Martí pervive en el estudiantado - Juventud Rebelde

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04 NACIONAL SÁBADO 19 DE MAYO DE 2007 juventud rebelde Martí, el hombre por OSVIEL CASTRO MEDEL y HUGO ARMAS PÉREZ corresp@jrebelde.cip.cu DOS RÍOS, Granma.— El suceso siempre nos asalta con un signo de aflicción, sobre todo cuando meditamos que el combate de aquella tarde, en las cercanías de Contramaestre, fue el primero de Martí, el «Presidente», como le habían llamado respetuosamente en esos días lluviosos. Imaginamos al hombre de versos, vestido con pantalón claro, saco oscuro y sombrero de castor, galopar con su fogoso caballo hacia la línea de tiradores españoles y caer casi en las narices de sus enemigos. Imaginamos el rostro lloroso de quienes, horas antes, lo habían escuchado y aplaudido con felicidad en Vuelta Grande. Porque el 19 de mayo de 1895, hasta el mediodía, había sido fecha de dicha: la esperada tropa de Bartolomé Masó, de unos 300 hombres, llegaba al fin a las inmediaciones de Dos Ríos. Y allá, en la Vuelta... se respiraba la fiesta por el encuentro y por las palabras de «magia» del Delegado. «¡Qué guerra esta! (...) que al lado de un instante de ligero placer, aparece otro de amarguísimo dolor. Ya nos falta el mejor de los compañeros y el alma podemos decir del levantamiento», diría Máximo Gómez en su Diario de Campaña para reflejar cómo la alegría se trastrocó en pena. Muchos acababan de conocer al líder y otros llevaban apenas días con él; y, sin embargo, todos sintieron aquella pérdida terrible. No solo porque había caído el organizador de la contienda sino, por encima de todo, el hombre de carne y hueso que cautivaba con la acción y la palabra. Una prueba grandiosa de que el Maestro despertaba simpatías enseguida, está en la sentencia de Rosalío Pacheco, el prefecto de Dos Ríos, quien apenas lo conocía: «Por usted doy mi vida». O en el acto de Emilia Sánchez, la esposa de este, que, según la tradición de los pobladores de Dos Ríos «enterró una botella con la sangre de Martí en el sitio exacto donde él cayó» como señal de veneración. DÉCIMAS AL HÉROE En las proximidades de Dos Ríos, Martí pasó los últimos diez días de su vida, en campamentos como los de Travesía 1, Travesía 2, Vuelta Grande, La Jatía... Y ese tiempo bastó para que se ganara la admiración de los moradores de la comarca y la de los soldados insurrectos de la tropa de Jiguaní. Por eso, la tragedia del 19 de mayo hizo nacer décimas de indignación en la zona, como esta que en 1983, con 109 años, nos memorizara el mambí Jesús Pérez Maldonado, quien vivió hasta los 111 en las inmediaciones de La Yaya: «¡A esgrimir el machete insurrecto/ ¡Guerra a muerte a la pérfida España!/ Cuya inmensa ambición, cuya saña/ Nuestro edén en brutal convirtió/ No haya tregua... luchad con denuedo/En maniguas, ciudades y llanos.../Ya no pueden caber los tiranos/ Donde el noble Martí sucumbió. Esa composición poética no es la única por estos lares. La tradición oral ha recogido fragmentos de otros versos de pueblo que, sin mucho lirismo y con imperfecciones literarias, se refieren al Héroe Nacional. Los pobladores de Dos Ríos han guardado también en su oralidad versiones sobre el día fatal, como aquellas que recuerdan que «Martí se mojó mucho al cruzar el río Contramaestre», Cómo intentaron envenenar al Apóstol Nuevas revelaciones acerca del único atentado conocido contra nuestro Héroe Nacional por LUIS HERNÁNDEZ SERRANO EN el vil envenenamiento que sufrió José Martí en Tampa, Estados Unidos, en 1892, estuvieron implicados directamente dos hombres de origen cubano; uno blanco, del que no se tienen datos hasta hoy, y uno negro que tuvo una trayectoria insólita posteriormente. El hecho ocurrió el 16 de diciembre de 1892, de regreso a Tampa con José Dolores Poyo y otros cubanos, mientras era perseguido secretamente por espías norteamericanos y españoles, cuando chequeaba el trabajo de los clubes patrióticos. Ambos sujetos aprovecharon dos circunstancias propicias: que Martí los tomó como ayudantes personales por la insistencia de ellos y que, dado su agotamiento, el Maestro, tomaba vino de Mariani, un reconstituyente de la época. Por la Sarcocele que padecía, no podía soportar olores demasiado fuertes, de ahí que Martí no tolerara el alcohol. Estos personajes, vendidos a los agentes del gobierno de España, le insistieron en que tomara el vino de Mariani, ya envenenado. Martí enseguida sintió el raro sabor y avisó al doctor cubano Miguel Barbarrosa. ¡Suerte que había bebido solo un trago! El médico le pidió que vomitara, y de inmediato le practicó un lavado de estómago. Llegó también la patriota emigrada Paulina Pedroso, en cuya casa radicaba el Apóstol, y se enteró de lo ocurrido. A los dos días regresaron ambos asesinos. Martí supo que fueron ellos y les habló durante dos horas. Salieron llorando. Martí le dijo a aquella cubana que no se extrañara si de pronto los veía incorporarse a la manigua insurrecta. La primera vez que se escribe esta anécdota, sin muchas explicaciones, es en el libro de Jorge Mañach, Martí el Apóstol, de la Editorial Sopena, Madrid, en 1933, quizás la mejor biografía de nuestro Héroe Nacional. A todas luces el suceso fue contado por Paulina a Gonzalo de Quesada y Aróstegui, a quien conoció en la Florida y le profesó amistad. Lo divulgó después el último médico cubano de Martí en Estados Unidos, Ramón Luis Miranda. También lo hicieron