Algunos Diestros que Lidiaron Miuras - Fiestabrava
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MIURA - 2002<br />
7<br />
<strong>Algunos</strong> <strong>Diestros</strong> <strong>que</strong> <strong>Lidiaron</strong> <strong>Miuras</strong><br />
RANA y Carmona (Antonio).<br />
Matador de toros, nacido en<br />
Sevilla el (09-04-1868). Fue su<br />
primer oficio de marmolista,<br />
bien pronto cambiado por el<br />
taurino. El 26 de julio de 1886<br />
ejecutó por primera vez la suerte de matar,<br />
en Bollullos del Condado, sufriendo una grave<br />
cogida <strong>que</strong> le retuvo dos meses en cama.<br />
En 1888 y en Ayamonte (Huelva) figuró por<br />
primera vez en una cuadrilla de cartel, en la<br />
del Espartero, y visto su buen arte ingresó en<br />
la de Fernando Gómez (el Gallo), con quien<br />
toreó la temporada de 1889 y parte de la del<br />
90. Con el Gallo fue a La Habana y a México,<br />
y su jefe le cedió algún toro para <strong>que</strong> lo matara.<br />
Debió encontrarlo fácil, pues se decidió a<br />
tomar la alternativa, tras unas breves<br />
temporadas de fulminante fortuna novilleril.<br />
El (12-10-1890) le dio la alternativa en<br />
la plaza de Sevilla su antiguo jefe y amigo,<br />
con toros de Miura, <strong>que</strong> confirmó en Madrid el<br />
26 del mismo mes, alternando con<br />
Mazzantini. Las temporadas de 1892 y 1893<br />
figuró en el cartel de abono de la plaza de<br />
Madrid. El 4 de junio de ese último año, un<br />
toro de Féliz Gómez le volteó ocasionándole<br />
dos heridas en el muslo izquierdo y una en el<br />
escroto, graves, <strong>que</strong> apagaron notablemente<br />
sus arrestos.<br />
Cada vez más distantes de la atención<br />
del público y empresas, como tantos<br />
otros, buscó mejor fortuna en América, sin<br />
con-seguirlo. El (20-02-1910), toreando en<br />
Montevideo, estuvo tan desgraciado, <strong>que</strong> al<br />
acabar la corrida aseguró <strong>que</strong> no volvería a<br />
ponerse más el traje de luces. Volvió a torear,<br />
pese a ello, en el beneficio de Antonio Fuentes.<br />
Completamente olvidado murió en Sevilla,<br />
su ciudad natal, el (09-05-1928).<br />
BELMONTE García (Juan Bautista).<br />
A) Resumen Biográfico:<br />
Famoso matador de toros, nacido en<br />
Sevilla el (14-04-1892), en la casa número 72<br />
de la calle de la Feria y fue bautizado en la<br />
iglesia parroquial de Omnium Sanctorum,<br />
cuya partida de nacimiento dice textualmente:<br />
«En la ciudad de Sevilla, a diez y siete<br />
de abril de mil ochocientos noventa y dos, con<br />
licencia del infrascrito cura ecónomo de la iglesia<br />
parroquial de Omnium Sanctorum, de la<br />
misma, bauticé solemnemente en ella a Juan<br />
Bautista José de la Santísima Trinidad, <strong>que</strong><br />
nació el catorce del expresado mes y año, a<br />
las cinco de la mañana, en calle Feria, número<br />
setenta y dos, hijo legítimo de José<br />
Belmonte y Peña, natural de Prado del Rey,<br />
en la provincia de Cádiz, y de María de la<br />
Concepción García e Ibáñez, de Sevilla,<br />
casados en esta misma parroquia. Abuelos:<br />
Juan, de Algo-donales y Ana, de Borno, ambos<br />
de la provincia de Cádiz; y los maternos, José<br />
y María de las Aguas, de Sevilla. Fueron sus<br />
padrinos Juan Belmonte y Peña y Concepción<br />
Peña y Mancilla, casados y feligreses de esta<br />
parroquia, a quienes advertí el parentesco<br />
espiritual y obligaciones contraídas, siendo<br />
testigos don Ignacio Jiménez y don Antonio<br />
Castañeda...»<br />
La biografía de Juan Belmonte ha sido<br />
trazada muchas veces y a ella se han dedicado<br />
libros voluminosos, como los de Gómez<br />
Hidalgo, Antonio de la Vila y Chavez Nogales.<br />
Todo ello debido a la merecida popularidad<br />
del diestro y el justo entusiasmo por su arte<br />
condensaron alrededor de su vida una<br />
atmósfera casi mítica. Así <strong>que</strong> aun<strong>que</strong> sólo<br />
pretenda hacer unas trazas de tan rica<br />
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MIURA - 2002<br />
biografía humana y torera, es tarea bien difícil<br />
de condensar, por ello he <strong>que</strong>rido incluir una<br />
de las pocas entrevistas <strong>que</strong> le hicieron y una<br />
parte sobre los últimos días de su vida.<br />
De importancia es decir, en honor a la<br />
verdad, <strong>que</strong> Belmonte fue un aunténtico<br />
autodidac-ta, como tantos otros hombres<br />
famosos, en todos los campos del saber<br />
humano. Su infancia con dificultades económicas<br />
no le permitió dedicarse a su pasión<br />
favorita: la lectura, <strong>que</strong> le incitó a tener un<br />
espíritu inquieto y aventurero... el de saltar de<br />
Cádiz al Norte de África a cazar leones...,<br />
pero su padre terminó enviándolo a Huelva. A<br />
poco comenzó a torear becerros en Camas<br />
y en la venta de Cara-Ancha, para pasar a<br />
incursionar en los corrales de Tablada (Sevilla)<br />
y todo para desahogar ya su profunda afición,<br />
<strong>que</strong> apuntaba ya una gran habilidad para<br />
torear.<br />
El (06-05-1909), se presentó en la<br />
plaza portuguesa de Elva, destacando entre<br />
los torerillos <strong>que</strong> le acompañaron, «pese a lo<br />
desastrado y poco airoso de su perjeño físico.»<br />
En a<strong>que</strong>llos días se presentaron serias<br />
dificultades económicas en su casa y él<br />
mismo reconocería años después <strong>que</strong><br />
a<strong>que</strong>lla «situación» le impulsó a tantear el<br />
camino del toreo.» Lo cierto es <strong>que</strong> era<br />
compadre e íntimo amigo del señor José<br />
Belmonte, el banderillero José María Calderón<br />
<strong>que</strong> desde la muerte de su jefe, Antonio<br />
Montes, andaba suelto por Sevilla... el cual<br />
terminó convencido del porvenir torero de<br />
Juan, ayudándole a esquivar la negativa de<br />
su padre.<br />
Juan comenzó a asistir a los<br />
tentaderos.. y en una «prueba» realizada por<br />
cierto ante Emilio Bomba, fue presenciada<br />
también por Luis Castillo, el entonces<br />
conocido empresario de la plaza de<br />
Barcelona, <strong>que</strong> cuando pasó por Madrid no<br />
cesó de contar el arte de Juan Belmonte, hablándose<br />
de él en las peñas taurinas de la<br />
Corte. Mientras, en Sevilla, su amigo Calderón<br />
le ayudó a trabar muchas y buenas amistades,<br />
quienes le organizaron una corrida mixta<br />
122<br />
en el Arahal (Sevilla), para <strong>que</strong> toreara Juan,<br />
la cual se celebró el (24-07-1910). El primero<br />
de los novillos, del señor Pérez, de Coria,<br />
embistieron bien. El primero le dio ocasión<br />
de un gran triunfo a Juan, pero en un derrote<br />
el toro le hizo una herida en la ceja, cuyo<br />
recuerdo llevó siempre.<br />
Poco después le prepararon una encerrona<br />
con un lote de toracos enormes, <strong>que</strong><br />
no quiso Calderón <strong>que</strong> Juan torease... pero el<br />
pueblo, temiéndoselo, armó un alboroto...;<br />
pero Juan se aventó y fue cogido recibiendo<br />
una cornada en una pierna. Para colmo no<br />
cobraron un centavo, ni Juan ni el otro<br />
alternante, Paco Madrid, <strong>que</strong> también fue cogido,<br />
así como Calderón y otro novillero.<br />
Poco después toreó en Constantina,<br />
en cuya corrida cobró 25 duros (125pesetas).<br />
Su trabajo fue excelente, <strong>que</strong>dando<br />
contratado para la feria del año siguiente. Se<br />
presentó en otros muchos festejos con<br />
notable éxito, algunos de ellos ya en Sevilla.<br />
Pero tuvo un tiempo en <strong>que</strong> sus escasas<br />
facultades físicas le detuvieron en el camino<br />
<strong>que</strong> se había trazado. Hasta <strong>que</strong> el primavera<br />
de 1912 volvió a tentarle la afición taurina,<br />
rever-deciéndose sus ilusiones... y la de su<br />
apoderado Calderón, <strong>que</strong> consiguió del empresario<br />
de Castellón, don Vicente Calvo le<br />
incluyera en un cartel, en corrida <strong>que</strong> se celebraría<br />
en el mes de marzo, con seis toros del<br />
Raso de Portillo, para Torerito de Valencia y<br />
Va<strong>que</strong>rito, ocupando Belmonte el puesto de<br />
Mestizo, herido en Manella, pero como el empresario<br />
no tuviera información de <strong>que</strong> Juan<br />
había salido de Sevilla, puso en su lugar a<br />
Torerito de Valencia..., y cuando apareció<br />
Belmonte, el señor Calvo lo puso de sobresaliente;<br />
pero herido Torerito, alternó Juan<br />
en quites, entre las ovaciones de una parte<br />
del público.<br />
Y se dió la primera anécdota. Juan se<br />
retrasó en llegar a Castellón de la Plana<br />
por<strong>que</strong> sin dinero no podía comprar ni siquiera<br />
pagar el alquiler del traje, los gatos del viaje...,<br />
pero fue cuando entró en la escena don<br />
Antonio Conde, quien con gesto heroico de
<strong>que</strong>mar sus naves, vendió dos burros, con<br />
los <strong>que</strong> se ayudaba portando loza de Triana a<br />
la Estación de Córdoba... y el resultado<br />
favorable de su actuación le abrió las puertas<br />
de Valencia el 26 de mayo de ese año, en<br />
una corrida de toros con mucho peso y<br />
mansos, a los <strong>que</strong> se enfrentó muy decidido,<br />
si bien uno le hirió en una pantorrilla, cobrando<br />
en esta corrida 80 pesetas.<br />
Fue contratado Juan Belmonte para<br />
dos novilladas en Valencia, la última el (29-<br />
06-1912), alternando con Antonio Rosales y<br />
Bernardo Gallardo (Gaona II), con toros de<br />
Amalio Martín, como la novillada anterior.<br />
Juan, <strong>que</strong> iba creciendo en su arte, obtuvo en<br />
esta segunda novillada un resonante éxito,<br />
pues cortó las dos orejas y rabos de sus enemigos...<br />
y el aire taurino de Valencia se llenó<br />
con su nombre y saltó hasta Sevilla, donde<br />
fue de inmediato contratado para el 21 de julio<br />
con una novillada seria y con picadores.<br />
Organizó la referida novillada en Sevilla<br />
la Hermandad de San Bernardo, y toreó<br />
novillos del du<strong>que</strong> de Tovar, alternando con<br />
Larita y Francisco Posadas. Su triunfo fue<br />
rotundo, especialmente en su faena con el<br />
último... y la multitud enardecida le llevó a<br />
hombros hasta Triana. Desde aquél memorable<br />
día las contratas le llovieron al par <strong>que</strong><br />
los éxitos y todos los revisteros, casi de forma<br />
unánime, airearon sus actuaciones <strong>que</strong> sería<br />
muy largo enumerar.<br />
Sin embargo, no es una exageración<br />
decir <strong>que</strong> cada en <strong>que</strong> toreaba le tropezaban<br />
los toros más de una vez, lo <strong>que</strong> le dió a sus<br />
actuaciones un cierto tinte de próxima tragedia,<br />
<strong>que</strong> una parte de la afición veía como<br />
inevitable, y pudo presentarse en cualquiera<br />
de los centenares de cogidas <strong>que</strong> sufrió en<br />
los primeros años, pero se rodeó de una<br />
aureola extra taurina <strong>que</strong> plasmó en el<br />
entusiasmo de algunos hombres de letras y<br />
de artes, <strong>que</strong> le convirtieron en su ídolo, trazaron<br />
toda una teoría patético-estética <strong>que</strong><br />
nada tenía <strong>que</strong> ver con el arte del toreo, pero<br />
<strong>que</strong> contribuyó a difundir la popularidad de Juan<br />
en los ambientes más alejados del toreo. La<br />
MIURA - 2002<br />
frase <strong>que</strong> don Ramón del Valle Inclán solía<br />
repetir al diestro: No te falta más <strong>que</strong> morir<br />
en la plaza, puede resumir cuanto acabamos<br />
de señalar. A la <strong>que</strong> él, con gracia infinita,<br />
contestó: Se hará lo <strong>que</strong> se pueda, don<br />
Ramón.<br />
En Madrid toreó dos veces y en septiembre<br />
estaba listo para la alternativa, pero<br />
una serie de circunstancias la atrasaron hasta<br />
el (16-10-1912), anunciándose en Madrid<br />
con toros de Bañuelos, y actuando de padrino<br />
Machaquito y de testigo Rafael (el Gallo).<br />
La corrida fue un perfecto y más <strong>que</strong> sonado<br />
desastre, <strong>que</strong> apenas salvaron unas<br />
verónicas de Belmonte, fue cuando salieron<br />
al ruedo hasta 11 bichejos y cuya corrida ya<br />
el lector conoce.<br />
En el invierno de 1912 fue contratado<br />
Juan para torear , donde toreó en varias<br />
corridas, al parecer, nueve en México y otras<br />
nueve en los Estados de la República... pero<br />
ninguna en la plaza de San Pedro en la ciudad<br />
de Zacatecas. En esas corridas fue alcanzado<br />
por varios toros mexicanos, una por uno de<br />
Tepeyahualco, teniendo <strong>que</strong> matar Gaona su<br />
lote; otra cogida en la plaza de Nogales... pero<br />
en todas sus actuaciones causó una impresión<br />
profundísima.<br />
En 1913 y 1914, como podrá<br />
ver el lector en el último Capítulo de esta obra,<br />
toreó en Sevilla con toros de Miura, en<br />
Barcelona, y en plazas de otras capitales de<br />
provincia en España, logrando ese año torear<br />
hasta 72 corridas, pese a las innumerables<br />
veces <strong>que</strong> fue tropezado por los toros. Y así<br />
estuvo toreando con ganado de las más diferentes<br />
ganadería. Por ejemplo, el (25-04-<br />
1915), con un toro de Murube realizó en Madrid<br />
una faena cumbre, en la <strong>que</strong> por rarísimo<br />
acaso en su vida taurina toreó al natural en<br />
redondo y de modo insuperable; faena tal vez<br />
muy superior a la del toro de Concha y Sierra<br />
de 1917, <strong>que</strong> para Juan fue la mejor de su<br />
vida. A estas alturas, comenzado desde 1915,<br />
ya Juan Belmonte es una figura consumada,<br />
siendo el año 1917 el <strong>que</strong> marca el cénit del<br />
hombre y del torero.<br />
123
MIURA - 2002<br />
Dando un salto llegamos al día (20-<br />
11-1918) en <strong>que</strong> Juan embarcó en Santander<br />
con rumbo al Perú, y en Lima hizo su presentación<br />
el 20 de diciembre. Le acompañaban<br />
los diestros españoles Fortuna, Chiquito<br />
de Begoña y Alcalareño. Nueve corridas toreó<br />
en Lima esa temporada, <strong>que</strong> dió por terminada<br />
el 12 de febrero. Sus actuaciones fueron<br />
brillantísimas. En esa ciudad conoció a la <strong>que</strong><br />
había de ser su esposa. Hubiera celebrado<br />
su boda inmediatamente, pero tenía el<br />
compromiso de actuar en Venezuela; pasó a<br />
Panamá y allí le organizaron una corrida <strong>que</strong><br />
toreó con Chiquito de Begoña, y toreó en Caracas<br />
tres corridas, pasando la mayor parte<br />
del tiempo en el rancho del general Juan<br />
Vicente Gómez, el famoso dictador, y dejó allí<br />
amistades y recuerdos imborrables.<br />
En Panamá, Juan se reunió con su<br />
esposa y emprendieron su viaje de novios a<br />
Buenos Aires, y de allí a Nueva York. No<br />
regresó a España hasta el otoño del año<br />
siguiente. Y el (02-02-1919) comenzó su<br />
campaña en España, pero ya Juan no era el<br />
mismo, por<strong>que</strong> el público y él perdieron el<br />
necesario calor para <strong>que</strong> se dieran a<strong>que</strong>llas<br />
añoradas actuaciones, especialmente de los<br />
<strong>que</strong> habían hecho de él un legendario protagonistas<br />
de una tragedia, <strong>que</strong> cada vez<br />
amenzaba más, como felizmente acaeció,<br />
con el desenlace de una feliz comedia<br />
burguesa.<br />
El año 1920 le impresionó fuertemente<br />
la tragedia de Talavera, donde murió Joselito,<br />
<strong>que</strong> le dio sombra a toda la temporada y<br />
desvió la atención de todo lo <strong>que</strong> no fuera el<br />
recuerdo del gran torero muerto. Para<br />
Belmonte, su constante com-pañero y, sobre<br />
todo, su compartidor de riesgos y violencias<br />
en el ruedo, la desgracia fue enormemente<br />
sensible. Y aún así se presentó Juan en la<br />
Feria de Abril de Sevilla, donde ya se vio con<br />
más responsabilidad, pero acompañada de<br />
un deseo de demostrar <strong>que</strong> la impresionante<br />
desgracia no había amilanado su espíritu.<br />
Toreó esa temporada 68 corridas y esto<strong>que</strong>ó<br />
140 toros.<br />
124<br />
El (20-10-1920) salió de nuevo para<br />
Lima (Perú), para cumplir contratos verdaderamente<br />
espléndidos: 30.000 pesetas por<br />
corrida. Cuatro toreó en Perú, desde donde<br />
pasó a México para torear seis corridas con<br />
escasa fortuna. En Sevilla comenzó la<br />
temporada de 1921, donde una vez terminado<br />
sus compromisos, en los <strong>que</strong> toreó 69<br />
corridas, volvió a México contratado para<br />
torear cinco corridas... pero a ambos lados<br />
del océano Atlántico el publicó comenzó a enfriarse...<br />
tal vez por<strong>que</strong> ya no ofrecía esa<br />
sensación de patetismo, anunciando al volver<br />
a Lima nuevamente, su deseo de retirarse.<br />
Dicho retiro, él lo justificó así: «Había<br />
llegado en el toreo a un momento de crisis.<br />
Los públicos eran cada vez más duros para<br />
conmigo, y yo sentía un cansancio y un<br />
desánimo <strong>que</strong> me incitaban a abandonar<br />
a<strong>que</strong>lla lucha en la <strong>que</strong> ya llevaba tantos<br />
años.» Su retirada no produjo la impresión <strong>que</strong><br />
hubiera sido justa. «Procuré apartarme todo<br />
lo posible de las sugestiones toreras», dijo<br />
poco tiempo después.<br />
En 1924, como un dato curioso, se<br />
presentó en varias plazas como rejoneador.<br />
El 26 de agosto de ese año toreó en Zumaya,<br />
en una fiesta organizada por el pintor Ignacio<br />
Zuloaga, gran amigo del diestro. El ganado,<br />
de don Antonio Pérez Tabernero, fue nervioso<br />
y duro, y Belmonte fue cogido y resultó<br />
con una cornada <strong>que</strong> tardó en curar dos meses.<br />
En noviembre de 1924 volvió<br />
Belmonte a embarcar con dirección a Lima.<br />
Se celebraba a<strong>que</strong>l año las fiestas del<br />
Centenario de la Independencia del Perú, y el<br />
contrato era tan saludable <strong>que</strong>, según<br />
confesó, alejó su escrúpulo de <strong>que</strong> le acusaran<br />
por la falta de seriedad de reaparecer<br />
como torero precisamente en la ciudad donde<br />
había anunciado su retirada. Sus honorarios<br />
fueron de 500.000 pesetas por siete corridas.<br />
Toreó ocho... dejando aquí su biografía; si bien<br />
en 1926 toreó 45 corridas, con grande éxito,<br />
incluyendo algunas en la plaza de toros de<br />
Madrid.
Y ya solo resta ofrecer algunos puntos<br />
de vista sobre el toreo de Belmonte. Hasta su<br />
llegada, el toreo era de carácter exclusivamente<br />
defensivo. Todos los movimientos y<br />
esfuerzos estaban encaminados a matar al<br />
toro, a a<strong>que</strong>llos animales prácticamente<br />
silvestres, poderosísimos, de mucho peso,<br />
trapío y sentido, <strong>que</strong> había <strong>que</strong> lidiar, por<strong>que</strong><br />
no eran aptos para un arte de dominio, sin<br />
<strong>que</strong> los lidiadores pudieran presentar finas<br />
figuras, por<strong>que</strong> había <strong>que</strong> estar atentísimos<br />
de todos los movimientos e intenciones de<br />
los animales. Ese tipo de lidia, en las <strong>que</strong> los<br />
capotes grandes eran fundamentales para<br />
vencer a las reses, re<strong>que</strong>ría de unas fuertes<br />
piernas por parte de los toreros. Era el único<br />
y más seguro recurso.<br />
Después, cuando los toros fueron permitiendo,<br />
debido a una constante selección,<br />
un toreo ligeramente más artístico, comenzó<br />
la lidia a mostrar más efectos plásticos y con<br />
estos los toreros aparecieron con mayor<br />
majestad o gallardía ante los toros, donde<br />
fueron esenciales el movimiento de unos<br />
brazos fuertes. El arte de dominar a los toros<br />
pasó de las piernas a los brazos, apareciendo<br />
la lidia del toro con mayor belleza. El toro<br />
se va acercando más a la figura del torero.<br />
Con Belmonte la lidia del toro, de un<br />
toro ya más altamente seleccionado, pasó del<br />
brazo al movimiento ágil y virtuoso de las<br />
muñecas, <strong>que</strong> ya permitió, colocando los<br />
brazos próximo al cuerpo del torero, ceñirse<br />
el toro a la figura del torero, en aproximaciones<br />
inverosímiles, entrando las faenas en el<br />
campo de lo patético y de la más espectacular<br />
emoción. El codilleo, el torear con los brazos<br />
muy próximos al cuerpo, como acabo de<br />
decir, lo llevó Belmonte a tal depuración y técnica,<br />
<strong>que</strong> de defecto pasó a ser virtud. No era<br />
ya el movimiento instintivo de defensa del<br />
torero, <strong>que</strong> en lo <strong>que</strong> cree ventaja encuentra<br />
el mayor riesgo, sino el meditado sistema de<br />
tener siempre al toro a la menor distancia<br />
posible del cuerpo en el momento central de<br />
las suertes. Esa increíble aproximación le provocó<br />
muchos achuchones y muy pocas<br />
MIURA - 2002<br />
cogidas graves, especialmente con los toros<br />
de Miura.<br />
De esas suertes, la verónica y la<br />
media verónica son las típicas <strong>que</strong> Juan<br />
practicaba con la capa, y, sobre todo, esta<br />
última sigue esperando aún quién la mejore,<br />
y puede <strong>que</strong>dar como canon de la realización<br />
de este remate. Con la muleta, el pase natural<br />
y el de pecho los dio Juan irreprochablemente,<br />
si bien rara vez toreó en redondo<br />
y al natural. En los molinetes, hizo la innovación<br />
de darles como remate del pase<br />
cambiado por bajo, con personalidad inconfundible<br />
y efecto extraordinario en el público.<br />
En adornos, sin excluir de ellos estas suertes<br />
últimas, solía pecar por subrayar su aspecto<br />
melodramático; pero no es dudoso <strong>que</strong> arrebataba<br />
al público con sus alardes.<br />
Belmonte demostró <strong>que</strong> la plástica del<br />
toreo no era estática, sino dinámica, y en el<br />
ritmo de ese dinamismo creemos <strong>que</strong> está el<br />
verdadero secreto del estilo de Belmonte. La<br />
lentitud con <strong>que</strong> practicaba las suertes, el<br />
temple con <strong>que</strong> las llevaba a cabo eran<br />
admirables y nadie le ha superado en este<br />
aspecto. Le dio a las suerte una esencia<br />
espiritual. Su gran triunfo consistió en influir<br />
en este aspecto de su arte de modo<br />
extraordinario en Joselito, <strong>que</strong> en los últimos<br />
años de su vida llegó a emular a Juan,<br />
toreando con su temple incomparable.<br />
Resumiendo al modo <strong>que</strong> los hizo don<br />
José María de Cossío, sobre el arte de<br />
Belmonte, el arte depurado y magistral de sus<br />
últimos años, <strong>que</strong> es el <strong>que</strong> debe contar para<br />
su gloria, siendo un deber proclamar su<br />
personalidad excelsa de torero, renovador de<br />
estilo de ejecutar las suertes, al par <strong>que</strong><br />
reconocer su influencia desgraciada en los<br />
de más aspectos de la lidia. Y ciertamente, si<br />
sus imitadores o influídos han renunciado a<br />
salvar sus propias personalidades y sólo<br />
pueden aspirar a miméticamente representar<br />
el arte único de Juan, no es temerario afirmar<br />
<strong>que</strong> el arte taurino, para lo <strong>que</strong> así le conciben,<br />
se encuentra en un callejón sin salida, del <strong>que</strong><br />
sólo podría salvarles, y ello lo reconoció el<br />
125
MIURA - 2002<br />
propio Juan, una desigualdad en los estilos<br />
de embestir de los toros <strong>que</strong> obligaría a volver<br />
a cánones de lidia <strong>que</strong> nunca debieron olvidarse<br />
y <strong>que</strong> a Juan Belmonte nunca<br />
interesaron. Juan Belmonte, hay <strong>que</strong> decir<br />
para terminar, merece <strong>que</strong> se agoten todos<br />
los adjetivos en su loor; pero su escuela, su<br />
influencia, en realidad se concepción de la<br />
lidia, no pueden aceptarse sin discusión.<br />
B) La Jornada más Espléndida y Triunfal<br />
del Belmontismo.<br />
Siguiendo fiel y textualmente la crónica<br />
de don Enri<strong>que</strong> Vila, transcribo lo <strong>que</strong> dejó<br />
escrito en las páginas 102 a la 111 de su<br />
interesante libro: MIURA: Cien años de<br />
gloria y de tragedia:<br />
«Ya hemos hecho mención en otras<br />
páginas de la memorable corrida del toros de<br />
Miura <strong>que</strong> se corrió en la plaza de Sevilla, el<br />
día (21-04-1914). Y decimos <strong>que</strong> esta función<br />
marcó en a<strong>que</strong>lla época auténticamente<br />
gloriosa la Fiesta Nacional, el mayor<br />
exponente de emoción <strong>que</strong> aportó a la misma,<br />
la lucha entre gallismo belmontismo (5). Juan<br />
<strong>que</strong> había resultado cogido cinco días antes<br />
en la plaza de Murcia, faltó a las tres corridas<br />
de la feria celebradas con anterioridad, dos<br />
de las cuales, debería haber toreado él mismo.<br />
Ningún gallista creyó en la herida de Murcia,<br />
a pesar de <strong>que</strong> se sabía ciertamente <strong>que</strong><br />
el trianero estaba enfermo en la capital de España.<br />
Se hizo por toda Sevilla una campaña<br />
realmente feroz sobre el miedo de Belmonte<br />
a los toros de Miura, en el cual se hacía basar<br />
la ausencia de Juan de a<strong>que</strong>lla feria famosa.<br />
La tarde del día 20, mientras se jugaba en La<br />
Maestranza el lote de Santa Coloma, para el<br />
<strong>que</strong> Paco Madrid sustituyó a Belmonte, un<br />
126<br />
amigo íntimo de éste hizo circular por el<br />
tendido la especie de <strong>que</strong> «Terremoto», -ya<br />
había empezado Juan a ser llamado entre el<br />
pueblo de esta manera-, venía al día siguiente<br />
para torear la corrida de Miura. En la misma<br />
plaza se inició la lucha entre partidarios y<br />
adversarios de Juan. Los belmontistas batían<br />
palmas atronadoras a medida <strong>que</strong> la noticia,<br />
cual «reguero de pólvora», iba prendiendo en<br />
todos los sectores de la plaza. De forma <strong>que</strong><br />
la ansiedad se adueñó de todos. Unos para<br />
aplaudir; otros para denostar. «¡Mentira,<br />
mentira...!» gritaban hasta enron<strong>que</strong>cer los<br />
grupos de gallistas como <strong>que</strong>riendo poner con<br />
sus exclamaciones un di<strong>que</strong> al propósito de<br />
Juan Belmonte.<br />
Ahora bien, el día <strong>que</strong> Belmonte<br />
toreaba un toro no había quien contuviera la<br />
avalancha mantenida a raya por las irregularidades<br />
de Belmonte hasta <strong>que</strong> fue definitivamente<br />
consolidada la teoría de hacer el toreo.<br />
El día <strong>que</strong> Belmonte toreaba un toro, dijo una<br />
vez el Gallo: Nos llegaba a todos el agua al<br />
cuello. Sólo a mi hermano José le llegaba a<br />
la cintura. El naufragio era por los belmontistas<br />
tan admirablemente explotado, <strong>que</strong> su<br />
campaña al aire duraba hasta <strong>que</strong> Juan toreaba<br />
otro toro. Con frecuencia, meses.<br />
Podría citar ejemplos colosales de la<br />
pasión de a<strong>que</strong>lla lucha. Había en Sevilla un<br />
guarda-calles ya viejo, nacido en la calle de la<br />
Feria, pero <strong>que</strong> prestaba sus servicios en un<br />
sector céntrico de la ciudad, <strong>que</strong> una noche<br />
en <strong>que</strong> varios gallistas, quizás por bromear,<br />
hablaron largamente de Bel-monte mientras<br />
tomaban una copas en el bar de la esquina,<br />
se plantó ante el grupo y sin más preámbulos<br />
soltó esto:<br />
«Por si lo de Belmonte lo han dicho<br />
ustedes para <strong>que</strong> lo oiga yo, oigan ustedes<br />
esto: Todo el <strong>que</strong> no es belmontista es un hijo<br />
(5) Los aficionados jóvenes <strong>que</strong> no vivieron a<strong>que</strong>lla lucha no podrán nunca hacerse una idea<br />
de su encono, de su pasión y de su intransigencia. Sin duda ninguna, la beligerancia gallista<br />
se bañaba con frecuencia en el triunfo, y no tenía, como si dijéramos, moral de derrota, como<br />
los miembros cristianos de una Morisma. En cambio, los belmontistas estábamos bien<br />
acostumbrados a perder -como los miembros de la Turquía en La Morisma de Zacatecas y de<br />
Villena-, no en silencio, pero si con cierta moral.
de..., y terminó como con un epifonema<br />
redondo, dando mayor énfasis a la palabra<br />
<strong>que</strong> falta aquí, <strong>que</strong> dejo inédita, aún con el<br />
riesgo de ser tildado de cursi o timorato, para<br />
no caer en la literatura aI uso para la <strong>que</strong> los<br />
vocablos de contenido más deleznable son<br />
una nota de estilo.<br />
Como el guardacalles <strong>que</strong> cito había<br />
muchos belmontistas y muchos gallistas. Los<br />
aficionados de las nuevas generaciones no<br />
compren-derán nunca estas incidencias de<br />
la Fiesta. Están formados en otra mentalidad<br />
<strong>que</strong> estimo superior a la <strong>que</strong> yo viví. En<br />
realidad, de verdad, los problemas del toreo,<br />
todas las secuencias del toreo, deben ser<br />
tomadas como son en realidad. Sólo hay una<br />
cosa en el toreo <strong>que</strong> me merece a mí un gran<br />
respeto: Torear bien. Sencillamente por<strong>que</strong><br />
creo <strong>que</strong> es una de las cosas más difíciles<br />
<strong>que</strong> el hombre puede lograr hacer.<br />
Efectivamente, éste había cursado<br />
desde Madrid un telegrama a Daniel Herrera<br />
(6) en el <strong>que</strong> le decía simplemente: «Avisa<br />
<strong>que</strong> voy a torear los miuras.» Por la noche, el<br />
ambiente taurino de la ciudad se caldeó en<br />
proporciones inquietantes. Las discusiones<br />
fueron subiendo el tono de la violencia en todas<br />
las tertulias donde habitualmente se hablaba<br />
de temas de la Fiesta y aún en las más<br />
sosegadas y comedidas cruzáronse apuestas<br />
formales en pro y en contra de la llegada<br />
a Sevilla de Juan Belmonte, tal como había<br />
sido pregonada.<br />
Al día siguiente, desde temprano,<br />
había un gran barullo en los andenes de la<br />
plaza de Armas, a la llegada del expreso de<br />
Madrid. Este barullo convirtióse en ovación<br />
delirante cuando todas las miradas<br />
convergieron en la escuálida figura de Juan,<br />
<strong>que</strong> aparecía en una de las ventanillas del<br />
primer coche-cama del tren. A<strong>que</strong>lla ovación<br />
se cortó en seco y como por ensalmo, cuando<br />
MIURA - 2002<br />
al descender Belmonte del tren, la multitud<br />
observó el estado en <strong>que</strong> el torero llegaba.<br />
Apoyado en el hombro de un amigo inició los<br />
primeros pasos con evidente gesto de dolor...<br />
¿Así venía Juan a matar dos toros de Miura<br />
de imponente presencia... ? ¿Ignoraba <strong>que</strong><br />
iba a torear con Joselito el Gallo y Rodolfo<br />
Gaona, ambos en pleno dominio de facultades...?<br />
Los más sinceros comentaron con<br />
melancolía « ¡Se podía haber <strong>que</strong>dado en<br />
Madrid! »<br />
Juan salió de la estación y se dirigió a<br />
su domicilio. Por toda la ciudad corrió la<br />
noticia de <strong>que</strong> venía inútil y <strong>que</strong> su gesto<br />
presentándose en tal estado a torear la corrida<br />
de Miura, no había sido jamás igualado por<br />
nadie en la historia de la tauromaquia. Esto<br />
fue hecho circular naturalmente por el bando<br />
belmontista. El gallista puso en marcha otra<br />
versión enteramente distinta. Juan había<br />
venido a impedir con su presencia <strong>que</strong> fuera<br />
su nombre sustituído en la corrida de Miura,<br />
como había sido en las anteriores y obligar<br />
de esta manera a matarla a Joselito y Gaona,<br />
mano a mano, con lo <strong>que</strong> aumentaba la ración<br />
de toros de cada uno... ¡Una gran jugada...!<br />
Con este ambiente se abrieron las puertas<br />
de la plaza a la hora prevista por la autoridad.<br />
Los primeros grupos <strong>que</strong> ocuparon el<br />
graderío, iniciaron discusiones y peleas. A<br />
medida <strong>que</strong> las localidades íbanse cubriendo<br />
entraba más en el ámbito de la plaza el clima<br />
estupendo en <strong>que</strong> a<strong>que</strong>lla función entró por<br />
entero. Pocas veces en el curso de la crónica<br />
general del toreo sevillano, notóse en una<br />
corrida de toros clima semejante. Tal vez<br />
nunca. A los acordes de una música <strong>que</strong><br />
parecía complicada también en a<strong>que</strong>l lío,<br />
desfilaron las cuadrillas, capitaneadas por<br />
Gaona, José y Juan. En medio de los dos ,<br />
fornidos, esbeltos, eufóricos, la enclen<strong>que</strong><br />
figurilla de Belmonte aparecía más achicada.<br />
(6) Daniel y Armando Herrera, especialmente el primero, fueron amigos y consejeros de Juan<br />
desde los comienzos de éste por la senda de la torería. Tenían por los alrededores de la plaza<br />
de toros un negocio de transportes con carros o algo así, con el <strong>que</strong> a fuerza de trabajo y<br />
seriedad mercantil hicieron una buena fortuna. Andando el tiempo, Daniel y Annando Herrera<br />
entraron a formar parte de la empresa de Sevilla, juntamente con Belmonte y Eduardo Pagés.<br />
127
MIURA - 2002<br />
Llevaba vendada la cabeza y a los primeros<br />
pasos, totalmente cojo, la plaza en pie<br />
se hizo un clamor, aun<strong>que</strong> de signo contrario,<br />
unánime. En un paroxismo jamás igualado,<br />
a<strong>que</strong>lla multitud congestionada, mezcló con<br />
formidable barullo las más duras imprecaciones<br />
y los calificativos más absurdos.<br />
Por encima de todo el griterío una voz salida<br />
por el sector del sol, como de los cimientos<br />
mismos de la plaza gritó. « ¡Bien, Juan... ! »<br />
Y otra no menos potente de junto: «¡Mentira...!<br />
¡Viene a dejar seis toros a sus compañeros...!<br />
¡ Sinvergüenza...!» Una tremenda bofetada<br />
cortó en seco a<strong>que</strong>l insulto y se iniciaron las<br />
broncas.<br />
Salió el toro primero. Gaona no hizo<br />
con él nada sobresaliente. Salió el segundo y<br />
Joselito pasó sin pena ni gloria por<strong>que</strong> no se<br />
podía hacer otra cosa. Un silencio de muerte<br />
se hizo en la plaza cuando abrieron las<br />
puertas del chi<strong>que</strong>ro para dar suelta al tercer<br />
toro de la tarde. Era éste un berrendo<br />
terriblemente armado, con romana, con trapío,<br />
<strong>que</strong> pisó la arena lleno de hermosura. Juan<br />
se adelantó al tercio apenas tocado el toro<br />
por los subalternos. Afianzó en el suelo la<br />
pierna coja y citó desde largo al animal.<br />
A<strong>que</strong>lla avalancha entró en el capote como<br />
un torbellino. Belmonte marcó una vez y otra<br />
y otra, la verónica de su estilo. La «<strong>que</strong> no<br />
podía ser» según la concepción gallista del<br />
toreo... ¿Qué pasó allí...? La plaza no se cayó<br />
por verdadero milagro. Los belmontistas se<br />
alzaron sobre sus asientos y ya no fue posible<br />
sentarlos en toda la jomada. Transcurrieron<br />
los tercios de varas y banderillas entre un<br />
murmullo grave y solemne saturado de<br />
ansiedad. Tocaron a matar. El toro había<br />
<strong>que</strong>dado en los medios y hacia él se fue Juan<br />
cojeando pero con una firmeza genial. La<br />
barba le llegaba a la rodilla. Toda la voluntad<br />
de a<strong>que</strong>lla multitud <strong>que</strong> asombrada asistía al<br />
espectáculo, iba literalmente arrastrando de<br />
la muleta de Juan Belmonte hacia el toro de<br />
Miura.<br />
En unas localidades de grada alta, un<br />
grupo de gallistas intransigentes, en los <strong>que</strong><br />
128<br />
formaban Enri<strong>que</strong> García Oviedo y Antonio<br />
Ruiz Gálvez, esperaban en silencio el<br />
desenlace de todo a<strong>que</strong>llo. Antonio Ruiz<br />
masticaba nerviosamente un puro de «tres<br />
chicas», al cual hacía girar nerviosamente<br />
entre los dedos de la mano crispada. García<br />
Oviedo le miraba de cuando en cuando, como<br />
temiendo <strong>que</strong> el corazón de su amigo fuera a<br />
saltar hecho pedazos.<br />
Antonio Ruiz Gálvez fue durante<br />
muchos años jefe del Negociado de Actas del<br />
Ayuntamiento de Sevilla. Era un hombre<br />
magnífico, <strong>que</strong> gastaba unos chalecos de<br />
fantasía <strong>que</strong> para él hubiera <strong>que</strong>rido el<br />
marqués de Salamanca, o Antonio Sánchez<br />
(el Tato), el yerno de Cúchares. En alguna<br />
parte está escrito <strong>que</strong> Mendizábal regaló una<br />
vez un chaleco de estos a Cúchares. Antonio<br />
Ruiz Gálvez, como digo, era en su tiempo el<br />
único sevillano <strong>que</strong> usaba los chalecos de<br />
fantasía, pero los llevaba con una dignidad<br />
admirable, a pesar de <strong>que</strong> era como de talla y<br />
más bien rechoncho <strong>que</strong> esbelto. Como tenía<br />
siempre en la boca un puro de los llamados<br />
entonces tagarninas, hablaba con un tono<br />
como si le faltara sitio a las palabras para salir<br />
al aire. Sólo cuando se enredaba en una conversación<br />
sobre Rafael el Gallo, Antonio Ruiz<br />
Gálvez se ponía elocuente hasta el<br />
castelarismo. Entonces se quitaba el puro<br />
de la boca y dejaba espacio libre a los<br />
parlamentos. ¡Gran persona Antonio Ruiz<br />
Gálvez...! Era yo empleado modestísimo de<br />
la última fila del Ayuntamiento, nos relata don<br />
Enri<strong>que</strong> Vila, cuando él era ya jefe del Negociado<br />
de Actas. Me hacía el honor de hablar<br />
conmigo muchas veces de toros y de toreros,<br />
aun<strong>que</strong> él ya estaba retirado .<br />
Enri<strong>que</strong> García Oviedo es otro de los<br />
personajes interesantes <strong>que</strong> yo he conocido<br />
en el mundo de la Fiesta, aun<strong>que</strong> no tenía<br />
nada absolutamente <strong>que</strong> ver en los problemas<br />
de ella. Enri<strong>que</strong> García Oviedo se podía<br />
permitir el lujo de pensar libremente sobre<br />
cualquiera de estos problemas, entre otras<br />
razones, por<strong>que</strong> era hombre de una independencia<br />
tan grande como su simpatía perso-
nal, <strong>que</strong> ya es decir. Él era, dentro de la Fiesta,<br />
amigo de quien <strong>que</strong>ría serlo. Y nunca aceptó<br />
la amistad de un torero <strong>que</strong> no encajara en<br />
su manera de ver el toreo. Decía -he aquí una<br />
alta muestra de su honradez como<br />
aficionado- <strong>que</strong> nunca le remordería la<br />
conciencia de no aplaudir a un torero <strong>que</strong><br />
fuera su amigo personal. Para ello, la mejor<br />
manera <strong>que</strong> había encontrado era la de no<br />
aceptar la amistad del torero <strong>que</strong> no era de<br />
su agrado.<br />
Enri<strong>que</strong> García Oviedo era un hombre<br />
<strong>que</strong> repartía cordialidad por donde quiera <strong>que</strong><br />
iba..., no era en modo alguno carmoniano.<br />
Todas las mañanas del año se iba a las ocho,<br />
andando a su almacén de aceitunas de la<br />
Resolana, pasando por un bar llamado El<br />
Toro, donde tomaba con los camareros una<br />
copa de aguardiente Machaco. Era hombre<br />
de gran fortuna, pero nunca hizo gala de ella.<br />
Antes al contrario, gustaba la compañía de la<br />
gente humilde, con las <strong>que</strong> nunca rehusó<br />
tomar una copa. Era gallista furibundo y amigo<br />
personal de Belmonte. Esto más tarde,<br />
cuando se podían ser las dos cosas impunemente.<br />
Mantenía a diario, como alma de<br />
ella, una tertulia deliciosa en el Aero Club de<br />
Sevilla, <strong>que</strong> perdió con la muerte de García<br />
Oviedo el mejor aglutinante.<br />
De gran ingenio y formación social y<br />
religiosa, tomaba toda la vida con la sabia<br />
filosofía de no pasar gran pena por nada. Y si<br />
las pasaba, endulzábalas de tal manera <strong>que</strong><br />
no lo parecían. Solterón y generoso, dos<br />
cosas <strong>que</strong> parecen contradictorias. Su bolsillo<br />
estaba siempre presto a cualquier necesidad<br />
ajena. En casa de algunos toreros modestos<br />
podrían dar fe de esto. Era conocido en todos<br />
los medios sociales de toda España. En todos<br />
tenía amistades y en todos había conquistado<br />
un grado de simpatía difícil de superar. Fue<br />
un gran amigo mio. Muy bueno. Me hacía el<br />
honor de leer y criticar mis crónicas cuando<br />
yo escribía para los periódicos. A estas<br />
críticas debo yo algunas cosas importantes.<br />
Luego, cuando empecé a trabajar en<br />
la radio, no perdió nunca mis programas, <strong>que</strong><br />
MIURA - 2002<br />
el se encargaba de airear en la tertulia, donde<br />
mi nombre fue discutido muchas veces con<br />
absoluta falta de unanimidad en el criterio de<br />
los <strong>que</strong> discutíanlo. El mismo Oviedo me<br />
informaba entre risas y bromas de lo <strong>que</strong> de<br />
mí opinaba cada cual. Muchas veces,<br />
muchísimas, tuvo <strong>que</strong> hacer de abogado defensor,<br />
con tal celo y entusiasmo como si en<br />
realidad empleara su elocuencia en la<br />
salvación de un reo. Él sabía <strong>que</strong> a mi me<br />
afectaba bien poco lo <strong>que</strong> de bueno o de malo<br />
se dijera allí, y por eso me contaba las dos<br />
cosas, mezclándolas tan sabiamente <strong>que</strong><br />
siempre flotaba como resultado positivo lo primero...<br />
Una mañana -según me contó- la<br />
cosa llegó a tal extremo <strong>que</strong> de él partió la<br />
idea: Señores-dijo-, creo <strong>que</strong> deberíamos<br />
dejar de beber el vino <strong>que</strong> estamos bebiendo<br />
y pedir ahora mismo una botella de «Tío<br />
Mateo...» («Tío Mateo», para el <strong>que</strong> no lo<br />
sepa, es la marca de un vino de la casa<br />
Palomino Vergara, <strong>que</strong> patrocina desde hace<br />
muchos años las emisiones taurinas de cada<br />
lunes en la Cadena S.E.R., <strong>que</strong> dirigió Enri<strong>que</strong><br />
Vila.) Poseía García Oviedo el don<br />
especialísimo de imitar admirablemente a la<br />
persona de quien hablara o contara algo. Esto<br />
hacía particular y singularmente amena su<br />
conversación. Se podría escribir un libro delicioso<br />
con las anécdotas de Enri<strong>que</strong> García<br />
Oviedo. Taurinas, teatrales, musicales, amorosas...<br />
He aquí una <strong>que</strong> corrió en España<br />
entera, contada por José María de Cossío, a<br />
quien yo mismo, protagonista de ella, la referí:<br />
«Cierta tarde del mes de septiembre me<br />
encontré con García Oviedo en Utrera. Los<br />
dos habíamos ido a ver una novillada <strong>que</strong><br />
toreaba el segundo de los Váz<strong>que</strong>z, Manolo.<br />
Él, como siempre, de aficionado. Yo, como<br />
cronista de la corrida. Hablamos un rato. Al<br />
tiempo de despedimos me preguntó cuál sería<br />
mi próxima corrida -era un oyente fidelísimo-<br />
, y le contesté <strong>que</strong> al día siguiente desde<br />
Albacete, para donde partía desde el mismo<br />
Utrera. ¡Ah!-me dijo-. Con <strong>que</strong> vas a Albacete.<br />
129
MIURA - 2002<br />
A la feria. Allí estuve yo un par de veces hace<br />
muchos años, y te podría contar lo <strong>que</strong> me<br />
pasó una vez con Paquito Barrionuevo, el de<br />
Córdoba, <strong>que</strong> tú conoces. Me preguntó<br />
seguidamente: ¿Se puede saber lo <strong>que</strong> se te<br />
ha perdido a ti en la Feria de Albacete...?<br />
Hombre -le contesté-, como perdérseme,<br />
nada. Pero voy a ver si puedo hacerle un par<br />
de crónicas de Pedrés. Me dijo: ¡Gran<br />
muchacho ese Pedrés! Escribe de él en este<br />
orden lo <strong>que</strong> quieras; pero no se te vaya a<br />
ocurrir decir <strong>que</strong> Albacete es la cuna del toreo.<br />
Tenía muchas ganas de escribir un<br />
rato largo de Enri<strong>que</strong> García Oviedo, como si<br />
hablara con él. Nunca hasta ahora había<br />
tenido oportunidad. Ya está declarado <strong>que</strong> he<br />
reescrito este libro para la propia recreación.<br />
Y así ha sido, plenamente, estas modestas<br />
florecillas <strong>que</strong> he puesto sobre la memoria<br />
del gran amigo...» ¡Muy bien, don Enri<strong>que</strong>!»<br />
(Aquí termina el párrafo 15).<br />
Juan llegó hasta la misma cara del toro<br />
sin una duda, metiéndole la muleta entre los<br />
cuernos lo llevó una vez y otra maravillosamente<br />
prendido, en pases impresos todos<br />
de la chispa de genialidad <strong>que</strong> iluminó siempre<br />
las grandes faenas de Belmonte...<br />
-¡Qué barbaridad...!<br />
-¡Jozú, qué tío...! -murmuraba Autonio<br />
Ruiz a cada pase de Juan...<br />
-¡Lo <strong>que</strong> faltaba...! -soltó reciamente,<br />
cuando Belmonte se lió toda la mole del toro<br />
en ese molinete <strong>que</strong> nadie, más <strong>que</strong> el propio<br />
Juan, logró luego imitar.<br />
Antonio tiró un puro deshecho ya a bocados<br />
y sacó otro del pe<strong>que</strong>ño arsenal <strong>que</strong><br />
llevaba en uno de los bolsillos superiores de<br />
su magnífico chaleco de fantasía. A menos<br />
de medio metro de distancia, Juan se perfiló<br />
para matar al toro. El cuerno derecho, casi le<br />
rozaba la cha<strong>que</strong>tilla. A<strong>que</strong>l cuerno <strong>que</strong> momentos<br />
antes había tomado por la mazorca<br />
rompiendo y destrozando una tradición y una<br />
leyenda...<br />
García Oviedo <strong>que</strong> me contó esta<br />
anécdota, oyó más atónito <strong>que</strong> por la faena<br />
de Belmonte, por el admirable gallismo de<br />
130<br />
Antonio Ruiz, <strong>que</strong> éste verdaderamente<br />
emocionado empezó a rezar con verdadero<br />
recogimiento cuando Juan liada la muleta se<br />
disponía a ir hacia el toro...<br />
-¡Dios te salve Reina y Madre...!<br />
-¿Qué hace usted, Antonio...? -le pregunto<br />
García Oviedo.<br />
-¡A ver si pincha...! ¡Madre de Misericordia,<br />
vida y dulzura...!<br />
Juan se fue tras la espada, hasta<br />
apoyar la mano en el morrillo del animal.<br />
Antonio interrumpió el rezo.<br />
¡-Qué barbaridad! -exclamó,<br />
añadiendo con balbuceo como último<br />
recurso-. ¿No está un poco atravesada...?<br />
-¿Qué atravesada, Antonio? ¡Está en<br />
todo lo alto! Aún no había terminado Oviedo<br />
de decir esto cuando el toro rodaba como una<br />
pelota ante los pies de Belmonte, <strong>que</strong> con la<br />
mano alzada había pronunciado contra él<br />
«una inapelable sentencia de muerte», según<br />
la frase estupenda de Andrés Martínez de<br />
León.<br />
La pluma más brillante y arrebatada<br />
no sería capaz de describir fielmente lo <strong>que</strong><br />
pasó en la plaza, ni la magnitud del entusiasmo<br />
<strong>que</strong> desbordó todos los límites cuando la<br />
memorable gesta de Juan fue coronada tan<br />
gloriosamente. A<strong>que</strong>llo era la consagración<br />
definitiva del belmontismo, como teoría y<br />
práctica de torear. A<strong>que</strong>llo era la reválida<br />
absoluta de <strong>que</strong> el toreo es, de verdad, una<br />
«fuerza del espíritu». Para vencer a un torazo<br />
de Miura imponente Juan no había necesitado<br />
ni agilidad ni fuerza física.<br />
Fue a<strong>que</strong>lla tarde cuando el propio<br />
Belmonte, emocionado, inició la vuelta al ruedo<br />
al revés. Muy pocos se dieron cuenta,<br />
posesos del estupor <strong>que</strong> había causado la<br />
faena, de esta anomalía, hasta <strong>que</strong> el torero,<br />
acabado el triunfal paseo, entró en el burladero<br />
con la cara lívida por la contracción del dolor.<br />
Todavía reservaba Juan otra sorpresa. La de<br />
torear a su segundo toro de la misma<br />
impresionante manera. Pero él mismo me dijo,<br />
años más tarde, recordando la hazaña de abril<br />
del 1914:
-El segundo toro era francamente<br />
bueno. El primero, no. Fue esta, sin duda<br />
ninguna, la jornada más brillante de toda la<br />
crónica del belmon-tismo. Antonio Ruiz<br />
comentaba a la salida de la plaza:<br />
-¡Cualquiera va esta noche a «La Perla»...!<br />
La Perla era un antiguo café sevillano,<br />
ya desaparecido, donde solían reunirse cada<br />
noche del año aficionados de todas las<br />
tendencias. Se discutían con calor, pero de<br />
buena fe. Gallistas y belmontistas en<br />
beligerante promiscuidad defendían sus<br />
banderas titulares, un pugilato de intención y<br />
de gracia. La Perla desapareció como tantas<br />
instituciones de este tipo. La última tertulia<br />
eminentemente taurina <strong>que</strong> yo recuerdo en<br />
Sevilla, aparte la del Aero Club, citada en la<br />
nota anterior, fue la de La Casa de la Montaña,<br />
muy parecida a la de La Perla. En La Casa<br />
de la Montaña llevaron la voz cantante durante<br />
años enteros Domingo Ruiz, Juanito Balbontín<br />
y Manuel Baena. Balbontín era un gallista de<br />
este calibre. Cierta mañana de una corrida<br />
madrileña, en la <strong>que</strong> alter-naban Gaona, José<br />
y Juan, le preguntaron en el café Lion d’or, de<br />
Madrid: ¿Quién toreaba?, y contestó de mesa<br />
a mesa, con una voz bien clara y potente:<br />
Joselito y otros dos. Se hizo famoso.<br />
C) La Entrevista a Belmonte.<br />
Juan Belmonte, en su época<br />
profesional y después en su retiro, solía hablar<br />
de toros y de toreros muy pocas veces. Él<br />
mismo dice <strong>que</strong> fue siempre un torero «un<br />
poco fuera del toreo.» Sin embargo, por una<br />
vez, con amabilidad y atención -cosa <strong>que</strong> le<br />
agradecerá siempre don Enri<strong>que</strong> Vila- accedió<br />
a platicar mucho rato sobre los toros de Miura.<br />
De dicha conversación traemos a los lectores<br />
las contestaciones <strong>que</strong> el famoso matador<br />
sevillano les dio a las preguntas del periodista:<br />
-¿Cuáles son, a su juicio, las notas<br />
esen-ciales del toro de Miura?<br />
-No es problema fácil definirlas de<br />
manera concreta. Si he de serle franco, no<br />
MIURA - 2002<br />
me había parado jamás a pensar en ese tema.<br />
Después <strong>que</strong> usted me dio cuenta del<br />
propósito <strong>que</strong> tenía, con ocasión del primer<br />
centenario de Miura, he meditado para formar<br />
un juicio exacto. En mi opinión, el toro de Miura<br />
<strong>que</strong> se lidiaba en mi época se distinguía de<br />
todos los demás por estas dos cualidades<br />
esenciales: el poder y el sentido. El primero<br />
fácilmente explicable, conocida, como es de<br />
todo el mundo, la escrupulosidad con <strong>que</strong> la<br />
casa Miura trató siempre el ganado.<br />
Además no tiene nada de extraño.<br />
Tanto don Antonio I como don Eduardo I<br />
trataron de hacer el toro a gusto de a<strong>que</strong>llos<br />
tiempos, y debemos de reconocer <strong>que</strong> los<br />
consiguieron plenamente. El toro de Miura de<br />
entonces podía ser más o menos bravo; más<br />
o menos bonito, pero siempre sosteniendo<br />
una pelea fuerte. Por lo <strong>que</strong> al sentido se<br />
refiere, tengo la seguridad absoluta de <strong>que</strong><br />
ningún toro ha medido jamás con más<br />
excatitud su capacidad ofensiva y defensiva<br />
ante el torero. Era, además, el <strong>que</strong> más pronto<br />
reaccionaba fieramente contra la tiranía del<br />
lidiador.<br />
(Habiendo estudiado largamente ese<br />
sentido de los toros, encontré referencia de<br />
astados <strong>que</strong> su conducta resabiada<br />
impresionaron incluso al públicos en los<br />
tendidos. Uno de esos toros fue rejoneado en<br />
Madrid el año 1658, por don Tomás Melgarejo,<br />
en las fiestas reales celebradas con motivo<br />
del nacimiento y bautizo del príncipe Felipe<br />
Próspero. Ese toro, desde <strong>que</strong> salió a la plaza,<br />
no le interesó para nada el caballo, pues al<br />
llegar a él levantaba la cabeza y corneaba al<br />
rejoneador, infiriéndole a don Tomás una cornada<br />
<strong>que</strong> le atravesó la pierna de parte a parte,<br />
tratando de cornear igualmente a otros rejoneadores,<br />
como lo hizo con Pernia. La gente<br />
sintió en los tendidos <strong>que</strong> el toro aplicaba su<br />
ferocidad, «tirándole a la persona sin hacer<br />
caso del caballo» (Relación de don Rodrigo<br />
Méndez Silva).<br />
-Según eso ¿el toro de Miura era difícil<br />
en todos los momentos de la lidia...?<br />
-Por lo menos nunca era inofensivo.<br />
131
MIURA - 2002<br />
Todos los demás toros <strong>que</strong> yo he toreado<br />
llegaban o podían llegar a un punto en <strong>que</strong> se<br />
consideraban definitivamente derrotados. El<br />
de Miura, no. He conocido, no obstante, toros<br />
de Miura tan tontos como auténticos borregos.<br />
Uno <strong>que</strong> mató en Valencia Francisco Posada,<br />
por ejemplo. Seis <strong>que</strong> yo llevé a Lima para<br />
una corrida <strong>que</strong> se celebró allí en beneficio<br />
mío salieron de los cajones en <strong>que</strong> hubieron<br />
de permanecer, a causa de cierta huelga de<br />
transporte, por espacio de tres meses, convertidos<br />
en chiquillos con cornamenta. Después<br />
de a<strong>que</strong>llo pensé muchas veces <strong>que</strong> la<br />
manera infalible de convertir en boyantes a<br />
todos los toros de Miura sería tenerlos<br />
encajonados por espacio de noventa días.<br />
-Entonces ¿usted cree <strong>que</strong> nadie haya<br />
dominado por completo a un toro de Miura...?<br />
-No. Yo los he dominando. Joselito (el<br />
Gallo), también. Y otros toreros. Yo lo <strong>que</strong><br />
quiero decirle es <strong>que</strong> sobre ser el de más difícil<br />
dominación -hablo siempre de los toros<br />
de Miura <strong>que</strong> se lidiaban en mi época-, era el<br />
toro <strong>que</strong> más pronto reaccionaba y recobraba<br />
vigor. Recuerdo este incidente de mi vida<br />
como torero, <strong>que</strong> le demostrará a usted mejor<br />
<strong>que</strong> cualquier explicación lo <strong>que</strong> le he hablado:<br />
«Fue en Bilbao. Era el toro a <strong>que</strong> voy<br />
a referirme de Miura, de pelo berrendo, muy<br />
grande y aparatosamente armado. Le hice una<br />
faena de muleta fuerte. Por efecto de ella el<br />
toro <strong>que</strong>dó derrotado, al parecer, juntas las<br />
manos y con el hocico casi a ras del suelo.<br />
Yo le di por vencido y le hice al adorno <strong>que</strong><br />
por entonces se usaba. Me arrodillé en la<br />
misma cara muy cerca de los cuernos. Así<br />
permanecí un espacio de tiempo <strong>que</strong> no<br />
sabría medir ahora, olvidado con el calor de<br />
la faena y las aclamaciones del público, de<br />
<strong>que</strong> el toro a<strong>que</strong>l era de Miura.<br />
Al cruzar como una ráfaga por mi<br />
mente esta idea, miré a los ojos del toro, <strong>que</strong><br />
tenía muy cerca de los míos. Vi en a<strong>que</strong>llos<br />
ojos una luz <strong>que</strong> no olvidaré jamás, y vi<br />
claramente <strong>que</strong> el toro había reaccionado y<br />
<strong>que</strong> en cuanto me moviera me cogía. Fueron<br />
unos segundos de angustia mortal. Era<br />
132<br />
evidente <strong>que</strong> el toro no dejaría escapar la presa<br />
<strong>que</strong> consideraba segura (como a<strong>que</strong>l viejo<br />
coyote mirando el tierno becerro en el<br />
rancho El Coloradito, en Zacatecas), y en<br />
cuanto yo intentase levantarme alargaría el<br />
cuello. Con esto sabía él <strong>que</strong> le bastaba para<br />
prenderme. Sin embargo, era preciso terminar<br />
a<strong>que</strong>lla escena como fuera. No podía<br />
prolongarse indefinidamente, por muy<br />
emocionante <strong>que</strong> el público la encontrara. En<br />
un esfuerzo supremo tiré de mi mismo con<br />
todo el vigor <strong>que</strong> me permitían mis fuerzas. Y,<br />
efectivamente, apenas había iniciado la<br />
retirada, el toro arremetió contra mi y me<br />
enganchó por la taleguilla. Fue un violento<br />
cho<strong>que</strong> del pitón contra la ropa, <strong>que</strong> la tela se<br />
<strong>que</strong>dó prendida en la punta de aquél, mientras<br />
yo rodaba por el suelo. Ya dio tiempo a <strong>que</strong><br />
Maera metiera el capote y se llevara al toro.»<br />
-¿Cuál es el toro de Miura mayor <strong>que</strong><br />
usted ha matado en su vida?<br />
-Uno en Valencia <strong>que</strong> pesó 420 kilogramos<br />
en canal. No los acusaba. Por<strong>que</strong><br />
ésta ha sido también otra característica del<br />
toro de Miura: engañar en su peso. Por su<br />
contextura agalgada; por su conformación<br />
muscular; por su agilidad, dábase con<br />
frecuencia en Miura el toro de cuatrocientos<br />
kilos en canal, tan ligero como otro de trescientos<br />
de cualquier ganadería. La leyenda<br />
tejida alrededor de esta divisa decía <strong>que</strong> en el<br />
campo obligaban a los toros a hacer gimnasia<br />
para <strong>que</strong> adquiriesen presteza, prontitud y<br />
vigor en la pelea. Nada más absurdo.<br />
-¿Cuántas corridas de Miura ha<br />
toreado usted en su vida profesional...?<br />
-No le puedo decir con exactitud; pero<br />
debe calcularse a un promedio de diez por<br />
temporada: no podía entonces celebrarse<br />
ninguna feria sin la corrida de Miura, <strong>que</strong><br />
ineludiblemente teníamos <strong>que</strong> torear José y<br />
yo. No era costumbre poner veto a ningún toro.<br />
-¿Cuántes veces le cogieron lo toros<br />
de Miura...?<br />
-Muy pocas. Y desde luego puedo<br />
afirmar <strong>que</strong>, gracias a Dios, ninguno me hizo<br />
el más leve rasguño. Perece increíble...,
¿verdad?<br />
-¿Ha sentido alguna vez miedo ante<br />
un toro de Miura...?<br />
-No. Y si he de serle enteramente<br />
franco debo decirle <strong>que</strong> yo no he sentido<br />
jamás miedo en la plaza ante ningún toro. He<br />
sentido, sí, una gran preocupación siempre<br />
<strong>que</strong> me vestía de torero. Las más de las<br />
veces, por la responsabilidad del público. El<br />
público de mi época era muy distinto del de la<br />
