el agua al<br />

cuello. Sólo a mi hermano José le llegaba a<br />

la cintura. El naufragio era por los belmontistas<br />

tan admirablemente explotado, <strong>que</strong> su<br />

campaña al aire duraba hasta <strong>que</strong> Juan toreaba<br />

otro toro. Con frecuencia, meses.<br />

Podría citar ejemplos colosales de la<br />

pasión de a<strong>que</strong>lla lucha. Había en Sevilla un<br />

guarda-calles ya viejo, nacido en la calle de la<br />

Feria, pero <strong>que</strong> prestaba sus servicios en un<br />

sector céntrico de la ciudad, <strong>que</strong> una noche<br />

en <strong>que</strong> varios gallistas, quizás por bromear,<br />

hablaron largamente de Bel-monte mientras<br />

tomaban una copas en el bar de la esquina,<br />

se plantó ante el grupo y sin más preámbulos<br />

soltó esto:<br />

«Por si lo de Belmonte lo han dicho<br />

ustedes para <strong>que</strong> lo oiga yo, oigan ustedes<br />

esto: Todo el <strong>que</strong> no es belmontista es un hijo<br />

(5) Los aficionados jóvenes <strong>que</strong> no vivieron a<strong>que</strong>lla lucha no podrán nunca hacerse una idea<br />

de su encono, de su pasión y de su intransigencia. Sin duda ninguna, la beligerancia gallista<br />

se bañaba con frecuencia en el triunfo, y no tenía, como si dijéramos, moral de derrota, como<br />

los miembros cristianos de una Morisma. En cambio, los belmontistas estábamos bien<br />

acostumbrados a perder -como los miembros de la Turquía en La Morisma de Zacatecas y de<br />

Villena-, no en silencio, pero si con cierta moral.


de..., y terminó como con un epifonema<br />

redondo, dando mayor énfasis a la palabra<br />

<strong>que</strong> falta aquí, <strong>que</strong> dejo inédita, aún con el<br />

riesgo de ser tildado de cursi o timorato, para<br />

no caer en la literatura aI uso para la <strong>que</strong> los<br />

vocablos de contenido más deleznable son<br />

una nota de estilo.<br />

Como el guardacalles <strong>que</strong> cito había<br />

muchos belmontistas y muchos gallistas. Los<br />

aficionados de las nuevas generaciones no<br />

compren-derán nunca estas incidencias de<br />

la Fiesta. Están formados en otra mentalidad<br />

<strong>que</strong> estimo superior a la <strong>que</strong> yo viví. En<br />

realidad, de verdad, los problemas del toreo,<br />

todas las secuencias del toreo, deben ser<br />

tomadas como son en realidad. Sólo hay una<br />

cosa en el toreo <strong>que</strong> me merece a mí un gran<br />

respeto: Torear bien. Sencillamente por<strong>que</strong><br />

creo <strong>que</strong> es una de las cosas más difíciles<br />

<strong>que</strong> el hombre puede lograr hacer.<br />

Efectivamente, éste había cursado<br />

desde Madrid un telegrama a Daniel Herrera<br />

(6) en el <strong>que</strong> le decía simplemente: «Avisa<br />

<strong>que</strong> voy a torear los miuras.» Por la noche, el<br />

ambiente taurino de la ciudad se caldeó en<br />

proporciones inquietantes. Las discusiones<br />

fueron subiendo el tono de la violencia en todas<br />

las tertulias donde habitualmente se hablaba<br />

de temas de la Fiesta y aún en las más<br />

sosegadas y comedidas cruzáronse apuestas<br />

formales en pro y en contra de la llegada<br />

a Sevilla de Juan Belmonte, tal como había<br />

sido pregonada.<br />

Al día siguiente, desde temprano,<br />

había un gran barullo en los andenes de la<br />

plaza de Armas, a la llegada del expreso de<br />

Madrid. Este barullo convirtióse en ovación<br />

delirante cuando todas las miradas<br />

convergieron en la escuálida figura de Juan,<br />

<strong>que</strong> aparecía en una de las ventanillas del<br />

primer coche-cama del tren. A<strong>que</strong>lla ovación<br />

se cortó en seco y como por ensalmo, cuando<br />

MIURA - 2002<br />

al descender Belmonte del tren, la multitud<br />

observó el estado en <strong>que</strong> el torero llegaba.<br />

Apoyado en el hombro de un amigo inició los<br />

primeros pasos con evidente gesto de dolor...<br />

¿Así venía Juan a matar dos toros de Miura<br />

de imponente presencia... ? ¿Ignoraba <strong>que</strong><br />

iba a torear con Joselito el Gallo y Rodolfo<br />

Gaona, ambos en pleno dominio de facultades...?<br />

Los más sinceros comentaron con<br />

melancolía « ¡Se podía haber <strong>que</strong>dado en<br />

Madrid! »<br />

Juan salió de la estación y se dirigió a<br />

su domicilio. Por toda la ciudad corrió la<br />

noticia de <strong>que</strong> venía inútil y <strong>que</strong> su gesto<br />

presentándose en tal estado a torear la corrida<br />

de Miura, no había sido jamás igualado por<br />

nadie en la historia de la tauromaquia. Esto<br />

fue hecho circular naturalmente por el bando<br />

belmontista. El gallista puso en marcha otra<br />

versión enteramente distinta. Juan había<br />

venido a impedir con su presencia <strong>que</strong> fuera<br />

su nombre sustituído en la corrida de Miura,<br />

como había sido en las anteriores y obligar<br />

de esta manera a matarla a Joselito y Gaona,<br />

mano a mano, con lo <strong>que</strong> aumentaba la ración<br />

de toros de cada uno... ¡Una gran jugada...!<br />

Con este ambiente se abrieron las puertas<br />

de la plaza a la hora prevista por la autoridad.<br />

Los primeros grupos <strong>que</strong> ocuparon el<br />

graderío, iniciaron discusiones y peleas. A<br />

medida <strong>que</strong> las localidades íbanse cubriendo<br />

entraba más en el ámbito de la plaza el clima<br />

estupendo en <strong>que</strong> a<strong>que</strong>lla función entró por<br />

entero. Pocas veces en el curso de la crónica<br />

general del toreo sevillano, notóse en una<br />

corrida de toros clima semejante. Tal vez<br />

nunca. A los acordes de una música <strong>que</strong><br />

parecía complicada también en a<strong>que</strong>l lío,<br />

desfilaron las cuadrillas, capitaneadas por<br />

Gaona, José y Juan. En medio de los dos ,<br />

fornidos, esbeltos, eufóricos, la enclen<strong>que</strong><br />

figurilla de Belmonte aparecía más achicada.<br />

(6) Daniel y Armando Herrera, especialmente el primero, fueron amigos y consejeros de Juan<br />

desde los comienzos de éste por la senda de la torería. Tenían por los alrededores de la plaza<br />

de toros un negocio de transportes con carros o algo así, con el <strong>que</strong> a fuerza de trabajo y<br />

seriedad mercantil hicieron una buena fortuna. Andando el tiempo, Daniel y Annando Herrera<br />

entraron a formar parte de la empresa de Sevilla, juntamente con Belmonte y Eduardo Pagés.<br />

127


MIURA - 2002<br />

Llevaba vendada la cabeza y a los primeros<br />

pasos, totalmente cojo, la plaza en pie<br />

se hizo un clamor, aun<strong>que</strong> de signo contrario,<br />

unánime. En un paroxismo jamás igualado,<br />

a<strong>que</strong>lla multitud congestionada, mezcló con<br />

formidable barullo las más duras imprecaciones<br />

y los calificativos más absurdos.<br />

Por encima de todo el griterío una voz salida<br />

por el sector del sol, como de los cimientos<br />

mismos de la plaza gritó. « ¡Bien, Juan... ! »<br />

Y otra no menos potente de junto: «¡Mentira...!<br />

¡Viene a dejar seis toros a sus compañeros...!<br />

¡ Sinvergüenza...!» Una tremenda bofetada<br />

cortó en seco a<strong>que</strong>l insulto y se iniciaron las<br />

broncas.<br />

Salió el toro primero. Gaona no hizo<br />

con él nada sobresaliente. Salió el segundo y<br />

Joselito pasó sin pena ni gloria por<strong>que</strong> no se<br />

podía hacer otra cosa. Un silencio de muerte<br />

se hizo en la plaza cuando abrieron las<br />

puertas del chi<strong>que</strong>ro para dar suelta al tercer<br />

toro de la tarde. Era éste un berrendo<br />

terriblemente armado, con romana, con trapío,<br />

<strong>que</strong> pisó la arena lleno de hermosura. Juan<br />

se adelantó al tercio apenas tocado el toro<br />

por los subalternos. Afianzó en el suelo la<br />

pierna coja y citó desde largo al animal.<br />

A<strong>que</strong>lla avalancha entró en el capote como<br />

un torbellino. Belmonte marcó una vez y otra<br />

y otra, la verónica de su estilo. La «<strong>que</strong> no<br />

podía ser» según la concepción gallista del<br />

toreo... ¿Qué pasó allí...? La plaza no se cayó<br />

por verdadero milagro. Los belmontistas se<br />

alzaron sobre sus asientos y ya no fue posible<br />

sentarlos en toda la jomada. Transcurrieron<br />

los tercios de varas y banderillas entre un<br />

murmullo grave y solemne saturado de<br />

ansiedad. Tocaron a matar. El toro había<br />

<strong>que</strong>dado en los medios y hacia él se fue Juan<br />

cojeando pero con una firmeza genial. La<br />

barba le llegaba a la rodilla. Toda la voluntad<br />

de a<strong>que</strong>lla multitud <strong>que</strong> asombrada asistía al<br />

espectáculo, iba literalmente arrastrando de<br />

la muleta de Juan Belmonte hacia el toro de<br />

Miura.<br />

En unas localidades de grada alta, un<br />

grupo de gallistas intransigentes, en los <strong>que</strong><br />

128<br />

formaban Enri<strong>que</strong> García Oviedo y Antonio<br />

Ruiz Gálvez, esperaban en silencio el<br />

desenlace de todo a<strong>que</strong>llo. Antonio Ruiz<br />

masticaba nerviosamente un puro de «tres<br />

chicas», al cual hacía girar nerviosamente<br />

entre los dedos de la mano crispada. García<br />

Oviedo le miraba de cuando en cuando, como<br />

temiendo <strong>que</strong> el corazón de su amigo fuera a<br />

saltar hecho pedazos.<br />

Antonio Ruiz Gálvez fue durante<br />

muchos años jefe del Negociado de Actas del<br />

Ayuntamiento de Sevilla. Era un hombre<br />

magnífico, <strong>que</strong> gastaba unos chalecos de<br />

fantasía <strong>que</strong> para él hubiera <strong>que</strong>rido el<br />

marqués de Salamanca, o Antonio Sánchez<br />

(el Tato), el yerno de Cúchares. En alguna<br />

parte está escrito <strong>que</strong> Mendizábal regaló una<br />

vez un chaleco de estos a Cúchares. Antonio<br />

Ruiz Gálvez, como digo, era en su tiempo el<br />

único sevillano <strong>que</strong> usaba los chalecos de<br />

fantasía, pero los llevaba con una dignidad<br />

admirable, a pesar de <strong>que</strong> era como de talla y<br />

más bien rechoncho <strong>que</strong> esbelto. Como tenía<br />

siempre en la boca un puro de los llamados<br />

entonces tagarninas, hablaba con un tono<br />

como si le faltara sitio a las palabras para salir<br />

al aire. Sólo cuando se enredaba en una conversación<br />

sobre Rafael el Gallo, Antonio Ruiz<br />

Gálvez se ponía elocuente hasta el<br />

castelarismo. Entonces se quitaba el puro<br />

de la boca y dejaba espacio libre a los<br />

parlamentos. ¡Gran persona Antonio Ruiz<br />

Gálvez...! Era yo empleado modestísimo de<br />

la última fila del Ayuntamiento, nos relata don<br />

Enri<strong>que</strong> Vila, cuando él era ya jefe del Negociado<br />

de Actas. Me hacía el honor de hablar<br />

conmigo muchas veces de toros y de toreros,<br />

aun<strong>que</strong> él ya estaba retirado .<br />

Enri<strong>que</strong> García Oviedo es otro de los<br />

personajes interesantes <strong>que</strong> yo he conocido<br />

en el mundo de la Fiesta, aun<strong>que</strong> no tenía<br />

nada absolutamente <strong>que</strong> ver en los problemas<br />

de ella. Enri<strong>que</strong> García Oviedo se podía<br />

permitir el lujo de pensar libremente sobre<br />

cualquiera de estos problemas, entre otras<br />

razones, por<strong>que</strong> era hombre de una independencia<br />

tan grande como su simpatía perso-


nal, <strong>que</strong> ya es decir. Él era, dentro de la Fiesta,<br />

amigo de quien <strong>que</strong>ría serlo. Y nunca aceptó<br />

la amistad de un torero <strong>que</strong> no encajara en<br />

su manera de ver el toreo. Decía -he aquí una<br />

alta muestra de su honradez como<br />

aficionado- <strong>que</strong> nunca le remordería la<br />

conciencia de no aplaudir a un torero <strong>que</strong><br />

fuera su amigo personal. Para ello, la mejor<br />

manera <strong>que</strong> había encontrado era la de no<br />

aceptar la amistad del torero <strong>que</strong> no era de<br />

su agrado.<br />

Enri<strong>que</strong> García Oviedo era un hombre<br />

<strong>que</strong> repartía cordialidad por donde quiera <strong>que</strong><br />

iba..., no era en modo alguno carmoniano.<br />

Todas las mañanas del año se iba a las ocho,<br />

andando a su almacén de aceitunas de la<br />

Resolana, pasando por un bar llamado El<br />

Toro, donde tomaba con los camareros una<br />

copa de aguardiente Machaco. Era hombre<br />

de gran fortuna, pero nunca hizo gala de ella.<br />

Antes al contrario, gustaba la compañía de la<br />

gente humilde, con las <strong>que</strong> nunca rehusó<br />

tomar una copa. Era gallista furibundo y amigo<br />

personal de Belmonte. Esto más tarde,<br />

cuando se podían ser las dos cosas impunemente.<br />

Mantenía a diario, como alma de<br />

ella, una tertulia deliciosa en el Aero Club de<br />

Sevilla, <strong>que</strong> perdió con la muerte de García<br />

Oviedo el mejor aglutinante.<br />

De gran ingenio y formación social y<br />

religiosa, tomaba toda la vida con la sabia<br />

filosofía de no pasar gran pena por nada. Y si<br />

las pasaba, endulzábalas de tal manera <strong>que</strong><br />

no lo parecían. Solterón y generoso, dos<br />

cosas <strong>que</strong> parecen contradictorias. Su bolsillo<br />

estaba siempre presto a cualquier necesidad<br />

ajena. En casa de algunos toreros modestos<br />

podrían dar fe de esto. Era conocido en todos<br />

los medios sociales de toda España. En todos<br />

tenía amistades y en todos había conquistado<br />

un grado de simpatía difícil de superar. Fue<br />

un gran amigo mio. Muy bueno. Me hacía el<br />

honor de leer y criticar mis crónicas cuando<br />

yo escribía para los periódicos. A estas<br />

críticas debo yo algunas cosas importantes.<br />

Luego, cuando empecé a trabajar en<br />

la radio, no perdió nunca mis programas, <strong>que</strong><br />

MIURA - 2002<br />

el se encargaba de airear en la tertulia, donde<br />

mi nombre fue discutido muchas veces con<br />

absoluta falta de unanimidad en el criterio de<br />

los <strong>que</strong> discutíanlo. El mismo Oviedo me<br />

informaba entre risas y bromas de lo <strong>que</strong> de<br />

mí opinaba cada cual. Muchas veces,<br />

muchísimas, tuvo <strong>que</strong> hacer de abogado defensor,<br />

con tal celo y entusiasmo como si en<br />

realidad empleara su elocuencia en la<br />

salvación de un reo. Él sabía <strong>que</strong> a mi me<br />

afectaba bien poco lo <strong>que</strong> de bueno o de malo<br />

se dijera allí, y por eso me contaba las dos<br />

cosas, mezclándolas tan sabiamente <strong>que</strong><br />

siempre flotaba como resultado positivo lo primero...<br />

Una mañana -según me contó- la<br />

cosa llegó a tal extremo <strong>que</strong> de él partió la<br />

idea: Señores-dijo-, creo <strong>que</strong> deberíamos<br />

dejar de beber el vino <strong>que</strong> estamos bebiendo<br />

y pedir ahora mismo una botella de «Tío<br />

Mateo...» («Tío Mateo», para el <strong>que</strong> no lo<br />

sepa, es la marca de un vino de la casa<br />

Palomino Vergara, <strong>que</strong> patrocina desde hace<br />

muchos años las emisiones taurinas de cada<br />

lunes en la Cadena S.E.R., <strong>que</strong> dirigió Enri<strong>que</strong><br />

Vila.) Poseía García Oviedo el don<br />

especialísimo de imitar admirablemente a la<br />

persona de quien hablara o contara algo. Esto<br />

hacía particular y singularmente amena su<br />

conversación. Se podría escribir un libro delicioso<br />

con las anécdotas de Enri<strong>que</strong> García<br />

Oviedo. Taurinas, teatrales, musicales, amorosas...<br />

He aquí una <strong>que</strong> corrió en España<br />

entera, contada por José María de Cossío, a<br />

quien yo mismo, protagonista de ella, la referí:<br />

«Cierta tarde del mes de septiembre me<br />

encontré con García Oviedo en Utrera. Los<br />

dos habíamos ido a ver una novillada <strong>que</strong><br />

toreaba el segundo de los Váz<strong>que</strong>z, Manolo.<br />

Él, como siempre, de aficionado. Yo, como<br />

cronista de la corrida. Hablamos un rato. Al<br />

tiempo de despedimos me preguntó cuál sería<br />

mi próxima corrida -era un oyente fidelísimo-<br />

, y le contesté <strong>que</strong> al día siguiente desde<br />

Albacete, para donde partía desde el mismo<br />

Utrera. ¡Ah!-me dijo-. Con <strong>que</strong> vas a Albacete.<br />

129


MIURA - 2002<br />

A la feria. Allí estuve yo un par de veces hace<br />

muchos años, y te podría contar lo <strong>que</strong> me<br />

pasó una vez con Paquito Barrionuevo, el de<br />

Córdoba, <strong>que</strong> tú conoces. Me preguntó<br />

seguidamente: ¿Se puede saber lo <strong>que</strong> se te<br />

ha perdido a ti en la Feria de Albacete...?<br />

Hombre -le contesté-, como perdérseme,<br />

nada. Pero voy a ver si puedo hacerle un par<br />

de crónicas de Pedrés. Me dijo: ¡Gran<br />

muchacho ese Pedrés! Escribe de él en este<br />

orden lo <strong>que</strong> quieras; pero no se te vaya a<br />

ocurrir decir <strong>que</strong> Albacete es la cuna del toreo.<br />

Tenía muchas ganas de escribir un<br />

rato largo de Enri<strong>que</strong> García Oviedo, como si<br />

hablara con él. Nunca hasta ahora había<br />

tenido oportunidad. Ya está declarado <strong>que</strong> he<br />

reescrito este libro para la propia recreación.<br />

Y así ha sido, plenamente, estas modestas<br />

florecillas <strong>que</strong> he puesto sobre la memoria<br />

del gran amigo...» ¡Muy bien, don Enri<strong>que</strong>!»<br />

(Aquí termina el párrafo 15).<br />

Juan llegó hasta la misma cara del toro<br />

sin una duda, metiéndole la muleta entre los<br />

cuernos lo llevó una vez y otra maravillosamente<br />

prendido, en pases impresos todos<br />

de la chispa de genialidad <strong>que</strong> iluminó siempre<br />

las grandes faenas de Belmonte...<br />

-¡Qué barbaridad...!<br />

-¡Jozú, qué tío...! -murmuraba Autonio<br />

Ruiz a cada pase de Juan...<br />

-¡Lo <strong>que</strong> faltaba...! -soltó reciamente,<br />

cuando Belmonte se lió toda la mole del toro<br />

en ese molinete <strong>que</strong> nadie, más <strong>que</strong> el propio<br />

Juan, logró luego imitar.<br />

Antonio tiró un puro deshecho ya a bocados<br />

y sacó otro del pe<strong>que</strong>ño arsenal <strong>que</strong><br />

llevaba en uno de los bolsillos superiores de<br />

su magnífico chaleco de fantasía. A menos<br />

de medio metro de distancia, Juan se perfiló<br />

para matar al toro. El cuerno derecho, casi le<br />

rozaba la cha<strong>que</strong>tilla. A<strong>que</strong>l cuerno <strong>que</strong> momentos<br />

antes había tomado por la mazorca<br />

rompiendo y destrozando una tradición y una<br />

leyenda...<br />

García Oviedo <strong>que</strong> me contó esta<br />

anécdota, oyó más atónito <strong>que</strong> por la faena<br />

de Belmonte, por el admirable gallismo de<br />

130<br />

Antonio Ruiz, <strong>que</strong> éste verdaderamente<br />

emocionado empezó a rezar con verdadero<br />

recogimiento cuando Juan liada la muleta se<br />

disponía a ir hacia el toro...<br />

-¡Dios te salve Reina y Madre...!<br />

-¿Qué hace usted, Antonio...? -le pregunto<br />

García Oviedo.<br />

-¡A ver si pincha...! ¡Madre de Misericordia,<br />

vida y dulzura...!<br />

Juan se fue tras la espada, hasta<br />

apoyar la mano en el morrillo del animal.<br />

Antonio interrumpió el rezo.<br />

¡-Qué barbaridad! -exclamó,<br />

añadiendo con balbuceo como último<br />

recurso-. ¿No está un poco atravesada...?<br />

-¿Qué atravesada, Antonio? ¡Está en<br />

todo lo alto! Aún no había terminado Oviedo<br />

de decir esto cuando el toro rodaba como una<br />

pelota ante los pies de Belmonte, <strong>que</strong> con la<br />

mano alzada había pronunciado contra él<br />

«una inapelable sentencia de muerte», según<br />

la frase estupenda de Andrés Martínez de<br />

León.<br />

La pluma más brillante y arrebatada<br />

no sería capaz de describir fielmente lo <strong>que</strong><br />

pasó en la plaza, ni la magnitud del entusiasmo<br />

<strong>que</strong> desbordó todos los límites cuando la<br />

memorable gesta de Juan fue coronada tan<br />

gloriosamente. A<strong>que</strong>llo era la consagración<br />

definitiva del belmontismo, como teoría y<br />

práctica de torear. A<strong>que</strong>llo era la reválida<br />

absoluta de <strong>que</strong> el toreo es, de verdad, una<br />

«fuerza del espíritu». Para vencer a un torazo<br />

de Miura imponente Juan no había necesitado<br />

ni agilidad ni fuerza física.<br />

Fue a<strong>que</strong>lla tarde cuando el propio<br />

Belmonte, emocionado, inició la vuelta al ruedo<br />

al revés. Muy pocos se dieron cuenta,<br />

posesos del estupor <strong>que</strong> había causado la<br />

faena, de esta anomalía, hasta <strong>que</strong> el torero,<br />

acabado el triunfal paseo, entró en el burladero<br />

con la cara lívida por la contracción del dolor.<br />

Todavía reservaba Juan otra sorpresa. La de<br />

torear a su segundo toro de la misma<br />

impresionante manera. Pero él mismo me dijo,<br />

años más tarde, recordando la hazaña de abril<br />

del 1914:


-El segundo toro era francamente<br />

bueno. El primero, no. Fue esta, sin duda<br />

ninguna, la jornada más brillante de toda la<br />

crónica del belmon-tismo. Antonio Ruiz<br />

comentaba a la salida de la plaza:<br />

-¡Cualquiera va esta noche a «La Perla»...!<br />

La Perla era un antiguo café sevillano,<br />

ya desaparecido, donde solían reunirse cada<br />

noche del año aficionados de todas las<br />

tendencias. Se discutían con calor, pero de<br />

buena fe. Gallistas y belmontistas en<br />

beligerante promiscuidad defendían sus<br />

banderas titulares, un pugilato de intención y<br />

de gracia. La Perla desapareció como tantas<br />

instituciones de este tipo. La última tertulia<br />

eminentemente taurina <strong>que</strong> yo recuerdo en<br />

Sevilla, aparte la del Aero Club, citada en la<br />

nota anterior, fue la de La Casa de la Montaña,<br />

muy parecida a la de La Perla. En La Casa<br />

de la Montaña llevaron la voz cantante durante<br />

años enteros Domingo Ruiz, Juanito Balbontín<br />

y Manuel Baena. Balbontín era un gallista de<br />

este calibre. Cierta mañana de una corrida<br />

madrileña, en la <strong>que</strong> alter-naban Gaona, José<br />

y Juan, le preguntaron en el café Lion d’or, de<br />

Madrid: ¿Quién toreaba?, y contestó de mesa<br />

a mesa, con una voz bien clara y potente:<br />

Joselito y otros dos. Se hizo famoso.<br />

C) La Entrevista a Belmonte.<br />

Juan Belmonte, en su época<br />

profesional y después en su retiro, solía hablar<br />

de toros y de toreros muy pocas veces. Él<br />

mismo dice <strong>que</strong> fue siempre un torero «un<br />

poco fuera del toreo.» Sin embargo, por una<br />

vez, con amabilidad y atención -cosa <strong>que</strong> le<br />

agradecerá siempre don Enri<strong>que</strong> Vila- accedió<br />

a platicar mucho rato sobre los toros de Miura.<br />

De dicha conversación traemos a los lectores<br />

las contestaciones <strong>que</strong> el famoso matador<br />

sevillano les dio a las preguntas del periodista:<br />

-¿Cuáles son, a su juicio, las notas<br />

esen-ciales del toro de Miura?<br />

-No es problema fácil definirlas de<br />

manera concreta. Si he de serle franco, no<br />

MIURA - 2002<br />

me había parado jamás a pensar en ese tema.<br />

Después <strong>que</strong> usted me dio cuenta del<br />

propósito <strong>que</strong> tenía, con ocasión del primer<br />

centenario de Miura, he meditado para formar<br />

un juicio exacto. En mi opinión, el toro de Miura<br />

<strong>que</strong> se lidiaba en mi época se distinguía de<br />

todos los demás por estas dos cualidades<br />

esenciales: el poder y el sentido. El primero<br />

fácilmente explicable, conocida, como es de<br />

todo el mundo, la escrupulosidad con <strong>que</strong> la<br />

casa Miura trató siempre el ganado.<br />

Además no tiene nada de extraño.<br />

Tanto don Antonio I como don Eduardo I<br />

trataron de hacer el toro a gusto de a<strong>que</strong>llos<br />

tiempos, y debemos de reconocer <strong>que</strong> los<br />

consiguieron plenamente. El toro de Miura de<br />

entonces podía ser más o menos bravo; más<br />

o menos bonito, pero siempre sosteniendo<br />

una pelea fuerte. Por lo <strong>que</strong> al sentido se<br />

refiere, tengo la seguridad absoluta de <strong>que</strong><br />

ningún toro ha medido jamás con más<br />

excatitud su capacidad ofensiva y defensiva<br />

ante el torero. Era, además, el <strong>que</strong> más pronto<br />

reaccionaba fieramente contra la tiranía del<br />

lidiador.<br />

(Habiendo estudiado largamente ese<br />

sentido de los toros, encontré referencia de<br />

astados <strong>que</strong> su conducta resabiada<br />

impresionaron incluso al públicos en los<br />

tendidos. Uno de esos toros fue rejoneado en<br />

Madrid el año 1658, por don Tomás Melgarejo,<br />

en las fiestas reales celebradas con motivo<br />

del nacimiento y bautizo del príncipe Felipe<br />

Próspero. Ese toro, desde <strong>que</strong> salió a la plaza,<br />

no le interesó para nada el caballo, pues al<br />

llegar a él levantaba la cabeza y corneaba al<br />

rejoneador, infiriéndole a don Tomás una cornada<br />

<strong>que</strong> le atravesó la pierna de parte a parte,<br />

tratando de cornear igualmente a otros rejoneadores,<br />

como lo hizo con Pernia. La gente<br />

sintió en los tendidos <strong>que</strong> el toro aplicaba su<br />

ferocidad, «tirándole a la persona sin hacer<br />

caso del caballo» (Relación de don Rodrigo<br />

Méndez Silva).<br />

-Según eso ¿el toro de Miura era difícil<br />

en todos los momentos de la lidia...?<br />

-Por lo menos nunca era inofensivo.<br />

131


MIURA - 2002<br />

Todos los demás toros <strong>que</strong> yo he toreado<br />

llegaban o podían llegar a un punto en <strong>que</strong> se<br />

consideraban definitivamente derrotados. El<br />

de Miura, no. He conocido, no obstante, toros<br />

de Miura tan tontos como auténticos borregos.<br />

Uno <strong>que</strong> mató en Valencia Francisco Posada,<br />

por ejemplo. Seis <strong>que</strong> yo llevé a Lima para<br />

una corrida <strong>que</strong> se celebró allí en beneficio<br />

mío salieron de los cajones en <strong>que</strong> hubieron<br />

de permanecer, a causa de cierta huelga de<br />

transporte, por espacio de tres meses, convertidos<br />

en chiquillos con cornamenta. Después<br />

de a<strong>que</strong>llo pensé muchas veces <strong>que</strong> la<br />

manera infalible de convertir en boyantes a<br />

todos los toros de Miura sería tenerlos<br />

encajonados por espacio de noventa días.<br />

-Entonces ¿usted cree <strong>que</strong> nadie haya<br />

dominado por completo a un toro de Miura...?<br />

-No. Yo los he dominando. Joselito (el<br />

Gallo), también. Y otros toreros. Yo lo <strong>que</strong><br />

quiero decirle es <strong>que</strong> sobre ser el de más difícil<br />

dominación -hablo siempre de los toros<br />

de Miura <strong>que</strong> se lidiaban en mi época-, era el<br />

toro <strong>que</strong> más pronto reaccionaba y recobraba<br />

vigor. Recuerdo este incidente de mi vida<br />

como torero, <strong>que</strong> le demostrará a usted mejor<br />

<strong>que</strong> cualquier explicación lo <strong>que</strong> le he hablado:<br />

«Fue en Bilbao. Era el toro a <strong>que</strong> voy<br />

a referirme de Miura, de pelo berrendo, muy<br />

grande y aparatosamente armado. Le hice una<br />

faena de muleta fuerte. Por efecto de ella el<br />

toro <strong>que</strong>dó derrotado, al parecer, juntas las<br />

manos y con el hocico casi a ras del suelo.<br />

Yo le di por vencido y le hice al adorno <strong>que</strong><br />

por entonces se usaba. Me arrodillé en la<br />

misma cara muy cerca de los cuernos. Así<br />

permanecí un espacio de tiempo <strong>que</strong> no<br />

sabría medir ahora, olvidado con el calor de<br />

la faena y las aclamaciones del público, de<br />

<strong>que</strong> el toro a<strong>que</strong>l era de Miura.<br />

Al cruzar como una ráfaga por mi<br />

mente esta idea, miré a los ojos del toro, <strong>que</strong><br />

tenía muy cerca de los míos. Vi en a<strong>que</strong>llos<br />

ojos una luz <strong>que</strong> no olvidaré jamás, y vi<br />

claramente <strong>que</strong> el toro había reaccionado y<br />

<strong>que</strong> en cuanto me moviera me cogía. Fueron<br />

unos segundos de angustia mortal. Era<br />

132<br />

evidente <strong>que</strong> el toro no dejaría escapar la presa<br />

<strong>que</strong> consideraba segura (como a<strong>que</strong>l viejo<br />

coyote mirando el tierno becerro en el<br />

rancho El Coloradito, en Zacatecas), y en<br />

cuanto yo intentase levantarme alargaría el<br />

cuello. Con esto sabía él <strong>que</strong> le bastaba para<br />

prenderme. Sin embargo, era preciso terminar<br />

a<strong>que</strong>lla escena como fuera. No podía<br />

prolongarse indefinidamente, por muy<br />

emocionante <strong>que</strong> el público la encontrara. En<br />

un esfuerzo supremo tiré de mi mismo con<br />

todo el vigor <strong>que</strong> me permitían mis fuerzas. Y,<br />

efectivamente, apenas había iniciado la<br />

retirada, el toro arremetió contra mi y me<br />

enganchó por la taleguilla. Fue un violento<br />

cho<strong>que</strong> del pitón contra la ropa, <strong>que</strong> la tela se<br />

<strong>que</strong>dó prendida en la punta de aquél, mientras<br />

yo rodaba por el suelo. Ya dio tiempo a <strong>que</strong><br />

Maera metiera el capote y se llevara al toro.»<br />

-¿Cuál es el toro de Miura mayor <strong>que</strong><br />

usted ha matado en su vida?<br />

-Uno en Valencia <strong>que</strong> pesó 420 kilogramos<br />

en canal. No los acusaba. Por<strong>que</strong><br />

ésta ha sido también otra característica del<br />

toro de Miura: engañar en su peso. Por su<br />

contextura agalgada; por su conformación<br />

muscular; por su agilidad, dábase con<br />

frecuencia en Miura el toro de cuatrocientos<br />

kilos en canal, tan ligero como otro de trescientos<br />

de cualquier ganadería. La leyenda<br />

tejida alrededor de esta divisa decía <strong>que</strong> en el<br />

campo obligaban a los toros a hacer gimnasia<br />

para <strong>que</strong> adquiriesen presteza, prontitud y<br />

vigor en la pelea. Nada más absurdo.<br />

-¿Cuántas corridas de Miura ha<br />

toreado usted en su vida profesional...?<br />

-No le puedo decir con exactitud; pero<br />

debe calcularse a un promedio de diez por<br />

temporada: no podía entonces celebrarse<br />

ninguna feria sin la corrida de Miura, <strong>que</strong><br />

ineludiblemente teníamos <strong>que</strong> torear José y<br />

yo. No era costumbre poner veto a ningún toro.<br />

-¿Cuántes veces le cogieron lo toros<br />

de Miura...?<br />

-Muy pocas. Y desde luego puedo<br />

afirmar <strong>que</strong>, gracias a Dios, ninguno me hizo<br />

el más leve rasguño. Perece increíble...,


¿verdad?<br />

-¿Ha sentido alguna vez miedo ante<br />

un toro de Miura...?<br />

-No. Y si he de serle enteramente<br />

franco debo decirle <strong>que</strong> yo no he sentido<br />

jamás miedo en la plaza ante ningún toro. He<br />

sentido, sí, una gran preocupación siempre<br />

<strong>que</strong> me vestía de torero. Las más de las<br />

veces, por la responsabilidad del público. El<br />

público de mi época era muy distinto del de la<br />

actualidad. Los toreros teníamos <strong>que</strong> ir al<br />

ruedo no sólo a vencer, sino a hacer <strong>que</strong> nuestros<br />

partidarios triunfasen en los graderíos.<br />

Ya en la plaza, siempre he estado un poco<br />

abstraído de todo el trajín de la Fiesta.<br />

Me parece <strong>que</strong> no he pensado jamás<br />

cómo habría de empezar a torear de muleta<br />

a ningún toro. Recuerdo a estos efectos una<br />

corrida en Bilbao, de Miura, en la <strong>que</strong> salió un<br />

toro sexto francamente difícil; creo <strong>que</strong> el más<br />

difícil <strong>que</strong> yo he toreado en mi vida, y también<br />

el <strong>que</strong> me proporcionó el triunfo <strong>que</strong> estimo<br />

más entero y fuerte.<br />

El toro había entrado por cinco o seis<br />

veces al caballo, arremetiendo a la ofensiva<br />

y a la defensiva a la vez, de tal manera <strong>que</strong><br />

pasó el tercio de varas sin <strong>que</strong> los picadores<br />

lograran hacerle sangre. De la misma manera<br />

transcurrió el tercio de banderillas. Maera,<br />

(<strong>que</strong> en paz descanse), con ser Maera, sólo<br />

consiguió clavarle un palo.. Estaba yo en el<br />

tercio mientras se desarrollaba a<strong>que</strong>lla lioia<br />

anormal y me acuerdo <strong>que</strong> se acercó Rafael<br />

(el Gallo), primer espada del cartel, y como<br />

dándome el pésame por adelantado, me dijo<br />

esta frase <strong>que</strong> recordaré siempre: Juan, toro<br />

<strong>que</strong> tiene nuestro contraestilo. No supe entonces<br />

lo <strong>que</strong> Rafael <strong>que</strong>ría decir con a<strong>que</strong>llo.<br />

Después he pensado <strong>que</strong> el maestro<br />

estimaba <strong>que</strong> el toro estaba empeñado a todo<br />

trance a volverse vivito y coleando a los corrales.<br />

Tocaron a matar. El toro se había <strong>que</strong>dado<br />

aculado en las tablas, en actitud poco<br />

tranquilizadora. Cogí la espada y la muleta y<br />

fui hacia él. Estaba todavía a una distancia de<br />

tres metros, cuando el toro, fijándose en mi,<br />

MIURA - 2002<br />

arremetió con furia hacia lo <strong>que</strong> él supondría<br />

era un aunténtico pelele. No había más <strong>que</strong><br />

este dilema: o huir o <strong>que</strong>darse quieto. Si huía<br />

era seguro <strong>que</strong> me cogía. Si me <strong>que</strong>daba<br />

quieto era sólo probable. Esperé y solté la<br />

muleta cuando el toro llegó a mi terreno.<br />

A<strong>que</strong>lla fiera, al verse burlada, se volvió con<br />

mayor brío y nuevamente se encontró con la<br />

muleta entre los cuernos.<br />

Así, una vez y otra y otra; por lo menos<br />

hasta diez. En realidad, yo no podía hacer otra<br />

cosa. La faena era un verdadero remolino, del<br />

cual era centro mi persona. El viento y la furia<br />

del viento, el toro. A cada doblada, éste perdía<br />

fuerza y vigor. Dentro del nerviosismo lo veía<br />

claro como el agua. Después de una de las<br />

dobladas el toro se <strong>que</strong>dó inmóvil, a menos<br />

de medio metro, junto a mi. Era evidente <strong>que</strong><br />

no podía más. Vino luego la auténtica faena<br />

de muleta. Una de las veces <strong>que</strong> más a gusto<br />

he toreado en mi vida. Con el regusto <strong>que</strong> se<br />

bebe el agua fresca después de sacarla del<br />

pozo con una cubeta pesada <strong>que</strong> nos deja<br />

los brazos destrozados...»<br />

-Habla usted de los toros de Miura<br />

como si creyese <strong>que</strong> eran los toros del éxito...<br />

-Lo eran y lo son. La misma faena realizada<br />

a un toro de Miura <strong>que</strong> a cualquier otro,<br />

tenía una cotización cien veces superior.<br />

Ahora bien: yo pienso <strong>que</strong> a los toros de Miura<br />

hay <strong>que</strong> lidiarlos -me refieron a los Miura de<br />

los años 1914 al veintiuno- de una manera<br />

distinta a los demás toros. Me parece <strong>que</strong> ni<br />

yo, ni nadie, pudo hacerle una faena<br />

preciocista a un toro de a<strong>que</strong>llos, a los <strong>que</strong><br />

había <strong>que</strong> torear siempre en plan de pelea,<br />

sin perder en ningún momento de la lidia la<br />

atención, en el hecho evidente de <strong>que</strong> el toro<br />

no se consideraría nunca definitivamente<br />

derrotado.<br />

-¿Cuál es, en su juicio, el fundamento<br />

de la leyenda tejida alrededor de los toros de<br />

Miura...?<br />

-De todo lo <strong>que</strong> llevamos hablado se<br />

desprende. Pero esta es una leyenda <strong>que</strong>,<br />

como todas, se irá desvaneciendo hasta<br />

perderse por completo en el ambiente de<br />

133


MIURA - 2002<br />

nuestra época. Y no se ha liquidado ya<br />

totalmente, por<strong>que</strong> los propios toreros no se<br />

han puesto nunca con decisión en la empresa,<br />

sino <strong>que</strong> la han ido alimentando. El otro<br />

elemento <strong>que</strong> ha de intervenir en ello, el<br />

ganadero, bien se yo los esfuerzos y los<br />

cuidados <strong>que</strong> dedica a esta tarea. Y es natural.<br />

El gusto de los públicos ha pasado del toro al<br />

torero. Lógico <strong>que</strong> los ganaderos traten de<br />

criar y seleccionar toros para el torero; y<br />

últimamente he visto corridas de miuras de<br />

gran presencia <strong>que</strong> no acusaron en ningún<br />

momento las condiciones <strong>que</strong> dije al principio.<br />

-¿Cuál es el toro de Miura <strong>que</strong> peor<br />

ha toreado en su vida...?<br />

-Uno en Sevilla, en corrida <strong>que</strong><br />

toreamos Gaona, Vicente Pastor y yo. Me<br />

dieron dos avisos. Lo maté de un descabello<br />

por verdadera casualidad. A<strong>que</strong>lla noche tomamos<br />

el tren Domingo Ruiz y yo para torear<br />

al día siguiente en Úbeda. Como es<br />

natural no se habló en todo el recorrido, hasta<br />

Baeza, ni una sola palabra de la desdichada<br />

corrida. Cuando llegamos nos encontramos<br />

con <strong>que</strong> el tranvía <strong>que</strong> iba a Úbeda se había<br />

marchado.<br />

La perspectiva de pasar el<br />

resto de la noche en la estación no era muy<br />

agradable y andábamos Domingo y yo por el<br />

andén lamentándonos de ello, cuando se<br />

acercó un chofer <strong>que</strong> iba a Úbeda y nos<br />

ofreció asiento en el coche. Aceptamos en el<br />

acto. Ya en la carretera, otro viajero, <strong>que</strong> como<br />

nosostros había perdido el enlace y<br />

aprovechaba a<strong>que</strong>l coche realmente<br />

providencial, comentó dirigiéndose a<br />

nosostros: Han tenido ustedes suerte... Y,<br />

como puestos de acuerdo, Domingo Ruiz y<br />

yo contestamos al mismo tiempo: Suerte esta<br />

tarde, en el toro último de la corrida...»<br />

Las anteriores fueron las últimas<br />

palabras de la entrevista a Juan Belmonte,<br />

<strong>que</strong> puedo coronar diciendo: Suerte la de<br />

todos los lectores <strong>que</strong> han leído tan interesantísima<br />

plática de unos de los toreros más<br />

grandes de todos los tiempos, convertido con<br />

134<br />

los años en, junto con los toros de Miura, en<br />

símbolos de un esplendor de la Fiesta <strong>que</strong> no<br />

volverá; entre otras razones, como dice Vila,<br />

«por<strong>que</strong> ya no habrá más toros de a<strong>que</strong>llos,<br />

ni ningún Belmonte.» Al menos así parece.<br />

Pero si acaso algún <strong>que</strong> otro lector se<br />

preguntase:<br />

¿Quién fue ese tal Domingo Ruiz?, le<br />

diré <strong>que</strong> fue uno de esos tantos excepcionales<br />

taurinos andaluces, natural de Sevilla, con<br />

cuya vida podría hacerse un libro<br />

interesantísimo, como nos lo asegura el multicitado<br />

don Enri<strong>que</strong> Vila. Empezó su carrera<br />

como empleado de la casa de Ricardo Torres<br />

(Bombita). Pero ello no le impidió ser<br />

partidario de Antonio Montes, al <strong>que</strong> durante<br />

muchos años se le consideró en Sevilla el<br />

más implacable rival de Ricardo. Nótese <strong>que</strong><br />

Bombita, después de Rafael (el Gallo), fue el<br />

último de una generación <strong>que</strong> había hecho<br />

base de su categoría en el poderío de las<br />

piernas, y Montes, el primero <strong>que</strong> apoyó esta<br />

categoría en el movimiento de los brazos. A<br />

estos efectos, Antonio Montes es el verdadero<br />

precursor de Juan Belmonte.<br />

Domingo Ruiz fue durante poco<br />

tiempo apoderado de Juan Belmonte. Y amigo<br />

íntimo, para serlo después de Pepe Luis<br />

Váz<strong>que</strong>z. Enri<strong>que</strong> Vila, <strong>que</strong> tenía una marcada<br />

diferencia de edad con él, terminaron siendos<br />

grandes amigos. Para el crítico taurino don<br />

Domingo era un verdadero maestro. Solían<br />

reunirse en una tertulia taurina, como la de<br />

un C. P. de Jerez de García Salinas -fue nombrado<br />

por méritos y celo por el desarrollo<br />

turístico de su <strong>que</strong>rido Estado, sin llegar a ser<br />

Secretario de Turismo en 1999- nacido en la<br />

virtuosa tierra y hermosa ciudad de Jerez<br />

(Zacatecas), a la sazón director del Hotel<br />

Radisson, en la ciudad de Zacatecas, apoyó<br />

con todo entusiasmo, a mediados de la década<br />

de 1980, pero <strong>que</strong> nunca fraguó...<br />

por<strong>que</strong> muchos supuestos taurinos, quisieron<br />

convertirla en cantina...<br />

Pero, bueno, a lo <strong>que</strong> iba. A<strong>que</strong>lla<br />

tertulia ambulante por la acera principal, la<br />

más ancha de la capital de la Bética, se fue


engrosando, y alguna tarde-noche fue un<br />

verdadero parnaso taurino. Belmonte mismo<br />

la honró con su presencia alguna vez... «Una<br />

anécdota típicamente belmontina de la<br />

primeras noches del <strong>que</strong> llamábamos Movimiento<br />

Nacional los españoles. La tertulia<br />

estaba muy animada y no se hablaba de toros.<br />

Otras cosas importantes ocupaban la<br />

atención de los reunidos. Apenas hacía una<br />

semana <strong>que</strong> se había iniciado la sagrienta<br />

guerra fratricida española. De pronto se<br />

acercó a la tertulia una señora menudita,<br />

vestida de negro, muy digna, y pidió una limosna<br />

con humildad. Belmonte sacó del<br />

bolsillo una cantidad de dinero <strong>que</strong> no contó,<br />

y lo alargó a la pobre señora. Esta, un poco<br />

emocionada, balbució: ¡Salud...! Y Juan, con<br />

su característica tartamudez, le dijo<br />

sonriendo: Váyase, señora; <strong>que</strong> nos van a<br />

detener a todos...<br />

Por la noche, hablando del resultado<br />

de la corrida con Vila, éste le dijo:<br />

-Me parece una auténtica barbaridad<br />

lo de esta tarde. No tienes necesidad de<br />

hacerlo. Estás rico, eres famoso. En una pelea<br />

de esas puedes dejar girones de las dos<br />

cosas. El Litri I, habiendo escuchado esas<br />

palabras y con su característico gesto de escepticismo,<br />

contestó:<br />

-A mi no me da ningún miedo. César<br />

Girón, cuando se le preguntó un día en tono<br />

de amistosa sorna cuándo pensaba retirarse,<br />

dijo: Nunca. Voy a torear con la misma<br />

tranquilidad <strong>que</strong> usted -se refería a Enri<strong>que</strong><br />

Vila- puede ir al periódico. Por contrapartida,<br />

se le atribuye a Cagancho esta frase genial:<br />

Todos los toreros tienen miedo. Pero yo tengo<br />

más <strong>que</strong> ninguno.<br />

La gimnasia a <strong>que</strong> se refiere dicho<br />

rumor, era la disposición por parte de don<br />

Eduardo I de <strong>que</strong> el ganado anduviera cada<br />

mañana unos kilómetros antes de la hora del<br />

pienso. E igualmente por la tarde. Nadie pudo<br />

demostrar esta aseveración. Es más, nos<br />

refiere don Enri<strong>que</strong> Vila: «La Casa Miura,<br />

como todas las vacadas donde los toros de<br />

lidia son tratados con una técnica rigurosa,<br />

MIURA - 2002<br />

mantiene el criterio de <strong>que</strong> todos los toros de<br />

salida no deben estar juntos nunca, sino separados<br />

en pe<strong>que</strong>ños hatos -no debe decirse<br />

«piara»- por<strong>que</strong> los toros de lidia no son<br />

cerdos-, <strong>que</strong> permitan más fácil y escrupulosamente<br />

la observación. Sin embargo, el<br />

crítico taurino señalado nos asegura <strong>que</strong> «tuvo<br />

la suerte de ver una vez toda la camada de<br />

Miura, es decir, unos ochencta toros impresionantes.<br />

Fue un espectáculo <strong>que</strong> don<br />

Eduardo I Miura quiso proporcionarnos a Jean<br />

Coau y a él, una mañana <strong>que</strong> estuvieron en<br />

Zahariche...» Por cierto <strong>que</strong> ese<br />

«espectáculo», también se lo ofreció a este<br />

autor don Eduardo II, cuando tranquilicé toros<br />

en Zahariche,y le pudo costar muy caro<br />

al ganadero, por<strong>que</strong> sabiendo del temperamento<br />

de sus animales, pudieron presentarse<br />

seria y trágicas peleas entre ellos.<br />

___________________________<br />

La ironía de Belmonte, traducida a<br />

otro lenguaje, fue especie muy admitida por<br />

personas al parecer sensatas. Vila -el escritor,<br />

no el jefe de los Servicios Médicos de la<br />

Maestranza- dice haber oido a una de ellas<br />

«<strong>que</strong> a los toros de Pablo Romero los<br />

transportaban con los cajones invertidos, para<br />

quitarles el poderío.» El rumor del saco terrero<br />

a la salida por los chi<strong>que</strong>ros, era creencia<br />

acérrima entre los detractores del toreo<br />

moderno, hasta <strong>que</strong> alguien aventuró <strong>que</strong> era<br />

punto menos <strong>que</strong> imposible dar con el saco<br />

al toro en el sitio justo cuando emprendía la<br />

salida hacia la plaza.<br />

Después se puso de moda el drogado<br />

de los toros. «Ya ha salido una voz sensata,<br />

en artículos razonadísimos, explicando de<br />

manera técnica <strong>que</strong> es prácticamente<br />

imposible drogar de manera eficiente a un<br />

toro. Y <strong>que</strong> si alguien había descubierto el<br />

sistema, lejos de ser anatematizado, debería<br />

ser objeto de un homenaje; por cuanto habría<br />

puesto en manos de la Zootecnia la llave para<br />

desentrañar problemas hasta ahora insolubles.»<br />

Lástima <strong>que</strong> don Enri<strong>que</strong> Vila, no<br />

hubiese dicho <strong>que</strong> uno de esos artículos era<br />

135


MIURA - 2002<br />

de este servidor de ustedes y <strong>que</strong> aparecieron<br />

en el diario «ABC» de Sevilla,<br />

concretamente el martes día (04-06-1968),<br />

titulado: «Ante el Drogado de los Toros: TO-<br />

DAVÍA, NO», de este autor.<br />

_____________________________<br />

Y, efectivamente, para consolidar aun<br />

más esas características de lo <strong>que</strong> significa<br />

el «poder y del sentido», ofrezco al amable<br />

lector algunos de los toros más célebres, <strong>que</strong><br />

no tuvieron <strong>que</strong> ser necesariamente de Miura,<br />

tales como:<br />

*Caramelo: Toro de la ganadería del<br />

marqués del Saltillo, lidiado en Cádiz el (17-<br />

06-1867). Torearon la corrida Antonio Sánchez<br />

(el Tato) y José Ponce. Este astado, de<br />

preciosa lámina, fue colorado, ojo de perdiz,<br />

de hocico chato, bien puesto de cuerna, y ésta<br />

de color de caramelo. Cuando se lidió tenía<br />

ocho años y nueve hierbas.<br />

Salió a<strong>que</strong>lla tarde en segundo lugar.<br />

Tomó 27 varas, rompió cuatro garrochas, dio<br />

siete caídas espantosas, una al picador<br />

Gallardo, <strong>que</strong> se retiró a la enfermería con<br />

graves contusiones en un brazo, y otra al<br />

reserva, contra las tablas, <strong>que</strong> le dejó sin<br />

sentido; mató nueve caballos, y salía tan impetuosamente<br />

de la suerte, <strong>que</strong> siempre a<br />

quien acudía al quite le hizo saltar la barrera.<br />

Con esto se adueñó por completo del<br />

redondel.<br />

Dicen las crónicas <strong>que</strong> se <strong>que</strong>daba<br />

como dormido sobre los caballos, pero <strong>que</strong><br />

después llegaba a las tablas tras de los<br />

toreros antes <strong>que</strong> ellos. Nicolás Baró y Mateo<br />

López pasaron grandes fatigas por haberse<br />

hecho el toro de mucho sentido; pero los dos<br />

lo hicieron muy bien, y fueron muy aplaudidos<br />

por un gran par al cuarteo, Baro, y por un par<br />

excelente al sesgo, Mateo López.<br />

Al llegar al tercer tercio el público pidió<br />

<strong>que</strong> se perdonara la vida a un animal tan bravo<br />

y tan duro al castigo. La presidencia no<br />

accedió. Ponce, <strong>que</strong> estrenaba flamante terno<br />

azul y plata, requirió los avíos de matar,<br />

comprendió <strong>que</strong> el toro se fijaba más en el<br />

136<br />

diestro <strong>que</strong> en el engaño y <strong>que</strong> le encerraba<br />

en tablas si trataba de muletearlo, trató de<br />

matarlo a toro corrido.<br />

La expectación en el público era<br />

enorme, apercibido del peligro en <strong>que</strong> se<br />

hallaba José Ponce. Éste, con un valor a toda<br />

prueba, aprovechó una oportunidad, se<br />

embraguetó con él y dio una gran estocada<br />

en todo lo alto. El toro, a pesar de <strong>que</strong>dar<br />

mortalmente herido, no se dolió al esto<strong>que</strong>,<br />

tiró un derrote y enganchó al diestro por el<br />

brazo derecho, dándole un puntazo en la<br />

cabeza y un varetazo en el brazo dicho,<br />

derribándo a Ponce y tratando de cornearle,<br />

lo <strong>que</strong> no pudo hacer por caer muerto junto a<br />

su matador. Éste, al levantarse, dió un<br />

puntapié al toro, diciendole «¡Pícaro!», y pasó<br />

a la enfermería en medio de una atronadora<br />

ovación.<br />

Tan notable toro, picado por los citados<br />

varilargueros y por Pinto y Curro Calderón,<br />

fue llamado por algunos revisteros de a<strong>que</strong>lla<br />

corrida Castillo y Copa Alta, pero el mismo<br />

ganadero aclaró la confusión, haciendo saber<br />

<strong>que</strong> fué Caramelo su verdadero nombre.<br />

Otro de los toros <strong>que</strong> desarrolló<br />

mucho sentido, también de la misma<br />

ganadería del marqués del Saltillo y, por tanto<br />

hermano de Caramelo, fue Castillo, corrido<br />

en Cádiz el día (09-06-1867). Llegó 27 veces<br />

a los caballos, matando nueve de ellos,<br />

rompiendo cuatro garrochas y dando siete<br />

caídas. Por hacerse de mucho sentido presentó<br />

grandes dificultades para matarlo, lo<br />

cual hizo Ponce con no pocos apuros. Y qué<br />

no decir del toro de nombre Limón, de la ganadería<br />

de don Romualdo Jiménez, <strong>que</strong><br />

mostró tal bravura, poder y desarrolló tan<br />

temible y agrio sentido, lidiado en Jaén, <strong>que</strong><br />

la cuadrilla cogió tal miedo <strong>que</strong> no lo pudieron<br />

matar.<br />

Y entre los muchos toros de Miura con<br />

sentido figura:<br />

*Morcillo, <strong>que</strong> fue lidiado en Madrid<br />

el 6 de abril de 1863, <strong>que</strong> demostró mucho<br />

sentido, pasándolo mal los banderilleros Cuco<br />

y Mariano Antón para cumplir su suerte. Muñoz


se libró de una cogida, yendo embrocado, por<br />

su oportunidad en tirarse al suelo.<br />

D) Juan Belmonte en sus últimos años.<br />

En los últimos años de su vida -a<br />

modo de colofón sobre este famoso torero y<br />

antes de pasar al apartado E): Cronología<br />

Belmontiana- Juan Belmonte frecuentaba una<br />

especie de tertulia muy heterogénea <strong>que</strong> se<br />

daban cita entre la 13:00 y 15:00 horas todos<br />

los días de la semana, excepto algunos<br />

sábados y domingos, en el célebre bar «Los<br />

Corales», de Sevilla, propiedad del santanderino<br />

Perlacia. A esta tertulia solía ir también<br />

Rafael (el Gallo), Diego Puerta y Paco Camino,<br />

entre otros muchos. Entre los más contertulios<br />

había de todas las profesiones, y algún<br />

<strong>que</strong> otro ex torero, como José Zarco. En esas<br />

reuniones informales acompañadas de frías<br />

«cañitas» de Cruz Campo... y ricas gambas<br />

rebosadas, casi nadie hablaba de toros y de<br />

toreros.<br />

«Sólo cuando alguien extraño llegaba<br />

con una noticia importante sobre algún<br />

suceso acaecido recientemente, o con la<br />

nueva de un fenómeno aparecido en la<br />

inagotable cantera <strong>que</strong> es la imaginación de<br />

los taurinos andaluces...», si no <strong>que</strong> se lo<br />

pregunten a los amigos del célebre Pepe<br />

Lerdo, taurino hasta donde usted quiera, al<br />

<strong>que</strong> conocimos en El Puerto de Santa María...<br />

y ya llevamos más de 50 años de ser amigos.<br />

Ahí nos vimos muchas veces también<br />

con ese otro extraordinario amigo don Antonio<br />

Morales... y al inolvidable don Carlos Melgarejo<br />

Osborne, al <strong>que</strong> toda Sevilla le debe un<br />

merecido homenaje y <strong>que</strong> un día me presentó<br />

allí al matador Diego Puerta, donde<br />

concretamos el día de ir a tranquilizar a distancia<br />

a su semental de Santa Coloma, al su<br />

cortijo llamado Escobero, <strong>que</strong> le bautizó así<br />

en honor al <strong>que</strong> tenía el Miura <strong>que</strong> lo catapultó<br />

a la gloria.<br />

«Juan, no dice don Enri<strong>que</strong> Vila, me<br />

recibía siempre con grande y delicada<br />

deferencia. Por razones <strong>que</strong> no son del caso,<br />

MIURA - 2002<br />

yo había estado muy distanciado de cuanto<br />

se llamara Juan Belmonte algunos años de<br />

mi vida. El tiempo y don Andrés Gago borraron<br />

todas las diferencias y volví al círculo de<br />

amigos de Juan. Una tarde coincidimos en el<br />

graderío de la plaza en el palco de los ganaderos.<br />

Fue la tarde en <strong>que</strong> Chamaco debutó<br />

en la Real Maestranza de Sevilla.<br />

Yo había hecho de Chamaco una<br />

campaña feroz e intransigente, como el anti<br />

frascuelismo de Peña y Goñi. La gente nos<br />

esperaba a los dos, y ante el temor de <strong>que</strong> se<br />

diera nuevamente el caso del Litri, cuando una<br />

tarde mala de Miguel Báez el público arremetió<br />

conmigo como si yo fuese el <strong>que</strong> toreaba, me<br />

refugié en el palco aquél, sobre el <strong>que</strong> caía un<br />

solazo terrible.<br />

Juan se sentó junto a mi. Vengo -me<br />

dijo- a ver a este torero. Sé <strong>que</strong> usted lo tiene<br />

muy visto... ¿Cómo es...? Luego<br />

permanecimos toda la corrida en silencio. El<br />

Chamaco cortó una oreja, pero Juan se<br />

despidió de mi sin decirme cómo lo había<br />

encontrado. Un día le preguntaron en la tertulia<br />

cómo toreaba un torero de su tiempo <strong>que</strong><br />

había alternado mucho con él, y contestó secamente:<br />

No me acuerdo.<br />

Juan hablaba de toros y de toreros<br />

cuando el tema y el contertulio le agradaban.<br />

Fuera de estos casos eludía la conversación<br />

como podía. Con Luis Bollaín, el notario de la<br />

tertulia, hablaba Juan muy a gusto de cosas<br />

de la Fiesta...<br />

Cierta mañana se presentó en su finca<br />

sevillana de Gómez Cardeña, un taurino muy<br />

calificado para pedir <strong>que</strong> le permitieran arreglar<br />

una corrida <strong>que</strong> traía de otros campos y <strong>que</strong><br />

su dueño no había permitido en manera<br />

alguna llevar a cabo semejante manipulación.<br />

Juan Belmonte estaba allí y el criado le llevó<br />

la razón del visitante. Cuando se enfrentó con<br />

éste, le dijo: Ahora mismo le vamos a cortar<br />

los pitones a todos esos toros. Con eso veo<br />

una cosa <strong>que</strong> no había visto nunca. Y ya no<br />

habló más <strong>que</strong> para el saludo de la despedida,<br />

acabada la operación.<br />

137


MIURA - 2002<br />

138<br />

E) Cronología Belmontista:<br />

1892: El (14-04-1892), a las «cinco en punto<br />

de la mañana», nació en Sevilla Juan<br />

Belmonte, en la casa número 72 de la calle<br />

Feria, por lo <strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> se le considera<br />