por su parte, el primo de Paulina, Rodolfo Luis Miranda, así como Gustavo y Luciana Govín. Posteriormente el Apóstol habló del envenenamiento a Serafín Sánchez, en cartas escritas en 1892 y 1893. En una de ellas aclaró que ya tenía previa información de que esos maleantes iban a atentar contra su vida. La identidad de los dos personajes permaneció ignorada durante mucho tiempo. «Nuestra investigación ha confirmado que el moreno era Valentín Castro Córdova, natural de Matanzas, donde nació el 14 de febrero de 1868 y murió en La Habana, el 27 de agosto de 1949», dice el historiador Regino Sánchez. Y añade: «Al morir Castro Córdova era capitán del Ejército Nacional, pero había terminado la guerra independentista con los grados de Comandante mambí». Llama la atención el hecho de que Valentín fue uno de los primeros cubanos en alistarse en una expedición de Serafín Sánchez y Carlos Roloff, la cual llegó a Cuba el 24 de julio de crecido en esas fechas y que se fue solo «con un joven al combate». Otras evocan cómo aquella botella con sangre, escondida por Emilia Sánchez, sirvió para levantar lo que es hoy el monumento de Dos Ríos. Porque en el propio 1895, narran los de allí, se clavó después en tierra una cruz de caguairán y se enterró una botella con un acta. Un año más tarde, Gómez y su tropa, según cuenta Enrique Loynaz en sus Memorias de la guerra, colocaron piedras del río alrededor de la cruz, las que quedaron incrustadas en la base del actual obelisco, de diez metros de alto y 16 metros cuadrados, inaugurado el 20 de mayo de 1913, aunque desde entonces ha sufrido algunas modificaciones. DOS HÉROES Poco ha hablado nuestra historiografía de dos hombres ligados a los últimos instantes de Martí: Ángel de la Guardia Bello y Francisco Blanco (Bellito). El primero fue el joven de 20 años a quien el Maestro conminó al combate. No murió de casualidad, pues su caballo fue abatido por los proyectiles españoles y en medio de la balacera espantosa no pudo rescatar el cuerpo del Héroe. Nacido el 16 de febrero de 1875 en Jiguaní, se 1895. El insurrecto perteneció al Departamento Occidental, específicamente al Cuarto Cuerpo de Ejército, y a la Primera División de la Segunda Brigada del Cuartel General. El caso de la transformación de Valentín, de envenenador a patriota, es el vivo ejemplo de lo que podía lograr en las personas la prédica de Martí. La casa que habitaba el Maestro en aquella ocasión en que pretendieron matarlo, era propiedad del matrimonio de Paulina Pedroso —en verdad los apellidos de Paulina eran Hernández Hernández—, y Ruperto Pedroso. Ella nació esclava, el 10 de abril de 1855, en Consolación del Sur, en hizo maestro a los 13 años junto a su padre, Miguel de la Guardia Góngora, y no vaciló en alzarse en armas junto a Bartolomé Masó en las cercanías de Manzanillo, en febrero de 1895. Conoció a Martí la noche del 18 de mayo de 1895, en la que trabaron amistad. De modo que horas después del primer encuentro estuvo dispuesto a dar la vida junto al Apóstol. Cayó con los grados de coronel, en la toma de Las Tunas, el 30 de agosto de 1897, a los 22 años. Fácil era adivinar que iba a ser general antes de los 30. Mientras, Francisco Blanco (Bellito) es el único libertador que muere en las acciones mediante las cuales se intenta rescatar el cuerpo exánime de Martí, cinco días después del holocausto de Dos Ríos. Natural de la zona de Bayamo, hizo vida en Jiguaní y alcanzó por su arrojo los grados de coronel. El Héroe Nacional, en el primer encuentro, el 10 de mayo,lo describe así: «Viene Bellito,el coronel Bellito de Jiguaní, que por enfermo había quedado acá. Lo adivino leal, de ojo claro de asalto, valiente en hacer y en decir. Gusta de hablar su lengua confusa, en que en las palabras inventadas, se le ha de sorprender el pensamiento». Quiso la suerte que estos dos héroes reposaran juntos, en el cementerio de Manzanillo. A principios del siglo pasado el alcalde de esa ciudad, el puertorriqueño Modesto Tirado, por más señas amigo de Martí, organizó una singular expedición para dar sepultura honrosa a los cuerpos de cientos de libertadores que se habían enterrado en distintos parajes. Y así ambos fueron trasladados con honores a ese camposanto costero. EPÍLOGO Martí no está solo en Dos Ríos ni en la admiración cultivada con hálito de novela en los pobladores de esa zona. Vive más allá del rosal del monumento y más allá de los recuerdos o de las voces que lo llamaron con razón Presidente. Vive en una carga a caballo, en el río cercano hecho mar de pasiones, en la palma sembrada sin ortigas, en la décima transfigurada en lluvia, en los ranchos cubanos donde escribió una carta inconclusa, en la verdad del tiempo, dibujado como un hombre que no reposa sino que se levanta con el Sol. La casa de Paulina y Ruperto, en Tampa, donde ocurrieron los hechos. Pinar del Río, pero sus padres, también esclavos, se las ingeniaron para comprar a tiempo su libertad. De Ruperto, su esposo, sin embargo, no hay datos hasta ahora. Paulina, muy joven, logró ir a la Florida, donde conoció a Ruperto y se casaron. Con el dinero que reunieron adquirieron una pequeña fonda donde atendían a los cubanos emigrados. En la Fragua Martiana, en Ciudad de La Habana, se exhiben varias piezas de museo que tienen que ver con el frustrado envenenamiento, entre ellas un pedazo de tabla de la casa donde el Apóstol se encontraba residiendo cuando quisieron asesinarlo.