actualidad. Los toreros teníamos <strong>que</strong> ir al<br />
ruedo no sólo a vencer, sino a hacer <strong>que</strong> nuestros<br />
partidarios triunfasen en los graderíos.<br />
Ya en la plaza, siempre he estado un poco<br />
abstraído de todo el trajín de la Fiesta.<br />
Me parece <strong>que</strong> no he pensado jamás<br />
cómo habría de empezar a torear de muleta<br />
a ningún toro. Recuerdo a estos efectos una<br />
corrida en Bilbao, de Miura, en la <strong>que</strong> salió un<br />
toro sexto francamente difícil; creo <strong>que</strong> el más<br />
difícil <strong>que</strong> yo he toreado en mi vida, y también<br />
el <strong>que</strong> me proporcionó el triunfo <strong>que</strong> estimo<br />
más entero y fuerte.<br />
El toro había entrado por cinco o seis<br />
veces al caballo, arremetiendo a la ofensiva<br />
y a la defensiva a la vez, de tal manera <strong>que</strong><br />
pasó el tercio de varas sin <strong>que</strong> los picadores<br />
lograran hacerle sangre. De la misma manera<br />
transcurrió el tercio de banderillas. Maera,<br />
(<strong>que</strong> en paz descanse), con ser Maera, sólo<br />
consiguió clavarle un palo.. Estaba yo en el<br />
tercio mientras se desarrollaba a<strong>que</strong>lla lioia<br />
anormal y me acuerdo <strong>que</strong> se acercó Rafael<br />
(el Gallo), primer espada del cartel, y como<br />
dándome el pésame por adelantado, me dijo<br />
esta frase <strong>que</strong> recordaré siempre: Juan, toro<br />
<strong>que</strong> tiene nuestro contraestilo. No supe entonces<br />
lo <strong>que</strong> Rafael <strong>que</strong>ría decir con a<strong>que</strong>llo.<br />
Después he pensado <strong>que</strong> el maestro<br />
estimaba <strong>que</strong> el toro estaba empeñado a todo<br />
trance a volverse vivito y coleando a los corrales.<br />
Tocaron a matar. El toro se había <strong>que</strong>dado<br />
aculado en las tablas, en actitud poco<br />
tranquilizadora. Cogí la espada y la muleta y<br />
fui hacia él. Estaba todavía a una distancia de<br />
tres metros, cuando el toro, fijándose en mi,<br />
MIURA - 2002<br />
arremetió con furia hacia lo <strong>que</strong> él supondría<br />
era un aunténtico pelele. No había más <strong>que</strong><br />
este dilema: o huir o <strong>que</strong>darse quieto. Si huía<br />
era seguro <strong>que</strong> me cogía. Si me <strong>que</strong>daba<br />
quieto era sólo probable. Esperé y solté la<br />
muleta cuando el toro llegó a mi terreno.<br />
A<strong>que</strong>lla fiera, al verse burlada, se volvió con<br />
mayor brío y nuevamente se encontró con la<br />
muleta entre los cuernos.<br />
Así, una vez y otra y otra; por lo menos<br />
hasta diez. En realidad, yo no podía hacer otra<br />
cosa. La faena era un verdadero remolino, del<br />
cual era centro mi persona. El viento y la furia<br />
del viento, el toro. A cada doblada, éste perdía<br />
fuerza y vigor. Dentro del nerviosismo lo veía<br />
claro como el agua. Después de una de las<br />
dobladas el toro se <strong>que</strong>dó inmóvil, a menos<br />
de medio metro, junto a mi. Era evidente <strong>que</strong><br />
no podía más. Vino luego la auténtica faena<br />
de muleta. Una de las veces <strong>que</strong> más a gusto<br />
he toreado en mi vida. Con el regusto <strong>que</strong> se<br />
bebe el agua fresca después de sacarla del<br />
pozo con una cubeta pesada <strong>que</strong> nos deja<br />
los brazos destrozados...»<br />
-Habla usted de los toros de Miura<br />
como si creyese <strong>que</strong> eran los toros del éxito...<br />
-Lo eran y lo son. La misma faena realizada<br />
a un toro de Miura <strong>que</strong> a cualquier otro,<br />
tenía una cotización cien veces superior.<br />
Ahora bien: yo pienso <strong>que</strong> a los toros de Miura<br />
hay <strong>que</strong> lidiarlos -me refieron a los Miura de<br />
los años 1914 al veintiuno- de una manera<br />
distinta a los demás toros. Me parece <strong>que</strong> ni<br />
yo, ni nadie, pudo hacerle una faena<br />
preciocista a un toro de a<strong>que</strong>llos, a los <strong>que</strong><br />
había <strong>que</strong> torear siempre en plan de pelea,<br />
sin perder en ningún momento de la lidia la<br />
atención, en el hecho evidente de <strong>que</strong> el toro<br />
no se consideraría nunca definitivamente<br />
derrotado.<br />
-¿Cuál es, en su juicio, el fundamento<br />
de la leyenda tejida alrededor de los toros de<br />
Miura...?<br />
-De todo lo <strong>que</strong> llevamos hablado se<br />
desprende. Pero esta es una leyenda <strong>que</strong>,<br />
como todas, se irá desvaneciendo hasta<br />
perderse por completo en el ambiente de<br />
133
MIURA - 2002<br />
nuestra época. Y no se ha liquidado ya<br />
totalmente, por<strong>que</strong> los propios toreros no se<br />
han puesto nunca con decisión en la empresa,<br />
sino <strong>que</strong> la han ido alimentando. El otro<br />
elemento <strong>que</strong> ha de intervenir en ello, el<br />
ganadero, bien se yo los esfuerzos y los<br />
cuidados <strong>que</strong> dedica a esta tarea. Y es natural.<br />
El gusto de los públicos ha pasado del toro al<br />
torero. Lógico <strong>que</strong> los ganaderos traten de<br />
criar y seleccionar toros para el torero; y<br />
últimamente he visto corridas de miuras de<br />
gran presencia <strong>que</strong> no acusaron en ningún<br />
momento las condiciones <strong>que</strong> dije al principio.<br />
-¿Cuál es el toro de Miura <strong>que</strong> peor<br />
ha toreado en su vida...?<br />
-Uno en Sevilla, en corrida <strong>que</strong><br />
toreamos Gaona, Vicente Pastor y yo. Me<br />
dieron dos avisos. Lo maté de un descabello<br />
por verdadera casualidad. A<strong>que</strong>lla noche tomamos<br />
el tren Domingo Ruiz y yo para torear<br />
al día siguiente en Úbeda. Como es<br />
natural no se habló en todo el recorrido, hasta<br />
Baeza, ni una sola palabra de la desdichada<br />
corrida. Cuando llegamos nos encontramos<br />
con <strong>que</strong> el tranvía <strong>que</strong> iba a Úbeda se había<br />
marchado.<br />
La perspectiva de pasar el<br />
resto de la noche en la estación no era muy<br />
agradable y andábamos Domingo y yo por el<br />
andén lamentándonos de ello, cuando se<br />
acercó un chofer <strong>que</strong> iba a Úbeda y nos<br />
ofreció asiento en el coche. Aceptamos en el<br />
acto. Ya en la carretera, otro viajero, <strong>que</strong> como<br />
nosostros había perdido el enlace y<br />
aprovechaba a<strong>que</strong>l coche realmente<br />
providencial, comentó dirigiéndose a<br />
nosostros: Han tenido ustedes suerte... Y,<br />
como puestos de acuerdo, Domingo Ruiz y<br />
yo contestamos al mismo tiempo: Suerte esta<br />
tarde, en el toro último de la corrida...»<br />
Las anteriores fueron las últimas<br />
palabras de la entrevista a Juan Belmonte,<br />
<strong>que</strong> puedo coronar diciendo: Suerte la de<br />
todos los lectores <strong>que</strong> han leído tan interesantísima<br />
plática de unos de los toreros más<br />
grandes de todos los tiempos, convertido con<br />
134<br />
los años en, junto con los toros de Miura, en<br />
símbolos de un esplendor de la Fiesta <strong>que</strong> no<br />
volverá; entre otras razones, como dice Vila,<br />
«por<strong>que</strong> ya no habrá más toros de a<strong>que</strong>llos,<br />
ni ningún Belmonte.» Al menos así parece.<br />
Pero si acaso algún <strong>que</strong> otro lector se<br />
preguntase:<br />
¿Quién fue ese tal Domingo Ruiz?, le<br />
diré <strong>que</strong> fue uno de esos tantos excepcionales<br />
taurinos andaluces, natural de Sevilla, con<br />
cuya vida podría hacerse un libro<br />
interesantísimo, como nos lo asegura el multicitado<br />
don Enri<strong>que</strong> Vila. Empezó su carrera<br />
como empleado de la casa de Ricardo Torres<br />
(Bombita). Pero ello no le impidió ser<br />
partidario de Antonio Montes, al <strong>que</strong> durante<br />
muchos años se le consideró en Sevilla el<br />
más implacable rival de Ricardo. Nótese <strong>que</strong><br />
Bombita, después de Rafael (el Gallo), fue el<br />
último de una generación <strong>que</strong> había hecho<br />
base de su categoría en el poderío de las<br />
piernas, y Montes, el primero <strong>que</strong> apoyó esta<br />
categoría en el movimiento de los brazos. A<br />
estos efectos, Antonio Montes es el verdadero<br />
precursor de Juan Belmonte.<br />
Domingo Ruiz fue durante poco<br />
tiempo apoderado de Juan Belmonte. Y amigo<br />
íntimo, para serlo después de Pepe Luis<br />
Váz<strong>que</strong>z. Enri<strong>que</strong> Vila, <strong>que</strong> tenía una marcada<br />
diferencia de edad con él, terminaron siendos<br />
grandes amigos. Para el crítico taurino don<br />
Domingo era un verdadero maestro. Solían<br />
reunirse en una tertulia taurina, como la de<br />
un C. P. de Jerez de García Salinas -fue nombrado<br />
por méritos y celo por el desarrollo<br />
turístico de su <strong>que</strong>rido Estado, sin llegar a ser<br />
Secretario de Turismo en 1999- nacido en la<br />
virtuosa tierra y hermosa ciudad de Jerez<br />
(Zacatecas), a la sazón director del Hotel<br />
Radisson, en la ciudad de Zacatecas, apoyó<br />
con todo entusiasmo, a mediados de la década<br />
de 1980, pero <strong>que</strong> nunca fraguó...<br />
por<strong>que</strong> muchos supuestos taurinos, quisieron<br />
convertirla en cantina...<br />
Pero, bueno, a lo <strong>que</strong> iba. A<strong>que</strong>lla<br />
tertulia ambulante por la acera principal, la<br />
más ancha de la capital de la Bética, se fue
engrosando, y alguna tarde-noche fue un<br />
verdadero parnaso taurino. Belmonte mismo<br />
la honró con su presencia alguna vez... «Una<br />
anécdota típicamente belmontina de la<br />
primeras noches del <strong>que</strong> llamábamos Movimiento<br />
Nacional los españoles. La tertulia<br />
estaba muy animada y no se hablaba de toros.<br />
Otras cosas importantes ocupaban la<br />
atención de los reunidos. Apenas hacía una<br />
semana <strong>que</strong> se había iniciado la sagrienta<br />
guerra fratricida española. De pronto se<br />
acercó a la tertulia una señora menudita,<br />
vestida de negro, muy digna, y pidió una limosna<br />
con humildad. Belmonte sacó del<br />
bolsillo una cantidad de dinero <strong>que</strong> no contó,<br />
y lo alargó a la pobre señora. Esta, un poco<br />
emocionada, balbució: ¡Salud...! Y Juan, con<br />
su característica tartamudez, le dijo<br />
sonriendo: Váyase, señora; <strong>que</strong> nos van a<br />
detener a todos...<br />
Por la noche, hablando del resultado<br />
de la corrida con Vila, éste le dijo:<br />
-Me parece una auténtica barbaridad<br />
lo de esta tarde. No tienes necesidad de<br />
hacerlo. Estás rico, eres famoso. En una pelea<br />
de esas puedes dejar girones de las dos<br />
cosas. El Litri I, habiendo escuchado esas<br />
palabras y con su característico gesto de escepticismo,<br />
contestó:<br />
-A mi no me da ningún miedo. César<br />
Girón, cuando se le preguntó un día en tono<br />
de amistosa sorna cuándo pensaba retirarse,<br />
dijo: Nunca. Voy a torear con la misma<br />
tranquilidad <strong>que</strong> usted -se refería a Enri<strong>que</strong><br />
Vila- puede ir al periódico. Por contrapartida,<br />
se le atribuye a Cagancho esta frase genial:<br />
Todos los toreros tienen miedo. Pero yo tengo<br />
más <strong>que</strong> ninguno.<br />
La gimnasia a <strong>que</strong> se refiere dicho<br />
rumor, era la disposición por parte de don<br />
Eduardo I de <strong>que</strong> el ganado anduviera cada<br />
mañana unos kilómetros antes de la hora del<br />
pienso. E igualmente por la tarde. Nadie pudo<br />
demostrar esta aseveración. Es más, nos<br />
refiere don Enri<strong>que</strong> Vila: «La Casa Miura,<br />
como todas las vacadas donde los toros de<br />
lidia son tratados con una técnica rigurosa,<br />
MIURA - 2002<br />
mantiene el criterio de <strong>que</strong> todos los toros de<br />
salida no deben estar juntos nunca, sino separados<br />
en pe<strong>que</strong>ños hatos -no debe decirse<br />
«piara»- por<strong>que</strong> los toros de lidia no son<br />
cerdos-, <strong>que</strong> permitan más fácil y escrupulosamente<br />
la observación. Sin embargo, el<br />
crítico taurino señalado nos asegura <strong>que</strong> «tuvo<br />
la suerte de ver una vez toda la camada de<br />
Miura, es decir, unos ochencta toros impresionantes.<br />
Fue un espectáculo <strong>que</strong> don<br />
Eduardo I Miura quiso proporcionarnos a Jean<br />
Coau y a él, una mañana <strong>que</strong> estuvieron en<br />
Zahariche...» Por cierto <strong>que</strong> ese<br />
«espectáculo», también se lo ofreció a este<br />
autor don Eduardo II, cuando tranquilicé toros<br />
en Zahariche,y le pudo costar muy caro<br />
al ganadero, por<strong>que</strong> sabiendo del temperamento<br />
de sus animales, pudieron presentarse<br />
seria y trágicas peleas entre ellos.<br />
___________________________<br />
La ironía de Belmonte, traducida a<br />
otro lenguaje, fue especie muy admitida por<br />
personas al parecer sensatas. Vila -el escritor,<br />
no el jefe de los Servicios Médicos de la<br />
Maestranza- dice haber oido a una de ellas<br />
«<strong>que</strong> a los toros de Pablo Romero los<br />
transportaban con los cajones invertidos, para<br />
quitarles el poderío.» El rumor del saco terrero<br />
a la salida por los chi<strong>que</strong>ros, era creencia<br />
acérrima entre los detractores del toreo<br />
moderno, hasta <strong>que</strong> alguien aventuró <strong>que</strong> era<br />
punto menos <strong>que</strong> imposible dar con el saco<br />
al toro en el sitio justo cuando emprendía la<br />
salida hacia la plaza.<br />
Después se puso de moda el drogado<br />
de los toros. «Ya ha salido una voz sensata,<br />
en artículos razonadísimos, explicando de<br />
manera técnica <strong>que</strong> es prácticamente<br />
imposible drogar de manera eficiente a un<br />
toro. Y <strong>que</strong> si alguien había descubierto el<br />
sistema, lejos de ser anatematizado, debería<br />
ser objeto de un homenaje; por cuanto habría<br />
puesto en manos de la Zootecnia la llave para<br />
desentrañar problemas hasta ahora insolubles.»<br />
Lástima <strong>que</strong> don Enri<strong>que</strong> Vila, no<br />
hubiese dicho <strong>que</strong> uno de esos artículos era<br />
135
MIURA - 2002<br />
de este servidor de ustedes y <strong>que</strong> aparecieron<br />
en el diario «ABC» de Sevilla,<br />
concretamente el martes día (04-06-1968),<br />
titulado: «Ante el Drogado de los Toros: TO-<br />
DAVÍA, NO», de este autor.<br />
_____________________________<br />
Y, efectivamente, para consolidar aun<br />
más esas características de lo <strong>que</strong> significa<br />
el «poder y del sentido», ofrezco al amable<br />
lector algunos de los toros más célebres, <strong>que</strong><br />
no tuvieron <strong>que</strong> ser necesariamente de Miura,<br />
tales como:<br />
*Caramelo: Toro de la ganadería del<br />
marqués del Saltillo, lidiado en Cádiz el (17-<br />
06-1867). Torearon la corrida Antonio Sánchez<br />
(el Tato) y José Ponce. Este astado, de<br />
preciosa lámina, fue colorado, ojo de perdiz,<br />
de hocico chato, bien puesto de cuerna, y ésta<br />
de color de caramelo. Cuando se lidió tenía<br />
ocho años y nueve hierbas.<br />
Salió a<strong>que</strong>lla tarde en segundo lugar.<br />
Tomó 27 varas, rompió cuatro garrochas, dio<br />
siete caídas espantosas, una al picador<br />
Gallardo, <strong>que</strong> se retiró a la enfermería con<br />
graves contusiones en un brazo, y otra al<br />
reserva, contra las tablas, <strong>que</strong> le dejó sin<br />
sentido; mató nueve caballos, y salía tan impetuosamente<br />
de la suerte, <strong>que</strong> siempre a<br />
quien acudía al quite le hizo saltar la barrera.<br />
Con esto se adueñó por completo del<br />
redondel.<br />
Dicen las crónicas <strong>que</strong> se <strong>que</strong>daba<br />
como dormido sobre los caballos, pero <strong>que</strong><br />
después llegaba a las tablas tras de los<br />
toreros antes <strong>que</strong> ellos. Nicolás Baró y Mateo<br />
López pasaron grandes fatigas por haberse<br />
hecho el toro de mucho sentido; pero los dos<br />
lo hicieron muy bien, y fueron muy aplaudidos<br />
por un gran par al cuarteo, Baro, y por un par<br />
excelente al sesgo, Mateo López.<br />
Al llegar al tercer tercio el público pidió<br />
<strong>que</strong> se perdonara la vida a un animal tan bravo<br />
y tan duro al castigo. La presidencia no<br />
accedió. Ponce, <strong>que</strong> estrenaba flamante terno<br />
azul y plata, requirió los avíos de matar,<br />
comprendió <strong>que</strong> el toro se fijaba más en el<br />
136<br />
diestro <strong>que</strong> en el engaño y <strong>que</strong> le encerraba<br />
en tablas si trataba de muletearlo, trató de<br />
matarlo a toro corrido.<br />
La expectación en el público era<br />
enorme, apercibido del peligro en <strong>que</strong> se<br />
hallaba José Ponce. Éste, con un valor a toda<br />
prueba, aprovechó una oportunidad, se<br />
embraguetó con él y dio una gran estocada<br />
en todo lo alto. El toro, a pesar de <strong>que</strong>dar<br />
mortalmente herido, no se dolió al esto<strong>que</strong>,<br />
tiró un derrote y enganchó al diestro por el<br />
brazo derecho, dándole un puntazo en la<br />
cabeza y un varetazo en el brazo dicho,<br />
derribándo a Ponce y tratando de cornearle,<br />
lo <strong>que</strong> no pudo hacer por caer muerto junto a<br />
su matador. Éste, al levantarse, dió un<br />
puntapié al toro, diciendole «¡Pícaro!», y pasó<br />
a la enfermería en medio de una atronadora<br />
ovación.<br />
Tan notable toro, picado por los citados<br />
varilargueros y por Pinto y Curro Calderón,<br />
fue llamado por algunos revisteros de a<strong>que</strong>lla<br />
corrida Castillo y Copa Alta, pero el mismo<br />
ganadero aclaró la confusión, haciendo saber<br />
<strong>que</strong> fué Caramelo su verdadero nombre.<br />
Otro de los toros <strong>que</strong> desarrolló<br />
mucho sentido, también de la misma<br />
ganadería del marqués del Saltillo y, por tanto<br />
hermano de Caramelo, fue Castillo, corrido<br />
en Cádiz el día (09-06-1867). Llegó 27 veces<br />
a los caballos, matando nueve de ellos,<br />
rompiendo cuatro garrochas y dando siete<br />
caídas. Por hacerse de mucho sentido presentó<br />
grandes dificultades para matarlo, lo<br />
cual hizo Ponce con no pocos apuros. Y qué<br />
no decir del toro de nombre Limón, de la ganadería<br />
de don Romualdo Jiménez, <strong>que</strong><br />
mostró tal bravura, poder y desarrolló tan<br />
temible y agrio sentido, lidiado en Jaén, <strong>que</strong><br />
la cuadrilla cogió tal miedo <strong>que</strong> no lo pudieron<br />
matar.<br />
Y entre los muchos toros de Miura con<br />
sentido figura:<br />
*Morcillo, <strong>que</strong> fue lidiado en Madrid<br />
el 6 de abril de 1863, <strong>que</strong> demostró mucho<br />
sentido, pasándolo mal los banderilleros Cuco<br />
y Mariano Antón para cumplir su suerte. Muñoz
se libró de una cogida, yendo embrocado, por<br />
su oportunidad en tirarse al suelo.<br />
D) Juan Belmonte en sus últimos años.<br />
En los últimos años de su vida -a<br />
modo de colofón sobre este famoso torero y<br />
antes de pasar al apartado E): Cronología<br />
Belmontiana- Juan Belmonte frecuentaba una<br />
especie de tertulia muy heterogénea <strong>que</strong> se<br />
daban cita entre la 13:00 y 15:00 horas todos<br />
los días de la semana, excepto algunos<br />
sábados y domingos, en el célebre bar «Los<br />
Corales», de Sevilla, propiedad del santanderino<br />
Perlacia. A esta tertulia solía ir también<br />
Rafael (el Gallo), Diego Puerta y Paco Camino,<br />
entre otros muchos. Entre los más contertulios<br />
había de todas las profesiones, y algún<br />
<strong>que</strong> otro ex torero, como José Zarco. En esas<br />
reuniones informales acompañadas de frías<br />
«cañitas» de Cruz Campo... y ricas gambas<br />
rebosadas, casi nadie hablaba de toros y de<br />
toreros.<br />
«Sólo cuando alguien extraño llegaba<br />
con una noticia importante sobre algún<br />
suceso acaecido recientemente, o con la<br />
nueva de un fenómeno aparecido en la<br />
inagotable cantera <strong>que</strong> es la imaginación de<br />
los taurinos andaluces...», si no <strong>que</strong> se lo<br />
pregunten a los amigos del célebre Pepe<br />
Lerdo, taurino hasta donde usted quiera, al<br />
<strong>que</strong> conocimos en El Puerto de Santa María...<br />
y ya llevamos más de 50 años de ser amigos.<br />
Ahí nos vimos muchas veces también<br />
con ese otro extraordinario amigo don Antonio<br />
Morales... y al inolvidable don Carlos Melgarejo<br />
Osborne, al <strong>que</strong> toda Sevilla le debe un<br />
merecido homenaje y <strong>que</strong> un día me presentó<br />
allí al matador Diego Puerta, donde<br />
concretamos el día de ir a tranquilizar a distancia<br />
a su semental de Santa Coloma, al su<br />
cortijo llamado Escobero, <strong>que</strong> le bautizó así<br />
en honor al <strong>que</strong> tenía el Miura <strong>que</strong> lo catapultó<br />
a la gloria.<br />
«Juan, no dice don Enri<strong>que</strong> Vila, me<br />
recibía siempre con grande y delicada<br />
deferencia. Por razones <strong>que</strong> no son del caso,<br />
MIURA - 2002<br />
yo había estado muy distanciado de cuanto<br />
se llamara Juan Belmonte algunos años de<br />
mi vida. El tiempo y don Andrés Gago borraron<br />
todas las diferencias y volví al círculo de<br />
amigos de Juan. Una tarde coincidimos en el<br />
graderío de la plaza en el palco de los ganaderos.<br />
Fue la tarde en <strong>que</strong> Chamaco debutó<br />
en la Real Maestranza de Sevilla.<br />
Yo había hecho de Chamaco una<br />
campaña feroz e intransigente, como el anti<br />
frascuelismo de Peña y Goñi. La gente nos<br />
esperaba a los dos, y ante el temor de <strong>que</strong> se<br />
diera nuevamente el caso del Litri, cuando una<br />
tarde mala de Miguel Báez el público arremetió<br />
conmigo como si yo fuese el <strong>que</strong> toreaba, me<br />
refugié en el palco aquél, sobre el <strong>que</strong> caía un<br />
solazo terrible.<br />
Juan se sentó junto a mi. Vengo -me<br />
dijo- a ver a este torero. Sé <strong>que</strong> usted lo tiene<br />
muy visto... ¿Cómo es...? Luego<br />
permanecimos toda la corrida en silencio. El<br />
Chamaco cortó una oreja, pero Juan se<br />
despidió de mi sin decirme cómo lo había<br />
encontrado. Un día le preguntaron en la tertulia<br />
cómo toreaba un torero de su tiempo <strong>que</strong><br />
había alternado mucho con él, y contestó secamente:<br />
No me acuerdo.<br />
Juan hablaba de toros y de toreros<br />
cuando el tema y el contertulio le agradaban.<br />
Fuera de estos casos eludía la conversación<br />
como podía. Con Luis Bollaín, el notario de la<br />
tertulia, hablaba Juan muy a gusto de cosas<br />
de la Fiesta...<br />
Cierta mañana se presentó en su finca<br />
sevillana de Gómez Cardeña, un taurino muy<br />
calificado para pedir <strong>que</strong> le permitieran arreglar<br />
una corrida <strong>que</strong> traía de otros campos y <strong>que</strong><br />
su dueño no había permitido en manera<br />
alguna llevar a cabo semejante manipulación.<br />
Juan Belmonte estaba allí y el criado le llevó<br />
la razón del visitante. Cuando se enfrentó con<br />
éste, le dijo: Ahora mismo le vamos a cortar<br />
los pitones a todos esos toros. Con eso veo<br />
una cosa <strong>que</strong> no había visto nunca. Y ya no<br />
habló más <strong>que</strong> para el saludo de la despedida,<br />
acabada la operación.<br />
137
MIURA - 2002<br />
138<br />
E) Cronología Belmontista:<br />
1892: El (14-04-1892), a las «cinco en punto<br />
de la mañana», nació en Sevilla Juan<br />
Belmonte, en la casa número 72 de la calle<br />
Feria, por lo <strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> se le considera<br />
nacido en el famoso Barrio de Triana, no fue<br />
realmente trianero, ya <strong>que</strong> llegó de niño a vivir<br />
en dicho barrio.<br />
El (17-04-1892) fue bautizado Juan<br />
Belmonte en la iglesia parroquial de Omnium<br />
Sanctorum, dándosele el nombre de Juan<br />
Bautista José de la Santísima Trinidad,<br />
ceremonia <strong>que</strong> testificó el cura ecónomo de<br />
dicha parroquia.<br />
1907: Este año, cumplidos ya los quince de<br />
edad, Juan Belmonte, según le manifestó<br />
años después a Chaves Nogales, hizo su<br />
primera salida del hogar paterno, desplazándose<br />
a Cádiz... con el afán aventurero<br />
de saltar al África para cazar leones, pero para<br />
esa fecha ya se le había despertado en él la<br />
afición a los toros.<br />
1909: El (06-05-1909), Juan Belmonte hizo<br />
su primera presentación en la plaza de toros<br />
de Elva (Portugal), descollando entre los<br />
torerillos <strong>que</strong> con él actuaron.<br />
Ese mismo año realizó una primera<br />
prueba formal con un novillo, <strong>que</strong> presenció<br />
Emilio Bomba y don Luis Castillo, el conocido<br />
empresario a la sazón de la plaza de<br />
Barcelona, donde ya dejó ver Juan su arte.<br />
También en 1909 se hizo notar en un<br />
tentadero en la ganadería de Urcola, hasta el<br />
extremo de merecer elogios del ganadero.<br />
1910: El (24-07-1910), actuó en la localidad<br />
de Arahal (Sevilla), toreando en una corrida<br />
mixta, con novillotes de la vacada de los<br />
Pérez, de Coria. Belmonte obtuvo un gran<br />
triunfo, recibiendo el primer derrote de un<br />
astado, <strong>que</strong> le abrió una ceja y, consecuentemente<br />
su bautismo de sangre. Con la<br />
cara llena del vital líquido, y el colgajo de piel<br />
sobre el párpado, toreó al novillo.<br />
En agosto de 1910 hizo su presentación,<br />
según su biógrafo Chaves Nogales,<br />
en la Real Maestranza de Sevilla, si bien,<br />
como dijo el propio Juan: «Ni los revisteros<br />
se ocuparon de mis faenas, ni el empresario<br />
se creyó <strong>que</strong> debía pagarme ni un céntimo.»<br />
También en 1910, Juan toreó una novillada<br />
en Guareña (Badajoz), en la <strong>que</strong> debido<br />
a la mala calidad de las reses, el toraco de su<br />
lote le dio una cornada en una pierna.<br />
El mismo año toreó otra novillada en<br />
la población sevillana de Constantina, y por<br />
cierto cobrando el máximo de honorarios, <strong>que</strong><br />
figuró en la nómina de a<strong>que</strong>lla tarde: 250<br />
pesetas.<br />
1911: El (30-07-1911) volvió Belmonte a torear<br />
en Sevilla, y de esta corrida sí <strong>que</strong>dó más memoria.<br />
Se trató de una novillada, también sin<br />
picadores, con ganado de don José Váz<strong>que</strong>z<br />
Rodríguez, en la <strong>que</strong> alternó con José Otero.<br />
En agosto volvió a torear otra novillada,<br />
pero con muy poca fortuna, en la <strong>que</strong> alternó<br />
con Pacorro, <strong>que</strong> mató dos becerros. Su<br />
fracaso, en los dos novillos de su lote debió<br />
alejarle por un tiempo la idea de ser torero... y<br />
por influencia de don Pedro Rodríguez de la<br />
Borbolla, le dieron un trabajo de peón en la<br />
Corta de Tablada.<br />
1912: En la primavera de 1912 se le reavivó<br />
la afición taurina, reverdeciéndole la fe y la de<br />
su apoderado Calderón, quien le consiguió<br />
<strong>que</strong> toreara por su amistad con el empresario<br />
de la plaza de Castellón de la Plana, don<br />
Vicente Calvo.<br />
En marzo, tras una serie de<br />
dificultades, ocupó el puesto de sobresaliente<br />
en una corrida celebrada en Castellón,<br />
alternando con Torerito de Valencia y<br />
Va<strong>que</strong>rito... y al caer herido Torerito la<br />
presidencia, por petición del público le<br />
permitió <strong>que</strong> matara Juan el último novillo.<br />
El (26-05-1912), por mediación del<br />
señor Calvo, ante el empresario don Indalecio<br />
Mos<strong>que</strong>ra, Belmonte pudo torear ese día una<br />
corrida en la plaza de Valencia, alternando con
España y Bar<strong>que</strong>rito de Córdoba en la lidia<br />
de seis toros de la viuda de Soler, obteniendo<br />
resultados muy favorables, siendo herido por<br />
el último toro en una pantorrilla. Cobró 80<br />
pesetas.<br />
El (22-06) volvió Belmonte a Valencia,<br />
con novillos de Amalio Martín, alternando<br />
con Enri<strong>que</strong> Pérez (Ferrando), Vicente Aznar<br />
(Almendro) y él. Juan dio la sensación ser un<br />
torero excepcional. Cortó las orejas y rabos<br />
de sus enemigos, llegando el ruido de su<br />
triunfo a Sevilla.<br />
El (29-06) repitió en Valencia, alternando<br />
con Antonio Rosales y Bernardo Gallardo<br />
(Gaona II) y con novillos de Amalio Martín. El<br />
triunfo de Juan fue aún mayor.<br />
El (21-07-1912) fue contratado para<br />
torear en la plaza de La Maestranza una novillada<br />
seria y con picadores, toreando novillos<br />
del du<strong>que</strong> de Tovar, alternando con Larita y<br />
Francisco Posada. Su triunfo fue rotundo.<br />
El 27 de julio Belmonte confirmó su<br />
consolidación en Sevilla, en una novillada organizada<br />
por la Hermanda de Nuestra Señora,<br />
saliendo a hombros de La Maestranza.<br />
En los siguientes meses toreó en Barcelona,<br />
Écija, Cádiz, Cartagena , etcétera.<br />
1913: En febrero de 1913 toreó dos novillada<br />
en Barcelona, donde fue contratado por el éxito<br />
alcanzado el año anterior.<br />
El 26 de marzo se anunció su presentación<br />
en Madrid, con novillos de Santa<br />
Coloma y la compañía obligada de Curro<br />
Posadas, discreto contrapunto de la<br />
genialidad de Belmonte. La curiosidad por<br />
verlo en la Corte fue extraordinaria y las<br />
discusiones y apasionamientos se desbordaron.<br />
El (11-04) volvió a torear en Madrid,<br />
novillada en la <strong>que</strong> obtuvo un rotundo éxito y<br />
su manera de torear produjo verdadero estupor.<br />
La Prensa se encargó de echar todas<br />
las campa-nas al vuelo.<br />
El 12 de junio Belmonte volvió a actuar<br />
en Madrid repitiendo sus triunfos anteriores.<br />
El (16-10), Juan Belmonte volvió a<br />
MIURA - 2002<br />
Madrid para tomar su alternativa, con ganado<br />
de Bañuelos, actuando de padrino<br />
Machaquito y de testigo Rafael el Gallo. La<br />
corrida fue un perfecto desastre.<br />
En el invierno de ese año fue<br />
contratado en México, en cuya capital toreó<br />
nueve corridas y nueve en los Estados, sin<br />
<strong>que</strong> actuara con toda seguridad, en la plaza<br />
de San Pedro, en la ciudad de Zacatecas, en<br />
la <strong>que</strong> sí estuvo una vez de paso Manolete, y<br />
tampoco toreó en ella..<br />
El 7 de diciembre de ese año logró<br />
cuajar una faena completa con su segundo,<br />
de la ganadería de Piedras Negras.<br />
El (21-12) fue cogido en México por<br />
un toro de Tepeyahualco, primer astado de la<br />
tarde, teniendo <strong>que</strong> matar Gaona, con quien<br />
alternaba, los seis toros de la corrida.<br />
1914: Belmonte toreó en 1914, un total de 72<br />
corridas de toros.<br />
El (05-02) toreando en Nogales<br />
(México), y lidiando toros de Nopalán, volvió a<br />
ser cogido y herido. Su actuación causó<br />
impresión profundísima.<br />
El 15 de marzo, ya de vuelta de México,<br />
toreó en Barcelona, logró los triunfos <strong>que</strong><br />
todos los aficionados esperaban ansiosos.<br />
El 12 de abril toreó en Sevilla, con reses<br />
de la ganadería de Surga, obteniendo ovaciones<br />
estruendosas.<br />
El 13 de abril volvió a torear e Madrid,<br />
con ganado de Benjunea, pero sin lucimiento.<br />
El 15 de abril Belmonte toreó en<br />
Murcia, siendo cogido por un toro de du<strong>que</strong><br />
de Veragua, sufriendo una fuerte paliza.<br />
El 21 de abril, se presentó en Sevilla,<br />
para no abortar tantas ilusiones y esperanzas<br />
de sus aficionados por verle, en cuya corrida<br />
se enfrentó por primera vez a toros de Miura<br />
y , especialmente en el último toro, alcanzó<br />
un gran éxito. Ese día alternó con el diestro<br />
mexicano Rodolfo Gaona y Joselito el Gallo.<br />
El (02-05) se presentó nuevamente en<br />
Madrid y por primera vez alternando con<br />
Joselito. Les acompañó Rafael el Gallo, y el<br />
ganado fue de Contreras. La pasión del<br />
139
MIURA - 2002<br />
público se salió de límites. La rivalidad entre<br />
Juan y José fue sencillamente formidable...<br />
para beneplácito y gozo de los aficionados.<br />
El 3 de mayo volvió Juan a Madrid, con<br />
ganado de Santa Coloma, en corrida de Beneficencia.<br />
Fue cogido por el cuarto toro.<br />
1915: En abril, durante la Feria de Sevilla, Juan<br />
Belmonte volvió a dar las notas más brillantes<br />
con toros de Miura; pero lo más interesante<br />
fueron las cuatro corridas <strong>que</strong> ese<br />
mismo año lidiando mano a mano con Joselito:<br />
dos en Sevilla y dos en Madrid. En la biografía<br />
de Joselito se detallan esas corridas de<br />
imborrable recuerdos. En la segunda corrida<br />
de Madrid, Juan fue cogido dos por un toro de<br />
Parladés, <strong>que</strong> lo tuvo a su merced..., pero no<br />
le hizo ni un rasguño.<br />
El 25 de abril, Juan Belmonte actuó<br />
en Madrid, en corrida de Beneficencia, y con<br />
un toro de Murube hizo una fanea cumbre, en<br />
la <strong>que</strong> por rarísimo acaso en su vida taurina<br />
toreó al natural en redondo y de modo<br />
insuperable.<br />
El año 1915 señaló el comienzo del<br />
afianzamiento de la maestría de Juan<br />
Belmonte.<br />
1916: En 1916, Juan Belmonte toreó 44 corridas.<br />
En 1916 decreció algo el apasionamiento<br />
de los aficionados hacia Juan<br />
Belmonte, debido a <strong>que</strong> sus actuaciones no<br />
fueron en verdad tan sobresalientes.<br />
El 21 de abril, toreó los miuras de<br />
nombre Lentejo y Rabicano, cortándo una<br />
oreja, la segunda <strong>que</strong> se concedió en Sevilla.<br />
El 28 de abril, en corrida celebrada en<br />
la Feria de Sevilla, tan sólo logró dar notas<br />
brillantes con un toro de la ganadería de<br />
Gamero Cívico. Sin embargo, en Madrid no le<br />
acompañó ese año la fortuna, pero sí en<br />
algunas plazas de provincia.<br />
El 16 de julio, torendo en la plaza de<br />
La Línea (Campo de Gibraltar) fue cogido al<br />
hacer un quite, sufriendo una herida en un<br />
muslo, no pudiendo reunudar sus faenas<br />
140<br />
hasta el 13 de agosto, <strong>que</strong> toreó en San<br />
Sebastián, con ganado de Murube. Dio por<br />
terminada esa temporada.<br />
1917: El año 1917, el más brillante de Juan<br />
Belmonte; aun<strong>que</strong>, no toreó más <strong>que</strong> 13<br />
corridas.<br />
El 21 de junio en Madrid, toreando la<br />
corrida del Montepío de Toreros, Belmonte<br />
volvió por sus triunfos anteriores, alternando<br />
con Joselito y Gaona, obteniendo un<br />
clamoroso triunfo en su último toro, de la<br />
ganadería de Concha y Sierra, <strong>que</strong> fue un<br />
ejemplar con todas las características a favor<br />
del toreo de Juan.<br />
En agosto, durante las corridas <strong>que</strong><br />
actuó en la Feria de Bilbao, se apuntó grandes<br />
y rotundos éxitos.<br />
El 20 de noviembre embarcó en<br />
Santander con rumbo al Perú.<br />
El 20 de diciembre hizo su<br />
presentación en la plaza de Lima. Alternó<br />
a<strong>que</strong>lla temporada con los diestros españoles<br />
Diego Mazquiarán (Fortuna), Chiquito de<br />
Beñoga y Alcalareño. En el invierno en Lima,<br />
toreó nueve corridas<br />
1918: El 12 de febrero dio por termina su temporada<br />
en el Perú, después de haber toreado<br />
nueve corridas, con actuaciones<br />
brillantísimas. En Lima conoció a la <strong>que</strong> sería<br />
su esposa.<br />
De Perú pasó a Venezuela, donde<br />
toreó una corrida. Después a Panamá, donde<br />
actuó en otra corrida, toreando en Caracas<br />
tres más.<br />
En el verano de 1918 se casó, fue a<br />
Buenos Aires en luna de miel y seguidamente<br />
a Nueva York, donde pasó una temporada.<br />
En el otoño de 1918 regresó a<br />
España, perdiendo la temporada española.<br />
Su ausencia produjo entre los aficionados la<br />
mayor inquietud.<br />
1919: Juan Belmonte toreó esta temporada<br />
de 1918, 109 corridas, esto<strong>que</strong>ando 234<br />
toros.
El 2 de febrero comenzó su temporada<br />
en España. Fue el año en <strong>que</strong> afianzó su<br />
dominio en todas las suertes.<br />
1920: Juan Belmonte toreó en 1920, un total<br />
de 68 corridas, esto<strong>que</strong>ando 140 toros.<br />
El año de 1920 el espíritu de Juan<br />
Belmonte estuvo sustraído por la tragedia de<br />
su compañero Joselito en la plaza de Talavera<br />
de la Reina y no se encontró así mismo hasta<br />
la Feria de Abril en Sevilla.<br />
El 17 de abril Juan Belmonte actuó en<br />
Sevilla, pero su campaña fue muy regular, dominada<br />
por el recuerdo de Joselito; pero aún<br />
así toreó 30 corridas <strong>que</strong> tenía contratadas:<br />
El 24 de mayo, toreó en Madrid.<br />
El 27 de junio, toreó en Barcelona.<br />
El 11 de agosto, toreó Juan en Gijón.<br />
El 8 de septiembre, en Murcia.<br />
El 20 de octubre salió Belmonte por<br />
segunda vez para Lima, donde estaba<br />
contratado para torear la temporada de<br />
invierno. Su contrato fue espléndido: 30.000<br />
pesetas por corrida.<br />
El 5 de diciembre toreó la primera, de<br />
las cuatro corridas <strong>que</strong> tenía contratadas en<br />
Lima, terminadas las cuales se trasladó a<br />
México por segunda vez.<br />
1921: El 20 de febrero, en la plaza de la capital<br />
de México, mató por única vez en su vida<br />
un corrida de seis toros, de la hacienda de<br />
Olivar.<br />
1922: En 1922, el matador Juan Belmonte toreó<br />
69 corridas de toros. Sin embargo, esta<br />
temporada, se sintió <strong>que</strong> el favor del público<br />
comenzó a abandonarle.<br />
El 17 de abril Belmonte comenzó su<br />
temporada en España toreando en la Feria<br />
de Sevilla.<br />
El 18 de abril fue cogido por un toro<br />
de Santa Coloma y herido en la boca. No fue<br />
grave la lesión, pero de larga y enojosa cura.<br />
El 12 de junio reapareció Belmonte,<br />
en Algeciras (Cádiz), con toros de Gamero<br />
Cívico.<br />
MIURA - 2002<br />
La temporada de 1922 debemos calificarla<br />
de excelente, con éxitos brillantísimos<br />
en la Feria de Valencia, y, sobre todo, la<br />
Corrida de la Prensa, en Madrid, en la <strong>que</strong><br />
cortó la oreja de un toro de los Herederos de<br />
don Vicente Martínez. Al finalizar su campaña<br />
en España, volvió a México por tercera vez,<br />
contratado para torear cinco corridas.<br />
1923: La temporada taurina de 1923, el matador<br />
Juan Belmonte la pasó en México y al<br />
finalizar la misma fue a torear unas corridas<br />
a Lima, por tercera vez, donde anunció sus<br />
intenciones de retirarse del toreo, <strong>que</strong> a Juan<br />
no le debió resultar penosa la resolución.<br />
1924: El 9 de junio, en Sevilla, tras casi dos<br />
años de ausencia en los ruedos españoles,<br />
reinició su contacto con los toros como rejoneador,<br />
sin decidirse a volver a la verdadera<br />
pelea con los toros.<br />
El 25 de junio repitió Juan Belmonte<br />
sus actuaciones como rejoneador, en la plaza<br />
de toros de Badajoz.<br />
El 26 de agosto de ese año toreó en<br />
Zumaya, en una fiesta organizada por el pintor<br />
Ignacio Zuloaga, gran amigo del diestro. El<br />
ganado fue de don Antonio Pérez Tabernero y<br />
Belmonte fue cogido y resultó con una<br />
cornada <strong>que</strong> tardó dos meses en curar.<br />
En noviembre volvió Juan Belmonte a<br />
embarcar para Lima, por cuarta vez, donde<br />
fue contratado para torear con motivo de la<br />
celebración del Centenario de la<br />
Independencia de Perú, donde le ofrecieron<br />
500.000 pesetas por siete corridas... <strong>que</strong><br />
después fueron ocho... precisamente donde<br />
había anunciado <strong>que</strong> se retiraba de los ruedos.<br />
Al finalizar la temporada en Lima, ya<br />
le estaba esperando el famoso empresario<br />
taurino español, don Eduardo Pagés, <strong>que</strong> le<br />
ofreció 25.000 pesetas por corrida en<br />
España, durante la temporada de 1925.<br />
1925: El 31 de mayo, Juan Belmonte<br />
comenzó en Alicante esa temporada, pero ya<br />
141
MIURA - 2002<br />
dejó al descubierto cierto grado de debilidad,<br />
aun<strong>que</strong> su arte reaparecía más depurado,<br />
más solemne y reposado <strong>que</strong> nunca. Esa<br />
temporada el entusiasmo fue extraordinario,<br />
y el recelo del público tan sólo duraba lo <strong>que</strong><br />
Belmonte tardaba en dar los dos primeros<br />
lances de capa.<br />
1926: En 1926, Juan Belmonte toreó un total<br />
de 45 corridas, y la tónica de sus actuaciones<br />
igualó y aún superó las del año anterior. Como<br />
esto-<strong>que</strong>ador llegó a una regularidad<br />
admirable dentro de un estilo depurado,<br />
aun<strong>que</strong> sin buscar efec-tivismos.<br />
1927: En 1927, Belmonte llegó a torear 42 corridas,<br />
con idénticos éxitos a las del año anterior.<br />
La Prensa ya destacaba <strong>que</strong> como <strong>que</strong><br />
era otro Belmonte, <strong>que</strong> tenía una personalidad<br />
de artista más refinado y puro..., en definitiva,<br />
<strong>que</strong> hacía de la lidia un acto litúrgico espiritual.<br />
1928: En la temporada de 1928, Juan<br />
Belmonte toreó un total de 32 corridas, siendo<br />
sus actuaciones muy celebradas.<br />
1929-1934: Fueron las temporadas donde<br />
aparecieron claros síntomas de decadencia,<br />
en las <strong>que</strong> no logró despertar mayor interés...<br />
como si los públicos se hubiesen desilucionado<br />
en su fuero bárbaro interno, de <strong>que</strong> a<br />
Juan Belmonte, después de muchos años al<br />
borde mismo de la tragedia, no le hubiese<br />
pasado nada. Pero, indudablmente, estaba ya<br />
falto de facultades.<br />
1935: Esta temporada de 1935, Juan<br />
Belmonte se sintió anímicamente capaz de<br />
volver a la pelea con entusiasmo renovado.<br />
Sin embargo, la falta de facultades señaladas,<br />
conjugadas con su pundonor de siempre, dio<br />
lugar a numerosas cogidas, en las <strong>que</strong>,<br />
velando siempre sobre él su buena fortuna,<br />
no sufrió cornada de importancia.<br />
El (22-09-1935) se presentó Juan<br />
Belmonte en la plaza de Madrid. Corresponden<br />
las faenas <strong>que</strong> realizó en esta corrida,<br />
142<br />
verdadero canto de cisne por su depuradísimo<br />
arte.<br />
1936: Juan Belmonte no llegó a torear esta<br />
temporada, anterior a los sucesos políticos<br />
<strong>que</strong> trastornaron la vida social y económica<br />
de España, al presentarse la Guerra Civil. Y<br />
aquí doy por terminada, sin llegar a su<br />
trágica muerte, la Cronología de la vida de<br />
Juan Belmonte, no sin recordar la Oda a<br />
Belmonte, <strong>que</strong> le dedicó Gerardo Diego.<br />
CAMPUZANO (José Antonio).<br />
Matador de toros español, nacido en Écija<br />
(Sevilla) el (30-01-1954). Tomó la alternativa<br />
en Sevilla el (29-04-1974), de manos de Luis<br />
Miguel Dominguín y Francisco Rivera<br />
(Paquirri) de testigo. La confirmó el 27 de junio<br />
del citado año. Esto<strong>que</strong>ó muchas corridas<br />
de Miura en la Real Maestranza. Para él,<br />
«el toro de Miura tiene una personalidad tremenda.<br />
Jamás se le puede dudar.» Cuando<br />
toreó su primera corrida de Miura, en el año<br />
1976, en el coso de la ciudad andaluza de<br />
Huelva, no hizo más <strong>que</strong> preguntar a sus<br />
alternantes cómo hacerle para enfrentarse a<br />
ellos. Cuenta <strong>que</strong> tuvo la suerte de <strong>que</strong> llegara<br />
a su habitación del hotel su compañero Pepe<br />
Luis Váz<strong>que</strong>z, quien le dijo: «No te voy a decir<br />
<strong>que</strong> esto es como lo demás, por<strong>que</strong> no lo es.<br />
El único consejo <strong>que</strong> puedo darte es <strong>que</strong> te<br />
tienes <strong>que</strong> poner las taleguillas dispuesto a<br />
estar bien.» Después de la corrida, José Antonio,<br />
reflexionando sobre el sabio consejo del<br />
maestro, dijo: «Así lo hice y fue de las tardes<br />
grandes de mi vida con toros de Miura.»<br />
«Con ese volumen grande -refería<br />
más tarde con gracia natural Campuzano-,<br />
cuando el toro de Miura pasa por el lado tuyo<br />
resulta asfixiante. Le estiras el brazo al<br />
máximo, y todavía <strong>que</strong>da medio toro por<br />
pasar.» Para él, dejando a un lado la estructura<br />
corporal con la <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> torear a un<br />
miureño para acoplarse a su singular embestida,<br />
es decir, para vencerlos técnicamente,<br />
«hay tres ganaderías en España <strong>que</strong> tienen<br />
una forma muy concreta de colocarte y de
poderle pegar los pases, <strong>que</strong> son: <strong>Miuras</strong>,<br />
Pablo Romero y Victorino. El astado de Miura<br />
no te perdona ni un error»... y menos si lo<br />
recibes a portagayola, según Juan José<br />
Padilla, entonces sólo un milagro puede salvarte,<br />
como le ocurrió en la corrida de Miura<br />
del (07-05-2000) en la Real Maestranza de<br />
Sevilla, cortando la única oreja de la tarde.<br />
«Aun siendo bueno, es muy difícil,<br />
por<strong>que</strong> tiene veinte pases y hay <strong>que</strong> andar<br />
muy espabilado para podérselos dar. Hay <strong>que</strong><br />
perderle muchos más pasos, colocarse muy<br />
cruzado, dejar la muleta muy planchada por<br />
delante, y esperar a <strong>que</strong> meta la cara sin<br />
descomponerte. El secreto es <strong>que</strong> el toro<br />
cho<strong>que</strong> en la muleta y <strong>que</strong> no la enganche.<br />
Como le separes la muleta de la cara una<br />
cuarta, se te vuelve y te ve. Hay <strong>que</strong> estar<br />
muy pendiente de las reacciones y de los<br />
cambios. Y cuando montas la espada debes<br />
asegurarlo, por<strong>que</strong> como lo pinches puede<br />
ser un calvario.Yo he entrado a matar un toro<br />
de Miura y he tenido <strong>que</strong> salir para atrás, no<br />
he cruzado, no había forma, veía <strong>que</strong> no tenía<br />
sitio por donde irme.»<br />
«De todas las faenas a toros de Miura<br />
me <strong>que</strong>do con una de Pamplona, a un toro<br />
castaño, el año 1983, al <strong>que</strong> corté dos orejas.<br />
Fue un gran toro, extraordinario, al <strong>que</strong> le pude<br />
hacer el toreo templado y despacio. Recuerdo<br />
otro en Palencia, <strong>que</strong> le corté el rabo, <strong>que</strong> fue<br />
buenísimo. Otro en Lima, un flor de gamón<br />
en Nimes, otro en Valencia, uno más en<br />
Sevilla y otro en Mont-de-Marsán.»<br />
Campuzano asegura <strong>que</strong> «poniendo<br />
el toro un porcentaje alto, para <strong>que</strong> haya<br />
estética, con el de Miura tiene <strong>que</strong> haber una<br />
necesidad de triunfo muy grande por parte del<br />
torero. Y lo digo por<strong>que</strong> sentí, en Pamplona,<br />
cuando tenía <strong>que</strong> romper en el toreo como<br />
fuera, y el toro colaboró. Pero también me<br />
salió otro en Sevilla, en los años fuertes míos,<br />
<strong>que</strong> me volvió loco, me quitó el sitio para veinte<br />
tardes más.» Lo <strong>que</strong> se dice, pues, sobre el<br />
Miura bueno y el malo, es muy relativo, ya <strong>que</strong><br />
puede darse con toros de cualquier ganadería,<br />
con la diferencia de <strong>que</strong> triunfando con un<br />
MIURA - 2002<br />
miureño el éxito no es comparable con el<br />
logrado con astados de otras vacadas.<br />
Los toros de Miura, por otro lado, presentan<br />
reacciones extrañas más acusadas<br />
<strong>que</strong> los restantes, ya <strong>que</strong> su poder conlleva<br />
casi simpre la posibilidad de desarrollar con<br />
prontitud más sen-tido y es éste el <strong>que</strong> tiene<br />
en su mano la presentación de las más<br />
variadas reacciones. Para José Antonio<br />
Campuzano el miureño «es un toro también<br />
difícil para descabellarlo por<strong>que</strong> echa el hocico<br />
para delante y se tapa. Una vez le pegué<br />
a uno dos descabellos, se dio la vuelta, puso<br />
los pitones en el estribo y dijo:<br />
«Aquí no me da éste ni uno más. Y<br />
tuve <strong>que</strong> descabellarlo por detrás. O cuántas<br />
veces un banderillero lo toca y se tapa, y el<br />
toro, por lo alto del burladero, hace así y lo<br />
mira. O le da la vuelta y lo está esperando por<br />
el otro lado.»<br />
En resumen, Campuzano refiere:<br />
«Cuando yo rompí el muro, en el año 1982,<br />
salí con fuerza y podía elegir; seguí toreando<br />
las de Miiura y Victorino. Ahora pienso <strong>que</strong> fue<br />
un error. Aun<strong>que</strong> también tengo el gran orgullo<br />
de haberlo hecho con profesionalidad y de <strong>que</strong><br />
a mí, hasta ahora, no me ha quitado ningún<br />
toro el sueño. Cuando se torean corridas de<br />
las otras no se sufre apenas.<br />
Allí también sale el toro complicado,<br />
pero lo <strong>que</strong> se sufre con la de Miura, desde<br />
<strong>que</strong> estás en el hotel hasta <strong>que</strong> la matas, no<br />
se puede comparar. Un torero <strong>que</strong> mate todas<br />
las temporadas ocho o diez corridas de Miura,<br />
a los cinco o seis años, seguro <strong>que</strong> está<br />
canoso o sufre del hígado. Ese toro pasando<br />
por la vera tuya, cuatro o cinco veces... es<br />
<strong>que</strong> cuando sales de su cara no tienes aire<br />
ninguno, no puedes con tu alma. Ahora, cuando<br />
se cuaja uno, el triunfo te deja tremendamente<br />
satisfecho.»<br />
CARMONA Lu<strong>que</strong> (Antonio), Gordito.<br />
Nos cuenta don José María de Cossío <strong>que</strong>,<br />
en entre los papeles <strong>que</strong> disfrutó para<br />
componer su magistral obra enciclopédica,<br />
procedentes de la colección del señor Ortiz<br />
143
MIURA - 2002<br />
Cañavate, vio una nota comu-nicada por el<br />
erudito historiador del toreo señor Guillén<br />
Sotelo (El bachiller González de Ribera), a don<br />
Bruno del Amo (Recortes), <strong>que</strong> sin duda se<br />
proponía componer una extensa biografía de<br />
Gordito, en la <strong>que</strong> le dice:<br />
«No tengo noticias exactas del<br />
Gordo, pues la mayoría de las biografías <strong>que</strong><br />
conozco se contradicen de un modo<br />
diametral... Lo <strong>que</strong> dice Sánchez de Neira es<br />
una serie de disparates, y las efemérides de<br />
Váz<strong>que</strong>z, como usted habrá visto, se<br />
contradicen de un modo lamentable. De este<br />
diestro es muy difícil hacer una biografía,<br />
pues es una madeja enredada los datos <strong>que</strong><br />
hay.» Así es, en efecto, y surge la primera<br />
duda en la fecha del nacimiento del diestro,<br />
ciertamente fácil de resolver. Veláz<strong>que</strong>z y<br />
Sánchez da la del (19-04-1838), y a este<br />
dictamen, <strong>que</strong> creo el más seguro, se adhieren<br />
casi todos sus biógrafos, e incluso al dar la<br />
noticia de su fallecimiento, en 1920, indican<br />
los periódicos <strong>que</strong> tenía la edad de ochenta y<br />
dos años, coincidente con la fecha indicada...<br />
en el <strong>que</strong> desgracidamente se nos fue<br />
Joselito.<br />
Sin embargo, don Carlos L. Olmedo y<br />
Carmona, en un interesante artículo inserto<br />
en Sol y Sombra, en 1898, e inspirado por el<br />
propio diestro, consigna la fecha del (19-04-<br />
1834). Aumenta la confusión al indicar <strong>que</strong> en<br />
1848 contaba doce años, lo <strong>que</strong> no conviene<br />
a ninguna de las dos fechas en litigio.<br />
Sea cual sea, lo cierto, en lo <strong>que</strong> convienen<br />
todos, es <strong>que</strong> nació en Sevilla, en el<br />
populoso barrio de San Bernardo, en un<br />
edificio destinado a panadería en la calle de<br />
Ocho Hornos, industria a <strong>que</strong> se dedicaban<br />
sus padres, José Carmona y Gertrudis Lu<strong>que</strong>.<br />
Fué el tercero de los hermanos y le tocó en<br />
sus primeros años experimentar la mayor<br />
decadencia y necesidad de su casa.<br />
Afirman sus biógrafos <strong>que</strong> fue el<br />
famoso Matadero sevillano el lugar de su<br />
primer aprendizaje, especie verosímil, dada<br />
su vecindad, y <strong>que</strong> fue su precocidad taurina<br />
extraordinaria, pues a los ocho años dicen<br />
144<br />
<strong>que</strong> se descolgaba de los balcones de su casa<br />
con unas sábanas unidas y en el Matadero<br />
apartaba las reses para torearlas. Probablemente<br />
esta noticia corresponde al común<br />
fondo legendario de la infancia de todos los<br />
héroes taurinos. Cuando contaba tan sólo diez<br />
años vio a su hermano José incorporarse<br />
como banderillero a las cuadrillas del Barbero,<br />
Lucas Blanco y la Santera, y a su hermano<br />
Manuel recorrer capeas y festivales de pueblo,<br />
ambos obstinados en el ejercicio de la<br />
profesión torera, <strong>que</strong> creían había de ser redentora<br />
de la penuria familiar.<br />
En 1848, afirma el citado señor<br />
Olmedo, Carmona, «a los doce años de<br />
edad», mató un becerro en la plaza de Sevilla.<br />
Puede ser exacta la fecha si la de su<br />
nacimiento fue la de 1834, en cuyo caso<br />
contaría catorce años. Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez,<br />
por su parte, afirma <strong>que</strong> desde los once<br />
acompañaba a las capeas a su hermano<br />
Manuel. Ya desde entonces comienzan a<br />
llamarle Gordito, con expresiva alusión a su<br />
pe<strong>que</strong>ño físico, <strong>que</strong> el curso de los años no<br />
había de hacer cambiar.<br />
Acoplando datos de diversa procedencia<br />
deduzco <strong>que</strong> hacia 1851 o 52 debió<br />
abandonar su fervor taurino, y deseoso de<br />
ayudar al sostenimiento de su casa, ingresó<br />
a trabajar en la fundición de cañones,<br />
aportando su modesto jornal al menguado<br />
fondo familiar. Cuánto tiempo logró contener<br />
sus ímpetus taurinos, es cosa <strong>que</strong> no sé.<br />
Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez hace la siguiente<br />
relación de sus actividades desde este tiempo:<br />
«En 1853 se verificó la unión de Manuel<br />
Carmona con su hermano José, y Antonio<br />
entró en la especialidad de lidiador de toretes<br />
bajo la protección del Nili y de Fajardo, en la<br />
plaza de Sevilla, sin abandonar, no obstante,<br />
las corridas de los pueblos, aun<strong>que</strong><br />
contratándose ya para despachar los toros<br />
de muerte en festejos más formales <strong>que</strong> las<br />
simples capeas.<br />
El gitano Francisco Rodríguez Alegría,<br />
empresario de dos cuadrillas de pegadores<br />
portugueses y de indios farpeadores del Brasil
ajustó a Gordito, con cuatro banderilleros,<br />
para amenizar sus funciones en las provincias<br />
del Norte y circo de Bayona, y en 1854<br />
salió a la plaza de Sevilla este infatigable<br />
peón, brindando la muerte de un becerro a<br />
Juan Pastor. En a<strong>que</strong>l año le llevó a Lisboa<br />
Manuel Trigo, con José de Mora y Manuel<br />
Pérez (Zalea). Ese mismo año, en Sanlúcar<br />
de Barrameda (Cádiz), presenciando una<br />
corrida de aficionados, saltó al ruedo, ejecutando<br />
tan lucidas suertes <strong>que</strong> las cuadrillas<br />
se retiraron para <strong>que</strong> pudiera lucir el pe<strong>que</strong>ño<br />
diestro sus habilidades ante los bichos.<br />
En 1855 acompañaba ya a sus hermanos,<br />
y con ellos estaba cuando tuvo lugar<br />
la terrible epidemia del cólera, <strong>que</strong> se propagó<br />
por toda la comarca andaluza, ocasionando<br />
víctimas incon- tables. Organizáronse<br />
entonces en Sevilla y otras ciudades de<br />
Andalucía multitud de fiestas taurinas, tanto<br />
para distraer la pesadumbre de las gentes<br />
aterrorizada, como para allegar recursos <strong>que</strong><br />
las necesidades creadas por la epidemia<br />
hacían indispensables.<br />
A beneficio de la milicia liberal se organizó<br />
una en Alcalá de Guadaira, en <strong>que</strong><br />
debían torear Manuel Domínguez y José<br />
Carmona, el hermano de Gordito. Como<br />
banderillero figuraba éste; pero en el camino<br />
de Sevilla a Alcalá se sintió atacado de la<br />
temida enfermedad, teniendo <strong>que</strong> guardar<br />
cama al llegar a la ciudad de la fiesta.<br />
Comenzó ésta, y Antonio, viéndose solo en el<br />
cuarto de la fonda, saltó del lecho, se vistió la<br />
ropa de torear y, con asombro de cuantos<br />
estaban en antecedentes, se presentó en la<br />
plaza, haciendo una brega tan lucida como<br />
incansable. Acabó la corrida, y ya en la fonda<br />
se encontró mejorado, y finalmente sano, sin<br />
duda por el beneficio del sudor de la brega,<br />
terapéutica nueva y de difícil práctica, pero<br />
en este caso de indudable eficacia.<br />
En 1857 fue con sus hermanos a<br />
torear a Madrid, como excedente, llamando<br />
la atención por la audacia y la destreza con la<br />
suerte de banderillear, sobre todo en la especialidad<br />
del sesgo y los pares a topa carnero.<br />
MIURA - 2002<br />
El año siguiente de 1858 marcó una<br />
fecha memorable en su incipiente vida torera.<br />
El 19 de abril, en Sevilla, practicó Gordito por<br />
primera vez la suerte del «quiebro»,<br />
esperando al toro a pie firme y cuerpolimpio.<br />
Tenía Gordito una preparación física superior<br />
a la habitual en los toreros de entonces, y ella,<br />
sin duda, le hizo concebir como posible tal<br />
suerte, <strong>que</strong> tenía evidentemente sus<br />
precedentes. Cuenta Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez<br />
<strong>que</strong>, no contento con bregar con las reses en<br />
el matadero, en el toril, en las plazas, en los<br />
tentaderos y herraderos de los criadores, en<br />
las corraletas de los caseríos rústicos y en<br />
las dehesas de ganados salvajes, se<br />
