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IKER 26 Pirinioetako hizkuntzak: lehena eta oraina - Euskaltzaindia

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FERNANDO GONZÁLEZ OLLÉ<br />

dos, hechos probables, al presentar de modo obligadamente esquemático<br />

cuestiones controvertidas por arqueólogos e historiadores. Pero es necesario<br />

contar con unos datos, al menos aproximados, para enmarcar la historia lingüística.<br />

Entre ellos, imprescindible, la secuencia operada en el emplazamiento<br />

de los vascones, 17 dada su localización en Hispania y en Galia.<br />

Desde la toma de conciencia social —dígase siglo xvii— sobre la unidad<br />

de ambas vertientes pirenaicas, un movimiento de sur a norte, de Hispania<br />

hacia Aquitania, era idea generalizada entre historiadores y creencia común.<br />

Frente a ella, destacados especialistas deslizan, mediado el siglo xx, una actitud<br />

antitética. Se sorprendía ya Michelena (1961: 450) porque “no hace aún mucho<br />

se trataba de presentar el vasco de Francia como una penetración tardía<br />

desde España”, para “invertir los términos y a hacer del vasco de España un<br />

exiguo apéndice cispirenaico del aquitano”.<br />

En un artículo póstumo (1985) ratifica el anterior: las huellas del euskera<br />

son mucho más claras y abundantes al norte que al sur. La extravagancia del<br />

título (palabras alemanas unidas por un signo algebraico), con el cuerpo en<br />

español; la confesada condición “desvergonzada” del estudio (¿velada alusión<br />

maliciosa a colegas?; la ironía amarga hasta la mordacidad, etc., obligan a asumir<br />

con cautela su contenido. Recuerda el “carácter recesivo” de esta lengua,<br />

“más que sobradamente probado”. Insiste, como tantas veces, en la condición<br />

regresiva de su lengua, quizá para proclamar con desgarro, en explícito acto de<br />

sola fe, que, a pesar de las nuevas y desfavorables investigaciones, el vascuence<br />

se hablaba hacía dos mil años en ambas vertientes pirenaicas.<br />

Acaso explique su actitud el saber que para Schmoll la población del actual<br />

territorio navarro era indoeuropea. Su mapa del éuskaro (el grupo lingüístico<br />

aquitano-vasco) reducía la presencia, mínima, a los valles de Salazar y<br />

Roncal. Sólo en época romana o altomedieval se habría producido un masivo<br />

desplazamiento meridional. Pero hallazgos epigráficos, como la inscripción de<br />

Lerga, 1960, sustentadora de tres antropónimos, aunque indatados, en correspondencia<br />

con los aquitanos, favorecen una supuesta extensión del vascuence<br />

peninsular. Posteriormente, dispersos por la zona media de Navarra, algunos<br />

en el área occidental, por tanto coincidentes con la zona alavesa de antropónimos<br />

indoeuropeos, aparecieron cinco teónimos de filiación vascónica (Velaza,<br />

1995: 213b). Para Gorrochategui (1995: 228), muestran que “la lengua vasca<br />

fue una lengua usada en la zona vasconavarra en la antigüedad”, si bien sus<br />

17 No se olvide la oportuna prevención de Gorrochategui: ni todos los vascones eran vascófonos,<br />

ni todos los vascófonos eran vascones.<br />

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