Toponimia e cartografía - Consello da Cultura Galega

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Jordi Bolòs abrupto. La mayor permanencia de la dominación islámica, como hemos señalado más arriba, comportó que los topónimos árabes tengan unas características y una importancia distinta al noreste y al suroeste de la línea de la “marca” o frontera del año 1000. La existencia de esta frontera tuvo también una repercusión en las características del hábitat. Cerca de Lleida, antes de la conquista de los condes de Barcelona y de Urgell del año 1149, parece que la población rural vivía en pequeños núcleos de población, las alquerías o almunias, que se podían relacionar con espacios irrigados o con cañadas del ganado (Eritja, 1998). Esta realidad, de un poblamiento básicamente semidisperso, se mantuvo en parte después de la conquista cristiana. A pesar de que algunas de estas pequeñas aldeas islámicas se abandonaron, en muchos lugares se convirtieron en pequeños pueblos, que en la documentación de la época reciben el nombre de “torres” (que quizás traducía, en algunos casos, el nombre árabe burğ —de donde proviene el topónimo catalán Les Borges—). Creemos que estas “torres” cristianas algunas veces se edificaron en el mismo lugar que la alquería fortificada islámica y otras veces se construyeron de nueva planta encima de una colina o cerro. Al norte de Lleida, la documentación conservada ha permitido reconstruir una red bastante tupida de “torres” que se construyeron a lo largo de la llamada acequia del Segrià (que corresponde al actual canal de Pinyana). No nos podemos llamar a engaño y pensar que dichas “torres” sólo eran unas pequeñas fortificaciones: la documentación casi nunca habla de la fortificación y sí que menciona a menudo las familias que vivían en dichas “torres”. Estas torres solían llevar el nombre del primer o principal repoblador: Rosselló, Torrefarrera, Àger, Gilabert, Oromir, Bru, etc. (Bolòs, 1993). Existen, sin embargo, algunas excepciones interesantes, como Torrelameu o Alcanís, que nos permiten enlazar con la etapa anterior. Digamos a la par que los señores cristianos tendieron a imponer un nuevo sistema de poblamiento, que supuso la creación de unas villas nuevas, edificadas de nueva planta, con la concesión de una carta de población y a menudo con un parcelario bien organizado. Estas villas nuevas, como Vilanova de la Barca o Vilanova de Segrià (inicialmente Castellnou de Segrià), se superpusieron o, en algunos casos, sustituyeron a las “torres”. En las cercanías de Lleida, los pueblos de tradición anterior perduraron sobre todo en aquellos lugares en donde se conservaron importantes comunidades islámicas (como ocurrió en Aitona; Monjo, 2004). 66

CARTOGRAFÍA, TOPONIMIA E HISTORIA MEDIEVAL Estas “torres”, como acabamos de señalar, en algunas zonas fueron abandonadas, en otros casos se convirtieron en pueblos y en otros lugares, por ejemplo dentro del amplio término municipal de Lleida, pasaron a ser partides de tierra 9 . En muchas de estas partides, en la documentación de los últimos siglos del medioevo, todavía se conservaba el recuerdo de la existencia de una torre. A menudo recibieron el nombre del señor que la repobló (Montcada, Boixadors), en otros casos se mantuvo el nombre que existía antes de la conquista (Alpicat, Balàfia, Rufea; Turull, 2007), a veces un poco alterado (el Bovar) y, a veces, se produjo la superposición de distintas formas (Coniaquera quizás con Vilanova de l’Horta, Vinverme con Granyena —que proviene del nombre de Granyena de Segarra— o con Carnassa). 4.13. topónimos y mansos El estudio de los topónimos medievales de un espacio reducido, como puede ser una parroquia, puede llegar a ser muy interesante. A veces, la documentación nos permite conocer, de un modo detallado, todos los mansos de una parroquia y permite situarlos sobre un mapa. Este trabajo se ha realizado de un modo sistemático en relación con varias parroquias de las comarcas de Osona o de la Garrotxa (Bolòs, 1995; Bolòs, 2004, 255-267). Entender el significado de los topónimos nos ayuda a comprender la historia del territorio estudiado y, al mismo tiempo, conocer la historia del lugar nos permite comprender mejor el significado de los nombres. Muy pronto aparecerá publicado el diplomatario del monasterio benedictino, creado a fines del siglo X, de Sant Pere de la Portella, en el Berguedà. Según los documentos que se conservaban en su archivo, dentro de la parroquia de la Quar (nombre de origen prerromano) se encontraba, en 899, un villare Lodovese, que, al estudiar la documentación posterior del monasterio, hemos podido relacionar con el manso llamado “Lotuès”, que un documento del siglo XVIII nos dice que corresponde al actual manso de Les Heures. El estudio de un territorio reducido y bien documentado permite localizar con mayor facilidad algunos topónimos 9 Una partida es una porción de terreno de cierta extensión y designada con el mismo nombre, que constituye una parte del término de un pueblo. 67