ejercitaba con sus camaradas en correr,<br />
saltar, <strong>que</strong>brar a un lado y otro en el ímpetu<br />
de la carrera, y en el desarrollo de sus fuerzas<br />
en los juegos de barra y pelota <strong>que</strong> había visto<br />
en Las Vascongadas con Rodríguez Alegría.<br />
Establecidas escuelas gimnásticas<br />
en Sevilla por los mejores discípulos de<br />
Venitien, alumno brillante del célebre coronel<br />
Amorós, Antonio cu!tivó esta higiénica<br />
enseñanza, tocando resultas beneficiosas en<br />
el desenvolvimiento de su ser físico y en sus<br />
adelantos en la tauromaquia, merced a la<br />
conciencia de su poderío y de su aguante.<br />
Carmona había visto en Portugal una<br />
colección de quiebros, cuarteos y cambios,<br />
<strong>que</strong> nadie ejecutaba en España con toros de<br />
astas libres, y el avisado mancebo<br />
comprendió perfectamente <strong>que</strong> quien llegara<br />
a hacer a<strong>que</strong>llas cosas... se elevaría sobre<br />
todos sus contemporáneos.»<br />
Tal sobra de facultades físicas y tales<br />
ejemplos le movieron, sin duda, a ensayar el<br />
quiebro, y realizado ese día, con éxito<br />
felicísimo, impresionó tanto al público<br />
sevillano, <strong>que</strong> pronto se extendió su fama<br />
entre todos, <strong>que</strong> deseaban ver ejecutar la<br />
nueva suerte <strong>que</strong> a Pepete le hizo exclamar<br />
con brusca fran<strong>que</strong>za: «Eso ya no es torear,<br />
sino hacer títeres con los toros», en lo <strong>que</strong><br />
sin duda exageraba el diestro cordobés, si bien<br />
es indudable <strong>que</strong> Gordito tenía tanto de<br />
gimnasta como de torero.<br />
145
MIURA - 2002<br />
El (03-05-1857) tomó parte, en Sevilla,<br />
en la Corrida de Beneficencia. Apenas salió<br />
el primer toro arrojó el diestro el capote de<br />
<strong>que</strong> iba provisto y, cruzándose de brazos, citó<br />
al toro, haciéndole <strong>que</strong>brar con gran limpieza<br />
y <strong>que</strong>dándose en la mano con la lujosa moña<br />
<strong>que</strong> ostentaba, la <strong>que</strong> ofreció a los infantes<br />
du<strong>que</strong>s de Montpen-sier, <strong>que</strong> presenciaban<br />
la corrida y <strong>que</strong> correspon-dieron con un<br />
magnífico regalo.<br />
Sigue ejecutando la suerte con gran<br />
lucimiento, y de ello tenemos testimonios<br />
abundantes en revistas de la época. En Jerez<br />
de la Frontera la practica el (24-06-1857) con<br />
las banderillas y con las curiosas circunstancias<br />
de <strong>que</strong> nos instruye esta reseña;<br />
«Sonó el clarín de las banderillas, y salió<br />
Carmona el Gordito y practicó lo <strong>que</strong> prometió<br />
a los aficionados, <strong>que</strong> era hacer un cambio<br />
en la cabeza al poner los palos.<br />
Nuestra sorpresa fue extraordinaria al<br />
verle hacer el cambio, por<strong>que</strong> el diestro,<br />
cuando ofreció ejectar la suerte, no había<br />
notado <strong>que</strong> el toro era tuerto; así es <strong>que</strong> al<br />
notarlo dijo <strong>que</strong> era imposible hacerlo, mas a<br />
pesar de levantarle el compro-miso, su buen<br />
deseo le hizo practicarla. No titubeamos un<br />
solo momento en asegurar <strong>que</strong> es el mejor<br />
banderillero <strong>que</strong> ha habido, por<strong>que</strong> es entendido,<br />
fino y largo, y es el único <strong>que</strong> desde <strong>que</strong><br />
se lidian toros ha practicado esa suerte.»<br />
En Sevilla toreó el 27 de mismo mes<br />
de junio y año, y en una carta dirigida al El<br />
Enano por su corresponsal se dice: «Asistí<br />
ayer a una novillada <strong>que</strong> toreó Antonio<br />
Carmona Lu<strong>que</strong> (Gordito), y como yo fueron<br />
muchos aficionados, pues el chico es toda<br />
una notabilidad en banderillas y en su arrojo<br />
con los toros.»<br />
Al año siguiente, es decir, en 1858,<br />
continuó siendo Gordito lo más atractivo de<br />
los carteles en <strong>que</strong> le anuncian, En mayo, y<br />
siempre con sus hermanos, <strong>que</strong> en este año<br />
y el siguiente a Antonio debieron las más de<br />
sus contratas, actuó en la plaza de Lisboa,<br />
donde entusiasma a los aficionados<br />
portugueses con a<strong>que</strong>lla suerte.<br />
146<br />
En una Carta tauromáquica de<br />
Portugal (Sevilla, 1859) se describe así su<br />
actuación en la corrida de aquél 8 de mayo:<br />
«En medio del redondel colocó un aro<br />
pe<strong>que</strong>ño, metió los pies dentro de él, sus<br />
hermanos formaron grupo a su espalda, y<br />
en esta actitud le puso un par de banderillas<br />
al toro.» El séptimo lo banderilleó Gordito,<br />
quien al darle el cambio permitió se acostara<br />
su hermano José, colocando la cabeza entre<br />
sus piernas, y en esta actitud hizo la suerte.»<br />
A<strong>que</strong>l mismo año, en Jerez, repitió la suerte,<br />
«metido en un aro de media vara, haciendo<br />
el cambio sin sacar más de un pie, pero al<br />
rematar la suerte estaba dentro de él.»<br />
El (18-09-1858) puso en Sevilla, y por<br />
prinera vez aparece esta manera en el toreo,<br />
un par de banderillas en silla. Siguió toreando<br />
como peón y banderillero en 1860, sin precipitarse<br />
para adquirir la alternativa, pero no sin<br />
hacer algún ensayo con el esto<strong>que</strong>, Así, en la<br />
corrida patriótica celebrada en Sevilla el (11-<br />
12-1859), figuró como sobresaliente. Debo<br />
hacer notar <strong>que</strong>, si bien la novedad y<br />
lucimiento del cambio le coloca en posición<br />
excepcional entre los banderilleros de su<br />
tiempo, aun sin esta habilidad se le consideraba<br />
sin competencia.<br />
En la brega, por su inteligencia y<br />
soltura, era extraordinario, y poniendo<br />
banderillas en todas las formas conocidas<br />
resultaba inimitable. En septiembre de 1858<br />
toreó en Sevilla dos corridas en competencia<br />
con el Cuco, y la ventaja fue toda de Antonio<br />
Carmona, <strong>que</strong> llegó a dar el quiebro con los<br />
pies amarrados. Los elogios <strong>que</strong> se le tributaban<br />
eran desmesurados. Un antiguo aficionado<br />
de Bilbao escribía en El Boletín de<br />
Loterías y Toros en 1861:<br />
«El Gordito es un joven torero de magníficas<br />
circunstancias, <strong>que</strong> no tiene desperdicios,<br />
como se dice en el toreo; es diferente<br />
a todos los otros toreros del día, y promete y<br />
debe ser el mejor de los toreros conocidos,<br />
con inclusión de Montes.»<br />
En 1860 apareció su nombre en los<br />
carteles de Madrid como banderillero; pero
hasta el 20 de junio del año siguiente, es decir,<br />
en 1861, es fama <strong>que</strong> no practica el quiebro<br />
en la plaza de la Corte. Lidiáronse en dicha<br />
corrida seis toros de don Vicente Martínez,<br />
por Cayetano Sanz y los Panaderos,<br />
hermanos de Gordito. Éste comenzó sus<br />
quiebros en el segundo toro. A poco de su<br />
salida colocó un pañuelo en la arena, púsose<br />
encima y, dejando llegar a la res, la cambió a<br />
cuerpo Íimpio, sin <strong>que</strong> la cosa despertase gran<br />
entusiasmo. Pero en el quinto toro logró <strong>que</strong><br />
éste se desbordara, banderilleándole solo. Así<br />
describe su faena Carmona Jiménez en el<br />
citado Boletín de Loterías y Toros:<br />
«El Gordito, apenas hecha la señal de<br />
banderillas, cogió una silla y se fue al toro.<br />
Antes de ponerse en suerte y, por<br />
consiguiente, de sentarse, le acometió, librándose<br />
de él por medio de un pase con la misma<br />
silla, <strong>que</strong> le valió un aplauso. Sen-tado, en fin,<br />
citó al bicho, el <strong>que</strong> arrancó por el lado<br />
contrario al <strong>que</strong> le citaba el diestro, y tan rápidamente,<br />
<strong>que</strong> le obligó a colocarlas barderillas<br />
algo bajas por tener <strong>que</strong> salir del embro<strong>que</strong><br />
con mucho brío para no ser cogido. pero <strong>que</strong><br />
no fue obstáculo a <strong>que</strong> sonase un estrepitoso<br />
palmoteo, por<strong>que</strong> casi no es posible explicar<br />
cuándo colocó los palos ni por dónde se<br />
marchó el diestro.<br />
Tan instantáneo fue el movimiento de<br />
arrancar el toro, meter los brazos y levantarse<br />
de la silla, de donde apenas se separa. Vuelto<br />
a sen-tarse en ella, dejando colgada la<br />
montera al lado derecho de la misma, <strong>que</strong><br />
es adonde se inclina para llamar al bicho, y<br />
ya más aplomado el toro, fuése acercando<br />
paso a paso, arrastrándose en la silla con<br />
notable tranquilidad hasta <strong>que</strong>dar a unas tres<br />
varas del toro; una vez allí le alegró hasta<br />
<strong>que</strong> arrancó a él, y haciendo un cambio y<br />
dejando colocado en el morrillo un excelente<br />
par de banderillas, se libró del hachazo, <strong>que</strong><br />
todo le aguantó la silla, rompiéndose en mil<br />
pedazos. Frenéticos y entusiastas aplausos<br />
resonaron por toda la plaza, y eso <strong>que</strong> no<br />
puede aplaudirse en el momento por<strong>que</strong> es<br />
suerte <strong>que</strong> aterra.»<br />
MIURA - 2002<br />
El entusiasmo del público fue tal <strong>que</strong><br />
para la corrida anunciada para el día (24-08-<br />
1861), hubo necesidad de aumentar el cartel,<br />
<strong>que</strong> lo integró Julián Casas y Cayetano Sanz,<br />
con los dos Panaderos, figurando el nombre<br />
de Antonio Carmona, en el anuncio<br />
correspondiente, con letras mucho mayores<br />
<strong>que</strong> todos los demás del programa. En esta<br />
corrida banderilleó Gordito metido en un aro,<br />
y segundó intentando hacerlo en silla,<br />
colocando después un magnífico par cambiando.<br />
Volvió a torear el 26 de agosto, y el 8 y<br />
el (15-09-1861). En la corrida del 26 de agosto<br />
le cedió su hermano José la muerte del quinto<br />
toro, al <strong>que</strong> toreó muy bien de muleta y mató<br />
aceptablemente. Carmona Jiménez advirtíó<br />
en su reseña:<br />
«Fué estrepitosamente aplaudido y le<br />
echaron varios sombreros, uno de los cuales,<br />
de copa por más señas, puso el novel<br />
matador en uno de los pitones. Esto, con<br />
perdón suyo, es de mal gusto.» El mismo año,<br />
en Valladolid, dio muestras, <strong>que</strong> para<br />
desgracia suya había de reiterar, su falta de<br />
tacto y de prudencia.<br />
En la corrida del 25 de setiembre, también<br />
de 1861 estando el público disgustado<br />
por<strong>que</strong>, ante las condiciones de los toros, no<br />
pudo ejecutar Antonio su suerte favorita,y<br />
estuvo desgraciado su hermano José en la<br />
muerte de uno de los bichos. De uno de los<br />
tendidos salió una piedra <strong>que</strong> lastimó<br />
seriamente al Panadero, y Gordito se encaró<br />
con los concurrentes al tendido, interpelándoles<br />
airadamente. El público, furioso, agredió<br />
a pedradas a los toreros, y la autoridad hizo<br />
detener a Antonio Carmona, multándole con<br />
1.000 reales y encarcelándole.<br />
Considerándose ya maduro para el<br />
caso, quiso tomar la alternativa en Sevilla en<br />
la corrida de Beneficencia del siguiente año,<br />
de 1862. No lo consiguió por maniobras de<br />
entre bastidores, a las <strong>que</strong> acaso no fuera<br />
ajeno Cúchares. Por fin, tomó la alternativa<br />
en Córdoba, en la tarde del 8 de junio,<br />
lidiándose ganado de Romero Balmaseda,<br />
147
MIURA - 2002<br />
siéndole confirmada en Madrid por Curro<br />
Cúchares el (05-04-1863).<br />
La actuación de Antonio fue muy<br />
lucida. Nada tuvieron de fáciles los dos toros<br />
<strong>que</strong> le tocaron, de la viuda de don Galo Ortiz<br />
el primero, Corzo (colorado y buen mozo), y<br />
de Miura el segundo. A Corzo, según el relato<br />
de Carmona Jiménez en El Boletín de Loterías<br />
y Toros, le dio «ocho pases naturales<br />
(cinco con la derecha), tres de pecho y cuatro<br />
por encima de la cabeza, y mató al toro de<br />
una estocada arrancando, algo caída, descabellando<br />
a la primera vez <strong>que</strong> lo intentó. Fue<br />
muy aplaudido y le soltaron una paloma.»<br />
No estuvo tan afortunado en el toro de<br />
Miura, aun<strong>que</strong> sí muy decidido. El toro,<br />
receloso y buscando el bulto, aumentaba<br />
progresivamente sus dificultades. Según la<br />
misma reseña, le pasó «diez veces al natural,<br />
todas ellas con la mano derecha, teniendo <strong>que</strong><br />
tomar el olivo en un arran<strong>que</strong> impetuoso del<br />
toro, a quien cubrió los ojos tirándole la muleta,<br />
y siendo desarmado en otro pase, y uno muy<br />
bueno y de recurso de pecho, matándole de<br />
un pinchazo a volapié, en <strong>que</strong> cuarteó demasiado;<br />
otro arrancando, y una media estocada,<br />
a volapié también, en <strong>que</strong> se rompió el<br />
esto<strong>que</strong>, <strong>que</strong>dando dentro del toro la mitad<br />
de él y la otra mitad en la mano del diestro.»<br />
Acompañaron en a<strong>que</strong>lla corrida al<br />
neófito, a más de Cúchares, Antonio Sánchez<br />
(Tato). Buscaba el público rivalidades <strong>que</strong><br />
animaran la Fiesta con el picante de la<br />
competencia, y ya desde el año anterior venía<br />
formándose una atmósfera de recelo entre<br />
el nuevo matador y el yerno de Cúchares, a<br />
la <strong>que</strong> dio pábulo una malhadada carta,<br />
publicada en el periódico sevillano El Porvenir,<br />
con fecha del (30-04-1862), en la <strong>que</strong><br />
Gordito agredía los antecedentes, conducta<br />
y sentimientos de Tato. Es lo cierto <strong>que</strong> ya en<br />
dicha corrida, primera en <strong>que</strong> torean juntos,<br />
se hablaba entre los aficionados tan<br />
descubiertamente, <strong>que</strong> el circunspecto<br />
Carmona y Jiménez se hubo de hacer cargo<br />
de la especie con estas prudentes palabras:<br />
148<br />
«La plaza de Madrid impone no sólo<br />
al <strong>que</strong> torea por primera vez, sino al <strong>que</strong><br />
inaugura las corridas, aun cuando haya<br />
trabajado en años anteriores; en la de<br />
anteayer se habló tanto entre los aficionados<br />
sobre recibir toros, competencias y varias<br />
suertes <strong>que</strong> habían de ejecutarse <strong>que</strong> no<br />
extrañamos <strong>que</strong> toda la cuadrilla estuviese<br />
excitada; por fortuna, y prescindiendo sólo de<br />
un caso, hemos visto en la mejor armonía,<br />
especialmente desde mediada la corrida,<br />
entre todas las cuadrillas, a quienes<br />
aconsejamos en bien de las mismas, del toreo<br />
y de la afición, conserven las reglas del arte,<br />
haciendo evitar la desgracia, <strong>que</strong> hoy sería<br />
peligrosísima para nuestra Fiesta Nacional;<br />
<strong>que</strong> haya, sí, emulación digna entre ellos, y<br />
pundonor; pero de ninguna manera intenten<br />
suertes temerarias, ni se bus<strong>que</strong> con insistencia<br />
el peligro, favoreciéndose todos con la<br />
mejor buena fe y considerándose como de<br />
una misma familia, tanto dentro del redondel<br />
como fuera de él. Nosotros confiamos en los<br />
buenos sentimientos de todos los diestro, y<br />
en su amor al arte, y estamos persuadidos<br />
<strong>que</strong> no tendremos más <strong>que</strong> hablar sobre este<br />
asunto.»<br />
No acertó en su deseo el prudente<br />
revistero. Esta temporada de 1863 fue triunfal<br />
para Antonio Carmona. El 1 de junio hizo en<br />
Sevilla una magnífica faena con un toro de<br />
Barrero, de la <strong>que</strong> se habló largamente. En<br />
Granada subió de punto el entusiasmo de los<br />
espectadores. Un cronista de a<strong>que</strong>lla corrida<br />
contaba, entre los adornos <strong>que</strong> prodigara,<br />
«estar rascando al toro en la frente cerca de<br />
un minuto, estando mirando y saludando al<br />
público», lo <strong>que</strong> había de serle muy censurado<br />
después, como veremos, a lo <strong>que</strong> añade<br />
hiperbó-licamente; «A no dudarlo, es la primer<br />
muleta <strong>que</strong> existe en la tauromaquia, y <strong>que</strong> si<br />
viviera la envidiaría el mismo Montes.»<br />
Con todo, fuera por motivos de<br />
carácter o por causas privadas, es lo cierto<br />
<strong>que</strong> parte del público y la Prensa comenzaban<br />
a ponérsele enfrente. Hasta el quiebro, la<br />
suerte en <strong>que</strong> era indiscutible maestro, se
atrevían a ponerle peros. De un revistero de<br />
a<strong>que</strong>l tiempo son estas palabras:<br />
«Los quiebros, con los <strong>que</strong> se cambia<br />
metido en el terreno del toro, le son de una<br />
gran ventaja, y es suerte de mucho lucimiento;<br />
pero tienen el inconveniente de <strong>que</strong> al<br />
afirmarse los toros sobre los manos<br />
rematando, viéndose burlados sobre tan corto,<br />
se <strong>que</strong>brantan con exceso y salen «descoyuntados.»<br />
Su toreo movido, de la peor tradición<br />
defensiva, favorecía las ventajas, <strong>que</strong> no<br />
se recataban ya en lanzarle. El Tato, en<br />
cambio, aun<strong>que</strong> alegre en galleos y recortes,<br />
le llevaba enorme ventaja con el esto<strong>que</strong>.»<br />
Fue, además, imprudente en Gordito<br />
comenzar esta rivalidad con un torero ídolo<br />
de la afición madrileña. En 1864 las<br />
desavenencias entre los dos diestros llegaron<br />
a provocar un violento incidente personal. La<br />
temporada de 1865 se señalan en Madrid<br />
claramente las preferencias del público por<br />
el toreo de el Tato, variando en otras plazas<br />
las predilecciones de los espectadores. Los<br />
de la plaza de Madrid estaban azuzados por<br />
la aparición del periódico El Mengue, <strong>que</strong> llegó<br />
en la campaña contra Gordito a las más<br />
hostiles e inauditas violencias.<br />
He aquí un párrafo en <strong>que</strong> comenta<br />
una faena: «Hizo alarde de cuantas gracias y<br />
piruetas caracterizan al consumado payaso<br />
de una compañía de titiriteros: le acarició al<br />
toro como el <strong>que</strong> lo hace a un perro, e imitando<br />
cuando se llama a uno de éstos, le precedió<br />
hasta el lugar de la <strong>que</strong>rencia natural, o sea<br />
las tablas, <strong>que</strong> el animalito buscaba para<br />
echarse. ¿Es esto digno del matador, <strong>que</strong> en<br />
a<strong>que</strong>llos momentos hacia alarde de haber<br />
consumado la suprema y más grave suerte<br />
del arte?.» La rivalidad tuvo el más desastroso<br />
fin para Gordito.<br />
El (01-07-1868) se celebró la 13 ava<br />
corrida de abono, En el primer toro estuvo regular<br />
Antonio Carmona. En su segundo, quinto<br />
de la tarde, sobrevino el desastre. He aquí<br />
cómo lo narra La Fiesta Española, periódico<br />
antimenguista <strong>que</strong> atribuía la bronca a preparación<br />
de asalariados: «El Gordito, ¡aquí fué<br />
MIURA - 2002<br />
Troya!, empezó a pasarlo bien, citándole tres<br />
forzados de pecho, pero se descompuso de<br />
tal manera <strong>que</strong>, bajo la presión de silbidos,<br />
cencerros y todas las or<strong>que</strong>stas preparadas,<br />
lo volvieron loco, hasta el punto de pinchar en<br />
la barriga y entre las patas; le anunciaron la<br />
media luna, y se acabó de descomponer.<br />
El buey saltó al callejón por el tendido<br />
8; le dio estocadas entre puertas, haciéndole<br />
echar. No pudo tener efecto la media luna,<br />
pero salió descompuesto por otro recado del<br />
presidente, en <strong>que</strong> le mandó subir al palco,<br />
donde permaneció hasta <strong>que</strong> se concluyó la<br />
fiesta. Estoy convencido <strong>que</strong> este diestro, <strong>que</strong><br />
con tanto desahogo trabaja en las plazas de<br />
provincias, tiene <strong>que</strong> retirarse de la de Madrid,<br />
por<strong>que</strong> es muy fuerte la presión a <strong>que</strong> se le<br />
somete y no es posible sobreponerse a ella.<br />
Gordito fué retirado de la plaza por orden de<br />
la presidencia (<strong>que</strong> obró muy acertadamente),<br />
y siguió a la salida de este diestro la mayor<br />
parte del público afectado de la fatal coincidencia.»<br />
Tras esta competencia, tan desastrosamente<br />
cancelada, había de suscitársele<br />
otra a Gordito con Lagartijo, entonces novel,<br />
y <strong>que</strong> durante tres años, fue 1862 a 1865, había<br />
toreado a las órdenes de Carmona y<br />
formándose como torero. El (21-06-1870)<br />
torearon ambos en la plaza de El Puerto de<br />
Santa María, y Gordito <strong>que</strong>da muy por bajo<br />
de su antiguo subordinado. Pero la corrida<br />
más ruidosa de esta competencia fue la celebrada<br />
en Cádiz el 29 del mismo mes.<br />
No se le daba bien la tarde a Gordito,<br />
y en el cuarto toro, Pajarito (colorado, ojo de<br />
perdiz), acude a toda clase de habilidades y<br />
recursos, no sólo para lucirse él, sino para<br />
deslucir a su rival. A tal extremo llega, <strong>que</strong> la<br />
presidencia hubo de amonestarle. Pero la<br />
indignación del público se desbordó violentísima<br />
cuando al poner un par de banderillas<br />
Lagartijo, forzada y temerariamente al quiebro,<br />
fué cogido y herido por Pajarito, y<br />
Carmona tomó las banderillas sin duda para<br />
patentizar la inhabilidad de Rafael. No lo<br />
consintió el público, y Gordito fué multado por<br />
149
MIURA - 2002<br />
la presidencia. Aun continuó en años<br />
posteriores la competencia, pero sin la<br />
virulencia <strong>que</strong> en la corrida reseñada. La tarde<br />
más gloriosa de Antonio Carmona (Gordito)<br />
acaso sea la del (11-08-1872), en Jerez de la<br />
Frontera (Cádiz). La corrida, de la señora<br />
viuda de don Joaquín Murube, <strong>que</strong> habían de<br />
torear Lagartijo y Gordito, tuvo caracteres de<br />
competencia por convenirse de antemano<br />
entre los espadas <strong>que</strong> cada cual habría de<br />
lidiar un toro con absoluta independencia de<br />
su compañero.<br />
El público comenzó a encresparse<br />
por juzgar <strong>que</strong> Gordito no había acudido a un<br />
quite al picador Manuel Gallardo, <strong>que</strong> resultó<br />
cogido, con la debida diligencia. Pero en el<br />
quinto toro, Canilo, negro, bragado,<br />
coliblanco, logró Antonio Carmona un triunfo<br />
sonadísimo. Sus faenas con el capote fueron<br />
admirables, y de ellas destacaron tres lances<br />
a la verónica, hincado de rodillas, Dueño<br />
del público, banderilleó inimitablemente, e hizo<br />
gala de una faena magistral de muleta, sin<br />
desmerecer su forma de esto<strong>que</strong>ar.<br />
En 1875 volvió Gordito a torear en la<br />
plaza de Madrid, pero con tan mala fortuna<br />
<strong>que</strong> el empresario hace <strong>que</strong> deje de figurar<br />
en los carteles, en los <strong>que</strong> es sustituido por<br />
Frascuelo. El espada promovió un ruidoso<br />
litigio judicial con la empresa de Madrid,<br />
permaneciendo en la corte todas las tardes<br />
de corrida. Su desgracia de estos años<br />
culminó en sus actuaciones de 1877 en la<br />
propia plaza, en <strong>que</strong> había de sostener el<br />
interés del abono en unión de Salvador<br />
Sánchez (Frascuelo).Siguió los siguientes<br />
años con diversas alternativas, siendo<br />
notables las faenas <strong>que</strong> llevó a cabo en la<br />
plaza de la Corte el (16-11-1879), esto<strong>que</strong>ando<br />
un toro en la corrida a beneficio de<br />
las víctimas de las graves inundaciones de<br />
Murcia, Destellos como éste de su arte son<br />
frecuentes y ellos sostienen el interés de su<br />
cartel, aun<strong>que</strong> más frecuentemente da <strong>que</strong><br />
hablar a los aficionados por sus campañas<br />
fuera de la plaza en torno a su competencia<br />
con Lagartijo y hasta con Bocanegra.<br />
150<br />
Otra limitación padecía Carmona:<br />
unas granulaciones bajo el párpado del ojo<br />
derecho, y las pestañas, <strong>que</strong> le arrancaban y<br />
volvían a na-cerle, eran gran inconveniente<br />
para su curación. Pese a ello, aun se sostiene<br />
en competencia frente a Lagartijo durante el<br />
año 1880, y en Murcia, el 7 de setiembre, en<br />
la lidia del sexto toro, del du<strong>que</strong> de Veragua,<br />
derrocha arrestos en el tercio de quites,<br />
llegando a acostarse en la cara del toro al<br />
remate de uno de ellos. Esta época y la de su<br />
aparición, prolijamente reseñadas, son las<br />
más importantes en la vida torera de Gordito.<br />
Después se retiró, y a poco volvió a la<br />
palestra, sin <strong>que</strong> merezca la pena seguir paso<br />
a paso sus actuaciones. Algunas veces<br />
recuerda las tardes en <strong>que</strong> encendiera las<br />
pasiones del público; pero las <strong>que</strong> suceden<br />
hasta su retirada definitiva en nada<br />
aumentaron su gloria taurina.<br />
Gordito fue un torero <strong>que</strong>, pese a la<br />
actitud despectiva con <strong>que</strong> en su tiempo le<br />
miraron los presumidos de inteligentes, tiene<br />
una influencia notabilísima en la evolución de<br />
la lidia. Capi-talmente, por la invención o<br />
práctica de su famoso «quiebro», <strong>que</strong><br />
imprimió un carácter especial a su toreo, <strong>que</strong><br />
si se le llamaba ventajista, y acaso sin injusticia,<br />
no por eso dejaba de tener un interés técnico<br />
de primer orden.<br />
El torear, como dicen, «fuera de<br />
cacho»; el alejar del cuerpo las reses en su<br />
acometida para volverlas a recoger, hecho<br />
con el engaño, como lo hacía a cuerpo limpio,<br />
es ardid de torear <strong>que</strong>, aun hoy, no ha perdido<br />
imitadores y del <strong>que</strong> no podrá prescindir el<br />
<strong>que</strong> estudie la técnica torera. Pero no parece<br />
<strong>que</strong> todo era ventaja en el toreo de Gordito,<br />
sino <strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> no lo prodigara, sabía<br />
practicar el toreo de tradición más severa, <strong>que</strong><br />
en sus tardes inspiradas, unido a las alegrías<br />
<strong>que</strong> le facilitaban sus recursos citados, le<br />
hacían triunfar de modo impresionante.<br />
Sostenerse con su prestigio tanto<br />
tiempo fue mérito más de estimar, si se<br />
considera su carácter, <strong>que</strong> le enajena amistades<br />
y simpatías. La nota más saliente de él
es una especie de astucia, una suerte de<br />
cálculo frío y despegado <strong>que</strong>, aun en casos<br />
en <strong>que</strong> le acompañaba la razón, hizo <strong>que</strong> se<br />
le distanciara el afecto de los aficionados.<br />
Fruto de esta cualidad fueron las tempestades<br />
<strong>que</strong>, con intervenciones de la<br />
Prensa, desafíos extemporáneos y<br />
oficiosidades de amigos, levantó en sus<br />
competencias con el Tato y Lagartijo. Retirado,<br />
vivió en Sevilla disfrutando de la fortuna<br />
adquirida, y falleció el 30 de agosto de 1920.<br />
Contaba ochenta y dos años de edad y era el<br />
decano de los matadores de toros.<br />
<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió «Gordito.»<br />
*Artillero: Toro retinto, de la ganadería de don<br />
Nazario Carriquiri, <strong>que</strong> infirió una cornada de<br />
gravedad a Pedro Aixelá y Torrijo (Peroy ) el<br />
(28-06-1874) en la plaza de Barcelona. Lo<br />
mató Antonio Carmona (Gordito).<br />
*Canilo:El (11-08-1872), en Jerez de la<br />
Frontera, Gordito logró el triunfo más<br />
resonante de su carrera. La corrida, de<br />
Murube, <strong>que</strong> habían de torear Lagartijo y<br />
Gordito. Su toro, jugado en cuarto lugar,<br />
Canilo, negro, bragado, coliblanco.<br />
*Corzo: Toro de doña Gala Ortiz, lidiado en<br />
Madrid el (05-04-1863). Fue el primero <strong>que</strong><br />
mató el día de su alternativa Antonio Carmona<br />
(Gordito), cedido por Curro Cúchares.<br />
*Grajito: Toro de Miura, negro, lidiado el 18<br />
de mayo de 1863, en Madrid. Lo esto<strong>que</strong>ó Antonio<br />
Carmona (Gordito). Tomó 17 varas, y<br />
en la caída de una de ellas fue pisoteado el<br />
picador Antonio Calderón, sufriendo intensa<br />
conmoción cerebral.<br />
*Parralito: El día (01-10-1863), el toro de don<br />
Antonio I Miura, colorado, lidiado en Madrid<br />
en la fecha citada, tomó 16 varas y produjo<br />
una contusión a Antonio Calderón y una conmoción<br />
al Esterero, <strong>que</strong>, en unión de Alanís y<br />
Pinto, fueron los picadores de tanda. Lo mató<br />
el Gordito.<br />
MIURA - 2002<br />
*Serranito: Toro perteneciente a la vacada<br />
de Miura, también criado por don Antonio I,<br />
jugado en Madrid en abril de 1863. Llegó tan<br />
entero al último tercio, <strong>que</strong> el Gordito tuvo <strong>que</strong><br />
aprovechar, para matarle, de un descabello<br />
sin preceder estocada.<br />
*Vinatero:Toro de la ganadería española de<br />
don Antonio Hernández, lidiado en Valencia el<br />
(23-07-1876), <strong>que</strong> al sacarlo del tren rompió<br />
el cajón, hirió a una persona y no siguió<br />
adelante por<strong>que</strong> el Gordito lo entretuvo hasta<br />
<strong>que</strong> llegaron los cabestros y va<strong>que</strong>ros. En la<br />
arena tomó 14 varas y mató seis caballos,<br />
matándolo el citado diestro después de una<br />
gran faena.<br />
*Zurdo: Toro retinto, de Aleas, jugado el (02-<br />
09-1866) en Madrid; aceptó 17 puyazos y lo<br />
mató Antonio Carmona (el Gordito).<br />
B) Cronología Carmoniana:<br />
1838: El 19 de abril, según Veláz<strong>que</strong>z y<br />
Sánchez, nació el matador de toros Antonio<br />
Carmona Lu<strong>que</strong> (Gordito). Sin embargo, don<br />
Carlos L. Olmedo y Carmona, en un<br />
interesante artículo inserto en Sol y Sombra,<br />
en 1898, e inspirado por el propio diestro,<br />
consigna la fecha del (19-04-1834).<br />
Aumenta la confusión al indicar <strong>que</strong><br />
en 1848 contaba doce años, lo <strong>que</strong> no<br />
conviene a ninguna de las dos fechas en litigio.<br />
Pero si a su muerte el año 1920 contaba con<br />
ochenta y dos años, quiere decir <strong>que</strong> nació<br />
en 1838.<br />
1818: En 1818, afirma el señor Olmedo, Carmona,<br />
«a los doce años de edad», mató un<br />
becerro en la plaza de la Real Maestranza de<br />
Sevilla. Puede ser exacta la fecha si la de su<br />
nacimiento fue la de 1834, en cuyo caso<br />
contaría catorce años. Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez,<br />
por su parte, afirma <strong>que</strong> desde los once<br />
151
MIURA - 2002<br />
152<br />
FOTO No. 52<br />
Los famosos diestros Antonio Fuentes y Zurita, español, y Rodolfo Gaona,<br />
mexicano, fueron los representantes más genuinos de la elegancia, el<br />
valor y el arte de a<strong>que</strong>lla época taurina, en el Viejo y el Nuevo Mundos.
acompañaba a las capeas a su hermano<br />
Manuel. Ya desde entonces comienzan a<br />
llamarle Gordito, con expresiva alusión a su<br />
pe<strong>que</strong>ño físico, <strong>que</strong> el curso de los años no<br />
había de hacer cambiar.<br />
1851: Hacia 1851 o 52 debió abandonar su<br />
fervor taurino, y deseoso de ayudar al<br />
sostenimiento de su casa, ingresó a trabajar<br />
en la fundición de cañones, aportando su<br />
modesto jornal al menguado fondo<br />
económico familiar.<br />
1853: En 1853 se verificó la unión de Manuel<br />
Carmona con su hermano José, y Antonio<br />
entró en la especialidad de lidiador de toretes<br />
bajo la protección del Nili y de Fajardo, en la<br />
plaza de Sevilla, sin abandonar, no obstante,<br />
las corridas de los pueblos, aun<strong>que</strong><br />
contratándose ya para despachar los toros<br />
de muerte en festejos más formales <strong>que</strong> las<br />
simples capeas.<br />
1854: En 1854 salió a la plaza de Sevilla este<br />
infatigable peón, brindando la muerte de un<br />
becerro a Juan Pastor. En a<strong>que</strong>l año le llevó a<br />
Lisboa Manuel Trigo, con José de Mora y<br />
Manuel Pérez (Zalea). En este mismo año,<br />
en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz),<br />
presenciando una corrida de aficionados,<br />
saltó al ruedo, ejecutando tan lucidas suertes<br />
<strong>que</strong> las cuadrillas se retiraron para <strong>que</strong> pudiera<br />
lucir el pe<strong>que</strong>ño diestro sus habilidades ante<br />
los bichos.<br />
1855: En 1855 acompañaba ya a sus hermanos,<br />
y con ellos estaba cuando tuvo lugar<br />
la terrible epidemia del cólera, <strong>que</strong> se propagó<br />
por toda la comarca andaluza, ocasionando<br />
víctimas incontables. Organizáronse entonces<br />
en Sevilla y otras ciudades de Andalucía<br />
multitud de fiestas taurinas, tanto para distraer<br />
la pesadumbre de las gentes aterrorizada,como<br />
para allegar recursos <strong>que</strong> las<br />
necesidades creadas por la epidemia hacían<br />
indispensables.<br />
MIURA - 2002<br />
1857: En 1857 fue con sus hermanos a<br />
Madrid, aun<strong>que</strong> en calidad de excedente,<br />
llamando la atención entre los espectadores<br />
la audacia y la destreza con <strong>que</strong> ejecutaba la<br />
suerte de banderillear, sobre todo en la<br />
especialidad del sesgo y los pares a topa<br />
carnero.<br />
El (03-05-1857), tomó parte, en Sevilla,<br />
en la corrida de Beneficencia. Apenas salió<br />
el primer toro arrojó el diestro el capote de<br />
<strong>que</strong> iba provisto y, cruzándose de brazos,<br />
citó al toro, haciéndole <strong>que</strong>brar con gran<br />
limpieza y <strong>que</strong>dándose en la mano con la<br />
lujosa moña <strong>que</strong> ostentaba, la <strong>que</strong> ofreció a<br />
los infantes du<strong>que</strong>s de Montpen-sier, <strong>que</strong><br />
presenciaban la corrida y <strong>que</strong> correspon-dieron<br />
con un magnífico regalo.<br />
En Jerez prácticó, el (24-06-1857), con<br />
las banderillas y con las curiosas circunstancias<br />
de <strong>que</strong> nos instruye esta reseña: «Sonó<br />
el clarín de las banderillas, y salió Carmona<br />
el Gordito y practicó lo <strong>que</strong> prometió a los<br />
aficionados, <strong>que</strong> era hacer un cambio en la<br />
cabeza al poner los palos.<br />
En Sevilla toreó el 27 de mismo mes<br />
de junio y año, y en una carta dirigida al El<br />
Enano por su corresponsal se dice: «Asistí<br />
ayer a una novillada <strong>que</strong> toreó Antonio<br />
Carmona Lu<strong>que</strong> (Gordito), y como yo fueron<br />
muchos aficionados, pues el chico es toda<br />
una notabilidad en banderillas y en su arrojo<br />
con los toros.»<br />
El año de 1858 marcó una fecha memorable<br />
en su vida torera: El 19 de abril, en<br />
Sevilla, practicó Gordito por primera vez la<br />
suerte de el «quiebro»; esperó con dominio<br />
al toro a pie firme y lo <strong>que</strong>bró a cuerpo limpio.<br />
1858: En 1858, continuó siendo Gordito lo<br />
más atractivo de los carteles en <strong>que</strong> le<br />
anuncian. En mayo, y siempre con sus<br />
hermanos, <strong>que</strong> en este año y el siguiente a<br />
Antonio debieron las más de sus contratas,<br />
actuó en la plaza de Lisboa, donde<br />
entusiasma a los aficionados portugueses<br />
con a<strong>que</strong>lla suerte, <strong>que</strong> no era allí del todo<br />
forastera,<br />
153
MIURA - 2002<br />
Fue el año en <strong>que</strong> Gordito, puso en<br />
práctica en la Maestranza de Sevilla, su forma<br />
de banderillear al quiebro, totalmente nueva<br />
especialidad de la suerte, <strong>que</strong> produjo gran<br />
expectación y favoreció de rechazo a los hasta<br />
entonces célebres hermanos Carmona, <strong>que</strong><br />
eran entonces muy populares por su garbo y<br />
habilidad como rehileteros.<br />
El 8 de mayo toreó Gordito en<br />
Portugal y en una Carta tauromáquica de<br />
Portugal (Sevilla, 1859) se describe así su<br />
actuación: «En medio del redondel colocó un<br />
aro pe<strong>que</strong>ño, metió los pies dentro de él, los<br />
hermanos José y Manuel formaron grupo a<br />
su espalda, y en esta actitud le puso un par<br />
de banderillas al toro.»<br />
El 18 de setiembre puso en Sevilla, y<br />
por prinera vez aparece esta manera en el<br />
toreo, un par de banderillas en silla. Ese mes<br />
toreó en Sevilla dos corridas en competencia<br />
con el Cuco, y la ventaja fue toda de Gordito,<br />
<strong>que</strong> llegó a dar el quiebro con los pies<br />
amarrados.<br />
El 11 de diciembre de 1859, en la<br />
corrida patriótica celebrada en Sevilla, fue<br />
sobresaliente, si bien la novedad y lucimiento<br />
del cambio le coloca en posición excepcional<br />
entre los banderilleros de su tiempo; aun<br />
sin esta habilidad se le conside-raba sin<br />
competencia entonces.<br />
1860: Siguió toreando como peón y banderillero,<br />
sin precipitarse para adquirir la alternativa,<br />
pero no sin hacer algún ensayo con el<br />
esto<strong>que</strong>.<br />
En 1860 apareció su nombre en los<br />
carteles de Madrid como banderillero.<br />
Lidiáronse en dicha corrida seis toros de don<br />
Vicente Martínez, por Cayetano Sanz y los<br />
Panaderos, hermanos de Gordito.<br />
1861: El el 20 de junio del año siguiente, es<br />
decir, en 1861, es fama <strong>que</strong>, al parecer, no se<br />
atrevió a la práctica de el quiebro en la plaza<br />
de la Corte<br />
El entusiasmo del público fue tal <strong>que</strong><br />
para la corrida anunciada para el día 24 de<br />
agosto de 1861, hubo necesidad de aumentar<br />
154<br />
el cartel, <strong>que</strong> lo integró Julián Casas y<br />
Cayetano Sanz, con los dos Panaderos,<br />
figurando el nombre de Antonio Carmona, en<br />
el anuncio correspondiente, con letras mucho<br />
mayores <strong>que</strong> todos los demás del programa.<br />
En esta corrida banderilleó Antonio Carmona<br />
(Gordito) metido en un aro, y segundó intentando<br />
hacerlo en silla, colocando después un<br />
magnífico par cambiando.<br />
Volvió a torear el 26 de agosto, y el<br />
(08 y 15-09-1861). En la corrida del 26 de<br />
agosto le cedió su hermano José la muerte<br />
del quinto toro, al <strong>que</strong> toreó muy bien de muleta<br />
y mató aceptablemente. Carmona Jiménez<br />
advirtió en su reseña:<br />
«Fue estrepitosamente aplaudido y le<br />
echaron varios sombreros, uno de los cuales,<br />
de copa por más señas, puso el novel<br />
matador en uno de los pitones. Esto, con<br />
perdón suyo, es de mal gusto.» A<strong>que</strong>l mismo<br />
año, en Valladolid, dio muestras, <strong>que</strong> para<br />
desgracia suya había de reiterar en otras<br />
ocasiones, de su falta de tacto y de prudencia.<br />
En la corrida del 25 de septiembre,<br />
también de 1861, estando el público disgustado<br />
por<strong>que</strong>, ante las condiciones de los toros,<br />
no pudo ejecutar Antonio su suerte favorita,<br />
estuvo desgraciado su hermano José en la<br />
muerte de uno de los bichos. De uno de los<br />
tendidos salió una piedra <strong>que</strong> lastimó<br />
seriamente al Panadero, y Gordito se encaró<br />
con los concurrentes al tendido, interpelándoles<br />
airadamente. El público, furioso, agredió<br />
a pedradas a los toreros, y la autoridad hizo<br />
detener a Antonio, multándole con 1.000 reales<br />
y encarcelándole.<br />
1862: Este año quiso tomar la alternativa en<br />
Sevilla en la Corrida de Beneficencia, pero no<br />
lo consiguió por maniobras de entre<br />
bastidores, a las <strong>que</strong> no fuera ajeno Cúchares.<br />
El 8 de junio, tomó la alternativa en<br />
Córdoba, con ganado de Romero Balmaseda.<br />
1863: El 5 de abril, le fue confirmada en Madrid<br />
por Curro Cúchares, con toros de don
Galo Ortiz; el primero, Corzo (colorado y buen<br />
mozo), y de Miura el segundo. No estuvo tan<br />
afortunado en el toro de Miura, aun<strong>que</strong> sí muy<br />
decidido. Le acompañaron en a<strong>que</strong>lla corrida<br />
al neófito, a más de Cúchares, Antonio<br />
Sánchez (el Tato).<br />
Esta temporada de 1863 fué triunfal<br />
para Antonio Carmona.<br />
El 1 de junio, hizo en Sevilla una magnífica<br />
faena con un toro de Barrero, de la <strong>que</strong><br />
se habló largamente. En Granada subió de<br />
punto el entusiasmo de los espectadores.<br />
1864: En 1864 las desavenencias entre los<br />
dos diestros -el Tato y él- llegaron a provocar<br />
un violento incidente personal.<br />
1865: La temporada de 1865 se señalan en<br />
Madrid claramente las preferencias del público<br />
por el toreo de Tato, variando en otras plazas<br />
las predilecciones de los espectadores.<br />
1868: El 1 de julio, se celebró la 13 ava corrida<br />
de abono, En el primer toro estuvo regular<br />
Antonio Carmona. En su segundo, quinto de<br />
la tarde, sobrevino el mayor desastre de su<br />
vida torera en la Corte.<br />
1869: El 26 de julio, en la plaza de El Puerto<br />
de Santa María (Cádiz) se lidió el toro de<br />
nombre Gordito, de don José López Cordero,<br />
negro, pe<strong>que</strong>ño, pero bien criado. Tomó 30<br />
varas de Onofre Álvarez, Antonio Calderón y<br />
Antonio Mondéjar (Juaneca); mató 18<br />
caballos en el ruedo y tres <strong>que</strong> murieron en<br />
las cuadras.<br />
Al tocar a banderillas, el público, impresionado<br />
y conmovido por la increíble<br />
bravura del toro, pidió le fuera perdonada la<br />
vida; accedió el presidente, y Gordito fue retirado<br />
a los corrales, en donde murió a<br />
consecuencia de las heridas causadas por<br />
las puyas. Toreaban a<strong>que</strong>lla tarde Antonio<br />
Carmona y Lagartijo.<br />
1870: El 21 de junio, torearon ambos, Lagartijo<br />
y Antonio Carmona, en la plaza de El Puer-<br />
MIURA - 2002<br />
to de Santa María, y Gordito <strong>que</strong>dó muy por<br />
bajo de su antiguo subordinado.<br />
El 29 de junio, en una corrida en Cádiz,<br />
tuvo lugar la más ruidosa de esta<br />
competencia, entre los citados diestros. El<br />
cuarto toro de Gordito se llamó Pajarito,<br />
colorado y ojo de perdiz, fue probablemente<br />
de Miura.<br />
1872: El 11 de agosto, en Jerez de la Frontera<br />
(Cádiz), Gordito logró el triunfo más resonante<br />
de su carrera. La corrida, de Murube,<br />
<strong>que</strong> habían de torear Lagartijo y Gordito. Su<br />
toro, jugado en cuarto lugar, se llamaba<br />
Canilo, negro, bragado y coliblanco.<br />
1875: En 1875 volvió Gordito a torear en la<br />
plaza de Madrid, pero con tan mala fortuna<br />
<strong>que</strong> el empresario hace <strong>que</strong> deje de figurar<br />
en los carteles, en los <strong>que</strong> fue sustituido por<br />
Frascuelo. El espada promovió un ruidoso<br />
litigio judicial con la empresa de Madrid,<br />
permaneciendo en la Corte todas las tardes<br />
de corrida.<br />
1877: Su desgracia de estos años culminó<br />
en sus actuaciones de 1877 en la plaza de<br />
Madrid, en <strong>que</strong> sostuvo el interés en unión de<br />
Frascuelo.<br />
1879: El 16 de noviembre, en el toro <strong>que</strong><br />
esto<strong>que</strong>ó de forma admirable en la plaza de<br />
Madrid, en la corrida a beneficio de las víctimas<br />
de las grandes inundaciones de Murcia,<br />
volvió a tener un resonante éxito.<br />
1880: El 7 de septiembre toreó en Murcia,<br />
en competencia con Lagartijo, y en la lidia<br />
del sexto toro, de Veragua, derrochó arrestos<br />
en el tercio de quites, llegando a acostarse<br />
en la cara del toro al remate de uno de ellos.<br />
Esta época y la de su aparición, prolijamente<br />
reseñadas, son las más importantes en la<br />
vida torera de Gordito.<br />
1920: El 30 de agosto, después de varios<br />
años de estar retirado y viviendo en Sevilla<br />
155
MIURA - 2002<br />
disfrutando de la fortuna adquirida, falleció el<br />
día señalado, cuando contaba ochenta y dos<br />
años de edad y era el decano de los<br />
matadores de toros.<br />
CORTÉS (de los Santos, Manolo).<br />
Matador de toros, nacido en Gines (Sevilla) el<br />
(11-06-1949). Fue otro de los diestros <strong>que</strong><br />
triunfó con miuras, después de realizar<br />
grandes faenas. Él nos cuenta al respecto:<br />
«Me he tropezado con toros muy importantes,<br />
como uno en Valencia, en Bilbao dos o tres,<br />
otro en Dax, en Sevilla, en Pamplona otros<br />
dos... Quizá, por emotiva, me <strong>que</strong>do con una<br />
faena de Valencia, cuando di catorce o quince<br />
pases nada más. Hubo otro en Pamplona <strong>que</strong><br />
lo pinché; a aquél, si lo mato, le corto el rabo.»<br />
Manolo Cortés no tiene empacho en<br />
señalar <strong>que</strong> «de los toros buenos de verdad<br />
<strong>que</strong> he podido ver en mi vida, la mitad han<br />
sido de Miura. Luego, el <strong>que</strong> sale malo tiene<br />
un peligro <strong>que</strong> todo el mundo lo ve. Se define<br />
inmediatamente. Cuando te pega un arreón o<br />
te hace una cosa fea la gente reacciona<br />
diferente, le da más importancia.» Igualmente,<br />
en cuanto a las reacciones extrañas <strong>que</strong><br />
presentan los miureños, nos relata: «Un día,<br />
un toro de Miura en Pamplona, <strong>que</strong> era muy<br />
bueno por el lado izquierdo, me estaba embistiendo<br />
con mucha calidad. En un momento<br />
vio su propia sombra reflejada al lado mío, la<br />
miró, me miró, y ya no pude pegarle ni un<br />
muletazo más, cambió radicalmente.»<br />
DOMÍNGUEZ (Roberto). Matador de<br />
toros vallisoletano el (21-02-1951). El (05-02-<br />
1992) este autor le vio conceder la alternativa<br />
al diestro mexicano Arturo Gilio, en la Monumental<br />
plaza de toros México, siendo su testigo<br />
Jorge Gutiérrez, con ganado de De Santiago,<br />
de don Pepe Garfias.<br />
Refiriéndose a la singular idiosincrasia<br />
del toro de Miura dijo <strong>que</strong> «es muy agradecido.<br />
Todo lo <strong>que</strong> se le hace, por la leyenda,<br />
repercute mucho más. Quizá, muchos de los<br />
<strong>que</strong> hemos podido triunfar con estos toros,<br />
yo incluido, si a esos triunfos les quitamos el<br />
156<br />
hierro de Miura, en algunos casos hubieran<br />
sido menores. El peligro es la confusión <strong>que</strong><br />
puede crearse en el aficionado equivocado,<br />
<strong>que</strong> al toro imposible, de genio y mal estilo,<br />
se empeña en verlo por encima del torero.»<br />
Roberto Domínguez está francamente<br />
de acuerdo con su compañero José<br />
Antonio Campu-zano, en cuanto a los<br />
espacios <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> concederle al de Miura,<br />
por su volumen y largura. «Hay <strong>que</strong> dejar más<br />
sitio y no sueles poder entrar en cercanías<br />
con ellos.»<br />
En cuanto al tema de los «miuras»<br />
buenos y malos, Domínguez es muy explícito:<br />
«Yo he visto toros extraordinarios de Miura.<br />
Es verdad <strong>que</strong> este toro no suele tener la<br />
emoción artística al embestir como otros<br />
encastes, en <strong>que</strong> la humillación es la base<br />
fundamental de la transmisión...» En esto no<br />
estamos de acuerdo con Roberto, ya <strong>que</strong> la<br />
«transmisión» exclusiva de los actos artísticos<br />
es muy pobre comparada con la emoción<br />
<strong>que</strong> produce el peligro de ver torear a un<br />
astado bravo y poderoso. Los toros «bobos»<br />
sólo producen emoción a los villamelones.<br />
Domínguez, por otro lado, <strong>que</strong> «ha<br />
habido miureños <strong>que</strong> han dejado triunfar<br />
plenamente a los toreros.» Sin embargo,<br />
«también tiene unas carac-terísticas<br />
especiales para lo malo. Incluso el bueno<br />
suele aprender al segundo o tercer muletazo,<br />
la rapidez con <strong>que</strong> rectifica en sus embestidas<br />
es mucho más acusada. El de Miura malo se<br />
diferencia de todos los demás en la mirada,<br />
en el nerviosismo, en la forma de agitar la<br />
cabeza, en la rapidez al revolverse. Yo he<br />
tenido la suerte de estar delante de toros muy<br />
nobles, colaboradores, <strong>que</strong> incluso han perdonado<br />
cuando te han tenido derribado. A mí,<br />
particularmente, me ha hecho pasar mucho<br />
miedo el malo, y al otro tengo mucho <strong>que</strong> agradecerle.»<br />
En cuanto a las grandes faenas realizadas<br />
a los de Miura, Domínguez nos dice:<br />
«Me <strong>que</strong>daría con la faena de mi presentación<br />
en Bilbao, a un toro de Miura muy bravo en el<br />
caballo, muy poderoso. Posteriormente, el
más famoso en mi vida fue Ojeroso, un toro<br />
noble, <strong>que</strong> lo único terrorífico <strong>que</strong> tenía era su<br />
aparatosidad, y costaba un mundo estar<br />
delante de él. Fue muy noble por<strong>que</strong>, a pesar<br />
de eso, parecía <strong>que</strong> tenía <strong>que</strong> quitarse los<br />
pitones para meterlos en la muleta, y sortear<br />
mi cuerpo para pasar, y aun así se le pudo<br />
hacer el toreo.»<br />
En cuanto a la técnica para dominar a<br />
los miureños, Domínguez asegura <strong>que</strong><br />
«incluso con el bueno, las series no suelen<br />
ser largas. Hay <strong>que</strong> cambiarles de mano en<br />
los momentos justos para sorprenderles, y<br />
andarles bien por la cara, <strong>que</strong> es muy<br />
complicado, ya <strong>que</strong> te puede comer precisamente<br />
por la falta de humillación. La técnica<br />
<strong>que</strong> a mi me ha valido es la de darles mucho<br />
sitio, y dejarles un poco a su aire, sin<br />
recortarles, ni abusar tampoco por alto. Se<br />
trataba de poderles sin tocarles los costados.<br />
Diciéndole al toro: No te molestes, no te<br />
enfades, y así poco a poco meterlo en la<br />
canasta.»<br />
En otro aspecto, puedo decir <strong>que</strong><br />
«hemos pasado de a<strong>que</strong>l legendario de Miura,<br />
<strong>que</strong> cuando se enteró de <strong>que</strong> Juan Belmonte<br />
le había tocado un pitón a un toro suyo -tal fue<br />
don Eduardo I Miura- decidió el ganadero <strong>que</strong><br />
había <strong>que</strong> mejorar la raza, al toro <strong>que</strong> se ha<br />
ido adaptando al toreo moderno. Una de las<br />
causas principales de <strong>que</strong> las figuras no se<br />
anuncien tanto como antes con este hierro,<br />
es <strong>que</strong> últimamente no se valoraba lo<br />
suficiente.<br />
ESPLÁ (Luis Francisco). Con un interesante<br />
comentario de este matador de<br />
toros español abrió su sobresaliente reportaje<br />
la periodista Ana Fernández Graciani, en la<br />
multicitada prestigiosa revista taurina<br />
internacional: 6 TOROS 6, en su número 303,<br />
del martes (18-04-2000). En dicho reportaje,<br />
titulado: «Un toro para el toreo moderno»,<br />
refiriéndose lógicamente a los miuras, publicado<br />
en dos partes, en su II, podemos leer<br />
de tan señalada periodista taurina:<br />
MIURA - 2002<br />
«La ganadería con más personalidad<br />
de todos los tiempos, cuya sangre<br />
predominante, Cabrera, toma su nombre de<br />
un criador <strong>que</strong> comen-zó su andadura en<br />
1730, encara el nuevo milenio tras cabalgar<br />
durante más de siglo y medio de toreo bajo<br />
las riendas de una misma familia. El hecho,<br />
en sí mismo, ya es meritorio.<br />
Pero, ¿habría sobrevivido una divisa,<br />
por marcado <strong>que</strong> fuera su sello y pesada su<br />
historia, a la evolución de la fiesta sin la<br />
correspondiente adaptación a los nuevos<br />
parámetros de la tauromaquia? Para<br />
completar el reportaje <strong>que</strong> nació de este interrogante,<br />
hablamos con varios de los<br />
matadores de toros <strong>que</strong> cuajaron el toreo<br />
moderno a un toro <strong>que</strong> parece rescatado de<br />
otro tiempo.»<br />
«Cualquier toro -explica Luis Francisco<br />
Esplá un tanto rebuscado- <strong>que</strong> viva una<br />
especie de anacronismo con respecto al toreo<br />
<strong>que</strong> se plantea, tiene <strong>que</strong> desaparecer. No se<br />
puede pensar en un toro con unas<br />
características <strong>que</strong> no engranen con el toreo<br />
moderno. Si el toro de Miura no se hubiese<br />
adaptado de alguna forma, en su evolución,<br />
en sintonía con el toreo actual, habría agonizado.<br />
Lo <strong>que</strong> ocurre es <strong>que</strong> hay una evidencia<br />
morfológica contrastada con otra de<br />
comporta-miento. Esto es lo <strong>que</strong> hace distinto<br />
al toro de Miura. Pero la distinción no quiere<br />
decir <strong>que</strong> no entre dentro de los parámetros<br />
fundamentos del toreo actual.»<br />
En ese sentido, Esplá, tiene «la teoría<br />
de <strong>que</strong> existe una relación entre morfología y<br />
funcio-nalidad, entre las proporciones del<br />
animal y su biomecánica. En el toro de Miura,<br />
este es tan manifiesto <strong>que</strong> hace <strong>que</strong> su<br />
comportamiento se diferencie de los demás.<br />
Aun<strong>que</strong> no todos los toros de Miura son altos<br />
y largos. Las proporciones de un toro, a la<br />
hora de hacer el toreo, pueden distorsionarlo.<br />
Nuestro brazo tiene unas limitaciones, y luego<br />
hay unas distancias, tienes <strong>que</strong> evitar los<br />
pitones y el volumen del toro. El animal crea<br />
un círculo en torno al torero, y tiene <strong>que</strong> contrarrestar<br />
unas fuerzas centrífugas <strong>que</strong> crea<br />
157
MIURA - 2002<br />
él mismo al buscar los engaños, y se tiene<br />
<strong>que</strong> innclinar, como una moto cuando toma<br />
una curva. Cuanto más alto, más arriba tiene<br />
el centro de gravedad y más acusada ha de<br />
ser esa corrección en el giro, <strong>que</strong> puede hasta<br />
tropezar con el torero con las propias<br />
espaldas. La fuerza cinética del toro se tiene<br />
<strong>que</strong> someter a unas leyes físicas, eso es de<br />
cajón.»<br />
Para Esplá, el de Miura «es un toro<br />
particularmente sutil a enganchar, y cuando<br />
toca la tela se desbarata. Es el <strong>que</strong> más desarrolla,<br />
tal vez por su propia morfología, se<br />
vuelve mucho más cauto en menos tiempo.<br />
Cuando toca dos o tres veces los engaños<br />
se pone como loco. También, cuando se<br />
cuela por un lado, hay <strong>que</strong> cambiar en seguida<br />
al otro para crearle amnesia.»<br />
Luis Francisco recuerda a Dadito, <strong>que</strong><br />
fue de los dos o tres toros <strong>que</strong> hay en la vida<br />
de un torero, <strong>que</strong> te llevan a extraña<br />
experiencia, como a un proceso de creación<br />
puro. Tú estás delante, toreando, y hay una<br />
omisión absoluta de cualquier alusión al<br />
riesgo. No sabes en qué parte tuya se está<br />
produciendo esa inspiración, te conviertes<br />
casi en un espectador de ti mismo, es algo<br />
casi extrasensorial. Se produce un abandono<br />
total, te olvidas de la cautela mínima <strong>que</strong> debe<br />
tener un torero. Y eso me ocurrió con un toro<br />
de Miura. También recuerdo una faena en<br />
Bayona, pero a<strong>que</strong>llo se pareció más a una<br />
historia pasada.»<br />
Y Esplá nos asegura: «Cuando un<br />
Miura sale bueno es mejor <strong>que</strong> el mejor. El<br />
malo tiene a la contra esa morfología tan<br />
especial. Se desplaza con mucha fluidez, y<br />
cuando no se somete a los engaños, tiene<br />
unos desplazamientos muy rápidos. Todo eso<br />
se convierte en una especie de bastión, a<br />
veces intomable para el torero.»<br />
Luis Francisco Esplá también nos<br />
asegura <strong>que</strong> ve casi todas las corridas de<br />
Miura y dice: «Ese tipo de ganaderías las<br />
sigo siempre con interés, por<strong>que</strong> son las <strong>que</strong><br />
yo mato y quiero saber cómo están. Miura<br />
está en un momento cojonudo. Atravesó una<br />
158<br />
crisis hace unos años, de hecho yo <strong>que</strong>ría<br />
matarla; pero lleva un par de temporadas <strong>que</strong><br />
está francamente buena. Las figuras se han<br />
apuntado a ganaderías duras, siempre y<br />
cuando le ofreciesen cierta garantía de éxito.<br />
Hay momentos determinados en <strong>que</strong> las<br />
ganaderías atraviesan sus baches, fluctúan.<br />
De Miura se descolgaron los toreros por<strong>que</strong><br />
no estaban en un buen momento. Entonces,<br />
si <strong>que</strong>da sólo eso, el toro grande, el listo, los<br />
pitones, pues no es muy agradable pasar ese<br />
fielato, y menos en las ferias.»<br />
FUENTES y Zurita (Antonio). Matador<br />
de toros, nacido en Sevilla el (15-03-1869).<br />
Sus primeros pasos en el toreo fueron los penosos<br />
y aventurados del muchachillo audaz<br />
y decidido <strong>que</strong>, llenó de fe y esperanza,<br />
hambriento y perseguido -como lo fue Manuel<br />
Benítez (El Cordobes)-, se escapaba de la<br />
casa paterna y asaltaba cerrados y tentaderos.<br />
Con otros muchachos de su edad recorrió<br />
capeas en Andalucía, y pronto<br />
sobresalió de entre el grupo de principiantes.<br />
El (16-08-1885) vistió de torero, por<br />
primera vez, en Guillena (Sevilla). Después<br />
de trabajar como peón y banderillero y hacerse<br />
estimar -como Antonio Carmona (Gordito)-<br />
, marchó a La Habana en 1887, con un matador<br />
de novillos llamado el Macarenito, y allí<br />
escuchó grandes aplausos por sus excelentes<br />
labores. Al año siguiente regresó a<br />
España, ingresó en la cuadrilla de Valladolid<br />
y con éste trabajó las temporadas de 1888-<br />
89, en plazas de cierta importancia y cosechando<br />
aplausos, sobre todo en Valladolid,<br />
donde halló una favorable acogida y donde<br />
residió unos años.<br />
El (22-07-1890) alternó en la plaza vallisoletana<br />
con el referido Rodríguez, <strong>que</strong> ya<br />
le había cedido a<strong>que</strong>l año la muerte de un novillo,<br />
y recibió un puntazo del primer cornúpeto<br />
en el muslo derecho. Del 1889 al 1892 figuró<br />
en las cuadrillas de Antonio Escobar (Boto),<br />
Ángel Villar (Villarillo) y Miguel Báez (Litri I),<br />
novilleros a la sazón, y de vez en vez le cedían<br />
la muerte de algún toro.
