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funciones fundamentales: por un lado, como expuso Lacan, establece “a relation between the organism and its reality” (“Mirror Stage” 5), iniciándose un proceso de formación del yo en el que “the mirror-image would seem to be the threshold of the visible world” (3). Esta identificación primaria con una imagen ajena será la primera toma de contacto del sujeto con su realidad circundante y lo que posteriormente condicionará su determinación social a lo largo de su peripecia urbana. De la misma manera, cuando más adelante en otro paseo Isidora no puede dejar de “contemplar su faz en el vidrio para ver qué tal iba” (La desheredada 172), el júbilo del sujeto que se ve reflejado mediante su propia mirada se traduce en un narcisismo infantil, primario, motivado por el puro embeleso y el placer de contemplarse, que Freud definió como la actitud de una persona hacia su propio cuerpo “who treats his own body in the same way in which a body of a sexual object is ordinarily treated –who looks at it, admires it, strokes it and fondles it till he obtains complete satisfaction through these activities” (Freud, “On Narcissism” 3). Esta primera identificación con su propia imagen en el cristal del escaparate urbano se considera esencial en el proceso formativo, pues no sólo opera una transformación profunda en el sujeto que marcará todo su desarrollo mental, al identificarse éste con una forma “that in-forms the subject and makes possible the process of identification with it” (Muller, Lacan 28), sino también porque funcionará como matriz psicológica para futuros espejos sociales, erigiéndose así como “the symbolic matrix in which the I is precipitated in a primordial form, before it is objectified in the dialectic of identification with the other” (Lacan, “Mirror Stage” 2). De hecho, en esta primera imagen en el escaparate existe ya una poderosa determinación social que impele al personaje a salir a la calle, ir de compras e ir de paseo, y que está íntimamente relacionada con la segunda función que el cristal del 82

escaparate cumple: proyectar la carga afectiva (catexis) sobre un objeto, lo que inducirá a la idealización de su propia imagen. En la primera etapa de narcisismo primario que se corresponde con un primer proceso infantil de identificación del sujeto, el personaje desarrolla una profunda fijación hacia un objeto que contribuirá a satisfacer su placer. Aunque Freud distingue entre “libidinal cathexis of the object” –el amor hacia un objeto— y “libidinal cathexis of the self” –el puro narcisismo— parece acertado señalar que en el caso de la protagonista de La desheredada el placer que le generan los objetos de lujo de los escaparates, caprichos y superfluidades, está íntimamente relacionado con el placer que le produce ver su propia imagen reflejada en el cristal. Esto es así porque Isidora desarrolla un narcisismo secundario el cual, según explica Hernández-Pecoraro, “offers the subject idealized versions of himself which, although false, gives the anaclitic (narcissistic) subject an illusion of fullness of self and meaning” (“Cervantes’s Galatea” 15-16). Esta sería la forma en que, según las teorías de Freud y Lacan sobre la subjetividad masculina y femenina, el sujeto masculino se ve a sí mismo, y ama al otro, esto es, al reflejo de ellos mismos en el espejo. En estos términos, Isidora en su paseo por la calle construye una subjetividad masculina que le permite amar “anaclitically”, esto es, “love herself in the idealized and specular other” (Freud, Complete Psychological 88), en este caso, el objeto que admira en el escaparate. Treurniet define el objeto anaclítico como sigue: “This object-love follows gradually from the child’s discovery that the object is a source of pleasure and that he is dependent on the object for the fulfillment of his needs. This is the so-called need-satisfying, or anaclitic object” (“Introduction” 79). Si el objeto anaclítico, en language freudiano, es aquel que el sujeto busca para proporcionarle placer en su manifestación más primaria, entonces los artículos de lujo y la trapería en el 83

funciones fundamentales: por un lado, como expuso Lacan, establece “a relation<br />

between the organism and its reality” (“Mirror Stage” 5), iniciándose un proceso de<br />

formación del yo en el que “the mirror-image would seem to be the threshold of the<br />

visible world” (3). Esta identificación primaria con una imagen ajena será la primera<br />

toma de contacto del sujeto con su realidad circundante y lo que posteriormente<br />

condicionará su determinación social a lo largo de su peripecia urbana. De la misma<br />

manera, cuando más adelante en otro paseo Isidora no puede dejar de “contemplar su<br />

faz en el vidrio para ver qué tal iba” (La desheredada 172), el júbilo del sujeto que se<br />

ve reflejado mediante su propia mirada se traduce en un narcisismo infantil, primario,<br />

motivado por el puro embeleso y el placer de contemplarse, que Freud definió como la<br />

actitud de una persona hacia su propio cuerpo “who treats his own body in the same<br />

way in which a body of a sexual object is ordinarily treated –who looks at it, admires<br />

it, strokes it and fondles it till he obtains complete satisfaction through these<br />

activities” (Freud, “On Narcissism” 3).<br />

Esta primera identificación con su propia imagen en el cristal del escaparate<br />

urbano se considera esencial en el proceso formativo, pues no sólo opera una<br />

transformación profunda en el sujeto que marcará todo su desarrollo mental, al<br />

identificarse éste con una forma “that in-forms the subject and makes possible the<br />

process of identification with it” (Muller, Lacan 28), sino también porque funcionará<br />

como matriz psicológica para futuros espejos sociales, erigiéndose así como “the<br />

symbolic matrix in which the I is precipitated in a primordial form, before it is<br />

objectified in the dialectic of identification with the other” (Lacan, “Mirror Stage” 2).<br />

De hecho, en esta primera imagen en el escaparate existe ya una poderosa<br />

determinación social que impele al personaje a salir a la calle, ir de compras e ir de<br />

paseo, y que está íntimamente relacionada con la segunda función que el cristal del<br />

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