SEXO SENTIDO CIERTOS tabúes heredados culturalmente inhiben a la mayoría de las personas de pensar, hablar o aprender acerca del uso sexual del ano, sobre todo en parejas heterosexuales. En ocasiones son los hombres quienes se quejan a nuestra sección porque sus mujeres rechazan tales caricias. Otras veces son ellas las inconformes con los remilgos de su pareja. Un tercer grupo, que sí lo practica con deleite, pregunta acerca de las consecuencias que puede traerles. Buscando referencias en la web encontramos un póster premiado en el XI Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual (Venezuela, octubre de 2002), presentado por los doctores de esa nación Gerardo Giménez y Luz Jaimes. Tales autores enumeraron nueve puntos que varones y mujeres suelen desconocer acerca del tema, los cuales coinciden con muchas de las dudas de nuestros lectores cubanos. El primero es que el coito anal es la forma menos practicada de sexualidad relacionada con esa zona del cuerpo: hay muchas otras maneras de disfrutar eróticamente el ano, desde el roce con las manos durante la masturbación, la insinuación o penetración con los dedos durante el coito y el método oral-genital, también conocido como rimming. Estas prácticas no discriminan sexo, pues tanto mujeres como varones heterosexuales de todo el planeta refieren haberlas disfrutado alguna vez sin que su identidad de género o preferencia sexual se «perturbe», como piensan otros. El segundo punto a aclarar es que cualquier estimulación anal, incluyendo el coito, no es necesariamente dolorosa. Aclaran los investigadores: «ese es un mito persistente y dañino. Lo mismo que en cualquier parte del cuerpo, el dolor indica que algo está mal». Basta con superar el error. En el ano confluyen gran cantidad de terminales nerviosas. Cuando es maltratado produce dolor, pero aun así puede generar placer. El sufrimiento responde a la contracción de los músculos anales, que se comportan como si estuviesen combatiendo una invasión, por lo que es preciso esperar a que estos se relajen antes de intentar la penetración. Es lógico entonces que la pareja pasiva opte por decir «no» hasta estar lista para proceder: es decir, hasta que su cuerpo coopere como resultado de «muchas caricias y toques anales lentos y suaves», que propicien el A cargo de MILEYDA MENÉNDEZ DÁVILA. mileyda@jrebelde.cip.cu Otro camino al placer LA Organización Mundial de la Salud advierte que una de cada cinco mujeres tiene probabilidades de ser víctima de una violación o un intento de violación a lo largo de su vida. Cerca de tres millones de mujeres y niñas pierden la vida cada año como consecuencia de la violencia o el abandono por razón de su sexo. En los países donde el nacimiento de un varón deseo, por lo que también debe existir disposición psicológica. CUENTAS NUEVAS Un tercer asunto confuso, a juicio de estos sexólogos, es que muchos dudan de que el coito anal llegue a serles placentero alguna vez si les resultó incómodo en intentos anteriores. Más allá de la voluntad de la persona, algunas causas biológicas pueden haber condicionado esa sensación anterior. Una vez resueltas, el cuerpo estará listo para disfrutar. La más común es la tensión crónica del ano, dolencia presumible cuando la persona es propensa a hemorroides o constipación (estreñimiento) frecuentes. Es necesario entonces familiarizarse con la zona, «enseñarla» a relajarse mediante una palpación cuidadosa —por ejemplo durante el baño—, y también con ejercicios de respiración profunda u otros que incluyan contraerlo y relajarlo a voluntad. La pareja puede llegar al acuerdo de estimular la zona sin que esto presuponga un posterior intento de penetración. «De esa manera quien recibe las caricias, puede concentrarse solo en el placer», y aprende a disfrutar sin temores. El cuarto tópico abordado en el póster se relaciona con el rol que juegan los dos anillos musculares o esfínteres que rodean el orificio anal: el externo está bajo control del sistema nervioso Sexo anal juventud rebelde SÁBADO 19 DE MAYO DE 2007 NACIONAL 05 central y puede tensarse o relajarse cuando se desee, pero el interno es controlado por el sistema nervioso autónomo, encargado de otras funciones no pensadas como los latidos del corazón o la respuesta al estrés. Este anillo responde instintivamente al temor que generan tales prácticas y hace que el ano se tense automáticamente, aún cuando la persona desee en verdad relajarse. Claro que es posible aprender a controlar este músculo tanto como el externo, a fin de aflojarlo a voluntad. Esto implica insertar regularmente el dedo propio y sentir el esfínter, observar su reacción y tratar de relajarse. Es un método nada doloroso y al alcance de cualquiera que se lo proponga. HIGIENE, OPTIMISMO Y SABOR Una quinta verdad es que la estimulación anal provee muchas formas de placer, tanto en el orificio externo como dentro del recto, donde otro grupo de terminaciones nerviosas responde con agrado a la presión, a sabiendas de que estas sensaciones no presagian un movimiento intestinal inminente. En el caso de los varones, en este tramo se facilita la estimulación de la próstata y del extremo inferior o bulbo del pene. Para cualquier persona el placer anal «puede ser tanto psicológico como físico», afirman los sexólogos. se considera un regalo y el de una niña una maldición, se recurre al aborto y el infanticidio selectivos