'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University
'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University 'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University
en el que “no hay más que ladrones y muertos de hambre”, plagado de “piojos y podredumbre” (Siete domingos 233) y al que “la brigada social tenía siempre quehacer atrasado” (41). Mediante esta construcción el narrador concede una visibilidad al barrio, no sólo a modo de crítica social, sino como espacio en el que se concentran gentes que desafiarán las leyes del determinismo ambiental y se alzarán contra su situación de podredumbre. No deja de ser significativo que a pesar de la miseria y oscuridad que domina este barrio, Sender se refiere al mismo como “una barriada luminosa y alegre” (143), precisamente porque es una barriada obrera, expresión reservada para las barriadas que crecieron más allá del ensanche según documenta Juliá (Madrid 1931-1934 48), no tanto porque sean obreros los que pueblen estas zonas, sino por la cantidad de pequeñas industrias, de artesanos y de tiendas que dan el aire de una intensa vida de trabajo a estas zonas. De aquí mana la luminosidad del torrente proletario responsable de la estrategia de los anarcosindicalistas y de la destrucción de todo vestigio de instituciones gubernamentales. Como insinuara Isidro Maltrana en La horda o Víctor en La Venus mecánica, Madrid depende del extrarradio para funcionar, pues la urbe “no existía sin el esfuerzo de aquellos hombres de los arrabales, a quienes la urbe arrojaba con desdén al infierno de las zahurdas” (Venus 267), siendo necesario que esas densas barriadas obreras “que se agarraban a la urbe moderna” (82) se movilicen para “darle al conflicto un carácter revolucionario” (268). La movilización en el extrarradio pasa por proporcionar ideas y armas, tanto al norte como al sur. El sur “vivirá su primera gran revolución industrial” alrededor de los años veinte por localizarse allí “no sólo los ingentes talleres de MZA, sino fábricas de cerveza, como El Águila, Gas Madrid y grandes compañías de material eléctrico, como Osram y Standard Eléctrica” (Esteban, El Madrid 17). Recordemos que uno de los capítulos sobre una reunión clandestina de los 408
sindicalistas que planean un sabotaje para “electrocutar al Madrid burgués”, apagar las luces y dejar a la ciudad “hundida en las sombras” (Siete domingos 156) es narrado por Urbano Fernández, un trabajador del Gas y Electricidad quien, tras estar en la cárcel por sus acciones revolucionarias, cree más que nunca en la violencia como única vía para la revolución. Ello demuestra la importancia de esta zona fabril al sur de la ciudad en la movilización y concienciación de la clase obrera. Esto también se evidencia en otro pasaje de la novela en el que se narra la actividad clandestina en Vallecas, “extensa barriada obrera” al otro lado del río en cuyas calles “grupos obreros leían manifiestos y discutían” lo que según el narrador “anunciaba huelga” (173) y donde José y Helios, dos obreros jóvenes de Artes Gráficas, planean a oscuras imprimir ocho mil ejemplares de un manifiesto clandestino que “volarían como ocho mil palomas rojas de guerra sobre los muelles y los andenes, sobre las vías y las grúas” (176) con el fin de fomentar la participación del obrero de esta zona industrial al sur de Madrid. Vallecas será también el escenario urbano donde Antonio, protagonista de Uno, en la nave de una vaquería, pedirá unión a obreros y albañiles predicando con su mensaje social la promesa firme de una revolución que “modificará las cosas” (Carranque de Ríos 43). Es interesante que en esta novela se hable de los barrios del sur como “la orilla de los negros”, aquélla de “los suburbios, de las fábricas y de los campos”, mientras que los blancos están en la otra orilla, “en la orilla del barrio de Salamanca” (63). Esta distinción espacial y cromática se convierte en una amenaza, que recuerda a la proferida por Isidro Maltrana y que precede tanto a la República como a la guerra civil (recordemos que Uno se ubica en los años inmediatamente anteriores a la República). Si bien en Siete domingos los revolucionarios quemarán un tranvía en el barrio de Salamanca, durante la guerra se volverán a disolver las fronteras urbanas y los negros, “liderados por la Rusia 409
- Page 365 and 366: disolverán la individualidad a la
- Page 367 and 368: calificaban al dictador de “crimi
- Page 369 and 370: ealidad política logró abrirse pa
- Page 371 and 372: particular de un pueblo libre y col
- Page 373 and 374: tuvo lugar un triunfo republicano e
- Page 375 and 376: multitudes han tenido en común en
