Rubial, Santiago y la cruz de piedra - Histomesoamericana

CREENCIAS Y PRáCTICAS RELIGIOSAS EN QUERéTARO
de Querétaro) son una prueba de la presencia viva de esta otra
tradición, tan vigente como la que atribuía la conquista a
Hernando de Tapia.
Posiblemente de este periodo son unos 'Testimonios y diligencias
hechos en los años de 1519 a 1531", en ellos se incluye
una relación "de la santa cruz y del santo Cristo de la
conquista" que se basaba en el libro del padre Santa Gertrudis,
para dar su propia versión de los hechos. Junto con los retratos
del cacique, este documento cerraba el círculo de una leyenda,
nacida en el ámbito indígena, llevada a la imprenta por
los religiosos españoles y finalmente retornada a la tradición
de la que había partido. 50
Epílogo
A mediados del siglo xvi, en fecha aún no precisada, los franciscanos
fundaban su convento en la villa de Querétaro y lo
dejaban bajo la protección de Santiago, el santo patrono de la
recién fundada población. A fines de esa centuria o principios
de la siguiente, se colocaba en su portada un relieve que representaba
al apóstol guerrero cabalgando sobre su caballo y
pisoteando a los musulmanes. Quizás por las mismas fechas, y
también promovida por los franciscanos, se empezó a venerar
una cruz de piedra en una pequeña ermita en el cerro de
Sangremal y para tener mayor control sobre ella, a mediados
del siglo xvii, se puso ahí una comunidad franciscana recoleta
bajo la advocación de San Buenaventura. 51
50 La noticia se encuentra en una nota de Wright, op. tit., p. 80 y pertenece
a un traslado hecho en San Miguel de Allende en 1947.
51 El año de 1653 el rey de España aprobó su creación, pero fue hasta 1666
cuando la provincia lo destinó a Casa de Recolección y al año siguiente se abría
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SANTIAGO Y LA CRUZ DE PIEDRA
Poco después el rey otorgaba a la villa el título de Ciudad y
en su escudo quedaban plasmados los dos símbolos que la fuerte
omnipresencia franciscana había creado. Las imágenes del
escudo serían un poderoso instrumento que se grabaría en la
conciencia de la población, pero haría falta medio siglo más
para que los dos símbolos fueran asimilados a la fundación de
la ciudad y se forjara así la leyenda de una batalla primigenia.
Ésta apareció en el ámbito indígena, por primera vez, caracterizada
por la transmisión oral de sus mitos fundacionales, pero
no impactó a la sociedad criolla hasta que la escritura, y sobre
todo la imprenta, no le dieron su aprobación. La versión hispánica
impuso a la narración indígena (plural, redundante y contradictoria)
su racionalidad y sus normas, y la volvió lineal. En
esta lectura, que articuló los diversos episodios y los personajes
en un conjunto coherente (aristotélico) se conservaron, sin
embargo, los aspectos milagrosos de la tradición indígena pues
la retórica cristiana compartía con ella ese otro rasgo de la
oralidad que es la creencia, sin cuestionamiento, en la existencia
de hechos prodigiosos.
Los primeros autores de la nueva narración fueron los miembros
del Colegio de Propaganda Fide\ ellos usufructuaron la
preeminencia franciscana en la ciudad y el hecho de ser poseedores
de la cruz de piedra, y de estar situados en el cerro
donde se llevó a cabo la batalla fundacional y el prodigio; el
nuevo instituto necesitaba insertarse en un medio donde competían
muchas órdenes religiosas y en el que el clero secular
tenía una fuerte presencia. El proceso de conformación de
esta narración "racional" concluyó con fray Pablo de Beaumont
quien, con todo y su perspectiva ilustrada y racional, no pudo
ahí un noviciado para procurar el aumento de los recoletos. V. Manuel Septién
y Septién, Historia de Querétaro, p. 113.
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