Qué Hacer?”, de Lenin
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Vladimir Ilich <strong>Lenin</strong><br />
como en las políticas. La lucha política <strong>de</strong> la social<strong>de</strong>mocracia<br />
es mucho más amplia y compleja que la lucha económica<br />
<strong>de</strong> los obreros contra los patronos y el gobierno. Del mismo<br />
modo (y como consecuencia <strong>de</strong> ello), la organización<br />
<strong>de</strong> un partido social<strong>de</strong>mócrata revolucionario ha <strong>de</strong> ser<br />
inevitablemente <strong>de</strong> un género distinto que la organización<br />
<strong>de</strong> los obreros para la lucha económica. La organización<br />
<strong>de</strong> los obreros <strong>de</strong>ber ser, primero, profesional; segundo, lo<br />
más amplia posible; tercero, lo menos clan<strong>de</strong>stina posible<br />
(aquí más a<strong>de</strong>lante me refiero, claro está, sólo a la Rusia<br />
autocrática).<br />
Por el contrario, la organización <strong>de</strong> los revolucionarios<br />
<strong>de</strong>be agrupar, ante todo y sobre todo, a personas cuya profesión<br />
sea la actividad revolucionaria (por eso hablo <strong>de</strong> una<br />
organización <strong>de</strong> revolucionarios, teniendo en cuenta a los<br />
revolucionarios social<strong>de</strong>mócratas). Ante este rasgo común<br />
<strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> semejante organización, <strong>de</strong>be <strong>de</strong>saparecer<br />
en absoluto toda diferencia entre obreros e intelectuales, sin<br />
hablar ya <strong>de</strong> la diferencia entre las diversas profesiones <strong>de</strong><br />
unos y otros. Esta organización <strong>de</strong>be ser necesariamente no<br />
muy amplia y lo más clan<strong>de</strong>stina posible. Detengámonos<br />
en estos tres puntos distintos.<br />
En los países que gozan <strong>de</strong> libertad política, la diferencia<br />
entre la organización sindical y la organización política es<br />
completamente clara, como lo es también la diferencia<br />
entre las tra<strong>de</strong>uniones y la social<strong>de</strong>mocracia. Por supuesto,<br />
las relaciones <strong>de</strong> esta última con las primeras varían <strong>de</strong> manera<br />
inevitable en los distintos países, en <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />
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?<br />
QUE HACER?<br />
las condiciones históricas, jurídicas, etc., pudiendo ser más<br />
o menos estrechas, complejas, etc. (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro punto<br />
<strong>de</strong> vista, <strong>de</strong>ben ser lo más estrechas y lo menos complejas<br />
posibles); pero no pue<strong>de</strong> ni hablarse <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar en los<br />
países libres la organización <strong>de</strong> los sindicatos con la organización<br />
<strong>de</strong>l partido social<strong>de</strong>mócrata.<br />
En Rusia, en cambio, el yugo <strong>de</strong> la autocracia borra a<br />
primera vista toda diferencia entre la organización social<strong>de</strong>mócrata<br />
y el sindicato obrero, pues todo sindicato obrero,<br />
todo círculo están prohibidos, y la huelga, principal manifestación<br />
y arma <strong>de</strong> la lucha económica <strong>de</strong> los obreros, se<br />
consi<strong>de</strong>ra en general un <strong>de</strong>lito común (¡y a veces incluso<br />
un <strong>de</strong>lito político!). Por consiguiente, las condiciones <strong>de</strong><br />
Rusia, <strong>de</strong> una parte, “incitan<strong>”</strong> con gran fuerza a los obreros<br />
que sostienen la lucha económica a pensar en las cuestiones<br />
políticas, y, <strong>de</strong> otra, “incitan<strong>”</strong> a los social<strong>de</strong>mócratas<br />
a confundir el tra<strong>de</strong>unionismo con la social<strong>de</strong>mocracia<br />
(nuestros Krichevski, Martínov y Cía., que hablan sin cesar<br />
<strong>de</strong> la “incitación<strong>”</strong> <strong>de</strong>l primer tipo, no ven la “incitación<strong>”</strong> <strong>de</strong>l<br />
segundo tipo).<br />
En efecto, imaginémonos a personas absorbidas en<br />
el 99 % por “la lucha económica contra los patronos y el<br />
gobierno<strong>”</strong>. Unas jamás pensarán durante todo el período<br />
<strong>de</strong> su actuación (<strong>de</strong> cuatro a seis meses) en la necesidad <strong>de</strong><br />
una organización más compleja <strong>de</strong> revolucionarios. Otras<br />
“tropezarán<strong>”</strong> tal vez con publicaciones bernsteinianas,<br />
bastante difundidas, y extraerán <strong>de</strong> ellas la convicción <strong>de</strong><br />
que lo importante <strong>de</strong> verdad es “el <strong>de</strong>sarrollo progresivo<br />
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