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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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está presente en la novela, tanto en relación a la cría y venta de animales domésticos<br />

que según Del Moral era una de las actividades más características de los traperos<br />

junto a la venta de basuras (Sociedad madrileña 61), como para establecer una<br />

comparación con los mismos. Los seres humanos se mezclan con los animales en las<br />

calles marginales, sufriendo de las mismas carencias. En la apertura de la novela<br />

apunta el narrador que el grupo de proletarios, obreros y traperos comienzan su desfile<br />

en Cuatro Caminos hacia la población con sus asnos que en su calidad de bestias<br />

“imitan al amo” (La horda 7) en su paseo callejero. Esta práctica mimética es mutua,<br />

ya que los habitantes de las Carolinas emiten voces “imitando el gruñido de varios<br />

animales” (214). Algo parecido ocurre en el barrio de las Carolinas cuando en su<br />

paseo, Isidro observa con repugnancia a los cerdos corraleros, “animales sórdidos, de<br />

salvaje voracidad” (111) que buscan alimentos entre las montañas de basura en las<br />

calles en una escena análoga a la de los traperos que buscan su subsistencia entre los<br />

despojos abandonados en la ciudad. Las costumbres y rarezas de las gentes de las<br />

Cambroneras les ganan el apelativo de “ganado” (268). En este barrio las “hembras”<br />

son “pájaros vivarachos y parleros” que alimentan con el pan “en el pico” (275) a la<br />

familia y son a menudo repelidas por los payos en la puerta de Toledo “como si<br />

fueran perros” (272). El mundo gitano y los animales comparten el mismo espacio<br />

privado en el hogar en el que “no existían tabiques… en el fondo de la casucha, con la<br />

cabeza hundida en cajones que servían de pesebres y las grupas frente a la puerta,<br />

estaban los caballos, las mulas y los burros que constituían la fortuna de la familia.<br />

Los colchones astrosos, apilados en un rincón, se extendían por la noche junto a las<br />

patas traseras de las bestias, durmiendo la familia y su capital acariciados por el calor<br />

del común estiércol” (273). No sólo el estilo de vida es común a humanos y bestias,<br />

sino que la subsistencia de ambos llega por la misma vía: el ahumamiento limpia por<br />

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