Libro fiestas 2008 - Ayuntamiento de Biar

En tierras
del Profeta Mahoma
Corría el verano de 1998 de
la era cristiana, sin mayor
novedad que el normal desarrollo
de nuestras instalaciones. En
la oficina de LUCENT TECHNO-
LOGIES en Valencia ocurría lo que
en cualquier otra, el aire acondicionado
nos ayudaba a sobrellevar el
calor húmedo típico de la Ciudad del
Turia. Parecía, como he comentado,
un día normal donde yo me dedicaba
a la coordinación y planificación de
nuestros proyectos, hasta que, por
esas cosas de las nuevas tecnologías
una noticia apareció en la pantalla
del ordenador. Nuestra compañía
había ganado el proyecto Y2K en
Arabia Saudí. Se trataba de la sustitución
de un millón de líneas de teléfono
que no cumplían con las especificaciones
del “efecto año 2000” en
los ordenadores. (Y2K es un acrónimo
inglés referente a ese año)
Para evitar este posible problema
en la red de comunicaciones se
tenía que terminar antes del 31 de
diciembre de 1999. Este proyecto se
unía a los TEP6 y TEP7 (Telephone
Expansion Project) ya en ejecución
en el país árabe. En resumen,
unos tres millones y medio de líneas
telefónicas y sus correspondientes
infraestructuras. Muchos medios y
muchas personas eran necesarias
para llevarlo a buen fin.
¿Has visto la noticia?. Le comenté
a mi jefe. Tiene que ser impresionante
trabajar en un proyecto
de esa envergadura. ¿No estarás
pensando en ir?, comento bromeando.
Allí está nuestro compañero…
¿Te acuerdas de él…?
Este cruce de frases dichas de una
forma totalmente intrascendente fue
el desencadenante de que para mí, y
mi familia, el verano de 1998 fuese
seguido de un periodo estival continuado
de casi tres años y medio.
Me puse en contacto con el compañero
enviándole un correo electrónico
que tuvo respuesta y me comentó
lo que parecía evidente. Estaban
buscando gente con experiencia y
encajaba perfectamente en uno de
los perfiles que buscaban. Se envia-
158 M O R O S I C R I S T I A N S
ron los papeles, se preparó la documentación
y a finales de noviembre
llegaba a RIAD para tomar posición
como asesor técnico del director de
ingeniería del proyecto Y2K.
Los primeros meses fueron de
auténtica locura, adaptarse a las
costumbre, idioma (inglés, no hubo
tiempo para el árabe), personas de
más de cuarenta nacionalidades
que componíamos la “legión extranjera”
que allí trabajaba, preparar los
papeles para el visado de la familia,
instalarte en la casa…
Llegó el Ramadán, que todo lo
ralentiza, y retrasó los trámites del
visado, aquel año coincidió con la
Navidad que pasé en soledad pues
hasta febrero de 1999 no llegaron
Virtu y Elena. En ese momento la
familia Santonja-Las ya estaba
instalada en la capital del Reino de
Arabia Saudí. Y es a partir de aquí
cuando empieza a desarrollarse la
vida social de una familia española
en un país dominado por los preceptos
de la interpretación “Wahabi”
del Islam. Que preconiza volver a
las más estrictas interpretaciones
de la religión que en su día dio el
Profeta. Esto significa una rígida
observancia de las normas religiosas.
La “Saharia” es el cuerpo jurídico
del país y emana del Corán,
no voy a entrar en detalles pero de
ella provenían las reglas que han de
seguir sus habitantes. Como consecuencias
directas de éstas se derivaba
que la mujer tenía que cubrir su
cuerpo con la “Abaya”, túnica negra
que les llegaba hasta los pies. Las
occidentales no se cubrían la cabeza
pero llevaban un pañuelo al cuello
por si acaso…
He de reconocer a favor de mi
esposa que es en este punto donde
una mujer de formación occidental,
puede, simplemente no aceptar las
reglas y decir hasta aquí hemos llegado.
Pero no fue así, no sólo aceptó las
pautas de comportamiento, sino que
tuvo una extraordinaria capacidad
para sacar provecho de las ventajas
que allí se le presentaron.
Nuestra convivencia fue con las
personas que venían del área anglosajona:
británicos, norteamericanos,
canadienses y otros países europeos.
Vivíamos en una urbanización
para occidentales donde las reglas
de vestimenta y conducta eran las
apropiadas a nuestras costumbres.
Teníamos unos servicios excelentes,
piscina, gimnasio, pistas de deporte,
club social, etc. Y unas casas grandes
y muy bien equipadas. Unido
todo a un muy buen clima, bien es
cierto que en verano no tanto, y es
entonces cuando aprovechábamos
para pasar esos tórridos meses en
España. Estas facilidades y clima
hacían que la vida cotidiana fuese
fácil de sobrellevar.
¿Y cuándo salíamos? Bien, aparentemente
es aquí donde podían
empezar los problemas, pero no era
así. Simplemente se aceptaban las
reglas de juego y a disfrutar de una
ciudad que tenía su encanto.