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30.04.2013 Views

aumento de precios de productos básicos y la consecuente crisis económica. 102 Será en este momento cuando otra organización, la CNT, entre en escena y mediante la práctica de la agitación callejera, se disponga a movilizar a las masas de obreros que llegaban a la ciudad sin cualificar y que ahora se quedaban desempleados, como manifestará la llamada y participación en la huelga general narrada por Sender en Siete domingos rojos. La obsesión por la organización del sindicato ugetista es evidente en la novela de Benavides a través de los turnos que educadamente toman los obreros en la asamblea de la Casa del Pueblo a la que asiste Arias. Adelantando la presencia alocada e impulsiva de los trabajadores cenetistas en la calle de Siete domingos rojos, Arias no puede sino percatarse de que en la calle la misión del obrero, del “monstruo de mil cabezas” parecía ser “la de pedir aumento de jornales y disminución de horas de trabajo”, mientras que en el interior de la Casa del Pueblo predomina el respeto de los obreros, “la exigüidad de los temas que se discutían, el temple realista del marxismo, la ecuanimidad y las convicciones de sus hombres… No es que ellos amasen al patrono, pero sabían que convenía conservar los instrumentos de producción hasta que pudieran realizar mejor sus funciones de creadores de riqueza” (Un hombre 219-20). El buen orden del sindicato obrero deriva también de la convicción, a la que apunta Juliá, de que el obrero comienza a ser algo cuando se organiza, “hasta el punto de que no habrá obrero consciente que no esté organizado” (Madrid 1931-1934 157). De ahí el papel fundamental de pertenecer a la sociedad 102 Señala Juliá que la UGT no era en Madrid un sindicato de masas, sino una unión gremio-artesanal de trabajadores de oficios. Fueron las masas precisamente las que dislocaron la organización obrera del sindicato, pues su estructura basada en un orden jerárquico interno se vio amenazada con la presencia de “gente en bloque” (Cordero, citado en Juliá, Madrid 1931-1934 170), esto es, masas de obreros que llegaron a la capital en busca de oficio y que con la crisis económica se quedaron sin empleo. Es por ello que, siendo la UGT una federación integrada de sociedades de oficios, su crisis acontecerá al mismo tiempo que la crisis general de los oficios. 386

ugetista para adquirir una conciencia y con ésta, una misión social que apunte a la conquista del Poder. Afiliarse al grupo obrero socialista constituye una opción atractiva para Arias, una respuesta a su indeterminación y a su búsqueda de pertenencia. Sentirse parte de un grupo da en cierto modo sentido a la vida –recordemos cómo la masa de huelguistas que rodea al personaje de Lamentación al final de la novela lo salva de la muerte. Sin embargo, aún con el atractivo que se desprende de dicha unión con la masa ugetista, el personaje es consciente de la dificultad de incorporarse a la multitud desde su posición burguesa, educación y formación intelectual: “Comprendió lo difícil que era para los nacidos en los medios sociales de la burguesía, y tanto más difícil cuando más varia y compleja fuera su formación intelectual, aceptar la disciplina de las masas y perderse en ellas. Por la naturaleza de la masa misma, ésta los repelía, se les hacía inasible” (Un hombre 74). Se puede interpretar esta dificultad a mezclarse con la masa desde la argumentación de Le Bon, luego tomada y criticada por Freud, de la merma del rendimiento intelectual experimentada por el individuo a raíz de su fusión en la masa. Dice Le Bon: “In the collective mind the intellectual aptitudes of the individuals are weakened… crowds can never accomplish acts demanding a high degree of intelligence” (The Crowd 32). Sin duda estas palabras traen a colación el famoso aforismo de Schiller: “Cada cual, si se lo ve solo, es pasablemente listo y sabio; cuando están in corpore, os parecerán unos asnos”. Le Bon, con el objetivo de pintar un retrato lo más espeluznante y aterrador posible de las masas, no tiene ninguna duda de que al entrar a formar parte de las mismas, el individuo pierde todo sentido de la responsabilidad, se deja “hipnotizar” y adopta un actitud contraria a su naturaleza que le hace descender “several rungs in the ladder of civilisation” (36). Quizás Ramón Arias es consciente de esta transformación, de este “descenso” y por 387

ugetista para adquirir una conciencia y con ésta, una misión social que apunte a la<br />

conquista del Poder.<br />

Afiliarse al grupo obrero socialista constituye una opción atractiva para Arias,<br />

una respuesta a su indeterminación y a su búsqueda de pertenencia. Sentirse parte de<br />

un grupo da en cierto modo sentido a la vida –recordemos cómo la masa de<br />

huelguistas que rodea al personaje de Lamentación al final de la novela lo salva de la<br />

muerte. Sin embargo, aún con el atractivo que se desprende de dicha unión con la<br />

masa ugetista, el personaje es consciente de la dificultad de incorporarse a la multitud<br />

desde su posición burguesa, educación y formación intelectual: “Comprendió lo difícil<br />

que era para los nacidos en los medios sociales de la burguesía, y tanto más difícil<br />

cuando más varia y compleja fuera su formación intelectual, aceptar la disciplina de<br />

las masas y perderse en ellas. Por la naturaleza de la masa misma, ésta los repelía, se<br />

les hacía inasible” (Un hombre 74). Se puede interpretar esta dificultad a mezclarse<br />

con la masa desde la argumentación de Le Bon, luego tomada y criticada por Freud,<br />

de la merma del rendimiento intelectual experimentada por el individuo a raíz de su<br />

fusión en la masa. Dice Le Bon: “In the collective mind the intellectual aptitudes of<br />

the individuals are weakened… crowds can never accomplish acts demanding a high<br />

degree of intelligence” (The Crowd 32). Sin duda estas palabras traen a colación el<br />

famoso aforismo de Schiller: “Cada cual, si se lo ve solo, es pasablemente listo y<br />

sabio; cuando están in corpore, os parecerán unos asnos”. Le Bon, con el objetivo de<br />

pintar un retrato lo más espeluznante y aterrador posible de las masas, no tiene<br />

ninguna duda de que al entrar a formar parte de las mismas, el individuo pierde todo<br />

sentido de la responsabilidad, se deja “hipnotizar” y adopta un actitud contraria a su<br />

naturaleza que le hace descender “several rungs in the ladder of civilisation” (36).<br />

Quizás Ramón Arias es consciente de esta transformación, de este “descenso” y por<br />

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