El (31-05-1891) hizo su presentación<br />
en Madrid como banderillero, y hubo de matar<br />
el séptimo toro, de Udaeta, sustituyendo a<br />
Bonarillo. En las novilladas madrileñas de<br />
aquél otoño y en las verificadas en 1892 toreó<br />
como matador, alternando muchas veces con<br />
Emilio Torres (Bombita). A mediados de 1892<br />
ingresó en la cuadrilla de Francisco Arjona<br />
Reyes (Currito), hijo de Cúchares, y más<br />
tarde en la de José Sánchez del Campo<br />
(Cara-Ancha), su permanencia junto a este<br />
famoso matador le fue de gran beneficio;<br />
aprendió mucho y mató otros toros cedidos<br />
por su maestro en las plazas de Pamplona,<br />
Ciudad Real, León y otras.<br />
El (11-11-1892) banderilleó ante la<br />
afición madrileña y llamó la atención extraordinariamente<br />
su manera elegante de poner<br />
banderillas. Sánchez de Neira escribió:<br />
«Fue un banderillero andaluz, de<br />
cuyos méritos puede decirse mucho, por su<br />
aplicación y buen estilo. Es un chico <strong>que</strong>, sin<br />
desplantes ni aceleramientos, va donde otro<br />
vaya, y cuando ha tomado en sus manos los<br />
trastos de matar, casi ha demostrado poseer<br />
más aptitudes para ello <strong>que</strong> para las banderillas;<br />
su valor va en aumento, y promete<br />
hacernos ver a su tiempo un buen matador<br />
de toros; es paradito y se va derecho a la<br />
suerte sin titubear.»<br />
En la primera temporada de 1893<br />
toreó a las órdenes de Cara-Ancha, se separó<br />
de éste, al fin, el 17 de septiembre tomando<br />
la alternativa en Madrid, de manos de<br />
Fernando Gómez (Gallo), <strong>que</strong> le cedió el<br />
primer toro, de nombre Corredor, de la<br />
ganadería de don José Clemente. El nuevo<br />
matador recibió a<strong>que</strong>lla tarde grandes<br />
ovaciones por la brillante labor <strong>que</strong> llevó a<br />
cabo. En 1894, Fuentes ya figuraba en el<br />
abono de Madrid, y el 27 de mayo toreó en la<br />
corrida en <strong>que</strong> el toro de nombre Perdigón<br />
arrebató la vida a Manuel García (Espartero).<br />
En sus primeros tiempos de matador,<br />
Fuentes no lograba sobresalir entre sus<br />
compa-ñeros; no se mostraba muy certero<br />
con el esto<strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> su natural elegancia<br />
MIURA - 2002<br />
y su valentía encubrían con el capote a<strong>que</strong>lla<br />
deficiencia. Sobrevino la muerte de<br />
Espartero, y la afición comen-zó a adivinar el<br />
torero de gran porvenir <strong>que</strong> había en Fuentes...<br />
y no se equivocó. La misma fatal tarde del<br />
(27-05-1894) se reveló el magnífico torero <strong>que</strong><br />
más tarde fue. En Sol y Sombra se describió<br />
así su labor:<br />
«Tercero, Zurdito, negro bragado,<br />
asti-negro y bizco del derecho. Se arrancaba<br />
a los peones como una flecha y sembró el<br />
pánico en el ruedo. El toro remataba en las<br />
tablas con gran codicia. No la tuvo así para<br />
los picadores -típicas aptitudes de los mansos<br />
peligrosos-; acosándoles, les acometió cuatro<br />
veces, topando y sin ningún poder. Blanquito<br />
clava un par desigual, cuarteando. El Americano<br />
dejó un palo caído, y repite el primero<br />
con otros dos de cualquier manera.<br />
Al salir Fuentes a matar es aplaudido.<br />
El joven espada pasó cerca, solo y confiado,<br />
y entrando bien y saliendo mejor, dio un<br />
magnífico volapié <strong>que</strong> tumbó a Zurdito<br />
(Ovación). Sexto, Sabino, cárdeno bragado,<br />
gordo y cornalón. En una de las siete varas<br />
<strong>que</strong> admite voltea a un picador, el cual resulta<br />
ileso. Fuentes, al quite con mucha<br />
oportunidad. Sabino mató cuatro caballos. Le<br />
pusieron cinco banderillas, y fue a la muerte.<br />
Fuentes toreó cerca y confiado,<br />
aun<strong>que</strong> con muchas coladas, y se deshizo<br />
del toro de varios pinchazos y un metisaca,<br />
después de un terrible achuchón. Fuentes<br />
conquistó ayer por completo las simpatías de<br />
nuestro público. Fue el único <strong>que</strong> conservó la<br />
serenidad, el único <strong>que</strong> estuvo en todas partes,<br />
el único <strong>que</strong> toreó con algún aplomo, sin<br />
acobardarse por la terrible desgracia de su<br />
compañero. Y no es <strong>que</strong> no la sintiera; le vimos<br />
llorar desesperadamente cuando llegó<br />
a conocer su magnitud. Los antiguos<br />
aficionados recordaron a<strong>que</strong>lla trágica tarde<br />
en otra <strong>que</strong> murió Pepete, y lo <strong>que</strong> en ella hizo<br />
Cayetano Sanz, y comparaban con éste al<br />
novel espada...»<br />
De la biografía de este diestro, <strong>que</strong><br />
apareció publicada en la biblioteca Sol y<br />
159
MIURA - 2002<br />
Sombra, copiamos: «Pero aún hubo de luchar<br />
durante algún tiempo antes de vencer los<br />
obstáculos <strong>que</strong> a su adelantamiento se<br />
oponían, con tenacidad casi invencible por<br />
entonces para él, pues a la sazón había de<br />
competir, además de con Luis Mazantini, <strong>que</strong><br />
todavía conservaba restos muy apreciables<br />
de su prestigio como matador de toros, con<br />
Guerrita, en el apogeo de sus glorias taurinas;<br />
razones por las cuales Antonio Fuentes no<br />
logró destacar entre sus compañeros de<br />
profesión clasificados en su categoría, si bien<br />
podemos asegurar <strong>que</strong> supo mantener<br />
íntegra su excelente reputación de torero<br />
artístico y elegante, ya <strong>que</strong> la desigualdad en<br />
el manejo del esto<strong>que</strong> no permitiera <strong>que</strong> los<br />
aficionados inteligentes le otorgaran<br />
beligerancia, colocándole al nivel de los<br />
buenos matadores sin reservas ni<br />
discusiones.<br />
Por lo demás, el toreo serio, a la vez<br />
<strong>que</strong> adornado, de Antonio; su elegancia<br />
inimitable, hasta el punto de sernos lícito<br />
afirmar <strong>que</strong>, después de gran Rafael Molina<br />
(Lagartijo), ningún diestro de los <strong>que</strong> le<br />
sucedieron ha realizado el ideal estético en<br />
la medida <strong>que</strong> él lo realizaba; su artística<br />
manera de colocar banderillas, extremando<br />
la nota de visualidad en las preparaciones,<br />
dando con ello motivo a <strong>que</strong> se considere<br />
estilo propio y exclusivamente suyo,<br />
contribuyeron a granjearle simpatías y<br />
adeptos, <strong>que</strong> poco a poco formáronle<br />
atmósfera, a la vez <strong>que</strong> le favorecían en el<br />
progresivo desarrollo de sus naturales y<br />
preciadas aptitudes para la lidia de reses<br />
bravas.»<br />
Algunas tardes desarfortundas en la<br />
plaza madrileña, la temporada de 1894, fueron<br />
causa de <strong>que</strong> no figurara en el abono de las<br />
de 1895 y 96, y de <strong>que</strong> su nombre perdiera,<br />
en parte, el buen crédito <strong>que</strong> había adquirido.<br />
Toreó mucho por provincias, y su cartel volvió<br />
a ir en aumento. El (14-04-1895) dio otra<br />
prueba de serenidad en la plaza de Barcelona,<br />
donde un toro de Ripamilán saltó al tendido y<br />
sembró el pánico entre los espectadores y<br />
160<br />
toreros; Fuentes dominó la situación, el toro<br />
fue muerto por un cabo de la Guardia Civil y<br />
otros dos individuos y la corrida continuó,<br />
dirigida y ordenada por el valiente diestro.<br />
En 1897 volvió a ser contratado por la<br />
empresa de la plaza de Madrid, y desde ese<br />
año, hasta 1908, en <strong>que</strong> se retiró transitoriamente,<br />
figuró en el abono madrileño. El<br />
(29-06-1897) se presentó en la citada plaza<br />
como único espada para esto<strong>que</strong>ar seis toros<br />
de don Vicente Biencinto, y sólo pudo<br />
despachar tres, por<strong>que</strong> el lidiado en tecer<br />
lugar le alcanzó y le produjo una contusión de<br />
importancia, impidiéndole continuar la corrida.<br />
De la muerte de los otros tres toros<br />
dio cuenta el sobresaliente Corcito. Vinieron<br />
después tardes triunfales y tarde de derrota<br />
para el torero sevillano; su entusiasmo, <strong>que</strong><br />
nunca había sido grande, decaía a veces, se<br />
manifestaba apático y la afición se sentía defraudada.<br />
Sin pasar la raya de lo mediocre en<br />
general, toreó varias temporadas, y no logró<br />
romper el hielo <strong>que</strong> con su fría actitud había<br />
cuajado en los públicos.<br />
Retirado Guerrita, el torero <strong>que</strong><br />
eclipsaba a todos, Fuentes apareció con<br />
nuevos brillos. De no haberse retirado el<br />
diestro cordobés, el sevillano hubiera sido<br />
siempre, seguramente, un apreciable espada,<br />
pero nada más. La afición hubo de perdonarle<br />
entonces sus marcados defectos y aplaudirle<br />
como el mejor, aun<strong>que</strong> algunas tardes le<br />
ganaran la partida sus tardíos competidores<br />
Bombita y Machaquito.<br />
La temporada de 1899 se vino a<br />
México, y el 17 de diciembre inauguró la plaza<br />
construida entonces en la capital azteca: «En<br />
lo <strong>que</strong> ahora son las avenidas Cuauhtémoc,<br />
Álvaro Obregón y la calle de Guanajuato, frente<br />
a lo <strong>que</strong> fue el cine México. Fue inaugurada la<br />
tarde del citado día, la antigua plaza México,<br />
de madera y con capacidad para 10.000<br />
espectadores, por los espadas Enri<strong>que</strong><br />
Vargas (Minuto) y Antonio Fuentes, quien así<br />
hizo se presentación en ruedos nacionales.<br />
Se lidiaron tres toros españoles de José<br />
Manuel de la Cámara y tres de México, de la
célebre y antigua ganadería El Cazadero. En<br />
Sol y Sombra publicó:<br />
«Fuentes trabajó poco más <strong>que</strong> su<br />
com-pañero; hizo dos quites muy bonitos,<br />
aun<strong>que</strong> los toros no se prestaron a ello, por<br />
salirse solos de la suerte. Con el capote<br />
demostró <strong>que</strong> cuando quiere es un maestro:<br />
clavó los pies, y toreó de brazos, en su primer<br />
toro, como si estuviera dando lecciones.<br />
Manejaba la muleta con gran soltura y elegancia,<br />
y sabe lo <strong>que</strong> trae entre manos; ¡lástima<br />
<strong>que</strong> sólo sea el principio de sus faenas!<br />
Después pierde los papales, y baila y da<br />
manotazos <strong>que</strong> es un contento.»<br />
«Hartaba a todos sus toros de trapo;<br />
se conoce <strong>que</strong> tenía asco a meter el brazo y<br />
procura ba retardar lo más <strong>que</strong> puede ese<br />
momento.» Toreó unas quince corridas en<br />
México, y regresó a España. De esas corridas<br />
en territorio azteca, una fue el (14-01-1900),<br />
el valiente matador Antonio Fuentes, se<br />
encerró de manera existosa con seis astados<br />
de la ganadería mexicana de Santín, en la<br />
antigua plaza México, siendo su mejor tarde<br />
de la temporada 1899-1900.<br />
Para la mayoría de los cronistas mexicanos<br />
y para los aficionados, Antonio Fuentes<br />
fue el lidiador de las supremas elegancias<br />
-el Luis Miguel Dominguín mexicano-, como<br />
se consi-deraba a Rodolfo Gaona en México,<br />
y él dijo en cierta ocasión, cuando le<br />
preguntaron qué era lo primero <strong>que</strong> hacía falta<br />
para ser torero, dijo: «Parecerlo.» Y ese<br />
concepto es el mismo <strong>que</strong> años después<br />
expresó un gran pintor de la Fiesta, don Carlos<br />
Ruano Llopis, hablando de los ases del toreo:<br />
«Para ser figura, hay <strong>que</strong> tenerla...»<br />
En Madrid se presentó el (22-04-<br />
1900), con Mazzantini y José García<br />
(Algabeño). Pascual Millán reseño: «En la<br />
labor de Fuentes hubo de todo, como en<br />
botica. En el segundo se abrió de capa, ¡y<br />
más le valía estar duerme! Paró y alargó los<br />
brazos, y concluyó descompuesto, achuchado<br />
por el bicho y toreado por él. En cambio,<br />
en el quinto, abrió cátedra, y a lo Cayetano<br />
dio unos lances (verónicas especialmente)<br />
MIURA - 2002<br />
<strong>que</strong> a<strong>que</strong>llo fue pura filigrana. Allí hubo arte, y<br />
elegancia, y maestría y todo lo <strong>que</strong> no veíamos<br />
hace tiempo con el capote. ¡Olé, Fuentes!<br />
Como reverso de esta medalla está la<br />
muerte del segundo toro. Antonio no quiso enterarse<br />
<strong>que</strong> el bicho desarmaba una mijita, y<br />
lo lidió al revés. Muleteó mal, sin parar ni recoger<br />
al bicho, ni enmendarlo una sola vez, y<br />
se deshizo del pavete de un pinchazo sin<br />
soltar, saliendo de naja, y de un bajozazo horrible,<br />
echándose fuera. Y el pueblo pitó sin<br />
descanso.<br />
En el quinto sacó el toreo de las<br />
palmas y hubo <strong>que</strong> tocárselas. Buenos pases<br />
(perdono los embarullados), dejando llegar,<br />
cargando la suerte, dando la salida y sin<br />
apartar al toro de los vuelos del trapo, y un<br />
volapié superior, en <strong>que</strong> por atracarse de toro<br />
y tirarse con empuje no se cuidó de vaciar, y<br />
salió desarmado y hecho una pelota por<br />
delante de la cara del toro. Éste cayó como si<br />
le hubieran largado una descarga eléctica.<br />
Ovación a Fuentes y recorrió el ruedo. ¡Bien,<br />
don Antonio! Si estuviéramos siempre así, aún<br />
sin vaciar y saliendo apelotonado, ¡qué palmas<br />
oiríamos!»<br />
El desigual torero siguió igualmente<br />
desigual campaña, y el (27-06-1900), al entrar<br />
a matar en Valencia el quinto toro, de don<br />
Eduardo I Miura, de nombre Ronquillo, sufrió<br />
una herida de 10 centímetros de extensión en<br />
la mano. Recorrió los circos más importantes<br />
de la Península y no realizó cosa digna de<br />
tenerse en cuenta. El Tío Jindamas resumió<br />
la labor de Fuentes en la temporada de 1901:<br />
«Antonio Fuentes ha sido, sin disputa,<br />
el <strong>que</strong> más ha toreado de todos los matadores;<br />
ha sido también el <strong>que</strong> más ha cobrado y el<br />
<strong>que</strong> más exigencias ha tenido con las<br />
empresas; por todo lo cual estaba obligado a<br />
hacer mucho más de lo <strong>que</strong> hizo.<br />
Fue a Madrid en las primeras del abono,<br />
presentándose con un toro bravísimo de<br />
Benjumea, al <strong>que</strong> no supo sacar el verdadero<br />
partido. Volvió y tomó parte en varias corridas<br />
del abono, poniendo de manifiesto <strong>que</strong> sabe<br />
161
MIURA - 2002<br />
lo <strong>que</strong> son los toros y <strong>que</strong> no en balde ha<br />
estado al lado de los toreros buenos. Sobre<br />
todo bregando y ayudando a sus compañeros<br />
estuvo, por regla general bueno siempre,<br />
y fue en lo <strong>que</strong> más palmas ganó. Cumpliendo<br />
su misión de matador, ya es más discutible<br />
su positivo mérito, por<strong>que</strong> no siempre<br />
estuvo a la altura de su reputación.<br />
Por el lado derecho toreaba con<br />
suavidad, ve llegar y estira el brazo; pero por<br />
el izquierdo no llegó nunca a <strong>que</strong> el toro<br />
acabara de pasar y no despegaba el codo<br />
del cuerpo, no estirando nunca y siendo por<br />
ese lado lo <strong>que</strong> en el argot taurino se llama<br />
«codillero.» Así es <strong>que</strong> son buenos, por regla<br />
general, sus tres primeros pases: uno con<br />
la derecha, uno alto, otro con la derecha,<br />
ayudado o de pecho, y al dar el segundo por<br />
el lado izquierdo, perdía terreno y ya no podía<br />
reponerse en toda la faena. De cada diez<br />
faenas de muleta, son de este modo nueve.<br />
Al pinchar solía dar algunas esto-cadas muy<br />
buenas, entrando de su peculiar manera, o<br />
sea gazapeando, y al toro <strong>que</strong> hace por él le<br />
suele matar con buen éxito.»<br />
El (29-12-1901) le echaron un toro de<br />
don Eduardo Ibarra al corral, al <strong>que</strong> había<br />
tomado asco por su gran cornamenta. Al<br />
finalizar la temporada marchó nuevamente<br />
a México, e hizo un mal papel el 15 de<br />
diciembre, en <strong>que</strong>, herido su compañero<br />
Antonio Moreno (Lagartijillo) hubo de esto<strong>que</strong>ar<br />
cinco toros de la ganadería mexicana<br />
de Santin, y lo hizo poco gallardamente.<br />
En 1902 no quiso figurar en el abono<br />
de Madrid, aun<strong>que</strong> tomó parte en algunas<br />
corridas benéficas. Toreó en las plazas de<br />
Pamplona, Valencia, Bilbao, San Sebastián<br />
y Valladolid, entre otras, y reafirmó su cartel<br />
de primer matador de su época, derochando<br />
su elegancia y sus cono-cimientos de los<br />
toros y corrigiendo un tanto sus conocidas<br />
deficiencias.<br />
El 22 de junio hizo una faena completísima<br />
en Madrid. El ganado era del Saltillo,<br />
y de ocho <strong>que</strong> se lidiaron, cinco fueron<br />
fogueados. Fuentes hubo de matar cuatro<br />
162<br />
toros por resultar heridos Quinito Chico y<br />
Machaquito, alternaba a<strong>que</strong>lla tarde con él, y<br />
con el astado quinto realizó una labor magnífica.<br />
A<strong>que</strong>lla temporada fue de las <strong>que</strong> más<br />
honra la memoria del diestro sevillano.<br />
En la 1903 anduvo muy desafortunado,<br />
y el 14 de octubre, toreando en<br />
Zaragoza, al intentar descabellar al segundo<br />
toro, del Saltillo, fue empitonado por la rodilla<br />
derecha, y en la enfermería se le apreció una<br />
herida grave, con rotura de la arteria tibial,<br />
hueso y grandes desgarros de la partes<br />
blandas y de la articulación. Tardó en curar<br />
más de cuatro meses, y no curó del todo,<br />
por<strong>que</strong> se resentía constantemente de la<br />
herida.<br />
Indudablemente perdió facultades, y a<br />
lo largo de toda la temporada de 1904, se<br />
advirtió esta pérdida, aun<strong>que</strong> su maestría<br />
suplió en muchas ocasiones a<strong>que</strong>lla falta y,<br />
en general, realizó una campaña airosa. Es<br />
sabido <strong>que</strong> la pérdida de facultades hizo <strong>que</strong><br />
encontrara la muerte de los toros con medias<br />
estocadas, entrando muy derecho y jugando<br />
a la perfección la mano izquierda para evitarse<br />
llegar al sitio peligroso de la suerte. En 1905<br />
tuvo algunas tardes magníficas, y una de ellas<br />
fue la del 14 de mayo en Madrid, alternando<br />
con Bombita chico, Lagartijo chico y Cocherito<br />
de Bilbao, a quien había concedio la alternativa<br />
el 16 de septiembre del año anterior.<br />
Al finalizar la temporada hizo una nueva<br />
excursión a México, donde <strong>que</strong>dó a gran altura.<br />
Regresó a España, y el (02-05-1906), comenzó<br />
sus tareas en Madrid con Bombita chico y<br />
Machaquito, y con ganado de Concha y Sierra.<br />
Estuvo valiente y elegante, y mató a sus<br />
dos toros, al primero de media estocada y al<br />
segundo de una caída. A<strong>que</strong>l año toreó 46<br />
corridas, y en ellas se notaron menos,<br />
desaparecieron las deficiencias <strong>que</strong> había<br />
venido cultivando durante toda su carrera.<br />
En 1908, después de torear algunas<br />
corridas, decidió retirarse, y al despedirse de<br />
la afición valenciana resultó herido por el toro,<br />
de nombre Cartulino, del Saltillo, ganado fatal<br />
para él. Repuesto de la herida, sufrió un
accidente de automóvil, y se retiró sin<br />
despedirse de las plazas en las cuales se<br />
había propuesto hacerlo (En la de Madrid lo<br />
hizo el (05-04-1908), acompañado por<br />
Ricardo Torres y Machaquito.)<br />
Retirado vivía, cuando una empresa<br />
de Montevideo fue a España, haciéndole<br />
ventajosísi-mas ofertas. Atraído por el ofrecimiento,<br />
embarcó para América a fines de<br />
1909. De vuelta en 1910, toreó en Lisboa reses<br />
emboladas, y no quiso torear en Madrid la<br />
Corrida de Beneficencia de mayo.<br />
En 1911 toreó el 24 de junio, y la<br />
afición madrileña sufrió una decepción al ver<br />
<strong>que</strong>, el buen torero <strong>que</strong> había sido siempre<br />
Fuentes, estaba acabado. El (28-07-1912) fue<br />
herido en Santander por otro toro del Saltillo<br />
al poner un par de banderillas al cambio. En<br />
1913, 14 y 15 apenas toreó. Y el <strong>que</strong> se retiró<br />
por su voluntad en 1908 no <strong>que</strong>ría retirarse<br />
más tarde, y más de dos veces hizo el ridículo<br />
junto a toreros <strong>que</strong> nunca tuvieron la talla <strong>que</strong><br />
él alcanzó. En 1921 hizo una excursión a<br />
Lima, y alternó con Juan Belmonte y Rafael<br />
(el Gallo).<br />
Antonio Fuentes y Zurita fue un extraordinario<br />
torero, al <strong>que</strong> faltó coraje y<br />
decisión con el esto<strong>que</strong>, voluntad y ambición.<br />
Hubiera llegado a la más gloriosa altura con<br />
un corazón decidido y voluntarioso. En un<br />
ambiente más hostil, menos favorable y<br />
halagüeño <strong>que</strong> el <strong>que</strong> le rodeó; retirado el<br />
último gran torero del XIX, Guerrita; menos<br />
mimado por la afición y frente a toreros más<br />
valiosos, se hubiera tal vez dormido menos<br />
sobre sus laureles. Fue preciso <strong>que</strong><br />
Machaquito, Bombita chico y otros toreros<br />
más jóvenes irrumpieran impetuosa y ansiosamente<br />
en los ruedos para <strong>que</strong> Antonio<br />
Fuentes sacudiera la apatía de <strong>que</strong> se hallaba<br />
poseído.<br />
Su mejor etapa, desde luego, se inició<br />
a raiz del percance <strong>que</strong> tuvo en Zaragoza en<br />
1903 y terminó con su accidentada retirada<br />
en 1908. Su toreo era fino, clásico y<br />
sumamente elegante, como se ha multicitado;<br />
con las banderillas se manifestaba siempre<br />
MIURA - 2002<br />
adornado, preciso y seguro, y encontraba toro<br />
en todos los terrenos. Se distinguió<br />
notablemente en los quiebros, a los <strong>que</strong><br />
imprimió un sello propio inimitable.<br />
Manejaba la muleta como pocos han<br />
sabido hacerlo, con temple, mesura y<br />
gallardía, y su mayor defecto residió siempre<br />
en el esto<strong>que</strong>, aun<strong>que</strong> con el tiempo se<br />
enmendó, y sus estocadas al volapié,<br />
hábilmente dadas, eran de rápido y mortal<br />
efecto, generalmente. En los anales de la tauromaquia<br />
ocupará siempre un puesto digno<br />
junto a los maestros del siglo XIX.<br />
<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió Fuentes:<br />
*Corredor: Al iniciarse la temporada de 1893,<br />
el entonces novillero Antonio Fuentes y Zurita,<br />
después matador de toros, nacido el (15-03-<br />
1869) en Sevilla, toreó a las órdenes de Cara-<br />
Ancha, se separó de éste, al fin, y el (17-09-<br />
1893), tomó la alternativa en Madrid, de manos<br />
de Fernando Gómez (Gallo), <strong>que</strong> le cedió<br />
el primer toro, Corredor, de don José Clemente.<br />
El reciente matador escuchó a<strong>que</strong>lla<br />
tarde grandes ovaciones por la brillante labor<br />
<strong>que</strong> llevó a cabo.<br />
*Berberino: El (01-10-1900), el toro de nombre<br />
Berberino, de Miura, chorreado en verdugo,<br />
astifino, ojo de perdiz, lidiado en quinto<br />
lugar en Madrid en la corrida celebrada el dicho<br />
día, fue muy bravo y duro con los picadores,<br />
recargando en los puyazos y derribando<br />
siempre. Mató cinco caballos. Cogió, sin<br />
consecuencias, a Mazzantini, y le mató<br />
excelentemente Antonio Fuentes.<br />
*Comisario: El (14-04-1895), el matador<br />
Antonio Fuentes y Zurita, dio otra gran prueba<br />
de serenidad -al igual <strong>que</strong> el día 27 de mayo<br />
en <strong>que</strong> murió Manuel García (Espartero)-, en<br />
la plaza de Barcelona, donde un toro del<br />
ganado de Ripamilán, llamado Comisario,<br />
colorado, alto, ojo de perdiz y bien armado,<br />
lidiado en dicha plaza el citado día, saltó la<br />
barrera y la contrabarrera, cayendo en pleno<br />
163
MIURA - 2002<br />
tendido, produciéndose el lógico pánico, atropellos<br />
y desgracias. Fuentes dominó la<br />
situación, el toro fue muerto a tiros por un cabo<br />
de la Guardia civil y otros dos individuos, y la<br />
continuó, ordenada y dirigida por el valiente<br />
diestro sevillano.<br />
*Ronquillo: El matador sevillano Antonio<br />
Fuentes y Zurita, torero siempre desigual, siguió<br />
igualmente su incierta campaña de 1900,<br />
y el 27 de julio del citado año, al entrar a matar<br />
en la plaza de Valencia al quinto toro, de Miura<br />
y de nombre Ronquillo, sufrió una herida de<br />
10 centímetros de extensión en una mano.<br />
*Sabino: El mismo (27-05-1894), Antonio<br />
Fuentes se enfrentó al Miura, de nombre<br />
Sabino, de pelaje cárdeno, bragado, gordo y<br />
cornalón. En una de las siete varas <strong>que</strong> recibió<br />
volteó a un picador, el cual resultó ileso.<br />
Fuentes, fue al quite con mucha inteligencia<br />
y oportunidad. El toro citado mató cuatro caballos<br />
y fue esto<strong>que</strong>ado malamente por el matador.<br />
*Zurdito: El día de la muerte de Manuel García<br />
(Espartero), por las astas del Miura, Perdigón,<br />
el (27-05-1894), su compañero<br />
alternante, el matador Antonio Fuentes y<br />
Zurita, dejó al descubierto tan fatídica fecha<br />
el magnífico torero <strong>que</strong> desde esa corrida<br />
memorable fuera, por<strong>que</strong> al tercer miureño<br />
de la tarde, llamado Zurdito, negro bragado,<br />
astinegro y bizco del derecho, <strong>que</strong> se arrancaba<br />
a los peones como una flecha,<br />
sembran-do el pánico en ruedo y rematando<br />
en las tablas con gran codicia, le hizo Fuentes<br />
una inteligente faena y lo mató de un magnífico<br />
volapié. El sexto de la tarde fue el ya señalado<br />
Sabino.<br />
*Cartulino: En 1908, Antonio Fuentes,<br />
después de torear algunas corridas, decidió<br />
retirarse, y al despedirse de la afición<br />
valenciana resultó herido por el toro, de<br />
nombre Cartulino, del Saltillo, ganado fatal<br />
para él. Repuesto de la herida, sufrió un acci-<br />
164<br />
dente de aumóvil, y se retiró sin despedirse<br />
de las plazas en las cuales se había<br />
propuesto hacerlo (En la de Madrid lo hizo el<br />
(05-04-1908), acompañado por Ricardo<br />
Torres y Machaquito). Retirado vivía, cuando<br />
una empresa de Montevideo fue a España,<br />
haciéndole ventajosísimas ofertas. Atraído<br />
por el ofrecimiento, embarcó para América a<br />
fines de 1909. De vuelta en 1910, toreó en<br />
Lisboa reses emboladas, y no quiso torear<br />
en Madrid la Corrida de Beneficencia de<br />
mayo.<br />
GAONA y Jiménez (Rodolfo). Matador<br />
de toros. Nació en León de los Aldamas<br />
(México) el (22-01-1888). Cursó con gran<br />
aprovechamiento los estudios primarios,<br />
dando claras muestras de una inteligencia<br />
despejada. Pronto tuvo <strong>que</strong> abandonar los<br />
colegios para procurar refuerzos a los ingresos<br />
de la casa de sus padres, de posición<br />
humildísima.<br />
Siendo aún niño surgió en él la vocación<br />
taurina. Quiso su buena estrella <strong>que</strong> por<br />
entonces se estableciera en la citada población<br />
una escuela taurina el antiguo banderillero<br />
de Frascuelo, Saturnino Frutos (Ojitos).<br />
Gaona se matriculó en ella en los primeros<br />
momentos, destacándose en seguida de<br />
todos sus compañeros. Y eso <strong>que</strong> de a<strong>que</strong>lla<br />
escuela salieron lidiadores muy notables o<br />
estimables en sus diferentes jerarquías, pues<br />
no cabe duda <strong>que</strong> Ojitos era un maestro<br />
consumado, <strong>que</strong> supo imbuir en sus discípulos<br />
la técnica, la disciplina y la competencia.<br />
Cuando Ojitos le creyó capacitado,<br />
presentó en público a Gaona. Fue esto el (01-<br />
10-1905), en la plaza de México (D.F.), y tan<br />
brillante fue el éxito logrado, <strong>que</strong> pronto fue el<br />
artista favorito de la plaza de la Capital y de<br />
todas las de la República, según se fue<br />
presentando en ellas.<br />
Desde la citada fecha, <strong>que</strong> fue<br />
también en la <strong>que</strong> vistió por primera vez el<br />
traje de luces, hasta su llegada a España,<br />
toreó 122 corridas. A España, por los toreros<br />
españoles <strong>que</strong> allí actuaron y por diferentes
conductos, habían llegado claros antecedentes<br />
de la valía del muchacho, existiendo el<br />
natural interés en verle para juzgarle.<br />
Gaona llegó a España con Ojitos, a<br />
finales de febrero o primeros de marzo de<br />
1908. Claro es <strong>que</strong> Ojitos le acompañaba actuando<br />
de apoderado, mentor, secretario, administrador,<br />
director y hasta de catón. Procuró<br />
Ojitos su presentación en la plaza de Madrid;<br />
surgieron infinidad de dificultades; la empresa<br />
y Ojitos no se entendían. Gaona paseaba por<br />
Madrid su gallarda, garbosa e índica figura.<br />
Ante tantos inconvenientes, y viendo <strong>que</strong> se<br />
retrasaba su presentación, Ojitos organizó un<br />
festival, con todas las características de un<br />
corrida de toros, en la pe<strong>que</strong>ña plaza de<br />
Puerta de Hierro, centro de diversión para sus<br />
socios. Son invitados a ella los críticos,<br />
aficionados, amigos, toreros, cuanto se<br />
distinguía y mucho <strong>que</strong> no se distinguía de la<br />
afición madrileña.<br />
El ganado del festival toreado por<br />
Rodolfo Gaona en la pe<strong>que</strong>ña placita de toros<br />
de Puerta de Hierro (Madrid) resultó manso;<br />
pero Gaona, por lo <strong>que</strong> pudo hacer y por lo<br />
<strong>que</strong> pudo iniciar, logró un triunfo interesante,<br />
y desde a<strong>que</strong>lla noche y en los días sucesivos<br />
fue el tema preferente de con-versación en<br />
las peñas taurinas de Madrid. A pesar de esto<br />
no se pudieron obviar los inconvenientes para<br />
<strong>que</strong> su nombre figurase en los carteles de la<br />
Corte y <strong>que</strong> la solemnidad de su alternativa<br />
tuviese lugar en esta plaza.<br />
Una empresa particular organizó para<br />
el 31 de mayo una corrida en la de Tetuán de<br />
las Victorias (en los aledaños de Madrid), formando<br />
el cartel Manuel Lara (Jerezano) y<br />
Rodolfo Gaona, <strong>que</strong> tomó la alternativa. Los<br />
toros fueron de don Basilio Peñalver. El de la<br />
alternativa se llamó Rabanero, y fue de pelo<br />
berrendo en negro. Un éxito tan grande y entusiasta<br />
consiguió Gaona a<strong>que</strong>lla tarde, y otro<br />
del mismo tipo y en la misma plaza el 28 de<br />
junio, en <strong>que</strong> Rodolfo mató él sólo cuatro toros,<br />
también de Peñalver.<br />
Y como es lo común, ante el éxito de<br />
Gaona y el correspondiente reclamo de la<br />
MIURA - 2002<br />
afición madrileña, la empresa buscó la<br />
solución al conflicto y dio las mayores facilidades<br />
para la confirmación de la alternativa.<br />
Tuvo lugar el 5 de julio, actuando de padrino<br />
Juan Sal (Saleri), acompañándole Tomás<br />
Alarcón (Mazzantinito) y siendo el ganado de<br />
don Juan González Nadín.<br />
El toro de la reválida se llamó Gordito<br />
y fue de pelo cárdeno. En sus dos toros fue<br />
ova-cionado, entusiasmando al banderillear;<br />
y otro éxito de igual calidad, y aún más<br />
entusiasta, consiguió en la misma plaza el<br />
día 12 del mismo mes. El día 15 de julio, con<br />
Ricardo Torres (Bombita) y Macha-quito<br />
inauguró la plaza de Vista-Alegre (otro coso<br />
aledaño a Madrid, en el barrio de Carabanchel<br />
Bajo), cediéndole Bombita por camaradería,<br />
el primer toro, <strong>que</strong> era de la mar<strong>que</strong>sa viuda<br />
de los Castellones, <strong>que</strong> se llamó<br />
Sentimiento, de pelo castaño, mulato,<br />
bragado y con el número 3. Estuvo muy bien,<br />
oyendo grandes ovaciones, sobre todo en su<br />
segundo. A<strong>que</strong>lla temporada de 1908 toreó<br />
en España seis corridas y en México, 14.<br />
Como Gaona actuaba tanto en<br />
América como en España, para no hacer tan<br />
larga esta estadística, hay necesidad de<br />
englobar en cifras totales el número de sus<br />
actuaciones. En 1909 toreó 42 corridas. Una<br />
hepatitis y alguna cogida leve le impidió haber<br />
toreado más corridas. En 1910 actuó en 46<br />
ocasiones. En 1911 toreó 71 corridas.<br />
Recrudecido su padecimiento hepático, tuvo<br />
<strong>que</strong> dar por terminada su temporada en<br />
España el 30 de septiembre, pasando a un<br />
balneario para su recuperación, en el <strong>que</strong><br />
estuvo hasta su embar<strong>que</strong> para México. Fue<br />
una de las mejores temporadas para Gaona,<br />
pues hizo una campaña lucidí-sima. Todo<br />
fueron triunfos, orejas y ovaciones. A<strong>que</strong>lla<br />
temporada de 1911 se mostró seguro y buen<br />
esto<strong>que</strong>ador.<br />
En esta primera época de vida<br />
artística de Gaona su nombre se consideraba<br />
indispensable en los carteles de abono de<br />
Madrid y en todas las corridas importantes.<br />
Es de justicia consignar <strong>que</strong> el mayor atractivo<br />
165
MIURA - 2002<br />
era su nombre, y <strong>que</strong> los aficionados acudían<br />
esperanzados, o seguros, de ver ejecutar a<br />
Gaona algo merecededor del interés <strong>que</strong> en<br />
él cifraban, poniendo Rodolfo de su parte<br />
cuanto podía para complacerles. Realmente<br />
fue su mejor época, la más sobresaliente, la<br />
más culminante de su vida taurina, <strong>que</strong><br />
después no brilló ya con el mismo esplendor<br />
e igualdad.<br />
En 1912, como en el año anterior, toreó<br />
en todas las corridas y en todas las plazas y<br />
ferias de máxima importancia, alternando con<br />
los matadores de más tronío; pero en a<strong>que</strong>lla<br />
temporada de 1912 bajó el tono en relación<br />
con la brillantez del año anterior. Toreó 85<br />
corridas. El 27 de mayo, alternó con<br />
Machaquito, Gallito y Manolete I en la lidia de<br />
ocho toros de Gregorio Campo, al entrar a<br />
matar el cuarto, al <strong>que</strong> había toreado con el<br />
capote y banderilleado con aclamaciones, fue<br />
cogido y herido de bastante consideración en<br />
el pecho. Eso le hizo perder varias corridas,<br />
entre ellas, tres en Madrid, una en Bur-deos,<br />
y las de las ferias de Granada y Plasencia.<br />
Reaccionó y nuevamente fue para él<br />
gloriosa la temporada de 1913. Dejó dicho el<br />
distinguido crítico don Manuel Serrano García-<br />
Vao (Dulzuras), en su anuario de 1913:<br />
«En Madrid le hemos visto este año<br />
nueve corridas, y no siempre con buen<br />
ganado, y hay <strong>que</strong> afirmar <strong>que</strong> esto<strong>que</strong>ó a la<br />
perfección y con gran valentía; toreó de capa<br />
y muleta como el mejor, y dejó, para <strong>que</strong><br />
<strong>que</strong>de archivado, uno de los mejores pares<br />
al quiebro <strong>que</strong> hemos visto.» Toreó en junto<br />
53 corridas, perdiendo también algunas por<br />
diversas heridas leves y por su pertinaz enfermedad.<br />
En 1914 toreó 64 corridas,<br />
perdiendo algunas por dos cogidas de poca<br />
importancia: una, el 7 de junio en Burdeos, y<br />
otra, el 18 de octubre en Zaragoza.<br />
Entre los hechos más destacados<br />
merecen citarse las corridas de las ferias de<br />
Pamplona, en <strong>que</strong> cortó las orejas de casi<br />
todos los toros <strong>que</strong> mató; la de San Sebastián,<br />
en <strong>que</strong> ni un momen to decayó el entusiasmo<br />
en su favor, culminando al matar recibiendo a<br />
166<br />
la perfección un toro de Parladés; y las de<br />
Salamanca, en <strong>que</strong> recibió también un toro<br />
del Saltillo, después de torearle con el capote<br />
y banderillearle maravillosamente. Cossío nos<br />
dice recordar perfectamente estas dos hazañas<br />
por haber sido testigo presencial.<br />
En 1915 toreó tan sólo 35 corridas:<br />
un toro de Trasquila, en Puebla (México); otra<br />
de Gómez, en Almagro (España), y otro de<br />
Miura, en México, <strong>que</strong> le hirieron gravemente,<br />
fueron la causa de lo corto de la temporada,<br />
<strong>que</strong> fue muy lucida. En 1916 toreó 67, sin <strong>que</strong><br />
haya <strong>que</strong> contar cosa de importancia.<br />
En 1918 actuó en 58. En esta temporada,<br />
el 17 de junio, se celebró la Corrida del<br />
Montepío de Toreros, en <strong>que</strong> Juan Belmonte<br />
escribió una de las más brillantes páginas de<br />
su historia taurina. Pero para demostrar el<br />
gran cartel <strong>que</strong> tenía Gaona y el concepto<br />
artístico <strong>que</strong> merecía en el público, recordaremos<br />
<strong>que</strong>, llevando Belmonte a<strong>que</strong>lla temporada<br />
una actuación muy opaca y<br />
empezando en la misma mediocridad a<strong>que</strong>lla<br />
famosa corrida, el público <strong>que</strong> llenaba la plaza<br />
gritó constan-temente: «¡los dos solos! ¡los<br />
dos solos!», significando con ello <strong>que</strong> la pareja<br />
<strong>que</strong> les interesaba era la de Gaona y Joselito.<br />
En 1918 toreó 60 corridas. La<br />
epidemia de gripe desarrollada en España<br />
obligó a suspender algunas de las corridas<br />
contratadas por Gaona. Hay <strong>que</strong> hacer<br />
constar <strong>que</strong> en esta temporada Gaona se<br />
mostró en general desganado, frío, apático.<br />
Y sin dudas estas dolencias fueron causa de<br />
<strong>que</strong> en la temporada de 1919 no torease más<br />
<strong>que</strong> 26 corridas. Si bien es verdad <strong>que</strong> al<br />
principio de ellas, el 27 de abril, cortó en<br />
Madrid la oreja al toro Vizcaíno, de Veragua,<br />
tras de una lidia brillantísima con el capote,<br />
las banderillas, la muleta y el esto<strong>que</strong>, también<br />
lo es <strong>que</strong> Rodolfo tuvo radicales desigualdades<br />
en esa temporada y de alguna<br />
<strong>que</strong>dó larga memoria. Y como no reaccionó,<br />
como era de esperar, en la de 1920 toreó<br />
otras 26 corri-das, sin <strong>que</strong> en general le<br />
acompañara el entusiasmo y la fortuna.
Gaona se vino a México, y aquí sólo<br />
toreó los años 1921 y 1922: en el primero, 38<br />
corridas; en el segundo, 32. Las dos<br />
campañas fueron lucidísimas. Mató varias<br />
corridas de seis toros, actuando él solo de<br />
matador, y las ovaciones, las aclamaciones<br />
y los vítores se los prodigaron con tal larguesa<br />
sus paisanos, <strong>que</strong> apenas tuvieron<br />
interrupción.<br />
Al comenzar la temporada de 1923<br />
volvió a España. Se había formado entonces<br />
una sociedad de empresarios <strong>que</strong>, por<br />
diferencias y violencias con algunos<br />
apoderados, habían puesto el veto más<br />
absoluto a varios de éstos. Entre ellos se<br />
hallaba Gaona. No podían los empresarios<br />
asociados ni aun tratar con los apoderados<br />
vetados. Gaona permaneció fiel al suyo y<br />
corrió su suerte. Otros opinaron y obraron de<br />
forma muy distinta. Sólo toreó cinco corridas<br />
en la plaza vieja de Barcelona y en alguna del<br />
Mediodía de Francia, volviéndose a México,<br />
en donde toreó hasta 33.<br />
En 1924 toreó sólo aquí en México, un<br />
total de 32 corridas. Hizo a España un viaje<br />
de recreo, sin tratar de contratarse para<br />
corrida alguna. Al regresar de esa excursión<br />
volvió a México convenido de <strong>que</strong> se retiraba;<br />
toreó 18 corridas, y en la última, el (12-04-<br />
1924), se despidió de sus paisanos, cesando<br />
en su profesión.<br />
Se anunció la corrida con la mayor solemnidad.<br />
El lleno, rebosante, según la<br />
expresión corriente. Llovió durante la corrida;<br />
pero el entusiasmo del público, <strong>que</strong> no cesó<br />
en todo el festejo, no dio importancia a la lluvia.<br />
Un revistero hiperbólico dijo <strong>que</strong> era el «llanto<br />
del Cielo ante la despedida de Rodolfo.»<br />
Después brilló el sol, y toda la tarde fue<br />
esplendorosa para Gaona: en todos sus toros<br />
<strong>que</strong>dó brillantemente. Mató el sexto, llamado<br />
Rodalito, y Gaona obsequió a la concurrencia<br />
un séptimo toro, <strong>que</strong> había de ser<br />
el último, definitivamente, <strong>que</strong> él matara. El<br />
toro, de San Diego de los Padres, se llamó<br />
Azucarero, de pelo berrendo en cárdeno,<br />
careto, coletero y recogido de cuerna. Gaona,<br />
MIURA - 2002<br />
en los tres tercios tuvo las arrogancias, las<br />
gallardías y mostró el arte de sus mejores<br />
tardes, de sus mejores tiempos. Culminó el<br />
entusiasmo en la terminación de la corrida.<br />
Si Gaona hubiera dispuesto<br />
constante-mente de su singular valor; si éste<br />
no le hubiese faltado muchas veces, y algunas<br />
en momentos decisivos para su vida taurina,<br />
seguramente su nombre figuraría entre los<br />
más encumbrados de la historia del toreo. Por<br />
no ser así, figura sólo entre los más destacados<br />
de su época. Esas desigualdades en<br />
su valor se manifestaban también en su<br />
voluntad. Tarde hubo, y se puede decir <strong>que</strong><br />
temporadas enteras, <strong>que</strong> se mostraba animoso,<br />
bullidor, alegre, complaciente, ancioso<br />
de palmas y de gloria, y claro <strong>que</strong>, a la par de<br />
esto, valiente.<br />
Pero tardes y temporadas tuvo en <strong>que</strong><br />
se adueñaron de él la indolencia, la apatía, la<br />
desgana, la pereza y, con ello, la prudencia,<br />
el temor. Para ser primera figura, aún de su<br />
época, tropezó con otros obstáculos, algunos<br />
insuperables, <strong>que</strong> señalo para fijar la atención<br />
del lector. Tomó la alternativa cuando Fuentes<br />
(ya en el ocaso), Ricardo Torres (Bombita) y<br />
Rafael González (Machaquito) estaban<br />
consagrados y ocupaban lugares preeminentes.<br />
Camino de ellos llevaba Gaona;y<br />
hubiera llegado a su altura y acaso superado.<br />
Pero aparecieron Joselito el Gallo y Juan<br />
Belmonte, y parangonarse e igualarse a estos<br />
dos monstruos del toreo era prácticamente<br />
casi imposible; podría ocupar, y en efecto<br />
ocupó, uno de los lugares más inmediatos, y<br />
no era pe<strong>que</strong>ña empresa y mérito.<br />
Fue Rodolfo Gaona un torero de verdadera<br />
elegancia, junto con Antonio Fuentes;<br />
ésta es su más destacada característica,<br />
aparte de otras virtudes <strong>que</strong> detallaré. Fue,<br />
dice Don Quijote, «elegante a lo Lagartijo, a<br />
lo Fuentes, con menos afectación, con más<br />
naturalidad <strong>que</strong> éste.» En efecto, Gaona era<br />
la suprema elegancia, la elegancia personificada.<br />
A ello le ayudaba mucho su figura esbelta,<br />
bien proporcionada, armónica como<br />
167
MIURA - 2002<br />
pocas. Su toreo, sus faenas, prodigaban una belleza<br />
plástica insuperable. Daban siempre la<br />
sensación de poco sólidas, pero cimentadas;<br />
pero es innegable <strong>que</strong> por su estética eran<br />
admirables. Con el capote ejecutaba todas las<br />
suertes conocidas con perfecciones de<br />
clasicismo, y fue inventor (invención significa hallazgo)<br />
de las «gaoneras.»<br />
Fue un notabilísimo banderillero; su arrogante<br />
preparación, sus adornos, del gusto más<br />
exquisito y aquilatado -al estilo de Gordito-, eran<br />
precursores de una ejecución perfecta y maravillosa.<br />
Dominaba todas las variantes de la suerte<br />
de las banderillas, y en ellas derrochaba<br />
prestancia, gallardía y gracia. Su muleta no fue,<br />
en general, de una gran eficacia: variadísimo, no<br />
he de repetir <strong>que</strong> artístico y elegante, subyugador<br />
si se quiere, pero casi siempre sin una<br />
determinante, sin el prejuicio de dominar al toro,<br />
corregirles sus defectos y prepararle debidamente<br />
para la muerte.<br />
Con el esto<strong>que</strong> se manifestaban claras y<br />
terminantes desigualdades, las ya señaladas a<br />
su propia personalidad y <strong>que</strong> tanto le perjudicaron<br />
en su carrera. Tuvo temporadas enteras en <strong>que</strong><br />
mató de modo deficientísimo, nublando algunas<br />
veces sus glorias. Tuvo, en cambio, temporadas<br />
enteras también en <strong>que</strong> ejecutó la suerte llamada<br />
«suprema» con tales perfec-ciones <strong>que</strong> le<br />
valieron ovaciones sin cuento.<br />
Un poco al margen de su vida neta-mente<br />
artística, concretamente taurina, fue combatido<br />
con verdadera saña y con manifiesta injusticia,<br />
por maledicencias <strong>que</strong> le crearon a veces, y por<br />
poco tiempo, un ambiente violento y de malestar<br />
<strong>que</strong> él y los <strong>que</strong> le aconsejaban y rodeaban no<br />
quisieron limpiar con la habilidad y el tino<br />
suficientes, ni con la rapidez y diligencia debidas,<br />
dejando <strong>que</strong> la verdad, con el tiempo, se<br />
impusiera a la pasión y a ciertas ruindades.<br />
Gaona supo y pudo reunir una gran fortuna, <strong>que</strong><br />
disfrutó, con la tranquilidad del retirado, con su<br />
esposa, española, y sus hijos.<br />
GARCÍA Rodríguez (José), Algabeño. Matador<br />
de toros. Nació en La Algaba (Sevilla) el<br />
(21-09-1875). Sus padres, labradores regular-<br />
168<br />
mente acomodados, le hicieron cursar esmeradamente<br />
las primeras letras, y después<br />
le enviaron a Córdoba para <strong>que</strong><br />
estudiara la carrera de Veterinaria, en la<br />
Facultad correspondiente, ubicada ya en<br />
la avenida Medina Azahara. Reveses de<br />
fortuna interrumpieron estos proyectos, y<br />
volvió José García a su pueblo -exactamente,<br />
amigo lector, le ocurrió a este autor<br />
en 1952 cuando por dificultades económicas,<br />
tuvo <strong>que</strong> abandonar sus estudios de<br />
veterinario y ayudar a su familia, para<br />
regresar años después y lograr el doctorado<br />
en la misma Facultad donde estuvo<br />
don José García-, ayudando a sus padres<br />
en las faenas del campo y su negocio de<br />
granos.<br />
(Los frecuentes viajes <strong>que</strong> éste<br />
autor hacía a Sevilla conduciendo carros<br />
tirados por bestias -éste autor tendrá<br />
siempre grabados en su memoria a<strong>que</strong>llos<br />
viajes (1939-40) desde Puerto Real<br />
hasta Rota (Cádiz) -35 kilómetros) sobre<br />
un carro jalado por un mulo llamado<br />
Caete, acompañando a mi abuelo don<br />
Ramón Zaldívar del Cid, <strong>que</strong> iba a comprar<br />
sandías, melones, frutas y hortalizas para<br />
surtir sus establecimientos en el Mercado<br />
de Abastos de Puerto Real, pues era el<br />
único medio de transporte-, le<br />
proporcionaron ocasiones de presenciar<br />
algunas corridas de toros.)<br />
Le impresionó de ellas especialmente<br />
la manera de matar de Mazzantini,<br />
y la noticia del dinero en <strong>que</strong> se cotizaba<br />
a<strong>que</strong>lla habilidad, y pareciéndole hacedera<br />
a<strong>que</strong>lla suerte pensó, con la firmeza y<br />
decisión propia de un carácter entero, en<br />
dedicarse al toreo. Empezó a ensayarse<br />
con becerros en los corrales de don José<br />
Váz<strong>que</strong>z, y mató el toro de muerte de<br />
Brenes y de La Algaba. En su pueblo natal<br />
lo hizo magistralmente, y tuvo la fortuna<br />
de <strong>que</strong> presenciara su hazaña el aficionado<br />
sevillano señor Mata, <strong>que</strong> fue después<br />
su apoderado, el cual organizó una<br />
novillada para el día (09-12-1894). Fueron
los novillos de Miura, y sus acompañantes,<br />
Francisco Carrillo y Miguel Fernández (el<br />
Boticario). En esta fecha, pues, vistió<br />
Algabeño por primera vez el traje de luces.<br />
Su triunfo fue tan sonado, <strong>que</strong> dio lugar a <strong>que</strong><br />
se organizaran otros dos festejos en pleno<br />
invierno, los días 25 y 30 del mismo mes, con<br />
igual resultado, y al calor de los aplausos, la<br />
empresa de Madrid le anunció para el (10-03-<br />
1985).<br />
Su presentación con novillos del<br />
Saltillo y Francisco Piñero (Gavira) de<br />
acompañante, no fue demasiado brillante;<br />
pero en novilladas siguientes mejoró su<br />
actuación y dio la medida de hasta dónde<br />
podía llegar como esto<strong>que</strong>ador, emulando a<br />
Luis Mazzantini. Tenía en ésta suerte una facilidad<br />
y una seguridad pasmosas, y sus<br />
estocadas resultaban impresionantes. Era<br />
torpe, romo, y adocenado con capote y<br />
muleta, pero poco a poco fue mejorando se<br />
estilo, y llegó a defenderse bien, ya <strong>que</strong> no a<br />
torear con brillantez.<br />
A<strong>que</strong>lla misma temporada de 1895 obtuvo<br />
muchos aplausos con otros dos<br />
novilleros, Nicanor Villa (Villita) y Ángel García<br />
Padilla, y a base de los tres llenó la empresa<br />
de Madrid la plaza a<strong>que</strong>l año. Especialmente<br />
la concurrencia de Villita y Algabeño en los<br />
carteles tomó caracteres de verdadera<br />
rivalidad. El 2 de septiembre, toreando en<br />
Palencia, recibió su bautismo de sangre, y<br />
por cierto tal percance le hace perder la<br />
novillada de Madrid del 5 del mismo mes, <strong>que</strong><br />
había de lidiar con los dos referidos diestros.<br />
Diez veces toreó en la plaza de Madrid aquél<br />
1895, y, por fin, el 22 de septiembre se decidió<br />
a tomar la alternativa.<br />
Su paso por la novillería fue, como se<br />
ha visto, punto menos <strong>que</strong> meteórico; pero<br />
las virtudes de su estilo de matador hicieron<br />
<strong>que</strong> se cotizara muy alto su nombre y <strong>que</strong> su<br />
ingreso en el escalafón de matadores no<br />
pareciera prematuro ni precipitado. Le confirió<br />
la nueva categoría Fernando el Gallo,<br />
acompañándole Emilio Bomba, <strong>que</strong> le cedió<br />
el toro Pasajero, negro bragado, fino, pe<strong>que</strong>-<br />
MIURA - 2002<br />
ño y cornicorto, del du<strong>que</strong> de Veragua II. No<br />
fue muy lucida su faena, pero <strong>que</strong>dó<br />
contratado para la temporada siguiente.<br />
Aún en la temporada de su alternativa<br />
toreó 11 corridas. Desde entonces figuró entre<br />
los matadores de primera fila. Sus actuaciones<br />
no pueden decirse <strong>que</strong> despertaran<br />
grandes apasionamientos. Fue complemento<br />
de los carteles en <strong>que</strong> figuraban toreros<br />
de primerísima fila, y de él se esperaba tan<br />
sólo la estocada, y en honor a la verdad, sobre<br />
todo en los primeros años, rara vez<br />
defraudaban estas esperanzas. No cabe por<br />
ello seguir paso a paso, o año por año sus<br />
actuaciones. Para no ocupar demasiado<br />
espacio vamos a sumar todas las corridas y<br />
el número de toros <strong>que</strong> mató, consignando<br />
<strong>que</strong> actuó en un total aproximado de 518<br />
corridas y <strong>que</strong> esto<strong>que</strong>ó 1.261 toros, entre los<br />
años 1895 y 1912.<br />
Entre las temporadas de 1903-1904<br />
hizo su única excursión a América, toreando<br />
en México. De sus accidentes, numerosos y<br />
graves, puede dar una idea la siguiente<br />
relación: En Palma de Mallorca, el (01-09-<br />
1895), al torear el cuarto toro, de doña Carlota<br />
Sánchez, <strong>que</strong> le atravesó la muñeca izquierda<br />
con el cuerno; en Valencia, el 20 de abril, una<br />
cornada en el muslo izquierdo, por un toro de<br />
don Faustino Udaeta.<br />
En Badajoz, un toro de Miura, el (26-<br />
06-1900), le infirió grave cornada en el glúteo<br />
izquierdo; en Madrid, el (26-05-1901), recibió<br />
un puntazo en la mano izquier-da, causado<br />
por un toro de Murube; en Algeciras, el (02-<br />
06-1901), un toro de la marqués de Villamarta<br />
le dio una cornada bajo la barba <strong>que</strong> pudo<br />
tener fatales consecuencias; fue de tal<br />
gravedad <strong>que</strong> a Madrid se telegrafió su muerte,<br />
y con éste motivo se publicó un<br />
extraordinario con su cogida y muerte; el (16-<br />
09-1902) volvió a ser herido en la mano izquierda<br />
en la plaza de Utiel; el (21-04-1904),<br />
en la plaza de Madrid, Tonelero, de Palha, le<br />
causó gravísima cornada en el cuello; el (25-<br />
05-1905), uno toro de Bañuelos le originó una<br />
grave cornada en el muslo izquierdo.<br />
169
MIURA - 2002<br />
El (03-05-1906), en Figueras<br />
(Cataluña), el toro Asturiano, de Ripamilán,<br />
le causó una cornada en el brazo derecho;<br />
en Madrid, el (25-04-1907), un toro de Aleas<br />
le hirió en el pecho; el (07-08-1910), otra vez<br />
le hirió en la mano izquierda un toro de<br />
Anastasio Martín. Fueron los percances más<br />
señalados, <strong>que</strong> conjugados con las corridas<br />
toreadas y la cualidades de su toreo, pueden<br />
dar una idea suficiente de lo <strong>que</strong> José García<br />
(Algabeño) fue como matador de toros.<br />
Personalmente, Algabeño fue de un<br />
carácter, pudiéramos decir, nada menos <strong>que</strong><br />
todo un hombre. Duro, pero recto; inflexible,<br />
pero por convencimiento de su razón,<br />
trabajador y celoso de sus intereses, <strong>que</strong><br />
manejó con fortuna.<br />
Casado desde 1899, en La Algaba,<br />
puede decirse <strong>que</strong> en a<strong>que</strong>llos años, en todo<br />
el campo andaluz era una verdadera<br />
institución, respetado por todos. Sus<br />
consejos en asuntos camperos eran tenido<br />
en mucho, y procuró, aun<strong>que</strong> sin conseguirlo<br />
del todo, pues no pudo con su hijo José, orientarlos<br />
en actividades alejadas del ambiente<br />
taurino, al <strong>que</strong> él debió su fortuna, a costa de<br />
tantas cornadas -podemos decir <strong>que</strong> diez- y<br />
trabajos.<br />
Pero no <strong>que</strong>remos finalizar la presente<br />
biografía torera sin señalar lo ocurrido en uno<br />
de sus muchos triunfos, brillantísimo por las<br />
trágicas circunstancias en <strong>que</strong> se originó,<br />
debe mencionarse, pues el Algabeño puso de<br />
relieve el valor y la hombría <strong>que</strong> fueron<br />
características suyas, dentro y fuera de la<br />
plaza. Toreaba, mano a mano, con Domingo<br />
del Campo (Dominguín) toros de Miura, en la<br />
plaza de Barcelona, el día (07-10-1900). El<br />
primer toro, el fatídico Desertor, hirió de<br />
muerte a dicho espada. Algabeño supo sobreponerse<br />
a la impresión, y llevó<br />
brillantísimamente la lidia de la corrida, y<br />
esto<strong>que</strong>ó, superándose en los toros restantes.<br />
Dicha hazaña, <strong>que</strong> se repitió en 1910<br />
con Machaquito, en la plaza de Murcia, la tarde<br />
de la muerte de José Rodríguez (Pepete),<br />
170<br />
deberá siempre contarse entre las efemérides<br />
del toreo más señaladas, por lo trágico del<br />
suceso y por la serenidad y comportamiento<br />
del Algabeño al <strong>que</strong>dar sólo, por la causa<br />
referida ¡y con miuras!<br />
GÓMEZ Ortega (José), Joselito, o<br />
Gallito. Matador de toros. Nació en Gelves<br />
(Sevilla) el (08-05-1895), calle de la Fuente,<br />
número 2, en la huerta llamada El Algarrobo.<br />
Fue el hijo menor del gran torero Fernando<br />
Gómez (Gallo) y de Gabriela Ortega, y tanto<br />
en el tronco familiar como en las ramas<br />
próximas y lejanas de ambas estirpes se<br />
contaban gran número de toreros. Sevilla y<br />
Cádiz, ciudades de donde eran naturales<br />
padre y madre, es decir, lo más fino y<br />
acendrado de Andalucía, confluyeron en la<br />
casta de un torero excepcional.<br />
En la huerta donde naciera Joselito,<br />
<strong>que</strong> este nombre familiar y afectuoso había<br />
de prevalecer sobre el apodo oficial y<br />
hereditario, había una placita, construída por<br />
su padre el señor Fernando el Gallo y en la<br />
<strong>que</strong> él disfrutaba viendo torear en juego a sus<br />
hijos. Apenas la conoció Joselito, pero existe<br />
una fotografía de él en tal placita, en la <strong>que</strong> su<br />
hermano Fernando, en cuatro pies, espera la<br />
estocada <strong>que</strong> Joselito, con menos de dos<br />
años, se dispone a darle con un palito<br />
gallardamente montado como esto<strong>que</strong>.<br />
Cerca, el señor Fernando, contempla el<br />
cuadro complacido. Nada más representativo<br />
del ambiente en <strong>que</strong> nació Joselito, y en el<br />
<strong>que</strong> empezó a criarse.<br />
Pero cuando apenas había cumplido<br />
dos años falleció su padre, y hubieron de<br />
abandonar la huerta, y comenzó a conocer la<br />
familia todos los temores de la indigencia y a<br />
tocar los incómodos de la escasez. Era el<br />
mayor de la casa y su sostén, Rafael, su<br />
hermano mayor, el futuro gran torero <strong>que</strong><br />
comenzaba en aquél final de siglo sus campañas<br />
novilleriles. No era Rafael de temperamento<br />
enérgico y batallador, sino abandonado<br />
y dispendioso, y menos aún Fernando, el otro<br />
hermano torero, y había de ser el carácter y
habilidad de la madre los <strong>que</strong> se impusieran<br />
en la dirección de la casa.<br />
En Sevilla vive la familia en la calle del<br />
Relator, y asiste Joselito a un colegio de<br />
párvulo en la calle de la Feria, donde nació<br />
Juan Belmonte. Una fotografía suya se<br />
conserva de esta época infantil. Acudió a ver<br />
torear a su hermano Rafael, aun novillero, a<br />
Cádiz, y en la terraza de un café aparece<br />
vestido de marinero con su hermano y aficionados<br />
y parientes gaditanos. Este suceso, extraordinario<br />
en la vida de un niño de sólo seis<br />
añosde edad, decide su afición.<br />
Comenzó a faltar al colegio, y acompañado<br />
de otros chiquillos de su edad<br />
frecuenta la huerta de La Bar<strong>que</strong>ta, <strong>que</strong><br />
llamaban «del médico», por ser propiedad del<br />
facultativo don José Sánchez Mejías, padre<br />
del <strong>que</strong> había de ser matador de toros, Ignacio<br />
Sánchez Mejías, y allí se desahogaba<br />
jugando al toro, simulando suertes con las<br />
vacas y becerros de raza lechera, <strong>que</strong> nunca<br />
faltaban en la finca. Por otra parte, la Alameda<br />
de Hércules era escuela taurina al aire libre,<br />
donde toda la chiquillería del barrio lucía sus<br />
habilidades; pero desde muy niño era Joselito<br />
el <strong>que</strong> con temprana vocación mandona se<br />
imponía a todos.<br />
Toreaba a una perrilla con tanto garbo<br />
y seriedad <strong>que</strong> era espectáculo de ver. Llevaba<br />
ya entonces su coleta, <strong>que</strong> echaba sobre<br />
la oreja derecha y ocultaba con una gorrilla<br />
cuidadosamente ladeada hacia ese lado. Este<br />
rasgo precoz de casticismo y la seriedad y<br />
carácter <strong>que</strong> le otorgaba una autoritaria<br />
superioridad sobre sus compañeros eran<br />
brotes primeros de una idiosincrasia <strong>que</strong> el<br />
tiempo había de afianzar y definir rotundamente.<br />
A los ocho años asiste por primera vez<br />
con sus hermanos a un tentadero de<br />
becerras, en la finca de Palmete, de don<br />
Valentín Collantes, y toreó una becerrilla <strong>que</strong><br />
le atropelló, asustándole hasta el punto de<br />
negarse a seguir toreando.<br />
Me demoro en todos estos pueriles<br />
detalles, nos dice Cossío, por<strong>que</strong> una vida<br />
taurina <strong>que</strong> tuvo carácter, por lo cumplida, de<br />
MIURA - 2002<br />
milagrosa, parece <strong>que</strong> exige al narrarla un<br />
tono de hagiografía complacido en<br />
reveladoras niñerías. El mismo año y en el<br />
tentadero de Anastasio Martín, en el cortijo El<br />
Quintillo, recibió una lección práctica de Enri<strong>que</strong><br />
Vargas (Minuto), <strong>que</strong> asistía. Toreó<br />
llevándole el matador los brazos desde detrás,<br />
y parece ser <strong>que</strong> <strong>que</strong>dó más satisfecho de<br />
a<strong>que</strong>lla prueba <strong>que</strong> de la desgraciada de<br />
Palmete.<br />
Al siguiente año acudió a una capea<br />
en Coria del Río (Sevilla). Presenciaba desde<br />
una carreta el espectáculo, cuando vio <strong>que</strong><br />
un banderillero no encontraba manera de<br />
clavar las banderillas a la res. Joselito, sin<br />
poderse contener, le gritó: «Donde tú estás<br />
no se arranca el novillo; ven y ponte aquí.»<br />
Y uniendo el ejemplo al consejo se<br />
arrojó a la plaza y clavó brillantísimamente un<br />
par de banderillas cortas <strong>que</strong> llevaba<br />
prevenidas. Fueron a<strong>que</strong>llos aplausos los<br />
primeros <strong>que</strong> oyó del público en su vida. La<br />
intuición taurina, <strong>que</strong> había de ser base<br />
fundamental de su toreo, comenzó a manifestarse,<br />
pues, precocísimamente.<br />
Contaba tan sólo diez u once años<br />
cuando, valiéndose de las facilidades <strong>que</strong> le<br />
proporcionaba el ser hermano de toreros e<br />
hijo de uno tan estimado de los ganaderos<br />
andaluces, comenzó a frecuentar los<br />
tentaderos. La primera vez <strong>que</strong> asistió al de<br />
Miura, don Eduardo I, <strong>que</strong> no le conocía,<br />
maravillado de su disposición preguntó quién<br />
era. Al saberlo habló afectuosamente con él,<br />
y le autorizó desde a<strong>que</strong>l momento para <strong>que</strong><br />
toreara a todas las vaquillas <strong>que</strong> se tentaran.<br />
El mismo de 1905 conoció Joselito a<br />
don Felipe de Pablo Romero y a otros muchos<br />
señores del campo andaluz, con quienes<br />
había de unirle después tan afectuosa<br />
amistad, y desde entonces comenzó a<br />
susurrarse en los mentideros taurinos de<br />
Sevilla <strong>que</strong> un hijo del Gallo parece <strong>que</strong> tiene<br />
arran<strong>que</strong> de gran torero. Su afición al campo<br />
data de entonces, y ella y su acusada<br />
formalidad hace <strong>que</strong> se capte la simpatía de<br />
a<strong>que</strong>llos ganaderos y sea frecuentador<br />
171
MIURA - 2002<br />
caracterizado de las faenas taurinas del<br />
campo sevillano.<br />
Don Eduardo I Miura le enviaba aviso<br />
encarecido para <strong>que</strong> asistiera a cuantas tenía<br />
<strong>que</strong> realizar. De a<strong>que</strong>llos sus doce años<br />
arranca la afición al caballo y a la garrocha,<br />
<strong>que</strong> había de hacer de él uno de los<br />
practicantes más hábiles del acoso y derribo<br />
de reses.<br />
El (19-04-1908), es decir, sin haber<br />
cumplido los trece años, viste por primera vez<br />
el traje de luces en Jerez de la Frontera<br />
(Cádiz). Se lidiaron seis becerros de don<br />
Cayetano de la Riva, y fueron sus compañeros<br />
José Puerta (Pepete) y José Gárate (Limeño<br />
I). Vestió un traje verde y negro, alquilado en<br />
la casa, tan popular en Sevilla, de Manuel<br />
Prada. Toreó muy bien al primer becerro, al<br />
<strong>que</strong> clavó dos pares de banderillas al quiebro.<br />
Le brindó al señor Domecq, y no teniendo<br />
fuerza para sostener el esto<strong>que</strong> durante la<br />
faena, le toreó de muleta, cogiendo la espada<br />
al tiempo de montarla, para acabar con dos<br />
pinchazos y media estocada delantera. Fué<br />
muy aplaudido y obsequiado por el señor<br />
Domecq con cinco duros.<br />
El público se opuso a <strong>que</strong> matara el<br />
segundo becerro, por parecer excesivamente<br />
grande para su edad y facultades. Cuentan<br />
<strong>que</strong> Joselito lloró de rabia. Fue entonces<br />
cuando José Martínez, guardia municipal<br />
retirado, formó una cuadrilla con los tres<br />
matadores de la becerrada de Jerez y marchó<br />
con ella a Portugal. Llevaban de auxiliador<br />
al banderillero Antonio Marroco. A la segunda<br />
corrida regresó Pepete a Sevilla, <strong>que</strong>dando<br />
al frente de la cuadrilla Joselito y Limeño.<br />
Cobraba diez reales por corrida los<br />
matadores y ocho los banderilleros,<br />
consiguiendo después <strong>que</strong> les aumentaran<br />
sus honorarios en una peseta más.<br />
Joselito toleraba resignado a<strong>que</strong>lla remuneración<br />
oprobiosa por respetar el tácito<br />
compro-miso; pero después de torear la<br />
tercera becerrada afrontó la cuestión de modo<br />
bien revelador de su carácter. Tras haber<br />
adquirido la autorización y la representación<br />
172<br />
de sus compañeros, ajustó una corrida en la<br />
plaza de «Campo Pequnho», por la <strong>que</strong> cobró<br />
mil pesetas, encargándose él de pagar a la<br />
cuadrilla, y concediendo al Guardia, como<br />
ellos le llamaban, la retribución de veinte duros<br />
por corrida, rigiendo desde entonces con<br />
exacto rigor este régimen de administración.<br />
Antonio Parra, en su ingenua biografía<br />
de Joselito, su pariente y protector, escribe<br />
<strong>que</strong> José recibió «una gran alegría por lo <strong>que</strong><br />
había hecho, pues a pesar de su carácter<br />
infantil le parecía <strong>que</strong> había crecido, y de niño<br />
había pasado a hombre.» A oídos de su<br />
madre, y sin duda por informes de Pepete,<br />
llegaron noticias de las andanzas de la<br />
cuadrilla por tierras portuguesas, e inmediatamente<br />
envió a Lisboa al banderillero Rafael<br />
Peña (Llavero) para <strong>que</strong> sirviera de auxiliador,<br />
y terminados los compromisos <strong>que</strong> tuvieran<br />
pendientes (dos corridas en Aveiro),<br />
restituyera a Joselito a Sevilla, como se hizo.<br />
Esa temporada de Portugal, toreó<br />
diecisiete corridas, fué sumamente beneficiosa<br />
para el porvenir de Joselito. Adquirió muy<br />
buenas amistades entre a<strong>que</strong>llos aficionados,<br />
y se entrenó con ganado mayor <strong>que</strong> el <strong>que</strong><br />
hubiera toreado en España bajo la inmediata<br />
y constante vigilancia familiar.<br />
Al regresar de México sus hermanos<br />
Rafael y Fernando, en 1909, se enteraron de<br />
los progresos de Joselito y decidieron<br />
favorecerle. Es a<strong>que</strong>l año cuando se formó<br />
la cuadrilla de niños sevillanos, <strong>que</strong> capitanearon<br />
Joselito y Limeño. Iba a su cargo y<br />
cuidado el antiguo banderillero Antonio Parra<br />
Gómez, primo carnal de Joselito, al <strong>que</strong> sirvió<br />
como administrador hasta el final de su vida<br />
con ejemplar fidelidad. Toreó la cuadrilla en<br />
1909 tres corridas en Cádiz, dos en Jerez,<br />
dos en Málaga, una en Sevilla y otra en Morón.<br />
De auxiliar de la cuadrilla figuraba el novillero<br />
Manuel Díaz (Agua-limpia), pariente asimismo<br />
de Joselito y <strong>que</strong> debía atribuirse carácter de<br />
maestro. Por cierto <strong>que</strong> al dirigirse Joselito a<br />
torear un becerro en la plaza de Cádiz, le<br />
advirtió el novillero con suficiencia: «José, con<br />
la derecha»; a lo <strong>que</strong> el interpelado contestó
FOTO No. 53<br />
MIURA - 2002<br />
José Gómez Ortega (Joselito), en una faena de dominio (Foto de Archivo).<br />
FOTO No. 54<br />
José Gómez Ortega (Joselito o Gallito), en uno de sus adornos más frecuentes<br />
(Fotos de Archivo).<br />
173
MIURA - 2002<br />
con reacción muy propia de su carácter:<br />
«Haga usted el favor de callarse, <strong>que</strong> yo sé lo<br />
<strong>que</strong> hago.» Y en demostración de ello toreó al<br />
becerro entre aclamaciones del público, por<br />
naturales con la izquierda.<br />
El haber marchado su madre a Madrid,<br />
a cuidar a su hijo Rafael enfermo, se<br />
suspendió la temporada, con gran disgusto<br />
de Joselito, solicitado con empeño por varias<br />
empresas, y <strong>que</strong> éste dirigiera a su madre una<br />
infantil y deliciosa carta pidiéndole autorización<br />
para seguir toreando, «...por<strong>que</strong> -decíase<br />
me está pasando la edad.» A<strong>que</strong>l invierno,<br />
como había de hacer después todos, marchó<br />
al campo. Parrita cuenta un mínimo suceso<br />
<strong>que</strong> a distancia de tiempo tiene el más sugestivo<br />
interés: Marchaba a caballo por el<br />
campo con otro amigos cuando encontraron<br />
a un aficionadillo <strong>que</strong> a pie seguía el mismo<br />
camino. Hizo Joselito <strong>que</strong> le subieran a un caballo<br />
y así llegaron al cortijo adonde uno y otro<br />
se dirigían a torear. A<strong>que</strong>l aficionadillo era Juan<br />
Belmonte.<br />
Al empezar la temporada de 1910 apareció<br />
en algunos periódicos profesionales el<br />
anuncio de la cuadrilla, dispuesta a conquistar<br />
todas las plazas de la Península. En tales<br />
gacetillas, seguramente oficiosas, se hacían<br />
elogios de ella <strong>que</strong> podría haber hecho suyos<br />
cualquier desinteresado. He aquí lo <strong>que</strong> decía<br />
Sol y Sombra: «Los aficionados <strong>que</strong> han visto<br />
torear a ambos matadores hacen grandes<br />
elogios de su arte y valor ante los becerros, y<br />
es seguro <strong>que</strong> en cuanto empiece la<br />
temporada torearan en las primeras plazas<br />
de España.»<br />
No defraudaron por cierto. Toreó la<br />
cuadrilla, y siempre con brillante resultado,<br />
treinta y siete corridas, de las <strong>que</strong> Joselito<br />
perdió tres por enfermedad. San Sebastián,<br />
Valencia y Barcelona, entre otras plazas,<br />
presenciaron sus triunfos y la cuadrilla<br />
empezó a gozar de gran fama, especialmente<br />
Joselito, en quien se fijaban las esperanzas<br />
de los aficionados. Una revista de a<strong>que</strong>l<br />
año, Los Toros, publicó un artículo a él<br />
dedicado, <strong>que</strong> titulaba: ¿Será una gloria<br />
174<br />
futura?, acompañado de un retrato del juvenil<br />
artista.<br />
El invierno de a<strong>que</strong>l año tuvo Joselito<br />
la satisfacción, para sus aficiones<br />
insuperables, de poseer la primera jaca bien<br />
puesta para las faenas de acoso y derribo.<br />
Llamábase Pandereta, y fue regalo de don<br />
Eduardo I Miura. El año 1911 continuó la<br />
cuadrilla su marcha ascensional. Toreó treinta<br />
becerradas, afianzándose el cartel de<br />
Joselito, y entre todas merece mencionarse<br />
la celebrada el día 15 de agosto en Cádiz,<br />
con ganado de don Felipe Salas, en la <strong>que</strong><br />
huho de figurar Joselito como único matador,<br />
entusiasmando sus faenas al público, pero<br />
muy especialmente a los numerosos toreros<br />
de la dinastía gaditana de los Ortega, sus parientes,<br />
el Marinero, el Loco, Rebujina,<br />
Agualimpia.., <strong>que</strong> veían continuarse en él, con<br />
gloria, la tradición familiar.<br />
No olvidó Joselito este triunfo en<br />
mucho tiempo, y a él se debió en gran parte<br />
la predilección con <strong>que</strong> en los primeros años<br />
de su alternativa distinguió a los toros de<br />
Salas. El 24 de octubre, al final de temporada,<br />
y ante unos pocos aficionados, toreó Joselito<br />
en la plaza de Sevilla un toro de cuatro años<br />
de Moreno Santamaría, llamado Avellanito.<br />
Era una prueba voluntaria de si podría con<br />
más <strong>que</strong> con los becerrones <strong>que</strong> venía toreando<br />
con Limeño y la prueba fue decisiva.<br />
Le cambió de rodillas, le toreó de capa, hizo<br />
variedad de quites, le clavó un par de<br />
banderillas maravilloso, y tras una faena de<br />
muleta dominadora y adornada le mató de<br />
tres pinchazos y una estocada delantera.<br />
A<strong>que</strong>l invierno debió pasarlo el adolescente<br />
torero sintiendo con satisfacción la seguridad<br />
de <strong>que</strong> no le daban miedo los toros y llegaría<br />
a ser matador.<br />
El año 1912 empezó la temporada el<br />
día 17 de marzo en Barcelona, y llevaba<br />
toreadas nueve corridas de novillos, cuando<br />
decidió presentarse en Madrid el día 13 de<br />
junio. Tenía prevenida la empresa una corrida<br />
del du<strong>que</strong> de Tovar, <strong>que</strong> por cierto se lidió<br />
después en Valencia, y sin protesta de nadie.
