Libro fiestas 2008 - Ayuntamiento de Biar

¿Qué le pasa al Plátano?
Si alguien proyectase una
carretera o una maravillosa
autopista que pasase por en
medio de la Iglesia Parroquial de
Biar, o una estructura geológica
amenazase con la ruina del castillo,
sospecho que la movilización
de los vecinos y de gran número de
personas sensibles sería inmediata.
¡Salvemos el castillo! o ¡Salvemos la
Parroquia! serían gritos unánimes.
Evidentemente los monumentos
deben ser conservados por encima
de las hipotéticas mejoras que
puedan suponer las obras públicas.
Y no se repara en gastos para
restaurarlos o protegerlos de las
agresiones los factores geológicos
¿Qué tienen estas edificaciones
para que nadie dude de su cuidado y
mantenimiento? Son bellas, forman
parte de nuestra historia y, no olvidemos,
que nosotros somos en cuanto
que somos historia, en cuanto
que formamos parte de una familia,
de un pueblo, de una nación… Sin
nuestras raíces no somos nada.
Los pueblos que han destruido su
pasado destruyen su personalidad
y los que lo mantienen la conservan
y la acrecientan.
Pienso que el lector estará de
acuerdo en todo lo anterior, hay
que proteger, conservar, restaurar
y cuidar de nuestros monumentos
emblemáticos. Pero, por desgracia,
hay una serie de monumentos que
para mucha gente no son tan dignos
de conservación como los edificios,
me refiero a los árboles monumentales.
Sí, en nuestras ciudades y en
nuestros parajes naturales podemos
contemplar verdaderos monumentos
de 300, 400 ó más años
de antigüedad que forman parte
intrínseca de nuestra historia.
¿Quién no conoce el ciprés de
Silos cantado por Gerardo Diego?
¿No es acaso pieza clave en el
Monasterio?. ¿Quién no ha oído
hablar de los plátanos de Aranjuez?
¿Del “Faix pare” de la comarca dels
Ports? ¿Quién, visitando el Huerto
de los Olivos y contemplando los
árboles que fueron testigos mudos
de la agonía de Jesucristo, no se ha
estremecido?... ¿No sería, acaso, un
crimen imperdonable dejar morir,
sin más, estos árboles tan insignes?
Pero no necesitamos ir tan lejos,
también cerca de nosotros tenemos
casos parecidos. Son árboles declarados
monumentales por su porte,
por su rareza, por su tamaño, por
su edad… Algunos convivieron
con el Rey Jaime I (olivos de más
de 700 años los tenemos en abundancia),
otros con Felipe IV, o con
los franceses del ejército de Napoleón,
también estaban ahí cuando
llegó la luz eléctrica al pueblo, bajo
su sombra se han llevado a cabo
tertulias, millares de conversaciones
por incontables de vecinos
de muchas generaciones que han
tratado de “arreglar el mundo”,
solucionar los problemas del vecindario,
los avatares del clima…
Tropelías con estos monumentos
vivos se llevan a cabo de manera
frecuente, se les tala, se les cambia
de lugar, se modifica su entorno…
y todo en aras de la construcción,
de la modernidad y del “progreso”
o por desconocimientos acerca de
sus cuidados. De esta forma han
desaparecido ejemplares que eran
verdaderos testigos de nuestra
historia que daban a determinados
lugares su forma, su ser y su encanto
formal. Recuerdo, sin ir más lejos,
el pino de Fontanelles, ejemplar de
una belleza extraña y que confería
una personalidad sin igual al entorno;
un número nada desdeñable
de olmos que estaban en varias de
las entradas al pueblo han sufrido
el ataque terrible de la grafiosis y
han desaparecido también… y así
podríamos hablar de más monumentos
vivos que ya no podrán
contemplar nuestros hijos.
Pues bien, ante nosotros tenemos
ahora mismo un caso que
nos incumbe a todos de una forma
directa: El plátano. Uno de los
monumentos más característicos
de Biar está muy enfermo, se nos
puede morir en pocos años si no se
interviene rápido y bien.
El pasado verano los actuales
rectores de Ayuntamiento, conociendo
que en nuestro laboratorio
del Jardín Botánico de la Universidad
de Valencia estudiamos diversas
patologías vegetales, nos pidieron
a mi compañero el Dr. García
Breijo y a mí que viésemos que es
lo que le pasaba al plátano porque
se notaba que estaba enfermo.
Aunque no soy nacido en Biar, me
considero un biarense más, mi abuela
era de aquí y yo, con mis padres
y hermanos, vengo ininterrumpi-
Aspecto general del plátano y su entorno el día que tomamos las muestras, 18 de
agosto de 2007.
B I A R 2 0 0 8 153
COL·LABORACIONS LITERARIES