Toponimia e cartografía - Consello da Cultura Galega
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LA ELABORACIÓN DE UN ATLAS TOPONÍMICO: EL ATLAS TOPONÍMICO DE ESPAÑA<br />
de un país, por lo que éstas se pueden seguir bastante bien a través de los topónimos.<br />
A los nombres más antiguos, que se han de corresponder con los de los<br />
primitivos pobladores, se han ido superponiendo otros de manera sucesiva, en<br />
función de las vicisitudes históricas, hasta llegar a constituir el conjunto contemporáneo<br />
de topónimos.<br />
El corpus actual de nombres geográficos es, por tanto, el conglomerado resultante<br />
de la suma de esas capas o estratos toponímicos, reflejo a su vez de las etapas<br />
históricas y lingüísticas. Por tal motivo, la delimitación de esas capas, agrupando<br />
en ellas los topónimos, nos permitirá establecer la estratigrafía léxica del conjunto<br />
y contribuirá sin du<strong>da</strong> a un mejor conocimiento del pasado lingüístico, acorde<br />
con el histórico, de todo ese territorio.<br />
La Península Ibérica, en concreto, ha sido lugar común y encuentro de varios<br />
pueblos distintos (preindoeuropeos, celtas, iberos, fenicios, griegos, romanos, visigodos<br />
y otros germánicos, árabes, bereberes, etc.) que han dejado huella de su<br />
paso. Casi siempre esa impronta es visible en la toponimia, y en no pocas ocasiones<br />
ésta se convierte en único testimonio, pues el establecimiento de los más antiguos<br />
pueblos prerromanos sólo se puede rastrear por los vestigios toponímicos<br />
que de ellos nos han llegado.<br />
El estudio de la toponimia hispánica nos procura, de esta manera, una visión<br />
panorámica, diacrónica y diatópica, de las diversas lenguas que aquí han convivido<br />
y que se han ido sucediendo, así como de los procesos históricos, culturales y<br />
de otro orden que estas implican (conquistas, colonizaciones, etc.).<br />
Como muestra de lo que decimos, podemos comentar algunos de los mapas<br />
que aparecen en el Atlas, para confirmar la utili<strong>da</strong>d que supone el apoyo cartográfico<br />
en la explicación de los <strong>da</strong>tos. Así, tras haber presentado los mapas que se<br />
ocupan de la toponimia prerromana (desglosa<strong>da</strong> en indoeuropea y no indoeuropea),<br />
de la colonización griega y fenicia y de la propiamente romana, llegamos al<br />
capítulo dedicado a la toponimia germánica. Ahí comprobamos que este es un<br />
estrato que no se caracteriza precisamente por la gran profusión de resultados<br />
toponímicos que hayan llegado hasta la actuali<strong>da</strong>d. De hecho, la mayor parte<br />
de los topónimos peninsulares de origen germánico no proceden del momento<br />
de las invasiones o del dominio germánico, sino de tiempos posteriores, como la<br />
Reconquista. Se trata en buena medi<strong>da</strong> de nombres de propietarios o fun<strong>da</strong>dores<br />
de poblaciones medievales que abun<strong>da</strong>n, sobre todo, en el noroeste peninsular,<br />
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