Joselito fue la víspera a verla y comunicó a la<br />
empresa <strong>que</strong> no podía presentarse al público<br />
de Madrid con a<strong>que</strong>lla corrida. No se disponía<br />
de otra de novillos, y entonces Joselito indicó<br />
<strong>que</strong> podía servir una corrida de toros de Oleas<br />
<strong>que</strong> estaba en los prados de la empresa para<br />
hacerla lidiar en una extraordinaria.<br />
Con la citada corrida de toros, <strong>que</strong> no<br />
novillos, se presentó, y su triunfo fue superior<br />
a todas las previsiones. Cambió de rodillas,<br />
toreó de capa de todas maneras, hizo quites<br />
variadísimos, banderilleó de modo extraordinario,<br />
dominó y se adornó con la muleta y<br />
mató pronto y decidido. Se llamó su primer<br />
toro, Escopeta, y era negro. El entusiasmo<br />
del público no tuvo límites. «¡Lagartijo! ¡Lagartijo!»,<br />
se oía gritar a los aficionados viejos.<br />
Don Modesto escribía con su vehemencia<br />
hahitual: «¡Este! ¡Este! Yo no soy<br />
sospechoso, ¡señores, qué Gallito! Yo creo -<br />
lo digo como lo siento- <strong>que</strong> su hermano no<br />
torea, no mata, en general. Pues bien; yo juro<br />
aquí <strong>que</strong> creo <strong>que</strong> nos hallamos en presencia<br />
de un fenómeno torero.¡Palabra! ¡Palabra!»<br />
Don Pío, el portavoz del gallismo<br />
rafaelista, titulaba por su parte la revista: «Ha<br />
resucitado Lagartijo.»<br />
El 23 del propio mes de junio de 1912<br />
toreó en Sevilla novillos de don José Moreno<br />
San-tamaría, y el éxito de su actuación fue el<br />
mismo de Madrid. Joselito, al menos, recordó<br />
siempre esta corrida como una de las más<br />
auténticas satisfacciones de su vida torera.<br />
Al día siguiente, 24, se repite el cartel con<br />
toros de Agüera, y por resultar herido Limeño<br />
I hubo de matar José cinco novillos, y lo hizo<br />
con desahogo y brillantez. En Madrid toreó<br />
aún como novillero cuatro corridas más, y el<br />
día 4 de agosto de agosto lo hace con miuras,<br />
y mató al sexto de una estocada excelente<br />
en la suerte de recibir.Toreó a<strong>que</strong>l año, antes<br />
de tomar la alternativa, cuarenta y cinco<br />
novilladas y perdió nueve por la cogida <strong>que</strong><br />
sufrió en Bilbao el día 1 de septiembre. Fue<br />
éste su bautismo de sangre. Toreaba en la<br />
plaza de Vista-Alegre y al saltar la barrera fue<br />
alcanzado en el aire por un novillo de Antonio<br />
MIURA - 2002<br />
Pérez Tabernero (procedencia de Gama),<br />
causándole una herida en la pierna <strong>que</strong> le<br />
impidió torear hasta el 28 de a<strong>que</strong>l mes y<br />
retrasó su alternativa. Ya para entonces tenía<br />
decidido tomarla, previa consulta con su<br />
hermano Rafael y amigos de autoridad, y aun<br />
fijada la fecha del (15-09-1912) para verificarse<br />
la doble ceremonia en <strong>que</strong> habían de<br />
hacerse matadores de toros él y Limeño I.<br />
La herida aplazó el acto <strong>que</strong> se<br />
anunció para el día (27-09-1912), en Madrid,<br />
pero la lluvia hizo <strong>que</strong> se suspendiera la<br />
corrida y por ello tomó la alternativa primero<br />
en la plaza de Sevilla, donde estaba ya anunciada.<br />
Se verificó el día 28 de septiembre.<br />
Fueron los toros de Moreno Santamaría, y<br />
Rafael, el padrino de la ceremonia. El toro de<br />
la cesión se llamaba Caballero, y era negro,<br />
comicorto y terciado. Estuvo lucido, y en banderillas<br />
los dos hermanos hicieron primores.<br />
El 29 de septiembre, es decir al día<br />
siguiente, vuelve a torear ganado de Surga.<br />
En el primer toro su faena fue extraordinaria,<br />
y aun<strong>que</strong> en su segundo no alcanzó la misma<br />
altura, salió en triunfo de la plaza. Aun toreó el<br />
30 en la Real Maestranza la tercera corrida<br />
de a<strong>que</strong>lla Feria de San Miguel sevillana, mano<br />
mano con Rafael y toros de don Felipe Salas.<br />
Su éxito fue aún mejor <strong>que</strong> en las precedentes<br />
corridas. En Sevilla <strong>que</strong>daba asegurado<br />
su cartel excepcional.<br />
El día (01-10-1912) volvió a Madrid a<br />
cumplir el compromiso aplazado por la lluvia.<br />
Tomó la alternativa en la misma corrida<br />
Manuel Martín Váz<strong>que</strong>z, de quien fue padrino<br />
Vicente Pastor. Fueron, pues, ocho los toros,<br />
y de Veragua. El segundo, cedido por Rafael<br />
a Joselito, se llamaba Ciervo, y era jabonero<br />
claro y con la cara rizada. La facilidad y<br />
desahogo para deshacerse de dos toros poco<br />
a propósito para el lucimiento fueron las características<br />
de Joselito en a<strong>que</strong>lla corrida.<br />
Ocho pases dio al de la alternativa y una estocada<br />
trasera y caída. Tres minutos le duró<br />
el segundo, <strong>que</strong>dado y bronco.<br />
Continuó la campaña de 1912 como<br />
matador de toros, y de sus actuaciones<br />
175
MIURA - 2002<br />
merecen recordarse la corrida del 6 de a<strong>que</strong>l<br />
octubre en Madrid, con toros de Guadalest,<br />
con los <strong>que</strong> no logró dar gusto, salvo en<br />
banderillas y en alegrías con el capote, si bien<br />
le duraron poquísimo, y las corridas del Pilar<br />
de Zaragoza los días 14 y 15, <strong>que</strong> fueron<br />
cimiento del gran cartel <strong>que</strong> había de disfrutar<br />
después en a<strong>que</strong>lla plaza.<br />
En Valencia dio fin a a<strong>que</strong>lla su incompleta<br />
primera temporada de 1912 como<br />
matador de toros, en la <strong>que</strong> toreó 14 corridas,<br />
a más de las de novillos ya indicadas. Joselito,<br />
a pesar de su juventud, había llegado a<br />
matador de toros en plena sazón. El conjunto<br />
de condiciones <strong>que</strong> podían darle autoridad de<br />
tal le poseía plenamente. Su intuición torera,<br />
base de su personalidad, tenía perfecta madurez<br />
desde bastante tiempo antes. Sus facultades<br />
físicas, auxiliares necesarios de su<br />
toreo, no habían de llegar a más. Su entusiasmo<br />
y afición no conocieron variaciones<br />
desde los once años hasta su muerte.<br />
No era el torero cuajado, maestro de<br />
todas las suertes, <strong>que</strong> vendría a ser más<br />
tarde; pero sí supo mejorar su estilo y enri<strong>que</strong>cer<br />
su experiencia, las directrices fundamentales<br />
de su toreo, a<strong>que</strong>l conocer los intentos<br />
y caracteres de los toros no bien los veía dar<br />
dos carreras en la plaza, el sacar partido de<br />
las condiciones de las reses fuera la suerte<br />
<strong>que</strong> fuera, y sobre todo un saber pisar la plaza<br />
como terreno propio, sin vacilaciones, mandando<br />
en la gente y en el toro e imponiendo<br />
su personalidad en los eventos todos de las<br />
suertes de la lidia, las poseía ya. Y todo esto,<br />
milagrosamente, se daba en un poco más <strong>que</strong><br />
adolescente, un torerillo de diecisiete años<br />
lleno de infantil amor propio.<br />
Ya era Joselito matador de toros con<br />
general simpatía, y así se le prepara la<br />
temporada siguiente, <strong>que</strong> fue triunfal, aun<strong>que</strong><br />
erizada de luchas y dificultades. Ya no apasionaba<br />
por a<strong>que</strong>llos años el simulacro de<br />
competencia Bombita-Machaquito, pero tenía<br />
calor de actualidad la pretendida Bombita-<br />
Gallo. Interesaba al público, pero en realidad<br />
era excesivo denominarla competencia.<br />
176<br />
El carácter abúlico de Rafael, su total<br />
resignación ante los fracasos, su incapacidad<br />
para reaccionar en una pelea de esa<br />
especie, le hacían ser la figura menos apta<br />
para mantener una competencia enconada.<br />
Ésta se reducía a <strong>que</strong> en una tarde afortunada<br />
sus partidarios pusieran en parangón su<br />
arte delicioso de estilo y de gracia con el<br />
menos depurado de Ricardo Torres; pero en<br />
la mayoría de las corridas, éste, con su<br />
valentía, su amor propio y su dominio, era el<br />
amo de la situación, y a la larga la realidad le<br />
imponía como el torero mandón y dominante<br />
por excelencia.Dichas circunstancias<br />
concurrían cuando se hace Joselito matador<br />
de toros. Joselito había visto años atrás en<br />
su casa la cara a la necesidad, el agobio de<br />
la escasez. Claro es <strong>que</strong> eran las condiciones<br />
de carácter de Rafael las <strong>que</strong> creaban tal<br />
situación; pero Joselito oía hablar un día y otro<br />
a los amigos de su hermano, leía en la prensa<br />
gallista <strong>que</strong> Bombita era el causante de <strong>que</strong><br />
Rafael no toreara doble número de corridas,<br />
de <strong>que</strong> no pudiera situarse en condiciones de<br />
allegar gloria y dinero a espuertas. Cierto <strong>que</strong><br />
en los últimos años las cosas habían variado<br />
bastante, y el prestigio de Rafael estaba en<br />
su cenit; pero toda la infancia, tan próxima<br />
aún de Joselito se había desarrollado en ese<br />
ambiente, con esas ideas <strong>que</strong> deformaban la<br />
verdad, pero <strong>que</strong> tenían una cierta realidad<br />
por fondo, y Joselito, desde <strong>que</strong> sabe <strong>que</strong> es<br />
matador de toros, se atribuye el papel de hermano<br />
vengador, y busca la rivalidad con<br />
Bombita, <strong>que</strong> es su obsesión constante.<br />
Los partidarios de Ricardo no debieron<br />
dar-se cuenta en el primer momento del riesgo<br />
<strong>que</strong> para la permanencia de su torero en el<br />
primer puesto de la torería significaba Joselito,<br />
<strong>que</strong> en amor propio y en resignación en nada<br />
se parecía a su hermano. Al aparecer como<br />
novillero, al tomar la alternativa, le saludaron<br />
con alegría, pensando acaso <strong>que</strong> iba tan sólo<br />
a eclipsar a su hermano, en las palabras<br />
transcritas de Don Modesto. Pero en esta<br />
temporada de 1913 los gallistas cuentan con<br />
Joselito no como auxiliar de su hermano en
la vieja competencia, ni mucho menos le<br />
miran como su rival, sino como auténtico<br />
contradictor de Bombita, <strong>que</strong> a lo largo de la<br />
temporada había de sentir el peso de su intervención<br />
en la organización de las corridas,<br />
en los momentos todos de la lidia, y hacerle<br />
abandonar, finalmente, el toreo.<br />
Los bombistas padecieron un error,<br />
<strong>que</strong> la pasión pudiera disculpar: creyeron <strong>que</strong><br />
podrían prescindir de la figura de Joselito, siguiendo<br />
con tranquilidad la competencia con<br />
el inofensivo Rafael, y hasta pensaron en <strong>que</strong><br />
podía ser el taurina-mente insignificante<br />
Manolo Torres (Bombita III) suficiente<br />
competidor del menor de los Gallos. Así, se<br />
organizan en a<strong>que</strong>l año las corridas de la Feria<br />
de Abril de Sevilla, a base de los dos Bombas<br />
y Gallos. No habían toreado en Madrid juntos<br />
Ricardo y Joselito, pero en Sevilla no hubo<br />
manera de rehuir el parangón, y creo <strong>que</strong> fue<br />
entonces cuando Bombita y sus amigos<br />
comenzaron a medir el riesgo de a<strong>que</strong>lla<br />
nueva y no <strong>que</strong>rida competencia. En a<strong>que</strong>lla<br />
Feria Ricardo Torres se comportó con la dignidad<br />
y valentía <strong>que</strong> eran en él características,<br />
y aún con fortuna mayor <strong>que</strong> la habitual.<br />
Joselito dió la nota de brillantez en un par de<br />
toros, realzada por el atractivo juvenil, arma<br />
temible en diestro <strong>que</strong>, por otra parte, tenía<br />
conocimientos y malicias de viejo.<br />
El partido bombista seguía negando la<br />
categoría de Joselito. Cossío nos recuerda<br />
una anécdota sumamente expresiva, de la <strong>que</strong><br />
fue actor con otros amigos de José: Había en<br />
los corrales de la plaza de Madrid una corrida<br />
de Palha, de la <strong>que</strong> se hablaba como<br />
extraordinaria por su trapío, a más de la<br />
siniestra fama de la vacada. La empresa tropezaba<br />
con dificultades para organizar el<br />
cartel de toreros, y ello lo sabían bien varios<br />
amigos, pues a la tertulia de la cervecería de<br />
la Cruz del Campo, de la calle Sevilla, acudía<br />
ordinariamente Manuel Retana, representante<br />
de la empresa de la plaza, y su gerente Julián<br />
Echevarría. A la inexperiencia y gana de<br />
buscar barullo de algunos amigos de Joselito<br />
se nos ocurrió -sigue diciendo Cossío-, con<br />
MIURA - 2002<br />
la aprobación de éste, proponer a Bombita<br />
<strong>que</strong> torearan los dos la corrida mano a mano.<br />
Tal recado llevamos al vecino café<br />
Suizo, donde Ricardo tenía su peña. La<br />
contestación negativa era presumible; pero<br />
no el pretexto, <strong>que</strong> el tiempo se encargó de<br />
acreditar de inoportuno e ignorante de la<br />
realidad. Bombita nos dijo <strong>que</strong> hablaría del<br />
caso si se tratara de Rafael, pero no tratándose<br />
de Joselito, <strong>que</strong> no era sino un principiante,<br />
sin suficiente categoría. «Con<br />
categoría o sin ella un pase natural de Joselito<br />
no podrá impedir <strong>que</strong> nos encontremos»,<br />
comentó Joselito. La corrida de Palha la<br />
torearon Machaquito y los dos hermanos<br />
Gallos el día ((01-06-1913), y los tres salieron<br />
en hombros por la Puerta de Madrid.<br />
El día (05-06-1913), volvía Joselito a<br />
torear en Madrid ganado del Saltillo con su<br />
hermano y Manolo Bomba. Cortó en esta corrida<br />
su primera oreja de Madrid, galardón <strong>que</strong><br />
tan sólo poseían entonces Bombita, Machaco,<br />
Pastor (dos veces) y su hermano Rafael. El<br />
toro tercero, Jimenito, fue bravísimo y Joselito<br />
realizó con él una de las faenas más<br />
extraordinarias <strong>que</strong> hasta entonces se había<br />
presenciado en Madrid.<br />
Estuvo lucidísimo con la capa, le puso<br />
cuatro pares de banderillas al quiebro, por el<br />
lado derecho los cuatro, citando desde el<br />
medio de la plaza, y <strong>que</strong>dando las siete<br />
banderillas (una se desprendió) clavadas en<br />
el diámetro de un duro, en todo lo alto del<br />
morrillo. Le toreó de muleta admirablemente,<br />
y por tres veces practicó la suerte de recibir,<br />
pinchando arriba las dos primeras y agarrando<br />
en la última una magnífica estocada en los<br />
propios rubios. El entusiasmo fue clamoroso,<br />
y hasta los más viejos e intransigentes aficionados<br />
suspendieron un momento su recordar<br />
los tiempos pasados para complacerse en<br />
las faenas del gran torero.<br />
La temporada continuó triunfal para<br />
Jose-lito. No es del caso puntualizar sus<br />
faenas corrida por corrida. Su competencia<br />
con Bombita empezaba para éste a tener<br />
consecuencias amargas, <strong>que</strong> acaso no había<br />
177
MIURA - 2002<br />
medido o calculado. Al hacerse los contratos<br />
para ferias del verano, especialmente en el<br />
Norte y en Valencia, comprobó <strong>que</strong> Joselito<br />
no es el pasivo y resignado Rafael, al <strong>que</strong><br />
podía hacerse torear las corridas más duras,<br />
y reservarse las más favorables para el buen<br />
éxito. En Santander prescinden de él. En Valencia<br />
ha de torear miuras y Pablo Romero<br />
(corridas en las <strong>que</strong>, por cierto, estuvo muy<br />
hien), en tanto Joselito en a<strong>que</strong>lla misma feria<br />
toreaba las corridas de Campos Varela, del<br />
Saltillo, Guadalest y Concha y Sierra. Tal feria<br />
fue triunfal para Joselito.<br />
En San Sebastián lidió Bombita con<br />
una corrida de Palha en la <strong>que</strong> estuvo tan<br />
premioso y deslucido como Joselito fácil y<br />
sobrado. A amigos de Ricardo le oyó decir<br />
Cossío <strong>que</strong> en tal corrida comenzó a acariciar<br />
la idea, inteligentísima, de su retirada. La Feria<br />
de Zaragoza fue para Joselito insuperable de<br />
satisfacción. Por lesionarse Gaona en la<br />
primera corrida hubo de matar José los seis<br />
toros, seis buenos mozos del du<strong>que</strong> Veragua,<br />
lucidísimamente y con sobra de poder.<br />
Al día siguiente mataba en la misma<br />
plaza miuras con el mismo buen éxito, y entre<br />
ellos un pavo con 400 kilos de peso en canal,<br />
del <strong>que</strong> se habló mucho entre los aficionados<br />
como de uno de los toros mayores <strong>que</strong> se<br />
habían visto lidiar por a<strong>que</strong>l tiempo. El (15-10-<br />
1913) toreó en Madrid la despedida de Ricardo<br />
Torres. Fue a beneficio del Montepío de<br />
Toreros, y además de Bombita toreaban<br />
Regaterin y Rafael el Gallo. Alternaron en quites,<br />
por razón de su antigüedad, Ricardo y<br />
José, Nunca, acaso, salió Joselito a torear con<br />
un deseo de emulación superior. Bombita estuvo<br />
admirable de dominio, valentía y<br />
pundonor.<br />
Después de matar su segundo toro la<br />
ovación tomó caracteres de apoteosis. Los<br />
matadores le estrecharon la mano felicitándole.<br />
Este rápido cruzar de palabras lo aprovechó<br />
Bombita para advertir a Joselito: «Yo<br />
ya he terminado mi vida de torero. No me<br />
ofrezcas banderillas en el último toro.» Joselito,<br />
<strong>que</strong> toda la tarde había estado implacable con<br />
178<br />
su rival, intentando y consiguiendo casi<br />
siempre mejorar sus suertes, al llegar el octavo<br />
toro, y contra tal expresa indicación, le<br />
ofreció un par de banderillas. Salió por delante<br />
Bombita y clavó con su mediocre estilo; a<br />
continuación Joselito puso uno de los pares<br />
más extraordinarios <strong>que</strong> puedan recordarse.<br />
Fueron las dos últimas chispas de a<strong>que</strong>lla<br />
competencia. La faena de muleta (el toro era<br />
de García de la Lama) fue excelente, y tras la<br />
estocada, <strong>que</strong> la remató, salía en hombros<br />
Joselito por la misma puerta y del torero <strong>que</strong><br />
se despedía.<br />
El homenaje <strong>que</strong> para éste debía significar<br />
la coronación de una vida colmada de<br />
dignidad torera, era en Joselito tributo al diestro<br />
<strong>que</strong> venía a presidir una nueva y brillantísima<br />
era del toreo. A<strong>que</strong>l otoño estuvo lleno de<br />
sucesos taurinos extraordinarios. No sólo se<br />
retiró Bombita, sino <strong>que</strong> Machaquito hizo lo<br />
propio, y, sobre todo, el 16 de octubre, tomaba<br />
la alternativa en Madrid Juan Belmonte.<br />
Cuando Joselito, tras torear su última corrida<br />
en Valencia, el (26-10-1913), encerrándose él<br />
solo con seis toros de Guadalest, y matando<br />
siete brillantemente, dio por terminada su temporada<br />
con 80 corridas toreadas con éxito insuperable,<br />
Juan Belmonte era ya matador de<br />
toros.<br />
La competencia con Bombita, <strong>que</strong> al<br />
comenzar la temporada no consideraba a<br />
Joselito como torero de su categoría, había<br />
terminado en su retirada fulminante. Otra<br />
competencia se dibujaba, <strong>que</strong> había de ser<br />
fecundísima en resultados artísticos, y dar<br />
lugar al período, por desdicha breve, creo <strong>que</strong><br />
más esplendoroso de toda la historia del toreo:<br />
el de la competencia Joselito-Belmonte. El<br />
<strong>que</strong> éste tuviera sus partidarios era caso<br />
lógico y obligado. Practicaba Juan, o mejor<br />
dicho, por entonces intentaba practicar, un<br />
toreo <strong>que</strong> no parecía posible <strong>que</strong> prevaleciera.<br />
Las más de las tardes sus ensayos acababan<br />
en la enfermería. Era natural asimismo <strong>que</strong><br />
alrededor de Joselito se agruparan los aficionados<br />
más partidarios del dominio y seguridad<br />
del diestro en las suertes y de la ameni
dad y variedad de ellas, <strong>que</strong> en el repertorio<br />
de Juan <strong>que</strong>daban reducidas al mínimo, con<br />
fatigante y admirable monotonía.<br />
Lo <strong>que</strong> ya no parecía tan lógico, pero<br />
sucedió y de forma verdaderamente estridente,<br />
era <strong>que</strong> los partidarios del toreo largo y<br />
dominador, alegre y adornadísimo de Ricardo<br />
Torres (Bombita) tradujeran la explicable<br />
aversión al diestro <strong>que</strong> había rivalizado triunfalmente<br />
con Ricardo, en una repulsa del sistema<br />
de torear de éste, <strong>que</strong> a ello equivalían<br />
las censuras <strong>que</strong> a Joselito enderezaban y<br />
las bases en <strong>que</strong> apoyaban su defensa del<br />
arte exquisito de Juan Belmonte.<br />
Joselito no era entonces un torero perfecto<br />
de estilo, no tenía seguridad en el toreo<br />
a la verónica, <strong>que</strong> intentaba dominar<br />
ensayando toda clase de maneras para<br />
practicarla. Admirable en quites y en banderillas,<br />
su dominio con la muleta podía calificarse<br />
de prodigio. Mataba con estilo poco<br />
depurado, pero pronta y seguramente. Hágase<br />
el inventario de los vicios del toreo de<br />
Bombita a su retirada y se comprobará <strong>que</strong><br />
eran semejantes a los de Joselito en el primer<br />
año de su alternativa, salvo <strong>que</strong> éste, con sus<br />
defectos, era muy superior todavía a aquél<br />
con la capa, y más breve y seguro con el<br />
esto<strong>que</strong>. En todo lo demás, incluso en dominio,<br />
Joselito hacia mucho <strong>que</strong> había perdido<br />
de vista a su rival.<br />
Pues bien, los bombistas negaron el<br />
agua y el fuego a Joselito, censurándole con<br />
acritud las cualidades <strong>que</strong> habían antes<br />
canonizado en Ricardo, y se agruparon<br />
enrededor de Belmonte, pensando, sin duda,<br />
en hacer de él un mito <strong>que</strong> aplastara la<br />
realidad, presente a sus ojos, del arte de<br />
Joselito. Por fortuna, los consejeros autorizados<br />
de uno y otro torero no se dejaron<br />
arrastrar por a<strong>que</strong>llas corrientes de pasión.<br />
Comprendieron <strong>que</strong> uno y otro torero se<br />
completaban en la plaza, y <strong>que</strong> la rivalidad<br />
empeñada, pero, sin saña, de los dos debía<br />
sostenerse en beneficio de la Fiesta y de los<br />
propios diestros, y no trataron de lanzarles a<br />
una lucha eliminatoria.<br />
MIURA - 2002<br />
A<strong>que</strong>l invierno trató de pasarle Joselito,<br />
como era su costumbre, en el campo; pero<br />
cayó enfermo con unas fiebres de carácter<br />
tífico, <strong>que</strong> le tuvieron inactivo la mayor parte<br />
de él, trasladándose luego a Guillena a<br />
reponerse, a Matahijas, la finca de don Felipe<br />
de Pablo Romero, y después a Albento, el<br />
cortijo de don Patricio Medina Garvey. A<strong>que</strong>lla<br />
Semana Santa, como hizo hasta la última de<br />
su vida, acompañó a la Virgen de la Esperanza,<br />
de cuya cofradía había de ser hermano y<br />
protector muy devoto.<br />
La temporada de 1914 tuvo el más<br />
alto interés. Los encuentros de Joselito y<br />
Belmonte se esperaban por la afición como<br />
combates decisivos en los <strong>que</strong> el mando en<br />
jefe de la torería debía ser el trofeo. La Feria<br />
de Sevilla despertó una gran curiosidad por<br />
pensar todos <strong>que</strong> allí se ventilaría el gran pleito.<br />
Una cogida de Belmonte en Murcia le impidió<br />
torear las primeras corridas; pero acudió a<br />
las dos últimas, una de ellas de Miura, en un<br />
alarde de pundonor torero, y en ella estuvo<br />
admirable. Joselito prodigó su arte en todas.<br />
En la de Pablo Romero lidió un toro de manera<br />
excepcional, y en la de Santa Coloma logró<br />
cuajar la mejor faena de la Feria con el toro<br />
Almendrito, al <strong>que</strong> mató recibiendo<br />
magistralmente.<br />
En Madrid se enfrentó por primera vez<br />
el (02-05-1914), acompañándoles Rafael en<br />
la lidia de seis toros de Contreras. Joselito<br />
cortó la oreja del quinto tras extraordinaria<br />
faena. La de Belmonte, con la muleta, en el<br />
sexto, fue impresionante y aplaudida con<br />
frenesí por el público, <strong>que</strong> salió de la plaza<br />
entusiasmado. Al siguiente día, en corrida de<br />
Beneficencia, esperábamos todos ver reproducidas<br />
a<strong>que</strong>llas proezas; pero Belmonte fué<br />
cogido, y Joselito se limitó a cumplir, salvo en<br />
banderillas, suerte en <strong>que</strong> lució su arte<br />
incomparable.<br />
En la primera corrida de la Feria de<br />
Algeciras, en junio de 1914, fue cogido su hermano<br />
Rafael, en el primer momento se pensó<br />
<strong>que</strong> gravísimamente. Joselito se sobrepuso<br />
al sentimiento y toreó a<strong>que</strong>lla tarde<br />
179
MIURA - 2002<br />
magistralmente, y al siguiente día y con toros<br />
de Miura alcanzó un gran triunfo. El 3 de julio<br />
se encerró en Madrid solo con seis toros<br />
colmenareños de don Vicente Martínez. Toreó<br />
con la capa de todas las maneras imaginables,<br />
incluso ceñidísimamente capote al<br />
brazo; banderilleó como tenía por costumbre,<br />
<strong>que</strong> es el mayor elogio; dominó y se adornó<br />
con la muleta; mató bien y pronto, y al finalizar<br />
la corrida, el público pidió <strong>que</strong> matara el<br />
sobrero, a lo <strong>que</strong> accedió Joselito. El<br />
desahogo con <strong>que</strong> remató la dura empresa<br />
maravilló a todos. El sexto toro le lidió ayudado<br />
tan sólo de su gran peón Blan<strong>que</strong>t, y al<br />
retirarse de la plaza, de la <strong>que</strong> salió en<br />
hombros con todos los bonores, comentaban<br />
gráficamente los aficionados <strong>que</strong> ni siquiera<br />
se había despeinado.<br />
Dos días después, el (05-06-1914),<br />
fue cogido en Barcelona por el toro Caletero,<br />
berrendo en negro, de Pérez de la Concha,<br />
al entrarle a matar, tras faenas extraordinarias<br />
de capa, banderillas y muleta. Entró en la<br />
enfermería con una cornada en una pierna y<br />
fractura de la clavícula derecha, en medio de<br />
la más calurosa ovación. Momentos antes de<br />
hacer el paseo vio pasar Joselito cerca de él<br />
a un aficionado y empresario, presumido de<br />
exigente por<strong>que</strong> repetía los tópicos más ineptos<br />
<strong>que</strong> el bombismo belmontista había<br />
puesto en circulación. Sabía Joselito <strong>que</strong> le<br />
negaba el pan y el agua, y no se recataba el<br />
empresario en presumir de fran<strong>que</strong>za, no<br />
siempre discreta, ante el diestro. No pudo<br />
Joselito en a<strong>que</strong>lla ocasión contenerse, y con<br />
orgullo muy infantil, pero al mismo tiempo revelador<br />
de la conciencia <strong>que</strong> tenía de su propio<br />
arte, le dijo: «Va usted a verme ahora<br />
mismo; yo soy muy buen torero; no se le<br />
olvide a usted, muy buen torero», con la voz<br />
temblando de emoción y de rabia.<br />
Era aquél un momento de su vida taurina<br />
en el <strong>que</strong> sabía <strong>que</strong> debía jugárselo todo.<br />
Hasta la Feria de Bilbao no volvió a torear,<br />
salvo una corrida, pudiéramos decir <strong>que</strong> de<br />
ensayo, en Barcelona, de la viuda de Soler.<br />
En Bilbao volvió a señalarle la desgracia. En<br />
180<br />
la segunda corrida <strong>que</strong> toreaba, de Murube,<br />
un toro, con el <strong>que</strong> estaba realizando la más<br />
extraordinaria faena, le cogió al darle un pinchazo<br />
en la suerte de recibir, infiriéndole una<br />
herida en el pecho <strong>que</strong> pudo ser mortal, pero<br />
tan sólo afectó los músculos pectorales.<br />
El (18-10-1914) terminó su temporada<br />
en Valencia, después de haber toreado 75<br />
corridas y perdido 36 por los accidentes<br />
referidos, El invierno, como siempre, lo pasó<br />
en el campo. El 28 de febrero comenzó la<br />
temporada de 1915, toreando por vez primera<br />
mano a mano con Belmonte, en Málaga, y<br />
toros de Murube. Todo, menos el tiempo primaveral,<br />
nos defraudó en a<strong>que</strong>lla corrida.<br />
Esta combinación, anhelada por todos los<br />
públicos, iba a tener a<strong>que</strong>l año a Sevilla y a<br />
Madrid por escenarios. En efecto, entre otras<br />
corridas, en las <strong>que</strong> participaban José y Juan,<br />
se anuncian dos en la Feria de Sevilla para<br />
los días 17 y 18 de abril, en las <strong>que</strong> mano a<br />
mano lidiarían reses de Santa Coloma y<br />
Gamero Cívico, al par <strong>que</strong> ya para entonces<br />
eran públicos los carteles de Madrid de los<br />
días 6 y 8 de mayo en <strong>que</strong> habían de torear<br />
de la misma manera toros de Gamero Cívico<br />
y Contreras, si bien, por lluvia, se celebraron<br />
los días 8 y 10.<br />
Como tuvieron carácter de competencia<br />
deliberada don José María se detiene<br />
para ofrecernos algunos detalles de cómo<br />
transcurrieron. En la primera, de Santa<br />
Coloma, en Sevilla, los dos espadas estuvieron<br />
admirables. Belmonte hizo la faena de<br />
la tarde en el cuarto toro, si bien el trabajo de<br />
Joselito no desmereció y resultó en conjunto<br />
más completo.<br />
En el quinto toro, al rematar un quite<br />
con arrestos y gallardías de novillero, fué alcanzado<br />
y campaneado aparatosamente,<br />
resultando con la cha<strong>que</strong>tilla rota. No es fácil<br />
olvidar al <strong>que</strong> lo vio el aire resuelto con <strong>que</strong> se<br />
la quitó y arrojó lejos de sí. En mangas de<br />
camisa, desbordado su amor propio, continuó<br />
toreando hasta el final de la corrida.<br />
En la segunda, el día (10-05-1915),<br />
dejó tan satisfechos a los espectadores como
la anterior. En ella la faena de la tarde<br />
correspondió hacerla a Joselito, <strong>que</strong> en el<br />
quinto toro, de nombre Napoleón, negro,<br />
bravísimo, consiguió realizar una de las lidias<br />
más completas <strong>que</strong> puedan imaginar. El<br />
revistero sevillano Onarres, la describió así:<br />
«Quinto. Joselito híncase de rodillas<br />
para cambiarle y desiste, dando después<br />
unos recortes a capote plegado. De tres<br />
varas, dos marronazos y una caída se<br />
compone el primer tercio. El segundo lo llena<br />
Gallito banderilleando colosal, brutalmente, al<br />
bicho, con tres pares al cambio por el mismo<br />
lado, derrochando arte, <strong>que</strong> hace enlo<strong>que</strong>cer<br />
a los espectadores. Toma los avios de matar<br />
y realiza una de las faenas más asombrosas<br />
<strong>que</strong> se han visto. Derechísimo, sin mover los<br />
pies, mandando con la muleta <strong>que</strong> se movía<br />
a ligero impulso de la muñeca, dio tres pases<br />
naturales estupendos y otros de pecho,<br />
ayudados, redondos, de molinete e hincado<br />
de rodillas, <strong>que</strong> puede poner el lector el adjetivo<br />
más encomiástico <strong>que</strong> conozca, en la seguridad<br />
<strong>que</strong> aún no lo será lo bastante. Se<br />
trató de una faena indescriptible, de la <strong>que</strong><br />
sólo viéndola es posible formarse juicio. Cierre<br />
el lector los ojos, imagínese una labor brillante,<br />
y véala aún más allá.», dice don José María<br />
de Cossío. El entusiasmo en el público llegó<br />
a desbordarse. Un pinchazo citando a recibir<br />
y media estocada en las agujas, <strong>que</strong> tiró sin<br />
puntilla al animal, pusieron remate a la hermosísima<br />
labor de este coloso de la tauromaquia.»<br />
La labor de Belmonte en esta corrida<br />
fue asimismo excelente, pero sin las<br />
grandiosidades de la tarde anterior y sin hacer<br />
sombra a la gran faena de Joselito. En Madrid<br />
se acentuó de modo decisivo la superioridad<br />
de Joselito para mantener una compe-tencia<br />
seguida, pues si bien en ella en nada se amenguaba<br />
el mérito de Juan Belmonte, <strong>que</strong> en<br />
una sola faena podía hacer poner en olvido<br />
cuanto de más brillante se hubiera practicado<br />
en los ruedos; no estaba en a<strong>que</strong>lla época en<br />
condiciones de sostener una lucha con torero<br />
<strong>que</strong> en el toro apto y fácil podía emularle, y<br />
MIURA - 2002<br />
en los demás le superaba sin <strong>que</strong> cupiera término<br />
de comparación.<br />
En la corrida de Contreras, <strong>que</strong> fue de<br />
poco poder y, por tanto, fácil, Joselito cortó<br />
orejas, galleó por vez primera muy<br />
lucidamente, banderilleó y muleteó de todas<br />
las maneras imaginables y mató con fortuna.<br />
Por primera vez se le vio en esta corrida dar<br />
una serie de pases ayudados, los codos altos<br />
y la muleta a la altura de la cara del toro, <strong>que</strong><br />
había de prodigar en lo sucesivo hasta hacer<br />
de ellos una de sus suertes más personales.<br />
Belmonte, aun<strong>que</strong> sus toros fueron fáciles,<br />
no salieron de su estilo y se limitó a cumplir,<br />
menos en el cuarto, un sobrero del marqués<br />
de los Castellones, sumamente manso, con<br />
el <strong>que</strong> poco se podía hacer y menos <strong>que</strong> eso<br />
hizo el diestro.<br />
La corrida de Gamero Cívico resultó<br />
brava, con temperamento y con poder.<br />
Joselito lidió con gran desahogo sus toros,<br />
en tanto Belmonte anduvo atropellado y cogido<br />
toda la tarde, acabando por recibir un puntazo<br />
en el sexto toro, al <strong>que</strong> Joselito dominó<br />
adornándose y despachó con toda facilidad.<br />
Este alarde disgustó a los belmontistas, sin<br />
motivo a juicio del público desapasionado;<br />
pero lo <strong>que</strong> a todos pareció bien fue el quite<br />
maravilloso <strong>que</strong> hizo a Belmonte al ser cogido<br />
aparatosísimamente por el segundo toro,<br />
cuando intentaba torearle de capa. Llevó la<br />
res al diestro en su cuna tiempo suficiente<br />
para recorrer el espacio de ruedo correspondiente<br />
a dos tendidos, corneándole en el<br />
aire. Joselito corría pegado al cuarto trasero<br />
del toro, <strong>que</strong> al dejar en el suelo el cuerpo de<br />
Juan se encontró con el capote de José, <strong>que</strong><br />
le alejó de a<strong>que</strong>l lugar hasta rematar en los<br />
medios de la plaza gallardísimamente. La ovación<br />
fue ensordecedora. Recuerda Cossío<br />
<strong>que</strong> al retirarse Joselito a la barrera en lo <strong>que</strong><br />
le banderilleaban el quinto toro, el público, recordando<br />
a<strong>que</strong>l quite, hizo salir al matador al<br />
centro de la plaza en tanto le ovacionaban<br />
todos los espectadores puestos en pie.<br />
«Me he detenido, nos dice Cossío,<br />
acaso con exceso, a narrar los incidentes de<br />
181
MIURA - 2002<br />
estas corridas, <strong>que</strong> tuvieron carácter de verdadera<br />
competencia y <strong>que</strong> dieron la medida<br />
de cuál hubiera sido el final de ella de seguirse<br />
con rigor. Por<strong>que</strong> los encuentros habituales<br />
de los dos toreros en las plazas, con otro entre<br />
ellos <strong>que</strong> servía de amortiguador, y<br />
tácitamente conformes en aprovechar las<br />
ocasiones, sin forzarlas, no podían revestir el<br />
carácter apasionado y virulento <strong>que</strong> estas<br />
cuatro corridas, verdaderamente memorables,<br />
tuvieron. Recuerdo <strong>que</strong> era tanta la pasión<br />
-sigue señalando Cossío- en el público<br />
<strong>que</strong> las broncas y estacazos entre los espectadores<br />
se repetían cada vez <strong>que</strong> uno de los<br />
dos extraordinarios toreros verificaba una<br />
suerte.»<br />
En 1915 gustó Joselito de torear<br />
corridas solo, de seis toros. Así, en Málaga,<br />
el 3 de junio, con reses de Medina Garvey. En<br />
Andújar, el 4 de julio con los del Saltillos, y<br />
excelente éxito. En San Sebastián fueron los<br />
astados de Santa Coloma, el día 22, y en<br />
Almagro, el 24 del mismo mes,de Murube.<br />
En todas estas corridas mostró su arte y facilidad;<br />
pero el triunfo máximo de las de esta<br />
especie correspondió a la celebrada en Sevilla<br />
el día (30-09-1915), durante la Feria de San<br />
Miguel. Sus faenas entusiasmaron al público<br />
hasta el extremo de inaugurarse en la plaza<br />
de la Maestranza la concesión de orejas para<br />
galardonar la faena <strong>que</strong> José llevó a cabo con<br />
el quinto toro, Cantinela, de los seis de Santa<br />
Coloma <strong>que</strong> despachó en a<strong>que</strong>lla tarde<br />
triunfal.<br />
Aún mató seis toros de Miura el (17-<br />
10-1915) en Valencia. Así remató su campaña<br />
de ese año, una de las más extraordinarias<br />
<strong>que</strong> haya llevado a cabo diestro alguno,<br />
en la <strong>que</strong> toreó 102 corridas, y esto<strong>que</strong>ó 247<br />
toros. El invierno de 1915 a 1916 hizo <strong>que</strong> se<br />
suspendiera su habitual entrenamiento en el<br />
campo un recrudecimiento de las fiebres de<br />
tipo gástrico <strong>que</strong> ya le habían atacado en 1913.<br />
Llegó a temer el retraso del comienzo de su<br />
temporada. Por fortuna, mejoró y fue a reponerse<br />
a Vejer de la Frontera (Cádiz), en las<br />
fincas del marqués de Tamarón.<br />
182<br />
La temporada de 1916 tuvo análogas<br />
características <strong>que</strong> la anterior. También prodigó<br />
las corridas en <strong>que</strong> fue el único matador:<br />
Vitoria, Salamanca, Bilbao, Zaragoza... En<br />
Algeciras, estando para torear <strong>Miuras</strong>, se sintió<br />
enfermo. Toreó a<strong>que</strong>lla corrida y tuvo a<br />
continuación <strong>que</strong> guardar cama, perdiendo<br />
por ello algunas fechas. Su mayor triunfo de<br />
esta temporada lo logró en Madrid, donde el<br />
día 8 de octubre, con ganado de Gamero<br />
Cívico, cortó las orejas de sus dos toros,<br />
dando una sensación de maestría, seguridad<br />
y perfección inigualables.<br />
La temporada de 1917 la comienza toreando<br />
un novillo en un festival <strong>que</strong> organizó<br />
a beneficio de su cuñado, el gran banderillero<br />
Manuel Blanco (Blanquito) el 11 de febrero.<br />
Sus actuaciones durante toda ella fueron las<br />
de un gran maestro, plenamente seguro de<br />
su arte y de su papel central y dirigente de<br />
todo el mundo taurino. Ganaderos, diestros,<br />
empresas, cuantos elementos participan en<br />
la Fiesta, tienen en cuenta sus opiniones o<br />
sus consejos, y puede afirmarse <strong>que</strong> rara es<br />
la corrida <strong>que</strong> se juega en España en cuya<br />
organización Joselito no haya tenido parte.<br />
Este dificilísimo papel lo desempeñó<br />
con la misma facilidad y acierto con <strong>que</strong><br />
toreaba en la plaza. Fechas memorables de<br />
la temporada de 1917 fueron las de las<br />
corridas <strong>que</strong> en marzo se organizaron en<br />
Barcelona, especialmente la del día 19, en<br />
<strong>que</strong> esto<strong>que</strong>ó del Saltillo, logrando realizar en<br />
el quinto toro la más grande faena <strong>que</strong> se le<br />
había visto en a<strong>que</strong>lla plaza, y <strong>que</strong> puede<br />
considerarse, sin duda, como una de las<br />
cumbres de su arte.<br />
A beneficio de la Asociación de Periodistas<br />
de Sevilla toreó en la plaza de La<br />
Maestranza, no habiéndolo hecho en la feria<br />
por diferencias con la empresa, seis toros de<br />
Murube, cortando las orejas de cuatro. Cerró<br />
la temporada en Málaga matando él solo seis<br />
del du<strong>que</strong> de Veragua. Había toreado 103<br />
corridas de toros. Su actuación estuvo al nivel<br />
de todas las anteriores temporadas. Depuraba<br />
cada vez más el estilo de torear, y ya este
año el toreo de capa, en el <strong>que</strong> se mostraba<br />
más desigual, le domina, y lancea, puede decirse<br />
sin riesgo de ser desmentido por quien<br />
entonces le viera, como el <strong>que</strong> mejor.<br />
La competencia con Belmonte no<br />
apasiona como los primeros años, y el deseo<br />
de los aficionados es verles torear juntos, no<br />
por espíritu de emulación o disputa, sino por<br />
complementarse en la plaza sus estilos y ser<br />
sumamente beneficiosa, a uno y a otro, la mutua<br />
compañía. A<strong>que</strong>l año hubo de prestar el<br />
servicio militar, haciéndolo como soldado de<br />
cuota en el tercer regimiento de Zapadores<br />
Minadores, de guarnición en Sevilla. A partir<br />
de aquél, todos los años tomó parte en la<br />
becerrada <strong>que</strong> se celebraba en el cuartel el<br />
día de San Fernando.<br />
En la temporada de 1918 toreó menos<br />
<strong>que</strong> en las anteriores. Por un percance sufrido<br />
en Zaragoza, en pleno mes de mayo, dejó de<br />
torear una media docena de corridas y otras<br />
10 por caer enfermo en San Sebastián<br />
durante el mes de agosto, a más de suspenderse<br />
varias en el de octubre a consecuencia<br />
de la epidemia de gripe <strong>que</strong> azotó a<strong>que</strong>l año<br />
a España. Con todos estos inconvenientes<br />
alcanzó la cifra de 81 corridas, habiendo ajustado<br />
105. Ningún año fue mayor <strong>que</strong> éste la<br />
responsahilidad de Joselito desde su primer<br />
puesto del escalafón torero.<br />
Belmonte, recién casado, no toreó durante<br />
1918 en la Península, y Joselito tuvo <strong>que</strong><br />
sostener todo el interés de la Fiesta llenando<br />
con su trabajo el vacío del trianero. Don Ventura,<br />
resumiendo a<strong>que</strong>lla temporada, dejó<br />
escrito: «Con veintitrés años de edad y seis<br />
de espada de alternativa parece haber llegado<br />
a la estación del logro y de la madurez... No<br />
es posible en manera alguna estar más cerca<br />
de los toros <strong>que</strong> lo <strong>que</strong> él lo está; no es posible<br />
dominar más a los comúpetos, sean grandes<br />
o chicos, duros o blandos, tuertos o derechos;<br />
no es posible arrimarse más, ni<br />
hacerle más cosas al toro... El final de su<br />
última campaña será memorable. No tuvo en<br />
todo el año quien le disputara los aplausos, y<br />
para <strong>que</strong> no se le creyera dormido v<br />
MIURA - 2002<br />
abandonado a la comodidad se hizo la<br />
competencia a sí mismo y acabó la temporada<br />
electrizando a los públicos.» Tan sólo el<br />
revisterismo profesional, venal e insaciable,<br />
traía y llevaba a veces su nombre para hacer<br />
reparos a su arte con grotescas pretensiones<br />
hipercríticas y con crónicas amarillistas.<br />
El (18-06-1918) la junta general del<br />
Montepío de Toreros le nombró su presidente,<br />
dedicando a este cargo, al par de honor y de<br />
responsabilidad grandes desvelos. A<strong>que</strong>l<br />
invierno de 1918 a 1919 pasó por el dolor insuperable<br />
de perder a su madre. Falleció<br />
Gabriela Ortega el 25 de enero. Sintió Joselito<br />
intensísimamente su orfandad y en todo lo <strong>que</strong><br />
<strong>que</strong>daba del invierno no volvió a pensar en<br />
toros. Rescindió un contrato hecho con la empresa<br />
de Lima, y mostrando su sentido de<br />
responsabilidad se hizo cargo de la ganadería<br />
de Benjumea, de la <strong>que</strong> debía entregarse<br />
en a<strong>que</strong>llos tristes días, acto <strong>que</strong> no quiso demorar<br />
uno solo, delegando en su amigo Juan<br />
Soto para <strong>que</strong> liquidara rápidamente a<strong>que</strong>l<br />
asunto, <strong>que</strong> le contrariaba ocuparse en<br />
a<strong>que</strong>llos momentos, perdiendo lo <strong>que</strong> fuera y<br />
sin otra mira <strong>que</strong> atender a sus compromisos.<br />
Impresionó esta conducta a los demás<br />
ganaderos andaluces, <strong>que</strong> le dieron toda<br />
clase de facilidades, ofreciéndole sus dehesas<br />
y cerrados para <strong>que</strong>, sin preocupaciones<br />
de arrendamientos, pudiera hacerse cargo de<br />
la ganadería sin causarle perjuicios.<br />
El año 1919 comenzó la temporada<br />
en Barcelona, el día 16 de marzo, dando la<br />
alternativa a Ignacio Sánchez Mejías, su<br />
cuñado. La campaña tuvo la misma altura<br />
artística <strong>que</strong> las anteriores. El 1 de mayo, un<br />
toro de Benjumea le cogió e hirió al rematar<br />
un quite en la plaza de Madrid, por cuya causa<br />
perdió de torear 18 corridas.<br />
El (08-06-1919) reapareció en la Feria<br />
de Algeciras. Antes, en abril, había apasionado<br />
a todos en la Feria de Sevilla, en la <strong>que</strong><br />
Joselito, abandonando la plaza de La<br />
Maestranza, había toreado en la nueva<br />
Monumental, de tan efímera vida. El último día<br />
de la Feria de Pamplona fue acometido de<br />
183
MIURA - 2002<br />
una fiebre <strong>que</strong> ponía en grave trance a la empresa.<br />
Joselito se ofreció a torear la corrida<br />
con tal <strong>que</strong> pudiera retirarse después de<br />
matar el cuarto toro; pero fue cogido Belmonte<br />
y herido en una oreja, y Joselito tuvo <strong>que</strong> permanecer<br />
en la plaza y matar cuatro toros.<br />
A<strong>que</strong>lla campaña de 1919 estuvo<br />
colmada de corridas y de éxito clamoroso, y<br />
ferias como las de Sevilla, Bilbao y Valencia<br />
dejaron memoria en los aficionados. A pesar<br />
de los contratiempos referidos, cerró la<br />
temporada con 91 corridas toreadas, de las<br />
111 <strong>que</strong> ajustó. A<strong>que</strong>l invierno hizo por fin, su<br />
primera y única excursión a América. Un ventajoso<br />
contrato para Lima y, sobre todo, la<br />
perspectiva y un invierno en España, donde<br />
todo había de recordarle el hogar de la madre<br />
deshecho, le decidieron a marchar al Perú.<br />
La solicitud cariñosísima de sus amigos, <strong>que</strong><br />
en esta ocasión le acompañaron, le impresionó<br />
vivamente. Hasta Gijón, donde embarcara,<br />
fuimos muchos con él, nos refiere don<br />
José María de Cossío.<br />
El 14 de diciembre se presentó en<br />
Lima, con toros de Asín, con resultado mediano,<br />
dada la expectación <strong>que</strong> había por verle.<br />
El 21 toreó la segunda y el triunfo fue<br />
completo. Diez fiestas toreó en total, y no se<br />
organizaron más por falta de ganado, y el<br />
resultado artístico correspondió al pecuniario,<br />
<strong>que</strong> es el mayor elogio <strong>que</strong> puede hacerse.<br />
Comenzó la temporada de 1920 en<br />
Sevilla el 4 de abril. No es preciso recordar<br />
las corridas <strong>que</strong> toreara. Fueron 20, y en todas<br />
estuvo a la altura de su maestría, nunca superada.<br />
Fue siempre Joselito un muchacho<br />
triste, pero desde la muerte de su madre se<br />
había acentuado su propensión hacia la<br />
melancolía, <strong>que</strong> tan sólo aliviaba la ilusión de<br />
constituir un hogar. Había ya comprado una<br />
casa en Sevilla (¡con cuánta ilusión me hizo<br />
ir a verla!, refiere Cossío con tinte<br />
verdaderamente emocionado, y su afecto<br />
amistoso se convertía cada día más en<br />
confidencial.<br />
En la corrida de mayo en Bilbao le suplicó<br />
a don José María <strong>que</strong> le acompañara<br />
184<br />
por entonces a las corridas <strong>que</strong> había de torear.<br />
«Nadie más solo <strong>que</strong> yo, me dijo para<br />
convencerme. Por ello tuve la triste satisfacción<br />
de convivir fraternalmente con él los últimos<br />
días de su vida. La corrida de Talavera,<br />
de la <strong>que</strong> fueron empresarios amigos suyos,<br />
se organizó punto menos <strong>que</strong> en broma. Nadie<br />
había pensado en Joselito para <strong>que</strong> la toreara.»<br />
El cartel primitivo, en el pensamiento<br />
de sus organizadores, le constituían Rafael<br />
el Gallo, Sánchez Mejías y Larita. Fue el propio<br />
Joselito quien, deseoso de no prodigarse en<br />
la plaza de Madrid, donde la fecha del 16 de<br />
mayo era obligada para él, se ofreció a los<br />
empresarios sus amigos. Le ilusionaba<br />
además la idea de torear en la plaza de<br />
Talavera, <strong>que</strong> inaugurara su padre. Había toreado<br />
mano a mano con Sánchez Mejías por<br />
no oponerse a su empeño, en Barcelona, y el<br />
día 15 toreó en Madrid. El público estuvo con<br />
él francamente desconsiderado, llegando<br />
hasta arrojarle algunas almohadillas. Ello le<br />
hacía festejar más la idea de irse el día (16-<br />
05-1920) a Talavera.<br />
Los toros fueron de la señora viuda<br />
de Ortega, ganadería no asociada, pero de<br />
casta conocida y cuidada y seleccionada con<br />
esmero. Transcurrió la corrida sin notas<br />
salientes, salvo el tercio de banderillas, <strong>que</strong><br />
llenaron Ignacio y Joselito en el cuarto toro,<br />
en el <strong>que</strong> escuchó la última ovación de su<br />
vida. El quinto toro, Bailador, negro y<br />
pe<strong>que</strong>ño, resultó bronco y con poder y muy<br />
certero hirien-do. Joselito lo vio y ordenó a su<br />
hermano Fernando, <strong>que</strong> solía vestirse alguna<br />
tarde de torero y salir con la cuadrilla, <strong>que</strong> se<br />
retirara del ruedo, por estar el toro peligroso<br />
y carecer Fernando de la necesaria agilidad.<br />
Llegó Joselito a Bailador, <strong>que</strong>, bien<br />
por defecto congénito, o por efecto de algún<br />
golpe recibido durante la lidia, estaba<br />
supuestamente bu-rriciego, de la especie de<br />
los <strong>que</strong> ven de lejos, pero no de cerca, lo <strong>que</strong><br />
es muy difícil asegurar. Sin duda, no calibró<br />
Joselito esta condición del toro y empezó a<br />
trastearle, obedeciendo el toro más a la voz
<strong>que</strong> a la muleta, <strong>que</strong> apenas veía. Al rematar<br />
uno de los muletazos <strong>que</strong>dó el toro sin<br />
atender al engaño y al parecer dominado, y<br />
Joselito, pensando <strong>que</strong> debía dejarle refrescarse,<br />
se alejó de su terreno para arreglar la<br />
muleta.<br />
Al distanciarse de él entró en la zona<br />
en <strong>que</strong> el toro percibía los objetos, y se arrancó<br />
rapidí-simamente sobre el espada. Éste le<br />
marcó la salida con la muleta, pero el toro,<br />
fijo en el objeto, al llegar al diestro no podía,<br />
por su defecto visual percibir el movimiento<br />
de la muleta, y enganchó a Joselito,<br />
volteándole. Le levantó del suelo por la pierna<br />
izquierda, en la <strong>que</strong> le infirió un puntazo corrido;<br />
pero el cuerpo en el aire cayó sobre el<br />
otro pitón en el momento en <strong>que</strong> el toro tiraba<br />
su derrote, metiéndole toda el asta en el<br />
vientre, asestándole una cornada mortal.<br />
Debió entrar muerto en la enfermería, si bien<br />
sus más próximos y fieles (Parrita, Blan<strong>que</strong>t)<br />
no renunciaban <strong>que</strong> dirigiera a ellos sus últimas<br />
palabras.<br />
En la enfermería pusieron los medios<br />
del caso para reanimarle; pero apenas<br />
pudieron hacer sino certificar su defunción.<br />
La impresión en toda España fue enorme.<br />
La gente se resistía a creer la noticia. En los<br />
medios más distantes de la torería la triste<br />
nueva conmovió a todos. En la enfermería de<br />
la plaza se veló a<strong>que</strong>lla noche su cadáver. Al<br />
siguiente día se le condujo a Madrid, y en el<br />
comedor de su casa de la calle de Arrieta<br />
estuvo expuesto al público.<br />
Su entierro en Madrid y en Sevilla,<br />
adonde se le trasladó, tuvo caracteres de duelo<br />
excepcionales. Un desbordamiento de cariño<br />
al torero <strong>que</strong> había venido a ser algo representativo<br />
y mimado de todos los españoles<br />
podría haberle compen-sado, si hubiera sido<br />
posible <strong>que</strong> le gozara, de la soledad <strong>que</strong> el<br />
día 2 de a<strong>que</strong>l mismo mayo lamentó con su<br />
gran amigo don José María de Cossío. Las<br />
pompas fúnebres, el aluvión de elogios póstumos,<br />
la desolación de los aficionados, no<br />
es posible ni enumerarlos, ni ponderarlos dignamente.<br />
Cierto <strong>que</strong> aun <strong>que</strong>daba vivo el otro<br />
MIURA - 2002<br />
gran diestro <strong>que</strong> con él llenó la época más<br />
gloriosa <strong>que</strong> jamás ha tenido la historia del<br />
toreo; pero la muerte de Joselito cerraba este<br />
ciclo glorioso y presentaba al recuerdo tal<br />
cúmulo de hazañas taurinas, de noble pasión,<br />
de arte y de sabiduría, <strong>que</strong> claramente<br />
columbrábamoslo <strong>que</strong> después, con perspectiva<br />
más adecuada, nadie ha puesto en duda:<br />
<strong>que</strong> a<strong>que</strong>lla desgracia era el hito final de un<br />
glorioso periodo en la historia de la tauromaquia.<br />
Jugó en él Joselito el primer papel, no<br />
tan sólo por su arte incomparable, sino por la<br />
responsabilidad y participación a <strong>que</strong> su<br />
carácter y el de su toreo le obligaban. Por<strong>que</strong><br />
Joselito fue, sobre todo, el torero dominador,<br />
el diestro eje de una época, la antena<br />
alrededor de la cual giraba el torbellino de la<br />
fiesta taurina, y ello desde su aparición en los<br />
ruedos. Trazar su semblanza torera es lo más<br />
fácil y lo más complicado <strong>que</strong> puede<br />
intentarse. Lo más fácil, por<strong>que</strong> bastaría decir<br />
<strong>que</strong> ha sido el lidiador de toros más grande<br />
de todos los tiempos. Lo más difícil, por<strong>que</strong><br />
caracterizarle en todos los momentos de la<br />
evolución de su arte y en todos los rasgos de<br />
su toreo es empresa más <strong>que</strong> ardua.<br />
La cualidad suya más eminente fue,<br />
sin duda, su vocación por la profesión torera,<br />
a la <strong>que</strong> se entregó sin reservas desde los<br />
catorce años de edad. Vivió sólo para los<br />
toros, habló tan sólo de toros y a los toros<br />
supeditó todas sus expansiones, costumbres<br />
y deseos. Gozar con la integridad con <strong>que</strong> él<br />
gozó la satisfacción de dominar plenamente<br />
su profesión, fue placer digno de un gran ambicioso,<br />
aun<strong>que</strong> acaso incomprensible para<br />
caracteres menos enteros y graves. A tal<br />
placer subordinó todos los, en su<br />
comparación, frívolos <strong>que</strong> la vida podía ofrecer<br />
a su juventud aureolada de popularidad y<br />
simpatía.<br />
En intuición taurina, manifiesta desde<br />
el tiempo en <strong>que</strong> toreaba becerros, nadie ha<br />
podido aventajarle. Ella le señalaba sin fallos<br />
el camino o sistema para dominar cuantos<br />
toros salían por los toriles, y así esta nota de<br />
185
MIURA - 2002<br />
dominador caracteriza desde el principio su<br />
arte. «Le mató un toro, pero no le afligió<br />
ninguno», se dijo de él después de muerto. Y<br />
así no es posible recordar los toros difíciles<br />
<strong>que</strong> dominó con facilidad en su vida, y la crítica<br />
adversa durante ella recordaba algunos<br />
pocos (un Saltillo, en Madrid, un Moreno<br />
Santamaría, en Valencia) <strong>que</strong> habían conseguido<br />
darle <strong>que</strong> hacer. Ese número ínfimo de<br />
toros entre los centenares de ellos <strong>que</strong> mató<br />
fueron la mejor ejecutoria de su dominio incomparable.<br />
Es indudable <strong>que</strong> el arte de Joselito<br />
se depuró y perfeccionó con los años, y es<br />
de justicia reconocer <strong>que</strong> la compañía y el<br />
ejemplo de un torero de la perfección estilística<br />
de Belmonte le fueron ventajosísimas,<br />
pero en la brega eficaz con el capote apareció<br />
perfecto desde becerrista. No toreaba<br />
entonces con perfección a la verónica. En su<br />
primer año de alternativa se le veía ensayar<br />
todas las maneras de los mejores practicantes<br />
de la suerte en su tiempo para asimilar<br />
un estilo <strong>que</strong> cuadrara a las cualidades de su<br />
toreo.<br />
Hacia 1916 le encuentra, y sus lances<br />
de capa rivalizan en perfección con los del<br />
torero <strong>que</strong> más templadamente haya lanceado<br />
con ella. Cambiaba de rodillas, cultivando con<br />
frecuencia esta tradición familiar; recortaba<br />
con el capote al brazo, y en quites y en toda<br />
especie de lances con la capa era su repertorio<br />
inagotable. Ni el don genial de improvisar<br />
las suertes, forzando las circunstancias, le<br />
fue negado. En banderillas fue desde el principio<br />
extraordinario, tanto en la preparación<br />
como en la ejecución de la suerte.<br />
Tenía preferencia en banderillear por<br />
el lado derecho, y sobre todo en los últimos<br />
años, combatió esta limitación banderilleando<br />
excelentemente por el otro lado. En esta<br />
suerte, desde Guerrita, no ha tenido rival. Su<br />
dominio con la muleta fue insuperable desde<br />
el principio, y sus maneras de dominar tan<br />
variadas como las condiciones de los toros.<br />
Al claro y apto para el lucimiento le toreaba<br />
con perfección y adornos.<br />
186<br />
Gustaba de torear al natural en redondo,<br />
y en estos pases acostumbraba a<br />
ayudarse ligeramente apoyando el esto<strong>que</strong> en<br />
la muleta. Esta circunstancia, en a<strong>que</strong>llos<br />
años de apasionamiento, le fue echada en<br />
cara como defecto. Todo aficionado <strong>que</strong> de<br />
buena fe lo considerara había de convenir en<br />
<strong>que</strong> no era sino costumbre adquirida, según<br />
Cossío le oyó decir cuando le instábamos a<br />
<strong>que</strong> la abandonara, por creer <strong>que</strong> componía<br />
así mejor la figura.<br />
Recuerda don José María <strong>que</strong> toreando<br />
en Santander toros del marqués del Saltillo,<br />
cree <strong>que</strong> en el verano de 1915, un grupo de<br />
conocidos aficionados le increpó al dar un<br />
natural en esta forma. Joselito se echó<br />
entonces la mano del esto<strong>que</strong> a la espalda y<br />
dio tres más admirables. Fue la primera<br />
corrida, tal vez, en <strong>que</strong> toreó así por naturales,<br />
y así siguió toreando hasta su muerte. El<br />
resto de su repertorio de muleta era el total<br />
de todos los pases conocidos, más el trasteo<br />
por delante, <strong>que</strong> en los toros inaptos para<br />
pasarles prodigaba siempre con gracia y variedad<br />
inagotables.<br />
Se le consideraba como mediano matador,<br />
y es preciso antes de asentir a ello precisar<br />
este juicio. Es cierto <strong>que</strong> Joselito no fue<br />
un matador de toros de estilo depurado, aun<strong>que</strong><br />
mató muchos toros irreprochablemente;<br />
pero matador más rápido y seguro es posible<br />
<strong>que</strong> no se encuentre en los anales de la tauromaquia,<br />
aún entrando a la parte los profesionales<br />
de la estocada. Solía montar alto el<br />
brazo del esto<strong>que</strong>, y entrar rapidísimamente,<br />
soltándole más o menos según la reacción<br />
del toro. Éste recibía generalmente parado la<br />
estocada, y así las de Joselito entraban en el<br />
género del genuino volapié mejor <strong>que</strong> en el<br />
de la estocada arrancando, <strong>que</strong> practican los<br />
estilistas depurados de esta suerte.<br />
Mató muchos toros recibiendo, y en<br />
esto ocupa un lugar singular en su época. De<br />
sus dotes de mando en la plaza, de la disciplina<br />
de su cuadrilla, del aprovechamiento feliz<br />
de las aptitudes de sus subordinados ha <strong>que</strong>dado<br />
el recuerdo, pero no la sucesión. Tal este
torero <strong>que</strong> pasa rápidamente por los ruedos,<br />
logra la consideración más elevada <strong>que</strong><br />
diestro alguno pudo soñar, y muere a los veinticinco<br />
años, en plena gloria, sin conocer la<br />
tristeza de un fracaso, sin advertir el menor<br />
síntoma de decadencia. Puede así decirse<br />
<strong>que</strong> si ejemplar fue su vida torera, mayor<br />
ejemplaridad logró su muerte, <strong>que</strong> completa<br />
el ciclo de su actividad taurina sin un fallo,<br />
con perfección de mito.<br />
JOSELITO (el Gallo) y los toros de MIURA.<br />
Es innegable <strong>que</strong> Joselito (el Gallo)<br />
pudo siempre con todos los toros, incluidos<br />
los de Miura, pese a <strong>que</strong> con su peculiar temperamento,<br />
de siempre soliviantaba haciendo<br />
con ello más agresivos a los toros <strong>que</strong> lidiaba,<br />
pero le sobraban facultades para dominarlos.<br />
El mismo Belmonte lo declaró una vez con<br />
frase bien expresiva: «Nunca lo vi inferior a<br />
ningún toro.» Las faenas memorables de<br />
José con los célebres «toros de la muerte»<br />
llenan muchas páginas de su vida de torero.<br />
Pero tal vez fue en la plaza de Valencia donde<br />
Joselito realizó su más famosa hazaña con<br />
reses de la no menos famosa vacada.<br />
Tenía el torero formulado con su amigo<br />
don José Suai, empresario levantino, el<br />
contrato de por vida, de torear en el coso de<br />
la calle de Játiva, la última corrida de cada<br />
temporada matando él solo seis toros. Toreó<br />
los años primeros reses de Contrera y de<br />
Cámara, con las <strong>que</strong> obtuvo triunfos apoteósicos.<br />
Durante la lidia del toro <strong>que</strong> cerró la<br />
corrida segunda, de un grupo de belmon-tista<br />
-no hay <strong>que</strong> olvidar <strong>que</strong> Belmonte se hizo en<br />
la plaza de Valencia y allí tenía innumerable<br />
seguidores-, <strong>que</strong> los había en la ciudad del<br />
Turia a legiones, salió esta frase clara y terminante<br />
como un reto: «Todo eso está muy<br />
bien, pero con toros de Miura.»<br />
Joselito suspendió por unos segundos<br />
la faena y miró al sitio de donde había partido<br />
la enojosa recomendación. Acabó la corrida,<br />
y vestido de torero todavía llamó al hotel, a su<br />
amigo el empresario. Acudió éste presuroso<br />
MIURA - 2002<br />
y oyó de labios de Gallito esta orden, a la <strong>que</strong><br />
no precedió ninguna palabra de saludo:<br />
-José, el año <strong>que</strong> viene, si Dios quiere,<br />
me traes seis toros de Miura.<br />
-Pero... -balbució Suai. -Seis toros de<br />
Miura, o ahora mismo <strong>que</strong>da rescindido<br />
nuestro contrato. Y no se habló más del<br />
asunto.<br />
La cordialidad y la campechanía del<br />
coloso, ensombrecidas hasta entonces por<br />
la molesta objección de los belmontistas<br />
valencianos, volvió al ánimo de José cuando<br />
<strong>que</strong>dó allí acordado de forma definitiva <strong>que</strong> al<br />
año siguiente irían a la plaza de Valencia seis<br />
toros de Miura, para <strong>que</strong> los matara Joselito.<br />
Y llegó el día de la corrida. Una expectación<br />
inmensa había llenado Valencia por<br />
completo la tarde antes de la función, cuando<br />
fueron expuestos en la misma plaza los seis<br />
hermosos ejemplares miureños <strong>que</strong> iban a<br />
lidiarse. Eran grandes, de poderosas<br />
defensas y preciosa lámina. Huelga decir <strong>que</strong><br />
las entradas se acabaron totalmente la víspera<br />
misma. Hecho el paseíllo, José miró<br />
desde el burladero al sitio de la plaza de donde<br />
el año anterior había partido el reto. Allí estaban<br />
los «enemigos.» Y él, con los seis miuras.<br />
Empezó la corrida. Desde la iniciación misma<br />
Joselito llevó la lidia a un tren fantástico, hasta<br />
el extremo de <strong>que</strong> el toro primero lo cogió de<br />
manera espeluznante al comienzo de la faena<br />
de muleta. José se fue superando en cada<br />
toro. Le cortó las orejas a los lidiados en<br />
segundo y cuarto lugares. Banderilleó al<br />
tercero, al cuarto y al quinto, y en toda la corrida<br />
fue haciendo gala de un poderío inmenso.<br />
¡Una tarde de apoteosisl Salió el último, y en<br />
cuanto tocaron a matar, Gallito cogió la<br />
espada y la muleta y se encaminó con paso<br />
firme de rey, con la montera en la mano y la<br />
sonrisa en el semblante, al sitio donde estaba<br />
el grupo de intransigentes belmontistas. Y les<br />
dijo lo siguiente:<br />
-Buenas tardes, señores. Vengo a devolverles<br />
el guante. ¡Va por ustedes!<br />
La multitud, en pie, tributó a José una<br />
ovación atronadora. Hizo el coloso a este toro<br />
187
MIURA - 2002<br />
una faena inmensa. Mató de una estocada<br />
hasta la guarnición; le concedieron las orejas,<br />
y cuando fue a recoger la montera tuvo <strong>que</strong><br />
devolvérsela un «espectador neutral.» Los del<br />
grupo de belmontistas se habían marchado<br />
de la plaza enteramente derrotados. Gallito<br />
apreció como uno de los triunfos mayores de<br />
su vida: <strong>que</strong> cuando salió de la plaza<br />
valenciana en hombros de los entusiastas,<br />
vio al grupo de belmontistas -gente de noble<br />
condición- <strong>que</strong> aguardaba en la puerta para<br />
unir sus palmas a las de gloria <strong>que</strong> acompañaban<br />
a José. Pagó éste con una sonrisa y<br />
un saludo cordialísimo el gesto de a<strong>que</strong>llos<br />
aficionados, con los <strong>que</strong> un par de días<br />
después se reunía a comer la clásica paella.<br />
GONZÁLEZ (Dámaso). Matador español<br />
<strong>que</strong> el (28-01-1979), actuó como testigo<br />
en la confirmación de la alternativa del<br />
diestro Christian Montcouquiol (Nimeño II), en<br />
la plaza México, siendo el padrino de la ceremonia<br />
Manolo Martínez y testigo Dámaso<br />
González, con el toro de nombre Pescador,<br />
de la ganadería mexicana de Tequisquiapan,<br />
dejando buen recuerdo en «el coso más<br />
grande del mundo», expresión de una realidad<br />
constructiva <strong>que</strong> tanto gusta decir al amigo<br />
y crítico taurino mexicano Addiel Bolio,<br />
padre... Si para el famoso diestro Domingo<br />
López Ortega, el verdadero toreo consiste en<br />
sacar al toro de su terreno y <strong>que</strong> haga lo <strong>que</strong><br />
quiere el torero, por<strong>que</strong> «torear es mandar y<br />
nunca hacer lo <strong>que</strong> toro quiera», para Dámaso<br />
González, ante un miura «le tienes <strong>que</strong> hacer<br />
lo <strong>que</strong> él te manda: ponerte en el sitio <strong>que</strong> él<br />
te dice, colocarte en la distancia <strong>que</strong> quiere,<br />
acomodarte a su embestida. Si te marcan <strong>que</strong><br />
por un lado no quieren, si te corta una vez en<br />
banderillas, como lo vuelvas a intentar lo fácil<br />
es <strong>que</strong> te coja.»<br />
Pero Dámaso reconoce <strong>que</strong> «los<br />
triunfos más grandes de su vida han sido con<br />
toros de Miura, y además con toros muy<br />
distintos. Puedo nombrar dos, uno en<br />
Pamplona <strong>que</strong> es comparable a cualquiera<br />
bueno, muy completo. Le hubiera cortado el<br />
188<br />
rabo, pero lo pinché un montón de veces. Y<br />
luego, con otro en Lorca (Málaga), ya en la<br />
década de 1990, <strong>que</strong> fue el más fiero <strong>que</strong> he<br />
visto en toda mi vida. Con ese tipo de toros<br />
no te puedes quitar del sitio, si te quita te<br />
come, hay <strong>que</strong> rematar y dejar la muleta para<br />
<strong>que</strong> él la coja, por<strong>que</strong> si te mueves estás<br />
perdido.» Y es <strong>que</strong> la capacidad de<br />
dicernimiento, para analizar con detalle lo <strong>que</strong><br />
ocurre en su entorno de algunos miuras, es<br />
verdaderamente asombrosa.<br />
Llegado a este punto recuerdo la<br />
ignorancia de nuestro sabio doctor Gregorio<br />
Marañón cuando dijo, poco más o menos, <strong>que</strong><br />
los toros de lidia eran, aun<strong>que</strong> «siempre<br />
físicamente hermosos, cerebralmente unos<br />
estúpidos.» ¡Que lejos se <strong>que</strong>dó en el<br />
conocimiento de la ri<strong>que</strong>za sicológica de tan<br />
mitológico e inteligente animal!<br />
Este mismo matador reconoce <strong>que</strong><br />
«los <strong>que</strong> se consideran figuras pueden y<br />
deben matar una corrida de miuras de vez<br />
en cuando, por<strong>que</strong> si la matan seguido<br />
pueden llegar a aborrecer el toreo, por<strong>que</strong> es<br />
durísimo. Yo a veces decía <strong>que</strong> no le <strong>que</strong>ría<br />
cortar a uno un rabo por<strong>que</strong> lo único <strong>que</strong> me<br />
daría es <strong>que</strong> me anunciaran con otra de Miura,<br />
y si has de durar cinco años, dura dos, por<strong>que</strong><br />
se <strong>que</strong>ma por dentro. Las corridas de<br />
Miura son como al <strong>que</strong> le quieres dar en un<br />
día la comida de veinte.»<br />
En cuanto a las reacciones extrañas<br />
de los miureños, Dámaso le relató a la notable<br />
reportera taurina Ana Fernández Graciani:<br />
«Una vez, en un doblón, a un toro de Miura<br />
se le enganchó en la cola una banderilla <strong>que</strong><br />
había en el suelo. Cuando salió del muletazo<br />
se notó <strong>que</strong> llevaba algo en el rabo, se giró y<br />
se la quitó con la boca, de un mordisco. Ese<br />
tipo de cosas no las haría un toro de ningún<br />
otro encaste.»<br />
GONZÁLEZ Madrid (Rafael),<br />
Machaquito. Matador de toros, nacido en<br />
Córdoba el 2 de enero de 1880. Desde niño<br />
comenzó a trabajar en el Matadero de<br />
Córdoba y a sentirse irrresistiblemente atraído
por los toros. Frecuentó las capeas y novilladas<br />
en su provincia y las de Badajoz, Cáceres<br />
y Ciudad Real, comenzando a figurar en<br />
modestísimas cuadrillas como banderillero y<br />
como peón sin llegar a banderillear<br />
El (26-03-1899), los entonces jóvenes<br />
matadores cordobeses Rafael González<br />
(Machaquito) y Rafael Molina Martínez<br />
(Lagartijo chico), en <strong>que</strong> cada uno de ello era<br />
el complemento del otro: Machaquito,<br />
nervioso, apasionado, se iba hacia los toros<br />
deseoso de hacerlo todo, y todo lo ejecutaba<br />
con rapidez, acierto y sobriedad; Lagartijo II,<br />
por el contrario, toreaba con aplomo, moviendo<br />
apenas los pies y con clásica elegancia y<br />
gallardía...; lidiaron ese día en Madrid toros<br />
de la ganadería de los Castellones; los dos<br />
primeros, de nombre Muletero y Bragao,<br />
fueron de los más grandes <strong>que</strong> se habían visto<br />
hacía muchos años en el circo madrileño;<br />
ambos murieron de dos volapiés soberbios,<br />
sin <strong>que</strong> los matadores resultaran tropezados.<br />
El día (01-09-1899) se celebró en<br />
Madrid una corrida histórica, por<strong>que</strong> en ella<br />
se enfrentaron dos cuadrillas: la de los matadores<br />
Gallos, sevillanos, y la de los<br />
cordobeses Machaquito y Lagartijo chico, en<br />
franco y más <strong>que</strong> excitante desafío. En esta<br />
competencia interprovincial española, fueron<br />
notables cuatro toros: Limonero, Noteveas,<br />
Pajarito y Repartido, de la <strong>que</strong> narramos,<br />
en cada uno de ellos y de forma repetida, la<br />
inusitada efeméride:<br />
«El ganadero don Esteban Hernández<br />
apartó días antes cuatro toros de buen<br />
tamaño, buenas carnes y mejor armadura, y<br />
otros cuatro bastante mayores, de más<br />
arrobas y cornamenta más considerable.<br />
Hubo quien dijo <strong>que</strong> estos últimos tenían seis<br />
años. Si no los tenían, lo parecía. Había desigualdad<br />
notoria en la presentación de la<br />
corrida, <strong>que</strong> hacía justo el sorteo verificado,<br />
aun<strong>que</strong> no en la forma en <strong>que</strong> se hizo de <strong>que</strong><br />
la suerte designase el lugar en <strong>que</strong> cada toro<br />
habría de correrse, sino en la de <strong>que</strong> cada<br />
espada esto<strong>que</strong>ase un toro de los mayores y<br />
otros de los más pe<strong>que</strong>ños, sorteándose los<br />
MIURA - 2002<br />
<strong>que</strong> habían de ser. Los matadores cordobeses<br />
salieron favorecidos para su mayor lucimiento,<br />
correspondiéndoles tres de los cuatro toros<br />
de mayor respeto.<br />
La corrida se dio con gran expectación,<br />
y sucedió en ella lo <strong>que</strong> se esperaba.<br />
Machaquito y el hijo de Juan se llevaron de<br />
calle desde el primer quite a los sevillanos;<br />
mataron admirablemente sus cuatro toros; no<br />
cesaron de oir ovaciones.<br />
El Gallo (Rafael) fue aplaudido banderilleando<br />
-lo escasillaron como banderillero-,<br />
y oyó dos silbas espantosas al atravesar el<br />
esto<strong>que</strong>, huyendo en sus dos toros, de los<br />
cuales el cuarto, llamado Limonero, de pelo<br />
sardo, <strong>que</strong> era de los grandes, fue mucho toro<br />
para él; y el otro espada sevillano se mostró<br />
tan nulo como en las corridas <strong>que</strong> antes<br />
toreara en la Corte.<br />
Los tres toros grandes <strong>que</strong> correspondieron<br />
a los cordobeses, uno a<br />
Machaquito y dos a Lagartijo el Chico,<br />
murieron de tres soberbias estocadas. Media<br />
primorosa dio Rafael González al primero,<br />
llamado Pajarito, de pelo negro, tan admirablemente<br />
colocada <strong>que</strong> tumbó fulminante<br />
a<strong>que</strong>lla mole cárnica.<br />
Las faenas de Lagartijo el Chico<br />
merecen párrafo aparte. Su segundo toro, de<br />
nombre Repartido, de pelo cárdeno, era un<br />
toro con toda la barba: grande, hondo, cornalón<br />
y con muchas arrobas. El sobrino de su tío,<br />
<strong>que</strong> estrenaba terno canela y oro, le tomó de<br />
muleta con sobria finura y reposada elegancia,<br />
sin mover los pies ni encorvar el busto, y<br />
entrándole corto y derecho, vaciando a la<br />
perfección, dio con la mano en el morrillo, dejando<br />
el acero dos dedos caídos. La ovación<br />
fue realmente imponente.<br />
El sexto fue un buen toro en el primer<br />
tercio, y dicho <strong>que</strong>da <strong>que</strong> era de los buenos<br />
mozos. Se llamó Noteveas y era castaño<br />
asardado por la cara y bien puesto, aun<strong>que</strong><br />
mogón del izquierdo. Tomó siete puyazos por<br />
seis caídas y seis caballos muertos, siendo<br />
ovacionado el ganadero, quien envió recado<br />
a Rafael Molina Martínez (Lagartijo el Chico)<br />
189
MIURA - 2002<br />
de <strong>que</strong> se lo brindase. Hízolo así éste, y sujetando<br />
a la res con la muleta con gran habilidad,<br />
apartándola de la <strong>que</strong>rencia de los<br />
caballos muertos, le dio tablas en las del 1 y<br />
lo echó a rodar de una estocada magnífica<br />
hasta la mano. La segunda ovación fue mucho<br />
más intensa <strong>que</strong> la primera.» Así nos describió<br />
El bachiller González de Ribera la corrida en<br />
<strong>que</strong> los matadores sevillanos <strong>que</strong>daron muy<br />
por debajo de los cordobeses... en esa<br />
ocasión.<br />
«Los días 30 y 31 de mayo de 1900<br />
torearon en la plaza de Cáceres los matadores<br />
cordo-beses Machaquito y Lagartijo el<br />
Chico, <strong>que</strong>dando admirables en la primera;<br />
en la segunda, al entrar a matar Rafael Molina<br />
al cuarto toro sufrió una cornada honda en el<br />
muslo derecho y enorme porrazo en la nariz.<br />
No pudo torear en todo el mes de junio, pero<br />
reaparecieron nuevamente juntos los triunfadores<br />
Rafaeles el 1 de julio, y este día lo<br />
hicieron en la plaza de Sanlúcar de Barrameda<br />
(Cádiz), lidiando maravillosamente con su<br />
compañero Macha-quito, reses de Miura...<br />
después de una convalecencia de 30 días.»<br />
¿Pues no <strong>que</strong> eran muy temidos los<br />
miureños?... Recuerdo <strong>que</strong> exactamente un<br />
mes después, el (01-08-1900) murió Lagartijo<br />
el Grande, y el 5 toreó en Madrid su sobrino,<br />
recibiendo una clamorosa y unánime ovación.<br />
El 16 de septiembre, con el toro de<br />
nombre Costillares, del du<strong>que</strong> de Veragua<br />
II, lidiado en la plaza de Madrid el día señalado,<br />
fue el primero <strong>que</strong> mató Rafael González<br />
(Machaquito), cedido por Emilio Torres<br />
(Bombita), el día de su esperada alternativa.<br />
El (15-11-1903), se presentó Rafael<br />
González (Machaquito), en la antigua plaza<br />
México, en un mano a mano con José<br />
Rodríguez (Bebe Chico), con astados de la<br />
ganadería mexicana de Piedras Negras.<br />
El día (15-07-1908) alternó con Ricardo<br />
Torres (Bomba) y Luis Mazzantini en la inauguración<br />
de la plaza de Vista-Alegre -coso<br />
aledaño a Madrid, en el barrio de Carabanchel-<br />
, cediéndole Bombita por camaradería a Luis,<br />
el primer toro, de la mar<strong>que</strong>sa de viuda de los<br />
190<br />
Castellones, llamado Sentimiento, de pelo<br />
castaño mulato, bragado y con el número 3.<br />
El (07-09-1910), se celebró una<br />
corrida en Murcia con toros de don Fernando<br />
Parladé, para Machaquito y Pepete III, éste<br />
en sustitución de Ricardo Torres (Bombita).<br />
Salió el primer toro, y Machaquito lo recibió<br />
con unas verónicas y una larga. El picador<br />
Gordo sufrió una caída y cayó en los mismos<br />
pitones; trató de recogerlo el toro y Pepete<br />
hizo un quite grandioso, <strong>que</strong> remató poniendo<br />
la montera en el testuz, y escuchó la última<br />
ovación de su vida. En otra caída del picador<br />
Majito, fue Pepete al quite nuevamente, para<br />
salir el toro suelto y derribarlo. El diestro se<br />
levantó echándose las manos al vientre y<br />
gritando: ¡Cogerme, <strong>que</strong> me muero!<br />
Entró en la enfermería seguido de<br />
una rastro de sangre. La cornada era mortal;<br />
estaba situada en la ingle derecha y al reconocerle<br />
se le halló la femoral seccionada. No<br />
era posible retener la sangre; se le sacramentó.<br />
A las cinco y media de la tarde dejó de<br />
existir, mientras en la plaza se aplaudía la bravura<br />
de los toros y el público obligaba enardecido<br />
a presentarse al mayoral en el ruedo.<br />
¡Así es la vida!<br />
El (27-05-1912) Rafael González<br />
alternó con Gaona, Gallito y Manolete I, en la<br />
lidia de ocho toros de la ganadería de don<br />
Gregorio Campos y al entrar a matar el cuarto,<br />
primero de su lote, al <strong>que</strong> había toreado y<br />
banderilleado con aclamaciones, fue cogido<br />
y herido de bastante gravedad en el pecho.<br />
Eso le hizo perder varias corridas, entre ellas,<br />
tres en Madrid, una en Burdeos, y en las ferias<br />
de Granada y Plasencia.<br />
El (17-09-1912) le concedió la alternativa<br />
en Madrid a Antonio Boto Recatero<br />
(Regaterín), cediéndole su primer toro, llamado<br />
Torrecito, berrendo en colorado, grande y<br />
corni-corto, de la ganadería de don José María<br />
Benju-mea. Recordamos <strong>que</strong> Regaterín,<br />
nació en Madrid el (27-02-1876) y fue sobrino<br />
de Victoriano Reacatero, el famoso<br />
banderillero de Frascuelo, y de Luis y Tomás.
