Libro fiestas 2008 - Ayuntamiento de Biar
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Raíces<br />
Mi infancia son recuerdos<br />
<strong>de</strong> la plaza <strong>de</strong>l Rabal,<br />
<strong>de</strong> su fuente, <strong>de</strong> la Calle<br />
Sant Antoni, don<strong>de</strong> nací hace ya<br />
algún tiempo, el tiempo suficiente<br />
para evocar con cierta añoranza el<br />
correteo <strong>de</strong> los niños que jugaban<br />
sin más juguete que sus propias<br />
piernas y aquella fuente. Porque<br />
juguetes había pocos, bueno, alguno<br />
sí, estaba Angeletes que a la puerta<br />
<strong>de</strong> su casa, en la misma plaza, fabricaba<br />
sus muñecos <strong>de</strong> cartón bajo el<br />
cálido sol <strong>de</strong>l invierno. Con cartón<br />
y gachas componía los brazos,<br />
las piernas y <strong>de</strong>más partes hasta<br />
formar los muñecos que más tar<strong>de</strong><br />
ponía al sol para que terminaran <strong>de</strong><br />
secarse. Son muchos los recuerdos<br />
que guardo <strong>de</strong> mi infancia, sobre<br />
todo <strong>de</strong> mis amigas, que afortunadamente<br />
siguen siendo las mismas.<br />
Mis padres, como tantos otros,<br />
emigraron en los años 50 a Castella,<br />
como se <strong>de</strong>cía en <strong>Biar</strong>. Se marcharon<br />
a Aragón per a fer teula. Por aquel<br />
entonces, nuestras vidas se dividían<br />
entre Andorra y <strong>Biar</strong>. Durante el<br />
verano vendíamos helado y en invierno<br />
volvíamos a <strong>Biar</strong> para trabajar<br />
en la fábrica <strong>de</strong> Pedro Luna. Fueron<br />
unos años muy felices para nuestra<br />
familia, yo tenía entonces 16 años y<br />
recuerdo con gran cariño a todas aquellas<br />
mujeres que compartieron conmigo<br />
tantas historias. Las tertulias en<br />
torno al trabajo eran habituales,<br />
mientras mo<strong>de</strong>lábamos el mazapán o<br />
envolvíamos el turrón mis compañeras<br />
contaban sus cuentos, sapiencias,<br />
preocupaciones y por qué no, también<br />
algunas intrigas. Fue en esos años,<br />
entre aquellas conversaciones don<strong>de</strong><br />
se forjó gran parte <strong>de</strong> la persona en la<br />
que más tar<strong>de</strong> me convertí.<br />
Con la llegada <strong>de</strong>l buen tiempo,<br />
cada año llegaba la consabida ceremonia<br />
<strong>de</strong> la migración. Toda una<br />
aventura que discurría entre maletas,<br />
colchones y trenes. La familia<br />
entera nos trasladábamos a Andorra,<br />
a la campaña <strong>de</strong>l helado. Allí fue<br />
precisamente don<strong>de</strong> nacieron mis<br />
dos hermanos pequeños y aunque mi<br />
hermana y yo habíamos nacido en<br />
<strong>Biar</strong>, por razones obvias nunca pudimos<br />
estar en nuestro pueblo durante<br />
el mes <strong>de</strong> mayo. Ni mis hermanos ni<br />
yo conocíamos las Fiestas <strong>de</strong> Moros<br />
y Cristianos, aunque mis padres,<br />
sobre todo mi padre, nos contaba a<br />
todos, como el que cuenta un cuento,<br />
los diferentes episodios en que se<br />
<strong>de</strong>sarrollan les festes. Boquiabiertos<br />
escuchábamos aquella historia que<br />
mi padre siempre terminaba con un<br />
<strong>de</strong>seo “algún día seremos capitanes<br />
y tú llevarás la ban<strong>de</strong>ra”, <strong>de</strong>cía. Sin<br />
embargo, mi padre, que era <strong>de</strong> la<br />
Comparsa <strong>de</strong>ls Moros Vells, tuvo que<br />
darse <strong>de</strong> baja, a su pesar, por motivos<br />
