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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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figurándome emancipado de la tutela cotidiana. El hombre nace en posesión de<br />

una magnífica rebeldía y la sociedad se propone, desde niño, apoderarse de él,<br />

domesticarlo, hacerlo una cifra del enorme cociente universal. (Venus 253-54)<br />

El hogar, símbolo del matrimonio, el aburguesamiento y la sujeción contrasta con la<br />

libertad de movimientos que el hotel que el mismo Giménez Caballero asociaba con el<br />

viaje, el movimiento y la domesticidad. En una reflexión que revela un claro<br />

paralelismo con Tristana y su domesticación por vía del encerramiento en el hogar,<br />

desde la perspectiva de Víctor “domesticar” al individuo es sujetarlo, cotidianizarlo,<br />

disciplinarlo y recortar sus movimientos físicos, esto es, “castrarlo” en relación al<br />

personaje galdosiano. Una vez más, el dilema se reduce al dinamismo propio del<br />

entorno urbano. Hay que leer estas palabras de Víctor a la luz de la importancia que<br />

tiene la calle en la novela, como espacio itinerante por excelencia de la modernidad y<br />

como motor de la vida de los personajes que se van perfilando a través de las<br />

peripecias que les sobreviven en su recorrido por el espacio urbano, un espacio que<br />

por su naturaleza les otorga libertad, desenfreno y capacidad de movimiento. Bolaños<br />

explica el atractivo que ofrece lo efímero y la importancia de la calle en esta<br />

experiencia urbana:<br />

La vida efímera y fugaz asalta al paseante con una imaginería saltarina,<br />

vibrante, inconexa y le impone la diferencia y la complejidad como estímulos<br />

poéticos, suscitando en su ánimo el placer fugitivo de la circunstancia,<br />

entregándole al tempo propio de la ciudad. Paradójicamente, es en la calle<br />

donde uno es más uno-mismo. Porque, en los tiempos que corren, la verdadera<br />

redención de la subjetividad sólo puede obtenerse si se acepta el nervio<br />

saturado de la metrópoli. Porque sólo la ciudad está a la altura de la<br />

complejidad de nuestra existencia. (“La ciudad” 15)<br />

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