'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University
'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University 'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University
Aunque vive en las Carolinas este personaje no pertenece estrictamente a la horda de traperos. Tras regentar una imprenta de periódicos “que nadie leía” y ejercer de trapero como “pretexto” por un corto periodo de tiempo el personaje termina por dedicarse exclusivamente a la caza, “su verdadera profesión” (La horda 73), una afición que tira de él “como una influencia ancestral, una herencia de sus antepasados” (72). Una vez más, se pone así de manifiesto el peso de la herencia determinante del destino del personaje. Nacido para la “acción violenta” (73), el Mosco no sigue ninguna ley: “era un insocial; se ahogaba dentro de la villa; le repugnaban las calles con sus aglomeraciones de personas marchando en la misma dirección” (73). En el imaginario del personaje, la villa y sus calles se revelan como sinónimo de orden y civilización y por tanto de formulación social con leyes morales y sociales que imponen límites a sus acciones. Así lo expresa Alborg cuando afirma que el Mosco “había logrado evadirse de toda sujeción, para vivir independiente y libre, como un primitivo” (Historia 684). El sujeto se alza contra toda limitación, se sitúa al margen de lo social así como de lo geográfico para “considerar la tierra como suya, sin respeto a tapias que podía saltar, ni a leyes representadas por hombres que eran mortales como él” (La horda 74). Puede decirse que el Mosco vive en un estado natural en un sentido hobbesiano como el estado en el que se encontraba el ser humano antes de la organización de la vida social, un estado de guerra permanente de todos contra todos donde el hombre es un lobo para el hombre y donde prima la ley del más fuerte. En efecto, el Mosco y sus compañeros de caza, “gentes duras y amigas de la pólvora” (69) acuden a los terrenos reales del Pardo para entregarse “a una guerra salvaje, ingenua, sin disfraces de civilización… a las puertas de una gran población, a una vida prehistórica” (73-74). No es de extrañar que el personaje haya hecho del campo, escenario de lucha y constante conflicto entre sujetos que carecen 246
de orden y gobierno, su hábitat natural. En esta guerra constante el individuo depende para su seguridad y supervivencia de su propia fuerza e ingenio, señala Hobbes; de ahí que el personaje desarrolle un fuerte instinto de conservación orientado a la obtención de su propio beneficio, porque según Rousseau los seres humanos son “free to pursue their natural tendencies for self-preservation and enrichment if left unfettered by external forces” (Wraight 21). Se desarrollan así prácticas de subsistencia típicas del mundo natural, según Williams, “the very different practices of hunters” (Country 1): el personaje matará y cazará para alimentarse y repartir su cacería entre los vecinos, transgrediendo la frontera entre lo legal y lo ilegal y consciente de su transgresión saltará sin miedo esa “tapia sombría tras la cual estaba lo ilegítimo, lo vedado, la amenaza del guarda con su escopeta” (La horda 87-88). En la huida al mundo natural reside una decisión política de vivir al margen de las leyes (lo que al mismo tiempo vendría a despojar a este mundo de su dimensión “natural”). La transgresión de leyes geográficas, morales y sociales por parte del Mosco lo identifican como un “dañador peligroso que había hecho frente” (La horda 223), siendo castigado por ello con la muerte. 61 Identificado a menudo como “fiera” – clasificación que justifica su exclusión en terrenos afuera de la civilización—el Mosco será cazado y abatido con varios balazos “en la frente, otro en la boca… plomo por todas partes” (223) quedando “con la cabeza destrozada y manando sangre” (91) como los conejos que él mismo había asesinado días antes. Los guardas, representantes del orden, del poder y de la artificialidad de las leyes sociales son figuras autoritarias necesarias entre los sujetos que carecen de orden y gobierno cuyos 61 Las acciones humanas del Mosco se desarrollan al margen de cualquier consideración moral como resultado de las pasiones, un elemento negativo de la conducta humana que hacen al ser humano malo por naturaleza (Hobbes, Leviatán 209). Prueba de la “maldad” de la naturaleza del ser humano y de sus pasiones es que cuando el Mosco caza conejos, la masacre le produce un placer, un “goce brutal de la destrucción” (91) que es independiente de la necesidad de autoconservación y supervivencia de los necesitados. 247
- Page 203 and 204: en torno a la violencia -justificad
- Page 205 and 206: terrorismo nunca pasó de ser una d
- Page 207 and 208: espumosa” que corre indómita a
- Page 209 and 210: asada en las abismales diferencias
- Page 211 and 212: crucial para una concienciación po
- Page 213 and 214: municipales en el camino del Este,
