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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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caminos” (297) y soslayando cualquier posibilidad de representación a nivel urbano y<br />

con ésta de supervivencia.<br />

Se gesta así un nuevo sujeto: el mendigo, cuya funcionalidad y única forma de<br />

subsistencia en la calle del centro urbano es recurrir a su capital social de relaciones<br />

en términos bourdianos esto es, “a durable network of more or less institutionalized<br />

relationships of mutual acquaintance and recognition” (“Forms of Capital” 110), en<br />

definitiva sus “conexiones” y obligaciones sociales: pedirá limosna, primero a los<br />

“fuertes”, a los amigos de las redacciones, los administradores y concejales del<br />

Ayuntamiento, pero después a los de su casta, sujetos marginales como él pero que<br />

han sabido adaptarse al medio y subsistir: Manolo el federal, quien trabaja en la<br />

Puerta del Sol y su tío el Ingeniero. Sin embargo, estas conexiones resultarán<br />

infructuosas, poniendo de manifiesto que ni el capital cultural es válido en una<br />

sociedad con profundas diferencias sociales en la que “los nutridos de griego y latín<br />

están muertos de hambre” (La horda 231) ni el personaje ha sabido (o podido)<br />

desarrollar estrategias de inversión de su capital social el cual que le permitiría<br />

mantener “social relationships directly usable in the short or long term” (Bourdieu,<br />

“Forms of Capital” 111). Ante tal escenario, sólo le queda mendigar. Según Del<br />

Moral el mendigo puede serlo de oficio –las gitanas del barrio de las Cambroneras se<br />

dirigen cada mañana a Madrid a desempeñar su trabajo, esto es, pedir limosna y ganar<br />

el pan de cada día para su familia—o por necesidad, como efectivamente es el caso de<br />

Maltrana, cuya mendicidad se debe a una situación extrasocial o al paro forzoso<br />

(Sociedad madrileña 103). La mendicidad era una plaga callejera que Madrid arrastra<br />

desde fin de siglo, comentada incluso en la prensa: “El pobre de oficio es una plaga…<br />

pero el pobre accidental es una inmensa desgracia social” (Los Lunes, 1 febrero<br />

1886), un hecho que vuelve a confirmar la estrecha asociación entre pobreza y<br />

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