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Toponimia e cartografía - Consello da Cultura Galega

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Jordi Bolòs<br />

que se conquistaron a lo largo del siglo X, la riqueza e importancia de la toponimia<br />

árabe sea un poco mayor que en los territorios que formaban parte de los<br />

obispados de Girona y Elna (en el Rosellón). Pensamos en el topónimo Marata<br />

(“límite entre dos territorios”; Coromines, 1996, 186-187), que se halla en el<br />

Vallès Oriental, cerca del Montseny, o en el topónimo Alcalà, que aparece documentado<br />

en el mismo lugar en donde actualmente existe la población de Sant<br />

Boi de Llobregat. Y también podemos mencionar el interesante topónimo la<br />

Ràpita (Mapa 1), que se halla en el Penedès, comarca conquista<strong>da</strong> por los condes<br />

de Barcelona antes del año 1000. En relación con esta zona de “marca”, resulta<br />

muy interesante descubrir topónimos documentados en la forma árabe y en la<br />

románica o catalana. Un ejemplo: en los documentos del siglo X encontramos un<br />

lugar llamado la Portella (ipsa Portella), que corresponde a la locali<strong>da</strong>d actual de<br />

La Mussara, nombre que precisamente significa “el lugar de paso” (Coromines,<br />

1996, 431-432). Colocar los nombres que aparecen en los documentos antiguos<br />

sobre los mapas actuales permite descubrir coincidencias de este tipo.<br />

Contrariamente, en la Cataluña Nueva encontramos, al lado de los nombres claramente<br />

árabes, nombres arabizados a partir de un nombre románico (como Alpicat,<br />

Mapa 1). Existe una gran canti<strong>da</strong>d de topónimos árabes que nos pueden ayu<strong>da</strong>r<br />

a comprender muchas características de la socie<strong>da</strong>d y la organización política de la<br />

época de dominio islámico. Pensamos en Massalcoreig, que corresponde a “manzal<br />

al-Kuraiši” (albergue del quraší); en Les Borges, que se puede relacionar con unas<br />

torres (seguramente con un lugar habitado); en Almenar, donde se levantaba una<br />

torre desde la que se hacían señales de fuego, etc. A su lado también es interesante<br />

señalar la existencia de nombres que se catalanizaron después de la conquista: Qal’a<br />

al-Hamir (la fortaleza de los asnos) se convirtió en Castell<strong>da</strong>ns (o Castelldàsens en<br />

una etapa primeriza), con un significado exacto al que tenía antes de 1149, fecha<br />

de la conquista de los condes de Barcelona y de Urgell 8 . Incluso, en algunos lugares,<br />

después de la conquista con<strong>da</strong>l pudieron perdurar, durante un tiempo, dos formas<br />

que se usaban para referirse a un mismo lugar, la primera árabe y la segun<strong>da</strong> introduci<strong>da</strong><br />

por los conquistadores (Vinverme y Granyena o Coniacar [o Coniaquera] y<br />

quizás Vilanova de l’Horta o de Fontanet; Lladonosa, 2007, 892).<br />

8 Pese a ello, resulta difícil asegurar cómo era el nombre de este lugar (una fortificación importante) antes<br />

del año 1000. No sería imposible que una forma románica hubiera existido antes que la árabe.<br />

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