para eliminar a las niñas. En otros donde se considera a las féminas propiedad de los hombres, los padres, hermanos y maridos las asesinan por atreverse a escoger sus propias parejas, llamándole a eso asesinatos «de honor». Un elevado número de ellas mueren por abandono, porque los alimentos y la asistencia médica se destinan antes a sus familiares masculinos. Las mujeres entre 15 y 44 años tienen más probabilidades de ser asesinadas o heridas por Quienes lo han probado afirman que compartir con la pareja este lugar es un acto de apertura y entrega. El sexto argumento es que la estimulación anal puede llevar al orgasmo, tanto en hombres como en mujeres, aunque por mecanismos fisiológicos diferentes. En algunos casos se requiere estimulación de los genitales con las manos, pero la combinación de ambas prácticas resulta excitante, y se considera por algunos expertos como una alternativa adecuada a la anorgasmia y las disfunciones eréctiles. Como séptima recomendación, el trabajo consultado hace referencia a la necesidad de una dieta rica en fibras, que facilite la principal función del ano y el recto, pues cuando las evacuaciones suelen ser forzadas irritan los tejidos anales, causando disconfort y tensión muscular, que atentan contra el deseo de experimentar el sexo en la zona. Frutas frescas, vegetales, granos enteros y salvado de trigo son algunos de los alimentos recomendados. El siguiente tópico es la higiene: como no suele abordarse públicamente las necesidades de esta parte del cuerpo, apenas se toman medidas especiales con ella antes del sexo. Muchas mujeres cometen el error de tratarla como a la vagina. Ambos canales están cubiertos por tejidos suaves o mucosas, pero el recto no produce lubricación, solo una pequeña cantidad de moco, y se puede rasgar fácilmente si no se avanza con cuidado. Por eso es recomendable usar lubricantes de base acuosa, compatibles con el látex del preservativo. Un lavado anal antes del coito ayudará a algunas personas preocupadas a relajarse y no temer por las pequeñas cantidades de heces fecales que puedan quedar en el recto. Por último, los sexólogos señalan que el coito anal puede ser seguro, y aún beneficioso. El peligro de contraer una ITS o de pasar bacterias de esa zona hacia la vagina se anula utilizando condones. De hecho, el sexo oral es más peligroso en ese sentido, y también requiere una barrera de látex. Otras medidas que recomiendan lo sexólogos es no introducir objetos que se puedan quebrar, deshacer o «perder» dentro, o con partes filosas o cortantes. No todos disfrutan de la estimulación anal, pero los que sí lo logran, aseguran que agrega una dimensión extra al repertorio de sensaciones de sus cuerpos. estos sujetos, que la sumatoria de posibilidades de morir debido al cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y la guerra. El brutal tráfico sexual internacional de chicas jóvenes mata a un número incalculable de ellas sin que sus familiares conozcan en muchos casos cual ha sido su paradero. Cada año, aproximadamente 600 000 mujeres mueren al dar a luz en todo el mundo. Según Naciones Unidas, 6 000 niñas sufren mutilación genital cada día, para evitar que el sexo constituya para ellas un placer. Muchas mueren, otras padecen dolores atroces durante el resto de su vida. Pregunte sin pena AD: Perdí mi primer matrimonio por un engaño. Aunque yo lo había hecho en varias ocasiones no dejó de afectarme enormemente. Ahora estoy con la otrora mejor amiga de mi ex mujer y tengo miedo de que me pase lo mismo. Siento que la relación hace casi seis años no es funcional, pero temo a la soledad. Dígame qué puedo hacer en este caso. Tengo 45 años. No se trata solo de lo que pueda, sino de lo que quiera hacer. En términos de posibilidades, usted puede elegir entre rutina o invención. Puede dejarse atrapar por este nudo de displacer o inventarse un modo de girar para buscar una forma de estar con su pareja de mayor compromiso con su particular modo de ser y por tanto más placentera. El temor a estar solo lo deja en esta inercia, pero no impedirá la soledad cuando la relación caiga por el propio peso del malestar acumulado. Lo que expresa en su carta da la impresión de que espera el engaño de ella para resolver el problema. Quizá se repite usted en el dejar desmoronar la relación hasta que su pareja elija dejarlo en una posición de objeto desecho engañado. Las repeticiones de nuestra historia, donde somos al menos coautores, guardan relación con nuestro deseo en la vida. Por eso sería pertinente analizar su relación con lo que llama «engaño», en tanto lo ejecuta, espera y sufre al mismo tiempo. Antes engañaba a su mujer, quien termina siéndole infiel y usted se estabiliza justamente con su mejor amiga para esperar de esta una infidelidad y cierre de la relación. ¿Dónde está usted en estas historias? ¿Hasta qué punto las condiciona? ¿Cómo es que el engaño siempre ronda a su alrededor? Todas las parejas funcionan o no en determinados puntos, a pesar del sueño de ser «felices para siempre» como en los cuentos de hadas. Nadie puede prometer que todo será de maravillas, pero sí es posible contribuir a que la relación marche de un modo placentero y soportable. ¿Qué hace usted para ello? Mariela Rodríguez Méndez. Máster en Psicología y consejera en ITS y VIH /Sida Pie foto: superp do M López recetó che RSCH primer to al cho Jh Moli Foto: ton B ABN

