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Qué Hacer?”, de Lenin

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Vladimir Ilich <strong>Lenin</strong><br />

que cada círculo local piense y trabaje activamente en ese<br />

sentido sin esperar el empujón <strong>de</strong> fuera, sin <strong>de</strong>jarse seducir<br />

por la accesibilidad y la proximidad <strong>de</strong> un órgano local,<br />

proximidad que —según lo prueba nuestra experiencia<br />

revolucionaria— es, en buena parte, ilusoria. Y prestan<br />

un flaco servicio al trabajo práctico los publicistas que,<br />

consi<strong>de</strong>rándose muy próximos a los militantes prácticos,<br />

no se dan cuenta <strong>de</strong> este carácter ilusorio y salen <strong>de</strong>l paso<br />

con un razonamiento <strong>de</strong> simpleza tan extraordinaria como<br />

<strong>de</strong> vacuidad tan asombrosa: hacen falta periódicos locales,<br />

hacen falta periódicos comarcales, hacen falta periódicos<br />

centrales para toda Rusia.<br />

Es natural que, hablando en términos generales, todo<br />

esto haga falta, pero también hace falta, cuando se aborda<br />

un problema concreto <strong>de</strong> organización, pensar en las condiciones<br />

<strong>de</strong> medio y tiempo. ¿No es, en efecto, un caso <strong>de</strong><br />

quijotismo cuando Svoboda, 206 “<strong>de</strong>teniéndose<strong>”</strong> específicamente<br />

“en el problema <strong>de</strong>l periódico<strong>”</strong>, escribe: “Nosotros<br />

creemos que en todo lugar algo consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> concentración<br />

<strong>de</strong> obreros <strong>de</strong>be haber periódico obrero propio.<br />

No traído <strong>de</strong> fuera, sino justamente propio<strong>”</strong>.<br />

Si este publicista no quiere pensar en el sentido <strong>de</strong> sus<br />

palabras, piense usted al menos por él, lector: ¡cuántas<br />

<strong>de</strong>cenas, si no centenares <strong>de</strong> “lugares algo consi<strong>de</strong>rables <strong>de</strong><br />

concentración <strong>de</strong> obreros<strong>”</strong> hay en Rusia, y qué perpetuación<br />

<strong>de</strong> nuestro primitivismo en el trabajo resultará si cada<br />

organización local se pusiera efectivamente a publicar su<br />

propio periódico! ¡Cómo facilitaría este fraccionamiento<br />

210<br />

?<br />

QUE HACER?<br />

a nuestros gendarmes la tarea <strong>de</strong> capturar —y a<strong>de</strong>más sin<br />

hacer esfuerzos “algo consi<strong>de</strong>rables<strong>”</strong>— a los militantes locales,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo mismo <strong>de</strong> su actuación, antes <strong>de</strong><br />

haber podido llegar a ser verda<strong>de</strong>ros revolucionarios!<br />

En un periódico central para toda Rusia —continúa<br />

el autor— no interesarían mucho las narraciones <strong>de</strong> los<br />

manejos <strong>de</strong> los fabricantes “y <strong>de</strong> los pormenores <strong>de</strong> poca<br />

monta <strong>de</strong> la vida fabril en diversas ciuda<strong>de</strong>s que no son la<br />

suya<strong>”</strong>, pero “al orlense no le aburrirá leer lo que suce<strong>de</strong> en<br />

Oriol. Sabe siempre con quién se han ‘metido’, a quién ‘se<br />

le da para el pelo’ y a él ‘le baila el ojo’ <strong>”</strong>. 207 Sí, sí, al orlense<br />

le baila el ojo, pero a nuestro publicista también “le baila<strong>”</strong><br />

<strong>de</strong>masiado la imaginación. En lo que éste <strong>de</strong>biera pensar<br />

es en si se muestra tacto al <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la mezquindad <strong>de</strong><br />

esfuerzos. No ce<strong>de</strong>remos a nadie la palma en reconocer<br />

cuán necesario e importante es <strong>de</strong>nunciar los abusos que<br />

se cometen en las fábricas, pero hay que recordar que hemos<br />

llegado ya a un momento en que a los vecinos <strong>de</strong> San<br />

Petersburgo les aburre leer las cartas petersburguesas <strong>de</strong>l<br />

periódico petersburgués Rabóchaya Mysl.<br />

Para <strong>de</strong>nunciar los abusos que se cometen en las fábricas<br />

locales, hemos tenido siempre, y <strong>de</strong>bemos seguir teniendo<br />

siempre, las hojas volantes; pero el periódico hay que elevarlo,<br />

y no rebajarlo al nivel <strong>de</strong> hojas volantes <strong>de</strong> fábrica.<br />

Para un “periódico<strong>”</strong> necesitamos <strong>de</strong>nuncias no tanto <strong>de</strong><br />

“pequeñeces<strong>”</strong>, como <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>fectos típicos <strong>de</strong><br />

la vida fabril, <strong>de</strong>nuncias hechas con ejemplos <strong>de</strong> singular<br />

realce y, por lo mismo, capaces <strong>de</strong> interesar a todos los<br />

211

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