Rubial, Santiago y la cruz de piedra - Histomesoamericana

CREENCIAS Y PRáCTICAS RELIGIOSAS EN QUERéTARO
cruz y del apóstol Santiago, sin duda este autor la hubiera registrado.
Podemos suponer, por tanto, que hasta fines del siglo
xvn no había aún aparecido una leyenda que vinculara la fundación
de Querétaro con algún milagro.
El colegio apostólico y la expansión
de la leyenda
En 1683, tres años después de la consagración del santuario
guadalupano, se fundaba -en el cerro de Sangremal, donde
existía la ermita de la Santa Cruz- el templo y convento de los
franciscanos mismo que albergó a los misioneros apostólicos
de Propaganda Fide. Desde su llegada a Querétaro, esos
religiosos, que en su mayoría eran peninsulares, impusieron su
presencia por medio de vistosas y brutales prácticas de ascetismo
(como mostrarse siendo azotados, escupidos y vejados
en público) y con la difusión de devociones como la del via
crucis. A los diez años de su llegada, se vieron inmersos en el
escandaloso suceso de unas mujeres supuestamente poseídas
por el demonio, quienes, azuzadas y protegidas por los frailes,
tenían azorada a la población; la incredulidad de los otros sectores
eclesiásticos de Querétaro y la intervención del Santo
Oficio desenmascararon a las falsas posesas y dejaron muy
mal parados a los apostólicos religiosos del colegio.
A principios del siglo xvm una nueva presencia sobrenatural
hizo célebre al Convento, ahora relacionándolo con una beata
que hacía viajes en espíritu a las misiones que los frailes tenían
en el norte del territorio. Francisca de los Ángeles, como se
llamaba esa mujer, llegó a ser la fundadora del beaterío de Santa
Rosa y con el tiempo se distanciaría de sus primeros promotores
y protectores. El milagro también se hizo presente en la
30
SANTIAGO Y LA CRUZ DE PIEDRA
vida de uno de sus miembros más ilustres, fray Antonio Margil
de Jesús, misionero en Guatemala y en Texas, muerto en 1726,
cuya prodigiosa vida lo había convertido en un santo viviente.
En ese ambiente de milagros y prodigios apareció, en 1722, el
impreso La cruz de piedra, imán de la devoción, del franciscano
de ese colegio, fray Francisco Xavier de Santa Gertrudis;
éste es el primer texto en el que Santiago y la cruz de piedra
son asociados directamente con la fundación de la ciudad.
Narra el religioso que, después de once horas de lucha entre
los ejércitos de los cristianos otomíes y los paganos
chichimecas, se oscureció el cielo de repente, con una
opacidad y amarillez que congojaba los ánimos [sin duda hubo
aquel día algún eclipse] y en ese cerco de fatigas se hallaban los
nuestros cuando se vio (raro portento) una claridad tan activa
que se llevó tras los ojos las atenciones de ambos ejércitos en
cuyo centro se vio una cruz resplandeciente entre roja y blanca y
a su lado la imagen del apóstol Santiago.
Ante tal prodigio, los chichimecas asustados se dieron a la
fuga. Esto acontecía precisamente el día del apóstol Santiago,
25 de julio; ese mismo día, en el cerro de Sangremal, "donde
está ahora el colegio", se tomó posesión del sitio en nombre de
su majestad y se colocó ahí una cruz de madera y el general
de los chichimecas dio su obediencia al rey. 7
El padre Santa Gertrudis no sólo fue el primero en asociar
el prodigio con la fundación de la ciudad; en su obra se mencionó
también por vez primera, como prueba de la veracidad
del hecho, la presencia de ambos símbolos en el propio escudo
de armas:
Francisco Xavier de Santa Gertrudis, La cruz de piedra..., p. 9.
31