04 NACIONAL<br />

SÁBADO 19 DE MAYO DE 2007 juv<strong>en</strong>tud reb<strong>el</strong>de<br />

<strong>Martí</strong>, <strong>el</strong> hombre<br />

por OSVIEL CASTRO MEDEL y HUGO ARMAS PÉREZ<br />

corresp@jreb<strong>el</strong>de.cip.cu<br />

DOS RÍOS, Granma.— El suceso siempre nos<br />

asalta con un signo de aflicción, sobre todo<br />

cuando meditamos que <strong>el</strong> combate de aqu<strong>el</strong>la<br />

tarde, <strong>en</strong> las cercanías de Contramaestre, fue<br />

<strong>el</strong> primero de <strong>Martí</strong>, <strong>el</strong> «Presid<strong>en</strong>te», como le<br />

habían llamado respetuosam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> esos<br />

días lluviosos.<br />

Imaginamos al hombre de versos, vestido<br />

con pantalón claro, saco oscuro y sombrero de<br />

castor, galopar con su fogoso caballo hacia la<br />

línea de tiradores españoles y caer casi <strong>en</strong> las<br />

narices de sus <strong>en</strong>emigos.<br />

Imaginamos <strong>el</strong> rostro lloroso de qui<strong>en</strong>es,<br />

horas antes, lo habían escuchado y aplaudido<br />

con f<strong>el</strong>icidad <strong>en</strong> Vu<strong>el</strong>ta Grande. Porque <strong>el</strong> 19<br />

de mayo de 1895, hasta <strong>el</strong> mediodía, había<br />

sido fecha de dicha: la esperada tropa de Bartolomé<br />

Masó, de unos 300 hombres, llegaba<br />

al fin a las inmediaciones de Dos Ríos. Y allá,<br />

<strong>en</strong> la Vu<strong>el</strong>ta... se respiraba la fiesta por <strong>el</strong> <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />

y por las palabras de «magia» d<strong>el</strong> D<strong>el</strong>egado.<br />

«¡Qué guerra esta! (...) que al lado de un instante<br />

de ligero placer, aparece otro de amarguísimo<br />

dolor. Ya nos falta <strong>el</strong> mejor de los compañeros<br />

y <strong>el</strong> alma podemos decir d<strong>el</strong> levantami<strong>en</strong>to»,<br />

diría Máximo Gómez <strong>en</strong> su Diario de<br />

Campaña para reflejar cómo la alegría se trastrocó<br />

<strong>en</strong> p<strong>en</strong>a.<br />

Muchos acababan de conocer al líder y<br />

otros llevaban ap<strong>en</strong>as días con él; y, sin embargo,<br />

todos sintieron aqu<strong>el</strong>la pérdida terrible. No<br />

solo porque había caído <strong>el</strong> organizador de la<br />

conti<strong>en</strong>da sino, por <strong>en</strong>cima de todo, <strong>el</strong> hombre<br />

de carne y hueso que cautivaba con la acción y<br />

la palabra.<br />

Una prueba grandiosa de que <strong>el</strong> Maestro<br />

despertaba simpatías <strong>en</strong>seguida, está <strong>en</strong> la<br />

s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de Rosalío Pacheco, <strong>el</strong> prefecto de<br />

Dos Ríos, qui<strong>en</strong> ap<strong>en</strong>as lo conocía: «Por<br />

usted doy mi vida». O <strong>en</strong> <strong>el</strong> acto de Emilia<br />

Sánchez, la esposa de este, que, según la tradición<br />

de los pobladores de Dos Ríos «<strong>en</strong>terró<br />

una bot<strong>el</strong>la con la sangre de <strong>Martí</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

sitio exacto donde él cayó» como señal de<br />

v<strong>en</strong>eración.<br />

DÉCIMAS AL HÉROE<br />

En las proximidades de Dos Ríos, <strong>Martí</strong> pasó<br />

los últimos diez días de su vida, <strong>en</strong> campam<strong>en</strong>tos<br />

como los de Travesía 1, Travesía 2, Vu<strong>el</strong>ta<br />

Grande, La Jatía... Y ese tiempo bastó para<br />

que se ganara la admiración de los moradores<br />

de la comarca y la de los soldados insurrectos<br />

de la tropa de Jiguaní.<br />

Por eso, la tragedia d<strong>el</strong> 19 de mayo hizo nacer<br />

décimas de indignación <strong>en</strong> la zona, como esta que<br />

<strong>en</strong> 1983, con 109 años, nos memorizara <strong>el</strong> mambí<br />