- Page 215 and 216: diferencia esencial. El trapero de
- Page 217 and 218: verticales como horizontales, ponen
- Page 219 and 220: uen conocedor de la geografía madr
- Page 221 and 222: dentro de su casco urbano, pero sig
- Page 223 and 224: a la vez que clasifica, excluye y s
- Page 225 and 226: “con los garbanzos sobrantes de l
- Page 227 and 228: su propio beneficio y el buen funci
- Page 229 and 230: Los conocimientos médicos de Baroj
- Page 231 and 232: está presente en la novela, tanto
- Page 233 and 234: más débil: “Da rabia pensar que
- Page 235 and 236: “todo lo que lo distingue de todo
- Page 237 and 238: que el caminar libremente les conce
- Page 239 and 240: la óptica del otro y en un continu
- Page 241 and 242: privilegiada superioridad, ilusión
- Page 243 and 244: “conserva” a Isidro, pero en cu
- Page 245 and 246: inútiles, como dejará constancia
- Page 247 and 248: y un exceso de razonamiento había
- Page 249 and 250: haciendo imposible la existencia. L
- Page 251 and 252: enfermedad. De manera más nítida
- Page 253: 2.2.3. Los márgenes de los márgen
- Page 257 and 258: las bestias hambrientas cegadas por
- Page 259 and 260: proletario se conciencie: al obrero
- Page 261 and 262: entre Juan e Isidro: el despertar d
- Page 263 and 264: añaden complejidad al relato, comp
- Page 265 and 266: desheredado está obligado a recorr
- Page 267 and 268: ciudadela” (Juventud 219). De ah
- Page 269 and 270: profundas transformaciones urbanís
- Page 271 and 272: escenario donde confluyen “dreams
- Page 273 and 274: las vías y de tranvías que se lle
- Page 275 and 276: con el fin de establecerse como lit
- Page 277 and 278: colectivo que hace de este espacio
- Page 279 and 280: la tercera actitud a la que se refi
- Page 281 and 282: la naturaleza: “Our whole life al
- Page 283 and 284: contacto ambos mundos, tradición y
- Page 285 and 286: moderno ambiente urbano. Cuando hab
- Page 287 and 288: sharp discontinuity in the grasp of
- Page 289 and 290: eternos monologueadores de nuestras
- Page 291 and 292: pobre criada que lo atiende en la c
- Page 293 and 294: Introduje las manos en el bolsillo
- Page 295 and 296: encontrar la dirección de su casa
- Page 297 and 298: señala Baker, “the banks mounted
- Page 299 and 300: una mujer que no sabe leer?” (134
- Page 301 and 302: Comencé a mirarlas, preferentement
- Page 303 and 304: como él mismo afirma en varias oca
de orden y gobierno, su hábitat natural. En esta guerra constante el individuo depende<br />
para su seguridad y supervivencia de su propia fuerza e ingenio, señala Hobbes; de<br />
ahí que el personaje desarrolle un fuerte instinto de conservación orientado a la<br />
obtención de su propio beneficio, porque según Rousseau los seres humanos son “free<br />
to pursue their natural tendencies for self-preservation and enrichment if left<br />
unfettered by external forces” (Wraight 21). Se desarrollan así prácticas de<br />
subsistencia típicas del mundo natural, según Williams, “the very different practices<br />
of hunters” (Country 1): el personaje matará y cazará para alimentarse y repartir su<br />
cacería entre los vecinos, transgrediendo la frontera entre lo legal y lo ilegal y<br />
consciente de su transgresión saltará sin miedo esa “tapia sombría tras la cual estaba<br />
lo ilegítimo, lo vedado, la amenaza del guarda con su escopeta” (La horda 87-88). En<br />
la huida al mundo natural reside una decisión política de vivir al margen de las leyes<br />
(lo que al mismo tiempo vendría a despojar a este mundo de su dimensión “natural”).<br />
La transgresión de leyes geográficas, morales y sociales por parte del Mosco lo<br />
identifican como un “dañador peligroso que había hecho frente” (La horda 223),<br />
siendo castigado por ello con la muerte. 61 Identificado a menudo como “fiera” –<br />
clasificación que justifica su exclusión en terrenos afuera de la civilización—el<br />
Mosco será cazado y abatido con varios balazos “en la frente, otro en la boca… plomo<br />
por todas partes” (223) quedando “con la cabeza destrozada y manando sangre” (91)<br />
como los conejos que él mismo había asesinado días antes. Los guardas,<br />
representantes del orden, del poder y de la artificialidad de las leyes sociales son<br />
figuras autoritarias necesarias entre los sujetos que carecen de orden y gobierno cuyos<br />
61<br />
Las acciones humanas del Mosco se desarrollan al margen de cualquier consideración moral como<br />
resultado de las pasiones, un elemento negativo de la conducta humana que hacen al ser humano malo<br />
por naturaleza (Hobbes, Leviatán 209). Prueba de la “maldad” de la naturaleza del ser humano y de sus<br />
pasiones es que cuando el Mosco caza conejos, la masacre le produce un placer, un “goce brutal de la<br />
destrucción” (91) que es independiente de la necesidad de autoconservación y supervivencia de los<br />
necesitados.<br />
247