Qué Hacer?”, de Lenin

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06.05.2013 Views

Vladimir Ilich Lenin Reflexionen, aunque sólo sea un momento, en el verdadero sentido de las sonoras palabras de Rabóchei Dielo y verán que la “amplia democracia de una organización de partido en las tinieblas de la autocracia, cuando son los gendarmes quienes seleccionan, no es más que un juguete inútil y perjudicial. Inútil porque, en la práctica, jamás ha podido organización revolucionaria alguna aplicar una amplia democracia, ni puede aplicarla, por mucho que lo desee. Perjudicial porque los intentos de aplicar en la práctica un “amplio principio democrático sólo facilitan a la policía las grandes redadas y perpetúan los métodos primitivos de trabajo dominantes, desviando el pensamiento de los militantes dedicados a la labor práctica de la seria e imperiosa tarea de forjarse como revolucionarios profesionales hacia la redacción de prolijos reglamentos “burocráticos sobre sistemas de votación. Sólo en el extranjero, donde no pocas veces se juntan gentes que no pueden encontrar una labor verdadera y real, ha podido desarrollarse en algún sitio, sobre todo en diversos grupos pequeños, ese “juego a la democracia. Para demostrar al lector cuán indecoroso es el procedimiento predilecto de Rabóchei Dielo para preconizar un “principio tan decoroso como la democracia en la labor revolucionaria, apelaremos de nuevo a un testigo. Se trata de E. Serebriakov, director de la revista londinense Nakanunie, que siente gran debilidad por Rabóchei Dielo y profundo odio a Plejánov y los “plejanovistas; en los artículos referentes a la escisión de la Unión de Socialdemócratas Rusos en el Extranjero, Nakanunie se puso resueltamente al 200 ? QUE HACER? lado de Rabóchei Dielo y descargó un nubarrón de palabras detestables sobre Plejánov. Tanto más valor tiene para nosotros el testigo en este punto. En el artículo “Con motivo del llamamiento del Grupo de Autoemancipación de los Obreros, 202 E. Serebriakov decía que era “indecoroso plantear cuestiones “de obcecación, de primacía, de lo que se llama el areópago, en un movimiento revolucionario serio, y decía, entre otras cosas, lo siguiente: Myshkin, Rogachov, Zheliábov, Mijáilov, Peróvskaya, Figner y otros nunca se consideraron dirigentes y nadie los había elegido ni nombrado, aunque en realidad sí lo eran, porque tanto en el período de propaganda como en la lucha contra el gobierno cargaron con el mayor peso del trabajo, fueron a los sitios más peligrosos y su actividad fue la más fructífera. Y la primacía no resultaba de que la desearan, sino de que los camaradas que los rodeaban confiaban en su inteligencia, en su energía y en su lealtad. Temer a un areógrafo (y si no se le teme no hay por qué mencionarlo) que puede dirigir autoritariamente el movimiento es ya demasiada candidez. ¿Quién lo obedecería? Preguntamos al lector: ¿en qué se diferencia el “areópago de las “tendencias antidemocráticas? ¿No es evidente que el “decoroso principio de organización de Rabócheie Dielo es tan cándido como indecoroso? Cándido porque 201

Vladimir Ilich <strong>Lenin</strong><br />

Reflexionen, aunque sólo sea un momento, en el verda<strong>de</strong>ro<br />

sentido <strong>de</strong> las sonoras palabras <strong>de</strong> Rabóchei Dielo<br />

y verán que la “amplia <strong>de</strong>mocracia<strong>”</strong> <strong>de</strong> una organización<br />

<strong>de</strong> partido en las tinieblas <strong>de</strong> la autocracia, cuando son los<br />

gendarmes quienes seleccionan, no es más que un juguete<br />

inútil y perjudicial. Inútil porque, en la práctica, jamás ha<br />

podido organización revolucionaria alguna aplicar una<br />

amplia <strong>de</strong>mocracia, ni pue<strong>de</strong> aplicarla, por mucho que<br />

lo <strong>de</strong>see. Perjudicial porque los intentos <strong>de</strong> aplicar en la<br />

práctica un “amplio principio <strong>de</strong>mocrático<strong>”</strong> sólo facilitan<br />

a la policía las gran<strong>de</strong>s redadas y perpetúan los métodos<br />

primitivos <strong>de</strong> trabajo dominantes, <strong>de</strong>sviando el pensamiento<br />

