Qué Hacer?”, de Lenin
Qué Hacer?”, de Lenin Qué Hacer?”, de Lenin
Vladimir Ilich Lenin nes que restringen la libertad de huelga y la libertad de colocar piquetes cerca de las fábricas (para avisar a todos que en la fábrica dada se han declarado en huelga), explica la parcialidad de los árbitros pertenecientes a las clases burguesas del pueblo, etc., etc. En una palabra, todo secretario de tradeunión sostiene y ayuda a sostener “la lucha económica contra los patrones y el gobierno”. Y jamás se insistirá bastante en que esto no es aún socialdemocracia, que el ideal del socialdemócrata no debe ser el secretario de tradeunión, sino el tribuno popular, que sabe reaccionar ante toda manifestación de arbitrariedad de opresión, dondequiera que se produzca y cualquiera que sea el sector o la clase social a que afecte; que sabe sintetizar todas estas manifestaciones en un cuadro único de la brutalidad policíaca y de la explotación capitalista; que sabe aprovechar el hecho más pequeño para exponer ante todos sus convicciones socialistas y sus reivindicaciones democráticas, para explicar a todos y cada uno la importancia histórica universal de la lucha emancipadora del proletariado. Comparen, por ejemplo, a hombres como Roberto Knight (conocido secretario y líder de la Sociedad de Obreros Caldereros, uno de los sindicatos más poderosos de Inglaterra) y Guillermo Liebknecht e intenten aplicarles las contradicciones en que basa Martínov sus discrepancias con Iskra. Verán que R. Knight —empiezo a hojear el artículo de Martínov— “ha exhortado” mucho más “a las masas a ciertas acciones concretas”, 134 mientras que G. Liebknecht se ha dedicado más a “explicar desde un punto de vista revolucionario todo el régimen actual o sus mani- 118 ? QUE HACER? festaciones parciales”; 135 que R. Knight “ha formulado las reivindicaciones inmediatas del proletariado e indicado los medios de satisfacerlas”; 136 mientras que G. Liebknecht, sin dejar de hacer eso, no ha renunciado a “dirigir al mismo tiempo la intensa actividad de los diferentes sectores oposicionistas” y “dictarles un programa positivo de acción”; 137 que R. Knight ha procurado precisamente “imprimir, en la medida de lo posible, a la lucha económica misma un carácter político” 138 y ha sabido muy bien “presentar al gobierno reivindicaciones concretas que prometen ciertos resultados palpables”; 139 en tanto que G. Liebknecht se ha ocupado mucho más de las “denuncias unilaterales”; 140 que R. Knight ha concedido más importancia al “desarrollo progresivo de la monótona lucha cotidiana”, 141 y G. Liebknecht, “a la propaganda de ideas brillantes y acabadas”; 142 que G. Liebknecht ha hecho del periódico dirigido por él precisamente “un órgano de oposición revolucionaria que denuncia nuestro régimen, y sobre todo nuestro régimen político, por cuanto choca con los intereses de los más diversos sectores de la población”; 143 mientras que R. Knight “ha trabajado por la causa obrera en estrecho contacto orgánico con la lucha proletaria” 144 —si se entiende por “estrecho contacto orgánico” ese culto a la espontaneidad que hemos analizado más arriba en los ejemplos de Krichevski y de Martínov— y “ha restringido la esfera de su influencia”, convencido, sin duda como Martínov, de que “con ello se hacía más compleja esta influencia”. 145 En una palabra, verán que Martínov rebaja de facto la socialdemocracia al nivel del tradeunionismo, aunque, claro está, 119
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nes que restringen la libertad <strong>de</strong> huelga y la libertad <strong>de</strong><br />
colocar piquetes cerca <strong>de</strong> las fábricas (para avisar a todos<br />
que en la fábrica dada se han <strong>de</strong>clarado en huelga), explica<br />
la parcialidad <strong>de</strong> los árbitros pertenecientes a las clases<br />
burguesas <strong>de</strong>l pueblo, etc., etc. En una palabra, todo secretario<br />
<strong>de</strong> tra<strong>de</strong>unión sostiene y ayuda a sostener “la lucha<br />
económica contra los patrones y el gobierno<strong>”</strong>. Y jamás se<br />
insistirá bastante en que esto no es aún social<strong>de</strong>mocracia,<br />
que el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l social<strong>de</strong>mócrata no <strong>de</strong>be ser el secretario<br />