Jesús Pérez Maldonado, qui<strong>en</strong> vivió hasta los<br />

111 <strong>en</strong> las inmediaciones de La Yaya: «¡A esgrimir<br />

<strong>el</strong> machete insurrecto/ ¡Guerra a muerte a la pérfida<br />

España!/ Cuya inm<strong>en</strong>sa ambición, cuya saña/<br />

Nuestro edén <strong>en</strong> brutal convirtió/ No haya tregua...<br />

luchad con d<strong>en</strong>uedo/En maniguas, ciudades y llanos.../Ya<br />

no pued<strong>en</strong> caber los tiranos/ Donde <strong>el</strong><br />

noble <strong>Martí</strong> sucumbió.<br />

Esa composición poética no es la única por<br />

estos lares. La tradición oral ha recogido fragm<strong>en</strong>tos<br />

de otros versos de pueblo que, sin mucho<br />

lirismo y con imperfecciones literarias, se<br />

refier<strong>en</strong> al Héroe Nacional.<br />

Los pobladores de Dos Ríos han guardado<br />

también <strong>en</strong> su oralidad versiones sobre <strong>el</strong> día<br />

fatal, como aqu<strong>el</strong>las que recuerdan que «<strong>Martí</strong><br />

se mojó mucho al cruzar <strong>el</strong> río Contramaestre»,<br />

Cómo int<strong>en</strong>taron <strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ar al Apóstol<br />

Nuevas rev<strong>el</strong>aciones acerca d<strong>el</strong> único at<strong>en</strong>tado conocido contra<br />

nuestro Héroe Nacional<br />

por LUIS HERNÁNDEZ SERRANO<br />

EN <strong>el</strong> vil <strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to que sufrió<br />

José <strong>Martí</strong> <strong>en</strong> Tampa, Estados Unidos,<br />

<strong>en</strong> 1892, estuvieron implicados<br />

directam<strong>en</strong>te dos hombres de orig<strong>en</strong><br />

cubano; uno blanco, d<strong>el</strong> que no<br />

se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> datos hasta hoy, y uno<br />

negro que tuvo una trayectoria insólita<br />

posteriorm<strong>en</strong>te.<br />

El hecho ocurrió <strong>el</strong> 16 de diciembre<br />

de 1892, de regreso a Tampa<br />

con José Dolores Poyo y otros cubanos,<br />

mi<strong>en</strong>tras era perseguido secretam<strong>en</strong>te<br />

por espías norteamericanos<br />

y españoles, cuando chequeaba<br />

<strong>el</strong> trabajo de los clubes patrióticos.<br />

Ambos sujetos aprovecharon dos<br />

circunstancias propicias: que <strong>Martí</strong><br />

los tomó como ayudantes personales<br />

por la insist<strong>en</strong>cia de <strong>el</strong>los y que,<br />

dado su agotami<strong>en</strong>to, <strong>el</strong> Maestro,<br />

tomaba vino de Mariani, un reconstituy<strong>en</strong>te<br />

de la época.<br />

Por la Sarcoc<strong>el</strong>e que padecía, no<br />

podía soportar olores demasiado<br />

fuertes, de ahí que <strong>Martí</strong> no tolerara<br />

<strong>el</strong> alcohol.<br />

Estos personajes, v<strong>en</strong>didos a los<br />

ag<strong>en</strong>tes d<strong>el</strong> gobierno de España, le<br />

insistieron <strong>en</strong> que tomara <strong>el</strong> vino de<br />

Mariani, ya <strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ado. <strong>Martí</strong> <strong>en</strong>seguida<br />

sintió <strong>el</strong> raro sabor y avisó al<br />

doctor cubano Migu<strong>el</strong> Barbarrosa.<br />

¡Suerte que había bebido solo un trago!<br />

El médico le pidió que vomitara,<br />

y de inmediato le practicó un lavado<br />

de estómago.<br />

Llegó también la patriota emigrada<br />

Paulina Pedroso, <strong>en</strong> cuya casa<br />

radicaba <strong>el</strong> Apóstol, y se <strong>en</strong>teró de lo<br />

ocurrido. A los dos días regresaron<br />

ambos asesinos. <strong>Martí</strong> supo que<br />

fueron <strong>el</strong>los y les habló durante dos<br />

horas. Salieron llorando. <strong>Martí</strong> le dijo<br />

a aqu<strong>el</strong>la cubana que no se extrañara<br />

si de pronto los veía incorporarse<br />

a la manigua insurrecta.<br />

La primera vez que se escribe<br />

esta anécdota, sin muchas explicaciones,<br />

es <strong>en</strong> <strong>el</strong> libro de Jorge<br />

Mañach, <strong>Martí</strong> <strong>el</strong> Apóstol, de la Editorial<br />

