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Qué Hacer?”, de Lenin

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Vladimir Ilich <strong>Lenin</strong><br />

intelectuales, pue<strong>de</strong>n adquirir estos conocimientos y tienen<br />

el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> proporcionárnoslos cien y mil veces más que<br />

hasta ahora; a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>ben proporcionárnoslos no sólo en<br />

forma <strong>de</strong> razonamientos, folletos y artículos (que a menudo<br />

—¡disculpen la franqueza!— suelen ser algo aburridos),<br />

sino indispensablemente en forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncias vivas <strong>de</strong><br />

cuanto hacen nuestro gobierno y nuestras clases dominantes<br />

en estos momentos en todos los aspectos <strong>de</strong> la vida.<br />

Cumplan con mayor celo esta obligación suya y hablen<br />

menos <strong>de</strong> “elevar la actividad <strong>de</strong> la masa obrera<strong>”</strong>. ¡Nuestra<br />

actividad es mucho <strong>de</strong> lo que uste<strong>de</strong>s suponen y sabemos<br />

sostener, por medio <strong>de</strong> la lucha abierta en la calle, incluso<br />

las reivindicaciones que no prometen ningún “resultado<br />

palpable<strong>”</strong>! Y no son uste<strong>de</strong>s los llamados a “elevar<strong>”</strong> nuestra<br />

actividad, pues uste<strong>de</strong>s mismos carecen precisamente <strong>de</strong><br />

esa actividad. ¡Póstrense menos ante la espontaneidad y<br />

piensen más en elevar su propia actividad, señores!<br />

4. ¿<strong>Qué</strong> hay <strong>de</strong> común entre el economismo<br />

y el terrorismo?<br />

Hemos confrontado, en una nota a pie <strong>de</strong> página, a un<br />

“economista<strong>”</strong> y a un terrorista no social<strong>de</strong>mócrata, que<br />

por casualidad han resultado solidarios. Pero, hablando en<br />

general, entre los unos y los otros existe un nexo no casual,<br />

sino interno y necesario, <strong>de</strong>l cual tendremos que hablar<br />

aún más a<strong>de</strong>lante y al que es preciso referirse precisamente<br />

cuando se trata <strong>de</strong> inculcar la actividad revolucionaria. Los<br />

“economistas<strong>”</strong> y los terroristas <strong>de</strong> nuestros días tienen una<br />

110<br />

?<br />

QUE HACER?<br />

raíz común: el culto a la espontaneidad, <strong>de</strong>l que hemos<br />

hablado en el capítulo prece<strong>de</strong>nte como <strong>de</strong> un fenómeno<br />

general y que ahora examinamos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong><br />

su influencia en la actividad política y la lucha política. A<br />

primera vista, nuestra afirmación pue<strong>de</strong> parecer paradójica:<br />

tan gran<strong>de</strong> es, aparentemente, la diferencia entre quienes<br />

hacen hincapié en la “monótona lucha cotidiana<strong>”</strong> y quienes<br />

preconizan la lucha más abnegada <strong>de</strong>l individuo aislado.<br />

Pero no es una paradoja. Los “economistas<strong>”</strong> y los terroristas<br />

rin<strong>de</strong>n culto a dos polos diferentes <strong>de</strong> la corriente<br />

espontánea: los “economistas<strong>”</strong>, a la espontaneidad <strong>de</strong>l<br />

“movimiento puramente obrero<strong>”</strong>; los terroristas, a la espontaneidad<br />

<strong>de</strong> la indignación más ardiente <strong>de</strong> los intelectuales<br />

que no saben o no tienen la posibilidad <strong>de</strong> vincular la labor<br />

revolucionaria al movimiento obrero para formar un todo.<br />

Quienes hayan perdido la fe en esta posibilidad, o jamás<br />

la hayan tenido, difícilmente encontrarán, en efecto, otra<br />

manera <strong>de</strong> manifestar su sentimiento <strong>de</strong> indignación y su<br />

energía revolucionaria que no sea el terrorismo. Así pues, el<br />

culto a la espontaneidad en las dos direcciones indicadas no<br />

es sino el comienzo <strong>de</strong> la aplicación <strong>de</strong>l famoso programa<br />

<strong>de</strong>l Credo: los obreros sostienen su “lucha económica contra<br />

los patronos y el gobierno<strong>”</strong> (¡que nos perdone el autor<br />

<strong>de</strong>l Credo porque expresemos sus i<strong>de</strong>as con palabras <strong>de</strong><br />

Martínov! Creemos tener <strong>de</strong>recho a hacerlo, pues también<br />

en el Credo se habla <strong>de</strong> que los obreros, en la lucha económica,<br />

“chocan con el régimen político<strong>”</strong>), ¡y los intelectuales,<br />

con sus propias fuerzas, <strong>de</strong>spliegan su lucha política, como<br />

es natural, por medio <strong>de</strong>l terrorismo!<br />

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