IKER 26 Pirinioetako hizkuntzak: lehena eta oraina - Euskaltzaindia

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AMAIERA / ACTO DE CLAUSURA
No hay lenguas mejores que otras: todas son igualmente normales y todas
sirven para expresar una determinada visión del universo. Por consiguiente,
ninguna lengua debe ser despreciada, ni porque el número de hablantes sea
reducido ni porque sea pequeño el territorio de que son propias. La extensión
territorial y el número de hablantes son cuestiones que pueden, sin embargo,
manipularse y se manipulan por razones de poder.
Sabemos por experiencia directa que la diversidad lingüística incomoda a
los poderes centralistas, unitaristas, porque sienten que amenaza su ámbito y
su capacidad de dominio. Es cierto que la diversidad implica complejidad.
Pero ello no puede anular la grandeza más distintiva de la humanidad. La
heterogeneidad nos hace esencialmente personas libres.
Es políticamente correcto defender la variación como una riqueza. No
obstante, como que esa actitud puede perturbar la hegemonía de los más
fuertes, se instrumentaliza, procurando provincianizar las diferencias, folklorizarlas.
La igualdad entre las personas solo puede basarse en la diferencia; para ser
con pleno derecho hemos de ser diferentes, puesto que ser es ser diferente.
La mundialización nos habla de mestizaje, de eliminación de fronteras.
Pero solo será enriquecedora si preserva y defiende la identidad individual y
colectiva, porque precisamente es esa identidad la que cada uno y cada grupo
debe aportar a la globalización. Se es auténticamente universal solo desde la
impregnación de las propias raíces.
La universalidad se sostiene desde el particularismo, porque si prescindimos
de él llegamos a la nada, al vacío. ¿Tiene algún sentido la solidaridad de
que tanto hablamos, si no es desde la aceptación de la diferencia? Con la igualación
nadie puede solidarizarse si no es consigo mismo.
El mundo es un mosaico espléndido, si se mantiene el conjunto de piezas,
todas distintas, de medidas y de cromatismos diversos, en que cada una es
igualmente imprescindible para mantener su integridad.
* * *
Este Congreso que ahora clausuramos se ha ocupado de análisis distintos
y complementarios sobre el euskara, el aragonés, el occitano y el catalán, como
idiomas que se sitúan en la frontera del imaginario colectivo; que marca la
distinción entre la Península ibérica y el resto de Europa: los Pirineos.