- Page 377 and 378: las masas” al ser los espacios de
- Page 379 and 380: huelga y sobre el fracaso de la mis
- Page 381 and 382: espacio altamente político revela
- Page 383 and 384: personaje acudirá buscando ubicars
- Page 385 and 386: (94) donde trabaja Carmen, la joven
- Page 387 and 388: workers pushed out into the outskir
- Page 389 and 390: Estos espacios son principalmente e
- Page 391 and 392: como aquellas prácticas que emanan
- Page 393 and 394: 71) y que circula por las calles ur
- Page 395 and 396: ugetista para adquirir una concienc
- Page 397 and 398: multitud” 95). Por tanto, una mul
- Page 399 and 400: del periódico monárquico ABC, un
- Page 401 and 402: en la calle? ¿Qué ocurría en la
- Page 403 and 404: que en su paseo a la sierra compart
- Page 405 and 406: personaje de Uno, ¿hacer literatur
- Page 407 and 408: del Pueblo, así como la polifonía
- Page 409 and 410: esta novela es una huelga revolucio
- Page 411 and 412: cualquier precio el orden social y
- Page 413 and 414: desfamiliarización de un objeto, d
- Page 415: A pesar de ser una novela focalizad
- Page 419 and 420: que aunque no fue completo ha hecho
- Page 421 and 422: hacia las afueras” (Siete domingo
- Page 423 and 424: informa, se embravece y se empodera
- Page 425 and 426: calle durante la fiesta popular dec
- Page 427 and 428: colectivo que cree firmemente en la
- Page 429 and 430: papel de la voz: el sujeto marginal
- Page 431 and 432: civilizada, como en el parlamento,
- Page 433 and 434: Junto a su carácter disciplinar y
- Page 435 and 436: fracaso -así se explicaría el des
- Page 437 and 438: de la Segunda República, una escen
- Page 439 and 440: grupos al Peninsular. Todos contest
- Page 441 and 442: masa, se disuelven y ceden paso a l
- Page 443 and 444: Los dispositivos de control no tien
- Page 445 and 446: lazos emocionales típicos del mund
- Page 447 and 448: intereses enfrentados de Samar y Vi
- Page 449 and 450: el calibre 6,35 en el bolsillo” (
- Page 451 and 452: estrechan los unos contra otros) co
- Page 453 and 454: perpetua construcción. Como se ha
- Page 455 and 456: EPÍLOGO (CON FIN) Al cabo de la le
- Page 457 and 458: afirmado, apela al corazón del lec
- Page 459 and 460: conflicto, de la protesta y de la p
- Page 461 and 462: BIBLIOGRAFÍA “Carta de Valle-Inc
- Page 463 and 464: ---. Hojas sueltas. Madrid: Caro Ra
- Page 465 and 466: Brooks, Peter. Body Work: Objects o
en el que “no hay más que ladrones y muertos de hambre”, plagado de “piojos y<br />
podredumbre” (Siete domingos 233) y al que “la brigada social tenía siempre quehacer<br />
atrasado” (41). Mediante esta construcción el narrador concede una visibilidad al<br />
barrio, no sólo a modo de crítica social, sino como espacio en el que se concentran<br />
gentes que desafiarán las leyes del determinismo ambiental y se alzarán contra su<br />
situación de podredumbre. No deja de ser significativo que a pesar de la miseria y<br />
oscuridad que domina este barrio, Sender se refiere al mismo como “una barriada<br />
luminosa y alegre” (143), precisamente porque es una barriada obrera, expresión<br />
reservada para las barriadas que crecieron más allá del ensanche según documenta<br />
Juliá (Madrid 1931-1934 48), no tanto porque sean obreros los que pueblen estas<br />
zonas, sino por la cantidad de pequeñas industrias, de artesanos y de tiendas que dan<br />
el aire de una intensa vida de trabajo a estas zonas. De aquí mana la luminosidad del<br />
torrente proletario responsable de la estrategia de los anarcosindicalistas y de la<br />
destrucción de todo vestigio de instituciones gubernamentales.<br />
Como insinuara Isidro Maltrana en La horda o Víctor en La Venus mecánica,<br />
Madrid depende del extrarradio para funcionar, pues la urbe “no existía sin el esfuerzo<br />
de aquellos hombres de los arrabales, a quienes la urbe arrojaba con desdén al infierno<br />
de las zahurdas” (Venus 267), siendo necesario que esas densas barriadas obreras “que<br />
se agarraban a la urbe moderna” (82) se movilicen para “darle al conflicto un carácter<br />
revolucionario” (268). La movilización en el extrarradio pasa por proporcionar ideas y<br />
armas, tanto al norte como al sur. El sur “vivirá su primera gran revolución industrial”<br />
alrededor de los años veinte por localizarse allí “no sólo los ingentes talleres de MZA,<br />
sino fábricas de cerveza, como El Águila, Gas Madrid y grandes compañías de<br />
material eléctrico, como Osram y Standard Eléctrica” (Esteban, El Madrid 17).<br />
Recordemos que uno de los capítulos sobre una reunión clandestina de los<br />
408