nacido en el famoso Barrio de Triana, no fue<br />

realmente trianero, ya <strong>que</strong> llegó de niño a vivir<br />

en dicho barrio.<br />

El (17-04-1892) fue bautizado Juan<br />

Belmonte en la iglesia parroquial de Omnium<br />

Sanctorum, dándosele el nombre de Juan<br />

Bautista José de la Santísima Trinidad,<br />

ceremonia <strong>que</strong> testificó el cura ecónomo de<br />

dicha parroquia.<br />

1907: Este año, cumplidos ya los quince de<br />

edad, Juan Belmonte, según le manifestó<br />

años después a Chaves Nogales, hizo su<br />

primera salida del hogar paterno, desplazándose<br />

a Cádiz... con el afán aventurero<br />

de saltar al África para cazar leones, pero para<br />

esa fecha ya se le había despertado en él la<br />

afición a los toros.<br />

1909: El (06-05-1909), Juan Belmonte hizo<br />

su primera presentación en la plaza de toros<br />

de Elva (Portugal), descollando entre los<br />

torerillos <strong>que</strong> con él actuaron.<br />

Ese mismo año realizó una primera<br />

prueba formal con un novillo, <strong>que</strong> presenció<br />

Emilio Bomba y don Luis Castillo, el conocido<br />

empresario a la sazón de la plaza de<br />

Barcelona, donde ya dejó ver Juan su arte.<br />

También en 1909 se hizo notar en un<br />

tentadero en la ganadería de Urcola, hasta el<br />

extremo de merecer elogios del ganadero.<br />

1910: El (24-07-1910), actuó en la localidad<br />

de Arahal (Sevilla), toreando en una corrida<br />

mixta, con novillotes de la vacada de los<br />

Pérez, de Coria. Belmonte obtuvo un gran<br />

triunfo, recibiendo el primer derrote de un<br />

astado, <strong>que</strong> le abrió una ceja y, consecuentemente<br />

su bautismo de sangre. Con la<br />

cara llena del vital líquido, y el colgajo de piel<br />

sobre el párpado, toreó al novillo.<br />

En agosto de 1910 hizo su presentación,<br />

según su biógrafo Chaves Nogales,<br />

en la Real Maestranza de Sevilla, si bien,<br />

como dijo el propio Juan: «Ni los revisteros<br />

se ocuparon de mis faenas, ni el empresario<br />

se creyó <strong>que</strong> debía pagarme ni un céntimo.»<br />

También en 1910, Juan toreó una novillada<br />

en Guareña (Badajoz), en la <strong>que</strong> debido<br />

a la mala calidad de las reses, el toraco de su<br />

lote le dio una cornada en una pierna.<br />

El mismo año toreó otra novillada en<br />

la población sevillana de Constantina, y por<br />

cierto cobrando el máximo de honorarios, <strong>que</strong><br />

figuró en la nómina de a<strong>que</strong>lla tarde: 250<br />

pesetas.<br />

1911: El (30-07-1911) volvió Belmonte a torear<br />

en Sevilla, y de esta corrida sí <strong>que</strong>dó más memoria.<br />

Se trató de una novillada, también sin<br />

picadores, con ganado de don José Váz<strong>que</strong>z<br />

Rodríguez, en la <strong>que</strong> alternó con José Otero.<br />

En agosto volvió a torear otra novillada,<br />

pero con muy poca fortuna, en la <strong>que</strong> alternó<br />

con Pacorro, <strong>que</strong> mató dos becerros. Su<br />

fracaso, en los dos novillos de su lote debió<br />

alejarle por un tiempo la idea de ser torero... y<br />

por influencia de don Pedro Rodríguez de la<br />

Borbolla, le dieron un trabajo de peón en la<br />

Corta de Tablada.<br />

1912: En la primavera de 1912 se le reavivó<br />

la afición taurina, reverdeciéndole la fe y la de<br />

su apoderado Calderón, quien le consiguió<br />

<strong>que</strong> toreara por su amistad con el empresario<br />

de la plaza de Castellón de la Plana, don<br />

Vicente Calvo.<br />

En marzo, tras una serie de<br />

dificultades, ocupó el puesto de sobresaliente<br />

en una corrida celebrada en Castellón,<br />

alternando con Torerito de Valencia y<br />

Va<strong>que</strong>rito... y al caer herido Torerito la<br />

presidencia, por petición del público le<br />

permitió <strong>que</strong> matara Juan el último novillo.<br />

El (26-05-1912), por mediación del<br />

señor Calvo, ante el empresario don Indalecio<br />

Mos<strong>que</strong>ra, Belmonte pudo torear ese día una<br />

corrida en la plaza de Valencia, alternando con


España y Bar<strong>que</strong>rito de Córdoba en la lidia<br />

de seis toros de la viuda de Soler, obteniendo<br />

resultados muy favorables, siendo herido por<br />

el último toro en una pantorrilla. Cobró 80<br />

pesetas.<br />

El (22-06) volvió Belmonte a Valencia,<br />

con novillos de Amalio Martín, alternando<br />

con Enri<strong>que</strong> Pérez (Ferrando), Vicente Aznar<br />

(Almendro) y él. Juan dio la sensación ser un<br />

torero excepcional. Cortó las orejas y rabos<br />

de sus enemigos, llegando el ruido de su<br />

triunfo a Sevilla.<br />

El (29-06) repitió en Valencia, alternando<br />

con Antonio Rosales y Bernardo Gallardo<br />

(Gaona II) y con novillos de Amalio Martín. El<br />

triunfo de Juan fue aún mayor.<br />

El (21-07-1912) fue contratado para<br />

torear en la plaza de La Maestranza una novillada<br />

seria y con picadores, toreando novillos<br />

del du<strong>que</strong> de Tovar, alternando con Larita y<br />

Francisco Posada. Su triunfo fue rotundo.<br />

El 27 de julio Belmonte confirmó su<br />

consolidación en Sevilla, en una novillada organizada<br />

por la Hermanda de Nuestra Señora,<br />

saliendo a hombros de La Maestranza.<br />

En los siguientes meses toreó en Barcelona,<br />

Écija, Cádiz, Cartagena , etcétera.<br />

1913: En febrero de 1913 toreó dos novillada<br />

en Barcelona, donde fue contratado por el éxito<br />

alcanzado el año anterior.<br />

El 26 de marzo se anunció su presentación<br />

en Madrid, con novillos de Santa<br />

Coloma y la compañía obligada de Curro<br />

Posadas, discreto contrapunto de la<br />

genialidad de Belmonte. La curiosidad por<br />

verlo en la Corte fue extraordinaria y las<br />

discusiones y apasionamientos se desbordaron.<br />

El (11-04) volvió a torear en Madrid,<br />

novillada en la <strong>que</strong> obtuvo un rotundo éxito y<br />

su manera de torear produjo verdadero estupor.<br />

La Prensa se encargó de echar todas<br />

las campa-nas al vuelo.<br />

El 12 de junio Belmonte volvió a actuar<br />

en Madrid repitiendo sus triunfos anteriores.<br />

El (16-10), Juan Belmonte volvió a<br />

MIURA - 2002<br />

Madrid para tomar su alternativa, con ganado<br />

de Bañuelos, actuando de padrino<br />

Machaquito y de testigo Rafael el Gallo. La<br />

corrida fue un perfecto desastre.<br />

En el invierno de ese año fue<br />

contratado en México, en cuya capital toreó<br />

nueve corridas y nueve en los Estados, sin<br />

<strong>que</strong> actuara con toda seguridad, en la plaza<br />

de San Pedro, en la ciudad de Zacatecas, en<br />

la <strong>que</strong> sí estuvo una vez de paso Manolete, y<br />

tampoco toreó en ella..<br />

El 7 de diciembre de ese año logró<br />

cuajar una faena completa con su segundo,<br />

de la ganadería de Piedras Negras.<br />

El (21-12) fue cogido en México por<br />

un toro de Tepeyahualco, primer astado de la<br />

tarde, teniendo <strong>que</strong> matar Gaona, con quien<br />

alternaba, los seis toros de la corrida.<br />

1914: Belmonte toreó en 1914, un total de 72<br />

corridas de toros.<br />

El (05-02) toreando en Nogales<br />

(México), y lidiando toros de Nopalán, volvió a<br />

ser cogido y herido. Su actuación causó<br />

impresión profundísima.<br />

El 15 de marzo, ya de vuelta de México,<br />

toreó en Barcelona, logró los triunfos <strong>que</strong><br />

todos los aficionados esperaban ansiosos.<br />

El 12 de abril toreó en Sevilla, con reses<br />

de la ganadería de Surga, obteniendo ovaciones<br />

estruendosas.<br />

El 13 de abril volvió a torear e Madrid,<br />

con ganado de Benjunea, pero sin lucimiento.<br />

El 15 de abril Belmonte toreó en<br />

Murcia, siendo cogido por un toro de du<strong>que</strong><br />

de Veragua, sufriendo una fuerte paliza.<br />

El 21 de abril, se presentó en Sevilla,<br />

para no abortar tantas ilusiones y esperanzas<br />

de sus aficionados por verle, en cuya corrida<br />

se enfrentó por primera vez a toros de Miura<br />

y , especialmente en el último toro, alcanzó<br />

un gran éxito. Ese día alternó con el diestro<br />

mexicano Rodolfo Gaona y Joselito el Gallo.<br />

El (02-05) se presentó nuevamente en<br />

Madrid y por primera vez alternando con<br />

Joselito. Les acompañó Rafael el Gallo, y el<br />

ganado fue de Contreras. La pasión del<br />

139


MIURA - 2002<br />

público se salió de límites. La rivalidad entre<br />

Juan y José fue sencillamente formidable...<br />

para beneplácito y gozo de los aficionados.<br />

El 3 de mayo volvió Juan a Madrid, con<br />

ganado de Santa Coloma, en corrida de Beneficencia.<br />

Fue cogido por el cuarto toro.<br />

1915: En abril, durante la Feria de Sevilla, Juan<br />

Belmonte volvió a dar las notas más brillantes<br />

con toros de Miura; pero lo más interesante<br />

fueron las cuatro corridas <strong>que</strong> ese<br />

mismo año lidiando mano a mano con Joselito:<br />

dos en Sevilla y dos en Madrid. En la biografía<br />

de Joselito se detallan esas corridas de<br />

imborrable recuerdos. En la segunda corrida<br />

de Madrid, Juan fue cogido dos por un toro de<br />

Parladés, <strong>que</strong> lo tuvo a su merced..., pero no<br />

le hizo ni un rasguño.<br />

El 25 de abril, Juan Belmonte actuó<br />

en Madrid, en corrida de Beneficencia, y con<br />

un toro de Murube hizo una fanea cumbre, en<br />

la <strong>que</strong> por rarísimo acaso en su vida taurina<br />

toreó al natural en redondo y de modo<br />

insuperable.<br />

El año 1915 señaló el comienzo del<br />

afianzamiento de la maestría de Juan<br />

Belmonte.<br />

1916: En 1916, Juan Belmonte toreó 44 corridas.<br />

En 1916 decreció algo el apasionamiento<br />

de los aficionados hacia Juan<br />

Belmonte, debido a <strong>que</strong> sus actuaciones no<br />

fueron en verdad tan sobresalientes.<br />

El 21 de abril, toreó los miuras de<br />

nombre Lentejo y Rabicano, cortándo una<br />

oreja, la segunda <strong>que</strong> se concedió en Sevilla.<br />

El 28 de abril, en corrida celebrada en<br />

la Feria de Sevilla, tan sólo logró dar notas<br />

brillantes con un toro de la ganadería de<br />

Gamero Cívico. Sin embargo, en Madrid no le<br />

acompañó ese año la fortuna, pero sí en<br />

algunas plazas de provincia.<br />

El 16 de julio, torendo en la plaza de<br />

La Línea (Campo de Gibraltar) fue cogido al<br />

hacer un quite, sufriendo una herida en un<br />

muslo, no pudiendo reunudar sus faenas<br />

140<br />

hasta el 13 de agosto, <strong>que</strong> toreó en San<br />

Sebastián, con ganado de Murube. Dio por<br />

terminada esa temporada.<br />

1917: El año 1917, el más brillante de Juan<br />

Belmonte; aun<strong>que</strong>, no toreó más <strong>que</strong> 13<br />

corridas.<br />

El 21 de junio en Madrid, toreando la<br />

corrida del Montepío de Toreros, Belmonte<br />

volvió por sus triunfos anteriores, alternando<br />

con Joselito y Gaona, obteniendo un<br />

clamoroso triunfo en su último toro, de la<br />

ganadería de Concha y Sierra, <strong>que</strong> fue un<br />

ejemplar con todas las características a favor<br />

del toreo de Juan.<br />

En agosto, durante las corridas <strong>que</strong><br />

actuó en la Feria de Bilbao, se apuntó grandes<br />

y rotundos éxitos.<br />

El 20 de noviembre embarcó en<br />

Santander con rumbo al Perú.<br />

El 20 de diciembre hizo su<br />

presentación en la plaza de Lima. Alternó<br />

a<strong>que</strong>lla temporada con los diestros españoles<br />

Diego Mazquiarán (Fortuna), Chiquito de<br />

Beñoga y Alcalareño. En el invierno en Lima,<br />

toreó nueve corridas<br />

1918: El 12 de febrero dio por termina su temporada<br />

en el Perú, después de haber toreado<br />

nueve corridas, con actuaciones<br />

brillantísimas. En Lima conoció a la <strong>que</strong> sería<br />

su esposa.<br />

De Perú pasó a Venezuela, donde<br />

toreó una corrida. Después a Panamá, donde<br />

actuó en otra corrida, toreando en Caracas<br />

tres más.<br />

En el verano de 1918 se casó, fue a<br />

Buenos Aires en luna de miel y seguidamente<br />

a Nueva York, donde pasó una temporada.<br />

En el otoño de 1918 regresó a<br />

España, perdiendo la temporada española.<br />

Su ausencia produjo entre los aficionados la<br />

mayor inquietud.<br />

1919: Juan Belmonte toreó esta temporada<br />

de 1918, 109 corridas, esto<strong>que</strong>ando 234<br />

toros.


El 2 de febrero comenzó su temporada<br />

en España. Fue el año en <strong>que</strong> afianzó su<br />

dominio en todas las suertes.<br />

1920: Juan Belmonte toreó en 1920, un total<br />

de 68 corridas, esto<strong>que</strong>ando 140 toros.<br />

El año de 1920 el espíritu de Juan<br />

Belmonte estuvo sustraído por la tragedia de<br />

su compañero Joselito en la plaza de Talavera<br />

de la Reina y no se encontró así mismo hasta<br />

la Feria de Abril en Sevilla.<br />

El 17 de abril Juan Belmonte actuó en<br />

Sevilla, pero su campaña fue muy regular, dominada<br />

por el recuerdo de Joselito; pero aún<br />

así toreó 30 corridas <strong>que</strong> tenía contratadas:<br />

El 24 de mayo, toreó en Madrid.<br />

El 27 de junio, toreó en Barcelona.<br />

El 11 de agosto, toreó Juan en Gijón.<br />

El 8 de septiembre, en Murcia.<br />

El 20 de octubre salió Belmonte por<br />

segunda vez para Lima, donde estaba<br />

contratado para torear la temporada de<br />

invierno. Su contrato fue espléndido: 30.000<br />

pesetas por corrida.<br />

El 5 de diciembre toreó la primera, de<br />

las cuatro corridas <strong>que</strong> tenía contratadas en<br />

Lima, terminadas las cuales se trasladó a<br />

México por segunda vez.<br />

1921: El 20 de febrero, en la plaza de la capital<br />

de México, mató por única vez en su vida<br />

un corrida de seis toros, de la hacienda de<br />

Olivar.<br />

1922: En 1922, el matador Juan Belmonte toreó<br />

69 corridas de toros. Sin embargo, esta<br />

temporada, se sintió <strong>que</strong> el favor del público<br />

comenzó a abandonarle.<br />

El 17 de abril Belmonte comenzó su<br />

temporada en España toreando en la Feria<br />

de Sevilla.<br />

El 18 de abril fue cogido por un toro<br />

de Santa Coloma y herido en la boca. No fue<br />

grave la lesión, pero de larga y enojosa cura.<br />

El 12 de junio reapareció Belmonte,<br />

en Algeciras (Cádiz), con toros de Gamero<br />

Cívico.<br />

MIURA - 2002<br />

La temporada de 1922 debemos calificarla<br />

de excelente, con éxitos brillantísimos<br />

en la Feria de Valencia, y, sobre todo, la<br />

Corrida de la Prensa, en Madrid, en la <strong>que</strong><br />

cortó la oreja de un toro de los Herederos de<br />

don Vicente Martínez. Al finalizar su campaña<br />

en España, volvió a México por tercera vez,<br />

contratado para torear cinco corridas.<br />

1923: La temporada taurina de 1923, el matador<br />

Juan Belmonte la pasó en México y al<br />

finalizar la misma fue a torear unas corridas<br />

a Lima, por tercera vez, donde anunció sus<br />

intenciones de retirarse del toreo, <strong>que</strong> a Juan<br />

no le debió resultar penosa la resolución.<br />

1924: El 9 de junio, en Sevilla, tras casi dos<br />

años de ausencia en los ruedos españoles,<br />

reinició su contacto con los toros como rejoneador,<br />

sin decidirse a volver a la verdadera<br />

pelea con los toros.<br />

El 25 de junio repitió Juan Belmonte<br />

sus actuaciones como rejoneador, en la plaza<br />

de toros de Badajoz.<br />

El 26 de agosto de ese año toreó en<br />

Zumaya, en una fiesta organizada por el pintor<br />

Ignacio Zuloaga, gran amigo del diestro. El<br />

ganado fue de don Antonio Pérez Tabernero y<br />

Belmonte fue cogido y resultó con una<br />

cornada <strong>que</strong> tardó dos meses en curar.<br />

En noviembre volvió Juan Belmonte a<br />

embarcar para Lima, por cuarta vez, donde<br />

fue contratado para torear con motivo de la<br />

celebración del Centenario de la<br />

Independencia de Perú, donde le ofrecieron<br />

500.000 pesetas por siete corridas... <strong>que</strong><br />

después fueron ocho... precisamente donde<br />

había anunciado <strong>que</strong> se retiraba de los ruedos.<br />

Al finalizar la temporada en Lima, ya<br />

le estaba esperando el famoso empresario<br />

taurino español, don Eduardo Pagés, <strong>que</strong> le<br />

ofreció 25.000 pesetas por corrida en<br />

España, durante la temporada de 1925.<br />

1925: El 31 de mayo, Juan Belmonte<br />

comenzó en Alicante esa temporada, pero ya<br />

141


MIURA - 2002<br />

dejó al descubierto cierto grado de debilidad,<br />

aun<strong>que</strong> su arte reaparecía más depurado,<br />

más solemne y reposado <strong>que</strong> nunca. Esa<br />

temporada el entusiasmo fue extraordinario,<br />

y el recelo del público tan sólo duraba lo <strong>que</strong><br />

Belmonte tardaba en dar los dos primeros<br />

lances de capa.<br />

1926: En 1926, Juan Belmonte toreó un total<br />

de 45 corridas, y la tónica de sus actuaciones<br />

igualó y aún superó las del año anterior. Como<br />

esto-<strong>que</strong>ador llegó a una regularidad<br />

admirable dentro de un estilo depurado,<br />

aun<strong>que</strong> sin buscar efec-tivismos.<br />

1927: En 1927, Belmonte llegó a torear 42 corridas,<br />

con idénticos éxitos a las del año anterior.<br />

La Prensa ya destacaba <strong>que</strong> como <strong>que</strong><br />

era otro Belmonte, <strong>que</strong> tenía una personalidad<br />

de artista más refinado y puro..., en definitiva,<br />

<strong>que</strong> hacía de la lidia un acto litúrgico espiritual.<br />

1928: En la temporada de 1928, Juan<br />

Belmonte toreó un total de 32 corridas, siendo<br />

sus actuaciones muy celebradas.<br />

1929-1934: Fueron las temporadas donde<br />

aparecieron claros síntomas de decadencia,<br />

en las <strong>que</strong> no logró despertar mayor interés...<br />

como si los públicos se hubiesen desilucionado<br />

en su fuero bárbaro interno, de <strong>que</strong> a<br />

Juan Belmonte, después de muchos años al<br />

borde mismo de la tragedia, no le hubiese<br />

pasado nada. Pero, indudablmente, estaba ya<br />

falto de facultades.<br />

1935: Esta temporada de 1935, Juan<br />

Belmonte se sintió anímicamente capaz de<br />

volver a la pelea con entusiasmo renovado.<br />

Sin embargo, la falta de facultades señaladas,<br />

conjugadas con su pundonor de siempre, dio<br />

lugar a numerosas cogidas, en las <strong>que</strong>,<br />

velando siempre sobre él su buena fortuna,<br />

no sufrió cornada de importancia.<br />

El (22-09-1935) se presentó Juan<br />

Belmonte en la plaza de Madrid. Corresponden<br />

las faenas <strong>que</strong> realizó en esta corrida,<br />

142<br />

verdadero canto de cisne por su depuradísimo<br />

arte.<br />

1936: Juan Belmonte no llegó a torear esta<br />

temporada, anterior a los sucesos políticos<br />

<strong>que</strong> trastornaron la vida social y económica<br />

de España, al presentarse la Guerra Civil. Y<br />

aquí doy por terminada, sin llegar a su<br />

trágica muerte, la Cronología de la vida de<br />

Juan Belmonte, no sin recordar la Oda a<br />

Belmonte, <strong>que</strong> le dedicó Gerardo Diego.<br />

CAMPUZANO (José Antonio).<br />

Matador de toros español, nacido en Écija<br />

(Sevilla) el (30-01-1954). Tomó la alternativa<br />

en Sevilla el (29-04-1974), de manos de Luis<br />

Miguel Dominguín y Francisco Rivera<br />

(Paquirri) de testigo. La confirmó el 27 de junio<br />

del citado año. Esto<strong>que</strong>ó muchas corridas<br />

de Miura en la Real Maestranza. Para él,<br />

«el toro de Miura tiene una personalidad tremenda.<br />

Jamás se le puede dudar.» Cuando<br />

toreó su primera corrida de Miura, en el año<br />

1976, en el coso de la ciudad andaluza de<br />

Huelva, no hizo más <strong>que</strong> preguntar a sus<br />

alternantes cómo hacerle para enfrentarse a<br />

ellos. Cuenta <strong>que</strong> tuvo la suerte de <strong>que</strong> llegara<br />

a su habitación del hotel su compañero Pepe<br />

Luis Váz<strong>que</strong>z, quien le dijo: «No te voy a decir<br />

<strong>que</strong> esto es como lo demás, por<strong>que</strong> no lo es.<br />

El único consejo <strong>que</strong> puedo darte es <strong>que</strong> te<br />

tienes <strong>que</strong> poner las taleguillas dispuesto a<br />

estar bien.» Después de la corrida, José Antonio,<br />

reflexionando sobre el sabio consejo del<br />

maestro, dijo: «Así lo hice y fue de las tardes<br />

grandes de mi vida con toros de Miura.»<br />

«Con ese volumen grande -refería<br />

más tarde con gracia natural Campuzano-,<br />

cuando el toro de Miura pasa por el lado tuyo<br />

resulta asfixiante. Le estiras el brazo al<br />

máximo, y todavía <strong>que</strong>da medio toro por<br />

pasar.» Para él, dejando a un lado la estructura<br />

corporal con la <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> torear a un<br />

miureño para acoplarse a su singular embestida,<br />

es decir, para vencerlos técnicamente,<br />

«hay tres ganaderías en España <strong>que</strong> tienen<br />

una forma muy concreta de colocarte y de


poderle pegar los pases, <strong>que</strong> son: <strong>Miuras</strong>,<br />

Pablo Romero y Victorino. El astado de Miura<br />

no te perdona ni un error»... y menos si lo<br />

recibes a portagayola, según Juan José<br />

Padilla, entonces sólo un milagro puede salvarte,<br />

como le ocurrió en la corrida de Miura<br />

del (07-05-2000) en la Real Maestranza de<br />

Sevilla, cortando la única oreja de la tarde.<br />

«Aun siendo bueno, es muy difícil,<br />

por<strong>que</strong> tiene veinte pases y hay <strong>que</strong> andar<br />

muy espabilado para podérselos dar. Hay <strong>que</strong><br />

perderle muchos más pasos, colocarse muy<br />

cruzado, dejar la muleta muy planchada por<br />

delante, y esperar a <strong>que</strong> meta la cara sin<br />

descomponerte. El secreto es <strong>que</strong> el toro<br />

cho<strong>que</strong> en la muleta y <strong>que</strong> no la enganche.<br />

Como le separes la muleta de la cara una<br />

cuarta, se te vuelve y te ve. Hay <strong>que</strong> estar<br />

muy pendiente de las reacciones y de los<br />

cambios. Y cuando montas la espada debes<br />

asegurarlo, por<strong>que</strong> como lo pinches puede<br />

ser un calvario.Yo he entrado a matar un toro<br />

de Miura y he tenido <strong>que</strong> salir para atrás, no<br />

he cruzado, no había forma, veía <strong>que</strong> no tenía<br />

sitio por donde irme.»<br />

«De todas las faenas a toros de Miura<br />

me <strong>que</strong>do con una de Pamplona, a un toro<br />

castaño, el año 1983, al <strong>que</strong> corté dos orejas.<br />

Fue un gran toro, extraordinario, al <strong>que</strong> le pude<br />

hacer el toreo templado y despacio. Recuerdo<br />

otro en Palencia, <strong>que</strong> le corté el rabo, <strong>que</strong> fue<br />

buenísimo. Otro en Lima, un flor de gamón<br />

en Nimes, otro en Valencia, uno más en<br />

Sevilla y otro en Mont-de-Marsán.»<br />

Campuzano asegura <strong>que</strong> «poniendo<br />

el toro un porcentaje alto, para <strong>que</strong> haya<br />

estética, con el de Miura tiene <strong>que</strong> haber una<br />

necesidad de triunfo muy grande por parte del<br />

torero. Y lo digo por<strong>que</strong> sentí, en Pamplona,<br />

cuando tenía <strong>que</strong> romper en el toreo como<br />

fuera, y el toro colaboró. Pero también me<br />

salió otro en Sevilla, en los años fuertes míos,<br />

<strong>que</strong> me volvió loco, me quitó el sitio para veinte<br />

tardes más.» Lo <strong>que</strong> se dice, pues, sobre el<br />

Miura bueno y el malo, es muy relativo, ya <strong>que</strong><br />

puede darse con toros de cualquier ganadería,<br />

con la diferencia de <strong>que</strong> triunfando con un<br />

MIURA - 2002<br />

miureño el éxito no es comparable con el<br />

logrado con astados de otras vacadas.<br />

Los toros de Miura, por otro lado, presentan<br />

reacciones extrañas más acusadas<br />

<strong>que</strong> los restantes, ya <strong>que</strong> su poder conlleva<br />

casi simpre la posibilidad de desarrollar con<br />

prontitud más sen-tido y es éste el <strong>que</strong> tiene<br />

en su mano la presentación de las más<br />

variadas reacciones. Para José Antonio<br />

Campuzano el miureño «es un toro también<br />

difícil para descabellarlo por<strong>que</strong> echa el hocico<br />

para delante y se tapa. Una vez le pegué<br />

a uno dos descabellos, se dio la vuelta, puso<br />

los pitones en el estribo y dijo:<br />

«Aquí no me da éste ni uno más. Y<br />

tuve <strong>que</strong> descabellarlo por detrás. O cuántas<br />

veces un banderillero lo toca y se tapa, y el<br />

toro, por lo alto del burladero, hace así y lo<br />

mira. O le da la vuelta y lo está esperando por<br />

el otro lado.»<br />

En resumen, Campuzano refiere:<br />

«Cuando yo rompí el muro, en el año 1982,<br />

salí con fuerza y podía elegir; seguí toreando<br />

las de Miiura y Victorino. Ahora pienso <strong>que</strong> fue<br />

un error. Aun<strong>que</strong> también tengo el gran orgullo<br />

de haberlo hecho con profesionalidad y de <strong>que</strong><br />

a mí, hasta ahora, no me ha quitado ningún<br />

toro el sueño. Cuando se torean corridas de<br />

las otras no se sufre apenas.<br />

Allí también sale el toro complicado,<br />

pero lo <strong>que</strong> se sufre con la de Miura, desde<br />

<strong>que</strong> estás en el hotel hasta <strong>que</strong> la matas, no<br />

se puede comparar. Un torero <strong>que</strong> mate todas<br />

las temporadas ocho o diez corridas de Miura,<br />

a los cinco o seis años, seguro <strong>que</strong> está<br />

canoso o sufre del hígado. Ese toro pasando<br />

por la vera tuya, cuatro o cinco veces... es<br />

<strong>que</strong> cuando sales de su cara no tienes aire<br />

ninguno, no puedes con tu alma. Ahora, cuando<br />

se cuaja uno, el triunfo te deja tremendamente<br />

satisfecho.»<br />

CARMONA Lu<strong>que</strong> (Antonio), Gordito.<br />

Nos cuenta don José María de Cossío <strong>que</strong>,<br />

en entre los papeles <strong>que</strong> disfrutó para<br />

componer su magistral obra enciclopédica,<br />

procedentes de la colección del señor Ortiz<br />

143


MIURA - 2002<br />

Cañavate, vio una nota comu-nicada por el<br />

erudito historiador del toreo señor Guillén<br />

Sotelo (El bachiller González de Ribera), a don<br />

Bruno del Amo (Recortes), <strong>que</strong> sin duda se<br />

proponía componer una extensa biografía de<br />

Gordito, en la <strong>que</strong> le dice:<br />

«No tengo noticias exactas del<br />

Gordo, pues la mayoría de las biografías <strong>que</strong><br />

conozco se contradicen de un modo<br />

diametral... Lo <strong>que</strong> dice Sánchez de Neira es<br />

una serie de disparates, y las efemérides de<br />

Váz<strong>que</strong>z, como usted habrá visto, se<br />

contradicen de un modo lamentable. De este<br />

diestro es muy difícil hacer una biografía,<br />

pues es una madeja enredada los datos <strong>que</strong><br />

hay.» Así es, en efecto, y surge la primera<br />

duda en la fecha del nacimiento del diestro,<br />

ciertamente fácil de resolver. Veláz<strong>que</strong>z y<br />

Sánchez da la del (19-04-1838), y a este<br />

dictamen, <strong>que</strong> creo el más seguro, se adhieren<br />

casi todos sus biógrafos, e incluso al dar la<br />

noticia de su fallecimiento, en 1920, indican<br />

los periódicos <strong>que</strong> tenía la edad de ochenta y<br />

dos años, coincidente con la fecha indicada...<br />

en el <strong>que</strong> desgracidamente se nos fue<br />

Joselito.<br />

Sin embargo, don Carlos L. Olmedo y<br />

Carmona, en un interesante artículo inserto<br />

en Sol y Sombra, en 1898, e inspirado por el<br />

propio diestro, consigna la fecha del (19-04-<br />

1834). Aumenta la confusión al indicar <strong>que</strong> en<br />

1848 contaba doce años, lo <strong>que</strong> no conviene<br />

a ninguna de las dos fechas en litigio.<br />

Sea cual sea, lo cierto, en lo <strong>que</strong> convienen<br />

todos, es <strong>que</strong> nació en Sevilla, en el<br />

populoso barrio de San Bernardo, en un<br />

edificio destinado a panadería en la calle de<br />

Ocho Hornos, industria a <strong>que</strong> se dedicaban<br />

sus padres, José Carmona y Gertrudis Lu<strong>que</strong>.<br />

Fué el tercero de los hermanos y le tocó en<br />

sus primeros años experimentar la mayor<br />

decadencia y necesidad de su casa.<br />

Afirman sus biógrafos <strong>que</strong> fue el<br />

famoso Matadero sevillano el lugar de su<br />

primer aprendizaje, especie verosímil, dada<br />

su vecindad, y <strong>que</strong> fue su precocidad taurina<br />

extraordinaria, pues a los ocho años dicen<br />

144<br />

<strong>que</strong> se descolgaba de los balcones de su casa<br />

con unas sábanas unidas y en el Matadero<br />

apartaba las reses para torearlas. Probablemente<br />

esta noticia corresponde al común<br />

fondo legendario de la infancia de todos los<br />

héroes taurinos. Cuando contaba tan sólo diez<br />

años vio a su hermano José incorporarse<br />

como banderillero a las cuadrillas del Barbero,<br />

Lucas Blanco y la Santera, y a su hermano<br />

Manuel recorrer capeas y festivales de pueblo,<br />

ambos obstinados en el ejercicio de la<br />

profesión torera, <strong>que</strong> creían había de ser redentora<br />

de la penuria familiar.<br />

En 1848, afirma el citado señor<br />

Olmedo, Carmona, «a los doce años de<br />

edad», mató un becerro en la plaza de Sevilla.<br />

Puede ser exacta la fecha si la de su<br />

nacimiento fue la de 1834, en cuyo caso<br />

contaría catorce años. Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez,<br />

por su parte, afirma <strong>que</strong> desde los once<br />

acompañaba a las capeas a su hermano<br />

Manuel. Ya desde entonces comienzan a<br />

llamarle Gordito, con expresiva alusión a su<br />

pe<strong>que</strong>ño físico, <strong>que</strong> el curso de los años no<br />

había de hacer cambiar.<br />

Acoplando datos de diversa procedencia<br />

deduzco <strong>que</strong> hacia 1851 o 52 debió<br />

abandonar su fervor taurino, y deseoso de<br />

ayudar al sostenimiento de su casa, ingresó<br />

a trabajar en la fundición de cañones,<br />

aportando su modesto jornal al menguado<br />

fondo familiar. Cuánto tiempo logró contener<br />

sus ímpetus taurinos, es cosa <strong>que</strong> no sé.<br />

Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez hace la siguiente<br />

relación de sus actividades desde este tiempo:<br />

«En 1853 se verificó la unión de Manuel<br />

Carmona con su hermano José, y Antonio<br />

entró en la especialidad de lidiador de toretes<br />

bajo la protección del Nili y de Fajardo, en la<br />

plaza de Sevilla, sin abandonar, no obstante,<br />

las corridas de los pueblos, aun<strong>que</strong><br />

contratándose ya para despachar los toros<br />

de muerte en festejos más formales <strong>que</strong> las<br />

simples capeas.<br />

El gitano Francisco Rodríguez Alegría,<br />

empresario de dos cuadrillas de pegadores<br />

portugueses y de indios farpeadores del Brasil


ajustó a Gordito, con cuatro banderilleros,<br />

para amenizar sus funciones en las provincias<br />

del Norte y circo de Bayona, y en 1854<br />

salió a la plaza de Sevilla este infatigable<br />

peón, brindando la muerte de un becerro a<br />

Juan Pastor. En a<strong>que</strong>l año le llevó a Lisboa<br />

Manuel Trigo, con José de Mora y Manuel<br />

Pérez (Zalea). Ese mismo año, en Sanlúcar<br />

de Barrameda (Cádiz), presenciando una<br />

corrida de aficionados, saltó al ruedo, ejecutando<br />

tan lucidas suertes <strong>que</strong> las cuadrillas<br />

se retiraron para <strong>que</strong> pudiera lucir el pe<strong>que</strong>ño<br />

diestro sus habilidades ante los bichos.<br />

En 1855 acompañaba ya a sus hermanos,<br />

y con ellos estaba cuando tuvo lugar<br />

la terrible epidemia del cólera, <strong>que</strong> se propagó<br />

por toda la comarca andaluza, ocasionando<br />

víctimas incon- tables. Organizáronse<br />

entonces en Sevilla y otras ciudades de<br />

Andalucía multitud de fiestas taurinas, tanto<br />

para distraer la pesadumbre de las gentes<br />

aterrorizada, como para allegar recursos <strong>que</strong><br />

las necesidades creadas por la epidemia<br />

hacían indispensables.<br />

A beneficio de la milicia liberal se organizó<br />

una en Alcalá de Guadaira, en <strong>que</strong><br />

debían torear Manuel Domínguez y José<br />

Carmona, el hermano de Gordito. Como<br />

banderillero figuraba éste; pero en el camino<br />

de Sevilla a Alcalá se sintió atacado de la<br />

temida enfermedad, teniendo <strong>que</strong> guardar<br />

cama al llegar a la ciudad de la fiesta.<br />

Comenzó ésta, y Antonio, viéndose solo en el<br />

cuarto de la fonda, saltó del lecho, se vistió la<br />

ropa de torear y, con asombro de cuantos<br />

estaban en antecedentes, se presentó en la<br />

plaza, haciendo una brega tan lucida como<br />

incansable. Acabó la corrida, y ya en la fonda<br />

se encontró mejorado, y finalmente sano, sin<br />

duda por el beneficio del sudor de la brega,<br />

terapéutica nueva y de difícil práctica, pero<br />

en este caso de indudable eficacia.<br />

En 1857 fue con sus hermanos a<br />

torear a Madrid, como excedente, llamando<br />

la atención por la audacia y la destreza con la<br />

suerte de banderillear, sobre todo en la especialidad<br />

del sesgo y los pares a topa carnero.<br />

MIURA - 2002<br />

El año siguiente de 1858 marcó una<br />

fecha memorable en su incipiente vida torera.<br />

El 19 de abril, en Sevilla, practicó Gordito por<br />

primera vez la suerte del «quiebro»,<br />

esperando al toro a pie firme y cuerpolimpio.<br />

Tenía Gordito una preparación física superior<br />

a la habitual en los toreros de entonces, y ella,<br />

sin duda, le hizo concebir como posible tal<br />

suerte, <strong>que</strong> tenía evidentemente sus<br />

precedentes. Cuenta Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez<br />

<strong>que</strong>, no contento con bregar con las reses en<br />

el matadero, en el toril, en las plazas, en los<br />

tentaderos y herraderos de los criadores, en<br />

las corraletas de los caseríos rústicos y en<br />

las dehesas de ganados salvajes, se<br />

ejercitaba con sus camaradas en correr,<br />

saltar, <strong>que</strong>brar a un lado y otro en el ímpetu<br />

de la carrera, y en el desarrollo de sus fuerzas<br />

en los juegos de barra y pelota <strong>que</strong> había visto<br />

en Las Vascongadas con Rodríguez Alegría.<br />

Establecidas escuelas gimnásticas<br />

en Sevilla por los mejores discípulos de<br />

Venitien, alumno brillante del célebre coronel<br />

Amorós, Antonio cu!tivó esta higiénica<br />

enseñanza, tocando resultas beneficiosas en<br />

el desenvolvimiento de su ser físico y en sus<br />

adelantos en la tauromaquia, merced a la<br />

conciencia de su poderío y de su aguante.<br />

Carmona había visto en Portugal una<br />

colección de quiebros, cuarteos y cambios,<br />

<strong>que</strong> nadie ejecutaba en España con toros de<br />

astas libres, y el avisado mancebo<br />

comprendió perfectamente <strong>que</strong> quien llegara<br />

a hacer a<strong>que</strong>llas cosas... se elevaría sobre<br />

todos sus contemporáneos.»<br />

Tal sobra de facultades físicas y tales<br />

ejemplos le movieron, sin duda, a ensayar el<br />

quiebro, y realizado ese día, con éxito<br />

felicísimo, impresionó tanto al público<br />

sevillano, <strong>que</strong> pronto se extendió su fama<br />

entre todos, <strong>que</strong> deseaban ver ejecutar la<br />

nueva suerte <strong>que</strong> a Pepete le hizo exclamar<br />

con brusca fran<strong>que</strong>za: «Eso ya no es torear,<br />

sino hacer títeres con los toros», en lo <strong>que</strong><br />

sin duda exageraba el diestro cordobés, si bien<br />

es indudable <strong>que</strong> Gordito tenía tanto de<br />

gimnasta como de torero.<br />

145


MIURA - 2002<br />

El (03-05-1857) tomó parte, en Sevilla,<br />

en la Corrida de Beneficencia. Apenas salió<br />

el primer toro arrojó el diestro el capote de<br />

<strong>que</strong> iba provisto y, cruzándose de brazos, citó<br />

al toro, haciéndole <strong>que</strong>brar con gran limpieza<br />

y <strong>que</strong>dándose en la mano con la lujosa moña<br />

<strong>que</strong> ostentaba, la <strong>que</strong> ofreció a los infantes<br />

du<strong>que</strong>s de Montpen-sier, <strong>que</strong> presenciaban<br />

la corrida y <strong>que</strong> correspon-dieron con un<br />

magnífico regalo.<br />

Sigue ejecutando la suerte con gran<br />

lucimiento, y de ello tenemos testimonios<br />

abundantes en revistas de la época. En Jerez<br />

de la Frontera la practica el (24-06-1857) con<br />

las banderillas y con las curiosas circunstancias<br />

de <strong>que</strong> nos instruye esta reseña;<br />

«Sonó el clarín de las banderillas, y salió<br />

Carmona el Gordito y practicó lo <strong>que</strong> prometió<br />

a los aficionados, <strong>que</strong> era hacer un cambio<br />

en la cabeza al poner los palos.<br />

Nuestra sorpresa fue extraordinaria al<br />

verle hacer el cambio, por<strong>que</strong> el diestro,<br />

cuando ofreció ejectar la suerte, no había<br />

notado <strong>que</strong> el toro era tuerto; así es <strong>que</strong> al<br />

notarlo dijo <strong>que</strong> era imposible hacerlo, mas a<br />

pesar de levantarle el compro-miso, su buen<br />

deseo le hizo practicarla. No titubeamos un<br />

solo momento en asegurar <strong>que</strong> es el mejor<br />

banderillero <strong>que</strong> ha habido, por<strong>que</strong> es entendido,<br />

fino y largo, y es el único <strong>que</strong> desde <strong>que</strong><br />

se lidian toros ha practicado esa suerte.»<br />

En Sevilla toreó el 27 de mismo mes<br />

de junio y año, y en una carta dirigida al El<br />

Enano por su corresponsal se dice: «Asistí<br />

ayer a una novillada <strong>que</strong> toreó Antonio<br />

Carmona Lu<strong>que</strong> (Gordito), y como yo fueron<br />

muchos aficionados, pues el chico es toda<br />

una notabilidad en banderillas y en su arrojo<br />

con los toros.»<br />

Al año siguiente, es decir, en 1858,<br />

continuó siendo Gordito lo más atractivo de<br />

los carteles en <strong>que</strong> le anuncian, En mayo, y<br />

siempre con sus hermanos, <strong>que</strong> en este año<br />

y el siguiente a Antonio debieron las más de<br />

sus contratas, actuó en la plaza de Lisboa,<br />

donde entusiasma a los aficionados<br />

portugueses con a<strong>que</strong>lla suerte.<br />

146<br />

En una Carta tauromáquica de<br />

Portugal (Sevilla, 1859) se describe así su<br />

actuación en la corrida de aquél 8 de mayo:<br />

«En medio del redondel colocó un aro<br />

pe<strong>que</strong>ño, metió los pies dentro de él, sus<br />

hermanos formaron grupo a su espalda, y<br />

en esta actitud le puso un par de banderillas<br />

al toro.» El séptimo lo banderilleó Gordito,<br />

quien al darle el cambio permitió se acostara<br />

su hermano José, colocando la cabeza entre<br />

sus piernas, y en esta actitud hizo la suerte.»<br />

A<strong>que</strong>l mismo año, en Jerez, repitió la suerte,<br />

«metido en un aro de media vara, haciendo<br />

el cambio sin sacar más de un pie, pero al<br />

rematar la suerte estaba dentro de él.»<br />

El (18-09-1858) puso en Sevilla, y por<br />

prinera vez aparece esta manera en el toreo,<br />

un par de banderillas en silla. Siguió toreando<br />

como peón y banderillero en 1860, sin precipitarse<br />

para adquirir la alternativa, pero no sin<br />

hacer algún ensayo con el esto<strong>que</strong>, Así, en la<br />

corrida patriótica celebrada en Sevilla el (11-<br />

12-1859), figuró como sobresaliente. Debo<br />

hacer notar <strong>que</strong>, si bien la novedad y<br />

lucimiento del cambio le coloca en posición<br />

excepcional entre los banderilleros de su<br />

tiempo, aun sin esta habilidad se le consideraba<br />

sin competencia.<br />

En la brega, por su inteligencia y<br />

soltura, era extraordinario, y poniendo<br />

banderillas en todas las formas conocidas<br />

resultaba inimitable. En septiembre de 1858<br />

toreó en Sevilla dos corridas en competencia<br />

con el Cuco, y la ventaja fue toda de Antonio<br />

Carmona, <strong>que</strong> llegó a dar el quiebro con los<br />

pies amarrados. Los elogios <strong>que</strong> se le tributaban<br />

eran desmesurados. Un antiguo aficionado<br />

de Bilbao escribía en El Boletín de<br />

Loterías y Toros en 1861:<br />

«El Gordito es un joven torero de magníficas<br />

circunstancias, <strong>que</strong> no tiene desperdicios,<br />

como se dice en el toreo; es diferente<br />

a todos los otros toreros del día, y promete y<br />

debe ser el mejor de los toreros conocidos,<br />

con inclusión de Montes.»<br />

En 1860 apareció su nombre en los<br />

carteles de Madrid como banderillero; pero


hasta el 20 de junio del año siguiente, es decir,<br />

en 1861, es fama <strong>que</strong> no practica el quiebro<br />

en la plaza de la Corte. Lidiáronse en dicha<br />

corrida seis toros de don Vicente Martínez,<br />

por Cayetano Sanz y los Panaderos,<br />

hermanos de Gordito. Éste comenzó sus<br />

quiebros en el segundo toro. A poco de su<br />

salida colocó un pañuelo en la arena, púsose<br />

encima y, dejando llegar a la res, la cambió a<br />

cuerpo Íimpio, sin <strong>que</strong> la cosa despertase gran<br />

entusiasmo. Pero en el quinto toro logró <strong>que</strong><br />

éste se desbordara, banderilleándole solo. Así<br />

describe su faena Carmona Jiménez en el<br />

citado Boletín de Loterías y Toros:<br />

«El Gordito, apenas hecha la señal de<br />

banderillas, cogió una silla y se fue al toro.<br />

Antes de ponerse en suerte y, por<br />

consiguiente, de sentarse, le acometió, librándose<br />

de él por medio de un pase con la misma<br />

silla, <strong>que</strong> le valió un aplauso. Sen-tado, en fin,<br />

citó al bicho, el <strong>que</strong> arrancó por el lado<br />

contrario al <strong>que</strong> le citaba el diestro, y tan rápidamente,<br />

<strong>que</strong> le obligó a colocarlas barderillas<br />

algo bajas por tener <strong>que</strong> salir del embro<strong>que</strong><br />

con mucho brío para no ser cogido. pero <strong>que</strong><br />

no fue obstáculo a <strong>que</strong> sonase un estrepitoso<br />

palmoteo, por<strong>que</strong> casi no es posible explicar<br />

cuándo colocó los palos ni por dónde se<br />

marchó el diestro.<br />

Tan instantáneo fue el movimiento de<br />

arrancar el toro, meter los brazos y levantarse<br />

de la silla, de donde apenas se separa. Vuelto<br />

a sen-tarse en ella, dejando colgada la<br />

montera al lado derecho de la misma, <strong>que</strong><br />

es adonde se inclina para llamar al bicho, y<br />

ya más aplomado el toro, fuése acercando<br />

paso a paso, arrastrándose en la silla con<br />

notable tranquilidad hasta <strong>que</strong>dar a unas tres<br />

varas del toro; una vez allí le alegró hasta<br />

<strong>que</strong> arrancó a él, y haciendo un cambio y<br />

dejando colocado en el morrillo un excelente<br />

par de banderillas, se libró del hachazo, <strong>que</strong><br />

todo le aguantó la silla, rompiéndose en mil<br />

pedazos. Frenéticos y entusiastas aplausos<br />

resonaron por toda la plaza, y eso <strong>que</strong> no<br />

puede aplaudirse en el momento por<strong>que</strong> es<br />

suerte <strong>que</strong> aterra.»<br />

MIURA - 2002<br />

El entusiasmo del público fue tal <strong>que</strong><br />

para la corrida anunciada para el día (24-08-<br />

1861), hubo necesidad de aumentar el cartel,<br />

<strong>que</strong> lo integró Julián Casas y Cayetano Sanz,<br />

con los dos Panaderos, figurando el nombre<br />

de Antonio Carmona, en el anuncio<br />

correspondiente, con letras mucho mayores<br />

<strong>que</strong> todos los demás del programa. En esta<br />

corrida banderilleó Gordito metido en un aro,<br />

y segundó intentando hacerlo en silla,<br />

colocando después un magnífico par cambiando.<br />

Volvió a torear el 26 de agosto, y el 8 y<br />

el (15-09-1861). En la corrida del 26 de agosto<br />

le cedió su hermano José la muerte del quinto<br />

toro, al <strong>que</strong> toreó muy bien de muleta y mató<br />

aceptablemente. Carmona Jiménez advirtíó<br />

en su reseña:<br />

«Fué estrepitosamente aplaudido y le<br />

echaron varios sombreros, uno de los cuales,<br />

de copa por más señas, puso el novel<br />

matador en uno de los pitones. Esto, con<br />

perdón suyo, es de mal gusto.» El mismo año,<br />

en Valladolid, dio muestras, <strong>que</strong> para<br />

desgracia suya había de reiterar, su falta de<br />

tacto y de prudencia.<br />

En la corrida del 25 de setiembre, también<br />

de 1861 estando el público disgustado<br />

por<strong>que</strong>, ante las condiciones de los toros, no<br />

pudo ejecutar Antonio su suerte favorita,y<br />

estuvo desgraciado su hermano José en la<br />

muerte de uno de los bichos. De uno de los<br />

tendidos salió una piedra <strong>que</strong> lastimó<br />

seriamente al Panadero, y Gordito se encaró<br />

con los concurrentes al tendido, interpelándoles<br />

airadamente. El público, furioso, agredió<br />

a pedradas a los toreros, y la autoridad hizo<br />

detener a Antonio Carmona, multándole con<br />

1.000 reales y encarcelándole.<br />

Considerándose ya maduro para el<br />

caso, quiso tomar la alternativa en Sevilla en<br />

la corrida de Beneficencia del siguiente año,<br />

de 1862. No lo consiguió por maniobras de<br />

entre bastidores, a las <strong>que</strong> acaso no fuera<br />

ajeno Cúchares. Por fin, tomó la alternativa<br />

en Córdoba, en la tarde del 8 de junio,<br />

lidiándose ganado de Romero Balmaseda,<br />

147


MIURA - 2002<br />

siéndole confirmada en Madrid por Curro<br />

Cúchares el (05-04-1863).<br />

La actuación de Antonio fue muy<br />

lucida. Nada tuvieron de fáciles los dos toros<br />

<strong>que</strong> le tocaron, de la viuda de don Galo Ortiz<br />

el primero, Corzo (colorado y buen mozo), y<br />

de Miura el segundo. A Corzo, según el relato<br />

de Carmona Jiménez en El Boletín de Loterías<br />

y Toros, le dio «ocho pases naturales<br />

(cinco con la derecha), tres de pecho y cuatro<br />

por encima de la cabeza, y mató al toro de<br />

una estocada arrancando, algo caída, descabellando<br />

a la primera vez <strong>que</strong> lo intentó. Fue<br />

muy aplaudido y le soltaron una paloma.»<br />

No estuvo tan afortunado en el toro de<br />

Miura, aun<strong>que</strong> sí muy decidido. El toro,<br />

receloso y buscando el bulto, aumentaba<br />

progresivamente sus dificultades. Según la<br />

misma reseña, le pasó «diez veces al natural,<br />

todas ellas con la mano derecha, teniendo <strong>que</strong><br />

tomar el olivo en un arran<strong>que</strong> impetuoso del<br />

toro, a quien cubrió los ojos tirándole la muleta,<br />

y siendo desarmado en otro pase, y uno muy<br />

bueno y de recurso de pecho, matándole de<br />

un pinchazo a volapié, en <strong>que</strong> cuarteó demasiado;<br />

otro arrancando, y una media estocada,<br />

a volapié también, en <strong>que</strong> se rompió el<br />

esto<strong>que</strong>, <strong>que</strong>dando dentro del toro la mitad<br />

de él y la otra mitad en la mano del diestro.»<br />

Acompañaron en a<strong>que</strong>lla corrida al<br />

neófito, a más de Cúchares, Antonio Sánchez<br />

(Tato). Buscaba el público rivalidades <strong>que</strong><br />

animaran la Fiesta con el picante de la<br />

competencia, y ya desde el año anterior venía<br />

formándose una atmósfera de recelo entre<br />

el nuevo matador y el yerno de Cúchares, a<br />

la <strong>que</strong> dio pábulo una malhadada carta,<br />

publicada en el periódico sevillano El Porvenir,<br />

con fecha del (30-04-1862), en la <strong>que</strong><br />

Gordito agredía los antecedentes, conducta<br />

y sentimientos de Tato. Es lo cierto <strong>que</strong> ya en<br />

dicha corrida, primera en <strong>que</strong> torean juntos,<br />

se hablaba entre los aficionados tan<br />

descubiertamente, <strong>que</strong> el circunspecto<br />

Carmona y Jiménez se hubo de hacer cargo<br />

de la especie con estas prudentes palabras:<br />

148<br />

«La plaza de Madrid impone no sólo<br />

al <strong>que</strong> torea por primera vez, sino al <strong>que</strong><br />

inaugura las corridas, aun cuando haya<br />

trabajado en años anteriores; en la de<br />

anteayer se habló tanto entre los aficionados<br />

sobre recibir toros, competencias y varias<br />

suertes <strong>que</strong> habían de ejecutarse <strong>que</strong> no<br />

extrañamos <strong>que</strong> toda la cuadrilla estuviese<br />

excitada; por fortuna, y prescindiendo sólo de<br />

un caso, hemos visto en la mejor armonía,<br />

especialmente desde mediada la corrida,<br />

entre todas las cuadrillas, a quienes<br />

aconsejamos en bien de las mismas, del toreo<br />

y de la afición, conserven las reglas del arte,<br />

haciendo evitar la desgracia, <strong>que</strong> hoy sería<br />

peligrosísima para nuestra Fiesta Nacional;<br />

<strong>que</strong> haya, sí, emulación digna entre ellos, y<br />

pundonor; pero de ninguna manera intenten<br />

suertes temerarias, ni se bus<strong>que</strong> con insistencia<br />

el peligro, favoreciéndose todos con la<br />

mejor buena fe y considerándose como de<br />

una misma familia, tanto dentro del redondel<br />

como fuera de él. Nosotros confiamos en los<br />

buenos sentimientos de todos los diestro, y<br />

en su amor al arte, y estamos persuadidos<br />

<strong>que</strong> no tendremos más <strong>que</strong> hablar sobre este<br />

asunto.»<br />

No acertó en su deseo el prudente<br />

revistero. Esta temporada de 1863 fue triunfal<br />

para Antonio Carmona. El 1 de junio hizo en<br />

Sevilla una magnífica faena con un toro de<br />

Barrero, de la <strong>que</strong> se habló largamente. En<br />

Granada subió de punto el entusiasmo de los<br />

espectadores. Un cronista de a<strong>que</strong>lla corrida<br />

contaba, entre los adornos <strong>que</strong> prodigara,<br />

«estar rascando al toro en la frente cerca de<br />

un minuto, estando mirando y saludando al<br />

público», lo <strong>que</strong> había de serle muy censurado<br />

después, como veremos, a lo <strong>que</strong> añade<br />

hiperbó-licamente; «A no dudarlo, es la primer<br />

muleta <strong>que</strong> existe en la tauromaquia, y <strong>que</strong> si<br />

viviera la envidiaría el mismo Montes.»<br />

Con todo, fuera por motivos de<br />

carácter o por causas privadas, es lo cierto<br />

<strong>que</strong> parte del público y la Prensa comenzaban<br />

a ponérsele enfrente. Hasta el quiebro, la<br />

suerte en <strong>que</strong> era indiscutible maestro, se


atrevían a ponerle peros. De un revistero de<br />

a<strong>que</strong>l tiempo son estas palabras:<br />

«Los quiebros, con los <strong>que</strong> se cambia<br />

metido en el terreno del toro, le son de una<br />

gran ventaja, y es suerte de mucho lucimiento;<br />

pero tienen el inconveniente de <strong>que</strong> al<br />

afirmarse los toros sobre los manos<br />

rematando, viéndose burlados sobre tan corto,<br />

se <strong>que</strong>brantan con exceso y salen «descoyuntados.»<br />

Su toreo movido, de la peor tradición<br />

defensiva, favorecía las ventajas, <strong>que</strong> no<br />

se recataban ya en lanzarle. El Tato, en<br />

cambio, aun<strong>que</strong> alegre en galleos y recortes,<br />

le llevaba enorme ventaja con el esto<strong>que</strong>.»<br />

Fue, además, imprudente en Gordito<br />

comenzar esta rivalidad con un torero ídolo<br />

de la afición madrileña. En 1864 las<br />

desavenencias entre los dos diestros llegaron<br />

a provocar un violento incidente personal. La<br />

temporada de 1865 se señalan en Madrid<br />

claramente las preferencias del público por<br />

el toreo de el Tato, variando en otras plazas<br />

las predilecciones de los espectadores. Los<br />

de la plaza de Madrid estaban azuzados por<br />

la aparición del periódico El Mengue, <strong>que</strong> llegó<br />

en la campaña contra Gordito a las más<br />

hostiles e inauditas violencias.<br />

He aquí un párrafo en <strong>que</strong> comenta<br />

una faena: «Hizo alarde de cuantas gracias y<br />

piruetas caracterizan al consumado payaso<br />

de una compañía de titiriteros: le acarició al<br />

toro como el <strong>que</strong> lo hace a un perro, e imitando<br />

cuando se llama a uno de éstos, le precedió<br />

hasta el lugar de la <strong>que</strong>rencia natural, o sea<br />

las tablas, <strong>que</strong> el animalito buscaba para<br />

echarse. ¿Es esto digno del matador, <strong>que</strong> en<br />

a<strong>que</strong>llos momentos hacia alarde de haber<br />

consumado la suprema y más grave suerte<br />

del arte?.» La rivalidad tuvo el más desastroso<br />

fin para Gordito.<br />

El (01-07-1868) se celebró la 13 ava<br />

corrida de abono, En el primer toro estuvo regular<br />

Antonio Carmona. En su segundo, quinto<br />

de la tarde, sobrevino el desastre. He aquí<br />

cómo lo narra La Fiesta Española, periódico<br />

antimenguista <strong>que</strong> atribuía la bronca a preparación<br />

de asalariados: «El Gordito, ¡aquí fué<br />

MIURA - 2002<br />

Troya!, empezó a pasarlo bien, citándole tres<br />

forzados de pecho, pero se descompuso de<br />

tal manera <strong>que</strong>, bajo la presión de silbidos,<br />

cencerros y todas las or<strong>que</strong>stas preparadas,<br />

lo volvieron loco, hasta el punto de pinchar en<br />

la barriga y entre las patas; le anunciaron la<br />

media luna, y se acabó de descomponer.<br />

El buey saltó al callejón por el tendido<br />

8; le dio estocadas entre puertas, haciéndole<br />

echar. No pudo tener efecto la media luna,<br />

pero salió descompuesto por otro recado del<br />

presidente, en <strong>que</strong> le mandó subir al palco,<br />

donde permaneció hasta <strong>que</strong> se concluyó la<br />

fiesta. Estoy convencido <strong>que</strong> este diestro, <strong>que</strong><br />

con tanto desahogo trabaja en las plazas de<br />

provincias, tiene <strong>que</strong> retirarse de la de Madrid,<br />

por<strong>que</strong> es muy fuerte la presión a <strong>que</strong> se le<br />

somete y no es posible sobreponerse a ella.<br />

Gordito fué retirado de la plaza por orden de<br />

la presidencia (<strong>que</strong> obró muy acertadamente),<br />

y siguió a la salida de este diestro la mayor<br />

parte del público afectado de la fatal coincidencia.»<br />

Tras esta competencia, tan desastrosamente<br />

cancelada, había de suscitársele<br />

otra a Gordito con Lagartijo, entonces novel,<br />

y <strong>que</strong> durante tres años, fue 1862 a 1865, había<br />

toreado a las órdenes de Carmona y<br />

formándose como torero. El (21-06-1870)<br />

torearon ambos en la plaza de El Puerto de<br />

Santa María, y Gordito <strong>que</strong>da muy por bajo<br />

de su antiguo subordinado. Pero la corrida<br />

más ruidosa de esta competencia fue la celebrada<br />

en Cádiz el 29 del mismo mes.<br />

No se le daba bien la tarde a Gordito,<br />

y en el cuarto toro, Pajarito (colorado, ojo de<br />

perdiz), acude a toda clase de habilidades y<br />

recursos, no sólo para lucirse él, sino para<br />

deslucir a su rival. A tal extremo llega, <strong>que</strong> la<br />

presidencia hubo de amonestarle. Pero la<br />

indignación del público se desbordó violentísima<br />

cuando al poner un par de banderillas<br />

Lagartijo, forzada y temerariamente al quiebro,<br />

fué cogido y herido por Pajarito, y<br />

Carmona tomó las banderillas sin duda para<br />

patentizar la inhabilidad de Rafael. No lo<br />

consintió el público, y Gordito fué multado por<br />

149


MIURA - 2002<br />

la presidencia. Aun continuó en años<br />

posteriores la competencia, pero sin la<br />

virulencia <strong>que</strong> en la corrida reseñada. La tarde<br />

más gloriosa de Antonio Carmona (Gordito)<br />

acaso sea la del (11-08-1872), en Jerez de la<br />

Frontera (Cádiz). La corrida, de la señora<br />

viuda de don Joaquín Murube, <strong>que</strong> habían de<br />

torear Lagartijo y Gordito, tuvo caracteres de<br />

competencia por convenirse de antemano<br />

entre los espadas <strong>que</strong> cada cual habría de<br />

lidiar un toro con absoluta independencia de<br />

su compañero.<br />

El público comenzó a encresparse<br />

por juzgar <strong>que</strong> Gordito no había acudido a un<br />

quite al picador Manuel Gallardo, <strong>que</strong> resultó<br />

cogido, con la debida diligencia. Pero en el<br />

quinto toro, Canilo, negro, bragado,<br />

coliblanco, logró Antonio Carmona un triunfo<br />

sonadísimo. Sus faenas con el capote fueron<br />

admirables, y de ellas destacaron tres lances<br />

a la verónica, hincado de rodillas, Dueño<br />

del público, banderilleó inimitablemente, e hizo<br />

gala de una faena magistral de muleta, sin<br />

desmerecer su forma de esto<strong>que</strong>ar.<br />

En 1875 volvió Gordito a torear en la<br />

plaza de Madrid, pero con tan mala fortuna<br />

<strong>que</strong> el empresario hace <strong>que</strong> deje de figurar<br />

en los carteles, en los <strong>que</strong> es sustituido por<br />

Frascuelo. El espada promovió un ruidoso<br />

litigio judicial con la empresa de Madrid,<br />

permaneciendo en la corte todas las tardes<br />

de corrida. Su desgracia de estos años<br />

culminó en sus actuaciones de 1877 en la<br />

propia plaza, en <strong>que</strong> había de sostener el<br />

interés del abono en unión de Salvador<br />

Sánchez (Frascuelo).Siguió los siguientes<br />

años con diversas alternativas, siendo<br />

notables las faenas <strong>que</strong> llevó a cabo en la<br />

plaza de la Corte el (16-11-1879), esto<strong>que</strong>ando<br />

un toro en la corrida a beneficio de<br />

las víctimas de las graves inundaciones de<br />

Murcia, Destellos como éste de su arte son<br />

frecuentes y ellos sostienen el interés de su<br />

cartel, aun<strong>que</strong> más frecuentemente da <strong>que</strong><br />

hablar a los aficionados por sus campañas<br />

fuera de la plaza en torno a su competencia<br />

con Lagartijo y hasta con Bocanegra.<br />

150<br />

Otra limitación padecía Carmona:<br />

unas granulaciones bajo el párpado del ojo<br />

derecho, y las pestañas, <strong>que</strong> le arrancaban y<br />

volvían a na-cerle, eran gran inconveniente<br />

para su curación. Pese a ello, aun se sostiene<br />

en competencia frente a Lagartijo durante el<br />

año 1880, y en Murcia, el 7 de setiembre, en<br />

la lidia del sexto toro, del du<strong>que</strong> de Veragua,<br />

derrocha arrestos en el tercio de quites,<br />

llegando a acostarse en la cara del toro al<br />

remate de uno de ellos. Esta época y la de su<br />

aparición, prolijamente reseñadas, son las<br />

más importantes en la vida torera de Gordito.<br />

Después se retiró, y a poco volvió a la<br />

palestra, sin <strong>que</strong> merezca la pena seguir paso<br />

a paso sus actuaciones. Algunas veces<br />

recuerda las tardes en <strong>que</strong> encendiera las<br />

pasiones del público; pero las <strong>que</strong> suceden<br />

hasta su retirada definitiva en nada<br />

aumentaron su gloria taurina.<br />

Gordito fue un torero <strong>que</strong>, pese a la<br />

actitud despectiva con <strong>que</strong> en su tiempo le<br />

miraron los presumidos de inteligentes, tiene<br />

una influencia notabilísima en la evolución de<br />

la lidia. Capi-talmente, por la invención o<br />

práctica de su famoso «quiebro», <strong>que</strong><br />

imprimió un carácter especial a su toreo, <strong>que</strong><br />

si se le llamaba ventajista, y acaso sin injusticia,<br />

no por eso dejaba de tener un interés técnico<br />

de primer orden.<br />

El torear, como dicen, «fuera de<br />

cacho»; el alejar del cuerpo las reses en su<br />

acometida para volverlas a recoger, hecho<br />

con el engaño, como lo hacía a cuerpo limpio,<br />

es ardid de torear <strong>que</strong>, aun hoy, no ha perdido<br />

imitadores y del <strong>que</strong> no podrá prescindir el<br />

<strong>que</strong> estudie la técnica torera. Pero no parece<br />

<strong>que</strong> todo era ventaja en el toreo de Gordito,<br />

sino <strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> no lo prodigara, sabía<br />

practicar el toreo de tradición más severa, <strong>que</strong><br />

en sus tardes inspiradas, unido a las alegrías<br />

<strong>que</strong> le facilitaban sus recursos citados, le<br />

hacían triunfar de modo impresionante.<br />

Sostenerse con su prestigio tanto<br />

tiempo fue mérito más de estimar, si se<br />

considera su carácter, <strong>que</strong> le enajena amistades<br />

y simpatías. La nota más saliente de él


es una especie de astucia, una suerte de<br />

cálculo frío y despegado <strong>que</strong>, aun en casos<br />

en <strong>que</strong> le acompañaba la razón, hizo <strong>que</strong> se<br />

le distanciara el afecto de los aficionados.<br />

Fruto de esta cualidad fueron las tempestades<br />

<strong>que</strong>, con intervenciones de la<br />

Prensa, desafíos extemporáneos y<br />

oficiosidades de amigos, levantó en sus<br />

competencias con el Tato y Lagartijo. Retirado,<br />

vivió en Sevilla disfrutando de la fortuna<br />

adquirida, y falleció el 30 de agosto de 1920.<br />

Contaba ochenta y dos años de edad y era el<br />

decano de los matadores de toros.<br />

<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió «Gordito.»<br />

*Artillero: Toro retinto, de la ganadería de don<br />

Nazario Carriquiri, <strong>que</strong> infirió una cornada de<br />

gravedad a Pedro Aixelá y Torrijo (Peroy ) el<br />

(28-06-1874) en la plaza de Barcelona. Lo<br />

mató Antonio Carmona (Gordito).<br />

*Canilo:El (11-08-1872), en Jerez de la<br />

Frontera, Gordito logró el triunfo más<br />

resonante de su carrera. La corrida, de<br />

Murube, <strong>que</strong> habían de torear Lagartijo y<br />

Gordito. Su toro, jugado en cuarto lugar,<br />

Canilo, negro, bragado, coliblanco.<br />

*Corzo: Toro de doña Gala Ortiz, lidiado en<br />

Madrid el (05-04-1863). Fue el primero <strong>que</strong><br />

mató el día de su alternativa Antonio Carmona<br />

(Gordito), cedido por Curro Cúchares.<br />

*Grajito: Toro de Miura, negro, lidiado el 18<br />

de mayo de 1863, en Madrid. Lo esto<strong>que</strong>ó Antonio<br />

Carmona (Gordito). Tomó 17 varas, y<br />

en la caída de una de ellas fue pisoteado el<br />

picador Antonio Calderón, sufriendo intensa<br />

conmoción cerebral.<br />

*Parralito: El día (01-10-1863), el toro de don<br />

Antonio I Miura, colorado, lidiado en Madrid<br />

en la fecha citada, tomó 16 varas y produjo<br />

una contusión a Antonio Calderón y una conmoción<br />

al Esterero, <strong>que</strong>, en unión de Alanís y<br />

Pinto, fueron los picadores de tanda. Lo mató<br />

el Gordito.<br />

MIURA - 2002<br />

*Serranito: Toro perteneciente a la vacada<br />

de Miura, también criado por don Antonio I,<br />

jugado en Madrid en abril de 1863. Llegó tan<br />

entero al último tercio, <strong>que</strong> el Gordito tuvo <strong>que</strong><br />

aprovechar, para matarle, de un descabello<br />

sin preceder estocada.<br />

*Vinatero:Toro de la ganadería española de<br />

don Antonio Hernández, lidiado en Valencia el<br />

(23-07-1876), <strong>que</strong> al sacarlo del tren rompió<br />

el cajón, hirió a una persona y no siguió<br />

adelante por<strong>que</strong> el Gordito lo entretuvo hasta<br />

<strong>que</strong> llegaron los cabestros y va<strong>que</strong>ros. En la<br />

arena tomó 14 varas y mató seis caballos,<br />

matándolo el citado diestro después de una<br />

gran faena.<br />

*Zurdo: Toro retinto, de Aleas, jugado el (02-<br />

09-1866) en Madrid; aceptó 17 puyazos y lo<br />

mató Antonio Carmona (el Gordito).<br />

B) Cronología Carmoniana:<br />

1838: El 19 de abril, según Veláz<strong>que</strong>z y<br />

Sánchez, nació el matador de toros Antonio<br />

Carmona Lu<strong>que</strong> (Gordito). Sin embargo, don<br />

Carlos L. Olmedo y Carmona, en un<br />

interesante artículo inserto en Sol y Sombra,<br />

en 1898, e inspirado por el propio diestro,<br />

consigna la fecha del (19-04-1834).<br />

Aumenta la confusión al indicar <strong>que</strong><br />

en 1848 contaba doce años, lo <strong>que</strong> no<br />

conviene a ninguna de las dos fechas en litigio.<br />

Pero si a su muerte el año 1920 contaba con<br />

ochenta y dos años, quiere decir <strong>que</strong> nació<br />

en 1838.<br />

1818: En 1818, afirma el señor Olmedo, Carmona,<br />

«a los doce años de edad», mató un<br />

becerro en la plaza de la Real Maestranza de<br />

Sevilla. Puede ser exacta la fecha si la de su<br />

nacimiento fue la de 1834, en cuyo caso<br />

contaría catorce años. Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez,<br />

por su parte, afirma <strong>que</strong> desde los once<br />

151


MIURA - 2002<br />

152<br />

FOTO No. 52<br />

Los famosos diestros Antonio Fuentes y Zurita, español, y Rodolfo Gaona,<br />

mexicano, fueron los representantes más genuinos de la elegancia, el<br />

valor y el arte de a<strong>que</strong>lla época taurina, en el Viejo y el Nuevo Mundos.