<strong>de</strong> tra<strong>de</strong>unión, sino el tribuno popular, que sabe reaccionar<br />
ante toda manifestación <strong>de</strong> arbitrariedad <strong>de</strong> opresión,<br />
don<strong>de</strong>quiera que se produzca y cualquiera que sea el sector<br />
o la clase social a que afecte; que sabe sintetizar todas estas<br />
manifestaciones en un cuadro único <strong>de</strong> la brutalidad policíaca<br />
y <strong>de</strong> la explotación capitalista; que sabe aprovechar<br />
el hecho más pequeño para exponer ante todos sus convicciones<br />
socialistas y sus reivindicaciones <strong>de</strong>mocráticas,<br />
para explicar a todos y cada uno la importancia histórica<br />
universal <strong>de</strong> la lucha emancipadora <strong>de</strong>l proletariado.<br />
Comparen, por ejemplo, a hombres como Roberto<br />
Knight (conocido secretario y lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la Sociedad <strong>de</strong><br />
Obreros Cal<strong>de</strong>reros, uno <strong>de</strong> los sindicatos más po<strong>de</strong>rosos<br />
<strong>de</strong> Inglaterra) y Guillermo Liebknecht e intenten aplicarles<br />
las contradicciones en que basa Martínov sus discrepancias<br />
con Iskra. Verán que R. Knight —empiezo a hojear<br />
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las masas a ciertas acciones concretas<strong>”</strong>, 134 mientras que G.<br />
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<strong>de</strong> vista revolucionario todo el régimen actual o sus mani-<br />
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festaciones parciales<strong>”</strong>; 135 que R. Knight “ha formulado las<br />
reivindicaciones inmediatas <strong>de</strong>l proletariado e indicado los<br />
medios <strong>de</strong> satisfacerlas<strong>”</strong>; 136 mientras que G. Liebknecht,<br />
sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hacer eso, no ha renunciado a “dirigir al mismo<br />
tiempo la intensa actividad <strong>de</strong> los diferentes sectores oposicionistas<strong>”</strong><br />
y “dictarles un programa positivo <strong>de</strong> acción<strong>”</strong>; 137<br />
que R. Knight ha procurado precisamente “imprimir, en<br />
la medida <strong>de</strong> lo posible, a la lucha económica misma un<br />
carácter político<strong>”</strong> 138 y ha sabido muy bien “presentar al<br />
gobierno reivindicaciones concretas que prometen ciertos<br />
resultados palpables<strong>”</strong>; 139 en tanto que G. Liebknecht se ha<br />
ocupado mucho más <strong>de</strong> las “<strong>de</strong>nuncias unilaterales<strong>”</strong>; 140 que<br />
R. Knight ha concedido más importancia al “<strong>de</strong>sarrollo<br />
progresivo <strong>de</strong> la monótona lucha cotidiana<strong>”</strong>, 141 y G. Liebknecht,<br />
“a la propaganda <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as brillantes y acabadas<strong>”</strong>; 142<br />
que G. Liebknecht ha hecho <strong>de</strong>l periódico dirigido por él<br />
precisamente “un órgano <strong>de</strong> oposición revolucionaria que<br />
<strong>de</strong>nuncia nuestro régimen, y sobre todo nuestro régimen<br />
político, por cuanto choca con los intereses <strong>de</strong> los más diversos<br />
sectores <strong>de</strong> la población<strong>”</strong>; 143 mientras que R. Knight<br />
“ha trabajado por la causa obrera en estrecho contacto<br />
orgánico con la lucha proletaria<strong>”</strong> 144 —si se entien<strong>de</strong> por<br />
“estrecho contacto orgánico<strong>”</strong> ese culto a la espontaneidad<br />
que hemos analizado más arriba en los ejemplos <strong>de</strong> Krichevski<br />
y <strong>de</strong> Martínov— y “ha restringido la esfera <strong>de</strong> su<br />
influencia<strong>”</strong>, convencido, sin duda como Martínov, <strong>de</strong> que<br />
“con ello se hacía más compleja esta influencia<strong>”</strong>. 145 En una<br />
palabra, verán que Martínov rebaja <strong>de</strong> facto la social<strong>de</strong>mocracia<br />
al nivel <strong>de</strong>l tra<strong>de</strong>unionismo, aunque, claro está,<br />
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