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Qué Hacer?”, de Lenin

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Vladimir Ilich <strong>Lenin</strong><br />

primer número <strong>de</strong>l periódico o la primera manifestación). Y<br />

por lo general, en cuanto se inician estas operaciones, se produce<br />

un fracaso inmediato y completo. Inmediato y completo,<br />

precisamente, porque dichas operaciones militares no son el<br />

resultado <strong>de</strong> un plan sistemático, bien meditado y preparado<br />

poco a poco, <strong>de</strong> una lucha larga y tenaz, sino sencillamente<br />

el crecimiento espontáneo <strong>de</strong> una labor <strong>de</strong> círculo efectuada<br />

<strong>de</strong> acuerdo con la tradición.<br />

Porque la policía, como es natural, conoce casi siempre<br />

a todos los dirigentes principales <strong>de</strong>l movimiento local,<br />

que se han “acreditado<strong>”</strong> ya en las aulas universitarias, y<br />

sólo espera el momento más propicio para hacer la redada,<br />

consintiendo adre<strong>de</strong> que el círculo se extienda y se<br />

<strong>de</strong>sarrolle en grado suficiente para contar con un corpus<br />

<strong>de</strong>licti palpable, y <strong>de</strong>jando cada vez intencionadamente<br />

unas cuantas personas, <strong>de</strong> ella conocidas, “como semilla<strong>”</strong><br />

(expresión técnica que emplean, según mis noticias, tanto<br />

los nuestros como los gendarmes). Es forzoso comparar semejante<br />

guerra con una campaña <strong>de</strong> bandas <strong>de</strong> campesinos<br />

armados <strong>de</strong> garrotes contra un ejército mo<strong>de</strong>rno. Y es <strong>de</strong><br />

admirar la vitalidad <strong>de</strong> un movimiento que se ha extendido,<br />

crecido y conquistado victorias pese a la completa falta <strong>de</strong><br />

preparación <strong>de</strong> los combatientes.<br />

Es cierto que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista histórico, el carácter<br />

primitivo <strong>de</strong>l equipo era al principio no sólo inevitable, sino<br />

incluso legítimo, como una <strong>de</strong> las condiciones que permitía<br />

atraer a gran número <strong>de</strong> combatientes. Pero en cuanto empezaron<br />

las operaciones militares serias (y empezaron ya, en<br />

146<br />

?<br />

QUE HACER?<br />

realidad, con las huelgas <strong>de</strong>l verano <strong>de</strong> 1896), las <strong>de</strong>ficiencias<br />

<strong>de</strong> nuestra organización <strong>de</strong> combate se hicieron sentir cada<br />

vez más. El gobierno se <strong>de</strong>sconcertó al principio y cometió<br />

una serie <strong>de</strong> errores (por ejemplo, contar a la opinión pública<br />

monstruosida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los socialistas o <strong>de</strong>portar a obreros <strong>de</strong><br />

las capitales a centros industriales <strong>de</strong> provincias), pero no<br />

tardó en adaptarse a las nuevas condiciones <strong>de</strong> la lucha y<br />

supo colocar en los lugares a<strong>de</strong>cuados sus <strong>de</strong>stacamentos <strong>de</strong><br />

provocadores, espías y gendarmes, pertrechados con todos<br />

los medios mo<strong>de</strong>rnos.<br />

Las redadas se hicieron tan frecuentes, abarcaron a un<br />

número tan gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> personas y barrieron los círculos<br />

locales hasta el punto <strong>de</strong> que la masa obrera quedó lo que<br />

se dice sin dirigentes, y el movimiento adquirió un carácter<br />

esporádico increíble, siendo imposible en absoluto establecer<br />

continuidad ni conexión alguna en el trabajo. El pasmoso<br />

fraccionamiento <strong>de</strong> los militantes locales, la composición fortuita<br />

<strong>de</strong> los círculos, la falta <strong>de</strong> preparación y la estrechez <strong>de</strong><br />

horizontes en el terreno <strong>de</strong> los problemas teóricos, políticos<br />

y orgánicos eran consecuencia inevitable <strong>de</strong> las condiciones<br />

<strong>de</strong>scritas. Las cosas han llegado al extremo <strong>de</strong> que, en algunos<br />

lugares, los obreros, a causa <strong>de</strong> nuestra falta <strong>de</strong> firmeza y <strong>de</strong><br />

hábitos <strong>de</strong> lucha clan<strong>de</strong>stina, <strong>de</strong>sconfían <strong>de</strong> los intelectuales y<br />

se apartan <strong>de</strong> ellos: ¡los intelectuales, dicen, originan fracasos<br />

por su acción <strong>de</strong>masiado irreflexiva!<br />

Cuantos conozcan, por poco que sea, el movimiento<br />

saben que todos los social<strong>de</strong>mócratas reflexivos perciben,<br />

al fin, que el primitivismo en el trabajo es una enfermedad.<br />

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