acompañaba a las capeas a su hermano<br />

Manuel. Ya desde entonces comienzan a<br />

llamarle Gordito, con expresiva alusión a su<br />

pe<strong>que</strong>ño físico, <strong>que</strong> el curso de los años no<br />

había de hacer cambiar.<br />

1851: Hacia 1851 o 52 debió abandonar su<br />

fervor taurino, y deseoso de ayudar al<br />

sostenimiento de su casa, ingresó a trabajar<br />

en la fundición de cañones, aportando su<br />

modesto jornal al menguado fondo<br />

económico familiar.<br />

1853: En 1853 se verificó la unión de Manuel<br />

Carmona con su hermano José, y Antonio<br />

entró en la especialidad de lidiador de toretes<br />

bajo la protección del Nili y de Fajardo, en la<br />

plaza de Sevilla, sin abandonar, no obstante,<br />

las corridas de los pueblos, aun<strong>que</strong><br />

contratándose ya para despachar los toros<br />

de muerte en festejos más formales <strong>que</strong> las<br />

simples capeas.<br />

1854: En 1854 salió a la plaza de Sevilla este<br />

infatigable peón, brindando la muerte de un<br />

becerro a Juan Pastor. En a<strong>que</strong>l año le llevó a<br />

Lisboa Manuel Trigo, con José de Mora y<br />

Manuel Pérez (Zalea). En este mismo año,<br />

en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz),<br />

presenciando una corrida de aficionados,<br />

saltó al ruedo, ejecutando tan lucidas suertes<br />

<strong>que</strong> las cuadrillas se retiraron para <strong>que</strong> pudiera<br />

lucir el pe<strong>que</strong>ño diestro sus habilidades ante<br />

los bichos.<br />

1855: En 1855 acompañaba ya a sus hermanos,<br />

y con ellos estaba cuando tuvo lugar<br />

la terrible epidemia del cólera, <strong>que</strong> se propagó<br />

por toda la comarca andaluza, ocasionando<br />

víctimas incontables. Organizáronse entonces<br />

en Sevilla y otras ciudades de Andalucía<br />

multitud de fiestas taurinas, tanto para distraer<br />

la pesadumbre de las gentes aterrorizada,como<br />

para allegar recursos <strong>que</strong> las<br />

necesidades creadas por la epidemia hacían<br />

indispensables.<br />

MIURA - 2002<br />

1857: En 1857 fue con sus hermanos a<br />

Madrid, aun<strong>que</strong> en calidad de excedente,<br />

llamando la atención entre los espectadores<br />

la audacia y la destreza con <strong>que</strong> ejecutaba la<br />

suerte de banderillear, sobre todo en la<br />

especialidad del sesgo y los pares a topa<br />

carnero.<br />

El (03-05-1857), tomó parte, en Sevilla,<br />

en la corrida de Beneficencia. Apenas salió<br />

el primer toro arrojó el diestro el capote de<br />

<strong>que</strong> iba provisto y, cruzándose de brazos,<br />

citó al toro, haciéndole <strong>que</strong>brar con gran<br />

limpieza y <strong>que</strong>dándose en la mano con la<br />

lujosa moña <strong>que</strong> ostentaba, la <strong>que</strong> ofreció a<br />

los infantes du<strong>que</strong>s de Montpen-sier, <strong>que</strong><br />

presenciaban la corrida y <strong>que</strong> correspon-dieron<br />

con un magnífico regalo.<br />

En Jerez prácticó, el (24-06-1857), con<br />

las banderillas y con las curiosas circunstancias<br />

de <strong>que</strong> nos instruye esta reseña: «Sonó<br />

el clarín de las banderillas, y salió Carmona<br />

el Gordito y practicó lo <strong>que</strong> prometió a los<br />

aficionados, <strong>que</strong> era hacer un cambio en la<br />

cabeza al poner los palos.<br />

En Sevilla toreó el 27 de mismo mes<br />

de junio y año, y en una carta dirigida al El<br />

Enano por su corresponsal se dice: «Asistí<br />

ayer a una novillada <strong>que</strong> toreó Antonio<br />

Carmona Lu<strong>que</strong> (Gordito), y como yo fueron<br />

muchos aficionados, pues el chico es toda<br />

una notabilidad en banderillas y en su arrojo<br />

con los toros.»<br />

El año de 1858 marcó una fecha memorable<br />

en su vida torera: El 19 de abril, en<br />

Sevilla, practicó Gordito por primera vez la<br />

suerte de el «quiebro»; esperó con dominio<br />

al toro a pie firme y lo <strong>que</strong>bró a cuerpo limpio.<br />

1858: En 1858, continuó siendo Gordito lo<br />

más atractivo de los carteles en <strong>que</strong> le<br />

anuncian. En mayo, y siempre con sus<br />

hermanos, <strong>que</strong> en este año y el siguiente a<br />

Antonio debieron las más de sus contratas,<br />

actuó en la plaza de Lisboa, donde<br />

entusiasma a los aficionados portugueses<br />

con a<strong>que</strong>lla suerte, <strong>que</strong> no era allí del todo<br />

forastera,<br />

153


MIURA - 2002<br />

Fue el año en <strong>que</strong> Gordito, puso en<br />

práctica en la Maestranza de Sevilla, su forma<br />

de banderillear al quiebro, totalmente nueva<br />

especialidad de la suerte, <strong>que</strong> produjo gran<br />

expectación y favoreció de rechazo a los hasta<br />

entonces célebres hermanos Carmona, <strong>que</strong><br />

eran entonces muy populares por su garbo y<br />

habilidad como rehileteros.<br />

El 8 de mayo toreó Gordito en<br />

Portugal y en una Carta tauromáquica de<br />

Portugal (Sevilla, 1859) se describe así su<br />

actuación: «En medio del redondel colocó un<br />

aro pe<strong>que</strong>ño, metió los pies dentro de él, los<br />

hermanos José y Manuel formaron grupo a<br />

su espalda, y en esta actitud le puso un par<br />

de banderillas al toro.»<br />

El 18 de setiembre puso en Sevilla, y<br />

por prinera vez aparece esta manera en el<br />

toreo, un par de banderillas en silla. Ese mes<br />

toreó en Sevilla dos corridas en competencia<br />

con el Cuco, y la ventaja fue toda de Gordito,<br />

<strong>que</strong> llegó a dar el quiebro con los pies<br />

amarrados.<br />

El 11 de diciembre de 1859, en la<br />

corrida patriótica celebrada en Sevilla, fue<br />

sobresaliente, si bien la novedad y lucimiento<br />

del cambio le coloca en posición excepcional<br />

entre los banderilleros de su tiempo; aun<br />

sin esta habilidad se le conside-raba sin<br />

competencia entonces.<br />

1860: Siguió toreando como peón y banderillero,<br />

sin precipitarse para adquirir la alternativa,<br />

pero no sin hacer algún ensayo con el<br />

esto<strong>que</strong>.<br />

En 1860 apareció su nombre en los<br />

carteles de Madrid como banderillero.<br />

Lidiáronse en dicha corrida seis toros de don<br />

Vicente Martínez, por Cayetano Sanz y los<br />

Panaderos, hermanos de Gordito.<br />

1861: El el 20 de junio del año siguiente, es<br />

decir, en 1861, es fama <strong>que</strong>, al parecer, no se<br />

atrevió a la práctica de el quiebro en la plaza<br />

de la Corte<br />

El entusiasmo del público fue tal <strong>que</strong><br />

para la corrida anunciada para el día 24 de<br />

agosto de 1861, hubo necesidad de aumentar<br />

154<br />

el cartel, <strong>que</strong> lo integró Julián Casas y<br />

Cayetano Sanz, con los dos Panaderos,<br />

figurando el nombre de Antonio Carmona, en<br />

el anuncio correspondiente, con letras mucho<br />

mayores <strong>que</strong> todos los demás del programa.<br />

En esta corrida banderilleó Antonio Carmona<br />

(Gordito) metido en un aro, y segundó intentando<br />

hacerlo en silla, colocando después un<br />

magnífico par cambiando.<br />

Volvió a torear el 26 de agosto, y el<br />

(08 y 15-09-1861). En la corrida del 26 de<br />

agosto le cedió su hermano José la muerte<br />

del quinto toro, al <strong>que</strong> toreó muy bien de muleta<br />

y mató aceptablemente. Carmona Jiménez<br />

advirtió en su reseña:<br />

«Fue estrepitosamente aplaudido y le<br />

echaron varios sombreros, uno de los cuales,<br />

de copa por más señas, puso el novel<br />

matador en uno de los pitones. Esto, con<br />

perdón suyo, es de mal gusto.» A<strong>que</strong>l mismo<br />

año, en Valladolid, dio muestras, <strong>que</strong> para<br />

desgracia suya había de reiterar en otras<br />

ocasiones, de su falta de tacto y de prudencia.<br />

En la corrida del 25 de septiembre,<br />

también de 1861, estando el público disgustado<br />

por<strong>que</strong>, ante las condiciones de los toros,<br />

no pudo ejecutar Antonio su suerte favorita,<br />

estuvo desgraciado su hermano José en la<br />

muerte de uno de los bichos. De uno de los<br />

tendidos salió una piedra <strong>que</strong> lastimó<br />

seriamente al Panadero, y Gordito se encaró<br />

con los concurrentes al tendido, interpelándoles<br />

airadamente. El público, furioso, agredió<br />

a pedradas a los toreros, y la autoridad hizo<br />

detener a Antonio, multándole con 1.000 reales<br />

y encarcelándole.<br />

1862: Este año quiso tomar la alternativa en<br />

Sevilla en la Corrida de Beneficencia, pero no<br />

lo consiguió por maniobras de entre<br />

bastidores, a las <strong>que</strong> no fuera ajeno Cúchares.<br />

El 8 de junio, tomó la alternativa en<br />

Córdoba, con ganado de Romero Balmaseda.<br />

1863: El 5 de abril, le fue confirmada en Madrid<br />

por Curro Cúchares, con toros de don


Galo Ortiz; el primero, Corzo (colorado y buen<br />

mozo), y de Miura el segundo. No estuvo tan<br />

afortunado en el toro de Miura, aun<strong>que</strong> sí muy<br />

decidido. Le acompañaron en a<strong>que</strong>lla corrida<br />

al neófito, a más de Cúchares, Antonio<br />

Sánchez (el Tato).<br />

Esta temporada de 1863 fué triunfal<br />

para Antonio Carmona.<br />

El 1 de junio, hizo en Sevilla una magnífica<br />

faena con un toro de Barrero, de la <strong>que</strong><br />

se habló largamente. En Granada subió de<br />

punto el entusiasmo de los espectadores.<br />

1864: En 1864 las desavenencias entre los<br />

dos diestros -el Tato y él- llegaron a provocar<br />

un violento incidente personal.<br />

1865: La temporada de 1865 se señalan en<br />

Madrid claramente las preferencias del público<br />

por el toreo de Tato, variando en otras plazas<br />

las predilecciones de los espectadores.<br />

1868: El 1 de julio, se celebró la 13 ava corrida<br />

de abono, En el primer toro estuvo regular<br />

Antonio Carmona. En su segundo, quinto de<br />

la tarde, sobrevino el mayor desastre de su<br />

vida torera en la Corte.<br />

1869: El 26 de julio, en la plaza de El Puerto<br />

de Santa María (Cádiz) se lidió el toro de<br />

nombre Gordito, de don José López Cordero,<br />

negro, pe<strong>que</strong>ño, pero bien criado. Tomó 30<br />

varas de Onofre Álvarez, Antonio Calderón y<br />

Antonio Mondéjar (Juaneca); mató 18<br />

caballos en el ruedo y tres <strong>que</strong> murieron en<br />

las cuadras.<br />

Al tocar a banderillas, el público, impresionado<br />

y conmovido por la increíble<br />

bravura del toro, pidió le fuera perdonada la<br />

vida; accedió el presidente, y Gordito fue retirado<br />

a los corrales, en donde murió a<br />

consecuencia de las heridas causadas por<br />

las puyas. Toreaban a<strong>que</strong>lla tarde Antonio<br />

Carmona y Lagartijo.<br />

1870: El 21 de junio, torearon ambos, Lagartijo<br />

y Antonio Carmona, en la plaza de El Puer-<br />

MIURA - 2002<br />

to de Santa María, y Gordito <strong>que</strong>dó muy por<br />

bajo de su antiguo subordinado.<br />

El 29 de junio, en una corrida en Cádiz,<br />

tuvo lugar la más ruidosa de esta<br />

competencia, entre los citados diestros. El<br />

cuarto toro de Gordito se llamó Pajarito,<br />

colorado y ojo de perdiz, fue probablemente<br />

de Miura.<br />

1872: El 11 de agosto, en Jerez de la Frontera<br />

(Cádiz), Gordito logró el triunfo más resonante<br />

de su carrera. La corrida, de Murube,<br />

<strong>que</strong> habían de torear Lagartijo y Gordito. Su<br />

toro, jugado en cuarto lugar, se llamaba<br />

Canilo, negro, bragado y coliblanco.<br />

1875: En 1875 volvió Gordito a torear en la<br />

plaza de Madrid, pero con tan mala fortuna<br />

<strong>que</strong> el empresario hace <strong>que</strong> deje de figurar<br />

en los carteles, en los <strong>que</strong> fue sustituido por<br />

Frascuelo. El espada promovió un ruidoso<br />

litigio judicial con la empresa de Madrid,<br />

permaneciendo en la Corte todas las tardes<br />

de corrida.<br />

1877: Su desgracia de estos años culminó<br />

en sus actuaciones de 1877 en la plaza de<br />

Madrid, en <strong>que</strong> sostuvo el interés en unión de<br />

Frascuelo.<br />

1879: El 16 de noviembre, en el toro <strong>que</strong><br />

esto<strong>que</strong>ó de forma admirable en la plaza de<br />

Madrid, en la corrida a beneficio de las víctimas<br />

de las grandes inundaciones de Murcia,<br />

volvió a tener un resonante éxito.<br />

1880: El 7 de septiembre toreó en Murcia,<br />

en competencia con Lagartijo, y en la lidia<br />

del sexto toro, de Veragua, derrochó arrestos<br />

en el tercio de quites, llegando a acostarse<br />

en la cara del toro al remate de uno de ellos.<br />

Esta época y la de su aparición, prolijamente<br />

reseñadas, son las más importantes en la<br />

vida torera de Gordito.<br />

1920: El 30 de agosto, después de varios<br />

años de estar retirado y viviendo en Sevilla<br />

155


MIURA - 2002<br />

disfrutando de la fortuna adquirida, falleció el<br />

día señalado, cuando contaba ochenta y dos<br />

años de edad y era el decano de los<br />

matadores de toros.<br />

CORTÉS (de los Santos, Manolo).<br />

Matador de toros, nacido en Gines (Sevilla) el<br />

(11-06-1949). Fue otro de los diestros <strong>que</strong><br />

triunfó con miuras, después de realizar<br />

grandes faenas. Él nos cuenta al respecto:<br />

«Me he tropezado con toros muy importantes,<br />

como uno en Valencia, en Bilbao dos o tres,<br />

otro en Dax, en Sevilla, en Pamplona otros<br />

dos... Quizá, por emotiva, me <strong>que</strong>do con una<br />

faena de Valencia, cuando di catorce o quince<br />

pases nada más. Hubo otro en Pamplona <strong>que</strong><br />

lo pinché; a aquél, si lo mato, le corto el rabo.»<br />

Manolo Cortés no tiene empacho en<br />

señalar <strong>que</strong> «de los toros buenos de verdad<br />

<strong>que</strong> he podido ver en mi vida, la mitad han<br />

sido de Miura. Luego, el <strong>que</strong> sale malo tiene<br />

un peligro <strong>que</strong> todo el mundo lo ve. Se define<br />

inmediatamente. Cuando te pega un arreón o<br />

te hace una cosa fea la gente reacciona<br />

diferente, le da más importancia.» Igualmente,<br />

en cuanto a las reacciones extrañas <strong>que</strong><br />

presentan los miureños, nos relata: «Un día,<br />

un toro de Miura en Pamplona, <strong>que</strong> era muy<br />

bueno por el lado izquierdo, me estaba embistiendo<br />

con mucha calidad. En un momento<br />

vio su propia sombra reflejada al lado mío, la<br />

miró, me miró, y ya no pude pegarle ni un<br />

muletazo más, cambió radicalmente.»<br />

DOMÍNGUEZ (Roberto). Matador de<br />

toros vallisoletano el (21-02-1951). El (05-02-<br />

1992) este autor le vio conceder la alternativa<br />

al diestro mexicano Arturo Gilio, en la Monumental<br />

plaza de toros México, siendo su testigo<br />

Jorge Gutiérrez, con ganado de De Santiago,<br />

de don Pepe Garfias.<br />

Refiriéndose a la singular idiosincrasia<br />

del toro de Miura dijo <strong>que</strong> «es muy agradecido.<br />

Todo lo <strong>que</strong> se le hace, por la leyenda,<br />

repercute mucho más. Quizá, muchos de los<br />

<strong>que</strong> hemos podido triunfar con estos toros,<br />

yo incluido, si a esos triunfos les quitamos el<br />

156<br />

hierro de Miura, en algunos casos hubieran<br />

sido menores. El peligro es la confusión <strong>que</strong><br />

puede crearse en el aficionado equivocado,<br />

<strong>que</strong> al toro imposible, de genio y mal estilo,<br />

se empeña en verlo por encima del torero.»<br />

Roberto Domínguez está francamente<br />

de acuerdo con su compañero José<br />

Antonio Campu-zano, en cuanto a los<br />

espacios <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> concederle al de Miura,<br />

por su volumen y largura. «Hay <strong>que</strong> dejar más<br />

sitio y no sueles poder entrar en cercanías<br />

con ellos.»<br />

En cuanto al tema de los «miuras»<br />

buenos y malos, Domínguez es muy explícito:<br />

«Yo he visto toros extraordinarios de Miura.<br />

Es verdad <strong>que</strong> este toro no suele tener la<br />

emoción artística al embestir como otros<br />

encastes, en <strong>que</strong> la humillación es la base<br />

fundamental de la transmisión...» En esto no<br />

estamos de acuerdo con Roberto, ya <strong>que</strong> la<br />

«transmisión» exclusiva de los actos artísticos<br />

es muy pobre comparada con la emoción<br />

<strong>que</strong> produce el peligro de ver torear a un<br />

astado bravo y poderoso. Los toros «bobos»<br />

sólo producen emoción a los villamelones.<br />

Domínguez, por otro lado, <strong>que</strong> «ha<br />

habido miureños <strong>que</strong> han dejado triunfar<br />

plenamente a los toreros.» Sin embargo,<br />

«también tiene unas carac-terísticas<br />

especiales para lo malo. Incluso el bueno<br />

suele aprender al segundo o tercer muletazo,<br />

la rapidez con <strong>que</strong> rectifica en sus embestidas<br />

es mucho más acusada. El de Miura malo se<br />

diferencia de todos los demás en la mirada,<br />

en el nerviosismo, en la forma de agitar la<br />

cabeza, en la rapidez al revolverse. Yo he<br />

tenido la suerte de estar delante de toros muy<br />

nobles, colaboradores, <strong>que</strong> incluso han perdonado<br />

cuando te han tenido derribado. A mí,<br />

particularmente, me ha hecho pasar mucho<br />

miedo el malo, y al otro tengo mucho <strong>que</strong> agradecerle.»<br />

En cuanto a las grandes faenas realizadas<br />

a los de Miura, Domínguez nos dice:<br />

«Me <strong>que</strong>daría con la faena de mi presentación<br />

en Bilbao, a un toro de Miura muy bravo en el<br />

caballo, muy poderoso. Posteriormente, el


más famoso en mi vida fue Ojeroso, un toro<br />

noble, <strong>que</strong> lo único terrorífico <strong>que</strong> tenía era su<br />

aparatosidad, y costaba un mundo estar<br />

delante de él. Fue muy noble por<strong>que</strong>, a pesar<br />

de eso, parecía <strong>que</strong> tenía <strong>que</strong> quitarse los<br />

pitones para meterlos en la muleta, y sortear<br />

mi cuerpo para pasar, y aun así se le pudo<br />

hacer el toreo.»<br />

En cuanto a la técnica para dominar a<br />

los miureños, Domínguez asegura <strong>que</strong><br />

«incluso con el bueno, las series no suelen<br />

ser largas. Hay <strong>que</strong> cambiarles de mano en<br />

los momentos justos para sorprenderles, y<br />

andarles bien por la cara, <strong>que</strong> es muy<br />

complicado, ya <strong>que</strong> te puede comer precisamente<br />

por la falta de humillación. La técnica<br />

<strong>que</strong> a mi me ha valido es la de darles mucho<br />

sitio, y dejarles un poco a su aire, sin<br />

recortarles, ni abusar tampoco por alto. Se<br />

trataba de poderles sin tocarles los costados.<br />

Diciéndole al toro: No te molestes, no te<br />

enfades, y así poco a poco meterlo en la<br />

canasta.»<br />

En otro aspecto, puedo decir <strong>que</strong><br />

«hemos pasado de a<strong>que</strong>l legendario de Miura,<br />

<strong>que</strong> cuando se enteró de <strong>que</strong> Juan Belmonte<br />

le había tocado un pitón a un toro suyo -tal fue<br />

don Eduardo I Miura- decidió el ganadero <strong>que</strong><br />

había <strong>que</strong> mejorar la raza, al toro <strong>que</strong> se ha<br />

ido adaptando al toreo moderno. Una de las<br />

causas principales de <strong>que</strong> las figuras no se<br />

anuncien tanto como antes con este hierro,<br />

es <strong>que</strong> últimamente no se valoraba lo<br />

suficiente.<br />

ESPLÁ (Luis Francisco). Con un interesante<br />

comentario de este matador de<br />

toros español abrió su sobresaliente reportaje<br />

la periodista Ana Fernández Graciani, en la<br />

multicitada prestigiosa revista taurina<br />

internacional: 6 TOROS 6, en su número 303,<br />

del martes (18-04-2000). En dicho reportaje,<br />

titulado: «Un toro para el toreo moderno»,<br />

refiriéndose lógicamente a los miuras, publicado<br />

en dos partes, en su II, podemos leer<br />

de tan señalada periodista taurina:<br />

MIURA - 2002<br />

«La ganadería con más personalidad<br />

de todos los tiempos, cuya sangre<br />

predominante, Cabrera, toma su nombre de<br />

un criador <strong>que</strong> comen-zó su andadura en<br />

1730, encara el nuevo milenio tras cabalgar<br />

durante más de siglo y medio de toreo bajo<br />

las riendas de una misma familia. El hecho,<br />

en sí mismo, ya es meritorio.<br />

Pero, ¿habría sobrevivido una divisa,<br />

por marcado <strong>que</strong> fuera su sello y pesada su<br />

historia, a la evolución de la fiesta sin la<br />

correspondiente adaptación a los nuevos<br />

parámetros de la tauromaquia? Para<br />

completar el reportaje <strong>que</strong> nació de este interrogante,<br />

hablamos con varios de los<br />

matadores de toros <strong>que</strong> cuajaron el toreo<br />

moderno a un toro <strong>que</strong> parece rescatado de<br />

otro tiempo.»<br />

«Cualquier toro -explica Luis Francisco<br />

Esplá un tanto rebuscado- <strong>que</strong> viva una<br />

especie de anacronismo con respecto al toreo<br />

<strong>que</strong> se plantea, tiene <strong>que</strong> desaparecer. No se<br />

puede pensar en un toro con unas<br />

características <strong>que</strong> no engranen con el toreo<br />

moderno. Si el toro de Miura no se hubiese<br />

adaptado de alguna forma, en su evolución,<br />

en sintonía con el toreo actual, habría agonizado.<br />

Lo <strong>que</strong> ocurre es <strong>que</strong> hay una evidencia<br />

morfológica contrastada con otra de<br />

comporta-miento. Esto es lo <strong>que</strong> hace distinto<br />

al toro de Miura. Pero la distinción no quiere<br />

decir <strong>que</strong> no entre dentro de los parámetros<br />

fundamentos del toreo actual.»<br />

En ese sentido, Esplá, tiene «la teoría<br />

de <strong>que</strong> existe una relación entre morfología y<br />

funcio-nalidad, entre las proporciones del<br />

animal y su biomecánica. En el toro de Miura,<br />

este es tan manifiesto <strong>que</strong> hace <strong>que</strong> su<br />

comportamiento se diferencie de los demás.<br />

Aun<strong>que</strong> no todos los toros de Miura son altos<br />

y largos. Las proporciones de un toro, a la<br />

hora de hacer el toreo, pueden distorsionarlo.<br />

Nuestro brazo tiene unas limitaciones, y luego<br />

hay unas distancias, tienes <strong>que</strong> evitar los<br />

pitones y el volumen del toro. El animal crea<br />

un círculo en torno al torero, y tiene <strong>que</strong> contrarrestar<br />

unas fuerzas centrífugas <strong>que</strong> crea<br />

157


MIURA - 2002<br />

él mismo al buscar los engaños, y se tiene<br />

<strong>que</strong> innclinar, como una moto cuando toma<br />

una curva. Cuanto más alto, más arriba tiene<br />

el centro de gravedad y más acusada ha de<br />

ser esa corrección en el giro, <strong>que</strong> puede hasta<br />

tropezar con el torero con las propias<br />

espaldas. La fuerza cinética del toro se tiene<br />

<strong>que</strong> someter a unas leyes físicas, eso es de<br />

cajón.»<br />

Para Esplá, el de Miura «es un toro<br />

particularmente sutil a enganchar, y cuando<br />

toca la tela se desbarata. Es el <strong>que</strong> más desarrolla,<br />

tal vez por su propia morfología, se<br />

vuelve mucho más cauto en menos tiempo.<br />

Cuando toca dos o tres veces los engaños<br />

se pone como loco. También, cuando se<br />

cuela por un lado, hay <strong>que</strong> cambiar en seguida<br />

al otro para crearle amnesia.»<br />

Luis Francisco recuerda a Dadito, <strong>que</strong><br />

fue de los dos o tres toros <strong>que</strong> hay en la vida<br />

de un torero, <strong>que</strong> te llevan a extraña<br />

experiencia, como a un proceso de creación<br />

puro. Tú estás delante, toreando, y hay una<br />

omisión absoluta de cualquier alusión al<br />

riesgo. No sabes en qué parte tuya se está<br />

produciendo esa inspiración, te conviertes<br />

casi en un espectador de ti mismo, es algo<br />

casi extrasensorial. Se produce un abandono<br />

total, te olvidas de la cautela mínima <strong>que</strong> debe<br />

tener un torero. Y eso me ocurrió con un toro<br />

de Miura. También recuerdo una faena en<br />

Bayona, pero a<strong>que</strong>llo se pareció más a una<br />

historia pasada.»<br />

Y Esplá nos asegura: «Cuando un<br />

Miura sale bueno es mejor <strong>que</strong> el mejor. El<br />

malo tiene a la contra esa morfología tan<br />

especial. Se desplaza con mucha fluidez, y<br />

cuando no se somete a los engaños, tiene<br />

unos desplazamientos muy rápidos. Todo eso<br />

se convierte en una especie de bastión, a<br />

veces intomable para el torero.»<br />

Luis Francisco Esplá también nos<br />

asegura <strong>que</strong> ve casi todas las corridas de<br />

Miura y dice: «Ese tipo de ganaderías las<br />

sigo siempre con interés, por<strong>que</strong> son las <strong>que</strong><br />

yo mato y quiero saber cómo están. Miura<br />

está en un momento cojonudo. Atravesó una<br />

158<br />

crisis hace unos años, de hecho yo <strong>que</strong>ría<br />

matarla; pero lleva un par de temporadas <strong>que</strong><br />

está francamente buena. Las figuras se han<br />

apuntado a ganaderías duras, siempre y<br />

cuando le ofreciesen cierta garantía de éxito.<br />

Hay momentos determinados en <strong>que</strong> las<br />

ganaderías atraviesan sus baches, fluctúan.<br />

De Miura se descolgaron los toreros por<strong>que</strong><br />

no estaban en un buen momento. Entonces,<br />

si <strong>que</strong>da sólo eso, el toro grande, el listo, los<br />

pitones, pues no es muy agradable pasar ese<br />

fielato, y menos en las ferias.»<br />

FUENTES y Zurita (Antonio). Matador<br />

de toros, nacido en Sevilla el (15-03-1869).<br />

Sus primeros pasos en el toreo fueron los penosos<br />

y aventurados del muchachillo audaz<br />

y decidido <strong>que</strong>, llenó de fe y esperanza,<br />

hambriento y perseguido -como lo fue Manuel<br />

Benítez (El Cordobes)-, se escapaba de la<br />

casa paterna y asaltaba cerrados y tentaderos.<br />

Con otros muchachos de su edad recorrió<br />

capeas en Andalucía, y pronto<br />

sobresalió de entre el grupo de principiantes.<br />

El (16-08-1885) vistió de torero, por<br />

primera vez, en Guillena (Sevilla). Después<br />

de trabajar como peón y banderillero y hacerse<br />

estimar -como Antonio Carmona (Gordito)-<br />

, marchó a La Habana en 1887, con un matador<br />

de novillos llamado el Macarenito, y allí<br />

escuchó grandes aplausos por sus excelentes<br />

labores. Al año siguiente regresó a<br />

España, ingresó en la cuadrilla de Valladolid<br />

y con éste trabajó las temporadas de 1888-<br />

89, en plazas de cierta importancia y cosechando<br />

aplausos, sobre todo en Valladolid,<br />

donde halló una favorable acogida y donde<br />

residió unos años.<br />

El (22-07-1890) alternó en la plaza vallisoletana<br />

con el referido Rodríguez, <strong>que</strong> ya<br />

le había cedido a<strong>que</strong>l año la muerte de un novillo,<br />

y recibió un puntazo del primer cornúpeto<br />

en el muslo derecho. Del 1889 al 1892 figuró<br />

en las cuadrillas de Antonio Escobar (Boto),<br />

Ángel Villar (Villarillo) y Miguel Báez (Litri I),<br />

novilleros a la sazón, y de vez en vez le cedían<br />

la muerte de algún toro.


El (31-05-1891) hizo su presentación<br />

en Madrid como banderillero, y hubo de matar<br />

el séptimo toro, de Udaeta, sustituyendo a<br />

Bonarillo. En las novilladas madrileñas de<br />

aquél otoño y en las verificadas en 1892 toreó<br />

como matador, alternando muchas veces con<br />

Emilio Torres (Bombita). A mediados de 1892<br />

ingresó en la cuadrilla de Francisco Arjona<br />

Reyes (Currito), hijo de Cúchares, y más<br />

tarde en la de José Sánchez del Campo<br />

(Cara-Ancha), su permanencia junto a este<br />

famoso matador le fue de gran beneficio;<br />

aprendió mucho y mató otros toros cedidos<br />

por su maestro en las plazas de Pamplona,<br />

Ciudad Real, León y otras.<br />

El (11-11-1892) banderilleó ante la<br />

afición madrileña y llamó la atención extraordinariamente<br />

su manera elegante de poner<br />

banderillas. Sánchez de Neira escribió:<br />

«Fue un banderillero andaluz, de<br />

cuyos méritos puede decirse mucho, por su<br />

aplicación y buen estilo. Es un chico <strong>que</strong>, sin<br />

desplantes ni aceleramientos, va donde otro<br />

vaya, y cuando ha tomado en sus manos los<br />

trastos de matar, casi ha demostrado poseer<br />

más aptitudes para ello <strong>que</strong> para las banderillas;<br />

su valor va en aumento, y promete<br />

hacernos ver a su tiempo un buen matador<br />

de toros; es paradito y se va derecho a la<br />

suerte sin titubear.»<br />

En la primera temporada de 1893<br />

toreó a las órdenes de Cara-Ancha, se separó<br />

de éste, al fin, el 17 de septiembre tomando<br />

la alternativa en Madrid, de manos de<br />

Fernando Gómez (Gallo), <strong>que</strong> le cedió el<br />

primer toro, de nombre Corredor, de la<br />

ganadería de don José Clemente. El nuevo<br />

matador recibió a<strong>que</strong>lla tarde grandes<br />

ovaciones por la brillante labor <strong>que</strong> llevó a<br />

cabo. En 1894, Fuentes ya figuraba en el<br />

abono de Madrid, y el 27 de mayo toreó en la<br />

corrida en <strong>que</strong> el toro de nombre Perdigón<br />

arrebató la vida a Manuel García (Espartero).<br />

En sus primeros tiempos de matador,<br />

Fuentes no lograba sobresalir entre sus<br />

compa-ñeros; no se mostraba muy certero<br />

con el esto<strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> su natural elegancia<br />

MIURA - 2002<br />

y su valentía encubrían con el capote a<strong>que</strong>lla<br />

deficiencia. Sobrevino la muerte de<br />

Espartero, y la afición comen-zó a adivinar el<br />

torero de gran porvenir <strong>que</strong> había en Fuentes...<br />

y no se equivocó. La misma fatal tarde del<br />

(27-05-1894) se reveló el magnífico torero <strong>que</strong><br />

más tarde fue. En Sol y Sombra se describió<br />

así su labor:<br />

«Tercero, Zurdito, negro bragado,<br />

asti-negro y bizco del derecho. Se arrancaba<br />

a los peones como una flecha y sembró el<br />

pánico en el ruedo. El toro remataba en las<br />

tablas con gran codicia. No la tuvo así para<br />

los picadores -típicas aptitudes de los mansos<br />

peligrosos-; acosándoles, les acometió cuatro<br />

veces, topando y sin ningún poder. Blanquito<br />

clava un par desigual, cuarteando. El Americano<br />

dejó un palo caído, y repite el primero<br />

con otros dos de cualquier manera.<br />

Al salir Fuentes a matar es aplaudido.<br />

El joven espada pasó cerca, solo y confiado,<br />

y entrando bien y saliendo mejor, dio un<br />

magnífico volapié <strong>que</strong> tumbó a Zurdito<br />

(Ovación). Sexto, Sabino, cárdeno bragado,<br />

gordo y cornalón. En una de las siete varas<br />

<strong>que</strong> admite voltea a un picador, el cual resulta<br />

ileso. Fuentes, al quite con mucha<br />

oportunidad. Sabino mató cuatro caballos. Le<br />

pusieron cinco banderillas, y fue a la muerte.<br />

Fuentes toreó cerca y confiado,<br />

aun<strong>que</strong> con muchas coladas, y se deshizo<br />

del toro de varios pinchazos y un metisaca,<br />

después de un terrible achuchón. Fuentes<br />

conquistó ayer por completo las simpatías de<br />

nuestro público. Fue el único <strong>que</strong> conservó la<br />

serenidad, el único <strong>que</strong> estuvo en todas partes,<br />

el único <strong>que</strong> toreó con algún aplomo, sin<br />

acobardarse por la terrible desgracia de su<br />

compañero. Y no es <strong>que</strong> no la sintiera; le vimos<br />

llorar desesperadamente cuando llegó<br />

a conocer su magnitud. Los antiguos<br />

aficionados recordaron a<strong>que</strong>lla trágica tarde<br />

en otra <strong>que</strong> murió Pepete, y lo <strong>que</strong> en ella hizo<br />

Cayetano Sanz, y comparaban con éste al<br />

novel espada...»<br />

De la biografía de este diestro, <strong>que</strong><br />

apareció publicada en la biblioteca Sol y<br />

159


MIURA - 2002<br />

Sombra, copiamos: «Pero aún hubo de luchar<br />

durante algún tiempo antes de vencer los<br />

obstáculos <strong>que</strong> a su adelantamiento se<br />

oponían, con tenacidad casi invencible por<br />

entonces para él, pues a la sazón había de<br />

competir, además de con Luis Mazantini, <strong>que</strong><br />

todavía conservaba restos muy apreciables<br />

de su prestigio como matador de toros, con<br />

Guerrita, en el apogeo de sus glorias taurinas;<br />

razones por las cuales Antonio Fuentes no<br />

logró destacar entre sus compañeros de<br />

profesión clasificados en su categoría, si bien<br />

podemos asegurar <strong>que</strong> supo mantener<br />

íntegra su excelente reputación de torero<br />

artístico y elegante, ya <strong>que</strong> la desigualdad en<br />

el manejo del esto<strong>que</strong> no permitiera <strong>que</strong> los<br />

aficionados inteligentes le otorgaran<br />

beligerancia, colocándole al nivel de los<br />

buenos matadores sin reservas ni<br />

discusiones.<br />

Por lo demás, el toreo serio, a la vez<br />

<strong>que</strong> adornado, de Antonio; su elegancia<br />

inimitable, hasta el punto de sernos lícito<br />

afirmar <strong>que</strong>, después de gran Rafael Molina<br />

(Lagartijo), ningún diestro de los <strong>que</strong> le<br />

sucedieron ha realizado el ideal estético en<br />

la medida <strong>que</strong> él lo realizaba; su artística<br />

manera de colocar banderillas, extremando<br />

la nota de visualidad en las preparaciones,<br />

dando con ello motivo a <strong>que</strong> se considere<br />

estilo propio y exclusivamente suyo,<br />

contribuyeron a granjearle simpatías y<br />

adeptos, <strong>que</strong> poco a poco formáronle<br />

atmósfera, a la vez <strong>que</strong> le favorecían en el<br />

progresivo desarrollo de sus naturales y<br />

preciadas aptitudes para la lidia de reses<br />

bravas.»<br />

Algunas tardes desarfortundas en la<br />

plaza madrileña, la temporada de 1894, fueron<br />

causa de <strong>que</strong> no figurara en el abono de las<br />

de 1895 y 96, y de <strong>que</strong> su nombre perdiera,<br />

en parte, el buen crédito <strong>que</strong> había adquirido.<br />

Toreó mucho por provincias, y su cartel volvió<br />

a ir en aumento. El (14-04-1895) dio otra<br />

prueba de serenidad en la plaza de Barcelona,<br />

donde un toro de Ripamilán saltó al tendido y<br />

sembró el pánico entre los espectadores y<br />

160<br />

toreros; Fuentes dominó la situación, el toro<br />

fue muerto por un cabo de la Guardia Civil y<br />

otros dos individuos y la corrida continuó,<br />

dirigida y ordenada por el valiente diestro.<br />

En 1897 volvió a ser contratado por la<br />

empresa de la plaza de Madrid, y desde ese<br />

año, hasta 1908, en <strong>que</strong> se retiró transitoriamente,<br />

figuró en el abono madrileño. El<br />

(29-06-1897) se presentó en la citada plaza<br />

como único espada para esto<strong>que</strong>ar seis toros<br />

de don Vicente Biencinto, y sólo pudo<br />

despachar tres, por<strong>que</strong> el lidiado en tecer<br />

lugar le alcanzó y le produjo una contusión de<br />

importancia, impidiéndole continuar la corrida.<br />

De la muerte de los otros tres toros<br />

dio cuenta el sobresaliente Corcito. Vinieron<br />

después tardes triunfales y tarde de derrota<br />

para el torero sevillano; su entusiasmo, <strong>que</strong><br />

nunca había sido grande, decaía a veces, se<br />

manifestaba apático y la afición se sentía defraudada.<br />

Sin pasar la raya de lo mediocre en<br />

general, toreó varias temporadas, y no logró<br />

romper el hielo <strong>que</strong> con su fría actitud había<br />

cuajado en los públicos.<br />

Retirado Guerrita, el torero <strong>que</strong><br />

eclipsaba a todos, Fuentes apareció con<br />

nuevos brillos. De no haberse retirado el<br />

diestro cordobés, el sevillano hubiera sido<br />

siempre, seguramente, un apreciable espada,<br />

pero nada más. La afición hubo de perdonarle<br />

entonces sus marcados defectos y aplaudirle<br />

como el mejor, aun<strong>que</strong> algunas tardes le<br />

ganaran la partida sus tardíos competidores<br />

Bombita y Machaquito.<br />

La temporada de 1899 se vino a<br />

México, y el 17 de diciembre inauguró la plaza<br />

construida entonces en la capital azteca: «En<br />

lo <strong>que</strong> ahora son las avenidas Cuauhtémoc,<br />

Álvaro Obregón y la calle de Guanajuato, frente<br />

a lo <strong>que</strong> fue el cine México. Fue inaugurada la<br />

tarde del citado día, la antigua plaza México,<br />

de madera y con capacidad para 10.000<br />

espectadores, por los espadas Enri<strong>que</strong><br />

Vargas (Minuto) y Antonio Fuentes, quien así<br />

hizo se presentación en ruedos nacionales.<br />

Se lidiaron tres toros españoles de José<br />

Manuel de la Cámara y tres de México, de la


célebre y antigua ganadería El Cazadero. En<br />

Sol y Sombra publicó:<br />

«Fuentes trabajó poco más <strong>que</strong> su<br />

com-pañero; hizo dos quites muy bonitos,<br />

aun<strong>que</strong> los toros no se prestaron a ello, por<br />

salirse solos de la suerte. Con el capote<br />

demostró <strong>que</strong> cuando quiere es un maestro:<br />

clavó los pies, y toreó de brazos, en su primer<br />

toro, como si estuviera dando lecciones.<br />

Manejaba la muleta con gran soltura y elegancia,<br />

y sabe lo <strong>que</strong> trae entre manos; ¡lástima<br />

<strong>que</strong> sólo sea el principio de sus faenas!<br />

Después pierde los papales, y baila y da<br />

manotazos <strong>que</strong> es un contento.»<br />

«Hartaba a todos sus toros de trapo;<br />

se conoce <strong>que</strong> tenía asco a meter el brazo y<br />

procura ba retardar lo más <strong>que</strong> puede ese<br />

momento.» Toreó unas quince corridas en<br />

México, y regresó a España. De esas corridas<br />

en territorio azteca, una fue el (14-01-1900),<br />

el valiente matador Antonio Fuentes, se<br />

encerró de manera existosa con seis astados<br />

de la ganadería mexicana de Santín, en la<br />

antigua plaza México, siendo su mejor tarde<br />

de la temporada 1899-1900.<br />

Para la mayoría de los cronistas mexicanos<br />

y para los aficionados, Antonio Fuentes<br />

fue el lidiador de las supremas elegancias<br />

-el Luis Miguel Dominguín mexicano-, como<br />

se consi-deraba a Rodolfo Gaona en México,<br />

y él dijo en cierta ocasión, cuando le<br />

preguntaron qué era lo primero <strong>que</strong> hacía falta<br />

para ser torero, dijo: «Parecerlo.» Y ese<br />

concepto es el mismo <strong>que</strong> años después<br />

expresó un gran pintor de la Fiesta, don Carlos<br />

Ruano Llopis, hablando de los ases del toreo:<br />

«Para ser figura, hay <strong>que</strong> tenerla...»<br />

En Madrid se presentó el (22-04-<br />

1900), con Mazzantini y José García<br />

(Algabeño). Pascual Millán reseño: «En la<br />

labor de Fuentes hubo de todo, como en<br />

botica. En el segundo se abrió de capa, ¡y<br />

más le valía estar duerme! Paró y alargó los<br />

brazos, y concluyó descompuesto, achuchado<br />

por el bicho y toreado por él. En cambio,<br />

en el quinto, abrió cátedra, y a lo Cayetano<br />

dio unos lances (verónicas especialmente)<br />

MIURA - 2002<br />

<strong>que</strong> a<strong>que</strong>llo fue pura filigrana. Allí hubo arte, y<br />

elegancia, y maestría y todo lo <strong>que</strong> no veíamos<br />

hace tiempo con el capote. ¡Olé, Fuentes!<br />

Como reverso de esta medalla está la<br />

muerte del segundo toro. Antonio no quiso enterarse<br />

<strong>que</strong> el bicho desarmaba una mijita, y<br />

lo lidió al revés. Muleteó mal, sin parar ni recoger<br />

al bicho, ni enmendarlo una sola vez, y<br />

se deshizo del pavete de un pinchazo sin<br />

soltar, saliendo de naja, y de un bajozazo horrible,<br />

echándose fuera. Y el pueblo pitó sin<br />

descanso.<br />

En el quinto sacó el toreo de las<br />

palmas y hubo <strong>que</strong> tocárselas. Buenos pases<br />

(perdono los embarullados), dejando llegar,<br />

cargando la suerte, dando la salida y sin<br />

apartar al toro de los vuelos del trapo, y un<br />

volapié superior, en <strong>que</strong> por atracarse de toro<br />

y tirarse con empuje no se cuidó de vaciar, y<br />

salió desarmado y hecho una pelota por<br />

delante de la cara del toro. Éste cayó como si<br />

le hubieran largado una descarga eléctica.<br />

Ovación a Fuentes y recorrió el ruedo. ¡Bien,<br />

don Antonio! Si estuviéramos siempre así, aún<br />

sin vaciar y saliendo apelotonado, ¡qué palmas<br />

oiríamos!»<br />

El desigual torero siguió igualmente<br />

desigual campaña, y el (27-06-1900), al entrar<br />

a matar en Valencia el quinto toro, de don<br />

Eduardo I Miura, de nombre Ronquillo, sufrió<br />

una herida de 10 centímetros de extensión en<br />

la mano. Recorrió los circos más importantes<br />

de la Península y no realizó cosa digna de<br />

tenerse en cuenta. El Tío Jindamas resumió<br />

la labor de Fuentes en la temporada de 1901:<br />

«Antonio Fuentes ha sido, sin disputa,<br />

el <strong>que</strong> más ha toreado de todos los matadores;<br />

ha sido también el <strong>que</strong> más ha cobrado y el<br />

<strong>que</strong> más exigencias ha tenido con las<br />

empresas; por todo lo cual estaba obligado a<br />

hacer mucho más de lo <strong>que</strong> hizo.<br />

Fue a Madrid en las primeras del abono,<br />

presentándose con un toro bravísimo de<br />

Benjumea, al <strong>que</strong> no supo sacar el verdadero<br />

partido. Volvió y tomó parte en varias corridas<br />

del abono, poniendo de manifiesto <strong>que</strong> sabe<br />

161


MIURA - 2002<br />

lo <strong>que</strong> son los toros y <strong>que</strong> no en balde ha<br />

estado al lado de los toreros buenos. Sobre<br />

todo bregando y ayudando a sus compañeros<br />

estuvo, por regla general bueno siempre,<br />

y fue en lo <strong>que</strong> más palmas ganó. Cumpliendo<br />

su misión de matador, ya es más discutible<br />

su positivo mérito, por<strong>que</strong> no siempre<br />

estuvo a la altura de su reputación.<br />

Por el lado derecho toreaba con<br />

suavidad, ve llegar y estira el brazo; pero por<br />

el izquierdo no llegó nunca a <strong>que</strong> el toro<br />

acabara de pasar y no despegaba el codo<br />

del cuerpo, no estirando nunca y siendo por<br />

ese lado lo <strong>que</strong> en el argot taurino se llama<br />

«codillero.» Así es <strong>que</strong> son buenos, por regla<br />

general, sus tres primeros pases: uno con<br />

la derecha, uno alto, otro con la derecha,<br />

ayudado o de pecho, y al dar el segundo por<br />

el lado izquierdo, perdía terreno y ya no podía<br />

reponerse en toda la faena. De cada diez<br />

faenas de muleta, son de este modo nueve.<br />

Al pinchar solía dar algunas esto-cadas muy<br />

buenas, entrando de su peculiar manera, o<br />

sea gazapeando, y al toro <strong>que</strong> hace por él le<br />

suele matar con buen éxito.»<br />

El (29-12-1901) le echaron un toro de<br />

don Eduardo Ibarra al corral, al <strong>que</strong> había<br />

tomado asco por su gran cornamenta. Al<br />

finalizar la temporada marchó nuevamente<br />

a México, e hizo un mal papel el 15 de<br />

diciembre, en <strong>que</strong>, herido su compañero<br />

Antonio Moreno (Lagartijillo) hubo de esto<strong>que</strong>ar<br />

cinco toros de la ganadería mexicana<br />

de Santin, y lo hizo poco gallardamente.<br />

En 1902 no quiso figurar en el abono<br />

de Madrid, aun<strong>que</strong> tomó parte en algunas<br />

corridas benéficas. Toreó en las plazas de<br />

Pamplona, Valencia, Bilbao, San Sebastián<br />

y Valladolid, entre otras, y reafirmó su cartel<br />

de primer matador de su época, derochando<br />

su elegancia y sus cono-cimientos de los<br />

toros y corrigiendo un tanto sus conocidas<br />

deficiencias.<br />

El 22 de junio hizo una faena completísima<br />

en Madrid. El ganado era del Saltillo,<br />

y de ocho <strong>que</strong> se lidiaron, cinco fueron<br />

fogueados. Fuentes hubo de matar cuatro<br />

162<br />

toros por resultar heridos Quinito Chico y<br />

Machaquito, alternaba a<strong>que</strong>lla tarde con él, y<br />

con el astado quinto realizó una labor magnífica.<br />

A<strong>que</strong>lla temporada fue de las <strong>que</strong> más<br />

honra la memoria del diestro sevillano.<br />

En la 1903 anduvo muy desafortunado,<br />

y el 14 de octubre, toreando en<br />

Zaragoza, al intentar descabellar al segundo<br />

toro, del Saltillo, fue empitonado por la rodilla<br />

derecha, y en la enfermería se le apreció una<br />

herida grave, con rotura de la arteria tibial,<br />

hueso y grandes desgarros de la partes<br />

blandas y de la articulación. Tardó en curar<br />

más de cuatro meses, y no curó del todo,<br />

por<strong>que</strong> se resentía constantemente de la<br />

herida.<br />

Indudablemente perdió facultades, y a<br />

lo largo de toda la temporada de 1904, se<br />

advirtió esta pérdida, aun<strong>que</strong> su maestría<br />

suplió en muchas ocasiones a<strong>que</strong>lla falta y,<br />

en general, realizó una campaña airosa. Es<br />

sabido <strong>que</strong> la pérdida de facultades hizo <strong>que</strong><br />

encontrara la muerte de los toros con medias<br />

estocadas, entrando muy derecho y jugando<br />

a la perfección la mano izquierda para evitarse<br />

llegar al sitio peligroso de la suerte. En 1905<br />

tuvo algunas tardes magníficas, y una de ellas<br />

fue la del 14 de mayo en Madrid, alternando<br />

con Bombita chico, Lagartijo chico y Cocherito<br />

de Bilbao, a quien había concedio la alternativa<br />

el 16 de septiembre del año anterior.<br />

Al finalizar la temporada hizo una nueva<br />

excursión a México, donde <strong>que</strong>dó a gran altura.<br />

Regresó a España, y el (02-05-1906), comenzó<br />

sus tareas en Madrid con Bombita chico y<br />

Machaquito, y con ganado de Concha y Sierra.<br />

Estuvo valiente y elegante, y mató a sus<br />

dos toros, al primero de media estocada y al<br />

segundo de una caída. A<strong>que</strong>l año toreó 46<br />

corridas, y en ellas se notaron menos,<br />

desaparecieron las deficiencias <strong>que</strong> había<br />

venido cultivando durante toda su carrera.<br />

En 1908, después de torear algunas<br />

corridas, decidió retirarse, y al despedirse de<br />

la afición valenciana resultó herido por el toro,<br />

de nombre Cartulino, del Saltillo, ganado fatal<br />

para él. Repuesto de la herida, sufrió un


accidente de automóvil, y se retiró sin<br />

despedirse de las plazas en las cuales se<br />

había propuesto hacerlo (En la de Madrid lo<br />

hizo el (05-04-1908), acompañado por<br />

Ricardo Torres y Machaquito.)<br />

Retirado vivía, cuando una empresa<br />

de Montevideo fue a España, haciéndole<br />

ventajosísi-mas ofertas. Atraído por el ofrecimiento,<br />

embarcó para América a fines de<br />

1909. De vuelta en 1910, toreó en Lisboa reses<br />

emboladas, y no quiso torear en Madrid la<br />

Corrida de Beneficencia de mayo.<br />

En 1911 toreó el 24 de junio, y la<br />

afición madrileña sufrió una decepción al ver<br />

<strong>que</strong>, el buen torero <strong>que</strong> había sido siempre<br />

Fuentes, estaba acabado. El (28-07-1912) fue<br />

herido en Santander por otro toro del Saltillo<br />

al poner un par de banderillas al cambio. En<br />

1913, 14 y 15 apenas toreó. Y el <strong>que</strong> se retiró<br />

por su voluntad en 1908 no <strong>que</strong>ría retirarse<br />

más tarde, y más de dos veces hizo el ridículo<br />

junto a toreros <strong>que</strong> nunca tuvieron la talla <strong>que</strong><br />

él alcanzó. En 1921 hizo una excursión a<br />

Lima, y alternó con Juan Belmonte y Rafael<br />

(el Gallo).<br />

Antonio Fuentes y Zurita fue un extraordinario<br />

torero, al <strong>que</strong> faltó coraje y<br />

decisión con el esto<strong>que</strong>, voluntad y ambición.<br />

Hubiera llegado a la más gloriosa altura con<br />

un corazón decidido y voluntarioso. En un<br />

ambiente más hostil, menos favorable y<br />

halagüeño <strong>que</strong> el <strong>que</strong> le rodeó; retirado el<br />

