Rubial, Santiago y la cruz de piedra - Histomesoamericana

CREENCIAS Y PRáCTICAS RELIGIOSAS EN QUERéTARO
ella, ambos emblemas aparecieron en el cielo anunciando el
triunfo del ejército cristiano, formado por indios otomíes recién
bautizados.
Este escrito pretende demostrar tres hipótesis: a) que para
1656 aún no se conformaba la leyenda de esta mítica fundación
y, por lo tanto, el escudo no podía hacer referencia directa
a ella; b) que los sucesos milagrosos de la "tradición" fueron
elaborados en el siglo xvm por miembros del Colegio de Propaganda
Fide para reforzar el prestigio de su instituto; y c)
que en dicha centuria convivían dos tradiciones indígenas, contradictorias
entre sí, alrededor del personaje que llevó a cabo
la fundación de la villa y de la fecha en que esto sucedió. Mi
interés no está relacionado con la discusión sobre los hechos
acaecidos en el siglo xvi (tema tratado de forma exhaustiva)
sino con la construcción historiográfica (e imaginaria) desarrollada
sobre ellos en los siglos posteriores y, por tanto, con el
rápido proceso de conformación de una identidad de patria
local.
Los sospechosos silencios
A fines de 1639, las autoridades franciscanas aprobaron la
impresión de la obra del cronista queretano fray Alonso de la
Rea. Se trataba de una crónica de la provincia de San Pedro y
San Pablo de Michoacán. El autor fue uno de los primeros
escritores que dejaron noticias impresas sobre la villa, en los
capítulos XXIII y XXIV de su libro II. En ellos, refiere sobre
la fertilidad y hermosura de su patria chica, a la que compara
con el paraíso, y de la cruz de piedra, "árbol de la vida" plantado
en medio de ella. A la reliquia se le atribuían numerosas
curaciones milagrosas, además del hecho de que se agranda-
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SANTIAGO Y LA CRUZ DE PIEDRA
ba y achicaba de manera prodigiosa. La cruz (hecha de "piedra
rosada") ya tenía un culto muy extendido en la época de
De la Rea, pues se encontraba en "una capilla de cal y canto
muy capaz y costosa", y se la guardaba en "su caja forrada en
terciopelo rizo, tachonada y curiosa", pero, asevera el cronista,
"el origen de esta reliquia no se sabe, porque con el tiempo
se ha borrado".'
Diez años después, en 1649, a raíz de una orden de las
autoridades para destruir la capilla de la Santa Cruz por haber
sido edificada sin el permiso real, fray Alonso de la Rea, entonces
provincial de Michoacán, vecinos y principales del pueblo,
enviaron a sus representantes a Castilla para evitar tal
destrucción; en el poder que se les dio se mencionaba que la
capilla se había construido "con limosnas adquiridas y solicitadas
por dichos religiosos de cuarenta años a esta parte"; que
desde hacía años se habían realizado alrededor de la cruz "procesiones,
jubileos, indulgencias, cofradía, y que últimamente
todos y cada uno en particular la tienen por amparo, refugio y
alivio de sus necesidades, desconsuelos y trabajos"; que
ha sido y es tan azeto [sic] a esta república así españoles como
indios naturales, y en general a todos por la mucha devoción que
le tienen, recibiendo cada día de dicha santísima Cruz
señaladísimos bienes espirituales y temporales y que si dichos
religiosos no [hjubiesen cuidado con tanta asistencia, hornato y
decencia en tantos años se hubiera perdido tan gran reliquia y
causado notable desconsuelo, y para que esto se perpetúe y
prosiga tan santos beneficios como la divina majestad mediante
dicha Santísima Cruz hace a esta república donde están muchos.
' De la Rea, Crónica, Lib. II, caps. XXIII y XXIV, pp. 189 y ss.
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