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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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lazos emocionales típicos del mundo rural y así, una vez llegada la revolución, Samar<br />

podrá dedicarse a amar a su novia. El amor no sólo asegura la felicidad del sujeto<br />

individual, sino también del colectivo: según Freud, los vínculos de amor o los lazos<br />

sentimentales “constituyen la esencia del alma de las masas”, a la que el individuo se<br />

entrega “porque siente la necesidad de estar de acuerdo con ellos, por amor de ellos”<br />

(“Psicología de las masas” 87-88). Ahora bien, tras la muerte de Amparo, el<br />

comunista Samar se desliga de todo sentimentalismo lo que le lleva a imaginar una<br />

ciudad futura muy diferente: la ciudad “con rumores de colmena. Toda fábrica y<br />

talleres” (Siete domingos 403), una ciudad impulsada por el entusiasmo colectivo (el<br />

ser social sigue siendo fundamental en este tipo de sociedad), pero volcado éste en el<br />

progreso mecánico, no en el sentimentalismo, porque “los sentimientos son un lujo<br />

que el hombre paga muy caro” (405). Está aquí contenida la idea de que las relaciones<br />

sociales dependen de las fuerzas productivas, de las máquinas y del desarrollo<br />

industrial, imagen reforzada cuando en el sueño de Samar, éste imagina una ciudad de<br />

casas<br />

con banderas rojas… desteñidas unas por el sol, rasgadas otras por el viento.<br />

En el centro una calle interminable con el suelo de cristal, a cuyo través se<br />

veían correr los trenes del metro ocupados por elegantes topos y nutrias. A un<br />

lado de la calle se alineaban hasta el infinito mujeres desnudas blancas,<br />

morenas, rubias, trigueñas. Al otro, hombres desnudos de todos los matices y<br />

edades. No se veía el fin de la calle. Las dos filas se unían en la lejanía. Los<br />

hombres cantaban al amor y las mujeres a la libertad, mientras la ciudad entera<br />

se afanaba en talleres y fábricas. (Siete domingos 403-04)<br />

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