último gran torero del XIX, Guerrita; menos<br />

mimado por la afición y frente a toreros más<br />

valiosos, se hubiera tal vez dormido menos<br />

sobre sus laureles. Fue preciso <strong>que</strong><br />

Machaquito, Bombita chico y otros toreros<br />

más jóvenes irrumpieran impetuosa y ansiosamente<br />

en los ruedos para <strong>que</strong> Antonio<br />

Fuentes sacudiera la apatía de <strong>que</strong> se hallaba<br />

poseído.<br />

Su mejor etapa, desde luego, se inició<br />

a raiz del percance <strong>que</strong> tuvo en Zaragoza en<br />

1903 y terminó con su accidentada retirada<br />

en 1908. Su toreo era fino, clásico y<br />

sumamente elegante, como se ha multicitado;<br />

con las banderillas se manifestaba siempre<br />

MIURA - 2002<br />

adornado, preciso y seguro, y encontraba toro<br />

en todos los terrenos. Se distinguió<br />

notablemente en los quiebros, a los <strong>que</strong><br />

imprimió un sello propio inimitable.<br />

Manejaba la muleta como pocos han<br />

sabido hacerlo, con temple, mesura y<br />

gallardía, y su mayor defecto residió siempre<br />

en el esto<strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> con el tiempo se<br />

enmendó, y sus estocadas al volapié,<br />

hábilmente dadas, eran de rápido y mortal<br />

efecto, generalmente. En los anales de la tauromaquia<br />

ocupará siempre un puesto digno<br />

junto a los maestros del siglo XIX.<br />

<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió Fuentes:<br />

*Corredor: Al iniciarse la temporada de 1893,<br />

el entonces novillero Antonio Fuentes y Zurita,<br />

después matador de toros, nacido el (15-03-<br />

1869) en Sevilla, toreó a las órdenes de Cara-<br />

Ancha, se separó de éste, al fin, y el (17-09-<br />

1893), tomó la alternativa en Madrid, de manos<br />

de Fernando Gómez (Gallo), <strong>que</strong> le cedió<br />

el primer toro, Corredor, de don José Clemente.<br />

El reciente matador escuchó a<strong>que</strong>lla<br />

tarde grandes ovaciones por la brillante labor<br />

<strong>que</strong> llevó a cabo.<br />

*Berberino: El (01-10-1900), el toro de nombre<br />

Berberino, de Miura, chorreado en verdugo,<br />

astifino, ojo de perdiz, lidiado en quinto<br />

lugar en Madrid en la corrida celebrada el dicho<br />

día, fue muy bravo y duro con los picadores,<br />

recargando en los puyazos y derribando<br />

siempre. Mató cinco caballos. Cogió, sin<br />

consecuencias, a Mazzantini, y le mató<br />

excelentemente Antonio Fuentes.<br />

*Comisario: El (14-04-1895), el matador<br />

Antonio Fuentes y Zurita, dio otra gran prueba<br />

de serenidad -al igual <strong>que</strong> el día 27 de mayo<br />

en <strong>que</strong> murió Manuel García (Espartero)-, en<br />

la plaza de Barcelona, donde un toro del<br />

ganado de Ripamilán, llamado Comisario,<br />

colorado, alto, ojo de perdiz y bien armado,<br />

lidiado en dicha plaza el citado día, saltó la<br />

barrera y la contrabarrera, cayendo en pleno<br />

163


MIURA - 2002<br />

tendido, produciéndose el lógico pánico, atropellos<br />

y desgracias. Fuentes dominó la<br />

situación, el toro fue muerto a tiros por un cabo<br />

de la Guardia civil y otros dos individuos, y la<br />

continuó, ordenada y dirigida por el valiente<br />

diestro sevillano.<br />

*Ronquillo: El matador sevillano Antonio<br />

Fuentes y Zurita, torero siempre desigual, siguió<br />

igualmente su incierta campaña de 1900,<br />

y el 27 de julio del citado año, al entrar a matar<br />

en la plaza de Valencia al quinto toro, de Miura<br />

y de nombre Ronquillo, sufrió una herida de<br />

10 centímetros de extensión en una mano.<br />

*Sabino: El mismo (27-05-1894), Antonio<br />

Fuentes se enfrentó al Miura, de nombre<br />

Sabino, de pelaje cárdeno, bragado, gordo y<br />

cornalón. En una de las siete varas <strong>que</strong> recibió<br />

volteó a un picador, el cual resultó ileso.<br />

Fuentes, fue al quite con mucha inteligencia<br />

y oportunidad. El toro citado mató cuatro caballos<br />

y fue esto<strong>que</strong>ado malamente por el matador.<br />

*Zurdito: El día de la muerte de Manuel García<br />

(Espartero), por las astas del Miura, Perdigón,<br />

el (27-05-1894), su compañero<br />

alternante, el matador Antonio Fuentes y<br />

Zurita, dejó al descubierto tan fatídica fecha<br />

el magnífico torero <strong>que</strong> desde esa corrida<br />

memorable fuera, por<strong>que</strong> al tercer miureño<br />

de la tarde, llamado Zurdito, negro bragado,<br />

astinegro y bizco del derecho, <strong>que</strong> se arrancaba<br />

a los peones como una flecha,<br />

sembran-do el pánico en ruedo y rematando<br />

en las tablas con gran codicia, le hizo Fuentes<br />

una inteligente faena y lo mató de un magnífico<br />

volapié. El sexto de la tarde fue el ya señalado<br />

Sabino.<br />

*Cartulino: En 1908, Antonio Fuentes,<br />

después de torear algunas corridas, decidió<br />

retirarse, y al despedirse de la afición<br />

valenciana resultó herido por el toro, de<br />

nombre Cartulino, del Saltillo, ganado fatal<br />

para él. Repuesto de la herida, sufrió un acci-<br />

164<br />

dente de aumóvil, y se retiró sin despedirse<br />

de las plazas en las cuales se había<br />

propuesto hacerlo (En la de Madrid lo hizo el<br />

(05-04-1908), acompañado por Ricardo<br />

Torres y Machaquito). Retirado vivía, cuando<br />

una empresa de Montevideo fue a España,<br />

haciéndole ventajosísimas ofertas. Atraído<br />

por el ofrecimiento, embarcó para América a<br />

fines de 1909. De vuelta en 1910, toreó en<br />

Lisboa reses emboladas, y no quiso torear<br />

en Madrid la Corrida de Beneficencia de<br />

mayo.<br />

GAONA y Jiménez (Rodolfo). Matador<br />

de toros. Nació en León de los Aldamas<br />

(México) el (22-01-1888). Cursó con gran<br />

aprovechamiento los estudios primarios,<br />

dando claras muestras de una inteligencia<br />

despejada. Pronto tuvo <strong>que</strong> abandonar los<br />

colegios para procurar refuerzos a los ingresos<br />

de la casa de sus padres, de posición<br />

humildísima.<br />

Siendo aún niño surgió en él la vocación<br />

taurina. Quiso su buena estrella <strong>que</strong> por<br />

entonces se estableciera en la citada población<br />

una escuela taurina el antiguo banderillero<br />

de Frascuelo, Saturnino Frutos (Ojitos).<br />

Gaona se matriculó en ella en los primeros<br />

momentos, destacándose en seguida de<br />

todos sus compañeros. Y eso <strong>que</strong> de a<strong>que</strong>lla<br />

escuela salieron lidiadores muy notables o<br />

estimables en sus diferentes jerarquías, pues<br />

no cabe duda <strong>que</strong> Ojitos era un maestro<br />

consumado, <strong>que</strong> supo imbuir en sus discípulos<br />

la técnica, la disciplina y la competencia.<br />

Cuando Ojitos le creyó capacitado,<br />

presentó en público a Gaona. Fue esto el (01-<br />

10-1905), en la plaza de México (D.F.), y tan<br />

brillante fue el éxito logrado, <strong>que</strong> pronto fue el<br />

artista favorito de la plaza de la Capital y de<br />

todas las de la República, según se fue<br />

presentando en ellas.<br />

Desde la citada fecha, <strong>que</strong> fue<br />

también en la <strong>que</strong> vistió por primera vez el<br />

traje de luces, hasta su llegada a España,<br />

toreó 122 corridas. A España, por los toreros<br />

españoles <strong>que</strong> allí actuaron y por diferentes


conductos, habían llegado claros antecedentes<br />

de la valía del muchacho, existiendo el<br />

natural interés en verle para juzgarle.<br />

Gaona llegó a España con Ojitos, a<br />

finales de febrero o primeros de marzo de<br />

1908. Claro es <strong>que</strong> Ojitos le acompañaba actuando<br />

de apoderado, mentor, secretario, administrador,<br />

director y hasta de catón. Procuró<br />

Ojitos su presentación en la plaza de Madrid;<br />

surgieron infinidad de dificultades; la empresa<br />

y Ojitos no se entendían. Gaona paseaba por<br />

Madrid su gallarda, garbosa e índica figura.<br />

Ante tantos inconvenientes, y viendo <strong>que</strong> se<br />

retrasaba su presentación, Ojitos organizó un<br />

festival, con todas las características de un<br />

corrida de toros, en la pe<strong>que</strong>ña plaza de<br />

Puerta de Hierro, centro de diversión para sus<br />

socios. Son invitados a ella los críticos,<br />

aficionados, amigos, toreros, cuanto se<br />

distinguía y mucho <strong>que</strong> no se distinguía de la<br />

afición madrileña.<br />

El ganado del festival toreado por<br />

Rodolfo Gaona en la pe<strong>que</strong>ña placita de toros<br />

de Puerta de Hierro (Madrid) resultó manso;<br />

pero Gaona, por lo <strong>que</strong> pudo hacer y por lo<br />

<strong>que</strong> pudo iniciar, logró un triunfo interesante,<br />

y desde a<strong>que</strong>lla noche y en los días sucesivos<br />

fue el tema preferente de con-versación en<br />

las peñas taurinas de Madrid. A pesar de esto<br />

no se pudieron obviar los inconvenientes para<br />

<strong>que</strong> su nombre figurase en los carteles de la<br />

Corte y <strong>que</strong> la solemnidad de su alternativa<br />

tuviese lugar en esta plaza.<br />

Una empresa particular organizó para<br />

el 31 de mayo una corrida en la de Tetuán de<br />

las Victorias (en los aledaños de Madrid), formando<br />

el cartel Manuel Lara (Jerezano) y<br />

Rodolfo Gaona, <strong>que</strong> tomó la alternativa. Los<br />

toros fueron de don Basilio Peñalver. El de la<br />

alternativa se llamó Rabanero, y fue de pelo<br />

berrendo en negro. Un éxito tan grande y entusiasta<br />

consiguió Gaona a<strong>que</strong>lla tarde, y otro<br />

del mismo tipo y en la misma plaza el 28 de<br />

junio, en <strong>que</strong> Rodolfo mató él sólo cuatro toros,<br />

también de Peñalver.<br />

Y como es lo común, ante el éxito de<br />

Gaona y el correspondiente reclamo de la<br />

MIURA - 2002<br />

afición madrileña, la empresa buscó la<br />

solución al conflicto y dio las mayores facilidades<br />

para la confirmación de la alternativa.<br />

Tuvo lugar el 5 de julio, actuando de padrino<br />

Juan Sal (Saleri), acompañándole Tomás<br />

Alarcón (Mazzantinito) y siendo el ganado de<br />

don Juan González Nadín.<br />

El toro de la reválida se llamó Gordito<br />

y fue de pelo cárdeno. En sus dos toros fue<br />

ova-cionado, entusiasmando al banderillear;<br />

y otro éxito de igual calidad, y aún más<br />

entusiasta, consiguió en la misma plaza el<br />

día 12 del mismo mes. El día 15 de julio, con<br />

Ricardo Torres (Bombita) y Macha-quito<br />

inauguró la plaza de Vista-Alegre (otro coso<br />

aledaño a Madrid, en el barrio de Carabanchel<br />

Bajo), cediéndole Bombita por camaradería,<br />

el primer toro, <strong>que</strong> era de la mar<strong>que</strong>sa viuda<br />

de los Castellones, <strong>que</strong> se llamó<br />

Sentimiento, de pelo castaño, mulato,<br />

bragado y con el número 3. Estuvo muy bien,<br />

oyendo grandes ovaciones, sobre todo en su<br />

segundo. A<strong>que</strong>lla temporada de 1908 toreó<br />

en España seis corridas y en México, 14.<br />

Como Gaona actuaba tanto en<br />

América como en España, para no hacer tan<br />

larga esta estadística, hay necesidad de<br />

englobar en cifras totales el número de sus<br />

actuaciones. En 1909 toreó 42 corridas. Una<br />

hepatitis y alguna cogida leve le impidió haber<br />

toreado más corridas. En 1910 actuó en 46<br />

ocasiones. En 1911 toreó 71 corridas.<br />

Recrudecido su padecimiento hepático, tuvo<br />

<strong>que</strong> dar por terminada su temporada en<br />

España el 30 de septiembre, pasando a un<br />

balneario para su recuperación, en el <strong>que</strong><br />

estuvo hasta su embar<strong>que</strong> para México. Fue<br />

una de las mejores temporadas para Gaona,<br />

pues hizo una campaña lucidí-sima. Todo<br />

fueron triunfos, orejas y ovaciones. A<strong>que</strong>lla<br />

temporada de 1911 se mostró seguro y buen<br />

esto<strong>que</strong>ador.<br />

En esta primera época de vida<br />

artística de Gaona su nombre se consideraba<br />

indispensable en los carteles de abono de<br />

Madrid y en todas las corridas importantes.<br />

Es de justicia consignar <strong>que</strong> el mayor atractivo<br />

165


MIURA - 2002<br />

era su nombre, y <strong>que</strong> los aficionados acudían<br />

esperanzados, o seguros, de ver ejecutar a<br />

Gaona algo merecededor del interés <strong>que</strong> en<br />

él cifraban, poniendo Rodolfo de su parte<br />

cuanto podía para complacerles. Realmente<br />

fue su mejor época, la más sobresaliente, la<br />

más culminante de su vida taurina, <strong>que</strong><br />

después no brilló ya con el mismo esplendor<br />

e igualdad.<br />

En 1912, como en el año anterior, toreó<br />

en todas las corridas y en todas las plazas y<br />

ferias de máxima importancia, alternando con<br />

los matadores de más tronío; pero en a<strong>que</strong>lla<br />

temporada de 1912 bajó el tono en relación<br />

con la brillantez del año anterior. Toreó 85<br />

corridas. El 27 de mayo, alternó con<br />

Machaquito, Gallito y Manolete I en la lidia de<br />

ocho toros de Gregorio Campo, al entrar a<br />

matar el cuarto, al <strong>que</strong> había toreado con el<br />

capote y banderilleado con aclamaciones, fue<br />

cogido y herido de bastante consideración en<br />

el pecho. Eso le hizo perder varias corridas,<br />

entre ellas, tres en Madrid, una en Bur-deos,<br />

y las de las ferias de Granada y Plasencia.<br />

Reaccionó y nuevamente fue para él<br />

gloriosa la temporada de 1913. Dejó dicho el<br />

distinguido crítico don Manuel Serrano García-<br />

Vao (Dulzuras), en su anuario de 1913:<br />

«En Madrid le hemos visto este año<br />

nueve corridas, y no siempre con buen<br />

ganado, y hay <strong>que</strong> afirmar <strong>que</strong> esto<strong>que</strong>ó a la<br />

perfección y con gran valentía; toreó de capa<br />

y muleta como el mejor, y dejó, para <strong>que</strong><br />

<strong>que</strong>de archivado, uno de los mejores pares<br />

al quiebro <strong>que</strong> hemos visto.» Toreó en junto<br />

53 corridas, perdiendo también algunas por<br />

diversas heridas leves y por su pertinaz enfermedad.<br />

En 1914 toreó 64 corridas,<br />

perdiendo algunas por dos cogidas de poca<br />

importancia: una, el 7 de junio en Burdeos, y<br />

otra, el 18 de octubre en Zaragoza.<br />

Entre los hechos más destacados<br />

merecen citarse las corridas de las ferias de<br />

Pamplona, en <strong>que</strong> cortó las orejas de casi<br />

todos los toros <strong>que</strong> mató; la de San Sebastián,<br />

en <strong>que</strong> ni un momen to decayó el entusiasmo<br />

en su favor, culminando al matar recibiendo a<br />

166<br />

la perfección un toro de Parladés; y las de<br />

Salamanca, en <strong>que</strong> recibió también un toro<br />

del Saltillo, después de torearle con el capote<br />

y banderillearle maravillosamente. Cossío nos<br />

dice recordar perfectamente estas dos hazañas<br />

por haber sido testigo presencial.<br />

En 1915 toreó tan sólo 35 corridas:<br />

un toro de Trasquila, en Puebla (México); otra<br />

de Gómez, en Almagro (España), y otro de<br />

Miura, en México, <strong>que</strong> le hirieron gravemente,<br />

fueron la causa de lo corto de la temporada,<br />

<strong>que</strong> fue muy lucida. En 1916 toreó 67, sin <strong>que</strong><br />

haya <strong>que</strong> contar cosa de importancia.<br />

En 1918 actuó en 58. En esta temporada,<br />

el 17 de junio, se celebró la Corrida del<br />

Montepío de Toreros, en <strong>que</strong> Juan Belmonte<br />

escribió una de las más brillantes páginas de<br />

su historia taurina. Pero para demostrar el<br />

gran cartel <strong>que</strong> tenía Gaona y el concepto<br />

artístico <strong>que</strong> merecía en el público, recordaremos<br />

<strong>que</strong>, llevando Belmonte a<strong>que</strong>lla temporada<br />

una actuación muy opaca y<br />

empezando en la misma mediocridad a<strong>que</strong>lla<br />

famosa corrida, el público <strong>que</strong> llenaba la plaza<br />

gritó constan-temente: «¡los dos solos! ¡los<br />

dos solos!», significando con ello <strong>que</strong> la pareja<br />

<strong>que</strong> les interesaba era la de Gaona y Joselito.<br />

En 1918 toreó 60 corridas. La<br />

epidemia de gripe desarrollada en España<br />

obligó a suspender algunas de las corridas<br />

contratadas por Gaona. Hay <strong>que</strong> hacer<br />

constar <strong>que</strong> en esta temporada Gaona se<br />

mostró en general desganado, frío, apático.<br />

Y sin dudas estas dolencias fueron causa de<br />

<strong>que</strong> en la temporada de 1919 no torease más<br />

<strong>que</strong> 26 corridas. Si bien es verdad <strong>que</strong> al<br />

principio de ellas, el 27 de abril, cortó en<br />

Madrid la oreja al toro Vizcaíno, de Veragua,<br />

tras de una lidia brillantísima con el capote,<br />

las banderillas, la muleta y el esto<strong>que</strong>, también<br />

lo es <strong>que</strong> Rodolfo tuvo radicales desigualdades<br />

en esa temporada y de alguna<br />

<strong>que</strong>dó larga memoria. Y como no reaccionó,<br />

como era de esperar, en la de 1920 toreó<br />

otras 26 corri-das, sin <strong>que</strong> en general le<br />

acompañara el entusiasmo y la fortuna.


Gaona se vino a México, y aquí sólo<br />

toreó los años 1921 y 1922: en el primero, 38<br />

corridas; en el segundo, 32. Las dos<br />

campañas fueron lucidísimas. Mató varias<br />

corridas de seis toros, actuando él solo de<br />

matador, y las ovaciones, las aclamaciones<br />

y los vítores se los prodigaron con tal larguesa<br />

sus paisanos, <strong>que</strong> apenas tuvieron<br />

interrupción.<br />

Al comenzar la temporada de 1923<br />

volvió a España. Se había formado entonces<br />

una sociedad de empresarios <strong>que</strong>, por<br />

diferencias y violencias con algunos<br />

apoderados, habían puesto el veto más<br />

absoluto a varios de éstos. Entre ellos se<br />

hallaba Gaona. No podían los empresarios<br />

asociados ni aun tratar con los apoderados<br />

vetados. Gaona permaneció fiel al suyo y<br />

corrió su suerte. Otros opinaron y obraron de<br />

forma muy distinta. Sólo toreó cinco corridas<br />

en la plaza vieja de Barcelona y en alguna del<br />

Mediodía de Francia, volviéndose a México,<br />

en donde toreó hasta 33.<br />

En 1924 toreó sólo aquí en México, un<br />

total de 32 corridas. Hizo a España un viaje<br />

de recreo, sin tratar de contratarse para<br />

corrida alguna. Al regresar de esa excursión<br />

volvió a México convenido de <strong>que</strong> se retiraba;<br />

toreó 18 corridas, y en la última, el (12-04-<br />

1924), se despidió de sus paisanos, cesando<br />

en su profesión.<br />

Se anunció la corrida con la mayor solemnidad.<br />

El lleno, rebosante, según la<br />

expresión corriente. Llovió durante la corrida;<br />

pero el entusiasmo del público, <strong>que</strong> no cesó<br />

en todo el festejo, no dio importancia a la lluvia.<br />

Un revistero hiperbólico dijo <strong>que</strong> era el «llanto<br />

del Cielo ante la despedida de Rodolfo.»<br />

Después brilló el sol, y toda la tarde fue<br />

esplendorosa para Gaona: en todos sus toros<br />

<strong>que</strong>dó brillantemente. Mató el sexto, llamado<br />

Rodalito, y Gaona obsequió a la concurrencia<br />

un séptimo toro, <strong>que</strong> había de ser<br />

el último, definitivamente, <strong>que</strong> él matara. El<br />

toro, de San Diego de los Padres, se llamó<br />

Azucarero, de pelo berrendo en cárdeno,<br />

careto, coletero y recogido de cuerna. Gaona,<br />

MIURA - 2002<br />

en los tres tercios tuvo las arrogancias, las<br />

gallardías y mostró el arte de sus mejores<br />

tardes, de sus mejores tiempos. Culminó el<br />

entusiasmo en la terminación de la corrida.<br />

Si Gaona hubiera dispuesto<br />

constante-mente de su singular valor; si éste<br />

no le hubiese faltado muchas veces, y algunas<br />

en momentos decisivos para su vida taurina,<br />

seguramente su nombre figuraría entre los<br />

más encumbrados de la historia del toreo. Por<br />

no ser así, figura sólo entre los más destacados<br />

de su época. Esas desigualdades en<br />

su valor se manifestaban también en su<br />

voluntad. Tarde hubo, y se puede decir <strong>que</strong><br />

temporadas enteras, <strong>que</strong> se mostraba animoso,<br />

bullidor, alegre, complaciente, ancioso<br />

de palmas y de gloria, y claro <strong>que</strong>, a la par de<br />

esto, valiente.<br />

Pero tardes y temporadas tuvo en <strong>que</strong><br />

se adueñaron de él la indolencia, la apatía, la<br />

desgana, la pereza y, con ello, la prudencia,<br />

el temor. Para ser primera figura, aún de su<br />

época, tropezó con otros obstáculos, algunos<br />

insuperables, <strong>que</strong> señalo para fijar la atención<br />

del lector. Tomó la alternativa cuando Fuentes<br />

(ya en el ocaso), Ricardo Torres (Bombita) y<br />

Rafael González (Machaquito) estaban<br />

consagrados y ocupaban lugares preeminentes.<br />

Camino de ellos llevaba Gaona;y<br />

hubiera llegado a su altura y acaso superado.<br />

Pero aparecieron Joselito el Gallo y Juan<br />

Belmonte, y parangonarse e igualarse a estos<br />

dos monstruos del toreo era prácticamente<br />

casi imposible; podría ocupar, y en efecto<br />

ocupó, uno de los lugares más inmediatos, y<br />

no era pe<strong>que</strong>ña empresa y mérito.<br />

Fue Rodolfo Gaona un torero de verdadera<br />

elegancia, junto con Antonio Fuentes;<br />

ésta es su más destacada característica,<br />

aparte de otras virtudes <strong>que</strong> detallaré. Fue,<br />

dice Don Quijote, «elegante a lo Lagartijo, a<br />

lo Fuentes, con menos afectación, con más<br />

naturalidad <strong>que</strong> éste.» En efecto, Gaona era<br />

la suprema elegancia, la elegancia personificada.<br />

A ello le ayudaba mucho su figura esbelta,<br />

bien proporcionada, armónica como<br />

167


MIURA - 2002<br />

pocas. Su toreo, sus faenas, prodigaban una belleza<br />

plástica insuperable. Daban siempre la<br />

sensación de poco sólidas, pero cimentadas;<br />

pero es innegable <strong>que</strong> por su estética eran<br />

admirables. Con el capote ejecutaba todas las<br />

suertes conocidas con perfecciones de<br />

clasicismo, y fue inventor (invención significa hallazgo)<br />

de las «gaoneras.»<br />

Fue un notabilísimo banderillero; su arrogante<br />

preparación, sus adornos, del gusto más<br />

exquisito y aquilatado -al estilo de Gordito-, eran<br />

precursores de una ejecución perfecta y maravillosa.<br />

Dominaba todas las variantes de la suerte<br />

de las banderillas, y en ellas derrochaba<br />

prestancia, gallardía y gracia. Su muleta no fue,<br />

en general, de una gran eficacia: variadísimo, no<br />

he de repetir <strong>que</strong> artístico y elegante, subyugador<br />

si se quiere, pero casi siempre sin una<br />

determinante, sin el prejuicio de dominar al toro,<br />

corregirles sus defectos y prepararle debidamente<br />

para la muerte.<br />

Con el esto<strong>que</strong> se manifestaban claras y<br />

terminantes desigualdades, las ya señaladas a<br />

su propia personalidad y <strong>que</strong> tanto le perjudicaron<br />

en su carrera. Tuvo temporadas enteras en <strong>que</strong><br />

mató de modo deficientísimo, nublando algunas<br />

veces sus glorias. Tuvo, en cambio, temporadas<br />

enteras también en <strong>que</strong> ejecutó la suerte llamada<br />

«suprema» con tales perfec-ciones <strong>que</strong> le<br />

valieron ovaciones sin cuento.<br />

Un poco al margen de su vida neta-mente<br />

artística, concretamente taurina, fue combatido<br />

con verdadera saña y con manifiesta injusticia,<br />

por maledicencias <strong>que</strong> le crearon a veces, y por<br />

poco tiempo, un ambiente violento y de malestar<br />

<strong>que</strong> él y los <strong>que</strong> le aconsejaban y rodeaban no<br />

quisieron limpiar con la habilidad y el tino<br />

suficientes, ni con la rapidez y diligencia debidas,<br />

dejando <strong>que</strong> la verdad, con el tiempo, se<br />

impusiera a la pasión y a ciertas ruindades.<br />

Gaona supo y pudo reunir una gran fortuna, <strong>que</strong><br />

disfrutó, con la tranquilidad del retirado, con su<br />

esposa, española, y sus hijos.<br />

GARCÍA Rodríguez (José), Algabeño. Matador<br />

de toros. Nació en La Algaba (Sevilla) el<br />

(21-09-1875). Sus padres, labradores regular-<br />

168<br />

mente acomodados, le hicieron cursar esmeradamente<br />

las primeras letras, y después<br />

le enviaron a Córdoba para <strong>que</strong><br />

estudiara la carrera de Veterinaria, en la<br />

Facultad correspondiente, ubicada ya en<br />

la avenida Medina Azahara. Reveses de<br />

fortuna interrumpieron estos proyectos, y<br />

volvió José García a su pueblo -exactamente,<br />

amigo lector, le ocurrió a este autor<br />

en 1952 cuando por dificultades económicas,<br />

tuvo <strong>que</strong> abandonar sus estudios de<br />

veterinario y ayudar a su familia, para<br />

regresar años después y lograr el doctorado<br />

en la misma Facultad donde estuvo<br />

don José García-, ayudando a sus padres<br />

en las faenas del campo y su negocio de<br />

granos.<br />

(Los frecuentes viajes <strong>que</strong> éste<br />

autor hacía a Sevilla conduciendo carros<br />

tirados por bestias -éste autor tendrá<br />

siempre grabados en su memoria a<strong>que</strong>llos<br />

viajes (1939-40) desde Puerto Real<br />

hasta Rota (Cádiz) -35 kilómetros) sobre<br />

un carro jalado por un mulo llamado<br />

Caete, acompañando a mi abuelo don<br />

Ramón Zaldívar del Cid, <strong>que</strong> iba a comprar<br />

sandías, melones, frutas y hortalizas para<br />

surtir sus establecimientos en el Mercado<br />

de Abastos de Puerto Real, pues era el<br />

único medio de transporte-, le<br />

proporcionaron ocasiones de presenciar<br />

algunas corridas de toros.)<br />

Le impresionó de ellas especialmente<br />

la manera de matar de Mazzantini,<br />

y la noticia del dinero en <strong>que</strong> se cotizaba<br />

a<strong>que</strong>lla habilidad, y pareciéndole hacedera<br />

a<strong>que</strong>lla suerte pensó, con la firmeza y<br />

decisión propia de un carácter entero, en<br />

dedicarse al toreo. Empezó a ensayarse<br />

con becerros en los corrales de don José<br />

Váz<strong>que</strong>z, y mató el toro de muerte de<br />

Brenes y de La Algaba. En su pueblo natal<br />

lo hizo magistralmente, y tuvo la fortuna<br />

de <strong>que</strong> presenciara su hazaña el aficionado<br />

sevillano señor Mata, <strong>que</strong> fue después<br />

su apoderado, el cual organizó una<br />

novillada para el día (09-12-1894). Fueron


los novillos de Miura, y sus acompañantes,<br />

Francisco Carrillo y Miguel Fernández (el<br />

Boticario). En esta fecha, pues, vistió<br />

Algabeño por primera vez el traje de luces.<br />

Su triunfo fue tan sonado, <strong>que</strong> dio lugar a <strong>que</strong><br />

se organizaran otros dos festejos en pleno<br />

invierno, los días 25 y 30 del mismo mes, con<br />

igual resultado, y al calor de los aplausos, la<br />

empresa de Madrid le anunció para el (10-03-<br />

1985).<br />

Su presentación con novillos del<br />

Saltillo y Francisco Piñero (Gavira) de<br />

acompañante, no fue demasiado brillante;<br />

pero en novilladas siguientes mejoró su<br />

actuación y dio la medida de hasta dónde<br />

podía llegar como esto<strong>que</strong>ador, emulando a<br />

Luis Mazzantini. Tenía en ésta suerte una facilidad<br />

y una seguridad pasmosas, y sus<br />

estocadas resultaban impresionantes. Era<br />

torpe, romo, y adocenado con capote y<br />

muleta, pero poco a poco fue mejorando se<br />

estilo, y llegó a defenderse bien, ya <strong>que</strong> no a<br />

torear con brillantez.<br />

A<strong>que</strong>lla misma temporada de 1895 obtuvo<br />

muchos aplausos con otros dos<br />

novilleros, Nicanor Villa (Villita) y Ángel García<br />

Padilla, y a base de los tres llenó la empresa<br />

de Madrid la plaza a<strong>que</strong>l año. Especialmente<br />

la concurrencia de Villita y Algabeño en los<br />

carteles tomó caracteres de verdadera<br />

rivalidad. El 2 de septiembre, toreando en<br />

Palencia, recibió su bautismo de sangre, y<br />

por cierto tal percance le hace perder la<br />

novillada de Madrid del 5 del mismo mes, <strong>que</strong><br />

había de lidiar con los dos referidos diestros.<br />

Diez veces toreó en la plaza de Madrid aquél<br />

1895, y, por fin, el 22 de septiembre se decidió<br />

a tomar la alternativa.<br />

Su paso por la novillería fue, como se<br />

ha visto, punto menos <strong>que</strong> meteórico; pero<br />

las virtudes de su estilo de matador hicieron<br />

<strong>que</strong> se cotizara muy alto su nombre y <strong>que</strong> su<br />

ingreso en el escalafón de matadores no<br />

pareciera prematuro ni precipitado. Le confirió<br />

la nueva categoría Fernando el Gallo,<br />

acompañándole Emilio Bomba, <strong>que</strong> le cedió<br />

el toro Pasajero, negro bragado, fino, pe<strong>que</strong>-<br />

MIURA - 2002<br />

ño y cornicorto, del du<strong>que</strong> de Veragua II. No<br />

fue muy lucida su faena, pero <strong>que</strong>dó<br />

contratado para la temporada siguiente.<br />

Aún en la temporada de su alternativa<br />

toreó 11 corridas. Desde entonces figuró entre<br />

los matadores de primera fila. Sus actuaciones<br />

no pueden decirse <strong>que</strong> despertaran<br />

grandes apasionamientos. Fue complemento<br />

de los carteles en <strong>que</strong> figuraban toreros<br />

de primerísima fila, y de él se esperaba tan<br />

sólo la estocada, y en honor a la verdad, sobre<br />

todo en los primeros años, rara vez<br />

defraudaban estas esperanzas. No cabe por<br />

ello seguir paso a paso, o año por año sus<br />

actuaciones. Para no ocupar demasiado<br />

espacio vamos a sumar todas las corridas y<br />

el número de toros <strong>que</strong> mató, consignando<br />

<strong>que</strong> actuó en un total aproximado de 518<br />

corridas y <strong>que</strong> esto<strong>que</strong>ó 1.261 toros, entre los<br />

años 1895 y 1912.<br />

Entre las temporadas de 1903-1904<br />

hizo su única excursión a América, toreando<br />

en México. De sus accidentes, numerosos y<br />

graves, puede dar una idea la siguiente<br />

relación: En Palma de Mallorca, el (01-09-<br />

1895), al torear el cuarto toro, de doña Carlota<br />

Sánchez, <strong>que</strong> le atravesó la muñeca izquierda<br />

con el cuerno; en Valencia, el 20 de abril, una<br />

cornada en el muslo izquierdo, por un toro de<br />

don Faustino Udaeta.<br />

En Badajoz, un toro de Miura, el (26-<br />

06-1900), le infirió grave cornada en el glúteo<br />

izquierdo; en Madrid, el (26-05-1901), recibió<br />

un puntazo en la mano izquier-da, causado<br />

por un toro de Murube; en Algeciras, el (02-<br />

06-1901), un toro de la marqués de Villamarta<br />

le dio una cornada bajo la barba <strong>que</strong> pudo<br />

tener fatales consecuencias; fue de tal<br />

gravedad <strong>que</strong> a Madrid se telegrafió su muerte,<br />

y con éste motivo se publicó un<br />

extraordinario con su cogida y muerte; el (16-<br />

09-1902) volvió a ser herido en la mano izquierda<br />

en la plaza de Utiel; el (21-04-1904),<br />

en la plaza de Madrid, Tonelero, de Palha, le<br />

causó gravísima cornada en el cuello; el (25-<br />

05-1905), uno toro de Bañuelos le originó una<br />

grave cornada en el muslo izquierdo.<br />

169


MIURA - 2002<br />

El (03-05-1906), en Figueras<br />

(Cataluña), el toro Asturiano, de Ripamilán,<br />

le causó una cornada en el brazo derecho;<br />

en Madrid, el (25-04-1907), un toro de Aleas<br />

le hirió en el pecho; el (07-08-1910), otra vez<br />

le hirió en la mano izquierda un toro de<br />

Anastasio Martín. Fueron los percances más<br />

señalados, <strong>que</strong> conjugados con las corridas<br />

toreadas y la cualidades de su toreo, pueden<br />

dar una idea suficiente de lo <strong>que</strong> José García<br />

(Algabeño) fue como matador de toros.<br />

Personalmente, Algabeño fue de un<br />

carácter, pudiéramos decir, nada menos <strong>que</strong><br />

todo un hombre. Duro, pero recto; inflexible,<br />

pero por convencimiento de su razón,<br />

trabajador y celoso de sus intereses, <strong>que</strong><br />

manejó con fortuna.<br />

Casado desde 1899, en La Algaba,<br />

puede decirse <strong>que</strong> en a<strong>que</strong>llos años, en todo<br />

el campo andaluz era una verdadera<br />

institución, respetado por todos. Sus<br />

consejos en asuntos camperos eran tenido<br />

en mucho, y procuró, aun<strong>que</strong> sin conseguirlo<br />

del todo, pues no pudo con su hijo José, orientarlos<br />

en actividades alejadas del ambiente<br />

taurino, al <strong>que</strong> él debió su fortuna, a costa de<br />

tantas cornadas -podemos decir <strong>que</strong> diez- y<br />

trabajos.<br />

Pero no <strong>que</strong>remos finalizar la presente<br />

biografía torera sin señalar lo ocurrido en uno<br />

de sus muchos triunfos, brillantísimo por las<br />

trágicas circunstancias en <strong>que</strong> se originó,<br />

debe mencionarse, pues el Algabeño puso de<br />

relieve el valor y la hombría <strong>que</strong> fueron<br />

características suyas, dentro y fuera de la<br />

plaza. Toreaba, mano a mano, con Domingo<br />

del Campo (Dominguín) toros de Miura, en la<br />

plaza de Barcelona, el día (07-10-1900). El<br />

primer toro, el fatídico Desertor, hirió de<br />

muerte a dicho espada. Algabeño supo sobreponerse<br />

a la impresión, y llevó<br />

brillantísimamente la lidia de la corrida, y<br />

esto<strong>que</strong>ó, superándose en los toros restantes.<br />

Dicha hazaña, <strong>que</strong> se repitió en 1910<br />

con Machaquito, en la plaza de Murcia, la tarde<br />

de la muerte de José Rodríguez (Pepete),<br />

170<br />

deberá siempre contarse entre las efemérides<br />

del toreo más señaladas, por lo trágico del<br />

suceso y por la serenidad y comportamiento<br />

del Algabeño al <strong>que</strong>dar sólo, por la causa<br />

referida ¡y con miuras!<br />

GÓMEZ Ortega (José), Joselito, o<br />

Gallito. Matador de toros. Nació en Gelves<br />

(Sevilla) el (08-05-1895), calle de la Fuente,<br />

número 2, en la huerta llamada El Algarrobo.<br />

Fue el hijo menor del gran torero Fernando<br />

Gómez (Gallo) y de Gabriela Ortega, y tanto<br />

en el tronco familiar como en las ramas<br />

próximas y lejanas de ambas estirpes se<br />

contaban gran número de toreros. Sevilla y<br />

Cádiz, ciudades de donde eran naturales<br />

padre y madre, es decir, lo más fino y<br />

acendrado de Andalucía, confluyeron en la<br />

casta de un torero excepcional.<br />

En la huerta donde naciera Joselito,<br />

<strong>que</strong> este nombre familiar y afectuoso había<br />

de prevalecer sobre el apodo oficial y<br />

hereditario, había una placita, construída por<br />

su padre el señor Fernando el Gallo y en la<br />

<strong>que</strong> él disfrutaba viendo torear en juego a sus<br />

hijos. Apenas la conoció Joselito, pero existe<br />

una fotografía de él en tal placita, en la <strong>que</strong> su<br />

hermano Fernando, en cuatro pies, espera la<br />

estocada <strong>que</strong> Joselito, con menos de dos<br />

años, se dispone a darle con un palito<br />

gallardamente montado como esto<strong>que</strong>.<br />

Cerca, el señor Fernando, contempla el<br />

cuadro complacido. Nada más representativo<br />

del ambiente en <strong>que</strong> nació Joselito, y en el<br />

<strong>que</strong> empezó a criarse.<br />

Pero cuando apenas había cumplido<br />

dos años falleció su padre, y hubieron de<br />

abandonar la huerta, y comenzó a conocer la<br />

familia todos los temores de la indigencia y a<br />

tocar los incómodos de la escasez. Era el<br />

mayor de la casa y su sostén, Rafael, su<br />

hermano mayor, el futuro gran torero <strong>que</strong><br />

comenzaba en aquél final de siglo sus campañas<br />

novilleriles. No era Rafael de temperamento<br />

enérgico y batallador, sino abandonado<br />

y dispendioso, y menos aún Fernando, el otro<br />

hermano torero, y había de ser el carácter y


habilidad de la madre los <strong>que</strong> se impusieran<br />

en la dirección de la casa.<br />

En Sevilla vive la familia en la calle del<br />

Relator, y asiste Joselito a un colegio de<br />

párvulo en la calle de la Feria, donde nació<br />

Juan Belmonte. Una fotografía suya se<br />

conserva de esta época infantil. Acudió a ver<br />

torear a su hermano Rafael, aun novillero, a<br />

Cádiz, y en la terraza de un café aparece<br />

vestido de marinero con su hermano y aficionados<br />

y parientes gaditanos. Este suceso, extraordinario<br />

en la vida de un niño de sólo seis<br />

añosde edad, decide su afición.<br />

Comenzó a faltar al colegio, y acompañado<br />

de otros chiquillos de su edad<br />

frecuenta la huerta de La Bar<strong>que</strong>ta, <strong>que</strong><br />

llamaban «del médico», por ser propiedad del<br />

facultativo don José Sánchez Mejías, padre<br />

del <strong>que</strong> había de ser matador de toros, Ignacio<br />

Sánchez Mejías, y allí se desahogaba<br />

jugando al toro, simulando suertes con las<br />

vacas y becerros de raza lechera, <strong>que</strong> nunca<br />

faltaban en la finca. Por otra parte, la Alameda<br />

de Hércules era escuela taurina al aire libre,<br />

donde toda la chiquillería del barrio lucía sus<br />

habilidades; pero desde muy niño era Joselito<br />

el <strong>que</strong> con temprana vocación mandona se<br />

imponía a todos.<br />

Toreaba a una perrilla con tanto garbo<br />

y seriedad <strong>que</strong> era espectáculo de ver. Llevaba<br />

ya entonces su coleta, <strong>que</strong> echaba sobre<br />

la oreja derecha y ocultaba con una gorrilla<br />

cuidadosamente ladeada hacia ese lado. Este<br />

rasgo precoz de casticismo y la seriedad y<br />

carácter <strong>que</strong> le otorgaba una autoritaria<br />

superioridad sobre sus compañeros eran<br />

brotes primeros de una idiosincrasia <strong>que</strong> el<br />

tiempo había de afianzar y definir rotundamente.<br />

A los ocho años asiste por primera vez<br />

con sus hermanos a un tentadero de<br />

becerras, en la finca de Palmete, de don<br />

Valentín Collantes, y toreó una becerrilla <strong>que</strong><br />

le atropelló, asustándole hasta el punto de<br />

negarse a seguir toreando.<br />

Me demoro en todos estos pueriles<br />

detalles, nos dice Cossío, por<strong>que</strong> una vida<br />

taurina <strong>que</strong> tuvo carácter, por lo cumplida, de<br />

MIURA - 2002<br />

milagrosa, parece <strong>que</strong> exige al narrarla un<br />

tono de hagiografía complacido en<br />

reveladoras niñerías. El mismo año y en el<br />

tentadero de Anastasio Martín, en el cortijo El<br />

Quintillo, recibió una lección práctica de Enri<strong>que</strong><br />

Vargas (Minuto), <strong>que</strong> asistía. Toreó<br />

llevándole el matador los brazos desde detrás,<br />

y parece ser <strong>que</strong> <strong>que</strong>dó más satisfecho de<br />

a<strong>que</strong>lla prueba <strong>que</strong> de la desgraciada de<br />

Palmete.<br />

Al siguiente año acudió a una capea<br />

en Coria del Río (Sevilla). Presenciaba desde<br />

una carreta el espectáculo, cuando vio <strong>que</strong><br />

un banderillero no encontraba manera de<br />

clavar las banderillas a la res. Joselito, sin<br />

poderse contener, le gritó: «Donde tú estás<br />

no se arranca el novillo; ven y ponte aquí.»<br />

Y uniendo el ejemplo al consejo se<br />

arrojó a la plaza y clavó brillantísimamente un<br />

par de banderillas cortas <strong>que</strong> llevaba<br />

prevenidas. Fueron a<strong>que</strong>llos aplausos los<br />

primeros <strong>que</strong> oyó del público en su vida. La<br />

intuición taurina, <strong>que</strong> había de ser base<br />

fundamental de su toreo, comenzó a manifestarse,<br />

pues, precocísimamente.<br />

Contaba tan sólo diez u once años<br />

cuando, valiéndose de las facilidades <strong>que</strong> le<br />

proporcionaba el ser hermano de toreros e<br />

hijo de uno tan estimado de los ganaderos<br />

andaluces, comenzó a frecuentar los<br />

tentaderos. La primera vez <strong>que</strong> asistió al de<br />

Miura, don Eduardo I, <strong>que</strong> no le conocía,<br />

maravillado de su disposición preguntó quién<br />

era. Al saberlo habló afectuosamente con él,<br />

y le autorizó desde a<strong>que</strong>l momento para <strong>que</strong><br />

toreara a todas las vaquillas <strong>que</strong> se tentaran.<br />

El mismo de 1905 conoció Joselito a<br />

don Felipe de Pablo Romero y a otros muchos<br />

señores del campo andaluz, con quienes<br />

había de unirle después tan afectuosa<br />

amistad, y desde entonces comenzó a<br />

susurrarse en los mentideros taurinos de<br />

Sevilla <strong>que</strong> un hijo del Gallo parece <strong>que</strong> tiene<br />

arran<strong>que</strong> de gran torero. Su afición al campo<br />

data de entonces, y ella y su acusada<br />

formalidad hace <strong>que</strong> se capte la simpatía de<br />

a<strong>que</strong>llos ganaderos y sea frecuentador<br />

171


MIURA - 2002<br />

caracterizado de las faenas taurinas del<br />

campo sevillano.<br />

Don Eduardo I Miura le enviaba aviso<br />

encarecido para <strong>que</strong> asistiera a cuantas tenía<br />

<strong>que</strong> realizar. De a<strong>que</strong>llos sus doce años<br />

arranca la afición al caballo y a la garrocha,<br />

<strong>que</strong> había de hacer de él uno de los<br />

practicantes más hábiles del acoso y derribo<br />

de reses.<br />

El (19-04-1908), es decir, sin haber<br />

cumplido los trece años, viste por primera vez<br />

el traje de luces en Jerez de la Frontera<br />

(Cádiz). Se lidiaron seis becerros de don<br />

Cayetano de la Riva, y fueron sus compañeros<br />

José Puerta (Pepete) y José Gárate (Limeño<br />

I). Vestió un traje verde y negro, alquilado en<br />

la casa, tan popular en Sevilla, de Manuel<br />

Prada. Toreó muy bien al primer becerro, al<br />

<strong>que</strong> clavó dos pares de banderillas al quiebro.<br />

Le brindó al señor Domecq, y no teniendo<br />

fuerza para sostener el esto<strong>que</strong> durante la<br />

faena, le toreó de muleta, cogiendo la espada<br />

al tiempo de montarla, para acabar con dos<br />

pinchazos y media estocada delantera. Fué<br />

muy aplaudido y obsequiado por el señor<br />

Domecq con cinco duros.<br />

El público se opuso a <strong>que</strong> matara el<br />

segundo becerro, por parecer excesivamente<br />

grande para su edad y facultades. Cuentan<br />

<strong>que</strong> Joselito lloró de rabia. Fue entonces<br />

cuando José Martínez, guardia municipal<br />

retirado, formó una cuadrilla con los tres<br />

matadores de la becerrada de Jerez y marchó<br />

con ella a Portugal. Llevaban de auxiliador<br />

al banderillero Antonio Marroco. A la segunda<br />

corrida regresó Pepete a Sevilla, <strong>que</strong>dando<br />

al frente de la cuadrilla Joselito y Limeño.<br />

Cobraba diez reales por corrida los<br />

matadores y ocho los banderilleros,<br />

consiguiendo después <strong>que</strong> les aumentaran<br />

sus honorarios en una peseta más.<br />

Joselito toleraba resignado a<strong>que</strong>lla remuneración<br />

oprobiosa por respetar el tácito<br />

compro-miso; pero después de torear la<br />

tercera becerrada afrontó la cuestión de modo<br />

bien revelador de su carácter. Tras haber<br />

adquirido la autorización y la representación<br />

172<br />

de sus compañeros, ajustó una corrida en la<br />

plaza de «Campo Pequnho», por la <strong>que</strong> cobró<br />

mil pesetas, encargándose él de pagar a la<br />

cuadrilla, y concediendo al Guardia, como<br />

ellos le llamaban, la retribución de veinte duros<br />

por corrida, rigiendo desde entonces con<br />

exacto rigor este régimen de administración.<br />

Antonio Parra, en su ingenua biografía<br />

de Joselito, su pariente y protector, escribe<br />

<strong>que</strong> José recibió «una gran alegría por lo <strong>que</strong><br />

había hecho, pues a pesar de su carácter<br />

infantil le parecía <strong>que</strong> había crecido, y de niño<br />

había pasado a hombre.» A oídos de su<br />

madre, y sin duda por informes de Pepete,<br />

llegaron noticias de las andanzas de la<br />

cuadrilla por tierras portuguesas, e inmediatamente<br />

envió a Lisboa al banderillero Rafael<br />

Peña (Llavero) para <strong>que</strong> sirviera de auxiliador,<br />

y terminados los compromisos <strong>que</strong> tuvieran<br />

pendientes (dos corridas en Aveiro),<br />

restituyera a Joselito a Sevilla, como se hizo.<br />

Esa temporada de Portugal, toreó<br />

diecisiete corridas, fué sumamente beneficiosa<br />

para el porvenir de Joselito. Adquirió muy<br />

buenas amistades entre a<strong>que</strong>llos aficionados,<br />

y se entrenó con ganado mayor <strong>que</strong> el <strong>que</strong><br />

hubiera toreado en España bajo la inmediata<br />

y constante vigilancia familiar.<br />

Al regresar de México sus hermanos<br />

Rafael y Fernando, en 1909, se enteraron de<br />

los progresos de Joselito y decidieron<br />

favorecerle. Es a<strong>que</strong>l año cuando se formó<br />

la cuadrilla de niños sevillanos, <strong>que</strong> capitanearon<br />

Joselito y Limeño. Iba a su cargo y<br />

cuidado el antiguo banderillero Antonio Parra<br />

Gómez, primo carnal de Joselito, al <strong>que</strong> sirvió<br />

como administrador hasta el final de su vida<br />

con ejemplar fidelidad. Toreó la cuadrilla en<br />

1909 tres corridas en Cádiz, dos en Jerez,<br />

dos en Málaga, una en Sevilla y otra en Morón.<br />

De auxiliar de la cuadrilla figuraba el novillero<br />

Manuel Díaz (Agua-limpia), pariente asimismo<br />

de Joselito y <strong>que</strong> debía atribuirse carácter de<br />

maestro. Por cierto <strong>que</strong> al dirigirse Joselito a<br />

torear un becerro en la plaza de Cádiz, le<br />

advirtió el novillero con suficiencia: «José, con<br />

la derecha»; a lo <strong>que</strong> el interpelado contestó


FOTO No. 53<br />

MIURA - 2002<br />

José Gómez Ortega (Joselito), en una faena de dominio (Foto de Archivo).<br />

FOTO No. 54<br />

José Gómez Ortega (Joselito o Gallito), en uno de sus adornos más frecuentes<br />

(Fotos de Archivo).<br />

173


MIURA - 2002<br />

con reacción muy propia de su carácter:<br />

«Haga usted el favor de callarse, <strong>que</strong> yo sé lo<br />

<strong>que</strong> hago.» Y en demostración de ello toreó al<br />

becerro entre aclamaciones del público, por<br />

naturales con la izquierda.<br />

El haber marchado su madre a Madrid,<br />

a cuidar a su hijo Rafael enfermo, se<br />

suspendió la temporada, con gran disgusto<br />

de Joselito, solicitado con empeño por varias<br />

empresas, y <strong>que</strong> éste dirigiera a su madre una<br />

infantil y deliciosa carta pidiéndole autorización<br />

para seguir toreando, «...por<strong>que</strong> -decíase<br />

me está pasando la edad.» A<strong>que</strong>l invierno,<br />

como había de hacer después todos, marchó<br />

al campo. Parrita cuenta un mínimo suceso<br />

<strong>que</strong> a distancia de tiempo tiene el más sugestivo<br />

interés: Marchaba a caballo por el<br />

campo con otro amigos cuando encontraron<br />

a un aficionadillo <strong>que</strong> a pie seguía el mismo<br />

camino. Hizo Joselito <strong>que</strong> le subieran a un caballo<br />

y así llegaron al cortijo adonde uno y otro<br />

se dirigían a torear. A<strong>que</strong>l aficionadillo era Juan<br />

Belmonte.<br />

Al empezar la temporada de 1910 apareció<br />

en algunos periódicos profesionales el<br />

anuncio de la cuadrilla, dispuesta a conquistar<br />

todas las plazas de la Península. En tales<br />

gacetillas, seguramente oficiosas, se hacían<br />

elogios de ella <strong>que</strong> podría haber hecho suyos<br />

cualquier desinteresado. He aquí lo <strong>que</strong> decía<br />

Sol y Sombra: «Los aficionados <strong>que</strong> han visto<br />

torear a ambos matadores hacen grandes<br />

elogios de su arte y valor ante los becerros, y<br />

es seguro <strong>que</strong> en cuanto empiece la<br />

temporada torearan en las primeras plazas<br />

de España.»<br />

No defraudaron por cierto. Toreó la<br />

cuadrilla, y siempre con brillante resultado,<br />

treinta y siete corridas, de las <strong>que</strong> Joselito<br />

perdió tres por enfermedad. San Sebastián,<br />

Valencia y Barcelona, entre otras plazas,<br />

presenciaron sus triunfos y la cuadrilla<br />

empezó a gozar de gran fama, especialmente<br />

Joselito, en quien se fijaban las esperanzas<br />

de los aficionados. Una revista de a<strong>que</strong>l<br />

año, Los Toros, publicó un artículo a él<br />

dedicado, <strong>que</strong> titulaba: ¿Será una gloria<br />

174<br />

futura?, acompañado de un retrato del juvenil<br />

artista.<br />

El invierno de a<strong>que</strong>l año tuvo Joselito<br />

la satisfacción, para sus aficiones<br />

insuperables, de poseer la primera jaca bien<br />

puesta para las faenas de acoso y derribo.<br />

Llamábase Pandereta, y fue regalo de don<br />

Eduardo I Miura. El año 1911 continuó la<br />

cuadrilla su marcha ascensional. Toreó treinta<br />

becerradas, afianzándose el cartel de<br />

Joselito, y entre todas merece mencionarse<br />

la celebrada el día 15 de agosto en Cádiz,<br />

con ganado de don Felipe Salas, en la <strong>que</strong><br />

huho de figurar Joselito como único matador,<br />

entusiasmando sus faenas al público, pero<br />

muy especialmente a los numerosos toreros<br />

de la dinastía gaditana de los Ortega, sus parientes,<br />

el Marinero, el Loco, Rebujina,<br />

Agualimpia.., <strong>que</strong> veían continuarse en él, con<br />

gloria, la tradición familiar.<br />

No olvidó Joselito este triunfo en<br />

mucho tiempo, y a él se debió en gran parte<br />

la predilección con <strong>que</strong> en los primeros años<br />

de su alternativa distinguió a los toros de<br />

Salas. El 24 de octubre, al final de temporada,<br />

y ante unos pocos aficionados, toreó Joselito<br />

en la plaza de Sevilla un toro de cuatro años<br />

de Moreno Santamaría, llamado Avellanito.<br />

Era una prueba voluntaria de si podría con<br />

más <strong>que</strong> con los becerrones <strong>que</strong> venía toreando<br />

con Limeño y la prueba fue decisiva.<br />

Le cambió de rodillas, le toreó de capa, hizo<br />

variedad de quites, le clavó un par de<br />

banderillas maravilloso, y tras una faena de<br />

muleta dominadora y adornada le mató de<br />

tres pinchazos y una estocada delantera.<br />

A<strong>que</strong>l invierno debió pasarlo el adolescente<br />

torero sintiendo con satisfacción la seguridad<br />

de <strong>que</strong> no le daban miedo los toros y llegaría<br />

a ser matador.<br />

El año 1912 empezó la temporada el<br />

día 17 de marzo en Barcelona, y llevaba<br />

toreadas nueve corridas de novillos, cuando<br />

decidió presentarse en Madrid el día 13 de<br />

junio. Tenía prevenida la empresa una corrida<br />

del du<strong>que</strong> de Tovar, <strong>que</strong> por cierto se lidió<br />

después en Valencia, y sin protesta de nadie.


Joselito fue la víspera a verla y comunicó a la<br />

empresa <strong>que</strong> no podía presentarse al público<br />

de Madrid con a<strong>que</strong>lla corrida. No se disponía<br />

de otra de novillos, y entonces Joselito indicó<br />

<strong>que</strong> podía servir una corrida de toros de Oleas<br />

<strong>que</strong> estaba en los prados de la empresa para<br />

hacerla lidiar en una extraordinaria.<br />

Con la citada corrida de toros, <strong>que</strong> no<br />

novillos, se presentó, y su triunfo fue superior<br />

a todas las previsiones. Cambió de rodillas,<br />

toreó de capa de todas maneras, hizo quites<br />

variadísimos, banderilleó de modo extraordinario,<br />

dominó y se adornó con la muleta y<br />

mató pronto y decidido. Se llamó su primer<br />

toro, Escopeta, y era negro. El entusiasmo<br />

del público no tuvo límites. «¡Lagartijo! ¡Lagartijo!»,<br />

se oía gritar a los aficionados viejos.<br />

Don Modesto escribía con su vehemencia<br />

hahitual: «¡Este! ¡Este! Yo no soy<br />

sospechoso, ¡señores, qué Gallito! Yo creo -<br />

lo digo como lo siento- <strong>que</strong> su hermano no<br />

torea, no mata, en general. Pues bien; yo juro<br />

aquí <strong>que</strong> creo <strong>que</strong> nos hallamos en presencia<br />

de un fenómeno torero.¡Palabra! ¡Palabra!»<br />

Don Pío, el portavoz del gallismo<br />

rafaelista, titulaba por su parte la revista: «Ha<br />

resucitado Lagartijo.»<br />

El 23 del propio mes de junio de 1912<br />

toreó en Sevilla novillos de don José Moreno<br />

San-tamaría, y el éxito de su actuación fue el<br />

mismo de Madrid. Joselito, al menos, recordó<br />

siempre esta corrida como una de las más<br />

auténticas satisfacciones de su vida torera.<br />

Al día siguiente, 24, se repite el cartel con<br />

toros de Agüera, y por resultar herido Limeño<br />

I hubo de matar José cinco novillos, y lo hizo<br />

con desahogo y brillantez. En Madrid toreó<br />

aún como novillero cuatro corridas más, y el<br />

día 4 de agosto de agosto lo hace con miuras,<br />

y mató al sexto de una estocada excelente<br />

en la suerte de recibir.Toreó a<strong>que</strong>l año, antes<br />

de tomar la alternativa, cuarenta y cinco<br />

novilladas y perdió nueve por la cogida <strong>que</strong><br />

sufrió en Bilbao el día 1 de septiembre. Fue<br />

éste su bautismo de sangre. Toreaba en la<br />

plaza de Vista-Alegre y al saltar la barrera fue<br />

alcanzado en el aire por un novillo de Antonio<br />

MIURA - 2002<br />

Pérez Tabernero (procedencia de Gama),<br />

causándole una herida en la pierna <strong>que</strong> le<br />

impidió torear hasta el 28 de a<strong>que</strong>l mes y<br />

retrasó su alternativa. Ya para entonces tenía<br />

decidido tomarla, previa consulta con su<br />

hermano Rafael y amigos de autoridad, y aun<br />

fijada la fecha del (15-09-1912) para verificarse<br />

la doble ceremonia en <strong>que</strong> habían de<br />

hacerse matadores de toros él y Limeño I.<br />

La herida aplazó el acto <strong>que</strong> se<br />

anunció para el día (27-09-1912), en Madrid,<br />

pero la lluvia hizo <strong>que</strong> se suspendiera la<br />

corrida y por ello tomó la alternativa primero<br />

en la plaza de Sevilla, donde estaba ya anunciada.<br />

Se verificó el día 28 de septiembre.<br />

Fueron los toros de Moreno Santamaría, y<br />

Rafael, el padrino de la ceremonia. El toro de<br />

la cesión se llamaba Caballero, y era negro,<br />

comicorto y terciado. Estuvo lucido, y en banderillas<br />

los dos hermanos hicieron primores.<br />

El 29 de septiembre, es decir al día<br />

siguiente, vuelve a torear ganado de Surga.<br />

En el primer toro su faena fue extraordinaria,<br />

y aun<strong>que</strong> en su segundo no alcanzó la misma<br />

altura, salió en triunfo de la plaza. Aun toreó el<br />

30 en la Real Maestranza la tercera corrida<br />

de a<strong>que</strong>lla Feria de San Miguel sevillana, mano<br />

mano con Rafael y toros de don Felipe Salas.<br />

Su éxito fue aún mejor <strong>que</strong> en las precedentes<br />

corridas. En Sevilla <strong>que</strong>daba asegurado<br />

su cartel excepcional.<br />

El día (01-10-1912) volvió a Madrid a<br />

cumplir el compromiso aplazado por la lluvia.<br />

Tomó la alternativa en la misma corrida<br />

Manuel Martín Váz<strong>que</strong>z, de quien fue padrino<br />

Vicente Pastor. Fueron, pues, ocho los toros,<br />

y de Veragua. El segundo, cedido por Rafael<br />

a Joselito, se llamaba Ciervo, y era jabonero<br />

claro y con la cara rizada. La facilidad y<br />

desahogo para deshacerse de dos toros poco<br />

a propósito para el lucimiento fueron las características<br />

de Joselito en a<strong>que</strong>lla corrida.<br />

Ocho pases dio al de la alternativa y una estocada<br />

trasera y caída. Tres minutos le duró<br />

el segundo, <strong>que</strong>dado y bronco.<br />

Continuó la campaña de 1912 como<br />

matador de toros, y de sus actuaciones<br />

175


MIURA - 2002<br />

merecen recordarse la corrida del 6 de a<strong>que</strong>l<br />

octubre en Madrid, con toros de Guadalest,<br />

con los <strong>que</strong> no logró dar gusto, salvo en<br />

banderillas y en alegrías con el capote, si bien<br />

le duraron poquísimo, y las corridas del Pilar<br />

de Zaragoza los días 14 y 15, <strong>que</strong> fueron<br />

cimiento del gran cartel <strong>que</strong> había de disfrutar<br />

después en a<strong>que</strong>lla plaza.<br />

En Valencia dio fin a a<strong>que</strong>lla su incompleta<br />

primera temporada de 1912 como<br />

matador de toros, en la <strong>que</strong> toreó 14 corridas,<br />

a más de las de novillos ya indicadas. Joselito,<br />

a pesar de su juventud, había llegado a<br />

matador de toros en plena sazón. El conjunto<br />

de condiciones <strong>que</strong> podían darle autoridad de<br />

tal le poseía plenamente. Su intuición torera,<br />

base de su personalidad, tenía perfecta madurez<br />

desde bastante tiempo antes. Sus facultades<br />

físicas, auxiliares necesarios de su<br />

toreo, no habían de llegar a más. Su entusiasmo<br />

y afición no conocieron variaciones<br />

desde los once años hasta su muerte.<br />

No era el torero cuajado, maestro de<br />

todas las suertes, <strong>que</strong> vendría a ser más<br />

tarde; pero sí supo mejorar su estilo y enri<strong>que</strong>cer<br />

su experiencia, las directrices fundamentales<br />

de su toreo, a<strong>que</strong>l conocer los intentos<br />

y caracteres de los toros no bien los veía dar<br />

dos carreras en la plaza, el sacar partido de<br />

las condiciones de las reses fuera la suerte<br />

<strong>que</strong> fuera, y sobre todo un saber pisar la plaza<br />

como terreno propio, sin vacilaciones, mandando<br />

en la gente y en el toro e imponiendo<br />

su personalidad en los eventos todos de las<br />

suertes de la lidia, las poseía ya. Y todo esto,<br />

milagrosamente, se daba en un poco más <strong>que</strong><br />

adolescente, un torerillo de diecisiete años<br />

lleno de infantil amor propio.<br />

Ya era Joselito matador de toros con<br />

general simpatía, y así se le prepara la<br />

temporada siguiente, <strong>que</strong> fue triunfal, aun<strong>que</strong><br />

erizada de luchas y dificultades. Ya no apasionaba<br />

por a<strong>que</strong>llos años el simulacro de<br />

competencia Bombita-Machaquito, pero tenía<br />

calor de actualidad la pretendida Bombita-<br />

Gallo. Interesaba al público, pero en realidad<br />

era excesivo denominarla competencia.<br />

176<br />

El carácter abúlico de Rafael, su total<br />

resignación ante los fracasos, su incapacidad<br />

para reaccionar en una pelea de esa<br />

especie, le hacían ser la figura menos apta<br />

para mantener una competencia enconada.<br />

Ésta se reducía a <strong>que</strong> en una tarde afortunada<br />

sus partidarios pusieran en parangón su<br />

arte delicioso de estilo y de gracia con el<br />

menos depurado de Ricardo Torres; pero en<br />

la mayoría de las corridas, éste, con su<br />

valentía, su amor propio y su dominio, era el<br />

amo de la situación, y a la larga la realidad le<br />

imponía como el torero mandón y dominante<br />

por excelencia.Dichas circunstancias<br />

concurrían cuando se hace Joselito matador<br />

de toros. Joselito había visto años atrás en<br />

su casa la cara a la necesidad, el agobio de<br />

la escasez. Claro es <strong>que</strong> eran las condiciones<br />

de carácter de Rafael las <strong>que</strong> creaban tal<br />

situación; pero Joselito oía hablar un día y otro<br />

a los amigos de su hermano, leía en la prensa<br />

gallista <strong>que</strong> Bombita era el causante de <strong>que</strong><br />

Rafael no toreara doble número de corridas,<br />

de <strong>que</strong> no pudiera situarse en condiciones de<br />

allegar gloria y dinero a espuertas. Cierto <strong>que</strong><br />

en los últimos años las cosas habían variado<br />

bastante, y el prestigio de Rafael estaba en<br />

su cenit; pero toda la infancia, tan próxima<br />

aún de Joselito se había desarrollado en ese<br />

ambiente, con esas ideas <strong>que</strong> deformaban la<br />

verdad, pero <strong>que</strong> tenían una cierta realidad<br />

por fondo, y Joselito, desde <strong>que</strong> sabe <strong>que</strong> es<br />

matador de toros, se atribuye el papel de hermano<br />

vengador, y busca la rivalidad con<br />

Bombita, <strong>que</strong> es su obsesión constante.<br />

Los partidarios de Ricardo no debieron<br />

dar-se cuenta en el primer momento del riesgo<br />

<strong>que</strong> para la permanencia de su torero en el<br />

primer puesto de la torería significaba Joselito,<br />

<strong>que</strong> en amor propio y en resignación en nada<br />

se parecía a su hermano. Al aparecer como<br />

novillero, al tomar la alternativa, le saludaron<br />

con alegría, pensando acaso <strong>que</strong> iba tan sólo<br />

a eclipsar a su hermano, en las palabras<br />

transcritas de Don Modesto. Pero en esta<br />

temporada de 1913 los gallistas cuentan con<br />

Joselito no como auxiliar de su hermano en


la vieja competencia, ni mucho menos le<br />

miran como su rival, sino como auténtico<br />

contradictor de Bombita, <strong>que</strong> a lo largo de la<br />

temporada había de sentir el peso de su intervención<br />

en la organización de las corridas,<br />

en los momentos todos de la lidia, y hacerle<br />

abandonar, finalmente, el toreo.<br />

Los bombistas padecieron un error,<br />

<strong>que</strong> la pasión pudiera disculpar: creyeron <strong>que</strong><br />

podrían prescindir de la figura de Joselito, siguiendo<br />

con tranquilidad la competencia con<br />

el inofensivo Rafael, y hasta pensaron en <strong>que</strong><br />

podía ser el taurina-mente insignificante<br />

Manolo Torres (Bombita III) suficiente<br />

competidor del menor de los Gallos. Así, se<br />

organizan en a<strong>que</strong>l año las corridas de la Feria<br />

de Abril de Sevilla, a base de los dos Bombas<br />

y Gallos. No habían toreado en Madrid juntos<br />

Ricardo y Joselito, pero en Sevilla no hubo<br />

manera de rehuir el parangón, y creo <strong>que</strong> fue<br />

entonces cuando Bombita y sus amigos<br />

comenzaron a medir el riesgo de a<strong>que</strong>lla<br />

nueva y no <strong>que</strong>rida competencia. En a<strong>que</strong>lla<br />

Feria Ricardo Torres se comportó con la dignidad<br />

y valentía <strong>que</strong> eran en él características,<br />

y aún con fortuna mayor <strong>que</strong> la habitual.<br />

Joselito dió la nota de brillantez en un par de<br />

toros, realzada por el atractivo juvenil, arma<br />

temible en diestro <strong>que</strong>, por otra parte, tenía<br />

conocimientos y malicias de viejo.<br />

El partido bombista seguía negando la<br />

categoría de Joselito. Cossío nos recuerda<br />

una anécdota sumamente expresiva, de la <strong>que</strong><br />

fue actor con otros amigos de José: Había en<br />

los corrales de la plaza de Madrid una corrida<br />

de Palha, de la <strong>que</strong> se hablaba como<br />

extraordinaria por su trapío, a más de la<br />

siniestra fama de la vacada. La empresa tropezaba<br />

con dificultades para organizar el<br />

cartel de toreros, y ello lo sabían bien varios<br />

amigos, pues a la tertulia de la cervecería de<br />

la Cruz del Campo, de la calle Sevilla, acudía<br />

ordinariamente Manuel Retana, representante<br />

de la empresa de la plaza, y su gerente Julián<br />

Echevarría. A la inexperiencia y gana de<br />

buscar barullo de algunos amigos de Joselito<br />

se nos ocurrió -sigue diciendo Cossío-, con<br />

MIURA - 2002<br />

la aprobación de éste, proponer a Bombita<br />

<strong>que</strong> torearan los dos la corrida mano a mano.<br />

Tal recado llevamos al vecino café<br />

Suizo, donde Ricardo tenía su peña. La<br />

contestación negativa era presumible; pero<br />

no el pretexto, <strong>que</strong> el tiempo se encargó de<br />

acreditar de inoportuno e ignorante de la<br />

realidad. Bombita nos dijo <strong>que</strong> hablaría del<br />

caso si se tratara de Rafael, pero no tratándose<br />

de Joselito, <strong>que</strong> no era sino un principiante,<br />

sin suficiente categoría. «Con<br />

categoría o sin ella un pase natural de Joselito<br />

no podrá impedir <strong>que</strong> nos encontremos»,<br />

comentó Joselito. La corrida de Palha la<br />

torearon Machaquito y los dos hermanos<br />

Gallos el día ((01-06-1913), y los tres salieron<br />

en hombros por la Puerta de Madrid.<br />

El día (05-06-1913), volvía Joselito a<br />

torear en Madrid ganado del Saltillo con su<br />

hermano y Manolo Bomba. Cortó en esta corrida<br />

su primera oreja de Madrid, galardón <strong>que</strong><br />

tan sólo poseían entonces Bombita, Machaco,<br />

Pastor (dos veces) y su hermano Rafael. El<br />

toro tercero, Jimenito, fue bravísimo y Joselito<br />

realizó con él una de las faenas más<br />

extraordinarias <strong>que</strong> hasta entonces se había<br />

presenciado en Madrid.<br />

Estuvo lucidísimo con la capa, le puso<br />

cuatro pares de banderillas al quiebro, por el<br />

lado derecho los cuatro, citando desde el<br />

medio de la plaza, y <strong>que</strong>dando las siete<br />

banderillas (una se desprendió) clavadas en<br />

el diámetro de un duro, en todo lo alto del<br />

morrillo. Le toreó de muleta admirablemente,<br />

y por tres veces practicó la suerte de recibir,<br />

pinchando arriba las dos primeras y agarrando<br />

en la última una magnífica estocada en los<br />

propios rubios. El entusiasmo fue clamoroso,<br />

y hasta los más viejos e intransigentes aficionados<br />

suspendieron un momento su recordar<br />

los tiempos pasados para complacerse en<br />

las faenas del gran torero.<br />

La temporada continuó triunfal para<br />

Jose-lito. No es del caso puntualizar sus<br />

faenas corrida por corrida. Su competencia<br />

con Bombita empezaba para éste a tener<br />

consecuencias amargas, <strong>que</strong> acaso no había<br />

177


MIURA - 2002<br />

medido o calculado. Al hacerse los contratos<br />

para ferias del verano, especialmente en el<br />

Norte y en Valencia, comprobó <strong>que</strong> Joselito<br />

no es el pasivo y resignado Rafael, al <strong>que</strong><br />

podía hacerse torear las corridas más duras,<br />

y reservarse las más favorables para el buen<br />

éxito. En Santander prescinden de él. En Valencia<br />

ha de torear miuras y Pablo Romero<br />

(corridas en las <strong>que</strong>, por cierto, estuvo muy<br />

hien), en tanto Joselito en a<strong>que</strong>lla misma feria<br />

toreaba las corridas de Campos Varela, del<br />

Saltillo, Guadalest y Concha y Sierra. Tal feria<br />

fue triunfal para Joselito.<br />

En San Sebastián lidió Bombita con<br />

una corrida de Palha en la <strong>que</strong> estuvo tan<br />

premioso y deslucido como Joselito fácil y<br />

sobrado. A amigos de Ricardo le oyó decir<br />

Cossío <strong>que</strong> en tal corrida comenzó a acariciar<br />

la idea, inteligentísima, de su retirada. La Feria<br />

de Zaragoza fue para Joselito insuperable de<br />

satisfacción. Por lesionarse Gaona en la<br />

primera corrida hubo de matar José los seis<br />

toros, seis buenos mozos del du<strong>que</strong> Veragua,<br />

lucidísimamente y con sobra de poder.<br />

Al día siguiente mataba en la misma<br />

plaza miuras con el mismo buen éxito, y entre<br />

ellos un pavo con 400 kilos de peso en canal,<br />

del <strong>que</strong> se habló mucho entre los aficionados<br />

como de uno de los toros mayores <strong>que</strong> se<br />

habían visto lidiar por a<strong>que</strong>l tiempo. El (15-10-<br />

1913) toreó en Madrid la despedida de Ricardo<br />

Torres. Fue a beneficio del Montepío de<br />

Toreros, y además de Bombita toreaban<br />

Regaterin y Rafael el Gallo. Alternaron en quites,<br />

por razón de su antigüedad, Ricardo y<br />

José, Nunca, acaso, salió Joselito a torear con<br />

un deseo de emulación superior. Bombita estuvo<br />

admirable de dominio, valentía y<br />

pundonor.<br />

Después de matar su segundo toro la<br />

ovación tomó caracteres de apoteosis. Los<br />

matadores le estrecharon la mano felicitándole.<br />

Este rápido cruzar de palabras lo aprovechó<br />

Bombita para advertir a Joselito: «Yo<br />

ya he terminado mi vida de torero. No me<br />

ofrezcas banderillas en el último toro.» Joselito,<br />

<strong>que</strong> toda la tarde había estado implacable con<br />

178<br />

su rival, intentando y consiguiendo casi<br />

siempre mejorar sus suertes, al llegar el octavo<br />

toro, y contra tal expresa indicación, le<br />

ofreció un par de banderillas. Salió por delante<br />

Bombita y clavó con su mediocre estilo; a<br />

continuación Joselito puso uno de los pares<br />

más extraordinarios <strong>que</strong> puedan recordarse.<br />

Fueron las dos últimas chispas de a<strong>que</strong>lla<br />

competencia. La faena de muleta (el toro era<br />

de García de la Lama) fue excelente, y tras la<br />

estocada, <strong>que</strong> la remató, salía en hombros<br />

Joselito por la misma puerta y del torero <strong>que</strong><br />

se despedía.<br />

El homenaje <strong>que</strong> para éste debía significar<br />

la coronación de una vida colmada de<br />

dignidad torera, era en Joselito tributo al diestro<br />

<strong>que</strong> venía a presidir una nueva y brillantísima<br />

era del toreo. A<strong>que</strong>l otoño estuvo lleno de<br />

sucesos taurinos extraordinarios. No sólo se<br />

retiró Bombita, sino <strong>que</strong> Machaquito hizo lo<br />

propio, y, sobre todo, el 16 de octubre, tomaba<br />

la alternativa en Madrid Juan Belmonte.<br />

Cuando Joselito, tras torear su última corrida<br />

en Valencia, el (26-10-1913), encerrándose él<br />

solo con seis toros de Guadalest, y matando<br />

siete brillantemente, dio por terminada su temporada<br />

con 80 corridas toreadas con éxito insuperable,<br />

Juan Belmonte era ya matador de<br />

toros.<br />

La competencia con Bombita, <strong>que</strong> al<br />

comenzar la temporada no consideraba a<br />

Joselito como torero de su categoría, había<br />

terminado en su retirada fulminante. Otra<br />

competencia se dibujaba, <strong>que</strong> había de ser<br />

fecundísima en resultados artísticos, y dar<br />

lugar al período, por desdicha breve, creo <strong>que</strong><br />

más esplendoroso de toda la historia del toreo:<br />

el de la competencia Joselito-Belmonte. El<br />

<strong>que</strong> éste tuviera sus partidarios era caso<br />

lógico y obligado. Practicaba Juan, o mejor<br />

dicho, por entonces intentaba practicar, un<br />

toreo <strong>que</strong> no parecía posible <strong>que</strong> prevaleciera.<br />