<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió «Machaquito.»<br />
*Bragao: El (26-03-1899), los entonces<br />
jóvenes matadores cordobeses Rafael<br />
González (Machaquito) y Rafael Molina<br />
Martínez (Lagartijo Chico), cada uno de ello<br />
era el complemento del otro: Machaquito,<br />
nervioso, apasionado, se iba hacia los toros<br />
deseoso de hacerlo todo, y todo lo ejecutaba<br />
con rapidez, acierto y sobriedad; Rafael Molina<br />
(Lagartijo Chico), sobrino de Lagartijo el<br />
Grande, por el contrario, toreaba con aplomo,<br />
moviendo apenas los pies y con clásica<br />
elegancia y gallardía...), lidiaron ese día en<br />
Madrid toros de Castellones; los dos primeros,<br />
de nombre Muletero y Bragao, ya<br />
señalados, fueron de los más grandes <strong>que</strong><br />
se habían visto en el circo madrileño; ambos<br />
murieron de dos volapiés soberbios, sin <strong>que</strong><br />
los matadores resultaran tropezados.<br />
*Muletero: El (26-03-1899), volvemos<br />
a repetirlo, los entonces jóvenes matadores<br />
cordobeses Rafael González (Machaquito)<br />
y Rafael Molina Martínez, Lagartijo chico (cada<br />
uno de ello era el complemento del otro:<br />
Machaquito, nervioso, apasionado, se iba hacia<br />
los toros deseoso de hacerlo todo, y todo<br />
lo ejecutaba con rapidez, acierto y sobriedad;<br />
Lagartijo, por el contrario, toreaba con aplomo,<br />
moviendo apenas los pies y con clásica<br />
elegancia y gallardía...), lidiaron ese día en<br />
Madrid toros de Castellones; los dos primeros,<br />
de nombre Muletero y Bragao, fueron<br />
de los más grandes <strong>que</strong> se habían visto en el<br />
circo madrileño; ambos murieron de dos<br />
volapiés soberbios, sin <strong>que</strong> los matadores resultaran<br />
tropezados.<br />
*Pajarito: El día (01-09-1899) se celebró<br />
en Madrid una corrida histórica, por<strong>que</strong><br />
en ella se enfrentaron dos cuadrillas: la de<br />
los matadores Gallos, sevillanos, y la de los<br />
cordobeses Machaquito y Lagartijo Chico, en<br />
franco desafío. En esta competencia<br />
interprovincial española, fueron notables<br />
MIURA - 2002<br />
cuatro toros: Limonero, Noteveas, Pajarito<br />
y Repartido, de la <strong>que</strong> narramos, en cada<br />
uno de ellos y de forma nnuevamente repetida,<br />
la inusitada efeméride:<br />
Los tres toros grandes <strong>que</strong> correspondieron,<br />
como ya <strong>que</strong>dó señalado, a los<br />
cordobeses, uno a Machaquito y dos a Lagartijo<br />
el Chico, murieron de tres soberbias<br />
estocadas. Media primorosa dio Rafael<br />
González al primero, llamado Pajarito, de pelo<br />
negro, tan admirablemente colocada <strong>que</strong> tumbó<br />
a<strong>que</strong>lla mole cárnica.<br />
*Voleto: El (25-07-1904), este, negro,<br />
buen mozo, de don Eduardo I Miura, lidiado<br />
en Santander el día citado, en aparatosísima<br />
pelea, entró once veces a los pi<strong>que</strong>ros, derribó<br />
en nueve y despenó cuatro caballos.<br />
Resultó empito-nado y herido el picador<br />
Molina. Lo mató Machaquito de excelente estocada,<br />
y fue el mejor toro del año.<br />
MARTÍNEZ Ahumada (José), Limeño.<br />
Matador de toros, nacido en Sanlúcar de<br />
Barrameda (Cádiz) el (19-09-1936) (7, al pie<br />
página 196). Su <strong>que</strong>rida madre, doña<br />
Concepción Ahumada, era hija del <strong>que</strong> fue por<br />
toda su vida Conserje del Matadero de<br />
Sanlúcar, muy aficionada a los toros y <strong>que</strong><br />
«me auxilió y apoyó siempre», dijo con visible<br />
orgullo. Vistió por primera vez de luces el (21-<br />
10-1951), en la coso de El Puerto de Santa<br />
María (Cádiz), cuando ape-nas cumplió los<br />
trece años de edad. Toreó su primera corrida<br />
de Miura en la Feria de Abril sevillana de 1961,<br />
festejo memorable al <strong>que</strong> asistió el entonces<br />
caudillo Franco.<br />
No oculto el gustazo con <strong>que</strong> incluyo<br />
en esta relación de diestros <strong>que</strong> torearon<br />
miuras al amigo, paisano gaditano y famoso<br />
matador José Martínez Ahumada (Limeño),<br />
<strong>que</strong> un día de mayo de 1964 me presentó en<br />
el cortijo Picado, entonces propiedad del ganadero<br />
de reses bravas, el ilustre abogado<br />
jerezano don José García Barroso, su hijo, el<br />
también ganadero y abogado don Manuel<br />
García Fernández-Palacios, entrañable y viejo<br />
191
MIURA - 2002<br />
amigo de muchos decenios. Con Limeño<br />
estuve la tarde del viernes (12-05-2000), sentados<br />
platicando sobre los miuras y la<br />
situación de la ganadería brava en España,<br />
con quien fuera un verdadero «especialista<br />
en miuras», como le calificó el periodista y<br />
reportero taurino don Manuel Ramírez y fotografías<br />
de Nieves Sanz, en BLANCO Y NE-<br />
GRO, de «ABC», del (30-04-2000).<br />
Muchas veces, desde a<strong>que</strong>l año, seguimos<br />
saludándonos... «y cuando me<br />
llamastes, aun<strong>que</strong> estaba muy cansado de<br />
una semana de intensa brega, no quise perder<br />
por ningún motivo el estar charlando un<br />
rato bueno contigo de los toros de Miura, <strong>que</strong><br />
yo sé son para ti una pasión inmensa...», le<br />
dijo a este autor. No habíamos empezado a<br />
tomar el aromático café en la IBENSE, en la<br />
plaza central de Sanlúcar de Barrameda<br />
(Cádiz), cuando sonó el celular. Los<br />
españoles tiene el «sida de los celulares.» Oí<br />
<strong>que</strong> le hablaron de la necesidad de cambiar<br />
un toro para la «corrida del año» en la hermosa<br />
Feria Taurina de Jerez de la Frontera, en<br />
la <strong>que</strong> Curro Romero cortó tres orejas y un<br />
rabo, formando un escándolo impresionante,<br />
mientras <strong>que</strong> a su alternante, su colega gitano,<br />
el jerezano Rafael de Paula, le echaron dos<br />
toros al corral. Así es la vida, también en los<br />
Toros.<br />
La mañana del a<strong>que</strong>l memorable día<br />
para toda la afición jerezana, este autor fue a<br />
tomar unas cañas de cerveza y una ración<br />
de jamón serrano «pata negra» al célebre<br />
Restaurante Casa Flores -¡saludos, <strong>que</strong>rido<br />
Paco, donde quiera <strong>que</strong> Dios te haya<br />
llevado!... por<strong>que</strong> desgraciadamente se nos<br />
fue para siempre-, en la ribera marítima de El<br />
Puerto de Santa María (Cádiz), llevándome la<br />
grata sorpresa de encontrarme en la barra al<br />
viejo amigo y muy reconocido escritor y columnista,<br />
don Antonio Burgos, al <strong>que</strong> conozco<br />
desde la década de 1960, cuando ambos<br />
aparecíamos en artículos de A B C, los míos<br />
sobre toros y los de él de una elegancia y<br />
gracia inigualables, autor del ya famoso libro:<br />
«Curro Romero, la esencia», junto con su<br />
192<br />
guapa esposa Teresa. Con ellos charlé largo<br />
rato, hasta <strong>que</strong> llegó la esposa de Curro y el<br />
apoderado, pero antes prometieron venir a visitar<br />
la hermosa ciudad mexicana de<br />
Zacatecas.<br />
Sigo con Limeño. Mi sobrino Jaime<br />
Abreu de la Rosa <strong>que</strong> nos acompañaba se<br />
encargó de tomar notas de nuestra plática<br />
a<strong>que</strong>lla tarde... José Martínez Ahumada -cuyo<br />
apellido materno, lógicamente, le enorgullece-,<br />
fue el mayor de 10 hermanos y estudió<br />
en Puerto Real (Cádiz), pueblo natal del autor,<br />
trabajando en Casa Martínez.<br />
Recordamos decenas de anécdotas<br />
y hechos. Entre otros recordó a este autor<br />
cuando pronuncié una conferencia en el Restaurante-Bar<br />
de su padre en Sanlúcar de<br />
Barrameda, allá por el año 1968... sobre la<br />
tranquilización de los miuras, de la <strong>que</strong> ya ni<br />
me acordaba. Nos recreamos enumerando<br />
sus éxitos con los de Zahariche, especialmente<br />
cuando los años de 1968 -este año<br />
salió tres veces por la Puerta del Príncipe de<br />
la Real Maestranza, un record toreando<br />
miuras <strong>que</strong> nadie ha igualado todavía-, cortó<br />
2 orejas; en 1969, cuatro orejas, y en 1970,<br />
otras cuatro, todas en la Feria de Abril de<br />
sevillana, siendo esos años el triunfador absoluto,<br />
con vueltas al ruedo y saliendo 4 veces<br />
en total por la Puerta del Príncipe de la Real<br />
Maestranza de Sevilla. ¡Casi ná!, tío. La dos<br />
orejas de 1968 se las cortó Limeño al toro<br />
Romanito, <strong>que</strong> le proporcionó al espada mayor<br />
triunfo logrado en toda su vida de torero.<br />
Fue un toro admirable, al <strong>que</strong> José Martínez<br />
toreó y mató de manera también admirable.<br />
La plaza de la Maestranza, llena, siguió la lidia<br />
de a<strong>que</strong>l magnífico ejemplar, al <strong>que</strong> mandó<br />
sin orejas al desolladero. Este triunfo, como<br />
todos los logrados a través de la historia de la<br />
Fiesta, tuvo una repercusión extraordinaria en<br />
el profesionalismo de Limeño. De tal manera<br />
<strong>que</strong>, al final de la misma temporada de 1968,<br />
el empresario sevillano señor Canorea se hizo<br />
cargo de la dirección artística de la carrera<br />
del buen torero de Sanlúcar, <strong>que</strong> resurgió poderoso,<br />
impulsado, como Diego Puerta en
El matador José Martínez (Limeño) con el Autor.<br />
1962, por la gloria de un toro de Miura.<br />
Juan Belmonte, según dijo en algunas<br />
ocasiones, jamás tuvo miedo, aun<strong>que</strong> a<br />
veces, «¡es la pierna la <strong>que</strong> no quiere dar un<br />
paso hacia delante para cargar la suerte!»,<br />
cuando le increpó un aficionado por<strong>que</strong> no se<br />
acercaba; Joselito, <strong>que</strong> aguantó con un valor<br />
incomensurable su agonía, nunca lo amilanó<br />
ningún toro, así <strong>que</strong> el grande mérito de Limeño<br />
fue <strong>que</strong> se hizo «especialista en miuras<br />
ahogando con inmenso valor sus miedos»,<br />
haciendo como el dice: «de tripas corazón»...<br />
pero siempre con aroma de manzanilla. Vencer<br />
su falta de valor fue su grandeza vital y la<br />
afición de su pueblo le levantó un busto muy<br />
merecido, con motivo del XXV Aniversario de<br />
su alternativa.<br />
José Martínez Ahumada siempre dio<br />
la cara, sin volverla jamás. Y como él dice:<br />
«No me duelen las cornadas de los toros, pero<br />
sí -aun<strong>que</strong> prefiere no hablar de ellas-, las de<br />
la vida»... <strong>que</strong> este autor conoce y también<br />
prefiere no hablar, por<strong>que</strong> igualmente las ha<br />
sufrido con toda intensidad. Y es <strong>que</strong> las<br />
cornadas <strong>que</strong> dan la envidia -ancestral y permanente<br />
cuchillo de la virtud, vieja herencia<br />
del pasado árabe-, las calumnias, la mentira,<br />
MIURA - 2002<br />
etcétera, son mucho más dañinas <strong>que</strong> las de<br />
los toros... y Limeño se <strong>que</strong>ja con visible aceptación<br />
de su destino, de no disfrutar económicamente<br />
lo <strong>que</strong> se ganó con tantos sacrificios.<br />
Las veces <strong>que</strong> lo llamé a su «celular»,<br />
una vez estaba llegando a Albacete, otra salía<br />
de Salamanca, de Madrid, e iba camino de<br />
Extremadura... hasta <strong>que</strong> llegó a descansar<br />
a Sanlúcar. Compra corridas para varios<br />
toreros y plazas de España. No para un<br />
minuto, y cuando piensa estar tranquilo unas<br />
horas, no sé quién le llamó para <strong>que</strong> cambiara<br />
uno de los toros para la corrida de Curro<br />
Romero, en Jerez...¡y acertó!, pues le cortó<br />
las orejas y el rabo... ¡a<strong>que</strong>llo fue apoteósico!<br />
Recomiendo a los lectores traten de<br />
encontrar ese número de BLANCO y NEGRO<br />
del prestigioso «ABC», ya citado, ya <strong>que</strong> el<br />
reportaje del escritor y reportero taurino don<br />
Manuel Ramírez es excelente. Este autor, <strong>que</strong><br />
vive en Zacatecas, Paseo Díaz Ordás, 226,<br />
en Zacatecas, Zac (México), puede enviarle<br />
una fotocopia del mismo a los aficionados<br />
verdaderamente interesados de América sin<br />
costo por el envío. Hablando del Nuevo Mundo<br />
no puedo dejar de señalar el apoteósico<br />
193
MIURA - 2002<br />
recibimiento <strong>que</strong> le hicieron los aficionados y<br />
el pueblo de Sanlúcar de Barrameda, cuando<br />
Limeño volvió de su primer viaje a este Continente.<br />
Después de Juan Belmonte, pocos<br />
diestros pueden hablarnos de las características<br />
esenciales de los miureños como<br />
José Martínez Ahumada (Limeño).<br />
Para él, «sus reacciones son muy<br />
marcadas, sobre todo en el caballo y para<br />
banderillearlos. Le ves de inmediato su alto<br />
grado de agresividad, de fiereza y el desarrollo<br />
del sentido, su liisteza, y de inmediato<br />
piensas <strong>que</strong> como te coja, seguro <strong>que</strong> te lastima.<br />
Cuando te toca -el toro de Miura tiene<br />
unas reacciones <strong>que</strong> no las tiene otro animal<strong>que</strong><br />
fueron trece cornadas, son las medallas<br />
de los toreros, te hieren por<strong>que</strong> truena, pega<br />
de otra manera.»<br />
Para Limeño, «los miuras de antes se<br />
parecen mucho a los de ahora. Respecto al<br />
comportamiento, creo <strong>que</strong> donde se diferencian<br />
un poquito es en <strong>que</strong> ahora salen con<br />
más suavidad, quizá por la justeza de fuerza.<br />
Antes, en general, tenían más carbón.»<br />
Y en cuanto a la mejor faena <strong>que</strong> le<br />
hiciera a uno de Miura se <strong>que</strong>da con la<br />
realizada en la Feria de Abril de Sevilla en<br />
194<br />
La dos orejas de 1968 cortadas por Limeño al miura «Romanito.»<br />
1965, a un astado al <strong>que</strong> no le cortó nada<br />
por<strong>que</strong> le entró a matar cinco veces. De esa<br />
corrida él cuenta:<br />
«Cañabate me hizo una crónica extraordinaria.<br />
Ha sido el toro, sobre todo con la<br />
mano izquierda, <strong>que</strong> mejor he toreado en<br />
Sevilla. También el toro más cercano al ideal<br />
<strong>que</strong> yo he visto, <strong>que</strong> hacía el avión por los dos<br />
lados; fue un miura, un día <strong>que</strong> yo toreaba en<br />
La Maestranza, <strong>que</strong> le tocó a Adolfo Rojas.»<br />
«Cuando vas a torear una corrida de<br />
Miura el ambiente es distinto. Hay dos o tres<br />
detalles <strong>que</strong> te lo cantan. En el hotel o en el<br />
patio de cuadrillas, cuando los amigos dan la<br />
mano para desearte suerte, no lo hacen como<br />
los otros días, te la cojen y no te la sueltan,<br />
como si no fueran a verte más. Parece una<br />
tontería pero es muy gráfico.»<br />
Para Limeño, las reacciones de los<br />
miureños son realmente singulares, incluso<br />
las vacas las tienen muy diferentes a las de<br />
las otras castas. Cuando comentaba lo<br />
anterior confesó <strong>que</strong> de las 23 corridas de<br />
toros de Miura toreadas en su vida... «tengo<br />
sólo una cornadita en Sanlúcar de Barrameda<br />
-cuando toreó con Rafael de Paula en 1974pero<br />
tentando una becerra de las más chicas
MIURA - 2002<br />
Cuando estaba en activo... «Limeño» toreando con la muleta en la izquierda.<br />
Apoteósico recibimiento de sus<br />
paisanos sanlu<strong>que</strong>ños a su vuelta de<br />
América.<br />
Saliendo a hombros por la Puerta del<br />
Príncipe, en la Real Maestranza de<br />
Sevilla.<br />
195
MIURA - 2002<br />
<strong>que</strong> haya toreado, en Zahariche, sufrí una<br />
cornada muy grande <strong>que</strong> me atravesó el<br />
muslo.»<br />
Y volviendo a la charla sostenida con<br />
él en su Sanlúcar natal, llegó el momento de<br />
hablar de la situación de erosión o invalidez<br />
biológica <strong>que</strong> padecen nuestros toros bravos.<br />
Para él, «el ganado bravo está podrido.» Lo<br />
dice nada menos <strong>que</strong> Limeño. Y de ello<br />
hablamos por dos horas. Salió a relucir <strong>que</strong><br />
ya en a<strong>que</strong>lla conferencia a la <strong>que</strong> él asistió,<br />
«señalastes, amigo Zaldívar, con abundantes<br />
datos la marcha progresiva hacia la<br />
invalidez biológica del toro de lidia.»<br />
Las caídas, la poca fuerza -hasta los<br />
de Miura comienza a flojear de las patas-, la<br />
disminución de la agresividad natural, la mansedumbre<br />
a cambio de más sentido para<br />
defenderse «por<strong>que</strong> no pueden caminar» y<br />
cornean casi sin moverse; la pérdida de su<br />
capacidad para pasar de largo, para andar,<br />
etcétera.»<br />
Todo se centró en la urgente necesidad<br />
de restablecer el «equilibrio biológico<br />
perdido», estableciendo una institución o<br />
Instituto Científico y Técnológico del Toro<br />
Bravo, dedicado a estudiar e investigar, a<br />
proteger el toro bravo. De ello habló este autor<br />
en la conferencia celebrada en el Excmo.<br />
ATENEO de Sevilla, el jueves (28-05-2000)<br />
y a cuyo reclamo respondió de inmediato don<br />
José Fernandez, gerente de la Unión de<br />
Criadores de Toros de Lidia del Mediodía, <strong>que</strong><br />
preside el señor conde de la Maza y en la<br />
<strong>que</strong> funge como Tesorero don Eduardo III<br />
Miura Martínez, con los <strong>que</strong> este autor<br />
estableció el compromiso de una próxima<br />
196<br />
reunión para hablar de tan sugestivo asunto.<br />
En la citada conferencia propuse, entre<br />
otras muchas cosas, <strong>que</strong> si hemos dedicado<br />
el año 2000 a Nuestro Padre Dios, ¿por qué<br />
no dedicamos el año 2001 a una de sus<br />
criaturas más hermosas: el Toro Bravo?... y<br />
se <strong>que</strong>dó en el tintero decir <strong>que</strong>, si disfrutamos<br />
de una «Real Maestranza de Caballería, para<br />
lidiar toros, ¿por qué no disfrutar también de<br />
un «Real Instituto del Toro de Lidia», en<br />
recuerdo de S. M. Doña María Mercedes, también<br />
en Sevilla, para estudiarlos y protegerlos<br />
de su decadencia biológica? La Unión de Criadores<br />
podría proponérselo a Su Majestad Don<br />
Juan Carlos I. ¡Sin duda lo aceptaría<br />
encantado!<br />
Y recordé cuando le envié varias<br />
cartas, una carta-propuesta, en 1965-66, al<br />
entonces ministro de Agricultura, don Tomás<br />
Allende y García Baxter, en ese sentido, anunciándole<br />
la necesidad de crear una «Reserva<br />
Biológica del Toro Bravo», en la Estación Biológica<br />
de Doñana, propuesta <strong>que</strong> siempre<br />
alentó el ganadero y abogado jerezano don<br />
Manuel García Fernádez-Palacios. Nos <strong>que</strong>dó<br />
muy claro <strong>que</strong> en esa reserva del toro bravo<br />
hay <strong>que</strong> llevar un hato de vacas y sementales<br />
de Miura de los <strong>que</strong> tengan notas de más<br />
agresividad, poder y tamaño, antes de <strong>que</strong> sea<br />
demasiado tarde, ya <strong>que</strong> sólo en esa ganadería<br />
<strong>que</strong>dan los vacunos de un pasado muy<br />
remoto. Ya existió en la antigüedad una<br />
ganadería brava en Doñana.<br />
Comentando al final el hecho de <strong>que</strong><br />
un científico genetista fuese a Zahariche a<br />
estudiar, dicen <strong>que</strong> la «genética de los<br />
miuras», y dijera <strong>que</strong> se trataba de una sub-<br />
(7) En el célebre puerto pes<strong>que</strong>ro de Sanlúcar de Barrameda, se halla en la desembocadura<br />
del legendario río Guadalquivir, frente al golfo de México, en la otra orilla del océano<br />
Atlántico. El año 1256, el rey Alfonso X el Sabio la conquistó a los moros; fue perdida luego y<br />
reconquistada finalmente en 1262. El año 1295 pasó al Señorío de Alonso Pérez de Guzmán el<br />
Bueno, por su famosa hazaña en Tarifa (Cádiz). De su puerto zarpó Cristóbal Colón para su<br />
tercer viaje a América en 1498, así como la expedición de Magallanes, el (20-09-1519), con la<br />
flota de la <strong>que</strong> formaba parte la nao Victoria, mandada por Juan Sebastián Elcano, la primera<br />
nave y marino <strong>que</strong> dieron la vuelta al Mundo y recaló en Sevilla el (06-09-1522). Francisco<br />
Albo, navegante español, nacido hacia el año 1495, fue piloto de la Victoria y uno de los dieciocho<br />
supervivientes de la expedición de Magallanes <strong>que</strong> desembarcaron a su regreso |en<br />
Sanlúcar de Barrameda el (07-09-1522).
MIURA - 2002<br />
El matador de toros español José Martínez Ahumada (Limeño), natural de Sanlúcar<br />
de Barrameda (Cádiz), «especialista en <strong>Miuras</strong>.» Sin comentarios.<br />
197
MIURA - 2002<br />
raza bovina. Ambos nos reímos de semejante<br />
afirmación, por<strong>que</strong> los toros de Miura siguen<br />
siendo en gran medida los toros provenientes<br />
de la primitiva raza bovina, esa <strong>que</strong> sigue<br />
pastando en las legendarias Marismas del<br />
Guadalquivir, <strong>que</strong> cuando se ven acosadas o<br />
encerradas se manifiestan con una impresionante<br />
agresividad y poder.El doctor Javier<br />
Castroviejo lo sabe bien.<br />
Una sub-raza es la <strong>que</strong> han conseguido<br />
muchos ganaderos, <strong>que</strong> han cambiado<br />
el tamaño de los toros, se volumen y primitiva<br />
agresividad, en bravura noble y sostenida, <strong>que</strong><br />
ha terminado por hacer del toro del pasado<br />
una masa de bondad rayana en la bobería más<br />
acusada y detrás de esos toros ya no <strong>que</strong>da<br />
nada. Limeño decía:<br />
«Es muy fácil echarle agua y vinagre<br />
al buen vino, pero imposible rescatarlo<br />
después. Eso es lo <strong>que</strong> ha pasado con los<br />
toros. Ya no vale el cuento de <strong>que</strong> se caían<br />
por<strong>que</strong> pesaban muchos kilos, por<strong>que</strong> también<br />
se caen los erales y utreros igual <strong>que</strong><br />
los toros... y en cuanto a la mansedumbre,<br />
hay corridas y novilladas en las <strong>que</strong> se desechan<br />
por mansos hasta dos y tres<br />
astados.Hemos llegado al límite. Hasta los ex<br />
toreros, como Diego Puerta, dedicado a criar<br />
toros bravos, está seriamente preocupado por<br />
la flojedad creciente de los toros. Hasta<br />
algunos ganaderos mexicanos piensan <strong>que</strong><br />
se está alterando el centro cerebral de la<br />
bravura y ello les tiene en ja<strong>que</strong>.»<br />
Me atrevo a decir <strong>que</strong> la Junta de Andalucía<br />
debe tomar cartas en el asunto y<br />
delegar en los ganaderos andaluces <strong>que</strong><br />
colaboren en esa Institución, bajo la dirección<br />
de la Unión señalada, iniciar cuanto antes el<br />
rescate biológico del toro de lidia, con la<br />
intervención de los más acreditados<br />
científicos de las Facultades de Veterinaria de<br />
España e incluso de Francia, donde el interés<br />
por ese patrimonio genético hispano<br />
invaluable crece cada año entre los aficionados<br />
y muy especialmente entre los<br />
veterinarios galos. Con un fuerte abrazo despedimos<br />
al especialista en lidiar miuras, don<br />
198<br />
José Martínez Ahumada (Limeño).<br />
MAZZANTINI y Eguía (Luis). Matador<br />
de toros. Aun<strong>que</strong> la mayoría y los mejores de<br />
sus biógrafos coinciden en <strong>que</strong> nació en<br />
Elgóibar el (10- -10-1856), quiero señalar, para<br />
mayor escrupulosidad, los datos <strong>que</strong> aparecieron<br />
en una biografía contemporánea del<br />
torero, <strong>que</strong> dice <strong>que</strong> nació en Pistoya Toscana<br />
(Italia), y <strong>que</strong> fue bautizado en el pueblo<br />
guipuzcoano <strong>que</strong> los otros indican como el<br />
de su naturaleza la fecha antes citada. Se<br />
publicó esto en La Nueva Lidia. Su padre, don<br />
José Mazzantini Vanguci, era de nacionalidad<br />
italiana, y residía en España por<strong>que</strong> tenía un<br />
cargo en las obras de construcción de los ferrocarriles<br />
vascos; su madre, española y<br />
vasca, doña Bonifacia de Eguía. Disfrutó de<br />
una posición económica medianamente<br />
desahogada.<br />
De 1860 al 1867 vivieron en Bilbao, y<br />
después, motivado por el empleo de su padre,<br />
en Marsella, Livorno, Civitavecchia, Nápoles,<br />
Foligno, Velletti, Frascatti y Roma, lugar este<br />
último donde estuvo nuestro biografiado en<br />
un colegio de los Padres Eescolapios. En<br />
1870 regresó nuevamente a España en el<br />
cortejo de Amadeo de Saboya, de secretario<br />
particular de un personaje de su corte. En<br />
1875 se hizo bachiller en Artes, y poco después<br />
ingresó como actor-telegrafista en los<br />
ferrocarriles del Mediodía; en 1878 era jefe de<br />
estación en Malpartida, y en enero de 1880<br />
pasó a la Compañía de Ciudad Real a Badajoz,<br />
como jefe de estación en Santa Olalla.<br />
Hombre ambicioso e inteligente por<br />
una parte, y por otra acuciado de la necesidad,<br />
ya <strong>que</strong> tenía <strong>que</strong> mantener a sus hermanos y<br />
esposa, el empleo <strong>que</strong> tenía más le parecía<br />
una carga insuficiente para resolver su vida<br />
<strong>que</strong> un medio de ganarse la subsistencia.<br />
Intentó ser cantante de ópera, y para éllo<br />
consultó las posibilidades de sus méritos<br />
como tal don Antonio Vico. No parece <strong>que</strong> fue<br />
satisfactoria la respuesta para Mazzantini, y<br />
entonces éste, cumpliendo al pie de la letra<br />
a<strong>que</strong>lla frase atribuida a él, <strong>que</strong> le dio en los
círculos taurinos y profesionales categoría de<br />
filósofo: En este país de los prosaicos<br />
garbanzos no se puede ser más <strong>que</strong> dos<br />
cosas: o tenor del Teatro Real o matador de<br />
toros, optó por lo último.<br />
Siendo jefe de estación en Santa<br />
Olalla empezó a frecuentar capeas y<br />
novilladas pueblerinas, participando en<br />
ocasiones en funciones taurinas organizadas<br />
por los empleados de ferrocarriles. La primera<br />
vez <strong>que</strong> encontramos su nombre en corridas<br />
de los Campos Elíseos, de Madrid, es en El<br />
Toreo del (07-10-1879), <strong>que</strong> dice: «En los<br />
Carripos Elíseos tendrá lugar una becerrada<br />
a beneficio de las familias <strong>que</strong> han sufrido por<br />
la inundación de Murcia, Alicante y Almería,<br />
esto<strong>que</strong>ando dos becerros cada uno de los<br />
conocidos aficionados Pelayo Blasco y Luis<br />
Mazzantini.»<br />
En modestas funciones celebradas<br />
posteriormente tomó parte, a pesar de los<br />
continuos disgustos <strong>que</strong> ello le ocasionaba<br />
con sus jefes, ya <strong>que</strong> para alimentar sus<br />
aficiones y deseos tenía <strong>que</strong> abandonar<br />
continuamente los servicios de su empleo.<br />
Parece ser <strong>que</strong> trasladado a las oficinas<br />
centrales de Madrid, tuvo <strong>que</strong> escuchar reprensiones<br />
de don José Echegaray, a la sazón<br />
jefe supremo de la Compañía, <strong>que</strong> determinaron<br />
el abandono definitivo de su empleo.<br />
por parte del subordinado.<br />
Cual Salvador Sánchez Povedano<br />
(Frascuelo) o Ángel Pastor, Luis Mazzantini<br />
tuvo <strong>que</strong> salir en el ruedo madrileño a matar<br />
novillos embolados vestido ridículamente para<br />
cualquier función mojiganguera, como ocurrió<br />
el (22-02-1880), comentando la cual escribió<br />
El Toreo: «El joven de buena familia (se le<br />
había anunciado así por Casiano, célebre<br />
empresario de la plaza de Madrid) tuvo más<br />
desgracia <strong>que</strong> falta de valor y conocimientos.<br />
Cómo ha de ser; los toros no son conejos<br />
<strong>que</strong> se puedan matar en un monte.» El 29 del<br />
mismo mes volvió a matar un novillo en la<br />
pantomima titulada Pepe-Hillo.<br />
El 5 de diciembre de a<strong>que</strong>l año actuó<br />
ya como matador de novillos de puntas,<br />
MIURA - 2002<br />
alternando con Mateíto, Pulguila y Valladolid<br />
en la muerte de toros de lsidoro Recio, de<br />
Toledo. En las mojigangas de la primavera de<br />
1881 esto<strong>que</strong>ó Mazzantini los novillos en<br />
puntas y fue adquiriendo poco a poco crédito<br />
y nombradía, dejando de considerarle el<br />
público como un señorito loco y arruinado <strong>que</strong><br />
pretendía levantar cabeza con los toros.<br />
Fueron la causa de ello, como de la mayoría<br />
de los triunfos de su carrera, las magníficas<br />
estocadas <strong>que</strong> hacían rodar violentamente a<br />
los astados.<br />
El (18-12-1881) obtuvo un buen éxito<br />
en Madrid, esto<strong>que</strong>ando un novillanco manso<br />
<strong>que</strong> había sido fogueado y dado mucho <strong>que</strong><br />
hacer a todos los miembros de la cuadrilla.<br />
La popularidad del diestro tomó un auge grandísimo,<br />
hasta tal punto <strong>que</strong> el 3 de mayo de<br />
1883 los Reyes y demás miembros de la<br />
familia real acudieron, a pesar de <strong>que</strong> estaba<br />
el día lluvioso, a una corrida en <strong>que</strong> mató Luis<br />
dos toros de la vacada del marqués de Salas<br />
y otros dos del conde de la Patilla.<br />
A pesar de la famosa ley Gramond,<br />
<strong>que</strong> prohibía matar reses en el redondel de<br />
cualquier población francesa, Luis Mazzantini<br />
logró <strong>que</strong> le concedieran tal gracia para esto<strong>que</strong>arlos<br />
en Cauterets y Nimes, ganándose<br />
allí las mejores simpatías y un cartel <strong>que</strong> le<br />
duró toda su carrera. En el invierno de 1882-<br />
83 estuvo en Montevideo, participando en<br />
buen número de funciones, <strong>que</strong> fueron otros<br />
tantos triunfos.<br />
El (31-05-1883) mató por primera vez<br />
en corrida formal en Madrid con dos toros<br />
rejoneados por don Bartolomé Muñoz, en una<br />
corrida extraordinaria, en la <strong>que</strong> además de<br />
los dichos se corrieron otros seis de Benjumea<br />
para el Gordito, Lagartijo, Currito, Gallo,<br />
Manuel Molina y Cuatro-dedos. A pesar de<br />
haberse torcido un pie en la lidia del primer<br />
bicho, no quiso retirarse a la enfermería hasta<br />
ver tumbados a los dos, escuchando por<br />
ello una gran ovación.<br />
El día (08-07-1883) actuó en la plaza<br />
de toros de El Puerto de Santa María, alternando<br />
con Lagartija y el Marinero, donde tres<br />
199
MIURA - 2002<br />
200<br />
Al igual <strong>que</strong> citamos a Lagartijo, como aparentemente el más olvidado en esta<br />
publicación, citamos a Frascuelo, al <strong>que</strong> como el primero, dedicarmos un<br />
trabajo espacial, con refrencia a su labor con los miuras.