económicos. Eran tiempos muy difíciles<br />
para una familia con cuatro hijos<br />
Mis padres siempre nos inculcaron<br />
el amor a nuestro pueblo y realmente<br />
lo consiguieron, porque tanto mis<br />
hermanos como yo, hemos llevado y<br />
llevamos a <strong>Biar</strong> siempre en el corazón.<br />
Mi madre, todos los años el día<br />
10 <strong>de</strong> mayo, encendía unas lamparitas<br />
en un vaso con agua y aceite en<br />
honor a la Mare Deu <strong>de</strong> Gracia y en<br />
recuerdo <strong>de</strong> las hogueras.<br />
Recuerdo con extraordinaria claridad<br />
el año que cumplí 17 años. Aquel<br />
mes <strong>de</strong> mayo viví las primeras Fiestas<br />
<strong>de</strong> Moros y Cristianos. Las seguí <strong>de</strong><br />
la mano <strong>de</strong> un amigo festero que me<br />
fue explicando con gran <strong>de</strong>talle, todos<br />
y cada uno <strong>de</strong> los actos que se celebran,<br />
el por qué <strong>de</strong> su tradición, las<br />
comparsas, les espíes, la procesión…<br />
todo aquello, el colorido, la música<br />
y la alegría <strong>de</strong> la gente, que saca en<br />
esos días lo mejor <strong>de</strong> sí mismo, grabaron<br />
en mí un recuerdo imborrable.<br />
Las <strong>fiestas</strong> <strong>de</strong> Moros y Cristianos<br />
son espectaculares en todos los<br />
pueblos don<strong>de</strong> se celebran, pero la<br />
forma en que se viven y se disfrutan<br />
en <strong>Biar</strong> es única e irrepetible.<br />
Hoy, muchos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
aquella primera y maravillosa experiencia,<br />
continúo viniendo cada año<br />
aunque sólo sea dos días si es que<br />
no puedo más. Me gusta traer a<br />
mis amigos para que las vean, para<br />
compartir con ellos esta fiesta que<br />
me llena <strong>de</strong> orgullo y que, a pesar <strong>de</strong><br />
los tiempos, continúa sorprendiendo<br />
a quien las <strong>de</strong>scubre.<br />
Me consi<strong>de</strong>ro afortunada <strong>de</strong> haber<br />
crecido en una familia que nos ha<br />
hecho enten<strong>de</strong>r, tanto a mí como a<br />
mis hermanos, la importancia <strong>de</strong><br />
las costumbres y las tradiciones<br />
<strong>de</strong> nuestros mayores. Si algo hay<br />
que reconocer a mis padres es que<br />
supieron transmitirnos ese amor<br />
por lo nuestro. Y es que como dice<br />
el refrán “el que no sabe <strong>de</strong> dón<strong>de</strong><br />
viene, no sabe dón<strong>de</strong> va”. Yo tengo<br />
siempre muy presente mis raíces<br />
y cada vez que entro en mi pueblo<br />
todos mis sentidos se ponen alerta,<br />
puedo oler ese matiz especial que<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>Biar</strong>, escuchar sonidos<br />
que evocan miles <strong>de</strong> recuerdos y ver<br />
ese paisaje inigualable y único que<br />
se recorta sobre la serreta.<br />
Creo que soy doblemente afortunada,<br />
porque tengo la suerte<br />
<strong>de</strong> haber nacido y vivir en los dos<br />
pueblos más bonitos <strong>de</strong>l mundo,<br />
<strong>Biar</strong> y Alcañiz. En este último vivo<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace 37 años, he formado y<br />
formo parte <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s<br />
sociales <strong>de</strong> municipio, quiero<br />
a este pueblo, pero jamás podré<br />
olvidar el mío, BIAR.<br />
María Dolores Serrano Albero<br />
B I A R 2 0 0 8 165<br />
RECORDS I VIVÈNCIES