CARTOGRAFÍA, TOPONIMIA E HISTORIA MEDIEVAL<br />

Estas “torres”, como acabamos de señalar, en algunas zonas fueron abandona<strong>da</strong>s,<br />

en otros casos se convirtieron en pueblos y en otros lugares, por ejemplo<br />

dentro del amplio término municipal de Llei<strong>da</strong>, pasaron a ser partides de tierra 9 .<br />

En muchas de estas partides, en la documentación de los últimos siglos del medioevo,<br />

to<strong>da</strong>vía se conservaba el recuerdo de la existencia de una torre. A menudo<br />

recibieron el nombre del señor que la repobló (Montca<strong>da</strong>, Boixadors), en otros<br />

casos se mantuvo el nombre que existía antes de la conquista (Alpicat, Balàfia,<br />

Rufea; Turull, 2007), a veces un poco alterado (el Bovar) y, a veces, se produjo la<br />

superposición de distintas formas (Coniaquera quizás con Vilanova de l’Horta,<br />

Vinverme con Granyena —que proviene del nombre de Granyena de Segarra—<br />

o con Carnassa).<br />

4.13. topónimos y mansos<br />

El estudio de los topónimos medievales de un espacio reducido, como puede ser<br />

una parroquia, puede llegar a ser muy interesante. A veces, la documentación<br />

nos permite conocer, de un modo detallado, todos los mansos de una parroquia<br />

y permite situarlos sobre un mapa. Este trabajo se ha realizado de un modo<br />

sistemático en relación con varias parroquias de las comarcas de Osona o de<br />

la Garrotxa (Bolòs, 1995; Bolòs, 2004, 255-267). Entender el significado de<br />

los topónimos nos ayu<strong>da</strong> a comprender la historia del territorio estudiado y, al<br />

mismo tiempo, conocer la historia del lugar nos permite comprender mejor el<br />

significado de los nombres.<br />

Muy pronto aparecerá publicado el diplomatario del monasterio benedictino,<br />

creado a fines del siglo X, de Sant Pere de la Portella, en el Berguedà. Según los<br />

documentos que se conservaban en su archivo, dentro de la parroquia de la Quar<br />

(nombre de origen prerromano) se encontraba, en 899, un villare Lodovese, que,<br />

al estudiar la documentación posterior del monasterio, hemos podido relacionar<br />

con el manso llamado “Lotuès”, que un documento del siglo XVIII nos dice que<br />

corresponde al actual manso de Les Heures. El estudio de un territorio reducido<br />

y bien documentado permite localizar con mayor facili<strong>da</strong>d algunos topónimos<br />

9 Una parti<strong>da</strong> es una porción de terreno de cierta extensión y designa<strong>da</strong> con el mismo nombre, que constituye<br />

una parte del término de un pueblo.<br />

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