días antes (5 de julio) la nueva empresa de<br />
dicha plaza, <strong>que</strong> acababa de obtener su<br />
arrendamiento, anunció dicha corrida, dando<br />
en los carteles lugar preferente a Luis<br />
Mazzantini y, como siempre <strong>que</strong> se daban<br />
festejos en el área de los Puertos, se le<br />
avisaba a la afición de <strong>que</strong> habría trenes extraordinarios<br />
de ida y vuelta a El Puerto para<br />
facilitar la asistencia a los espectáculos.<br />
El (19-08-1883) alternó en Toledo con<br />
el Gordito. En El Puerto de Santa María y<br />
Cádiz adquirió una popularidad asombrosa en<br />
torero <strong>que</strong> no había tomado la alternativa, y a<br />
pesar de ello actuó con Bocanegra, Hermosilla<br />
y otros lidiadores doctorados. Al terminar la<br />
temporada, <strong>que</strong> a decir verdad no había tenido<br />
nada <strong>que</strong> envidiar a la de los propios Lagartijo<br />
y Frascuelo, se embarcó para Montevideo en<br />
unión de Cuatro-dedos y Pulguita; los<br />
picadores Agujeta, Badila, Zafra y Ortega, y<br />
los banderilleros Primito, el Panadero, Felipe<br />
Aragó, el Califa y su hermano Tomás. Fue<br />
este viaje triunfal, como el primero, y además<br />
tuvo otra circunstancia probatoria de la inteligencia<br />
y buena dirección del diestro de<br />
Elgóibar. Aprendió allí, donde los públicos se<br />
entusiasmaban con sólo ver rodar a los<br />
astados, la manera más vistosa y contundente<br />
de verificar el volapié, de forma <strong>que</strong> ni el<br />
propio Frascuelo realizaba.<br />
Asimismo procuró corregir su deficiente<br />
toreo de capa y muleta -como años<br />
después logró Joselito-, aun<strong>que</strong> en esto no le<br />
fueran los resultados tan satisfactorios. La<br />
propaganda y la forma como hablaron de su<br />
labor y persona los periódicos ultramarinos<br />
confirmó la nombradía de Luis Mazzantini.<br />
Al regresar a España desde Montevideo,<br />
tras haber logrado grandes triunfos, Luis<br />
Mazzantini tomó la alternativa en la Real<br />
Maestranza de Caballería de Sevilla, de manos<br />
de Salvador Sánchez Povedano<br />
(Frascuelo), el (13-04-1884), lidiándose ganado<br />
de don José Adalid en medio de una<br />
constante lluvia. El toro de la alternativa se<br />
llamó Costurero, entrepelado en cárdeno,<br />
cedido por Frascuelo, al <strong>que</strong> mató de un<br />
MIURA - 2002<br />
volapié hasta los rubios <strong>que</strong> le valió una gran<br />
ovación, y el segundo de su lote se llamó Zapatero,<br />
negro zaino, le despachó de un<br />
metisaca por lo alto, y al tercero, Azuceno,<br />
cárdeno salpicado, tras de haberlo banderilleado<br />
en unión de Frascuelo, lo hizo acostarse<br />
de un gran volapié.<br />
La confirmación en Madrid tuvo lugar<br />
el (29-05-1884), actuando de padrino Rafael<br />
Molina (Lagartijo el Grande), siendo el ganado<br />
de Murube. Mazzantini estuvo acertado en la<br />
lidia de los tres <strong>que</strong> le correspondieron,<br />
tumbándolos de formidables estocadas,<br />
mereciendo por ello el <strong>que</strong> le sacasen en<br />
hombros los espectadores hasta el coche.<br />
El comentario más sobrio y elocuente de la<br />
alternativa lo tuvo El Toreo al decir <strong>que</strong> «es<br />
todo lo <strong>que</strong> podía apetecer un matador al tomar<br />
la alternativa en la primera plaza de<br />
España.»<br />
El (05-06-1884) toreó en la extraordinaria<br />
de dicho día en unión de Rafael Molina<br />
(Lagartijo) y Rafael Gómez Ortega (el Gallo),<br />
escuchando formidables ovaciones. La popularidad<br />
de Luis Mazzantini subió a grados<br />
insospechados y con matices y tonalidades<br />
<strong>que</strong> su personalidad le procuraba y <strong>que</strong> hasta<br />
entonces ningún torero había logrado. Empezaron<br />
a circular corbatas Mazzantini, pañuelos<br />
Mazzantini, bastones Mazzantini, etcétera...<br />
muy al estilo italiano aplicado a la tauromaquia,<br />
y se repetían las biografias en <strong>que</strong><br />
muchos escritores taurinos, llevados de un<br />
afán encomiástico excesivo, le adjudicaban<br />
los títulos universitarios más altos.<br />
Por otra parte, su simpatía y buen trato<br />
le permitieron conquistar los medios más<br />
dispares, y circulaba en todos ellos con<br />
general aprecio y admiración. Al finalizar la<br />
temporada de 1884, el espada vasco nada<br />
tenía <strong>que</strong> envidiar a Frascuelo o Rafael Molina.<br />
Como a ellos, le sonreía la gloria y le proponían<br />
contratos en blanco. Los adversarios de<br />
Mazzantini y cierta Prensa reaccionaria empezaron<br />
a decir <strong>que</strong> en la propaganda de él<br />
había tomado mucha parte la masonería... ¡la<br />
envidia ibérica siempre presente!<br />
201
MIURA - 2002<br />
Sánchez Pastor, al reseñar en El<br />
Toreo la corrida celebrada el (07-09-1894) en<br />
<strong>que</strong> alternó Mazzantini con Lagartijo y Paco<br />
Frascuelo, escribió:<br />
«El G. A. D. U, le conserve a usted<br />
por muchos años la serenidad <strong>que</strong> ayer reveló<br />
para matar toros, y ya usted me<br />
entiende, señor don Luis.» Eduardo López<br />
Bago, novelista <strong>que</strong> por entonces gozaba de<br />
buena nombradía, escribió una obra titulada:<br />
Luis Martínez, el espada, en la cual la figura<br />
central con su toreo, sus mundanas andanzas<br />
y vida, era la de Luis Mazzantini.<br />
El (31-05-1885) sufrió un puntazo en<br />
la Corrida de Beneficencia en Madrid. En<br />
Albacete, el 7 de octubre, fue cogido por el<br />
toro, llamado Finito, retinto, de don Antonio<br />
Fernández de Heredia, <strong>que</strong> le produjo un<br />
puntazo en el muslo derecho. Estos<br />
pe<strong>que</strong>ños accidentes sufrió Luis en toda la<br />
temporada, brillante y con la sonriente<br />
característica de los aplausos y la gloria en<br />
la mayoría de sus actuaciones. Al terminar<br />
sus contratas en la Península se embarcó<br />
para La Habana (Cuba), llevando de segundo<br />
espada a Cuatrodedos, <strong>que</strong> le cedió su<br />
antigüedad, y una brillante cuadrilla de banderilleros<br />
y pi<strong>que</strong>ros.<br />
El buen éxito <strong>que</strong> tuvo en las 16<br />
funciones <strong>que</strong> toreó es difícil <strong>que</strong> le<br />
sobrepase torero alguno. Al marcharse de<br />
a<strong>que</strong>lla isla fue despedido como un triunfador,<br />
entre aclamaciones y cohetes. Desde allí se<br />
embarcó para México, donde toreó también<br />
con acierto. A su vuelta a España, con el solo<br />
dolor de haber dejado muerto en Cuba a su<br />
buen banderillero el Barbi, se empezó a<br />
murmurar nuevamente de <strong>que</strong> los masones<br />
habían alentado la excursión, <strong>que</strong> había<br />
servido para estrechar lazos de amistad<br />
entre los componentes de las logias<br />
americanas y españolas, citándose esta vez<br />
nombres de prestigiosas personas, como<br />
alentadoras y conocedoras del asunto.<br />
El toro de nombre Bandolero, de la<br />
ganadería española de don Juan Sánchez,<br />
de Carreros (Salamanca), lidiado en Mádrid<br />
202<br />
el (26-09-1886), <strong>que</strong> produjo una herida al picador<br />
José Bayard (Badila), siendo<br />
esto<strong>que</strong>ado magistralmente por Luis<br />
Mazzantini.<br />
«Don Luis» Mazzantini perfilado para<br />
matar inauguró la temporada altemando con<br />
Rafael (Lagartijo) y Salvador (Frascuelo) en<br />
Madrid el (10-04-1887), alcanzando grandes<br />
aplausos. Al ir a Sevilla a<strong>que</strong>l año, parte del<br />
público <strong>que</strong> le era ya hostil desde las últimas<br />
corridas de la temporada anterior, a pesar de<br />
haberle aplaudido antes tanto, empezó a meterse<br />
con él de forma excesiva e injustificada.<br />
El 8 de abril ya le habían tirado, sin<br />
tener la menor culpa, algunos naranjas y botellas,<br />
cayendo una cerca de él; Luis<br />
Mazzantini vio al individuo <strong>que</strong> la había<br />
arrojado, y en unión de Badila se dirigió al<br />
asiento <strong>que</strong> aquél ocupaba. No produjo buen<br />
efecto esto, y en las corridas siguientes, de<br />
los días 15 y19 de mayo, se volvieron a sacar<br />
las campanillas <strong>que</strong> anteriormente tanto habían<br />
dado <strong>que</strong> hacer a Rafael Molina Sánchez,<br />
Lagartijo.<br />
El (19-05-1887), un astado del ganado<br />
bravo español de don Joaquín Pérez de la<br />
Concha, <strong>que</strong> llevó el nombre de Zapatero,<br />
fue lidiado en Real Maestranza de Sevilla el<br />
día señalado. Cogió al diestro Luis Mazzantini<br />
al pasar de muleta y le infirió una cornada de<br />
gravedad en el vientre y otra en el escroto. La<br />
cogida se debió cuando Luis se volvió,<br />
dándole la espalda al toro para mirar a un espectador<br />
<strong>que</strong> le había insultado, de lo <strong>que</strong> se<br />
dio cuenta el astado para lanzarse sobre él,<br />
produciéndole un puntazo en el pene y bajo<br />
vientre, <strong>que</strong> en un principio se creyó gravísimo.<br />
Repuesto de las lesiones, toreó en Madrid en<br />
corrida del (22-06-1887), siendo muy aplaudido.<br />
A pesar de la inquina <strong>que</strong> le habían demostrado<br />
en mayo los sevillanos, en<br />
septiembre, en las ferias de San Miguel, <strong>que</strong><br />
toreó en unión de Frascuelo y Hermosilla, estuvo<br />
menos afortunado <strong>que</strong> entonces y fue<br />
tratado con más consideración, atribuyéndolo<br />
muchos al acto de buen efecto diplomático
de Mazzantini al enviar como sustituto suyo<br />
al Gallo a Madrid el 5 de junio último.<br />
Terminada la temporada se embarcó<br />
para nuevamente para México, toreando aqui,<br />
aun<strong>que</strong> no logró el triunfo apoteósico del año<br />
anterior, sí con aplausos y notable acierto. De<br />
regreso a España regentó como empresario<br />
la plaza de Madrid, limitándose él a trabajar<br />
en provincias.<br />
El (14-10-1887), el toro de don<br />
Alejandro Arroyo (antes Mazpule), de nombre<br />
Tarugo, recibió con mucho poder varias<br />
puyas, <strong>que</strong> pudieron ser unas 14, de Badila,<br />
Luis Mazzantini y Eguía<br />
MIURA - 2002<br />
Cantares y Agujetas, en la plaza de Madrid,<br />
después de ser pareado por Mazzantini y<br />
Guerrita, muriendo a manos del primero. El<br />
(11-12-1887), la ganadería de don Vicente<br />
Martínez se presentó en la ciudad de México,<br />
plaza Colón. Actuaron Mazzantini, Valentín<br />
Martín y Gabriel López (Mateíto).<br />
En Bilbao, donde el año anterior había<br />
dejado mal recuerdo, actuó en varias corridas,<br />
<strong>que</strong> le reconquistaron la simpatía y cartel<br />
perdido. En 1889 alcanzó notables triunfos en<br />
París, en la famosa plaza Pergolesse,<br />
haciéndose allí personaje notable y solicitado<br />
203
MIURA - 2002<br />
por todos. En las cinco corridas <strong>que</strong> toreó en<br />
la corte, alternando unas veces con Salvador<br />
o Rafael o Guerrita, estuvo bastante afortunado.<br />
En provincias actuó en 39 funciones,<br />
<strong>que</strong> fueron la mayoría de ellas triunfos<br />
señalados.<br />
El 12 de mayo, alternando con<br />
Guerrita en Tarragona, se armó un formidable<br />
escándalo de parte del público contra él,<br />
hiriéndole con botellas, piedras y otros<br />
elementos y teniendo <strong>que</strong> retirarse a la<br />
enfermería ante la impotencia de las autoridades<br />
para reprimir el tumulto. Terminados<br />
sus com-promisos en Europa se embarcó por<br />
tercera vez para Montevideo, teatro de sus<br />
primeros triunfos, confirmando allí nuevamente<br />
las buenas impresiones del principio<br />
de su carrera.<br />
El (02-03-1890) se celebró en el coso<br />
de la ciudad de Montevideo (Uruguay) la última<br />
corrida de toros, con Luis Mazzantini y<br />
Enri<strong>que</strong> Santo (Tortero), un día antes de <strong>que</strong><br />
entrara en vigor la ley prohibiendo los espectáculos<br />
taurinos en ese país. Terminó la<br />
primera mitad del año 1890 actuando las más<br />
de las veces en la hermosa ciudad de París<br />
y otras plazas francesas, inaugurando el 25<br />
de mayo la de Orán (Argelia). El 17 de agosto,<br />
alternando con Cara-Ancha en la muerte de<br />
toros de Veragua, sufrió un puntazo <strong>que</strong> le<br />
impiidió terminar la corrida. El domingo (05-<br />
10-1890), Luis Mazzantini alternó en Madrid<br />
con el Gallo y Guerra; al cuarto toro, Grajito,<br />
se lo volvieron al corral, tras de haberle dado<br />
varias estocadas, aplaudiéndole a pesar de<br />
ello el público, ya <strong>que</strong> la vitalidad del bicho<br />
había asombrado a todos.<br />
El domingo 12 de octubre alternó<br />
mano a mano con el Guerra en la muerte de<br />
reses de Anastasio Martín. Cuando estaban<br />
banderilleando al cuarto toro, Farolero,<br />
berrendo en negro, metió el capote don Luis,<br />
siendo acosado por el astado, <strong>que</strong> le obligó a<br />
tomar las tablas por el tendido 5, con el fiero<br />
bicho tan detrás <strong>que</strong> no tuvo tiempo de<br />
refugiarse en el burladero de la puerta de<br />
caballos, cogiéndole la res contra él; rápida-<br />
204<br />
mente se aferró al pitón del animal con una<br />
mano y con la otra empezó a golpearle fuertemente<br />
en el testuz, hasta lograr hacerle<br />
apartar la cabeza y poder entrar en el<br />
burladero. La lucha fue magnífica, cuerpo a<br />
cuerpo, y en ella se probó la fuerza hercúlea<br />
de Luis Mazzantini y su notable gran serenidad.<br />
El (26-10-1890), en corrida extraordinaria,<br />
Mazzantini lidió sus propias reses en la<br />
plaza madrileña, estrenando su vacada y dando<br />
la alternativa a Antonio Arana (Jarana). En<br />
1891, temporada de turbulencias en el circo<br />
madrileño, alternó con el Espartero y Guerrita.<br />
Aun<strong>que</strong> su labor fue de las más grises de toda<br />
la carrera, tuvo la habilidad de situarse en<br />
posición de neutral en las enconadas<br />
discusiones <strong>que</strong> había.<br />
En 1892 no actuó en Madrid hasta la<br />
segunda temporada, haciéndolo en abril en<br />
Sevilla con regular éxito. En Cádiz, el 8 de<br />
mayo, toreando con Minuto, alcanzó un<br />
señalado triunfo. En el otoño trabajó en Madrid<br />
varias veces, siendo su labor muy acertada y<br />
aplaudida.<br />
En 1893 estuvo bastante afortunado,<br />
con algunos fracasos, como el ocurrido con<br />
el toro Soberbio, de Pablo Romero, en el <strong>que</strong><br />
estuvo desdichadísimo y fue largamente<br />
silbado. El (04-06-1893), día en <strong>que</strong> mató un<br />
toro a Jarana, estuvo inspiradísimo en la lidia<br />
de los astados de Félix Gómez, siendo cogido<br />
por el toro Airoso, <strong>que</strong> le destrozó la taleguilla<br />
y le produjo un fuerte varetazo en la ingle, <strong>que</strong><br />
le impidió torear la corrida del día 11 del citado<br />
junio.<br />
El (11-09-1893) fue inaugurada la plaza<br />
de toros de la bella ciudad de Sala-manca<br />
(España), con capacidad para 10 mil 858<br />
espectadores, por Luis Mazzantini y Rafael<br />
Bejarano (Torerito), quienes en un mano a<br />
mano lidiaron ejemplares de Eloy y Lamamié<br />
Clairac.<br />
En 1894 tuvo una lucida actuación en<br />
provincias y bastante acertada en Madrid.<br />
Alejado de la plaza de Madrid Guerrita, los<br />
años 1895 y 96, Mazzantini se hizo el amo, o
por lo menos el más solicitado y elogiado. Sin<br />
embargo, tuvo algunos lunares<br />
sobresalientes; el 19 de mayo le devolvieron<br />
un toro al corral en medio de una silba imponente.<br />
El 26 del mismo mes, de 1895, a pesar<br />
de no estar muy afortunado, hizo dos quites<br />
a los picadores Cigarrón e Inglés <strong>que</strong><br />
levantaron al público de emoción y<br />
entusiasmo.<br />
El (20-10-1895) hizo un quite parecido<br />
al Tornero, hermano de Enri<strong>que</strong> Vargas<br />
(Minuto), luchando de poder a poder con un<br />
bravísimo astado de la ganadería de Ibarra.<br />
El (24-08-1896) sufrió una cogida en Bilbao,<br />
ocasionada por un toro del du<strong>que</strong> Veragua,<br />
<strong>que</strong> le produjo una gran herida en el muslo<br />
izquierdo <strong>que</strong> le tuvo bastante tiempo sin<br />
torear. En 1897 volvió Guerra a la plaza de la<br />
Corte. El 21 de abril tuvo Luis Mazzantini una<br />
tarde buena, sobresaliendo más por lo poco<br />
lucido <strong>que</strong> estuvo el cordobés. En la Corrida<br />
de Beneficencia, del 3 de junio, se lidiaron<br />
ocho toros del Saltillo por Mazzantini, Guerrita,<br />
Reverte y Emilio el Bomba, constituyendo una<br />
fiesta magnífica y memorable. El guipuzcoano<br />
esto<strong>que</strong>ó de forma magistral a sus dos<br />
astados, Montañés, negro mulato, y Bandolero,<br />
cárdeno.<br />
El (27-06-1897), Luis Mazzantini, en<br />
Madrid, en un mano a mano con Rafael el<br />
Gallo, fue herido éste en su primero, de nombre<br />
Estornino; don Luis Mazzantini, con<br />
muchas grasas ya, se <strong>que</strong>dó solo con cinco<br />
Veraguas de mucho peso. Alentado por sus<br />
partidarios <strong>que</strong> <strong>que</strong>rían oponerle a Rafael<br />
Guerra (Guerrita) desde hacia algún tiempo,<br />
se fue creciendo en cada faena, escuchando<br />
grandes ovaciones en diversas partes de la<br />
lidia, especialmente en la suerte de matar. Esa<br />
tarde picó por última vez en Madrid, el picador<br />
Antonio Bejarano y Millán (Pegote), al toro<br />
de nombre Taurón, negro, de la ganadería<br />
citada.<br />
En provincias continuó cosechando<br />
aplausos, corroborando tan brillante<br />
temporada con las actuaciones de otoño en<br />
Madrid, en <strong>que</strong> alternó con el ya inigualable<br />
MIURA - 2002<br />
Guerra. Terminados sus contratos en la<br />
Península, se embarcó para México, llevando<br />
como segundo a Villita; toreó aquí, y luego en<br />
La Habana, varias corridas con buen éxito,<br />
volviendo en marzo de 1898 a España y participando<br />
el 19 de dicho mes en la lidia de<br />
ganado de don José Adalid, en Madrid, alternando<br />
con Rafael Guerra y Antonio Reverte.<br />
No tuvo suerte en sus faenas, siendo arrollado<br />
por el toro Abutardo, cárdeno, haciéndole<br />
Guerrita un gran quite.<br />
Absorbida toda la atención, o la mayor<br />
parte, por la figura formidable del lidiador<br />
cordo-bés, y un tanto por las valentías de<br />
Emilio Torres y Reverte, Luis Mazzantini no<br />
volvió este año a trabajar en Madrid, a<br />
excepción de la función benéfica con motivo<br />
de la triste guerra con los Estados Unidos.<br />
En Sevilla, Bilbao y otros puntos actuó con<br />
acierto repetidas veces, aun<strong>que</strong> el continuo<br />
engrosamiento le iba restando habilidad y<br />
energía.<br />
El (08-09-1898), alternando con Villita<br />
en Badajoz, fue cogido al esto<strong>que</strong>ar el quinto<br />
toro de Benjumea, el cual le ocasionó una<br />
gran cornada en el muslo derecho y un<br />
puntazo en la mano del mismo lado, <strong>que</strong> le<br />
impidió volver a vestir el traje de luces en el<br />
resto de la temporada.<br />
Inauguró la monumental de Barcelona<br />
el día (02-04-1899), despachando reses de<br />
0taolarruchi, con gran éxito, en unión de Conejito.<br />
Siguió participando en corridas provincianas;<br />
el 13 de agosto de 1899 fue cogido en<br />
La Coruña al pasar de muleta al tercer bicho,<br />
Temprano, castaño, de la vacada de Veragua,<br />
<strong>que</strong> le volteó con apa-ratosidad, ocasionándole<br />
dos heridas de con-sideración en el<br />
muslo derecho y en la región glútea.<br />
El (21-08-1899) el toro de nombre<br />
Ventanero, del ganado de don Eduardo I<br />
Miura, lidiado en Bilbao el día señalado, tomó<br />
dos varas, derribó a los picadores Agujetas y<br />
Matacán, y después de dar una caída al<br />
descubierto a Badila, fue desafiado por éste,<br />
<strong>que</strong> se levantó y se dirigió a él para <strong>que</strong>brarle<br />
a cuerpo limpio, como a lo largo de su vida de<br />
205
MIURA - 2002<br />
picador realizó en varias ocasiones. Lo mató<br />
de forma magistral Luis Mazzantini.<br />
Retirado Rafael Guerra (Guerrita) en<br />
1899, Mazzantini, aun cuando los públicos le<br />
abandonaban y preferían a otros lidiadores<br />
jóvenes, aceptó el contrato para las corridas<br />
de 1900 en Madrid. En las <strong>que</strong> se verificaron<br />
estuvo el torero señorito poco afortunado,<br />
sobresaliendo únicamente el (17-06-1900) al<br />
matar de magnífico volapié al toro Moruno,<br />
negro zaino, de Pablo Romero.<br />
El (16-06-1901) actuó también en<br />
Madrid, en Corrida de Beneficencia, brindando<br />
al Rey el toro de nombre Chulito, del Saltillo,<br />
<strong>que</strong> fue el primero <strong>que</strong> Alfonso XIII vio lidiar<br />
en su vida. Marchó, finalizada la temporada<br />
en España, a México, participando aquí en<br />
varias funciones.<br />
El (08-05-1902), alternando con<br />
Quinito, Emilio Torres y Lagartijo Chico, en la<br />
plaza de Madrid, fue cogido por Comediante,<br />
astado de la ganadería de Cámara, después<br />
de haberle clavado malamente seis veces el<br />
esto<strong>que</strong>, el cual le produjo una herida en la<br />
mano derecha, de la <strong>que</strong> tardó bastante en<br />
curar. El 21de septiembre dio la alternativa<br />
en Madrid a Vicente Pastor, y aun se resentía<br />
de ella, hasta el punto de <strong>que</strong> cuando iba a<br />
matar el tercer toro, el antiguo lidiador Manuel<br />
Hermosilla, <strong>que</strong> presenciaba la corrida, se tiró<br />
al ruedo y solicitó de Luis Mazzantini la<br />
espada, a lo <strong>que</strong> se negó éste, agradeciendo<br />
el rasgo del valiente y viejo torero.<br />
En 1903 toreó nueve corridas en<br />
Madrid, las últimas de su vida en esta plaza,<br />
y aun<strong>que</strong> estuvo acertado en algún toro, su<br />
labor no mereció la aprobación del público.<br />
En provincias alternó bastante, inaugurando<br />
el circo taurino de San Sebastián el (09-08-<br />
1903). El 24 de septiembre estuvo afortunado<br />
en Barcelona, en la despedida de Emilio<br />
Bombita, y el 15 de noviembre escuchó aplausos<br />
en Valencia en una corrida de Beneficencia.<br />
En las 33 corridas en <strong>que</strong> tomó parte en<br />
este año de 1903 mató 85 toros.<br />
En 1904 actuó pocas veces en<br />
España: en Aranjuez, el 30 de mayo; en<br />
206<br />
Toledo, el 2 de junio; dos veces en Valencia, y<br />
una en Santa Olalla, el pueblecito donde<br />
empolló sus ambiciones de jefe de estación<br />
y adonde volvía, ya rico y célebre, con la<br />
angustia y el cansansio <strong>que</strong> origina el ocaso<br />
de una carrera brillante y escandalosa.<br />
El (20-11-1904) se celebró su corrida<br />
de beneficio y despedida en la capital mexicana,<br />
estando afortunadísimo con los dos toros<br />
de Otaolaurruchi <strong>que</strong> esto<strong>que</strong>ó,<br />
escuchando aplausos ensordecedores, en los<br />
<strong>que</strong> cooperaron todos los asistentes, desde<br />
Porfirio Díaz, presidente de la República, a<br />
los públicos de sol. Invitado para torear en<br />
Guatemala, acudió allí y participó en cuatro<br />
corridas con toros mexicanos.<br />
Estando en cumplimiento de estos<br />
con-tratos murió su esposa, en México, el (19-<br />
02-1905), regresando allí Luis Mazzantini y<br />
cortándose inmediatamente la coleta, <strong>que</strong><br />
enlazó a una muñeca del cadáver de su mujer.<br />
Vuelto a España en el cortejo triste <strong>que</strong><br />
acompañó al cadáver de su esposa, se<br />
verificó en Madrid el entierro de ésta, <strong>que</strong> constituyó<br />
una sentida manifestación de duelo y<br />
simpatía hacia el viejo y condolido torero. Resolvió,<br />
pues, retirarse de los toros en 1905,<br />
despidiéndose de algunas plazas españolas<br />
y francesas donde él tenía buenos amigos y<br />
recuerdos. Quiso despedirse también de<br />
México y se embarcó para acá con su<br />
segunda esposa, pero no podemos asegurar<br />
<strong>que</strong> se casara otra vez tan pronto.<br />
Poco después de su regreso a<br />
España desde México, se dedicó a la política,<br />
siendo elegido concejal en Madrid el año 1906.<br />
Luis Mazzantini merece un puesto notable<br />
entre los toreros de su época de las más<br />
brillantes de todas las de la historia de la<br />
tauromaquia. Hombre ambicioso y de gran voluntad,<br />
logró suplir pronto las faltas <strong>que</strong> llevaba<br />
consigo el haber aprendido a lidiar toros<br />
más por ufanía de gloria y dinero <strong>que</strong> por<br />
afición. Esto sin contar <strong>que</strong> el de Elgóibar era<br />
ya maduro cuando se decidió a probar suerte.<br />
En los primeros años de su alternativa<br />
de matador de toros, hasta 1887, cumplió
como el primero, y Frascuelo dijo <strong>que</strong> con su<br />
labor le había hecho apretar. Con el capote<br />
no pasó de regular nunca, y lo mismo le<br />
ocurrió con las banderillas y muleta. Pero su<br />
corpulencia, estatura y decisión le proporcionaron<br />
ventajas indiscutibles para matar,<br />
cumpliendo esta suerte tan bien como<br />
Salvador Sánchez (Frascuelo). Sus volapié<br />
tremendos hacían rodar a los astados<br />
contundentemente, y en esta su excepcional<br />
facultad residía muchas veces el buen éxito<br />
de sus tardes. A semejanza de el Tato,<br />
Mazzantini echaba atrás su pierna derecha,<br />
aun<strong>que</strong> sin encorvarla, de modo <strong>que</strong> no perdía<br />
terreno, puesto <strong>que</strong> no movía el pie izquierdo,<br />
y en esta postura favorable conseguía las<br />
mejores y más fulminantes estocadas.<br />
Más tarde empezó a distanciarse de<br />
los toros, y como carecía de recursos<br />
artísticos, sólo cuando la ocasión era favorable<br />
al estoconazo espectacular escuchaba<br />
aplausos. Cuando Guerrita empezó a llevarse<br />
el público, Luis Mazzantini intentó sostener<br />
una competencia a todas luces desmedida,<br />
siendo ambos el cartel preferido algunos<br />
años. El cordobés acabó por imponerse definitivamente,<br />
oscureciéndose con ello más rápidamente<br />
la aureola de Mazzantini. Por otra<br />
parte, su porte europeo y su marchoseria fuera<br />
de la plaza, <strong>que</strong> aun entusiasmaba a algunos<br />
castizos, le ocasionaron grade simpatías.<br />
Si Mazzantini se hubiera retirado de<br />
los toros cuando lo hizo Guerrita, aun<strong>que</strong> ya<br />
por entonces su nombre no llenaba las<br />
grandes plazas españolas, hubiera evitado la<br />
amargura de las tardes grises <strong>que</strong> tuvo<br />
después, y la consciencia plena de su<br />
impotencia para dominar a los toros difíciles.<br />
Como director de lidia, Mazzantini fue inimitable,<br />
dando órdenes y acudiendo a los quites<br />
con gran precisión y acierto. Distribuía la<br />
cuadrilla conve-nientemente y ella le obedecía<br />
cualquiera indicación, acudiendo de manera<br />
mecánica a cuantos lugares era necesario.<br />
Acrecentó con ello la disciplina <strong>que</strong> bastantes<br />
años atrás había iniciado Paqui-ro en las<br />
anárquicas cuadrillas de su tiempo.<br />
MIURA - 2002<br />
Tuvo fama de desprendido con los<br />
amigos y torerillos <strong>que</strong> empezaban, a los <strong>que</strong><br />
alentaba y protegía económicamente. El<br />
bachiller González de Ribera narra esta<br />
anécdota simpática <strong>que</strong> define a don Luis y a<br />
las formas sociales <strong>que</strong> tanto le gustaban y<br />
<strong>que</strong> en parte impuso entre los lidiadores <strong>que</strong><br />
le siguieron: «Cuando los soldados volvían<br />
de Cuba enfermos, extenuados, Mazzantini,<br />
<strong>que</strong> viajaba por una linea férrea de España,<br />
se encontró un tren de repatriados. Era una<br />
estación donde había fonda. El espada llegó<br />
al comptoir, pidió cuanta plata suel-ta hubiese<br />
(<strong>que</strong> fueron doscientas y pico de pesetas),<br />
pagó un caldo y una copa de Jerez a cuantos<br />
soldados los tomasen y repartió entre ellos<br />
las monedas. Gritó uno de ellos ¡Viva<br />
Mazzatini, y el matador replicó vivamente:<br />
Tengo un parecido con él. Os habéis<br />
equivocado.»<br />
<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió Mazzantini:<br />
*Costurero: El (13-04-1884), recibió<br />
su alternativa en la plaza de la Real<br />
Maestranza de Sevilla el diestro Luis<br />
Mazzantini, con el toro de nombre Costurero,<br />
cedido por Frascuelo, y el segundo de su<br />
lote se llamó Zapatero. Ambos astados<br />
fueron de la ganadería de don José Antonio<br />
Adalid. Mazzantini volvió días antes de lograr<br />
grandes triunfos en Montevideo y, al regresar<br />
a España tomó la alternativa en Sevilla,<br />
lidiándose los toros en medio de constante<br />
lluvia. Al de la alternativa, Costurero,<br />
entrepelado en cárdeno, lo mató de un volapié<br />
hasta la mano <strong>que</strong> le valió una gran ovación;<br />
al segundo, Zapatero, negro zaino, le<br />
despachó de un metisaca por lo alto, y al tercero,<br />
Azuceno, cárdeno salpicado, tras de<br />
haberlo banderilleado en unión de Frascuelo,<br />
lo hizo acostarse de un gran volapié.<br />
*Zapatero: El (13-04-1884), recibió su<br />
alternativa en la plaza de la Real Maestranza<br />
de Sevilla el diestro Luis Mazzantini, con el<br />
toro de nombre Zapatero, cedido por<br />
207
MIURA - 2002<br />
Salvador Sánchez (Frascuelo), y el segundo<br />
de su lote se llamó Zapatero negro zaino, de<br />
la ganadería de José Antonio Adalid, le despachó<br />
de un metisaca por lo alto.<br />
*Azuceno: Fue lidiado también por<br />
Luis Mazzantini el (13-04-1884), ocupando el<br />
tecer lugar en lidia ordinaria, con el nombre<br />
de Azuceno, cárdeno salpicado, tras de<br />
haberlo banderilleado en unión de Frascuelo,<br />
con el <strong>que</strong> toreó esa corrida en un manno a<br />
mano e hizo acostarse de un gran volapié.<br />
*Farolero: El (12-10-1884) alternó<br />
mano a mano con Rafael Guerra (Guerrita)<br />
en la muerte de reses de Anastasio Martín.<br />
Cuando estaban banderilleando al cuarto toro,<br />
Farolero, berrendo en negro, metió el capote<br />
don Luis, siendo acosado por el astado, <strong>que</strong><br />
le obligó a tomar las tablas del 5 con el bicho<br />
tan detrás <strong>que</strong> no tuvo tiempo de refugiarse<br />
en el burladero de la puerta de caballos,<br />
cogiéndole la res contra él; rápidamente se<br />
aferró al pitón del animal con una mano y con<br />
la otra empezó a golpearle fuertemente en el<br />
testuz, hasta lograr hacerle apartar la cabeza<br />
y poder entrar en el burladero. La lucha fue<br />
magnífica, cuerpo a cuerpo, y en ella se probó<br />
la fuerza hercúlea de Mazzantini y su gran<br />
serenidad.<br />
*Finito: El (07-10-1885), este toro, de<br />
don Antonio Fernández de Heredia, fue jugado<br />
en Albacete en esa fecha. Al terminar una larga<br />
Santos López (Pulguita) fué volteado y cogido,<br />
resultando con una herida en el muslo derecho,<br />
al igual <strong>que</strong>. Mazzantini, al darle una<br />
estocada, con una herida en la parte externa<br />
del muslo derecho de cinco centímetros de<br />
profundidad.<br />
*Bandolero: Este toro, de la ganadería<br />
española de don Juan Sánchez, de<br />
Carreros (Salamanca), lidiado en Madrid el<br />
(26-09-1886), le produjo una herida al picador<br />
José Bayard (Badila), siendo magistralmente<br />
esto-<strong>que</strong>ado por Luis Mazzantini.<br />
208<br />
*Zapatero: El (19-04-1887), el astado<br />
del ganado bravo español de don Joaquín<br />
Pérez de la Concha, <strong>que</strong> llevó dicho nombre,<br />
fue lidiado en Real Maestranza de Sevilla el<br />
día señalado. Cogió al diestro Luis Mazzantini<br />
al pasar de muleta y le infirió una cornada de<br />
gravedad en el vientre y otra en el escroto.<br />
*Montañés: El (03-06-1887), en una<br />
corrida de Beneficencia, se lidiaron ocho toros<br />
del Saltillo por Mazzantini, Guerrita, Reverte<br />
y Emilio el Bomba, constituyendo una fiesta<br />
magnífica y memorable. El guipuzcoano<br />
esto<strong>que</strong>ó de forma magistral a sus dos<br />
astados, Montañés, negro mulato, y Bandolero,<br />
cárdeno.<br />
*Bandolero: El (03-06-1887), en una<br />
corrida de Beneficencia, se lidiaron ocho toros<br />
del Saltillo por Mazzantini, Guerrita, Reverte<br />
y Emilio el Bomba, constituyendo una fiesta<br />
magnífica y memorable. El guipuzcoano<br />
esto<strong>que</strong>ó de forma magistral a los dos<br />
astados citados.<br />
*Tarugo: El (14-10-1887), el toro de<br />
la ganadería española de don Alejandro Arroyo<br />
(antes Mazpule), de nombre Tarugo, recibió<br />
con mucho poder varias puyas, <strong>que</strong> pudieron<br />
ser unas 14, de Badila, Cantares y Agujetas,<br />
en la plaza de Madrid, después de ser<br />
pareado por Mazzantini y Guerrita, muriendo<br />
a manos del primero.<br />
*Grajito: El (05-10-1890), Luis<br />
Mazzantini alternó en Madrid con Rafael el<br />
Gallo y Guerra; al cuarto toro, Grajito, se lo<br />
devolvieron al corral, tras de haberle dado<br />
varias estocadas, aplaudiéndole a pesar de<br />
ello el público, ya <strong>que</strong> la vitalidad del bicho<br />
había asombrado a todos.<br />
*Baratero: El (27-08-1891), el toro de<br />
don Diego y don Pablo Benjumea, lidiado en<br />
Madrid el día señalado, fue el primero <strong>que</strong><br />
mató el día de su alternativa Bonarillo, cedido<br />
por Luis Mazzantini:
*Soberbio: En 1893, sin <strong>que</strong> sepamos<br />
la fecha, Luis Mazzantini -pero sí <strong>que</strong> fue<br />
después del 8 de mayo de ese año, <strong>que</strong> se<br />
sabe toreó en la plaza de Cádiz, alternando<br />
con Enri<strong>que</strong> Vargas (Minuto), en cuya corrida<br />
alcanzó un señalado triunfo-, se enfrentó con<br />
algunos fracasos, como el ocurrido con el toro<br />
Soberbio, de Pablo Romero, en el <strong>que</strong> estuvo<br />
desdichadísimo y fue largamente silbado.<br />
*Airoso: El (04-06-1893), día en <strong>que</strong><br />
mató un toro a Jarana, estuvo inspiradísimo<br />
en la lidia de los astados de don Félix Gómez,<br />
siendo cogido por el toro Airoso, <strong>que</strong> le<br />
destrozó la taleguilla y le produjo un fuerte<br />
varetazo en la ingle, <strong>que</strong> le impidió torear la<br />
corrida del día 11.<br />
*Calcetero: Toro del du<strong>que</strong> de<br />
Veragua II, lidiado en San Sebastián el (16-<br />
08-1896). Hizo una gran pelea en el primer<br />
tercio, matando cinco caballos, y, llegando<br />
bravo y noble a la muerte, dio ocasión a<br />
Mazzantini a <strong>que</strong> alcazase una gran ovación.<br />
*Abutardo: El (19-03-1898), se<br />
celebró en el circo madrileño, una corrida con<br />
ganado de don José Antonio Adalid, altemando<br />
Luis Mazzantini con Rafael Guerra (Guerrita)<br />
y Antonio Reverte. No tuvo suerte en sus faenas,<br />
en una de las cuales fue arrollado por el<br />
toro Abutardo, cárdeno, haciéndole Guerrita<br />
un gran quite.<br />
*Temprano: El (13-08-1899) fue<br />
cogido en la plaza de La Coruña Luis<br />
Mazzantini, al pasar de muleta al tercer bicho,<br />
llamado Temprano, castaño, de la vacada del<br />
du<strong>que</strong> de Veragua II, <strong>que</strong> le volteó con<br />
aparatosidad, ocasionándole dos heridas de<br />
consideración en el muslo derecho y en la<br />
región glútea.<br />
*Ventanero: El (21-08-1899) este<br />
toro, del ganado de Miura, lidiado en Bilbao el<br />
día señalado, tomó dos varas, derribó a los<br />
picadores Agujetas y Matacán, y después de<br />
MIURA - 2002<br />
dar una caída al descubierto a Badila, fue desafiado<br />
por éste, <strong>que</strong> se levantó y se dirigió a<br />
él para <strong>que</strong>brarle a cuerpo limpio. Lo mató<br />
Luis Mazzantini.<br />
*Moruno: El (17-06-1900), el diestro<br />
Luis Mazzantini, mató de magnífico volapié al<br />
cornúpeto Moruno, negro zaíno, de Pablo<br />
Romero.<br />
*Chulito: El (16-06-1901) actuó también<br />
en Madrid, en corrida de Beneficencia,<br />
brindando al rey el toro Chulito, del Saltillo,<br />
<strong>que</strong> fue el primero <strong>que</strong> Alfonso XIII vio lidiar<br />
en su vida. Marchó, finalizada la temporada<br />
en España, a México, participando allí en<br />
varias funciones.<br />
*Comediante: El (08-05-1902), alternando<br />
con Quinito, Emilio Torres y Lagartijo<br />
Chico Madrid, fue cogido Luis Mazzantini por<br />
el toro citado, de la ganadería española de<br />
Cámara, después de haberle clavado malamente<br />
seis veces el esto<strong>que</strong>, el cual le produjo<br />
una herida en la mano derecha, de la<br />
<strong>que</strong> tardó bastante en curar, impidiéndole<br />
actuar en varias corridas.<br />
ORTEGA (Rafael). Matador de toros<br />
español, nacido en la taurina Isla de San<br />
Fernando (Cádiz), Departamento del<br />
Ministerio de Marina, el (11-01-1924), fallecido<br />
en 1998. Fue un excelente lidiador y uno de<br />
los mejores esto-<strong>que</strong>adores de la segunda<br />
mitad del siglo XX. Dominó con todas las de<br />
la ley a los más bravos miureños, a los <strong>que</strong><br />
mataba de forma tan espectacular como<br />
efectiva, a la manera del cordobés Rafael<br />
González (Machaquito), pero medio siglo después,<br />
pero con una virtud <strong>que</strong> no tuvo a<strong>que</strong>l,<br />
la de estar siempre con el rostro alegre frente<br />
a los toros ... aun<strong>que</strong> fuesen de Miura.<br />
Recibió la alternativa el (02-10-1949)<br />
y fue muy castigado seriamente por los toros.<br />
Dos cornadas graves, una en el coso de<br />
Granada y otra en el de Pamplona, le retiraron<br />
temporalmente de los toros, reapereciendo<br />
209
MIURA - 2002<br />
en 1966, y otro percance grave le apartó<br />
nuevamente de los ruedos y ya de forma<br />
definitiva, aun<strong>que</strong> estuvo hasta sus últimos<br />
días dentro del ambiente.<br />
Este autor tuvo la oportunidad de saludarle<br />
frecuentemente a lo largo de dos<br />
décadas -1950-1970), especialmente cuando<br />
me desplazaba a mi pueblo natal, hoy ciudad<br />
de Puerto Real (Cádiz), vecina de San<br />
Fernando. Solía verlo en la Peña Taurina<br />
Mondeño, de la <strong>que</strong> era presidente mi tío don<br />
Ramón Zaldívar Muñoz. Esa Peña estaba ubicada<br />
junto al viejo Casino, a la entrada de la<br />
calle Larga. La Peña duró casi dos décadas<br />
funcionando activamente. El inesperado giro<br />
«afectivo» de Juan García Mondeño, <strong>que</strong> tanto<br />
hizo sufrir a su buenos y honrados padres,<br />
<strong>que</strong> formaban una modesta familia campesina,<br />
desorientó a muchos componentes de<br />
la Peña, cuando el hecho es también cosa<br />
<strong>que</strong> sólo le sucede a los hombres.<br />
Ya hacía muchos años <strong>que</strong> dejé de ver<br />
a quien siempre fue mi buen amigo Juan, un<br />
diestro extraordinariamente fino y elegante en<br />
su toreo y modales, de exquisita educación y<br />
atento trato personal, hasta <strong>que</strong> le ví estando<br />
en la Feria de Abril sevillana de 2000, en un<br />
programa de «TVE» realizado en una caseta<br />
del ferial. Me dió mucho gusto verle, con su<br />
pelo abundante y canoso, siempre mejor <strong>que</strong><br />
el de este servidor de ustedes, <strong>que</strong> ya brilla<br />
por su ausencia...<br />
En sus años de novillero le acompañé<br />
algunas veces, pero le perdí la pista y, cuando<br />
llegué a residir en México, concretamente a<br />
la ciudad de Zacatecas, en 1980, un taurino<br />
mexicano me aseguró <strong>que</strong> Mondeño vivía en<br />
la Ciudad de México, pero nunca logré darme<br />
el gusto de saludarle, hasta <strong>que</strong> le vi en el<br />
citado programa televisivo.<br />
De él, <strong>que</strong> fue muchos años un joven<br />
ejemplar, recuerdo el día en <strong>que</strong> fui a visitarlo<br />
a su finca de recreo en la provincia de Sevilla.<br />
Si lée estas líneas debe acordarse de cómo<br />
logró <strong>que</strong> un perro de su hacienda se comiera,<br />
aun estando ya satisfecho, un pan grande, a<br />
base de estimularle la salivación,<br />
210<br />
enseñándole repetidas veces pe<strong>que</strong>ños<br />
trozos del mismo. Así nos debe tentar a la<br />
concus-picencia y otros «desvíos» sexuales,<br />
a los más abyectos pecados de la carne, el<br />
mismísimo diablo... y terminamos cayendo.<br />
Esas debilidades están en la mente de los<br />
hombres, pero unos caemos más bajos <strong>que</strong><br />
otros. Pero Dios las conoce y siempre las perdona.<br />
Así es la vida.<br />
Otra de la anécdotas de Juan García<br />
(Mondeño) -es mi paisano y debo incluirlo a<br />
como de lugar en esta publicacion- me la<br />
relató mi viejo y entrañable amigo y<br />
empresario taurino, con el <strong>que</strong> practicamos<br />
el arte de Cúchares, don Antonio Morales, en<br />
el ya célebre Restaurante «Curro el Cojo»,<br />
ubicado en Vistahermosa, en El Puerto de<br />
Santa María, estando presente mi hijo el Ing.<br />
Juan Luis Zaldívar Abreu, don Alfonso Terry, el<br />
Lic. Jaime Abreu De la Rosa, J. Prado<br />
Domecq, y el periodista José Antonio Tejero,<br />
entre algunos otros amigos, como el<br />
comisario de la Policía, Cañitas, hermano del<br />
diestro del mismo apodo:<br />
Don Antonio Morales, «conocedor<br />
social y taurino de primer nivel», nos comentó:<br />
«Aquél día, Juan García Mondeño, estaba en<br />
una tienta en la finca Los Derramaderos, de<br />
don Carlos Núñez, junto con Antonio Ordóñez<br />
y Francisco Rivera (Paquirri). Cuando habían<br />
tentado una decena de añojas, los tres se<br />
sentaron al borde de la pared interior de la<br />
placita apoyando su espalda en la misma,<br />
mientras dejaban a unos aficionados dar unos<br />
lances. Una de las becerras más desarrolladas,<br />
se fue hacia ellos y éstos salieron<br />
corriendo a protegerse en el burladero más<br />
próximo.<br />
Pero Mondeño no se movió, paralizó<br />
la respiración y el movimiento de las<br />
pestañas... la añoja se le acercó, le husmeó<br />
el pecho y le dejó la baba de su lógico<br />
cansancio corporal en el rostro del diestro<br />
de Puerto Real, retirándose después.» Para<br />
don Antonio Morales, <strong>que</strong> tiene planta de un<br />
distinguido Monseñor, Mondeño fue siempre<br />
muy valiente o entendía muchísimo de lo suyo,
por eso se <strong>que</strong>dó quieto y no le pasó nada.<br />
Con una añoja de Miura todo hubiera sido<br />
diferente.<br />
Siguiendo con Rafael Ortega (q.e.p.d),<br />
volví a verlo en 1961, esta vez en el cortijo de<br />
Bolaños, de don José Luis Osborne Váz<strong>que</strong>z,<br />
inolvidable amigo con el <strong>que</strong> muchas veces,<br />
en la sacristía de las Bodegas Osborne de El<br />
Puerto de Santa María, compartí con él el<br />
aromático Fino Coquinero, platicando de toros<br />
-o bien en la sacristía de las Bodegas de<br />
González Byass, charlando sobre el Par<strong>que</strong><br />
Nacional de Doñana y su rica fauna silvestre,<br />
con el señor marqués de Bonanza, don Manuel<br />
María González Gordon, dueño de las<br />
Bodegas, al <strong>que</strong> los suyos y este servidor le<br />
llamábamos «Tío Manolo», pues tal era su inmensa<br />
categoría humana y sencillez-, cada<br />
vez <strong>que</strong> durante las vacaciones, iba a El Puerto<br />
y a Jerez a pasar unos días de descanso<br />
con la <strong>que</strong> después sería mi <strong>que</strong>rida esposa,<br />
doña Alicia Abreu Portillo.<br />
Allí estaba Rafael Ortega, con don<br />
José Luis Osborne, cuando llegamos todos<br />
los asambleistas del XIV Congreso Internacional<br />
de la Unión de Estudiantes de<br />
Veterinaria, del <strong>que</strong> fue Presidente el después<br />
notabilísimo político español, el doctor don<br />
Luis Mardones Sevilla (8) y este servidor de<br />
ustedes, Secretario organizador. Rafael<br />
estuvo llevando con el ilustre ganadero la tienta<br />
de las becerras <strong>que</strong> nos ofrecieron, seguida<br />
de los correspondientes capotazos y<br />
muletazos deshilvanados por parte de los<br />
congresistas más atrevidos. Hasta algunos<br />
estudiantes de detrás de la entonces cortina<br />
de acero, hicieron sus pinitos con el percal...<br />
, como el joven Tabakobich, y probaron las<br />
MIURA - 2002<br />
amarguras de los revolcones, pero Rafael Ortega<br />
siempre estuvo atento a evitar sustos<br />
con oportunos y brillantes quites, <strong>que</strong> todos<br />
los asistentes jalearon.<br />
Platicando después de la tienta con<br />
mi paisano Rafael -sin dejar de saborear la<br />
riquísima paella de mariscos obsequiada por<br />
las Bodegas Osborne, <strong>que</strong> siempre se ha<br />
distinguido por sus atenciones-, sobre la<br />
calidad biológica tan deficientes de muchas<br />
becerras tentadas, él manifestó su<br />
preocupación por la flojedad <strong>que</strong> presentaron...<br />
y ¡fíjate! -decía-, <strong>que</strong> las más bravas y<br />
nobles, las mejores, son las <strong>que</strong> más se<br />
caen... Lo cual resulta de los más lógico, ya<br />
<strong>que</strong> a mayor temperamento y casta, más<br />
desequilibrio se presenta entre las órdenes<br />
emanadas del centro cerebral de la bravura y<br />
la incapacidad de los órganos motores para<br />
cumplirlas. Las añojas menos temperamentales,<br />
las menos nerviosas, y a la vez<br />
más disminuidas en acometividad, lógicamente,<br />
no se caían tanto.<br />
PADILLA (Juan José). Matador de<br />
toros, nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz),<br />
el (23-05-1973). Recibió su alternativa en el<br />
coso de Algeciras, el (18-06-1994), siendo su<br />
padrino Pedro Castillo y testigo de la cermonia<br />
El Niño de la Taurina, con astados del<br />
ganadero sevillano Benítez Cubero. Su<br />
confirmación en Madrid fue el (10-09-1995),<br />
siendo su padrino Frascuelo II y testigo Juan<br />
Carlos Vera, con toros del marqués de<br />
Albaserrada. Se presentó en Sevilla el (06-<br />
05-1999). El balance de ese año fue de 20<br />
corridas y 44 orejas, siendo su apoderado<br />
Pepe Luis Segura. Padilla, al parecer, fue la<br />
8). El doctor Luis Mardones Sevilla es un extraordinario amigo y sobresaliente compañero de<br />
estudios en la Facultad de Veterinaria de Córdoba (1959-64). Fue después Gerente del primer<br />
Polígono Industrial establecido en Córdoba; posteriormente, subsecretario de Agricultura y<br />
ocupó otros muchos altos cargos. Le perdí de vista en 1979 y tuvo la fraternal atención, siendo<br />
ahora Diputado a Cortes por Santa Cruz de Teneride (Islas Canarias), de trasladarse exprofeso<br />
de Madrid a Sevilla para asistir a la conferencia <strong>que</strong> pronuncié en el Excmo. ATENEO, el<br />
jueves (28-05-2000). Me dio una inimaginable alegría de verle, charlamos largo rato y le he<br />
colocado aquí con todos los honores por ser el compañero <strong>que</strong> más apoyo me brindó siempre<br />
a los estudios y trabajos de tranquilización de toros de lidia. Honor al <strong>que</strong> honor merece.<br />
211
MIURA - 2002<br />
mayor revelación de 1999, hasta <strong>que</strong> fue<br />
cogido en Pamplona, lo <strong>que</strong> le apartó de los<br />
ruedos el resto de la temporada. En la siguiente,<br />
ya con un nuevo apoderado, volvió tal y<br />
como se fue, triunfando fuertemente en plazas<br />
como Castellón de la Plana y Arlés (Francia).<br />
En el serial de la Feria de Abril de<br />
Sevilla, actuó el domingo (07-05-2000), con<br />
toros de los hermanos don Eduardo III y don<br />
Antonio Miura III Martínez, alternando con José<br />
Antonio Campuzano y Raúl Gracia (El Tato),<br />
obteniendo un señalado éxito al cortar una<br />
oreja, tras una faena <strong>que</strong> inició recibiendo al<br />
miureño a portagayola y demostrando una<br />
extraordinaria valentía.<br />
La corrida pudo resultar trágica para<br />
Juan José, <strong>que</strong> hizo <strong>que</strong> a todos se nos<br />
encogiese el corazón cuando recibió a<br />
portagayola al tercero y salió enganchado y<br />
volteado peligrosamente. Pero a pesar de todo<br />
siguió toreando bravamente, con una cornada<br />
envainada de 15 centímetros, y, posteriormente,<br />
al entrar a matar, se fracturó en el encuentro<br />
tres costillas.<br />
Le incluyo con todos los honores en<br />
esta relación por<strong>que</strong> Juan José Padilla, «a<br />
sangre y fuego, <strong>que</strong>ría triunfar a toda costa. Y<br />
por eso, a pesar de la terrible paliza <strong>que</strong> le<br />
propinó el astado de Miura de su lote, salió de<br />
la enfermería, puso banderillas, se fajó con el<br />
peligroso y agresivo toro y se tiró a matar,<br />
volviendo a ser cogido. Pero aguantó en el<br />
ruedo hasta obtener la oreja y pasearla.»<br />
Cuando uno tiene la inmensa fortuna<br />
de ver jóvenes diestros como Juan José<br />
Padilla, puesto ahí a la salida de chi<strong>que</strong>ros,<br />
ahogando mareas de miedo, perdiendo en el<br />
abismo el color de la piel, esperando a uno de<br />
Miura, no hay más remedio <strong>que</strong> cargarse de<br />
esperanza de <strong>que</strong> la Fiesta de los Toros,<br />
nacida del valor de los hombres, de los más<br />
humildes oficios, jamás se extinguirá, por<strong>que</strong><br />
los pueblos hispanos estarán gestando hasta<br />
la eternidad hombres valientes y dispuestos<br />
a escalar fama, gloria y dinero, aun<strong>que</strong> sea<br />
contribuyendo con su sangre e incluso con<br />
su vida.<br />
212<br />
Hay <strong>que</strong> estar de acuerdo con su apoderado,<br />
don José Luis Segura, al decir al<br />
reportero del diario «ABC»: «Ha sido increíble<br />
lo <strong>que</strong> ha hecho este hombre...Lo de Padilla<br />
es de perro de presa, de aunténtico caballo<br />
ganador. Tenía unas ganas tremendas de<br />
toparme con un torero así, por<strong>que</strong> hace falta<br />
para la Fiesta.» Con toreros como Padilla y<br />
toros de Miura, el rescate de la emoción del<br />
toro y la valentía de las faenas están<br />
garantizados.» Don José Luis: tienes toda la<br />
razón.<br />
PALOMO Linares (Sebastián).<br />
Matador de toros español <strong>que</strong> comentando<br />
su experiencia con los de Miura nos dice: «Se<br />
trata de un toro más flexible, tiene mucha flexibilidad<br />
sobre todo en el cuello. Y una mirada<br />
más agresiva, como si los ojos fueran realmente<br />
inteligentes.» Es la capacidad de desarrollar<br />
sentido la <strong>que</strong> se sale a raudales por<br />
la penetrante mirada. «Por dentro de esa<br />
personalidad -dice Palomo-, yo he visto toros<br />
sensacionales. Es bonito por<strong>que</strong> después de<br />
quince o veinte minutos, ya no tiene ni uno<br />
más, y así has tenido <strong>que</strong> haberlo hecho<br />
todo.»<br />
Para él, «la ganadería de Miura, en general,<br />
<strong>que</strong> se lidiaba en la década de 1970<br />
para acá, sí ha embestido. Pero Miura no ha<br />
tenido <strong>que</strong> levantar el toro por<strong>que</strong> siempre ha<br />
sido un toro grande. Un miura se pone con<br />
seiscientos y pico de kilos y no los aparenta,<br />
su propio es<strong>que</strong>leto -su largura típica- pesa<br />
mucho.» Y en otro aspecto, en el de la técnica<br />
<strong>que</strong> hay <strong>que</strong> emplear para lidiarlos con éxito,<br />
Linares asegura <strong>que</strong> «los dos extremos se<br />
ven claro. Es con el toro medio -el mesoformo,<br />
de pelo cárdeno y menos largo-, con el <strong>que</strong><br />
tiene posibilidades, pero no está definido, ante<br />
el <strong>que</strong> el torero, frecuentemente, da la talla.»<br />
En cuanto a las grandes faenas realizadas<br />
con miureños Palomo Linares recuerda<br />
como la más importante de su carrera la <strong>que</strong><br />
hizo en Valencia a un toro colorado de Miura,<br />
<strong>que</strong> fue muy vibrante. El toro, <strong>que</strong> fue bueno,<br />
embistió muy bien por el lado izquierdo. Y
luego se encontró con otros muchos de esa<br />
famosa ganadería a los <strong>que</strong> también le pudo<br />
cuajar grandes faenas, logrando en Sevilla<br />
salir por la Puerta del Príncipe.<br />
Para Palomo, como para los demás<br />
diestros, los toros malos los dan todas las<br />
ganaderías, con la diferencia de <strong>que</strong> el de<br />
Miura «se delata en seguida, desde <strong>que</strong> sale<br />
de los chi<strong>que</strong>ros. Es muy difícil <strong>que</strong>, el <strong>que</strong><br />
desarrolla sentido con el capote, llegue<br />
después a desengañarse con la muleta.»<br />
Y como han señalado muchos otros<br />
diestros, Palomo también cree <strong>que</strong> las figuras<br />
del toreo, si en verdad lo son y así quieren<br />
sentirse, tienen la obligación de verse con<br />
cierta frecuencia con esas corridas duras,<br />
aun<strong>que</strong> él «nunca ha entendido el término.»<br />
Pero sí está seguro de <strong>que</strong> se trata de una<br />
ganadería más complicada, aun<strong>que</strong> no puedo<br />
decir eso, por<strong>que</strong> siempre tuvo mucha<br />
suerte con los miuras.»<br />
De sus actividades taurinas por<br />
España e Hispanoamérica, citamos cronológicamente,<br />
entre otras, las siguientes:<br />
La del (18-01-1969), en <strong>que</strong> se lidió<br />
en la plaza de la ciudad de Monterrey (Nuevo<br />
León, México), el toro de nombre Pinocho,<br />
de la ganadería zacatecana de San Antonio<br />
de Triana, propiedad de don Manuel<br />
Ibargüengoytia, <strong>que</strong> le tocó en suerte a<br />
Roberto Ortíz (El Fotógrafo), <strong>que</strong> esa tarde<br />
tomaba la alternativa de manos de Manolo<br />
Martínez, figurando de testigo el hispano<br />
Sebastián Palomo Linares. Fue tan<br />
excepcional la bravura de Pinocho, <strong>que</strong> la afición<br />
regiomontana puesta en pie, pidió unánimemente<br />
se le perdonara la vida, volviendo<br />
el campo bravo, donde fue destinado a<br />
semental, en la vacada de don Manuel,<br />
ubicada en Guadalupe de las Corrientes, en<br />
el Estado Mexicano de Zacatecas, y cuyo<br />
rancho se llama San Antonio de Triana.<br />
El (22-05-1970), el famoso diestro<br />
mexicano Manolo Martínez, confirmó su alternativa<br />
en Madrid, al cederle su primer toro,<br />
de nombre Santanero, de la ganadería de<br />
Baltazar Ibán, el diestro español Santiago<br />
MIURA - 2002<br />
Martín El Viti, ante la presencia de Sebastián<br />
Palomo Linares.<br />
El (30-01-1972), salió al ruedo de la<br />
plaza México un bravísimo toro, de nombre<br />
Tenorio, de la ganadería mexicana de don<br />
Javier Garfias de los Santos, con el <strong>que</strong> realizó<br />
una meritoria faena el diestro español Palomo<br />
Linares, cortándole las orejas y el rabo, dando<br />
la vuelta al ruedo junto con el ganadero. En<br />
esa misma corrida se corrió el toro de nombre<br />
Gladiador, <strong>que</strong> fue lidiado por el diestro<br />
regiomontano Manolo Martínez, el <strong>que</strong> aprovechó<br />
la nobleza y boyantía del astado para<br />
realizar una muy inspirada faena, <strong>que</strong> culminó<br />
con el corte de apéndices.<br />
El (07-01-1973), se lidió en la plaza<br />
México el singular astado, de nombre<br />
Horchatito, de la ganadería mexicana de don<br />
Javier Garfias, dio una lidia inmejorable,<br />
tocándole en suerte a Curro Rivera, <strong>que</strong><br />
realizó con él una de sus grandes faenas, con<br />
corte de apéndices, participando el ganadero<br />
de las ovaciones del público, en clamorosa<br />
vuelta al ruedo. Actuaron también Manolo<br />
Martínez y Sebastián Palomo «Linares», <strong>que</strong><br />
también tuvieron una lucida actuación.<br />
El día (01-01-1974), el toro de nombre<br />
Coralito, de la ganadería mexicana de<br />
don Javier Garfias, pasó a engrosar la lista<br />
de los toros bravos de esa ganadería, en el<br />
coso de Cali (Colombia), por el diestro Eloy<br />
Cavazos de la forma más brillante. Asimismo<br />
actuaron sus compañeros alternantes,<br />
Palomo Linares y Castañeda. Coralito fue indultado<br />
y a finales de la década de los años<br />
1970 estaba de semental en la ganadería del<br />
ex diestro colombiano Pepe Cáceres. A los<br />
siete toros, ya <strong>que</strong> hubo uno de regalo, se le<br />
cortaron las orejas, siendo un triunfo apoteósico<br />
para los colores de vacada mexicana,<br />
naranja y oro.<br />
El (20-05-1975), confirmó su doctorado<br />
el diestro mexicano Manolo Arruza, en la<br />
plaza de Las Ventas de Madrid, de manos de<br />
Sebastián Palomo (Linares) y de testigo<br />
Franciso Rivera (Paquirri), con astados de<br />
Benítez Cubero.<br />
213
MIURA - 2002<br />
RUIZ Miguel (Francisco). Matador de<br />
toros español <strong>que</strong> tiene en su haber el ser el<br />
último del milenio II <strong>que</strong> cortó un rabo a uno<br />
de Miura, llamado Gallero, en la Real<br />
Maestranza de Sevilla, en su tradicional Feria<br />
de Abril de 1971. Se puede, pues, considerar<br />
<strong>que</strong> Francisco Ruiz es otro «especialista de<br />
<strong>Miuras</strong>», ya <strong>que</strong> llegó a conocer muy bien a<br />
tan singulares astados. Para él, «con otro tipo<br />
de toros te puedes olvidar del enemigo. Con<br />
uno de Miura nunca, por<strong>que</strong> si te equivocas,<br />
a la mínima oportunidad te echa mano y te<br />
mete en la cama. Son animales muy inteligentes,<br />
son increíbles.»<br />
En realidad, no se le debe volver la espalda<br />
a ningún toro, como aseguraba<br />
Domingo Ortega después de la cornada <strong>que</strong><br />
recibió en Barcelona por haber cometido ese<br />
error, <strong>que</strong> también cometió Luis Mazzantini.<br />
Según Ruiz Miguel, «para torear un<br />
miura, lo más importante es la predisposición,<br />
y sobre todo, nunca darse por vencido.<br />
También cuenta, en la medida de lo posible,<br />
evadirse de la psicosis <strong>que</strong> produce su hierro,<br />
por<strong>que</strong> en estos toros los defectos se<br />
multiplican y sus virtudes no se valoran en<br />
su justa medida. Cuesta mucho trabajo<br />
ponerse delante. Es fundamental analizar lo<br />
bueno y lo malo <strong>que</strong> tengan en escasos<br />
segundos. Y aun así también te equivocas.<br />
Un día en Córdoba cuajé un miureño<br />
con el capote, seguramente el mejor de toda<br />
mi vida. Me atreví a brindarlo a un amigo asegurándole<br />
<strong>que</strong> le iba a cortar el rabo. El toro<br />
cambió y al tercer muletazo no había quien<br />
se pusiera delante. En cambio al <strong>que</strong> sale<br />
bueno de Miura se le puede torear igual <strong>que</strong> a<br />
cualquiera, olvidándote del cuerpo y sintiendo<br />
el toreo. El malo muchas veces es imposible<br />
y cuando se presenta, ¡sálvese quien pueda!<br />
Al ganadero, don Eduardo II Miura Fernández,<br />
en un brindis en el coso galo de Dax le dije:<br />
Don Eduardo, le doy las gracias por<strong>que</strong> con<br />
el miedo <strong>que</strong> he pasado con sus toros he podido<br />
comprarme un cortijo y ser figura del<br />
toreo.»<br />
214<br />
El diestroFFrancisco Ruiz Miguel.<br />
Y por último, en cuanto al tema de las<br />
reacciones extrañas de los miureños, Ruiz<br />
Miguel le comentó a la periodista y hábil<br />
reportera Ana Fernández Graciani: «Una tarde<br />
en Pamplona, a un toro le dio por seguir a<br />
Juanito Sánchez, uno de mis banderilleros.<br />
Cuando se desplazaba por dentro del callejón<br />
para cambiar de sitio, lo perseguía hasta<br />
la otra boca del burladero. Pasaba delante<br />
Juan de los Ríos y ni lo miraba, iba sólo a por<br />
Juanito. Otro día, en Gijón, estaba perfilándome<br />
para matar al toro y mi mozo de espada dijo:<br />
¡Mátalo!, Paco. El toro se dio la vuelta,<br />
lo miró y fue en busca suya. El hombre se<br />
agachó, el toro se asomó por encima de las<br />
tablas y le echó toda la baba encima»...<br />
Y el doctor don Gregorio Marañón <strong>que</strong><br />
decía <strong>que</strong> los toros eran... «siempre físicamente<br />
hermosos, pero cerebralmente<br />
estúpidos...»<br />
En México, el (21-01-1973), Francisco<br />
Ruiz Miguel fue testigo en la confirmación<br />
de la alternativa del diestro José Antonio<br />
Gaona, en la plaza México, con el toro de nombre<br />
Cazador, de la ganadería mexicana de<br />
Tequisquiapan, siendo padrino Jesús<br />
Solórzano Pesado, ante la presencia Jaime<br />
González (El Puno).
SÁNCHEZ (Antonio), Tato. Matador de<br />
toros, nacido en Sevilla el (06-02-1833). Fue<br />
bautizado el 13 del mismo mes, imponiéndosele<br />
los nombres de Antonio José María<br />
Francisco Doroteo. De familia humilde, nacido<br />
y criado en el barrio de San Bernardo mismo,<br />
a las puertas del matadero sevillano, en esta<br />
vieja academia del toreo andaluz, comenzó a<br />
ejercitarse en la lidia, y después en capeas<br />
de pueblos cercanos, en los <strong>que</strong> consiguió<br />
un cierto nombre y crédito.<br />
Entre sus «Memorias del tiempo<br />
viejo», narra don Aurelio Rodríguez Bernal,<br />
en la <strong>que</strong> dedicara al Tato, en Sol y Sombra,<br />
de 1897, una contrata <strong>que</strong> en el propio<br />
matadero concluyó el diestro, aun niño, para<br />
torear en Osuna. Como seguro dato indicador<br />
de su carácter, cuenta el cronista malagueño<br />
<strong>que</strong> el primer dinero <strong>que</strong> recibió lo empleó<br />
en pro-porcionarse, propias y prestadas,<br />
las prendas de vestir del torero en la calle y<br />
en la plaza con el atildamiento y la elegancia,<br />
ya <strong>que</strong> entonces no pudiera ser con la ri<strong>que</strong>za,<br />
<strong>que</strong> habían de ser después proverbiales.<br />
Por los años de 1849 a 1850 organizó<br />
un tal Alegría una cuadrilla de pegadores portugueses<br />
<strong>que</strong> trabajaron en bastantes plazas<br />
y con aceptación a<strong>que</strong>llos años. Los novillos<br />
después eran muertos a esto<strong>que</strong>, y esta<br />
función empezó a desempeñar Tato con<br />
desahogo y seguridad <strong>que</strong> llamaron la atención<br />
a José Redondo (el Chiclanero), <strong>que</strong><br />
hubo de coincidir con los portugueses en<br />
Santiago de Compostela (Galicia) durante las<br />
fiestas del Patrón. El Chiclanero habló de él<br />
con elogios en cuanto regresó a Madrid, y así<br />
empezó a sonar entre los aficionados el<br />
nombre del Tato, entonces oscuro, y <strong>que</strong><br />
pronto habría de hacerse célebre.<br />
Poco tiempo permaneció en la<br />
cuadrilla de pegadores. En 1851 figura como<br />
puntillero de Juan Lucas Blanco, hasta aún<br />
entrado el año 1852. En una discusión surgida<br />
en 1859 sobre primacías de alternativa, hace<br />
constar José Carmona <strong>que</strong> ya era matador<br />
de toros cuando el Tato no era ni simple<br />
banderrillero, por<strong>que</strong> en la época en <strong>que</strong> éste<br />
MIURA - 2002<br />
ingresó como cachetero en la cuadrilla de<br />
Lucas Blanco -dice Carmona- ya trabajaba<br />
yo en ella de segundo espada.<br />
Asimismo, una de las célebres Cartas<br />
tauromáquicas de Don Clerencio, es decir de<br />
Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez, la correspondiente a<br />
la corrida extraordinaria celebrada en Sevilla<br />
el (22-02-1852) para solemnizar el natalicio<br />
de la princesa doña María Isabel, refiere:<br />
Salió el octavo; diéronle un cuarteo,<br />
y, perdiendo una pata en el toneo,<br />
La puntilla le dio final ingrato<br />
diestramente lanzada por el Tato.<br />
El propio Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez, autorizado<br />
biógrafo del diestro, da como seguro<br />
<strong>que</strong> en 1852 tomó la alternativa como espada.<br />
Este punto ha sido aclarado por Peña y Goñi,<br />
primero en su excelente estudio sobre el Tato<br />
(La Lidia, año XIV, números 1 y 2), y por el<br />
citado Ramírez Bernal de modo incontrovertible.<br />
En la segunda temporada del tal año<br />
comienza a formar parte de la cuadrilla de<br />
Francisco Arjona (Cúchares), quien le cedió<br />
un toro como sobresaliente sin alternativa en<br />
la plaza de Madrid. Fue ello el 31 de octubre,<br />
última corrida de la temporada, en la <strong>que</strong> se<br />
lidiaron diez toros, cuatro en plaza entera,<br />
esto<strong>que</strong>ados por Cúchares, y seis en plaza<br />
partida a cargo de Manuel Trigo y de Manuel<br />
Arjona Guillén.<br />
El cuarto de los toros lidiados a plaza<br />
entera, llamado Estornino, de la ganadería<br />
de don José Picavea de Lesaca, fue cedido<br />
por Cúchares al novel diestro, previo permiso<br />
de la autoridad. Según El Enano, trasteó al<br />
toro con mucha gracia; y aun<strong>que</strong> las dos<br />
estocadas <strong>que</strong> le dio, una corta y otra arrancando,<br />
fueron algo atravesadas, confesamos<br />
-dice- <strong>que</strong> nos gustó sobremanera, haciéndonos<br />
concebir de él muy buenas esperanzas.<br />
Para mayor lucimiento, descabelló el toro a<br />
la primera. En 1853 no toreó Cúchares en<br />
Madrid, y cedió porción de toros al Tato en<br />
provincias. Ramírez Bernal nos da cuenta de<br />
los cedidos en Málaga dicho año. En la<br />
segunda corrida, de las dos <strong>que</strong> trabajaron,<br />
215
MIURA - 2002<br />
verificada el 29 de mayo, el séptimo toro, de<br />
Concha y Sierra, fue cedido al Tato por<br />
Cúchares, <strong>que</strong> antes le había capeado y<br />
banderilleado, tomándole con la muleta seis<br />
veces al natural, tres de pecho, y dándole un<br />
pinchazo y una estocada en todo lo alto a<br />
volapié y mereciendo una gran ovación.<br />
. Las tardes del (30-05) y (19-06-1853<br />
volvió a esto<strong>que</strong>ar de nuevo con los famosos<br />
pegadores portugueses, con quienes actuaba<br />
el célebre Braganza de Espuma, indio brasileño<br />
<strong>que</strong>, con los faldones de la casaca,<br />
galleaba a los toros de un modo admirable.<br />
En esta época aún figura como banderillero,<br />
y así le vemos actuar en la plaza de<br />
Cádiz el 10 de junio, y en la misma ciudad del<br />
(10-07-1853), día en <strong>que</strong> alternó con Manuel<br />
Domínguez (Desperdicios). Por cierto <strong>que</strong> el<br />
revistero le dedicó esta graciosa quintilla:<br />
216<br />
«El segundo, Cantarito,<br />
fue matado por el Tato<br />
<strong>que</strong> del tamaño de un pito<br />
es mozo de garabato<br />
para extender el trapito.»<br />
A punto de terminar la temporada de<br />
Madrid, en 1853, se celebró una corrida el 24<br />
de octubre, en la <strong>que</strong> Francisco Arjona<br />
(Cúchares), agradecido a los singulares<br />
favores <strong>que</strong> siempre le dispensaba el público<br />
-según rezaba en los carteles-accedió a trabajar<br />
alternando con Julián Casas (el<br />
Salamanquino) y Cayetano Sanz. El segundo<br />
toro, de Gallardo, infirió un puntazo en el muslo<br />
de Julián Casas, al entrarle a matar, y fue la<br />
causa de <strong>que</strong> Tato tomara la alternativa el (30-<br />
10-1853).<br />
Imposibilitado de actuar el torero castellano,<br />
se expuso al público, poco antes de<br />
comenzar la corrida, el anuncio siguiente: No<br />
pudiedo trabajar el espada Julián Casas, a<br />
causa de la herida <strong>que</strong> sufrió el lunes último,<br />
le sustituirá Antonio Sánchez «Tato», natural<br />
de Sevilla, y nuevo en esta plaza. El Enano<br />
dio cuenta de las faenas del diestro en sus<br />
dos toros y de la forma siguiente: Al primer<br />
bicho, de Muñoz, lo trasteó con bastante<br />
desahogo y no sin gracia en la muleta y le<br />
enderezó un metisaca bajo <strong>que</strong>, bien visto y<br />
en conciencia, era lo <strong>que</strong> el toro, por lo<br />
marrajote, merecía. Al quinto, de Bañuelos,<br />
lo despachó con gracia de una contraria y una<br />
buena, cuarteando.»<br />
Con el nuevo oficiante alternaron a<strong>que</strong>l<br />
día Cúchares, <strong>que</strong> sirvió de padrino, Cayetano<br />
Sanz y Manuel Arjona, con el Regatero de<br />
media espada. La impresión en el público fue<br />
tan excelente <strong>que</strong> para el 6 de noviembre<br />
decidió la empresa organizar una corrida<br />
extraordinaria en la <strong>que</strong> habían de alternar<br />
Cúchares y el Tato, <strong>que</strong> tanto agradó al público<br />
en la corrida anterior, decían los carteles.<br />
La corrida se suspendió por lluvia,<br />
desistiéndose de llevarse a cabo. La empresa,<br />
sin terminar el año, firmó un contrato con el<br />
diestro para la temporada de 1854. En unas<br />
Semblanzas publicadas en El Enano y<br />
tituladas: Retratos de cuerpo entero de las<br />
notabilidades de muleta y esto<strong>que</strong>, <strong>que</strong> habían<br />
trabajado a<strong>que</strong>l año en Madrid, figura la<br />
siguiente:<br />
«El último es el Tato;<br />
mírale bien, lector, <strong>que</strong> aun<strong>que</strong> novato,<br />
es apuesto, ligero,<br />
y creo <strong>que</strong> ha de ser un buen torero.<br />
Si sigue como empieza, mucho debe<br />
esperar de su destreza<br />
la gente aficionada...»<br />
Tales fueron los excelentes auspicios<br />
bajo los <strong>que</strong> comenzó su actuación como matador<br />
de alternativa Antonio Sánchez (Tato).<br />
En 1854 se separa de Cúchares a consecuencia<br />
de su alternativa, separación <strong>que</strong>, por<br />
haberse ido con el nuevo matador valiosos<br />
elementos de la cuadrilla de Cúchares, tuvo<br />
para la gente aspecto de ruptura, <strong>que</strong><br />
Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez compara a la del<br />
Chiclanero y su generoso favorecedor y<br />
paisano Paquiro. El caso suscitó los comentarios<br />
siguientes de amigos y parciales, poco<br />
favorables al Tato, de los amigos de Cúchares.