Las más de las tardes sus ensayos acababan<br />

en la enfermería. Era natural asimismo <strong>que</strong><br />

alrededor de Joselito se agruparan los aficionados<br />

más partidarios del dominio y seguridad<br />

del diestro en las suertes y de la ameni


dad y variedad de ellas, <strong>que</strong> en el repertorio<br />

de Juan <strong>que</strong>daban reducidas al mínimo, con<br />

fatigante y admirable monotonía.<br />

Lo <strong>que</strong> ya no parecía tan lógico, pero<br />

sucedió y de forma verdaderamente estridente,<br />

era <strong>que</strong> los partidarios del toreo largo y<br />

dominador, alegre y adornadísimo de Ricardo<br />

Torres (Bombita) tradujeran la explicable<br />

aversión al diestro <strong>que</strong> había rivalizado triunfalmente<br />

con Ricardo, en una repulsa del sistema<br />

de torear de éste, <strong>que</strong> a ello equivalían<br />

las censuras <strong>que</strong> a Joselito enderezaban y<br />

las bases en <strong>que</strong> apoyaban su defensa del<br />

arte exquisito de Juan Belmonte.<br />

Joselito no era entonces un torero perfecto<br />

de estilo, no tenía seguridad en el toreo<br />

a la verónica, <strong>que</strong> intentaba dominar<br />

ensayando toda clase de maneras para<br />

practicarla. Admirable en quites y en banderillas,<br />

su dominio con la muleta podía calificarse<br />

de prodigio. Mataba con estilo poco<br />

depurado, pero pronta y seguramente. Hágase<br />

el inventario de los vicios del toreo de<br />

Bombita a su retirada y se comprobará <strong>que</strong><br />

eran semejantes a los de Joselito en el primer<br />

año de su alternativa, salvo <strong>que</strong> éste, con sus<br />

defectos, era muy superior todavía a aquél<br />

con la capa, y más breve y seguro con el<br />

esto<strong>que</strong>. En todo lo demás, incluso en dominio,<br />

Joselito hacia mucho <strong>que</strong> había perdido<br />

de vista a su rival.<br />

Pues bien, los bombistas negaron el<br />

agua y el fuego a Joselito, censurándole con<br />

acritud las cualidades <strong>que</strong> habían antes<br />

canonizado en Ricardo, y se agruparon<br />

enrededor de Belmonte, pensando, sin duda,<br />

en hacer de él un mito <strong>que</strong> aplastara la<br />

realidad, presente a sus ojos, del arte de<br />

Joselito. Por fortuna, los consejeros autorizados<br />

de uno y otro torero no se dejaron<br />

arrastrar por a<strong>que</strong>llas corrientes de pasión.<br />

Comprendieron <strong>que</strong> uno y otro torero se<br />

completaban en la plaza, y <strong>que</strong> la rivalidad<br />

empeñada, pero, sin saña, de los dos debía<br />

sostenerse en beneficio de la Fiesta y de los<br />

propios diestros, y no trataron de lanzarles a<br />

una lucha eliminatoria.<br />

MIURA - 2002<br />

A<strong>que</strong>l invierno trató de pasarle Joselito,<br />

como era su costumbre, en el campo; pero<br />

cayó enfermo con unas fiebres de carácter<br />

tífico, <strong>que</strong> le tuvieron inactivo la mayor parte<br />

de él, trasladándose luego a Guillena a<br />

reponerse, a Matahijas, la finca de don Felipe<br />

de Pablo Romero, y después a Albento, el<br />

cortijo de don Patricio Medina Garvey. A<strong>que</strong>lla<br />

Semana Santa, como hizo hasta la última de<br />

su vida, acompañó a la Virgen de la Esperanza,<br />

de cuya cofradía había de ser hermano y<br />

protector muy devoto.<br />

La temporada de 1914 tuvo el más<br />

alto interés. Los encuentros de Joselito y<br />

Belmonte se esperaban por la afición como<br />

combates decisivos en los <strong>que</strong> el mando en<br />

jefe de la torería debía ser el trofeo. La Feria<br />

de Sevilla despertó una gran curiosidad por<br />

pensar todos <strong>que</strong> allí se ventilaría el gran pleito.<br />

Una cogida de Belmonte en Murcia le impidió<br />

torear las primeras corridas; pero acudió a<br />

las dos últimas, una de ellas de Miura, en un<br />

alarde de pundonor torero, y en ella estuvo<br />

admirable. Joselito prodigó su arte en todas.<br />

En la de Pablo Romero lidió un toro de manera<br />

excepcional, y en la de Santa Coloma logró<br />

cuajar la mejor faena de la Feria con el toro<br />

Almendrito, al <strong>que</strong> mató recibiendo<br />

magistralmente.<br />

En Madrid se enfrentó por primera vez<br />

el (02-05-1914), acompañándoles Rafael en<br />

la lidia de seis toros de Contreras. Joselito<br />

cortó la oreja del quinto tras extraordinaria<br />

faena. La de Belmonte, con la muleta, en el<br />

sexto, fue impresionante y aplaudida con<br />

frenesí por el público, <strong>que</strong> salió de la plaza<br />

entusiasmado. Al siguiente día, en corrida de<br />

Beneficencia, esperábamos todos ver reproducidas<br />

a<strong>que</strong>llas proezas; pero Belmonte fué<br />

cogido, y Joselito se limitó a cumplir, salvo en<br />

banderillas, suerte en <strong>que</strong> lució su arte<br />

incomparable.<br />

En la primera corrida de la Feria de<br />

Algeciras, en junio de 1914, fue cogido su hermano<br />

Rafael, en el primer momento se pensó<br />

<strong>que</strong> gravísimamente. Joselito se sobrepuso<br />

al sentimiento y toreó a<strong>que</strong>lla tarde<br />

179


MIURA - 2002<br />

magistralmente, y al siguiente día y con toros<br />

de Miura alcanzó un gran triunfo. El 3 de julio<br />

se encerró en Madrid solo con seis toros<br />

colmenareños de don Vicente Martínez. Toreó<br />

con la capa de todas las maneras imaginables,<br />

incluso ceñidísimamente capote al<br />

brazo; banderilleó como tenía por costumbre,<br />

<strong>que</strong> es el mayor elogio; dominó y se adornó<br />

con la muleta; mató bien y pronto, y al finalizar<br />

la corrida, el público pidió <strong>que</strong> matara el<br />

sobrero, a lo <strong>que</strong> accedió Joselito. El<br />

desahogo con <strong>que</strong> remató la dura empresa<br />

maravilló a todos. El sexto toro le lidió ayudado<br />

tan sólo de su gran peón Blan<strong>que</strong>t, y al<br />

retirarse de la plaza, de la <strong>que</strong> salió en<br />

hombros con todos los bonores, comentaban<br />

gráficamente los aficionados <strong>que</strong> ni siquiera<br />

se había despeinado.<br />

Dos días después, el (05-06-1914),<br />

fue cogido en Barcelona por el toro Caletero,<br />

berrendo en negro, de Pérez de la Concha,<br />

al entrarle a matar, tras faenas extraordinarias<br />

de capa, banderillas y muleta. Entró en la<br />

enfermería con una cornada en una pierna y<br />

fractura de la clavícula derecha, en medio de<br />

la más calurosa ovación. Momentos antes de<br />

hacer el paseo vio pasar Joselito cerca de él<br />

a un aficionado y empresario, presumido de<br />

exigente por<strong>que</strong> repetía los tópicos más ineptos<br />

<strong>que</strong> el bombismo belmontista había<br />

puesto en circulación. Sabía Joselito <strong>que</strong> le<br />

negaba el pan y el agua, y no se recataba el<br />

empresario en presumir de fran<strong>que</strong>za, no<br />

siempre discreta, ante el diestro. No pudo<br />

Joselito en a<strong>que</strong>lla ocasión contenerse, y con<br />

orgullo muy infantil, pero al mismo tiempo revelador<br />

de la conciencia <strong>que</strong> tenía de su propio<br />

arte, le dijo: «Va usted a verme ahora<br />

mismo; yo soy muy buen torero; no se le<br />

olvide a usted, muy buen torero», con la voz<br />

temblando de emoción y de rabia.<br />

Era aquél un momento de su vida taurina<br />

en el <strong>que</strong> sabía <strong>que</strong> debía jugárselo todo.<br />

Hasta la Feria de Bilbao no volvió a torear,<br />

salvo una corrida, pudiéramos decir <strong>que</strong> de<br />

ensayo, en Barcelona, de la viuda de Soler.<br />

En Bilbao volvió a señalarle la desgracia. En<br />

180<br />

la segunda corrida <strong>que</strong> toreaba, de Murube,<br />

un toro, con el <strong>que</strong> estaba realizando la más<br />

extraordinaria faena, le cogió al darle un pinchazo<br />

en la suerte de recibir, infiriéndole una<br />

herida en el pecho <strong>que</strong> pudo ser mortal, pero<br />

tan sólo afectó los músculos pectorales.<br />

El (18-10-1914) terminó su temporada<br />

en Valencia, después de haber toreado 75<br />

corridas y perdido 36 por los accidentes<br />

referidos, El invierno, como siempre, lo pasó<br />

en el campo. El 28 de febrero comenzó la<br />

temporada de 1915, toreando por vez primera<br />

mano a mano con Belmonte, en Málaga, y<br />

toros de Murube. Todo, menos el tiempo primaveral,<br />

nos defraudó en a<strong>que</strong>lla corrida.<br />

Esta combinación, anhelada por todos los<br />

públicos, iba a tener a<strong>que</strong>l año a Sevilla y a<br />

Madrid por escenarios. En efecto, entre otras<br />

corridas, en las <strong>que</strong> participaban José y Juan,<br />

se anuncian dos en la Feria de Sevilla para<br />

los días 17 y 18 de abril, en las <strong>que</strong> mano a<br />

mano lidiarían reses de Santa Coloma y<br />

Gamero Cívico, al par <strong>que</strong> ya para entonces<br />

eran públicos los carteles de Madrid de los<br />

días 6 y 8 de mayo en <strong>que</strong> habían de torear<br />

de la misma manera toros de Gamero Cívico<br />

y Contreras, si bien, por lluvia, se celebraron<br />

los días 8 y 10.<br />

Como tuvieron carácter de competencia<br />

deliberada don José María se detiene<br />

para ofrecernos algunos detalles de cómo<br />

transcurrieron. En la primera, de Santa<br />

Coloma, en Sevilla, los dos espadas estuvieron<br />

admirables. Belmonte hizo la faena de<br />

la tarde en el cuarto toro, si bien el trabajo de<br />

Joselito no desmereció y resultó en conjunto<br />

más completo.<br />

En el quinto toro, al rematar un quite<br />

con arrestos y gallardías de novillero, fué alcanzado<br />

y campaneado aparatosamente,<br />

resultando con la cha<strong>que</strong>tilla rota. No es fácil<br />

olvidar al <strong>que</strong> lo vio el aire resuelto con <strong>que</strong> se<br />

la quitó y arrojó lejos de sí. En mangas de<br />

camisa, desbordado su amor propio, continuó<br />

toreando hasta el final de la corrida.<br />

En la segunda, el día (10-05-1915),<br />

dejó tan satisfechos a los espectadores como


la anterior. En ella la faena de la tarde<br />

correspondió hacerla a Joselito, <strong>que</strong> en el<br />

quinto toro, de nombre Napoleón, negro,<br />

bravísimo, consiguió realizar una de las lidias<br />

más completas <strong>que</strong> puedan imaginar. El<br />

revistero sevillano Onarres, la describió así:<br />

«Quinto. Joselito híncase de rodillas<br />

para cambiarle y desiste, dando después<br />

unos recortes a capote plegado. De tres<br />

varas, dos marronazos y una caída se<br />

compone el primer tercio. El segundo lo llena<br />

Gallito banderilleando colosal, brutalmente, al<br />

bicho, con tres pares al cambio por el mismo<br />

lado, derrochando arte, <strong>que</strong> hace enlo<strong>que</strong>cer<br />

a los espectadores. Toma los avios de matar<br />

y realiza una de las faenas más asombrosas<br />

<strong>que</strong> se han visto. Derechísimo, sin mover los<br />

pies, mandando con la muleta <strong>que</strong> se movía<br />

a ligero impulso de la muñeca, dio tres pases<br />

naturales estupendos y otros de pecho,<br />

ayudados, redondos, de molinete e hincado<br />

de rodillas, <strong>que</strong> puede poner el lector el adjetivo<br />

más encomiástico <strong>que</strong> conozca, en la seguridad<br />

<strong>que</strong> aún no lo será lo bastante. Se<br />

trató de una faena indescriptible, de la <strong>que</strong><br />

sólo viéndola es posible formarse juicio. Cierre<br />

el lector los ojos, imagínese una labor brillante,<br />

y véala aún más allá.», dice don José María<br />

de Cossío. El entusiasmo en el público llegó<br />

a desbordarse. Un pinchazo citando a recibir<br />

y media estocada en las agujas, <strong>que</strong> tiró sin<br />

puntilla al animal, pusieron remate a la hermosísima<br />

labor de este coloso de la tauromaquia.»<br />

La labor de Belmonte en esta corrida<br />

fue asimismo excelente, pero sin las<br />

grandiosidades de la tarde anterior y sin hacer<br />

sombra a la gran faena de Joselito. En Madrid<br />

se acentuó de modo decisivo la superioridad<br />

de Joselito para mantener una compe-tencia<br />

seguida, pues si bien en ella en nada se amenguaba<br />

el mérito de Juan Belmonte, <strong>que</strong> en<br />

una sola faena podía hacer poner en olvido<br />

cuanto de más brillante se hubiera practicado<br />

en los ruedos; no estaba en a<strong>que</strong>lla época en<br />

condiciones de sostener una lucha con torero<br />

<strong>que</strong> en el toro apto y fácil podía emularle, y<br />

MIURA - 2002<br />

en los demás le superaba sin <strong>que</strong> cupiera término<br />

de comparación.<br />

En la corrida de Contreras, <strong>que</strong> fue de<br />

poco poder y, por tanto, fácil, Joselito cortó<br />

orejas, galleó por vez primera muy<br />

lucidamente, banderilleó y muleteó de todas<br />

las maneras imaginables y mató con fortuna.<br />

Por primera vez se le vio en esta corrida dar<br />

una serie de pases ayudados, los codos altos<br />

y la muleta a la altura de la cara del toro, <strong>que</strong><br />

había de prodigar en lo sucesivo hasta hacer<br />

de ellos una de sus suertes más personales.<br />

Belmonte, aun<strong>que</strong> sus toros fueron fáciles,<br />

no salieron de su estilo y se limitó a cumplir,<br />

menos en el cuarto, un sobrero del marqués<br />

de los Castellones, sumamente manso, con<br />

el <strong>que</strong> poco se podía hacer y menos <strong>que</strong> eso<br />

hizo el diestro.<br />

La corrida de Gamero Cívico resultó<br />

brava, con temperamento y con poder.<br />

Joselito lidió con gran desahogo sus toros,<br />

en tanto Belmonte anduvo atropellado y cogido<br />

toda la tarde, acabando por recibir un puntazo<br />

en el sexto toro, al <strong>que</strong> Joselito dominó<br />

adornándose y despachó con toda facilidad.<br />

Este alarde disgustó a los belmontistas, sin<br />

motivo a juicio del público desapasionado;<br />

pero lo <strong>que</strong> a todos pareció bien fue el quite<br />

maravilloso <strong>que</strong> hizo a Belmonte al ser cogido<br />

aparatosísimamente por el segundo toro,<br />

cuando intentaba torearle de capa. Llevó la<br />

res al diestro en su cuna tiempo suficiente<br />

para recorrer el espacio de ruedo correspondiente<br />

a dos tendidos, corneándole en el<br />

aire. Joselito corría pegado al cuarto trasero<br />

del toro, <strong>que</strong> al dejar en el suelo el cuerpo de<br />

Juan se encontró con el capote de José, <strong>que</strong><br />

le alejó de a<strong>que</strong>l lugar hasta rematar en los<br />

medios de la plaza gallardísimamente. La ovación<br />

fue ensordecedora. Recuerda Cossío<br />

<strong>que</strong> al retirarse Joselito a la barrera en lo <strong>que</strong><br />

le banderilleaban el quinto toro, el público, recordando<br />

a<strong>que</strong>l quite, hizo salir al matador al<br />

centro de la plaza en tanto le ovacionaban<br />

todos los espectadores puestos en pie.<br />

«Me he detenido, nos dice Cossío,<br />

acaso con exceso, a narrar los incidentes de<br />

181


MIURA - 2002<br />

estas corridas, <strong>que</strong> tuvieron carácter de verdadera<br />

competencia y <strong>que</strong> dieron la medida<br />

de cuál hubiera sido el final de ella de seguirse<br />

con rigor. Por<strong>que</strong> los encuentros habituales<br />

de los dos toreros en las plazas, con otro entre<br />

ellos <strong>que</strong> servía de amortiguador, y<br />

tácitamente conformes en aprovechar las<br />

ocasiones, sin forzarlas, no podían revestir el<br />

carácter apasionado y virulento <strong>que</strong> estas<br />

cuatro corridas, verdaderamente memorables,<br />

tuvieron. Recuerdo <strong>que</strong> era tanta la pasión<br />

-sigue señalando Cossío- en el público<br />

<strong>que</strong> las broncas y estacazos entre los espectadores<br />

se repetían cada vez <strong>que</strong> uno de los<br />

dos extraordinarios toreros verificaba una<br />

suerte.»<br />

En 1915 gustó Joselito de torear<br />

corridas solo, de seis toros. Así, en Málaga,<br />

el 3 de junio, con reses de Medina Garvey. En<br />

Andújar, el 4 de julio con los del Saltillos, y<br />

excelente éxito. En San Sebastián fueron los<br />

astados de Santa Coloma, el día 22, y en<br />

Almagro, el 24 del mismo mes,de Murube.<br />

En todas estas corridas mostró su arte y facilidad;<br />

pero el triunfo máximo de las de esta<br />

especie correspondió a la celebrada en Sevilla<br />

el día (30-09-1915), durante la Feria de San<br />

Miguel. Sus faenas entusiasmaron al público<br />

hasta el extremo de inaugurarse en la plaza<br />

de la Maestranza la concesión de orejas para<br />

galardonar la faena <strong>que</strong> José llevó a cabo con<br />

el quinto toro, Cantinela, de los seis de Santa<br />

Coloma <strong>que</strong> despachó en a<strong>que</strong>lla tarde<br />

triunfal.<br />

Aún mató seis toros de Miura el (17-<br />

10-1915) en Valencia. Así remató su campaña<br />

de ese año, una de las más extraordinarias<br />

<strong>que</strong> haya llevado a cabo diestro alguno,<br />

en la <strong>que</strong> toreó 102 corridas, y esto<strong>que</strong>ó 247<br />

toros. El invierno de 1915 a 1916 hizo <strong>que</strong> se<br />

suspendiera su habitual entrenamiento en el<br />

campo un recrudecimiento de las fiebres de<br />

tipo gástrico <strong>que</strong> ya le habían atacado en 1913.<br />

Llegó a temer el retraso del comienzo de su<br />

temporada. Por fortuna, mejoró y fue a reponerse<br />

a Vejer de la Frontera (Cádiz), en las<br />

fincas del marqués de Tamarón.<br />

182<br />

La temporada de 1916 tuvo análogas<br />

características <strong>que</strong> la anterior. También prodigó<br />

las corridas en <strong>que</strong> fue el único matador:<br />

Vitoria, Salamanca, Bilbao, Zaragoza... En<br />

Algeciras, estando para torear <strong>Miuras</strong>, se sintió<br />

enfermo. Toreó a<strong>que</strong>lla corrida y tuvo a<br />

continuación <strong>que</strong> guardar cama, perdiendo<br />

por ello algunas fechas. Su mayor triunfo de<br />

esta temporada lo logró en Madrid, donde el<br />

día 8 de octubre, con ganado de Gamero<br />

Cívico, cortó las orejas de sus dos toros,<br />

dando una sensación de maestría, seguridad<br />

y perfección inigualables.<br />

La temporada de 1917 la comienza toreando<br />

un novillo en un festival <strong>que</strong> organizó<br />

a beneficio de su cuñado, el gran banderillero<br />

Manuel Blanco (Blanquito) el 11 de febrero.<br />

Sus actuaciones durante toda ella fueron las<br />

de un gran maestro, plenamente seguro de<br />

su arte y de su papel central y dirigente de<br />

todo el mundo taurino. Ganaderos, diestros,<br />

empresas, cuantos elementos participan en<br />

la Fiesta, tienen en cuenta sus opiniones o<br />

sus consejos, y puede afirmarse <strong>que</strong> rara es<br />

la corrida <strong>que</strong> se juega en España en cuya<br />

organización Joselito no haya tenido parte.<br />

Este dificilísimo papel lo desempeñó<br />

con la misma facilidad y acierto con <strong>que</strong><br />

toreaba en la plaza. Fechas memorables de<br />

la temporada de 1917 fueron las de las<br />

corridas <strong>que</strong> en marzo se organizaron en<br />

Barcelona, especialmente la del día 19, en<br />

<strong>que</strong> esto<strong>que</strong>ó del Saltillo, logrando realizar en<br />

el quinto toro la más grande faena <strong>que</strong> se le<br />

había visto en a<strong>que</strong>lla plaza, y <strong>que</strong> puede<br />

considerarse, sin duda, como una de las<br />

cumbres de su arte.<br />

A beneficio de la Asociación de Periodistas<br />

de Sevilla toreó en la plaza de La<br />

Maestranza, no habiéndolo hecho en la feria<br />

por diferencias con la empresa, seis toros de<br />

Murube, cortando las orejas de cuatro. Cerró<br />

la temporada en Málaga matando él solo seis<br />

del du<strong>que</strong> de Veragua. Había toreado 103<br />

corridas de toros. Su actuación estuvo al nivel<br />

de todas las anteriores temporadas. Depuraba<br />

cada vez más el estilo de torear, y ya este


año el toreo de capa, en el <strong>que</strong> se mostraba<br />

más desigual, le domina, y lancea, puede decirse<br />

sin riesgo de ser desmentido por quien<br />

entonces le viera, como el <strong>que</strong> mejor.<br />

La competencia con Belmonte no<br />

apasiona como los primeros años, y el deseo<br />

de los aficionados es verles torear juntos, no<br />

por espíritu de emulación o disputa, sino por<br />

complementarse en la plaza sus estilos y ser<br />

sumamente beneficiosa, a uno y a otro, la mutua<br />

compañía. A<strong>que</strong>l año hubo de prestar el<br />

servicio militar, haciéndolo como soldado de<br />

cuota en el tercer regimiento de Zapadores<br />

Minadores, de guarnición en Sevilla. A partir<br />

de aquél, todos los años tomó parte en la<br />

becerrada <strong>que</strong> se celebraba en el cuartel el<br />

día de San Fernando.<br />

En la temporada de 1918 toreó menos<br />

<strong>que</strong> en las anteriores. Por un percance sufrido<br />

en Zaragoza, en pleno mes de mayo, dejó de<br />

torear una media docena de corridas y otras<br />

10 por caer enfermo en San Sebastián<br />

durante el mes de agosto, a más de suspenderse<br />

varias en el de octubre a consecuencia<br />

de la epidemia de gripe <strong>que</strong> azotó a<strong>que</strong>l año<br />

a España. Con todos estos inconvenientes<br />

alcanzó la cifra de 81 corridas, habiendo ajustado<br />

105. Ningún año fue mayor <strong>que</strong> éste la<br />

responsahilidad de Joselito desde su primer<br />

puesto del escalafón torero.<br />

Belmonte, recién casado, no toreó durante<br />

1918 en la Península, y Joselito tuvo <strong>que</strong><br />

sostener todo el interés de la Fiesta llenando<br />

con su trabajo el vacío del trianero. Don Ventura,<br />

resumiendo a<strong>que</strong>lla temporada, dejó<br />

escrito: «Con veintitrés años de edad y seis<br />

de espada de alternativa parece haber llegado<br />

a la estación del logro y de la madurez... No<br />

es posible en manera alguna estar más cerca<br />

de los toros <strong>que</strong> lo <strong>que</strong> él lo está; no es posible<br />

dominar más a los comúpetos, sean grandes<br />

o chicos, duros o blandos, tuertos o derechos;<br />

no es posible arrimarse más, ni<br />

hacerle más cosas al toro... El final de su<br />

última campaña será memorable. No tuvo en<br />

todo el año quien le disputara los aplausos, y<br />

para <strong>que</strong> no se le creyera dormido v<br />

MIURA - 2002<br />

abandonado a la comodidad se hizo la<br />

competencia a sí mismo y acabó la temporada<br />

electrizando a los públicos.» Tan sólo el<br />

revisterismo profesional, venal e insaciable,<br />

traía y llevaba a veces su nombre para hacer<br />

reparos a su arte con grotescas pretensiones<br />

hipercríticas y con crónicas amarillistas.<br />

El (18-06-1918) la junta general del<br />

Montepío de Toreros le nombró su presidente,<br />

dedicando a este cargo, al par de honor y de<br />

responsabilidad grandes desvelos. A<strong>que</strong>l<br />

invierno de 1918 a 1919 pasó por el dolor insuperable<br />

de perder a su madre. Falleció<br />

Gabriela Ortega el 25 de enero. Sintió Joselito<br />

intensísimamente su orfandad y en todo lo <strong>que</strong><br />

<strong>que</strong>daba del invierno no volvió a pensar en<br />

toros. Rescindió un contrato hecho con la empresa<br />

de Lima, y mostrando su sentido de<br />

responsabilidad se hizo cargo de la ganadería<br />

de Benjumea, de la <strong>que</strong> debía entregarse<br />

en a<strong>que</strong>llos tristes días, acto <strong>que</strong> no quiso demorar<br />

uno solo, delegando en su amigo Juan<br />

Soto para <strong>que</strong> liquidara rápidamente a<strong>que</strong>l<br />

asunto, <strong>que</strong> le contrariaba ocuparse en<br />

a<strong>que</strong>llos momentos, perdiendo lo <strong>que</strong> fuera y<br />

sin otra mira <strong>que</strong> atender a sus compromisos.<br />

Impresionó esta conducta a los demás<br />

ganaderos andaluces, <strong>que</strong> le dieron toda<br />

clase de facilidades, ofreciéndole sus dehesas<br />

y cerrados para <strong>que</strong>, sin preocupaciones<br />

de arrendamientos, pudiera hacerse cargo de<br />

la ganadería sin causarle perjuicios.<br />

El año 1919 comenzó la temporada<br />

en Barcelona, el día 16 de marzo, dando la<br />

alternativa a Ignacio Sánchez Mejías, su<br />

cuñado. La campaña tuvo la misma altura<br />

artística <strong>que</strong> las anteriores. El 1 de mayo, un<br />

toro de Benjumea le cogió e hirió al rematar<br />

un quite en la plaza de Madrid, por cuya causa<br />

perdió de torear 18 corridas.<br />

El (08-06-1919) reapareció en la Feria<br />

de Algeciras. Antes, en abril, había apasionado<br />

a todos en la Feria de Sevilla, en la <strong>que</strong><br />

Joselito, abandonando la plaza de La<br />

Maestranza, había toreado en la nueva<br />

Monumental, de tan efímera vida. El último día<br />

de la Feria de Pamplona fue acometido de<br />

183


MIURA - 2002<br />

una fiebre <strong>que</strong> ponía en grave trance a la empresa.<br />

Joselito se ofreció a torear la corrida<br />

con tal <strong>que</strong> pudiera retirarse después de<br />

matar el cuarto toro; pero fue cogido Belmonte<br />

y herido en una oreja, y Joselito tuvo <strong>que</strong> permanecer<br />

en la plaza y matar cuatro toros.<br />

A<strong>que</strong>lla campaña de 1919 estuvo<br />

colmada de corridas y de éxito clamoroso, y<br />

ferias como las de Sevilla, Bilbao y Valencia<br />

dejaron memoria en los aficionados. A pesar<br />

de los contratiempos referidos, cerró la<br />

temporada con 91 corridas toreadas, de las<br />

111 <strong>que</strong> ajustó. A<strong>que</strong>l invierno hizo por fin, su<br />

primera y única excursión a América. Un ventajoso<br />

contrato para Lima y, sobre todo, la<br />

perspectiva y un invierno en España, donde<br />

todo había de recordarle el hogar de la madre<br />

deshecho, le decidieron a marchar al Perú.<br />

La solicitud cariñosísima de sus amigos, <strong>que</strong><br />

en esta ocasión le acompañaron, le impresionó<br />

vivamente. Hasta Gijón, donde embarcara,<br />

fuimos muchos con él, nos refiere don<br />

José María de Cossío.<br />

El 14 de diciembre se presentó en<br />

Lima, con toros de Asín, con resultado mediano,<br />

dada la expectación <strong>que</strong> había por verle.<br />

El 21 toreó la segunda y el triunfo fue<br />

completo. Diez fiestas toreó en total, y no se<br />

organizaron más por falta de ganado, y el<br />

resultado artístico correspondió al pecuniario,<br />

<strong>que</strong> es el mayor elogio <strong>que</strong> puede hacerse.<br />

Comenzó la temporada de 1920 en<br />

Sevilla el 4 de abril. No es preciso recordar<br />

las corridas <strong>que</strong> toreara. Fueron 20, y en todas<br />

estuvo a la altura de su maestría, nunca superada.<br />

Fue siempre Joselito un muchacho<br />

triste, pero desde la muerte de su madre se<br />

había acentuado su propensión hacia la<br />

melancolía, <strong>que</strong> tan sólo aliviaba la ilusión de<br />

constituir un hogar. Había ya comprado una<br />

casa en Sevilla (¡con cuánta ilusión me hizo<br />

ir a verla!, refiere Cossío con tinte<br />

verdaderamente emocionado, y su afecto<br />

amistoso se convertía cada día más en<br />

confidencial.<br />

En la corrida de mayo en Bilbao le suplicó<br />

a don José María <strong>que</strong> le acompañara<br />

184<br />

por entonces a las corridas <strong>que</strong> había de torear.<br />

«Nadie más solo <strong>que</strong> yo, me dijo para<br />

convencerme. Por ello tuve la triste satisfacción<br />

de convivir fraternalmente con él los últimos<br />

días de su vida. La corrida de Talavera,<br />

de la <strong>que</strong> fueron empresarios amigos suyos,<br />

se organizó punto menos <strong>que</strong> en broma. Nadie<br />

había pensado en Joselito para <strong>que</strong> la toreara.»<br />

El cartel primitivo, en el pensamiento<br />

de sus organizadores, le constituían Rafael<br />

el Gallo, Sánchez Mejías y Larita. Fue el propio<br />

Joselito quien, deseoso de no prodigarse en<br />

la plaza de Madrid, donde la fecha del 16 de<br />

mayo era obligada para él, se ofreció a los<br />

empresarios sus amigos. Le ilusionaba<br />

además la idea de torear en la plaza de<br />

Talavera, <strong>que</strong> inaugurara su padre. Había toreado<br />

mano a mano con Sánchez Mejías por<br />

no oponerse a su empeño, en Barcelona, y el<br />

día 15 toreó en Madrid. El público estuvo con<br />

él francamente desconsiderado, llegando<br />

hasta arrojarle algunas almohadillas. Ello le<br />

hacía festejar más la idea de irse el día (16-<br />

05-1920) a Talavera.<br />

Los toros fueron de la señora viuda<br />

de Ortega, ganadería no asociada, pero de<br />

casta conocida y cuidada y seleccionada con<br />

esmero. Transcurrió la corrida sin notas<br />

salientes, salvo el tercio de banderillas, <strong>que</strong><br />

llenaron Ignacio y Joselito en el cuarto toro,<br />

en el <strong>que</strong> escuchó la última ovación de su<br />

vida. El quinto toro, Bailador, negro y<br />

pe<strong>que</strong>ño, resultó bronco y con poder y muy<br />

certero hirien-do. Joselito lo vio y ordenó a su<br />

hermano Fernando, <strong>que</strong> solía vestirse alguna<br />

tarde de torero y salir con la cuadrilla, <strong>que</strong> se<br />

retirara del ruedo, por estar el toro peligroso<br />

y carecer Fernando de la necesaria agilidad.<br />

Llegó Joselito a Bailador, <strong>que</strong>, bien<br />

por defecto congénito, o por efecto de algún<br />

golpe recibido durante la lidia, estaba<br />

supuestamente bu-rriciego, de la especie de<br />

los <strong>que</strong> ven de lejos, pero no de cerca, lo <strong>que</strong><br />

es muy difícil asegurar. Sin duda, no calibró<br />

Joselito esta condición del toro y empezó a<br />

trastearle, obedeciendo el toro más a la voz


<strong>que</strong> a la muleta, <strong>que</strong> apenas veía. Al rematar<br />

uno de los muletazos <strong>que</strong>dó el toro sin<br />

atender al engaño y al parecer dominado, y<br />

Joselito, pensando <strong>que</strong> debía dejarle refrescarse,<br />

se alejó de su terreno para arreglar la<br />

muleta.<br />

Al distanciarse de él entró en la zona<br />

en <strong>que</strong> el toro percibía los objetos, y se arrancó<br />

rapidí-simamente sobre el espada. Éste le<br />

marcó la salida con la muleta, pero el toro,<br />

fijo en el objeto, al llegar al diestro no podía,<br />

por su defecto visual percibir el movimiento<br />

de la muleta, y enganchó a Joselito,<br />

volteándole. Le levantó del suelo por la pierna<br />

izquierda, en la <strong>que</strong> le infirió un puntazo corrido;<br />

pero el cuerpo en el aire cayó sobre el<br />

otro pitón en el momento en <strong>que</strong> el toro tiraba<br />

su derrote, metiéndole toda el asta en el<br />

vientre, asestándole una cornada mortal.<br />

Debió entrar muerto en la enfermería, si bien<br />

sus más próximos y fieles (Parrita, Blan<strong>que</strong>t)<br />

no renunciaban <strong>que</strong> dirigiera a ellos sus últimas<br />

palabras.<br />

En la enfermería pusieron los medios<br />

del caso para reanimarle; pero apenas<br />

pudieron hacer sino certificar su defunción.<br />

La impresión en toda España fue enorme.<br />

La gente se resistía a creer la noticia. En los<br />

medios más distantes de la torería la triste<br />

nueva conmovió a todos. En la enfermería de<br />

la plaza se veló a<strong>que</strong>lla noche su cadáver. Al<br />

siguiente día se le condujo a Madrid, y en el<br />

comedor de su casa de la calle de Arrieta<br />

estuvo expuesto al público.<br />

Su entierro en Madrid y en Sevilla,<br />

adonde se le trasladó, tuvo caracteres de duelo<br />

excepcionales. Un desbordamiento de cariño<br />

al torero <strong>que</strong> había venido a ser algo representativo<br />

y mimado de todos los españoles<br />

podría haberle compen-sado, si hubiera sido<br />

posible <strong>que</strong> le gozara, de la soledad <strong>que</strong> el<br />

día 2 de a<strong>que</strong>l mismo mayo lamentó con su<br />

gran amigo don José María de Cossío. Las<br />

pompas fúnebres, el aluvión de elogios póstumos,<br />

la desolación de los aficionados, no<br />

es posible ni enumerarlos, ni ponderarlos dignamente.<br />

Cierto <strong>que</strong> aun <strong>que</strong>daba vivo el otro<br />

MIURA - 2002<br />

gran diestro <strong>que</strong> con él llenó la época más<br />

gloriosa <strong>que</strong> jamás ha tenido la historia del<br />

toreo; pero la muerte de Joselito cerraba este<br />

ciclo glorioso y presentaba al recuerdo tal<br />

cúmulo de hazañas taurinas, de noble pasión,<br />

de arte y de sabiduría, <strong>que</strong> claramente<br />

columbrábamoslo <strong>que</strong> después, con perspectiva<br />

más adecuada, nadie ha puesto en duda:<br />

<strong>que</strong> a<strong>que</strong>lla desgracia era el hito final de un<br />

glorioso periodo en la historia de la tauromaquia.<br />

Jugó en él Joselito el primer papel, no<br />

tan sólo por su arte incomparable, sino por la<br />

responsabilidad y participación a <strong>que</strong> su<br />

carácter y el de su toreo le obligaban. Por<strong>que</strong><br />

Joselito fue, sobre todo, el torero dominador,<br />

el diestro eje de una época, la antena<br />

alrededor de la cual giraba el torbellino de la<br />

fiesta taurina, y ello desde su aparición en los<br />

ruedos. Trazar su semblanza torera es lo más<br />

fácil y lo más complicado <strong>que</strong> puede<br />

intentarse. Lo más fácil, por<strong>que</strong> bastaría decir<br />

<strong>que</strong> ha sido el lidiador de toros más grande<br />

de todos los tiempos. Lo más difícil, por<strong>que</strong><br />

caracterizarle en todos los momentos de la<br />

evolución de su arte y en todos los rasgos de<br />

su toreo es empresa más <strong>que</strong> ardua.<br />

La cualidad suya más eminente fue,<br />

sin duda, su vocación por la profesión torera,<br />

a la <strong>que</strong> se entregó sin reservas desde los<br />

catorce años de edad. Vivió sólo para los<br />

toros, habló tan sólo de toros y a los toros<br />

supeditó todas sus expansiones, costumbres<br />

y deseos. Gozar con la integridad con <strong>que</strong> él<br />

gozó la satisfacción de dominar plenamente<br />

su profesión, fue placer digno de un gran ambicioso,<br />

aun<strong>que</strong> acaso incomprensible para<br />

caracteres menos enteros y graves. A tal<br />

placer subordinó todos los, en su<br />

comparación, frívolos <strong>que</strong> la vida podía ofrecer<br />

a su juventud aureolada de popularidad y<br />

simpatía.<br />

En intuición taurina, manifiesta desde<br />

el tiempo en <strong>que</strong> toreaba becerros, nadie ha<br />

podido aventajarle. Ella le señalaba sin fallos<br />

el camino o sistema para dominar cuantos<br />

toros salían por los toriles, y así esta nota de<br />

185


MIURA - 2002<br />

dominador caracteriza desde el principio su<br />

arte. «Le mató un toro, pero no le afligió<br />

ninguno», se dijo de él después de muerto. Y<br />

así no es posible recordar los toros difíciles<br />

<strong>que</strong> dominó con facilidad en su vida, y la crítica<br />

adversa durante ella recordaba algunos<br />

pocos (un Saltillo, en Madrid, un Moreno<br />

Santamaría, en Valencia) <strong>que</strong> habían conseguido<br />

darle <strong>que</strong> hacer. Ese número ínfimo de<br />

toros entre los centenares de ellos <strong>que</strong> mató<br />

fueron la mejor ejecutoria de su dominio incomparable.<br />

Es indudable <strong>que</strong> el arte de Joselito<br />

se depuró y perfeccionó con los años, y es<br />

de justicia reconocer <strong>que</strong> la compañía y el<br />

ejemplo de un torero de la perfección estilística<br />

de Belmonte le fueron ventajosísimas,<br />

pero en la brega eficaz con el capote apareció<br />

perfecto desde becerrista. No toreaba<br />

entonces con perfección a la verónica. En su<br />

primer año de alternativa se le veía ensayar<br />

todas las maneras de los mejores practicantes<br />

de la suerte en su tiempo para asimilar<br />

un estilo <strong>que</strong> cuadrara a las cualidades de su<br />

toreo.<br />

Hacia 1916 le encuentra, y sus lances<br />

de capa rivalizan en perfección con los del<br />

torero <strong>que</strong> más templadamente haya lanceado<br />

con ella. Cambiaba de rodillas, cultivando con<br />

frecuencia esta tradición familiar; recortaba<br />

con el capote al brazo, y en quites y en toda<br />

especie de lances con la capa era su repertorio<br />

inagotable. Ni el don genial de improvisar<br />

las suertes, forzando las circunstancias, le<br />

fue negado. En banderillas fue desde el principio<br />

extraordinario, tanto en la preparación<br />

como en la ejecución de la suerte.<br />

Tenía preferencia en banderillear por<br />

el lado derecho, y sobre todo en los últimos<br />

años, combatió esta limitación banderilleando<br />

excelentemente por el otro lado. En esta<br />

suerte, desde Guerrita, no ha tenido rival. Su<br />

dominio con la muleta fue insuperable desde<br />

el principio, y sus maneras de dominar tan<br />

variadas como las condiciones de los toros.<br />

Al claro y apto para el lucimiento le toreaba<br />

con perfección y adornos.<br />

186<br />

Gustaba de torear al natural en redondo,<br />

y en estos pases acostumbraba a<br />

ayudarse ligeramente apoyando el esto<strong>que</strong> en<br />

la muleta. Esta circunstancia, en a<strong>que</strong>llos<br />

años de apasionamiento, le fue echada en<br />

cara como defecto. Todo aficionado <strong>que</strong> de<br />

buena fe lo considerara había de convenir en<br />

<strong>que</strong> no era sino costumbre adquirida, según<br />

Cossío le oyó decir cuando le instábamos a<br />

<strong>que</strong> la abandonara, por creer <strong>que</strong> componía<br />

así mejor la figura.<br />

Recuerda don José María <strong>que</strong> toreando<br />

en Santander toros del marqués del Saltillo,<br />

cree <strong>que</strong> en el verano de 1915, un grupo de<br />

conocidos aficionados le increpó al dar un<br />

natural en esta forma. Joselito se echó<br />

entonces la mano del esto<strong>que</strong> a la espalda y<br />

dio tres más admirables. Fue la primera<br />

corrida, tal vez, en <strong>que</strong> toreó así por naturales,<br />

y así siguió toreando hasta su muerte. El<br />

resto de su repertorio de muleta era el total<br />

de todos los pases conocidos, más el trasteo<br />

por delante, <strong>que</strong> en los toros inaptos para<br />

pasarles prodigaba siempre con gracia y variedad<br />

inagotables.<br />

Se le consideraba como mediano matador,<br />

y es preciso antes de asentir a ello precisar<br />

este juicio. Es cierto <strong>que</strong> Joselito no fue<br />

un matador de toros de estilo depurado, aun<strong>que</strong><br />

mató muchos toros irreprochablemente;<br />

pero matador más rápido y seguro es posible<br />

<strong>que</strong> no se encuentre en los anales de la tauromaquia,<br />

aún entrando a la parte los profesionales<br />

de la estocada. Solía montar alto el<br />

brazo del esto<strong>que</strong>, y entrar rapidísimamente,<br />

soltándole más o menos según la reacción<br />

del toro. Éste recibía generalmente parado la<br />

estocada, y así las de Joselito entraban en el<br />

género del genuino volapié mejor <strong>que</strong> en el<br />

de la estocada arrancando, <strong>que</strong> practican los<br />

estilistas depurados de esta suerte.<br />

Mató muchos toros recibiendo, y en<br />

esto ocupa un lugar singular en su época. De<br />

sus dotes de mando en la plaza, de la disciplina<br />

de su cuadrilla, del aprovechamiento feliz<br />

de las aptitudes de sus subordinados ha <strong>que</strong>dado<br />

el recuerdo, pero no la sucesión. Tal este


torero <strong>que</strong> pasa rápidamente por los ruedos,<br />

logra la consideración más elevada <strong>que</strong><br />

diestro alguno pudo soñar, y muere a los veinticinco<br />

años, en plena gloria, sin conocer la<br />

tristeza de un fracaso, sin advertir el menor<br />

síntoma de decadencia. Puede así decirse<br />

<strong>que</strong> si ejemplar fue su vida torera, mayor<br />

ejemplaridad logró su muerte, <strong>que</strong> completa<br />

el ciclo de su actividad taurina sin un fallo,<br />

con perfección de mito.<br />

JOSELITO (el Gallo) y los toros de MIURA.<br />

Es innegable <strong>que</strong> Joselito (el Gallo)<br />

pudo siempre con todos los toros, incluidos<br />

los de Miura, pese a <strong>que</strong> con su peculiar temperamento,<br />

de siempre soliviantaba haciendo<br />

con ello más agresivos a los toros <strong>que</strong> lidiaba,<br />

pero le sobraban facultades para dominarlos.<br />

El mismo Belmonte lo declaró una vez con<br />

frase bien expresiva: «Nunca lo vi inferior a<br />

ningún toro.» Las faenas memorables de<br />

José con los célebres «toros de la muerte»<br />

llenan muchas páginas de su vida de torero.<br />

Pero tal vez fue en la plaza de Valencia donde<br />

Joselito realizó su más famosa hazaña con<br />

reses de la no menos famosa vacada.<br />

Tenía el torero formulado con su amigo<br />

don José Suai, empresario levantino, el<br />

contrato de por vida, de torear en el coso de<br />

la calle de Játiva, la última corrida de cada<br />

temporada matando él solo seis toros. Toreó<br />

los años primeros reses de Contrera y de<br />

Cámara, con las <strong>que</strong> obtuvo triunfos apoteósicos.<br />

Durante la lidia del toro <strong>que</strong> cerró la<br />

corrida segunda, de un grupo de belmon-tista<br />

-no hay <strong>que</strong> olvidar <strong>que</strong> Belmonte se hizo en<br />

la plaza de Valencia y allí tenía innumerable<br />

seguidores-, <strong>que</strong> los había en la ciudad del<br />

Turia a legiones, salió esta frase clara y terminante<br />

como un reto: «Todo eso está muy<br />

bien, pero con toros de Miura.»<br />

Joselito suspendió por unos segundos<br />

la faena y miró al sitio de donde había partido<br />

la enojosa recomendación. Acabó la corrida,<br />

y vestido de torero todavía llamó al hotel, a su<br />

amigo el empresario. Acudió éste presuroso<br />

MIURA - 2002<br />

y oyó de labios de Gallito esta orden, a la <strong>que</strong><br />

no precedió ninguna palabra de saludo:<br />

-José, el año <strong>que</strong> viene, si Dios quiere,<br />

me traes seis toros de Miura.<br />

-Pero... -balbució Suai. -Seis toros de<br />

Miura, o ahora mismo <strong>que</strong>da rescindido<br />

nuestro contrato. Y no se habló más del<br />

asunto.<br />

La cordialidad y la campechanía del<br />

coloso, ensombrecidas hasta entonces por<br />

la molesta objección de los belmontistas<br />

valencianos, volvió al ánimo de José cuando<br />

<strong>que</strong>dó allí acordado de forma definitiva <strong>que</strong> al<br />

año siguiente irían a la plaza de Valencia seis<br />

toros de Miura, para <strong>que</strong> los matara Joselito.<br />

Y llegó el día de la corrida. Una expectación<br />

inmensa había llenado Valencia por<br />

completo la tarde antes de la función, cuando<br />

fueron expuestos en la misma plaza los seis<br />

hermosos ejemplares miureños <strong>que</strong> iban a<br />

lidiarse. Eran grandes, de poderosas<br />

defensas y preciosa lámina. Huelga decir <strong>que</strong><br />

las entradas se acabaron totalmente la víspera<br />

misma. Hecho el paseíllo, José miró<br />

desde el burladero al sitio de la plaza de donde<br />

el año anterior había partido el reto. Allí estaban<br />

los «enemigos.» Y él, con los seis miuras.<br />

Empezó la corrida. Desde la iniciación misma<br />

Joselito llevó la lidia a un tren fantástico, hasta<br />

el extremo de <strong>que</strong> el toro primero lo cogió de<br />

manera espeluznante al comienzo de la faena<br />

de muleta. José se fue superando en cada<br />

toro. Le cortó las orejas a los lidiados en<br />

segundo y cuarto lugares. Banderilleó al<br />

tercero, al cuarto y al quinto, y en toda la corrida<br />

fue haciendo gala de un poderío inmenso.<br />

¡Una tarde de apoteosisl Salió el último, y en<br />

cuanto tocaron a matar, Gallito cogió la<br />

espada y la muleta y se encaminó con paso<br />

firme de rey, con la montera en la mano y la<br />

sonrisa en el semblante, al sitio donde estaba<br />

el grupo de intransigentes belmontistas. Y les<br />

dijo lo siguiente:<br />

-Buenas tardes, señores. Vengo a devolverles<br />

el guante. ¡Va por ustedes!<br />

La multitud, en pie, tributó a José una<br />

ovación atronadora. Hizo el coloso a este toro<br />

187


MIURA - 2002<br />

una faena inmensa. Mató de una estocada<br />

hasta la guarnición; le concedieron las orejas,<br />

y cuando fue a recoger la montera tuvo <strong>que</strong><br />

devolvérsela un «espectador neutral.» Los del<br />

grupo de belmontistas se habían marchado<br />

de la plaza enteramente derrotados. Gallito<br />

apreció como uno de los triunfos mayores de<br />

su vida: <strong>que</strong> cuando salió de la plaza<br />

valenciana en hombros de los entusiastas,<br />

vio al grupo de belmontistas -gente de noble<br />

condición- <strong>que</strong> aguardaba en la puerta para<br />

unir sus palmas a las de gloria <strong>que</strong> acompañaban<br />

a José. Pagó éste con una sonrisa y<br />

un saludo cordialísimo el gesto de a<strong>que</strong>llos<br />

aficionados, con los <strong>que</strong> un par de días<br />

después se reunía a comer la clásica paella.<br />

GONZÁLEZ (Dámaso). Matador español<br />

<strong>que</strong> el (28-01-1979), actuó como testigo<br />

en la confirmación de la alternativa del<br />

diestro Christian Montcouquiol (Nimeño II), en<br />

la plaza México, siendo el padrino de la ceremonia<br />

Manolo Martínez y testigo Dámaso<br />

González, con el toro de nombre Pescador,<br />

de la ganadería mexicana de Tequisquiapan,<br />

dejando buen recuerdo en «el coso más<br />

grande del mundo», expresión de una realidad<br />

constructiva <strong>que</strong> tanto gusta decir al amigo<br />

y crítico taurino mexicano Addiel Bolio,<br />

padre... Si para el famoso diestro Domingo<br />

López Ortega, el verdadero toreo consiste en<br />

sacar al toro de su terreno y <strong>que</strong> haga lo <strong>que</strong><br />

quiere el torero, por<strong>que</strong> «torear es mandar y<br />

nunca hacer lo <strong>que</strong> toro quiera», para Dámaso<br />

González, ante un miura «le tienes <strong>que</strong> hacer<br />

lo <strong>que</strong> él te manda: ponerte en el sitio <strong>que</strong> él<br />

te dice, colocarte en la distancia <strong>que</strong> quiere,<br />

acomodarte a su embestida. Si te marcan <strong>que</strong><br />

por un lado no quieren, si te corta una vez en<br />

banderillas, como lo vuelvas a intentar lo fácil<br />

es <strong>que</strong> te coja.»<br />

Pero Dámaso reconoce <strong>que</strong> «los<br />

triunfos más grandes de su vida han sido con<br />

toros de Miura, y además con toros muy<br />

distintos. Puedo nombrar dos, uno en<br />

Pamplona <strong>que</strong> es comparable a cualquiera<br />

bueno, muy completo. Le hubiera cortado el<br />

188<br />

rabo, pero lo pinché un montón de veces. Y<br />

luego, con otro en Lorca (Málaga), ya en la<br />

década de 1990, <strong>que</strong> fue el más fiero <strong>que</strong> he<br />

visto en toda mi vida. Con ese tipo de toros<br />

no te puedes quitar del sitio, si te quita te<br />

come, hay <strong>que</strong> rematar y dejar la muleta para<br />

<strong>que</strong> él la coja, por<strong>que</strong> si te mueves estás<br />

perdido.» Y es <strong>que</strong> la capacidad de<br />

dicernimiento, para analizar con detalle lo <strong>que</strong><br />

ocurre en su entorno de algunos miuras, es<br />

verdaderamente asombrosa.<br />

Llegado a este punto recuerdo la<br />

ignorancia de nuestro sabio doctor Gregorio<br />

Marañón cuando dijo, poco más o menos, <strong>que</strong><br />

los toros de lidia eran, aun<strong>que</strong> «siempre<br />

físicamente hermosos, cerebralmente unos<br />

estúpidos.» ¡Que lejos se <strong>que</strong>dó en el<br />

conocimiento de la ri<strong>que</strong>za sicológica de tan<br />

mitológico e inteligente animal!<br />

Este mismo matador reconoce <strong>que</strong><br />

«los <strong>que</strong> se consideran figuras pueden y<br />

deben matar una corrida de miuras de vez<br />

en cuando, por<strong>que</strong> si la matan seguido<br />

pueden llegar a aborrecer el toreo, por<strong>que</strong> es<br />

durísimo. Yo a veces decía <strong>que</strong> no le <strong>que</strong>ría<br />

cortar a uno un rabo por<strong>que</strong> lo único <strong>que</strong> me<br />

daría es <strong>que</strong> me anunciaran con otra de Miura,<br />

y si has de durar cinco años, dura dos, por<strong>que</strong><br />

se <strong>que</strong>ma por dentro. Las corridas de<br />

Miura son como al <strong>que</strong> le quieres dar en un<br />

día la comida de veinte.»<br />

En cuanto a las reacciones extrañas<br />

de los miureños, Dámaso le relató a la notable<br />

reportera taurina Ana Fernández Graciani:<br />

«Una vez, en un doblón, a un toro de Miura<br />

se le enganchó en la cola una banderilla <strong>que</strong><br />

había en el suelo. Cuando salió del muletazo<br />

se notó <strong>que</strong> llevaba algo en el rabo, se giró y<br />

se la quitó con la boca, de un mordisco. Ese<br />

tipo de cosas no las haría un toro de ningún<br />

otro encaste.»<br />

GONZÁLEZ Madrid (Rafael),<br />

Machaquito. Matador de toros, nacido en<br />

Córdoba el 2 de enero de 1880. Desde niño<br />

comenzó a trabajar en el Matadero de<br />

Córdoba y a sentirse irrresistiblemente atraído


por los toros. Frecuentó las capeas y novilladas<br />

en su provincia y las de Badajoz, Cáceres<br />

y Ciudad Real, comenzando a figurar en<br />

modestísimas cuadrillas como banderillero y<br />

como peón sin llegar a banderillear<br />

El (26-03-1899), los entonces jóvenes<br />

matadores cordobeses Rafael González<br />

(Machaquito) y Rafael Molina Martínez<br />

(Lagartijo chico), en <strong>que</strong> cada uno de ello era<br />

el complemento del otro: Machaquito,<br />

nervioso, apasionado, se iba hacia los toros<br />

deseoso de hacerlo todo, y todo lo ejecutaba<br />

con rapidez, acierto y sobriedad; Lagartijo II,<br />

por el contrario, toreaba con aplomo, moviendo<br />

apenas los pies y con clásica elegancia y<br />

gallardía...; lidiaron ese día en Madrid toros<br />

de la ganadería de los Castellones; los dos<br />

primeros, de nombre Muletero y Bragao,<br />

fueron de los más grandes <strong>que</strong> se habían visto<br />

hacía muchos años en el circo madrileño;<br />

ambos murieron de dos volapiés soberbios,<br />

sin <strong>que</strong> los matadores resultaran tropezados.<br />

El día (01-09-1899) se celebró en<br />

Madrid una corrida histórica, por<strong>que</strong> en ella<br />

se enfrentaron dos cuadrillas: la de los matadores<br />

Gallos, sevillanos, y la de los<br />

cordobeses Machaquito y Lagartijo chico, en<br />

franco y más <strong>que</strong> excitante desafío. En esta<br />

competencia interprovincial española, fueron<br />

notables cuatro toros: Limonero, Noteveas,<br />

Pajarito y Repartido, de la <strong>que</strong> narramos,<br />

en cada uno de ellos y de forma repetida, la<br />

inusitada efeméride:<br />

«El ganadero don Esteban Hernández<br />

apartó días antes cuatro toros de buen<br />

tamaño, buenas carnes y mejor armadura, y<br />

otros cuatro bastante mayores, de más<br />

arrobas y cornamenta más considerable.<br />

Hubo quien dijo <strong>que</strong> estos últimos tenían seis<br />

años. Si no los tenían, lo parecía. Había desigualdad<br />

notoria en la presentación de la<br />

corrida, <strong>que</strong> hacía justo el sorteo verificado,<br />

aun<strong>que</strong> no en la forma en <strong>que</strong> se hizo de <strong>que</strong><br />

la suerte designase el lugar en <strong>que</strong> cada toro<br />

habría de correrse, sino en la de <strong>que</strong> cada<br />

espada esto<strong>que</strong>ase un toro de los mayores y<br />

otros de los más pe<strong>que</strong>ños, sorteándose los<br />

MIURA - 2002<br />

<strong>que</strong> habían de ser. Los matadores cordobeses<br />

salieron favorecidos para su mayor lucimiento,<br />

correspondiéndoles tres de los cuatro toros<br />

de mayor respeto.<br />

La corrida se dio con gran expectación,<br />

y sucedió en ella lo <strong>que</strong> se esperaba.<br />

Machaquito y el hijo de Juan se llevaron de<br />

calle desde el primer quite a los sevillanos;<br />

mataron admirablemente sus cuatro toros; no<br />

cesaron de oir ovaciones.<br />

El Gallo (Rafael) fue aplaudido banderilleando<br />

-lo escasillaron como banderillero-,<br />

y oyó dos silbas espantosas al atravesar el<br />

esto<strong>que</strong>, huyendo en sus dos toros, de los<br />

cuales el cuarto, llamado Limonero, de pelo<br />

sardo, <strong>que</strong> era de los grandes, fue mucho toro<br />

para él; y el otro espada sevillano se mostró<br />

tan nulo como en las corridas <strong>que</strong> antes<br />

toreara en la Corte.<br />

Los tres toros grandes <strong>que</strong> correspondieron<br />

a los cordobeses, uno a<br />

Machaquito y dos a Lagartijo el Chico,<br />

murieron de tres soberbias estocadas. Media<br />

primorosa dio Rafael González al primero,<br />

llamado Pajarito, de pelo negro, tan admirablemente<br />

colocada <strong>que</strong> tumbó fulminante<br />

a<strong>que</strong>lla mole cárnica.<br />

Las faenas de Lagartijo el Chico<br />

merecen párrafo aparte. Su segundo toro, de<br />

nombre Repartido, de pelo cárdeno, era un<br />

toro con toda la barba: grande, hondo, cornalón<br />

y con muchas arrobas. El sobrino de su tío,<br />

<strong>que</strong> estrenaba terno canela y oro, le tomó de<br />

muleta con sobria finura y reposada elegancia,<br />

sin mover los pies ni encorvar el busto, y<br />

entrándole corto y derecho, vaciando a la<br />

perfección, dio con la mano en el morrillo, dejando<br />

el acero dos dedos caídos. La ovación<br />

fue realmente imponente.<br />

El sexto fue un buen toro en el primer<br />

tercio, y dicho <strong>que</strong>da <strong>que</strong> era de los buenos<br />

mozos. Se llamó Noteveas y era castaño<br />

asardado por la cara y bien puesto, aun<strong>que</strong><br />

mogón del izquierdo. Tomó siete puyazos por<br />

seis caídas y seis caballos muertos, siendo<br />

ovacionado el ganadero, quien envió recado<br />

a Rafael Molina Martínez (Lagartijo el Chico)<br />

189


MIURA - 2002<br />

de <strong>que</strong> se lo brindase. Hízolo así éste, y sujetando<br />

a la res con la muleta con gran habilidad,<br />

apartándola de la <strong>que</strong>rencia de los<br />

caballos muertos, le dio tablas en las del 1 y<br />

lo echó a rodar de una estocada magnífica<br />

hasta la mano. La segunda ovación fue mucho<br />

más intensa <strong>que</strong> la primera.» Así nos describió<br />

El bachiller González de Ribera la corrida en<br />

<strong>que</strong> los matadores sevillanos <strong>que</strong>daron muy<br />

por debajo de los cordobeses... en esa<br />

ocasión.<br />

«Los días 30 y 31 de mayo de 1900<br />

torearon en la plaza de Cáceres los matadores<br />

cordo-beses Machaquito y Lagartijo el<br />

Chico, <strong>que</strong>dando admirables en la primera;<br />

en la segunda, al entrar a matar Rafael Molina<br />

al cuarto toro sufrió una cornada honda en el<br />

muslo derecho y enorme porrazo en la nariz.<br />

No pudo torear en todo el mes de junio, pero<br />

reaparecieron nuevamente juntos los triunfadores<br />

Rafaeles el 1 de julio, y este día lo<br />

hicieron en la plaza de Sanlúcar de Barrameda<br />

(Cádiz), lidiando maravillosamente con su<br />

compañero Macha-quito, reses de Miura...<br />

después de una convalecencia de 30 días.»<br />

¿Pues no <strong>que</strong> eran muy temidos los<br />

miureños?... Recuerdo <strong>que</strong> exactamente un<br />

mes después, el (01-08-1900) murió Lagartijo<br />

el Grande, y el 5 toreó en Madrid su sobrino,<br />

recibiendo una clamorosa y unánime ovación.<br />

El 16 de septiembre, con el toro de<br />

nombre Costillares, del du<strong>que</strong> de Veragua<br />

II, lidiado en la plaza de Madrid el día señalado,<br />

fue el primero <strong>que</strong> mató Rafael González<br />

(Machaquito), cedido por Emilio Torres<br />

(Bombita), el día de su esperada alternativa.<br />

El (15-11-1903), se presentó Rafael<br />

González (Machaquito), en la antigua plaza<br />

México, en un mano a mano con José<br />

Rodríguez (Bebe Chico), con astados de la<br />

ganadería mexicana de Piedras Negras.<br />

El día (15-07-1908) alternó con Ricardo<br />

Torres (Bomba) y Luis Mazzantini en la inauguración<br />

de la plaza de Vista-Alegre -coso<br />

aledaño a Madrid, en el barrio de Carabanchel-<br />

, cediéndole Bombita por camaradería a Luis,<br />

el primer toro, de la mar<strong>que</strong>sa de viuda de los<br />

190<br />

Castellones, llamado Sentimiento, de pelo<br />

castaño mulato, bragado y con el número 3.<br />

El (07-09-1910), se celebró una<br />

corrida en Murcia con toros de don Fernando<br />

Parladé, para Machaquito y Pepete III, éste<br />

en sustitución de Ricardo Torres (Bombita).<br />

Salió el primer toro, y Machaquito lo recibió<br />

con unas verónicas y una larga. El picador<br />

Gordo sufrió una caída y cayó en los mismos<br />

pitones; trató de recogerlo el toro y Pepete<br />

hizo un quite grandioso, <strong>que</strong> remató poniendo<br />

la montera en el testuz, y escuchó la última<br />

ovación de su vida. En otra caída del picador<br />

Majito, fue Pepete al quite nuevamente, para<br />

salir el toro suelto y derribarlo. El diestro se<br />

levantó echándose las manos al vientre y<br />

gritando: ¡Cogerme, <strong>que</strong> me muero!<br />

Entró en la enfermería seguido de<br />

una rastro de sangre. La cornada era mortal;<br />

estaba situada en la ingle derecha y al reconocerle<br />

se le halló la femoral seccionada. No<br />

era posible retener la sangre; se le sacramentó.<br />

A las cinco y media de la tarde dejó de<br />

existir, mientras en la plaza se aplaudía la bravura<br />

de los toros y el público obligaba enardecido<br />

a presentarse al mayoral en el ruedo.<br />

¡Así es la vida!<br />

El (27-05-1912) Rafael González<br />

alternó con Gaona, Gallito y Manolete I, en la<br />

lidia de ocho toros de la ganadería de don<br />

Gregorio Campos y al entrar a matar el cuarto,<br />

primero de su lote, al <strong>que</strong> había toreado y<br />

banderilleado con aclamaciones, fue cogido<br />

y herido de bastante gravedad en el pecho.<br />

Eso le hizo perder varias corridas, entre ellas,<br />

tres en Madrid, una en Burdeos, y en las ferias<br />

de Granada y Plasencia.<br />

El (17-09-1912) le concedió la alternativa<br />

en Madrid a Antonio Boto Recatero<br />

(Regaterín), cediéndole su primer toro, llamado<br />

Torrecito, berrendo en colorado, grande y<br />

corni-corto, de la ganadería de don José María<br />

Benju-mea. Recordamos <strong>que</strong> Regaterín,<br />

nació en Madrid el (27-02-1876) y fue sobrino<br />

de Victoriano Reacatero, el famoso<br />

banderillero de Frascuelo, y de Luis y Tomás.