Sop<strong>en</strong>a, Madrid, <strong>en</strong> 1933, quizás<br />

la mejor biografía de nuestro<br />

Héroe Nacional.<br />

A todas luces <strong>el</strong> suceso fue contado<br />

por Paulina a Gonzalo de Quesada<br />

y Aróstegui, a qui<strong>en</strong> conoció <strong>en</strong><br />

la Florida y le profesó amistad. Lo<br />

divulgó después <strong>el</strong> último médico<br />

cubano de <strong>Martí</strong> <strong>en</strong> Estados Unidos,<br />

Ramón Luis Miranda. También lo<br />

hicieron por su parte, <strong>el</strong> primo de<br />

Paulina, Rodolfo Luis Miranda, así<br />

como Gustavo y Luciana Govín.<br />

Posteriorm<strong>en</strong>te <strong>el</strong> Apóstol habló d<strong>el</strong><br />

<strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to a Serafín Sánchez,<br />

<strong>en</strong> cartas escritas <strong>en</strong> 1892 y 1893. En<br />

una de <strong>el</strong>las aclaró que ya t<strong>en</strong>ía previa<br />

información de que esos maleantes<br />

iban a at<strong>en</strong>tar contra su vida.<br />

La id<strong>en</strong>tidad de los dos personajes<br />

permaneció ignorada durante mucho<br />

tiempo. «Nuestra investigación<br />

ha confirmado que <strong>el</strong> mor<strong>en</strong>o era<br />

Val<strong>en</strong>tín Castro Córdova, natural de<br />

Matanzas, donde nació <strong>el</strong> 14 de febrero<br />

de 1868 y murió <strong>en</strong> La Habana,<br />

<strong>el</strong> 27 de agosto de 1949», dice<br />

<strong>el</strong> historiador Regino Sánchez. Y<br />

añade: «Al morir Castro Córdova era<br />

capitán d<strong>el</strong> Ejército Nacional, pero<br />

había terminado la guerra indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tista<br />

con los grados de Comandante<br />

mambí».<br />

Llama la at<strong>en</strong>ción <strong>el</strong> hecho de que<br />

Val<strong>en</strong>tín fue uno de los primeros cubanos<br />

<strong>en</strong> alistarse <strong>en</strong> una expedición de<br />

Serafín Sánchez y Carlos Roloff, la<br />

cual llegó a Cuba <strong>el</strong> 24 de julio de<br />

crecido <strong>en</strong> esas fechas y que se fue solo «con<br />

un jov<strong>en</strong> al combate».<br />

Otras evocan cómo aqu<strong>el</strong>la bot<strong>el</strong>la con sangre,<br />

escondida por Emilia Sánchez, sirvió para<br />

levantar lo que es hoy <strong>el</strong> monum<strong>en</strong>to de Dos<br />

Ríos. Porque <strong>en</strong> <strong>el</strong> propio 1895, narran los de<br />

allí, se clavó después <strong>en</strong> tierra una cruz de caguairán<br />

y se <strong>en</strong>terró una bot<strong>el</strong>la con un acta.<br />

Un año más tarde, Gómez y su tropa, según<br />

cu<strong>en</strong>ta Enrique Loynaz <strong>en</strong> sus Memorias de la<br />

guerra, colocaron piedras d<strong>el</strong> río alrededor de<br />

la cruz, las que quedaron incrustadas <strong>en</strong> la<br />

base d<strong>el</strong> actual ob<strong>el</strong>isco, de diez metros de<br />

alto y 16 metros cuadrados, inaugurado <strong>el</strong> 20<br />

de mayo de 1913, aunque desde <strong>en</strong>tonces ha<br />

sufrido algunas modificaciones.<br />

DOS HÉROES<br />

Poco ha hablado nuestra historiografía de<br />

dos hombres ligados a los últimos instantes<br />

de <strong>Martí</strong>: Áng<strong>el</strong> de la Guardia B<strong>el</strong>lo y Francisco<br />

Blanco (B<strong>el</strong>lito).<br />

El primero fue <strong>el</strong> jov<strong>en</strong> de 20 años a qui<strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

Maestro conminó al combate. No murió de casualidad,<br />

pues su caballo fue abatido por los proyectiles<br />

españoles y <strong>en</strong> medio de la balacera espantosa<br />

no pudo rescatar <strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> Héroe.<br />

Nacido <strong>el</strong> 16 de febrero de 1875 <strong>en</strong> Jiguaní, se<br />

1895. El insurrecto pert<strong>en</strong>eció al<br />

Departam<strong>en</strong>to Occid<strong>en</strong>tal, específicam<strong>en</strong>te<br />

al Cuarto Cuerpo de Ejército, y<br />

a la Primera División de la Segunda<br />

Brigada d<strong>el</strong> Cuart<strong>el</strong> G<strong>en</strong>eral.<br />

El caso de la transformación de<br />

Val<strong>en</strong>tín, de <strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ador a patriota,<br />

es <strong>el</strong> vivo ejemplo de lo que podía<br />

lograr <strong>en</strong> las personas la prédica de<br />

<strong>Martí</strong>.<br />

La casa que habitaba <strong>el</strong> Maestro<br />

<strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>la ocasión <strong>en</strong> que pret<strong>en</strong>dieron<br />

matarlo, era propiedad d<strong>el</strong> matrimonio<br />

de Paulina Pedroso —<strong>en</strong> verdad<br />

los ap<strong>el</strong>lidos de Paulina eran Hernández<br />

Hernández—, y Ruperto<br />

Pedroso.<br />

Ella nació esclava, <strong>el</strong> 10 de abril<br />

de 1855, <strong>en</strong> Consolación d<strong>el</strong> Sur, <strong>en</strong><br />

hizo maestro a los 13 años junto a su padre,<br />

Migu<strong>el</strong> de la Guardia Góngora, y no vaciló <strong>en</strong><br />

alzarse <strong>en</strong> armas junto a Bartolomé Masó <strong>en</strong> las<br />

cercanías de Manzanillo, <strong>en</strong> febrero de 1895.<br />

Conoció a <strong>Martí</strong> la noche d<strong>el</strong> 18 de mayo de<br />