Reafirmó el Tato su prestigio en las<br />
temporadas siguientes. Hasta su forzoza<br />
retirada tan sólo deja de torear en Madrid las<br />
temporadas 1855, 1857, 1862 y 1867; es<br />
decir, cuatro años en dieciséis de matador.<br />
En 1855 aún no había logrado Tato la maestría<br />
con la espada, <strong>que</strong> fue el mejor recuerdo de<br />
su paso por el mundo taurino.<br />
En los quites, el galleo y jugueteo con<br />
el capote consistía los mejores resortes de<br />
sus muchos éxitos. Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez<br />
hace memoria de las tardes en <strong>que</strong> el Tato<br />
a<strong>que</strong>l año pareció <strong>que</strong>rer superarse, con<br />
estas palabras: En El Puerto de Santa María<br />
-con el célebre y valiente diestro Manuel<br />
Domínguez (Desperdicios), precursor del<br />
pase de rodillas-, lidiando toros de Romero<br />
Balmaseda en la tarde del 15 de julio, estuvo<br />
el muchacho tan guapo y tan metido en briega<br />
<strong>que</strong> parecía aspirar a la emulación arrogante<br />
con el matador de moda, y poco después la<br />
Prensa de España y Francia contaba maravillas<br />
del garbo y el valor de Sánchez en las<br />
funciones de Vitoria a principios de agosto, y<br />
en las corridas de Bayona en los días 23, 26<br />
y 27, recibiendo infinitos objetos allende el<br />
Bidasoa.»<br />
En 1856 comenzó la evolución del<br />
toreo del Tato, escarmiento sin duda de los<br />
percances y cogidas, aun<strong>que</strong> afortunadas,<br />
peligrosas, <strong>que</strong> sufriera practicando el alegre<br />
toreo en <strong>que</strong> era maestro Cúchares. En 1857<br />
acompañaba en El Puerto de Santa María a<br />
Manuel Domínguez (Desperdicios), en la<br />
corrida del 1 de junio en la <strong>que</strong> el famoso diestro<br />
sevillano sufrió tan grave cogida, en la <strong>que</strong><br />
un toro le vació un ojo. Cerró la temporada<br />
toreando cerca de cuarenta corridas, aumentando<br />
su seguridad en la lidia y haciendo progreso<br />
en todos los tercios de ella.<br />
El año 1858 había de ser decisivo en<br />
su carrera taurina. Toreó en Madrid y contrató<br />
dos corridas en Sevilla para el mes de mayo,<br />
no sin preparar al público manifestando <strong>que</strong><br />
ignoraba la ruptura de la empresa con Juan<br />
Lucas Blanco, a quien sustituía, y protestando<br />
de <strong>que</strong> no era su intención competir con<br />
MIURA - 2002<br />
Manuel Domínguez (Desperdicios), como<br />
algún periódico había insinuado. Los<br />
revisteros de toros comenzaron a desmenuzar<br />
su labor, y los defectos de su toreo en<br />
<strong>que</strong> reparan, antes <strong>que</strong> censuras declaradas,<br />
parecen homenajes a la categoría <strong>que</strong> en el<br />
Tato reconocen. Por ser expresivo de su estilo<br />
de torear con la muleta, <strong>que</strong> es la suerte en<br />
<strong>que</strong> más censuras merecía, copiamos el<br />
siguiente párrafo de El Enano, de a<strong>que</strong>l año:<br />
«Vemos con digusto <strong>que</strong> no pasa los<br />
toros bien, pues <strong>que</strong> ni se cuadra ni usa del<br />
seguro y bonito pase de pecho, uno en Madrid<br />
el 19 de abril, en el <strong>que</strong> recibe una cornada<br />
en el brazo derecho, y el 29 de junio el primer<br />
toro de la ganadería de Martínez Azpillaga le<br />
hirió en el mismo brazo de bastante<br />
gravedad.» Otra cogida experimentó en<br />
Madrid en la función extraordinaria del (03-10-<br />
1858). Al año siguiente recoge el fruto de su<br />
brillante temporada anterior:<br />
«En los Puertos andaluces, con<br />
Domínguez, Gonzalo Mora y Mariano Antón;<br />
en el reino de Córdoba, con Arjona Guillén;<br />
en las provincias, con Cayetano Sanz y Julián<br />
Casas, y en toda la Península, con todos los<br />
matadores de España, el «Tato» cerró a<strong>que</strong>lla<br />
temporada torera con 41 corridas libre de<br />
accidentes de importancia y mimado por los<br />
públicos, como no es común <strong>que</strong> suceda con<br />
los lidiadores de mérito más relevantes.»<br />
Con lo señalado resumió aquélla temporada<br />
Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez. La Prensa<br />
sigue ocupándose de él y señalando sus<br />
progreso con criterio distinto, según las<br />
simpatías de cada localidad y el gusto del<br />
revistero. He aquí algunas opiniones de los<br />
corresponsales de El Enano de a<strong>que</strong>l año sobre<br />
el Tato:<br />
«Este diestro nada adelanta y olvida<br />
su primitiva escuela, tanto en los pases de<br />
muleta como en el baile y encorvarse sin<br />
cuadrarse bien (El Puerto de Santa María).<br />
El «Tato» estuvo de fortuna en las estocadas.<br />
Su trasteo no nos gusta, en los quites,<br />
oportuno y bien en general (Jerez de la<br />
Frontera). Su planta, sus pases y su alarde<br />
217
MIURA - 2002<br />
constante de serenidad y confianza, <strong>que</strong> bien<br />
se conoce <strong>que</strong> es real y efectiva, son de<br />
mucho mérito (Madrid). De los toreros me<br />
gusta el «Tato», pero le faltan dos cosas: no<br />
bailar tanto delante del toro, <strong>que</strong> es impropio<br />
de un matador de sus facultades y<br />
conocimientos, y más aplomo para dirigir la<br />
cuadrilla, <strong>que</strong> lleva en sus toreros antiguos y<br />
respetables (Granada).»<br />
La temporada de 1860 afirma de<br />
modo definitivo las buenas condiciones <strong>que</strong><br />
en años anteriores eran promesa segura.<br />
Sufrió diversos percances, pero sus triunfos<br />
fueron resonantes, especialmente en Sevilla,<br />
toreando miuras el 17 de mayo, con Manuel<br />
Domínguez, y en Córdoba, Cáceres, Badajoz,<br />
y especialmente en Valladolid, en las ferias<br />
de septiembre, en cuatro corridas en <strong>que</strong><br />
alternó con Cúchares y Mariano Antón.<br />
En 1861 comenzó para el Tato con un<br />
suceso fausto en su vida: su matrimonio. El<br />
día 5 de enero tiene lugar su unión con María<br />
de la Salud Arjona y Reyes, hija de su antiguo<br />
maestro Cúcha-res, quien consiente gustoso<br />
en la boda, pese al disgusto <strong>que</strong>, según<br />
íntimos, le ocasionara al separarse de su<br />
cuadrilla, aun<strong>que</strong> no sin prevenir cautamente<br />
a su hija, diciéndola:<br />
«Hija, no creas <strong>que</strong> todos los toreros<br />
son como tu padre, <strong>que</strong> os dice vuelvo y<br />
vuelve; <strong>que</strong> casi todos suelen volver en carta<br />
o por alambre.» La boda fue de rumbo. Todas<br />
las clases sociales de Sevilla participaron del<br />
regocijo. El propio conde del Águila ofreció un<br />
suntuoso ban<strong>que</strong>te en su palacio a los nuevos<br />
esposados, <strong>que</strong> fue concurridísimo en<br />
extremo. La temporada taurina fue la más<br />
brillante de cuantas hasta entonces había<br />
concluido. El 1 de abril, y en el circo madrileño,<br />
un toro le arrolló y puso en riesgo, y aun<br />
llegaron a tropezarle las reses en dos ocasiones<br />
más en la misma plaza esa temporada.<br />
Fue de estos percances el de más<br />
consideración el del (08-07-1861), toreando<br />
astados de don Felipe Gómez.<br />
El segundo toro, de nombre Dorado,<br />
colorado y bien puesto, a pesar de no haber<br />
218<br />
demostrado poder en la suerte de varas, llegó<br />
difícil y peligroso al último tercio, defendiéndose,<br />
cortando terreno y alargando el<br />
cuello. El Tato lo toreó valientemente de<br />
muleta, y tras dos puntillazos y media<br />
estocada, agarró una superior hasta la mano,<br />
estrechándose tanto <strong>que</strong> el astado de Colmenar<br />
Viejo (Madrid) le alcanzó con el pitón<br />
derecho por el pecho, volteándole. El Tato se<br />
levantó sonriente, y a pesar de la oposición<br />
de Cayetano Sanz, <strong>que</strong> le vio herido, volvió a<br />
la cara del toro, hasta verle doblar, y después<br />
se retiró a la enfermería, con tanta serenidad<br />
<strong>que</strong> iba recogiendo los cigarros <strong>que</strong> le<br />
arrojaban de los tendidos y contestando con<br />
saludos de la montera a los aplausos <strong>que</strong> le<br />
prodigaban. En un ademán de buen gusto e<br />
intuitiva elegancia se cubría con el capote la<br />
camisa para <strong>que</strong> la sangre <strong>que</strong> la empapaba<br />
no denunciara la herida. En la enfermería fue<br />
curado de un puntazo largo, oblícuo e irregular<br />
en profundidad.<br />
Sin hallarse repuesto de su lesión volvió<br />
a torear en Madrid el (21-07-1861). Su actuación<br />
fue excelente. El siguiente, día 22, y<br />
por lesión <strong>que</strong> sufriera Cayetano Sanz, tuvo<br />
<strong>que</strong> matar cinco colmenareños de don Antero<br />
López, alcanzándole el sexto toro con un<br />
varetazo.<br />
La frecuencia de estos percances,<br />
herido en el pecho o en el costado derecho,<br />
debido, según los técnicos, a <strong>que</strong> hacía muy<br />
alto el cruce y no vaciaba con la debida eficacia,<br />
llegaron a preocuparle hasta el punto de<br />
pensar en cubrirse estas partes del cuerpo<br />
con una especie de media coraza de acero,<br />
sujetas al tronco con correas, y aún llegó a<br />
hacérselas, si bien desistió del propósito de<br />
usarlas ante el temor de <strong>que</strong> le silbaran el<br />
lógico miedo.<br />
Siguió la temporada siguiente, de<br />
1862, triunfalmente. En mayo ya tenía<br />
escrituradas 35 plazas, en algunas con cuatro<br />
corridas. A las contratas correspondía el éxito,<br />
mereciendo especial menció los aplausos <strong>que</strong><br />
obtuvo en Palencia, Gijón -donde fue muy<br />
agasajado por el general Prim-Valladolid y
El célebre y desafortunado diestro Antonio Sánchez (Tato).<br />
MIURA - 2002<br />
219
MIURA - 2002<br />
Bayona. Con ocasión de estas últimas<br />
corridas se detuvo unos días en Biarritz, donde<br />
su apostura, elegancia taurina y bizarra<br />
majeza obtuvo un notable éxito mundano, especialmente<br />
entre los extranjeros, <strong>que</strong> don<br />
José María de Cossío tuvo ocasión de oir recordar<br />
en 1920 a la propia emperatriz<br />
Eugenia, <strong>que</strong> con su esposo, el Emperador,<br />
recibió y agasajó generosamente al diestro.<br />
Hallábase Tato en la plenitud de su virilidad.<br />
Peña y Goñi le recuerda con estas palabras:<br />
El «Tato» tenía una fisonomía<br />
sonrosada y picaresca; una cabeza de<br />
gavroche, en la cual jugueteaban graciosamente<br />
multitud de ricitos pendencieros;<br />
unos ojos negros, muy rasgados, <strong>que</strong> miraban<br />
con dulzura y se entornaban muchas veces,<br />
entre burlones y modestos, y una sonrisa<br />
estereotipada en los labios, atractiva y sumamente<br />
simpática, como la de Francisco<br />
Calderón. No era guapo. La nariz algo<br />
remangada y grande, y la boca, grande también<br />
y con un labio inferior grueso y colgante,<br />
rompía la armonía general; pero había tanta<br />
gracia en la persona -no con la incomparable<br />
dejadez <strong>que</strong> hacía de «Largatijo» un típo único<br />
de elegancia y distinción, sino cierta co<strong>que</strong>tería<br />
femenina, provocativa y humilde al<br />
mismo tiempo- de tal modo brillaba en la cara<br />
del «Tato» el garbo y la modestia.<br />
No encontraba el toreo del Tato<br />
contradicción seria entre los matadores de<br />
entonces. Los más maestros y famosos,<br />
como Francisco Arjona (Cúchares) o Manuel<br />
Dominguez (Desperdicios), economizaban<br />
sus esfuerzos para prolongar al máximo su<br />
decadencia, y de los nuevos unos, como<br />
Cayetano Sanz y el Salamanquino, carecían<br />
de temperamento para la emulación, y otros,<br />
como Pepete, mostraron bien claro desde el<br />
principio no tener condiciones suficientes para<br />
intentar una competencia.<br />
Un banderillero más famoso ya <strong>que</strong><br />
los matadores a quienes había servido<br />
comenzó por entonces a matar toros: Antonio<br />
Carmona (Gordito). Traía a la lidia la novedad<br />
de los <strong>que</strong> después fueron famosos<br />
220<br />
«quiebros», <strong>que</strong> había de caracterizar todo<br />
un estilo de toreo, restauración del viejo torear<br />
navarro hecho por un sevillano, y traía,<br />
sobre todo, juventud, ruido y simpatía. El público<br />
siempre hábido de sonadas competencias,<br />
va desde entonces a dividir preferencias<br />
entre dos espadas, y así comenzó la ruidosa<br />
emulación de ambos diestros.<br />
En 1862, aún no toreaba el Gordito en<br />
Madrid, pero surgieron entonces los primeros<br />
chispazos de la futura competencia por desagradables<br />
motivos de orden privado: la<br />
oposición del Tato a <strong>que</strong> Antonio Carmona<br />
figurara como espada en la corrida <strong>que</strong> en<br />
Sevilla organizara la infanta Luisa Fernanda,<br />
en favor de la beneficencia domiciliaria. No<br />
fue la temporada de 1863, en <strong>que</strong> el Gordito<br />
se presentó en Madrid, afortunada para Tato,<br />
y no ciertamente por el éxito artístico, sino por<br />
las muchas veces <strong>que</strong> le tropezaron los toros,<br />
aun<strong>que</strong> por fortuna sin consecuencias demasiado<br />
graves. Hasta fuera de la plaza le persiguió<br />
siempre la mala fortuna.<br />
En Cartagena, según la Prensa, y en<br />
el mes de agosto, estuvo a punto de ser<br />
asesinado por un licenciado de presidio. La<br />
temporada resultó con todo taurinamente<br />
brillante, afianzando el diestro la posición<br />
privilegiada de su jerarquía. Los críticos siguen<br />
viendo los defectos de en su toreo: «El los<br />
pases naturales se agacha más de lo regular»,<br />
decía El Enano ese año, y sobre todo le<br />
censura su descuido en la dirección de la lidia.<br />
La competencia con el Gordito se dibujaba<br />
con perfil más agrio. Las desavenencias<br />
aludidas entre los dos diestros habían<br />
llegado a provocar un violento cho<strong>que</strong> personal,<br />
no teniendo por entonces buen éxito<br />
las gestiones de avenencias.<br />
El Boletín de Loterías y Toros escribía<br />
el (09-02-1863): «Tenemos el sentimiento de<br />
anunciar a nuestros lectores <strong>que</strong> no es cierta<br />
la noticia <strong>que</strong> ha circulado días atrás de haberse<br />
verificado una reconciliación entre los<br />
espadas «Tato» y «Gordito.» Trascendía esta<br />
enemistad en las plazas, teniendo particular<br />
relieve en la corrida del 24 de junio en Cádiz,
en la <strong>que</strong> los apasionados del «Tato» le<br />
preparaban una ovación con carácter apoteósico,<br />
repartiendo versos por todas las localidades<br />
del circo y arrojándose a la arena una<br />
corona de flores y dos de plata.»<br />
La temporada de 1865 la abre en<br />
Madrid toreando con Cayetano Sanz y el<br />
Gordito, señalándose claramente las preferencias<br />
del público de la Corte por el toreo del<br />
Tato, y sobre todo, por su manera de matar a<br />
volapié, <strong>que</strong> por entonces empiezan a notar<br />
los críticos, sobre los quiebros y jugueteos<br />
del toreo del Gordito, <strong>que</strong> el público rechaza<br />
como poco serio.<br />
En cambio, en Cádiz, donde tantos<br />
aplausos lograra el año anterior, las cañas se<br />
volvieron lanzas, prefiriéndose señaladamente<br />
a su rival. Aumentaron las simpatías<br />
de éste al negarse el Tato a ceder el quinto<br />
toro al entonces banderillero Rafael Molina<br />
(Lagartijo), como el público lo reclamaba, y<br />
acceder a ello espontáneamente el Gordito<br />
en el sexto toro.<br />
Empezó por señalarse un gran sector<br />
del público contra el peón del Gordito, José<br />
Cineo (Cirineo), y acabó por tratar al matador<br />
con excesiva violencia y saña injustificables.<br />
Atizaba estas pasiones un célebre periódico<br />
recién aparecido, El Mengue, fundado y dirigido<br />
por Mariano Garisuain, según Peña y<br />
Goñi:<br />
«Aficionado inteligentísimo, terne y<br />
feroz, <strong>que</strong> arremetía con furia contra todo bicho<br />
viviente y no dejaba coleta sana en toda<br />
la taurómaca nación.»<br />
Fue Gordito el blanco principal de sus<br />
iras, e influyó de modo decisivo en la actitud<br />
agresiva del público. En esta temporada -<br />
1864- y la siguiente, de 1865, presenció la<br />
plaza de Madrid los espectáculos más<br />
vergonzosos, Carmona, a quien la suerte no<br />
acompañaba, sufría las protestas más violentas,<br />
subrayadas con cencerros, pitos y lluvias<br />
de naranjas y otros objetos arrojadi-zos.<br />
La rivalidad en la Corte acabó el 12 de julio.<br />
He aquí como narra Peña y Goñi el<br />
lamentable espectáculo:<br />
MIURA - 2002<br />
«El Gordito estuvo fatal en la muerte<br />
del primer toro, y fue objeto de una espantosa<br />
silba. Llegó la muerte del segundo y los<br />
pinchazos <strong>que</strong> propinara Antonio al animal<br />
fueron tantos, <strong>que</strong> el presidente ordenó la salida<br />
de la media luna, pero desacatando el<br />
mandato de la autoridad, siguió el «Gordito»<br />
acribillando al toro, hasta <strong>que</strong>, entre un infernal<br />
griterío, fue llevado por dos aguaciles al palco<br />
de la presidencia, siendo multado con 500 reales<br />
y rota su escritura con la empresa.»<br />
Así salió Antonio Carmona de Madrid<br />
y así parecía tener término su competencia<br />
con el Tato. Pero éste no había de encontrar<br />
en las demás plazas de España las mismas<br />
facilidades pa-ra sus triunfos. La Prensa<br />
andaluza, en especial, reaccionó violentamente<br />
contra las apasionadas campañas de<br />
la de Madrid, y fue en Cádiz donde, trece días<br />
después, volvieron a encontrarse los diestros,<br />
pero respaldado Gordito con la simpatía del<br />
a<strong>que</strong>l entendido público. Campañas de Prensa,<br />
propagandas intentísimas y continuadas,<br />
prepararon el ambiente. Al salir a matar<br />
Carmona cayeron sobre el público hojas con<br />
versos, hechas por algunos amigos:<br />
«Hoy, sin temor de mentir,<br />
y tras afán singular,<br />
bien puede el labio decir<br />
<strong>que</strong> Cádiz vuelve a gozar,<br />
por<strong>que</strong> te vuelve a aplaudir.<br />
Disípese tu dolor,<br />
si de la Corte trama<br />
pudo inspirarte temor;<br />
eso te da más valor<br />
y acreciente más tu fama.<br />
Pues por tan infame ardid<br />
no pasastes tu el primero,<br />
<strong>que</strong> en desaprobada lid<br />
hizo lo mismo Madrid<br />
con Montes y «el Chiclanero.»<br />
La corrida fue un escándalo continuado,<br />
y las colisiones entre los partidarios<br />
de uno y otro diestro llegaron a punto de hacer<br />
intervenir a la fuerza armada, llegando al<br />
221
MIURA - 2002<br />
extremo de hablar de tales apasionamientos<br />
en el Parlamento, y con indignación don<br />
Abelardo López de Ayala. La Prensa profesional<br />
andaluza tomó su desquite en esta ocasión.<br />
El Látigo, revista taurina de Cádiz, se<br />
expresaba así: El público de Cádiz ha dado<br />
una severa lección al de la Villa y Corte de<br />
Madrid. Los gaditanos no se dejan arrastrar<br />
por el espíritu de pandillaje, no secundan las<br />
miras de los <strong>que</strong> por fin determinado <strong>que</strong>rían<br />
ensañarse con algún diestro con objeto de<br />
hundir su reputación bien adquirida.<br />
Sobriamente han <strong>que</strong>dado indicadas<br />
las características del toreo de ambos rivales.<br />
Entre variabilidad en la última y desastrosa<br />
fase en los años siguientes de 65 y 66, en<br />
<strong>que</strong> es más enconada la división de las<br />
preferencias del público, en las <strong>que</strong> según las<br />
plazas y la fortuna prevaleció en uno u otro<br />
diestro.<br />
En 1866 hicieron las paces ambos toreros,<br />
por las gestiones de amigos influyentes<br />
y bien intencionados. El año 1867 fueron<br />
contratados por la empresa de Madrid los dos<br />
Antonios, en unión de Salvador Sánchez<br />
(Frascuelo). La campaña contra el Gordito en<br />
la plaza de la Corte comenzó a tener<br />
caracteres verdaderamente sañudos.<br />
. Aun podría citar otras represalias de<br />
los públicos andaluces, especialmente los indignados<br />
desahogos del público de la plaza<br />
de Sevilla contra dos peones de la cuadrilla<br />
de Cúchares, muy afectos al yerno del viejo<br />
espada. En el año 1869 tuvo término decisivo<br />
esta competencia. Habían sido contratados<br />
por la plaza de Madrid, jun-tamente con el<br />
Tato, Lagartijo y Frascuelo. Transcurrían las<br />
corridas sin cosa digna de notarse hasta <strong>que</strong><br />
la del 7 de junio, en <strong>que</strong> organizara una extraordinaria<br />
la Diputación Provincial para solemnizar<br />
la promulgación de la Constitución.<br />
Habían de jugarse seis toros por la<br />
mañana y seis por la tarde, esto<strong>que</strong>ados<br />
todos ellos por el Tato y Lagartijo. El cuarto<br />
toro de la tarde, Peregrino, de don Vicente<br />
Martínez, castaño y bien colocado, cogió al<br />
Tato al entrar a matar por tecera vez, y con el<br />
222<br />
cuerno derecho le suspendió y volteó, infiriéndole<br />
una cornada de cuatro centímetros de<br />
longitud por tres de profundidad en el tercio<br />
superior de la pierna derecha. Peña y Goñi<br />
transcribe una carta <strong>que</strong> a don José Pérez<br />
de Guzmán, distinguido escritor taurino, dirigió<br />
el du<strong>que</strong> de Veragua explicándole la cogida.<br />
He aquí el interesante documento:<br />
«Querido amigo: Mucho he agradecido<br />
el recuerdo de amistad enviándome el<br />
grupo <strong>que</strong> contenía su grata del (23-06-1969.<br />
La cuadrilla me parece corresponde en su<br />
apariencia al justo crédito <strong>que</strong> goza.<br />
Únicamente sería de desear rellenara el banderillero<br />
un poco de las taleguillas sobrantes.<br />
Con gusto reuniré para enviar a ustedes<br />
cuanto se publi<strong>que</strong> de la cogida del Antonio<br />
Sánchez (Tato).»<br />
Y continuó diciéndole: «Hasta ahora<br />
sólo tengo noticias de la adjunta hoja suelta,<br />
escrita muy en tonto, según verá. He encargado<br />
a Antonio Carmona me envíe lo <strong>que</strong> él<br />
conozca acerca del particular; no hago mérito<br />
de lo publicado por el antiguo Enano, pues<br />
no dudo en considerar a usted como<br />
suscritor; y por cierto <strong>que</strong> como detalles y<br />
escrupulosidad en reunir partes facultativos,<br />
no puede mejorarse.<br />
En cuanto al juicio y observaciones<br />
<strong>que</strong> un aficionado debe sugerir la cogida, crea<br />
usted <strong>que</strong> no ha habido más <strong>que</strong> lo siguiente:<br />
el toro era muy noble, estaba menos aburrido<br />
de lo <strong>que</strong> generalmente llegan a la muerte los<br />
toros del Colmenar, y nada tenía <strong>que</strong> inspirase<br />
cuidado, pues su condición de blando alejaba<br />
aún más todo peligro. El pobre Tato lo había<br />
toreado sin ninguna dificultad a pesar de su<br />
poca defensa; y habiéndole cogido los huesos<br />
(pinchado) dos veces, quiso asegurarle<br />
con uno de esos volapiés <strong>que</strong> le valían tantos<br />
aplausos y <strong>que</strong> ponían simpre a riesgo su vida.<br />
En a<strong>que</strong>lla ocasión no intervino el primer<br />
elemento <strong>que</strong> le salvaba, y era el dolor<br />
de la estocada, pues resultó un poco al lado<br />
contrario y fuera de la cavidad. El motivo de<br />
estar la estocada ida, fue haber hecho el toro<br />
un poco más de lo <strong>que</strong> el matador creía, a
conseuencia de la colocación del toril, arrancando<br />
en suerte natural. También estuvo<br />
demasiado tiempo delante de la cabeza, cosa<br />
hoy muy frecuente en los matadores actuales,<br />
y <strong>que</strong> desvirtúa el principal efecto de los<br />
volapiés, verdaderas sorpresas, y como tales,<br />
recursos grandes para toros tunantes.<br />
En fin, fue una desgracia imprevista<br />
por haber corrido el mismo Tato riesgos<br />
muchos mayores sin <strong>que</strong> le engancharan los<br />
toros. Además, creo <strong>que</strong> la cornada, bien<br />
cuidada desde un principio, no hubiese tenido<br />
consecuencias tan lamentables. Hemos<br />
perdido el único matador con vergüenza, pues<br />
los otros consienten <strong>que</strong> se les echen vivos<br />
los toros, sin apelar al recurso de la puntilla.<br />
En punto a destreza todos son iguales.<br />
Se ha hecho una litografía del lance,<br />
pero no tiene nada <strong>que</strong> merezca atención; sin<br />
embargo, la enviaré a usted cuando haya<br />
oportunidad, pues es muy grande para ir por<br />
el correo. Tuve mucho gusto en leer sus artículos,<br />
publicados por El Enano con motivo<br />
de la obra de tauromaquia. Todos los amigos<br />
me encargan afectuosos recuerdos para<br />
usted, de quien se repite suyo verdadero<br />
amigo.- El du<strong>que</strong> de Veragua.»<br />
El Boletín de Loterías y Toros relató<br />
así la cogida:<br />
«El Tato da seis pases naturales, cuatro<br />
con la derecha y uno por alto, una corta a<br />
volapié y en dirección de atravesar; otra en<br />
hueso, a volapié también, y un gran volapié<br />
de los <strong>que</strong> él suele dar, siendo cogido con el<br />
asta derecha, suspendido y volteado, sin<br />
hacer caso el toro del diestro cuando cayó.<br />
El Tato se levanta y echa las manos a<br />
la herida para impedir la hemorragia, y empieza<br />
a andar sólo con la pierna izquierda<br />
dando saltos, en cuyo acto su gente, <strong>que</strong> ya<br />
estaba junto a él, y otros, le auxilian y<br />
conducen a la enfermería, donde se dio por<br />
el facultativo de guardia el parte médico <strong>que</strong><br />
dice:<br />
«El Tato ha recibido una herida en el<br />
tercio superior de la pierna derecha... Lagartijo<br />
descabelló el toro con acierto al primer<br />
MIURA - 2002<br />
golpe. La herida fue desde el principio<br />
calificada de grave; pero acaso no debiera<br />
haber sido de consecuencias tan<br />
irremediables. Se dijo entonces <strong>que</strong> el toro<br />
mantenía fresca en las astas la sangre de un<br />
caballo enfermo de arestín, y <strong>que</strong> este virus<br />
había infestado la herida. Acaso los deficientes<br />
medios de cura-ción, pese haber intervenido<br />
en ella afamados cirujanos de Madrid,<br />
consintieran la gangrena.» El hecho es <strong>que</strong><br />
el lunes (14-06-1869), y tras innumerables y<br />
dolorosísimas curas, le fue por salvar su vida<br />
amputada la pierna derecha. Así relató la operación<br />
la publicación taurina anteriormente citada:<br />
«En las diferentes operaciones y<br />
sajaduras <strong>que</strong> se han hecho al Tato, tanto en<br />
el muslo como en la pantorrilla y pie derecho,<br />
ha demostrado el paciente gran valor y<br />
presencia de espíritu, tratando de animar a<br />
los concurrentes al acto con expresiones<br />
propias de su genio jovial; pero ayer tarde,<br />
cuando le hacían la amputación cuatro dedos<br />
más abajo de la rodilla, en cuya operación<br />
se mostró con una resignación y valentía sobrenaturales,<br />
sosteniéndole un buen aficionado<br />
de Madrid y amigo del espada, y el banderillero<br />
Domingo Váz<strong>que</strong>z; cortada <strong>que</strong> ya le<br />
fue la parte de la pierna, exclamó con tristeza:<br />
Adios Madrid!, cuyas palabras expresan,<br />
entre otras muchas cosas <strong>que</strong> el público<br />
conoce y ya no hay necesidad de decir, el dolor<br />
y pena del <strong>que</strong> fue matador de toros al<br />
convencerse de dejar de serlo.»<br />
Cayetano Sanz, Largartijo y Frascuelo<br />
torearon las corridas <strong>que</strong> el Tato tenía contratadas,<br />
entregándole Rafael y Salvador íntegro<br />
los honorarios <strong>que</strong> le correspondían. El Tato<br />
regaló a Fras-cuelo el traje de guarnición negra<br />
<strong>que</strong> vestía el día de la cogida, <strong>que</strong> se conserva<br />
en el Museo de la plaza de toros de Valencia,<br />
y a Lagartijo el esto<strong>que</strong> con una expresiva y<br />
enfática, dedicatoria.<br />
El día (31-10-1869), se celebró una corrida<br />
a beneficio del infortunado matador. El<br />
cartel anunciaba: «Antonio Sánchez (Tato),<br />
lleno de gratitud por el interés <strong>que</strong> el público<br />
223
MIURA - 2002<br />
ha demostrado por su salud, tendrá el honor<br />
de presentarse en el redondel antes de<br />
principiar la corrida, para dar las debidas<br />
gracias con toda la efusión de su corazón<br />
agradecido. Y en efecto -dice Peña y Goñi-,<br />
dio vuelta y media a la plaza en carretela<br />
descubierta y acompañado de sus<br />
banderilleros, entre los cuales el Cuco lloraba<br />
como una criatura. El público hizo al Tato<br />
una tristísima ovación, y el infeliz, con los ojos<br />
arrasados en llanto, dio las gracias y salió para<br />
siempre del redondel.<br />
Aun alentó Tato de volver a los ruedos.<br />
Un ortopédico le hizo una pierna artificial<br />
ingeniosamente articulada, con la <strong>que</strong> se forjó<br />
la ilusión de poder volver a las faenas de la<br />
lidia. Probó fortuna la tarde del día (14-08-<br />
1871), en Badajoz, intentando dar un lance al<br />
cuarto toro. Tuvo <strong>que</strong> desistir de su empeño,<br />
sentándose llorando en el estribo de la barrera.<br />
Vestido de torero quiso volver a hacer la<br />
prueba el 4 de septiembre en Valencia; pero<br />
el público no le consintió intentarlo. El rey Don<br />
Amadeo de Saboya, <strong>que</strong> presidía, llamó a su<br />
palco al diestro, atendiéndole y consolándole<br />
con suma benevolencia.<br />
Aún asistió con traje de luces en Sevilla<br />
el (24-09-1871). El público le hizo de-sistir de<br />
su propósito de torear. Poco después fue<br />
nombrado repartidor de carne del Matadero<br />
de Sevilla, y en tal puesto subsistió hasta su<br />
muerte, acaecida el (07-02-1895). El declinar<br />
de su vida debió ser melancólico; pero la fortuna<br />
reunida con los toros y aumentada con<br />
su buena administración, debió endulzar sus<br />
nostalgias.<br />
Fue el Tato un matador y torero en una<br />
época de transición, y une, con su contraputo<br />
del Gordillo, los tiempos de Cúchares y<br />
Redondo, con los de Lagartijo y Frascuelo.<br />
Aun<strong>que</strong> comenzó a hacerse notar por sus<br />
galleos y recortes dentro de la manera de su<br />
suegro Cúchares, pronto se sobrepuso a<br />
estas suertes su estilo de matar a volapié,<br />
sobre todo dando tablas.<br />
«¿Quien lo haya visto -dice un<br />
escritor-, puede olvidar a<strong>que</strong>lla graciosa<br />
224<br />
patadita del Tato a arrancarse al volapié?<br />
Consistía en alzar la pierna derecha, como si<br />
jugase a la pata coja, y adelantar con ella el<br />
paso necesario para herir, y de éste modo,<br />
ni perdía terreno, yéndose atrás, ni perjudicaba<br />
la buena ejecución de la suerte.» Dicha<br />
especialidad constituye para la posteridad su<br />
personalidad verdadera, habiendo llegado su<br />
destreza de matador a convertirse en proverbial.<br />
A través de este corto biográfico de don<br />
José María de Cossío hemos dejado<br />
constancia de opiniones de revisteros de<br />
aquél tiempo <strong>que</strong> enjuiciaron al torero. Se<br />
deduce <strong>que</strong> con la muleta toreaba encorvado<br />
y escaso de dominio, lo <strong>que</strong> confirmó el du<strong>que</strong><br />
de Veragua y debió ser mediano director<br />
de lidia. Por estas limitaciones de sus cualidades<br />
técnicas estaban compensadas con<br />
exceso, para la estimación del público, con<br />
su pundonor torero, su valor sin trampa ni<br />
refugios y por una aureola de majeza, elegancia<br />
y bizarría taurinas, <strong>que</strong> conse-guía tantos<br />
adeptos en el trato particular con el torero<br />
como con sus arrestos en la plaza. Su popularidad<br />
llegó a ser enorme. Hallándose herido<br />
en Madrid, coincidió estar enfermo en otro<br />
piso de la misma casa el glorioso marino<br />
Méndez Núñez.<br />
Una constante romería de gente de<br />
toda condición llegaba a la calle, pero no era<br />
para enterarse de la salud del héroe del<br />
Callao, sino por seguir el curso de la curación<br />
del diestro. Visto con perspectiva histórica no<br />
puede decirse <strong>que</strong> fue una primera figura del<br />
toreo, pero ocupó dignamen-te el puesto de<br />
ellas en momentos de crisis de las Fiesta e<br />
intensificó el brillo de su fama con las dobles<br />
luces del valor y de la desgracia.<br />
<strong>Algunos</strong> toros lidiados por «Tato»:<br />
*Calzadito: Toro retinto, de don Manuel<br />
Bañuelos, lidiado en Madrid el (05-09-1859);<br />
tomó 23 varas, siendo esto<strong>que</strong>ado a volapié<br />
por el Tato.
MIURA - 2002<br />
Cogida de Antonio Sánchez (Tato). Ilustración de José de Chavez<br />
(La Lidia, 29-10-1883).<br />
*Capirote: El (10-09-1858), el toro<br />
citado del du<strong>que</strong> de Veragua, <strong>que</strong> tomó 18 varas,<br />
lo remató el Tato en la plaza de Madrid.<br />
*Cocinero: Toro de Miura, lidiado en<br />
Madrid el (30-10- 1853). El primero <strong>que</strong> mató<br />
el día de su alternativa, cedido por Cúchares,<br />
Antonio Sánchez.<br />
*Confitero: El (01-04-1861), el toro,<br />
negro, del marqués del Saltillo, lidiado en Madrid,<br />
tomó 19 varas y fue esto<strong>que</strong>ado por el<br />
Tato.<br />
*Contador: Toro de la ganadería de<br />
don Joaquín Jaime Barbero, negro, lidiado en<br />
El Puerto de Santa Maria el (23-07-1860).<br />
Arremetió 39 veces a los picadores Calderón,<br />
Trigo y Alavés sin matarles ningún caballo,<br />
dicho sea en elogio de a<strong>que</strong>llos excelentes<br />
pi<strong>que</strong>ros, Lo debió esto<strong>que</strong>ar el Tato; pero el<br />
público solicitó le fuera perdonada la vida, accediendo<br />
la presidencia.<br />
*Corzo I: Toro de pelaje colorado, de<br />
doña Gala Ortiz, lidiado en la plaza de Madrid<br />
el (30-04-1860), y <strong>que</strong> tomó 21 puyazos,<br />
siendo rematado por el Tato.<br />
*Corzo II: Toro, retinto, de doria Gala<br />
Ortiz, jugado en Madrid el (14-04-1861),<br />
muerto por el Tato después de tomar 16 varas.<br />
*Lechuguino: El (21-10-1866), el toro<br />
señalado, entrepelado en cárdeno, de Romero<br />
Balmaseda, lidiado en Madrid el día señalado,<br />
tomó 18 varas, siendo muerto por el Tato.<br />
*Malagracia: Toro de Miura, de pelo<br />
colorado, lidiado en Madrid el (26-04-1863);<br />
tomó 6 varas y fue muerto por Antonio<br />
Sánchez (Tato).<br />
225
MIURA - 2002<br />
*Tablones: El día (07-06-1869), el toro<br />
citado, negro mulato, de Miura, lidiado en<br />
Madrid el día citado, tomó 19 varas, y al picador<br />
Sacanelles le fracturó el brazo izquierdo;<br />
fue muerto por el Tato.<br />
SANZ (Cayetano). Matador de toros,<br />
nacido en la calle del Bastero, en el popular<br />
barrio madrileño de la Arganzuela, el (07-08-<br />
1821). Sus padres fueron honrados artesanos,<br />
Luis Sanz y Regina Pozas. Viuda su madre<br />
seis meses antes de nacer Cayetano<br />
Sanz, contrajo más tarde segundas nupcias,<br />
con la oposición de los abuelos de éste, <strong>que</strong>,<br />
no <strong>que</strong>riendo <strong>que</strong> el pe<strong>que</strong>ño huérfano viviera<br />
con su padrastro, le llevaron con ellos.<br />
Contaba Cayetano poco más de diez<br />
años cuando le sacaron de la escuela, donde<br />
aprendió las más elementales enseñanzas,<br />
para dedicarle al oficio de zapatero. Era por<br />
entonces poco menos <strong>que</strong> degradante el<br />
cargo de aprendiz en cualquier gremio de<br />
artesanos.<br />
Tenían <strong>que</strong> soportar los pobres niños,<br />
<strong>que</strong> niños eran casi siempre, toda clase de<br />
vejaciones y ordenanzas, <strong>que</strong> herían el amor<br />
propio de los inteligentes y les hacia odiar el<br />
taller y encaminar sus pasos por otros<br />
senderos. Le ocurrió esto último a Cayetano<br />
y reaccionó pronto, a pesar de lo cual siguió<br />
trabajando, hasta Ilegar a oficial, para ayudar<br />
con ello al sustento de su casa en a<strong>que</strong>llos<br />
años con muchas carencias.<br />
En los días de fiesta y domingos<br />
acudía a las capeas pueblerinas cercanas a<br />
Madrid, y en otras ocasiones al matadero, <strong>que</strong><br />
viviendo el ejemplo del sevillano, era escuela<br />
de incipientes lidiadores. Cayetano encontró<br />
una salida viable, del para él insoportable<br />
oficio, en la concurrencia con otros torerillos<br />
a funciones de los alrededores de Madrid, de<br />
donde lograba traer alguna propina. Se<br />
opusieron sus abuelos a esta mutación violenta<br />
de oficio tan sencillo y pacífico; pero el<br />
muchacho, <strong>que</strong> mostraba gran carácter y entereza,<br />
acabó por convencer a los ancianos.<br />
226<br />
Contaba poco más de dieciséis años<br />
por entonces. Pueblos y villas fueron escenarios<br />
heroicos de los primeros pasos de<br />
Cayetano Sanz como torero, y en ellos dejó<br />
memoria de valor y gallardía. En algunas<br />
ocasiones actuó en mojigangas de la Corte,<br />
matando el embolado o un toro de puntas <strong>que</strong><br />
solían soltar al final.<br />
En 1844 tuvo una contrata en<br />
Aranjuez, lidiando, en unión de otros varios,<br />
novillos del du<strong>que</strong> de Veragua. Asistió este<br />
prócer a la función, y como le gustase de<br />
entre todos el toreo de Sanz, protegió a éste<br />
y fué recomendado por él a José Antonio Calderón<br />
(Capita). Mató dos toros recibiendo,<br />
tras una gran faena en cada uno de ellos, entusiasmando<br />
grandemente a la concurrencia,<br />
compuesta la mayor parte de madrileños, <strong>que</strong><br />
estaban largo tiempo atrás deseosos de<br />
oponer un diestro madrileño a los muchos y<br />
buenos sevillanos y cordobeses <strong>que</strong> había.<br />
Las lecciones de Capita, gran teórico<br />
de la Fiesta, cuyas opiniones escuchaba<br />
Montes, sirvieron de mucho a Cayetano. Le<br />
dieron sin duda a<strong>que</strong>lla elegancia tan peculiar<br />
en el toreo de capa y muleta. Calderón<br />
adiestraba primero a sus discípulos en el toreo<br />
de salón: norma de poner el cuerpo al lancear<br />
de capa, citar, pasar de muleta y otros modos<br />
concernientes a la estilística de la lidia. Pero<br />
es fama <strong>que</strong> con ello perdió Cayetano la<br />
decisión y el arrojo de sus primeros pasos,<br />
<strong>que</strong> más tarde le habían de ser necesarios,<br />
especialmente para decidirse en la hora de<br />
matar.<br />
En 1844 y 45 aparece en carteles de<br />
co-rridas de Madrid, de media espada. En<br />
ellas bande-rilleaba en muchas ocasiones; la<br />
fama de su habilidad creció en gran manera,<br />
y el Chiclanero le incluyó de rehiletero en su<br />
cuadrilla. La temporada de 1846 fue con José<br />
Redondo a diversas plazas de la Península,<br />
esto<strong>que</strong>ando toros <strong>que</strong> le cedía de vez en<br />
cuando su maestro.Había por entonces una<br />
oposición tácita de los toreros andaluces,<br />
demostrada anteriormente con el Salamanquino,<br />
a conceder alternativas a diestros
castellanos, temerosos de perder con ello<br />
supremacía y ajustes en el ruedo madrileño;<br />
dificultades de esta índole las pusieron todos,<br />
especialmente Cúchares, primate en el ruedo<br />
y maestro en astucia de entre bastidores;<br />
los años 1847 y 48 tomó tan manifiesta<br />
agresividad hacia Cayetano Sanz, <strong>que</strong> no<br />
consintió alternara con espadas de primera y<br />
segunda categoría.<br />
En esos años toreó en corridas de novillos,<br />
y también como sobresaliente de<br />
espada, a la vez <strong>que</strong> banderillero, en corridas<br />
de toros. La presión del du<strong>que</strong> de Veragua,<br />
<strong>que</strong> le seguía protegiendo; los buenos oficios<br />
de Capita, y hasta del propio público madrileño,<br />
<strong>que</strong> veía en él un ídolo, allanaron algo tales<br />
dificultades.<br />
En el invierno de 1849, entrenándose<br />
en el matadero, recibió una herida de<br />
consideración en el costado derecho. Repuesto<br />
de este percance le fue concedida la<br />
alternativa en Madrid, toreando con él<br />
Francisco Ariona Guillén y Julián Casas. Tenía<br />
entonces Cayetano Sanz veinticinco años,<br />
edad más <strong>que</strong> sobrada para tal paso.<br />
Leopoldo Váz<strong>que</strong>z, en un artículo publicado<br />
en Sol y Sombra, escribió <strong>que</strong> se doctoró «de<br />
manos de Julián Casas en la corrida celebrada<br />
el (12-09-1848), en la <strong>que</strong> se jugaron toros<br />
de Torre y Rauri, Nautel y Suárez.»<br />
Los buenos éxitos <strong>que</strong> en Madrid alcanzara<br />
tuvieron eco en distintos puntos de<br />
la Península, contratándosele ventajosamente<br />
en 1849 en Bilbao, Alicante, Játiva y otros<br />
sitios. En Alicante fue cogido y resultó con una<br />
grave herida en el muslo izquierdo. La<br />
temporada de 1850 alterna con gran<br />
aceptación en la monumental de Madrid. Montes<br />
y el Chiclanero le vieron matar toros de<br />
puntas en las novilladas de primavera, y con<br />
ellos más tarde supo y pudo alcanzar<br />
notables triunfos Cayetano en corridas de<br />
toros, acrecentados por la benevolencia con<br />
<strong>que</strong> el público madrileño acogía a su paisano.<br />
En 1851, después de torear con buen<br />
éxito en la Corte, fue contratado por la<br />
MIURA - 2002<br />
empresa de Sevilla, lugar éste acaparado<br />
taurinamente por los partidarios de Redondo<br />
y Cúchares. A pesar del tono de burlas y poca<br />
consideración <strong>que</strong> se tenía para con los<br />
lidiadores extraños, Sanz alcanzó de los<br />
aficionados sevillanos los mejores aplausos,<br />
toreando de capa y muleta con el mejor estilo<br />
y matando con fortuna, a pesar de <strong>que</strong> en esta<br />
suerte solía mostrarse medroso.<br />
En los Puertos andaluces, adonde fue<br />
más tarde, conquistó a todos los públicos y<br />
se ganó un cartel <strong>que</strong> le duró largos años. En<br />
1852 siguió acrecentando su fama. Madrid le<br />
puso a la altura de los mejores diestros<br />
andaluces y le con-cedió tantos aplausos<br />
como a Arjona Guillén, primate entonces de<br />
toda la torería. Y no sólo era en su pueblo;<br />
otras plazas castellanas habían hecho suyas<br />
las pretensiones de los aficionados madrileños<br />
de oponer lidiadores castellanos a los andaluces,<br />
y en las comparaciones no salía perjudicado<br />
el diestro de la Arganzuela.<br />
El año 1853 toreó en Madrid con gran<br />
acierto. Había llegado a oscurecer aquí bastante<br />
la nombradía de otras celebridades, y la<br />
actuación o presencia de Cayetano Sanz<br />
constituía un espectáculo <strong>que</strong> halagaba a los<br />
castizos y exaltados partidistas locales. En<br />
Jerez de la Frontera mató con el Regatero, al<br />
cual llevaba de banderillero y sobresaliente<br />
de espada; ocho toros de Taviel de Andrade,<br />
alcanzando un gran triunfo, y los mismos<br />
lauros recogió en Cádiz.<br />
En agosto de 1853 visitaron Cádiz los<br />
Reyes, y en su honor se verificó una corrida<br />
el día 7, matando Cayetano siete toros de Jerónimo<br />
Mar-tínez Enriles, en honor de SS. MM.<br />
y del público gaditano, <strong>que</strong> le distinguía con<br />
sus mejores preferencias. En 1854 trabajó con<br />
buena acogida y éxito en diversos ruedos de<br />
España, cosechando en Madrid gran cantidad<br />
de aplausos.<br />
Fue el primer diestro español <strong>que</strong> mató<br />
toros en Francia; actuó en Bayona, con motivo<br />
de las bodas de Napoleón III con la condesa<br />
de Teba, los días (06, 07 y 08-08-1854). En<br />
1855 no toreó en su pueblo y se ofreció<br />
227
MIURA - 2002<br />
filantrópicamente a la Junta de Beneficencia<br />
para <strong>que</strong> organizase una corrida a beneficio<br />
de los enfermos del cólera morbo. En Cádiz<br />
y plazas de los Puertos, así como en ruedos<br />
de la Castilla del Norte, alternó con los espadas<br />
más solicitados.<br />
La temporada de 1856 fue para el lidiador<br />
madrileño magnífica. El 2 de junio fue<br />
cogido, jugándose el quinto toro de Veragua;<br />
encorajinado por<strong>que</strong> dos volapiés bien dados<br />
no rendían al bicho, se arrancó de tan corto y<br />
tan ceñido <strong>que</strong>, embrocado, recibió una cornada<br />
y un golpe <strong>que</strong> le fracturó dos costillas.<br />
En corridas celebradas a<strong>que</strong>l mismo<br />
año hizo lo <strong>que</strong> nadie o muy pocos habían<br />
hecho en Madrid: «irse al toro con la muleta y<br />
el esto<strong>que</strong>, después de ordenar <strong>que</strong> todos los<br />
lidiadores, tanto de a pie como de a caballo,<br />
se retirasen del ruedo, y allí, solo, en los medios<br />
o en las tablas, trastear admirablemente<br />
sin mover los talones, dando alguna vez en<br />
esta postura, y sin moverse, hasta seis pases<br />
en redondo, armarse, citar y recibir,<br />
arrancarse al volapié sobre corto y según todas<br />
las reglas del arte», como muy bien dice<br />
Sánchez de Neira. Todo esto le congració, si<br />
antes hubiera habido dejación de simpatía<br />
hacia él, con el público madrileño.<br />
Muertos Montes y el Chiclanero, la<br />
Prensa madrileña hizo entonces una briosa<br />
campaña intentando demostrar <strong>que</strong> el entron<strong>que</strong><br />
con el toreo clásico de a<strong>que</strong>llos lidiadores<br />
estaba en la concepción artística de Sanz,<br />
en el fino capoteo y lucido juego de muleta<br />
<strong>que</strong> hacía delante de los astados, y la forma<br />
gallarda de recibir los toros.<br />
En 1857 actuó en Valencia a beneficio<br />
del Hospital General, alcanzando un<br />
señaladísimo triunfo. La Junta, después de<br />
abonado el importe de su trabajo, le regaló<br />
una valiosísima petaca, boquilla, fosforera y<br />
mechero de plata, y un portamonedas <strong>que</strong><br />
contenía nueve onzas de oro, como gratificación<br />
extraordinaria al mérito de su labor.<br />
La temporada de 1858 siguió afirmando<br />
su crédito en distintas plazas provincianas.<br />
En 1859 vuelve a alcanzar nuevos triunfos en<br />
228<br />
Valencia. Los días 24 y 25 de junio alterna con<br />
Manuel Domínguez, corriéndose ganado de<br />
Veragua y Gómez, de Colmenar, respectivamente.<br />
En los dos días renovó ante los valencianos<br />
las buenas impresiones <strong>que</strong> de él se<br />
tenían y dejó gran número de entusiastas partidarios.<br />
En la corrida celebrada el (12-09-1859)<br />
en la monumental de Madrid, fué herido por<br />
un toro difícil y avisado. En 1860 tomó parte<br />
en buen número de corridas en los mejores<br />
cosos españoles. En todos ellos contaba con<br />
pane-giristas de su buen toreo, pero desmejoraba<br />
algo tan excelente crédito cuando se<br />
le presentaba un toro manso y poco presto al<br />
lucimiento. Así, vemos en una crónica de una<br />
actuación suya en Alicante en dicho 1860, en<br />
la cual, tras de una alabanza de sus facultades,<br />
pone el comentarista como colofón: «De<br />
Cayetano diré <strong>que</strong> es muy fino, pero <strong>que</strong> no<br />
se arrima.»<br />
El año 1861, el 5 de mayo, estuvo a<br />
punto de ser cogido en Madrid, librándose de<br />
ello por pies. Hizo una temporada brillante y<br />
se afirmó en el cartel del circo madrileño<br />
como elemento imprescindible.<br />
En 1862, en la corrida del 20 de abril<br />
en <strong>que</strong> sucumbió José Rodríguez (Pepete),<br />
con el cual había sostenido Cayetano la temporada<br />
anterior y a<strong>que</strong>l mismo año una<br />
competencia de no poca brillantez, estuvo a<br />
punto de ser herido mortalmente, pues habiéndole<br />
embrocado un miureño, se dejó caer<br />
maestramente al suelo cuando el animal iba<br />
a tirarle el derrote.<br />
El (20-07-1862) recibió un puntazo en<br />
la parte exterior del muslo por adelantarse a<br />
un toro <strong>que</strong> no embestía, y el 31 de agosto,<br />
siempre en el mismo circo y año, fue cogido<br />
por el quinto toro cuando intentaba pasarle<br />
de muleta, teniendo <strong>que</strong> retirarse contusionado<br />
a la enfermería.<br />
Los años 1863 y 64 toreó en Valladolid.<br />
Zaragoza, Cádiz y otros sitios, y sus continuas<br />
actuaciones en Madrid. Un poco en baja el<br />
cartel de Cúchares, Cayetano Sanz gozaba<br />
de la misma simpatía <strong>que</strong> los años anteriores.
En 1865 preside y es testigo de la<br />
compe-tencia <strong>que</strong> sostuvieron dos jóvenes<br />
diestros <strong>que</strong> aspiraban a la supremacía del<br />
arte: Tato y Gordito. El 15 de octubre de dicho<br />
año confirió la alternativa en Madrid a Lagartijo.<br />
La temporada siguiente de 1866 alterna con<br />
Tato, Gonzalo Mora, Manuel Domínguez y<br />
otros espadas, en distintas arenas de<br />
España. Igual ocurre en 1867 y 68, con triunfos<br />
señalados en varias ocasiones.<br />
En 1869 dice Veláz<strong>que</strong>z y Sánchez<br />
«<strong>que</strong> Cayetano es de los lidiadores <strong>que</strong> mejor<br />
conservan sus facultades, quizá por<strong>que</strong> no<br />
prodiga sus esfuerzos, y en el coso gaditano<br />
pude convencerme de <strong>que</strong> aún no se marca<br />
en él ese periodo de descenso <strong>que</strong> en otros<br />
toreadores de su época y de menos briega<br />
precisamente.»<br />
En 1870 y 71, unas veces en Madrid y<br />
otras en plazas provincianas, repite sus<br />
triunfos. Un poco viejo ya, no es desmerecedora<br />
su labor de aplauso a pesar de<br />
enfrentarse con lidiadores jóvenes, más tarde<br />
famosos, como Rafael Molina (Lagartijo) y<br />
Salvador Sánchez (Frascuelo. Igual ocurre en<br />
la temporada de 1872 y en las posteriores <strong>que</strong><br />
la siguen.<br />
El (27-05-1877), achacoso y sin facultades<br />
físicas, toreó en Málaga la penúltima<br />
corrida seria de su vida. Reemplazó a Salvador<br />
Sánchez (Frascuelo), herido en Madrid<br />
por un toro de don José Antonio Adalid.<br />
Cayetano mató con dificultades a su primero,<br />
y al llegar al quinto toro de la tarde, de<br />
Murube, el torero; ya con cincuenta y seis<br />
años, tuvo <strong>que</strong> cederle el esto<strong>que</strong> a José Lara<br />
(Chicorro), <strong>que</strong> alternaba con él, para <strong>que</strong> se<br />
encargase de matarle.<br />
Retirado de los toros y alejado de la<br />
mundana vida en su finca de Villamantilla,<br />
pueblecito de la provincia de Madrid, posesión<br />
confortable <strong>que</strong> le proporcionara su trabajo<br />
honesto y desvelos ahorrativos, volvió a torear<br />
en las fiesta reales celebradas el año 1878.<br />
Cuentan algunos de sus biógrafos<br />
<strong>que</strong> en el pueblo de su retiro se organizó una<br />
corrida de novillos en la cual participaron<br />
MIURA - 2002<br />
varios maletillas de Madrid. Asistió a ella<br />
Cayetano y durante la función se oyeron entre<br />
todas algunas voces <strong>que</strong> aconsejaban a los<br />
toreros la forma más lucida y práctica de<br />
burlar al toro. Encorajinado el jefe de los<br />
lidiadores, dirigiéndose al consejero, exclamó:<br />
«Tio viejo, ¿cómo no baja usted a hacerlo?»<br />
Bajó inmediatamente el anciano al<br />
ruedo, y quitándole el capote de las manos le<br />
dio al bicho, sin apenas moverse, varias<br />
navarras y verónicas <strong>que</strong> le rindieron<br />
completamente.<br />
Estalló en este momento una gran<br />
ovación en honor de a<strong>que</strong>l improvisado torero,<br />
y entonces el espada contratado, mohíno,<br />
preguntó <strong>que</strong> quién era a<strong>que</strong>l señor. Al decirle<br />
<strong>que</strong> Cayetano Sanz, acudió solícito al palco<br />
donde estaba a pedirle perdón y darle las<br />
gracias, acogiéndole bondadosamente el gran<br />
torero. Fue ésta probablemente la última vez<br />
<strong>que</strong> actuó delante de un toro. Poco tiempo<br />
después, el (21-09-1891), murió en<br />
Villamantilla. Cayetano Sanz y Pozas fue<br />
maestro indiscutible en los lances de capa a<br />
la navarra, verónica, de tijera, y sobre todo de<br />
frente por detrás. En esta especialidad, a decir<br />
verdad, no tenía rivales en su tiempo... Luis<br />
Miguel Dominguín, el (27-08-1958), alternando<br />
con Rafael Ortega en la plaza de toros del El<br />
Puerto de Santa María, se llevó con el capote<br />
a un toro de Miura de un lado a otro de la plaza,<br />
toreándolo de frente con la tela a la espalda.<br />
Muerto Redondo, de quien aprendió<br />
muchas elegancias, ni Cúchares, ni Juan<br />
León, ni el Tato, nadie, daba al toreo de capa<br />
la finura y solera del más puro sabor clasicista<br />
<strong>que</strong> Cayetano Sanz imprimía a esta suerte.<br />
En los pases de muleta al natural y de pecho,<br />
lucía sobremanera, ayudado de su estatura y<br />
gallardía.<br />
A la hora de la muerte, como ya <strong>que</strong>dó<br />
dicho, fla<strong>que</strong>aba y estropeaba en ocasiones<br />
mag-níficas faenas. Tardo y lento en decidirse,<br />
en la suerte de recibir logró buenas<br />
estocadas, aun<strong>que</strong> no con mucho valor, sí<br />
con el primor de un Chi-clanero. Sin embargo,<br />
su escuela no era puramente defensiva<br />
229
MIURA - 2002<br />
con pícaras y maliciosas ventajas, cual la de<br />
Cúchares. Si daba con un toro resabiado y<br />
manso, Sanz se veía mal en muchas ocasiones<br />
para tumbarlo. Era tan exagerado cuando<br />
estaba ejecutando alguna suerte, <strong>que</strong> mandaba<br />
a todos los peones y espadas <strong>que</strong> le<br />
dejasen solo: «¡Fuera! ¡fuera!», repetía<br />
siempre en tono imperativo.<br />
En cierta corrida celebrada en Madrid<br />
en <strong>que</strong> alternaba con Arjona Guillén, repitió tal<br />
orden algunas veces en el primer toro <strong>que</strong> le<br />
corres-pondió. En el segundo, difícil y muy<br />
consentido, sudaba hasta no poder más, por<strong>que</strong><br />
se había arrimado a los tableros y se defendía<br />
tapándose contra ellos. Acudió el Regatero<br />
al señor Curro Cúchares, diciéndole<br />
<strong>que</strong> le echase una mano. El sevillano,<br />
sonriéndose con malicia, contestó:<br />
-«Pa qué, si ha dicho <strong>que</strong> no nesesitas<br />
a naide? Éjalo <strong>que</strong> se divierta.» Pasó un buen<br />
rato y Sanz seguía luchando con el cornúpeto<br />
infructuosamente: volvió a donde estaba<br />
Arjona, el buen peón, y le dijo:<br />
«Señor Curro, hágalo usted por mi,<br />
<strong>que</strong> vamos a presenciar una desgracia.» -<br />
«¡Vamos allá!, hombre -respondió éste-, y<br />
conste <strong>que</strong> por ti lo hago, por<strong>que</strong> estos<br />
presumíos no se meresen...»<br />
De todos modos, Cayetano Sanz no<br />
fué un presuntuoso ignorante, y los madrileños<br />
tenían mucha razón al equipararle en<br />
conocimiento con los mejores, <strong>que</strong> no fueron<br />
malos, de a<strong>que</strong>llos tiempos. La medrosidad<br />
y poca decisión <strong>que</strong> tuvo a la hora de matar,<br />
respondía a su lema, <strong>que</strong> por cumplirlo algo<br />
exageradamente le perjudicó: «Más vale no<br />
intentar una suerte <strong>que</strong> ejecutarla mal.»<br />
Se pasó veinte años aprendiendo,<br />
treinta ejecutando su profesión y otros veinte<br />
descansando, y no se podía discutir <strong>que</strong><br />
careciese de pe-ricia y táctica. Lo reconocieron<br />
esto los mejores comentaristas<br />
andaluces, como el sevillano Veláz<strong>que</strong>z y<br />
Sánchez, <strong>que</strong> de él escribió:<br />
«Diremos <strong>que</strong> su renombre está satisfactoriamente<br />
extendido por todos los<br />
ámbitos de España y <strong>que</strong> su recuerdo se<br />
230<br />
conserva con estimación en las capitales y<br />
poblaciones de mayor valía de nuestro país.»<br />
VÁZQUEZ Garcés (José Luis): Nació<br />
Pepe Luis en Sevilla el (21-12-1921), y desde<br />
<strong>que</strong> se vistió de luces por primera vez hasta<br />
<strong>que</strong> dejó de hacerlo, fue regando de esa<br />
quintaesencia con <strong>que</strong> han regado siempre<br />
los ruedos de España, los más grandes<br />
toreros de todos los tiempos, por<strong>que</strong> es eso<br />
lo <strong>que</strong> ha sido éste Pepe Luis desde <strong>que</strong> se<br />
vistió de torero, uno de los artistas y de los<br />
toreros mejores <strong>que</strong> ha tenido la Historia del<br />
Toreo en todo su tiempo. Y por eso, cuando<br />
estamos pretendiendo distinguir toda la<br />
singularísima personalidad de toda su torería,<br />
nada mejor para ello <strong>que</strong> echar mano de lo<br />
<strong>que</strong> el poeta Gerardo Diego le dedicó con su<br />
acostumbrada maestría: en este verso <strong>que</strong><br />
dice:<br />
«Ese colegial tímido, de resplandor trigueño<br />
en la cabeza fina como hueso de fruta,<br />
es un torero nuevo de Sevilla la vieja,<br />
<strong>que</strong> los rancios saberes perpetúa y<br />
destila.»<br />
Tomó la alternativa en su tierra natal<br />
(Sevilla) el (15-08-1940) de manos de Pepe<br />
Bienvenida, con Francisco de la Vega<br />
(Gitanillo de Triana), como segundo espada<br />
y toros de la ganadería de don Francisco<br />
Chica, y la confirmó en Madrid el 20 de octubre<br />
del mismo año, teniendo en esta ocasión<br />
como padrino a Marcial Lalanda, y a Gallito<br />
de testigo, siendo los toros <strong>que</strong> se lidiaron,<br />
de la ganadería de Escudero.<br />
Escaló las alturas en seguida, pues<br />
con semejantes notabilidades -las <strong>que</strong> ya han<br />
sido señaladas- no era para menos, y en esa<br />
altura permaneció hasta <strong>que</strong> el año 1953<br />
decidió retirarse,no definitivamente-, por<strong>que</strong><br />
volvió en 1959, pero dándose cuenta <strong>que</strong> ya<br />
no estaba para seguir en la profesión, lo dejó,<br />
y fue cuando realmente se retiró de forma<br />
definitiva. Pero fue Pepe Luis un torero <strong>que</strong><br />
ejecutó siempre el toreo con una pureza excepcional,<br />
tanto: <strong>que</strong> ha sido al último <strong>que</strong> le<br />
vimos ejecutar la verónica clásica como es
en realidad, de toda la promoción <strong>que</strong> ha existido<br />
y existe desde 1940 hasta nuestra más<br />
presente actualidad.<br />
Fue uno de los mejores toreros salidos<br />
de la cantera sevillana, mató en los años<br />
primeros de su alternativa, en 1941, la corrida<br />
de Miura de la Feria de Sevilla. Entonces no<br />
se estilaba todavía <strong>que</strong> las primeras figuras<br />
de la nómina de toreros eludieran esta<br />
confrontación. Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z no alardeó<br />
nunca de valiente, pero nunca tampoco soslayó<br />
la oportunidad frente a los toros de Miura<br />
de demostrar el inmenso arsenal de conocimientos<br />
de <strong>que</strong> nació dotado. Pepe Luis<br />
Váz<strong>que</strong>z es uno de los toreros <strong>que</strong> mejor ha<br />
hablado de toros y del toreo, lo cual no es muy<br />
frecuente en la gente del oficio, hasta el<br />
extremo de <strong>que</strong> aún se recuerdan, de generación<br />
en generación, los nombres de los <strong>que</strong><br />
podríamos llamar grandes teóricos de la Fiesta,<br />
entre los cuales contamos al maestro de<br />
San Bernardo.<br />
Fundada en esto la tertulia del Aero-<br />
Club sevillano, a la <strong>que</strong> Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z<br />
solía ir algunas mañanas durante su vida de<br />
torero, se embobaba en la conversación, a la<br />
<strong>que</strong> el espada solía esmaltar de unos matices<br />
elocuentes y floridos, como es fama <strong>que</strong><br />
solían hacerlo en sus tiempos el señor<br />
Fernando Gómez (el Gallo) o Antonio<br />
Carmona (Gordito). Pepe Luis hablaba en la<br />
MIURA - 2002<br />
tertulia sin énfasis, de manera sencilla y<br />
cordial, y todos los asistentes le escuchaban<br />
con agrado. Habían pasado definitivamente,<br />
por desgracia, los tiempos de las discusiones,<br />
y aun<strong>que</strong> entre los reunidos había muy<br />
destacados manoletistas, nadie osaba<br />
oponerse a los sencillos discursos de Pepe<br />
Luis. Los días <strong>que</strong> él iba a la tertulia era, sin<br />
duda ninguna, el vértice de la misma. Una mañana,<br />
ya próxima a la Feria de Sevilla, para la<br />
<strong>que</strong> Pepe Luis estaba anunciado en la corrida<br />
de Miura, como era de rigor, uno de los<br />
contertulios preguntó al maestro, un poco<br />
tímidamente:<br />
-Oye, Pepe Luis... ¿Cómo se pasa la<br />
noche antes de torear una corrida de Miura<br />
en la plaza de Sevilla...?<br />
Pepe Luis dijo:<br />
-¿La noche antes has dicho? Di mejor<br />
los tres meses antes.<br />
Pasaron los años y en una de las<br />
últimas entrevistas, aparecida en el Programa<br />
de Abono 2000, aparecido fechas antes de<br />
celebrarse la Feria de Sevilla, titulada:<br />
«Lección magistral a cargo de Pepe Luis» y<br />
patrocinado por la Cara Rural sevillana, el<br />
«maestro en miuras» afirmó haber «seguido<br />
la línea de Chicuelo y Belmonte; lo <strong>que</strong> hacía<br />
más o menos era fijarme en el sitio en <strong>que</strong><br />
ellos se colocaban, dándole distancia a los<br />
toros, lo <strong>que</strong> no podía copiar era la postura de<br />
El (15-08-1940) fue doctorado el gran diestro Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z,<br />
precisamente un día muy <strong>que</strong>rido entre los cristianos sevillanos, el de La Virgen<br />
de los Reyes, de manos de Pepe Bienvenida, en presencia de Gitanillo de Triana<br />
II, en la plaza del sevillano barrio del Arenal, mediante cesión del toro, de nombre<br />
«Sabiondo», de la ganadería española de don Francisco Chica.<br />
En el noble corazón del diestro sevillano Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z, <strong>que</strong>dó grabada<br />
para siempre la tristeza por la muerte del compañero, apellidado Helglei y nacido en<br />
Mixcoac (México, D.F.,), hijo de alemán e italiana, quien en los carteles llevó<br />
siempre el nombre de Félix Guzmán, con el <strong>que</strong> alternó en la plaza mexicana de El<br />
Toreo de la Condesa, junto con Arturo Fregoso, la tarde del (30-05- 1943), en <strong>que</strong><br />
recibió una cornada en el triángulo de Scarpa izquierdo, por el novillo de<br />
nombre «Reventón», salido en cuarto lugar, de Heriberto Rodríguez, a consecuencia<br />
de la cual, se presentó la septicemia y murió el día 2 de junio.<br />
231
MIURA - 2002<br />
Belmonte. La técnica se aprende -continuó<br />
diciendo-, pero a partir de ahí cada uno lo<br />
ejecuta a su manera, siendo muy difícil de<br />
explicar: el primero <strong>que</strong> tendría <strong>que</strong> explicarlo<br />
si hablara sería el toro...»<br />
El maestro de San Bernardo comenzó<br />
explicando las claves de su toreo, basadas<br />
en dos grandes figuras <strong>que</strong> siguen siendo<br />
santo y seña en la historia del toreo. «Con la<br />
personalidad y el temple se nace, eso no hay<br />
escuela <strong>que</strong> lo enseñe. Aposté siempre por<br />
los lances y pases fundamentales, los <strong>que</strong><br />
ver-daderamente apreciaban los aficionados,<br />
aun<strong>que</strong> en mi época había mucha variedad:<br />
existía el quite por gaoneras, por faroles -los<br />
faroles con el capote al estilo de «El Imposible»<br />
mexicano, resucitado por Julián López<br />
(El Juli) y <strong>que</strong> vimos realizar en la Real<br />
Maestranza de Sevilla en la corrida en <strong>que</strong><br />
actuó-, pero para todo hay <strong>que</strong> entrenarse<br />
muy bien; además se te puede enredar el<br />
capote en la cabeza, eso es un lío...»<br />
El <strong>que</strong> fuera uno de los <strong>que</strong> mejor ejecutaba<br />
el toreo a la verónica, señala el<br />
pe<strong>que</strong>ño reportaje señalado, ve así de fácil el<br />
manejo del percal:<br />
«Es cuestión de colocarse más <strong>que</strong><br />
nada; no te pueden poner de perfil ni de frente<br />
del todo, hay <strong>que</strong> situarse cejado, por<strong>que</strong> se<br />
torea sobre todo con la cintura y con las<br />
muñecas, y por supuesto con los pies<br />
atornillados en el suelo. Como los toros de<br />
antes se volvían pronto había <strong>que</strong> ganarles<br />
terreno con objeto de <strong>que</strong>darte colocado para<br />
el siguiente lance.»<br />
Dentro de la tauromaquia de Pepe<br />
Luis, no podemos pasar por alto el «cartucho<br />
de pescao», <strong>que</strong> consiste en esperar al toro<br />
de lejos, con la muleta, desplegándola en el<br />
momento <strong>que</strong> se produce el encuentro entre<br />
toro y torero. «Eso lo oía yo decir a los<br />
aficionados viejos de San Bernardo, sobre<br />
todo a mi abuelo, <strong>que</strong> fue «bandi-llerete» y<br />
también trabajaba en el matadero. Cuando él<br />
se dio cuenta <strong>que</strong> yo <strong>que</strong>ría ser torero, como<br />
mi nieto el mayor, decía <strong>que</strong> el Espartero, muy<br />
amigo de él, esperaba a los toros con la mu-<br />
232<br />
leta plegada en la izquierda, como diciéndome<br />
claramente: «ese sí <strong>que</strong> tiene valor.»<br />
Respecto a la suerte de matar, Pepe<br />
Luis es de la opinión: «Que en mis tiempos<br />
había <strong>que</strong> matar por arriba, como si se te fuera<br />
la mano, a la gente le sentaba como un tiro;<br />
sin embargo, ahora al público no le cae tan<br />
mal lo del bajonazo, quizá esté en función de<br />
lo <strong>que</strong> hemos referido antes, <strong>que</strong> hay más<br />
público <strong>que</strong> aficionados.»<br />
De las faenas a toros de Miura <strong>que</strong><br />
más recuerda Pepe Luis, son realmente<br />
muchas, si bien toreó muy a gusto el día de<br />
su debut en Sevilla, a un toro cárdeno <strong>que</strong> iba<br />
muy bien por el pitón iz-quierdo y hacia el <strong>que</strong><br />
se fue con la muleta plegado, «al estilo<br />
Espartero», para hacerle seguidamente «el<br />
cartucho de pescao.» También tiene viva en<br />
su memoria una corrida de Madrid, a un toro<br />
colorado al <strong>que</strong> le pegó nada más <strong>que</strong> doce<br />
pases; era bravo y no lo picaron bien, por<strong>que</strong><br />
entonces los caballos eran muy endebles y<br />
sobre todo en Madrid.<br />
Después de la corrida, un amigo suyo<br />
le comentó <strong>que</strong> si le hubiera dado ocho o diez<br />
muletazos más le habría formado un<br />
gaspacho serio, y Pepe Luis le contestó <strong>que</strong><br />
se dio cuenta de <strong>que</strong> si le daba uno o dos<br />
más el bicho se le habría venido arriba y lo no<br />
hubiera podido matar; se dio cuenta Váz<strong>que</strong>z<br />
<strong>que</strong> «ese era el momento y lo aprovechó.»<br />
Pepe Luis tiene la suerte de poder<br />
contar-nos de <strong>que</strong> ningún toro de Miura logró<br />
empujarlo a la locura al no poder dominarlo,<br />
cuando dijo: «No, gracias a Dios, ninguno.<br />
Alguno me lo ha hecho pasar peor, pero de<br />
esas cosas se acuerda uno menos. Sin<br />
embargo, me han sucedido muchas cosas<br />
curiosas, recuerdo un novillo de Miura, de pelo<br />
castaño, en la plaza de toros de Algeciras<br />
(Cádiz), allá por 1938, <strong>que</strong> se defendió más<br />
<strong>que</strong> la puñeta. Le entré a matar y lo pinché, y<br />
se lió a dar vueltas por la plaza, pero al revez;<br />
en cuanto me veía delante parecía <strong>que</strong> me<br />
conocía y otra vez más vueltas, y así me tuvo<br />
un buen rato hasta <strong>que</strong> pude meterle media<br />
espada. Otra tarde, con una novillada en
Cáceres, iba conmigo de tercero El<br />
Macareno, <strong>que</strong> entonces no estaba muy<br />
puesto. Después de darle dos pasadas con<br />
las banderillas en las <strong>que</strong> se libró de milagro,<br />
desapareció. Estaba en el burladero de<br />
cuadrillas y nada más <strong>que</strong> se le veían los ojos.<br />
Le dije <strong>que</strong> se fuera para el toro y me<br />
respondió: -Yo no, ni tu deberías de ir. ¡Mira<br />
<strong>que</strong> te va a coger!»<br />
En resumen:«Decir sevillanía y<br />
nombrar a Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z es casi la<br />
misma cosa. Pero curiosamente, el genuíno<br />
artista fue de los primeros especialistas en<br />
aplicarle al toro de Miura el toreo de hoy, el<br />
toreo moderno. El comienzo de la exitosa<br />
andadura no pudo ser más bonito.<br />
Don Eduardo II Miura Fernández<br />
debutó en la Feria de Abril de 1941 como<br />
ganadero titular a la vez <strong>que</strong> Pepe Luis lo hacía<br />
de matador de toros, entre Manolete y Pepe<br />
Bienvenida, para cortar dos orejas tras una<br />
faena magistral. Pero antes, el primer novillo<br />
<strong>que</strong> el sevillano había matado en su vida, en<br />
el año 1937 y a puerta cerrada, también había<br />
MIURA - 2002<br />
sido de Miura. Fueron los inicios de un perfecto<br />
entendimiento, el del ganadero y el torero, y<br />
del torero con sus toros. Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z,<br />
<strong>que</strong> ha matado sobre cuarenta corridas de<br />
Miura, dice con sincera humildad <strong>que</strong> no pasaba<br />
muchos apuros, <strong>que</strong> simplemente<br />
parece <strong>que</strong> los sabía ver bien.»<br />
<strong>Algunos</strong> toros <strong>que</strong> lidió Pepe Luis:<br />
*Sabiondo: El (15-08-1945), fue doctorado<br />
el gran diestro Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z, de<br />
manos de Pepe Bienvenida, en presencia de<br />
Gitanillo de Triana II, en la plaza del sevillano<br />
barrio del Arenal, mediante cesión del toro,<br />
Sabiondo, de la ganadería española de don<br />
Francisco Chica.<br />
*Cazador y Troyano: El (17-02-<br />
1946), lidió a ambos, hermanos de Tilapo,<br />
Cilindrero, Platino y Abanico, de la<br />
ganadería mexicana de Cuaxamalucan, se<br />
convirtió en una tarde triunfal <strong>que</strong> pasó a los<br />
anales de la historia taurina de México, en el<br />
Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z cargando «el cartucho de pescao» frente a uno de<br />
Miura, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.<br />
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MIURA - 2002<br />
ruedo de La Condesa, del antiguo Toreo de la<br />
Capital del dicho país, en la <strong>que</strong> toreros y<br />
público tuvo la ocasión venturosa de vivir uno<br />
de los acontecimientos más grandiosos.<br />
*Quitasol: El (05-08-1962), en la<br />
plaza de toros mexicana de Tijuana (B.C.),<br />
dieron un excelente juego tres toros, de la ganadería<br />
mexicana de San Miguel de<br />
Mimiahuapam, del Lic. Alberto Bailleres, cuyos<br />
nombres fueron: Chapulero, lidiado por el<br />
diestro Jesús Córdoba; el segundo, Pinirolo,<br />
234<br />
por Antonio Borrero (Chamaco), cortando<br />
ambos sendas orejas; y el tercero, de nombre<br />
Quitasol, <strong>que</strong> fue lidiado magistralmente por<br />
el espada español Pepe Luis Váz<strong>que</strong>z, cortándole<br />
las dos orejas y el rabo y hasta una<br />
pata, al bravísimo astado, dando el mayoral<br />
la vuelta al ruedo. Recomendamos al lector<br />
solicite a la Dirección de la Revista de Actualidad<br />
Taurina: 6 TOROS 6, el número 302,<br />
correspondiente al martes (11-05-2000), donde<br />
aparece una muy amplia y rica información<br />
sobre los de MIURA.<br />
Un derechazo inconmesurable de Pepe Luis.