<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió «Machaquito.»<br />

*Bragao: El (26-03-1899), los entonces<br />

jóvenes matadores cordobeses Rafael<br />

González (Machaquito) y Rafael Molina<br />

Martínez (Lagartijo Chico), cada uno de ello<br />

era el complemento del otro: Machaquito,<br />

nervioso, apasionado, se iba hacia los toros<br />

deseoso de hacerlo todo, y todo lo ejecutaba<br />

con rapidez, acierto y sobriedad; Rafael Molina<br />

(Lagartijo Chico), sobrino de Lagartijo el<br />

Grande, por el contrario, toreaba con aplomo,<br />

moviendo apenas los pies y con clásica<br />

elegancia y gallardía...), lidiaron ese día en<br />

Madrid toros de Castellones; los dos primeros,<br />

de nombre Muletero y Bragao, ya<br />

señalados, fueron de los más grandes <strong>que</strong><br />

se habían visto en el circo madrileño; ambos<br />

murieron de dos volapiés soberbios, sin <strong>que</strong><br />

los matadores resultaran tropezados.<br />

*Muletero: El (26-03-1899), volvemos<br />

a repetirlo, los entonces jóvenes matadores<br />

cordobeses Rafael González (Machaquito)<br />

y Rafael Molina Martínez, Lagartijo chico (cada<br />

uno de ello era el complemento del otro:<br />

Machaquito, nervioso, apasionado, se iba hacia<br />

los toros deseoso de hacerlo todo, y todo<br />

lo ejecutaba con rapidez, acierto y sobriedad;<br />

Lagartijo, por el contrario, toreaba con aplomo,<br />

moviendo apenas los pies y con clásica<br />

elegancia y gallardía...), lidiaron ese día en<br />

Madrid toros de Castellones; los dos primeros,<br />

de nombre Muletero y Bragao, fueron<br />

de los más grandes <strong>que</strong> se habían visto en el<br />

circo madrileño; ambos murieron de dos<br />

volapiés soberbios, sin <strong>que</strong> los matadores resultaran<br />

tropezados.<br />

*Pajarito: El día (01-09-1899) se celebró<br />

en Madrid una corrida histórica, por<strong>que</strong><br />

en ella se enfrentaron dos cuadrillas: la de<br />

los matadores Gallos, sevillanos, y la de los<br />

cordobeses Machaquito y Lagartijo Chico, en<br />

franco desafío. En esta competencia<br />

interprovincial española, fueron notables<br />

MIURA - 2002<br />

cuatro toros: Limonero, Noteveas, Pajarito<br />

y Repartido, de la <strong>que</strong> narramos, en cada<br />

uno de ellos y de forma nnuevamente repetida,<br />

la inusitada efeméride:<br />

Los tres toros grandes <strong>que</strong> correspondieron,<br />

como ya <strong>que</strong>dó señalado, a los<br />

cordobeses, uno a Machaquito y dos a Lagartijo<br />

el Chico, murieron de tres soberbias<br />

estocadas. Media primorosa dio Rafael<br />

González al primero, llamado Pajarito, de pelo<br />

negro, tan admirablemente colocada <strong>que</strong> tumbó<br />

a<strong>que</strong>lla mole cárnica.<br />

*Voleto: El (25-07-1904), este, negro,<br />

buen mozo, de don Eduardo I Miura, lidiado<br />

en Santander el día citado, en aparatosísima<br />

pelea, entró once veces a los pi<strong>que</strong>ros, derribó<br />

en nueve y despenó cuatro caballos.<br />

Resultó empito-nado y herido el picador<br />

Molina. Lo mató Machaquito de excelente estocada,<br />

y fue el mejor toro del año.<br />

MARTÍNEZ Ahumada (José), Limeño.<br />

Matador de toros, nacido en Sanlúcar de<br />

Barrameda (Cádiz) el (19-09-1936) (7, al pie<br />

página 196). Su <strong>que</strong>rida madre, doña<br />

Concepción Ahumada, era hija del <strong>que</strong> fue por<br />

toda su vida Conserje del Matadero de<br />

Sanlúcar, muy aficionada a los toros y <strong>que</strong><br />

«me auxilió y apoyó siempre», dijo con visible<br />

orgullo. Vistió por primera vez de luces el (21-<br />

10-1951), en la coso de El Puerto de Santa<br />

María (Cádiz), cuando ape-nas cumplió los<br />

trece años de edad. Toreó su primera corrida<br />

de Miura en la Feria de Abril sevillana de 1961,<br />

festejo memorable al <strong>que</strong> asistió el entonces<br />

caudillo Franco.<br />

No oculto el gustazo con <strong>que</strong> incluyo<br />

en esta relación de diestros <strong>que</strong> torearon<br />

miuras al amigo, paisano gaditano y famoso<br />

matador José Martínez Ahumada (Limeño),<br />

<strong>que</strong> un día de mayo de 1964 me presentó en<br />

el cortijo Picado, entonces propiedad del ganadero<br />

de reses bravas, el ilustre abogado<br />

jerezano don José García Barroso, su hijo, el<br />

también ganadero y abogado don Manuel<br />

García Fernández-Palacios, entrañable y viejo<br />

191


MIURA - 2002<br />

amigo de muchos decenios. Con Limeño<br />

estuve la tarde del viernes (12-05-2000), sentados<br />

platicando sobre los miuras y la<br />

situación de la ganadería brava en España,<br />

con quien fuera un verdadero «especialista<br />

en miuras», como le calificó el periodista y<br />

reportero taurino don Manuel Ramírez y fotografías<br />

de Nieves Sanz, en BLANCO Y NE-<br />

GRO, de «ABC», del (30-04-2000).<br />

Muchas veces, desde a<strong>que</strong>l año, seguimos<br />

saludándonos... «y cuando me<br />

llamastes, aun<strong>que</strong> estaba muy cansado de<br />

una semana de intensa brega, no quise perder<br />

por ningún motivo el estar charlando un<br />

rato bueno contigo de los toros de Miura, <strong>que</strong><br />

yo sé son para ti una pasión inmensa...», le<br />

dijo a este autor. No habíamos empezado a<br />

tomar el aromático café en la IBENSE, en la<br />

plaza central de Sanlúcar de Barrameda<br />

(Cádiz), cuando sonó el celular. Los<br />

españoles tiene el «sida de los celulares.» Oí<br />

<strong>que</strong> le hablaron de la necesidad de cambiar<br />

un toro para la «corrida del año» en la hermosa<br />

Feria Taurina de Jerez de la Frontera, en<br />

la <strong>que</strong> Curro Romero cortó tres orejas y un<br />

rabo, formando un escándolo impresionante,<br />

mientras <strong>que</strong> a su alternante, su colega gitano,<br />

el jerezano Rafael de Paula, le echaron dos<br />

toros al corral. Así es la vida, también en los<br />

Toros.<br />

La mañana del a<strong>que</strong>l memorable día<br />

para toda la afición jerezana, este autor fue a<br />

tomar unas cañas de cerveza y una ración<br />

de jamón serrano «pata negra» al célebre<br />

Restaurante Casa Flores -¡saludos, <strong>que</strong>rido<br />

Paco, donde quiera <strong>que</strong> Dios te haya<br />

llevado!... por<strong>que</strong> desgraciadamente se nos<br />

fue para siempre-, en la ribera marítima de El<br />

Puerto de Santa María (Cádiz), llevándome la<br />

grata sorpresa de encontrarme en la barra al<br />

viejo amigo y muy reconocido escritor y columnista,<br />

don Antonio Burgos, al <strong>que</strong> conozco<br />

desde la década de 1960, cuando ambos<br />

aparecíamos en artículos de A B C, los míos<br />

sobre toros y los de él de una elegancia y<br />

gracia inigualables, autor del ya famoso libro:<br />

«Curro Romero, la esencia», junto con su<br />

192<br />

guapa esposa Teresa. Con ellos charlé largo<br />

rato, hasta <strong>que</strong> llegó la esposa de Curro y el<br />

apoderado, pero antes prometieron venir a visitar<br />

la hermosa ciudad mexicana de<br />

Zacatecas.<br />

Sigo con Limeño. Mi sobrino Jaime<br />

Abreu de la Rosa <strong>que</strong> nos acompañaba se<br />

encargó de tomar notas de nuestra plática<br />

a<strong>que</strong>lla tarde... José Martínez Ahumada -cuyo<br />

apellido materno, lógicamente, le enorgullece-,<br />

fue el mayor de 10 hermanos y estudió<br />

en Puerto Real (Cádiz), pueblo natal del autor,<br />

trabajando en Casa Martínez.<br />

Recordamos decenas de anécdotas<br />

y hechos. Entre otros recordó a este autor<br />

cuando pronuncié una conferencia en el Restaurante-Bar<br />

de su padre en Sanlúcar de<br />

Barrameda, allá por el año 1968... sobre la<br />

tranquilización de los miuras, de la <strong>que</strong> ya ni<br />

me acordaba. Nos recreamos enumerando<br />

sus éxitos con los de Zahariche, especialmente<br />

cuando los años de 1968 -este año<br />

salió tres veces por la Puerta del Príncipe de<br />

la Real Maestranza, un record toreando<br />

miuras <strong>que</strong> nadie ha igualado todavía-, cortó<br />

2 orejas; en 1969, cuatro orejas, y en 1970,<br />

otras cuatro, todas en la Feria de Abril de<br />

sevillana, siendo esos años el triunfador absoluto,<br />

con vueltas al ruedo y saliendo 4 veces<br />

en total por la Puerta del Príncipe de la Real<br />

Maestranza de Sevilla. ¡Casi ná!, tío. La dos<br />

orejas de 1968 se las cortó Limeño al toro<br />

Romanito, <strong>que</strong> le proporcionó al espada mayor<br />

triunfo logrado en toda su vida de torero.<br />

Fue un toro admirable, al <strong>que</strong> José Martínez<br />

toreó y mató de manera también admirable.<br />

La plaza de la Maestranza, llena, siguió la lidia<br />

de a<strong>que</strong>l magnífico ejemplar, al <strong>que</strong> mandó<br />

sin orejas al desolladero. Este triunfo, como<br />

todos los logrados a través de la historia de la<br />

Fiesta, tuvo una repercusión extraordinaria en<br />

el profesionalismo de Limeño. De tal manera<br />

<strong>que</strong>, al final de la misma temporada de 1968,<br />

el empresario sevillano señor Canorea se hizo<br />

cargo de la dirección artística de la carrera<br />

del buen torero de Sanlúcar, <strong>que</strong> resurgió poderoso,<br />

impulsado, como Diego Puerta en


El matador José Martínez (Limeño) con el Autor.<br />

1962, por la gloria de un toro de Miura.<br />

Juan Belmonte, según dijo en algunas<br />

ocasiones, jamás tuvo miedo, aun<strong>que</strong> a<br />

veces, «¡es la pierna la <strong>que</strong> no quiere dar un<br />

paso hacia delante para cargar la suerte!»,<br />

cuando le increpó un aficionado por<strong>que</strong> no se<br />

acercaba; Joselito, <strong>que</strong> aguantó con un valor<br />

incomensurable su agonía, nunca lo amilanó<br />

ningún toro, así <strong>que</strong> el grande mérito de Limeño<br />

fue <strong>que</strong> se hizo «especialista en miuras<br />

ahogando con inmenso valor sus miedos»,<br />

haciendo como el dice: «de tripas corazón»...<br />

pero siempre con aroma de manzanilla. Vencer<br />

su falta de valor fue su grandeza vital y la<br />

afición de su pueblo le levantó un busto muy<br />

merecido, con motivo del XXV Aniversario de<br />

su alternativa.<br />

José Martínez Ahumada siempre dio<br />

la cara, sin volverla jamás. Y como él dice:<br />

«No me duelen las cornadas de los toros, pero<br />

sí -aun<strong>que</strong> prefiere no hablar de ellas-, las de<br />

la vida»... <strong>que</strong> este autor conoce y también<br />

prefiere no hablar, por<strong>que</strong> igualmente las ha<br />

sufrido con toda intensidad. Y es <strong>que</strong> las<br />

cornadas <strong>que</strong> dan la envidia -ancestral y permanente<br />

cuchillo de la virtud, vieja herencia<br />

del pasado árabe-, las calumnias, la mentira,<br />

MIURA - 2002<br />

etcétera, son mucho más dañinas <strong>que</strong> las de<br />

los toros... y Limeño se <strong>que</strong>ja con visible aceptación<br />

de su destino, de no disfrutar económicamente<br />

lo <strong>que</strong> se ganó con tantos sacrificios.<br />

Las veces <strong>que</strong> lo llamé a su «celular»,<br />

una vez estaba llegando a Albacete, otra salía<br />

de Salamanca, de Madrid, e iba camino de<br />

Extremadura... hasta <strong>que</strong> llegó a descansar<br />

a Sanlúcar. Compra corridas para varios<br />

toreros y plazas de España. No para un<br />

minuto, y cuando piensa estar tranquilo unas<br />

horas, no sé quién le llamó para <strong>que</strong> cambiara<br />

uno de los toros para la corrida de Curro<br />

Romero, en Jerez...¡y acertó!, pues le cortó<br />

las orejas y el rabo... ¡a<strong>que</strong>llo fue apoteósico!<br />

Recomiendo a los lectores traten de<br />

encontrar ese número de BLANCO y NEGRO<br />

del prestigioso «ABC», ya citado, ya <strong>que</strong> el<br />

reportaje del escritor y reportero taurino don<br />

Manuel Ramírez es excelente. Este autor, <strong>que</strong><br />

vive en Zacatecas, Paseo Díaz Ordás, 226,<br />

en Zacatecas, Zac (México), puede enviarle<br />

una fotocopia del mismo a los aficionados<br />

verdaderamente interesados de América sin<br />

costo por el envío. Hablando del Nuevo Mundo<br />

no puedo dejar de señalar el apoteósico<br />

193


MIURA - 2002<br />

recibimiento <strong>que</strong> le hicieron los aficionados y<br />

el pueblo de Sanlúcar de Barrameda, cuando<br />

Limeño volvió de su primer viaje a este Continente.<br />

Después de Juan Belmonte, pocos<br />

diestros pueden hablarnos de las características<br />

esenciales de los miureños como<br />

José Martínez Ahumada (Limeño).<br />

Para él, «sus reacciones son muy<br />

marcadas, sobre todo en el caballo y para<br />

banderillearlos. Le ves de inmediato su alto<br />

grado de agresividad, de fiereza y el desarrollo<br />

del sentido, su liisteza, y de inmediato<br />

piensas <strong>que</strong> como te coja, seguro <strong>que</strong> te lastima.<br />

Cuando te toca -el toro de Miura tiene<br />

unas reacciones <strong>que</strong> no las tiene otro animal<strong>que</strong><br />

fueron trece cornadas, son las medallas<br />

de los toreros, te hieren por<strong>que</strong> truena, pega<br />

de otra manera.»<br />

Para Limeño, «los miuras de antes se<br />

parecen mucho a los de ahora. Respecto al<br />

comportamiento, creo <strong>que</strong> donde se diferencian<br />

un poquito es en <strong>que</strong> ahora salen con<br />

más suavidad, quizá por la justeza de fuerza.<br />

Antes, en general, tenían más carbón.»<br />

Y en cuanto a la mejor faena <strong>que</strong> le<br />

hiciera a uno de Miura se <strong>que</strong>da con la<br />

realizada en la Feria de Abril de Sevilla en<br />

194<br />

La dos orejas de 1968 cortadas por Limeño al miura «Romanito.»<br />

1965, a un astado al <strong>que</strong> no le cortó nada<br />

por<strong>que</strong> le entró a matar cinco veces. De esa<br />

corrida él cuenta:<br />

«Cañabate me hizo una crónica extraordinaria.<br />

Ha sido el toro, sobre todo con la<br />

mano izquierda, <strong>que</strong> mejor he toreado en<br />

Sevilla. También el toro más cercano al ideal<br />

<strong>que</strong> yo he visto, <strong>que</strong> hacía el avión por los dos<br />

lados; fue un miura, un día <strong>que</strong> yo toreaba en<br />

La Maestranza, <strong>que</strong> le tocó a Adolfo Rojas.»<br />

«Cuando vas a torear una corrida de<br />

Miura el ambiente es distinto. Hay dos o tres<br />

detalles <strong>que</strong> te lo cantan. En el hotel o en el<br />

patio de cuadrillas, cuando los amigos dan la<br />

mano para desearte suerte, no lo hacen como<br />

los otros días, te la cojen y no te la sueltan,<br />

como si no fueran a verte más. Parece una<br />

tontería pero es muy gráfico.»<br />

Para Limeño, las reacciones de los<br />

miureños son realmente singulares, incluso<br />

las vacas las tienen muy diferentes a las de<br />

las otras castas. Cuando comentaba lo<br />

anterior confesó <strong>que</strong> de las 23 corridas de<br />

toros de Miura toreadas en su vida... «tengo<br />

sólo una cornadita en Sanlúcar de Barrameda<br />

-cuando toreó con Rafael de Paula en 1974pero<br />

tentando una becerra de las más chicas


MIURA - 2002<br />

Cuando estaba en activo... «Limeño» toreando con la muleta en la izquierda.<br />

Apoteósico recibimiento de sus<br />

paisanos sanlu<strong>que</strong>ños a su vuelta de<br />

América.<br />

Saliendo a hombros por la Puerta del<br />

Príncipe, en la Real Maestranza de<br />

Sevilla.<br />

195


MIURA - 2002<br />

<strong>que</strong> haya toreado, en Zahariche, sufrí una<br />

cornada muy grande <strong>que</strong> me atravesó el<br />

muslo.»<br />

Y volviendo a la charla sostenida con<br />

él en su Sanlúcar natal, llegó el momento de<br />

hablar de la situación de erosión o invalidez<br />

biológica <strong>que</strong> padecen nuestros toros bravos.<br />

Para él, «el ganado bravo está podrido.» Lo<br />

dice nada menos <strong>que</strong> Limeño. Y de ello<br />

hablamos por dos horas. Salió a relucir <strong>que</strong><br />

ya en a<strong>que</strong>lla conferencia a la <strong>que</strong> él asistió,<br />

«señalastes, amigo Zaldívar, con abundantes<br />

datos la marcha progresiva hacia la<br />

invalidez biológica del toro de lidia.»<br />

Las caídas, la poca fuerza -hasta los<br />

de Miura comienza a flojear de las patas-, la<br />

disminución de la agresividad natural, la mansedumbre<br />

a cambio de más sentido para<br />

defenderse «por<strong>que</strong> no pueden caminar» y<br />

cornean casi sin moverse; la pérdida de su<br />

capacidad para pasar de largo, para andar,<br />

etcétera.»<br />

Todo se centró en la urgente necesidad<br />

de restablecer el «equilibrio biológico<br />

perdido», estableciendo una institución o<br />

Instituto Científico y Técnológico del Toro<br />

Bravo, dedicado a estudiar e investigar, a<br />

proteger el toro bravo. De ello habló este autor<br />

en la conferencia celebrada en el Excmo.<br />

ATENEO de Sevilla, el jueves (28-05-2000)<br />

y a cuyo reclamo respondió de inmediato don<br />

José Fernandez, gerente de la Unión de<br />

Criadores de Toros de Lidia del Mediodía, <strong>que</strong><br />

preside el señor conde de la Maza y en la<br />

<strong>que</strong> funge como Tesorero don Eduardo III<br />

Miura Martínez, con los <strong>que</strong> este autor<br />

estableció el compromiso de una próxima<br />

196<br />

reunión para hablar de tan sugestivo asunto.<br />

En la citada conferencia propuse, entre<br />

otras muchas cosas, <strong>que</strong> si hemos dedicado<br />

el año 2000 a Nuestro Padre Dios, ¿por qué<br />

no dedicamos el año 2001 a una de sus<br />

criaturas más hermosas: el Toro Bravo?... y<br />

se <strong>que</strong>dó en el tintero decir <strong>que</strong>, si disfrutamos<br />

de una «Real Maestranza de Caballería, para<br />

lidiar toros, ¿por qué no disfrutar también de<br />

un «Real Instituto del Toro de Lidia», en<br />

recuerdo de S. M. Doña María Mercedes, también<br />

en Sevilla, para estudiarlos y protegerlos<br />

de su decadencia biológica? La Unión de Criadores<br />

podría proponérselo a Su Majestad Don<br />

Juan Carlos I. ¡Sin duda lo aceptaría<br />

encantado!<br />

Y recordé cuando le envié varias<br />

cartas, una carta-propuesta, en 1965-66, al<br />

entonces ministro de Agricultura, don Tomás<br />

Allende y García Baxter, en ese sentido, anunciándole<br />

la necesidad de crear una «Reserva<br />

Biológica del Toro Bravo», en la Estación Biológica<br />

de Doñana, propuesta <strong>que</strong> siempre<br />

alentó el ganadero y abogado jerezano don<br />

Manuel García Fernádez-Palacios. Nos <strong>que</strong>dó<br />

muy claro <strong>que</strong> en esa reserva del toro bravo<br />

hay <strong>que</strong> llevar un hato de vacas y sementales<br />

de Miura de los <strong>que</strong> tengan notas de más<br />

agresividad, poder y tamaño, antes de <strong>que</strong> sea<br />

demasiado tarde, ya <strong>que</strong> sólo en esa ganadería<br />

<strong>que</strong>dan los vacunos de un pasado muy<br />

remoto. Ya existió en la antigüedad una<br />

ganadería brava en Doñana.<br />

Comentando al final el hecho de <strong>que</strong><br />

un científico genetista fuese a Zahariche a<br />

estudiar, dicen <strong>que</strong> la «genética de los<br />

miuras», y dijera <strong>que</strong> se trataba de una sub-<br />

(7) En el célebre puerto pes<strong>que</strong>ro de Sanlúcar de Barrameda, se halla en la desembocadura<br />

del legendario río Guadalquivir, frente al golfo de México, en la otra orilla del océano<br />

Atlántico. El año 1256, el rey Alfonso X el Sabio la conquistó a los moros; fue perdida luego y<br />

reconquistada finalmente en 1262. El año 1295 pasó al Señorío de Alonso Pérez de Guzmán el<br />

Bueno, por su famosa hazaña en Tarifa (Cádiz). De su puerto zarpó Cristóbal Colón para su<br />

tercer viaje a América en 1498, así como la expedición de Magallanes, el (20-09-1519), con la<br />

flota de la <strong>que</strong> formaba parte la nao Victoria, mandada por Juan Sebastián Elcano, la primera<br />

nave y marino <strong>que</strong> dieron la vuelta al Mundo y recaló en Sevilla el (06-09-1522). Francisco<br />

Albo, navegante español, nacido hacia el año 1495, fue piloto de la Victoria y uno de los dieciocho<br />

supervivientes de la expedición de Magallanes <strong>que</strong> desembarcaron a su regreso |en<br />

Sanlúcar de Barrameda el (07-09-1522).


MIURA - 2002<br />

El matador de toros español José Martínez Ahumada (Limeño), natural de Sanlúcar<br />

de Barrameda (Cádiz), «especialista en <strong>Miuras</strong>.» Sin comentarios.<br />

197


MIURA - 2002<br />

raza bovina. Ambos nos reímos de semejante<br />

afirmación, por<strong>que</strong> los toros de Miura siguen<br />

siendo en gran medida los toros provenientes<br />

de la primitiva raza bovina, esa <strong>que</strong> sigue<br />

pastando en las legendarias Marismas del<br />

Guadalquivir, <strong>que</strong> cuando se ven acosadas o<br />

encerradas se manifiestan con una impresionante<br />

agresividad y poder.El doctor Javier<br />

Castroviejo lo sabe bien.<br />

Una sub-raza es la <strong>que</strong> han conseguido<br />

muchos ganaderos, <strong>que</strong> han cambiado<br />

el tamaño de los toros, se volumen y primitiva<br />

agresividad, en bravura noble y sostenida, <strong>que</strong><br />

ha terminado por hacer del toro del pasado<br />

una masa de bondad rayana en la bobería más<br />

acusada y detrás de esos toros ya no <strong>que</strong>da<br />

nada. Limeño decía:<br />

«Es muy fácil echarle agua y vinagre<br />

al buen vino, pero imposible rescatarlo<br />

después. Eso es lo <strong>que</strong> ha pasado con los<br />

toros. Ya no vale el cuento de <strong>que</strong> se caían<br />

por<strong>que</strong> pesaban muchos kilos, por<strong>que</strong> también<br />

se caen los erales y utreros igual <strong>que</strong><br />

los toros... y en cuanto a la mansedumbre,<br />

hay corridas y novilladas en las <strong>que</strong> se desechan<br />

por mansos hasta dos y tres<br />

astados.Hemos llegado al límite. Hasta los ex<br />

toreros, como Diego Puerta, dedicado a criar<br />

toros bravos, está seriamente preocupado por<br />

la flojedad creciente de los toros. Hasta<br />

algunos ganaderos mexicanos piensan <strong>que</strong><br />

se está alterando el centro cerebral de la<br />

bravura y ello les tiene en ja<strong>que</strong>.»<br />

Me atrevo a decir <strong>que</strong> la Junta de Andalucía<br />

debe tomar cartas en el asunto y<br />

delegar en los ganaderos andaluces <strong>que</strong><br />

colaboren en esa Institución, bajo la dirección<br />

de la Unión señalada, iniciar cuanto antes el<br />

rescate biológico del toro de lidia, con la<br />

intervención de los más acreditados<br />

científicos de las Facultades de Veterinaria de<br />

España e incluso de Francia, donde el interés<br />

por ese patrimonio genético hispano<br />

invaluable crece cada año entre los aficionados<br />

y muy especialmente entre los<br />

veterinarios galos. Con un fuerte abrazo despedimos<br />

al especialista en lidiar miuras, don<br />

198<br />

José Martínez Ahumada (Limeño).<br />

MAZZANTINI y Eguía (Luis). Matador<br />

de toros. Aun<strong>que</strong> la mayoría y los mejores de<br />

sus biógrafos coinciden en <strong>que</strong> nació en<br />

Elgóibar el (10- -10-1856), quiero señalar, para<br />

mayor escrupulosidad, los datos <strong>que</strong> aparecieron<br />

en una biografía contemporánea del<br />

torero, <strong>que</strong> dice <strong>que</strong> nació en Pistoya Toscana<br />

(Italia), y <strong>que</strong> fue bautizado en el pueblo<br />

guipuzcoano <strong>que</strong> los otros indican como el<br />

de su naturaleza la fecha antes citada. Se<br />

publicó esto en La Nueva Lidia. Su padre, don<br />

José Mazzantini Vanguci, era de nacionalidad<br />

italiana, y residía en España por<strong>que</strong> tenía un<br />

cargo en las obras de construcción de los ferrocarriles<br />

vascos; su madre, española y<br />

vasca, doña Bonifacia de Eguía. Disfrutó de<br />

una posición económica medianamente<br />

desahogada.<br />

De 1860 al 1867 vivieron en Bilbao, y<br />

después, motivado por el empleo de su padre,<br />

en Marsella, Livorno, Civitavecchia, Nápoles,<br />

Foligno, Velletti, Frascatti y Roma, lugar este<br />

último donde estuvo nuestro biografiado en<br />

un colegio de los Padres Eescolapios. En<br />

1870 regresó nuevamente a España en el<br />

cortejo de Amadeo de Saboya, de secretario<br />

particular de un personaje de su corte. En<br />

1875 se hizo bachiller en Artes, y poco después<br />

ingresó como actor-telegrafista en los<br />

ferrocarriles del Mediodía; en 1878 era jefe de<br />

estación en Malpartida, y en enero de 1880<br />

pasó a la Compañía de Ciudad Real a Badajoz,<br />

como jefe de estación en Santa Olalla.<br />

Hombre ambicioso e inteligente por<br />

una parte, y por otra acuciado de la necesidad,<br />

ya <strong>que</strong> tenía <strong>que</strong> mantener a sus hermanos y<br />

esposa, el empleo <strong>que</strong> tenía más le parecía<br />

una carga insuficiente para resolver su vida<br />

<strong>que</strong> un medio de ganarse la subsistencia.<br />

Intentó ser cantante de ópera, y para éllo<br />

consultó las posibilidades de sus méritos<br />

como tal don Antonio Vico. No parece <strong>que</strong> fue<br />

satisfactoria la respuesta para Mazzantini, y<br />

entonces éste, cumpliendo al pie de la letra<br />

a<strong>que</strong>lla frase atribuida a él, <strong>que</strong> le dio en los


círculos taurinos y profesionales categoría de<br />

filósofo: En este país de los prosaicos<br />

garbanzos no se puede ser más <strong>que</strong> dos<br />

cosas: o tenor del Teatro Real o matador de<br />

toros, optó por lo último.<br />

Siendo jefe de estación en Santa<br />

Olalla empezó a frecuentar capeas y<br />

novilladas pueblerinas, participando en<br />

ocasiones en funciones taurinas organizadas<br />

por los empleados de ferrocarriles. La primera<br />

vez <strong>que</strong> encontramos su nombre en corridas<br />

de los Campos Elíseos, de Madrid, es en El<br />

Toreo del (07-10-1879), <strong>que</strong> dice: «En los<br />

Carripos Elíseos tendrá lugar una becerrada<br />

a beneficio de las familias <strong>que</strong> han sufrido por<br />

la inundación de Murcia, Alicante y Almería,<br />

esto<strong>que</strong>ando dos becerros cada uno de los<br />

conocidos aficionados Pelayo Blasco y Luis<br />

Mazzantini.»<br />

En modestas funciones celebradas<br />

posteriormente tomó parte, a pesar de los<br />

continuos disgustos <strong>que</strong> ello le ocasionaba<br />

con sus jefes, ya <strong>que</strong> para alimentar sus<br />

aficiones y deseos tenía <strong>que</strong> abandonar<br />

continuamente los servicios de su empleo.<br />

Parece ser <strong>que</strong> trasladado a las oficinas<br />

centrales de Madrid, tuvo <strong>que</strong> escuchar reprensiones<br />

de don José Echegaray, a la sazón<br />

jefe supremo de la Compañía, <strong>que</strong> determinaron<br />

el abandono definitivo de su empleo.<br />

por parte del subordinado.<br />

Cual Salvador Sánchez Povedano<br />

(Frascuelo) o Ángel Pastor, Luis Mazzantini<br />

tuvo <strong>que</strong> salir en el ruedo madrileño a matar<br />

novillos embolados vestido ridículamente para<br />

cualquier función mojiganguera, como ocurrió<br />

el (22-02-1880), comentando la cual escribió<br />

El Toreo: «El joven de buena familia (se le<br />

había anunciado así por Casiano, célebre<br />

empresario de la plaza de Madrid) tuvo más<br />

desgracia <strong>que</strong> falta de valor y conocimientos.<br />

Cómo ha de ser; los toros no son conejos<br />

<strong>que</strong> se puedan matar en un monte.» El 29 del<br />

mismo mes volvió a matar un novillo en la<br />

pantomima titulada Pepe-Hillo.<br />

El 5 de diciembre de a<strong>que</strong>l año actuó<br />

ya como matador de novillos de puntas,<br />

MIURA - 2002<br />

alternando con Mateíto, Pulguila y Valladolid<br />

en la muerte de toros de lsidoro Recio, de<br />

Toledo. En las mojigangas de la primavera de<br />

1881 esto<strong>que</strong>ó Mazzantini los novillos en<br />

puntas y fue adquiriendo poco a poco crédito<br />

y nombradía, dejando de considerarle el<br />

público como un señorito loco y arruinado <strong>que</strong><br />

pretendía levantar cabeza con los toros.<br />

Fueron la causa de ello, como de la mayoría<br />

de los triunfos de su carrera, las magníficas<br />

estocadas <strong>que</strong> hacían rodar violentamente a<br />

los astados.<br />

El (18-12-1881) obtuvo un buen éxito<br />

en Madrid, esto<strong>que</strong>ando un novillanco manso<br />

<strong>que</strong> había sido fogueado y dado mucho <strong>que</strong><br />

hacer a todos los miembros de la cuadrilla.<br />

La popularidad del diestro tomó un auge grandísimo,<br />

hasta tal punto <strong>que</strong> el 3 de mayo de<br />

1883 los Reyes y demás miembros de la<br />

familia real acudieron, a pesar de <strong>que</strong> estaba<br />

el día lluvioso, a una corrida en <strong>que</strong> mató Luis<br />

dos toros de la vacada del marqués de Salas<br />

y otros dos del conde de la Patilla.<br />

A pesar de la famosa ley Gramond,<br />

<strong>que</strong> prohibía matar reses en el redondel de<br />

cualquier población francesa, Luis Mazzantini<br />

logró <strong>que</strong> le concedieran tal gracia para esto<strong>que</strong>arlos<br />

en Cauterets y Nimes, ganándose<br />

allí las mejores simpatías y un cartel <strong>que</strong> le<br />

duró toda su carrera. En el invierno de 1882-<br />

83 estuvo en Montevideo, participando en<br />

buen número de funciones, <strong>que</strong> fueron otros<br />

tantos triunfos.<br />

El (31-05-1883) mató por primera vez<br />

en corrida formal en Madrid con dos toros<br />

rejoneados por don Bartolomé Muñoz, en una<br />

corrida extraordinaria, en la <strong>que</strong> además de<br />

los dichos se corrieron otros seis de Benjumea<br />

para el Gordito, Lagartijo, Currito, Gallo,<br />

Manuel Molina y Cuatro-dedos. A pesar de<br />

haberse torcido un pie en la lidia del primer<br />

bicho, no quiso retirarse a la enfermería hasta<br />

ver tumbados a los dos, escuchando por<br />

ello una gran ovación.<br />

El día (08-07-1883) actuó en la plaza<br />

de toros de El Puerto de Santa María, alternando<br />

con Lagartija y el Marinero, donde tres<br />

199


MIURA - 2002<br />

200<br />

Al igual <strong>que</strong> citamos a Lagartijo, como aparentemente el más olvidado en esta<br />

publicación, citamos a Frascuelo, al <strong>que</strong> como el primero, dedicarmos un<br />

trabajo espacial, con refrencia a su labor con los miuras.


días antes (5 de julio) la nueva empresa de<br />

dicha plaza, <strong>que</strong> acababa de obtener su<br />

arrendamiento, anunció dicha corrida, dando<br />

en los carteles lugar preferente a Luis<br />

Mazzantini y, como siempre <strong>que</strong> se daban<br />

festejos en el área de los Puertos, se le<br />

avisaba a la afición de <strong>que</strong> habría trenes extraordinarios<br />

de ida y vuelta a El Puerto para<br />

facilitar la asistencia a los espectáculos.<br />

El (19-08-1883) alternó en Toledo con<br />

el Gordito. En El Puerto de Santa María y<br />

Cádiz adquirió una popularidad asombrosa en<br />

torero <strong>que</strong> no había tomado la alternativa, y a<br />

pesar de ello actuó con Bocanegra, Hermosilla<br />

y otros lidiadores doctorados. Al terminar la<br />

temporada, <strong>que</strong> a decir verdad no había tenido<br />

nada <strong>que</strong> envidiar a la de los propios Lagartijo<br />

y Frascuelo, se embarcó para Montevideo en<br />

unión de Cuatro-dedos y Pulguita; los<br />

picadores Agujeta, Badila, Zafra y Ortega, y<br />

los banderilleros Primito, el Panadero, Felipe<br />

Aragó, el Califa y su hermano Tomás. Fue<br />

este viaje triunfal, como el primero, y además<br />

tuvo otra circunstancia probatoria de la inteligencia<br />

y buena dirección del diestro de<br />

Elgóibar. Aprendió allí, donde los públicos se<br />

entusiasmaban con sólo ver rodar a los<br />

astados, la manera más vistosa y contundente<br />

de verificar el volapié, de forma <strong>que</strong> ni el<br />

propio Frascuelo realizaba.<br />

Asimismo procuró corregir su deficiente<br />

toreo de capa y muleta -como años<br />

después logró Joselito-, aun<strong>que</strong> en esto no le<br />

fueran los resultados tan satisfactorios. La<br />

propaganda y la forma como hablaron de su<br />

labor y persona los periódicos ultramarinos<br />

confirmó la nombradía de Luis Mazzantini.<br />

Al regresar a España desde Montevideo,<br />

tras haber logrado grandes triunfos, Luis<br />

Mazzantini tomó la alternativa en la Real<br />

Maestranza de Caballería de Sevilla, de manos<br />

de Salvador Sánchez Povedano<br />

(Frascuelo), el (13-04-1884), lidiándose ganado<br />

de don José Adalid en medio de una<br />

constante lluvia. El toro de la alternativa se<br />

llamó Costurero, entrepelado en cárdeno,<br />

cedido por Frascuelo, al <strong>que</strong> mató de un<br />

MIURA - 2002<br />

volapié hasta los rubios <strong>que</strong> le valió una gran<br />

ovación, y el segundo de su lote se llamó Zapatero,<br />

negro zaino, le despachó de un<br />

metisaca por lo alto, y al tercero, Azuceno,<br />

cárdeno salpicado, tras de haberlo banderilleado<br />

en unión de Frascuelo, lo hizo acostarse<br />

de un gran volapié.<br />

La confirmación en Madrid tuvo lugar<br />

el (29-05-1884), actuando de padrino Rafael<br />

Molina (Lagartijo el Grande), siendo el ganado<br />

de Murube. Mazzantini estuvo acertado en la<br />

lidia de los tres <strong>que</strong> le correspondieron,<br />

tumbándolos de formidables estocadas,<br />

mereciendo por ello el <strong>que</strong> le sacasen en<br />

hombros los espectadores hasta el coche.<br />

El comentario más sobrio y elocuente de la<br />

alternativa lo tuvo El Toreo al decir <strong>que</strong> «es<br />

todo lo <strong>que</strong> podía apetecer un matador al tomar<br />

la alternativa en la primera plaza de<br />

España.»<br />

El (05-06-1884) toreó en la extraordinaria<br />

de dicho día en unión de Rafael Molina<br />

(Lagartijo) y Rafael Gómez Ortega (el Gallo),<br />

escuchando formidables ovaciones. La popularidad<br />

de Luis Mazzantini subió a grados<br />

insospechados y con matices y tonalidades<br />

<strong>que</strong> su personalidad le procuraba y <strong>que</strong> hasta<br />

entonces ningún torero había logrado. Empezaron<br />

a circular corbatas Mazzantini, pañuelos<br />

Mazzantini, bastones Mazzantini, etcétera...<br />

muy al estilo italiano aplicado a la tauromaquia,<br />

y se repetían las biografias en <strong>que</strong><br />

muchos escritores taurinos, llevados de un<br />

afán encomiástico excesivo, le adjudicaban<br />

los títulos universitarios más altos.<br />

Por otra parte, su simpatía y buen trato<br />

le permitieron conquistar los medios más<br />

dispares, y circulaba en todos ellos con<br />

general aprecio y admiración. Al finalizar la<br />

temporada de 1884, el espada vasco nada<br />

tenía <strong>que</strong> envidiar a Frascuelo o Rafael Molina.<br />

Como a ellos, le sonreía la gloria y le proponían<br />

contratos en blanco. Los adversarios de<br />

Mazzantini y cierta Prensa reaccionaria empezaron<br />

a decir <strong>que</strong> en la propaganda de él<br />

había tomado mucha parte la masonería... ¡la<br />

envidia ibérica siempre presente!<br />

201


MIURA - 2002<br />

Sánchez Pastor, al reseñar en El<br />

Toreo la corrida celebrada el (07-09-1894) en<br />

<strong>que</strong> alternó Mazzantini con Lagartijo y Paco<br />

Frascuelo, escribió:<br />

«El G. A. D. U, le conserve a usted<br />

por muchos años la serenidad <strong>que</strong> ayer reveló<br />

para matar toros, y ya usted me<br />

entiende, señor don Luis.» Eduardo López<br />

Bago, novelista <strong>que</strong> por entonces gozaba de<br />

buena nombradía, escribió una obra titulada:<br />

Luis Martínez, el espada, en la cual la figura<br />

central con su toreo, sus mundanas andanzas<br />

y vida, era la de Luis Mazzantini.<br />

El (31-05-1885) sufrió un puntazo en<br />

la Corrida de Beneficencia en Madrid. En<br />

Albacete, el 7 de octubre, fue cogido por el<br />

toro, llamado Finito, retinto, de don Antonio<br />

Fernández de Heredia, <strong>que</strong> le produjo un<br />

puntazo en el muslo derecho. Estos<br />

pe<strong>que</strong>ños accidentes sufrió Luis en toda la<br />

temporada, brillante y con la sonriente<br />

característica de los aplausos y la gloria en<br />

la mayoría de sus actuaciones. Al terminar<br />

sus contratas en la Península se embarcó<br />

para La Habana (Cuba), llevando de segundo<br />

espada a Cuatrodedos, <strong>que</strong> le cedió su<br />

antigüedad, y una brillante cuadrilla de banderilleros<br />

y pi<strong>que</strong>ros.<br />

El buen éxito <strong>que</strong> tuvo en las 16<br />

funciones <strong>que</strong> toreó es difícil <strong>que</strong> le<br />

sobrepase torero alguno. Al marcharse de<br />

a<strong>que</strong>lla isla fue despedido como un triunfador,<br />

entre aclamaciones y cohetes. Desde allí se<br />

embarcó para México, donde toreó también<br />

con acierto. A su vuelta a España, con el solo<br />

dolor de haber dejado muerto en Cuba a su<br />

buen banderillero el Barbi, se empezó a<br />

murmurar nuevamente de <strong>que</strong> los masones<br />

habían alentado la excursión, <strong>que</strong> había<br />

servido para estrechar lazos de amistad<br />

entre los componentes de las logias<br />

americanas y españolas, citándose esta vez<br />

nombres de prestigiosas personas, como<br />

alentadoras y conocedoras del asunto.<br />

El toro de nombre Bandolero, de la<br />

ganadería española de don Juan Sánchez,<br />

de Carreros (Salamanca), lidiado en Mádrid<br />

202<br />

el (26-09-1886), <strong>que</strong> produjo una herida al picador<br />

José Bayard (Badila), siendo<br />

esto<strong>que</strong>ado magistralmente por Luis<br />

Mazzantini.<br />

«Don Luis» Mazzantini perfilado para<br />

matar inauguró la temporada altemando con<br />

Rafael (Lagartijo) y Salvador (Frascuelo) en<br />

Madrid el (10-04-1887), alcanzando grandes<br />

aplausos. Al ir a Sevilla a<strong>que</strong>l año, parte del<br />

público <strong>que</strong> le era ya hostil desde las últimas<br />

corridas de la temporada anterior, a pesar de<br />

haberle aplaudido antes tanto, empezó a meterse<br />

con él de forma excesiva e injustificada.<br />

El 8 de abril ya le habían tirado, sin<br />

tener la menor culpa, algunos naranjas y botellas,<br />

cayendo una cerca de él; Luis<br />

Mazzantini vio al individuo <strong>que</strong> la había<br />

arrojado, y en unión de Badila se dirigió al<br />

asiento <strong>que</strong> aquél ocupaba. No produjo buen<br />

efecto esto, y en las corridas siguientes, de<br />

los días 15 y19 de mayo, se volvieron a sacar<br />

las campanillas <strong>que</strong> anteriormente tanto habían<br />

dado <strong>que</strong> hacer a Rafael Molina Sánchez,<br />

Lagartijo.<br />

El (19-05-1887), un astado del ganado<br />

bravo español de don Joaquín Pérez de la<br />

Concha, <strong>que</strong> llevó el nombre de Zapatero,<br />

fue lidiado en Real Maestranza de Sevilla el<br />

día señalado. Cogió al diestro Luis Mazzantini<br />

al pasar de muleta y le infirió una cornada de<br />

gravedad en el vientre y otra en el escroto. La<br />

cogida se debió cuando Luis se volvió,<br />

dándole la espalda al toro para mirar a un espectador<br />

<strong>que</strong> le había insultado, de lo <strong>que</strong> se<br />

dio cuenta el astado para lanzarse sobre él,<br />

produciéndole un puntazo en el pene y bajo<br />

vientre, <strong>que</strong> en un principio se creyó gravísimo.<br />

Repuesto de las lesiones, toreó en Madrid en<br />

corrida del (22-06-1887), siendo muy aplaudido.<br />

A pesar de la inquina <strong>que</strong> le habían demostrado<br />

en mayo los sevillanos, en<br />

septiembre, en las ferias de San Miguel, <strong>que</strong><br />

toreó en unión de Frascuelo y Hermosilla, estuvo<br />

menos afortunado <strong>que</strong> entonces y fue<br />

tratado con más consideración, atribuyéndolo<br />

muchos al acto de buen efecto diplomático


de Mazzantini al enviar como sustituto suyo<br />

al Gallo a Madrid el 5 de junio último.<br />

Terminada la temporada se embarcó<br />

para nuevamente para México, toreando aqui,<br />

aun<strong>que</strong> no logró el triunfo apoteósico del año<br />

anterior, sí con aplausos y notable acierto. De<br />

regreso a España regentó como empresario<br />

la plaza de Madrid, limitándose él a trabajar<br />

en provincias.<br />

El (14-10-1887), el toro de don<br />

Alejandro Arroyo (antes Mazpule), de nombre<br />

Tarugo, recibió con mucho poder varias<br />

puyas, <strong>que</strong> pudieron ser unas 14, de Badila,<br />

Luis Mazzantini y Eguía<br />

MIURA - 2002<br />

Cantares y Agujetas, en la plaza de Madrid,<br />

después de ser pareado por Mazzantini y<br />

Guerrita, muriendo a manos del primero. El<br />

(11-12-1887), la ganadería de don Vicente<br />

Martínez se presentó en la ciudad de México,<br />

plaza Colón. Actuaron Mazzantini, Valentín<br />

Martín y Gabriel López (Mateíto).<br />

En Bilbao, donde el año anterior había<br />

dejado mal recuerdo, actuó en varias corridas,<br />

<strong>que</strong> le reconquistaron la simpatía y cartel<br />

perdido. En 1889 alcanzó notables triunfos en<br />

París, en la famosa plaza Pergolesse,<br />

haciéndose allí personaje notable y solicitado<br />

203


MIURA - 2002<br />

por todos. En las cinco corridas <strong>que</strong> toreó en<br />

la corte, alternando unas veces con Salvador<br />

o Rafael o Guerrita, estuvo bastante afortunado.<br />

En provincias actuó en 39 funciones,<br />

<strong>que</strong> fueron la mayoría de ellas triunfos<br />

señalados.<br />

El 12 de mayo, alternando con<br />

Guerrita en Tarragona, se armó un formidable<br />

escándalo de parte del público contra él,<br />

hiriéndole con botellas, piedras y otros<br />

elementos y teniendo <strong>que</strong> retirarse a la<br />

enfermería ante la impotencia de las autoridades<br />

para reprimir el tumulto. Terminados<br />

sus com-promisos en Europa se embarcó por<br />

tercera vez para Montevideo, teatro de sus<br />

primeros triunfos, confirmando allí nuevamente<br />

las buenas impresiones del principio<br />

de su carrera.<br />

El (02-03-1890) se celebró en el coso<br />

de la ciudad de Montevideo (Uruguay) la última<br />

corrida de toros, con Luis Mazzantini y<br />

Enri<strong>que</strong> Santo (Tortero), un día antes de <strong>que</strong><br />

entrara en vigor la ley prohibiendo los espectáculos<br />

taurinos en ese país. Terminó la<br />

primera mitad del año 1890 actuando las más<br />

de las veces en la hermosa ciudad de París<br />

y otras plazas francesas, inaugurando el 25<br />

de mayo la de Orán (Argelia). El 17 de agosto,<br />

alternando con Cara-Ancha en la muerte de<br />

toros de Veragua, sufrió un puntazo <strong>que</strong> le<br />

impiidió terminar la corrida. El domingo (05-<br />

10-1890), Luis Mazzantini alternó en Madrid<br />

con el Gallo y Guerra; al cuarto toro, Grajito,<br />

se lo volvieron al corral, tras de haberle dado<br />

varias estocadas, aplaudiéndole a pesar de<br />

ello el público, ya <strong>que</strong> la vitalidad del bicho<br />

había asombrado a todos.<br />

El domingo 12 de octubre alternó<br />

mano a mano con el Guerra en la muerte de<br />

reses de Anastasio Martín. Cuando estaban<br />

banderilleando al cuarto toro, Farolero,<br />

berrendo en negro, metió el capote don Luis,<br />

siendo acosado por el astado, <strong>que</strong> le obligó a<br />

tomar las tablas por el tendido 5, con el fiero<br />

bicho tan detrás <strong>que</strong> no tuvo tiempo de<br />

refugiarse en el burladero de la puerta de<br />

caballos, cogiéndole la res contra él; rápida-<br />

204<br />

mente se aferró al pitón del animal con una<br />

mano y con la otra empezó a golpearle fuertemente<br />

en el testuz, hasta lograr hacerle<br />

apartar la cabeza y poder entrar en el<br />

burladero. La lucha fue magnífica, cuerpo a<br />

cuerpo, y en ella se probó la fuerza hercúlea<br />

de Luis Mazzantini y su notable gran serenidad.<br />

El (26-10-1890), en corrida extraordinaria,<br />

Mazzantini lidió sus propias reses en la<br />

plaza madrileña, estrenando su vacada y dando<br />

la alternativa a Antonio Arana (Jarana). En<br />

1891, temporada de turbulencias en el circo<br />

madrileño, alternó con el Espartero y Guerrita.<br />

Aun<strong>que</strong> su labor fue de las más grises de toda<br />

la carrera, tuvo la habilidad de situarse en<br />

posición de neutral en las enconadas<br />

discusiones <strong>que</strong> había.<br />

En 1892 no actuó en Madrid hasta la<br />

segunda temporada, haciéndolo en abril en<br />

Sevilla con regular éxito. En Cádiz, el 8 de<br />

mayo, toreando con Minuto, alcanzó un<br />

señalado triunfo. En el otoño trabajó en Madrid<br />

varias veces, siendo su labor muy acertada y<br />

aplaudida.<br />

En 1893 estuvo bastante afortunado,<br />

con algunos fracasos, como el ocurrido con<br />

el toro Soberbio, de Pablo Romero, en el <strong>que</strong><br />

estuvo desdichadísimo y fue largamente<br />

silbado. El (04-06-1893), día en <strong>que</strong> mató un<br />

toro a Jarana, estuvo inspiradísimo en la lidia<br />

de los astados de Félix Gómez, siendo cogido<br />

por el toro Airoso, <strong>que</strong> le destrozó la taleguilla<br />

y le produjo un fuerte varetazo en la ingle, <strong>que</strong><br />

le impidió torear la corrida del día 11 del citado<br />

junio.<br />

El (11-09-1893) fue inaugurada la plaza<br />

de toros de la bella ciudad de Sala-manca<br />

(España), con capacidad para 10 mil 858<br />

espectadores, por Luis Mazzantini y Rafael<br />

Bejarano (Torerito), quienes en un mano a<br />

mano lidiaron ejemplares de Eloy y Lamamié<br />

Clairac.<br />

En 1894 tuvo una lucida actuación en<br />

provincias y bastante acertada en Madrid.<br />

Alejado de la plaza de Madrid Guerrita, los<br />

años 1895 y 96, Mazzantini se hizo el amo, o


por lo menos el más solicitado y elogiado. Sin<br />

embargo, tuvo algunos lunares<br />

sobresalientes; el 19 de mayo le devolvieron<br />

un toro al corral en medio de una silba imponente.<br />

El 26 del mismo mes, de 1895, a pesar<br />

de no estar muy afortunado, hizo dos quites<br />

a los picadores Cigarrón e Inglés <strong>que</strong><br />

levantaron al público de emoción y<br />

entusiasmo.<br />

El (20-10-1895) hizo un quite parecido<br />

al Tornero, hermano de Enri<strong>que</strong> Vargas<br />

(Minuto), luchando de poder a poder con un<br />

bravísimo astado de la ganadería de Ibarra.<br />

El (24-08-1896) sufrió una cogida en Bilbao,<br />

ocasionada por un toro del du<strong>que</strong> Veragua,<br />

<strong>que</strong> le produjo una gran herida en el muslo<br />

izquierdo <strong>que</strong> le tuvo bastante tiempo sin<br />

torear. En 1897 volvió Guerra a la plaza de la<br />

Corte. El 21 de abril tuvo Luis Mazzantini una<br />

tarde buena, sobresaliendo más por lo poco<br />

lucido <strong>que</strong> estuvo el cordobés. En la Corrida<br />

de Beneficencia, del 3 de junio, se lidiaron<br />

ocho toros del Saltillo por Mazzantini, Guerrita,<br />

Reverte y Emilio el Bomba, constituyendo una<br />

fiesta magnífica y memorable. El guipuzcoano<br />

esto<strong>que</strong>ó de forma magistral a sus dos<br />

astados, Montañés, negro mulato, y Bandolero,<br />

cárdeno.<br />

El (27-06-1897), Luis Mazzantini, en<br />

Madrid, en un mano a mano con Rafael el<br />

Gallo, fue herido éste en su primero, de nombre<br />

Estornino; don Luis Mazzantini, con<br />

muchas grasas ya, se <strong>que</strong>dó solo con cinco<br />

Veraguas de mucho peso. Alentado por sus<br />

partidarios <strong>que</strong> <strong>que</strong>rían oponerle a Rafael<br />