1895, <strong>en</strong> la que trabaron amistad. De modo que<br />

horas después d<strong>el</strong> primer <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro estuvo dispuesto<br />

a dar la vida junto al Apóstol. Cayó con<br />

los grados de coron<strong>el</strong>, <strong>en</strong> la toma de Las Tunas,<br />

<strong>el</strong> 30 de agosto de 1897, a los 22 años. Fácil era<br />

adivinar que iba a ser g<strong>en</strong>eral antes de los 30.<br />

Mi<strong>en</strong>tras, Francisco Blanco (B<strong>el</strong>lito) es <strong>el</strong><br />

único libertador que muere <strong>en</strong> las acciones<br />

mediante las cuales se int<strong>en</strong>ta rescatar <strong>el</strong><br />

cuerpo exánime de <strong>Martí</strong>, cinco días después<br />

d<strong>el</strong> holocausto de Dos Ríos.<br />

Natural de la zona de Bayamo, hizo vida <strong>en</strong><br />

Jiguaní y alcanzó por su arrojo los grados de coron<strong>el</strong>.<br />

El Héroe Nacional, <strong>en</strong> <strong>el</strong> primer <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro, <strong>el</strong><br />

10 de mayo,lo describe así: «Vi<strong>en</strong>e B<strong>el</strong>lito,<strong>el</strong> coron<strong>el</strong><br />

B<strong>el</strong>lito de Jiguaní, que por <strong>en</strong>fermo había quedado<br />

acá. Lo adivino leal, de ojo claro de asalto,<br />

vali<strong>en</strong>te <strong>en</strong> hacer y <strong>en</strong> decir. Gusta de hablar su<br />

l<strong>en</strong>gua confusa, <strong>en</strong> que <strong>en</strong> las palabras inv<strong>en</strong>tadas,<br />

se le ha de sorpr<strong>en</strong>der <strong>el</strong> p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to».<br />

Quiso la suerte que estos dos héroes reposaran<br />

juntos, <strong>en</strong> <strong>el</strong> cem<strong>en</strong>terio de Manzanillo. A<br />

principios d<strong>el</strong> siglo pasado <strong>el</strong> alcalde de esa ciudad,<br />

<strong>el</strong> puertorriqueño Modesto Tirado, por más<br />

señas amigo de <strong>Martí</strong>, organizó una singular expedición<br />

para dar sepultura honrosa a los cuerpos de<br />

ci<strong>en</strong>tos de libertadores que se habían <strong>en</strong>terrado<br />

<strong>en</strong> distintos parajes. Y así ambos fueron trasladados<br />

con honores a ese camposanto costero.<br />

EPÍLOGO<br />

<strong>Martí</strong> no está solo <strong>en</strong> Dos Ríos ni <strong>en</strong> la admiración<br />

cultivada con hálito de nov<strong>el</strong>a <strong>en</strong> los<br />

pobladores de esa zona.<br />

Vive más allá d<strong>el</strong> rosal d<strong>el</strong> monum<strong>en</strong>to y<br />

más allá de los recuerdos o de las voces que<br />

lo llamaron con razón Presid<strong>en</strong>te.<br />

Vive <strong>en</strong> una carga a caballo, <strong>en</strong> <strong>el</strong> río cercano<br />

hecho mar de pasiones, <strong>en</strong> la palma sembrada<br />

sin ortigas, <strong>en</strong> la décima transfigurada<br />

<strong>en</strong> lluvia, <strong>en</strong> los ranchos cubanos donde escribió<br />

una carta inconclusa, <strong>en</strong> la verdad d<strong>el</strong> tiempo,<br />

dibujado como un hombre que no reposa<br />

sino que se levanta con <strong>el</strong> Sol.<br />

La casa de Paulina y Ruperto, <strong>en</strong> Tampa, donde ocurrieron los hechos.<br />

Pinar d<strong>el</strong> Río, pero sus padres, también<br />

esclavos, se las ing<strong>en</strong>iaron para<br />

comprar a tiempo su libertad. De<br />

Ruperto, su esposo, sin embargo, no<br />

hay datos hasta ahora.<br />

Paulina, muy jov<strong>en</strong>, logró ir a la<br />

Florida, donde conoció a Ruperto y<br />

se casaron. Con <strong>el</strong> dinero que reunieron<br />

adquirieron una pequeña fonda<br />

donde at<strong>en</strong>dían a los cubanos<br />

emigrados.<br />

En la Fragua Martiana, <strong>en</strong> Ciudad<br />

de La Habana, se exhib<strong>en</strong> varias piezas<br />

de museo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que ver<br />

con <strong>el</strong> frustrado <strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to,<br />

<strong>en</strong>tre <strong>el</strong>las un pedazo de tabla de la<br />

casa donde <strong>el</strong> Apóstol se <strong>en</strong>contraba<br />

residi<strong>en</strong>do cuando quisieron asesinarlo.

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