<strong>de</strong> los militantes <strong>de</strong>dicados a la labor práctica <strong>de</strong><br />

la seria e imperiosa tarea <strong>de</strong> forjarse como revolucionarios<br />

profesionales hacia la redacción <strong>de</strong> prolijos reglamentos<br />

“burocráticos<strong>”</strong> sobre sistemas <strong>de</strong> votación. Sólo en el<br />

extranjero, don<strong>de</strong> no pocas veces se juntan gentes que no<br />

pue<strong>de</strong>n encontrar una labor verda<strong>de</strong>ra y real, ha podido<br />

<strong>de</strong>sarrollarse en algún sitio, sobre todo en diversos grupos<br />

pequeños, ese “juego a la <strong>de</strong>mocracia<strong>”</strong>.<br />

Para <strong>de</strong>mostrar al lector cuán in<strong>de</strong>coroso es el procedimiento<br />

predilecto <strong>de</strong> Rabóchei Dielo para preconizar un<br />

“principio<strong>”</strong> tan <strong>de</strong>coroso como la <strong>de</strong>mocracia en la labor<br />

revolucionaria, apelaremos <strong>de</strong> nuevo a un testigo. Se trata<br />

<strong>de</strong> E. Serebriakov, director <strong>de</strong> la revista londinense Nakanunie,<br />

que siente gran <strong>de</strong>bilidad por Rabóchei Dielo y profundo<br />

odio a Plejánov y los “plejanovistas<strong>”</strong>; en los artículos<br />

referentes a la escisión <strong>de</strong> la Unión <strong>de</strong> Social<strong>de</strong>mócratas<br />

Rusos en el Extranjero, Nakanunie se puso resueltamente al<br />

200<br />

?<br />

QUE HACER?<br />

lado <strong>de</strong> Rabóchei Dielo y <strong>de</strong>scargó un nubarrón <strong>de</strong> palabras<br />

<strong>de</strong>testables sobre Plejánov.<br />

Tanto más valor tiene para nosotros el testigo en este<br />

punto. En el artículo “Con motivo <strong>de</strong>l llamamiento <strong>de</strong>l<br />

Grupo <strong>de</strong> Autoemancipación <strong>de</strong> los Obreros<strong>”</strong>, 202 E. Serebriakov<br />

<strong>de</strong>cía que era “in<strong>de</strong>coroso<strong>”</strong> plantear cuestiones “<strong>de</strong><br />

obcecación, <strong>de</strong> primacía, <strong>de</strong> lo que se llama el areópago, en<br />

un movimiento revolucionario serio<strong>”</strong>, y <strong>de</strong>cía, entre otras<br />

cosas, lo siguiente:<br />

Myshkin, Rogachov, Zheliábov, Mijáilov, Peróvskaya,<br />

Figner y otros nunca se consi<strong>de</strong>raron dirigentes<br />

y nadie los había elegido ni nombrado, aunque en<br />

realidad sí lo eran, porque tanto en el período <strong>de</strong><br />

propaganda como en la lucha contra el gobierno<br />

cargaron con el mayor peso <strong>de</strong>l trabajo, fueron a<br />

los sitios más peligrosos y su actividad fue la más<br />

fructífera. Y la primacía no resultaba <strong>de</strong> que la <strong>de</strong>searan,<br />

sino <strong>de</strong> que los camaradas que los ro<strong>de</strong>aban<br />

confiaban en su inteligencia, en su energía y en su<br />

lealtad. Temer a un areógrafo (y si no se le teme<br />

no hay por qué mencionarlo) que pue<strong>de</strong> dirigir<br />

autoritariamente el movimiento es ya <strong>de</strong>masiada<br />

candi<strong>de</strong>z. ¿Quién lo obe<strong>de</strong>cería?<br />

Preguntamos al lector: ¿en qué se diferencia el “areópago<strong>”</strong><br />

<strong>de</strong> las “ten<strong>de</strong>ncias anti<strong>de</strong>mocráticas<strong>”</strong>? ¿No es evi<strong>de</strong>nte<br />

que el “<strong>de</strong>coroso<strong>”</strong> principio <strong>de</strong> organización <strong>de</strong> Rabócheie<br />

Dielo es tan cándido como in<strong>de</strong>coroso? Cándido porque<br />

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