Guerra (Guerrita) desde hacia algún tiempo,<br />

se fue creciendo en cada faena, escuchando<br />

grandes ovaciones en diversas partes de la<br />

lidia, especialmente en la suerte de matar. Esa<br />

tarde picó por última vez en Madrid, el picador<br />

Antonio Bejarano y Millán (Pegote), al toro<br />

de nombre Taurón, negro, de la ganadería<br />

citada.<br />

En provincias continuó cosechando<br />

aplausos, corroborando tan brillante<br />

temporada con las actuaciones de otoño en<br />

Madrid, en <strong>que</strong> alternó con el ya inigualable<br />

MIURA - 2002<br />

Guerra. Terminados sus contratos en la<br />

Península, se embarcó para México, llevando<br />

como segundo a Villita; toreó aquí, y luego en<br />

La Habana, varias corridas con buen éxito,<br />

volviendo en marzo de 1898 a España y participando<br />

el 19 de dicho mes en la lidia de<br />

ganado de don José Adalid, en Madrid, alternando<br />

con Rafael Guerra y Antonio Reverte.<br />

No tuvo suerte en sus faenas, siendo arrollado<br />

por el toro Abutardo, cárdeno, haciéndole<br />

Guerrita un gran quite.<br />

Absorbida toda la atención, o la mayor<br />

parte, por la figura formidable del lidiador<br />

cordo-bés, y un tanto por las valentías de<br />

Emilio Torres y Reverte, Luis Mazzantini no<br />

volvió este año a trabajar en Madrid, a<br />

excepción de la función benéfica con motivo<br />

de la triste guerra con los Estados Unidos.<br />

En Sevilla, Bilbao y otros puntos actuó con<br />

acierto repetidas veces, aun<strong>que</strong> el continuo<br />

engrosamiento le iba restando habilidad y<br />

energía.<br />

El (08-09-1898), alternando con Villita<br />

en Badajoz, fue cogido al esto<strong>que</strong>ar el quinto<br />

toro de Benjumea, el cual le ocasionó una<br />

gran cornada en el muslo derecho y un<br />

puntazo en la mano del mismo lado, <strong>que</strong> le<br />

impidió volver a vestir el traje de luces en el<br />

resto de la temporada.<br />

Inauguró la monumental de Barcelona<br />

el día (02-04-1899), despachando reses de<br />

0taolarruchi, con gran éxito, en unión de Conejito.<br />

Siguió participando en corridas provincianas;<br />

el 13 de agosto de 1899 fue cogido en<br />

La Coruña al pasar de muleta al tercer bicho,<br />

Temprano, castaño, de la vacada de Veragua,<br />

<strong>que</strong> le volteó con apa-ratosidad, ocasionándole<br />

dos heridas de con-sideración en el<br />

muslo derecho y en la región glútea.<br />

El (21-08-1899) el toro de nombre<br />

Ventanero, del ganado de don Eduardo I<br />

Miura, lidiado en Bilbao el día señalado, tomó<br />

dos varas, derribó a los picadores Agujetas y<br />

Matacán, y después de dar una caída al<br />

descubierto a Badila, fue desafiado por éste,<br />

<strong>que</strong> se levantó y se dirigió a él para <strong>que</strong>brarle<br />

a cuerpo limpio, como a lo largo de su vida de<br />

205


MIURA - 2002<br />

picador realizó en varias ocasiones. Lo mató<br />

de forma magistral Luis Mazzantini.<br />

Retirado Rafael Guerra (Guerrita) en<br />

1899, Mazzantini, aun cuando los públicos le<br />

abandonaban y preferían a otros lidiadores<br />

jóvenes, aceptó el contrato para las corridas<br />

de 1900 en Madrid. En las <strong>que</strong> se verificaron<br />

estuvo el torero señorito poco afortunado,<br />

sobresaliendo únicamente el (17-06-1900) al<br />

matar de magnífico volapié al toro Moruno,<br />

negro zaino, de Pablo Romero.<br />

El (16-06-1901) actuó también en<br />

Madrid, en Corrida de Beneficencia, brindando<br />

al Rey el toro de nombre Chulito, del Saltillo,<br />

<strong>que</strong> fue el primero <strong>que</strong> Alfonso XIII vio lidiar<br />

en su vida. Marchó, finalizada la temporada<br />

en España, a México, participando aquí en<br />

varias funciones.<br />

El (08-05-1902), alternando con<br />

Quinito, Emilio Torres y Lagartijo Chico, en la<br />

plaza de Madrid, fue cogido por Comediante,<br />

astado de la ganadería de Cámara, después<br />

de haberle clavado malamente seis veces el<br />

esto<strong>que</strong>, el cual le produjo una herida en la<br />

mano derecha, de la <strong>que</strong> tardó bastante en<br />

curar. El 21de septiembre dio la alternativa<br />

en Madrid a Vicente Pastor, y aun se resentía<br />

de ella, hasta el punto de <strong>que</strong> cuando iba a<br />

matar el tercer toro, el antiguo lidiador Manuel<br />

Hermosilla, <strong>que</strong> presenciaba la corrida, se tiró<br />

al ruedo y solicitó de Luis Mazzantini la<br />

espada, a lo <strong>que</strong> se negó éste, agradeciendo<br />

el rasgo del valiente y viejo torero.<br />

En 1903 toreó nueve corridas en<br />

Madrid, las últimas de su vida en esta plaza,<br />

y aun<strong>que</strong> estuvo acertado en algún toro, su<br />

labor no mereció la aprobación del público.<br />

En provincias alternó bastante, inaugurando<br />

el circo taurino de San Sebastián el (09-08-<br />

1903). El 24 de septiembre estuvo afortunado<br />

en Barcelona, en la despedida de Emilio<br />

Bombita, y el 15 de noviembre escuchó aplausos<br />

en Valencia en una corrida de Beneficencia.<br />

En las 33 corridas en <strong>que</strong> tomó parte en<br />

este año de 1903 mató 85 toros.<br />

En 1904 actuó pocas veces en<br />

España: en Aranjuez, el 30 de mayo; en<br />

206<br />

Toledo, el 2 de junio; dos veces en Valencia, y<br />

una en Santa Olalla, el pueblecito donde<br />

empolló sus ambiciones de jefe de estación<br />

y adonde volvía, ya rico y célebre, con la<br />

angustia y el cansansio <strong>que</strong> origina el ocaso<br />

de una carrera brillante y escandalosa.<br />

El (20-11-1904) se celebró su corrida<br />

de beneficio y despedida en la capital mexicana,<br />

estando afortunadísimo con los dos toros<br />

de Otaolaurruchi <strong>que</strong> esto<strong>que</strong>ó,<br />

escuchando aplausos ensordecedores, en los<br />

<strong>que</strong> cooperaron todos los asistentes, desde<br />

Porfirio Díaz, presidente de la República, a<br />

los públicos de sol. Invitado para torear en<br />

Guatemala, acudió allí y participó en cuatro<br />

corridas con toros mexicanos.<br />

Estando en cumplimiento de estos<br />

con-tratos murió su esposa, en México, el (19-<br />

02-1905), regresando allí Luis Mazzantini y<br />

cortándose inmediatamente la coleta, <strong>que</strong><br />

enlazó a una muñeca del cadáver de su mujer.<br />

Vuelto a España en el cortejo triste <strong>que</strong><br />

acompañó al cadáver de su esposa, se<br />

verificó en Madrid el entierro de ésta, <strong>que</strong> constituyó<br />

una sentida manifestación de duelo y<br />

simpatía hacia el viejo y condolido torero. Resolvió,<br />

pues, retirarse de los toros en 1905,<br />

despidiéndose de algunas plazas españolas<br />

y francesas donde él tenía buenos amigos y<br />

recuerdos. Quiso despedirse también de<br />

México y se embarcó para acá con su<br />

segunda esposa, pero no podemos asegurar<br />

<strong>que</strong> se casara otra vez tan pronto.<br />

Poco después de su regreso a<br />

España desde México, se dedicó a la política,<br />

siendo elegido concejal en Madrid el año 1906.<br />

Luis Mazzantini merece un puesto notable<br />

entre los toreros de su época de las más<br />

brillantes de todas las de la historia de la<br />

tauromaquia. Hombre ambicioso y de gran voluntad,<br />

logró suplir pronto las faltas <strong>que</strong> llevaba<br />

consigo el haber aprendido a lidiar toros<br />

más por ufanía de gloria y dinero <strong>que</strong> por<br />

afición. Esto sin contar <strong>que</strong> el de Elgóibar era<br />

ya maduro cuando se decidió a probar suerte.<br />

En los primeros años de su alternativa<br />

de matador de toros, hasta 1887, cumplió


como el primero, y Frascuelo dijo <strong>que</strong> con su<br />

labor le había hecho apretar. Con el capote<br />

no pasó de regular nunca, y lo mismo le<br />

ocurrió con las banderillas y muleta. Pero su<br />

corpulencia, estatura y decisión le proporcionaron<br />

ventajas indiscutibles para matar,<br />

cumpliendo esta suerte tan bien como<br />

Salvador Sánchez (Frascuelo). Sus volapié<br />

tremendos hacían rodar a los astados<br />

contundentemente, y en esta su excepcional<br />

facultad residía muchas veces el buen éxito<br />

de sus tardes. A semejanza de el Tato,<br />

Mazzantini echaba atrás su pierna derecha,<br />

aun<strong>que</strong> sin encorvarla, de modo <strong>que</strong> no perdía<br />

terreno, puesto <strong>que</strong> no movía el pie izquierdo,<br />

y en esta postura favorable conseguía las<br />

mejores y más fulminantes estocadas.<br />

Más tarde empezó a distanciarse de<br />

los toros, y como carecía de recursos<br />

artísticos, sólo cuando la ocasión era favorable<br />

al estoconazo espectacular escuchaba<br />

aplausos. Cuando Guerrita empezó a llevarse<br />

el público, Luis Mazzantini intentó sostener<br />

una competencia a todas luces desmedida,<br />

siendo ambos el cartel preferido algunos<br />

años. El cordobés acabó por imponerse definitivamente,<br />

oscureciéndose con ello más rápidamente<br />

la aureola de Mazzantini. Por otra<br />

parte, su porte europeo y su marchoseria fuera<br />

de la plaza, <strong>que</strong> aun entusiasmaba a algunos<br />

castizos, le ocasionaron grade simpatías.<br />

Si Mazzantini se hubiera retirado de<br />

los toros cuando lo hizo Guerrita, aun<strong>que</strong> ya<br />

por entonces su nombre no llenaba las<br />

grandes plazas españolas, hubiera evitado la<br />

amargura de las tardes grises <strong>que</strong> tuvo<br />

después, y la consciencia plena de su<br />

impotencia para dominar a los toros difíciles.<br />

Como director de lidia, Mazzantini fue inimitable,<br />

dando órdenes y acudiendo a los quites<br />

con gran precisión y acierto. Distribuía la<br />

cuadrilla conve-nientemente y ella le obedecía<br />

cualquiera indicación, acudiendo de manera<br />

mecánica a cuantos lugares era necesario.<br />

Acrecentó con ello la disciplina <strong>que</strong> bastantes<br />

años atrás había iniciado Paqui-ro en las<br />

anárquicas cuadrillas de su tiempo.<br />

MIURA - 2002<br />

Tuvo fama de desprendido con los<br />

amigos y torerillos <strong>que</strong> empezaban, a los <strong>que</strong><br />

alentaba y protegía económicamente. El<br />

bachiller González de Ribera narra esta<br />

anécdota simpática <strong>que</strong> define a don Luis y a<br />

las formas sociales <strong>que</strong> tanto le gustaban y<br />

<strong>que</strong> en parte impuso entre los lidiadores <strong>que</strong><br />

le siguieron: «Cuando los soldados volvían<br />

de Cuba enfermos, extenuados, Mazzantini,<br />

<strong>que</strong> viajaba por una linea férrea de España,<br />

se encontró un tren de repatriados. Era una<br />

estación donde había fonda. El espada llegó<br />

al comptoir, pidió cuanta plata suel-ta hubiese<br />

(<strong>que</strong> fueron doscientas y pico de pesetas),<br />

pagó un caldo y una copa de Jerez a cuantos<br />

soldados los tomasen y repartió entre ellos<br />

las monedas. Gritó uno de ellos ¡Viva<br />

Mazzatini, y el matador replicó vivamente:<br />

Tengo un parecido con él. Os habéis<br />

equivocado.»<br />

<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió Mazzantini:<br />

*Costurero: El (13-04-1884), recibió<br />

su alternativa en la plaza de la Real<br />

Maestranza de Sevilla el diestro Luis<br />

Mazzantini, con el toro de nombre Costurero,<br />

cedido por Frascuelo, y el segundo de su<br />

lote se llamó Zapatero. Ambos astados<br />

fueron de la ganadería de don José Antonio<br />

Adalid. Mazzantini volvió días antes de lograr<br />

grandes triunfos en Montevideo y, al regresar<br />

a España tomó la alternativa en Sevilla,<br />

lidiándose los toros en medio de constante<br />

lluvia. Al de la alternativa, Costurero,<br />

entrepelado en cárdeno, lo mató de un volapié<br />

hasta la mano <strong>que</strong> le valió una gran ovación;<br />

al segundo, Zapatero, negro zaino, le<br />

despachó de un metisaca por lo alto, y al tercero,<br />

Azuceno, cárdeno salpicado, tras de<br />

haberlo banderilleado en unión de Frascuelo,<br />

lo hizo acostarse de un gran volapié.<br />

*Zapatero: El (13-04-1884), recibió su<br />

alternativa en la plaza de la Real Maestranza<br />

de Sevilla el diestro Luis Mazzantini, con el<br />

toro de nombre Zapatero, cedido por<br />

207


MIURA - 2002<br />

Salvador Sánchez (Frascuelo), y el segundo<br />

de su lote se llamó Zapatero negro zaino, de<br />

la ganadería de José Antonio Adalid, le despachó<br />

de un metisaca por lo alto.<br />

*Azuceno: Fue lidiado también por<br />

Luis Mazzantini el (13-04-1884), ocupando el<br />

tecer lugar en lidia ordinaria, con el nombre<br />

de Azuceno, cárdeno salpicado, tras de<br />

haberlo banderilleado en unión de Frascuelo,<br />

con el <strong>que</strong> toreó esa corrida en un manno a<br />

mano e hizo acostarse de un gran volapié.<br />

*Farolero: El (12-10-1884) alternó<br />

mano a mano con Rafael Guerra (Guerrita)<br />

en la muerte de reses de Anastasio Martín.<br />

Cuando estaban banderilleando al cuarto toro,<br />

Farolero, berrendo en negro, metió el capote<br />

don Luis, siendo acosado por el astado, <strong>que</strong><br />

le obligó a tomar las tablas del 5 con el bicho<br />

tan detrás <strong>que</strong> no tuvo tiempo de refugiarse<br />

en el burladero de la puerta de caballos,<br />

cogiéndole la res contra él; rápidamente se<br />

aferró al pitón del animal con una mano y con<br />

la otra empezó a golpearle fuertemente en el<br />

testuz, hasta lograr hacerle apartar la cabeza<br />

y poder entrar en el burladero. La lucha fue<br />

magnífica, cuerpo a cuerpo, y en ella se probó<br />

la fuerza hercúlea de Mazzantini y su gran<br />

serenidad.<br />

*Finito: El (07-10-1885), este toro, de<br />

don Antonio Fernández de Heredia, fue jugado<br />

en Albacete en esa fecha. Al terminar una larga<br />

Santos López (Pulguita) fué volteado y cogido,<br />

resultando con una herida en el muslo derecho,<br />

al igual <strong>que</strong>. Mazzantini, al darle una<br />

estocada, con una herida en la parte externa<br />

del muslo derecho de cinco centímetros de<br />

profundidad.<br />

*Bandolero: Este toro, de la ganadería<br />

española de don Juan Sánchez, de<br />

Carreros (Salamanca), lidiado en Madrid el<br />

(26-09-1886), le produjo una herida al picador<br />

José Bayard (Badila), siendo magistralmente<br />

esto-<strong>que</strong>ado por Luis Mazzantini.<br />

208<br />

*Zapatero: El (19-04-1887), el astado<br />

del ganado bravo español de don Joaquín<br />

Pérez de la Concha, <strong>que</strong> llevó dicho nombre,<br />

fue lidiado en Real Maestranza de Sevilla el<br />

día señalado. Cogió al diestro Luis Mazzantini<br />

al pasar de muleta y le infirió una cornada de<br />

gravedad en el vientre y otra en el escroto.<br />

*Montañés: El (03-06-1887), en una<br />

corrida de Beneficencia, se lidiaron ocho toros<br />

del Saltillo por Mazzantini, Guerrita, Reverte<br />

y Emilio el Bomba, constituyendo una fiesta<br />

magnífica y memorable. El guipuzcoano<br />

esto<strong>que</strong>ó de forma magistral a sus dos<br />

astados, Montañés, negro mulato, y Bandolero,<br />

cárdeno.<br />

*Bandolero: El (03-06-1887), en una<br />

corrida de Beneficencia, se lidiaron ocho toros<br />

del Saltillo por Mazzantini, Guerrita, Reverte<br />

y Emilio el Bomba, constituyendo una fiesta<br />

magnífica y memorable. El guipuzcoano<br />

esto<strong>que</strong>ó de forma magistral a los dos<br />

astados citados.<br />

*Tarugo: El (14-10-1887), el toro de<br />

la ganadería española de don Alejandro Arroyo<br />

(antes Mazpule), de nombre Tarugo, recibió<br />

con mucho poder varias puyas, <strong>que</strong> pudieron<br />

ser unas 14, de Badila, Cantares y Agujetas,<br />

en la plaza de Madrid, después de ser<br />

pareado por Mazzantini y Guerrita, muriendo<br />

a manos del primero.<br />

*Grajito: El (05-10-1890), Luis<br />

Mazzantini alternó en Madrid con Rafael el<br />

Gallo y Guerra; al cuarto toro, Grajito, se lo<br />

devolvieron al corral, tras de haberle dado<br />

varias estocadas, aplaudiéndole a pesar de<br />

ello el público, ya <strong>que</strong> la vitalidad del bicho<br />

había asombrado a todos.<br />

*Baratero: El (27-08-1891), el toro de<br />

don Diego y don Pablo Benjumea, lidiado en<br />

Madrid el día señalado, fue el primero <strong>que</strong><br />

mató el día de su alternativa Bonarillo, cedido<br />

por Luis Mazzantini:


*Soberbio: En 1893, sin <strong>que</strong> sepamos<br />

la fecha, Luis Mazzantini -pero sí <strong>que</strong> fue<br />

después del 8 de mayo de ese año, <strong>que</strong> se<br />

sabe toreó en la plaza de Cádiz, alternando<br />

con Enri<strong>que</strong> Vargas (Minuto), en cuya corrida<br />

alcanzó un señalado triunfo-, se enfrentó con<br />

algunos fracasos, como el ocurrido con el toro<br />

Soberbio, de Pablo Romero, en el <strong>que</strong> estuvo<br />

desdichadísimo y fue largamente silbado.<br />

*Airoso: El (04-06-1893), día en <strong>que</strong><br />

mató un toro a Jarana, estuvo inspiradísimo<br />

en la lidia de los astados de don Félix Gómez,<br />

siendo cogido por el toro Airoso, <strong>que</strong> le<br />

destrozó la taleguilla y le produjo un fuerte<br />

varetazo en la ingle, <strong>que</strong> le impidió torear la<br />

corrida del día 11.<br />

*Calcetero: Toro del du<strong>que</strong> de<br />

Veragua II, lidiado en San Sebastián el (16-<br />

08-1896). Hizo una gran pelea en el primer<br />

tercio, matando cinco caballos, y, llegando<br />

bravo y noble a la muerte, dio ocasión a<br />

Mazzantini a <strong>que</strong> alcazase una gran ovación.<br />

*Abutardo: El (19-03-1898), se<br />

celebró en el circo madrileño, una corrida con<br />

ganado de don José Antonio Adalid, altemando<br />

Luis Mazzantini con Rafael Guerra (Guerrita)<br />

y Antonio Reverte. No tuvo suerte en sus faenas,<br />

en una de las cuales fue arrollado por el<br />

toro Abutardo, cárdeno, haciéndole Guerrita<br />

un gran quite.<br />

*Temprano: El (13-08-1899) fue<br />

cogido en la plaza de La Coruña Luis<br />

Mazzantini, al pasar de muleta al tercer bicho,<br />

llamado Temprano, castaño, de la vacada del<br />

du<strong>que</strong> de Veragua II, <strong>que</strong> le volteó con<br />

aparatosidad, ocasionándole dos heridas de<br />

consideración en el muslo derecho y en la<br />

región glútea.<br />

*Ventanero: El (21-08-1899) este<br />

toro, del ganado de Miura, lidiado en Bilbao el<br />

día señalado, tomó dos varas, derribó a los<br />

picadores Agujetas y Matacán, y después de<br />

MIURA - 2002<br />

dar una caída al descubierto a Badila, fue desafiado<br />

por éste, <strong>que</strong> se levantó y se dirigió a<br />

él para <strong>que</strong>brarle a cuerpo limpio. Lo mató<br />

Luis Mazzantini.<br />

*Moruno: El (17-06-1900), el diestro<br />

Luis Mazzantini, mató de magnífico volapié al<br />

cornúpeto Moruno, negro zaíno, de Pablo<br />

Romero.<br />

*Chulito: El (16-06-1901) actuó también<br />

en Madrid, en corrida de Beneficencia,<br />

brindando al rey el toro Chulito, del Saltillo,<br />

<strong>que</strong> fue el primero <strong>que</strong> Alfonso XIII vio lidiar<br />

en su vida. Marchó, finalizada la temporada<br />

en España, a México, participando allí en<br />

varias funciones.<br />

*Comediante: El (08-05-1902), alternando<br />

con Quinito, Emilio Torres y Lagartijo<br />

Chico Madrid, fue cogido Luis Mazzantini por<br />

el toro citado, de la ganadería española de<br />

Cámara, después de haberle clavado malamente<br />

seis veces el esto<strong>que</strong>, el cual le produjo<br />

una herida en la mano derecha, de la<br />

<strong>que</strong> tardó bastante en curar, impidiéndole<br />

actuar en varias corridas.<br />

ORTEGA (Rafael). Matador de toros<br />

español, nacido en la taurina Isla de San<br />

Fernando (Cádiz), Departamento del<br />

Ministerio de Marina, el (11-01-1924), fallecido<br />

en 1998. Fue un excelente lidiador y uno de<br />

los mejores esto-<strong>que</strong>adores de la segunda<br />

mitad del siglo XX. Dominó con todas las de<br />

la ley a los más bravos miureños, a los <strong>que</strong><br />

mataba de forma tan espectacular como<br />

efectiva, a la manera del cordobés Rafael<br />

González (Machaquito), pero medio siglo después,<br />

pero con una virtud <strong>que</strong> no tuvo a<strong>que</strong>l,<br />

la de estar siempre con el rostro alegre frente<br />

a los toros ... aun<strong>que</strong> fuesen de Miura.<br />

Recibió la alternativa el (02-10-1949)<br />

y fue muy castigado seriamente por los toros.<br />

Dos cornadas graves, una en el coso de<br />

Granada y otra en el de Pamplona, le retiraron<br />

temporalmente de los toros, reapereciendo<br />

209


MIURA - 2002<br />

en 1966, y otro percance grave le apartó<br />

nuevamente de los ruedos y ya de forma<br />

definitiva, aun<strong>que</strong> estuvo hasta sus últimos<br />

días dentro del ambiente.<br />

Este autor tuvo la oportunidad de saludarle<br />

frecuentemente a lo largo de dos<br />

décadas -1950-1970), especialmente cuando<br />

me desplazaba a mi pueblo natal, hoy ciudad<br />

de Puerto Real (Cádiz), vecina de San<br />

Fernando. Solía verlo en la Peña Taurina<br />

Mondeño, de la <strong>que</strong> era presidente mi tío don<br />

Ramón Zaldívar Muñoz. Esa Peña estaba ubicada<br />

junto al viejo Casino, a la entrada de la<br />

calle Larga. La Peña duró casi dos décadas<br />

funcionando activamente. El inesperado giro<br />

«afectivo» de Juan García Mondeño, <strong>que</strong> tanto<br />

hizo sufrir a su buenos y honrados padres,<br />

<strong>que</strong> formaban una modesta familia campesina,<br />

desorientó a muchos componentes de<br />

la Peña, cuando el hecho es también cosa<br />

<strong>que</strong> sólo le sucede a los hombres.<br />

Ya hacía muchos años <strong>que</strong> dejé de ver<br />

a quien siempre fue mi buen amigo Juan, un<br />

diestro extraordinariamente fino y elegante en<br />

su toreo y modales, de exquisita educación y<br />

atento trato personal, hasta <strong>que</strong> le ví estando<br />

en la Feria de Abril sevillana de 2000, en un<br />

programa de «TVE» realizado en una caseta<br />

del ferial. Me dió mucho gusto verle, con su<br />

pelo abundante y canoso, siempre mejor <strong>que</strong><br />

el de este servidor de ustedes, <strong>que</strong> ya brilla<br />

por su ausencia...<br />

En sus años de novillero le acompañé<br />

algunas veces, pero le perdí la pista y, cuando<br />

llegué a residir en México, concretamente a<br />

la ciudad de Zacatecas, en 1980, un taurino<br />

mexicano me aseguró <strong>que</strong> Mondeño vivía en<br />

la Ciudad de México, pero nunca logré darme<br />

el gusto de saludarle, hasta <strong>que</strong> le vi en el<br />

citado programa televisivo.<br />

De él, <strong>que</strong> fue muchos años un joven<br />

ejemplar, recuerdo el día en <strong>que</strong> fui a visitarlo<br />

a su finca de recreo en la provincia de Sevilla.<br />

Si lée estas líneas debe acordarse de cómo<br />

logró <strong>que</strong> un perro de su hacienda se comiera,<br />

aun estando ya satisfecho, un pan grande, a<br />

base de estimularle la salivación,<br />

210<br />

enseñándole repetidas veces pe<strong>que</strong>ños<br />

trozos del mismo. Así nos debe tentar a la<br />

concus-picencia y otros «desvíos» sexuales,<br />

a los más abyectos pecados de la carne, el<br />

mismísimo diablo... y terminamos cayendo.<br />

Esas debilidades están en la mente de los<br />

hombres, pero unos caemos más bajos <strong>que</strong><br />

otros. Pero Dios las conoce y siempre las perdona.<br />

Así es la vida.<br />

Otra de la anécdotas de Juan García<br />

(Mondeño) -es mi paisano y debo incluirlo a<br />

como de lugar en esta publicacion- me la<br />

relató mi viejo y entrañable amigo y<br />

empresario taurino, con el <strong>que</strong> practicamos<br />

el arte de Cúchares, don Antonio Morales, en<br />

el ya célebre Restaurante «Curro el Cojo»,<br />

ubicado en Vistahermosa, en El Puerto de<br />

Santa María, estando presente mi hijo el Ing.<br />

Juan Luis Zaldívar Abreu, don Alfonso Terry, el<br />

Lic. Jaime Abreu De la Rosa, J. Prado<br />

Domecq, y el periodista José Antonio Tejero,<br />

entre algunos otros amigos, como el<br />

comisario de la Policía, Cañitas, hermano del<br />

diestro del mismo apodo:<br />

Don Antonio Morales, «conocedor<br />

social y taurino de primer nivel», nos comentó:<br />

«Aquél día, Juan García Mondeño, estaba en<br />

una tienta en la finca Los Derramaderos, de<br />

don Carlos Núñez, junto con Antonio Ordóñez<br />

y Francisco Rivera (Paquirri). Cuando habían<br />

tentado una decena de añojas, los tres se<br />

sentaron al borde de la pared interior de la<br />

placita apoyando su espalda en la misma,<br />

mientras dejaban a unos aficionados dar unos<br />

lances. Una de las becerras más desarrolladas,<br />

se fue hacia ellos y éstos salieron<br />

corriendo a protegerse en el burladero más<br />

próximo.<br />

Pero Mondeño no se movió, paralizó<br />

la respiración y el movimiento de las<br />

pestañas... la añoja se le acercó, le husmeó<br />

el pecho y le dejó la baba de su lógico<br />

cansancio corporal en el rostro del diestro<br />

de Puerto Real, retirándose después.» Para<br />

don Antonio Morales, <strong>que</strong> tiene planta de un<br />

distinguido Monseñor, Mondeño fue siempre<br />

muy valiente o entendía muchísimo de lo suyo,


por eso se <strong>que</strong>dó quieto y no le pasó nada.<br />

Con una añoja de Miura todo hubiera sido<br />

diferente.<br />

Siguiendo con Rafael Ortega (q.e.p.d),<br />

volví a verlo en 1961, esta vez en el cortijo de<br />

Bolaños, de don José Luis Osborne Váz<strong>que</strong>z,<br />

inolvidable amigo con el <strong>que</strong> muchas veces,<br />

en la sacristía de las Bodegas Osborne de El<br />

Puerto de Santa María, compartí con él el<br />

aromático Fino Coquinero, platicando de toros<br />

-o bien en la sacristía de las Bodegas de<br />

González Byass, charlando sobre el Par<strong>que</strong><br />

Nacional de Doñana y su rica fauna silvestre,<br />

con el señor marqués de Bonanza, don Manuel<br />

María González Gordon, dueño de las<br />

Bodegas, al <strong>que</strong> los suyos y este servidor le<br />

llamábamos «Tío Manolo», pues tal era su inmensa<br />

categoría humana y sencillez-, cada<br />

vez <strong>que</strong> durante las vacaciones, iba a El Puerto<br />

y a Jerez a pasar unos días de descanso<br />

con la <strong>que</strong> después sería mi <strong>que</strong>rida esposa,<br />

doña Alicia Abreu Portillo.<br />

Allí estaba Rafael Ortega, con don<br />

José Luis Osborne, cuando llegamos todos<br />

los asambleistas del XIV Congreso Internacional<br />

de la Unión de Estudiantes de<br />

Veterinaria, del <strong>que</strong> fue Presidente el después<br />

notabilísimo político español, el doctor don<br />

Luis Mardones Sevilla (8) y este servidor de<br />

ustedes, Secretario organizador. Rafael<br />

estuvo llevando con el ilustre ganadero la tienta<br />

de las becerras <strong>que</strong> nos ofrecieron, seguida<br />

de los correspondientes capotazos y<br />

muletazos deshilvanados por parte de los<br />

congresistas más atrevidos. Hasta algunos<br />

estudiantes de detrás de la entonces cortina<br />

de acero, hicieron sus pinitos con el percal...<br />

, como el joven Tabakobich, y probaron las<br />

MIURA - 2002<br />

amarguras de los revolcones, pero Rafael Ortega<br />

siempre estuvo atento a evitar sustos<br />

con oportunos y brillantes quites, <strong>que</strong> todos<br />

los asistentes jalearon.<br />

Platicando después de la tienta con<br />

mi paisano Rafael -sin dejar de saborear la<br />

riquísima paella de mariscos obsequiada por<br />

las Bodegas Osborne, <strong>que</strong> siempre se ha<br />

distinguido por sus atenciones-, sobre la<br />

calidad biológica tan deficientes de muchas<br />

becerras tentadas, él manifestó su<br />

preocupación por la flojedad <strong>que</strong> presentaron...<br />

y ¡fíjate! -decía-, <strong>que</strong> las más bravas y<br />

nobles, las mejores, son las <strong>que</strong> más se<br />

caen... Lo cual resulta de los más lógico, ya<br />

<strong>que</strong> a mayor temperamento y casta, más<br />

desequilibrio se presenta entre las órdenes<br />

emanadas del centro cerebral de la bravura y<br />

la incapacidad de los órganos motores para<br />

cumplirlas. Las añojas menos temperamentales,<br />

las menos nerviosas, y a la vez<br />

más disminuidas en acometividad, lógicamente,<br />

no se caían tanto.<br />

PADILLA (Juan José). Matador de<br />

toros, nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz),<br />

el (23-05-1973). Recibió su alternativa en el<br />

coso de Algeciras, el (18-06-1994), siendo su<br />

padrino Pedro Castillo y testigo de la cermonia<br />

El Niño de la Taurina, con astados del<br />

ganadero sevillano Benítez Cubero. Su<br />

confirmación en Madrid fue el (10-09-1995),<br />

siendo su padrino Frascuelo II y testigo Juan<br />

Carlos Vera, con toros del marqués de<br />

Albaserrada. Se presentó en Sevilla el (06-<br />

05-1999). El balance de ese año fue de 20<br />

corridas y 44 orejas, siendo su apoderado<br />

Pepe Luis Segura. Padilla, al parecer, fue la<br />

8). El doctor Luis Mardones Sevilla es un extraordinario amigo y sobresaliente compañero de<br />

estudios en la Facultad de Veterinaria de Córdoba (1959-64). Fue después Gerente del primer<br />

Polígono Industrial establecido en Córdoba; posteriormente, subsecretario de Agricultura y<br />

ocupó otros muchos altos cargos. Le perdí de vista en 1979 y tuvo la fraternal atención, siendo<br />

ahora Diputado a Cortes por Santa Cruz de Teneride (Islas Canarias), de trasladarse exprofeso<br />

de Madrid a Sevilla para asistir a la conferencia <strong>que</strong> pronuncié en el Excmo. ATENEO, el<br />

jueves (28-05-2000). Me dio una inimaginable alegría de verle, charlamos largo rato y le he<br />

colocado aquí con todos los honores por ser el compañero <strong>que</strong> más apoyo me brindó siempre<br />

a los estudios y trabajos de tranquilización de toros de lidia. Honor al <strong>que</strong> honor merece.<br />

211


MIURA - 2002<br />

mayor revelación de 1999, hasta <strong>que</strong> fue<br />

cogido en Pamplona, lo <strong>que</strong> le apartó de los<br />

ruedos el resto de la temporada. En la siguiente,<br />

ya con un nuevo apoderado, volvió tal y<br />

como se fue, triunfando fuertemente en plazas<br />

como Castellón de la Plana y Arlés (Francia).<br />

En el serial de la Feria de Abril de<br />

Sevilla, actuó el domingo (07-05-2000), con<br />

toros de los hermanos don Eduardo III y don<br />

Antonio Miura III Martínez, alternando con José<br />

Antonio Campuzano y Raúl Gracia (El Tato),<br />

obteniendo un señalado éxito al cortar una<br />

oreja, tras una faena <strong>que</strong> inició recibiendo al<br />

miureño a portagayola y demostrando una<br />

extraordinaria valentía.<br />

La corrida pudo resultar trágica para<br />

Juan José, <strong>que</strong> hizo <strong>que</strong> a todos se nos<br />

encogiese el corazón cuando recibió a<br />

portagayola al tercero y salió enganchado y<br />

volteado peligrosamente. Pero a pesar de todo<br />

siguió toreando bravamente, con una cornada<br />

envainada de 15 centímetros, y, posteriormente,<br />

al entrar a matar, se fracturó en el encuentro<br />

tres costillas.<br />

Le incluyo con todos los honores en<br />

esta relación por<strong>que</strong> Juan José Padilla, «a<br />

sangre y fuego, <strong>que</strong>ría triunfar a toda costa. Y<br />

por eso, a pesar de la terrible paliza <strong>que</strong> le<br />

propinó el astado de Miura de su lote, salió de<br />

la enfermería, puso banderillas, se fajó con el<br />

peligroso y agresivo toro y se tiró a matar,<br />

volviendo a ser cogido. Pero aguantó en el<br />

ruedo hasta obtener la oreja y pasearla.»<br />

Cuando uno tiene la inmensa fortuna<br />

de ver jóvenes diestros como Juan José<br />

Padilla, puesto ahí a la salida de chi<strong>que</strong>ros,<br />

ahogando mareas de miedo, perdiendo en el<br />

abismo el color de la piel, esperando a uno de<br />

Miura, no hay más remedio <strong>que</strong> cargarse de<br />

esperanza de <strong>que</strong> la Fiesta de los Toros,<br />

nacida del valor de los hombres, de los más<br />

humildes oficios, jamás se extinguirá, por<strong>que</strong><br />

los pueblos hispanos estarán gestando hasta<br />

la eternidad hombres valientes y dispuestos<br />

a escalar fama, gloria y dinero, aun<strong>que</strong> sea<br />

contribuyendo con su sangre e incluso con<br />

su vida.<br />

212<br />

Hay <strong>que</strong> estar de acuerdo con su apoderado,<br />

don José Luis Segura, al decir al<br />

reportero del diario «ABC»: «Ha sido increíble<br />

lo <strong>que</strong> ha hecho este hombre...Lo de Padilla<br />

es de perro de presa, de aunténtico caballo<br />

ganador. Tenía unas ganas tremendas de<br />

toparme con un torero así, por<strong>que</strong> hace falta<br />

para la Fiesta.» Con toreros como Padilla y<br />

toros de Miura, el rescate de la emoción del<br />

toro y la valentía de las faenas están<br />

garantizados.» Don José Luis: tienes toda la<br />

razón.<br />

PALOMO Linares (Sebastián).<br />

Matador de toros español <strong>que</strong> comentando<br />

su experiencia con los de Miura nos dice: «Se<br />

trata de un toro más flexible, tiene mucha flexibilidad<br />

sobre todo en el cuello. Y una mirada<br />

más agresiva, como si los ojos fueran realmente<br />

inteligentes.» Es la capacidad de desarrollar<br />

sentido la <strong>que</strong> se sale a raudales por<br />

la penetrante mirada. «Por dentro de esa<br />

personalidad -dice Palomo-, yo he visto toros<br />

sensacionales. Es bonito por<strong>que</strong> después de<br />

quince o veinte minutos, ya no tiene ni uno<br />

más, y así has tenido <strong>que</strong> haberlo hecho<br />

todo.»<br />

Para él, «la ganadería de Miura, en general,<br />

<strong>que</strong> se lidiaba en la década de 1970<br />

para acá, sí ha embestido. Pero Miura no ha<br />

tenido <strong>que</strong> levantar el toro por<strong>que</strong> siempre ha<br />

sido un toro grande. Un miura se pone con<br />

seiscientos y pico de kilos y no los aparenta,<br />

su propio es<strong>que</strong>leto -su largura típica- pesa<br />

mucho.» Y en otro aspecto, en el de la técnica<br />

<strong>que</strong> hay <strong>que</strong> emplear para lidiarlos con éxito,<br />

Linares asegura <strong>que</strong> «los dos extremos se<br />

ven claro. Es con el toro medio -el mesoformo,<br />

de pelo cárdeno y menos largo-, con el <strong>que</strong><br />

tiene posibilidades, pero no está definido, ante<br />

el <strong>que</strong> el torero, frecuentemente, da la talla.»<br />

En cuanto a las grandes faenas realizadas<br />

con miureños Palomo Linares recuerda<br />

como la más importante de su carrera la <strong>que</strong><br />

hizo en Valencia a un toro colorado de Miura,<br />

<strong>que</strong> fue muy vibrante. El toro, <strong>que</strong> fue bueno,<br />

embistió muy bien por el lado izquierdo. Y


luego se encontró con otros muchos de esa<br />

famosa ganadería a los <strong>que</strong> también le pudo<br />

cuajar grandes faenas, logrando en Sevilla<br />

salir por la Puerta del Príncipe.<br />

Para Palomo, como para los demás<br />

diestros, los toros malos los dan todas las<br />

ganaderías, con la diferencia de <strong>que</strong> el de<br />

Miura «se delata en seguida, desde <strong>que</strong> sale<br />

de los chi<strong>que</strong>ros. Es muy difícil <strong>que</strong>, el <strong>que</strong><br />

desarrolla sentido con el capote, llegue<br />

después a desengañarse con la muleta.»<br />

Y como han señalado muchos otros<br />

diestros, Palomo también cree <strong>que</strong> las figuras<br />

del toreo, si en verdad lo son y así quieren<br />

sentirse, tienen la obligación de verse con<br />

cierta frecuencia con esas corridas duras,<br />

aun<strong>que</strong> él «nunca ha entendido el término.»<br />

Pero sí está seguro de <strong>que</strong> se trata de una<br />

ganadería más complicada, aun<strong>que</strong> no puedo<br />

decir eso, por<strong>que</strong> siempre tuvo mucha<br />

suerte con los miuras.»<br />

De sus actividades taurinas por<br />

España e Hispanoamérica, citamos cronológicamente,<br />

entre otras, las siguientes:<br />

La del (18-01-1969), en <strong>que</strong> se lidió<br />

en la plaza de la ciudad de Monterrey (Nuevo<br />

León, México), el toro de nombre Pinocho,<br />

de la ganadería zacatecana de San Antonio<br />

de Triana, propiedad de don Manuel<br />

Ibargüengoytia, <strong>que</strong> le tocó en suerte a<br />

Roberto Ortíz (El Fotógrafo), <strong>que</strong> esa tarde<br />

tomaba la alternativa de manos de Manolo<br />

Martínez, figurando de testigo el hispano<br />

Sebastián Palomo Linares. Fue tan<br />

excepcional la bravura de Pinocho, <strong>que</strong> la afición<br />

regiomontana puesta en pie, pidió unánimemente<br />

se le perdonara la vida, volviendo<br />

el campo bravo, donde fue destinado a<br />

semental, en la vacada de don Manuel,<br />

ubicada en Guadalupe de las Corrientes, en<br />

el Estado Mexicano de Zacatecas, y cuyo<br />

rancho se llama San Antonio de Triana.<br />

El (22-05-1970), el famoso diestro<br />

mexicano Manolo Martínez, confirmó su alternativa<br />

en Madrid, al cederle su primer toro,<br />

de nombre Santanero, de la ganadería de<br />

Baltazar Ibán, el diestro español Santiago<br />

MIURA - 2002<br />

Martín El Viti, ante la presencia de Sebastián<br />

Palomo Linares.<br />

El (30-01-1972), salió al ruedo de la<br />

plaza México un bravísimo toro, de nombre<br />

Tenorio, de la ganadería mexicana de don<br />

Javier Garfias de los Santos, con el <strong>que</strong> realizó<br />

una meritoria faena el diestro español Palomo<br />

Linares, cortándole las orejas y el rabo, dando<br />

la vuelta al ruedo junto con el ganadero. En<br />

esa misma corrida se corrió el toro de nombre<br />

Gladiador, <strong>que</strong> fue lidiado por el diestro<br />

regiomontano Manolo Martínez, el <strong>que</strong> aprovechó<br />

la nobleza y boyantía del astado para<br />

realizar una muy inspirada faena, <strong>que</strong> culminó<br />

con el corte de apéndices.<br />

El (07-01-1973), se lidió en la plaza<br />

México el singular astado, de nombre<br />

Horchatito, de la ganadería mexicana de don<br />

Javier Garfias, dio una lidia inmejorable,<br />

tocándole en suerte a Curro Rivera, <strong>que</strong><br />

realizó con él una de sus grandes faenas, con<br />

corte de apéndices, participando el ganadero<br />

de las ovaciones del público, en clamorosa<br />

vuelta al ruedo. Actuaron también Manolo<br />

Martínez y Sebastián Palomo «Linares», <strong>que</strong><br />

también tuvieron una lucida actuación.<br />

El día (01-01-1974), el toro de nombre<br />

Coralito, de la ganadería mexicana de<br />

don Javier Garfias, pasó a engrosar la lista<br />

de los toros bravos de esa ganadería, en el<br />

coso de Cali (Colombia), por el diestro Eloy<br />

Cavazos de la forma más brillante. Asimismo<br />

actuaron sus compañeros alternantes,<br />

Palomo Linares y Castañeda. Coralito fue indultado<br />

y a finales de la década de los años<br />

1970 estaba de semental en la ganadería del<br />

ex diestro colombiano Pepe Cáceres. A los<br />

siete toros, ya <strong>que</strong> hubo uno de regalo, se le<br />

cortaron las orejas, siendo un triunfo apoteósico<br />

para los colores de vacada mexicana,<br />

naranja y oro.<br />

El (20-05-1975), confirmó su doctorado<br />

el diestro mexicano Manolo Arruza, en la<br />

plaza de Las Ventas de Madrid, de manos de<br />

Sebastián Palomo (Linares) y de testigo<br />

Franciso Rivera (Paquirri), con astados de<br />

Benítez Cubero.<br />

213


MIURA - 2002<br />

RUIZ Miguel (Francisco). Matador de<br />

toros español <strong>que</strong> tiene en su haber el ser el<br />

último del milenio II <strong>que</strong> cortó un rabo a uno<br />

de Miura, llamado Gallero, en la Real<br />

Maestranza de Sevilla, en su tradicional Feria<br />

de Abril de 1971. Se puede, pues, considerar<br />

<strong>que</strong> Francisco Ruiz es otro «especialista de<br />

<strong>Miuras</strong>», ya <strong>que</strong> llegó a conocer muy bien a<br />

tan singulares astados. Para él, «con otro tipo<br />

de toros te puedes olvidar del enemigo. Con<br />

uno de Miura nunca, por<strong>que</strong> si te equivocas,<br />

a la mínima oportunidad te echa mano y te<br />

mete en la cama. Son animales muy inteligentes,<br />

son increíbles.»<br />

En realidad, no se le debe volver la espalda<br />

a ningún toro, como aseguraba<br />

Domingo Ortega después de la cornada <strong>que</strong><br />

recibió en Barcelona por haber cometido ese<br />

error, <strong>que</strong> también cometió Luis Mazzantini.<br />

Según Ruiz Miguel, «para torear un<br />

miura, lo más importante es la predisposición,<br />

y sobre todo, nunca darse por vencido.<br />

También cuenta, en la medida de lo posible,<br />

evadirse de la psicosis <strong>que</strong> produce su hierro,<br />

por<strong>que</strong> en estos toros los defectos se<br />

multiplican y sus virtudes no se valoran en<br />

su justa medida. Cuesta mucho trabajo<br />

ponerse delante. Es fundamental analizar lo<br />

bueno y lo malo <strong>que</strong> tengan en escasos<br />

segundos. Y aun así también te equivocas.<br />

Un día en Córdoba cuajé un miureño<br />

con el capote, seguramente el mejor de toda<br />

mi vida. Me atreví a brindarlo a un amigo asegurándole<br />

<strong>que</strong> le iba a cortar el rabo. El toro<br />

cambió y al tercer muletazo no había quien<br />

se pusiera delante. En cambio al <strong>que</strong> sale<br />

bueno de Miura se le puede torear igual <strong>que</strong> a<br />

cualquiera, olvidándote del cuerpo y sintiendo<br />

el toreo. El malo muchas veces es imposible<br />

y cuando se presenta, ¡sálvese quien pueda!<br />

Al ganadero, don Eduardo II Miura Fernández,<br />

en un brindis en el coso galo de Dax le dije:<br />

Don Eduardo, le doy las gracias por<strong>que</strong> con<br />

el miedo <strong>que</strong> he pasado con sus toros he podido<br />

comprarme un cortijo y ser figura del<br />

toreo.»<br />

214<br />

El diestroFFrancisco Ruiz Miguel.<br />

Y por último, en cuanto al tema de las<br />

reacciones extrañas de los miureños, Ruiz<br />

Miguel le comentó a la periodista y hábil<br />

reportera Ana Fernández Graciani: «Una tarde<br />

en Pamplona, a un toro le dio por seguir a<br />

Juanito Sánchez, uno de mis banderilleros.<br />

Cuando se desplazaba por dentro del callejón<br />

para cambiar de sitio, lo perseguía hasta<br />

la otra boca del burladero. Pasaba delante<br />

Juan de los Ríos y ni lo miraba, iba sólo a por<br />

Juanito. Otro día, en Gijón, estaba perfilándome<br />

para matar al toro y mi mozo de espada dijo:<br />

¡Mátalo!, Paco. El toro se dio la vuelta,<br />

lo miró y fue en busca suya. El hombre se<br />

agachó, el toro se asomó por encima de las<br />

tablas y le echó toda la baba encima»...<br />

Y el doctor don Gregorio Marañón <strong>que</strong><br />

decía <strong>que</strong> los toros eran... «siempre físicamente<br />

hermosos, pero cerebralmente<br />

estúpidos...»<br />

En México, el (21-01-1973), Francisco<br />

Ruiz Miguel fue testigo en la confirmación<br />

de la alternativa del diestro José Antonio<br />

Gaona, en la plaza México, con el toro de nombre<br />

Cazador, de la ganadería mexicana de<br />

Tequisquiapan, siendo padrino Jesús<br />

Solórzano Pesado, ante la presencia Jaime<br />

González (El Puno).


SÁNCHEZ (Antonio), Tato. Matador de<br />

toros, nacido en Sevilla el (06-02-1833). Fue<br />

bautizado el 13 del mismo mes, imponiéndosele<br />

los nombres de Antonio José María<br />

Francisco Doroteo. De familia humilde, nacido<br />

y criado en el barrio de San Bernardo mismo,<br />

a las puertas del matadero sevillano, en esta<br />

vieja academia del toreo andaluz, comenzó a<br />

ejercitarse en la lidia, y después en capeas<br />

de pueblos cercanos, en los <strong>que</strong> consiguió<br />

un cierto nombre y crédito.<br />

Entre sus «Memorias del tiempo<br />

viejo», narra don Aurelio Rodríguez Bernal,<br />

en la <strong>que</strong> dedicara al Tato, en Sol y Sombra,<br />

de 1897, una contrata <strong>que</strong> en el propio<br />

matadero concluyó el diestro, aun niño, para<br />

torear en Osuna. Como seguro dato indicador<br />

de su carácter, cuenta el cronista malagueño<br />

<strong>que</strong> el primer dinero <strong>que</strong> recibió lo empleó<br />

en pro-porcionarse, propias y prestadas,<br />

las prendas de vestir del torero en la calle y<br />

en la plaza con el atildamiento y la elegancia,<br />

ya <strong>que</strong> entonces no pudiera ser con la ri<strong>que</strong>za,<br />

<strong>que</strong> habían de ser después proverbiales.<br />

Por los años de 1849 a 1850 organizó<br />

un tal Alegría una cuadrilla de pegadores portugueses<br />

<strong>que</strong> trabajaron en bastantes plazas<br />

y con aceptación a<strong>que</strong>llos años. Los novillos<br />

después eran muertos a esto<strong>que</strong>, y esta<br />

función empezó a desempeñar Tato con<br />

desahogo y seguridad <strong>que</strong> llamaron la atención<br />

a José Redondo (el Chiclanero), <strong>que</strong><br />

hubo de coincidir con los portugueses en<br />

Santiago de Compostela (Galicia) durante las<br />

fiestas del Patrón. El Chiclanero habló de él<br />

con elogios en cuanto regresó a Madrid, y así<br />

empezó a sonar entre los aficionados el<br />

nombre del Tato, entonces oscuro, y <strong>que</strong><br />

pronto habría de hacerse célebre.<br />

Poco tiempo permaneció en la<br />

cuadrilla de pegadores. En 1851 figura como<br />

puntillero de Juan Lucas Blanco, hasta aún<br />

entrado el año 1852. En una discusión surgida<br />

en 1859 sobre primacías de alternativa, hace<br />

constar José Carmona <strong>que</strong> ya era matador<br />

de toros cuando el Tato no era ni simple<br />

banderrillero, por<strong>que</strong> en la época en <strong>que</strong> éste<br />

MIURA - 2002<br />

ingresó como cachetero en la cuadrilla de<br />

Lucas Blanco -dice Carmona- ya trabajaba<br />

yo en ella de segundo espada.<br />

Asimismo, una de las célebres Cartas<br />

tauromáquicas de Don Clerencio, es decir de<br />

Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez, la correspondiente a<br />

la corrida extraordinaria celebrada en Sevilla<br />

el (22-02-1852) para solemnizar el natalicio<br />

de la princesa doña María Isabel, refiere:<br />

Salió el octavo; diéronle un cuarteo,<br />

y, perdiendo una pata en el toneo,<br />

La puntilla le dio final ingrato<br />

diestramente lanzada por el Tato.<br />

El propio Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez, autorizado<br />

biógrafo del diestro, da como seguro<br />

<strong>que</strong> en 1852 tomó la alternativa como espada.<br />

Este punto ha sido aclarado por Peña y Goñi,<br />

primero en su excelente estudio sobre el Tato<br />

(La Lidia, año XIV, números 1 y 2), y por el<br />

citado Ramírez Bernal de modo incontrovertible.<br />

En la segunda temporada del tal año<br />

comienza a formar parte de la cuadrilla de<br />

Francisco Arjona (Cúchares), quien le cedió<br />

un toro como sobresaliente sin alternativa en<br />

la plaza de Madrid. Fue ello el 31 de octubre,<br />

última corrida de la temporada, en la <strong>que</strong> se<br />

lidiaron diez toros, cuatro en plaza entera,<br />

esto<strong>que</strong>ados por Cúchares, y seis en plaza<br />

partida a cargo de Manuel Trigo y de Manuel<br />

Arjona Guillén.<br />

El cuarto de los toros lidiados a plaza<br />

entera, llamado Estornino, de la ganadería<br />

de don José Picavea de Lesaca, fue cedido<br />

por Cúchares al novel diestro, previo permiso<br />

de la autoridad. Según El Enano, trasteó al<br />

toro con mucha gracia; y aun<strong>que</strong> las dos<br />

estocadas <strong>que</strong> le dio, una corta y otra arrancando,<br />

fueron algo atravesadas, confesamos<br />

-dice- <strong>que</strong> nos gustó sobremanera, haciéndonos<br />

concebir de él muy buenas esperanzas.<br />

Para mayor lucimiento, descabelló el toro a<br />

la primera. En 1853 no toreó Cúchares en<br />

Madrid, y cedió porción de toros al Tato en<br />

provincias. Ramírez Bernal nos da cuenta de<br />

los cedidos en Málaga dicho año. En la<br />

segunda corrida, de las dos <strong>que</strong> trabajaron,<br />

215


MIURA - 2002<br />

verificada el 29 de mayo, el séptimo toro, de<br />

Concha y Sierra, fue cedido al Tato por<br />

Cúchares, <strong>que</strong> antes le había capeado y<br />

banderilleado, tomándole con la muleta seis<br />

veces al natural, tres de pecho, y dándole un<br />

pinchazo y una estocada en todo lo alto a<br />

volapié y mereciendo una gran ovación.<br />

. Las tardes del (30-05) y (19-06-1853<br />

volvió a esto<strong>que</strong>ar de nuevo con los famosos<br />

pegadores portugueses, con quienes actuaba<br />

el célebre Braganza de Espuma, indio brasileño<br />

<strong>que</strong>, con los faldones de la casaca,<br />

galleaba a los toros de un modo admirable.<br />

En esta época aún figura como banderillero,<br />

y así le vemos actuar en la plaza de<br />

Cádiz el 10 de junio, y en la misma ciudad del<br />

(10-07-1853), día en <strong>que</strong> alternó con Manuel<br />

Domínguez (Desperdicios). Por cierto <strong>que</strong> el<br />

revistero le dedicó esta graciosa quintilla:<br />

216<br />

«El segundo, Cantarito,<br />

fue matado por el Tato<br />

<strong>que</strong> del tamaño de un pito<br />

es mozo de garabato<br />

para extender el trapito.»<br />

A punto de terminar la temporada de<br />

Madrid, en 1853, se celebró una corrida el 24<br />

de octubre, en la <strong>que</strong> Francisco Arjona<br />

(Cúchares), agradecido a los singulares<br />

favores <strong>que</strong> siempre le dispensaba el público<br />

-según rezaba en los carteles-accedió a trabajar<br />

alternando con Julián Casas (el<br />

Salamanquino) y Cayetano Sanz. El segundo<br />

toro, de Gallardo, infirió un puntazo en el muslo<br />

de Julián Casas, al entrarle a matar, y fue la<br />

causa de <strong>que</strong> Tato tomara la alternativa el (30-<br />

10-1853).<br />

Imposibilitado de actuar el torero castellano,<br />

se expuso al público, poco antes de<br />

comenzar la corrida, el anuncio siguiente: No<br />

pudiedo trabajar el espada Julián Casas, a<br />

causa de la herida <strong>que</strong> sufrió el lunes último,<br />

le sustituirá Antonio Sánchez «Tato», natural<br />

de Sevilla, y nuevo en esta plaza. El Enano<br />

dio cuenta de las faenas del diestro en sus<br />

dos toros y de la forma siguiente: Al primer<br />

bicho, de Muñoz, lo trasteó con bastante<br />

desahogo y no sin gracia en la muleta y le<br />

enderezó un metisaca bajo <strong>que</strong>, bien visto y<br />

en conciencia, era lo <strong>que</strong> el toro, por lo<br />

marrajote, merecía. Al quinto, de Bañuelos,<br />

lo despachó con gracia de una contraria y una<br />

buena, cuarteando.»<br />

Con el nuevo oficiante alternaron a<strong>que</strong>l<br />

día Cúchares, <strong>que</strong> sirvió de padrino, Cayetano<br />

Sanz y Manuel Arjona, con el Regatero de<br />

media espada. La impresión en el público fue<br />

tan excelente <strong>que</strong> para el 6 de noviembre<br />

decidió la empresa organizar una corrida<br />

extraordinaria en la <strong>que</strong> habían de alternar<br />

Cúchares y el Tato, <strong>que</strong> tanto agradó al público<br />

en la corrida anterior, decían los carteles.<br />

La corrida se suspendió por lluvia,<br />

desistiéndose de llevarse a cabo. La empresa,<br />

sin terminar el año, firmó un contrato con el<br />

diestro para la temporada de 1854. En unas<br />

Semblanzas publicadas en El Enano y<br />

tituladas: Retratos de cuerpo entero de las<br />

notabilidades de muleta y esto<strong>que</strong>, <strong>que</strong> habían<br />

trabajado a<strong>que</strong>l año en Madrid, figura la<br />

siguiente:<br />

«El último es el Tato;<br />

mírale bien, lector, <strong>que</strong> aun<strong>que</strong> novato,<br />

es apuesto, ligero,<br />

y creo <strong>que</strong> ha de ser un buen torero.<br />

Si sigue como empieza, mucho debe<br />

esperar de su destreza<br />

la gente aficionada...»<br />

Tales fueron los excelentes auspicios<br />

bajo los <strong>que</strong> comenzó su actuación como matador<br />

de alternativa Antonio Sánchez (Tato).<br />

En 1854 se separa de Cúchares a consecuencia<br />

de su alternativa, separación <strong>que</strong>, por<br />

haberse ido con el nuevo matador valiosos<br />

elementos de la cuadrilla de Cúchares, tuvo<br />

para la gente aspecto de ruptura, <strong>que</strong><br />

Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez compara a la del<br />

Chiclanero y su generoso favorecedor y<br />

paisano Paquiro. El caso suscitó los comentarios<br />

siguientes de amigos y parciales, poco<br />

favorables al Tato, de los amigos de Cúchares.


Reafirmó el Tato su prestigio en las<br />

temporadas siguientes. Hasta su forzoza<br />

retirada tan sólo deja de torear en Madrid las<br />

temporadas 1855, 1857, 1862 y 1867; es<br />

decir, cuatro años en dieciséis de matador.<br />

En 1855 aún no había logrado Tato la maestría<br />

con la espada, <strong>que</strong> fue el mejor recuerdo de<br />

su paso por el mundo taurino.<br />

En los quites, el galleo y jugueteo con<br />

el capote consistía los mejores resortes de<br />

sus muchos éxitos. Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez<br />

hace memoria de las tardes en <strong>que</strong> el Tato<br />

a<strong>que</strong>l año pareció <strong>que</strong>rer superarse, con<br />

estas palabras: En El Puerto de Santa María<br />

-con el célebre y valiente diestro Manuel<br />

Domínguez (Desperdicios), precursor del<br />

pase de rodillas-, lidiando toros de Romero<br />

Balmaseda en la tarde del 15 de julio, estuvo<br />

el muchacho tan guapo y tan metido en briega<br />

<strong>que</strong> parecía aspirar a la emulación arrogante<br />

con el matador de moda, y poco después la<br />

Prensa de España y Francia contaba maravillas<br />

del garbo y el valor de Sánchez en las<br />

funciones de Vitoria a principios de agosto, y<br />

en las corridas de Bayona en los días 23, 26<br />

y 27, recibiendo infinitos objetos allende el<br />

Bidasoa.»<br />

En 1856 comenzó la evolución del<br />

toreo del Tato, escarmiento sin duda de los<br />

percances y cogidas, aun<strong>que</strong> afortunadas,<br />

peligrosas, <strong>que</strong> sufriera practicando el alegre<br />

toreo en <strong>que</strong> era maestro Cúchares. En 1857<br />

acompañaba en El Puerto de Santa María a<br />

Manuel Domínguez (Desperdicios), en la<br />

corrida del 1 de junio en la <strong>que</strong> el famoso diestro<br />

sevillano sufrió tan grave cogida, en la <strong>que</strong><br />

un toro le vació un ojo. Cerró la temporada<br />

toreando cerca de cuarenta corridas, aumentando<br />

su seguridad en la lidia y haciendo progreso<br />

en todos los tercios de ella.<br />

El año 1858 había de ser decisivo en<br />

su carrera taurina. Toreó en Madrid y contrató<br />

dos corridas en Sevilla para el mes de mayo,<br />

no sin preparar al público manifestando <strong>que</strong><br />

ignoraba la ruptura de la empresa con Juan<br />

Lucas Blanco, a quien sustituía, y protestando<br />

de <strong>que</strong> no era su intención competir con<br />

MIURA - 2002<br />

Manuel Domínguez (Desperdicios), como<br />

algún periódico había insinuado. Los<br />

revisteros de toros comenzaron a desmenuzar<br />

su labor, y los defectos de su toreo en<br />

<strong>que</strong> reparan, antes <strong>que</strong> censuras declaradas,<br />

parecen homenajes a la categoría <strong>que</strong> en el<br />

Tato reconocen. Por ser expresivo de su estilo<br />

de torear con la muleta, <strong>que</strong> es la suerte en<br />

<strong>que</strong> más censuras merecía, copiamos el<br />

siguiente párrafo de El Enano, de a<strong>que</strong>l año:<br />

«Vemos con digusto <strong>que</strong> no pasa los<br />

toros bien, pues <strong>que</strong> ni se cuadra ni usa del<br />

seguro y bonito pase de pecho, uno en Madrid<br />

el 19 de abril, en el <strong>que</strong> recibe una cornada<br />

en el brazo derecho, y el 29 de junio el primer<br />

toro de la ganadería de Martínez Azpillaga le<br />

hirió en el mismo brazo de bastante<br />

gravedad.» Otra cogida experimentó en<br />

Madrid en la función extraordinaria del (03-10-<br />

1858). Al año siguiente recoge el fruto de su<br />

brillante temporada anterior:<br />

«En los Puertos andaluces, con<br />

Domínguez, Gonzalo Mora y Mariano Antón;<br />

en el reino de Córdoba, con Arjona Guillén;<br />

en las provincias, con Cayetano Sanz y Julián<br />

Casas, y en toda la Península, con todos los<br />

matadores de España, el «Tato» cerró a<strong>que</strong>lla<br />

temporada torera con 41 corridas libre de<br />

accidentes de importancia y mimado por los<br />

públicos, como no es común <strong>que</strong> suceda con<br />

los lidiadores de mérito más relevantes.»<br />

Con lo señalado resumió aquélla temporada<br />

Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez. La Prensa<br />

sigue ocupándose de él y señalando sus<br />

progreso con criterio distinto, según las<br />

simpatías de cada localidad y el gusto del<br />

revistero. He aquí algunas opiniones de los<br />

corresponsales de El Enano de a<strong>que</strong>l año sobre<br />

el Tato:<br />

«Este diestro nada adelanta y olvida<br />

su primitiva escuela, tanto en los pases de<br />

muleta como en el baile y encorvarse sin<br />

cuadrarse bien (El Puerto de Santa María).<br />

El «Tato» estuvo de fortuna en las estocadas.<br />

Su trasteo no nos gusta, en los quites,<br />

oportuno y bien en general (Jerez de la<br />

Frontera). Su planta, sus pases y su alarde<br />

217


MIURA - 2002<br />

constante de serenidad y confianza, <strong>que</strong> bien<br />

se conoce <strong>que</strong> es real y efectiva, son de<br />

mucho mérito (Madrid). De los toreros me<br />

gusta el «Tato», pero le faltan dos cosas: no<br />

bailar tanto delante del toro, <strong>que</strong> es impropio<br />

de un matador de sus facultades y<br />

conocimientos, y más aplomo para dirigir la<br />

cuadrilla, <strong>que</strong> lleva en sus toreros antiguos y<br />

respetables (Granada).»<br />

La temporada de 1860 afirma de<br />

modo definitivo las buenas condiciones <strong>que</strong><br />

en años anteriores eran promesa segura.<br />

Sufrió diversos percances, pero sus triunfos<br />

fueron resonantes, especialmente en Sevilla,<br />

toreando miuras el 17 de mayo, con Manuel<br />

Domínguez, y en Córdoba, Cáceres, Badajoz,<br />

y especialmente en Valladolid, en las ferias<br />

de septiembre, en cuatro corridas en <strong>que</strong><br />

alternó con Cúchares y Mariano Antón.<br />

En 1861 comenzó para el Tato con un<br />

suceso fausto en su vida: su matrimonio. El<br />

día 5 de enero tiene lugar su unión con María<br />

de la Salud Arjona y Reyes, hija de su antiguo<br />

maestro Cúcha-res, quien consiente gustoso<br />

en la boda, pese al disgusto <strong>que</strong>, según<br />

íntimos, le ocasionara al separarse de su<br />

cuadrilla, aun<strong>que</strong> no sin prevenir cautamente<br />

a su hija, diciéndola:<br />

«Hija, no creas <strong>que</strong> todos los toreros<br />

son como tu padre, <strong>que</strong> os dice vuelvo y<br />

vuelve; <strong>que</strong> casi todos suelen volver en carta<br />

o por alambre.» La boda fue de rumbo. Todas<br />

las clases sociales de Sevilla participaron del<br />

regocijo. El propio conde del Águila ofreció un<br />

suntuoso ban<strong>que</strong>te en su palacio a los nuevos<br />

esposados, <strong>que</strong> fue concurridísimo en<br />

extremo. La temporada taurina fue la más<br />

brillante de cuantas hasta entonces había<br />

concluido. El 1 de abril, y en el circo madrileño,<br />

un toro le arrolló y puso en riesgo, y aun<br />

llegaron a tropezarle las reses en dos ocasiones<br />

más en la misma plaza esa temporada.<br />

Fue de estos percances el de más<br />

consideración el del (08-07-1861), toreando<br />

astados de don Felipe Gómez.<br />

El segundo toro, de nombre Dorado,<br />

colorado y bien puesto, a pesar de no haber<br />

218<br />

demostrado poder en la suerte de varas, llegó<br />

difícil y peligroso al último tercio, defendiéndose,<br />

cortando terreno y alargando el<br />

cuello. El Tato lo toreó valientemente de<br />

muleta, y tras dos puntillazos y media<br />

estocada, agarró una superior hasta la mano,<br />

estrechándose tanto <strong>que</strong> el astado de Colmenar<br />

Viejo (Madrid) le alcanzó con el pitón<br />

derecho por el pecho, volteándole. El Tato se<br />

levantó sonriente, y a pesar de la oposición<br />

de Cayetano Sanz, <strong>que</strong> le vio herido, volvió a<br />

la cara del toro, hasta verle doblar, y después<br />

se retiró a la enfermería, con tanta serenidad<br />

<strong>que</strong> iba recogiendo los cigarros <strong>que</strong> le<br />

arrojaban de los tendidos y contestando con<br />

saludos de la montera a los aplausos <strong>que</strong> le<br />

prodigaban. En un ademán de buen gusto e<br />

intuitiva elegancia se cubría con el capote la<br />

camisa para <strong>que</strong> la sangre <strong>que</strong> la empapaba<br />

no denunciara la herida. En la enfermería fue<br />

curado de un puntazo largo, oblícuo e irregular<br />

en profundidad.<br />

Sin hallarse repuesto de su lesión volvió<br />

a torear en Madrid el (21-07-1861). Su actuación<br />

fue excelente. El siguiente, día 22, y<br />

por lesión <strong>que</strong> sufriera Cayetano Sanz, tuvo<br />

<strong>que</strong> matar cinco colmenareños de don Antero<br />

López, alcanzándole el sexto toro con un<br />

varetazo.<br />

La frecuencia de estos percances,<br />

herido en el pecho o en el costado derecho,<br />

debido, según los técnicos, a <strong>que</strong> hacía muy<br />

alto el cruce y no vaciaba con la debida eficacia,<br />

llegaron a preocuparle hasta el punto de<br />

pensar en cubrirse estas partes del cuerpo<br />

con una especie de media coraza de acero,<br />

sujetas al tronco con correas, y aún llegó a<br />

hacérselas, si bien desistió del propósito de<br />

usarlas ante el temor de <strong>que</strong> le silbaran el<br />

lógico miedo.<br />

Siguió la temporada siguiente, de<br />

1862, triunfalmente. En mayo ya tenía<br />

escrituradas 35 plazas, en algunas con cuatro<br />

corridas. A las contratas correspondía el éxito,<br />

mereciendo especial menció los aplausos <strong>que</strong><br />

obtuvo en Palencia, Gijón -donde fue muy<br />

agasajado por el general Prim-Valladolid y


El célebre y desafortunado diestro Antonio Sánchez (Tato).<br />

MIURA - 2002<br />

219


MIURA - 2002<br />

Bayona. Con ocasión de estas últimas<br />

corridas se detuvo unos días en Biarritz, donde<br />

su apostura, elegancia taurina y bizarra<br />

majeza obtuvo un notable éxito mundano, especialmente<br />

entre los extranjeros, <strong>que</strong> don<br />

José María de Cossío tuvo ocasión de oir recordar<br />

en 1920 a la propia emperatriz<br />

Eugenia, <strong>que</strong> con su esposo, el Emperador,<br />

recibió y agasajó generosamente al diestro.<br />

Hallábase Tato en la plenitud de su virilidad.<br />

Peña y Goñi le recuerda con estas palabras:<br />

El «Tato» tenía una fisonomía<br />

sonrosada y picaresca; una cabeza de<br />

gavroche, en la cual jugueteaban graciosamente<br />

multitud de ricitos pendencieros;<br />

unos ojos negros, muy rasgados, <strong>que</strong> miraban<br />

con dulzura y se entornaban muchas veces,<br />

entre burlones y modestos, y una sonrisa<br />

estereotipada en los labios, atractiva y sumamente<br />

simpática, como la de Francisco<br />

Calderón. No era guapo. La nariz algo<br />

remangada y grande, y la boca, grande también<br />

y con un labio inferior grueso y colgante,<br />

rompía la armonía general; pero había tanta<br />

gracia en la persona -no con la incomparable<br />

dejadez <strong>que</strong> hacía de «Largatijo» un típo único<br />

de elegancia y distinción, sino cierta co<strong>que</strong>tería<br />

femenina, provocativa y humilde al<br />

mismo tiempo- de tal modo brillaba en la cara<br />

del «Tato» el garbo y la modestia.<br />

No encontraba el toreo del Tato<br />

contradicción seria entre los matadores de<br />

entonces. Los más maestros y famosos,<br />

como Francisco Arjona (Cúchares) o Manuel<br />

Dominguez (Desperdicios), economizaban<br />

sus esfuerzos para prolongar al máximo su<br />

decadencia, y de los nuevos unos, como<br />

Cayetano Sanz y el Salamanquino, carecían<br />

de temperamento para la emulación, y otros,<br />

como Pepete, mostraron bien claro desde el<br />

principio no tener condiciones suficientes para<br />

intentar una competencia.<br />

Un banderillero más famoso ya <strong>que</strong><br />

los matadores a quienes había servido<br />

comenzó por entonces a matar toros: Antonio<br />

Carmona (Gordito). Traía a la lidia la novedad<br />

de los <strong>que</strong> después fueron famosos<br />

220<br />

«quiebros», <strong>que</strong> había de caracterizar todo<br />

un estilo de toreo, restauración del viejo torear<br />

navarro hecho por un sevillano, y traía,<br />

sobre todo, juventud, ruido y simpatía. El público<br />

siempre hábido de sonadas competencias,<br />

va desde entonces a dividir preferencias<br />

entre dos espadas, y así comenzó la ruidosa<br />

emulación de ambos diestros.<br />

En 1862, aún no toreaba el Gordito en<br />

Madrid, pero surgieron entonces los primeros<br />

chispazos de la futura competencia por desagradables<br />

motivos de orden privado: la<br />

oposición del Tato a <strong>que</strong> Antonio Carmona<br />

figurara como espada en la corrida <strong>que</strong> en<br />

Sevilla organizara la infanta Luisa Fernanda,<br />

en favor de la beneficencia domiciliaria. No<br />

fue la temporada de 1863, en <strong>que</strong> el Gordito<br />

se presentó en Madrid, afortunada para Tato,<br />

y no ciertamente por el éxito artístico, sino por<br />

las muchas veces <strong>que</strong> le tropezaron los toros,<br />

aun<strong>que</strong> por fortuna sin consecuencias demasiado<br />

graves. Hasta fuera de la plaza le persiguió<br />

siempre la mala fortuna.<br />

En Cartagena, según la Prensa, y en<br />

el mes de agosto, estuvo a punto de ser<br />

asesinado por un licenciado de presidio. La<br />

temporada resultó con todo taurinamente<br />

brillante, afianzando el diestro la posición<br />

privilegiada de su jerarquía. Los críticos siguen<br />

viendo los defectos de en su toreo: «El los<br />

pases naturales se agacha más de lo regular»,<br />

decía El Enano ese año, y sobre todo le<br />

censura su descuido en la dirección de la lidia.<br />

La competencia con el Gordito se dibujaba<br />

con perfil más agrio. Las desavenencias<br />

aludidas entre los dos diestros habían<br />

llegado a provocar un violento cho<strong>que</strong> personal,<br />

no teniendo por entonces buen éxito<br />

las gestiones de avenencias.<br />

El Boletín de Loterías y Toros escribía<br />

el (09-02-1863): «Tenemos el sentimiento de<br />

anunciar a nuestros lectores <strong>que</strong> no es cierta<br />

la noticia <strong>que</strong> ha circulado días atrás de haberse<br />

verificado una reconciliación entre los<br />

espadas «Tato» y «Gordito.» Trascendía esta<br />

enemistad en las plazas, teniendo particular<br />

relieve en la corrida del 24 de junio en Cádiz,


en la <strong>que</strong> los apasionados del «Tato» le<br />

preparaban una ovación con carácter apoteósico,<br />

repartiendo versos por todas las localidades<br />

del circo y arrojándose a la arena una<br />

corona de flores y dos de plata.»<br />

La temporada de 1865 la abre en<br />

Madrid toreando con Cayetano Sanz y el<br />

Gordito, señalándose claramente las preferencias<br />

del público de la Corte por el toreo del<br />

Tato, y sobre todo, por su manera de matar a<br />

volapié, <strong>que</strong> por entonces empiezan a notar<br />

los críticos, sobre los quiebros y jugueteos<br />

del toreo del Gordito, <strong>que</strong> el público rechaza<br />

como poco serio.<br />

En cambio, en Cádiz, donde tantos<br />

aplausos lograra el año anterior, las cañas se<br />

volvieron lanzas, prefiriéndose señaladamente<br />

a su rival. Aumentaron las simpatías<br />

de éste al negarse el Tato a ceder el quinto<br />

toro al entonces banderillero Rafael Molina<br />

(Lagartijo), como el público lo reclamaba, y<br />

acceder a ello espontáneamente el Gordito<br />

en el sexto toro.<br />

Empezó por señalarse un gran sector<br />

del público contra el peón del Gordito, José<br />

Cineo (Cirineo), y acabó por tratar al matador<br />

con excesiva violencia y saña injustificables.<br />

Atizaba estas pasiones un célebre periódico<br />

recién aparecido, El Mengue, fundado y dirigido<br />

por Mariano Garisuain, según Peña y<br />

Goñi:<br />

«Aficionado inteligentísimo, terne y<br />

feroz, <strong>que</strong> arremetía con furia contra todo bicho<br />

viviente y no dejaba coleta sana en toda<br />

la taurómaca nación.»<br />

Fue Gordito el blanco principal de sus<br />

iras, e influyó de modo decisivo en la actitud<br />

agresiva del público. En esta temporada -<br />

1864- y la siguiente, de 1865, presenció la<br />

plaza de Madrid los espectáculos más<br />

vergonzosos, Carmona, a quien la suerte no<br />

acompañaba, sufría las protestas más violentas,<br />

subrayadas con cencerros, pitos y lluvias<br />

de naranjas y otros objetos arrojadi-zos.<br />

La rivalidad en la Corte acabó el 12 de julio.<br />

He aquí como narra Peña y Goñi el<br />

lamentable espectáculo:<br />

MIURA - 2002<br />

«El Gordito estuvo fatal en la muerte<br />

del primer toro, y fue objeto de una espantosa<br />

silba. Llegó la muerte del segundo y los<br />

pinchazos <strong>que</strong> propinara Antonio al animal<br />

fueron tantos, <strong>que</strong> el presidente ordenó la salida<br />

de la media luna, pero desacatando el<br />

mandato de la autoridad, siguió el «Gordito»<br />

acribillando al toro, hasta <strong>que</strong>, entre un infernal<br />

griterío, fue llevado por dos aguaciles al palco<br />

de la presidencia, siendo multado con 500 reales<br />

y rota su escritura con la empresa.»<br />

Así salió Antonio Carmona de Madrid<br />

y así parecía tener término su competencia<br />

con el Tato. Pero éste no había de encontrar<br />

en las demás plazas de España las mismas<br />

facilidades pa-ra sus triunfos. La Prensa<br />

andaluza, en especial, reaccionó violentamente<br />

contra las apasionadas campañas de<br />

la de Madrid, y fue en Cádiz donde, trece días<br />

después, volvieron a encontrarse los diestros,<br />

pero respaldado Gordito con la simpatía del<br />

a<strong>que</strong>l entendido público. Campañas de Prensa,<br />

propagandas intentísimas y continuadas,<br />

prepararon el ambiente. Al salir a matar<br />

Carmona cayeron sobre el público hojas con<br />

versos, hechas por algunos amigos:<br />

«Hoy, sin temor de mentir,<br />

y tras afán singular,<br />

bien puede el labio decir<br />

<strong>que</strong> Cádiz vuelve a gozar,<br />

por<strong>que</strong> te vuelve a aplaudir.<br />

Disípese tu dolor,<br />

si de la Corte trama<br />

pudo inspirarte temor;<br />

eso te da más valor<br />

y acreciente más tu fama.<br />

Pues por tan infame ardid<br />

no pasastes tu el primero,<br />

<strong>que</strong> en desaprobada lid<br />

hizo lo mismo Madrid<br />

con Montes y «el Chiclanero.»<br />

La corrida fue un escándalo continuado,<br />

y las colisiones entre los partidarios<br />

de uno y otro diestro llegaron a punto de hacer<br />

intervenir a la fuerza armada, llegando al<br />

221


MIURA - 2002<br />

extremo de hablar de tales apasionamientos<br />

en el Parlamento, y con indignación don<br />

Abelardo López de Ayala. La Prensa profesional<br />

andaluza tomó su desquite en esta ocasión.<br />

El Látigo, revista taurina de Cádiz, se<br />

expresaba así: El público de Cádiz ha dado<br />

una severa lección al de la Villa y Corte de<br />

Madrid. Los gaditanos no se dejan arrastrar<br />

por el espíritu de pandillaje, no secundan las<br />

miras de los <strong>que</strong> por fin determinado <strong>que</strong>rían<br />

ensañarse con algún diestro con objeto de<br />

hundir su reputación bien adquirida.<br />

Sobriamente han <strong>que</strong>dado indicadas<br />

las características del toreo de ambos rivales.<br />

Entre variabilidad en la última y desastrosa<br />

fase en los años siguientes de 65 y 66, en<br />

<strong>que</strong> es más enconada la división de las<br />

preferencias del público, en las <strong>que</strong> según las<br />

plazas y la fortuna prevaleció en uno u otro<br />

diestro.<br />

En 1866 hicieron las paces ambos toreros,<br />

por las gestiones de amigos influyentes<br />

y bien intencionados. El año 1867 fueron<br />

contratados por la empresa de Madrid los dos<br />

Antonios, en unión de Salvador Sánchez<br />

(Frascuelo). La campaña contra el Gordito en<br />

la plaza de la Corte comenzó a tener<br />

caracteres verdaderamente sañudos.<br />

. Aun podría citar otras represalias de<br />

los públicos andaluces, especialmente los indignados<br />

desahogos del público de la plaza<br />

de Sevilla contra dos peones de la cuadrilla<br />

de Cúchares, muy afectos al yerno del viejo<br />

espada. En el año 1869 tuvo término decisivo<br />

esta competencia. Habían sido contratados<br />

por la plaza de Madrid, jun-tamente con el<br />

Tato, Lagartijo y Frascuelo. Transcurrían las<br />

corridas sin cosa digna de notarse hasta <strong>que</strong><br />

la del 7 de junio, en <strong>que</strong> organizara una extraordinaria<br />

la Diputación Provincial para solemnizar<br />

la promulgación de la Constitución.<br />

Habían de jugarse seis toros por la<br />

mañana y seis por la tarde, esto<strong>que</strong>ados<br />

todos ellos por el Tato y Lagartijo. El cuarto<br />

toro de la tarde, Peregrino, de don Vicente<br />

Martínez, castaño y bien colocado, cogió al<br />

Tato al entrar a matar por tecera vez, y con el<br />

222<br />

cuerno derecho le suspendió y volteó, infiriéndole<br />

una cornada de cuatro centímetros de<br />

longitud por tres de profundidad en el tercio<br />

superior de la pierna derecha. Peña y Goñi<br />

transcribe una carta <strong>que</strong> a don José Pérez<br />

de Guzmán, distinguido escritor taurino, dirigió<br />

el du<strong>que</strong> de Veragua explicándole la cogida.<br />

He aquí el interesante documento:<br />

«Querido amigo: Mucho he agradecido<br />

el recuerdo de amistad enviándome el<br />

grupo <strong>que</strong> contenía su grata del (23-06-1969.<br />

La cuadrilla me parece corresponde en su<br />

apariencia al justo crédito <strong>que</strong> goza.<br />

Únicamente sería de desear rellenara el banderillero<br />

un poco de las taleguillas sobrantes.<br />

Con gusto reuniré para enviar a ustedes<br />

cuanto se publi<strong>que</strong> de la cogida del Antonio<br />

Sánchez (Tato).»<br />

Y continuó diciéndole: «Hasta ahora<br />

sólo tengo noticias de la adjunta hoja suelta,<br />

escrita muy en tonto, según verá. He encargado<br />

a Antonio Carmona me envíe lo <strong>que</strong> él<br />

conozca acerca del particular; no hago mérito<br />

de lo publicado por el antiguo Enano, pues<br />

no dudo en considerar a usted como<br />

suscritor; y por cierto <strong>que</strong> como detalles y<br />

escrupulosidad en reunir partes facultativos,<br />

no puede mejorarse.<br />

En cuanto al juicio y observaciones<br />

<strong>que</strong> un aficionado debe sugerir la cogida, crea<br />

usted <strong>que</strong> no ha habido más <strong>que</strong> lo siguiente:<br />

el toro era muy noble, estaba menos aburrido<br />

de lo <strong>que</strong> generalmente llegan a la muerte los<br />

toros del Colmenar, y nada tenía <strong>que</strong> inspirase<br />

cuidado, pues su condición de blando alejaba<br />

aún más todo peligro. El pobre Tato lo había<br />

toreado sin ninguna dificultad a pesar de su<br />

poca defensa; y habiéndole cogido los huesos<br />

(pinchado) dos veces, quiso asegurarle<br />

con uno de esos volapiés <strong>que</strong> le valían tantos<br />

aplausos y <strong>que</strong> ponían simpre a riesgo su vida.<br />

En a<strong>que</strong>lla ocasión no intervino el primer<br />

elemento <strong>que</strong> le salvaba, y era el dolor<br />

de la estocada, pues resultó un poco al lado<br />

contrario y fuera de la cavidad. El motivo de<br />

estar la estocada ida, fue haber hecho el toro<br />

un poco más de lo <strong>que</strong> el matador creía, a


conseuencia de la colocación del toril, arrancando<br />

en suerte natural. También estuvo<br />

demasiado tiempo delante de la cabeza, cosa<br />

hoy muy frecuente en los matadores actuales,<br />

y <strong>que</strong> desvirtúa el principal efecto de los<br />

volapiés, verdaderas sorpresas, y como tales,<br />

recursos grandes para toros tunantes.<br />

En fin, fue una desgracia imprevista<br />

por haber corrido el mismo Tato riesgos<br />

muchos mayores sin <strong>que</strong> le engancharan los<br />

toros. Además, creo <strong>que</strong> la cornada, bien<br />

cuidada desde un principio, no hubiese tenido<br />

consecuencias tan lamentables. Hemos<br />

perdido el único matador con vergüenza, pues<br />

los otros consienten <strong>que</strong> se les echen vivos<br />

los toros, sin apelar al recurso de la puntilla.<br />

En punto a destreza todos son iguales.<br />

Se ha hecho una litografía del lance,<br />

pero no tiene nada <strong>que</strong> merezca atención; sin<br />

embargo, la enviaré a usted cuando haya<br />

oportunidad, pues es muy grande para ir por<br />

el correo. Tuve mucho gusto en leer sus artículos,<br />

publicados por El Enano con motivo<br />

de la obra de tauromaquia. Todos los amigos<br />

me encargan afectuosos recuerdos para<br />

usted, de quien se repite suyo verdadero<br />

amigo.- El du<strong>que</strong> de Veragua.»<br />

El Boletín de Loterías y Toros relató<br />

así la cogida:<br />

«El Tato da seis pases naturales, cuatro<br />

con la derecha y uno por alto, una corta a<br />

volapié y en dirección de atravesar; otra en<br />

hueso, a volapié también, y un gran volapié<br />

de los <strong>que</strong> él suele dar, siendo cogido con el<br />

asta derecha, suspendido y volteado, sin<br />

hacer caso el toro del diestro cuando cayó.<br />

El Tato se levanta y echa las manos a<br />

la herida para impedir la hemorragia, y empieza<br />

a andar sólo con la pierna izquierda<br />

dando saltos, en cuyo acto su gente, <strong>que</strong> ya<br />

estaba junto a él, y otros, le auxilian y<br />

conducen a la enfermería, donde se dio por<br />

el facultativo de guardia el parte médico <strong>que</strong><br />

dice:<br />

«El Tato ha recibido una herida en el<br />

tercio superior de la pierna derecha... Lagartijo<br />

descabelló el toro con acierto al primer<br />

MIURA - 2002<br />

golpe. La herida fue desde el principio<br />

calificada de grave; pero acaso no debiera<br />

haber sido de consecuencias tan<br />

irremediables. Se dijo entonces <strong>que</strong> el toro<br />

mantenía fresca en las astas la sangre de un<br />

caballo enfermo de arestín, y <strong>que</strong> este virus<br />

había infestado la herida. Acaso los deficientes<br />

medios de cura-ción, pese haber intervenido<br />

en ella afamados cirujanos de Madrid,<br />

consintieran la gangrena.» El hecho es <strong>que</strong><br />

el lunes (14-06-1869), y tras innumerables y<br />

dolorosísimas curas, le fue por salvar su vida<br />

amputada la pierna derecha. Así relató la operación<br />

la publicación taurina anteriormente citada:<br />

«En las diferentes operaciones y<br />

sajaduras <strong>que</strong> se han hecho al Tato, tanto en<br />

el muslo como en la pantorrilla y pie derecho,<br />

ha demostrado el paciente gran valor y<br />

presencia de espíritu, tratando de animar a<br />

los concurrentes al acto con expresiones<br />

propias de su genio jovial; pero ayer tarde,<br />

cuando le hacían la amputación cuatro dedos<br />

más abajo de la rodilla, en cuya operación<br />

se mostró con una resignación y valentía sobrenaturales,<br />

sosteniéndole un buen aficionado<br />

de Madrid y amigo del espada, y el banderillero<br />

Domingo Váz<strong>que</strong>z; cortada <strong>que</strong> ya le<br />

fue la parte de la pierna, exclamó con tristeza:<br />

Adios Madrid!, cuyas palabras expresan,<br />

entre otras muchas cosas <strong>que</strong> el público<br />

conoce y ya no hay necesidad de decir, el dolor<br />

y pena del <strong>que</strong> fue matador de toros al<br />

convencerse de dejar de serlo.»<br />

Cayetano Sanz, Largartijo y Frascuelo<br />

torearon las corridas <strong>que</strong> el Tato tenía contratadas,<br />

entregándole Rafael y Salvador íntegro<br />

los honorarios <strong>que</strong> le correspondían. El Tato<br />

regaló a Fras-cuelo el traje de guarnición negra<br />

<strong>que</strong> vestía el día de la cogida, <strong>que</strong> se conserva<br />

en el Museo de la plaza de toros de Valencia,<br />

y a Lagartijo el esto<strong>que</strong> con una expresiva y<br />

enfática, dedicatoria.<br />

El día (31-10-1869), se celebró una corrida<br />

a beneficio del infortunado matador. El<br />

cartel anunciaba: «Antonio Sánchez (Tato),<br />

lleno de gratitud por el interés <strong>que</strong> el público<br />

223


MIURA - 2002<br />

ha demostrado por su salud, tendrá el honor<br />

de presentarse en el redondel antes de<br />

principiar la corrida, para dar las debidas<br />

gracias con toda la efusión de su corazón<br />

agradecido. Y en efecto -dice Peña y Goñi-,<br />

dio vuelta y media a la plaza en carretela<br />

descubierta y acompañado de sus<br />

banderilleros, entre los cuales el Cuco lloraba<br />

como una criatura. El público hizo al Tato<br />

una tristísima ovación, y el infeliz, con los ojos<br />

arrasados en llanto, dio las gracias y salió para<br />

siempre del redondel.<br />

Aun alentó Tato de volver a los ruedos.<br />

Un ortopédico le hizo una pierna artificial<br />

ingeniosamente articulada, con la <strong>que</strong> se forjó<br />

la ilusión de poder volver a las faenas de la<br />

lidia. Probó fortuna la tarde del día (14-08-<br />

1871), en Badajoz, intentando dar un lance al<br />

cuarto toro. Tuvo <strong>que</strong> desistir de su empeño,<br />

sentándose llorando en el estribo de la barrera.<br />

Vestido de torero quiso volver a hacer la<br />

prueba el 4 de septiembre en Valencia; pero<br />

el público no le consintió intentarlo. El rey Don<br />

Amadeo de Saboya, <strong>que</strong> presidía, llamó a su<br />

palco al diestro, atendiéndole y consolándole<br />

con suma benevolencia.<br />

Aún asistió con traje de luces en Sevilla<br />

el (24-09-1871). El público le hizo de-sistir de<br />

su propósito de torear. Poco después fue<br />

nombrado repartidor de carne del Matadero<br />

de Sevilla, y en tal puesto subsistió hasta su<br />

muerte, acaecida el (07-02-1895). El declinar<br />

de su vida debió ser melancólico; pero la fortuna<br />

reunida con los toros y aumentada con<br />

su buena administración, debió endulzar sus<br />

nostalgias.<br />

Fue el Tato un matador y torero en una<br />

época de transición, y une, con su contraputo<br />

del Gordillo, los tiempos de Cúchares y<br />

Redondo, con los de Lagartijo y Frascuelo.<br />

Aun<strong>que</strong> comenzó a hacerse notar por sus<br />

galleos y recortes dentro de la manera de su<br />

suegro Cúchares, pronto se sobrepuso a<br />

estas suertes su estilo de matar a volapié,<br />

sobre todo dando tablas.<br />

«¿Quien lo haya visto -dice un<br />

escritor-, puede olvidar a<strong>que</strong>lla graciosa<br />

224<br />

patadita del Tato a arrancarse al volapié?<br />

Consistía en alzar la pierna derecha, como si<br />

jugase a la pata coja, y adelantar con ella el<br />

paso necesario para herir, y de éste modo,<br />

ni perdía terreno, yéndose atrás, ni perjudicaba<br />

la buena ejecución de la suerte.» Dicha<br />

especialidad constituye para la posteridad su<br />

personalidad verdadera, habiendo llegado su<br />

destreza de matador a convertirse en proverbial.<br />

A través de este corto biográfico de don<br />

José María de Cossío hemos dejado<br />

constancia de opiniones de revisteros de<br />

aquél tiempo <strong>que</strong> enjuiciaron al torero. Se<br />

deduce <strong>que</strong> con la muleta toreaba encorvado<br />

y escaso de dominio, lo <strong>que</strong> confirmó el du<strong>que</strong><br />

de Veragua y debió ser mediano director<br />

de lidia. Por estas limitaciones de sus cualidades<br />

técnicas estaban compensadas con<br />

exceso, para la estimación del público, con<br />

su pundonor torero, su valor sin trampa ni<br />

refugios y por una aureola de majeza, elegancia<br />

y bizarría taurinas, <strong>que</strong> conse-guía tantos<br />

adeptos en el trato particular con el torero<br />

como con sus arrestos en la plaza. Su popularidad<br />

llegó a ser enorme. Hallándose herido<br />

en Madrid, coincidió estar enfermo en otro<br />

piso de la misma casa el glorioso marino<br />

Méndez Núñez.<br />

Una constante romería de gente de<br />

toda condición llegaba a la calle, pero no era<br />

para enterarse de la salud del héroe del<br />

Callao, sino por seguir el curso de la curación<br />

del diestro. Visto con perspectiva histórica no<br />

puede decirse <strong>que</strong> fue una primera figura del<br />

toreo, pero ocupó dignamen-te el puesto de<br />

ellas en momentos de crisis de las Fiesta e<br />

intensificó el brillo de su fama con las dobles<br />

luces del valor y de la desgracia.<br />

<strong>Algunos</strong> toros lidiados por «Tato»:<br />

*Calzadito: Toro retinto, de don Manuel<br />

Bañuelos, lidiado en Madrid el (05-09-1859);<br />

tomó 23 varas, siendo esto<strong>que</strong>ado a volapié<br />

por el Tato.


MIURA - 2002<br />

Cogida de Antonio Sánchez (Tato). Ilustración de José de Chavez<br />

(La Lidia, 29-10-1883).<br />

*Capirote: El (10-09-1858), el toro<br />

citado del du<strong>que</strong> de Veragua, <strong>que</strong> tomó 18 varas,<br />

lo remató el Tato en la plaza de Madrid.<br />

*Cocinero: Toro de Miura, lidiado en<br />

Madrid el (30-10- 1853). El primero <strong>que</strong> mató<br />

el día de su alternativa, cedido por Cúchares,<br />

Antonio Sánchez.<br />

*Confitero: El (01-04-1861), el toro,<br />

negro, del marqués del Saltillo, lidiado en Madrid,<br />

tomó 19 varas y fue esto<strong>que</strong>ado por el<br />

Tato.<br />

*Contador: Toro de la ganadería de<br />

don Joaquín Jaime Barbero, negro, lidiado en<br />

El Puerto de Santa Maria el (23-07-1860).<br />

Arremetió 39 veces a los picadores Calderón,<br />

Trigo y Alavés sin matarles ningún caballo,<br />

dicho sea en elogio de a<strong>que</strong>llos excelentes<br />

pi<strong>que</strong>ros, Lo debió esto<strong>que</strong>ar el Tato; pero el<br />

público solicitó le fuera perdonada la vida, accediendo<br />

la presidencia.<br />

*Corzo I: Toro de pelaje colorado, de<br />

doña Gala Ortiz, lidiado en la plaza de Madrid<br />

el (30-04-1860), y <strong>que</strong> tomó 21 puyazos,<br />

siendo rematado por el Tato.<br />

*Corzo II: Toro, retinto, de doria Gala<br />

Ortiz, jugado en Madrid el (14-04-1861),<br />

muerto por el Tato después de tomar 16 varas.<br />

*Lechuguino: El (21-10-1866), el toro<br />

señalado, entrepelado en cárdeno, de Romero<br />

Balmaseda, lidiado en Madrid el día señalado,<br />

tomó 18 varas, siendo muerto por el Tato.<br />

*Malagracia: Toro de Miura, de pelo<br />

colorado, lidiado en Madrid el (26-04-1863);<br />

tomó 6 varas y fue muerto por Antonio<br />

Sánchez (Tato).<br />

225


MIURA - 2002<br />

*Tablones: El día (07-06-1869), el toro<br />

citado, negro mulato, de Miura, lidiado en<br />

Madrid el día citado, tomó 19 varas, y al picador<br />

Sacanelles le fracturó el brazo izquierdo;<br />

fue muerto por el Tato.<br />

SANZ (Cayetano). Matador de toros,<br />

nacido en la calle del Bastero, en el popular<br />

barrio madrileño de la Arganzuela, el (07-08-<br />

1821). Sus padres fueron honrados artesanos,<br />

Luis Sanz y Regina Pozas. Viuda su madre<br />

seis meses antes de nacer Cayetano<br />

Sanz, contrajo más tarde segundas nupcias,<br />

con la oposición de los abuelos de éste, <strong>que</strong>,<br />

no <strong>que</strong>riendo <strong>que</strong> el pe<strong>que</strong>ño huérfano viviera<br />

con su padrastro, le llevaron con ellos.<br />

Contaba Cayetano poco más de diez<br />

años cuando le sacaron de la escuela, donde<br />

aprendió las más elementales enseñanzas,<br />

para dedicarle al oficio de zapatero. Era por<br />

entonces poco menos <strong>que</strong> degradante el<br />

cargo de aprendiz en cualquier gremio de<br />

artesanos.<br />

Tenían <strong>que</strong> soportar los pobres niños,<br />

<strong>que</strong> niños eran casi siempre, toda clase de<br />

vejaciones y ordenanzas, <strong>que</strong> herían el amor<br />

propio de los inteligentes y les hacia odiar el<br />

taller y encaminar sus pasos por otros<br />

senderos. Le ocurrió esto último a Cayetano<br />

y reaccionó pronto, a pesar de lo cual siguió<br />

trabajando, hasta Ilegar a oficial, para ayudar<br />

con ello al sustento de su casa en a<strong>que</strong>llos<br />

años con muchas carencias.<br />

En los días de fiesta y domingos<br />

acudía a las capeas pueblerinas cercanas a<br />

Madrid, y en otras ocasiones al matadero, <strong>que</strong><br />

viviendo el ejemplo del sevillano, era escuela<br />

de incipientes lidiadores. Cayetano encontró<br />

una salida viable, del para él insoportable<br />

oficio, en la concurrencia con otros torerillos<br />

a funciones de los alrededores de Madrid, de<br />

donde lograba traer alguna propina. Se<br />

opusieron sus abuelos a esta mutación violenta<br />

de oficio tan sencillo y pacífico; pero el<br />

muchacho, <strong>que</strong> mostraba gran carácter y entereza,<br />

acabó por convencer a los ancianos.<br />

226<br />

Contaba poco más de dieciséis años<br />

por entonces. Pueblos y villas fueron escenarios<br />

heroicos de los primeros pasos de<br />

Cayetano Sanz como torero, y en ellos dejó<br />

memoria de valor y gallardía. En algunas<br />

ocasiones actuó en mojigangas de la Corte,<br />

matando el embolado o un toro de puntas <strong>que</strong><br />

solían soltar al final.<br />

En 1844 tuvo una contrata en<br />

Aranjuez, lidiando, en unión de otros varios,<br />

novillos del du<strong>que</strong> de Veragua. Asistió este<br />

prócer a la función, y como le gustase de<br />

entre todos el toreo de Sanz, protegió a éste<br />

y fué recomendado por él a José Antonio Calderón<br />

(Capita). Mató dos toros recibiendo,<br />

tras una gran faena en cada uno de ellos, entusiasmando<br />

grandemente a la concurrencia,<br />

compuesta la mayor parte de madrileños, <strong>que</strong><br />

estaban largo tiempo atrás deseosos de<br />

oponer un diestro madrileño a los muchos y<br />

buenos sevillanos y cordobeses <strong>que</strong> había.<br />

Las lecciones de Capita, gran teórico<br />

de la Fiesta, cuyas opiniones escuchaba<br />

Montes, sirvieron de mucho a Cayetano. Le<br />

dieron sin duda a<strong>que</strong>lla elegancia tan peculiar<br />

en el toreo de capa y muleta. Calderón<br />

adiestraba primero a sus discípulos en el toreo<br />

de salón: norma de poner el cuerpo al lancear<br />

de capa, citar, pasar de muleta y otros modos<br />

concernientes a la estilística de la lidia. Pero<br />

es fama <strong>que</strong> con ello perdió Cayetano la<br />

decisión y el arrojo de sus primeros pasos,<br />

<strong>que</strong> más tarde le habían de ser necesarios,<br />

especialmente para decidirse en la hora de<br />

matar.<br />

En 1844 y 45 aparece en carteles de<br />

co-rridas de Madrid, de media espada. En<br />

ellas bande-rilleaba en muchas ocasiones; la<br />

fama de su habilidad creció en gran manera,<br />

y el Chiclanero le incluyó de rehiletero en su<br />

cuadrilla. La temporada de 1846 fue con José<br />

Redondo a diversas plazas de la Península,<br />

esto<strong>que</strong>ando toros <strong>que</strong> le cedía de vez en<br />

cuando su maestro.Había por entonces una<br />

oposición tácita de los toreros andaluces,<br />

demostrada anteriormente con el Salamanquino,<br />

a conceder alternativas a diestros


castellanos, temerosos de perder con ello<br />

supremacía y ajustes en el ruedo madrileño;<br />

dificultades de esta índole las pusieron todos,<br />

especialmente Cúchares, primate en el ruedo<br />

y maestro en astucia de entre bastidores;<br />

los años 1847 y 48 tomó tan manifiesta<br />

agresividad hacia Cayetano Sanz, <strong>que</strong> no<br />

consintió alternara con espadas de primera y<br />

segunda categoría.<br />

En esos años toreó en corridas de novillos,<br />

y también como sobresaliente de<br />

espada, a la vez <strong>que</strong> banderillero, en corridas<br />

de toros. La presión del du<strong>que</strong> de Veragua,<br />

<strong>que</strong> le seguía protegiendo; los buenos oficios<br />

de Capita, y hasta del propio público madrileño,<br />

<strong>que</strong> veía en él un ídolo, allanaron algo tales<br />

dificultades.<br />

En el invierno de 1849, entrenándose<br />

en el matadero, recibió una herida de<br />

consideración en el costado derecho. Repuesto<br />

de este percance le fue concedida la<br />

alternativa en Madrid, toreando con él<br />

Francisco Ariona Guillén y Julián Casas. Tenía<br />

entonces Cayetano Sanz veinticinco años,<br />

edad más <strong>que</strong> sobrada para tal paso.<br />

Leopoldo Váz<strong>que</strong>z, en un artículo publicado<br />

en Sol y Sombra, escribió <strong>que</strong> se doctoró «de<br />

manos de Julián Casas en la corrida celebrada<br />

el (12-09-1848), en la <strong>que</strong> se jugaron toros<br />

de Torre y Rauri, Nautel y Suárez.»<br />

Los buenos éxitos <strong>que</strong> en Madrid alcanzara<br />

tuvieron eco en distintos puntos de<br />

la Península, contratándosele ventajosamente<br />

en 1849 en Bilbao, Alicante, Játiva y otros<br />

sitios. En Alicante fue cogido y resultó con una<br />

grave herida en el muslo izquierdo. La<br />

temporada de 1850 alterna con gran<br />

aceptación en la monumental de Madrid. Montes<br />

y el Chiclanero le vieron matar toros de<br />

puntas en las novilladas de primavera, y con<br />

ellos más tarde supo y pudo alcanzar<br />

notables triunfos Cayetano en corridas de<br />

toros, acrecentados por la benevolencia con<br />

<strong>que</strong> el público madrileño acogía a su paisano.<br />

En 1851, después de torear con buen<br />

éxito en la Corte, fue contratado por la<br />

MIURA - 2002<br />

empresa de Sevilla, lugar éste acaparado<br />

taurinamente por los partidarios de Redondo<br />

y Cúchares. A pesar del tono de burlas y poca<br />

consideración <strong>que</strong> se tenía para con los<br />

lidiadores extraños, Sanz alcanzó de los<br />

aficionados sevillanos los mejores aplausos,<br />

toreando de capa y muleta con el mejor estilo<br />

y matando con fortuna, a pesar de <strong>que</strong> en esta<br />

suerte solía mostrarse medroso.<br />

En los Puertos andaluces, adonde fue<br />

más tarde, conquistó a todos los públicos y<br />

se ganó un cartel <strong>que</strong> le duró largos años. En<br />

1852 siguió acrecentando su fama. Madrid le<br />

puso a la altura de los mejores diestros<br />

andaluces y le con-cedió tantos aplausos<br />

como a Arjona Guillén, primate entonces de<br />

toda la torería. Y no sólo era en su pueblo;<br />

otras plazas castellanas habían hecho suyas<br />

las pretensiones de los aficionados madrileños<br />

de oponer lidiadores castellanos a los andaluces,<br />

y en las comparaciones no salía perjudicado<br />

el diestro de la Arganzuela.<br />

El año 1853 toreó en Madrid con gran<br />

acierto. Había llegado a oscurecer aquí bastante<br />

la nombradía de otras celebridades, y la<br />

actuación o presencia de Cayetano Sanz<br />

constituía un espectáculo <strong>que</strong> halagaba a los<br />

castizos y exaltados partidistas locales. En<br />

Jerez de la Frontera mató con el Regatero, al<br />

cual llevaba de banderillero y sobresaliente<br />

de espada; ocho toros de Taviel de Andrade,<br />

alcanzando un gran triunfo, y los mismos<br />

lauros recogió en Cádiz.<br />

En agosto de 1853 visitaron Cádiz los<br />

Reyes, y en su honor se verificó una corrida<br />

el día 7, matando Cayetano siete toros de Jerónimo<br />

Mar-tínez Enriles, en honor de SS. MM.<br />

y del público gaditano, <strong>que</strong> le distinguía con<br />

sus mejores preferencias. En 1854 trabajó con<br />

buena acogida y éxito en diversos ruedos de<br />

España, cosechando en Madrid gran cantidad<br />

de aplausos.<br />

Fue el primer diestro español <strong>que</strong> mató<br />

toros en Francia; actuó en Bayona, con motivo<br />

de las bodas de Napoleón III con la condesa<br />

de Teba, los días (06, 07 y 08-08-1854). En<br />

1855 no toreó en su pueblo y se ofreció<br />

227


MIURA - 2002<br />

filantrópicamente a la Junta de Beneficencia<br />

para <strong>que</strong> organizase una corrida a beneficio<br />

de los enfermos del cólera morbo. En Cádiz<br />

y plazas de los Puertos, así como en ruedos<br />

de la Castilla del Norte, alternó con los espadas<br />

más solicitados.<br />

La temporada de 1856 fue para el lidiador<br />

madrileño magnífica. El 2 de junio fue<br />

cogido, jugándose el quinto toro de Veragua;<br />

encorajinado por<strong>que</strong> dos volapiés bien dados<br />

no rendían al bicho, se arrancó de tan corto y<br />

tan ceñido <strong>que</strong>, embrocado, recibió una cornada<br />

y un golpe <strong>que</strong> le fracturó dos costillas.<br />

En corridas celebradas a<strong>que</strong>l mismo<br />

año hizo lo <strong>que</strong> nadie o muy pocos habían<br />

hecho en Madrid: «irse al toro con la muleta y<br />

el esto<strong>que</strong>, después de ordenar <strong>que</strong> todos los<br />

lidiadores, tanto de a pie como de a caballo,<br />

se retirasen del ruedo, y allí, solo, en los medios<br />

o en las tablas, trastear admirablemente<br />

sin mover los talones, dando alguna vez en<br />

esta postura, y sin moverse, hasta seis pases<br />

en redondo, armarse, citar y recibir,<br />

arrancarse al volapié sobre corto y según todas<br />

las reglas del arte», como muy bien dice<br />

Sánchez de Neira. Todo esto le congració, si<br />

antes hubiera habido dejación de simpatía<br />

hacia él, con el público madrileño.<br />

Muertos Montes y el Chiclanero, la<br />

Prensa madrileña hizo entonces una briosa<br />

campaña intentando demostrar <strong>que</strong> el entron<strong>que</strong><br />

con el toreo clásico de a<strong>que</strong>llos lidiadores<br />

estaba en la concepción artística de Sanz,<br />

en el fino capoteo y lucido juego de muleta<br />

<strong>que</strong> hacía delante de los astados, y la forma<br />

gallarda de recibir los toros.<br />

En 1857 actuó en Valencia a beneficio<br />

del Hospital General, alcanzando un<br />

señaladísimo triunfo. La Junta, después de<br />

abonado el importe de su trabajo, le regaló<br />

una valiosísima petaca, boquilla, fosforera y<br />

mechero de plata, y un portamonedas <strong>que</strong><br />

contenía nueve onzas de oro, como gratificación<br />

extraordinaria al mérito de su labor.<br />

La temporada de 1858 siguió afirmando<br />

su crédito en distintas plazas provincianas.<br />

En 1859 vuelve a alcanzar nuevos triunfos en<br />

228<br />

Valencia. Los días 24 y 25 de junio alterna con<br />

Manuel Domínguez, corriéndose ganado de<br />

Veragua y Gómez, de Colmenar, respectivamente.<br />

En los dos días renovó ante los valencianos<br />

las buenas impresiones <strong>que</strong> de él se<br />

tenían y dejó gran número de entusiastas partidarios.<br />

En la corrida celebrada el (12-09-1859)<br />

en la monumental de Madrid, fué herido por<br />

un toro difícil y avisado. En 1860 tomó parte<br />

en buen número de corridas en los mejores<br />

cosos españoles. En todos ellos contaba con<br />

pane-giristas de su buen toreo, pero desmejoraba<br />

algo tan excelente crédito cuando se<br />

le presentaba un toro manso y poco presto al<br />

lucimiento. Así, vemos en una crónica de una<br />

actuación suya en Alicante en dicho 1860, en<br />

la cual, tras de una alabanza de sus facultades,<br />

pone el comentarista como colofón: «De<br />

Cayetano diré <strong>que</strong> es muy fino, pero <strong>que</strong> no<br />

se arrima.»<br />

El año 1861, el 5 de mayo, estuvo a<br />

punto de ser cogido en Madrid, librándose de<br />

ello por pies. Hizo una temporada brillante y<br />

se afirmó en el cartel del circo madrileño<br />

como elemento imprescindible.<br />

En 1862, en la corrida del 20 de abril<br />

en <strong>que</strong> sucumbió José Rodríguez (Pepete),<br />

con el cual había sostenido Cayetano la temporada<br />

anterior y a<strong>que</strong>l mismo año una<br />

competencia de no poca brillantez, estuvo a<br />

punto de ser herido mortalmente, pues habiéndole<br />

embrocado un miureño, se dejó caer<br />

maestramente al suelo cuando el animal iba<br />

a tirarle el derrote.<br />

El (20-07-1862) recibió un puntazo en<br />

la parte exterior del muslo por adelantarse a<br />

un toro <strong>que</strong> no embestía, y el 31 de agosto,<br />

siempre en el mismo circo y año, fue cogido<br />

por el quinto toro cuando intentaba pasarle<br />

de muleta, teniendo <strong>que</strong> retirarse contusionado<br />

a la enfermería.<br />

Los años 1863 y 64 toreó en Valladolid.<br />

Zaragoza, Cádiz y otros sitios, y sus continuas<br />

actuaciones en Madrid. Un poco en baja el<br />

cartel de Cúchares, Cayetano Sanz gozaba<br />

de la misma simpatía <strong>que</strong> los años anteriores.


En 1865 preside y es testigo de la<br />

compe-tencia <strong>que</strong> sostuvieron dos jóvenes<br />

diestros <strong>que</strong> aspiraban a la supremacía del<br />

arte: Tato y Gordito. El 15 de octubre de dicho<br />

año confirió la alternativa en Madrid a Lagartijo.<br />

La temporada siguiente de 1866 alterna con<br />

Tato, Gonzalo Mora, Manuel Domínguez y<br />

otros espadas, en distintas arenas de<br />

España. Igual ocurre en 1867 y 68, con triunfos<br />

señalados en varias ocasiones.<br />

En 1869 dice Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez<br />

«<strong>que</strong> Cayetano es de los lidiadores <strong>que</strong> mejor<br />

conservan sus facultades, quizá por<strong>que</strong> no<br />

prodiga sus esfuerzos, y en el coso gaditano<br />

pude convencerme de <strong>que</strong> aún no se marca<br />

en él ese periodo de descenso <strong>que</strong> en otros<br />

toreadores de su época y de menos briega<br />

precisamente.»<br />

En 1870 y 71, unas veces en Madrid y<br />

otras en plazas provincianas, repite sus<br />

triunfos. Un poco viejo ya, no es desmerecedora<br />

su labor de aplauso a pesar de<br />

enfrentarse con lidiadores jóvenes, más tarde<br />

famosos, como Rafael Molina (Lagartijo) y<br />

Salvador Sánchez (Frascuelo. Igual ocurre en<br />

la temporada de 1872 y en las posteriores <strong>que</strong><br />

la siguen.<br />

El (27-05-1877), achacoso y sin facultades<br />

físicas, toreó en Málaga la penúltima<br />

corrida seria de su vida. Reemplazó a Salvador<br />

Sánchez (Frascuelo), herido en Madrid<br />

por un toro de don José Antonio Adalid.<br />

Cayetano mató con dificultades a su primero,<br />

y al llegar al quinto toro de la tarde, de<br />

Murube, el torero; ya con cincuenta y seis<br />

años, tuvo <strong>que</strong> cederle el esto<strong>que</strong> a José Lara<br />

(Chicorro), <strong>que</strong> alternaba con él, para <strong>que</strong> se<br />

encargase de matarle.<br />

Retirado de los toros y alejado de la<br />

mundana vida en su finca de Villamantilla,<br />

pueblecito de la provincia de Madrid, posesión<br />

confortable <strong>que</strong> le proporcionara su trabajo<br />

honesto y desvelos ahorrativos, volvió a torear<br />

en las fiesta reales celebradas el año 1878.<br />

Cuentan algunos de sus biógrafos<br />

<strong>que</strong> en el pueblo de su retiro se organizó una<br />

corrida de novillos en la cual participaron<br />

MIURA - 2002<br />

varios maletillas de Madrid. Asistió a ella<br />

Cayetano y durante la función se oyeron entre<br />

todas algunas voces <strong>que</strong> aconsejaban a los<br />

toreros la forma más lucida y práctica de<br />

burlar al toro. Encorajinado el jefe de los<br />

lidiadores, dirigiéndose al consejero, exclamó:<br />

«Tio viejo, ¿cómo no baja usted a hacerlo?»<br />

Bajó inmediatamente el anciano al<br />

ruedo, y quitándole el capote de las manos le<br />

dio al bicho, sin apenas moverse, varias<br />

navarras y verónicas <strong>que</strong> le rindieron<br />

completamente.<br />

Estalló en este momento una gran<br />

ovación en honor de a<strong>que</strong>l improvisado torero,<br />

y entonces el espada contratado, mohíno,<br />

preguntó <strong>que</strong> quién era a<strong>que</strong>l señor. Al decirle<br />

<strong>que</strong> Cayetano Sanz, acudió solícito al palco<br />

donde estaba a pedirle perdón y darle las<br />

gracias, acogiéndole bondadosamente el gran<br />

torero. Fue ésta probablemente la última vez<br />

<strong>que</strong> actuó delante de un toro. Poco tiempo<br />

después, el (21-09-1891), murió en<br />

Villamantilla. Cayetano Sanz y Pozas fue<br />

maestro indiscutible en los lances de capa a<br />

la navarra, verónica, de tijera, y sobre todo de<br />

frente por detrás. En esta especialidad, a decir<br />

verdad, no tenía rivales en su tiempo... Luis<br />

Miguel Dominguín, el (27-08-1958), alternando<br />

con Rafael Ortega en la plaza de toros del El<br />

Puerto de Santa María, se llevó con el capote<br />

a un toro de Miura de un lado a otro de la plaza,<br />

toreándolo de frente con la tela a la espalda.<br />

Muerto Redondo, de quien aprendió<br />

muchas elegancias, ni Cúchares, ni Juan<br />

León, ni el Tato, nadie, daba al toreo de capa<br />

la finura y solera del más puro sabor clasicista<br />

<strong>que</strong> Cayetano Sanz imprimía a esta suerte.<br />

En los pases de muleta al natural y de pecho,<br />

lucía sobremanera, ayudado de su estatura y<br />

gallardía.<br />

A la hora de la muerte, como ya <strong>que</strong>dó<br />

dicho, fla<strong>que</strong>aba y estropeaba en ocasiones<br />

mag-níficas faenas. Tardo y lento en decidirse,<br />

en la suerte de recibir logró buenas<br />

estocadas, aun<strong>que</strong> no con mucho valor, sí<br />

con el primor de un Chi-clanero. Sin embargo,<br />

su escuela no era puramente defensiva<br />

229


MIURA - 2002<br />

con pícaras y maliciosas ventajas, cual la de<br />

Cúchares. Si daba con un toro resabiado y<br />

manso, Sanz se veía mal en muchas ocasiones<br />

para tumbarlo. Era tan exagerado cuando<br />

estaba ejecutando alguna suerte, <strong>que</strong> mandaba<br />

a todos los peones y espadas <strong>que</strong> le<br />

dejasen solo: «¡Fuera! ¡fuera!», repetía<br />

siempre en tono imperativo.<br />

En cierta corrida celebrada en Madrid<br />

en <strong>que</strong> alternaba con Arjona Guillén, repitió tal<br />

orden algunas veces en el primer toro <strong>que</strong> le<br />

corres-pondió. En el segundo, difícil y muy<br />

consentido, sudaba hasta no poder más, por<strong>que</strong><br />

se había arrimado a los tableros y se defendía<br />

tapándose contra ellos. Acudió el Regatero<br />

al señor Curro Cúchares, diciéndole<br />

<strong>que</strong> le echase una mano. El sevillano,<br />

sonriéndose con malicia, contestó:<br />

-«Pa qué, si ha dicho <strong>que</strong> no nesesitas<br />

a naide? Éjalo <strong>que</strong> se divierta.» Pasó un buen<br />

rato y Sanz seguía luchando con el cornúpeto<br />

infructuosamente: volvió a donde estaba<br />

Arjona, el buen peón, y le dijo:<br />

«Señor Curro, hágalo usted por mi,<br />

<strong>que</strong> vamos a presenciar una desgracia.» -<br />

«¡Vamos allá!, hombre -respondió éste-, y<br />

conste <strong>que</strong> por ti lo hago, por<strong>que</strong> estos<br />

presumíos no se meresen...»<br />

De todos modos, Cayetano Sanz no<br />

fué un presuntuoso ignorante, y los madrileños<br />

tenían mucha razón al equipararle en<br />

conocimiento con los mejores, <strong>que</strong> no fueron<br />

malos, de a<strong>que</strong>llos tiempos. La medrosidad<br />

y poca decisión <strong>que</strong> tuvo a la hora de matar,<br />

respondía a su lema, <strong>que</strong> por cumplirlo algo<br />

exageradamente le perjudicó: «Más vale no<br />

intentar una suerte <strong>que</strong> ejecutarla mal.»<br />

Se pasó veinte años aprendiendo,<br />

treinta ejecutando su profesión y otros veinte<br />

descansando, y no se podía discutir <strong>que</strong><br />

careciese de pe-ricia y táctica. Lo reconocieron<br />

esto los mejores comentaristas<br />

andaluces, como el sevillano Veláz<strong>que</strong>z y<br />

Sánchez, <strong>que</strong> de él escribió:<br />

«Diremos <strong>que</strong> su renombre está satisfactoriamente<br />

extendido por todos los<br />

ámbitos de España y <strong>que</strong> su recuerdo se<br />

230<br />

conserva con estimación en las capitales y<br />

poblaciones de mayor valía de nuestro país.»<br />

VÁZQUEZ Garcés (José Luis): Nació<br />

Pepe Luis en Sevilla el (21-12-1921), y desde<br />

<strong>que</strong> se vistió de luces por primera vez hasta<br />

<strong>que</strong> dejó de hacerlo, fue regando de esa<br />

quintaesencia con <strong>que</strong> han regado siempre<br />

los ruedos de España, los más grandes<br />

toreros de todos los tiempos, por<strong>que</strong> es eso<br />

lo <strong>que</strong> ha sido éste Pepe Luis desde <strong>que</strong> se<br />

vistió de torero, uno de los artistas y de los<br />

toreros mejores <strong>que</strong> ha tenido la Historia del<br />

Toreo en todo su tiempo. Y por eso, cuando<br />

estamos pretendiendo distinguir toda la<br />

singularísima personalidad de toda su torería,<br />

nada mejor para ello <strong>que</strong> echar mano de lo<br />

<strong>que</strong> el poeta Gerardo Diego le dedicó con su<br />

acostumbrada maestría: en este verso <strong>que</strong><br />

dice:<br />

«Ese colegial tímido, de resplandor trigueño<br />

en la cabeza fina como hueso de fruta,<br />

es un torero nuevo de Sevilla la vieja,<br />

<strong>que</strong> los rancios saberes perpetúa y<br />

destila.»<br />

Tomó la alternativa en su tierra natal<br />

(Sevilla) el (15-08-1940) de manos de Pepe<br />

Bienvenida, con Francisco de la Vega<br />

(Gitanillo de Triana), como segundo espada<br />

y toros de la ganadería de don Francisco<br />

Chica, y la confirmó en Madrid el 20 de octubre<br />

del mismo año, teniendo en esta ocasión<br />

como padrino a Marcial Lalanda, y a Gallito<br />

de testigo, siendo los toros <strong>que</strong> se lidiaron,<br />

de la ganadería de Escudero.<br />

Escaló las alturas en seguida, pues<br />

con semejantes notabilidades -las <strong>que</strong> ya han<br />

sido señaladas- no era para menos, y en esa<br />

altura permaneció hasta <strong>que</strong> el año 1953<br />

decidió retirarse,no definitivamente-, por<strong>que</strong><br />

volvió en 1959, pero dándose cuenta <strong>que</strong> ya<br />

no estaba para seguir en la profesión, lo dejó,<br />

y fue cuando realmente se retiró de forma<br />

definitiva. Pero fue Pepe Luis un torero <strong>que</strong><br />

ejecutó siempre el toreo con una pureza excepcional,<br />

tanto: <strong>que</strong> ha sido al último <strong>que</strong> le<br />

vimos ejecutar la verónica clásica como es


en realidad, de toda la promoción <strong>que</strong> ha existido<br />

y existe desde 1940 hasta nuestra más<br />

presente actualidad.<br />

Fue uno de los mejores toreros salidos<br />

de la cantera sevillana, mató en los años<br />

primeros de su alternativa, en 1941, la corrida<br />

de Miura de la Feria de Sevilla. Entonces no<br />

se estilaba todavía <strong>que</strong> las primeras figuras<br />

de la nómina de toreros eludieran esta<br />

confrontación. Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z no alardeó<br />

nunca de valiente, pero nunca tampoco soslayó<br />

la oportunidad frente a los toros de Miura<br />

de demostrar el inmenso arsenal de conocimientos<br />

de <strong>que</strong> nació dotado. Pepe Luis<br />

Váz<strong>que</strong>z es uno de los toreros <strong>que</strong> mejor ha<br />

hablado de toros y del toreo, lo cual no es muy<br />

frecuente en la gente del oficio, hasta el<br />

extremo de <strong>que</strong> aún se recuerdan, de generación<br />

en generación, los nombres de los <strong>que</strong><br />

podríamos llamar grandes teóricos de la Fiesta,<br />

entre los cuales contamos al maestro de<br />

San Bernardo.<br />

Fundada en esto la tertulia del Aero-<br />

Club sevillano, a la <strong>que</strong> Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z<br />

solía ir algunas mañanas durante su vida de<br />

torero, se embobaba en la conversación, a la<br />

<strong>que</strong> el espada solía esmaltar de unos matices<br />

elocuentes y floridos, como es fama <strong>que</strong><br />

solían hacerlo en sus tiempos el señor<br />

Fernando Gómez (el Gallo) o Antonio<br />

Carmona (Gordito). Pepe Luis hablaba en la<br />

MIURA - 2002<br />

tertulia sin énfasis, de manera sencilla y<br />

cordial, y todos los asistentes le escuchaban<br />

con agrado. Habían pasado definitivamente,<br />

por desgracia, los tiempos de las discusiones,<br />

y aun<strong>que</strong> entre los reunidos había muy<br />

destacados manoletistas, nadie osaba<br />

oponerse a los sencillos discursos de Pepe<br />

Luis. Los días <strong>que</strong> él iba a la tertulia era, sin<br />

duda ninguna, el vértice de la misma. Una mañana,<br />

ya próxima a la Feria de Sevilla, para la<br />

<strong>que</strong> Pepe Luis estaba anunciado en la corrida<br />

de Miura, como era de rigor, uno de los<br />

contertulios preguntó al maestro, un poco<br />

tímidamente:<br />

-Oye, Pepe Luis... ¿Cómo se pasa la<br />

noche antes de torear una corrida de Miura<br />

en la plaza de Sevilla...?<br />

Pepe Luis dijo:<br />

-¿La noche antes has dicho? Di mejor<br />

los tres meses antes.<br />

Pasaron los años y en una de las<br />

últimas entrevistas, aparecida en el Programa<br />

de Abono 2000, aparecido fechas antes de<br />

celebrarse la Feria de Sevilla, titulada:<br />

«Lección magistral a cargo de Pepe Luis» y<br />

patrocinado por la Cara Rural sevillana, el<br />

«maestro en miuras» afirmó haber «seguido<br />

la línea de Chicuelo y Belmonte; lo <strong>que</strong> hacía<br />

más o menos era fijarme en el sitio en <strong>que</strong><br />

ellos se colocaban, dándole distancia a los<br />

toros, lo <strong>que</strong> no podía copiar era la postura de<br />

El (15-08-1940) fue doctorado el gran diestro Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z,<br />

precisamente un día muy <strong>que</strong>rido entre los cristianos sevillanos, el de La Virgen<br />

de los Reyes, de manos de Pepe Bienvenida, en presencia de Gitanillo de Triana<br />

II, en la plaza del sevillano barrio del Arenal, mediante cesión del toro, de nombre<br />

«Sabiondo», de la ganadería española de don Francisco Chica.<br />

En el noble corazón del diestro sevillano Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z, <strong>que</strong>dó grabada<br />

para siempre la tristeza por la muerte del compañero, apellidado Helglei y nacido en<br />

Mixcoac (México, D.F.,), hijo de alemán e italiana, quien en los carteles llevó<br />

siempre el nombre de Félix Guzmán, con el <strong>que</strong> alternó en la plaza mexicana de El<br />

Toreo de la Condesa, junto con Arturo Fregoso, la tarde del (30-05- 1943), en <strong>que</strong><br />

recibió una cornada en el triángulo de Scarpa izquierdo, por el novillo de<br />

nombre «Reventón», salido en cuarto lugar, de Heriberto Rodríguez, a consecuencia<br />

de la cual, se presentó la septicemia y murió el día 2 de junio.<br />

231


MIURA - 2002<br />

Belmonte. La técnica se aprende -continuó<br />

diciendo-, pero a partir de ahí cada uno lo<br />

ejecuta a su manera, siendo muy difícil de<br />

explicar: el primero <strong>que</strong> tendría <strong>que</strong> explicarlo<br />

si hablara sería el toro...»<br />

El maestro de San Bernardo comenzó<br />

explicando las claves de su toreo, basadas<br />

en dos grandes figuras <strong>que</strong> siguen siendo<br />

santo y seña en la historia del toreo. «Con la<br />

personalidad y el temple se nace, eso no hay<br />

escuela <strong>que</strong> lo enseñe. Aposté siempre por<br />

los lances y pases fundamentales, los <strong>que</strong><br />

ver-daderamente apreciaban los aficionados,<br />

aun<strong>que</strong> en mi época había mucha variedad:<br />

existía el quite por gaoneras, por faroles -los<br />

faroles con el capote al estilo de «El Imposible»<br />

mexicano, resucitado por Julián López<br />

(El Juli) y <strong>que</strong> vimos realizar en la Real<br />

Maestranza de Sevilla en la corrida en <strong>que</strong><br />

actuó-, pero para todo hay <strong>que</strong> entrenarse<br />

muy bien; además se te puede enredar el<br />

capote en la cabeza, eso es un lío...»<br />

El <strong>que</strong> fuera uno de los <strong>que</strong> mejor ejecutaba<br />

el toreo a la verónica, señala el<br />

pe<strong>que</strong>ño reportaje señalado, ve así de fácil el<br />

manejo del percal:<br />

«Es cuestión de colocarse más <strong>que</strong><br />

nada; no te pueden poner de perfil ni de frente<br />

del todo, hay <strong>que</strong> situarse cejado, por<strong>que</strong> se<br />

torea sobre todo con la cintura y con las<br />

muñecas, y por supuesto con los pies<br />

atornillados en el suelo. Como los toros de<br />

antes se volvían pronto había <strong>que</strong> ganarles<br />

terreno con objeto de <strong>que</strong>darte colocado para<br />

el siguiente lance.»<br />

Dentro de la tauromaquia de Pepe<br />

Luis, no podemos pasar por alto el «cartucho<br />

de pescao», <strong>que</strong> consiste en esperar al toro<br />

de lejos, con la muleta, desplegándola en el<br />

momento <strong>que</strong> se produce el encuentro entre<br />

toro y torero. «Eso lo oía yo decir a los<br />

aficionados viejos de San Bernardo, sobre<br />

todo a mi abuelo, <strong>que</strong> fue «bandi-llerete» y<br />

también trabajaba en el matadero. Cuando él<br />

se dio cuenta <strong>que</strong> yo <strong>que</strong>ría ser torero, como<br />

mi nieto el mayor, decía <strong>que</strong> el Espartero, muy<br />

amigo de él, esperaba a los toros con la mu-<br />

232<br />

leta plegada en la izquierda, como diciéndome<br />

claramente: «ese sí <strong>que</strong> tiene valor.»<br />

Respecto a la suerte de matar, Pepe<br />

Luis es de la opinión: «Que en mis tiempos<br />

había <strong>que</strong> matar por arriba, como si se te fuera<br />

la mano, a la gente le sentaba como un tiro;<br />

sin embargo, ahora al público no le cae tan<br />

mal lo del bajonazo, quizá esté en función de<br />

lo <strong>que</strong> hemos referido antes, <strong>que</strong> hay más<br />

público <strong>que</strong> aficionados.»<br />

De las faenas a toros de Miura <strong>que</strong><br />

más recuerda Pepe Luis, son realmente<br />

muchas, si bien toreó muy a gusto el día de<br />

su debut en Sevilla, a un toro cárdeno <strong>que</strong> iba<br />

muy bien por el pitón iz-quierdo y hacia el <strong>que</strong><br />

se fue con la muleta plegado, «al estilo<br />

Espartero», para hacerle seguidamente «el<br />

cartucho de pescao.» También tiene viva en<br />

su memoria una corrida de Madrid, a un toro<br />

colorado al <strong>que</strong> le pegó nada más <strong>que</strong> doce<br />

pases; era bravo y no lo picaron bien, por<strong>que</strong><br />

entonces los caballos eran muy endebles y<br />

sobre todo en Madrid.<br />

Después de la corrida, un amigo suyo<br />

le comentó <strong>que</strong> si le hubiera dado ocho o diez<br />

muletazos más le habría formado un<br />

gaspacho serio, y Pepe Luis le contestó <strong>que</strong><br />

se dio cuenta de <strong>que</strong> si le daba uno o dos<br />

más el bicho se le habría venido arriba y lo no<br />

hubiera podido matar; se dio cuenta Váz<strong>que</strong>z<br />

<strong>que</strong> «ese era el momento y lo aprovechó.»<br />

Pepe Luis tiene la suerte de poder<br />

contar-nos de <strong>que</strong> ningún toro de Miura logró<br />

empujarlo a la locura al no poder dominarlo,<br />

cuando dijo: «No, gracias a Dios, ninguno.<br />

Alguno me lo ha hecho pasar peor, pero de<br />

esas cosas se acuerda uno menos. Sin<br />

embargo, me han sucedido muchas cosas<br />

curiosas, recuerdo un novillo de Miura, de pelo<br />

castaño, en la plaza de toros de Algeciras<br />

(Cádiz), allá por 1938, <strong>que</strong> se defendió más<br />

<strong>que</strong> la puñeta. Le entré a matar y lo pinché, y<br />

se lió a dar vueltas por la plaza, pero al revez;<br />

en cuanto me veía delante parecía <strong>que</strong> me<br />

conocía y otra vez más vueltas, y así me tuvo<br />

un buen rato hasta <strong>que</strong> pude meterle media<br />

espada. Otra tarde, con una novillada en


Cáceres, iba conmigo de tercero El<br />

Macareno, <strong>que</strong> entonces no estaba muy<br />

puesto. Después de darle dos pasadas con<br />

las banderillas en las <strong>que</strong> se libró de milagro,<br />

desapareció. Estaba en el burladero de<br />

cuadrillas y nada más <strong>que</strong> se le veían los ojos.<br />

Le dije <strong>que</strong> se fuera para el toro y me<br />

respondió: -Yo no, ni tu deberías de ir. ¡Mira<br />

<strong>que</strong> te va a coger!»<br />

En resumen:«Decir sevillanía y<br />

nombrar a Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z es casi la<br />

misma cosa. Pero curiosamente, el genuíno<br />

artista fue de los primeros especialistas en<br />

aplicarle al toro de Miura el toreo de hoy, el<br />

toreo moderno. El comienzo de la exitosa<br />

andadura no pudo ser más bonito.<br />

Don Eduardo II Miura Fernández<br />

debutó en la Feria de Abril de 1941 como<br />

ganadero titular a la vez <strong>que</strong> Pepe Luis lo hacía<br />

de matador de toros, entre Manolete y Pepe<br />

Bienvenida, para cortar dos orejas tras una<br />

faena magistral. Pero antes, el primer novillo<br />

<strong>que</strong> el sevillano había matado en su vida, en<br />

el año 1937 y a puerta cerrada, también había<br />

MIURA - 2002<br />

sido de Miura. Fueron los inicios de un perfecto<br />

entendimiento, el del ganadero y el torero, y<br />

del torero con sus toros. Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z,<br />

<strong>que</strong> ha matado sobre cuarenta corridas de<br />

Miura, dice con sincera humildad <strong>que</strong> no pasaba<br />

muchos apuros, <strong>que</strong> simplemente<br />

parece <strong>que</strong> los sabía ver bien.»<br />

<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió Pepe Luis:<br />

*Sabiondo: El (15-08-1945), fue doctorado<br />

el gran diestro Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z, de<br />

manos de Pepe Bienvenida, en presencia de<br />

Gitanillo de Triana II, en la plaza del sevillano<br />

barrio del Arenal, mediante cesión del toro,<br />

Sabiondo, de la ganadería española de don<br />

Francisco Chica.<br />

*Cazador y Troyano: El (17-02-<br />

1946), lidió a ambos, hermanos de Tilapo,<br />

Cilindrero, Platino y Abanico, de la<br />

ganadería mexicana de Cuaxamalucan, se<br />

convirtió en una tarde triunfal <strong>que</strong> pasó a los<br />

anales de la historia taurina de México, en el<br />

Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z cargando «el cartucho de pescao» frente a uno de<br />

Miura, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.<br />

233


MIURA - 2002<br />

ruedo de La Condesa, del antiguo Toreo de la<br />

Capital del dicho país, en la <strong>que</strong> toreros y<br />

público tuvo la ocasión venturosa de vivir uno<br />

de los acontecimientos más grandiosos.<br />

*Quitasol: El (05-08-1962), en la<br />

plaza de toros mexicana de Tijuana (B.C.),<br />

dieron un excelente juego tres toros, de la ganadería<br />

mexicana de San Miguel de<br />

Mimiahuapam, del Lic. Alberto Bailleres, cuyos<br />

nombres fueron: Chapulero, lidiado por el<br />

diestro Jesús Córdoba; el segundo, Pinirolo,<br />

234<br />

por Antonio Borrero (Chamaco), cortando<br />

ambos sendas orejas; y el tercero, de nombre<br />

Quitasol, <strong>que</strong> fue lidiado magistralmente por<br />

el espada español Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z, cortándole<br />

las dos orejas y el rabo y hasta una<br />

pata, al bravísimo astado, dando el mayoral<br />

la vuelta al ruedo. Recomendamos al lector<br />

solicite a la Dirección de la Revista de Actualidad<br />

Taurina: 6 TOROS 6, el número 302,<br />

correspondiente al martes (11-05-2000), donde<br />

aparece una muy amplia y rica información<br />

sobre los de MIURA.<br />

Un derechazo inconmesurable de Pepe Luis.

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